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TANGUEROS
REDACCIÓN
Daniel Antoniotti
José María Kokubu
Luciano Maia
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar
nº 14 - 2019
1
ÍNDICE
Presentación p. 3
Minucias tangueras p. 18
2
PRESENTACIÓN
R.L.
3
EL AMOR Y LA LOCURA:
A PROPÓSITO DE COBIÁN Y CADÍCAMO
WASHINGTON BADO
Rara…
como encendida
te hallé bebiendo
linda y fatal.
Bebías
y en el fragor del champán loca reías
por no llorar.
Pena
me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor
tus bellos ojos que tanto adoré.
4
Nostalgias (tango)
Música de Juan Carlos Cobián y letra de Enrique Cadícamo
5
EL AMOR Y LA LOCURA
6
El tango cayó en el olvido hasta que Troilo escuchó la versión
orquestal de Fresedo e, impresionado por la música, ignorando que ya
tenía una, le pidió a Cadícamo que compusiera una letra que pasó a ser
(bajo un nuevo título menos provocativo) la de “Los mareados”. Al
parecer esto se hizo con el consentimiento de Cobián, que por entonces
estaba en Estados Unidos. Troilo la tocó en su mejor momento con la
voz de Francisco Fiorentino, que era bandoneonista de la orquesta y
luego se transformó en el cantor que interpretaría éxitos como
“Tabernero”, “El bulín de la calle Ayacucho”, “Tinta Roja” “Garúa” y
tantos otros, que hicieron probablemente la mejor época del tango.
7
Tuvo después una vida muy intensa. Un buen día vendió todo lo
que tenía, incluso su piano, y se trasladó a los Estados Unidos donde
formó conjunto y tocó para la N.B.A., la emisora en la que triunfó
Gardel. Le fue bien y mal. Era lo que se dice un dandy que gustaba de
aparecer elegantemente vestido de smoking y, aunque se le consideraba
como un Don Juan, se casó con una millonaria que dicen que lo
abandonó, no sin antes patinarse una fortuna en dólares. Retornó a
Buenos Aires pero volvió a Estados Unidos más tarde acompañado por
Cadícamo; finalmente regresó y falleció el 10 de diciembre de l953.
La vida de su amigo Cadícamo fue menos azarosa. Era hijo de un
matrimonio de inmigrantes italianos que tuvo diez hijos. Nació con el
nuevo siglo en Luján, el 15 de julio de 1900, y falleció en Buenos Aires,
el 3 de diciembre de 1999. Por lo tanto puede decirse que vivió la
totalidad del siglo XX, pues le faltaron pocos meses para cumplir l00
años. Fue escritor, periodista y poeta. Trabajó al lado nada menos que de
Leopoldo Lugones pero no sufrió su influencia modernista.
En cambio lo atrajo la melancolía orillera del viejo Buenos Aires
y su primer libro de poemas, cuando tenía veintiséis años, se tituló
Canciones grises. Como letrista de tangos, además de “Los mareados” y
“Nostalgias”, compuso los versos de otros tangos de Cobián, como “La
casita de mis viejos” (notablemente interpretada entre otros por Julio
Sosa) y “A pan y agua”, el gran éxito de Ángel Vargas con la orquesta
de Ángel D’Agostino. Con música de diferentes compositores escribió la
letra de otros grandes tangos como “Madame Ivonne” –el último que
cantó Gardel antes de su viaje fatal– “Anclao en París”, “Muñeca brava”,
“Che, papusa, oí” (otro de los éxitos de Mattos Rodríguez) “Garúa”, de
Troilo, también cantado por Fiorentino, y “Niebla del Riachuelo”. Estos
sólo para mencionar los más conocidos. Fue también novelista y, como
homenaje a su viejo amigo, ya fallecido, escribió un libro biográfico que
tituló El desconocido Juan Carlos Cobián. Antes de terminar su longeva
vida, tuvo el honor de ser declarado Ciudadano Ilustre, por el gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
*****
A comienzos del siglo XVI, un sacerdote holandés, Erasmo de
Rotterdam, escribió un libro memorable, que marcó el comienzo de una
nueva época, con el que, en un tono divertido pero a la vez profundo,
denunciaba la corrupción de su época, tal vez no muy diferente de la
actual. Lo tituló El elogio de la locura y esta era su protagonista. Nada
ni nadie –incluyendo reyes y papas– escapó de su ojo crítico y mordaz,
pero tuvo para las mujeres una secreta admiración especial. Refiriéndose
a ellas dijo: “Por ello una mujer es siempre mujer, es decir, loca, [¿?]
por muchos esfuerzos que realice para ocultarlo.”
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Pero adelantándose a las críticas que podía despertar semejante
afirmación, agregaba: “No creo que la locura de las mujeres llegue a
molestarse con lo que les digo aquí. Yo soy de su sexo, soy la Locura;
demostrar que están locas, ¿no es el mejor elogio que puedo
prodigarles…Y si los hombres sufren pacientemente todo eso de las
mujeres, ¿no es con la esperanza del placer que pueden proporcionarles?
¿Y ese placer en qué consiste? En la locura.”1
En cambio, Erasmo era muy duro con los hombres, a quienes
acusaba incluso de “preferir los favores de Baco a los del amor.” Es
cierto, las mujeres beben poco y cuando lo hacen es porque se sienten
felices. El oscuro y esquizofrénico “vino triste” es casi una exclusividad
de los hombres.
Alguien se preguntará: ¿Qué tiene que ver todo esto con obra de
Cadícamo y Cobián? Bueno, pues tiene que ver tanto por el comienzo
como por el desarrollo de “Los mareados”, el extraño tango que ambos
compusieron. “Rara… / como encendida, / te hallé bebiendo, / linda y
fatal”, dice al comienzo y a continuación agrega el letrista que aquella
dama reía como loca, con el fragor del champán. “Loca”, ahí está la
clave.
1
Erasmo. Elogio de la locura. Barcelona, Zeus, 1968, p. 41.
9
“Cada cual tiene sus penas y nosotros las tenemos”, dice en su
segunda parte la letra. Él se lamenta de sus penas mientras sale de la
embriaguez y ella lo acompaña en el brindis de la despedida, mientras
ríen quienes los rodean. Pero el mundo ya no les importa. Están solos
con su recuerdo. Sólo ellos existen aunque los demás se rían, porque no
pueden entenderlos.
La última parte de la letra arranca con una frase admirable: “Hoy
vas a entrar en mi pasado, / en el pasado de mi vida…” Ricardo Ostuni
buscó esta estrofa en lo que pudieron ser las lecturas de Cadícamo y
encontró que coinciden con las que utilizó el poeta francés Paul Geraldy,
en su libro Toi et moi. En una de las estrofas del poema “Finale” decía:
“Ainsi tu vas entrer dans mon passé”, que Edmundo Bianchi tradujo en
forma casi textual.
¿Sería coincidencia u homenaje? No importa. Todos los artistas
se deben unos a otros. Lo que interesa es el contexto y no esa simple
frase tomada aisladamente. Se ha dicho que nada ha sido ni será y que
todo está siendo en la rueda continua de la vida. Y si se sigue la letra,
cuando el protagonista hace entrar a su amor en el pasado, es porque ella
seguirá en el presente de la vida de quien la evoca, rara y como
encendida. Divinamente loca. Pero detrás de su alegría tal vez algo triste.
Y el final es conmovedor: “¡Qué grande ha sido nuestro amor / y
sin embargo ¡ay! mirá en lo que quedó!” Ahí está el amor…el pesar… y
el dolor que acompañaron el “alma herida” de aquel hombre que
sublimiza la despedida. No hay rencor. Sólo un adiós perfecto.
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En “Nostalgias”, Cadícamo insistió en la idea del amor y la
locura. El personaje del poeta quiere “emborrachar mi corazón / para
apagar un loco amor…”, aun sabiendo que cuando pasen los efectos del
alcohol reaparecerán las penas, como bien lo recordaba Erasmo. Busca
también borrar en otras bocas, la nostalgia de aquella “risa loca” que le
hacía sentir el fuego de la respiración de su amada, pero la angustia lo
ahoga, con el presentimiento de que ella escuchará muy pronto otras
palabras de amor. Y brinda solo y abandonado. Un grito desgarrador,
“¡Hermano!”, atraviesa su lastimada dignidad de hombre que no quiere
humillarse y su desesperación se descuelga en el descenso de la música,
en un efecto notable –como si se disolviera– que acompaña la caída de
las hojas de su juventud junto con sus palabras.
En la última parte del tango, el abandonado cae en la angustia y
el ansia de la embriaguez, pero Moira –como Erasmo llamaba a La
Locura– también lo abandona y sólo regresa la cordura, con su
trasnochado brindis de fantoche, por los fracasos del amor.
WASHINGTON BADO
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NUEVA TRADUCCIÓN DE
LA CUMPARSITA (SI SUPIERAS)
Si supieras, Si nosceres
que aún dentro de mi alma me intra animam meam
conservo aquel cariño adhuc servare amorem,
que tuve para ti... quem tibi dicavi…
Quién sabe si supieras Fortasse, si nosceres
que nunca te he olvidado, me non te oblitum esse,
volviendo a tu pasado redires in anteacta,
te acordarás de mí... mei memorares.
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Los amigos ya no vienen Amici iam non mihi adsunt
ni siquiera a visitarme, neque revisere volunt,
nadie quiere consolarme Philosophia non solacium
en mi aflicción... in luctu dat.
Desde el día que te fuiste A die derelictionis
siento angustias en mi pecho; lugeo persaepe in pectore;
decí, percanta, qué has hecho dic, mea kore, quid feceris
de mi pobre corazón. in hoc misero corde.
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JULIÁN CENTEYA: addendum
1
El nombre de pila es Hamlet en italiano, por así decir. No era tan raro en Italia, pues
un famoso actor boloñés se llamaba Amleto Novelli (1881-1924).
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DESDE EL ALMA
CAYETANO ORESTE1
1
Casi no encontré datos sobre este autor. Leo en la Red que en 1922 publicó un libro,
lo cual nos da una idea acerca del tiempo de su actuación. El sitio TODOTANGO dice
que le pertenece el tango Agüelita, ¿qué hora son? En cierto sentido este soneto
“Desde el alma” también es del género, pues se parece a Nunca tuvo novio en algunas
cosas. Una es la mención del piano: pero aquí también experimenta tristeza, por no
haber conseguido el amor, el propio poeta. [Radulfus]
15
BACHICHA
(Tango: letra y música W. Bado)
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Estimado Raúl:
Por fin me operaron de la cadera derecha (ya lo habían hecho de
la izquierda) y salí bien. Ya estoy en casa aguardando la recuperación
que espero me permita retomar mi movilidad. Recibí el número en el
que incluye el artículo que le envié a Fernando y se lo agradezco. Hoy le
envío un tango que escribí en mis tiempos de estudiante cantor en
homenaje de mi abuelo marinero Bachicha, –Giambattista Bado– que
llegó a Uruguay, procedente de Génova (Foce), por 1875 y fundó con mi
abuela Rosa Russo (hija de napolitanos) la rama paterna de mi familia.
La letra requiere alguna explicación. El "sacabocados" es el instrumento
que los marineros utilizaban para perforar las velas y fabricar los ojales
por donde pasan los cabos”, para sujetarlas. Algunos genoveses no
fumaban, masticaban el tabaco y luego lo salivaban. A eso le llamaban
"chicar" tabaco. Los marineros oteaban el viento y observaban la luna,
para predecir el tiempo. Si la luna se recostaba como una barca sobre el
cielo, mi abuelo decía: "Luna in barchetta, marinaio in cuccietta". Señal
de buen tiempo. La "grappa" que menciona la canción que cantaba no se
refiere propiamente a la bebida, y recuerda a la "cumpania" gloriosa que
derrotó a los austrohúngaros en el monte La Grappa, cerca del Véneto,
en la primera guerra mundial. Mi abuelo amaba su barca que se llamaba
"El Caburé", el ave criolla cuya pluma trae la buena suerte. Con ella,
antes de que se construyeran los muelles de atraque del puerto de
Montevideo, pescaba o solía transportar a tierra a los pasajeros que
llegaban en los buques de ultramar. "La cumparsa" era la que formaban
los italianos para salir a recorrer las casas de sus amigos en los días de
fiesta de fin de año y carnaval, con sus instrumentos típicos, como el
acordeón y el bufa-bufa (hecho con pequeño tanque en el que se
incrustaba una caña para frotarla, produciendo un sonido bajo y
profundo) y varios instrumentos de percusión. No dudo de que esa es la
verdadera razón del título del tango (en italiano) que compuso Mattos
Rodríguez, en 1917, cuando no tenía letra, ya que eran muy frecuentes
en la Ciudad Vieja, donde vivía. La otra que lo atribuye a un mozo
italiano del bar "La Giralda", donde la estrenó Firpo, me parece un
cuento por lo inverosímil. El "aparejo" es un término náutico que en este
caso designaba a una larga cuerda de chaura que terminaba en una
plomada y un anzuelo para la pesca de fondo. Se enrollaba entre el
meñique y el pulgar y se revoleaba sobre la cabeza para arrojarlo y
luego recogerlo. La "caña de flor" se utilizaba para la pesca de
superficie, para sostener la línea, la boya y los anzuelos. Estos son mis
recuerdos de niño. Con un abrazo: W. Bado.
P.D. Apenas pueda, luego del verano, si ando bien, me largo a la otra
orilla para darle un abrazo a Vd. y a mi querida Buenos Aires.
17
MINUCIAS TANGUERAS
18
Menciono los otros temas: Chorra, ¡Cómo se pianta la vida!, Barrio
pobre, Lo han visto con otra y Cuartito azul. Debo reconocer, para
terminar, que me sorprende ver que ahí se llama a Chorra “tango
cómico.” En fin, una cuestión literaria.
Antonio Portones
Manzi… ¿y Campoamor?
Parece raro que un anciano como yo no haya leído a Ramón de
Campoamor. Pues la verdad es que solo conocía poemas sueltos. Hace
un año compré la edición de Sopena que tiene Doloras y Humoradas.
Leo semanalmente una página y, si bien veo en él a un muy buen poeta
(al menos desde la versificación), debo reconocer que no me dice
demasiado. En fin, el mío será un sentir muy descartable. Pero me
encontré hoy con “Vanidad de la hermosura”, donde hay un diálogo:
–Esas flores con que ufana
tu frente se diviniza,
ya verás
cuál son ceniza mañana.
–¿Nada más son que ceniza?
–Nada más.
Inmediatamente vinieron a mi mente Ninguna y los versos de
Manzi: “Es la triste ceniza del recuerdo / nada más que ceniza, nada
más.” Ahora bien, ¿tuvo in mente Homero los versos de Ramón? No lo
sé. Leo en la Red que nuestro poeta tanguero ejerció como profesor de
literatura. Quizás en sus días todavía Campoamor era una lectura algo
frecuente. En fin, es solo una pregunta.
R.L.
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Corrientes y Esmeralda, esquina tanguera y gardeliana
La esquina de Corrientes y Esmeralda es además conocida por el
tango homónimo, que lleva música de Francisco Pracánico y letra de
Celedonio Flores. No estoy del todo seguro pero creo que Gardel no
grabó este tema.
20
voces de los cantantes mediante el disco. Cada vez que se presentaba
D’Arienzo, la voz del locutor (el mismo Antonio) lo anunciaba con esta
copla, que me parece bueno y justo recordar:
Del arrabal hasta el centro
todos aplauden al as:
aquí llega Juan D’Arienzo,
llamado Rey del Compás.
Las coplas son de la lírica, dicen los troesmas, pero esta tiene
algo de épico, pues nos recuerda el epíteto del gran director. [R.L.]
21
Pero fileteado seguro que no le falta, pues –entre otras numerosas
razones– visité hace poco una muestra de ese arte tan porteño. Este es
solamente uno de los cuadros que llevaban referencias a nuestra música
ciudadana. [A.P.]
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Mi alumna de labios rojos
Apis se llama mi alumna Micol, estudiante de la carrera de Letras
en la Universidad de Morón. Si no recuerdo mal, inmediatamente en
clase buscamos en la Red el significado de su nombre de pila,
aparentemente hebreo. Y parece que es ‘reina.’ Entonces, en vez de
proponerle uno áulico Regina (tengo otras alumnas de latín que llevan
ese), propuse Apis, ‘abeja’, pensando en la abeja reina. Pero un día Apis
se había pintado los labios de un color rojo muy vivo. No pude menos
que pensar en el tango: “Yo he sabido otras veces beber / en la fuente de
sus labios rojos.” No contento con eso, le dediqué esta humilde copla.
Labios rojos tiene el tango,
muy rojos en sus papusas:
tan rojos como los tuyos
envidia la misma Luna.
Radulfus
El Evangelio en lunfardo
Días pasados compré a través de la Red: Jesús chamuyaba en
parábolas; El Evangelio en lunfardo (Buenos Aires, San Pablo, 1994).
Su autor, Roberto Peregrino Salcedo, el que hacía los libretos a
Minguito. Por varias razones considero interesante el libro.
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No creo que pueda ser de provecho (tampoco creo que lo haya
hecho alguna vez) “por ver si nuestro idioma de la ‘yeca’ podía servir de
vehículo al MENSAJE, así, con mayúsculas.” Estas palabras de Faruk
(p. 8), quien ilustra el Evangelio lunfa con varios bonitos y personales
dibujos, yo las entiendo con un sentido lúdico, pues el porteño de los ’90
no entendería bien tanta lunfardía. En cambio creo que sí se puede
entender “servir” como un ejercicio de lunfardo vivo escrito. No bien
supe de la existencia del libro, me apresuré a comprarlo, pues conozco
algunos ejercicios parecidos, a los cuales adjudico valor. Me refiero a El
Evangelio criollo y a El Evangelio según San Fierro. Siempre está mal
hablar de mí pero estoy ahora haciendo Martinus Ferreus; vale decir,
una versión (no traducción) de Martín Fierro al latín. En fin, citaré un
breve pasaje de Jesús chamuyaba en parábolas, para que el lector juzgue
a través de él, no de mis palabras. Cumple aclarar que Don Peregrino no
puso todo el Evangelio en lunfa, sino algunas parábolas.
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–Maestro, ¿por qué vos a la gente le chamuyás en parábolas?
–Y… –dijo él– les chamuyo en parábolas pa’que puedan
descubrir lo secretos y los misterio del Reino de los Cielos, pero a los
otros, nada.
–¿Por qué, Señor?
–Porque no quieren cambiar ni arrepentirse ni que yo los salve.
Pero ustede sí que van a conocer los misterio del Reino.
¡”Ustede”, dijo! ¡Y “ustede” somos nosotros! A ver muchacho si
se apiolamo de una buena vez de lo que dice Jesús. A ustede, que se
tomaron en serio la Palabra y el llamado invitador; porque él dijo síganmen,
¡y lo seguimo! ¡Somo invitados de Dios, somo… no somo colaos!
[…]
En esas palabras está lo que ya batía el viejito Isaía respeto de los
que tenían durazno el de la zurda: “Y no les chamuyaba sino en
parábolas según podían sintonizarlo, pero a los discípulos les cantaba la
justa en privao.”
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