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Durante millones y millones de anos el Sol se ha encargado de entregor su luz Yysu calor al sstema solar. Cada mariana: Saluda a los planetas,y su sonrisa esté, ‘acompartando continuamente a todos los seres vivos. Pero sucedié que un dia ya no quiso trabajar més. taba cansado y decid tomarse unas vacaciones, Enfonces dejo. sulugar en el cielo y se fue rumbo o una. galaxia que prometia baile y diversién Y cuando el Sol ya no alumbt6.. {U6 lescalabro en la Tlertal Todo era uscuri- dad y ya nadie més trabaj6.La gente, Confundida, no sabia si era de dia 0 de noche. y la vida del planeta coma pel- \gio de congelarse, por lo que era preciso omar medidas urgentes. pSSIRDE 6 ay 5 corr SESE ABURISIO_DisI AA a REC CSE AGE IO i NAS GLORIA ALEGRIA CUANDO EL SOL SE ABURRIO DE TRABAJAR ILUSTRACIONES DE ANDRES JULLIAN Meera EDITORIAL ANDRES BELLO Des hace mucho, muchisimo tiempo, el Sol es el encargado de dar luz y calor a nueve planetas. Unos son grandes y otros pequefos. Todos giran alrededor de él, Todos reciben su cuidado y su atencién constantes. Porque el Sol est siempre ahi, Justo al centro. Si lo desea, puede viajar por el universo, pero siempre debe hacerlo en compania de todos sus planetas. Y asi como saluda carifiosamente a Jopiter, a Saturno 0 a Marte, también saluda a la Tierra. Con sus rayos, a veces tibios ya veces ardientes, llega a todos los paises que hay en ella, Su sonrisa ancha y amarilla saluda muy temprano a los gallos de Chile y de Paraguay, y también a los de Francia y Suecia y, por qué no, a los del Japén, de Egipto y de Australia. Después saluda sin demora a los campesinos, los panaderos, los pajaritos, las flores... Por tltimo da Jos buenos dfas a los gatos y los nifios remolones que nunca se quieren despertar. —iHola, nifios! jHola, gatos! Todos los dias lo mismo, lo mismisimo, durante millones y millones de afios. Hasta que un dia lunes decidié que ya no queria trabajar mas. Asi pens6 después de un domingo bastante atareado, en el que habia alumbrado con especial dedicaci6n para que las familias de la Tierra —que era su planeta preferido— pudieran salir al parque, a la iglesia o al circo. —iYa no mas! —se dijo—. ;Ahora es tiempo de unas largas vacaciones! Se qued6 pensando un rato y de pronto exclamé: —iHasta cuando voy a tener que estar siempre pendiente de estos nueve planetas que giran y dan vueltas y dan vueltas a mi alrededor! jYo también quiero acci6n! {Quiero moverme! jNo s6lo estirar brazos y piernas para Pic alcanzar una flor 0 el nido de unos pajaros, o alguna de las timidas lunas de Jipiter! Si. Ahora viajarfa {Y solo! —iYa verdin cémo voy a volar, a caminar, a trotar por el universo! iY voy a ir tan lejos como pueda! iEso si que seria divertido! Entonces estiré y estir6 los brazos hacia adelante, peiné muy bien sus rayos hacia atras y parti. —Comenzaré visitando la galaxia N° 1.357. He ofdo hablar tantas veces de ella, Las estrellas dicen que es un lugar de ensuefio, Los cometas ‘exclaman que no hay nada parecido en el gran universo. Al Sol, después de tantos y tantos afios de observar el universo, no le fue dificil dar con ella. La galaxia N° 1.357 realmente no estaba tan lejos. Cuando lleg6, no podia creerlo. En esa galaxia habfa muchos soles, tan j6venes y modernos como él, con trajes dorados, plateados, brillantes. ‘Todos al verlo se acercaron a saludarlo con gran entusiasmo. — Pero, Sol! ;Qué sorpresa tan grande, tan, tan inesperadal (Si es el Sol de uno de los sistemas solares de la Via Lactea! —exclamé un sol mas o menos viejo, que lo habia visto nacer. : Mas % ? rae —Esto hay que celebrarlo! —dijo uno de los soles jovenes. Asi fue como en la galaxia N° 1.357 se organiz6 de inmediato una gran fiesta. ‘Todo fue muy rapido. Los soles invitaron a sus amigas lunas y comenzaron a celebrar. Mas tarde legaron algunos cometas, asteroides, mas y mas estrellas y planetas y mas y mas soles que no se quisieron perder Ia celebraci6n. ‘Como las fiestas del espacio no necesitan luces ni efectos especiales, porque las estrellas y los cometas son més que suficientes para hacer que todo brille, no hubo que preocuparse de iluminacién. —A bailar el chachacha galactico y el patapata lunar —gritaban todos—. iA bailar la salsa y la lambada espacial! El Sol estaba encantado. Nunca pens6 que esa galaxia fuera tan espectacular. El problema fue que en medio de tal celebracién, nadie imaginaba lo que estaba sucediendo en el punto mintisculo y casi invisible que es la Tierra en el universo. El Sol estaba tan entretenido que ni se acordaba de ella. La verdad era que en el mismo instante en que el Sol decidio salir de viaje, habia comenzado el descalabro en la Tierra. ‘A cada momento los gallos abrian un ojo y después el otro para ver si el Sol se asomaba por fin. Pero como nada sucedia, seguian durmiendo. No cantaban. Ni cocorocé ni kikiriki. No despertaban a nadie. Las mamis y los papas observaban Sus relojes. Ya era hora de levantarse. Las seis, las siete, las ocho... Pero el Sol no aparecia por ninguna parte. Todo seguia oscuro. No se veia nada. Entonces se paseaban por los dormitorios en bata, sin saber qué hacer, Unos a otros se preguntaban; “Seri ya la hora de ducharse? — Estaran malos los relojes? —Alendremos que levantarnos 0 nos acostamos 0 esperamos a que salga el sol? Por supuesto que en medio de tanta duda y tanta oscuridad, nadie fue a trabajar: ni el jefe, ni los obreros, ni los choferes de los buses 0 de los transports escolares, ni los profesores, menos atin los pilotos de los aviones ni los capitanes de los barcos, ni el lechero, ni los doctores. Los nifios mas pequefios comenzaron a llorar: —iTengo hambre! —llamaban, pero nadie se levantaba a preparatles la leche del desayuno, porque no podian tomar desayuno ya que atin no habia amanecido. Tampoco podian salir a jugar al patio, porque todo estaba oscuro. Los pajaritos no cantaban y los grillos seguian cantando. Las flores no se decidian a abrir sus pétalos. Después de una semana completa de equivocaciones, de problemas chicos, medianos y grandes, después de largas discusiones en Congresos y Reuniones Mundiales, los hombres de la Tierra tomaron una decision, Dictaron un decreto que decfa: “Hasta que el mundo no tenga otra solucién, se debera usar luz artificial en oficinas, colegios, hospitales, tiendas, restaurantes, fabbricas, parques, plazas, casas, edificios, para que la vida no se desorganice totalmente’. “Se deben, ademas, encender las estufas del mundo, pues la Tierra se est enfriando y corre el peligro de congelarse”. Claro que la soluci6n se convirtis en un problema mayor. En un problema muy, muy grande, Enorme. Ia energia comenz6 a agotarse ripidamente. Y, ademas, aument6 a contaminaci6n, La Tierra parecia una pelota envuelta en una nube negra Los cientificos de todo el mundo tuvieron que reunirse para hacer una investigaci6n y saber exactamente qué estaba sucediendo. Mientras encontraban la respuesta, la Tierra tenia que quedarse como estaba. Oscura y helada, Si. Todo absolutamente oscuro y helado. Qué frio! Tengo frio! No me gusta lo oscuro! —se quejaban los nifios | y hasta los grandes, - ira un enorme desastre! ts Claro que el Sol no sabia nada a de esto. Ni siquiera se le pasaba por la mente que su ausencia hubiese provocado algtin problema. La fiesta f * en la galaxia N° 1.357 estaba tan entretenida que ni siquiera recordaba que tenia trabajo. Pero alld, mas arriba de las estrellas, mds y més alla de los soles y de las galaxias, el Seftor que todo lo sabe observaba. Miraba con mucha atencién lo que sucedia en la Tierra, Y también en la galaxia N° 1.357. Y lo que veia no le gustaba nada, Lo que sucedia en la Tierra era un verdadero desastre. Pero lo que sucedia en Ia galaxia era una vergtienza universal. cso sR OTA ” Las estrellas, en torbellino, se contorneaban para alld y para acd. Junto a las lunas, muy bien arregladas, iclarot, estaba el Sol, el mismisimo Sol, el encargado de uno de los sistemas solares de la Via Lactea, bailando merengue y tango, jota y trote, un corride mexicano y hasta daba unos pasitos venusianos y unos saltos de Plutén. —Pero, sc6mo es posible? —exclams el Seor—. :Qué es lo que sucede all en la Tierra? ;Y en la Via Lactea? zY en Ja galaxia 1.3577 Sin pensarlo mucho, se ditigi6 a la Via Lactea, para observar mas de cerca aquellos extrahos acontecimientos, Al ver aparecer al Seftor, las Iunas de todos los planetas del sistema solar corrieron hacia El para informarlo. De verdad estaban muy, muy preocupadas. —Sefior, el Sol se ha marchado y nadie sabe a d6nde fue! jHa dejado ssu sistema solar abandonado! —iVen, Seftor, ven para que veas Jo que esta sucediendo en mi planeta! —exclamé una de las lunas de Neptuno. AY en el mio! —se quejé una de las lunas de Urano, iY en el nuestro! —gritaron todas juntas las lunas de Saturno. —jEsto es terrible, Seftor! —solloz6 luna de la Tierra—, En la Tierra hay verdadero caos. TU sabes, Seior, Jos hombres tienen toda su vicla izacla segin el Sol. Si el Sol esta, es de noche. Si se levanta, dia. jAhora, con el Sol jarecido, no saben qué hacer! Ni siquiera yo puedo ayudarlos, ni siquiera les puedo llevar un poco de consuelo. Porque, Ti bien sabes, Seftor, que mi luz no es propia. Si no hay Sol, yo tampoco puedo alumbrar por las noches. Esperaré un poco mds a que el Sol se dé cuenta de la catastrofe que ha provocado —se dijo el Seftor, pero de inmediato cambi6 de idea. —jNo, no y no! —exclamé—. Mejor iré a buscarlo inmediatamente. jLa situacién es demasiado grave como para dejarla en suspenso! Y sin pensarlo més, partié hacia la galaxia 1.357. Fue dejando atris la 33, Todos en la fiesta enmudecieron. Ja 58, la 297, la 1.085, hasta que, La voz del Senor habia sonado distinta finalmente, después de achicar muy Ja de siempre. Era una voz fuerte, bien los ojos, pudo ver al Sol que, ia de autoridad y de enojo. muy coqueto, conversaba con una ‘Temblando, el Sol se acercs. hermosa luna verdeazulosanaranjarroja... - —2Qué ha sucedido para que ti —Sol! —exclamé el Sefior, mirindolo ‘cumplas con tu trabajo, con tw deber? muy fijo, pregunt6 el Sefior con tono severo. EI Sol, tratando de dominar el susto que sentia al ver al Seftor tan enojado, se pas6 la mano por los rayos para ordenarlos un poco después de tanto baile y, con el mayor respeto, se inclin6 ante el Sefior y traté de explicarle: —iSeftor! ;Te ruego que me comprendas! Cuintos aos llevo trabajando sin tener vacaciones? iil " Cans Me siento cansado de cuidar de mi sistema solar sin faltar ni un solo dia. Yo necesito descansar. Quise viajar, visitar esta galaxia amiga, que me habjan contado era fantastica y imira, Seftor, la fiesta con que me han recibido, lo alegres que estin de tenerme con ellos! jHace tanto tiempo que queria moverme, salir! —Entiendo —replicé el Seftor, quien, por supuesto, no necesitaba ninguna explicaci6n para saberlo todo—. Pero hay algo que hiciste mal, :Por qué no hablaste conmigo? {Por qué no me avisaste? TU sabes, querido Sol, que nadie puede dejar su trabajo, y partir sin preocuparse. Finalmente exclamé: —iEl universo tiene un orden y ese orden deber ser respetado! El Sol sintié que, poco a poco, sus rayos perdian fuerzas y cafan Languidos sobre su frente. Con la cara mis colorada que nunca, exclam6: —iSefior, sé que Ti tienes raz6n! ‘Por favor! jTe ruego que me perdones! Pero es que yo estaba tan aburrido, tan, tan cansado de estar siempre nada mas de pie viendo como los demas se divertian! iY esta fiesta, y mis amigos han sido tan amables, todo ha sido tan bonito! El Seftor lo escuché con atencién. Pens6 que, de verdad, el Sol necesitaba ‘un descanso, Entonces le pregunt6: ile gustaria quedarte aqui en esta galaxia por un tiempo, unos aios, tal ver? La cara del Sol brill6 de felicidad. Eso si —le advirtié el Sefior— que no podras marcharte © volver at sistema solar sin mi autorizaci6n. Debes quedarte aqui y esperar a que yo venga a buscarte. Mientras tanto, yo iré por un sol que quiera reemplazarte, por un tiempo corto, unos cientos de aftos, tal vez, 0 unas decenas. Eso si ti lo deseas. Para que puedas disfrutar tranquilo de tus vacaciones. EI Sol no podia creer lo que estaba oyendo. De inmediato le volvié el color naranja a la cara, Los rayos comenzaron a brillarle. Tomé de la cintura a una de las estrellas que estaba a su lado. Bes6 a Ja luna en una mejilla. Rid y salt6 y abraz6 a varios de los soles que ya se habfan reunido con él. Finalmente respondié: —iMe encantarfa, Seftor! Si Tt: me lo permites. Asi podré descansar todo Jo que quiera. ;Y también divertirme hasta que me aburral El Sefior sontié y se alejé en busca de otro sol. Se fue directo a la Via Lactea. Pero en el camino record6 que, para ese trabajo, sdlo estaba disponible un sol que habia jubilado hacia ya mas de dos mil aios. —Bueno —dijo—, veremos si se siente con animos para retomar el trabajo por tun tiempo. Le daré un turno pequeno. iUnos cincuenta aos, para no agotarlo! Detris de una nube de polvo ‘espacial encontré al viejo sol leyendo una antigua enciclopedia intergalactica. Era un sol de muchos, muchos afios. ‘Tenia una gran experiencia, El Seftor se aceroé a él y le pregunt6: —Sol viejo, ite gustaria trabajar por un tiempo en un sistema solar de nueve planetas? Ahi donde esta el pequeno Pluton y el bello Saturno, dos recuerdas? Y también Mercurio, Venus, Marte v la Tierra con sus hombres que tanto necesitan de la luz y el calor para vivir, y también ‘JGpiter y Urano y Neptuno y todas sus. lunas y asteroides y meteoritos y estrellas fugaces. Y aquel sol viejo, muy contento de poder ayudar, contest6 inmediatamente: —iSi, Senior, si, si! Sonriente, caminando muy despacio, leg hasta el lugar que el Senior le habia indicado. Justo al centro de los nueve planetas. Estir6 sus rayos y se dispuso a trabajar, En el sistema solar y principalmente en la Tierra, todos estaban felices, a jE] Sol alumbra nuevamente!”, decian los titulares de los diarios. vez tenemos Sol, seftoras y seftores!”, ‘exclamaban en la televisién. En la radio se escuchaban sélo inciones en honor al Sol, poemas honor al Sol. En los colegios nifilos debian escribir siciones en honor al Sol. Pero la alegria no alcanz6 a durar mucho. Ni un afo. Ni siquiera seis meses. Ni tres. Apenas, apenas, casi dos. A mediados del tiltimo dia del segundo mes, el sol viejo comenz6 a sentirse muy cansado. Justo cuando las seforas se acomodaban para ver la teleserie y los nifios comenzaban a regresar de sus colegios, al sol viejo le sobrevino sueito irresistible. De pie, en medio Jos nueve planetas, comenz6 ibecear. No supo en qué momento ojos se cerraron, Eran sélo las tres Ja tarde. Ja Tierra qued6 a oscuras. Habfa egado la noche. Y en la madrugada, cuando atin nadie pensaba en levantarse, el sol viejo se desperts con suficientes energias Para trabajar. Sus rayos alumbraron ‘como nunca antes, El cielo parecfa mas azul. Las flores tenian mas color. einly | AN | S # a% | sy EST Pero muy luego, a las doce del dia, otra vez le dio suefio. Entonces resolvio que lo mejor era dormir una siesta para reponerse y después volver a trabajar. La Tierra qued6 nuevamente sin luz. Otra vez llegé la noche. Las gallinas corrieron a acostarse. Los pajaros volvieron a sus nidos y las mamés llamaron a sus hijos para que se bafaran y se fueran a la cama. Y asf sucedié casi todos los dias que siguieron, EI sol viejo se dormia y se levantaba segtin sus propias necesidades, En la Tierra nadie comprendia lo que estaba ocurriendo. El desastre era peor que antes. Entonces fue cuando el Sefior decidié que ya era hora de ir a buscar al Sol que se habia quedado alla en la galaxia N° 1.357. Lo encontré sentado en una roca espacial, con los rayos caidos sobre Ja frente. necesitaba ofr lo que le sucedia al Sol del sistema de los nueve planetas. —jOh, Seor! Estoy tan triste! jExtrato tanto los anillos de Saturno, al pequeio Plutén, a las decenas de lunas tan hermosas de mis planetas, a la Tierra, y a los gallos japoneses y a las golondrinas chilenas, a los canguros australianos y a los tigres Cuando vio que el Seftor se acercaba, sus rayos se levantaron y una gran sonrisa naranja brillé en su cara. —Sehor! Sehor! Aqui estoy! —grité moviendo sus brazos, iluminando todo a su alrededor. EI Sefor no necesité dar ninguna explicacién acerca de lo que estaba sucediendo en la Tierra. Tampoco del Africa! ;Y a los nii todo a los nifios! ;Qui a trabajar! {Ya no quiero més fiesta! jAdoro la Via Lactea! ;Adoro mi sistema solar! ;Adoro la Tierra! ;Amo mi trabajo! Parecia que el Sol nunca iba a parar de hablar. Asi, esa misma tarde el sol viejo sres6 a su hogar sin remordimientos, itento de poder descansar. (fl ya fa trabajado mucho en su vida Eusebio Lillo, organizado por la Municipalidad de E| Bosque, y fue publicado en la antologia Un élamo al final del camino y otros cuentos. En 1998 publicé la novela Mundo de car- t6n, que dos afios antes habia obtenido el pri- mer lugar en el Concurso de Narrativa Juvenil de Editorial Don Bosco. En esa oportunidad también fue galardonado con el primer lugar en su categoria el cuento “EI nifio que le pe- dia dinero a la luna’, publicado en 1999, En el afio 2000 aparece en la trilogia Te cuento tres cuentos, su narracién ‘Jaulas doradas”, que habia obtenido el segundo lugar en el Concurso de Narrativa Juvenil Don Bosco en 1995. Dos afios después compartié el primer lugar con el cuento “Son cosas de recién ca- sada" y obtuvo el quinto lugar con "Ojos de perra triste”, en el Tercer Conourso de Cuen- tos escritos por mujeres de habla hispana, ‘ambos publicados en el afo 2001 en una an- tologia de los cuentos ganadores, bajo el ti- tulo Sosteniendo Santiago y otros cuentos. Cuando el 50! se aburrié de trabajar ob- tuo el tercer lugar en el Concurso Nacional de Literatura Infantil 1999 del Consejo Nacio- nal del Libro y la Lectura, en la Categoria Obras Inéditas,

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