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Moisés Gomez Granillo Breve Historia de las DOCTRINAS ECONOMICAS A ‘GRUPO EDITOR MOISES GOMEZ GRANILLO PROFESOR TITULAR DE ECONOMIA EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO BREVE HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS VIGESIMA SEGUNDA EDICION Corregida y aumentada con base en el nuevo programa de la Facultad de Derecho de la UNAM AA < ESFINGE.Ssm EDITORIAL ESFINGE, S. DE R.L. DE C.V. Esfuerzo 18-A Col. Industrial Atoto Naucalpan, Estado de México 2011 Primera edicién: 1967 Vigésima segunda edicién: 1996 Décimacuarta reimpresién: 2011 Derechos reservados © Editorial Esfinge, S.de R.L. de C.V. Esfuerzo 18-A Col. Industrial Atoto Naucalpan, Estado de México La presentaci6n, la disposicion y las demds carac- teristicas de esta obra son propiedad de Editorial Esfinge, S. de R.L. de C.V. La reproduccién o transmisién total o parcial y ef al- macenamiento de informaci6n sin autorizacién es- crrita del editor quedan prohibidos mediante cualquier sistema 0 método electrénico o mecanico de recu- peracién. Respete el derecho de autor. No fotocopie esta obra, Gellbeg ISBN 978-968-412-999-3 IMPRESO EN MEXICO A Talia. | | | PROEMIO A LA PRIMERA EDICION “Las practicas econdmicas aparecieron en la vida real mucho antes de que se teorizara sobre ellas” dice el profesor George Soule.t Es una larga etapa de la Historia, grdvida en toda clase de métodos, de practicas, de acciones o decisiones politicas, la que precede no sdlo a la ciencia econémica, sino a las ciencias humanas en general. En la medida en que la sociedad evolu- ciona, las clases sociales se escinden. Aprisionada la criatura hu- mana entre la necesidad de satisfacer sus carencias y la escasez de medios para lograrlo, ha inventado infinidad de procedi- mientos que resuelvan, para si y para su grupo, dicho problema que ha sido y serd permanente. Para muchos paises, ahora casi tres cuartas partes de los pobladores de la tierra, esta antinomia, necesidad-escasez, ha tomado el cardcter de un drama. Generacién tras generacién la humanidad ha hurgado, en el campo de la investigacién social, sobre qué causas dirigen los Iendmenos colectivos; y, en la ciencia econédmica moderna, ya no s6lo se trata de encontrar las causas, sino descubrirlas para dominarlas y conducirlas. El mundo esta dividido en paises comunisias y paises capitalisias, 0, para hacer uso de un len- guaje menos inquietante, en paises de economta centralizada y de economia descentralizada o de mercado. Se libra a diario una lucha a muerte en todos los frentes, en el intelectual y en el material, por la supervivencia de un régimen econdmico y por la dominacién del uno sobre el otro. En esta contienda juega un papel determinante la conducta de los hombres. La codicia, el desinterés, la generosidad o la avavicia, forman parte de la escala de valores que mueven tantos problemas como son los que afronta la Economia y también la Sociologia. En contra de la explotacién del trabajo humano, que es el mayor tesoro de la sociedad; en contra del acaparamiento de la riqueza en unas cuantas manos; en pro de una produccién de bienes que pue- 1 Ideas de los grandes economistas, Pg. 11. Cla, General Fabril Edi- tora, S. A. Buenos Aires, Argentina. 1961. 7 8 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS dan ser adquiridos por las grandes mayorias, en favor del bien- estar material y del progreso cultural del pueblo; en pos de la independencia econdmica de las naciones que garantice plena- mente su libertad y la de cada uno de sus connacionales; por la solucién pacifica de toda divergencia en torno a las riquezas naturales o fuente de materias primas; al uso de los mares o del espacio. Toda una serie de profundas preocupaciones que obligan a regular la conducta de los hombres, buscando la justicia. En torno a tales inquietudes, se vuelcan en les textos las ideas de quienes han dedicado sus mejores horas a penetrar en el vasto campo de las cuestiones sociales. ¥ mientras mds se pe- netra, mayor niimero de enigmas aparece. Quizds algun dia, la razon y el genio humano encuentren que todos estos enigmas pueden homogeneizarse dentro de su variedad en una sola causa: la conducta de los seres humanos. En esa magnifica obra del profesor André Marchall, Metodologia de la Ciencia Eco- némica,? recorremos en sus paginas todo el acontecer del pen- samiento econdmico y vemos cémo se pasa de una concepcién meramente especulativa a una concepcidn realista, que pretende poner la ciencia al servicio de la politica econdmica, estable- ciendo la rclacién entre la ciencia econdmica y la realidad. “Si quisiera el economista de gabinete —nos dice— renunciar a la congelada dptica tradicional, si quisiera considerar realmente los hechos, no sdlo los pequefios hechos contempordéneos, sino tam- bién la explicacién de aquéllos, entonces si podria guiar la accion del hombre politico. En suma, eso es lo que incumbe al economista”.s A divulgar el pensamiento econdmico en la Historia, entre nuestra juventud estudiosa del Derecho, tiende la obra que hoy presenta el sefor Prof. Lic, Moisés Gémez Granillo, Catedrd- tico titular de nuestra Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Auiénoma de México. No se trata, en el caso, de una larga y tediosa presentacién de las ideas econdmicas, Su desarrollo es dgil en la presentacidn de las teorias, es sintesis que evitard la dispersién del estudiante actual. La hora presente necesita profundizar, pero también sintetizar. El é- pido progreso de la ciencia de nuestros dias, la gestacién de un mundo nuevo exige que la juveniud fije sus fines y seleccione sus métodos para alcanzarlos. Necesita, igualmente, en esta hora de crisis de valores de una larga época, no angustiarse, sino ver 2 Edicién Ateneo, Tomo II, pag. 9. B. Aires, Argentina, 1968. 3 Opus cit. PROEMIO 9 con serenidad el futuro, su futuro. La desesperacién frenie at tiempo puede hacerle equivocar la ruta. Por eso, la obra de sin- tesis, las bases de un estudio, mds a fondo por su cuenta, le pueden poner en el camino seguro de la accién creativa, Gémex Granillo, miembro de nimero del Colegio de Profesores de Eco- nomia de la facultad de Derecho, recoge en su libro la inquietud que mueve a quienes integramos dicho Colegio que me honro en presidir: reestructurar el plan de estudios de la Facultad, los programas de estudio, los métodos de ensefianza; quitar lo que puede ser de menor utilidad para el futuro abogado y vincw larlo fuertemente con la realidad, la de su Patria, la de su mundo. Y nada menos que al estudiante de Derecho le incumba tener las bases econdmicas y sociales en que se apoya un régimen juridico. Tenemos la conviccién cientifica de que no hay un régimen econdmico sin un orden juridico, y que no hay un orden juridico que no sea el cauce de un desarrollo econdémico. El fin del Derecho es la justicia, y el fin de la Economia es la justicia. Tienen el mismo fin, son y serdn inseparables. No podemos ha- blar, a estas horas, de ciencias sociales meramente especulativas. La juventud debe poner los pies sobre la tierra. Ha de ver su formactén intelectual y moral de acuerdo con la sentencia de Bacon: alas en el pensamiento para volar y plomo en los pies para vivir la realidad. Si estudiamos la Economia, nos enfren- lamos al Derecho; y, si examinamos el Derecho, nos relaciona- mos con la Economia. “Sin el Derecho, la Economia no puede existir ni subsistir, porque le faltaria un fondo de justicia, Sin el Derecho, ésta seria la fuente de las mds groseras expoliacio- nes”. “Sin la Economia, el Derecho tampoco podria existir » subsistir, porque le faltaria la materia modelable por sus precep- tivas”. Palabras éstas del profesor espatiol José Boza Moreno, tomadas de su Economia Juridica,t que nosotros suscribimos sin discusién. El derecho es el ideal, ideal de justicia de los pueblos; la Economia de la realidad. Gémez Granillo inicia, en nuestro Colegio de Profesores de Keonomia, este dificil y necesario caminar al servicio de la ju- ventud esiudiosa, Hay mucho que aprender y corto es el tiempo para lograrlo. Al profesor le queda la obligacién de aligerar el esfucrzo del estudiante: amoldar los textos a las necesidades presentes en funcién de las realidades del futuro. Por eso, el Colegio que me honro en presidir, saluda y aplaude el trabajo del sefior Prof. Gémez Granillo. El ha puesto et ejemplo que 4 Ed. Artes Grdficas. C.1.0. Madrid. 1960. 10 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS habremos de seguir. Como toda obra, serd susceptible de corre- girla y adaptarla segin su aplicacién prdctica, pero se ha ini- ciado la marcha hacia un nuevo y moderno concepto de la metodologia de la ensefianza de las ciencias sociales en nuestro medio. Lic, Manuev R. Paractos. CAPITULO I INTRODUCCION IMPORTANCIA DEL CURSO Durante los tiltimos cien afios, mucho mas que en todos los anteriores, el pensamiento humano se ha enriquecido en forma por demés espectacular, gracias al abundante material aporta- do por las doctrinas econémicas. Por esta circunstancia, quien estudia dicha disciplina esté en posibilidad de ampliar, en la proporcién deseada, la linea de su horizonte cultural, dada la variedad de las doctrinas y dada también, sélo que en mayor escala, la variedad de los autores, algunos de los cuales son tipi- cos representativos de la simpatia, del colorido y del buen humor. Las doctrinas econémicas se estudian no precisamente por una simple y sencilla curiosidad histérica, como observara atinada- mente un famoso autor francés, sino como un antecedente obli- gado que sirve para explicar e interpretar en forma adecuada las doctrinas vigentes. Ademas, parece ser que un estudio ‘de la evolucién del pensamiento econémico facilita, en buena parte, el estudio de la teoria econémica, sobre todo de la teoria mo- derna, la cual se ha tornado compleja, como complejos son los problemas econdémicos y sociales que aquejan a la sociedad que nos ha tocado vivir. Ya desde fines del siglo pasado, a raiz de la generalizacién de la ensefianza de la Economfa, el estudio de las doctrinas eco- némicas se convierte en un tema un tanto popular, ya que no sdlo se encuentra como materia obligada en la carrera de Eco- nomia, en donde, por supuesto, recibe un trato preferencial, sino que su ensefianza se extiende, aunque a veces en forma modesta, a otras esferas del gran renglén de Humanidades; inclusive, no es raro encontrarla en carreras eminentemente técnicas, como su- cede con ciertas especialidades de Ingenieria. Y no podia ser de otra manera, ya que la Economia es una ciencia esencialmente 13 14 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS humana, cuyo punto de partida es el hombre y su meta también es el hombre, no tnicamente considerado desde el punto de vista individual, sino también considerado desde el punto de vista colectivo. Las doctrinas econémicas, en unién de la teoria econdmica, tienen como finalidad cooperar a la modificacién paulatina o transformacién revolucionaria del orden social existente. Tal es el caso, por ejemplo, del liberalismo econémico y del socialismo, sistemas instaurados a veces en forma pacifica y a veces en for- ma violenta. La historia ha demostrado que las ideas de los grandes economistas preparan el camino para un mejor orden social. Asi, los liberales propician la implantacién de un régi- men mejor que el feudal; y los socialistas, uno mejor que el liberal. Pero muy a pesar de esta importancia, no debe caerse en el extremo de preferir, siempre y en todo caso, el estudio de la doctrina al estudio de la teoria, por considerar que aquél es mas ameno o por cualquiera otra circunstancia. Es conveniente, por tanto, establecer un equilibrio entre ambos aspectos, y éste sera aquel que demande el cabal entendimiento de la realidad con- creta, ya que no debe olvidarse que si bien es cierto que el hecho engendra la doctrina, no es menos cierto que la doctrina engendra o puede engendrar el hecho. La ciencia econémica, para ser completa, debe abarcar uno y otro puntos de vista. Si en otros paises, algunos de los cuales con desarrollo eco- némico y social similar al nuestro, las doctrinas econémicas fi- guran en los planes de estudio de las escuelas de Derecho, no encontramos razén alguna para que en México deban omitirse. En México deben figurar, porque seguramente ellas pueden constituirse en importante ayuda para acelerar nuestro desarro- Ilo. Si Ja experiencia demuestra que los principales problemas que afectan a la humanidad entera son de caracter econémico, resultaria incongruente que el estudiante de Derecho no Ilevara entre sus recursos aquellos conocimientos que proporciona la materia. Pensamos que, al Ilevarlos, podra hacer frente, con mayor éxito, a los problemas que el ejercicio de la profesién le va a plantear, sobre todo en algunas de sus especialidades. Es oportuno aclarar que el desarrollo econémico implica modificaciones trascendentales en cuanto a estructura, no sélo econémica, sino también social. Implica una transformacién cuantitativa y cualitativa de Ja ensefianza media y superior, so- bre todo, tanto desde el punto de vista cientifico como desde el punto de vista técnico. Y en este sentido nuestra Universidad, INTRODUCCION 15 maxima institucion cultural y cientifica del pais, est4 Mamada a jugar un papel relevante, puesto que en sus aulas se estan preparando nada menos que los profesionistas que el México actual y futuro reclama, Podria pensarse que el estudiante de Derecho se encuentra al margen de estas inquietudes. Nada més falso. El abogado puede no sélo reclamar, administrar e impartir justicia, sino también colaborar en la administracién publica o privada, ya que en ésta predominan los aspectos de caracter econémico. Lo menos que se puede pedir a un jurista, y a cualquier otro profesionista no especializado en asuntos econémicos, es saber cual ha sido el proceso de integracién de la ciencia econémica a través de ms de 200 afios, a efecto de comparar y valorar el esfuerzo que el pais est4 realizando para superar cuanto antes spectos econédmicos y sociales atrasados y asimismo ayudarle a ulir de étos. “La experiencia cuesta caro”, dice un refrén muy conocido. Kn efecto, la Economia, en su aspecto doctrinal, proporciona una ensefianza saludable, sobre todo para las instituciones o dependencias del Estado encargadas de elaborar sistemas o po- Iiticas econémico-sociales. Su observancia permite ahorrar tra- bajo y dinero, evitar la repeticién de experiencias desechadas; en fin, eliminar, 0 cuando menos disminuir, los errores que pudieran cometerse. Asi las cosas, lo probable es que aumente cl prestigio de este tipo de instituciones. Si en las épocas de auge cconémico no debe subestimarse la experiencia de lo pasado, menos debe hacerse en las épocas de depresién, en los tiempos malos, en Jos tiempos en que Ia vida es dificil; en este tiltimo caso, el cometer errores es un lujo y uno de los tantos lujos que no deben pagarse. _ Siempre es positivo despertar interés por una disciplina, mitxime si ésta tiene la trascendencia de la que nos ocupa. Cuan- (lo se logra, podemos casi asegurarlo, el estudiante no sélo se conformaria con estudiar a fin de obtener una calificacién apro- batoria, meta inmediata, sino que, cualquiera que fuese el re- sultado del examen, estudiar4 doctrinas econémicas cuando su tiempo se Io permita. Si esto no acontece durante el tiempo que lc falta para terminar su carrera, seguramente succder4 cuando la haya concluido o cuando esté en pleno ejercicio profesional. _ En virtud de que este libro tiene el propésito de aplicar principios didacticos fundamentales, el lector podré descubrir facilmente que hemos prestado poca atencién, u omitido, todos aquellos detalles de tipo secundario, tales como inconsecuencias 16 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS del autor, origen de las ideas, fechas, lugares, etc., y que, en cambio, hemos enfocado m4s la mirada hacia el momento en que se considera madura la idea, cuando se encuentra plena- mente desarrollada. Tratamos de exponer su csencia en la for- ma més compacta posible, pero procurando que no pierda su claridad. Deseamos que el lector Ilegue a la “cosecha”, porque sabemos, por experiencia, que es el momento mas agradable del cultivo. Greemos que en esta forma se puede obtener un mayor beneficio de lo dicho por cada autor, no sélo para conservarlo como un recurso teérico, sino preferentemente para ver cémo podemos utilizarlo en la solucién de nuestros problemas co- tidianos. . La importancia del curso no termina aqui, por supuesto, para el estudiante de Derecho. Es necesario agregar que el estudio de doctrinas econémicas facilita el estudio de otras materias, tales como Teoria General del Estado, Derecho Mercantil, De- recho del Trabajo, Derecho Agrario, Derecho Internacional, etc. Efectivamente, en estas materias se tocan, necesariamente y en forma constante, las doctrinas que durante el Curso se BASES Y METODOS DE ENSENANZA Conviene precisar, en primer término, si hay alguna dife- rencia entre teorfa y doctrina o si, por el contrario, ambos con- ceptos son una misma cosa. Pensamos que hay una diferencia. Mientras la teoria explica o permite conocer la realidad, me- diante las etapas de todo estudio cientifico, la doctrina, en cambio, hace una apreciacién, emite un juicio valorativo o cali- fica los resultados de la investigacién. Pero ghay una divisién tajante, absoluta, completa, entre teorfa y doctrina? Podemos afirmar que no. De hecho, teoria y doctrina estan estrechamen- te ligadas. Generalmente cl cientifico no ha logrado separar ja- més, en forma total, ambos aspectos; en gran ntimero de veces, es dificil distinguir cuando se est4 en presencia de una cxposi- cién teérica y cuando frente a una exposicién doctrinaria. No siempre es posible entender la teorfa de un autor, si no se conoce su doctrina. Si Ja historia econémica es inseparable de la teoria econd- mica, ello se debe a que esta caracterfstica es general de las ciencias sociales. Mientras en la Quimica, por ejemplo, se puede saber mucho de esta ciencia sin conocer su historia, en Econo- INTRODUCCION 17 mia, prever nuestra conducta futura no es factible sin conocer su historia, Esta debe estar presente en la economia actual que tratemos de explicar. i nos atenemos a que el mundo intelectual de nuestros dias considera que la ciencia tiende a orientar y a iluminar la ac- cién, hemos de aceptar que a la ciencia econdmica ya no sdlo debe preocuparle descubrir tendencias regulares en los fend- menos econdmicos, sino, ademas, sefialar todos aquellos medios que permitan alcanzar ciertas metas, factibles 0 no, asi como hacer notar los obstéculos que se opongan en el camino hacia las mismas. Y en estas condiciones la distincién entre teoria y doctrina carece de sentido. Si la Medicina, que busca remedio a la salud perdida, es una ciencia, por analogia podemos afirmar que también es ciencia toda tentativa para encontrar remedio a los males de la sociedad. Una teoria examinada f{riamente puede Ievarnos a convertir cn borrosa la silueta del autor, y asi sdlo yeremos un panorama parcial, una teoria incompleta. No es facil distinguir, por tanto, en el estudio de la realidad econémica, la observacién, Ja hip tesis, la sistematizacién, la comprobacién y el juicio valorativo. Por otra parte, es imprescindible poner de manifiesto la importancia que el medio econémico ejerce sobre la persona que va a estudiarlo, ya que es precisamente este medio el que alimenta sus reflexiones, proporcionandole, al mismo tiempo, los elementos que permiten elaborar las ideas. Pero como cl me- dio es dinamico, resulta que los problemas que dentro del mismo se presentan serdn también dinamicos. De aqui que cada época tendré sus propios problemas. Acontecimientos a veces inespera- dos los hacen surgir y también los hacen desaparecer. Otro elemento digno de tomarse en cuenta es el siguiente: (s6lo los hechos cuentan para explicar el origen y crecimiento de una doctrina? Categéricamente podemos contestar que no. Seria un pensamiento unilateral. Medio y tiempo no son los \inicos factores que deben tomarse en cuenta, ya que, dentro dcl mismo medio y durante la misma época, han aparecido doc- \rinas no sdlo diferentes, sino que en muchas ocasiones las ideas que sustentan son diametralmente opuestas, aun cuando también pueden coincidir. Tal es el caso tratandose de diferencias de las doctrinas de Juan Bautista Say y de Sismondi, cuyos puntos de vista son antagénicos a pesar de que ambos son de la misma ¢poca y vivieron bajo el mismo techo: Francia. En relacién con la coincidencia, la Escuela Psicolégica constituye un buen ejem- 18 HISTORIA DE LAS DOGTRINAS ECONOMICAS plo, puesto que ella se desarrollé simulténeamente tanto en Aus- tria como en los Estados Unidos. Se ha consignado que la Historia de las Doctrinas Econé- micas se alimenta, principalmente, del juicio valorativo que de los hechos se hace, mas no del hecho mismo. Si dentro de una doctrina se habla de hecho, ello se hace tinica y exclusivamente cuando es indispensable, a efecto de entender plenamente el por qué de la aparicién de la doctrina o el por qué de su de- saparicién, También puede suceder que en algunas ocasiones ten- ga que hablarse exclusivamente de hechos. Este caso se presen- ta cuando se encuentra una estrecha conexién entre hecho y doctrina y es necesario precisar si el hecho origina Ja doctrina 0 viceversa. Puede afirmarse que toda doctrina tiene un nacimiento, un desarrollo, una madurez y, a la postre, una decadencia. Varias circunstancias pueden influir con respecto a Ja duracién de cada una de estas etapas, sobre todo en lo concerniente a las dos iltimas. Mientras mayor generosidad haya en las ideas, menos vulnerable resulta la doctrina y, por tanto, la duracién y deca- dencia seran més prolongadas. En lo referente a la ultima etapa, resulta que en ocasiones la doctrina no desaparece por completo, aunque transitoriamente puede suceder, y, si es asi, al pasar del trance parece que se trata de una doctrina nueva. Algunos pensadores han legado a dudar que la accién de los economistas tenga efectos positivos en la modificacién del rumbo de los acontecimientos. Por supuesto, no estamos de acuerdo con este criterio. gPuede alguien negar la influencia del Socialismo de Estado en la aparicién de la Seguridad Social o en la consolidacién de las leyes sobre el trabajo? Creemos que no. Tampoco puede dudarse de la influencia de Keynes en la modificacién de algunos aspectos de la economia inglesa du- rante los tiltimos decenios. Para poner de manifiesto la influencia que los hechos tienen en la orientacién del pensamiento econémico, permitasenos citar dos ejemplos: a) La situacién econdédmica prevaleciente en la Inglaterra de fines del siglo xvmt y principios del xix, consecuencia de la Revolucién Industrial, indiscutiblemente orienté el pensamiento de Ricardo hacia la elaboracién de sus ideas sobre la renta, so- bre el valor y sobre la distribucién de la riqueza. 5) El surgimiento de la gran industria, y con ella la apa- ricién del proletariado, del pauperismo y de las crisis, aporté, no cabe duda, el material que Carlos Marx utiliz6 para elaborar 19 tcorias como la lucha de clases, la plusvalia, la concentracién del capital y el derrumbe catastrofico del régimen capitalista. En lo referente al método, si la materia es de historia, resul- ta absolutamente indispensable seguir en el desarrollo de la mis- ma un orden cronolégico —método cronolégico, como dirfan los técnicos—. Claro que este camino a seguir no tendré caracter “nico, rigorista, absoluto; por el contrario, se observar4 con cierta elasticidad, a efecto de no caer en el extremo de dejar ideas inconclusas por el hecho de que éstas correspondan a otro pericdo: lustro, década, siglo. Dentro de este método pueden presentarse dos alternativa: INTRODUCCIG: una consiste en tratar sucesivamente todas las doctrinas, como si fuera un libro de historia universal, ordenadas de acuerdo con la fecha de su aparicién o culminacién. La otra, en claborar una historia por cada escuela, resultando de ello tantas histo- vias concretas como escuelas haya o como escuelas quieran tra- tarse. El primer caso se presta a confusién en vista de que es imprescindible pasar revista, tantas veces sea necesario y en forma simulténea, a todas las doctrinas tratadas. Y el segundo impide al lector, sobre todo si es principiante, descubrir las rela- ciones que necesariamente se establecen entre las doctrinas que concuerdan en sus puntos de vista y aun, en no pocos casos, cuando éstos son diferentes. De seguir esta ruta, tendriamos a la vista, mas que un tratado de historia sobre doctrinas, un yolumen cuyo contenido estuviera integrado exclusivamente por estudios monograficos. Pero como todo método tiene sus ventajas y consecuentemen- te sus desventajas, resulta que adoptaremos un método ecléc- (ico, o sea, un método que tome en cuenta solo las ventajas de los dos caminos descritos. Para ello agruparemos las doctrinas segtin su grado de parentesco, es decir, por familias, pero, ade- mds, se expondran de acuerdo con su orden de aparicién en el tiempo. Claro que no en forma exclusiva por la fecha de su nacimiento, sino més bien por la época de su madurez, que es cuando, precisamente, la doctrina presenta sus puntos culminan- tes. Y aqui es donde fijaremos la atencién. Algunas ocasiones tendremos que anticiparnos al orden cro- nolégico o quiza, otras, dejarlo atras. Se hard cuantas veces sea ne rio, cuando la claridad de la exposicién asi lo exija. Nin- a doctrina sera eliminada 0 absorbida por otra, cuando am- bas coincidan en su desarrollo. No habra sacrificios en aras de la cronologia. Recibiran el trato que cada una merece, Por ejemplo, no se subestimara a la Escuela Histérica para dar pre- 20 HISTORIA DE. LAS DOCTRINAS ECONOMICAS ferencia al apogeo de la Escuela Liberal, o a la Escuela Psico- légica frente al Socialismo de Estado, por el hecho de haber tenido un desenyolvimiento simultaneo. En su evolucién, alguna doctrina puede retroceder ante el empuje de otra u otras més potentes, para quiz4 reaparecer mds tarde, sdlo que, casi seguro, bajo forma distinta, aunque conser- vando sus elementos esenciales. Por supuesto puede haber cho- que, y tan violento puede resultar que la consecuencia sea la eliminacién e inclusive la muerte de una de ellas. Claro que esta muerte puede ser mds aparente que real, por lo que no seria remoto verla resucitar, sdlo que ahora més Ilena de vida, mas rozagante que nunca y, en consecuencia, mejor dotada para enfrentarse a los embates de las rivales, tanto presentes como futuras. Pero también puede ocurrir que haya reconciliacién amistosa y que mediante concesiones mutuas se eviten nuevas fricciones. De ser asi estaremos no sélo frente a una doctrina mas, sino frente a una doctrina mejor, mas elevada, mds huma- na y més consistente, puesto que sera cl resultado de la fusién de lo mejor de cada una. RELACION ENTRE HISTORIA DE LA ECONOMIA, LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONOMICO Y LAS CIENCIAS SOCIALES La Historia de la Economia es la historia de los hechos o acontecimientos econdémicos, asi como de las instituciones eco- némicas. La Historia del Pensamiento Econémico es la historia de las ideas econémicas, independientemente de que éstas Ileguen a constituir una escuela, pues cuando asi sucede (ya lo hemos sefialado) estamos en presencia de una doctrina. De esta con- sideracién se desprende que, mientras toda doctrina econémica forma parte del pensamiento econémico, no todo pensamicnto econémico es doctrina, como sucede con muchas ideas de la antigiiedad o preclasicos. Ahora bien, entre la Historia de Ia Economia, el pensamiento econémico y las demas ciencias so- ciales, tales como Sociologia, Psicologia, Politica, Derecho, Pe- dagogia, etc., existe una relacién muy estrecha, puesto que, a través de todas cllas, se sabe la forma en que estas disciplinas han participado en la modificacién del orden social, el cual como sabemos, unas veces ha sido lento y otras violento. INTRODUCCION 21 BOSQUEJO HISTORICO DEL CURSO Esperamos que dividir el curso en siete ctapas no resulte muy arbitrario, por supuesto a partir del Mercantilismo, a pesar de reconocer expresamente que la historia de las doctrinas econd- micas se inicia, en rigor, con la Escuela Fisiocratica. PRIMERA ETAPA. Esta etapa comprende los siglos xvi, xv y primera mitad del xvm. Es la etapa preclasica, llamada asi porque dentro de ella se gestaron los elementos que habrian de originar el sistema clasico. No hubo doctrina, a pesar de haberse multiplicado rdpidamente el ntimero de personas que se dedi- caron a escribir sobre temas econémicos. Estas personas no eran precisamente economistas. Eran banqueros, comerciantes, filé- sofos 0 abogados. Pero sus ideas vienen a constituir los gérmenes de la ciencia econémica. Cominmente a este enorme lapso se le conoce con el nombre de Mercantilismo. En dos direcciones puede clasificarse la tendencia general del movimiento tedrico de la época: La primera es consecuencia del capitalismo naciente, o sea, del capitalismo en su fase comercial. Es la etapa mercantilista, propiamente dicho, cuyo desarrollo abarca casi 200 afios. La otra comprende las tiltimas décadas del siglo xvi y las primeras del xvi; su caracter es la industria, claro que la industria incipiente, pero que habria de marcar la expansién del nuevo sistema econd- mico. Precisamente en esta etapa es cuando aparecen los fun- dadores de la ciencia econdémica. Buen cuidado tendremos de hablar de los origenes del mer- ismo, de sus caracteristicas generales y, en particular, de las caracteristicas que adopté en los principales paises mercan- tilistas —Espafia, Inglaterra, Francia e Italia—. Dentro de este largo periodo no podemos dejar al margen las ideas de Thomas Hobbes, David Hume y Bernard de Mandeville, quienes, por su ianera de pensar, se convicrten en precursores del liberalismo. Sreunpa ETAPA. Corresponde a la segunda mitad del siglo xvit_y principios del xix. Es la época de la fundacién de la economia politica clasica, la cual dividiremos en tres partes: en la primera nos referiremos a la escuela de los fisiécratas; gunda, a Ja tendencia optimista de la economia, y en la lercera, a la tendencia pesimista, sembrada de negras predic- 22 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS ciones sobre el futuro de la humanidad. Los nombres de Ques- nay, Turgot y Condillac, van intimamente ligados a la Fisio- cracia; el primero, por ser su iniciador, y el segundo, por ser su més claro exponente. La tendencia optimista est4 representada por Smith y Say (este pensador fue el més ficl intérprete de las ideas de Smith y a la vez cl que mejor las difundié en cl 4m- bito europeo). Por ultimo, la tendencia pesimista la representan Malthus y Ricardo. ‘TERCERA ETAPA. Se desarrolla durante la primera mitad del siglo xix. Aqui es donde se comienzan a poner en entredicho los principios sustentados por la Escuela Clasica. La lista de los principales impugnadores es corta. Sismondi, primer critico del liberalismo econémico; San, Simén, precursor del colectivismo; Owen, Fourier y Blanc, con sus ideas socialistas. Si bien es cierto que algunas de las ideas que sustentaron los utdpicos fueron meros suefios y otras extraordinariamente avanzadas para la época, motivo por el cual quedaron largo tiempo en el plano de Jas discusiones, no es menos cierto que, al paso del tiempo, varias de ellas se han venido realizando. Casi al mismo tiempo, pero en Alemania, pais con carac- teristicas francamente feudales, aparece un Federico List con sus ideas de nacionalismo econémico. Pensaba que deberfan imponerse medidas restrictivas al laissez-faire, a efecto de propi- ciar un rapido desarrollo econdémico. Tan fue asi, que en pocas décadas Alemania logra su objetivo. Necesité menos tiempo que el empleado por Francia ¢ Inglaterra para convertirse en una gran potencia econémica. Cuarta etapa. Esta tiene lugar a mediados del siglo xxx. representada basicamente por Stuart Mill, con quien Ja escuela liberal alcanza su maximo desarrollo, pero a la vez inicia su decadencia; mientras que por una parte Stuart Mill llega a precisar las leyes del tiberalismo cconémico, por otra introduce ciertas limitaciones de matiz socialista; esta posicién lo coloca en el nivel de los precursores del eclecticismo. Quinta ETAPA. Dentro de esta etapa, desarrollada en la segunda mitad del siglo xix, aparecen los francos opositores de doctrinas ya conocidas. La lista de escuelas y de autores ts larga, mas atin la correspondiente a estos tiltimos, de los cuales tinicamente haremos referencia a los mds importantes. INTRODUGCION 23 En cuanto a escuelas, nuestra atencién se concentrara en las siguientes: Socialismo de Estado, Socialismo Gientifico 0 Mar- xismo, Socialismo Cristiano, Psicolégica, Matematica y Coope- rativismo. Respecto a los autores, hablaremos de Rodbertus, Lasalle, Wagner, Marx y Le Play. Hasta antes de mediados del siglo XIX la lista de partici- pantes se reducia a Francia, Inglaterra y Alemania. Ahora tenemos que agregar a Estados Unidos, Austria e Italia. SEXTA ETAPA. La pentiltima etapa se refiere a la ta. mi- lad del siglo XX. En realidad, lo acontecido entre las dos gran- des Guerras. Antes de la Guerra I no hubo nada nuevo. El mundo de esta €poca solo advirtié, casi exclusivamente, la pre- sencia de las principales doctrinas del siglo pasado: Liberalismo y Socialismo, La primera defendiendo los baluartes conquista- dos; Ja segunda, tratando de tomar nuevas trincheras. Hablare- mos del capitalismo, de la economia dirigida —sobre todo con referencia a la URSS—, de las ideas de Schumpeter y Keynes y del intento intervencionista de los Estados Unidos en la década de los afios 30. Ademas, pasaremos revista breve a los princi- pales sistemas econédmicos que han existido. SEPTIMA ETAPA. Mucho se ha escrito ‘después de la Guerra Il, objeto de esta Ultima etapa, pero las limitaciones de nuestro curso solo nos permiten hablar de aquellos aspectos de la economia que se pueden agrupar bajo tres rubros: a. La Hamada dinémica postkeynesiana, con Harrod y Ro- hinson a la cabeza. b. La planeacién econémica, con referencia particular a Ia URSS, Francia, Inglaterra y los paises en desarrollo. Comenta- remos, también, las ideas de uno de los mds grandes expertos en plancacién de nuestro tiempo: Tinbergen. c. El desarrollo econdémico. Este tema versara, basicamente, las principales ideas que sobre cl particular ha escrito is, 0 sea, a. las que tienen intima relacién con el tema, tales como poblacién, capital, gobierno, impuestos, financiamiento ¢ inflacién. 24 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS RESUMEN DEL BOSQUEJO HISTORICO BTAPA ESCUELA | REPRESENTANTES | NAGIMIENTO | NAGIONA- Y MUERTE Lipa Juan de Mariana | 1537-1623 Espajiola Jerénimo de Untdriz 167(?)-173(?) | Espafiola Thomas Mun 1571-1641 Inglesa William Petty 1623-1687 Inglesa 14_Siglos _xvr, | Mercantilis- ~ Jean Bodin 1530-1596 Francesa xvu y prime- J mo Jean Colbert 1619-1683 Francesa ra mitad del Antoine xv Montchrétien | 1575-1621 Francesa Juan Botero | 1540-1617 Jtaliana LAntonio Serra | (?)-1613(?) | Ttaliana Precursores [Thomas Hobbes | 1588-1679 Inglesa del Libe- J David Hume | 1711-1776 Inglesa ralismo *[Bernard de 1670-1738 Holandesa i Mandeville Frangois | Quesnay | 169% 2774 Francesa 2S e gunda | Fisiocracia “~)Robert J. Turgot | 1721-1781 Francesa mitad del si- Esteban B. glo xvm y Condillac | 714-1780 Francesa principios del Adam Smith | 1723-1790 Inglesa xr Liberalismo JDavid Ricardo | 1772-1823 Inglesa Robert Malthus | 1766-1836 Inglesa Jean B. Say 1767-1832 | Francesa pos J. G. L, Sismon- (Gritielamo, de de Sismondi | 1773-1842 Suiza Precolectivis-“) Henri de Saint mo Simon 1760-1825 Francesa jal Robert Owen 1771-1858 Inglesa 38—Primera mi- ee Charles Fourier | 1772-1837 Francesa tad del siglo Louis Blane 1811-1882 Francesa xix Nacionalis- mo econé- | Friedrich List 1789-1846 Alemana mico Liberalismo 42—Mediados (apogeo y del siglo x1x | ocaso) John Stuart Mill | 1806-1873 Inglesa INTRODUCGCION 25 ETAPA ESCUELA | REPRESENTANTES | NAGIMIENTO | NACIONA- y muerte | LIDAD Karl J. Socialismo Rodbertus 1806-1864 Alemana de Estado) A. Wagner 1835-1917 F. Lasalle 1825-1864 Alemana Socialismo Gientifico }Karl Marx 1818-1883 Alemana Socialismo § Cristiano} Frederic Le Play | 1806-1882 Francesa ‘Karl Menger | 1840-1921 Austriaca Psicolégica < Stanley Jevons | 1835-1882 Inglesa John B. Clark | 1847-1938 Norteame- 5%—Segunda ricana a eat 9 Matemética, | witredo Pareto | 1840-1928 Ttaliana Friedrich G. Rainffeisen —_| 1818-1888 Alemana Hermann Gooperati- J Schulze-De- vismo Titesch 1908-1883 Alemana Charles Gide | 1847-1932 Francesa Bernard Lavergne 1815-1891 Francesa Joseph Schum — | 1883-1950 Austriaca, peter Neolibera- ") John Maynard lismo Keynes 1883-1946 Inglesa Dirigismo {Lenin V. Mich | 1870-1924 Rusa 6%—Primera mi- F 7 tad del. siglo-4 Capitalismo } Lenin V. Ilich | 1870-1924 Rusa Otros ati Roy F, Harrod | 1900- Inglesa Dinanismo ) Joan Robinson | 1903- Inglesa Planeacion { —_ 5 Segunda cconémnica 7 Tinbergen Jan | 1903- Holandesa mitad del si- woex Desarrollo | Lewis Artur 1915- Inglesa econémico CAPITULO II MERCANTILISMO CARACTERISTICAS GENERALES EQué es cl mercantilismo? Muchos autores se han hecho la misma pregunta, pero ninguno ha podido contestarla satisfac- toriamente; nadie ha podido precisar lo que el término signi- fica. Algunos dicen que es una doctrina; otros, que una teoria; otros mas, que una escuela. Hablando con propiedad, podemos afirmar que jamés ha existido una escuela mercantilista. Esto lo podemos hacer debido a las siguientes razoncs: 1. Ningéin autor de la época utiliz6 esta denominacién. Muchos hablaron acerca del tema y en todos los paises mercan- tilistas. Pero nadie fue economista: eran comerciantes, banque- ros, filésofos, etc. 2. Carece de unidad, pues la corriente constituye un con- junto de creencias, teorias y practicas, en donde de ninguna manera hay ciencia. 3. La época fue de controversias, con caracteristicas a veces encarnizadas. 4. El calificativo apareci6 mucho tiempo después y Io uti- lizaron aquellos pensadores que tenian ideas opuestas a los Ila- mados mercantilistas. Sin embargo, el término sc ha seguido utilizando, mas bien por comodidad que por conviccién, pues vemos que resulta alta- mente discutible. Por comodidad nosotros también lo seguiremos usando. j Descartada la posibilidad de Iamarle escuela, ¢cémo definir entonces al mercantilismo? Se dice que es “la teoria del enri- quecimiento de las naciones, mediante la acumulacién de meta- les preciosos”. sta definicién da una idea bastante amplia del mercantilismo, pero indiscutiblemente incompleta, como vere- mos més adelante. También se opina que el mercantilismo fue una serie de practicas econémicas que tuvieron como finalidad conseguir la unificacién politica y el poderio nacional. 26 EL MERCANTILISMO 27 Pero, como algtin concepto debemos tener acerca de esta corriente, tal vez se acepte decir que el mercantilismo fue una teoria econémica, y a la vez una politica econdmica, la cual se desarrollé en los principales Estados curopeos —Espafia, Ingla- terra, Holanda, Francia ¢ Italia— sobre todo, en los siglos xv1, XVI y XVII. Al mercantilismo también se le conoce en Ia historia de las ideas econémicas con otros nombres, tales como sistema mer- cantil, sistema restrictivo, sistema comercial, colbertismo (en Francia) y cameralismo (en Alemania). Por otra parte, el mercantilismo viene a ser un sistema laico, independiente de Ja moral religiosa, que trata la cuestién eco- némica desde un punto de vista cconémico. Al contrario de otras corrientes anteriores, ve a la Economia por primera vez como objeto de estudio de conjunto, apareciendo también por primera vez los primeros tratados de Economia que, por su- puesto, no se parecen de ninguna mancra a los modernos. En los 300 afios de reino aproximado, la presencia del mer- cantilismo no fue de igual manera en todas partes. Fue dife- rente de siglo a siglo y de lugar a lugar; distinto el del siglo xvit al del siglo xvi y distinto cn Espaiia, Francia, Inglaterra, Holanda ¢ Italia. Ademds, no fue totalmente antiliberal como en ocasiones s¢ le hace apareccr, sino que hubo ciertas mani- festaciones de libertad econdémica, como acontecié en Holanda. Pese a esta circunstancia, puede presentarse un esquema de con- junto que abarque a todos los paises mercantilistas; es decir, se pueden sefialar caracteristicas muy generates que sean apli- cables a todos ellos, tales como la preferencia por los metales preciosos, la intervencién del Estado, la balanza comercial fa- vorable y la industria y comercio. 1. PREFERENCIA POR LOS METALES PREcIOSos.—Es la Ila- mada ilusién crisohedénica, la cual consiste en creer que la riqueza est4 representada por los metales —oro y plata— amo- nedados y amonedables. Si la riqueza de una persona se mide por la cantidad de oro y plata que tenga, lo mismo puede ha- cerse con un Estado: éste sera mds rico en Ja medida en que tenga mayor cantidad de oro y plata. Por otra parte, es preci- samente su adquisicién lo que constituye el fin de Ia actividad econémica. Resulta pertinente aclarar que dinero no siempre significa riqueza. Para Ja mayor parte de los mercantilistas, cl dinero sdlo 28 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS era un medio para acrecentar la riqueza, y no precisamente significaba su esencia, 2. Inrervenci6n pet, Estavo—El soberano debe regular y dirigir los esfuerzos nacionales para conquistar los metales preciosos, mediante ordenanzas y cdictos reales. 3. BALANZA COMERCIAL FAVORABLE',—Lo importante para el mercantilismo cs adquirir metal cuando se carece de él y conservarlo cuando se posee. Si se carece, hay que explotar minas, cuando se tienen; y, si no, buscar otros medios. Si hay metal, hay que impedir su salida; y, si se quiere aumentar, favorecer su entrada. Se evita su salida y se favorece su entrada, mediante una balanza comercial favorable. Esto significa que hay que reducir las importaciones y favorecer las exportaciones. éQué hacer para poner en practica la politica basada en la batanza comercial? Los mercantilistas recomendaron las siguien- tes medidas: a) Conceder primas a la exportacién. 6) Imponer altos aranceles a la importacién. c) Regular el movimiento de metales preciosos. 4. Invusteiatismo ¥ comERcIO.—Es menester reglamentar la industria para que produzca barato, poniendo en prActica medidas como las siguientes: pugnar por un aumento de la poblacién, para que haya mane de obra barata; establecer un maximo legal de salarios; implantar el trabajo forzoso; crear manufacturas reales; proporcionar estimulos al capitalismo; otorgar subvenciones a los productores; proteger y recompen- -sar a directores de industria; reglamentar el comercio para impedir las importaciones y favorecer las exportaciones; pue- den invertirse los términos al tratarse de materias primas; crear mercados mediante la colonizacién de paises nuevos, o bien mediante Ja supremacia impuesta a paises nuevos civili- zados. Ahora bien, para darnos una idea de lo acontecido de siglo a siglo, a continuacién hacemos el siguiente resumen: SIGLO xvi—En este siglo, los problemas monetarios fueron la ténica del mismo, dado el estimulo que la actividad econé- mica recibié del oro y plata Iegados de América a través de Espafia. Esta politica est4 representada por el metalismo espa- 2 Ver apéndice No. 1. EL MERCANTILISMO 29 fol, o bullonismo, como Ie Haman algunos autores, Ia cual no tiene relacién con ninguna teoria econémica. Era comin que el Estado considerase que la acumulacién de oro y plata cons- tituia prueba y causa de enriquecimiento. De aqui que en Espafia, sobre todo, se prohibiera la salida de estos metales, si- guiendo el sistema de comprar al exterior en la misma medida en que se vendia, a efecto de conservar un equilibrio monctario. Es en esta época cuando aparece la teorfa cuantitativa del dinero, bajo el supuesto que el circulante tenia influencia sobre los precios; en Espafia el padre Mariana opinaba asi. La teoria se formulé como consecuencia de las observaciones acerca del movimiento de los precios, hacia mediados del siglo xvi. Se notaba que habia una clevacién de los mismos en Europa, pero no sdlo como consecuencia de las fluctuaciones en el circu- lante, sino, sobre todo, como consecuencia de la afluencia del oro proveniente de América. Oro y plata eran considerados como mercancias comunes y corrientes y, por tanto, su valor habia de variar en sentido inverso a la cantidad: a mayor cantidad menor valor; y a menor cantidad, mayor valor, Con la teoria cuantitativa se observa el siguiente fenémeno: la acumulacién de metales preciosos Ieva al alza de precios, alza de precios que significa disminucién de exportaciones y aumen- to de importaciones y, por consecuencia, una balanza comercial desfavorable, que sélo puede ser compensada con metal. Es asi como la politica metalista resulta inoperante, sobre todo en Espafia. SIGLO xvi.—Tal parece que las ensefianzas de la teoria cuantitativa no encontraron eco, pues durante este siglo se si- guen prefiriendo los metales preciosos; oro y plata siguen con- servando la deferencia de gobernantes y gobernados. A pesar de que la abundancia de éstos no significara precisamente ri- queza, si dicha abundancia facilitaba el crédito y los negocios, a la vez que aceleraba la produccién. Desacreditado el metalismo, cl mercantilismo encuentra en la produccién nuevo apoyo en sus fundamentos teéricos. Ya no es la abundancia de metales preciosos ahora la base de la riqueza, sino la cantidad de bie- nes de consumo existentes. De acuerdo con este nuevo concepto de riqueza, quien mas produzca sera mas rico. Pero gcual es la actividad mds productiva? ;Cual es la mas recomendable? Para unos es la agricultura y para otros la in- dustria y el comercio. Algunos prefieren Ja industria porque ésta tiene rendimientos crecientes, mientras que la agricultura tiene 30 HISTORIA DE LAS DOGTRINAS ECONOMICAS rendimientos decrecientes, tal como opinaba Antonio Serra, en Italia. Y es precisamente aqui donde aparece, en forma rudi- mentaria, la ley de los rendimientos no proporcionales. Para el desarrollo industrial de la época se hacian las siguientes reco- mendaciones: a) Abolir el tipo gremial de produccién, por ser de carac- ter monopélico. 6) Impulsar la manufactura real, en la que interviene pre- cisamente el capital de los soberanos. Ademéas, se formulaba la siguiente pregunta: jc6mo hacer para que las ventas fueran superiores a las compras? Claro que se seguia pensando en la balanza favorable, pero ésta se man- tuvo por otros procedimientos, distintos de aquellos que evita- ban Ia salida de dinero al extranjero. Las siguientes medidas fueron las mas caracteristicas: a) Menos derechos a la importacién. b) Primas a Ja exportacién. ¢) Prohibicién para exportar materia prima nacional y libertad para importarla, d) Fomento a la marina mercante nacional. @) Desarrollo de las compaiiias comerciales, tales como la “Compaiiia de las Indias Orientales”. Lo anterior forma parte de la politica econémica impues- ta por Colbert en Francia. Posteriormente a él, se implantaron otras medidas, todas ellas destinadas a mantener precios bajos a efecto de facilitar las exportaciones; se estableci6 también un riguroso control de calidad del producto, asi como una politica de salarios lo mds bajos posibles; ademas, se controlaron los cereales para evitar un alza en el costo de la vida. A la vez se favorecieron los inventos y el progreso técnico. sIGLO xvut—Aunque dificil de hacerlo, el resumen de este siglo es el siguiente: a) Ensus principios se estudian, juntos, tanto los problemas econémicos como los problemas politicos, aunque a la postre se separan. b) Inglaterra pugna por una intervenci6én menos intensa en la vida econémica, inicidndose asi una economia distinta a la mercantilista, como es la de mercado. c¢) Disminucién de la ‘influencia gremial. La industria al- godonera, metaliirgica y toda la industria basada en energia del vapor se desarrollaron al margen de la estructura de tipo corporativo. EL MERCANTILISMO 31 Pronto adoptan estos puntos de vista los demés paises curo- peos, apareciendo asi un nuevo cardcter en lo econémico, carac- ter que se puede resumir asi: a) Disminucién en Ia influencia de los gremios y manu- factureras reales, por una parte, y aumento de la libre empresa privada, por la otra. Los rigurosos controles del gremio se con- sideraron como una barrera para el desarrollo industrial. El Estado comenz6 a ser mal visto, debido a la proteccién que otorgaba a la economia; més que proteccién eran trabas. Pero la tendencia més liberal se observa en la modificacién del co- mercio; ahora, para equilibrar Ja balanza, ya no hay necesidad de altos aranceles o prohibiciones de importacién. Ahora se con- fia mas en una politica de precios adecuada y en el movimiento de capitales, consecuencia de una variacién en la tasa de interés. 6) Los problemas relacionados con el dinero y ¢l tipo de interés, pasaron a primer plano. La abundancia de aquél y el bajo tipo de interés permitieron Ja expansién de los negocios. c) La economia se vuelve més analitica, a efecto de pro- fundizar en el mecanismo econémico. ANTECEDENTES DEL MERCANTILISMO Las primeras manifestaciones del mercantilismo aparecen desde el siglo xv. Ya desde entonces, y aun antes, tenemos como manifestaciones mas importantes la avidez por el oro, el cual constituye el objetivo basico del comerciante, a la par que las riquezas en especies. Otras causas que precipitaron los aconte- cimientos fueron los grandes descubrimientos geogrdficos, el Re- nacimiento, la Reforma religiosa, la Aparicién del Estado mo- derno y el Régimen colonial. 1. Los GRANDES DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS.—Ini- ciados desde fines del siglo xv, los grandes descubrimientos geo- graficos abren inmensos mercados para los productos europeos, y se convierten, a la vez, en inagotable fuente de materias primas. Asimismo, de esos grandes territorios habria de llegar a Europa, con el tiempo, un ininterrumpido rio de oro y plata, a efecto de saciar la avidez por estos metales. Es asi como se abrian de par en par las puertas para la integracién de la industria europea y lo tmico que hacia falta era emprender una tarea de renovacién técnica de gran envergadura, capaz de satisfacer las nuevas necesidades, porque la organizacién gremial era inca- paz de hacer frente a las nuevas condiciones. La produccién 32 HISTORIA DE LAS DOGTRINAS ECONOMICAS para un cliente conocido debia transformarse cn produccién para un consumidor desconocido, Ademas, hacia falta una concentra- cién de capital, asi como Ja presencia del lucro como mévil legitimo de toda la actividad econémica. Y asi sucedié. Los recursos técnicos aparecieron muy de prisa; ahora uno y mafiana el otro. Los recursos viejos, los concer- nientes al gremio, se destruyeron répidamente para dar origen a capitales nuevos. Las ganancias del comercio pronto dieron con la meta apetecida; relativamente pronto se produjo una jerta acumulacién de capital, que habria de permitir nucvas instalaciones y nuevas formas de trabajo. El ahorro obtenido ya no sirvié para satisfacer necesidades suntuarias de la corte, sino para la creacién de nuevos negocios y para dar lugar a Ja aparici6n de la manufactura, forma de produccién caracteris- tica de la época. En poco tiempo aparecieron aquellas formulas juridicas que habian de regular la concentracién del capital. Aparecen también las letras de cambio, a efecto de asegurar la circulacién de los capitales; también los préstamos con interés, cuya prohibicién era notoria anteriormente. 2. EL RENACIMIENTO.-E] movimiento renacentista sin duda influy6 en el advenimiento del mercantilismo, tanto por lo con- cerniente al desarrollo de las ciencias —principalmente Fisica, Astronomia, Biologia y Medicina—, como al del Arte, Filosofia, Literatura, Comercio, etcétera. También cuenta el invento de la imprenta, ya que el uso de ésta permite ampliar el marco de la ensefianza y de la cultura. Como si todo esto no fuera sufi- ciente, se tiene ahora un nuevo concepto del hombre: es el ser mas importante del universo y, por tanto, resulta necesario inte- resarse cada vez mas por sus problemas aqui en la tierra. 3. LA REFORMA RELIGIOSA.—Lutero, fiel a las concepciones econdémicas del Medievo, entra en conflicto con otras sectas protestantes, encabezadas por Calvino —verdadero fundador del protestantismo—, las cuales hicieron una interpretacién a su manera de la Biblia, exaltando el esfucrzo individual y creyendo en las finanzas, con lo cual hace legitimo el afan de lucro ilimi- tado. El judio dejé de ser hostilizado, aumentando asi su influencia y sintiéndose estimulado para implantar sus propios métodos, los cuales eran contrarios a los de sus competidores cristianos. En lugar de estabilidad social y descos de servir a los demas, caracteristica de la Edad Media, se implanté el lucro como mévil de toda actividad econémica. El ideal generoso de EL MERCANTILISMO 33 esta época cede su lugar al espiritu burgués, a ese espiritu de comerciante que habia sentado sus reales desde hacia mucho tiempo. 4. Los cranpes Estapos mopsrnos.—A partir del siglo xvI, desaparece el ideal de los siglos anteriores, basado en una cristiandad unida y organizada como potencia politica, apare- ciendo las grandes nacionalidades, tales como Francia, Espaiia e Inglaterra. Cada uno de estos Estados se consolidéd bajo los ideales de soberanfa y libertad, convirtiéndose asi en los artifices de su propio destino. En lo futuro, la politica habria de jugar un nuevo papel: asegurar la supervivencia, el engrandecimiento y Ja prosperidad del Estado, a efecto de convertirlo en una entidad desprovista de aquellos escrdipulos a que los sometia el régimen feudal. 5. Ex rfcimzn coroniAr.—Todos sabemos que a los des- cubrimientos sigue la conquista, la colonizacién y el estableci- miento de un régimen colonial. Veamos sus rasgos fundamentales: a) Implantacié6n de un tipo feudal de explotacin —reparto de tierras para asegurarse una renta, como la encomienda mexicana— dentro de las colonias portuguesas y espafiolas. En las colonias holandesas ¢ inglesas la explotacién fue de tipo capitalista, generalmente a través de plantaciones. m2 ) Greacién de monopolios, tanto para los productos colo- niales como para el trasporte y comercio, los cuales determinaron una gran acumulacién de riqueza en Europa. c) Aplicacién del principio expoliativo en la organizacién del trabajo, politica que distaba mucho de la aplicada en las metrépolis. d) Comercio de esclavos, cuyo primer monopolio se otorgé, cn 1517, por Carlos V. Este comercio también contribuy6 al acrecentamiento de la riqueza europea. Weber estima que a principios del siglo x1x vivian en las colonias de Europa algo asi como 7 000000 de esclavos, y que tan sélo a Inglaterra le redituaba cada uno entre 15 y 20 libras por afio, en el siglo xvm. Este es el panorama en que se desarrolla el mercantilismo, la nueva corriente del pensamiento econédmico considerada como Ja etapa preclasica, con su caracteristica de pragmatismo, orien- tado hacia la conquista de la riqueza; nacionalista en sus aspiraciones, realista en sus métodos, pero buscando por doquier la ganancia. 34 HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONOMICAS EL MERGANTILISMO ESPANOL A la corriente espafiola mercantilista, como ya se dijo, es més propio Iamarla metalismo o bullonismo, y se desarrolla en los siglos xvi y xvi. Este metalismo implica una reglamenta- cién de los metales preciosos, tanto el oro como la plata. Espafia se preocupé por acumular y defender el oro que le legaba de América, pues lo consideraba como Ja riqueza maxi- ma por excelencia y, ademas, como muestra de poderio y prosperidad. En estas condiciones, su legislacién se orienté a im- pedir la exportacién del metal, por estimar que asi asimilaba més riqueza y al mismo tiempo hacia descender los precios, que para entonces habian aumentado considerablemente. Pero resulta que el oro tenia que salir forzosamente para pagar las mercancias que Espaiia compraba en el extranjero, ya que en este pais los precios eran demasiado altos. También se prohibié la exportacién de mercancias y, més tarde, la medida se completé prohibiendo la entrada de mercancias extranjeras, al mismo tiempo que se falsificé la moneda, es decir, se redujo su contenido de metal fino, a efecto de impedir su caida (a veces se depreciaba la moneda y a veces se Ie sobrevaluaba). A la vez, a las monedas extranjeras del mismo peso se les dio mayor valor para atraerlas, pero casi al mismo tiempo se hizo notorio que la moneda nacional salia en las mismas condiciones. Lo que pasaba era que la produccién no crecia a la par que el circulante; al contrario, cada vez mas iba en decadencia. El ultimo intento para retener cl oro fue reglamentar su cotizaci6n. Todas las medidas fracasaron. Al finalizar el siglo xvu, Espafia llegaba a su m4xima pobreza: la poblacién habia dis- minuido, carecia de industria y agricultura, y el comercio estaba en manos de extranjeros; el hambre era endémica, pues hasta las clases econémicamente altas vivian con prohibiciones. Veamos como opina Uztariz, considerado como el mercan- tilista espafiol mas destacado. Jerénmo pe UzrAriz.—En 1724, aparece la obra mas importante de Uztariz, intitulada Teoria y prdctica de comer- cio y de marina. En esta obra habla de todo: de economia, de administracién, de politica, de diplomacia, etcétera, aspectos que vienen siendo una descripcién completa de la Espafia de principios del siglo xvi. Sus ideas econédmicas principales son las siguientes: EL MERCANTILISMO 35 a) Concede gran importancia a los metales preciosos, aun- que critica que sale mucho oro espafiol. 6) Considera que la balanza de comercio favorable es un magnifico medio para retener el oro. ¢) Los derechos de aduana debian ser altos para la im- portacién de manufacturas y exportacién de materia prima y bajos para la importacién de materia prima y exportacién de manufacturas, 4) Deben desaparecer las aduanas interiores, por ser una herencia feudal. e) Combatié la alcabala, porque encarece progresivamen- te la mercancia, pues cada vez que es vendida paga impuesto yal mismo tiempo cada vez es més elevado este impuesto, ha- ciendo dificil, asi, la competencia con productos extranjeros que no lo pagaban. Cree que la alcabala es culpable, en mayor grado que otros factores, de la decadencia industrial espafiola, pero considera que no debe suprimirse, sino sélo reducirse, EL MERCANTILISMO ITALIANO Antonio SERRA, uno de sus idedlogos, aboga por la abun- dancia de numerario, Hay dos formas de obtener oro: las natu- rales y las accidentales. Las primeras se refieren a la explotacién de minas y las segundas a que la produccién ha de ser abun- dante para que pueda ser exportada. Ademds, debe haber situacién geografica favorable, variedad de oficios, aptitud de la raza, trdfico importante y prudencia y previsién de los gobernantes. Ademéas, concede mds importancia a la industria que a la agricultura, debido a que es menos aleatoria y a la vez mas rendidora. El trafico comercial en grande es también fuente de enriquecimiento, pero para que sea provechoso se ha de comerciar tanto con productos nacionales como extranjcros. Debe haber abundancia de metales preciosos y la moneda ha de tener un precio elevado. Por otra parte, condena los proce- dimientos bullonistas, tales como prohibir la exportacién de moneda y lingote y enriquecer o depreciar tanto la moneda nacional como la extranjera. A Serra se le compara con los mejores escritores mercantilistas franceses ¢ ingleses. EL MERCANTILISMO FRANCES EI mercantilismo francés tiene un cardcter distinto al espa- Hol, pues Francia no tiene minas y el problema es como adquirir

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