GLeandri Intro-C1 y C2

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Ricardo Gonzélez Leandri LAS PROFESIONES: ENTRE LA VOCACION Y EL INTERES CORPORATIVO Fundamentos para su estudio hist6rico Editorial Catriel COLECCION / ENSAYO GONZALEZ LEANDRI, Ricardo Las profesiones entre la vocacién y el interés corporativo. Fundamentos para su ani histrico / — Madrid : Catrel, DLL: 1999 115 160 p; 22 em— ( Coleccion Ensayos ) ISBN 84-87688.12-8 Primera edicién: 1999 ISBN: 84-87688-12-8 Depésito Legal: M- 17-1999 ‘Maquetacién: Carmen Almirén Cubierta:litografia de H. Daumier ©Ricardo Gonzalez. Leandri Editorial Catriel S.L. Calle Barco 40 28004 Madrid - Espafia ‘Tel: 91 532 1847 Fax: 91 328 3826 email: catriel@arrakis.es Impreso en Espafta por Via Grafica Calle Monza 6, Poligono Uranga 28940 Fuenlabrada, Madrid. Indice 9 Introducci6n. 15 Capitulo I. Ambivalencias y dificultades en el estudio de las profe- siones. 151. Elomnipresente problema de la definici6n. 22 2. Los primeros estudios sobre las profesiones. 24 3, Funcionalismo y estructuralismo. 31 4.*Profesionalizaci6n’. 33.5. La Escuela de Chicago. 37 Capitulo Il. La teorfa y la historia de las profesiones en Ia actuali- La superaci6n del funcionalismo. Las profesiones como formas de con- {rol institucionalizado. 4a de los cambios ideol6gicos de la década de 1970 sobre las profesiones. yy las profesiones como formas de control institue 37 44 3, Clausura y sistemas profesionales, 53 Capitulo II. La teoria y la historia de las profesiones en la actuali- Resurgimiento de la historia de las profesiones. Nuevos estudios trans- nacionales y comparativos. Otras influencias. 531. Laperspectiva hist6rica se posiciona. 59 2. Las profesiones, los “estudios culturales” y el “neo funcionalismo” 64 — 3.Laiinfluencia de Foucault y Bourdieu. 69 Capitulo IV. Autonomia y relaciones con el Estado. Gobernabilidad. 69 1. Autonomia profesional 72 2. Contra la dupla teérica intervencién estataVautonomia profesional. 78 3. Un paso mis all: Ia gobernabilidad. 80 4. Gobernabilidad y proceso de profesionalizacion 835. Nuevas perspectivas desde el Estado. 87 6. Comparaciones, reflexiones y sugerencias 93 Capitulo V. Persuasién, prestigio y cultura profesional. 931. Laprofesionalizaci6n como bisqueda de prestigio colectivo. 94 2. Persuasion, 98 3. Prestigio e instituciones de formacién. 104 4. El papel de la cultura académica en el “sistema de las profesiones”. 107 Capitulo VI. Asociacionismo y representaci6n de intereses profesio- nales. 107 1. Lacentralidad social del asociacionismo, ismo y corporativismo. El pluralismo y sus crticos, 113 2b, Neocorporativismo: Schmitter. 116 2c. Alan Cawson y la idea de “sector”. 1193. Necesidad de una adecuada contextualizacion de los conceptos. 123 Capitulo VII. La clausura profesional como parte del proceso de clausura social. Los campos profesionales. 123 1. Max Weber: monopolio, exclusién y grupos legalmente privilegia- dos. Las adaptaciones de Collins y Berlant. 127 2. Frank Parkin y el refinamiento de la teoria de la clausura social. 131 3. La dausura social aplicada a las profesiones, 135. 4. Lascriticas y aportes de Murphy y otros autores. 142 5. El estudio de los campos profesionales. 147 Bibliografia. Introducci6n El proceso de profesionalizacién, y su correlato el “ideal profesional” c su énfasis en la “carrera”, la educacién especializada y la meritocracia, hha consolidado, segiin algunos autores, como uno de los principios estructuradores bisicos de la sociedad del siglo XX’. Ya antes de estudiar el tema en forma especifica, Harold Perkin ha- bia observado, para la Inglaterra del siglo XIX, la importancia que habia jon de los grupos de clase media y, dentro de ellos, del lista 0 “profesional”?. En una segunda instancia reparé también en el hecho de que fueron est produjeron la mayorfa de los conceptos que dieron el tono a la sociedad victoriana, por lo que resulta evidente que jugaron un papel mucho més importante de lo que podria indicar su esca- so némero, En tal sentido, es importante destacar el hecho de que, si bien los grupos ocupacionales que lideraron el proceso de profesionalizaci6n eran ya notorios en la sociedad del siglo XIX, el proceso en si, con sus pugnas por el prestigio y los recursos y su biisqueda de legitimidad a partir del apoyo estatal, fue investigado s6lo de manera subsidiaria por lo dores*, Sin embargo, diversos autores sugieren que fenémenos si suceden en otros paises, aunque por distintos motivos, Gerald Geison atribuye la indiferencia con que han sido tratadas las profesiones en Fran- cia:y Alemania a la escasa relevancia hist6rica que alli han tenido las pro- fesiones liberales, en comparacién, por ejemplo, con Estados Unidos. En ' Hipotesis sostenida por Harold Perkin en su estudio sobre el eclipse de la sociedad de clases victoriana y el surgimiento de la nueva sociedad del siglo XX. Perkin, H., The Rise of Professional Society. England since 1880, London and New York, 1989. * Perkin, H., The Origin of Modern English Society, London, 1985. Peskin H., Rise. 10 RICARDOGONzALEZ LEANDRI ambos casos han i cas" lo, asimismo, sus respectivas tradiciones académi- Los contempordneos también detectaron de manera borrosa la pre- sencia de los profesionales en cuanto tales en la esfera piblica, debido, fundamentalmente, a su ya sefialada predisposicién a hablar de, y por, otros sectores sociales, tendencia que compartieron con los “intelectuales” con quienes tuvieron —tienen— importantes solapamientos. Fueron es- jentos los que han conducido a’autores como Gouldner a una ifusa del término “intelectual”, que lo converte précticamen- te en sinénimo de “técnico” o “profesional”. En un estudio reciente Freid- son insiste en la identificacién de ambos conceptos, aduciendo que el tér- mino “profesional” describe en clave norteamericana, lo que algunos te6- ricos europeos definen como “intelectual”. Es digno de destacar, en ese sentido, el trabajo de Sarfati Larson, en el que analiza las profesiones a partir de los conceptos elaborados por Gramsci para investigar las caracte- risticas y el papel social de los intelectuales?. Fue, por lo tanto, la consta- tacion de aq ferencia y estos solapamientos, lo que condujo a Ha- rold Perkin, a enfatizar la necesidad del estudio de aquella “olvidada clase media”, ‘Al investigar la cuestién, ya en forma especifica, Perkin describe e6- ‘mo los sectores profesionales comenzaron a transformar la sociedad de una ‘manera bastante peculiar, no reemplazando a los sectores hegem6nicos sino fando su espiritu en las organizaciones sociales més importantes (par- to, gobierno, corporaciones privadas). Destaca cSmo fueron ciertos integrantes de los sectores profesionales quienes primero alertaron sobre los, abusos de la sociedad industrial y encabezaron la critica que comenz6 a mi- 4 Geison, G., (ed), Professions and he French State, 1700-1900, Philadelphia, 1984, * Gouldnes, A. El awo dels ntlectuales ye nacinento de a nuena case, Mai, 9, Freidson, E.,Prfsinalism Reborn. Theor, Prophecy and Policy, Chicago, 1994. Sar i Larson, M., The Rise of Profsionaism: A Sociological Analysis, University of California IntropucciON 11 tigar la influencia de los sectores hasta entonces dominantes. En real ‘gran parte de este proceso fue descrito en forma previa por Pailona, qui teoriz6 sobre la existencia de un “doble movimiento”, mediant sociedad en forma esponténea comenz6 a protegerse de los excesos laissez faire y en el que determinados sectores profesionales se situaron a la ‘cabeza, A su vez, Sarfatti Larson, si bien adopta el esquema de Pailona y se muestra muy influida por sus teorfas, advierte, en el caso de las profe- siones, contra una aplicaci6n excesivamente lineal del esquema del “doble movimiento” que pudiera hacer perder de vista el estrecho vinculo entre las profesiones y la consolidacién del mercado’. De tal manera, la profesionalizacin fue lentamente consolida ‘como proceso estructurante de la nueva sociedad del ‘como uno de sus mas importantes principios de organizacién social. Co- bré asf crucial importancia una estrategia diferente: la “carrera profesio- nal’, que se habia ido estableciendo de manera lenta durante el siglo XIX, con su énfasis en la jerarquia y en una peculiar forma de “competencia”, tanto por la obtencién de recursos materiales como simbilicos. ‘As{ fue cémo, donde el ideario victoriano tendia a valorizar al self made man y la nocién del propio esfuerzo, el ideal profesional comenz6 a poner el énfasis en la figura del experto, que adquiere tal condici6n me- dante el entrenamiento prolongado y la seleccién por méritos, llevada a cabo, no por el mercado, sino por el juicio de sus pares. Este iiltimo es considerado como uno de los aspectos més caracteristicos de las estrate- gias de profesionalizacién, por lo que puede decirse, en consecuencia, que Jos profesionales adquieren su particular éxito mediante la persuasi6n, es decir, convenciendo a sus clientes, pacientes, 0 empleadores, y, sobre to- do, al Estado, de que sus servicios, y por ende su ejercicio exclusivo, son indispensables. Estas breves reflexiones a partir de la obra de Harold Perkin, y otros te6ricos ¢ historiadores de las profesiones nos permite situarnos en la im- * Perkin, H., Rise..; Pailona, K., La gran tranformaci6n: los origenes polities yeconimi- <0, 1992, Sarfati Latson, M., Rise, Profsionaism. 12 RICARDO GONZALEZ LEANDRI portancia histérica de la cuestién que queremos abordar. Pensamos, en tal sentido, que un andlisis critico de las teorias de autores como Sarfatti Larson, Abbott, Freidson, Johnson, y otros, a pesar de las notorias ¢ irre- ductibles diferencias que las separan, puede ayudar a construir una herra- mienta metodol6gica, en realidad una “agenda de cuestiones”, que f el trabajo del historiador de las profesiones y le permita, a su vez, co tar, refutar y complementar algunos de los aspectos tedricos més deba | mismo tiempo, profundi- zar en el estudio de los procesos materiales, culturales ¢ incluso simbélicos que han conducido a la emergencia de ese “ideal profesional” de tanta trascendencia para la consolidacién de uno de los aspectos sociales més caracteristicos de este siglo que concluye Es necesario aclarar, finalmente, que consideramos a las miiltiples Iineas de investigacién propuestas por los te6ricos ¢ historiadores de las 1es, cuya obra analizamos, no tanto como cuestiones generaliza- iles y siempre acotadas hipotesis de trabajo. Este ensayo no se propone, por ello, describir un marco te6rico cerrado, sino més bien todo lo contrario, pretende actuar en el plano de las sugerencias y més bien “presentar” temas, problemas y formas de aborda- je generados por la propia evolucién oscilante de la disciplina. Se trata, sobre todo, de destacar temas que consideramos importan- tes a la hora de encarar nuevas investigaciones hist6ricas, especialmente para aquellas que tienen como objeto de estudio las profesiones en paises —como es el caso de los latinoamericanos— cuyas problemiticas no han sido abordadas lo suficientemente. Es por ello que otro de | cesta revisi6n temitica es colaborar para que la historia, y también la teoria jiones profundicen atin més en el camino de la lucha mente alemAn y francés) —, que tanto se ha criticado y que afortunada- ‘mente ha comenzado a variar a partir de una serie de estudios comparati- ‘vos y transnacionales de factura reciente. 1 motivos de cardcter expositivo, aunque también analitico, este ide en dos apartados basicos. En el primero, que incluye los libro se IntRopucciON 13 capitulos I, IL IL, se abordan ciertos problemas vinculados a lade isma de los términos “profesién” y “proceso de profesionalizaci6n’ Se destaca ademés, tal cual lo sugiere ‘Terence Johnson, la profunda ambi- valencia de las propias profesiones como objeto de estudio, lo que ha dado origen a la emergencia de corrientes de estudio, ¢ incluso tradiciones, an- tag6nicas. En forma paralela se ofrece un panorama de las distintas co- rrientes que han abordado la investigaci6n de estos peculiares grupos ocu- pacionales, desde los origenes de la disciplina, fruto del esfuerzo de ciertos historiadores briténicos en la década de 1920, hasta la actualidad. El segundo apartado incluye los capftulos IV, V, VI y VIL. En ellos se analizan determinados “problemas” especificos apuntados pot dores y socislogos que, segtin nuestro criterio, merecen una discusi6n mas detallada dada su omnipresencia en toda investigacién de cardcter hist6- rico. Sin pretender agotar todas las cuestiones plausibles de ser teorizadas se hace referencia, en primer lugar, a las mas importantes discusiones que se han registrado alrededor de la cuesti6n de la autonomia profesional. Relacionado estrechamente con este tema se analiza también el cariicter de los vinculos establecidos entre diversos grupos profesionales con distin- tos tipos de Estados, para pasar luego a la revision de otras cuestiones, Jgualmente fundamentales, como el asociacionismo y la representacién de intereses, las estrategias de persuasién y, finalmente, la “clausura” soc ‘ocupacional y la constitucién de Ambitos 0 “campos” profesionales legi mos y especificos. Finalmente deseo agradecer a todas aquellas personas ¢ institucio- nes que me han apoyado en el transcurso de esta investigacién y que han hecho posible que este libro sea una realidad. En primer lugar debo mencionar el fundamental apoyo financiero e institucional que me ha brindado la Conserjeria de Educacién de la Co- munidad de Madrid, que ademds de financiar el conjunto de la investiga i estancia en centros académicos de Estados Unidos, donde pude realizar algunos de los aspectos més importantes de este tra- bajo. En segundo término deseo agradecer a los miembros del Departa- 14 RicaRDoGoNzALez LEANDRI mento de Historia de América del Centro de Estudios Histéricos del CSIC, mi sede de investigacién, y en especial a Elda Gonzélez Martinez y Alfredo Moreno por su constante ayuda y colaboracién. Como ya he mencionado, la recopilacién bibliogréfica necesaria y una parte importante de la redaccién de este ensayo fueron realizadas ‘gracias a dos estancias como investigador invitado en la ciudad de Boston, EE.UU. En este sentido he de reconocer la deuda de gratitud adquirida con el profesor José Alvarez Junco, titular de la Cétedra Principe de Astu- tias y con el Departamento de Historia, ambos de la Universidad de ‘Tufts, donde permaneci durante el transcurso del segundo semestre aca- démico de 1998 como investigador invitado. También debo mencionar aqui la amabilidad y el excelente trato que me brind6 el profesor John Coatsworth de la Rockefeller Foundation for Latin American Studies de Ja Universidad de Harvard, gracias a quien pude acceder a los seminarios, servicios y bibliotecas de su Universidad. La redaccién y revisi6n final de este libro fue realizada en el Institu- te for The Study of Economic Culture de la Boston University, donde me encuentro actualmente en calidad de investigador invitado. Quiero por lo tanto dejar expresa constancia de mi reconocimiento al personal de este centro y muy especialmente a Mariano Plotkin, tanto en lo académico ‘como en lo personal, y también a su director el profesor Peter Berger, por su amabilidad y hospitalidad. Por dtimo quiero mencionar el apoyo que he recibido por parte de tun conjunto de amigos y colegas que de una manera u otra participaron en actividades vinculadas a los avatares de este volumen: Ricardo Artola, quien me sugirié la idea original, Marta Bonaudo, / suncién Merino, Mar- tina Kopka, Gloria Martinez Dorado, Ricardo Grinberg, Carmen Almirén y Carlos Gomez. Capitulo I Ambivalencias y dificultades en el estudio de las profesiones 1. El omnipresente problema de la definici6n. Determinados autores han puesto de relieve la marcada ambivalencia contenida en el conjunto de estudios que analizan el fen6meno profesio~ ‘nal!, Terence Johnson, en su critica de la sociologfa de las profesiones de origen funcionalista, ha destacado que el hecho de que tal corriente se parapetara, en su €poca de auge, en estudios microsociol6gicos —muy acotados ¢ influidos sobre todo por la psicologfa social— se debié en gran parte a un intento consciente de evitar la polémica, que la sociologga y la historia de las profesiones arrastraban desde sus orfgenes, acerca de la definicién de su objeto de estudio y del papel de las profesiones en la so- ciedad como conjunto. Tal polémica era visualizada por los impulsores de quel atajo metodolégico, como excesivamente ideologizada y, por lo tan- ‘ cnt at ala polémica acerca de la definicién del objeto de estu- dio, puede decirse que no ha cesado atin. En 1988 Abbott al desarrollar su “sistema de las profesiones” realiz6 un esclarecedor andlisis de las causas jcos de definicién que afectaban desde siempre a la isciplina. Al discriminar entre las causas formales y substantivas que dife- renciaban a las distintas teorias leg6 a la conclusin de que las de origen formal fueron decisivas y exacerbaron a las de origen substantivo, que en 2. "Johnson T, Professions and Powe, London, 197 2 Johnson, en cambio, sugiere una vuelta las grandes preocupaciones sociales que originaron la disciplina. Johnson, Prion. 16 _RicaRDOGoNzALEZ LEANDRI realidad no eran tan extremas. De hecho Abbott, cuyo andlisis global contiene algunas imprecisiones de peso, sobre todo al analizar la corriente que denomina del “poder”, considera que puede hablarse de puntos de consenso, o més bien errores de enfoque compartidos, entre todas las teo- rias de las profesiones’. Para este autor el caso prototipico de este imbrica- ‘miento negativo de lo formal y lo sustantivo est representado por una gama de teorias que colocan en el centro de su anilisis el fenémeno que denominan “proletarizacién de las profesiones”, En ellas el objeto de estu- dio son los profesionales como clase ocupacional mas que como grupo social. Por lo tanto, al rechazar el concepto de profesionalizacién, los tra- bajos que adhieren a estas teorfas s6lo reniegan en realidad de los argu- mentos de una peculiar versi6n de este proceso, el que sittia a la remune- acién —hecho externo— como eje primordial de la evolucién de las profesiones*, Pero el problema de encontrar una definicién precisa y a la vez abarcadora no se acabé para la época en que Abbott publicé su renovador ensayo, Todavia en 1994 las disidencias de esta indole segufan presentn- dosele a Freidson como un escollo importante para el desarrollo de la dis- ciplina’. Dicha polémica se inserta, a su vez, como muy bien lo sefial6 John- son en su momento, en una pugna teérica entre dos tradiciones antagé- nicas que se han ido consolidando desde el origen mismo de la disciplina, Una de ellas, que incluye al funcionalismo norteamericano, del que nos ‘ocuparemos en forma especifica, valora a las profesiones como adalides de la modernidad, garantes de la cohesi6n social e impulsoras privilegiadas * Abbott, A., The System of Pryfesions, Chicago and London, 1988. “Ibfde. Un buen ejemplo de teoria de la “proletarizacin de las profesiones", a «ado en la ocasién al caso dela profesion médica en Espasa puede consultarse en Rodri guez, J., “The politics of the Spanish medical profession; democratization and the construction of the national health system, en Johnson, T, Larkin, G. y Saks, M., Health ‘Prgfessions and the Statein Europe, London andl New York, 1995, pp. 141-161. * Freidson, Professionalism Reborn AMBIVALENCIAS YDIICULTADES 17 del proceso de racionalizacién’. Altruistas por definiciGn, las profesiones cjercerfan para esta corriente, tar como importantes mediadore: iales y ayudarian a evitar, tanto los excesos del laiseefaire, como dk colectivismo estatal. La otra corriente, que incluye a tedricos de tradi nes ideolégicas muy diferentes, en cambio, teme que su tendencia al mo- nopolio y su control de los medios tecnol6gicos las conduzca a cuestionar aspectos del propio funcionamiento democratico de la sociedad. Existe en de estudios que, partiendo de distintos li- igro que implican los profesionales en cuanto “expertos” o “tecnécratas La primera tradici6n de estudios reconoce en la figura de Durkheim ‘a.un importante precursor. Este consideraba que las organizaciones profe- ser atemperado por agrupaciones reclutadas sobre una base ocupacional y constituidas en auténticas “comunidades morales” con gran incidencia sobre el resto de la sociedad. Segiin esto puede decirse que, para Durk- heit consolidacién de una ética profesional intiva era la condicién ecesaria para el surgimiento de un nuevo orden moral capaz de atenuar la inestabilidad de la sociedad moderna. Es importante destacar, sin em- bargo, que Durkheim no concibi6 el estudio de los sectores profesionales ‘como una cuesti6n especifica, lo situaba inmerso dentro de la mas amplia Professionalism 18 RICARDOGONZALEZ LEANDRI temética de la estratificaci6n social®. Es en este tiltimo sentido que su teo- ria ha sido revalorizada por autores contempordneos situados dentro de! campo de la historia de las profesiones. Asi, al presentar los trabajos correspondientes a un seminario sobre tal disciplina, Gerald Geison consideraba que los participantes se habfan mostrado de acuerdo en que storia de las profesiones es s6lo un capitulo en la historia de la estra- tificaci6n social en general y de las élites en particular”, Debe anotarse sin embargo, como Io sefalan distintos autores, que al estudiar las profesiones, Durkheim, al igual que Weber y Marx, no dejé de mostrar cierta perplejidad ante algunas de sus caracteristicas més pecu- liares. De tal manera no abordé el estudio de las profesiones anglo-nortea- mericanas y se centr6 en el estudio de casos extraidos de Francia, que le resultaban mas familiares y que sin duda podian adaptarse mejor al futuro neocorporatismo que vaticinaba’®. Con posterioridad otros autores fueron més lejos que Durkheim e intentaron especificar el contenido de la nueva moral cuyo auge dicho autor prefiguraba a partir del surgimiento de las modernas profesiones. 1 1939, Marshall consideraba que la diferencia més importante en- tre las profesiones y las demas ocupaciones estribaba en su sentido altruis- ta'', De este modo colocaba el énfasis en un tema que seria retomado con verdadero ahinco por la sociologia funcionalista. Afios més tarde, ésta ele- varia la tendencia al servicio ala comunidad de las profesiones a la catego- ria de precepto basico, sobre todo a partir de su diferenciacién entre pro- * Durkheim, E, Del division del raj sal, Buenos Aires, 1967. er sobre todo lprefacio ala segunda edicin “Algunasindicaciones sobre los grupos profesional, pp 7332 * Geison,G.,Prfsions, French State. p. 150, ; Pros. ; Marsal, T, “The Recent History of Professionalism Social Structure and Social Policy” en The Canadian Journal of Economies and 3, 1939. Una importante mencién ala relevancia de la obra de in Society” en The Canadian AMBIVALENCIAS Y DIFICULTADES 19 fesiones, meras ocupaciones y el mundo de los “negocios”. ‘También la ubicé como un elemento fundamental de su cosmovisién, dado que garantizaba, entre otras cosas, el uso adecuado y racional de las ciencias. Es evidente que se trat6 de un alarde de optimismo propio de la época y, en ese contexto, no atribuible en exclusiva, aunque si de manera impor- tante, al estructural funcionalismo™, Si bien Marshall destacé el cardcter altruista de las profesiones y su vocaci6n de servicio, su anélisis fue mAs cauto que el de los funciona- listas y sefialé con énfasis algunos de sus aspectos mAs contradictorios (por ejemplo, 1a pugna entre la declarada vocacién comunitaria de tas profesiones y el individualismo de gran parte de sus componentes). Esta postura mas matizada se debi6 ideol6gico de la época en que escribié su obra, fines de los afios "30, influido por los inicios de la plani- ficacién estatal y del Estado de Bienestar en Inglaterra. Debe tenerse en cuenta también que su articulo més clisico es en realidad una respuesta a Harold Laski, que en ese entonces proponia, con éxito dentro de im- portantes sectores del campo intelectual, la estatalizacién absoluta de los servicios profesionales. Su anilisis sutil y el hecho de haberse evolucién de las profesiones en el siglo XX lo convirtieron en un cl may La segunda corriente tiene también una larga e importante trayec- toria. Economistas como Milton Friedman -expresaron su temor a la ten- dencia de las profesiones a la practica monopblica y a las actividades que en tal sentido desarrollaron las asociaciones profesionales'*, Pero fue el * Una cxtica a dich optimismo, presente atin hoy en dia, puede consultarse en Latour, B, Nenea hamas sido moderns, Madsid, 1993. Marshall, T, "Recent.."; Hughes, E., “Professions, society. "Friedman, M., Capitalsmey iertad, Madrid, 1966, Algunos trabajos que nreten den romper con esta dicotomfa, como el més recente de Freidson, destaca cémo las profesiones son cuestionadas, tanto por los sectores mis liberales, como por los situados cn vertientes teéricasradicalmente opuestas. Freidson, E, Péssionalism Reborn. 20. RICARDO GONZALEZ LEANDRI andlisis de la relaci6n entre las profesiones y el proceso burocratico lo que ‘marc6 la diferencia mas nitida entre las dos corrientes. En tal sentido fue la obra de Weber la que sefialé el camino al con- cebir el proceso de profesionalizacién como uno en el que el profesional, t€enico o experto, era atrapado en la maquina burocrética como una de bien Weber teoriz6 acerca de ciertas caracterfsticas de a suficien- dentro de proceso de creciente racionalizacién propio cién occidental. En realidad, la figura de Weber es reivindica- da por autores pertenecientes a las dos tradiciones antag6nicas. Dentro de la primera es importante destacar la particular, y decisiva, lectura de su obra realizada por Parsons. Este autor, si bien rescata la idea de “raciona- lizacién”, que considera cer forma simulténea en las dificultades de Weber para observar la especifici- dad profesional. En cuanto a la segunda corriente, es obvio que Weber fue el gran tedrico de los procesos de monopolio y clausura'*. Otro notable representante de esta corriente, que podria definirse como pesimista, fue Wright Mills quien describié cémo la expansién pro- fesional no condujo al aumento de profesiones dedicadas al servicio y a promover la estabilidad y la democracia, sino que se tradujo en una ex- plosién de expertos y tecnécratas cle miras estrechas"”. Ha sido también sefialado por muchos autores c6mo la creciente fusién entre poder y conocimiento ha creado un nuevo tipo de profesional-tecnécrata que se halla en proceso de reemplazar a los sectores dirigentes tradicionales. Un importante exponente de est tativa ha sido, sin duda, Burnham, que teoriz6 tal cu cién de los directores”, y elevs el grupo de los directivos a la categoria de "8 Weber, M., Eamon y Sociedad, México, 1964; Parsons T. y otros, Prsencia de ‘Mae Weber, Buenos Aires, 1971 "Idem. "Wright Mils, Whit AMBIVALENCIAS YDIFICULTADES 21 nueva clase dirigente"*, Muy influidas por tal concepcién se hallan las hipotesis que sobre los intelectuales plantea Gouldner”, El anilisis de los trabajos producidos por ambas corrientes ofrece una visi6n paradgjica de las profesiones, dado que son conceptualizadas en forma simulténea como promotoras de un futuro democratico y esta- ble y como su principal amenaza, o como poseedoras de un alto grado de altruismo y, a la vez, incapaces de asumir responsabilidades sociales. Di- chas contradicciones obedecen sobre todo a que los casos estudiados por las corrientes antagénicas han sido distintos y, a que la propia evolucién hist6rica de las profesiones ha dado cabida en su seno a fenémenos a ve- ces antagénicos y contradictorios. ‘Terence Johnson considera que en buena medida la confusi6n radi- ca en que, como se analizaré mAs adelante, todos estos estudios han ten- dido a concebir las profesiones como ocupaciones per se y no como uno de ‘sus tantos mecanismos de control institucional”. Al mismo tiempo, y en la medida que las relaciones de mercado y la penetracién estatal fueron consolidandose, tales contradicciones tendieron también a convertirse, segéin algunos autores, en las de la sociedad en su conjunto”", Abbott, por su parte, achaca los errores y contradicciones en que ha incurrido la teorfa y la historia de las profesiones, dadas las dificultades iniciales que se le planteaban, la inmensa tarea que tenfa por delante y las. importantes preguntas a las que debia responder, a que desde sus se adoptaran conceptos simplificadores. Por una parte la misma comy dad profesional indujo a que se encararan estudios de casos individuales. El hecho de que algunas profesiones parecian asemejarse més en cuanto a sus pautas organizacionales que en sus actividades condujo a que se colo- cara a las primeras como centro del andlisis. Este énfasis derivé a su vez en la idea de un comiin proceso de desarrollo, es decir en el proceso de “pro- " Bumham, J, Revolucién " Gouldner, A. Futur. ® Johnson, T., Professions. Perkin, H., Ris 22 RICARDO GONZALEZ LEANDRI fesionalizacién’. Para Abbott se trata de un concepto en buena medida falaz dado que se ocupa mas de las formas que de los contenidos de la vi- da profesional. ¥ critica, en tal sentido, a todas las corrientes precedentes con el argumento de que ignoran “el quién estaba haciendo qué a quién y ‘c6mo” concentrindose en cambio en las asociaciones, licenciaturas y otro tipo de credenciales y en los cédigos éticos. Con ello desatienden no sélo Jos contenidos de la actividad profesional sino también el contexto més general dentro del cual dichas actividades se desarrollan™. Al poner el énfasis en el desarrollo organizacional encarado de for- ma independiente y paralelo estas teorfas no han captado, segiin Abbott, la importancia de un hecho fundamental para el desarrollo de las profesio- nes: la competencia interprofesional™. Nos explayaremos més sobre estas cuestiones en préximos apartados. 2. Los primeros estudios sobre las profesiones. Los primeros estudios especificos y sistematicos sobre las profesiones tu- vieron lugar en Inglaterra de la mano de historiadores en las décadas de 1920 y 1930. Se trat6 de trabajos que en general se ocuparon del papel de las élites de las respectivos grupos ocupacionales y raramente tomaron en cuenta a los miembros medios. En general, como sigue todavia sucedien- do en muchos casos, tales estudios ensalzaron sobre todo el perfil heroico, de aquellos que eran sus miembros més relevantes y que, en muchas oca- siones eran encargados por la asociaciones profesionales mismas™. El trabajo de mayor envergadura producido en la época fue el reali- zado por Carr Saunders y Wilson. Se traté de un exhaustivo anilisi ® Abbott, A., Sytem Ihde. Ejemplos paradigmsticos de esta forma de concebir el estudio dela profesiones, ina con brio incluso hoy en dia son las obras de Clark y Cope. Clark, G., His Royal Clee of Physicians of Londo, Oxford, 1964, 2 vols; Cope, Z., The Royal Suppons of England: A History, London, 1959. AMBIVALENCIAS Y DIFICULTADES 23 veintidés profesiones a las que consideraron como conjuntos organizados de expertos que aplicaban una cultura esotérica a casos particulares®, En. tal sentido dicho estudio represent6 en buena medida un punto de infle- xi6n en los estudios sobre esta temética, a pesar de ser en gran parte un compendio de los trabajos encarados hasta entonces. Influidos en sus hip6tesis més generales por los trabajos previos de ‘Tawney, Carr Saunders y Wilson enfatizaron el papel de las profesiones como ordenadoras del proceso social, dado su caracter de puente o bisagra entre los conocimientos y el poder. Su extensa investigacién debe gran parte de su importancia al hecho de que muchos elementos de su base metodol6gica y narrativa fueron retomados por distintas e influyentes teorfas posteriores. Ambos autores colocaron especial énfasis en la voca- ci6n de servicio de las profesiones, idea que como veremos fue de,gran pero, sobre todo, iniciaron una forma de abordar el tema que derivaria luego en la famosa corriente de la “historia natural de las profesiones”, a tono con lo que estaba sucediendo en otros campos de interés hist6rico. También dieron comienzo a lo que se convertirfa en otra importante tendencia de su investigacién: la de los estudios tipolégicos”*. Este tipo de sistematizacién hist6rico-te6rica, de la que la obra cita- daes el principal ejemplo, se debi6, sobre todo, al auge que comenzaban a adquirir en esa época las ciencias sociales pero también, a las transfor- maciones que acontecfan en el mismo seno, de los grupos profesionales, producto de los importantes cambios que se estaban produciendo en los sistemas sociales y econémicos a nivel global. Un buena muestra de ello fueron los trabajos de Marshall y su polémica con Laski ya analizados en el apartado anterior”. Con posterioridad esta linea de trabajo fue continuada por una can- tidad importante de estudios de caso, tanto en Inglaterra como en Esta- ® Care Saunders, AM. y Wilson, P, The Prfsions, London, 1933. ™ Este hecho es resltado por Abbott, A. Stem. pp. 45. Marshall, "Recent." 24 RicaRDoGonzALEZ LEANDRI dos Unidos, que enfatizaban la busqueda de propiedades o caracteristicas “esenciales” de las profesiones. Tal biisqueda pecs de escasamente objeti- va dado que en su forma de clasificar los grupos ocupacionales dependié en exceso de gustos personales y orientaciones politicas. En la década del sesenta Millerson, que intentaba elaborar una nue- va teoria comprensiva de las profesiones, se vio en la necesidad de descar- tar la mayor parte de aquellos estudios de caso”. Sin embargo, a pesar de las criticas a que se vio sometida desde diversos angulos, esta corriente de las “propiedades esenciales” o traits, emparentada con el estructural fun- cionalismo, alcanz6 a tener una notable relevancia cuando en la posguerra la sociologfa norteamericana tom6 el relevo de los historiadores britdnicos encl desarrollo de la teorfa de las profesiones. 3, Funcionalismo y estructuralismo. Segiin el modo de definir la actividad profesional y la forma de encarar la investigacién, Andrew Abbott se refiere a la existencia de cuatro corrientes fundamentales en el estudio de las profesiones. Los trabajos desarrollados durante esta primera etapa a que venimos haciendo referencia fueron sub- sumidos en dos grandes versiones”. La primer versi6n, a la que denomina funcional, se encuentra en los escritos de Carr Saunders y Wilson, de Marshall y, sobre todo, de Par- sons. En este caso las profesiones son concebidas fundamentalmente co- ‘mo mecanismos de regulacién de la relaci6n asimétrica entre expertos y clientes, El proceso de profesionalizacién representa la evolucién de ga- rantias estructurales para dicho control”, En la segunda corriente, la estructuralista, las funciones desapare- cen y queda la estructura al desnudo. Ya que el contenido de la actividad son G., The Qualifying. bott, A., “System...” pp. tions, London, 1964. AMBIVALENCIAS YDIFICULTADES 25 y la relacién experto-cliente pierden importancia, las profesiones se Vierten, en tna forma de control ocupacional. Abbott situa dentro d versién a Caplow, Willensky y Millerson, autores que conciben el “pi so de profesionalizacién” como la explicacién fundamental de la di dad de propiedades y caracteristicas tipicas de las profesiones modern: La respuesta a sus dilemas la encuentran en el hecho de que much pos ocupacionales todavia no han logrado concluir su camino hacia na profesionalizacién, Por otra parte, el énfasis que esta corriente colocd en el hecho estructural tuvo mucha influencia en el desarrollo de teorfas posteriores que llegaron a cuestionar ya transformar de manera bastante radical la idea misma de la profesionalizacién™. Fue en los afios cincuenta y sesenta cuando el estudio de las profe- siones conocié un verdadero auge de la mano de logia funcionalis- ta,dado que representaban, para su vertiente mas clfsica, el paradigma de la sociedad moderna®. ‘Los autores adscriptos al funcionalismo concibieron las profesiones como promotoras de la modernidad y garantes de la cohesi6n social, Ii por definicin y, por lo tanto, ajenas y atin adversas las “burocracias las ataduras del Estado. Consideraron ademas que los profesionales, gra cas a su educaci6n especializada, a su condicién de expertos, y a su papel como grupos de presién privlegiados, eran recompensados por la socie- dad con un alto prestigio que se traducira de forma mas 0 menos inmedia~ taen elevados ingresos. Los requisitos —que pueden variar bastante de autor a autor— que “T, The Soiogy of Work, Minneapolis, 1954; Willensky, H., sveryone”,en American Journal of Sociolgy, 1964, N* 70, pp 137-158; Millrson, G., Qualifying. [pide Planteadas as las cosas notse la gran similtud existente entre algunas de estas versiones con otras posteriores radicalmente opuestas en sus objetivos y puntos de vista, como lade Johnson. Johnson, T, Prafsions and Pore. "2 Parsons, “Professions; El sista soil, Madrid, 1982; Ensayo de tert secoliln, Buenos Ate, 1967; Lat estrctra del ac scal, Madd, 1968 26 RicaRDoGonzAtez LEANDRI 10 considera esenciales para corroborar la existencia de una profesién son los siguientes: alto nivel de cultura sistematica; vocaci6n de servicio y orientacién fundamental hacia la comunidad y no hacia la pro- pia persona; formacién de “comunidades” autorreguladas por cédigos deontolégicos y un sistema de retribuciones, concebido ante todo como ‘un conjunto de simbolos de reconocimiento, que es un fin en si mismo y no un medio para alcanzar ningtin otro interés personal” Algunos autores, como Barber, consideran que de todas estas caracte- risticas es la tendencia predominantemente comunitaria, en cuanto opuesta a una orientacién hacia el propio interés, la que establece de forma mis ta- xativa la diferencia entre las profesiones y otros grupos ocupacionales y la que les otorga el papel central que ostentan en el cuerpo social". No es ex- parte, va un poco més all y, sin dejar de lado la importancia de este aspecto, sefialé también el papel fundamental de las profesiones en la transmisién de “valores centrales” de la iedad. Rueschmeyer, uno de los criticos mas sagaces de la teoria funcionalista, realiza una sintesis entre los distintos autores y considera que, basicamente, el funcionalismo conci- Goode, W., Merton R, y Huntington M., The Professions and Modern Society, New , 1969, Enla misma obra puede consutarse un importa de respuesta a muchas de las cfticas que para ese entonces recafan sobre el funcionalismo: Goode W,, “The Theoretical Limits of Professionalization", en Etzioni, A. (ed.) Semi- Profs + B., "Some problems in the Sociology of the Professions”, Dacdalus, 1963, pp. 669-688. AMBIVALENCIASY DIFICULTADES 27 be a las profesiones como “ocupaciones de servicio u orientacién hacia la comunidad que aplican un cuerpo sistematico de doctrina a problemas que son importantes para los valores centrales de la sociedad”, Lo que més se ha criticado del funcionalismo aplicado a la cu profesional es el hecho mismo de que presuponga una unidad funcional, ‘es decir, que dé por sentado que los conocimientos sisteméticos o cuerpo de doctrina de los sectores profesionales son de igual valor para todos los, ‘grupos sociales. En segundo término, que suponga también que “la socie~ dad” actiia para asegurar que los profesionales, que por definicién distri- buyen sus valores centrales, sean retribuidos de manera adecuada, como medio para seguir garantizando las actitudes altruistas que se le presupo- nen”, Tales presupuestos, como ha sido destacado por muchos autores, investigarse: qué mecanismos 0 qué actores social ‘manera, en el proceso en el que “Ia sociedad” di do, pero no menos importante, es que en esta teorfa, al igual que en muchas otras, se obvian res de los procesos sociales. tra cuesti6n es la referencia -a alos “valores centrales” de la sociedad, dificiles de detectar en realidad. Para Parsons tales “valores centrales” no se relacionan s6lo con la vocacién de servicio propia de las profesiones sino con una cuestién més amplia y compleja: el hecho de que corporizan lo que é! mismo llamé la primacta de la racionalidad cognitiva, es decir, que representan un sector vital del sistema cultural donde el pre- licaci6n particular de la ‘mecanismos mediado- % Parsons, T, “Professions.” y Sistema seca.; Ruesch onal ‘Autonomy and the Social Control of Expertise”, en Dwingwall R.,y Lewis P, The Sociolgy (of Professions, London, 1983, p. 41 " Iidem. 28 — RICARDO GONZALEZ LEANDRI dominio de tal tipo de racionalidad se presume. En referencia a tan im- portante cuestién, muchos autores consideran que Parsons sobrestimé en sus argumentos el grado de racionalidad que domina la prictica profesio- nal, no s6lo en cuanto a su contenido, sino también, con respecto a las relaciones establecidas entre colegas y con los clientes. Como sefialan tan- to Johnson como Rueschmeyer, este tipo de razonamiento elimina toda consideracién acerca de las relaciones de poder, como pueden ser la for- macién de cliques profesionales por especialidades o la existencia en ciertos pafses de minorfas étnicas dominantes en determinados sectores o grupos profesionales**. Ademds, como argumenta Abbott, buena parte de la acti- vvidad profesional descansa en meras actividades rutinarias”. A esa misma cuestién apunta la diferenciacién que realizan Burrage, Jarausch y Sige- rist, en su esquema conceptual de las profesiones, al considerar como esencial separar en toda investigacién a los “practicantes” profesionales de los incorporados al sector académico, que se ocupan, sobre todo, de las elaboraciones abstractas". Un problema afiadido es entonces también el hecho de que se haya considerado a las profesiones como elementos ho- Vinculado a aspectos de esta iltima cuestién se encuentra también otro tema muy discutido, que el funcionalismo ha considerado un presu- puesto obvio. Se trata de la consideraci6n de que el status profesional se ™ Johnson, T., Prfssions..; Rueschmeyer, D., "Professional Autonomy.” De este ‘dlumo autor pueden consultarse los siguientes trabajos que enfatizan distintos aspectos de la misma cuestién: “Structural dfferenciation, Efficiency and Power", en Amerlcan Journal of Soci 7, NP 83, pp. 1-25; "Doctors and Lawyers. A Comment on the Theory of the Professions", en Canadian Review of Seciology and Anthropology, 1964, N* 1, pp. 17-30. Langers and ther Society. A comparative Stuy ofthe Legal Presson in Germany and in the Uni- ted States, Cambridge (Mass, 1973. » Abbott, A., System in Theory and History, London, Newbury ferenciacin fue precedida por Abbott que dio gran importancia a esta cues i ascdee AMBIVALENCIASY DICULTADES 29 relaciona de manera estrecha con el grado de complejidad de los ‘ientos manejados 0 de su cuerpo de doctrina, dado que determin: ‘casos hist6ricos ponen en cuestién la validez universal de tal afirmaci Habré que admitir, con muchos criticos, que la distancia social generada en Ia relacién profesional-cliente, uno de los temas importantes de la construccién hist6rica de las profesiones, es en realidad en gran parte pro ducto de otros factores y no de los conocimientos de uno y de la ignoran- cia del otro. Volviendo a la cuestién de Ja orientacién comunitaria de los profe- sionales, bésica para el funcionalismo, debemos tomar en consideracién, su fuerte cuestionamiento no sélo externo sino también inter ido que tanto Merton como otros han considerado seriamente la posibilidad de producir un reordenamiento argumental en el modelo®. Se trata, en efec- to, de una cuestin importante, no sélo porque ocupa un lugar central en los presupuestos funcionalistas, sino también porque de ella se deriva el tema crucial —con serias derivaciones teéricas y politicas— de! control social de los expertos, que se vincula, a su vez, tanto con el desarrollo his- t6rico de las profesiones como con sus perspectivas de futuro. Ant gunta acerca de quién debe controlar a los expertos, la corriente funciona- lista responde que ellos mismos. A su vez, con respecto a cémo se arriba a tal capacidad de autocontrol, la contestacién hace referencia a un proceso negociador mediante el cual la sociedad obtiene la competencia deseada y los profesionales la confianza de sus clientes y de la comunidad, y un ele~ vado posicionamiento social. Una vez adquirida la capacidad de autocon- trol, las profesiones garantizan a la sociedad que impondran a sus miem- bros un entrenamiento y un reclutamiento cuidadosos, una adecuada organizacién y la existencia de unos c6digos éticos y de unos tribunales profesionales encargados de vigilar su acatamiento, La propa historia de la abogacta y de la Medicina asi parece demostrario. Ver Sarfati Larson, Ris..;Freidson E., Profession, Medicine... Para la abogacta constltese las ‘obras ya ctadas de Dietrich Rueschmeyer © Merton, Tera 30 Ricarpo GonzAvez Leanpri En una primera instancia, el modelo parece convincente dado que, de hecho, se basa en argumentos esgrimidos por los cuerpos profesionales mismos. Sin embargo, Rueschmeyer destaca que tales afirmaciones con- tradicen las propias reglas del funcionalismo. Por otra parte, los estudios comparativos han desestimado de manera radical tales presunciones Lawrence Stone, por ejemplo, muestra las profundas diferencias existen- tes entre el control de los sistemas de salud en EE.UU., base empitica ex de las teorias funcionalistas, y el de Alemania. Mientras en el pri- ‘mer pais dicho control est4 en buena parte en manos médicas, através de su potente organizacién corporativa, en el segundo los profesionales se ven obligados a negociar permanentemente las decisiones relevantes con asociaciones de consumidores que gozan de un importante respaldo le- gal. Segiin las premisas seialadas resulta obvio que el funcionalismo tendié a dar status te6rico a las perspectivas de las élites de determinadas profesiones, en general aquellas mis tradicionales y exitosas, dentro de ‘unos marcos nacionales muy precisos y en un particular momento de su historia. Unos fundamentos teéricos tan aprioristicos son extremadamen- te limitados, y conducen, a su vez, a que los trabajos de investigacién i crtitos dentro de esta corriente no pudieran sobrepasar cierto umbral: el de Ja mera constataci6n en ciertos grupos ocupacionales de la existencia de atributos que los acercan a la definicién ideal de una profesién. Puede concluirse en consecuencia que el funcionalismo como herramienta de investigacién no nos habla de lo que las profesiones son o fueron en reali- dad, sino de lo que pretenden ser. El que nos hayamos detenido més detalladamente en el cuestiona- miento de algunos aspectos de este modelo, no responde al descuido o al Stone, L, Limits “ Muchos son los autores que resaltan estas cuestiones. Sin embargo, se destacan las erticas de Terence Johnson y Dietrich Rueschmeyer. Freidson, E., Pofesimal Poe: A study of Institucionalization of Formal Knowleige, Chicago and London, 1986, Johnson, T., ssons..: Rueschmeyer, D., “Professional Autonomy... ‘AMBIVALENCIASY DICULTADES SI azar, sino al convencimiento de que atin actia como telén de fondo de buena parte de las investigaciones y de las opiniones vertidas con pre tensiones de uni xd, que hoy en dia se realizan sobre la cuestién profesional y que excede al surgimiento de corrientes neo-funcionalistas de estudio de las profesiones. Es mas —y a pesar de que existen otras ortodoxias que le han cerrado el paso en una medida importante— con- forma una especie de subconciente colectivo y ocupa el lugar del sentido comin, es decir, el de aquellos conceptos que, dada su obviedad, no se considera que deban ser explicitados. Esto, a su vez, avala en buena medi- da las aseveraciones de Sarfatti Larson que destacan, para la actualidad, la funcién eminentemente ideoldgica del concepto de profesién. Como tal, podrfamos agregar, permea la propia actividad “profesional” de historia- dores y socidlogos"., 4. “Profesionalizacién”. Una de las visiones que, con el tiempo, la investigacién historica ha de- mostrado que estaba basada en presupuestos en gran parte incorrectos cs la que atribuye al proceso de profesionalizacién unas pautas comunes de desarrollo y una secuencia determinada de etapas consideradas “ne- cesarias”. En la uti iscriminada, y obviamente ahist6rica, de dicho término el funcionalismo cometié los mismos errores que un con- © Sarfatti Larso Bourdieu, que tanto los ‘nmersos en pugnas por el reconocimiento y por la definicion y de sus propios cam: pos. Esto, sin dua, condiciona sus preferencias y la consiguiente adopcién de esquemas tcéricos. Consitese Bourdieu, P, Casas dichas, Buenos Aires, 1988, y Homo Academicus, }988. En la misma linea, un trabajo muy iustrativo es el de Murphy: en el. que anali {entos de ls teorias neoweberianas de clausura por imponerse en el campo sociolégico, utiizando, a su vez, esas mismas categorias. Murphy R., “The Strugele for Scholaly Recogniton. The Development of the Closure Problematic in Sociology”, Theory ‘and Society, 12, 1983. pp. 631-658, 82. RICARDO GONZALEZ LeANDRI junto de otras teorias con las que compartié importantes premisas. En tal sentido nunca se insistiré demasiado en la limitacién que implica el haber tomado como modelo exclusivo la tradicién de las profesiones anglonor- teamericanas y, especialmente, en el hecho de haber considerado como profesién paradigmética a la Medicina sobre todo en su versién esta- dounidense que, como han podido comprobar los miiltiples trabajos his- t6ricos de los titimos aiios, es més la excepcién que la regla”. El concepto de “profesionalizacién’ es por lo tanto un término, se- lo por estas versiones sociolégicas e hist6ricas menciona- das, por lo menos equfvoco cuando no falaz. Willensky en su ya famoso articulo de 1964 observ6, al analizar las fechas en que tuvieron lugar cier- tos eventos formales —creacién de primeras escuelas de formacién y en- trenamiento, primeras universidades, primeras asociaciones locales, pri 1uras y otras credenciales y establecimiento de unos oédigos éticos— que las profesio- es norteamericanas seguian una secuencia evolutiva comin. A partir de esa constatacién construy6 una narrativa para explicar el proceso. Simulténeamente otros investigadores se mostraron en desacuerdo con el orden en que Willensky situaba esos acontecimientos claves pero no con respecto a la existencia misma de etapas. Por otra parte, los casos que ha- cfan referencia al modelo briténico mostraban también secuencias bastan- te distintas a las detectadas por Willensky. Por su lado, los que tomaban como ejemplo las profesiones francesas se encontraban con fenémenos y secuencias radicalmente opuestos. ‘Varios son, por lo tanto, los factores que oscurecen esta versi6n clé- sica de la profesionalizacién. Factores que Hlegaron a pesar mucho més ‘que sus virtudes, que descansaban, sobre todo, en su facilidad a la hora de operacionalizar y medir y en seguir los derroteros de cierto sentido co- * Abbot, A. System. Freidson, E,Prfsons, Medicine... Johnson, , Larkin, G. y Saks, M, Heath © Willensky, H,, "Profesionalization.". Abbott raliza una buena ertca a sa concepeién: Abbott, A, System. pp. 11-18. AMBIVALENCIAS YDIFICULTADES 33 ‘min, afincado principalmente en determinados ambitos académicos esta- dounidenses”. El primero de los elementos oscurecedores de la teorfa es, por su- puesto, la unidireccionalidad que presupone. De hecho muchas profesio- nes no s6lo no cumplen con la totalidad de las etapas que se consideran adecuadas sino que muchas veces fracasan e incluso legan a desaparecer. Por ello hay autores que consideran fundamental el estudio de areas de trabajo consideradas marginales, de profesiones que dejan de existir o de aquellas que no logran superar un cierto grado de subordinacién en su actividad, porque no pueden 0 porque les es estratégicamente mas ade- ‘cuado mantenerse en esa situacién™. La segunda cuestién que debe destacarse es que las profesiones son entidades fundamentalmente complejas y nada homogéneas, tal como los aspectos legales que las reglamentan pudieran inducir a pensar, y como el restringido concepto de “profesionalizacién” presupone™. 5. La Escuela de Chicago. EL auge del funcionalismo y el estructuralismo se dio en forma simulté- nea a la aparici6n de otro tipo de teorias que prefiguraron muchas de las criticas que, afios mas tarde, se convertirfan en lugares comunes dentro de los campos de la sociologfa ¢ incluso, salvai con él un comin Ze dios encarados por la Escuela de Chicago implicaron uni mente novedosa de los estudios de las profesiones. En ese sentido seguian a estela de otros campos de interés sociolégico. © Abbott, A., System. Biden. 5" Abbott A. Sytem 34 RICARDO GONZALEZ LEANDRI Con su visién un tanto heterodoxa para la época los estudios de esta corriente cuestionaron, sobre todo, la forma “acartonada” con la que cl funcionalismo abordaba sus investigaciones. Por ejemplo, analizar los aspectos comunes de una escuela de peluquerfa, unos cursos para vende- dores de biblias y una determinada facultad resulta sin duda atrevido, da- do sobre todo el clima de la época, proclive a aceptar la visi6n profesional proclamada por sus élites institucionales. ‘Muy importantes fueron en tal sentido los trabajos pioneros de Hughes y también los de Becker y Strauss que en su manera de estudiar las profesiones colocaron el énfasis en los mecanismos de socializaci en fenémenos de importancia simbélica®, Su énfasis en el aprendizaje de los “roles” profesionales, como aspectos adheridos a una cierta forma de internalizar maneras de comportamiento derivadas de posiciones so- ciales establecidas, es sin duda una cuestién que a pesar del tiempo transcurrido no pierde vigencia. En tal sentido puede citarse el magni- fico ejemplo de trabajo de investigacién que representa “Boys in Whi- a an los jévenes estudiantes hasta los aspectos sociales y simbélicos que los convierten en mé- dicos®. Puede afirmarse también que estos trabajos sobre las profesiones prefiguran las investigaciones mas amplias, y de tanta importancia, de Irvin Goffman. Sin embargo, debe considerarse también el hecho de que los miem- bros de esta corriente no llegaron a ofrecer una alternativa lo suficiente- mente consolidada al funcionalismo ampliamente dominante en la época. Ello tal vez se debié a la forma particularmente flexible con la que perci- bieron la relacién entre teorfa y trat Pero esta postura que era criticada entonces puede ser sin duda re- valorizada hoy en dfa. Una perspectiva te6rica que pretende enfatizar as- pectos de indole histérica antes que atenerse a modelos estructurados y Becker, H., Geer, B,, Hughes, E., Straus, A., Boys in White, Chi thes E., Men and their Work, New York, Free Press y “Professions”, bide AMBIvALENCIAS y DICULTADES 45 cerrados tiene sin duda que asumir el estilo de investigacién fresco y de~ senfadado que en su momento presenté la escuela de Chicago, que tras ciende en mucho la importancia de los trabajos concretos que ha llegad produciry a influir. Capitulo TI La teoria y la historia de las profesiones en Ja actualidad (I) La superaci6n del funcionalismo. Las profesiones como for- mas de control institucionalizado. 1. La influencia de los cambios ideolégicos de la década de 1970 en los estudios sobre las profesiones. El funcionalismo dej6 de ser con el tiempo, al menos en forma explicita, la cortiente te6rica predominante entre los soci6logos, dado que, poco a po- co fueron emergiendo, y a veces reemergiendo, corrientes alternativas que ‘con sus criticas pusieron en jaque a la fortaleza tan bien mante ‘écadas anteriores, por el establishment sociol6gico estadounidense. En 1983 Bourdieu reflexionaba; “Pienso que la ciencia social, por prurito de respetabilidad, por aparecerse como una ciencia como las otras, porado un falso ‘paradigma’, Es decir que, finalmente, la especie de za estratégica de Columbia y Harvard, el triéngulo Parsons, Merton, La zarsfeld sobre el cual repos6 durante afios mn de una ciencia social lunificada, especie de holding intelectual que lev6 a una estrategia de do- minaci6n casi consciente, se hundi6, y creo que es un progreso considera- ble” “Alobservar el monopolio antes que las relaciones asimétricas esta- blecidas entre profesionales y clientes (en las que habia puesto énfasis el funcionalismo) las nuevas teorfas que fueron surgiendo y que algunos de- nominan “new power literature” descartaron los estudios anteriores por ex: la, en " Bourdieu P, “Puntos de referencia", en Cosas... p. 46. 38 RICARDO GONZALEZ LEANDRL légicos y reorientaron el eje del debate de las formas de j6n a sus funciones. La regularidad de la profesi ci6n dej6 de ser para ellas la de las etapas t{picas —escuela, asociacién, ley de incumbencias y credenciales y c6digo ético— para convertirse mas bien en la de sus funciones ocultas* “Tanto el cima social como el ideol6gico del momento fueron espe- cialmente propicios para una critica de las profesiones establecidas y de tes dirigentes y, por lo tanto, resulta l6gico que ésta se extendiera a aquellas teorfas que asumfan sus puntos de vista, A fines de la década de 1960 unos pocos investigadores ingleses, entre los que se destacaron Abel ‘Smith y Stevens, comenzaron en forma bastante timida a producir traba- jos que dejaron de lado la complacencia con su objeto de estudio, como habfa sido la norma hasta entonces?. En las dos décadas siguientes esta tendencia se hizo mucho més notoria, El nuevo auge del marxismo en los aos setenta, con la aparicién de corrientes en su seno, tuvo una importante repercusin en el estudio de las profesiones, dado que dio origen a algunos de los trabajos mds notables que se han escrito sobre el tema. Tal afirmacién puede reali- investigaciones a las que hacemos referencia, en particular las de Sarfatti Larson y las de Johnson, conservan hoy en dia gran parte de su vigencia porque tuvieron la virtud de no cefirse, en forma estricta, a los cénones més ortodoxos propios de la época’. Curiosamente, y de la misma manera que estaba sucediendo en la isciplina sociol6gica como globalidad, comenz6 a emerger con fuerza la revalorizacién de aspectos particulares de la obra de Max Weber. Se pro- cedié a una relectura y a una ampliaci6n de los conceptos de monopolio y, fundamentalmente de “claus jo importantes en su “obra, y que la interpretacién funcionalista habfa ignorado. La nueva co- By Stevens, R, Langers and the Courts: A Sociological Study of the En- '0-1965, London, 1967. johnson T, Profsions... Sarfatti Larson, M., Rise. LATEORA YLA HISTORIA DELASPROFESIONES ENA ACTUALIDAD (I) 99 rriente, que fue de tal manera conforméndose, definié una ambigus tele ‘Gén de continuidad y al mismo tiempo de ruptura frente a los est sntes e intent6, a su Vez, 1po, en Io que se refiere a nuestro propio objeto de estudio, se constata que dicha corriente sce ha convertido, gracias a la investigacién de procesos poco explorados, en un punto de referencia ineludible”. ‘Algunos autores sian ala obra de Elliot Freidson como formando parte de esa corriente de andi, a pesar de que no utiliza en forma plicita sus términos caracter , Aunque sus hipétesis centrales se brientan especialmente a considerar a las profesiones como ocupaciones que logran detentar un dominio téenio sobre sus propias condiciones de ‘actividad, es también cierto que fue el primero en llamar Ia atencién, en forma sistemética, sobre los mecanismos de poder adoptados por la éites de determinadas ocupaciones en st afin de convertirse en profesiones. Su investigacion sobre la profesion médica puede considerarse co- so un importante punto de ruptura con los etudios que sobre las profe- viones se venian realizando con anterioridad, aunque, ligicamente, se han fencontrado en sus afirmaciones algunas continuidades importantes con las teorias que pretendia rebatir’. Pero esto no disminuye en aaa el he- cho de que con él comenzara efectivamente un nuevo cielo, Ast lo recono- ‘cen miiltiples autores pertenecientes a las més diversas corrientes'- ‘Otro estudio que abrié nuevas y mitiples vias de investigacin fue cel de Margali Sarfatti Larson. Este trabajo, que en algunos aspectos pros gue Ia estela abierta por Freidson, también se ocupa de manera central, a in, F, “Strategies of Social Closure in Class Formation”, en Parkin F, (ed.) se Ses er Cond, 1974 Paki F Mason and Cas Te Te a 4 SO ey Poet ant Aloory nthe Sota of Da emg, 1982, 0 Te sr of Cena: ase “ron. “am Ato A Ste sateen; Bag 40 RICARDO GONZALEZ LEANDRI aunque no en forma exclusiva, de la evolucién de la profesién médica’. Podemos decir de él que, a pesar del tiempo transcurrido desde su publi- cacién y de todas las criticas que pueden hacérsele hoy en dia, sigue ofre- ciendo una de las concepciones tedricas mAs destacadas sobre la cuestién profesional”. Sarfatti Larson concibe la profesionalizacién como parte del proce- so de construccién social del capitalismo. Investiga de manera especial la relaci6n entre los proyectos profesionales e instituciones como el Estado, el mercado libre, el mercado de trabajo y el moderno sistema universita- rio. Su argumento central radica en que el profesionalismo es una fase de la racionalizaci6n capi Fue en la fase competitiva del capitalismo, propia de la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, cuando el primer proyecto profesional fue gestado. Esta fue en consecuencia una fase hist6rica especifica que fue seguida por otra en la que tal modelo pro- fesional es desbordado por sus funciones ideolégicas. En este caso, el profesionalismo pas6 a cor 1a ideologia dominante del capitalismo avanzado que justifica las desigualdades en cuanto al acceso al orden ocupacional'’. 2. Terence Johnson y las profesiones como formas de control insti- tucionalizado. Para la misma época otro autor, Terence Johnson, produjo varios ensayos que, cada uno a su manera, representaron reorientaciones claves para el devenir de la sociologia y de la ia de las profesiones'?. En primer lu- gar establecié de forma clara una fesiones no son ocupaciones per se, sino més bien una de las formas hist6- idem y Witz, A., Professions, Patriarchy... pp. 55-59. Johnson, T, Professions, Power...y "Peculiartes..”. LA TEORIA YLA HISTORIA DELAS PROFESIONESENLA ACTUALIDAD(I) 4 ricamente posibles de control institucionalizado de una ocupacién' ello establecié un verdadero punto de inflexién en los estudios sobre profesiones. Arremetié, en consecuencia, contra el mismo concep\ profesionalizacién cominmente aceptado hasta entonces, debido a que, segiin su criterio, no permitfa identificar las bases estructurales de las va- riantes en el control ocupacional, excepto en la medida de su desviacién respecto a la esperada progresividad hacia la meta final. Este error consis- te, basicamente, en considerar como tinica forma de control posible aque- lla que es tipica s6lo de la cultura anglonorteamericana, y en un momento bién observ que las causas de los errores, en que habfan incurrido hasta entonces Ia gran mayorfa de los estudios sobre los procesos de i6n, descans aban en el excesivo parroquialismo de las cien- Johnson elabora, por tanto, un modelo tedrico alternativo. Sus ar gumentaciones descansan en que, en toda sociedad diferenciada, la emer- gencia de habilidades ocupacionales especi pendencia y de distancia social y econémica'’. Al mismo tiempo, dicha chmeyer D, “Professional Autonomy..”. Al hablar de parroquialismo los critics, en gene ral ponen el éfasis en a socologa norteamericana,predomnante después de la Segunda ston prevoca cera polémica entre correntes nacionales, st los intentos de Feidson de eaborar un nuevo enfoque te6rico para laterra y Francia. Dicho autor ptaen pare las criticas que acusan a buena parte dela sociologta norteamericana de localista, las considera también injustas en muchos aspectos. Freidson, E, Prfssonaisn Reborn. * Obviamente la dependencia dela habiliad o de los conocimientos de otros ti ne el efecto de reducir el dea de las cxperiencias compatidas€ incrementa la distancia soa 42. RICARDO GONZALEZ LEANDRI especializacién introduce también la potencialidad de autonomia, a la que considera, sin embargo, que no se debe identificar en forma automética con la distancia social, Lo que esta dltima produce es, més bien, una es- tructura de incertidumbre, que algunos han denominado indetermina- ‘i6n, entre consumidores y productores. Siempre existe una cierta incerti- dumbre en las relaciones entre productores y consumidores por lo que, nes de poder determinan si es reductible a expensas de los productores 0 de los consumidores. Existen, sin embargo, determinadas ocupaciones que adquieren una capacidad de control de manera mucho més répida que otras, debido a {que su actividad se asocia a una estructura de incertidumbre més comple- ja, donde el juicio de los consumidores puede tornarse poco efectivo y cu- ya intervencién invita a la intrusién en esferas intimas o vulnerables, tan- to de la identidad individual como grupal. Obviamente su intervenci6n crea serias relaciones de tensién —reales y potenciales— por lo que, al igual que en los demés casos, varios mecanismos sociales surgen para amortiguarlas y para paliar las posibilidades de abuso. El profesionalismo es uno de ellos". Johnson considera que existen tres formas hist6ricamente identifi- cables de resolver las tensiones producto de aquella estructura de incerti- dumbre y elabora una tipologia que permite analizar sus variaciones. Para 46 Bjemplos de estos mecanismos son los contratos, los matrimonios pactados para crear lazos de sangre en el dominio de empresas comerciales los certficados de origen de los productos. Estos casos representan determinaclos aspectos de las formas institucionalizadas de control y van cambiando al comps de las variaciones en los co: rnocimientos asociados a una ocupacién. Surgen también como respuesta a problemas les emergentes y a necesidades que en gran parte son producto de las cambiantes de poder. por ello que Johnson lo redefine como un peculiar tipo de control ocupacio- como una expresiGn de la naturaleza inherente de algunas ocupaciones parti- .T, Prfssons, Power. LATEORIA Y LA HISTORIA DELASPROFESIONESENLA ACTUAUIDAD() 43 su confeccién cree necesario, por tanto, tomar en cuenta los recursos de poder que son accesibles a los grupos ocupacionales en los distintos mo- mentos. También considera importante centrar la atencién en las varia~ ciones de la relacién entre consumidores y productores, en la medida en aque ésta es afectada por la composicin de la demanda. Incluye, a su vez, otros factores: las condiciones y caracteristicas del reclutamiento, las rela- ‘ciones entre colegas, la cultura y la ideologia. La primera forma de control institucionalizado es el control cole- giado y se caracteriza por otorgar al productor la capacidad de definir tanto las necesidades del consumidor como las maneras en que éstas serén satisfechas. Una de sus caracterfsticas més salientes es el surgi- miento de asociaciones ocupacionales aut6nomas. Dentro de este tipo de control pueden diferenciarse, a su vez, dos subtipos, el descrito como profesionalizacion y que surge cuando las tensiones entre consumidores y productores son controladas por medio de un marco institucional basado ten la autoridad ocupacional, y el conocido como control corporativo pro- pio de las guild medievales"*. El patronazgo y el control comunitario constituyen la segunda for ma hist6rica de control institucionalizado. Se destaca porque, a la inversa del control colegiado, permite al consumidor definir sus propias necesida- des y la forma de satisfacerlas. Puede hablarse de un patronazgo oligarqu- ‘co cuando un sector social de tales caracteristicas puede imponer sus con- diciones a los grupos ocupacionales que le brindan servicios. El llamado patronazgo corporativo estarfa representato por la situacién actual en la gran industria, en la cual empresas de importantes dimensiones —verda- ina profesion es, entonces, slo un medio de controlar una ocupaci6n, y 1a profesionalizaion un proceso histrico espectin que afects a eras ocupacones en un Tugary un momento deterinados,y noun proceso pore cual deben pasar necesaramen te todas las ocupaciones debido a sus caractrfticas “esenciales" El profesionalismo se hhabria dado en su estado mis puro en la Gran Bretaia del siglo XIX, y el control corporati- ‘yon a tardia edad media con el surgimiento de las guild, como consecuencia del incipien {te proceso de urbanizacién. idem. 44 RICARDO GONZALEZ LEANDRI deras redes corporativas— imponen la definicién del campo a unas ocupa- ciones dependientes. El control comunitario emerge como consecuencia de Ia actividad de comunidades pioneras y, en general, aislads. En la actualidad se hace presente a través de las intenciones y proyectos de gru- pos y asociaciones de consumidores. El tercer y iltimo tipo de control se regi " sgistra cuando una tercera par- te hace de intermediaria en la relacién entre consumidores y iene Historicamente ha revestidodistinta formas entre las que se destaca, por su importancia, la mediacién estatal. Por iiltimo, conviene destacar que existen muchos modos posibles de resolver la tensién existente entre consumidores y productores. En tal sentido, debe tomarse en cuenta rtancia del efecto histérico de largo plazo que puede producir el predor control en un momento dado. bios sociales por los que puede atravesar una ocupacién, a veces no eliminan de su seno aspectos de su estructura de control previa”. _ Con posterioridad lleg6 a la importante conclusién, que se convirti6 en eje central de debate dentro de la teorfa de las profesiones, de que el proceso hist6rico de institucionalizacién de las profesiones es algo indiso- luble del propio proceso de consolidacién estatal, como tendremos opor- tunidad de analizar en un apartado especifico™. 3. Clausura y sistemas profesionales. Algo similar a lo que ocurre con las investigaciones de Freidson sucede con la obra temprana de Randall Collins: es considerada por muchos como '” Johnson cita el caso de algunas profe actual spacer nies ase rere apostate ee peat ef epiealaoet “allele tra ‘grandes corporaciones o del Estado. Ibidem, oe omens ™ Johnson, T,, “Peculiarities...”. LLATEORIA YLA HISTORIA DELASFROFESIONESENLAACTUAUDAD(1) 45 uno de los puntales de la corriente de la “clausura social”, a pesar de que no utilizé tal término en forma explicita y preferia hablar de “teoria del En sus trabajos més recientes, en cambio, silo hace y combina con! ambos conceptos"" Este fendmeno se debe a que, en buena medida, se ha intepretado de una manera demasiado laxa el conjunto de teorfas especificas que, en distinto dos a la relaci6n establ hecho, en su clasificacién de las teorias sobre las prof ott ubica, de una manera un tanto excesiva, a todos los autores que he- sefalado dentro de una misma corriente de estudios, posterior al funcionalismo, a la que denomina “new power literature ‘Sin embargo, hubo planteos que fueron eruciales para el desarrollo és espectfico de la problemitica de la “causura” y que no fueron toma- dos en cuenta por Abbott. Estos fueron los de Frank Parkin y la profundizacién, tanto de sus teorias como de las de Webes, encarada por Raymond Murphy quien, a su vez, ealiz6 seria incursiones en su aplica: cién como modelo de interpretaci6n global’. Dentro de esta corriente 4 Collins, R., Confit Seco Sociedad Credencalita, Una Seca 1982; “Market Closure and the C Torstendahl R., Prgfsions, They. a orentacin pueden ser consultadas en Murphy “ritque and development ofthe theories of Weber, Sacology, 1984, vol. XXXV, N*4, pp. 547-67. 7 Abbott considera que con posterioridad al funcionalismo y estructualismo sedesarrllan dos escuelas. Una, ala que denomina en algunas ocasiones “escuca del monopolio” y en otras “nueva ure) en la ‘cual ubica a Freidson, a Sarfati, a Johnson y a algunos otros, y una fal” o neofuncionalista de la que cta como ejemplos a Bledstein y a Haskell. "Strategies of Socal Closure in Class Formation”, en Parkin F, (ed) 'R, "Power and Autonomy in the Sociology of Edtr 1,"The Structure of Closure: a critique..." Explanatory Science, New York, 1975; La calucacion y la estraifcaciin, Madrid, sand Parkin’, British Journal of 46 RICARDO GONZALEZ LEANDRI ‘merece una mencién aparte, por su importancia, pero también por el he- cho de utilizar los conceptos weberianos en su sentido original, el estudio de Jeffrey Berlant sobre los distintos mecanismos de monopolio imple- ‘mentados hist6ricamente por las profesiones médicas de Inglaterra y Esta- dos Unidos*. Como en otras reas, estas dos concepciones, la neoweberiana y la neomarxista, que condujeron hasta limites extremos su comin con- dicién de “neos”, comenzaron a converger’®. Tanto el hecho de la im- portancia de ambas corrientes en la teoria de las profesiones como el de su convergencia posterior no dejan de ser, sin embargo, cuestiones altamente parad6jicas para algunos autores”, Estos sefialan que fue precisamente el auge de tales teorias clasicas el que arrastr6 al estudio de las profesiones a una posicién marginal, de la cual cost6 mucho salir a socidlogos e historiadores. La cuestién clave fue que las profesiones encajaban mal en las teorfas de ambos autores clasicos, que elaboraron conceptos como el de “clase” y “burocracia” que se convirtieron en fuente de interpreta- cidn global y en verdaderas “ideas fuerza”. El poco resquicio dejado por ambos conceptos omnicomprensivos hizo que las profesiones fue- ran concebidas durante mucho tiempo como un extrailo estrato inter- medio al servicio de las clases dominantes 0 como meramente engulli- das por el fenémeno burocritico”. Los artfculos en los que Murphy criticé a Parkin, Collins y al mismo Weber fueron, en tal sentido, un excelente ejemplo de intento de convergencia entre ambas corrientes”, Es en este punto en el que » Bernt, J, Prfssions, Monopoly ® Vease, por ejemplo Murphy R., “Exploitation or Exclusion’, en Socilagy, 1985, vol. 19, N82, pp. 225-243. “Introduction: The professions in Sociology and History”, en Bu- » Professions, Theory. La TEORIA YLA HISTORIA DELASPROFESIONESENLA ACTUALIDAD(T) 47 algunos autores consideran que los trabajos de Sarfatti Larson, Freid- son y Johnson se han convertido en una nueva ortodoxia”®, ‘Sin embargo, otras perspectivas criticaron algunos aspectos de tales enfoques. A la luz de las nuevas corrientes de estudio sobre el Estado se comenzé a criticar el excesivo anclaje de sus investigaciones en la sociedad ysen especial, en la problemética de clases, y el hecho de que se soslayaran las profundas vinculaciones histéricas de las profesiones con el aparato estatal. Una sintesis de estas intenciones de “centrar” al Estado, puede consultarse en el articulo, hoy en difa clasico, de Theda Scokpol, “Bringing the State Back in”, al que haremos referencia més adelante. Sin embargo, es bueno aclarar que muchas de las crticas que comenzaron a aflorar bajo tales premisas pueden aplicarse con rigurosidad s6lo a adaptaciones vul- gares, dado que los trabajos originales, como el de Freidson, fueron siem- pre muy prudentes, y si bien no estudiaron en forma especifica el papel del Estado, no dejaron nunca de considerarlo como un elemento crucial en la historia de las profesiones. El caso de Johnson es, sin embargo, mas curioso, debido a que fue él mismo quien critic6, por tal motivo, sus pro- pios trabajos anteriores”. Desde otra perspectiva se ha criticado que, al colocar el énfasis en Jos aspectos organizacionales, estas nuevas teorfas que priman el estudio de las relaciones de poder, en realidad representan un punto de ruptura mucho menos radical del que proclaman con respecto al funcionalismo y ‘otras teorias anteriores". El punto culminante de esa especie de conver- ‘gencia entre corrientes tradicionales e innovadoras es ejemplificado con la obra de Magalli Sarfati Larson. Conviene aqui sin embargo aclarar, de la misma forma que hemos hecho en el apartado anterior, que tales criticas pecan de una cierta imprecisin. En realidad, unos comentarios que pre- ® Witz, A., Prfesions and Patriarchy, London y New York, 1992. Burrage, M., “Introduction Johnson, T, “The State and the Profesions; peculiarities ofthe British” en Gi dens, A..y Mackenzie G,, (eds) Social Class and the Division of Labour, Cambridge, 1982. © Abbott, A. System. 48 RICARDO GONZALEZ LEANDRI tenden abarcar a toda la “new power literature” se basan casi de forma exclu- siva en estudios més bien tempranos y en autores que, como es el caso de Sarfatti Larson, slo de manera periférica forman parte de ella. Escasas son las referencias a Collins y menos atin a Parkin y a aquellos que utiliza- ron y refinaron el concepto de clausura social y ocupacional de manera posterior. Por lo tanto, las criticas que autores como Abbott realizan a los trabajos de Sarfatti Larson, pertinentes y correctas, no pueden sin embar- go extrapolarse a la teorfa de la clausura social o a la new power literature en. su conjunto”. Hecha esta aclaracién creemos sin embargo que los matices ‘que introducen poseen relevancia tedrica. Abbott considera que Sarfatti Larson, si bien innov6 y cambié r: calmente el sentido que hasta entonces se daba a los conceptos de profe- si6n y de profesionalizacién, no deja de abordar los mismos temas clésicos de la literatura anglo-americana, aceptando en gran medida sus presu- uestos y la existencia misma de un proceso de “profesionalizacién” con sus etapas claramente determinadas™. El antiguo modelo era aceptado, sin embargo, por nuevos motivos. EI énfasis de esta autora en considerar a los grupos profesionales como jones tendentes al dominio del mercado, la condujo a excluir de a las profesiones de Europa continental, con escasa indepen- dencia del Estado, y a descartar en el Ambito anglo-estadounidense a las profesiones “organizativas”, como la el dlero y el civil service, que Presentan rasgos de continuidad con el modelo europeo. Por otra parte, se le criticé también que, al priorizar de una manera tan contundente la ca- pacidad de dominio, no encaré el estudio de profesiones subordinadas, como la enfermeria, que sin duda presentan importantes matices™. Ibid, ™ Ibtdem. ™ La obra de Witz, encarada aos después, desmiente en gran medida tal afirma- cin. A pesarde ls critcas que, como veremos en un cap(tulo posterior, realiza ala teoria de la dausura social a encuentra especialmente Gitil para explicarciertas peculiaridades de Ja evolucion histérica de la enfermeria en Gran Bretafia, como “proyecto profesional LATEORIAYLA HISTORIA DELASPROFESIONESENLA ACTUALIDAD (I) 49) tra critica que Abbott personifica en las figuras de Berlant y Lar- son, aunque en forma légica excluye a Freidson, es el hecho de que esta corriente se ocupa fundamentalmente de consecuencias sociales externas derivadas del status o de la actividad profesional”. Esta argumentacién le brinda la oportunidad de presentar su propia teorfa, otro de los trabajos fundamentales de la di Se trata, segiin sus palabras, de una teorfa comprensiva que pretende minar las comunes deficiencias en que habfan incurrido el conjunto de las, investigaciones previas y superar el concepto tradicional, mas profesionalizacién, tal cual se deriva de la sociologia de los afios cincuenta y sesenta. Para ello apela fundamentalmente al concepto de jurisdiccién. Razona de tal manera al colocar la actividad efectivamente realiza- da por un grupo profesional en el centro de su teorfa. De hecho la idea de jurisdicci6n hace referencia al vinculo existente entre una profesién y su trabajo. Considera, por ello, que una teorfa verdaderamente comprensiva de las profesiones debe ocuparse sobre todo del contenido espectfico y variable de su actividad y del desarrollo de las relaciones interprofesiona- Jes, a Jo que alude fundamentalmente el término jurisdiccién®*, Retomando conceptos de las teorfas previas define a las profe ‘como ocupaciones exclusivas que aplican algtin tipo de conoci abstractos a casos particulares. Las preguntas subyacentes a esta det ci6n general se vinculan a la ya citada interrelacién profesional y, de ma- que los grupos ocupacionales controlan nar a los competidores que reps na a su propio dominio. Pero Abbott considera al propio tiempo que el control sin com- petencia es algo trivial, y que en consecuencia el estudio de las formas or- Witz, A, Prins, rir * Abbout, A, System. % Idem. 50 RICARDO GONZALEZ LEANDAL ‘ganizativas que adoptan las profesiones, si bien muestra cémo controlan y aplican sus conocimientos, no nos puede explicar porqué emergen, cudn- do lo hacen o por qué a veces tienen éxito y a veces fracasan. Sélo el andli- sis de la competencia puede dar cuenta de ello”. La evolucién de las profesiones es por lo tanto, para este autor, el resultado de su interrelaci6n, que se halla a su vez determinada por el de- sarrollo de las formas de control sobre sus habilidades y conocimientos. Este control puede ejercerse de dos maneras: a través de la técnica per se 0 por medio de los conocimientos abstractos. En este tiltimo caso las habili- dades précticas pasan a depender de un sistema de saberes altamente ela- borado de lo que se deriva que el dominio de la ocupacién descansa en el control de las abstracciones. Concluye, por consiguiente, que dado que las técnicas pueden ser delegadas a otros trabajadores, la abstraccién es la caracterfstica que mejor identifica a las profesiones, dado que sitia a la competencia interprofesional alejada de la competencia entre ocupaciones en general. En consecuencia, s6lo un sistema de conocimientos gobernado por abstracciones puede redefinir los objetivos de los grupos profesionales, defenderlos de posibles competidores y orientarlos hacia la solucién de nuevos problemas. Estas facilitan la supervivencia en el compet iste- ma de las profesiones. De tal manera, observamos c6mo Abbott ha construido su particu- lar marco de interpretacién de las profesiones. A diferencia de muchos miembros de la new power literature sitia siempre primero a la cultura y habilidades y al grado de abstracci6n. Pero también se distancia de la es- cuela funcionalista. Ello se debe, fundamentalmente, a que para él el gra- do de abstraccién representa sobre todo un recurso, sin duda el més im- portante, en el sistema de competencia entre profesiones y determina a su. , dado que el grado necesario para sobrevivir varia segiin cl tiempo y el lugar. Aclara en tal sentido, seguramente para enfatizar atin mis sus diferencias con los anélisis funcionalistas, que lo que verdadera- " Dhidem. LLATHORIA YLA HISTORIA DE LAS PROFESIONESENLA ACTUALIDAD() 51 mente importa es si la abstracci6n es suficiente para competir en un con- texto social e hist6rico determinado, y no su telaci6n con alggin supuesto standard absoluto™. EI modelo tesrico construido por Abbott para el estudio de las pro- fesiones es, sin duda, un esquema sdlido que mejora aspectos que el con- junto de las teorias € investigaciones previas habian resuelto de manera poco satisfactoria. En especial, introduce interesantes matices en la teoria de la clausura al concebir el trabajo concreto y el grado de abstraccién co- ‘mo formas importantes de la competencia interprofesional. Sin embargo, se le ha criticado mucho el hecho de que considere al Estado s6lo como un mero contexto, excesivamente formal, de la actividad de las profesiones”. Puede afirmarse, por ello, que Abbott elabora una concepcién de las polt- ticas gubernamentales con respecto a la cuestion profesional que en algu- nos aspectos es muy semejante a las del Estado no interventor, propias del funcionalismo y del estructuralismo previos. * Ihde 2 Johnson, Sacks.

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