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SS eee are ea artery eee ean Los mejores relatos de terror llevados al cine. 'Seleccién, prélogo y notas de Juan José Plans Los ladrones de cadayeres Bd a ryt ert L. Stevenson Bae ao lian Poe See ‘4 Talstoi Daplne du Maurier Ray Bradbury George Langelaan Fe eee aa anne Oe eee eee ee OVI Veaaa tan eco erc et eaeereny ee a ene Ce earn te Retainers e aoe any Hepes ena es Reeser Ca ee ee Ee ie rec eannyorsrent iar ence Ce ee een eee eet Rees ALEAGUARA } SS ALFAGUARA [cS SERIE ROJA, Rene Prélogo «ay otros mundos, pero estan en ésten, escribié el poeta Paul Eluard, Mundos en los que, lo fantastico -aungue no pueda 'No todos los miedos siguen iénticos caminos. Los relatos 4e Stevenson, Poe y Tolstoi estén enraizados en lo sobrenatural, no asi los de Bradbury, du Maurier y Langelaan, En estos tres ‘mos, el horror que sentimos es el horror a nosotres mismos. En cada siglo nacen nuevos terores. Los de lo autores del siglo 2x comesponden a su siglo; tendenteshecia el horror césmico. Robert Louis Stevenson, en Los ladrones de cadéveres, nos sobrecoge recurriendo al miedo primitivo de los vivos a los muertos, un temor que segin Sigmud Freud es de siempre. Otro terror ancestral es el que nos espanta en EI gato negro de Edgar Allan Poe: el miedo a los animales. La zoofobia estan antigua ‘como la humanidad. Pero, en este caso, el horror al gato - ailurofobia-no es To que angustia al personae, silo que el feino simboliza.Alexéi Konstantnovich Tolstoi nos habla de un vampi- 1, siniestra figura del folklore de los pueblos eslavos, uno de los ritos del teeor. Ray Bradbury escrbe acerea del horror de la soledad, un horror que cada vez se apodera de més personas. George Langelaan, de los peligros de la ciencia. Y Daphne du Maurier, del mayor de los miedos: el de un apoc rismos. Porque, en el fondo, de eso se trata el cuento. Hay muchos més miedos. Pero, los tratados por los auto- res de ese libro, sirvan como ejemplo de un géner literario que no podria exist sin una alta dosis de poesia, en la que se refugi to desconocido. ¥en el que se sugiere més que se muestra. Por- aque las sombras inguietan ms que la oscuridad. Y la niebla ad- quiere el valor de la duda. EI miedo Hama ala puerta, pero no la derrba. Cada uno, en su mente, al serie sugerido el teror, Io engrandece al vvilo segin sus miedos. ‘Con este libro se vivirin -porque, al leas, se viven-es- peluznantes situaciones: En un aslado cementerio, en una noche negra, en busca de un cadaver; al descubrir que, en un sétano, ha emparedado a un maligno y vengativo se, cuando alguien que ama intente clavarl los colillos para saciar su sed de sangre; al 9 surgit un monstruo de las aguas que rodean un soitario faro; al ‘comprobar en que se convinté tras un experimento cientifico; al, set atacado por, hasta ese momento, inocentes pajaros. Si terrarificas son los relatos que componen esta antolo- la, terrorificas son sus adaptaciones cinematograficas; peque- fias o grandes joyas de la historia del cine, que desde su principio se ha sentido attaido por el terror: Los ladranes de cadaiveres, del Robert Wise; Satanas, de Edgar G. Ulmer; Lafamilia del vurdalat, de Mario Bava; El monstruo de tiempos remotos, de Eugéne Lourié; La mosca, de Kurt Neumann; Los pajaros, de Alfred Hitchock, Peliculas radadas con la misma Sutileza con la que escribieron sus autores los cuentos en que se inspiran. 'Y ya, siel lector se atreve, y no dudamos de que se atreve- +4, recomendamas leer estos relatos para pasérselo como desea: ‘de miedo con miedo, Ademés, ya sabemos, el ser presa del mie- ‘do que se puede controlar es bueno tanto para el cuerpo como para la mente: No creo que se puede pedir més, acaso una tila JUAN JOSE PLANS 10 Los ladrones de cadaveres Robert Louis Stevenson ‘Todas tas noches del af nos sentébamos los euatro en el pequetio reservado de Ia posada George en Debenham: el empre- Eario de pompas febres, ef duefto, Fttes y yo. A veces habla més gente; pero tanto si hacia viento como sino, tanto si llovia ‘como si nevaba 0 cafa una helada, los cuatro, llegado el momen- to, nos instaldbamos en nuestros respectves sillones. Fetes era Un viejo escocés muy dado a la bebida;culto, sin duda, y también acomodado, porque vivia sin hacer nada. Habia ilegado a Debenham fos ats, todavia joven, y por la simple permenen- cia se habia convertdo en hijo adoptivo del pueblo. Su capa azul de camelote era una antigdedad, igual quel torre de Ia iglesia. Su sitio jo en el reservado de la posada, su conspicua ausencia de Inigesia y sus vicios vergonz0s0s eran cosa de todos sabidas en Debenham. Mantenia algunas opiniones vagamente radicales y cierto pasajero escepticismo religioso que sacaba a relucit periédicamente, dando énfass a sus palabras con imprecisosm hotazos sobre la mesa, Bebia ron, cinco vasos todas las velad 1 durante la mayor parte de su daria visita ala posada permane- Gia en un estado de melancélico estuporalcohélico, siempre con tl vaso de ron en la mano derecha. Le llamabamos e] doctor, Porgue se le atribuian ciertos conocimientos de medicina, y en tasos de emergencia habia sido capaz de entablillar una fractura 6 reducir una luxacién; pero, al margen de estos pocos detalles, ‘careciamos de informacion sobre su personalidad y antecedentes. ‘Una oscura noche de inviemo -habian dado las nueve algo antes de que el duetio se euniera con nosotros-fuimos informa- ¢dos de que un gran terrateniente de los alrededores se habia puesto ‘enfermo en la posada, atacado de apoplejia, cuando iba de cam no hacia Londres y el Parlamento: yportelégrafo se habia solci- tado la presencia, @ la cabecera del gran hombre, de su médico de la capital, personaje todavia més famoso, Era la primera vez ‘que pasaba una cosa asi en Debenham (hacia muy poco tiempo gue Se habia inaugurado el ferocarril) y todos estabamos conve- nientemente impresionados, "Yaa llegado -djo el duefio, después de lenary encender Japipa “{Quign? -die yor. ZNo querré usted devi el médico? “Precisamente -contesté nuestro posadero, “Como se llama? -Doctor Macfarlane ij el due Fetes estaba acabando su tefer vaso, sumido ya en sopor dela borracher, nas veces asintendo cosa cabeen, tas con a irae perdda ene vaso; pero con el sonido de as mas palabras pared desperarsey epi dos veces el apelido ‘Matfarane! a primera con entonacion anqul, pero fon re pentina emoci segunda, “Sindjoel duet at se lana: doctor Wolfe Macfarlane Fenes se serend inmedinament; sus ojos se alrarn,s vox i mis me yn peng, odor nos {uedanos muy sorprendios ane aque tansfonacion, porque tra como sun hombre hubiraresetao de ene los murs. ites ruege gue me diselpen jo macho me fem que no pres stencion sus palabras. {Quin ex ex tal Wolfe Mactrane? "adi, despues de ofr as exlcaciones del due “No puede se, lao que no; yr sin embargo, me gustaria ver exe hombre ea a car, =/Lo conoce sted, doctor? -preguné boguiabiert elem presario de pompasfunbres “Dios nfo quer! =f la espussta Yin embargo, el nombre'no es nada corsets seria demasiado imaginar que Hur fea doe, Digame psadero, (se tata de un hombre vj? "No en hombre joven, desde go, tne peo bane 0; pero s parece tas Joven dus ued “Es mayor qe yo sin embargo varios aflos mayor. Pero and un manotazo sobre In mesa el ron Toque ve sted en mi ara elton y mis pecados. Este hombre qui tenga unt Conciecia mae fil de contrary haga bien as egestoncs. {Conclenia De qué cosas me arevo hablar! Se iaginar tstedes que sido un buen cristiano, jo es certo? Puss no 30 nor nunca me ha dado por la hipoctesi. Quizl Volare habia camblado se hublra visto en easy peo, aunaue i cere bro -yprocedis a darse un manotazo sobre la calva cabeza tunque mi cerebro fnlonsbaperfecament,nosaqué ninguna Conelisign dels cosas que vi “St est doctor esa persona qu sted conoce -me aven- turéa spun, desputs de une pause bastante penoss,zdebemos deduct que no compart la buen opintn de psadero? ettes no me nizo el menor cao. “Sia, con epntn eta cng qu ve cara aa Se prodij ora pauses nego una pura se ce con cle ta violencia en el primer pso se oyeron pasos en la escalers 2 -Es el doctor -exclamé el duefio-. Si se da prisa podré alcanzarlo. "No habia més que dos pasos desde el pequefio reservado a la puerta de la vieja posada George; la ancha escalera de roble terminaba casi en ia calle; entre el umbral y el iltimo peldafio no habia sitio mas que para una alfombra turea; pero este espacio tan reducido quedaba billantemente iluminado todas las noches, no sélo gracias ala luz de Ia escalera y al gran farol debajo del nombre de Ia posada, sino también debido al célido resplandor ue saliapor la ventana de la cantina. La posada llamaba asi con- \enientemente la atencién de los que cruzaban por la calle en las frias noches de invierno, Fettes se lleg6 sin vacilaciones hasta el diminuto vestibulo, y los demés, quedéndonos un tanto retrasa- dos, nos dispusimos a presenciar el encuentro entre aquellos dos hombres, encuentro que uno de ellos habia definido como «cara ‘a cara». El doctor Macfarlane era un hombre despierto y vigoro- ‘0, Sus cabellos blancos servian para resaltar la calma y la pali- No ls casa, mis quridas se mis queries stor, con fos detalles de je, con as bservaciones ue hice dos ingares Ios 40 serbios, ese pueblo pobre € ignorante pero valiente y honrado ‘que, aunque sojuzgado por los turcos, no ha olvidado su digni- ddad, ni su antigua independencia. Baste decirles que, como habia ‘prendido algo de polaco durante una estancia en Varsovia, no tardé en familiarizarme con el serbio, puesto que las dos lenguas, al igual que et ruso y el bohemio, no son, como evidentemente saben, sino ramas de una tiniea lengua llamada eslavo. Sabla, pues, lo bastante de esa lengua para hacerme enten- der, cuando llegué un dia aun pueblo cuyo nombre no viene al eas. Encontré a los habitantes de Ia casa donde descabalgué sumios en tuna constemacign que me pareci tanto més entafia cuanto que era domingo, dia en que los serbios suelen entregarse a diversos place- +s, como el baile, el tiro con arcabuz, la lucha, ete, Atibui esta ‘actu de mis anfitriones a alguna despracia recign acaccida;e ibaa marchame, cuando un hombre dunes trina os ato dena imponente, se me acere6 y me cogié de la mano. ‘»-Ente, entre, extranjero -me dijo-; no se deje disuadir por nuestra tristeza; en cuanto sepa la causa la comprenders. Me conté entonces que su anciano padre, que se lamaba Gorcha, hombre de cardcter inquietoe intratable, se haba levan- tado un dia de la cama y habia descolgado de la pared su largo arcabuz turco. »-Hijos -habia dicho @ sus dos hijos, uno llamado Jorge y el otro Pedro-, me voy a las montatias, a unirme a los valientes {que estin dando caza a ese perro de Alibek (era el nombre de un salteador turco que, desde hacia algin tiempo, asolaba e! pats). Esperadme diez dias; y sil déeimo dia no he regresado, mandad decir una misa por mi, porque habré muerto. Pero -habia afiadi- do el viejo Gorcha, adoptando un tono més serio- si volviese después de cumplidos los diez dias, Dios os libre de ello, por vuestra salvacién, no me dejéis entrar. Os ordeno que, en ese caso, olvidéis que fui vuestro padre y, diga lo que diga y haga lo {que haga, me clavéis una estaca de dlamo; porque entonces seré tun maldito vurdalak que vuelve para chuparos la sangre. ‘»Debo decirles, mis queridas seftoras, que los vurdalaks, © vampiros de los pucblos esiavos, no son otra cose, en opinién. de ese pais, que cadaveres que salen de la tumba para chupar la sangre de Ios vivos. Hasta ahi, sus habitos son idénticos a los de todos los vampiros; pero tienen otro que los hace més temibles. Los vurdalaks chupan la sangre preferentemente a sus familiares és allegados y a sus amigos mas intimos, fos cuales, al morir, se convierten en vampiros a su vez; de manera que se dice que ‘en Bosnia y en Hungria hay pueblos enteros convertidos en 41 sada, Bl abad Agustin Calmet, en su criosa obra sobre las apariciones, cita ejemplos sobrecogedores. Los emperadores ale- tanes nombraron varias veces comisiones para acarar casos de ‘ampirsmo, Se evantaron acts, se exhumaron caddvees at bomados de sangre que fueron quemados en is plazas piss trashaberle atravesdo el corin. Los magisrados que presen ciaon esis eecucionesafirman haber ofa ls eadiveres po. feiraullidosenel momento en quel verdage les hund a eas cen el peo. Hieron depois formal de tales heshos eo. rroborénolos con su jramento y su fe. »Con esa informaci, sess, lesser cil comprender ¢! efecto que ls palabras del viejo Gorehahabianproducio en 53s hijos Los dos se arrojaon a spies le supicaron que ou Gejas i en su lugar, pero por toda respussa, les habla vor la cspalda y se habia do cantureandoelesrbillo de une antigua balada lca demi legada al pueblo er precisamente aquel en gue expirab el pazo face por Gorcha, asi que no me fe Sif Comprender la nguietu de Sus jos, Era una familia buena y honrada, Jorge el mayor de los dos hij, de faccionesvaronils muy mareadesparecta hombre sevio y deidio, Esaba caso y ea padre de dos nos Su hermano, Pedro, un gugpo muchacho de disciocho aos, dela: tabs en si fsionomia mis dura que osadi,y part el favo. sto dena hermana menor llamada Sdeska, que pod pest may bien porel tip de lies esava, Ademds desu beldad, indi, tbe en todos ss aspects, ae sorprendio encontrar en ela a Pronto, un vago parceido ton la duquesa de Gramont Sabre todo, tena un rasgoearectrsticn ena fente que no he encore tao en ivi msg neste ds pesos, Qu ea fasgo que noresliaba bonito al principio, pero al larga acaba ‘cautivando. fame an nFuese que yo era muy joven enfonces,fuese que este parecido, unio aun esprit orginal e ingen, resultaba ds un efecto verdaderamenteimeistibe el cso es que no levab dos ts hablando con Sdenka, and ya sentiapor ella ura viva simpatia que amenazaba converse en un sentient mis ter 105 prolongabs mi etancia en el pueblo. Estamos todos reniosdelante dela casa, en tomo a una mesa provist de queso y evencos de leche, Sdenka hilar 5 cud preparaba ia ena de los nifios, que jgaben en aa. na; Pedro, con fingida dexpreocupacion, silabe mientras li. Plaba un yaiagin,o largo cuhillo treo, Jorge, acodado en a tesa, con fa cabeca ene las manos y la ene tune, devore 2 ‘ba el camino eon los ojos sin decir palabra. ‘xen euanto a mi, vencido por la tristeza general, miraba melancélicamente las nubes del atardecer que enmarcaban el fondo orado del cielo y la silueta de un convento que un oscuro pinat ‘ocultaba a medias. ‘ySegiin supe més tarde, este convento habia gozado en otro tiempo de gran celebridad debido a una imagen milagrosa de ta Vingen que, de acuerdo con la leyenda, hebia sido traida por tos Angeles y depositada sobre un roble. Pero a principios del siglo pasado, los turcos invadieron el pai, degollaron a los mon- jes y saquearon el convento. No quedaban mas que los muros, y luna capilla atendida por un ermitafio. Este mostraba las ruinas Jos curiosos y daba hospitalidad alos peregrinos que, yendo a pie oun lugar devoto a otro, decidian detenerse en el convento dela Virgen del Roble. Como he dicho, de todo esto no me enteré hhasia mis tarde; porque esa noche tenia yo en Ia cabeza algo muy diferente de la arqueologia de Serbia. Como sucede a menu- Bo cuando dejamos volar libremente Ia imaginacién, pensaba en tiempos pasados, en los dias de mi nifiez, en la hermosa Francia, {que habia abandonado por un pais remoto y salvaje. ‘pPensaba en la duquesa de Gramont y, por qué no decirlo, ‘en alguna otra contemporénea de sus abuelas, cuya imagen, sin yo saberlo, se habia introducido en mi coraz6n tas lade laen- ‘cantadora auquesa. ‘vAl eabo de un momento, habfa olvidado a mis anfitriones yy su inguietud. ‘De repente, Jorge rompié el silencio. >-Muljer -dijo-, a qué hora se fue el viejo? 3A Tas ocho -contesté la mujer-; of la campana del com- vento. ‘Entonces bien -prosigui6 Jorge-; no pueden ser més de las siete y media -y call fijando nuevamente los ojos en el cami no que se perdia en el bosque. ‘nHe olvidado deciles, seftoras, que cuando los serbios sospechan que alguien es vampiro evitan pronunciar su nombre ‘o designarlo de manera directa, porque ereen que es lamarlo de Tatumba, ¥ que desde hacia algin tiempo, Jorge, al hablar de su padre, slo Ie llamaba el viejo. )yTranscurrieron unos instantes en silencio. De repente, ‘uno de los nifis dijo a Sdenka, tirandola del delantal ve Tia, zeudndo volverd el abuelo a casa? prlorge Te respondié a esta pregunta inoportuna con uns bofetada. B era A nema aber eiinnng 7 4 te Lp 20, la figura humana seguia avanz Era unvigjalto,con is ly py sg Cian Son corre alts tine s or su familia con’ojos que parecian n ann ry a aes cee naa cbime ghaes ae otae ier a de sangre. Steosado cece ial kgs we st 30 entendo de Herida y se a voy a cura “emeesn | Sie rst ey ey icine yeleeoneasamom sinc ves its a rg se ve consentido jamas! icaea aon oe = tege del svn os né la primera campanada ra ceed + jsabes que no To ha vies un ato que voli va de pasar ode una ube de polo. El perc “4 snp en re a ee wept ete Fost ipl clad Cee ae aan es 1 iia aullando: Sealed i6; Pedr levanté, con lagr 2 aaa Fer NN Bape ie ve fr, Sa ni ep a Po foe ect vane ee ps Se stn can epider eb ae aa AI decir esto, la muchacha sabia que tocaba una fibra in ng ep 45 que es mi mano la que le ha dado muerte. porsi alguien to dua -prosiguié el viejo paseando la mirada por toda su familia, jaqui std Ia prueba! »Deshizo une especie de bulto que levaba a la espa, sac de luna cabeza livia ysangrane. ala que, toca ¢ palidez, no le a en zaga ta suya! Apartamos la mirada con ho- ‘ror. Peto Corcha, déndosela a Pedro: »-Ten -e dijo; cuelga eso encima de la puerta, para que todos los que pasen se enteren de que Aibek ha muerto,y de que loscaminosestn impiosdesalteadores..jquitando als jenfearos del sultén! »Pedo obedecié con repugnancia. »-Ahora lo comiprendo todo -dijorjese pobre pero que acabo de mata aullaba porque ofeteaba came muerta!, >i, lfateaba care mera repli en tono ligubre Jor 2, que habia slido sin que nadie se diese cuenta, y entraba en este momento trayendo en la mano una cosa que dejé en un rin- Con. y que me parc una ess »rlorge io su mujer a media vor, supongo que no ins a. Hermano -aladi herman, qv vas hacer? Pe no; no har’ nada, verdad? »-Dejadme -contest6 Jorge; yo sé lo que tengo que hacer, {y no haré sino To que sea necesario. »A todo esto habla cad la noche, y Ia familia fue a acos- tarse a una parte dela casa que estaba separa de mi habitacion Por un tabique bastante delgado. Confieso que fo que habia visto durante la tarde habia impresionado mi imaginacion, Yo tena la lz apagada,y fa luna entra de lleno por un ventanuco bajo, ‘uy cerea demi cama, proyectando en el suelo y las paredes una claridad macilenta, mis o menos como entra aqui, seas, en este salén donde estamos, Queria dormir pero no podia, Atriba- xyendo mi insomnio a la claridad de l luna, busgué algo que me Sirviea de cortna, pero no encontré nada. Entonces, of voces confusas al otro lado del tabique, y me puse @ escuchar >-Acuéstate, mujer -decia Jorge-y ti, Peto: yt, Sdenka, No os preocupis por nada; yo velaé por vosotres. >Pero, Jorge -contesté su mujer; me corresponde a mi velar; ti estuviste trabajando toda la noche anterior; debes de estar teventado, Ademds, tengo que mantenerme despierta por resto hijo mayor. Sabes que no se encuentra bien desde ayer! sos dst Ese Hana yacusate ajo Jorge yo velaré por Pero, hermano -dijo entonces Sdenka con su voz més 46 dulce-, me parece initil velar. Nuestro padre se ha dormido ya: y ‘su expresién parece serena y apacible. ‘No entendés nada ni la una nila otra dijo Jorge en un tono ‘que no admitia replica. Os digo que os acostis y me des vela. ‘nA continuaeién se hizo un profundo silencio. Poco des- pués noté que me pesaban los pérpados y que el sueto se apode- fabs de mis sentidos. "Me dio la impresién de que se abrialentamente mi puerta y aparecia el viejo Gorcha en el umbral. Pero més que ver su figura, Ia adivinaba; porque estaba muy oscura en la habitacion de donde venia. Me pareci6 que sus ojos apagados intentaban leerme el pensamientoy seguir el movimiento de mi respiracin. Después avanz6 un pie, y luego el otro, Seguidamente, con pre~ ‘caucin extrema, eché a andar hacia mi con paso ée lobo. Luego {io un salto y se situ junto @ mi lecho. Yo sentia una angustia indeibl; pero una fuera invisible me teniainmovilizado. El vie- 4Jo'seinclind sobre mi y me acere6 su rostrolivido hasta el punto de que me parecié ler su aliento cadavérico. Entonees hice un esfuerzo sobrenatural y me desperé, baiado de sudor. No habi nadie en mi cuarto: pero, al echar una mirada hacia la ventana, Claramente al viejo Gorcha, fuera, con la cara pegada al cristal y sus ojos espantosos clavados en mi, Tuve la fuerza de no gritar la suficiente presencia de énimo para permanecer acostado como sino hubiese visto nada. Sin embargo, el viejo parecfa haber Yeni s6lo a asegurarse de que dormia; porque no hizo intento alguno de entrar, sino qu, tras mirarme bien, se fue de la venta- na, y le of andar en la habitacin contigua. Jorge se habia dormi- do, roncaba de tal modo que hacia temblar los tabiques. EI nfo tosid en ese momento, y dstingu la voz de Gorcha. v-gNo duermes, pequetio? >No, abuelo-cantes6 el nifio-; me gustaria charar contigo! ‘rah, e gustaria charlar conmigo? ZY de qué chartaremos? »-Quisro que me cuentes eémo combatiste a los turcos, {porque a mi también me gustaria combtir alos turcost »-Ya habia pensado en eso, hilt; y te he traldo un peque- fo yatagén, que te daré mafana, rah, abel, dmeo ahora ya gue no duces Peto, zpor qué no me has dicho nada cuando era de dia? ;Porgue pap me lo ha prohibidot ‘nEs prudent, tu papd. Asi que cte gustaria tener tu pe- ‘queio yatagin? >-Ya lo creo; pero aqui no, jporque papé podria despetarse! Pues gdénde, entonces? 47 »-Si salimos, te prometo portarme bien y no hacer nin- agin ruido. »Me parecié distinguir una risita de Gorcha, y of que el nfo se levantaba. Yo no creia en los vampiros, pero la pesadilla que acababa de tener habia influido en mis nervios; y, como no queria tener nada que reprocharme después, me levanté y di un golpe en el tabique con el puflo. Habria bastado para despertar a todos los durmientes, pero nada me indicé que la familia me ha bia oido, Corr ala puerta decidido a salvar al nitfo; pero la en- contré cerrada por fuera, y el cerrojo no cedia a mis esfuerzos Mientras intentaba derribarla, vi pasar por delante de mi ventana al viejo con el niffo en brazos. nsDespierten, despierten! -grité con todas mis fuerzas, y sacudi el tabique con mis golpes. Sélo entonces despert6 Jorge. »-gDénde esti viejo? -ijo. »-Deprisa, corra-le grité-; el viejo se ha llevado a su hijo! »De una patada, Jorge hizo saltar Ia puerta, que habia sido cerrada por fuera como la mia, y ech6 a correr en direccién al ‘bosque. Por fin conseguf desperar a Pedro, asu cuada y a Sdenka, 'Nos reunimos delante de la casa; y tras unos minutos de espera, vvimos regresar a Jorge con su hijo. Lo habla encontrado desvaneci- do en el camino; pero no tardé en volver en si, yo parecia més enfermo que antes. Acuciado a preguntas, contesté que su abuelo no le habia hecho ningin dio, que habian saldo juntos para charlar ‘mds a gusto, pero que una vez fuera habia perdido el conocimiento,, no recordaba cémo. En cuanto a Gorcha, habia desaparecido, »ELresto de la noche, como cabe imaginer, ranscurrié sin que nadie pegara oj. A la mafiana siguiente me enteré de que el Danubio, que cortaba el camino real a un cuarto de legua del pueblo, habia cempezado a arrastrar témpanos, cosa que ocurre siempre en esas, regiones a finales del otofio y comienzos de primavera. El paso quedé cortado durante unos dias, y no podia pensar siquiera en marcharme. De todos modos, aunque hubiese podido irme, la curiosidad, unida a cierta atraccién més fuerte, me habriareteni- do, Cuanto mas veia a Sdenka, mas inclinado me sentia a amarla, [No soy de los que creen en las pasiones repentinas e iresistibles ‘cuyos ejemplos nos oftecen las novelas; pero pienso que hay ‘ocasiones en que el amor se desarrolla més deprisa que de cos- ‘umbre. La belleza original de Sdenka, aquel singular parecido con la duquesa de Gramont, por la que habia huido de Paris para encontrarla aqui, vestida con traje pintoresco, hablando una len- gua extrafia y armoniosa, aquel rasgo caracteristico de la cara 48 por el que, en Francia, habia querido hacerme matar veinte ve~ tes, todo esto, unido a la singularidad de mi situacién y a los tmisterios que me rodeaban, debié de contribuir a que madurase fen mi un sentimiento que, en otras circunstancias, no se habria ‘manifestado quiza sino de una forma vaga y pasajera. To large del dia of a Sdenka conversar con su hermano »-cQue pies t de todo eto? esa ella, También sospecas de mst pare? neo ne me aero sospechar~ontesé Peo, y menos habiend dich et nifoque neha hecho ning afl En uae toast desparicon, sabes gue nunca ha dado expiacones de ous auseneis So sé io Sdenkas pero entones hay que salvar: ue ya cnocts a lorge Pores 5 oto conte Habla seria inl Le escandere- tuo ie enscyno Ide buscar a, pore se Ido Se as Imonanas no hay un sto same. nS econdimesl Ia esac; pero no ay qe desir nada alos mies podria esapisls deans de loge! > Tendfemos mucho cuidado io Pedr: ys eparaon. Lego la noche sin qu se spits naa el viejo Gora, Yo este tenddo onl cana come i noche anion la tuna nv de lena en i habtacion, Cuando sue conenzaba a rublame ls eas, sent como por isi, Ia proxmidad del Mise Atle joey vi sucaapegadeamivenana ‘Ena vez gue levanarne, pro ie fe ios. Me pareia qe nia os niemrosparalzadosDespus de mirarme Tatami el viejo sage Leo daria vue aeasa Hamar Ssveront ala ventana ei habiacin donde dma Forge Su mujer El nio servo} en su cama y gins en shoe ‘ranseurieron unos minutos en seni Ive of Hamar oa Versa vetana,Entnces ni volvo a gemir se expert gers tabula? yrSoy yo "onto una vo sorda te aig tu pequato agin , ; P-Pero nome evo a sali jpapd melo ha proibido! No ones por qu sali abe la ventana y ena darme un beso SE no eleva of abrir ventana. Enon, pe lane a todas mis eer, sade fa camay cor a glpere tSjgue. Un minut Jeaput se habla evantado forge. Le os tata jurament, su mule profi une, y poco despues nos 49 habiamos reunido todos aledeor de nfo inaimade. Gort haba desapareido como el ia anterior uerea de culdades logramos que e ito volta en i por estaba muy Sebiy respiaba con difaltad. El pobreco ignoraba la casa dese desvanecnieno, Su made J Sdenka lo schacaron sus que Se habia levado al ser sorpenado hablando con su suelo Yo no dj nada, Sin embargo una vez que el nfo se huboealmado, sola a certs sae ore »Haci laa of que se despertaba sumujr,y que habla- ban en vor baa, Sdenka Se eu con ello, lnc! wlozar, al come ala cada, EI nit habia muero, Faso por at a desspeacn dela familia, Nadie, sn embargo, atibuyé su caus tl viejo Corcha, Al menos no Seren abierament tg no hablbe, pero su expresién sempre sombriat- rig aoraalgo de tere veo esti ds das sn parecer a noche del rea (en qb abi endo la leone dl si, te pareis or pasos alrededor ela casay ura vor de viejo gee lamaba al ermanito dl dint. Me parcels también orca so. mento, ver a cara de Gochn pegada a Yenana: poo n0 de Comproba ira eal ose trade un producto de imaging én, porque es noche la ina estaba cca Sin embargo, een deré mi ber informa a fore Jorge interogd al peau y fate contest que, efectvamente abi ogo que fe lana su atel, ¥yquele habia visto mirc por la ventana, Jorge den severamen ‘ea su hijo gue te despenase si volia our, Todas esas creustancis no eran obstculo para que i tt or Sen ia en aumento >No habia hablar conan tstgo arnt ta Cuando eg a noche, aia de marcha inmirente me primis el conn. La habia de Seka sab separada dela por tun pasillo que daba porn lado a ale y pore otal pate Se haba acostado yal familia que me hospedab,cuan- dose me ocuié dar una veka pore campo para distaste Sala aslo, y vi qu a puerta de Sdenka estaba entorad Me dtave ivoluntariamerte, Un susuro de vestdos muy conocido hizo que el eorazin me air con voles ego ct lata de uncancin amedia vor. rae disque un ey se80 Align au sada al pat par le ger 10h, mi fovenjnco deca el viejo re, yo pate pra la ‘Buerra, y time olvidards! prere 30 Los drboles que erecen al pie de la montana son esbeltos y ‘lexibles, ;pero tu tale lo es més! ‘Los frutos del serbal que el viento mece son rojos, jpero tus labios son mas rojas que los frutos del serbal! ‘Pero yo soy como un viejo roble deshojado, jy mi barba es ‘ds blanca que la espwna del Danubio! Tiime olvidards, amada mia, y yo moriré de tristeza: jpues el enemigo no asaré matar a un vigjo rey! 'Y la hermosa contesté: «;Juro serte fel, y no olvidarte. Y si falto a este juramento, pido que puedas ti, después de muerto, chuparme la sangre del corazént! «, ¥ dijo el viejo rey: «;Asi seal ¥ partié para a guerra, ¥ muy pronto la hermosa le obvi. »Aqué call6 Sdenka como si temiese acabar la balada. Yo no pude contenerme més. Esta voz tan dulee, tan expresiva, Ta voz de la duquesa de Gramont...Sin pararme a pensar, empu) la puerta y entré. Sdenka acababa de quitarse una especie de ‘casaquilla que visten las mujeres de su pais. Todo lo que llevaba ‘ra su camisa bordada en oro y seda roja ajustada a su tlle por tuna sencilla falda a cuadros. Sus hermosas trenzas rubias deshe- chas y su abandono realzaban sus atracivos. Sin enfadarse por mi brusca irrupeién, parecié confusa; y se ruborizé ligeramente. ‘yjOht -me dijo-, zpor qué ha entrado? {Qué pensarén de il si nos sorprenden? »-Sdenka, vida mia te dije, tranquilicese; todos duermen ‘a nuestro alrededor, slo el grillo en la yerba y el abejorro en el aire pueden oir qué tengo que decirl. >-iOh, amigo mio, salga, salga! ;Si le sorprende mi her- mano, estoy perdida! »-Sdenka, no me iré hasta que me haya prometido amar- ‘me siempre, como prometié la hermosa al rey de la balada. Me ‘marcho pronto, Sdenka, ;quién sabe cudndo volveremos a ver- nos! Sdenka, la amo mas que a mi propia alma, més que a mi propia salvacién... Suya es mi vide y mi sangre... no me va a coneeder una hora, a cambio? ‘v-Muchas son las casas que pueden suceder en una hora ~ dijo Sdenka en tono pensativo; pero dejé su mano en la mia-. No conoce a mi hermano -prosiguid, estremeciéndose-. Tengo el presentimiento de que vendra. »y-Tranquilicese, Sdenka mia le dij, su hermano esta can- ‘sado por sus continuas vigilias: lo arvulla el viento que juega en los arboles; muy pesado es su suefio, y muy larga la noche, iy yO 3 so pi un ora esp, a. opr seo 10h, no, pra siempre! “ajo wanes Siena fo reroced ce asa de pops sae DniAy Sdenkal exlaey o ve nada sino a sted, asa hoist ny et en. Obese ‘ché contra mi corazén, : * Sun Foose ese: >=j0h 0 ested amigo mia! —i . igo no! I ella ydesstndose éeis boo fa efile onl fondo desu hablacon Ne S¢ ul le coment ese congo port aucac oan te hubira dja evar por ela on ocasiones paneer Porauc esa de mi paslon, no pole por mene de sls Sher reper a ocentia Senk DES cert qu, principio, habla ventured algunas gat ass galas que no dead a Is ens Ras Je mies tempo: pro en sgule sen eagle ee viendo qu la sencilesdlajoven eimpedacompene et lstedes, Seta (porque veo que sonia) han eee ‘sdlo haberlo insinuado. ° on "¥ eae all delante de el, sin saber de repens avi esromeceseycavr oh eben de terror. Segut a dieccién de su ojos y vi claramente el tes ini de Cerca, que nos oben dene fe nese instante, set ina mano potas tore mi bro. Me volvi. Era Jorge. aa -— QU ct ne ress concede ante ent rasa iterpelacin, le mst ‘Su padre que nos miraba por la ventana, e aecié en ‘cuanto se vio descubierto por Jorge. aleieacmas eile cidoal ish, been a preven suhemane lea forge me mir como si quisiera ler el Luego me asié por el brazo, me condujo a ra habtaciony se Lago me as pore raz, cndioa i haan ye fie A Ta maan siguiente, a fai se habia eunido ante la uerta de la casa, en torno a una puerta de I casa, en tomo a una mesa repeta de productos dela Dine nite ij soe o-En el patio ~ontst su madres jugando solo asuj wort, mapas que combat aos tween pens habla dicho exo ctando, para nuestro completo asombo, vos venir del fro dl bosque ln ala Agu de as 8 acereb despacio a nucsro grupo. y se seat ae 32 ‘mesa como hizo el dia de mi legada. Sea bienvenido, padre -murmurd la nuera eon voz. ape- nas audible. ‘Bienvenido sea, padre -repitieron Sdenka y Pedro en vor ba * adre-dijo Jorge con vor fime, pero cambiando de color; ye expertbamos para que bendijera fa mesa! sis Giese vole, arvugando el ceo. -iBendigal ya! - repitis Jorge haga In ceal de la cruz, o por san Jorge Stenkay su cutada se inelinaron hacia el “ejoy le suplicaron que djra a oracion SNe, no -djo el vieo~ No tiene Jarcho a mandarme; y como insist, to maligo! Jorge se levantsy corr6 ala casa, Poco des ues regges, con ojos furibundos. ; aaron esa Ia estaca? -exclam6-. ,Dénde habels es- condido fa estace? ‘ denka y Pedro intercambiaron una mirada. wiver! adijo entonces Jorge, dirigindose al vielo-, gushes echo de ni hjomayor? Por quehasmatado ami hijo? ‘Bevuelvemelo, cadaver! oY nienras devia todo esto, se iba poniendo cada vez nfs plo, y sus ojos se animeban ain mis s1epiie o mire eon ojos malévolos, pero no decia nada. SEIT La etaa, la esta! -exclam® Torge. (El aie a haya exclndida responds de las desgraias que nos aguardan! erate nnonsento oimos Ta ris alegre del ms pequeio, y ve vires epara caballo sobre una gran estaca que arasraba we rrrcande y profiiendo con su vocecta el grite de guera de fos sebion cuando se lanzan sobre el enemigo. Sic ero, fos oos de lorgeceneleaon,Arrebat6 I st caai ney se abalango sobre su padre. Este profirié un aldo, $eathd comer en diecciin af bosque a una velocidad tan poco AsSrde con su eded que parecia sobrenatral. -Seage to pertaul por los campos, y poco despues fos perdimos de visa ro cl sabia puesto ya cuando regresé Jorge a casa aldo como la muerte con los calls erizados. Se sent cer rary fuego. y me parecio oft que le castafieteaban los dienes. Slade se'Srotis a preguntrle.Hacia la ora en que la familia aie Scaambre de Fetrarse, presi recobrar toda su energie. Y Tievandome apt, me dijo dela manera mds natural ee como si temblara de frio. . see a see eer re fn i oe coin sige mos baderpece fat tec eter uncer eel Ee ere eee eee eee hagas Aull paar s4 boLos asuntos que me llevaron a Jassy me retuvieron més tiempo de lo que yo habia previsto, No quedaron concluidos has- tasers meses mas tarde. Qué puedo decirles? Es triste admitirio, pero no deja de ser verdad que hay pocos sentimientos duraderos Pn este mundo. El éxito de mis negociaciones, los alientos que reeibia del gabinete de Versalles, la politica en wna palabra, esa ‘antipitica politica que tanto nos ha fastidiado iltimamente, no tardb en debilitar en mi espiritu el recuerdo de Sdenka. Después, Ja mujer del hospodar, persona muy hermosa, y que dominaba perfectamente nuestra lengua, me habia hecho el honor, desde ni llegada, de distinguirme entre los demds jOvenes extranjeros {que tesidian en Jassy. Educado, como he sido, en los principios dela galanteria francesa, mi sangre gala se habria rebelado ante Ja idea de pagar con la ingratitud la benevolencia que me demos- ‘taba la belleza. Asi que respondi cortésmente a la insinuaciones {que se me hicieron; incluso, para hacer valer los intereses y dere~ cchos de Francia, comencé a identificarme con los del hospodar. Llamado a mi pals, emprendi de vuelta el camino que me habia llevado a Sassy. ‘No pensaba ya en Sdenka, ni en su familia, cuando una tarde, cabalgando por el campo, of una campana que daba I ‘ocho. No me result6 desconocido su tafido, y mi guia me dij ‘que provenia de un convento que habia a cierta distancia. Le pregunté qué convento era aquel, y me dijo que el dela Virgen del Roble. Acucié a mi caballo, y poco después llamsbamos a su puerta, Acudié a abrimos el ermitafo, y nos condujo a la depen- Jencia de los forasteros. La encontré tan lena de peregrinos que se me fueron las ganas de paser la noche all; asi que le pregunté si podria encontrar alojamiento en el pueblo. »»Encontrara de sobra -me contesté el ermitafo, exhalan- do un profundo suspiro-. Gracias a ese impio de Gorcha, jno faltan casas vacias ali! ‘i=zQué me dice? -pregunté>, gain vive el viejo Gorcha? ih, no! jBien muerto esté, y enterrado, con una estaca cen el corazén! Pero le chupé la sangre al hijo de Jorge. Y el nifio regres6 una noche, llorando a la puerta, diciendo que tenta fio y ‘que queria entrar. La tonta de su madre, a pesar de que lo habia enterrado ella misma, no tuvo valor para enviarlo otra vez.al ce- renterio, y le abrié. Entonces se arrojé sobre ella y la chup hhasta matarla, Despues de enterrada, volvié ella, también, a chu parle la sangre a su segundo hijo, luego a su marido, y después a ‘su cuiado, Todos han muerto, me¥ Sdenka? --Si, soy yo -me contesté con voz suave y triste-; ‘Sdenka, a la que habias olvidado. ;Ah, por qué no volviste antes? ‘Ahora, todo ha terminado, es preciso que te vayas; jun instante mids, yestards perdido! ;Adiés, amigo mio, adids para siempre! >» iSdenka -dije yo-, has suftido muchas desgracias, me Io han contado! Ven, hablaremos un poco, y eso te aliviard! »jOh, amigo mio! ~dijo ella-, no debes ereer todo Jo que se dice de nosotros. Pero vete, vete lo més deprisa que puedas; porque si te quedas aqut, es segura tu perdicion. ‘Pero, Sdenka, cul esel peligro que me amenaza? No pue- es concederme una hora, una hora tan sélo, para hablar contigo? Sdenka se estremeci6, y una extrafia revolucion se apo- deré de toda su persona. ‘una hora; una hora, zverdad? Como cuando yo can- taba la balada del viejo rey, y entraste en esta habitacién. :Es eso 7 lo que quieres deci? Bien, de acuerdo: te concedo una hora Pero no ij, rectiicando-. Marchate, vet! Vete cuanto antes, telo suplico,shuyel...Huye, ahora que afin tienes tiempo! ‘Una energia salva animaba su semblante >No me explicaba las razones que la hacian hablar asi, pero estaba tan hermosa que decid! quedarme, a peset de sus ruegos. Cediendo finalmente a mi insistenca, se sent junto @ ti, me hablé de tiempos pasados y me confesd ruborizandose gue se habia enamorado de mi desde el momento de mi llegada Sinembargo, poco poco, observé que se operabaun gran camnlo emella. Su antigua reserva dejé paso aun extrafo abandono. Si mirada, hasta hacia poco tan timida,teta algo de atrevimiento Finalmente, vi con sorpresa que su actitud hacia mi estaba muy Iejos dela modesta que antes la habia caracerizado "ngs posible, me dje, que Sdenka no sea ya la joven pura « inocente que me parecié have dos aos? ,Adaptaria entonces quella aparencia por femora su hermano? (Tan burdamente me dejéengafar por su fingidavitud? , quiz4, un refinamiente de su coqueteria? {Y yo que crela conocerla! Pero no importa! Si Sdenka no es una Diana como yo habie pensado, muy bien pue- do comparariacon otra divinidad no menos amable; jy por Bios {ue prefero el papel de Adonis al de Acteon! >Si esta ase clésica que me dirigt ami mismo les parece pasada de moda, sefloras, es ruego que recuerden que fo que tengo el honor de contarlesocurra en el afo de gracia de 1758. La mitologia estaba entonces ala orden del dia y yo no tenia ning interés en ir por delante demi sigh, Mucho cambiado las cosas desde entonces, y no ace tanto que la Revolucion, al derribar ls vestigios del paganismo ala vez que los dela religion cristiana ha puesto a la diosa Razdn en su lugar. Esta diosa, mis queridassefloras, no ha sido jamés mi patrona, cuando me he encontrado en presencia de ustedes; y,en la época de le que hablo, me senia menos inclinado ain a ofrecertesacifcios. Me aandoné sin reserva a la inclinacin que me empujaba hac Sdenka, y cor gozosamente al encuentro de sus earcias. Lle- vabamos ya un tato entregados a una dulce intimidad cuando, entretenigndome en adomarla con todas sus joyas, quise ponetle ene euello el crucifio de esmalt que habia encontrado sobre la mesa. Al hacer yo el ademén, Sdenka retrocedié con un es. ttemecimiento Basta de nifrias, amigo mio-me dijo; apart esas frus- leis y hablemos de iy de tus proyectos! La tubacién de Sdenka me do que pensar. Al miara con 58 _ — snort px meniststeta onan cin at Create a i ca eae ne enn ceo ate tee ot So ee ee po eCémol -dljo- yme has pedido una hora, y quieres ire ee am rn Fe es a ana ee ee ee a Se a ees Se i tee ra ee cot 2 on Ste spa coe or SS ate ech eo) ae Sat mid le pee mos Sas sumer crim we i ely em gents etch mate reece oe etme ce ee etree arama Frac nae i den Se ise 9 »oLa fuerza con que enlace los brazos alrededor de Sdenka hizo que se me clavase en el pecho una de las puntas del erucfijo que les acabo de ensefar. y que la duquesa de Gramont me habia Fegalado al separamos. Ei agudo dolor que senti fue para mi como un rayo de luz que me traspas6 de parte a parte. Miré a Sdenka, ¥ ¥i que su rostro, aunque siempre hermoso, estaba contraido por la muerte, que sus ojos no veian, y que su sonrisa era el ictus que deja la agonia en el rostro de un cadaver. Al mismo ‘tiempo, percibi en ei aposento ese olor nauseabundo que emana rnormalmente de las eriptas mal cerradas. Ante mi se alzé la es- ppantosa verdad con todo su horror, recordé, demasiado tarde, la advertencia del ermitafio. Comprendi cudn comprometida era ‘mj situacién, y me di cuenta de que todo dependia de mi valor y ‘mi sangre fria. Me aparté de Sdenke para ocultarle el terror que mi rostro debia de reflejar Mis ojos se desviaron a continuacién hhacia la ventana, y vi al infame Gorcha apoyado en una estaca, ensangrentada, con sus ojas de hiena clavados en mi. La otra Ventana estaba ocupada por el palido rastro de Jonge, que en ese ‘momento tenia, como su padre, un aspecto espantoso. Los dos Parecian espiar mis movimientos, y no dudé de que se abalanza- fan sobre mi en cuanto hiciera yo el menor intento de hui. Fin af, pues, no haberlos visto, y con inmenso esfuerzo segui prodi gando a Sdenka, si, mis queridas seforas, las mismas caricias gue me gustaba hacerle antes del terrible descubrimiento, Entre tanto, pensaba angustiado en el medio de escapar. Observé que Gorcha y Jorge intercambiaban con Sdenka miradas de entendi- ‘miento, y que empezaban a impacientarse. Oi fuera, tambien, tuna voz de mujer y gritos de niflos; aunque tan espantosos qué hhabrian podido tomarse por maullidos de gatos salvajes. Ha llegado el momento de largarme -me dije-; jy euanto antes mejor! »Dirigiéndome luego a Sdenks, le dije en voz alta, de ma- era que me oyesen sus horribles parientes: »-Estoy muy cansado, amor mio; quisiera acostarme y dormir unas horas; pero antes debo ira ver si ha comido el caba Io. Por favor, no te vayas, y espérame a que vuelva, »Posé entonces mis iabios sobre sus labios frios y desco- loridos, y sali. Encontré el caballo cubierto de espuma y forcejeando en el cobertizo. No habia tocado la avena; pero el relincho que profirié al verme llegar me puso la came de gallina, Porque temi que delatara mis intenciones. Sin embargo, los vam- piros, que probablemente habjan ofdo mi conversacién con ‘Sdenka, habian pensado en tomar medidas, Comprobé luego que 0 la puerta cochera estaba abierta y, saltando sobre la slla, hinqué las espuelas en los ijares del caballo. ‘DAL trasponer la puerta, twve tiempo de ver que los con- gregados alrededor de la casa, la mayoria de los cuales estabs on la cara pegada a los cristales, eran numerosos. Creo que mi busca salida les impidié reaccionar al principio; porque durante ‘unos momentos no discern, en el silencio de la noche, otro ido ‘que el galope uniforme de mi caballo. Creia ya poder felicitarme ‘de mi astucia, cuando de repente of detrés un rumor semejante a tun huracén irrumpiendo en las montafias. Mil voces confusas gritaban, bramaban y parecian refir entre sf. Luego callaron to- as, como de comtin acuerdo, y of un patear precipitado como si ‘se acercase a la carrera un tropel de infanter ‘pAcucié a mi montura hasta desgarrarle los ijares. Una ardiente fiebre hacia que me latiesen con violencia las arterias; y ‘mientras me agotaba en esfuerzos inauitos por conservar mi presencia de énimo, of tras de mi una voz que me gritaba: ‘iDetente, detente, amigo mio! ;Te amo més que a mi ‘alma, te amo mds que a mi salvacién! Detente, detente! ;Tu sangye es mia! ‘9A la vez, un aliento frio me roz6 la oreja, y senti que ‘Sdenka saltaba ala grupa de mi caballo. >-iCorazén, vida mia! -me dijo-. No veo otra cosa que a ti, ni siento otra cosa que a ti, No soy duetia de mi; obedezco tan ‘lo a una fuerza superior. ;Perdéname, amigo mio, perdéname! DY, estrechindome con sus brazos, traté de inclinarme hacia atrés y morderme en el cuello. Entablamos una lucha terri- ble. Durante largo rato, me defendi con gran esfuerzo; pero fi- nalmente logré coger a Sdenka por la cintura con una mano, y por las trenzas con la otra; y enderezéndome sobre los estribos, ile arrojéatierrat A continuacién me abandonaron las fuerzas, y el delirio se apoderé de mi, Mil imégenes frenéticas y teribles me perse- ‘guian gesticulando. Primero salieron Jorge y su hermano Pedro fl borde del camino, ¢ intentaron cortarme el paso. No lo consi- fuieron; e iba yo a alegrarme cuando, al volverme, descubri al Viejo Goreha, que, valiéndose de su estaca, venia saltando como haven los tiroleses para salvar precipicios. Gorcha quedé atrés también, Entonces su nuera, que tiraba de sus hijos, le arrojé ‘uno; y Gorcha lo recibié con la punta de la estaca. Y sirvigndose de ella a modo de balista, Ianzé al nifio con todas sus fuerzas sobre mi. Esquivé el golpe. Pero con un instinto de verdadero bulldog, el pequerto tunante se agarté al cuello de mi caballo, ¥ 6 ‘Schur ours se a ye nae le dia y me encontraba tendido en el camit asa sete oi me ta otra cosa, con lo viejo que s e {ta ose, con lo viejo que soy, que verter Ia mia al servicio de a Los pajaros Daphne du Maurier Es decent vewo cai de laos aa me pana, Hg Seee Sane Crees ue hai do sae atcha dente dads haben sane See tar rc oauben rare tv bh ce ae fod arse endo So ncened ele rae Le tens tie de ras a ric cauray ie ewomenaian ae ee aera calmer opan re scion yu eso, y con jos, tela tedenia a l soedad pt eed ale ep costo Fe eal eaco ne bee dpa Se eaten delta EX en a ce une prea’ a a it net ns eel ot Se ee Pega! Eaunoen espn Sea ct Cy vrs von Sema 2 atic en see Hey Se rt Sot cones En oie se pedicel sn auc hh goa pe sar el inviemo, se veian animados por los mismos impalsos, pero, . ‘ono la emigaein es estaba negadn sequin su popa norma de Llegabur en grandes bandadas penis inultos; sen dceribieno ccs en el fmamert, ora pslndos, para timers, en ala reiénremovia, per, incluso cuando se simenabn, como so sxe shame sin 20 eenssiego los empuaba de nievo aes ils, econ y negeos, pais chovas, mezlaas en extaha camaraerta, aca sigan especie de lbacn, munca sais chas, nunca inméviles. Bandadas de estorninos, susurrantes como eras de sed volaan hacia fos frescos pasts, impulsados por [mic ncestad de movimirto, Tos pes més pequtos, fs Pinuones ls lones = dspersan sobre fos bles los sts. ‘Nat os mab ycbservaba ambien ls aves mari ‘Abajo en Is ensenada,eoperaban la mare. Tenan mis pacien- dha Poseuoras de srs, zancuda aatepitosagunrdaban fre dl agin cuando el leno ar lama Te orl ertraba Tuego dejando al descubierto la franja de algas y los guijarros, las 8 faves marinas emprendian veloz carrera y corrian sobre las pla- yas. Entonces, las invadta también a ellas aquel mismo impullso 4e volar. Chillando, gimiendo, gritando, pasaban rozando el plé- cido mar y se alejaban de la costa. Se apresuraban, aceleraban, se precipitaban, huian; pero jad6nde, y con qué finalidad? La inquieta urgencia de! melancélico otofia habia arrojado un hechi- zo sobre ellas y debian congregarse, girar y chillar; tenian que saturarse de movimiento antes de que llegase el invierno. «Quiza -pensaba Nat, masticando su pastel de carne en el borde de la escollera- los pijaros reciben en otofo un mensaje, algo asi como un aviso. Va a llegar el invierno. Muchos de ellos petecen, Y los pijaros se comportan de forma semejante a las personas que, temiendo que les llegue la muerte antes de tiempo, ‘se vuelean en el trabajo, ose entregan a la insensater » Los pjros habian estado mas alborotados que nuncaen este Los pajaros se posaban en lo alto de los tejados, en los alféizares de las ventanas y en las chimeneas. Las especies in- cluian mirlos, tordos, gortiones y, como era de esperar en la ‘metrépoli, una gran cantidad de palomas y estorninos, y ese frecuentador del rio de Londres, la gaviota de cabeza negra. El espectéculo ha sido tan inusitado que el trfico se ha detenido en ‘muchas vias pablicas, el trabajo abandonado en tiendas y of nas y las calles se han visto abarrotadas de gente que coniempla- ba a los pijaros.» Fueron relatados varios incidentes, volvieron a enunciarse las causas probables del fro y el hambre y se reptieron los conse- {jos los duefios de casa. La voz del locutor era tranquila y suave, ‘Nat tenfa la impresion de que este hombre trataba la cuestin como si fuera una broma preparada, Habria otros como él, centenares de personas que no sabian lo que era luchar en la oscuridad con una ‘bandada de pajaros, Esta noche se celebrarian fiestas en Londres, ‘gual que los dias de elecciones. Gente que se reunia,gritaba, ria, se emborrachaba. « ; Venid a ver los péjaros!» Nat desconecté la radio. Se levant6 y empez6 a trabajar en las Ventanas de la cocina, Su mujer lo observaba, con el pequetio Johnny pegado a sus faldas. Peto jtambién aqui vas a poner tablas? -exclamé-. No Voy a tener mas remedio que encender la luz antes de las tres. A ‘mj me parece que aqui abajo no es necesario. “Més vale prevenir que lamentar-respondi Nat-. No quiero comer riesgos. -Lo que debian hacer -dijo ella- es sacar al Ejército para {que disparara contra los péjaros. Eso los espantaria en seguida, -Que lo intenten -replicé Nat-. {Cémo iban a conseguirlo? ” laran en huelga, ya llevan el -Cuando tos portuarios se declaran en Bulga To jercito a los muelles -contest6 ella cargan los PASS Londres ten ocho millones de habit ao Nat (Soe sets, oo sca "emi fonts solos coor Cee peer ane am aay No Pao bei on qu clos estaba, in i ee me enese mmo momen Pere gE quiet ue decidiesen hacer en Londres y en las gf a inden ‘i seria de ninguna utilidad a las gentes que, ee clades no as mas de distancia Cada Vein fia cuidar des mismo. ae anamos de vse? “Bueno, Nat ia Pens en despens? Rote ences go sa ace Ie cOMprO 38 Ba natin enon incor se esto Lc eat 10 vie hasta pasado mafiana. Pero puedo traer algo sero wee has ciudad eae matana slack aa fan aut. Pensa m0 i eat eto Mis ena dxpsay nel 2, price fy gundaba as nas de conserva. Tenia econ aba peo. Agu ny del pander? ean sone mata Ge cue abi arn. Sie scien ar cover un Rog See “ Era mejor en los viejos \pos -dijo-, cuanc ae eee mana ene sans sala ¥ cian pan do eco peg oe fai es eo, shai al * -He tratado de dar pes rsa contest ela heck oT gust opt ado ablas at as ventana del cocina vets i xs de, Oo se i Sen Sun. mea tendon rare por fa puerta trsera y se detuvo en el aetna ma, No habla brill ll =n tod way oboes, snas las tres de la tarde, habia ya cierta os a ny shor ee ombro,melanclien, descaorido como 1a sa pregumt6. 4 panadero no venia, habia ‘cad en conserva a los nifios, pero 15 Podia oir el retumbar del mar contra las rocas. Eché a andar, sendero abajo, hacia la playa, hasta mitad de camino. Y entonces se detuvo, Se dio cuenta de que Ia marea habia subido. La roca {que asomaba a media mafiana sobre las aguas estaba ahora cubier- {a, pero no era el mar lo que atrafa su atencién. Las gaviotas se habian levantado. Centenares de ellas, millares de elles, deseri- ‘bfan cireulos en el are, alzando sus alas contra el viento. Eran las sgaviotas las que habian oscurecido el cielo. Y volaban en silen- cio. No produeian ningun sonido. Giraban en circulos, remon- ‘tindose, descendiendo, probando su fuerza contra el viento. Nat dio media vuelta. Subié cortiendo el sendero y regress 2 su casa, Voy a buscar a Jill dijo. La esperaré en la parada del autobis. {Qué ocurre? -pregunt6 su mujer-. Estés muy pélido, 1___-Mantén dentro a Johnny -dijo-. Ciera bien la puerta. En- ciende luz y corre las cortinas, Peto si acaban de dar las tres -objeté ella -No importa. Haz lo que te digo. Miré dentro del cobertizo que habja junto ala puerta trase- 12, No encontré nada que fuese de gran utilidad. El pico era dema- siado pesado, y la horea no le servia. Tomé la azada. Era la nica herramienta adecuada, y lo bastante ligera para llevarla consigo. Ech6 a andar, camino arriba, en direccién a la parada del utobis; de vez en cuando miraba hacia aris por encima del jombro. Las gaviotas volaban ahora a mayor altura; sus circulos eran més abiertos, més amplios; se desplegeban por el cielo en imensa formacién. Se apresuré; aunque sabia que el autabis no Hlegaria a lo alto de fa colina antes de las cuatro, tenia que apresurarse. No adelant6 a nadie por el camino. Se alegraba. No habia tiempo para pararse a charlar, Una vez en la cima de la colina, esperé. Era demasiado pronto, Faltaba todavia media hora. El viento del Este, proceden- te de las tierras atas, cruzaba impetuoso los campos. Golped el suelo con los pies y se sopié las manos. Podia ver a lo lejos las arcillosas colinas recorténdose nitidamente contra Ia intensa pa- lidez del firmamento. Desde detris de ellas surgié algo negro, semejante al principio de un tiznén, que fue ensanchandose des- pués y haciéndose més amplio; luego, el tiznén se convirtié en luna niube, y la nube en otras cinco nubes que se extendieron hacia el Norte, e! Sur, el Este y el Oeste, y no eran mubes, eran 6 pjaros. Se quedé miréndolos, viendo cémo cruzaban el cielo, y ‘Cuando una de las secciones en que se habian dividido pas6 a un centenar de metros por encima de su cabeza, se dio cuenta, por Ta velocidad que llevaban, de que se dirigian terra adentro, a la parte alta del pais, de que no sentian ningun interés por la gente Ge la peninsula, Eran grajos, cuervos, chovas, urracas, arrenda- jos, pajaros todos que, habitualmente, solfan hacer presa en las especies més pequefias; pero, esta tarde, estaban destinados a alguna otra misi6n, Se ditigen a las ciudades -pensé Nat-; saben fo que tienen que hacer. Los de aqui tenemos menos importancia. Las gaviotas ‘se ocuparin de nosotros. Los otros van a las ciudades.» ‘Se acereé a la cabina telefénica, entré en ella y levanté ef auricular. En la central se encargarian de transmitr el mensaje. -Hablo desde Highway —lijor, junto ala parada del auto- bis. Deseo informar de que se estén adentrando en la region ‘grandes formaciones de péjaros. Las gaviotas estan formando también en la babi “Muy bien -contesté la voz, lacénica, cansada. “Se encargaré usted de transmitir este mensaje al departa- mento correspondiente? Si... si. ‘La voz sonaba ahora impaciente, hastiada. El zumbido de lallinea se restableci6. “Ella es distinta -pensé Nat-; todo eso le tiene sin cuidado, ‘Tal ver ha tenido que estar todo el dia contestando llamadas. Piensa ite al cine esta noche. Apretaré la mano de algun amigo: «Mira cudntos péjaros!». Todo eso le tiene sin cuidado.» + El autobus lleg6 renqueando a lo alto de la colina. Bajaron Jilly otras tres 0 cuatro niflas. El autobas continué a ta ciudad, ~,Para qué es Ia azada, pap? Eas nia lo rodearon tigndose, sefialindolo. -He estado usdndola -dijo-. ¥ ahora vamonos a casa. Hace fio para quedarse por ahi. Miraré cémo cruzdis los campos, a ver a qué velocidad corréis. 'Estaba hablando a las compafieras de Jill, las cuales perte- necian a distintas familias que vivian en las casita de los alrede- dores. Un corto atajo los levaria hasta sus casas. -Queremos jugar un poco -dijo una de ellas. 2No. Os vais a casa, 0 se lo digo a vuestras memés. ‘Cuchichearon entre s{,y luego echaron a correr através de los campos. Jill mir6, enfurrufada, a su padre. Siempre nos quedamos a jugar un rato -dijo. “Esta noche, no -contest6 él. Vamos, no perdamos tiempo. n Podia ver ahora a las gaviotas describiendo cieulos sobre Jos campos, adentréndose poco a poco sobre la tera. Sin ruido. cosas tedavi Mira alléariba, pap, mira alas gaviotas. “Si.Date psa” = -zHacia dénde vuelan? ;Adénde van? Tierra adentro, su- pongo. A donde haga mis ealor. Laasié de la mano y la arastr6 tras sao largo del sendero. No vayas tan de prisa. No puedo seguine. Las gaviotas estaban mirando alos grajosy a los cuervos. Se estaban desplegando en formacién de un lado a oto del cielo. Grupos de miles de elas volaban a los cuatro puntos cardinaes. {Qué es eso, pap? .Queé estan haciendo las gaviotas? Su vuelo no era todavia decidido, como el de los grajos y las chovas. Seguian describiendo circus en el aire. Tampoco volaban tan alto, Como si esperasen alguna seal. Como si hubie- sen de tomar ‘alguna decisin. La orden no estaba clara Quieres que lve i? Ven, siete a cues. ‘esta forma ereia poder ir més de pris; pero se equivoca- ‘ba. Jil pesaba mucho y se deslizaba. Estaba loando, ademas. Su sensacion de ugencia, de temo, sel habia contagiad ala nia -Quiero ques vayan as gavotas, Nome gustan. Se estin acereando al camino, Lavolviéa poneren el suelo. Eché a corter,levando Jill ‘como a remolque. Al dobar el recodo que hacia el camino junto 2 Ia granja vio al granjero que estaba metiendo el coche en el garaje. Nate lad, “Puede hacemos un favor? -dijo. {Qué es? El sefor Trig se volvié en el asiento y los mi Una son risa ilumin6 su rostro,rubicundo y jo -Parece que tenemos diversion dijo. Ha visto las gavio- 12s? Jim y yo vamos a salir y les soltaremos unos cuantostiros. Todo el mundo habla de ellas. He old decir que le han molestado «sta noche. :Quiere una escapeta? "Nat deneg6 con Ia cabeza EL peqeto coche estaba aaratado de casas Slo habia para Jill, si se ponia encima de las latas de cn asiento de atés. f pesieg ene -No necesito una escopeta-dijo Nat, pero le agradecert ane lease lace Se hewn ele pace Lo dijo apresuradamente. No queria hablar delante de Hill. -De acuerdo -asnté el granjero- La llevaréa casa, (Por ‘qué no se queda usted y se une al concurso de tro? Haremos 8 volar as pumas Sebi ily el conductor, dando la veal coche, aeelers por el eamino en sieccon ala casa Nat echo andar dots ‘rig debia eo loco, cDe iu servia una ecopeta conta un Fimamento de pars? “ TNttibeahore de a preocupacisn de il tenia tempo de rvirar 0 alrededor Los paaresseguan describiendocirulos Sobre los campos. Eran gavots orients cast oda, pe, et tre ela, se hllaba tambien Ia gaviota negra Por lo genera, se mantenian aparadas, pero ahora marchaban juntas. Align lzo Tas habia undo. La gaviots negra stacaba alos pars ms p uefos incluso, sein habia of deci, a fs coders recien facidos Eno habia visto Lo recordabs ahora, no obsante mnter cielo, Se estaban acereando a la gran. Sus ciculos than sendo més bajos yas gaviotsnegresvolban al rene las faviota negrascondvctan las bandades. La granja ea, pues, su tbjetve Se digian als ganja ‘at acleroei pasoen direeinasucasa. Vo darla vel al coche de granoroyemprenéer el eamino de regres, Cuando iego junto a, ene riscamente Taina ya est dentro ajo el grajer- Sumuerla estaba esperanda,Busto. gq le parece? En acd dicen qu fo han Feo fos russ, ue los ros han envenenado a es pias. “Zcbmo podran hacerlo? -pregamts Nat “Kat no me pregute, Ya sabe cémo sugen fos bulos [Seviene ami concurs de tro? : ‘Ro: penso quedame en esa, Mi mujer se thquictaria. “Taint cce que entra bien que pusiesemos comer ge viowa “dio Trigg: tendiamos gaviots asad, gaviota cocida y, or si fuera poco, gaviots en escabeche.Espere usted aque les Sule unos tos, Eso las aststaré “Za puesto usted tbls en ls ventanas?-No, {Qué tnt val A fos de a radio les gusta asst a la gente. Hoy be edo Coses ms imptantes qe hacer qu andar clavand as Ventanas. Yo, en su lugar, lo haria. ~iBah! Exagera usted. {Qui -No; gracias, de todos modes. “Buono, Pinselo mana, Le daremos ., iowa para de sayonae yet granjero sonri6 y, luego, enfilé el coche hacia la puerta deta grain Nat se apesur, Atravess el bosquecillo, reba el vio Que! venirse a dormir en nuestra ” sgranero y cruzé el portillo que daba acceso al prado. ‘Al pasar porel portillo, oy6 un zumbido de alas. Una gaviota negra descendia en picado sobre él, ert, torcié el vuelo y se re- ‘mont6 para volver a lanzarse de nuevo. En un instante se leunieron, otras, seis, siete, una docena de gaviotas, blancas y negras mez- clades. Nat tirs ia azada. No le servia. Cubriéndose la cabeza con los brazos, corié hacia la casa. Las gaviotas continuaron lanzén- dose sobre él, en un absoluto silencio, sélo interrumpido por el batir de las ala, las terrbles y zumbadoras alas, Sentia sangre en Jas manos, en las mutiecas, en el cuello. Los agudos picos rasga- ban la came. Si por lo menos pudiese mantenerlas apartadas de ‘us ojos. Ea lo tinico que importaba, Tenia que mantenerlas ale- {adas de Tos ojos. Aun no habian aprendido cémo aferrarse a un hhombre, emo desgarrar la ropa, cOmo arrojarse en masa contra la cabeza, contra el cuerpo. Pero, a cada nuevo descenso, a cada riuevo ataque, se volvian més audaces. Y no se preocupsban en absoluto de si mismas. Cuando se lanzaban en picado y fallaban, se estrellaban violentamente y quedaban sobre el suelo, magulla- das, reventadas. Nat, al corre, tropezaba con sus cuerpos destroza- 4dos, que empujaba con los pies hacia delante. Llegé a la puerta y la golpeé con sus ensangrentadas ma- nos. Debido a las tablas clavadas ante las ventanas, no brillaba ‘ninguna luz. Todo estaba oscuro. -Déjame entrar -grité; soy Nat. Déjame entrar. Gritaba fuerte para hacerse oir por encima del zumbido de las alas de las gaviotas. ntonces vioal planga, suspendido sobre él ene cielo, presto a lanzarse en picado. Las gaviotas giraban, se retiraban, se remon- ‘aban juntas contra el viento. Sélo el planga permanecia. Un solo. planga en el cielo, sobre é. Las alas se plegaron stibitamente a lo largo de su cuerpo, y se dej6 caer como una piedra. Nat chill, y la puerta se abrié. Traspuso precipitadamente el umbral y su mujer arrojé contra la puerta todo el peso de su cuerpo. Oyeron el golpe del planga al caer. ‘Su mujer le curé las heridas. No eran profundas. Las mu- fRecas y el dorso de las manos era lo que mas habia sufrido. Si no hhubiese levado gorra le habrian alcanzado en Ia cabeza. En cuanto al planga... E} planga podia haberle roto el cuello, Los niflos esta- ban lorando, naturalmente. Habjan visto sangre en las manos de su padre. Todo va bien ahora -ls dijo-. No me duele. No son més gue unos rasgues.Juega con Johon, Jil, Mamé lvard estas 80 een ge eerie ais jo cane a eT Hume tan per sm i a ae etait ein et Un i ae Fe eee ee * “Estan volando tierra adentro ~decia él-. Miles de ellos: Ree eae ata ties i soem ate ac intestate te re ee He anneal es 2 snes rere ap reins ons ‘Nat volvid a la cocina, seguido de su mujer. Johnny estaba ee Fr De sens et pri pen ne ee ee sees Areca decks ee a a are ee Ee peak Bee une Nuc on ores jueno -dijo en voz alta-, he puesto tablas en las ventanas. Ue as Su aaa sin Ce a cade Sa ete, ik a a rs Ca Esto disimularia también los ruides, Subié a los dormito- ros y refor26 las ventanas. Podia oir a los pajaros en el tejado, e] rascar de uflas, un sonido insistente, continuo. Decidié que debfan dormir en la cocina: mantendrian en- cendido el fuego, bajarian los colchones y los tenderian en el suelo, No se sentia muy tranguilo con las chimeneas de los dor- mitorios. Las tablas que habia colocado en Ia base de las chime reas podian desprenderse. En la cocina, gracias al fuego, esta- tan a salvo. Tendria que hacer una diversién de todo ello. Fingir ante los nifios que estaban jugando a campamentos. Si ocurria lo peor y los péjaros forzaban una entrada por las chimeneas de los Gormitorios, pasarian horas, quizé dias, antes de que pudiesen estrur las puertas. Los péjaros quedarian aprisionados en los dormitorios. Alli no podian hacer ningun dan. Hacinados entre sus paredes, morirfan sofocedos. '" Empez6 a bajar los colchones. Al verlo, a su mujer se le dilataron Ios ojos de miedo. Pensé que los pdjaros habian irumpido yaen el piso de arriba, ‘Bueno -dijo él en tono jovial, esta noche vamos a dormir todos juntos en la cocina. Resulta més agradable dormir aqui abajo, junto al fuego. Asi no nos molestardn esos estipidos paja- ‘racos que andan por ahi dando golpecitos en las ventanas. Hizo que Jos nifos le ayudasen a apartar los muebles y tuyo la precaucién de, con la ayuda de su mujer, colocar el arma rio pegado a la ventana. Encajaba bien. Era una proteccién adi- cional. Ahora ya se podfan poner los colchones, uno junto a otto, contra la pared en que habja estado el armatio. «Estamos bastante seguros ahora -pens6-, estamos cémo- 4os y aislades, como en un refugio antiagreo, Podemos resists. Lo linico que me preocupa son los viveres. Viveres y carbén para el fuego. Tenemos para uno 0 dos dias, no mas. Entonces...) De nada servia formar proyectos con tanta antelacién. Ya darian instrucciones por la radio. Dirfan ala gente lo que tenia que hhacer.Y, entonces, en medio de sus problemas, se dio cuenta de 4ue Ia radio no transmitfa mas que misica de baile. No el progra- ma infantil, como debia haber sido. Miré el dial. Si, estaba puesta la emisora local. Bailables. Sabia el motivo. Los programas habi- tuales hablan sido abandonados. Esto s6lo sucedia en ocasiones ‘excepcionales. Elecciones y cosas asi. Intenté recorder si habia sucedido lo mismo durante ta guerra, cuando se producian las duras incursiones aéreas sobre Londres. Pero, naturalmente, la [BBC no estaba en Londres durante Ia guerra. Transmitia sus pro- gramas desde otros estudios,instalados provisionalmente, 2 cin Eaune a us veeetht fi A ei pay agent ie pees gun poe cme ae nee cn pu on Fac en St Feo om peering eo Geticeeernetrntan enters sucsosey ica pom els pagent ae oars tomes Sse cri soe ven tape sro fem ipl tcl he aoc te aeetatnnt cigar ln tea eat at iy La ch i od cep mi i gece 3 no. Algo que nos guste a todos, 2eh? ‘Hizo una sefa a su mujer y le guifé el ojo. Queria que la irda de temor, de aprensién, desapareciese del rostro de Jill. Mientras se hacfa ia cena estuvosilbando, cantando, hacien- do todo el ruido que podia,y le parecié que los sonidos exteriores no ‘ran tan fuertes como al principio. Subié en seguida a los dommito- trios y escuché. Ya no se ofa el rascar de antes sobre el tejado. «Han adquirido la facultad de razonar -pens6-; saben que es dificil entrar aqui. Probarén en otra parte. No perderan su ‘tiempo con nosotros.» La cena transcurrié sin incidentes, y entonces, cuando éstaban quitando la mesa, oyeron un nuevo sonido, runruneante, familiar, un sonido que todos ellos conocian y comprendian. ‘Su mujer le mir6, iluminado el rstro. Son aviones -dijo-, estin enviando aviones tras los péja- 40s. Eso es 1 que yo he dicho desde el principio que tenian que hhacer. Es0 los ahuyentaré. {Son eafionazos? ;No ofs cafiones? ‘Quizé fuese fuego de eafién, alléen el mar. Nat no podria ecitlo. Los grandes cafiones navales puede que tuviesen efica- cia contra las gaviotas en el mar, pero las gaviotas estaban ahora, tierra adentro. Los cationes no podian bombardear la costa, a causa de Ta poblacién. Es agradable ofr a los aviones, verdad? -dijo su mujer. YY Jill captando su entusiasmo, se puso a brincar de un lado para otro con Johnny. -Los aviones alcanzarin alos péjars. Los aviones los echarén. Justamente entonces oyeron un estampido a unas dos mi llas de distancia, seguido de otro y, luego, de otro més. El ronqui- do de los motores se fue alejando y desaparecié sobre e] mar. 1Qué ha sido eso? -pregunié la mujer-. gEstaban tirando bombas contra los péjaros? fa sit enargo la primera vez que me habla de mos cas.y me cate aneia ea de quel nspesor Tinker pul fr burl odo: Inngnaba perfecaente fe mirada congue Tnaigable sabueso me segura Ta pregunta que, a reglén sequlo, digi am sobino Elia lisa Sempo, eu Fabra sido hallave en mi casas repucsta. Respuesta Ue {Erualentsy on ceo alsa tve qu epeten vor at Nolo s, Harry Por qu me haces esa pregunta? “Porque he velo aver la mosca que amd use “yhami base una masa? : “Sia crecido mucha, pero a esr de todo lhe econo [Donde has wus vera y qu ene de patculr? “Zobre tu despacho, to Arthur, S cabera es blanca en denegr y su pta muy grcisa. vee Cuando vile sa msca por primera se en? a ques fe papa Estabaen ca , rman leg on ese moment me cig dejan en brad. Cis brs ese pi ue a nent, Cie gue babi indo de ea y que queria vel. " ‘ambi opin dob deer muerahace mucho demo - die levantandotre y yen sin prisahaia la peta. ero en cua la cr, dn salfo hasta mi despacho 109 busqué en vano alguna huella de moscas, Las confesiones de mi sobrinoy la seguridad del inspector ‘Twinker sobre la relacién existente entre las moscas y la muerte ‘de mi hermano me turbaron hasta el desconcierto. Por primera vez, admiti que el inspector tal vez supiera ‘mds de lo que dabs a entender. ¥, también por primera vez, me pregunté simi cuftada estaba verdaderamente loca. Un sentimiento ‘extrafio, incluso terible, empez6 a crecer en mi y, cuanto més reflexionaba sobre ello, més me convencia dela cordura de Anne, Un drama originado por la locura podia ser inexplicable y horro- oso, pero su horror, por grande que fuera, resultaba, a fin de cuentas, admisible. Sin embargo, Ia idea de que mi cuada hu- ier sido capaz de asesinar tan atrozmente a mi hermano en. pena posesion de sus facultades mentales, con o sin su consen- timiento, me daba escalofrios. ;Cudl podia ser la explicacién de 1m crimen tan monstruoso? ,Cémo se habia llevado a cabo? PPasé ua y otra vez revista a todas las respuestas de Anne al inspector Twinker. Este le habfa hecho centenares de preguntas. Y ‘mi cufada contest6 con perfecta lucidez a las cuestiones relativas a ‘su vida con mi hermano. Una vida, al parecer, feliz y sin historia ‘Twinker, ademas de ser un psic6logo muy fino, tenia una ‘gran experiencia y estaba acostumbrado a sentir, a adivinar -por ecirlo de alguna forma-el engafio. También él estaba convenci- do de que Anne habia contestado honestamente a las preguntas {que se habia dignado contestar, Pero estaban las otras, aquellas ante las que siempre reaccioné de idéntica manera, repi hasta la saciedad las mismas palabras, -No puedo aclararle esa euestin ~decfa lisa y lanamente, sin perder nunca la calma, [Ni siquiera Ia acumulacién de preguntas de este tipo pare- cia molestarle. Una sola vez, en el curso de los numerosos interrogatorios, le hizo notar al inspector que ya le habia pregun- tado anteriormente lo mismo, En las restantes ocasiones, siem- re contest6 de igual forma: «No puedo aclararle esa cuestiéno, Su estribillo se convirtié en un muro formidable, contra el cual se estrellé una y otra vez la tenacidad de Twinker. Cuando el inspector cambiaba el rumbo de sus interrogatorios y se intere- saba por temas que no guardaban relacién directa con el drama, ‘Anne respondia con lucidez y amabilidad, Pero en cuanto la con. versaciGn se orientaba, por algin resquicio, hacia el asesinato de Bob, mi cufiada se escondia nuevamente tras la muralla del «no puedo aclararle esta cuestiéno, Deseosa de que no recayeran sospechas sobre ninguna Ho otra persona, Anne demostr pricticamente cémo habla manejado el marillo-pilén, Nos hizo ver, sin lugar a dudas, que conoeia su funcionamiento y la forma de regular la fuerza y la altura del golpe, ¥y como el inspector adujera que todo aquello no probaba su inter ‘vencién en el asesinato de Bob, nos ensefié el ugar donde se habia, apoyado oon la mano izquierda, contra un montante del euadro de ‘mandos, mientras manipulaba los botones con la mano derecha. Sus técnicos encontrarén aqui mis huellas digitales -aia i6 con sencillez, Y sus huellas, efectivamente, fueron encontradas. Twinker sélo pudo descubrir una mentira en sus declara~ ciones. Anne afirmaba haber maniobrado el martillo una sola vez, ‘mientras el vigilante nocturno juraba y perjuraba haberlo ofdo dos, El contador, que siempre Se ponia a cero al terminar cada Jornada, le daba ia razén, ‘Durante algin tiempo, Twinker confié en forzar el mutis- mo de mi cufiada gracias a este terror. Pero un buen dia, Anne, con la mayor tranquilidad del mundo, ech6 por tierra sus espe ranzas, declarando: “Si, he mentido, pero no puedo explicarle los motives de smi mentira, ~zSélo me ha engafiado en eso? -pregunt6 inmediatamente ‘Twinker, con ef propésito de desconcertarla y de adquirir asf alguna ventaja sobre ella ‘Con gran sorpresa por su parte -pues esperaba el estribillo habitual, Anne respondi6: 5 -Si. Ha sido mi tinico engati. “Twinker comprendié que Anne habia reparado con cre~ fisura de su muro defensivo. A la luz de las revelaciones de Harry, crecié en mi un pro- gresivo sentimiento de horror hacia mi cufada, porque, sino estaba loca, simulaba estarlo para escapar a un castigo que mere cia cien veces. En ese caso Twinker tenia razén y la llave del ‘drama residia en las moscas, a no ser que la obsesién de Anne formara parte de su engaflo. Y si, por el contrario, no estaba en sus cabales, entonces Twinker seguia teniendo razén, porque tal vez a través de las moscas pudiera un psiquiatra descubrir la causa del asesinato. iéndome que Twinker, seguramente, sabria resolver quel rompecabezas mejor que yo, estuve a punto de ir a contér- selo todo. Pero el pensamiento de que atosigaria a Harry con mil preguntas, me retuvo. Exist también otra razén para no ac 1 él: me daba miedo que buscara y encontrara la mosca mencio- ces la m nada por mi sobrino. Y ese miedo era, por incomprensibe, pro- fundamente turbador. Ps Prenat, pr Pasé revista @ todas las novelas policacas que habia Lido ‘nmi vida. Este género literario no earee de loge nluso cuando, presenta casos muy complicados. En la histeria'de las moscas, por el contaro, no habia nada ldgico, nada que pudiese encajar “Todo era sorprendentementesencll ,al mismo tiempo, mis rioso. No existia culpable alguno que desenmascarar: Anve habia asesinado a su mando, se habla declarado autora del hecho ¢ incluso habia reconsruido la escena Desde luego, no pod esperarselégica en un drama pro- vocado por a locura, pro aun admitiendo que fuera as, zeomo explcaris extrata pasividad dela vctima? Mi hermano eral tipi sabio patidario de la prueba del ‘nueve. Senta horor or la intuiciny por los golpes de genio. ‘Algunos cientfcoselaboran teorias ge después se esfuerzan en apoyar con hechos; trabajan a sltos en lo desconocide y no tienen inconvenient en abandonar na poscién avanzada slag experiencias acumuladas a continuacién no bsstan para consoli- dar sus suposiciones. Mi hermano perteneci, al contario y = cabe decir- por excelencia, al tip del investigadorreceloso, que se guarda siempre las espaldas con un sido punto de apoyo, probado y archiprobado. Rara vez se tala entre manos mas de un experimento y no partcipaba de ninguna de las carecteris cas del sabio distrado, que se dea calar por la Tluviacon un Paraguas cerrado en la mano, Era, en cambio, profundamente humano. Adoraba aos fos y a los animales, jamés tubeaba en dejar su trabajo para ira circ con los hijos desu vecino. Le austaban los juegos de lgicay precision, como el bila, l tenis, el bridge yelsedrez {Cémo, entonces, explicar su muerte? Por qué se habia colocado debajo del marillorpl6n? En modo slguno podiatratar- Se de una estpida jatancia, de un desafio a su propio valor. Jamis se jactaba de nada y no soporabe a as personas eficona: dasa apostar. Para vearas, siempre decia que una apuesta es un simple negocio coneluido entre un imbéily un ladon, ‘Solo existian dos explicaciones posileso e habia vuelto loco o tens una razén para hacerse matar por su mujer de tan extraha manera. Tras lagasreflexiones, decid noponeral inspector Twinker al corriente de mi eonversacin con Harry ¢intenar una nueva zestion personal con mi cada. Era sdbado, di de vista, y como “Anne pasaba por ser una enferma muy tranquil. me permitan 112 llevaria a dar una vuelta al gran jardin, donde le habian concedido tuna pequefia parcela para que la cultvara a su antojo. Anne habia trasplantado alli varios rosaes de mi jardin. Sin duda esperaba mi vista, porque lleg6 al locuorio en seguida. Empezaba a hacer fro y, en prevsion de nuestro paseo habitual, se habia puesto el abrigo. Me pidié noticias de su hijo'y después me condujo hasta la parcel donde me hizo sentarme a su lado sobre un bancorist- 60, fabricado en la carpinteria dt asilo por un enfermo aiciona- do alas actividades manusles. Yo trazaba vages dibujos en arena con a punter demi pare fuss, buscando lafommade evar la conversacinaltema de lamuete de mi hermano, Pero fue ella quien primero se refirié al asunto. -Arthur, queria preguntarte una cosa “Te eseucho, Anne. “{Sahes si las moseas viven mucho tiempo? La mité estupefactoy estuve a punto de confeserle que su hijo me habia preguntado lo mismo unas horas antes, pero repen- tinamente comprendi que por fin se me brindaba la posibildad de asestar un duro golpe asus defensas, conscientes osubconscientes ‘Anne, entretanto, parecia esperar Con tranquilidad le respuesta, creyendo sin da que me esforcaba en resucitar mis recuerdos de escuela sobre la duracién de la vida de las moscas. Sin apartar los oos de ella, repuse: No lo sé con precision, pero tu mosca estaba hey por la ‘mafiana en mi despacho. El golpe habia alcanzado su objetivo. Anne volvié basta zmenis la cabeza hacia miy ari a boca como si fuera gitar, pew séloen sus inmensos ojos se dibujé un auténtico alarido de terror. ‘Yo consegui mantener la impasibilidad. Me daba cuenta de que por fn habia adquirido alguna ventaja sobre ella y que slo podria conservaria adoptando la actitud de un hombre al tanto de todo, que no experimenta rencor o piedad y que ni siquiera se permite emitr un juico sobre los hechos. Ella, finalmente,rspir6y se tp6 la cara con las manos. Arthur... la has matado? -murmuré suavemente. No. “;Peto la tienes! -gitéalzando la cabeza. jLa tienes hi! {Déimela! ‘Un poco més y se huberaatrevido a registrarme ls bolsilles. -No, Anne, no la tengo aqui “Lo sabes todo! ,Cémo has podido adivinaro? No, Anne, no sé nada, excepto que tt no ests loca. Pew n3 voy a averiguar la verdad de una u otra manera. O me lo dices todo, y entonces decidiré sobre e1 mejor modo de resolver este sunt, on. “40 qué? {Habla de una vea! Toa a hacerlo, Anne... 0 te juro que el inspector Twinker tended esa mésca antes de veinticuatro horas. Mi cufiada permanecié inmévil un momento, con los ojos clavados en las palmas de sus blancas y afiladas manos. Des- ppués, sin alzar la mirada, dijo: Si te lo digo todo, sme prometes que destruirés esa mos- ‘ca antes de tomar ninguna otra decisi6n? -No, Anne. No puedo prometértelo antes de saber el ver= dadero significado de esta historia, Arthur, compréndelo.. Le prometi a Bob que esa mosca, seria destruida.. Tengo que mantener mi promesa... De otra for- nla, no te diré nada, ‘Comprendi que me estaba metiendo en un callején sin sa- Jida; Anne se recuperaba. Era absolutamente necesario encontrar lun nuevo argumento, un argumento que la empujara hasta sus “ltimos baluartes y que la hiciera capitular. ‘Ala desesperada, confiando en un golpe de suerte, dije: Anne, debes darte cuenta de que cuando esa mosca sea ‘examinada en los laboratorios de la policta, el inspector Twinker tend la prueba de que no estds loca y... -jAmthur, no! No To hagas, por Harry, no lo hagas... Llevo ‘mucho tiempo esperando esta mosca, convencida de que terminaria, por enconirarme. Al parecer no ha sido capaz y te ha buscado ati, Yo observaba atentamente a mi cuftada, pregunténdome si fingia atin estar loca o si afin de cuentas, lo estaba. A pesar de todo, loca o no, daba la impresién de sentirse acorralada. Era preciso violentar ain su tiltima resistencia y como, al parecer, ‘emia por su hijo, dije: -Cuéntamelo todo, Anne. Asi podré proteger mejor a Harry. -aDe qué quieres protegerlo? {No comprendes que si yo ‘soy aqui, es inicamente para evitar que Harry se convierta en cel hijo de una condenada a muerte, ejecutada por el asesinato de su esposo? Créeme, preferiria cien veces la horca a la muerte Tenta de este manicomio, Anne, estoy tan interesado como ti en proteger al hijo de ‘mi hermano. Te prometo que, si me lo cuentas todo, haré lo imposible por defender a Harry. Pero si te niegas a hablar, el inspector Twinker tendra Ia mosca, De todas formas intentaré velar por el nfo, pero ti misma debes hacerte cargo de que 4 ‘entonces ya no tendré las riendas dela situacion “Por qué esti tan empefiado en saber? -dijo lanzindome una euriosa mirada de rencor. Anne, es la suerte de tu hijo lo que esta en tus manos. {Qué decides? Vamos dentro. Voy aentregate el relato dela muerte del pobre Bob. “Lo has escrito! “Si. Lo tenia preparado, no para ti, sino para tu maldito inspector. Suponia que, antes © después, trminaia por dar con parte de la verdad, “En este caso, puedo enseiselo? “Haz lo que te parezc ‘Me quedé ene locutorio mientras ella subi suhabitacin, Al volver aia. un abultado sobre amarillo, ue me tendiédiciendo: “Procuraleerlo asoas y sin que nadie te moleste. “De acuerdo, Anne. Lo haré en cuanto llegue y mafiana vvendré a verte. -Muy bien. Y salié del locutoro sin despedirse, Hasta que algunas horas més tarde empecé la lectura, no descubri la advertencia esrita en el ex terior del sobre: Aauien corresponda- Probablemente al inspector Twinker ‘Tras dar Ordenes rigurosas de que no se me molestara bajo ninguna excusa, hive saber que no cenaria y pedi té con bizcochos. Después Subi répidamente a mi despac. ‘Una vez en él, examiné cuidadosamente las paredes, las) tapicerias y los muebles, sin encontrar el menor rastro de mos- ceas. Luego, cuando la criada me subi6 el tf y aiadi6 left al fue~ 0, cerré las ventanas y corri las cortinas. Finalmente eché el cerrojo de Ia puerta, descolgué el teléfono -lo hacia todas las roches desde la muerte de mi hermano-, apagué las luces, ex ccepto la de mi mesa de trabajo, y abr el grueso sobre amarillo. ‘Tras servirme una taza de té, comencé la lectura del ma- nuserito: «Esto no es una confesién, porque nunca he intentado ‘ocultar la responsabilidad que me incumbe en el trégico fin de mi ‘marido y también porque, a pesar de declararme tinica autora de sumuerie, no soy una criminal. Alactuar como lo hice, me limitaba ‘a ejecutarfielmente las dtimas voluntades de Robert Browning, aplasténdole la cabeza y el antebrazo derecho con el martillo- pilén de la fabriea de su hermano.» ‘in haber probado una sola gota de t, volvi la pina. Fy us «Con alguna anterioridad a su desaparicin, mi marido me habia puesto al corriente de sus experimentos. Ya entonces com- prendia perfectamente que el Ministerio se los hubiera prohibido ‘como demasiado peligrosos, pero confiaba en obtener resultados positivos antes de informar sobre ellos. Aunque hasta el momento la ciencia sélo ha conseguido ‘ransmitir através del espacio el sonido y la imagen, gracias @ la ‘radio y la televisién, Bob aseguraba haber encontrado el medio de ‘ransmiti la propia materia. La materia -es decir, un cuerpo séli- 4do- colocada en un aparato emisor, se desintegraba y reintegraba instanténeamente en un aparato receptor. »Bob consideraba que su descubrimiento podia ser de tan- ta trascendencia como el de la eda. Creia que la transmision de Ja materia por desintegraci6n-reintegracin instanténea, significaba ‘una revolucién sin precedentes, de radical importancia para la ‘evolucin del hombre. La difusin de su invento equivaldria al fin, de los transportes mecanizados, no s6lo para los productos y mercancias que pudieran corromperse, sino también para los propios seres humanos. Bob, hombre eminentemente practico, {que jamés se dejaba llevar por la fantasia, vislumbraba ya un ‘mundo desprovisto de aviones,trenes, caches, carreteras y vias férreas. Todo esto seria reemplazado por estaciones emisoras- receptoras, repartidas por toda la superficie de la Tierra. Bastar con situar a los viajeros y a las mercancias en el interior de una cabina emisora, para que fueran desintegrados y casi instantinea- ‘mente reintegrados en la cabina receptora del punto de destino. .»Mi marido tropez6 con algunas dificultades al principio, Su Aparato receptor s6lo estaba separados de su aparato emisor por una. pared, Como sujeto de su primera experiencia, eligi un vigjocenicero, recuerdo de un viaje que habiamos hecho a Francia. »»Cuando me trajotriunfalmente el cenicero, ain no estaba al corriente de sus investigaciones y tardé un poco en compren- der el significado de sus palabras. (Mira, Anne! -dijo-. Este eenicero ha permanecido to- talmente desintegrado durante una diezmillonésima de segundo. Por un momento, ha dejado de existir. Era sélo un conjunto de ‘itomos viajando a la velocidad de la luz entre dos aparatos. Y un instante después, los dtomos se han unido de nuevo para volver a formar este cenicero. »-Bob, por favor... de qué hablas? Expli cate »Entonces me revel6 el objetivo de sus experiencias y. al ver que no lo comprendia, empez6 aesgrimir dibujos y a maniejar 116 cits. Tras fo cual, naturalmente, an entend menos sus expe Perdoname, Anne ij al darse cuenta, riénose de bue- na gana Te acuerdas de agul ariel sobre los miseriosos tuelos de cieraspledras, que imumpen sn caus apaente cn guns casas de Indian pesar de que as poets jis vena nas estn ceaas? te acuerdo muy bien. El profesor Downing. qu habia vendo e psa l finde semana con nosotros sue no hala agin tucgel fndmeno slo poda explicare Por Ia desineprcion dels piedrasen la calle you reinegracion ent imerior de In eas, anes desu cid, reExattamente + aad A menos qué el fendmeno se produzca por una dsintepracin parcial y momentines e apa Fed aaverada por las pied, Todo es0 es muy Bonito, pero sigo sin comprender Cémo puede pasar una pede, por ny desnegrade que et & faves de una pared ode una pera? >-Puede, Anne, porque entones ls tomas que compo: nen a materi no se tcan Esti separados ens por espaos -{Espaciosinmensos entre los omos que componen, por ejemplo, una simple puerta? mEntendémnos fos espacio ete dtmos son rela mente inensos. Es dei, nensos con relacion al tao de Tos atmos. Ti pesas cen bras y mies cinco pies tes pulp das. Si todos ls tomes qu componen ti cuerpo fuera em primidos unos conta otros, sin que quedara el mena espacio, frre ells, tu seguras pesando fo mismo, pero no ‘bularias ms que una cabeza dealer, -Entones, ino he comprenddo mal, pretends ha- ber reducdo este ceniero al taafo de una cabeza dealer? >-No, Ane: En primer gay, os tomos de este ene +0, que apenas pesados onza, fran compris, el conjunto resultant slo sera visible al micoscopo. En sepundo Tog, {odo esto era una simple imagen Lo que intent explicate pe tenece a owo orden de fendmenos. Este cenicer, une er Aesinterado, puede aravesar cualquier cuerpo apace Slida a {misma por ejemplo, snl menor difteltad,porgucentonces sus atmos separads no encuentran obstcul alguno en amass deus somos, que ambien estin separa. mi thas dsiegrado exe enieoy lo has einterado un poco mas al dexpus de hal pasar a taves de ovo cue? yr nT >A través, para ser exacto, de la pared que separaba mi aparato emisor de mi aparato receptor. »-4Y puede saberse qué utilidad tiene enviar ceniceros a través del espacio? »»Bob inicié entonces un gesto de mal humor, pero al darse cuenta de que sélo le estaba gastando una broma, se dedicé 2 explicarme algunas de las posibilidades de su descubrimiento, »»=jBueno! Espero que nunca me obligues a viajar as, Bob. ‘No me gustaria terminar como tu dichoso cenicero. »-gCémo ha terminado? ongTe acuerdas de lo que habia escrito en él? »-Si, claro, La inscripcién «Made in Fran ce», que abi sigue. »-Pero, te has fijado cémo? »Cogié el cenicero con una sonrisa y palideci6 al darse ‘cuenta de To que yo queria decir. Las tres palabras seguian, efec~ tivamente alli, pero invertidas, de forma que s6lo podia leerse: wecnarF ni edaMn. »-Es inaudito -murmuré, >, sin terminar el , se precipité hacia e laboratorio, del ‘cual ya no volvi6 a salir hasta el dia siguiente por la mafiana, tras, tuna noche entera de trabajo. Algunos dias més tarde, Bob suftié un nuevo revés, que le puso de malhumor durante varias semanas. Después de mu- ‘chas preguntas, termin6 por confesar que su primera experiencia ‘con un ser vivo habia resultado un completo fracaso. »-Bob, ha sido Dandelo? »+Sf -reconocié a duras penas-. Se desintegré perfecta- mente, pero no volvié a reintegrarse en el aparato receptor. -4¥ entonces...? »-Entonces ya no existe Dandelo. Sélo existen sus to- ‘mos dispersos, que se pasean por alguna parte, Dios sabe cual; del universo. ‘»Dandelo era un gato blanco que la cocinera habia encon- trado en el jardin. Una buena mafiana desaparecié sin saber c6mo. Bob acababa de aclararme lo sucedido. Tras una serie de nuevas experiencias y largas horas de vigilia, Bob me anunci6 que su aparato funcionaba ya perfecta- mente y me invité a que lo vera. »»Hice preparar una baideja con una botella de champagne y dos copas para festejar dignamente su éxito, porque yo sabia {que mi marido, de no estar a punto el aparato, no me hubiera Ievado a verlo, Fr us »-Excelente idea -exclamé quiténdome fa bandeja de las ‘manos. ; Vamos a celebrarlo con champagne reintegrado! Espero que sabré tan bien como antes de su desintegra- cidn, Bob. veNo temas, Anne, Ven aqui. »Abri6 Ia puerta de un compartimento cuadrangular, que cra una simple cabina telefonica, debidamente transformads, tienes el aparato de desintegraciéntransmision -me cexplicé mientras ponia la bandeja sobre un taburete colocado en su interior. »Cert6 con cuidado, me tendié unas gafas de sol y me hizo situarme ante la puerta de cristales de la cabina. Tras ponerse él mismo las gafas negras, manipulé varios botones en el exterior de la cabina, y de ésta se elev6 el dulee ronroneo de un motor eléctrico. »-¢Dispuesta? -pregunt6 apagando la luz y haciendo gitar otro conmutador, que llené et aparato de un resplandor azulado-, iEntonces, fijate bien! »»Bajé una palanca y todo el laboratorio se iluminé violenta- mente con un cegador destello anaranjado. Vislumbré, en el inte rior de la cabina, una especie de bola de fuego, que crepit6 un instante, y senti un repentino calor en la cara y en el cuello. Des- pués sélo pude ver dos agujeros negros bordeados de verde, como ‘cuando se mira durante cierto tiempo al sol »»-Puedes quitarte las gafas, Anne. La operacin ha terminado, »»Con un gesto teatral, mi marido abrié la puerta de la cabi- na y, a pesar de que lo esperaba, fingi una gran sorpresa al com-' probar que el taburete, la bandeja, las copas y la botella habian desaparecido. Después me hizo pasar ceremoniosamente a la habita- cin contigua, donde se encontraba una cabina idéntica a la que servia de aparato emisor. Abrié la puerta y sacé triunfalmente a bbandeja y el champagne, que descorché al instante. El tapén sal- 16 alegremente y el liquido burbujeo en las copas. my Bstés seguro de que se puede beber sin »-Absolutamente -dijo Bob tendiéndome una copa ‘varnos a intentar una nueva experiencia, ;Quieres asistr a ella? asamos.a la sala donde estaba el aparato de desintegracin »-jOh, Bob! ;Acuérdate del pobre Dande lo! »-Bs sblo un cobaya, Anne. Pero estoy convencido de que ahora saldré bien, »Colocé al animal en el suelo metilico de la cabina y me obligé a ponerme las gafas de sol. Oi el ronroneo del motor, ng presencié de nuevo el etallido de luz y, sin esperar a que Bob Ebrieraelemisor, me precpité aa habitacin contig. A través de is puerta de erstal pude ver al ebay comiendo de un lado 070 ‘riBob, amr mio! yEsth aqui! Lo has conseguido Un poco de patiencia, Anne. Nolo sabremos con segu- vided hasta demo dealin tempo ‘Pero ests tan vivo como antes. 2Es preciso comprobar que todos sus 6rganossiguen in- tacts. i continia as durante Un mes, podremos intentar otras experiencia. ‘sEse mes me parecié un siglo. Todos los dias ibaa ver al cobaya, que pareeiaportarse de maravilla. ‘Cuando Bob se conveneié de su buena salud, puso a Pickles, metro perro, en la eabina, No me avis6, poraie jamds hubieraconsentido que Pickles pasara por una experiencia seme- janie. Al animal, in embargo, pareciogustare, En una sola tarde fue desintegrado y reintegrado diez o doce veces y en evanto seliadelacabia receptor, se preciptaba al aparato emisor pare repetirel juego, »Suponia que Bob iba aconvocar una reunién de cietifi- cosy espeialisas del Ministerio, como solia hacer cuando ter minaba un trabajo, para comunicar sus conclusiones y llevar @ Cabo algunas demostacionespritieas, Al cabo de algunes dias, yo misma se lo hice nota. ‘No, Anne. Este descubrimiento es demasiado importan- te para anunciari sin més ni mas. Hay algunas fases de I opera- cid que ni yo mismo he Hlegado a comprender todavia. No pue- {do abandonario ahora en otras manos A veces, aunque no siempre, me hablaba dela marcha de su trabajo. Desde luego, en ningtin mamento se me pas6 por le Cabeza la idea de que fuera intentar na primera expeciencia humana con su propia persona y solo después dela caistrofe descubri que un segundo cuadro de mangos habia sido instalado tenel interior de la eaina emisora ‘La mafana en qe intend su terble experiencia, Bob no vine a comer. Encontré una nota clavada en la puerta desu labo- ratoro » «Sobre todo, que nadie me molest. Estey trabajando.» »'¥a en otras ocasones habia hecho lo mismo, Por otra parte, no conceal importancia a laextraay deforme eseitra {el mensaje. DY fue precisament algo més tarde, ala hora de Ia comi- da, cuando Harty vino corriendo a decirme que hab cazado una 120 ‘mosea con la cabeza blanca. Yo, sin querer verla, le dije que a soltara inmediatamente, Ni Bob ni yo soportdbamos que se le hiiciera el menor dafio a un animal. Yo sabia que Harry habia atrapado aquella mosca s6lo porque era rara, pero tambisn sabia {que su padre no veria en ello disculpa alguna. »xA lahore de t, Bob continuaba encerrad en st laborato- rioy el mensaje clavado en la puerta. A la hora de la cena, ls cosas wAnne: he tenido algunas complicaciones. Acuesta al ito ‘y wuelve dentro de una hora. B.» ‘Golpes de nuevo yllameé varias veces a Bob, sin resbit respuesta. Al cabo de un instante le oj teclear en la méquina de escribir y, tranquilizada por ese ruio familia, regresé a la casa Después de acostar a Hary, volvi al laboratorio y encon: tré una nueva hoja de papel, que Bob habia destizado, como la anterior, por debajo de la puerta. Esta vez, lei con espanto: Anne: ‘»Cuento con tu firmeza de espiritu para que no plerdas la ‘cabeza, porque sélo wi puedes ayudarme. Me ha sucedido un gra- ve accidente, Mi vida no corre peligro por el momento, pero se trata, a pesar de ello, de una cuestion de vida 0 muerte. Me es imposible hablar: nada se consigue, por lo tanto, laméndome 0 hhaciéndome pregunta a través de la puerta. Tnes que obedecer’ ‘mis instrucciones al pie de la letra. Después de dar tes golpes, ‘para indicarme que ests de acuerdo, vete a buscar una taza de leche y atddele una copa colmada de ron. No he comido ni bebido ‘nada desde anoche y tengo necesidad de hacerlo. Confio en t B. »Con el corazén acelerado, di los res golpes convenidos y ‘me precipité hacia la casa para satisfacer su peticin. ‘De regreso al laboratorio encontré un nuevo mensaje en el suelo: . Anne, sigue fielmente mis instrucciones ‘Cuando lames, abriré la puerta. Pon la taza de leche sobre mi mesa de trabajo, sin hacer ninguna pregunta, y pasa después a la habitacién donde se encuentra la cabina receptora. Una ver alli, mira bien por todas partes. Es absoluiamente nece- Ea 121 sario que encuentres una mosca. Aungue no puede andar muy lejos, yo me he pasado horas buscdndola en vano. Ahora tengo sur serio handicap y veo mal las cosas pequetas. Pero antes de nada, jirame que me obedecerds en todo y que bajo ninguna excusa intentarés verme. Me es imposible dis Cutit Tres gofpes en la puerta me demostrardn que ests nueva mente de acuerdo, Mi vida depende de tu ayuda. »Sobreponigndome a la emocién di res golpesespaciados. Entonces of ue Bob venia hacia lla Un instante después, su mano buseaba y descora el cerojo. Al entrar, comprendi que se habia quedado derés de la puena, Resstendo el deseo de volverme, die: Puedes contar conmigo, quero. nDespus de poner la tza en la mesa, bajo la Unica uz encendida, me dirgt hacia la otra habtacin, que estab, pore conirari,brllantemente iluminads, En ela reinaba el més abso- Tuto desorden: habia una gran cantidad defchas y probes rota porel suelo, entre tburetsy sillas ptasariba De una especie de enorme balde se desprendia un olor acre, originado por la combustion de unos papeles que acababan de consumirse. Antes de empezar, sabia yo que mi bisqueds no daria resultado. El insinto me decia que la mosca deseada por Bob era, la misma que Hary habia atrapadoy puesto en libertad, por or den mia, aquella misma mafiana. 103 que Bob en la habtacin deal lado, se acercaba a le mesa y de ella se elev, al eabo de un instante, una especie de succién, como si le costara trabajo beber. ‘Bob, no ay ninguna mosca, No podras ayudarme algo? Si no puedes habla, recure a los golpes en la mesa. Ya sabes tno pa el iy dos para el no. Aung habe intentado dar una entonacin normal @ mi vor, twve que hacer un esfuero terrible, cuando of dos golpes secos en si escritrio, para reprimir un sollozo, "rPuedo entrar en esa habitacién, Bob? No comprendo nada de To que pasa, pero -sea lo que sea-sabré enfentarme @ ello con valor, Hubo un momento de silencio y, por fi, un solo golpe. >Al llegar ala puerta me quedsparalizads de estupor. Bob se habia echado por fa cabeza el pao de tereiopelo dorado que generalmente se encontaba sobre la mesa dande coma, euando Dor cualquier motivo no queria sali del laboraterio. Bob, seguiremos buseendo mafana, aa uz del sol. 2No cz 122 podria ira acostarte? Si quieres, te llevaré ala habitacin de los hespedesy cuidaré de ue nae vee Su mano izquierda surgi repentinamente del pafo, qu le tapaba hasta I intr, y dio dos goes en lamesa. >rgNecesitas un médico? »»No», dio con dos nuevos goipes. {Quieres que tle- fonee al profesor Moore? oie miciere Te seria més itil que yo. La respuesta fue, una vez mis, negativa. Yo no sabia qué hacer ni qué decir. Algo, sin embargo, me daba vuelas en la cabeza. Por fin die: Harry encontré esta mafana una mosca muy extrafa, que yo le obligué a dejar enliberad 192 {No podria ser la que buscas? El nifio me dijo que tenia la cabeza blanca. »Bob emits un extra suspiro, roncoy metlco.¥ en aque. ‘momento tuve que morderme la mano hasta que bot sangre para no grit. Mi marido habia dejado car su brazo derecho alo largo Gel cuerpo y tenia, en ver de mano y muteca, una especie deartjo sis eon ganchos, que le asomaban por debajo de la manga. »-Bob, amor mio, expliame lo que ha pasado... Seguramen- te podria ayudarte mejor si supiera de lo que se trata. ;Oh, Bob, es espantoso! dij tratando vanamente de ahogat 1s sollozos. »Sacé la mano izquierday, tras golpear une vezenia mesa, sme indies la puerta Sali por ella a cerré y me desplomé en el suelo. Bob ech6 el cerrojo, anduvo un poco por la habitacién y finalmente se puso a escribir a méquina. Al poco tiempo, una ‘nueva hoja aparecié bajo la puerta: Tuelve maiana. Para entonces te rendré preparada wna explicaciin. Toma wn somnifero y duerme, Voy a necesita todas tus fuerzas B. »-yNo querras nada durante la poche, Bob? -grité através de la puerta en cuanto consegui dominar el temblor de mi voz. »Dio dos golpes répidos y nuevamente se oy6 ef tecleo de laméquina, »E! sol me hizo abrir ls ojos. Habia puesto el despertador 4 las cinco, pero no Io habia oido por culpa del somnifero. Eran casi las siete y me levanté enloquecida, Habia dormido sin un 123 solo suefto, como si alguien me hubiera arrojado al fondo de un ‘oscuro pozo. Pero entonces, al regresar ala pesadilla de la vida real y acordarme del brazo de Bob, rompi nuevamente a llora. ‘nLuego me precipité ala cocina y preparé, ante la sorpresa de las criadas, una bandeja de té con tostadas, que llevé al labora torie sin perder un minuto. »»Bb me abrié al cabo de unos segundos y certé la puerta tras de mi, Ain llevaba el pafo sobre la cabeza. Por el lecho improvisado y por las arrugas de su taje gris, comprendi que habia intentado descansar un poco. Una hoja mecanografiada me esperaba sobre la mesa. Bob se encontrabe junto a la puerta dela cotta habitacién y comprendi que queria estar solo. Llevé, pues, cel mensaje a ellay, mientras lo leia, le oj servirse una taza de 6. A. continuacién reproduzco sus palabras ‘»gTe acuerdas del cenicero? Me ha pasado un accidente similar, aunque por desgracia mucho mas grave. Me he desintegrado y reintegrado yo mismo, una vez, con éxito. Pero, ‘al intentar una segunda experiencia, no me he dado cuenta de ‘que habia una mosca en la cabina de transmision. Mi nica esperarca se cifra en encontrar esa moscay en volver a «pasar» con ella. Biiseala por todas partes. Si no la encuentras,serd preciso que idee un procedimiento para desapa- recer sin dejar rastro. »Yo hubiera preferido una explicacién més detallada, pero [Bob debfa tener alguna poderosa razén para no darmela. «Segu- ramente est desfigurado», pensé. E intenté imaginarme su ros- wertido, como la inscripeién del cenicero, con los ojos en el de la boca 0 las orejas. Pero era preciso conservar la calma y tratar de salvarlo. ‘Ante todo, debia cumplir sus 6rdenes y esforzarme por encon- tar aquella dichosa mosca a cualquier precio. »-zPuedo entrar ya? Bob abrié la puerta que ponia en comunicacién las dos habitaciones. ‘y-No desesperes. Voy a traerte esa mosca. Aunque no se Ja ve por parte alguna del laboratorio, tiene que andar cerca. Su- pongo que esids desfigurado y que por eso pretendes desapare- ‘er sin dejar huellas. Pero yo no lo permiiré. Si fuera necesario, te haria una mascara o una capucha y continuarias tus investiga- cones hasta que consiguieras volver a la normalidad. Incluso, si wvisaria al profesor Moore y a otros ay 124 sabjos amigos tuyos y entre todos te salvariamos. »»Bob golped con violencia la mesa y emitié el suspiro ron- 0 y metilico de la noche anterior. »-No te irrites, Bob. No haré nada sin prevenirte, te lo ptometo. Ten confianza en mi y déjame ayudarte. Estas desfigu- ado, mo es cierto? Seguramente, de un modo terrible. ,Quieres censeflarme la cara? No me darias asco. jSoy tu mujer, Bob! ‘Dio dos rabiosos golpes, para indicarme su total negat ‘va, y me ordené con la mano que saliera. »-Bueno, Voy a buscar esa mosca, pero jirame antes que no hars ninguna tonteria y que no tomaris la menor iniciativa sin consultarme. »Extendi lentamente la mano izquierda y comprendi que ese gesto equivalia a una promesa. lamas olvidaré aquella espantosa jomada dedicada inte- _gramente a la caza de moscas. Puse la casa patas arriba, obligan- doa las criadas a paricipar en mi busqueda. Aunque les expliqué {que se trataba de una mosca, escapada del laboratorio de mi ma- ido, sobre la cual se habia lievado a cabo un importante experi- mento y que a toda costa era preciso recuperar viva, creo que en mas de un momento me creyeron loca. Eso fue, por otra parte, lo. que mas tarde me salvé de la verglenza de la horea, Interrogué a Harry. No comprendi inmediatamente y lo sacudi hasta que empez6 a llorar. Entonces tuve que armarme de paciencia, Si, se acordaba. Habia encontrado la mosca en el re= borde de la ventana de Ia cocina, pero la habia soltado, obede- ciendo mis érdenes. A pesar de encontrarnos en pleno verano, en nuestra casa apenas habia moscas, porque viviamos en lo alto de una colina donde siempre hacia viento. De todos modos, atrapé varios cen- tenares. Hice poner jfcaras de leche, confituras y azticar en los rebordes de las ventanas y en varios sitios de jardin. Ninguno de los insectos-eazados, sin embargo, respondi6 a la-descripeién dada por Harry. Los examiné personalmente con una lupa y to dos parecian iguales. vA lahhora de come, llevé al laboratorio leche y puré de pata- tas, Por siacaso,dejé también algunas moscas, cogidas al azar. Pero ‘mi marido me dio a entender que no le servian para nada. »-Si de aqui a la noche no aparece la mosca, estudiaremos ¢l procedimiento a seguir. Mi idea es ésta: me instalaré en lahabita- cién de al lado, con la puerta cerrada y te haré preguntas. Cuando ro puedas contestar con un si un no, escribirds la contestacién a ‘maquina y me la echards por debajo de la puerta... Te parece bien? 1s » «Si», golpe6 Bob con su mano itil >»Al ponerse el sol, egufamos sin encontrar la mosca. Antes 4e levarle lacena a Bob, ttubeé un momento ant el teléfono. Sin duda alguna, todo aquelio era una cuestién de vida o muerte para smi marido. :Tendria yo fuerza suficiente para oponerme a su voluntad e impedirie que pusiera fin a sus dias? Seguramente jjamés me perdonaria que faltara a mi promesa, pero pensé que su. ‘esentimiento era, afin de cuentas, preferible a su desaparicin y, febrilmente, me decidi a descolgar el aparato y a marcar el inimero del profesor Moore, su mas intimo amigo. mE] profesor esté de viaje y no volverd hasta finales de semana -me explicé cortésmente una voz neutra. La suerte estaba echada, Tendria que luchar sola, y sola decid salvaria a Bob. Cuando unos minutos después entré en el laboratorio, casi habia recuperado la tranquilidad y me instalé, como habia ‘mos convenido, en la habitacin vecina para comenzar aquella ppenosa discusién, llamaba a durar buena parte de la noche. »-Bob, ;podrias decirme con exactitud Io que habia pasado? Of el tecleo de su maquina durante varios minutos. Des- pués aparecié una hoja de papel bajo la puerta. Anne: »Prefiero que me recuerdes con mi aspecto anterior No va ‘a quedar mas remedio que destruirme. He reflexionado larga- ‘mente sobre él asunto ysélo se me ocurre un procedimiento, para el cual necesito tw ayuda. Al principio pensé en una sencilla desintegracién por medio de mi aparato emisor, pero se rata de tuna idea descabellada porque algtin sabio podria reintegrarme en 1 futuro més o menos lefano y no quiero que eso suceda a nningsin precio, »Por un momento Hegué a preguntarme si Bob se habia vuelto loco. »y-No quiero saber cudl es tu procedimiento, porque jamais aceptaré esa solucién, Bob. Por terible que sea el resultado de tu experiencia estés vivo, eres un hombre, con un alma y una inte- ligencia, {No tienes derecho a destruir todo eso! »oLa respuesta fue de nuevo mecanogrifica, »Esoy vivo, pero no soy ya un hombre, En cuanto a mi inteligencia, puede desaparecer de un momento a otro. Nisiquie~ ra sigue intacta. ¥ no puede haber alma sin inteligencia, 126 127 o-Tienes que poner a los otros sabios al corriente de tus experiencias y trabajos. Ellos terminarin por salvar. Casi me asusté al oir 10s golpes de Bob sobre la puerta, »-gPor qué no? Por que te niegas a recibir una ayuda que todos te prestarian de corazon? Mi matido aported entonces fa puerta con una docena de furiosos golpes, y yo comprendi que por ese camino no iba a ninguna parte. Entonees le hablé de mi, de su hijo, de su familia, Nome contests. Cada vez me sentia mis desconcertada, Por fin me aventuré a lanzar un timido: Bob... gme escuchas? Esta vez se oy6 un solo golpe, mucho més suave. »-En una de tus carts te referas al cenicero de tu primera experiencia. :Crees que si lo hubieras metido otra vez en el apa- rato, la letras habrian podido recuperar su primitivo orden? Unos instantes mas tarde, lef en la nueva hoja que acaba- ba de ser deslizada bajo la puerta: Veo dénde vas a parar, Anne. He pensado en ello y ésa ‘precisamente, es larazén de que tenga tanto interés en recuperar la mosea. Sino nos transmitimos juntos, no hay esperanza alguna. »-inténtalo al azar. Nunca se sabe. » «Ya lo he intentado», fue esta vez su respuesta, jPrueba una vez més ! La respuesta de Bob me animé un poco, porque ninguna’ ‘mujer ha comprendido ni comprendera jamés que un condenado a muerte se dedique a gastar bromas. Un minuto més tarde, efec- tivamente, pude leer: Admiro tu deliciosa légica femenina. Podriamos repetir la experiencia un millar de veces... Pero para darte ese placer, sin duda el iltimo, voy athacerlo, En el caso de que no encuen- tres las gafas negras, vuélvete de espaldas ala cabina recepiora {ytépate los ojos con las manos. dvisame cuando esté dispuesta mj Ya, Bob! Sin molestarme en buscar las gafas, obedeci sus instruc ciones. Le of mover varias cosas y cerrar la puerta dela cabina de transmisién, Tras un momento de espera, que me pareciéintermi- rable, se escuché un ruido violento y pude percibir un brllante resplandor a través de mis parpados cerrados y de mis manos. Me di la vuelta y miré »Bob, siempre con su paflo de terciopelo sobre la cabeza, salié lentamente de la cabina receptora, Ningtin cambio? -pregumté dulcemente, tocdndole en el brazo. DAL sentir el contacto, rerocedi6 répidamente y tropezé ‘con un taburete voleado. Entonces hizo un violento esferzo para no perder el equilibrio y el pafio de terciopelo dorado resbalé Jentamente por su cabeza y cayé al suelo tras €l Jamés olvidaré aguella visin. Grté de miedo y cuanto més gritaba, més miedo tenia. Me met! los dedos en la boca, como si fueran una mordazs, para ahogar los gritos y, tras sacarlos ‘empapados en sangre, grité aun con més fuerza. Sabia, me dabe cuenta de que s6lo apartando la mirada de él y cerrando fos ojos, podria dominarme. Sin prisa, el monstruo en que se habia convertido Bob, vvolvié a taparse la cabeza y se dirigid a tientas hacia la puerta. Por fin pude cerrar los ojos. »Yo, antes de aquello, creia en la posibilidad de una vida ‘mejor y nunea habla sentido miedo de la muerte. Ahora sélo me ‘queda una esperanza: la nada total de los materialistas, porque ni siquiera en otro mundo podria olvidar. No, jamés olvidaré aquel crineo aplastado, aque cabeza de pesadilla, blanca, velluda, con ‘puntiagudas orejas de gato y ojos protegidos por grandes placas ‘oscuras. La nariz rosada y palpitante, era también la de un gato, pero la boca habla sido sustituida por una especie de hendidura ‘vertical, cubierta de largos pelos rojos y prolongada por una rompa, negra y viscosa, que.se abocinaba en su extremo. »»Debi de desmayarme, porque me desperté, algin tiempo ‘més tarde, tendida sobre la frias baldosas del laboratorio y con los ojos clavados en la puerta, tras la cual se ofa, una vez més. el tecleo de la maquina de escribir de Bob. Estaba atontada, como esas personas que -tras un acci- dente grave- no se dan cuenta cabal de lo sucedido. Me acordaba ‘de-un hombre, perfectamente licido, al que habia visto cierta vez ‘en una estacién, sentado al borde del andén, mirando con una ‘especie de indiferente estupor su pierna, ain sobre la via por donde acababa de pasar el ferrocarril La garganta me dolia atrozmente y temi haber arruinado mis cuerdas vocales a fuerza de gritar. Al otro lado de la pared cesé el ruido de la méquina y una nueva hoja aparecié bajo la puerta. Estremecida, la asf con la punta de los dedos y lef 128 Ahora ya lo comprendes. Esta experiencia ha sido un titimo desastre, querida Anne. Sin duda habrés reconacido una parte de la cabeza de Dandelo. Antes de a transmision, mi cabe- Ea era, simplemente, la de una mosca. Ahora silo tengo de ésia Tos ojos y la boca. El resto ha sido reemplazado por wna reinte- _gracién parcial de la cabeza del gato desaparecido. ‘»Supongo que hasta ti misma re das cuenta de que sélo existe una solucién. Debo desaparecer, como te decia, sin dejar rrastro, Da tres golpes en la puerta si estds de acuerdo. En ese aso, te explicaré el procedimiento que considero més adecuado Si, Bob tenia razén, Era preciso que nadie supiera de ét ni de su triste destino. Comprendia mi error al proponerle una nueva desintegracidn y, confusamente, me daba cuenta de que nuevas, tentativas slo conducirian a transformaciones atin més horibles »Me acerqué ala puertae intenté hablar, pero ningtin soni do salié de mi garganta abrasada, Entonces di los tres golpes convenidos. El resto puede adivinarse. Bob me explicé su plan por cde mensajes mecanografiados y yo lo aprobé. ‘»Helada, temblorosa, con [a cabeza a punto de estallar, ‘como un autémata, le segui de lejos hasta la fabrica. Llevaba en Ja mano un papel con todas las instrucciones relativas al funcio- namiento del martllo-pilén, ‘nL cosa fue mas fil de lo que parece, porque no tenia la sensacién de estar matando a mi marido, sino a un monstruo. El verdadero Bob habia dejado de existir muchas horas antes. Yo ime limitaba simplemente a ejecutar sus Giltimas voluntades. »»Con los ojos clavados en su cuerpo, tendido en el suelos « inmévil, pulsé el bot6n de descenso. La masa metélica bajé silenciosamente, aunque menos deprisa de lo que yo habia su- ‘puesto. El golpe sordo de su llegada al suelo se confundié con un ‘rujido seco. El cuerpo de mi... del monstruo fue recorrido por tun estremecimiento y después ya no volvié a moverse. »Entonces me acerquéy vi que se habia olvidado de meter cl brazo derecho, la pata de mosca, bajo el martillo. »Sbreponiéndome al asco y al miedo, y con prisa, porque temia que el ruido del martillo atrajera al vigilante nocturno, puse ‘en marcha el mecanismo de ascensién de la maquina. ‘»Después, dando diente con diente y lorando de terror, me vi nuevamente obligada a superar el asco y a levantar y em pujar hacia delante su brazo derecho, extraflamente ligero. Hlice caer nuevamente el marillo y eché a correr. 129 »Ahora lo sabe todo, Haga lo que mejor le parezcay | | if it siguiente, et inspector Tinker vino @ tomar el “Me ener inmeditament del mere d ea muerte de Lady Brownin 4, como me habia ocipado dela iene desu marie eee Baron también de este asunto. . mee -yCadles sons conclsones, inspector? | -Lamedicina no admiteréplieas Lady Browning, | segin el iagndstico del forense, se ha suicidado con una eépsuia de cise I, Debia de leva enima desde hace ema, ;Yenaa ami despacho, inspector. Quiero en setae oso documento, antes de desman.” Sere oe inks ens mimesa yey, a ‘arse, la larga «confesiém» de mi cuiada,mientige yo fusaba ‘arse alas econfesiny de cud, mins ofan Cuando voli aa | shoe ame Te tog mt Pina, reuniécuidadosamente todas “LQut le parece prego mi 7 ta deca alachimenes ST HE ib con ce. En lugar de responder inmeditament inmeditament,esper6 a que | ego devorar por completo ls Hanes hajes, gus cee, |» sdgunan exatsfomas “En mi opinion, exe manserte | _ Prueba de finitivamente que Lady Browning esiaba loca de |. Gio elavando en mi sus gjos car, ests as ar | it Ret enna sip | | | -Estmafan me a pasado an ena ne igo iy cur, inspector Fal conentro also donde en tienado mi hema Re “Si habia alguien, mister Browning, Yo et quise molestarle en sus... trabajos. ine YO estaba all. No “tones me vi? | Bee renter ain aa de certs “Sabelo que habia dena? “Spore gc un meen “Sia enconré de buena matana en ej, Ha do en una tela de arafia, mmfang en arn, Habla ca “GEsaba mura? “Rotel oe. Tuve que acaba con ela. La dos pied. Tenia a cabeza banca. completa ce 130 Comentariosa los relatos U. Las tadrones decatsveres estates Je clive fren en lsat oda pg en ino Uni. Haa un necsia a tas de Meise Sonar on cadre prt per her prc fe ecton Per ne prin senda lps. Encanto siete tor rotors eareomiayciuglanopodlancl amp ss cnocnicnos io qu impo Staten pre sace da Median’ enehara ser unos Coma Sse et shop annie ae Ss por pues qe iguimet ipl I delor esorecsonsany Srllmubae esos eceponenteeaosaun macaro peo ambien Fedo carer. Pee ores Se os Sass ae aca Yer Fryer aide de aes athesire,comenearon a igi eng “ites atta cpnaa wneren + esha qu no caando dapcsostoandear gu pare slon eure “ton mu t,o nest, vende or Stetina ne ar EL stead Bang, Perlman eens fecron Burkey He cys historias Robo Loi Stevenson pe Sica Los ladrones de codavere qu stshn co ESibrg, Suda en iced icin nec Is wealan no sspetuse que st mice n hab so fara. Burke tcusio de uove msn eared 28d enero de 1829. Hae teeomprestement, qd ened Al doctor se ss amet orn de mies de provers tee peo cn TEL en Phy, eb a are decade re quesepblaraen Pall all aa parca cla 195 08 tho cespusde sumer Set duno doer mas obecapesores SeSeveson ent qves fc icra pronase ison co x tals ec Burkey Hare Poo logue en Eimburgovants {Cheeta contac as ernaspoars qo ato feeb 5 Sessler bb pro See ress magnet ene ce, conn poco de Mo pone as nrne cosines you platen es andes precapacine el paige gue pode ante aca“, eg Ser aca del md con lo hits co los fs des Ge una sede mye cso do imoratc ada onl delenit logue se opm enn un Foca Ter tbl Nov unde ov simpsons aera ela tera entect enya “ Teves oo acon: dcdvere, na billet est esioteraontepom sung ila polar, cea So ata de muchos certieoo sion cca con wn gin sein eve vol poralg fr oo eos macste eengu no “Seemed lamapor reece Sevenon noes visa BI cbr ire hacia lo insite, hacer vibrar lo cotiian,convniéadoto en avene legat lo sobrenatural pores caminos ma naturales. Y tambien daca rica de la sociedad en la que vivid lavietoriana, dela que no cabe a, ue huy subrayando fo que de hipécrita tena, siendo los siniestros pene: Aaj de Los ladrones de cadveres buen efljo del msi, habiende eo oo teasfondo un eco de In hicha de las clase sociales de su impo, que nose ‘scapaba a sus agudas dots de observador El miedo que se apodera de los personajes de este evento es el mis ancestral: el temor ¢ fs vivos a ser poseids por los esprit -y al ve slg mis de los muertos. Un miedo que indudablemente ambit tapes os letores.Situaciones para ello, en unas angustiosasysérdias atneet ‘sla sala de diseccién un soltario eementerio. magniieamente deerlas con also unas pinceladss, no falta Lamejor adapracién cinematogrific de Los ladrones de cadiveres le de Robert Wise, de 1945, En ella, de nuevo juntos, aungue por tina ez en la panala, dos atores miticos del cine de tevor: Bore Karlof itolviable como la cratura creada por Frankenstein, y Bela Lugos, también inolvidable como Drdcula FILMOGRAFIA ESENCIAL Los ladrones de cadéveres. Titao original: The Body Snatcher Director: Rober Wise. roductor: Val Lewion. Produccién: RKO Radio Pictures Estados Unidos), 1948. Guién: Philip MacDonald, C. Leith {Geudénimo de Val Lewton, segin el relato de Robert Louis Stevenson, Fotografis: Robert de Grasse. Montaje: J.R. Whitredge. Musica: Rob Webb, Duracion: 77 minutos. Blanco y negro, Intzpretes: Boris Karof Bela Lugosi, Henry Daniel, Edith Atwater, Russell Wade, Rita Cordsy El gato negro Los gatoss,)n un simbototodopoderoso. Representa, posiblemente ‘mds que ning oto animal, ls naturales dul del divinidad. Resultan na Potencia bondadosa, peo tambien una potencia destructoray de forma implacabe. EI gato siempre resulta un animal misterioso, Por lo que no es de ‘xtraar que, dados sus epoderesn, sign inspirado a muchos autores. En el Béneto que nos ocupa hay tres que espantan: lun, el de El goto negro {1843), de Edgar Allan Poe a gata de Lope! roja (1895), de Bram Siok au bien se venga del que maté a su pequetio;y Winston Churchil, Church sparaabreviar el de Cementriode animoles (1983), de Stephen King. con "spirit dsb6lico en ss cuerpo. ° Elgato negro se public po primera vezel 19 de agosto de 1843 en 1 United Saturday Post Enel ato en que Poe gan el premio dele revise: Deller Newspaper dorado con cien dares, con su evento Fl escarabujodde (ora, Tambien en este ao publics E/ corazé deator El animal preferdo de Poe eal gato, En 1840, en Elinstitato contra 4 razén,esribi: ¥E] autor de este acu es propetario dena de la negras mis extraordinaras del mundo; y esto es decit mucho porque todos los gatos negros son brujoss. La gatas llamaba Catarina Virginia, a ‘xpos de Pos, laenia mucho cri. también é, que observando las cosas {qu hacia legs ala conclusion de que los animales tambien poseen fault des reflexivas y pereeptivas, sin excuir ef instnto de la perversidad la tendencia hacia el mal, el que tanto le preocupb, dedicindoe oto de S15 ‘cuetos: El demonia de laperversdad (1845), en el que nos die: xBajosus incitacionesactarnos por larazéa de que no deberiamos actuar Enteoria ninguna razén puede ser mis irazonabe: pero, de hecko, no hay ninguna nis ert, Par ciertos exprtu, en eens condiciones llega ser absolute mente irresistible, La perversidad que efectivament, de manera iesist- ble, acta en Elgato negra latén ese aombre del gato del cuenta, ¥ Pltén eral dos de las regiones subterrneas, ser de os muertos y encargado de los tesoros ‘culos en el interior dela Tierra No eabe duda de que Poe le puso tl ‘nombre al gato con la intencin de subrayarsunaturaleza. En Elgato negro (para Poe era uno de sus mejores cuentos), quien ‘nos arr os hechos inlenta explcar lasrazones que le impulsron conver tise en unser capaz de legar al asesinato. No pide que se lo considere inocente-nocabe duds aeres de su culpabilidad, pero i quese le compren- da, puesto que é ha actuado con una irresistible tendencia hacia ef mal que Jo pone al Borde de a locura, sno en Ia locura misma. Curiosamente, ene mismo af en que escribi este evento, tambien redact Elcavazén delator, {nel que su narradorpretende igualmenejustifica su evimen alegando set ‘itima de una enfermiza obsesion. Poe, tanto en uno como en oto evento, brillaenelanlisis picolgco de sus personajes, lograndoadentramos en Tos abismos de a mente, trtosos ypesadilescos;abismos en los que cla propio esprte atormentado Elteror que nos produce Elgato negro, historia alucnant en la.que se llega a sensacionesescalointes, es el de saber que, en un determinado ‘momento inconscientemente, cualquiera puede actuar malévolamente do- tminado por el demonio dela pervesidad. Un tenor que acecienta cn su angustiosa atmasfer, la descripcién de actos brotales yon la presencia de lunanimal ue no dea dese simbolo de la mala conciencia de astsino ara Poe, que tanto se preocupaba por la construction dels textos litera, loprando un gran dominio del estilo y una gran pureza del lengua, ‘toda intign debe ser conecbidaen funcidn del deselace» algo de loque El ‘goto negro es un buen ejemplo, asl como de que todo debe contar con un ‘efecto dnicay en est caso latendencia a hacer el mal Puede que sea gato negro el eato de Poe que con menos fidelidad se haya adaptadol cine. Peroeltiulo, as como el nombre de suauitor, arian ‘los espectadores, pr lo que las productorss no dudaron en ulizrls como reclamo, Siva de corsuelo, en ac con la apuntada falta de fidelidad del ‘ine porel texto de Poe el que el relat inspiraraa Edgar W. Ulmer para ogra luna de las mejores peliculas de tenor: Elgato negro, en Espanatitulada Sata nds. en 1934, Se decia ebasado en un elato de Edgar Allan Poe. El autor 133, tsi poco oh ein gtr ple, Un de lo et fens de Por incuiosen Historias de terror eglsey 1961 ser Conan, e Er gato negro, sendoascirs dos Morehay Elestotrensta) ‘secher Valdemar Coma, alatara dE gato negro ada de barr de ‘@nontlado (1846),retando ai una ‘rer, nde la rola plcca, aoe {tata con obo suo isin de! peeo, Vincent Price. FILMOGRAFIA ESENCIAL ‘Satan. Thulo original: The Black Cat Ditector Edgar G, Ulmer. Productor: Car! Laemmle. Produccin: Universal Pe-tres (Estados Uni os), 1934. Guidn: Peter Ruri y Edgar G, Ulmer, basado en un relato de Edgar Allan Poe. Fotografia: John Mescall, Montaje: Ray Curtis. Mises: Heinz Roembeld. Duraeién: 65 minutos. Blanco y negro, Inérpetes: Bors karloft Bela Lugosi, David Manners, Jaequeline Wells, Lucile Lund, Harry Cording, Egon Brecher, Anna Duncan John Carradine. “Historias de verror Titulo original. Tales of Terror Directo: Roger Corman. Productor: Roger Corman. Produccin: Alta Visia/AIP (Estados Unidos), 1961, Guidn: Richard Matheson, seg elatos de Edgar Allan Poe Fotografia: layd Crosby. Monae: Anthony Canas. Misica: Eve Newman, fects especiales: Pat Dinga. Durecidn: 90 minutos, Color. Intérpretes de lahistria £1 gato negro: Vincent Price, Peter Lease, Joyce Jameson, Lennie ‘Weinsb, Wally Campo, Alan De Wit, John Hacket. La familia del «vurdatabor ‘Vampiros,centrindose en ellos, puesto que sobre uno gala rama {el eueato de Tost, los hay por todo! mundo, Pero no todos son gules, ‘aungue todos desean sangre, ¥slzunoe también care, como el ch ian Shi, el ‘vampizo chino un demonio que se srve del everpo de un muerto par evar «cabo sus aberaciones. A los asanéosam de Ghana les da per chupar la sangre de los dedes de los durmientes. Por Siberia tambien se convierten en moseas, escarabaos o piaros. El bilgaro carece de huesos,resultando un tanto morfo, El austiao tien los eabells exraordinariamente lar gos. A losruses, los veszey oupierez les datambién por devorar el corazén de sus etimas” Al dearg-du irlandés sé se le puede retenerlevantando una pirdmide de piedra sobre su tumba, Son s6lo unos ejemplos El vampire de Tolstoi un vrdelak, también ene sus aracteristicas, que el autor nos da 8

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