You are on page 1of 176
S. I. KOVALIOV HISTORIA DE ROMA Ill EL IMPERIO EDITORIAL FUTURO / a3¢ J K 22h, S. I. KOVALIOV Traduccién del italiano de Marceto Ravontr ‘HISTORIA DE ROMA, Tomo III. - El Imperio EDITORIAL FUTURO 6. R. L., 1959 ‘Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Iwpreso EN LA ARGENTINA EDITORIAL FUTURO S$. R, L, BUENOS AIRES Capiruto I lODOS Y FUENTES DE LA HISTORIA DEL IMPERIO , Subdivisién en periodos de la historia del Imperio.—La ae del Imperio se puede subdividir en los siguientes lodos: I, Principado de Augusto (80 a.C.-14 d.C.), Periodo de eaccién y de perfeccionamiento de la organizacién imperial. II. Perfodo del régimen terrorista y su fin (14-69) , Periodo del gobierno de los emperadores de la estirpe Julia-Claudia. \umento de la oposicién republicana y lucha contra ella con inétodos terroristas. Guerra civil del 68-69. _ III. Apogeo del Imperio (69-161). Gobierno de los Fla- og y de los primeros Antoninos. Extensién de la base social de la autoridad imperial y su consolidacién, IV. Crisis del Imperio (161-284). Gobierno de los tiltimos \ntoninos y su fin, Guerra civil del 193. Gobierno de los Severos y tentativa de detener la crisis con la militarizacion del Imperio. Crisis general del Imperio del siglo m. __ V..Epoca de Diocleciano y Constantino (284-337), Debili- iento momentdnco de la crisis. Perfudo de la monarquia bsoluta burocrdtico-militar. VI. Caida del Imperio (fin del siglo 1v-fin del siglo v). ucién de los esclavos e invasién de los barbaros, Fuentes literarias de la historia del Imperio.— Los diferen- tes pea de Ia historia del Imperio estan documentados por las fuentes literarias con gran disparidad. La época ‘del primer _Imperio (siglo 1) es la més ampliamente ilustrada. Entre los itores que ya conocemos, escribieron sobre esta época Plutar- ia (en las biografias de los emperadores Galba y Otén) , Dién Casio (desde el libro 52° hasta el 679; de los cuales nos han 8 Ss. lL KOVALIOV legado los que van del 619 al 679 en Ios extractos de Jifilino) y Suetonio (biografias de Augusto, Tiberio, Cayo Caligula, Claudio, Nerén, Galba, Otén, Vitelio, Vespasiano, Tito y Domiciano) . Al mismo periodo se refiere también Ticito, el mas grande historiador romano, cuya obra constituye una fuente literaria de fundamental importancia. Publio! Cornelio Tacito (apro- ximadamente 55-120) provenia de una familia de caballeros italos bastante rica y habia recibido una magnifica educacién. Habia iniciado la carrera bajo los Flavios: en el 88 fué pretor, en el 97 cénsul con Nerva. Algunas veces tuvo también cargos importantes en las provincias. Parece ser que murié en los primeros afios del imperio de Adriano. La primera obra literaria de Tacito fué el Didlogo sobre los oradores (alrededor del 81), en el que razonaba sobre las causas de la decadencia de la oratoria en Roma. Tacito pensa- ba que estas causas debian buscarse en la falta de libertad de la vida politica bajo los emperadores, Quince afios después, Tacito escribia la biografia de su suegro, Vida de Agricola, obra que contiene datos interesantes sobre Britania. El largo intervalo entre la primera y la segunda obra se explica por el hecho de que, durante el gobierno de Domiciano, no habia posibilidad alguna de libre creacidn literaria, Casi contempo- raneamente a la Vida de Agricola, aparecié una de las obras mas importantes de Tacito, Germania, breve compendio de nociones geograficas y etnogrdficas que contenia la descripcién del pais y de las costumbres de las tribus germanas. Este estu- dio de Tacito constituye la fuente principal para la historia antigua de aquellos pueblos. Es poco probable que haya sido escrito en base al conocimiento personal del pais y de sus habitantes por parte del autor. Lo mds seguro es que los datos de Ticito se basen en producciones literarias y descripciones de personas que habian pasado algtin tiempo en Germania. Cuando Tacito empezé a trabajar sobre sus obras mayores (Las Historias y Los Anales), era ya un escritor maduro y posefa ademds una gran experiencia en la funcién publica. Las Historias fueron escritas probablemente entre el 105 y el 109. En su edicién original comprendian 12 libros y abrazaban 1 El nombre propio de Tacito no esta establecido con precisién. En el més antiguo manuscrito mediceo de sus Anales es Hamado Publio, HISTORIA DE ROMA 9 periodo desde el 68 al 96, es decir desde la muerte de Nerén sta el asesinato de Domiciano. Hasta nosotros sélo han llega- } los primeros 4 libros y parte del 5%. Los Anales, escritos ledor de los afios 115 al 117, se subdividian, segiin parece, 18 libros, de los que nos han llegado los primeros 4, frag- entos del V, y el VI, mas o menos la mitad del XI, el XII, el JIT, el XIV, el XV y la primera mitad del XVI. En Los nales se exponen los acontecimientos desde la muerte de uugusto hasta la de Nerén (14-68). De modo que las dos obras rincipales de Tacito dan un cuadro completo de la historia : ana de casi todo el siglo 1 y constituyen también, en su @stado actual, una fuente excepcionalmente valiosa para la historia de los primeros tiempos del Imperio. Tacito fué el mds grande de los historiadores romanos, y uno de los mds eminentes historiadores antiguos en general. Pero habra que convenir que no se lo puede poner al mismo nivel que Tucidides 0 Polibio: no tiene la objetividad de los ‘andes historiadores griegos, no posee la capacidad de descu- ie Jas causas fundamentales de los hechos histéricos; en realidad, demuestra no tener ninguna concepcién de la histo- tia. Fué sobre todo un artista: en este sentido, es el tipico representante de la historiografia antigua que, salvo poquisi- mas excepciones, fué mds un arte literario que una ciencia. Tacito fué un gran psicélogo. Si nos fuera permitido hablar de una cierta concepcidén “metodoldgica” suya, ésta consiste en su individualismo psicoldgico: la personalidad con su particular psicologia es para Ticito el principal impulso de la Historia. Y Tacito, con toda la fuerza de su talento artistico, se dedicdé a la descripcién de las personalidades histéricas. En sus obras principales el historiador romano dié un cuadro vibrante de dramatismo de la degeneracién del princi- pado de Augusto en la sanguinaria tirania de sus sucesores. Descripto con un estilo conciso pero sin embargo extraordina- riamente expresivo, pleno de vivos ejemplos, este cuadro tuvo una influencia decisiva sobre todo el desarrollo posterior de la historiografia dedicada al siglo 1 del Imperio. Las figuras creadas por Ticito se hicieron tradicionales tanto en la ciencia como en el arte mundiales, y cualquier tentativa de corregirlas, de dar a las figuras y a la actividad de los primeros emperado- res romanos rasgos distintos, ha sido vano hasta el dia de hoy. 10 S. I. KOVALIOV ¢Hasta qué punto el cuadro descripto por Tacito corres- ponde a la realidad? Si nos referimos a los hechos no podemos acusar al historiador de falsificaciones conscientes, Tacito sabta muy bien que el primer deber del historiador consistia en la reconstruccién prolija y cuidadosa de la realidad de los hechos en favor de la realidad objetiva. Se sirvié largamente de todo el material literario de fines de la Republica y comienzos del Imperio: obras histéricas, memorias, libelos, discursos, etc. Es indudable que pudo consultar importantes documentos oficia- les. Ademds pertenecia a la alta burocracia imperial, estaba al corriente de la politica del momento y no carecia de los cono- cimientos militares y politicos que son indispensables para el historiador. En efecto, en los casos en que tenemos la posibilidad de controlar la exposicién de Técito con fuentes literarias parale- las (Plutarco, Dién Casio, Suetonio, etc.) 0 con documentos, constatamos que no podemos hacerle ningtin reproche por alteracién de los hechos. Las cosas son distintas si consideramos su modo de reagru- par e interpretar los hechos. Tcito era partidario de la repti- blica aristocrtica: sus simpatias hacia esa forma de gobierno no se resentian ni siquiera por el hecho de que comprendia la inevitabilidad del advenimiento de la monarquia. Seguia siendo un inconsolable republicano. Odiaba particularmente la forma despética que la monarquia habia tomado con los suce- sores de Augusto. De ahi la prevencién del historiador en la presentacién del gobierno de los emperadores de las dos dinas- tfas. No altera los hechos, pero los selecciona y los agrupa unilateralmente. El arbitrio, las violencias sanguinarias, la refinada depravacién estén mostradas a la luz, mientras que la actividad positiva de los emperadores la deja tendenciosa- mente en las sombras. A esto debe agregarse el pathos’ de moralista que condena severamente el vicio, y el talento del gran artista en busca de conflictos y contrastes dramaticos. Como consecuencia de todas estas caracteristicas en la obra de Tacito, la representacién que nos da de la actividad de Tiberio, Cayo César (Caligula), Claudio, Nerén y Domiciano exige correcciones sustanciales. No sélo a priori resulta impo- sible creer que el Estado romano haya podido resistir muchos afios dominado por locos, sino que los hechos (muchas veces HISTORIA DE ROMA uy ignados por el propio Tacito) demuestran lo contrario, lo que hablan de muchas medidas inteligentes tomadas por personas cuyo lugar debié haber sido el manicomio, ;cémo fa esto ser posible? Evidentemente, el gran historiador ano fué demasiado subjetivo. Pero, como ya hemos dicho antes, “corregir” a Tacito no facil. Especialmente, porque la segunda fuente principal ra la historia del siglo 1, las biografias de Suetonio, nos da sustancia el mismo cuadro de crimenes irracionales y de wuinaria depravacién de los emperadores. Los motivos que pulsaron a Suetonio son totalmente distintos: si Tacito, al describir la evolucién de la autocracia de Augusto hacia el despotismo, expresaba las ideas de la oposicién republicana, Suetonio no se inspiraba en absoluto en tan altos fines. El autor de las Vidas de los doce Césares es antes que nada un ‘Narrador ameno (ver tomo II, pag. 165) , el aspecto politico de Tas cosas no le interesa para nada. Acepta el imperio en su conjunto, y las biografias sélo son para él una reunién de relatos y anécdotas amenas, Cuanto mds picantes eran esas anécdotas, mds gustaban al publico. De ahi la tendencia a detalles pornogrificos, a la descripcién de perversiones y exce- $0$ sanguinarios. Ciertamente también Ja obra de Suetonio contiene mucho material precioso; pero no puede proporcio- narnos ninguna nueva luz y ningtin nuevo juicio critico sobre Ja época que tratamos. La tercera fuente literaria, Dién Casio, carece de origina- lidad porque toma sus informaciones sobre todo de Tacito y de Suetonio. Lo mismo hay que decir de la mayorfa de los escritores de segundo Plano de la ultima ¢poca del Imperio, eseritores que ya hcmos rccordado en la parte I: Eutropio, Aurelio Victor y Orosio. Excepcion a la regla es, en cierto modo, Cayo Velayo Patérculo (ver tomo I, pag. 165). Oficial en tiempos de Tiberio, en la ultima parte de §u obra se deticne especialmente en el gobierno de este monarca. Su expo- ficién adquiere en este punto un tono de panegirico que habria podido servir de correlativo a Ja tradicién de Tacito si Velayo no hubiera caido en el cxtremo opuesto, En Valerio Maximo (ver pig. 34 del tomo I). Ja adulacién del cortesano a Tiberio aparece atin mas evidente. Muchos datos preciosos para la historia del primer imperio se encuentran también en el escritor hebreo Josefo Flavio (mas o menos 37-100) . A él pertenecen 4 obras que han Hegado bay Ss. lL KOVALIOV hasta nosotros escritas en lengua griega: Historia de la guerra judaica (en 7 libros), Antigiiedades judaicas (en 20 libros), Contra Apidn y Awtobiografia. La més interesante para la his. toria de Roma es la Historia de la Guerra Judaica que contiene la historia de la rebelién en Judea de los aiios 66-70. Durante el curso de la rebelidn, Josefo tuvo por cierto tiempo una funcién directiva, y por lo mismo estaba bien informado sobre los acontecimientos. Es cierto que su posicién prorromana y la tendencia a presentar sus propias acciones del modo mds ven- tajoso Io hacen en gran parte subjetivo; pero con todo, la obra es una buena fuente. También en las obras de Josefo hay mu- chas indicaciones valiosas referentes a la historia romana. Entre los escritores de caracter no histérico presentan gran interés para la historia de los primeros tiempos del Imperio las obras de Plinio el Joven, amigo de Tacito. Cayo Plinio Cecilio Segundo el Joven eta sobrino e hijo adoptivo del famoso sabio Plinio el Viejo, muerto durante la erupcién del Vesubio del 24 de agosto del 79. Durante el imperio de Traja- no, Plinio el Joven gozé de una gran influencia y ocupé varios puestos importantes: en el 100 fué cénsul, del 111 al 113 gober- né las provincias de Bitinia y el Ponto, De sus escritos nos han llegado las Cartas a los amigos y al propio emperador, y el Panegirico de Trajano. Las primeras son de gran valor histé- rico, el segundo es de menor interés, valido sélo como ejemplo de la literatura cortesana de adulacién. Las obras cientificas y técnicas de los primeros tiempos del Imperio no sdlo proporcionan abundante material para la historia de la ciencia y la técnica romana; contienen también datos interesantes para la historia en general. Entre ellas pode- mos sefialar la obra de Vitruvio Sobre la arguitectura, la Historia Natural de Plinio el Viejo, el escrito sobre los acue- ductos de Frontino®, Las relaciones agrarias y Ia técnica agri- cola del siglo 1 d.C. estan magnificamente descriptas en el De re rustica de Columela 3. : Los numerosos escritos de Séneca sobre temas filoséficos- morales proporcionan también un éptimo material para conocer las caracteristicas de la época. Lo mismo puede decirse, con 2 Ya hemos recordado Tomo HU, pig. 11 Estratagemas de guerra de Frontino. 8 Su nombre completo es Lucio Junio Moderado Columela. HISTORIA DE ROMA 13 raz6n, de la literatura artistica de la época de Augusto sus sucesores. En las producciones de Horacio, Ovidio, onio, Lucano, Marcial, Juvenal y muchos otros, la vida, | Costumbres, los sentimientos politicos y morales de los ‘$08 estratos de la sociedad romana estan bien reflejados. Como puede verse, el siglo 1 del Imperio no carece de tes literarias. Pero en esto las cosas no estén tan bien ido se trata de los siglos u y ur. La fuente principal para periodo es una gran recopilacién de biografias de empera- es, desde Adriano hasta Numeriano (117-284) , conocida m el titulo de Scriptores Historiae Augustae (Escritores de | historia de los Augustos). Las biografias pertenecen a dis- tos autores, y en la obra se indican seis: Elio Esparciano, lio Capitolino, Vulcacio Galicano, Elio Lampridio, Trebelio Polién y Flavio Vopisco. De estos autores no sabemos nada por tras fuentes, lo que nos hace pensar que son personajes inven- tados, y que toda la recopilacién no es sino una grandiosa falsificacién. Varias hipdtesis generales se han propuesto sobre sta obra. Lo mds probable es que haya sido compuesta a prin- ¢ipios del siglo 1v en tiempos de Diocleciano y Constantino, y que a fines del mismo siglo haya sido reelaborada. Independientemente de su origen, la recopilacién es de poco valor (son un poco mejores las primeras biografias, las que van hasta Caracalla). Sus autores no demuestran tener ningun sentido de lo histérico: los hechos importantes se ierden en un farrago de absurdos inimaginables y de enormes lutilezas. Lo peor es que en las biografias se han introducido intencionalmente hechos falsos. Son falsos, especialmente, casi todos los documentos (por ejemplo las cartas de los em- peradores) . Pero por suerte poseemos, para los siglos my m1, otras fuen- tes literarias que, aunque sea en parte, pueden compensar el escaso valor de los Scriptores. En primer lugar, la produccién de Herodiano, escritor de origen sitio (aproximadamente 170- 240) titulada Ocho libros de historia desde la muerte del _divino Marco. La obra, escrita en griego, abraza el periodo desde Ja muerte de Marco Aurelio hasta la de Maximino (180- 238) . Aunque Herodiano es retérico y superficial, proporciona, sin embargo, valiosas informaciones. 5 En el siglo 1v vivid el ultimo gran historiador romano, Amia- “no Marcelino, natural de Antioquia (nacido alrededor del 14 SL KOVALIOV 330). Era funcionario imperial y estaba en relaciones amisto- sas con el emperador Juliano, en cuyas expediciones tomé parte. A él le pertenece una gran Historia en 31 libros, que abraza el periodo desde Nerva hasta la muerte de Valente (96-378) . De ella sdlo nos han quedado los ultimos 18 libros (desde el 149 al 31%) que abrazan el periodo de tiempo comprendido entre el 352 y el 378. Amiano es sobrio y objetivo y se remite a buenas fuentes. Tiene gran importancia el hecho de que fué muy competente en el arte militar. Son interesantes sus fre- cuentes divagaciones de cardcter geografico y etnografico, tanto mds valiosas por el hecho de que el autor habia recorrido y observado personalmente algunos paises. Sin embargo, el idio- ma de Amiano es muy dificil: es tan rebuscado y enfatico que a veces resulta imposible comprenderlo. Entre los historiadores de segundo plano de los siglos 1v y v, ademas de los ya recordados (Eutropio, Aurelio Victor, Orosio, etc.), podemos seflalar también a Zdsimo, escritor de fines del siglo v, encarnizado ene- migo del cristianismo, Escribié en griego la Nueva historia, en 6 libros que se han conservado casi enteros. En su obra describe sumariamente Jos acontecimientos desde la época de Augusto hasta fines del siglo 1v. El pe- riodo comprendido entre los anos 395-410 (6% y 6 libro) esta expuesto en modo mds detallado. Zésimo tiene la virtud de haberse liberado de la forma retérica, Gon la difusién del cristianismo y con la decadencia del pensamiento histérico de la antigiiedad, desde el siglo mm se difundié ampliamente un tipo particular de produccién histé- rica. Se trata de crénicas universales, que contienen breves sumarios de historia que van desde la creacién del mundo hasta generalmente la época en que vivia el autor. Carentes de valor cientifico, estas crénicas contienen sin embargo indica- ciones sobre hechos que nos son desconocidos, porque sus auto- res se servian de fuentes que no han Ilegado hasta nosotros. Entre estos cronistas corresponde el primer lugar a Sexto Juliano Afri- cano, presbitero en Alejandrfa, que vivid cn el siglo m. A él pertenece un sumario cronolégico de los acontecimientos de la historia universal desde la “creacién del mundo” hasta el 221, en 5 libros, De la crénica de Africano no ha Ilegado hasta nosotros casi nada, pero fue el modelo y la fuente principal para Ja crénica de Eusebio, obispo de Cesarea (apro- ximadamente 260-340) , la llamada Crénica hasta el 325 y para la mayoria de las crénicas bizantinas: Juan Malala (siglo vm). Jorge Amartolo (siglo 1x), Jorge Sincelo (comienzos del siglo 1x), ete. HISTORIA DE ROMA 15 La literatura cristiana y anticristiana4 de fines del Imperio : : y na pe porciona material no sdlo para la historia de la religidn, también para la historia en general. Entre los escritores cristianos recordamos: el mismo Eusebio de Cesarea ademas de la crénica, escribié la Historia de la Iglesia en 10 libros; Tector Lactancio (comienzos del siglo 1v), los “santos padres” Origenes lo 1), Tertuliano (siglos um), Jeronimo (iy-v), etc. numerosa literatura anticristiana nos ha Iegado, naturalmente, en iciones peores, y pocas veces se encuentran algunas noticias sobre ella | través de las citas de sus enemigos, los apologistas del cristianismo, De literatura se destacan las obras de Celso (siglo 1), de Porfirio (si- am) y del rector Libanio (siglo tv). La literatura cientifica del siglo 1 esta representada por el 1080 Sistema astrondmico (llamado luego Almagesto) del ‘lejandrino Claudio Tolomeo, claramente sintomatico de la Wecadencia del pensamiento cientifico, y por numerosas obras de medicina de Claudio, médico de corte del emperador Comodo, La filosofia de los ultimos siglos del Imperio pierde cada Yez mas su espiritu cientifico y se trasforma en ética y religion. Los Recuerdos de Marco Aurelio son el ejemplo clasico del ultimo estoicismo y un hermoso testimonio de los sentimientos sociales de la segunda mitad del siglo 1. Las obras de los neo- Platénicos (Plotino, Porfirio, Jamblico y otros) pueden ser también utilizadas como fuentes histéricas no sélo para la historia de la religién y de la filosofia de los siglos mm y 1v. La rica literatura juridica del periodo final del Imperio esta Tepresentada por pocas obras totalmente conservadas y por numerosos fragmentos de los grandes juristas de los siglos m y mt: Gayo (Instituciones, manual de derecho), Papiniano, Do- micio Ulpiano, Julio Paulo, etc. Mas adelante hablaremos de Jas recopilaciones de leyes del periodo imperial. La literatura artistica de fines del Imperio fué un fiel “@spejo de las relaciones sociales de su época. Las satiras de Luciano, ese “Voltaire de la antigiiedad clasica”, seguin la expresion de Engels, y la novela filosdfica de Apuleyo El asno de oro son un precioso material de estudio para el siglo m1. En el poeta Ausonio encontramos una cantidad de hechos inte- 4 De las fuentes para la historia del cristianismo primitive hablare- thos especialmente en el capitulo x1v. 16 S. I. KOVALIOV resantes para la historia de la cultura de Galia en el siglo 1. La misma importancia para la Galia del siglo v tienen las cartas y los versos de Sidonio Apolinario. Las obras del ilustre poeta alejandrino Claudiano (fines del siglo rv) contienen una rica materia para la historia general de su tiempo. Fuentes originales. — Hasta aqui las fuentes literarias, en el mds amplio sentido de la expresién, para la historia del Impe- rio, Veamos ahora cual es el material documental, es decir las fuentes originales. Con respecto al periodo republicano, este material se presenta mucho mas rico. Las recopilaciones de leyes de los emperadores bizantinos Teodosio Il (primera mitad del siglo v) y Justiniano (primera mitad del siglo vr) representan un sumario de precioso mate- rial juridico de la época imperial. La gran mayorja de las inscripciones (latinas y griegas) , esa categoria basica de fuentes originales para la historia ro- mana, pertenece justamente a la ¢poca imperial. Tenemos inscripciones como el famoso monumentum Ancyranum del que ya hemos hablado en la pagina 166 del volumen II, leyes imperiales, edictos, decretos, cartas, diplomas militares (decre- tos de baja) , decretos senatoriales, inscripciones de municipios, de colegios, y una cantidad de inscripciones privadas (sobre las tumbas, sobre los edificios, sobre los objetos, etc.) . Un importante material documental se puede encontrar también en los papiros egipcios de la época imperial. Por ejemplo, hasta nosotros ha Iegado transcripto en un papiro ° (aunque muy dafiado) el famoso edicto del emperador Cara- calla del 212 (constitutio Antoniniana) sobre la concesién de los derechos de ciudadania a todos los habitantes libres del Imperio. Sobre las monedas romanas se puede decir todo lo que hemos dicho de las inscripciones, es decir que las de la ¢poca imperial son inmensamente mds numerosas que las de los periodos mas antiguos. Las monedas constituyen. una fuente original muy importante. Por medio de ellas podemos estable- cer los nombres y Ios titulos de los distintos emperadores o de los usurpadores de la autoridad imperial, como asi también sus efigies. La llamada iconografia de la época imperial tiene su fuente principal en las monedas. Finalmente, el cardcter del cufio de Ia moneda y el porcentaje de metales nobles que HISTORIA DE ROMA 17 mos permiten extraer conclusiones sobre el estado de la econom{a, de la técnica y de la cultura de la 4 que pertenece determinado grupo de monedas. Numerosos restos arqueolégicos de la época imperial jan las fuentes escritas y en algunos casos son la winica de informacién referente a periodos enteros de la histo- la civilizacién. Las excavaciones de Pompeya nos han ionado un valioso material, que caracteriza la vida de pequefia ciudad itdlica en la segunda mitad del siglo 1. s columnas de Trajano y de Marco Aurelio, que aun se en Roma, se representan escenas que ilustran sobre el militar de los romanos en el siglo 1. Las excavaciones en provincias romanas, Africa, Galia, Germania, Sicilia, Asia r, etc., nos revelan los ultimos restos del sistema romano siglos 1 y 11, que se encaminaba ya hacia el derrumbe. Capiruio I EL PRINCIPADO DE AUGUSTO Formacién juridica del poder de Octaviano.—Las lineas de la formacién juridica del poder de Octaviano habian sido indicadas ya por sus dos predecesores, Sila y César. Sin embargo, el cauto Octaviano habia comprendido la leccién de los idus de marzo del 44 y traté de dar a su poder una forma mas “constitucional”, manteniendo en la organizacién estatal, den- tro de lo posible, elementos republicanos, La Republica siguidé existiendo formalmente y Octaviano no manifest ninguna ten- dencia monarquica. El sistema que se concreté bajo su poder, conocido con el nombre de “principado”, pasd a través de una lenta formacion, Representa el fruto de la voluntad conciente del emperador, pero igualmente el resultado de Jas circunstancias y de una real relacién de fuerzas. Clave de su comienzo fué la ley de Publio Ticio, del 43, por la que se concedian a los triunviros poderes ilimitados por 5 afios. Después del acuerdo de Tarento €sos poderes habian sido prorrogados hasta el $1 de diciembre del 33. Por eso el primero de enero del 32 los poderes dictato- riales de Octaviano y de Antonio cesaban juridicamente. Sin embargo ellos no habjan renunciado, y en el 32 Octaviano continuaba todavia haci¢ndose Hamar “triunviro”. En rigor de verdad, esto constituia una usurpacién y se hacia necesario legalizarla de cualquier modo. Un sistema de legalizacién habia sido el juramento que en el $2 tanto Antonio como Octaviano habian pedido a sus propias tropas. La muerte de Antonio el 19 de agosto del 30 habia converti- do a Octayiano, de hecho, en el tinico jefe absoluto de Roma y de todos sus dominios; pero juridicamente su posicién no HISTORIA DE ROMA 19 imbiado en Jo mds minimo, Ya hemos recordado que | 86, después de la victoria sobre Sexto Pompeyo, Octa- bia sido investido del poder de tribuno por vida. En nado Je confirmé estos poderes y los amplid, 1 29 Octaviano regress a Roma y celebré un gran En esa ocasidn el titulo de “emperador”, que usaba uicla algunos afios, pero no oficialmente, le fué atribui- 1 y se trasformd, como habia sucedido con Gésar, en personal (praenomen). En el 28 Octaviano fué elegido junto con Agripa (era su sexto consulado) y en el mis- los cénsules efectuaron el censo general de todos los nos ® (que no habia sido hecho desde el 70) con moti- | cual se realiz6 una “depuracidn” del senado. El mimero dores, que en los ultimos afios habia crecido hasta 1.000, licido a 800. El nombre de Octaviano fué puesto a la de la lista y de ese modo se convirtié en el princeps fin el 13 de enero del 27 se representé el ultimo acto: ino declaré al senado y a la asamblea popular que aba a los poderes de “triunviro” y anuncié la “restau- de la Republica. El senado, reconocido, le confirid tres | después el sobrenombre honorifico de “Augusto”® y le itd otros altos honores 7, jpuds de este hecho, zcudles eran los derechos formales quedaban al jefe de estado? Con la autoridad tribunicia vida mantenja, en toda su plenitud, la potestas civil 8. 0 de consul que Augusto ocupé durante algunos afios tiyos, junto con el imperium personal, le daba la auto- militar. Finalmente, en su calidad de primer cénsul de toda la autoridad moral (auctoristas) del jefe de la ta instancia del Estado. ud representaba este sistema? Augusto mismo, para escon- Ta esencia monarquica de su poder, prefirié Hamarse “pri- Tos cénsules procedian asi en base a una disposicién especial que feria poderes censoriales. ligustus=sagrado, alto, majestuoso (de augeo). destaca entre ellos que el mes “sextil” fué Namado augustus Potestad tribunicia de Augusto era considerada mayor (potestas fon respecto a la de otros tribunos. 20 Ss. I. KOVALIOV mer ciudadano del Estado” (princeps civitatis). Esta denomina- cién no fué inventada por él; ya la habian usado Cicerén y otros contempordneos refiriéndose a Pompeyo y a César para indicar su funcién directiva en el Estado, Augusto sanciond el término: “principado” empezé a Iamarse definitivamente el sistema de organizacién estatal romana que se formé bajo su dominio y que continuéd existiendo bajo sus sucesores, siste- ma en el que una monarquia de hecho estaba cubierta por formas y supervivencias republicanas. Hasta qué punto fué brusca Ja aparicién de estas nuevas formas y hasta qué punto era exteriormente complejo y confu- so el sistema, queda demostrado por la famosa divisién de las provincias en imperiales y senatoriales. Renunciando a los poderes de triunviro, Augusto habia también renunciado a su autoridad en las provincias. Sin embargo, después de mu- chas insistencias, consintié en mantener durante 10 ajfios® el poder de procénsul en tres provincias: Siria, Espafia y Galia, a las que se agregaba de hecho Fgipto, que desde el 30 era considerado su dominio personal. En las otras provincias habia sido restaurado de nueyo el viejo gobierno senatorial por medio de procénsules republicanos, También la administra- cién del tesoro estatal (erario) habia sido devuelta al senado Yy @ sus cuestores, mientras que para las tres provincias men- cionadas y para Egipto se creé una organizacién financiera independiente, administrada directamente por agentes de Au- gusto. La caja imperial fué denomidada “fisco” (fiscus). Este paralelismo de poderes dié pie a Mommsen para Ila- mar a todo el sistema “diarquia”. Como es légico pensar, en los hechos no existia nada semejante, pues los poderes no estaban para nada divididos y se concentraban. todos en las manos del “principe”. Tampoco en el gobierno de las provincias existia, en rigor, ningun dualismo de poder, porque Augusto goberna- ba directamente las zonas de mds importancia militar: Siria y Egipto en Oriente, Galia y Espafia en Occidente. Sin embargo, en lo juridico habia una gran confusidn entre el emperador y los érganos republicanos del poder: la asamblea popular, el senado y las magistraturas. Por este motivo los afios sucesivos 9 Luego este término fué prorrogado varias veces hasta fines del rei- nado de Augusto. HISTORIA DE ROMA 21 notables precisiones en ese aspecto y también dejé Ja aparente diarquia. i definicién exacta de los poderes fué determinada por circunstancias. En el 27 Augusto habia partido para vincias occidentales, donde se detuvo algunos aiios. ) representante suyo en Roma habia dejado a Marco » Mesala Corvino en calidad de prefecto (praefectus ste habfa sido en el pasado un firme republicano y se habia adherido al partido de Augusto. Unos dias de Ja partida del emperador, Mesala habia renunciado , segiin parece justamente a causa de lo indefinido relaciones con los magistrados. el 23 se habia descubierto un complot para atentar la vida de Augusto’. Los conspiradores habian sido eesados y condenados, pero el hecho habia atemorizado al werador, demostrindole que tampoco las apariencias repu- NaS Constituian una defensa segura. ‘Debe agregarse ademas una grave enfermedad que habia tendo al emperador con toda su fuerza el problema de la én y el de 1a consolidacién del principio dindstico (ver adelante) . "Todo esto explica por qué justamente en esos afios se (loptaron varias medidas tendientes a definjr con mayor laridad Ya situacién del principe. Desde el tiempo de su viaje wovincias, Augusto, aprovechandose de los poderes pro- ares, habia organizado una guardia personal de 9 cohor- wetorianas, de 1,000 hombres cada una (cohortes practo- Mt, Después de haber regresado en el 24 a Roma, seguido Jas cohortes pretorianas, habia establecido tres en la misma dad y scis cn las pequefias ciudades de los alrededores. mils, formé en Roma tres cohortes urbanas (cohortes urba- iw) con funciones de policia. De este modo, en Roma y sus Wneabezado por Terencio Varrén Murena y Fanio Cepién, 41 La cohorte pretoriana existia ya en tiempos de la Republica como Hill personal del comandante (pretor). A fines de la Republica el 0 de cohortes habia llegado a tres. Augusto, tomando en conside- el hecho de que sus poderes proconsulares se extendfan sobre tres \nelas, habia actualizado el niimero de cohortes. Los soldados que tuban servicio en éstas, tenfan una situacién de privilegio y eran iuilos “pretorianos” (ver mas adelante). 22 S. I. KOVALIOV alrededores se habia creado un apoyo militar directo para el emperador. El 1° de julio del 23 Augusto renuncié al cargo de cénsul que habfa retenido ininterrumpidamente desde el 31, y desde ese mismo afio empez6 a considerarse su poder tribunicio como una magistratura anual1?, Gon esto se creaba un precedente y también los sucesores de Augusto comenzaron a contar el periodo de su gobierno por los afios del tribunado, Pero atin renunciando al consulado Augusto habia mante- nido una de sus prerrogativas ms sustanciales: el derecho a presentar ante el senado propuestas con prelacién sobre los otros magistrados (jus primae relationis), y al afio siguiente le fué “concedido” también el derecho a convocar el senado y presidirlo, sentindose entre ambos cénsules. Mucho mas importante fué la decisién adoptada por el senado en el 23: el “imperio de Augusto fué reconocido como mayor (imperium maius) respecto al de los demas jefes mili- tares, especialmente al de los procénsules de las provincias senatoriales. De este modo Augusto se convirtié en jefe de toda la administracién provincial..., jla diarquia desaparecié para siempre! El significado del cambio producido entre el afio 24 y el 22 estd completamente claro'*, Por una parte se trataba de un paso mds hacia la “restauracién de la Republica’. Renun- ciando a sus derechos exclusivos al consulado, Augusto lo hacia, al mismo tiempo, accesible a otras personas, mientras que la potestad tribunicia subrayaba el caracter general de su poder. Por otra parte, las reformas se proponian consolidar la autoridad personal del emperador. Ya la eleccién de la potestad tribunicia como forma republicana basica en la que quedaba expresa la autoridad civil de Augusto revela la tendencia a la consolidacién de la autocracia, puesto que segtin las concep- ciones republicanas la potestad tribunicia representaba el més alto poder en relacién con todas las otras magistraturas. Ade- 12 Hay que hacer notar que Augusto, como patricio, no podia juridi- camente ser tribuno de la plebe. Para superar esa dificultad se instituyé un procedimiento segiin el cual Ia potestad tribunicia podia transmitirse del tribuno de Ja plebe investido a otra persona, en este caso Augusto. 18 Algunas de estas medidas fueron, segtin parece, resueltas en los comicios, otras por decretos senatoriales. HISTORIA DE ROMA 23 renunciando para siempre al consulado, Augusto rvado, como hemos visto, una situacién de predo- el senado, y actos como el de declarar la autoridad Augusto superior a cualquier otra, sin hablar de la jen la misma Roma de una guardia permanente para ma del emperador, se dirigian, con toda evidencia, a tendencias autocraticas 14. fonjunto de todas estas circunstancias no deja lugar a WM pesar de la demagédgica afirmacién del principio mano, el resultado fué la consolidacién del principio juico y de la diarquia sélo quedé una férmula despro- le sentido real. ul termind substancialmente la evolucién del principado. @ debe agregar que en el 13 Augusto fué elegido en los pontifice maximo y se convirtié de ese modo en jefe | religién romana. En esencia, gen qué se resumia la base i] del principado? En tres puntos esenciales: la potestad cia, ampliada, hizo de Augusto el jefe de toda la ad- stvicion civil (senado, comicios y magistraturas) ; el im- maius le didé el alto mando de todas las tropas romanas | las provincias; el cargo de pontifice maximo le atribuyé funcidn directiva en el campo religioso. A esto deben nse ademas los varios cargos y poderes extraordinarios de vez en cuando asumia: la vigilancia censorial sobre las y las costumbres” (cura legum et morum), la direccién ibastecimiento de viveres en Roma (cura annonae), la vi- ela sobre los acueductos (cura aquarum ). litica interna de Augusto. —La politica interna de Augus- vo marcada por la restauracién de lo antiguo, cosa que légicamente del espiritu de profunda reaccién que do- 4 toda la sociedad. En su politica interna Augusto fué presentante abierto de esa reaccién. Si bien en los co- de su actividad se mantuvo, como sus predecesores, la plataforma de la soberania del pueblo, durante la juracién de la Reptblica” renuncié a ella, La restau- Wi debia proyectarse muy lejos en el tiempo, de cualquier El derecho formal a la guardia estaba dado por la circunstancia de ee" proconsular de Augusto tenfa un cardcter permanente; wvaba atin hallandose fuera de Roma. Por lo tanto, tenia derecho en Roma la cohors praetoria. 24 Ss, L KOVALIOV modo mds alla de los Gracos. Era necesario restaurar no la Republica democratica de la época de las guerras civiles, sino la vieja Republica aristocratica de los nobles con predominio del senado, con escasa autoridad de los comicios, con su sim- plicidad de vida, sus buenas costumbres, etc. Habia en esto mucho de utopia reaccionaria. Augusto, al igual que Sila, en su tentativa de revitalizar la antigua Rept- blica, cred una nueva monarquia. Pero formalmente se volvié a un régimen senatorial. La autoridzd de los “padres” (pa- trum auctoritas) fué restituida a sus antiguas proporciones. Las decisiones de los comicios, como en los viejos tiempos, debian ser aprobadas por el senado. Al mds alto érgano del Estado se le atribuyé también el derecho, que antes nunca habia tenido, de juzgar a sus propios miembros; un comité especial de altos magistrados y de 15 senadores, tenia la misién de preparar los proyectos de los decretos a presentarse en el senado. Sin embargo, para elevar hasta tal punto la autoridad del senado, Augusto se vid obligado a librarlo de todos los ele- mentos “sospechosos”, En los ultimos decenios de las guerras civiles, comenzando desde Sila, se habia nombrado senadores, como hemos visto, a elementos heterogéneos que por su origen no tenfan derecho a sentarse en la curia. Entre ellos habia oficiales de Sila y de César, libertos, provinciales, etc. El nu- mero de senadores, después de César, superaba a los 1.000. Durante las repetidas “depuraciones” del senado (28, 18 y 8 a. G; 4 y Md. G), que Augusto cumplid gracias a sus po- deres censoriales, el ntimero de miembros del cuerpo fué re- ducido a 600. Paralelamente se produjo la definitiva diferenciacién de la clase senatorial con respecto a las dos restantes. De hecho esta diferenciacién ya existia antes; pero sdlo Augusto le did una forma juridica. Para los senadores se establecié el censo de 1 millén de sextercios. Ademds, para pertenecer a la clase se- natorial era necesario, a mas del censo, haber tenido ante- pasados de, por lo menos, dos generaciones (padre y abuelo) senadores. Los otros ciudadanos, aun cuando alcanzaran el censo establecido para los senadores, eran inscriptos en la cla- se de los caballeros. Para estos ultimos se mantuvo el antiguo censo de 400.000 sextercios. Al orden ecuestre pertenecian también los hijos de HISTORIA DE ROMA 25 wlores hasta tanto no hubieran logrado la primera 4 (cuestura) que les daba la posibilidad de Hegar Tin tiempos de Augusto empez6 también la trans- del orden ecuestre como clase. Junto a los cargos fam ser ocupados por personas de la clase senatorial ai categoria especial de funcionarios, que fué am- con el tiempo y que el emperador elegia solamente halleros: el prefecto de Egipto, el prefecto del pre- _ prefecto del escuadrén antiincendios 16, etc. Esto 1 acercamiento entre los senadores y los caballeros, tirse ambas en categorias de funcionarios, Pero mien- ‘ kenadores cubrian principalmente los viejos cargos re- 08, cl orden ecuestre ocupaba, sobre todo, los nuevos veados por el Imperio7. De modo que los caballeros de ser una categoria de grandes mercaderes, contra- ¥ usureros, como lo fueron durante la Republica, a con- we en una clase de funcionarios imperiales. Este proceso eld con Augusto y se completd en el siglo 1. 10 it las dos clases superiores, Ja senatorial y el orden , existia una tercera que habia conservado el antiguo de “plebe” pero que muy poco tenia de comin con he cle los siglos 1v y v8. Esta tercera clase no era homo- sino que estaba subdividida segin el censo. ‘quel mismo tiempo se iba produciendo un curioso 0 de diferenciacién entre la plebe y una nueva categoria jonarios (la tercera), la de los libertos. Ya en tiempos sto los libertos tuvieron una cierta importancia en la Ntvacién de palacio como agentes financieros (procura- j pero fué luego, con sus sucesores, que adquirieron, yeremos en seguida, una funcién de primer plano. fines de la Republica la cantidad de libertos habia cre- mormemente gracias a la liberacién de numerosos escla- Jus guerras civiles habian determinado la ruina o la des- Pracfectus praetorio—jefe de los pretorianos. fi J cohortes de vigilantes (cohortes vigilum), constitufdas en el afio o 1 Los limites entre ambas categorfas no fueron bien definidos, it También el antiguo patriciado se habia vuelto mas raro, y desde Oetaviano habia concedido el titulo de patricias a algunas familias 26 Ss. I. KOVALIOV truccién de muchas familias ricas y, como consecuencia, la liberacién de sus esclavos (recordemos los Cornelios de Sila) . Augusto luché enérgicamente contra los libertos en nombre de la pureza de la ciudadania romana: en su época los libertos no fueron admitidos en Jas clases altas aunque cumplieran con el censo; tampoco se les autorizé el servicio militar (con excep- cién del servicio en el escuadrén antiincendios) ; a los sena- dores no se les permitié casarse con las hijas de los libertos. El emperador tomé también medidas directas contra el prin- cipio mismo de transformacién de los esclavos en libertos, dictando en el afio 2 a. C. una ley (lex Fufia Caninia) que limitaba Ja liberacién por testamento. Segtin la nueva ley el muimero de esclavos que se podian liberar estaba fijado en un determinado porcentaje de la propiedad del amo. Asi, quien tenia de 8 a 10 tesclavos no podria liberar a mas de la mitad; quien poseia de 10 a 30, no a mas de un tercio; quien tenia de 30 a 100, no mas de un cuarto, y quien tenia de 100 a 500, no mas de un quinto. En general, se prohibia liberar mas de 100 esclavos con un solo testamento; ademas, los esclavos li- berados debian indicarse nominativamente. En el afio 4 d. C. se dié una segunda ley (lex Aelia Sentia) que limitaba el derecho de liberacién por parte de los propie- tarios vivientes. Sdlo el propietario mayor de 20 aitos, y tinica- mente para esclavos con mas de 30, podia decidir por si sdlo la concesidn de la libertad. Si faltaba una de estas condiciones, Ia ley exigia la intervencién de una comisién especial formada por 5 senadores y 5 caballeros 19 que debia decidir si la libe- racién de un esclavo (0 de una grupo de esclavos) respondia verdaderamente a exigencias reales. Habia una categoria de esclavos que, en caso de liberacion, no era admitida por lo general en la ciudadania. Se trataba de aquéllos que habian tenido castigos 0 por parte de los amos © por parte de los dérganos estatales. Se los consideraba “vicia- dos” y en caso de liberacién se encontraban,’ya no en situa- cién de ciudadanos, sino de “stibditos extranjeros” (peregrini dediticti): varias condiciones limitaban su libertad, principal- mente la de vivir a no menos de 100 millas de distancia de Roma. 19 En Roma. En las provincias la comisién debia formarse con 20 ciudadanos romanos. HISTORIA DE ROMA a7 M estas medidas Augusto trataba de detener la fuerte de elementos extranjeros que se iba infiltrando en la iia romana. No sabemos cual fué el resultado, y es bable que haya sido digno de considerar. Siempre ha- jilidades de eludir las leyes, y las circunstancias eco- favorecian el aumento ulterior del fenémeno. Es cier- : habian terminado las guerras civiles, pero también lo en su lugar se habia colocado el régimen de terror de peradores de la casa Julia-Claudia, que destruyeron los la antigua nobleza. La crisis general del sistema es- i, iniciada en tiempos del Imperio, contribuyé también dizacién del fendmeno. Esto esta confirmado indirec- por el aumento del peso especifico de los libertos en ito burocratico imperial, cosa que ya hemos sefialado que hablaremos mas adelante, Y es caracteristico, como | de la época, el hecho de que el mismo Augusto, que luchado contra el fenémeno de la liberacidn, se vid obli- ft aprovechar ampliamente los servicios de los libertos. {tleas la contradiccidén entre las palabras y los hechos, entre fa y Ia prdctica. Gpoca de las guerras civiles habia conocido muchos casos Mitirmscion “jlegal” de hombres libres en esclavos. Con de normalizar las cosas, Augusto inicié mds de una vez ma del sistema carcelario de los esclavos (ergastulos) 6 a gran parte de los que provenian de ciudadanos li- Hin la literatura se recuerdan casos en que el emperador ino a favor de los esclavos.. En general puede decirse le la época de Augusto empezé un cierto mejoramiento situacién de los esclavos, lo que indica —junto a otros "4s la incipiente crisis general del sistema esclavista. politica de Augusto frente a los provinciales fué, por te, la continuacién de la de sus predecesores y en par- de César: confirmé la abolicién del sistema de contra- aura Ia recaudacién de los impuestos directos; los pro- files obtuvieron el derecho a dirigirse directamente al em- ilor para cualquier queja eventual. Por otra parte, Augusto 6 de la politica de César en lo referente a la concesién chos de ciudadania. Si en el periodo de la lucha de los viros por el poder, ambos habfan recurrido ampliamente 28 8. I. KOVALIOV , a la concesién del derecho de ciudadania romana, después de la muerte de Antonio y de la consolidacién de su poder, la politica de Octaviano a este respecto cambid. Seguin las pala- bras de Suetonio*, el emperador, absorbido por la preocupa- cién de mantener pura la sangre del pueblo romano, era muy ayaro en la concesién de derechos de ciudadania. Cosa que, naturalmente, se conformaba a la perfeccién con su politica conservadora. A esta politica se vincula también la lucha de Augusto con- tra la disolucién de las costumbres, en nombre de la antigua simplicidad de vida romana, de la consolidacién de las bases de la familia, etc. La gran acumulacién de riquezas y las con- mociones sociales de la época de las grandes conquistas y de Jas guerras civiles habian destruido definitivamente la familia de las clases elevadas, determinando su desmembramiento que, como ya hemos visto, se habia iniciado desde el siglo u. Las mujeres jévenes preferian no tener hijos y por este motivo habfa disminuido catastréficamente la natalidad. Las familias numerosas se convirtieron en una rareza. Muchos hombres permanecian solteros; las mujeres defacto habian logrado una completa emancipacién; pero casi siempre su libertad sdlo se traducia en libertad de adulterio. El nimero de infidelidades conyugales y de divorcios habia aumentado considerablemente. La frivola poesia de Ovidio y la vasta popularidad de que ésta gozaba en la sociedad son un dato muy caracteristico sobre Ja época. Augusto traté de consolidar la familia y de aumentar la natalidad con rigidas medidas, promulgando en el periodo del 18 a. G. al 9d. C. (no es posible establecer con mayor pre- cisién las fechas) una serie de leyes tendientes a ese fin. Entre ellas debemos sefialar sobre todo la “ley Julia contra el adul- terio” (lex julia de adulteriis coercendis), Modificando las an- tiguas costumbres, esta ley daba, en algunos,casos, al padre de la mujer casada, el derecho de matar a su propia hija junto con el amante; igualmente, el marido ofendido podia, en al- gunas circunstancias, matar al amante de la mujer (pero no a ésta). La novedad sustancial de esta ley consistia en el hecho de que ademds sacaba del ambito familiar todos los casos 20 Biografia de Augusto, 40. HISTORIA DE ROMA 29 para conyertirlos en objeto de proceso publico ante a denunciar a una mujer por adulterio correspondia, en al marido y al padre de la culpable, y luego, pasado el “lus, a cualquier ciudadano de edad superior a los 25 afios; lel marido habia perdonado a la mujer culpable y no se le ella, la denuncia ya no podia tener lugar (salvo en aquellos se demostrara que el marido, al perdonar a la esposa, habia ‘por interés) . eilso en que Ia sentencia reconociese su culpabilidad, dos eran condenados al exilio sobre una pequeiia isla o de la costa itdlica y a la confiscacién de sus bienes. mujer no podia volver a casarse con un hom- los fendmenos de perversion sexual de los hombres que no omiprendidos en Ia categoria del adulterio (adulterium) eran como stuprum y severamente castigados. ley de Augusto sobre el matrimonio (lex Julia de mari- | ardinibus) se dirigia contra el estado nubil y contra la le hijos. En su primera forma presentaba un cardcter muy Infortunadamente, no estamos en condiciones de re- Ja por completo y debemos limitarnos, en muchos a hacer hipdtesis. Segiin la ley decretaba la obligato- tle los matrimonios entre los ciudadanos libres y tam- ‘@ntre los libertos (se exclufa a los senadores) ; quienes | casaban eran castigados; los hombres de 25 a 60 afios y ijeres de 20 a 50 debian estar unidas en matrimonio. sores eran castigados con la privacién del derecho sus propios bienes por testamento* y, si se trataba de , también con la imposicién de una tasa especial igual del valor de sus bienes. anciones eran momentdneas y cesaban en el momento el ciudadano se casaba. El nacimiento de cada nuevo vba a los padres nuevas yentajas. Pero no esta claro si dlidas tendientes a estimular Ia natalidad estaban con- en la lex Julia. severidad de la ley Julia suscité en los altos estratos de i romana una oposicién fortisima, que obligé a Au- Ivo a los parientes inmediatos.

You might also like