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LECCIONES DE ADMINISTRACION* DISCURSO INAUGURAL El motivo que nos reune hoy en este sitio merece bien que le consagremos algunas refle- xiones, Tanta es la importancia de la instruc- * José Poseda de Herrera dicta sus Lecciones de administra: ci6n en te Escuela Especial de Madrid. Sus alumnos Juan Antonio de Batcén, Juan Pérez Calbo y Francisco de a Madrazo, las iascritieron y compilaran, epareciendo ublicados en tres tomos on ol afio de 1843. (Sea dicho de aso, de Paufe Mexrazo escribié después su Manual de ad- ‘ministracién, que fue publicedo en México en 1857, y ‘que la Revista de Administracin Pablica ha reproducido integramence en sus nimeros 61, 52 y 3). Tuvimos ac: eso a la moderna versidn de la obra de Posada de Herrera editads por el Instituto Nacional de Administracién Pi- blica de Espafia, tal como apareclé también en tres tomos en al afio de 1978; esta edicion es facsimilar de 1a de 1843. ‘Se han reproducido aqut el Discurso Inaugural y las Lec: clones 1 y iI, en las cuales se tratan los temas de Ia adm nistracién y el derecho administrative, EI titulo de nuestra, versién es of mismo que el de la obra de Posade de Herre- +a, Se conseryé formacién, redaccién y ortografia original N. dat D. José Posada de Herrera cion publica, tan grande su influencia en la dicha y prosperidad de la nacion, que al ver abiertas las puertas de esta nueva escuela sen- timos latir el corazon de gozo y de alegria. La instruccion publica es un bélsamo suave que cura las heridas de los pueblos y al respirar el aire puro de fa ciencia sienten aquella anima- cion saludable que dé al hombre, en medio de la desgracia, la esperanza de su felicidad. Los que la promueven, los que preparan 4 las na- ciones este manjar suave que és la causa de su prosperidad merecen siempre bien de la patria, y cuando vean crecer el drbo! que ellos han plantado, pueden sentados 4 su sombra, lle- narse del noble orgulto que es permitido tener al que sirve bien 4 su pais. Pero el establecimiento de estas cétedras no solo debe ser considerado como un progre- 80 en la instruccion piblica sino como uno de aquellos fenémenas que revelando el estado de la sociedad prueban que este ser moral se acerea ya 4 su completo desarrollo, y que ha 136 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA, Megado el tiempo de entregarle el cuidado de ‘sus propios intereses. Hubo un dia en que los pueblos arrastraban silenciosos la cadena del despotismo sin atre- verse 4 reclamar la parte que legitimamente Jes correspondia en su gobierno y ora victimas det fanatismo, ya gimiendo bajo ef poder de Jos grandes, ya en fin pretendiendo ser sibdi- tos humildes del trono para dejar la condicion de vasallos, no acertaron nunca 4 tomar al poder que andaba por el suelo destrozado por jos mismnos que le pretendian. De la sociedad y su derecho solo conocian el castillo del se- fior; su voluntad eran sus leyes y !a violencia su justicia, Servian los pueblos 4 su amo como un instrumento que unas veces despedazaba entre sus manos, otras arrojaba contra los pue- blos vecinos para aflijirlos y dominartos. éCuanta no hubiera sido su admiracion si tras- pasando la muralla impenetrable que los sepa- raba del porvenir, hubieran podido ver el dia en que habiamos de vivir bajo de un mismo gobierno, obedecer unas mismas leyes, tener unos mismos intereses y poder reclamar con frente altiva la proteccion de la justicia? Ya no hay esclavos ni vasallos, ni hombres de aba- dengo, de realengo 6 de behetria, ni nobles, ni hidalgos, ni plebeyos, ni pecheros, no hay mas que ciudadanos, Ya nadie lleva e! nombre del Rey de Aragon, ni de Navarra, ni de Castilla, sino el de la nacion espafiola. IQué variacion tan inmensa! iQué marcha tan progresiva y admirable! Reunir tantos intereses, igualar tantas clases, destruir tantas preocupaciones, desarraigar tantos abusos, llevar en fin la ley niveladora sobre aquel inmenso é informe cuimulo de prerogativas y privilejios. Que di- ferencia de aquel tiempo en que las leyes se escribian en latin y apenas nadie sab/a leerlas 4 este en que se escriben en lengua castellana y publicadas por la imprenta !legan por cien caminos no solo 4 los confines de nuestro te- rritorio, sino hasta los estremos del universo. Que diferencia entre las leyes discutidas mil veces en la imprenta y fa tribuna, impugnadas, defendidas, analizadas de todos los modos y aquellos actos de barbarie que se llamaban fazafias y usurpaban despues el nombre santo de leyes. Qué le importaban entonces al hombre sus derechos, si no fos podia hacer valer y respe- tar? El ciudadano nada podia reclamar de la nacion, porque la nacion no existia, no habia mas que fuerza por una parte y debilidad por otra y en tanta desigualdad de medios no hay sociedad posible. Si, sefiores, 1a nacion no existia; porque la nacion es ta unidad moral pronta’é darse leyes, 4 gobernarse, 4 defender- se; es la reunion de intereses comunes, la mul- titud de relaciones que ligan al ciudadano con sus iguales, y no una porcion de hombres 6 de pueblos agrupados por el acaso 6 por la fuerza militar. “Los conquistadores antiguos, dice un escritor oflebre, confundian desordenadamen- te en su imperio las reptiblicas y tos reinos, la civilizacion y batbarie. Amontonaban como en una batalla despojos, provincias sobre pro- vincias, pero no las reunian; y cuando el fére- tro salia por la gran puerta de su palacio la anarquia entraba por la puerta opuesta. Asi vernos en nuestra historia 4 muchos pueblos y castillos mudar con frecuencia de duefio, y 4 grandes estados reunidos por 1a fuerza de un solo brazo, deshacerse en e/ instante mismo en que la muerte llamaba 4 la puerta de susefior.” Entonces apenas podia imajinarse e! hombre que tenia que reclamar nada de la sociedad y ni pensaria siquiera que habia entre los dos relaciones de derecho y de deber. J.POSADA DE HERRERA LECCIONES DE ADMINISTRACION 137 Mas hoy que se aproximan los intereses de la nacion y del individuo y caminando en Ij- eas convergentes llegan 4 cruzarse, hoy que podemos reclamar nuestros derechos y hacer frente 4 la opresion, hoy que el grito de una vietima produce un sacudimiento eléctrico en todo et cuerpo social, cuando es uno el interés de todos y todos vivimos bajo de unas mismas leyes, éno es natural querer conocer: jas, estudiarlas, difundirlas por todas partes, para que no puedan ser desconocidas ni olvi- dadas? Teniendo una ley politica conquistada en siete afios de guerra civil chabriamos de permitir que se perdiesen desapercibidos los principios en que se funda, 6 que fuesen mal conocidos y peor interpretados? Tantos tra- tados hechos por la nacion espafiola, testigos unos de antiguas glorias, recuerdos otros de nuestras desgracias y de la ignorancia de los gobiernos éno merecerén ser conocidos, para que sirvan estos de benéfico escarmiento y aqueilos de estimulo y de ensefianza na solo 4 la nacion entera, sino 4 los que hayan de ser sus cOnsules, sus enviados, sus ministros, sus embajadores? Llamados hoy los espafioles al gobierno de su pais, ¢desconoceran {os prin- cipios que elevan las naciones 4 su prosperidad y arrastran los imperios 4 su caida? Era mengua, sefiores, desconocer estas cien- cias y el establecimiento de cétedras publicas donde pudieran aprenderse estaba reclamado: por las necesidades de la nacion y las luces del siglo. Teniamos escuelas, donde se ensefia la jurisprudencia civil, el arte de curar, las cien- cias eclesidsticas, las militares, la naturales y las exactas, y solo estaba olvidada la ciencia de! gobierno y de ta administracion como si el rejir bien 4 los pueblos fuese un arte facil y sencillo, que no necesitaré combinacion ni es- tudio. Natural era sin duda que cuando la nacion se consideraba como el patrimonio de una familia, no se cuidasen de tener instruc- cion los que habian de gobernarla; pero seria negligencia vergonzosa, si cuando ha Ilegado 4 recobrar sus derechos, no procurase estu- diar los medios de hacerlos eficaces y de que los que fa sirven en la ejecucion de las leyes fuesen conocedores de estas y capaces de comprender su espiritu y tendencia. Existen tales contradicciones en la organiza- cion de las sociedades, que si pudiésemas pres- cindir de la historia para examinarlas, nos Menariamos de admiracion y asombro, no pu- diendo comprender como en casos andlogos un mismo problema ha podido resolverse por métodos distintos. Mientras para ser juez, pro- motor fiscal 6 abogado se exijen once afios de estudios y asistir 4 multitud de catedras y su- frir otros tantos exdmenes, ninguna prueba de capacidad se cree necesaria al que ha de desempafiar un destino en la carrera adminis- trativa, y sin mas mérito que el favor se entran 4 governar algunos de nuestros empleados ha- ciendo ensayos costosos en el cuerpo de la nacion. El juez procede siempre segun leyes escritas de fas cuales no puede separarse, aun- que le parezcan duras en su aplicacion: el em- pleado en la carrera administrativa obra con mas latitud dentro del ancho circulo de fa equidad, cuyos limites son estendidos como los del espacio y sus reglas flexibles y acomo- dadas 4 los tiempos y circunstancias. En los procesos judiciales se deciden intereses priva- dos, las pruebas son estensas, se oye en pro y en contra 4 hombres inteligentes en fa ciencia del derecho y hay siempre tiempo para resol- ver sin precipitacion; pero en los expedientes administrativos las pruebas son més débiles, no hay discusion tan ilustrada y es preciso resolver muchas veces en breves instantes de 138 REVISTA DE ADMINISTRAGION PUBLICA Ja suerte de la sociedad. Los errores de un juez puede corregirlos su superior, los errores de la administracion son casi siempre irrepara- bles. {Como se comprende, sefiores, se hayan mirado con tanta indiferencia los intereses de la sociedad, mientras se atendian con cuidado los que eran solo del individuo? 2Es por ven- tura menos importante la nacion que el hom- bre privado? Las relaciones que nos unen con el cuerpo social dson de menos valia que las que podemos tener con otros hombres? iCuén importantes, cuén variadas se ofre- cen 4 nuestra vista en todos los ramos de la administracion! Desde que nace el hombre hasta que muere, vive bajo su vigilancia y su cuidado, y siguiéndole con la solicitud de ma- dre carifiosa le acompajia desde la cuna hasta el sepulcro. Si el cielo os concedié la fortuna de tener padre, la administracion certifica en el registro civil de su existencia: si sois tan desgraciado que no conoceis é los que os dieron el ser, si por egoismo barbaro abandonaron sus deberes sagrados, ella os ofrecer un asilo y cuidaré con esmero de vuestra infancia tan hermosa por sus esperanzas, como interesante por su infortunio. Habeis llegado 4 ser adulto, pero sois pobre, vivis enfermo y no teneis quien 08 ensefie; pues ella pondrd los ojos en voso- tros, os dard instruccion en sus escuelas, os re- cogeré en sus casas de beneficencia y os curaré de vuestras enfermedades. Vivis de la obra de vuestras manos ya en el campo silencioso, ya entre el ruido de los talleres y las méquinas, pues alli vendré la administracion 4 elevar vuestro ser, ensefiéndoos é hacer uso de la ra- zon en el trabajo, 4 hacer fructiferas las tierras estériles, 4 calcular las fuerzas de los instru- mentos y economizar las vuestras por medio de la mecénica, 4 comunicar 4 los demas vues- tros pensamientos por medio del dibujo. Ella 0s ofreceré cajas de ahorros para estimularos 4 la economia, cuidaré de vuestra casa mien- tras dormis, os proporcionara diversiones pi- blicas donde deis esparcimiento al animo des- cansando de vuestras fatigas, abriré anchos caminos y canales que llevando de una parte 4 otra la animacion y la vida, os proporcionen medics de ejercer el tréfico y despachar vues- tros productos; os protegeré en vuestros viages dentro de su territorio, y si alguna vez traspa- sais los lfmites que la separan de otras nacio- nes, si bastante atrevido fiais vuestra suerte 4 fas olas del mar y cortando la tersa superficie de las aguas vais 4 buscar en regiones apartadas alimento al comercio y 4 los goces de la vida, la administracion os acompafiaré en vuestros peligros y haciendo valer tos derechos de la justicia y de la desgracia, las leyes de los trata- dos y de la humanidad si sois feliz protegeré vuestras propiedades contra la violencia y si sois néufrago desgraciado os conduciré don- de volvais 4 ver el sol de vuestra patria. La administracion es la vida de la sociedad. Por ella obra, por ella se instruye, por ella piensa Jas leyes, por ella las ejecuta, por ella progre- sa, por ella entra en relacion con los pueblos estrangeros, por ella se organiza, por ella se de- fiende, por ella en fin provee 4 todas sus nece- sidades y peligros. Unas veces siguiendo en pos del legislador ejecuta las leyes venciendo todas las dificultades que se oponen 4 su cum- plimiento; otras adelanténdose en su carrera examina las necesidades publicas, reune los datos y prepara los fundamentos de las dispo- siciones legales. Preside las elecciones, orga- niza los ejércitos, cobra las rentas, administra los bienes publicos, celebra los tratados, es en una palabra, la sociedad en accion, pensando, obrando, siguiendo el camino que le ha marca- do la providencia en el espacio de los siglos. J.POSADA DE HERRERA LECCIONES DE ADMINISTRACION 139 Esta multitud de relaciones que unen al hombre con fa administracion, ta organizacion de la sociedad, su vida moral y material, esta variedad infinita de leyes y reglamentos que exijen, no pueden ser conocidos sin estudiarse, ni pueden ser bien estudiados sin escuelas elementales donde se ensefien. Como podré el embajador, el cénsul defender los intereses de tos sUbditos espafioles en paises estrangeros, si no conoce los principios de! derecho pub! co, ni las disposiciones de los tratados que forman el derecho internacional? {Como diri- jir las negociaciones, preparar y discutir los tratados sin saber las bases y principios en que se funda, las disposiciones 4 que se refieren y la trascendencia que tal vez una palabra puede tener en su resultado? éQuién como los espa- fioles se pudiera quejar de la ignorancia de sus diplométicos burlada tantas veces por la insi- diosa ciencia de los estrangeros? Los tratados de 1667 y 1670, y todos los celebrados des- pues hasta la paz de Amiens tenian encadenado nuestro gobierno y privado de la facultad de fomentar nuestra industria y nuestro comer- cio; y sin la destreza y resolucion del ilustrado Azara quizés seguirfamos en la misma esclavi- tud en que vivimos casi por espacio de ciento cineuenta afios. Si el gobierno debe propor- cionar 4 10s empleados en las relaciones este- riores ocasion de adquirir la instruccion que les es propia, no es menos necesaria tambien 4 los que ocupan los destinos de la administra- cion interior. El conocimiento del cémulo in- menso de leyes administrativas, los principios necesarios para poderlas aplicar con tino y discernimiento no se pueden adquirir 4 la ven- tura con solo revolver el polvo de los espe- dientes debidos muchas veces 4 la ignorancia misma, y aumentados y complicados por des- conocer las leyes que se deben aplicar. En los espedientes si bien se adquiere la util practica de los negocios cuando estan bien dirigidos, tambien se aprende la practica de los abusos y hasta se les toma carifio defendiendo por habito 6 por ignorancia fo que su misma razon, menos preocupada y mas ilustrada hubiera condenado sin duda. Y aun cuando alguno por su buen sentido flegue 4 distinguir las bue- nas maximas de las malas, todavia encerrado dentro de un pequefio circulo de negocios, es semejante 4 una maquina que no tiene mas que un género determinado de movimiento, En vano querré el gobierno aprovecharse de sus luces en otro ramo andlogo de administra- cion porque aquel hombre que se movia con acierto y facilidad dentro de su atmésfera intelectual, pierde el movimiento y la vida en ‘otro género de negocios y cuando se creia ha: cer en beneficio piiblico un util empleo de sus servicios, se ve con dolor que se han perdido lastimosamente los que prestaba. El estudio del derecho administrativo no es menos titi! 4 los encargados de administrar jus- ticia, porque indicéndoles los verdaderos |imi- tes de sus atribuciones, les impide entrar en competencias intitiles las mas veces, perjudi- ciales otras, y siempre fundadas en ideas errd- eas sobre la estension y facultades del poder administrativo. Se cree generalmente que don- de quiera que hay contencion existe un juicio, que debe resolverse por las reglas del derecho civil, y fundados los tetrados y los jueces en principio tan equivocado, los unos con sus dictémenes y los otros con sus sentencias, en- torpecen la marcha de las autoridades admi- nistrativas, debilitan la fuerza del gobierno y comprometen el mismo caracter judicial resol- viendo cuestiones que nunca pueden ser de su competencia. El espititu de clase y de corpo- racion, el deber, la tendencia 4 defender sus atribuciones, les arrastran é estenderlas lo mas 140 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA posible y por otra parte la ignorancia de los verdaderos principios del derecho administra- tivo no {es permite detenerse en la linea que marcan la razon y el sano juicio. Y no basta, sefiores, el talento, la laboriosidad, el estudio de un juez 4 vencer tantas dificultades, porque aun suponiéndole toda la inteligencia que 4 un hombre particular es dada, todavia serd sedu- cido por el ejemplo de otros, se le presentarén cuestiones dudoses que no podrd resolver por si y no encontrando siempre apoyo para las buenas doctrinas, se dejard evar el torrente 4 trueque de no cansar sus fuerzas iuchando indtitmente contra él. Es, pues necesario el establecimiento de esta ensefianza, no solo Para que aprendan sus reglas todos los que se dediquen 4 los diferentes ramos dei servicio piblico, sino para que discutiéndose las doc- trinas y las leyes, la practica y la teoria se legue 4 fijar la resolucion de tantas cuestiones dudosas como se presentan en la marcha de la administracion y de los tribunales, y reco- nocidas por todos las verdaderas interpretacio- nes tengan las sentencias de los jueces y las decisiones de tos empleados administrativos aque! caracter de fuerza y de justicia, que solo puede dar la opinion publica itustrada. Y cuantas veces se ven nuestros funciona- rios piblicos, aun los encargados de la admi- nistracion interior, envueltos en mil dudas para resolver cuestiones que se rozan con la ejecucion de los tratados y los principios del derecho internacional, y no saben que hacer, ni 4 quien preguntar, ni 4 donde volverse para encontrar la regla segura que haya de guiarlos en su conflicto y acercarlos 4 una decision prudente, acertada y provechosa 4 su pais. Preguntad, sefiores, 4 los que hayan ejercido mando en los grandes centros de nuestro co- mercio 6 en provincias limitrofes 4 otros rei- nos 6 servido 4 la nacion en los tribunales superiores y ellos os dirén si han echado mu- chas veces en faita el estudio del derecho in- ternacional que ahora se establece. Solo 4 su ignorancia puede atribuirse que la nacion haya consentido por tantos afios la existencia en los, tratados de articulos tan perjudiciales 4 su co- mercio, 4 su navegacion y 4 su dignidad, y que cuando algunos fueron destruidos en la ley Ultima de aranceles; nadie se haya apercibido de la reforma, y se haya dado este paso tan importante hacia nuestra verdadera indepen- dencia casi sin conocer la nacién misma el beneficio que con ello se le hacia. Hace medio siglo que le reclamaba un empleado tan inte- ligente como celoso, y en tanto tiempo ni la nacion en general reconocia la necesidad, ni los gobiernos se creian bastante independien- tes 6 no tenian los conocimientos necesarios para conocer el mal y ponerle remedio. Oh descuido! Oh mengua! Como era posible que esto sucediese habiendo una ensefianza pibli- ca de derecho internacional en que se Ilamase la atencion de 1a juventud, que mafiana habia de gobernar, al estudio de los tratados y de su infiuencia en la prosperidad de la nacion. Y que, sefiores, aun dejando 4 un lado los funcionarios piiblicos éno necesita esta cono- cer sus verdaderos intereses, no necesita el ciudadano mas oscuro conocer las relaciones que le unen 4 la sociedad, sus deberes para con ella y los derechos que puede reclamar? EI que haya de entrar en el ayuntamiento de su pueblo, como el que reuniendo los votos de sus conciudadanos haya de formar parte de alguno de tos cfrculos de administracion pro- Vincial, éno deberd tambien conocer las leyes administrativas que debe interpretar y ejecu- tar? Si por desgracia, sefiores, las pasiones lle- gan 4 penetrar en estos cuerpos, el estudio del derecho administrativo y el conocimiento de sus principios servird muchas veces de fre- J.POSADA DE HERRERA LECCIONES DE ADMINISTRACION ut no y de obstéculo 4 sus desvarios; porque nada hay, sefiores, en el mundo mas fuerte que la ciencia contra la opresion y ta injusticia, asi como la ignorancia se deja impeler sobre una superficie plana por el espiritu de odio y Por todos los sentimientos antisociales, no en- contrando limite ni valla en su camino, No habiendo principios fijos en la interpretacion de las leyes, aquellas maximas que son el re- sultado de la ciencia y del arte combinados, cada uno las interpreta segun sus preocupa- clones, y sus intereses, siendo tantas las leyes que rigen un pais como los individuos que hayan de ejecutarlas. Cuando las doctrinas son conocidas, cuando hay muchos que puedan juzgar de la justicia 6 injusticia, de las decisio- nes de los que gobieman, entonces la opinion publica, censor infatigable de sus actos, los detiene antes de hacer el mal y los aplaude y anima para hacer el bien. Entonces el ciuda- dano pacifico que sabe cuales son sus deberes, y cuales sus derechos descansa tranquilo 4 la sombra de la ley y de la razon publica, y si la fuerza mal empleada viene alguna vez 4 turbar su feposo siente dentro de su pecho la ani- macion y el esfuerzo que dé la confianza en la justicia, Entonces no teme que la ley que ayer le favorecia le sea hoy perjudicial, porque ve establecerse una jurisprudencia uniforme fun- dada en bases indestructibles, conocida de to- dos, apreciada y respetada por todos. Entonces la luz que parte de estas escuelas, esparcida y desparramada por la sociedad, enciende en muchos puntos nuevos centros de ilustracion que se comunican y dan brillo los unos 4 los otros, como los rayos que parten desde los dos focos en una misma elipse, y cruzdndose en todas direcciones crean una clara atmésfe- ra 4 cuyo brillante resplandor se ven marchar ‘todos fos intereses que abraza la sociedad. Et Pais conoce sus necesidades, el gobierno ve los medias de atenderlas y entendiéndose con fa- cilidad quedan resueltas por s{ mismas muchas cuestiones, que fueran objeto en otro caso de larga y acalorada controversia, Asi, cuando el estudio de la administracion sea bien conoci- do, se verén desaparecer muchas opiniones errneas, que abrazan hoy con calor muchos, en su patriotismo y en su celo por el piblico bien, pero que algun dia no reconocerén ya ‘como suyas avergonzandose de haberlas soste- nido, Cada ciencia forma un todo en sus prin- cipios y en sus leyes, y es necesario reunirlos, analizarlos; reducirlos despues 4 un todo para poderlos juzgar con acierto desde el punto filosofico de su unidad. Este cardcter comun 4 todas las ciencias es aun mas propio de la administracion, que abrazando en su anchuro- so seno multitud de cuestiones de filosofia, de moral y de gobierno, tiene siempre que considerarlas bajo diferentes aspectos para venir 4 una resolucion acertada y provechosa. Ya veis la inmensa utilidad del estudio que ahora se os propone. Estas escuelas son una necesidad de la época, abrazan la existencia del hombre desde la cuna hasta el sepulcro, son provechosas 4 todas las clases de funcio- narios publicos, aseguran 4 los ciudadanos sus derechos, y preparan 4 la nacion el camino de las buenas leyes sin sacudimientos y sin tras- tornos. No nos vamos 4 ocupar de vanas teo- rias, de principios puramente abstractos, sino de doctrinas de aplicacion, de intereses socia- les. Cuando alguna vez nos elevemos é las altas regiones de la ciencia serd para descender des- Pues por un camino facil y suave al terreno de jas aplicaciones y contrastar en la practica de las leyes la verdad de los principios. Todas las instituciones, todas las leyes, todos los de- rechos que forman tos diferentes lazos y rela- ciones del hombre en la sociedad, todos los, 142 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA derechos de esta, asi dentro como fuera de su territorio, serén objeto de estas ensefianzas y en ellas serén discutides y apreciados. Pero esta discusion sera la discusion cientifica, in- dependiente de las preocupaciones y los par- tidos sin tener otro interés que el buen go- bierno del pais. Cuando una institucion pueda ser objeto de reflexiones dentro de una céte- dra, reflexiones que nacen de su examen y estudio, a nadie se dirigen, 4 nadie atacan y 4 nadie se debe creer herido, Entre la discusion Pacifica, tranquila y concienzuda de una ley 6 de una institucion y el ataque dirigido 4 des- truirla hay una diferencia inmensa, un abismo. insondable, muchas veces la distancia que hay entre la inocencia y el crimen. Privilegio her- moso de la ciencia, que cura sin incomodi- dad, corrige sin agravio y que como fa atmés- fera que nos circunda pesa sobre todas partes ejerciendo su benéfico influjo sin ser apenas percibida. Ojald que al establecimiento de estas cétedras no les quepa la misma suerte que 4 otros muchos, que fueron un tiempo establecidos con buen deseo y que despues han perecido abandonados por el descuido de los gobiernos 6 ahogados por la ignoran Ojalé que las ventajas que yo os ofrezco de esta instruccion lleguen 4 ser una verdad y no un suefio agradable que despues al despertar, sirva solo para contrastar y dar tono 4 la amar- 98 realidad. Quiera el cielo que nunca la igno- rancia altiva y desdefiosa ilegue 4 poner en él su planta cuya huella todo lo hace infructife- ro y estéril. No es de esperar que la suerte que ha cabido 4 las cdtedras establecidas el siglo XVI para la ensefianza de las mateméticas y otros ramos del saber, la que tambien ha toca- do & las de derecho natural 4 ultimos del siglo pasado, alcance 4 las que en este instante se inauguran: pero aquel recuerdo me aflije en este momento y no quiero pasarlo en silencio, Para que pueda servir al menos de leccion sa- ludable. No puedo espresar todas las ideas que giran en mi cabeza y desean venir 4 los labios: el lugar, la ocasion, las personas ante quienes ‘me hallo, detienen mi lengua y estamos muy cerca de nosotros para poder juzgamos. Pero mi imaginacion aparténdose de la época actual se lanza fuera de {os limites de lo presente para leer en los que escriban la historia, el j cio de nuestras leyes y nuestras desgracias. Alf cuando la verdad se pueda decir sin ser Molesta, cuando se puedan censurar los actos de tos gobiernos de hoy sin incurtir en su in- dignacion, cuando se puedan alabar otros sin que se atribuya 4 la lisonja, cuando el sordo ruido de las pasiones y de los intereses que lu- chan no se oiga ya y cuando Ia nacion sea rica, ilustrada y feliz, al referir las vicisitudes de Nuestra administracion y los escollos y las tempestades que la detuvieron y la agitaron No dejaran de recordar el dia en que se abrie- ron las puertas de estas cétedras. Un error funesto, dirén, habia hecho creer que para desempefiar los cargos mas importantes de la administracion, bastaba saber leer y escribir regularmente y creyéndose tos destinos publi- cos un medio de vivir mas bien que de servir 4 su pais, se precipitaban en tropel 4 solicitarlos, Y atrancaban por la importunidad y el favor lo que solo se debia 4 los conocimientos, al méri- toy d los servicios. Una revolucion justa y necesaria en el esta- do 4 que habia Ilegado la opinion publica, ce- tré las puertas del ocio y de la riqueza 4 clases enteras de la sociedad, y retrocediendo sobre ‘Su CuSO COMO UN torrente que se estrella con- tra algun escollo, refluian en los destinos pu- blicos para buscar alli una ocupacion honrosa y lucrativa. Para poner un limite 4 este nime- Fo de ambiciones, para elevar su dignidad y uti- J.POSADA DE HERRERA LECCIONES DE ADMINISTRACION 143 lizar Jos servicios de los que tienen ocupacion tan distinguida, se crearon las escuelas especia- les de administracion, y 4 su benéfico influjo debemos ia propagacion de las buenas doctri- nas de gobierno, la moralidad de ia adminis- tracion, y el término de miles de ambiciones; honra y prez serdn tributo debido de agrade- cimiento 4 los que han promovido la creacion de esta escuela, y al gobierno que ha acogido idea tan fecunda en bienes para la prosperidad del pais. En cuanto 4 nosotros, sefiores, 4 quienes esté confiada la direccion de estas ensefianzas, casi nada me atrevo 4 decir. Tomamos sobre nuestros hombros una carga pesada, dificil de llevar, tal vez superior 4 nuestras fuerzas; pero no creais que ningun espiritu de arrogancia nos inspira, Hemos medido la estension de conocimientos que necesitébamos para llenar cumplidamente nuestro cargo, la hemos com- parado con la exigiidad de nuestras faculta- des, y si no retrocedimos ante los obstéculos que se nos presentaban, fue sin duda porque somos j6venes todavia, y tenemos la noble ambicion de hacer este servicio al pais, y et 4nimo no cansado por la edad desea luchar, y no retrocede ante las dificultades. Las que puedan vencer el buen deseo, la laboriosidad, la constancia, esas las venceremos, y cuando se necesite saber y talento, contamos con la indulgencia de tos que tengan la bondad de venir 4 escuchar nuestras lecciones. El desem- Pefio de estas ensefianzas exigia alguna prepa- racion y estariamos prontos é ella, como lo estamos 4 conocer su falta, si fuese mas el tiempo que ha mediado entre el nombramien- to del gobierno y la apertura de estos estudios. Si el trabajo, si la buena intencion, pueden Nenar el deseo de los que nos escuchen, y despertar en su alma la aficion al estudio Y proporcionarles los medios de hacerlo con aprovechamiento quedaré nuestra ambicion satisfecha, y habremos obtenido la recompen- sa mas cumplida de nuestros esfuerzos: pero si por ventura Ilegamos 4 establecer en nuestra discusion y lecciones los buenos principios, si acertamos 4 darles la fuerza y brillo nece- sarios para que penetren en el pais, si por ellos se establece una administracion inteligente, ilustrada, justa y vigorosa que eleve la nacion 4 la prosperidad y 4 la gloria, entonces nuestra satisfaccion seré inmensa, y al contemplar el agradable espectaculo que presente nuestra patria, miraremos el dia de hoy como el pri- mero de nuestra vida, y el mas grande de nues- tra felicidad. LECCION | Sefiores: ta administracion es de todos los tiempos y de todas las sociedades; pero en to- das las administraciones segun su diversa clase hay siempre un principio que domina, y for- ma por decirlo asi ta base de todas ellas y la base tambien del derecho administrativo. No- sotros antes de entrar 4 ecsaminar cada una de estas dos cosas en la forma y manera en que se encuentran constituidas en nuestro pais, nece- sitamos recurrir 4 este principio, buscar su ori- gen, analizarle minuciosamente y ver las con- secuencias que naturalmente puede producir el estudio de la administracion y del derecho administrativo de Espafia. Cualquiera que sea el principio que reuna 4 los hombres en la sociedad, ora sea por medio de un contrato tacito entre tos que se reunen, ora sea por necesidad absoluta en el hombre tal que no puede vivir sin ella; lo cierto es que por ins- tinto, busca en la sociedad, busca en la asocia- 144 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA cion el medio de satisfacer cumplidamente aquellas necesidades que se le hacen mas indis- pensables y mas necesarias. Cuando el hombre, no encuentra la satisfaccion de sus goces y necesidades en el estado social, el hombre pa- rece como que siente un desasosiego y desea pasar 4 otro drden de cosas en el que estas necesidades le sean completamente satisfe- chas. Entre las necesidades, hay unas que son imprescindibles y sin las cuales no se puede vivir, como el alimento y hay otras que son secundarias, las cuales 1as encontramos mas 6 menos satisfechas segun es mayor 6 menor el producto de las sociedades, mejor 6 peor su organizacion y mas 6 menos sus adelantos en la carrera de la civilizacion. No en todas las sociedades encontramos con igualdad satisfe- chas sus necesidades y los goces que puedan apetecer. Sociedades hay, sefiores, en que el expésito abandonado bérbaramente por sus padres no encuentra proteccion ni amparo de ninguna especie y viene 4 servir de pasto, con escdndalo de la humanidad, 4 las fieras y 4 los peces. Sociedades hay en que el enfermo desvalido no encuentra una mano caritativa que le ausilie en sus males, ni un buen corazon que preste alivio 4 su desgracia. Sociedades hay en que el hombre anciano y achacoso le- jos de esperar amparo y proteccion de sus se- Mejantes, se ve en la precision de pedir le den una muerte mas apetecida y agradable para él, que vivir en el estado de sociedad en que se encontraba. Sociedades hay en que ecsiste el principio barbaro de que el hombre que por su ancianidad no pueda buscar el alimento indispensable 4 su subsistencia, es necesario quitarle a vida para que deje de suftir y pade- cer. Pero al mismo tiempo que se encuentran sociedades en que todos los principios de hu- manidad han desaparecido, tambien las hay, en que sino se hallan todos estos principios en el desarrollo con que los vernos hoy dia, se encuentra al menos el primer germen, la semi- lia que fecundada por las luces y 1a adminis- tracion ha de producir necesariamente las instituciones como se encuentran en el dia entre nosotros. No se crea, sefiores, que lor adelantos en nuestra administracion han sido fruto Gnicamente de las luces del siglo en que vivimos, no, sefiores; se han seguido muchos siglos de vicisitudes y ha tenido que atravesar con mas o menos fortuna la inmensa distancia que nos separa de nuestros antepasados, La administracion, como he dicho al principio, no es de hoy, es de todos los tiempos, es de todos los siglos, si bien en ellos no son las mis- mas las instituciones, pero siempre sucederé que desparramadas aqui y alla las encontrare- mos en la historia 4 poco que la estudiemos. Asi por ejemplo, no hallaremos en la histo- ria antigua los establecimientos de beneficen- cia tan perfectos como en el dia los encontra- mos, pero veremos muchas veces 4 hombres que haciéndose superiores al siglo en que vi- vian, procuraban fundar establecimientos en que sus semejantes encontraban el amparo que les negaba la sociedad.

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