You are on page 1of 36
lS edit. vs REVISTA ESCOLAR DEL CONSEJO NACIONAL DE ENSERANZA PRIMARIA Y NORMAL Director: Colaboran en este nimero de Garibaldi, Electra Vilaboa de 4 Bianchi, Nikda Novo, Jorge Chebatarot, Alvaro A Figueredo, Serafin J, Garcia, Juan José Moro: ee: soli, Hugo Rodrigues, Dr. Fedevico J. Salvera- Carlos Alberto Garibaldi Fernan Silva Valdés, Juan Antonio Viu- Consejo Nacional de Ensefanza rcs an Daniel D. Vidar. y Normal: Mastran. Presidente: Sr. Oscar Seeco Ellauri., lercedes Antelo, Elsa Carafi de Mar- Ricprclieese Se Flee de Olveres, Eland And Vocal: Sra. Blanca Samonati i Jo Hernandez, Jorge Carrozzino y * & — pee peat cain, Se ‘ El cuello de la botella (Cuento é Literatura nacional: La Victoria {Divino Sol! Poesia de Luisa Lecturas expariolas: El olivo. : fee “hlencias compesinas: La luz ene : Poemas de José Asuncion Historia nacional: Artigas y la sal La nutri. Georfin dal Uragiy: Métanos del erate: Bt canine « ta escuela platense. s ruguay: Luisa Luisi, José Luis Por el riundo de los insectos ey A a Ines (termites. ae Historia de ta navegacié ar — Wiest beret: ft mar Metres, Paginas nuestros: El ombi. ria americana: Quemando las nave J) aio de tos animales dominios: Los |) wacanos J © Piebtos amosos de la antigiedad: Los con: quistadores mongoles. “DS Leyendas del Canada: El hijo del sol Espejo det _mundo: Los cereales. Plataforma continental. Edad de los ooéanos. La supuesta raza roja 0 cobrisa. Comparaciones inexac- tas. Aviones @ reaccién Grénicas uruguayas: Las pencas. En el mundo selvicola: Et telégrajo de la selva. Riquesas de América: Aves productoras de uano. Vidas ejemplares: Un gran amigo de los nifios. A > Fsculturas de José Luis Zorrilla de San Martin. Maestros de la pintura moderna: Camino con eipreses, Anciano campesine. Pinturas de Vi- —eente Van Gogh. La expresién del nifio: Dibujos injantles. zl Defensa de la salud: La leche, el mejor ali- ease nee Kees Van Dongen: Los pequeiios caballos. MONTEVIDEO — URUGUAY Buick fuera de comerco, antes ae ee Inmprato on BAREEIRO eee ee poe EEVCUELLO. DEO LA apariencia habia una mas mi, serable que las otras, a pesar de ser la mas elevada; era tan ve- tusta que parecia estar a punto de hundirse. Sélo pobres personas la ha- bitaban, pero en donde la indigencia resaltaba en toda su desnuder, era en, una buhardilla, en cuya ventana se veia una mala jaula que no tenia siquiera un bebedero usual: en su lu- gar figuraba un cuello de botella ta- pado con un corcho que conservaba el agua y que iba a beber un lindo canario. Sin parecer preocuparse de su miserable habitacién, el pajarillo saltaba alegremente de palito en pa- lito, y cantaba sus més alegres can- ciones, sobre todo cuando-su ama, una anciana, le ponia un poco de le- chuga. —Ya puedes cantar — dijo el cue- Tio, es decir no lo dijo en alta vor, pues no sabia hablar més que otro cualquier cuelio de botella, pero lo pensaba, como cuando nosotros ha- blamos con nosotros mismos, —Nada te impide cantar — re- plicé — Has conservado todos tus miembros. Pero quisiera ver qué ha- rias si, como yo, hubieses perdido todo ef cuerpo, si no tuvieses mas que el cuello y la boca, y ain ésta tapada con un corcho. Seguramente no cantarias. Pero no te detengas: bueno es que haya un ser alegre en esta casa. Yo no tengo razén alguna para cantar, y ademas no podria ha- cerlo, En otros tiempos, cuando era una botella entera, cantaba cuando me frotaban con un pano de lana. Y ademas los hombres cantaban en ‘mi honor, me celebraban; ;Quién sabe cuantas cosas amables me dijeron ‘cuando asisti al paseo campestre, en que se celebro ia proxima boda de la hija del peletero! Me parece que fue ayer, sin embargo. jCuantas aven- turas he tenido desde entonces! Qué existencia mas accidentada la mia! He estado en el fuego, en el agua, en Ja tierra, y més alto, en los aires, que Ja generalidad de las eriaturas huma- nas. Y pens6 en el horno lemeante en que la botella habia nacido, en el modo eémo la habjan formado, con el soplete, de una masa liquida e hir- viente, Estaba atin templada cuando miré el ardoroso fuego del que salia y tuvo tentaciones de volver a él y Tevolearse en las abrasadas cenizas Pero a medida que se enfriaba sen- N una estrecha y tortuosa calle compuesta de casas de pobre (Cuento) tia un vivo placer de figurar en el mundo como un ser particular y dis- tinto, en no permanecer confundida entre la masa hirviente por mas bri- Uante y transparente que fuese. La pusieron en las filas de un regimiento completo de botellas, sus hermanas, que habian salido del mismo horno; eran de tamafio y formas diversas, unas, botelias de champagne, las otras simples botellas de cerveza. Estaban separadas entre si, segiin el uuso a que se destinaban, Expidiendo las botellas en todas direcciones, dentro de cajas y cuida- dosamente’ envueltas con heno, el transporte se verified con mucha pre- caucion ¥ nuestra botella vio en esto luna prueba de respeto. La caja en que se encontraba fue bajada a la bodega de un tabernero, donde por primera vez fue enjuagada, La pusie- Ton @ un lado, vacia y sin tapon; le faltaba algo que no sabia qué Al fin, fue Henada con excelente vino de un viedo eélebre, le pusie- ron un coreho que laeraron y un r6- Sy Zw BOTELLA tulo con estas palabras: Primera ca- Nidad. Estaba tan orgullosa como un colegial que ha merecido el premio @ honor, y tenia razén: el vino era Pueno y la botella poseia un vidrio sdlido y sin granulaciones. La subie- ron a ia tienda Un dia vinieron a comprarla: se la levé el aprendiz de un peletero que pedido el mejor vino. La pu- sieron en un cesto de provisio. nes con un jamén, un salchichén, un queso, manteca, pan blanco y’ sa broso. La hija del peletero fue la que uardé todo esto. Era joven y bonita; fen sus grandes ojos ‘morenos lucia una sonrisa tan agradable como la de sus sonrosados labios. Era la joven mas hermosa de toda la ciudad. Todas las amistades subieron en un coche para trasladarse al. bos. que. Miraba el rostro de la jo- ven, un compafiero de infancia, el hijo del pintor de retratos. Acababa de pasar con éxito el examen de ca- pitén de marina mercante, y al otro dia debia embarcarse en un buque a su mando que se daria a la vela para lejanas costas. Cuando Hegaron debajo de los ar- oles los jévenes hablaron aparte. La botella oyé ain menos que los otros Jo que se decfan, pues seguia metida en el cesto; cuando al fin la sacaron, Jo primero’ que vio fue el rostro de Ja joven, radiante de felicidad. Todos estaban alegres y reian con fruicion, EI peletero tomé la botella y la des- tap6. El cuello no olvidé nunca el momento solemne en que por vez primera saearon el corcho que Io ta- aba, jSchnapl dijo con una sereni- dad de buen agiero; y murmuré sua- ves glus-glus, cuando escanciaron el vino en las copas. iVivan los prometidos! — ex clamé el peletero —. El joven marino besé respetuosamente la mano de su novia. —iQue el destino os colme de ven- tura! — replicé el papa — El joven lené de nuevo los vasos, y dijo: —Be- bamos por mi feliz regreso; dentro de un afio celebraremos la boda, Y cuando hubieron bebido tomé la bo- fella y exclamé: —Has servido para festejar el dia mas hermoso de vida, Después de esto no debes desem- pear ningin papel en el mundo, ues no encontrarias una funcié més digna —. Y con fuerza, tird la botella por los aires. La joven pensé “A — - | Pi ae eer eh ee oe mucho después volverfa a verla vo- | Jar, en muy distintas circunstancias. La’ botella cayé sin romperse en un matorral a orillas de un estanque, y tuvo tiempo de reflexionar en la in- gratitud humana, —Yo les he dado un vino excelente — se decia — y en pago me Ilenan de agua cenagosa. No veia ya al alegre grupo, pero lo oyé cantar durante muchas horas. Cuando hubieron partido Iegaron dos nifios campesinos que jugando en el matorral vieron 1a botella y se la levaron a su casa. La vispera habian recibido la visita de su hermano ma- yor, un marinero que debia embar- ‘arse al dia siguiente para un largo viaje y habia ido a despedirse de su familia, La madre se ocupaba en hacerle tun paquete con cuanto Ie parecia que podria necesitar durante el viaje, y llené 1a botella con ron de primera calidad. —Asi estars bien — dijo la ma ‘re —; basta con una botella para no tener dolor de estémago durante todo el viaje. Hete pues a la botella lanzada de nuevo a la corriente del mundo. El marinero, Pedro Jansen, la recibid con placer y se la Ilevé a bordo de su buque, el mismo que mandaba el ca- pitan prometido de la hija del pele- tero. El capitén no vio la botella, y ademas no la habria reconocido. —Este es el mejor remedio — de- cian los marineros cuando Pedro Jan- sen la sacaba para dar un vasito a los compaheros que tenian dolor de es- tomago, Eta una mitsica agradable para ellos el ruido del coreho cuando sacaban el tapén, Mientras contuvo una gota del precioso licor, la tuvie- ron én gran estima; pero un dia se encontrd vacia, absolutamente vaci La pusieron en un rincén y nadie se cups mas de ella. He aqui que un dia se levanté una tempestad y enormes olas sacudieron al buque con violencia. Se rompié el palo mayor, aparecié una via de agua, las borabas resultaron impoten- tes, y en la tenebrosa noche el bu- que se hundié. Pero, en el altimo momento, el joven capitan escribié al resplandor de los relémpagos en una hoja de papel: —jPor favor! Perece- mos — Agregé el nombre del buque, el suyo y el de su prometida. Luego introdujo el papel en la primera bote- lla que encontré a mano, la tapé bien y la lanz6 a las embravecidas olas. La botella que en un tiempo le es- cancié la dich y la alegria, conte- nia ahora este ierrible mensaje de muerte, El buque desaparecié con toda su tripulacion; la botella saltaba de ola en ola. Vio el sol levantarse y acostarse; cuando el horizonte estaba encendido, recordaba su horno natal y sentia el deseo violento de precipi tarse hacia el inflamado globo, va que no tardé en cansarse de flotar solitaria a través de los vientos, ya hacia et-norte, ya hacia el sur. Bn dénde se hallaba? ;En qué di- receién bogar para llegar a su pais? La botella nada sabia; se dejaba lle- var, lanzada a derecha e izquierda, cansada ya de aquella existen gabunda, De pronto fue a rodar a ori- las de una playa, donde la recogie. ron. No comprendié una palabra de lo que decia la gente, pues el pais estaba separado por centenares de le- guas del suyo, y el idioma que alli se hablaba era distinto. Después de ha- berla examinado en todos sentidos, la abrieron para sacar el papel que con. tenia. Digronle muchas vueltas, dele. treandolo, pero nadie pudo compren- der lo que alli habia escrito. Adivi- naban que procedia de un bareo que habia naufragado, y que de esto tra- taba la carta, ‘pero nada mas. Des- pués de haber consultado en vano al més sabio del pueblo, volvieron a po- ner el papel en la botella. Cada vez que legaba un extranjero, le mostraban el papel, pero ninguno sa: bia el idioma en que estaba escrito. Después de haber permanecido un aio en el armario, 1a botella fue suc bida al granero, donde el polvo y las telarafias la cubrieron prontamente. Recordaba con amargura los dias fe- lices en que escanciaba el deleitoso vino, alla, bajo las freseas arboledas del bosque, y luego en las horas en que se mecia sobre las ondas, porta dora de un postrer adiés, Permanecié veinte afios consumiéndose en la so- edad del granero, hasta que un buen dia comenzaron a derribar 1a casa para reedificarla, Cuando quitaron el tejado la vieron y alguien parecié recordar quién eta} pero ella siguié sin entender una palabra de lo que se decia, “Si hubiera permanecido abajo, pensaba, habria acabado por saber la lengua del pafs; aqui arriba, sola con los ratones y las arafias, no he podido instruirme La lavaron con esmero siete veces. Al sentirse otra vez limpia y trans. parente, le embargé de nuevo su pa- sada alegria. En cuanto al papel que hasta entonces habia conservado fiel- mente, perecié en el jabén, La He- naron’ con semillas de plantas del sur que expidieron al norte, Bien ta- pada, lacrada y envuelta, la coloca- ron en un rineén oscuro de un navio, donde no vio luz durante el trayecto. Finalmente llegé a su destino. ;Qué molestia se han tomado en envolver esta botella!, dijeron al sacarla. Y seguramente esta rota. Nada de 50, Ja botella estaba intacta, y, por afia- didura, entendia todas las palabras que se pronuneiaban: era el mismo Tenguaje que habian hablado delante de ella en el horno, en casa del ta- bernero, en el bosque, en el primer Duque. Habia regresado, pues, a su patria, Fue tanta su alegria que por poco se resbala de manos del que la tenia, y en su emocion, apenas sintic que le quitaban las semnillas. Cuando recobré tranquilidad, se hallé en el fondo de una bodega, donde la olvi- daron durante afos. —Bueno — se decfa para conso- larse —, jen donde se puede estar mejor que en su pais, aunque sea en tun sétano oscuro y htimedo? Llegé el dia en que el propietario se mudé de casa, Ievandose todas sus botellas, Habia hecho fortuna e iba a habitar un palacio. Dio una gran fiesta, Por la noche se colgaron en los arboles del parque farolillos de color que parecian linternas incen- diadas. La noche era hermosa; relu- cian las estrellas alrededor de una luna nueva que era una maravilla. En los lugares més apartados, como no habia suficientes farolillos, ‘se ha- ian colocado botellas con velas de sebo; nuestra botella fue una de ellas. Estaba encantada. Al fin volvio a ver los arboles, a oir alegre musica, cantos de fiesta. Tan contenta estaba de su suerte, que olvidé los veinte afios de reclusién en el granero y to- dos sus demas percances, Vio pasar a su lado dos novios. Entonces recordé Ia botella al joven capitén y ala linda hija del peietero, y toda la escena del bosque. El parque habia sido abierto al pi- blico; los curiosos aflufan para con- templar las maravillas de la fiesta. Entre ellos iba sola una mujer sol- tera y anciana, Al ver a los novios penso en otros prometidos, recordé Ia escena del bosque en que la bo- {ella acababa de pensar. Era la hija del peletero. Aquella hora habia sido Ia més feliz de su vida, un momento inolvidable. Pas6 al lado de la botella sin reconocerla; la botella tampoco reconocié a la hija del peletero, ya que nada le quedaba hoy de la be- leza de otro tiempo. Asi sucede 0 menudo en la vida: se pasa al lado de algiin amigo sin saberlo. Sin em- argo, debian volverse a encontrar. Al fin de la fiesta, la botella fue ti rada y recogida por un_nifio que la vendio en un chelin, Pasé a. casa de un tabernero que la lend de buen vino. Luego fue vendida a un aeronauta que debia subir en globo el domingo siguiente. Llegé él dia; se hallaba reunida cantidad grande de gente para contemplar el espectaculo, muy nuevo en aquel en tones. Una banda militar ejecutabo piezas agradables y las autoridades ‘ocupaban un paleo. La botella todo lo veia por los intersticios de un cesto, ignorando lo que iba a suceder. Mi: raba con curiosidad el globo “hen- chirse cada vez mas, y agitarse con violencia hasta que cortaron los ca bles que lo sujetaban; entonces, de un violento empuje, se lanz6 al es. pacio, levéndose al aeronauta, al cesto y a la botella. ‘Miles de personas tendian el cuello siguiendo al globo con la vista, y en. tre ellas, la anciana soltera. Estaba asomada a la ventana de su buhar- dilla, de donde colgaba 1a jaula de un canario que no tenia aun bebe- dero, y ten{a que contentarse con un platillo rajado. Vio la anciana al aeronauta que se sirvié buenos va- sos de vino en las alturas para be- berlo a la salud de los espectadores y que al fin tird la botella, la que se puso a bajar, dando volteretas. Este descenso en plena libertad la sumia en el colmo de la alegria. ;Qué or- gullosa estaba de ver los gemelos y anteojos apuntados hacia ella! ;Pa- taphin!, héla que cae sobre un tejado y se rompe en dos; los pedazos Tue- dan y caen al patio con estruendo, excepto el cuello, tan bien cortado como si lo hubiesen hecho con un diamante. Los habitantes del_ piso bajo salieron y recogieron e] cuello de la botella. ‘—Serfa_un magnifico bebedero para un pajaro — dijeron pensando en la anciana que habitaba la bu. hardilla. La anciana lo acepto con gratitud; le puso un corcho, y boca arriba fue atado a Ja jaula y llenado de agua. El canario, que ahora po- dia beber mas a gusto, entoné me- lodiosos trinos. Muy. contento quedo 3 et cuelio con este recibimiento que él atribuia a sus famosas aventuras. Cierto dia la anciana evocaba, con una antigua amiga, con los ojos Tlenos -ée lagrimas, sus viejos recuerdos. Ha- ‘blo del joven capitan, del almuerzo en el bosque; muchas ideas brotaron de su mente, pero no pudo ocurrirsele ni adivinér que tenia en su ventana un testigo de su pasada dicha: el cuello de la botella cuyo vino habia servido para brindar por su boda préxima, El cuello no la reconocié tampoco. No habia escuchado lo que decian, ya que noté que no se extasiaban ante sus pasmosas aventu- ras, y su reciente caida desde lo alto de los cielos. HANS CHRISTIAN ANDERSEN (Yeren at culdado de Veriad Rlsso de Gariblis) Literatura nacional ae eR DIVINO SOL: {DIINO sol! ;Divino soll... Peneteas aparon pea cp, ime eubro de corolas como humano rosal, y brotan de mis labios canciones y sonrisas: ¥ es clara, como tuya, la luz de mis pupilas, y es dulee, como tuya, esta alma mia, primavera, Divino salt... ;Divino sol. derramarme en los campos, jugar con las frondas, y madurar la mies. 7¥o soy un sol humano que se derrama en cantos, Y penetran las almas mis melddicos rayos: ye misma soy el sol, que sobre el grande y negro panorama del alma atbre en luz, en corolas, en cantos y esperanzas su sed inestinguible de amor y de piedad! jExtiendo mis dos manos abiertas sobre el mundo 4 de ells brota en haces toda la lus solar! Divino soll... ;Divino soll... Hermano, Siibeme a ti y contigo demos a toda vida su gracia primordial; ye siento que soy una con tu divina lumbre, ¥ siento que en tu seno me absorbes como a nube, y siento que en mi brilla tu luz meridional, jEstréchame en tus brazos de Juego y de alegria, y esparzan sobre el mundo mi amor y mi poesia Tas mit agujas de oro de tu esplendente faz! Yo quiero LA VICTORIA, DE SAMOTRACIA OM, Victoria, Victoria, mirmot divino, como yo condenada a la inmovilidad; con toda el alma puesta en las alas abiertas imutilada en el impetu supremo de volar. Ansia de movimiento... Ankelo de elevarse, de correr, de subir en wilelo magistral: deseo doloroso a fuerza de imposible, de andar... de andar... de andar Oh, Victoria, Victoria de Samotracia, imagen de mi vida toda inmovilidad eit el marmol divino, hecho céreel de vuelo, ‘ansia desesperada, enorme, de volar... Lecturas aparolas EL OLIVO UNQUE me taches de inmodesto te diré que soy olivicultor eminente. El olive me apa- ma; cl olivo es, entre todos, el arbol de mi predileccién; las encielopedias — yo no las he ‘manejado nunca — te contardn la historia de este ar- bol. Lo tinico que yo te puedo decir es que el olivo ex taba dedicado a Minerva, En mis olives tienen su man- sién, como es Iégico, los mochuelos; el refrin dice: cada mochuelo a su olivo. El mochuelo sabes ti que es un ave castizamenté ateniense, EL olivo es un Srbol delicado, tan delicado como uun_ intelectual todo nervios; tan delicado como un vie bratil poeta lirieo; delicado y décil al propio tiempo. Delicado porque eualquier lesién en sus raices que le infiera el arado 0 la azada le ofende mucho. Con el olivo se puede hacer todo, cuando es joven; suma im. portaneia tiene en él la forma que demos a su copa; la mas conveniente forma es la baja, achaparrada, con las ramas colgantes, como las de un sauce Iorén, y con un claro en el centro a fin de que todo el olivo pueda ventilarse y se eviten de este modo las enfermedades que amenazan al Grbol. El olivo se aprovecha todo: la aceituna produce el aceite y sirve también, adobada, para sustento; la madera del olivo es blanca y consis. tente; en la peana del arbol esa madera tiene hermosas yetas; el ramaje, cuando la-poda, alimenta la Jumbre; de todos los fuegos te puedo decir que el que mis me place en las sonochadas de invierno, en los frios ama- heceres, es el fuego del olivo, ya de los troncos, tron- cos de olivos caducos, ya de las ramas, que producen viva y alegradora chamarasca y Henan la casa de un grato olor. Los olivares los tengo yo plantados en el Carrascal, unos de azafranares, y ottos de vifiedos; no faltan tampoco los sembrados. Se me ha olvidado de- cirte antes que el olivo para ser prédigo y benefactor ex todo, hasta produce en su vejez una especie de goma Jlamada olivina y que dicen que es vulneraria. Cuando trajinando por le casa, manejando para tales o cuales menesteres navaja o cuchillo, nos hagamos una corta- dura, probaremos a curarla con el bilsamo del olivo que yo guardo a prevencién en una redoma. ; azonisy Historia nacional ARTIGAS Y LA SALUD PUBLICA paginas, que los aspectos més destacados de la personalidad de Artigas no son, como en general se supone, erréneariente, los militares. La grandeza de nuestro Héroe, esa grandeza que le coloca en la cuspide entre los prohombres de América, ra- dica en su pensamiento politico, en sus ‘A hemos dicho en otras opor- tunidades, desde estas mismas ideas y sus obras en beneficio de los pueblos y en sus extraordinarias @ titudes de gobernante: todo lo preveia y todo lo realizaba para mejorar las condiciones de vida, para aumentar la cultura y para proporcionar medios de trabajo @ los habitantes de las Pro- vineias de su Protectorado. Fundacién de escuelas y bibliotecas, reparto de tierras laborables, leyes justas y acti. videdes comerciales bien orientadas, todo eso hizo Artigas durante ta época de su fecundo gobierno en Pu- rificacién, afios 1815 - 16, y con ello propendid eficazmente al desarrollo ' social de sus pueblos. La salud piblica fue otra de sus constantes preocupaciones; hoy nos concretaremos a relatar un solo epi- sodio que lo demuestra. Corria el aiio 1816, y en la Provin- cia de Misiones se insinué una epide- mia de viruela que, ademas de hacer estragos en su foco de origen, empez6 a propagarse rapidamente a las demas provincias. Era un peligro gravisimo, y com- prendiéndolo asi Artigas pidié urgen- temente al Cabildo de Montevideo que se le enviaran todas las dosis de vacunas que fuera posible, expre- sando en su nota de fecha 17 de marzo de 1816: ‘“‘Seré benéfica ciertamente Ja multiplicacién de la vacuna, tanto ‘en nuestra Provincia como en Entre Rios, Corrientes y Misiones, donde las viruelas hacen fatales estragos””. Debemos aclarar que la vacuna an tivaridlica habia sido descubierta y experimentada por el médico inglés Eduardo Jenner en el afio 1776, pero que recién fue librada al uso publico™ alrededor de 1800. Que apenas quince — afios mas adelante nuestro Artigas la conociera y resolviera utilizarla para sofocar una epitiemia, es un hecho no- table que revela hasta qué: punto aquel gobernante se preocupaba por Jos problemas de la salud piblica, Poco después, al acusar recibo del primer envio, Artigas dice al Cabildo: “He recibido los vidrios de Vacuna, dos lancetas y los tres ejemplares que sirven de instruceién para propagarla, Procuraré remitirlas a las demas Pro- vineias, deseando eficazmente la ex- tensién de este general consuelo a la humanidad”” Las remesas de vacunas se sucedie- ron con gran frecuencia, la epidemia fue dominada y, para mayor gloria de Artigas, queds registrado en nues- tra Historia un hecho que deja bien de manifiesto las brillantes dotes de gobernante que adornaban al Précer platense, Iwo Antonio Vases, FG gfafia, dal Uruguay, Médanos del Litoral Platense © pasan muchos dias sin que el estuario llamado Rio dela Plata, sea sacudido con bastante violencia por Ja furia de los vientos del cuadrante sur. En forma bastante regular estas sacudidas se deben al pampero, pero también las sudestadas y el viento sur hacen sentir de vez en cuando su poderosa influencia; revuelven. las aguas del estuario, levantando olas que recuerdan las de los mares y que se arrojan con preferencia sobre Ta costa uruguaya, mientras las aguas se tifien de un color marrén rojizo, denunciando la abundancia de limos que tapizan los fondos. Ante el. irresistible impetu del oleaje, y golpeadas por la metralla de ‘cantos de rocas y de grava, ceden las rocas més duras, que se desmenuzan con el tiempo, y bajo el vaivén de las aguas turbulentas, grandes masas de arena son lanzadas implacablemente _ ala costa. Parte de esta arena, pro- cede de los acarreos realizados lenta- mente, y en forma especial en las erecidas, por los rfos Parand, Uru guay y otros menores. Donde habitualmente rompen las las, se forman barras alargadas, que se hacen visibles durante las bajan- tes. Otras se originan a raiz de la lu- cha entablada entre las aguas de los tributarios platenses que tienden a desaguar y el oleaje platense que descarga su furia en sentido contra- rio. Durante la marea baja, estas ba- rras forman cordones alargados que junto a las bocas fluviales se Haman flechas. Nuevos temporales provocan su desplazamiento hacia la_ costa, hasta que finalmente se sueldan a ella Convertidas en tierra firme, co- mienza la acci6n del viento. La arena desecada, en alas del aire en mo- vimiento, vuela tierra adentro, Si en- cuentra un obstaculo cualquiera, se acumula para formar monticulos a- mados médanos 0 dunas. Si el viento persiste cobrando impetu, Ios méda hos van ereciendo paulatinamente de altura, con una ladera suave del lado de dontle sopla el viento, y una la. dera empinada del lado contrario, De Ja primera, los materiales son barri- dos con violencia cayendo por las pendientes de la segunda, y mientras Jos granos silfceos son asi traslada- dos en forma continua, Ia duna pa- rece caminar suavemente en la di- reccién hacia donde marcha el viento Un ejército de plantas adaptadas a la vida de los arenales espera los monticulos que se desplazan. Sus si- mientes se hunden en la masa mévil y blanquecina y brotan y extienden sus largos tallos, rizomas y raices, aferrandose al material inestable, hasta darle fijeza. Alli estén el sene- cio carnoso y de flores amarillas, la lefiosa chirea de monte, el junco’ de copos que recuerdan los del algodon, la marcela medicinal, el pasto que traza cireulos sobre la arena. Si las plantas triunfan en la lucha, el médano termina por ser fijado, y de duna viva, pasa a ser duna muerta, Pero si fracasan, la arena sigue avai zando y sepulta a los vegetales h cigndolos perecer. Entonces el hom- bre-que ve la amenaza que se cierne sobre los caminos, las viviendas y los cultivos, presiente el peligro, y re. suelve intervenir en el combate. Acude a diversos procedimientos para detener la marcha de la arena: coloca vallados, generalmente de madera, a los que eleva a medida que son ente. rrados; planta pinos, acacia de los arenales y otros arboles 0 arbustos para contener las particulas volado- ras y reducir la fuerza del, viento, Pero estas labores de contentién de- ben ser realizadas con tenacidad e inteligencia; de lo contrario, los mé- danos pueden llegar a sepultar hasta los propios plantios de pinos y avan. zar implacablemente. En nuestro amplio litoral exten- dido a lo largo del Plata, las zonas medanosas son bastante extensas, y se contintan por la costa del Atlin- tico, Parte de la arena ya ha sido fic jada por plantaciones artificiales. Se ha alejado en muchos puntos el pe- ligro de invasién por la arena en mo- vimiento, y al amainar la furia del viento se han creado condiciones cli. maticas mas favorables en todo el li- toral, aunque eso si, en detrimento de la belleza primitiva y salvaje de los montfeulos inquietos y de nivea blaneura, que en las tardes serenas y Feposadas ocultan su singular dina. mismo, Yorge Chebatarot E encuentran con frecuencia en nuestro pais cier- tos monticulos de barro, muy resistentes, de cima hemisférica y rugosa, y que el vulgo atri- buye en general al trabajo de las hormigas. Se trata en realidad de construcciones realizadas por las formes 0 termites, insectos isdpteros, pequefios, gene- ralmente de abdomen blanco, que viven formando so- ciedades atin mas complejas que las de las hormigas, sus enemigas irreconciliables. Tales construcciones son mis comunes y de mayor tamafio en las regiones tro- picales, donde Ilegan a alcanzar alturas superiores a las de un hombre, dando al paisaje una fisonomia singular. Se les aplica a estos edificios el nombre de termiteros, y su coloracién es variable, de acuerdo con los tonos {que ofrece el suelo tipico de las localidades donde se hhallan instalados, aunque a veces aparecen sobre tron. cos de Arboles. Habitualmente las termites pasan inadvertidas, pues siendo en general lucifugas (huyen de la luz), y traba~ jando en galerias o dentro de los termiteros herméti- camente cerrados, s6lo pueden verse cuando los téineles por donde circulan o las construcciones que les sirven de viviendas son destruidas. Entonces puede observarse que se trata de sociedades de insectos donde hay una profunda division en castas, siendo los individuos de cada grupo muy diferentes y aptos para evar a cabo funeiones de naturaleza diversa. ‘Las obreras, que son en la mayoria de los casos cie- gas, realizan los principales trabajos del termitero: cons- ftruccion, reparaciones, bisqueda del alimento, alimen- tacién de los incapaces de hacerlo por si mismos, como los soldados y la reina del termitero, etc, Los soldados constituyen una casta de ociosos, pero bien provistos de mandibulas a veces de tamafio desproporcionado con respecto al resto del cuerpo, 0 de aparatos especiales que pueden lanzar un liquido capaz de paralizar a los enemigos; su actividad esta restringida a los casos de ataque del termitero por otros insectos, especialmente las hormigas. La reina, yace muy oculta en una cavidad especial, junto al rey, muy timido y de tamafio mucho menor que el de aquélla. La pareja real es objeto de cuidados muy solicitos de parte de las obreras, y la reina, que pone hueveeillos continuamente para asegu- rar la perpetuacion de la sociedad, parece dirigir de un modo misterioso 12 colonia. Por el mundo de -los insectos SOCIEDADES DE TERMITES Una vez al afio, el termitero silencioso y con sus habitantes sumidos en la oscuridad se anima, Por ori- ficios abiertos por los soldados salen a la luz millares de termites aladas, siendo presas una gran parte de ellas de las aves y de otros enemigos que se sacian sus expensas, Las que se salvan, forman parejas y se deshacen de sus alas, fundando en algin hueco del suelo 0 de resto de arbol, la base de una colonia, Su alimento prineipal es la madera, y asi como ata- can los Arboles y arbustos, se introducen también en las paredes de lés casas hechas de madera, en los mue- les y hasta en algunos instrumentos de labor, a los, que terminan por ahuecar y minar. Hacen sus cons- trucciones utilizando barro, ‘arena, saliva y exeremen- tos, y construyen edificios tan sdlidos que éstos resisten perennemente a las Iluvias y cuando el hombre ha te- nido que reducirlos por oponerse como obstaculo al tra. zado de caminos y vias férreas, ha debido recurrir a 1a dinamita u otros explosivos. En regiones secas se procuran el agua trayéndola desde grandes profundidades, elevandola poco a poco a través de escondidas galerias verticales. La colonia se mantiene unida mientras perdura la reina, Si ésta deja de poner huevos o si muere, es sus- tituida répidamente por otra, a veces robada de otro termitero. De lo contrario toda la sociedad se disgreza, como un organismo que le faltara el érgano director: Dentro del termitero, la reina representa el corazn y el cerebro del conjunto; las obreras realizan los traba- jos que aseguran la alimentacién y la proteccién contra las influencias hostiles del medio ambiente; los solda- dos tienen como funcién esencial la defensa de la colo- nia contra los enemigos. orye Chebatarot Historia de la navegacién El hombre y la piragua L camino recorrido por el género humano antes de llegar a la construccién de los grandes y se- guros navios fue muy largo. Pero en la actua- lidad puede-reconstruirse todo ese extenso pro- eso si fijamos nuestra atencién en los mal llamados pueblos primitivos, los cuales euentan con los més va- Tiados medios de navegacién, desde los mas elementa- les a los mas perfeccionados. La més simple de las embarcaciones es un tronco de arbol, sobre el que se acuesta el tripulante y lo im- pulsa remando con !0s brazos 0 bien se sienta sobre el mismo y Tema con un tosco palo achatado en uno de sus extremos. Este tipo de embarcacién se ha observado en el norte de Australia, en Nueva Guinea y en la region amazénica. ._Un segundo paso est representado por la balsa Esta se construye uniendo haces de juncos, como lo efectiian los indios del lago Titicaca y'los negros ribe- refios del alto Nilo, o con grandes troncos atados con ianas, tal cual lo hacen los indostanicos de la costa del Coromandel con sus ‘‘catamaranes'” 0 como lo hacian los ineas del antiguo Peri al emprender sus viajes ha- cia la Polinesia. Otras curiosas especies de balsa_se construyen recubriendo con arcilla grandes cestas lla madas “coritas’) en el bajo rio Colorado, Mexico, 0 alin echando al agua una enorme vasija de barro cocido, como sucede en Assam, India. El tereer tipo de embareacién, difundido en todo el mundo, es 1a piragua, que presenta muchas variedades fen su confeceién, Hay piraguas fabricadas con cortezas de Arbol co- sidas cuidadosamente. Asi son las de ciertas tribus ca- nadienses, las de algunos indios amazénicos y las de los yaganes del extremo meridional de nuestro con. tinente. Las tipicas piraguas estan construidas con un solo tronco de arbol ahuecado por medio del fuego 0 por el empleo de instrumentos de piedra, método este ultimo, que supone un lento y afanoso trabajo colectivo, La vou piragua, igual que el término canoa, es de origen caribe, pero se ha extendido actualmente a una gran cantidad de lenguas. Esta ¢lase de embarcacién de tronco ahuecado se halla en Africa, Asia, parte de Ocea- nia y en vastas zonas de América Otras piraguas sélo poseen una armazin de madera y estén recubiertas por cueros. Esto significa que son originarias de paises sin arboles, ya sean estepas cu- biertas por hierbas o tundras cubiertas por liquenes y musgos. En las praderas norteamericanas los indio= pies negros, comanches y otros las hacen con cuero de Bisonte mientras que en la tundra helada del norte de Canada los esquimales las construyen con piel de foca. Los esquimales poseen dos tipos de embarcacio- nes: el “umiak”’, llamado barco de las mujeres, que se ‘emplea para el transporte de los enseres y la pesca de Ja ballena, y el ““kayak”’, pequeno, individual, ajustado herméticamente a la cintura del 'remero, que se usa para el arponeamiento de la foca. El ‘‘kayak’” puede volear facilmente, pero su tripulante lo endereza con dos golpes de remo y continda su caza como si nada hubiese ocurrido. Un iiltimo grupo de piraguas se construye con plan- chas de madera unidas con asfalto, tal cual lo hacen los sudcalifornianos del litoral pacifico. Las embarcaciones dobles 0 con balancines de los polinesios sefialan una etapa superior. Con ellas se efec. {tian largas navegaciones y el empleo de la vela las co- loca ya entre los navios de ultramar, mucho mas per- feccionados que las piraguas fluviales 0 costeras. 0 Eoelene aeeatra EL OMBU L ombii es el arbol mas popular, mas querido y representative de nuestro pais. No-hay estan- cia, ni rancho viejo, ni pulperia de campafia, ni antiguo caserén ciu- dadano de los arrabales o aledaios de nuestras ciudades, sin su correspon diente omba. Algunas personas, con Iimitado sentido de la belleza y aun del patriotismo, dicen con tono mate. rialista que el ombii no sirve para nada, porque no produce lefia para el fuego. Debemos combatir esta infun- dada afirmacién equivocada y hasta antipatriética. Si todo érbol constituye un elemento estético dentro de pai- saje, el ombti cumple esa misién en alto grado. Su copa es inmensa, re- donda, de un verde oscuro mantenido durante casi todo el afio. Su tronco, proporcionado al espacio que abarca su follaje; y sus raicés, que emergen de la tierra rodeando a ese tronco, toman formas caprichosas, formas que a veces, vistas desde lejos, han hecho decir que asemejan ‘‘un despere- zamiento de leones”. Ademés, esas raices enormes y desiguales que se extienden rodeatidolo, al quedar bajo su amplia y fresca sombra, convidan al descanso; son como los sillones de tuna sala al aire libre; y esto es tan real, que en el campo, en las estancias, chacras o simplés ranchos, durante el verano las familias hacen sus reunio- nes bajo el ombui, tomando su mate, comiendo su asado, recibiendo las vi- sitas... y hasta los novios, por la no- che, se sientan sobre alguna de sus raices para hablarse de amor y pen- sar en el futuro. iQue no da lefia... que su madera fofa y porosa no es madera, a tal punto que cientificamente no se cla- sifica como Arbol sino como una in- mensa hierba!... ;Qué importa ello? iQue la lefia la produzcan otros vege. tales. .. no se lo vamos a pedir todo a 41, como esos nifios que todo lo, espe: ran de su bondadoso abuelo! El nos da belleza, nos da sombra, primario techo, cantos de paijaros, leyendas De éstas, de las leyendas, quiero anotar para mis lectores de “El Gri- lo”, esta que me parece la mis her- mosa y que he podido comprobar que tiene su real porqué. Dicen que el ombi es eterno, porque no muere nunca. En verdad, nunca he podido hallar ningin ombé seco, ;Cémo es posible esto? Sin embargo resulta muy sencillo, y-es lo que leno de emocién he podido comprobar: el grueso tronco se seca por un lado, se va haciendo polvo, al. mismo tiempo que por el lado opuesto reverdece como si echara savia nueva, como muriéndose por un lado y viviendo por el otro, Esto lo dice ya un naturalista nacido en Mon- tevideo llamado Marcos Sastre, y yo Jo he podide comprobar observando un viejo ombii sito en la Rambla Na- ciones Unidas a la altura del puerto Mamado del Buceo. iEl ombi... cuantos episodios, cuantas escenas, ya domésticas, ya de trascendencia histérica se realiza- ron bajo su sombra inmensa en la vida de nuestros campesinos! Si hasta se narra que los soldados de la Patria, los lanceros gauchos, probaban el em: puje de su brazo, y la buena rienda de sus caballos, atropeliando al tronco del ombti y clavandole la punta de su lanza -en su cérne fofa, silenciosa, de cuya herida, en vez de sangre, ma- haba un jugo ineoloro como una lé- grima. iOh, el ombii! ;A su noble amparo se realizairon fiestas, se bailaron perico- nes, se hicieron noviazgos, se apala- braron negocios, se dieron cita los eau. dillos que partian para la guerra, se conspiré contra las tiranias, se dele. trearon las silabas de las palabras Li- bertad ¢ Independencia! 10h, el ombi, nuestro érbol abuelo, grande, bueno, sin espinas, manso, me- dicinal, testigo de nuestra historia de pais libre... cudntas siestas he dor- mido a tu sombra, cudntas madruga- das heme despertado al canto de tus aves, bajo el toldo verde y fresco de tus grandes y jugosas ramas! Rema Silva Valaée | | sobre el paisanaje, que no per- dia oportunidad de participar en elas, © por lo menos de ir a pre- senciarlas, era aun mayor el entu- siasmo colectivo cuando se realizaban pencas o carreras de caballos. Periédicamente solfa programarlas el mismo vascu Olazabal, en la mag- nifica pista de tres trillos, siempre limpios y esmeradamente nivelados, que destinaba a ese fin, y que estaba situada muy cerea de su pulperia. La diferencia entre carreras y pen- cas consistia en que las primeras T las corridas de sortijas ejer- cian una poderosa atraccion eran disputadas por dos caballos sola mente, mientras que las segundas re- querian Ia intervencién de varios ani- males y constaban de una etapa ini- ial, donde los participantes conten. dian en grupos de tres — denomina- dos ternos —, y otra final, que se efectuaba al dia siguiente, y en la {que se enfrentaban los ganadores par clales de la vispera, surgiendo de esa Crénicas uruguayas ul LAS PENCAS iltima competencia el triunfador de. finitivo. Don Gumersindo, que como buen criollo era muy aficionado a las ea rreras, tenia un hermoso parejero alazin, de gran renombre en el pago, porque no obstante haber interve- nido en numerosas pencas conti- nuaba manteniendo gallardamente su condicién de invieto. En cierta oportunidad organizé Ola. zibal un torneo hipico de cardcter in- ternacional, donde tomarian parte dos caballos brasilefios — uno oscuro y un moro — también invictos, de cuya velocidad contébanse maravi. Was. Y aunque muchos otros pingos lugarefios de fama competirian con ellos, todas las esperanzas de los mo- radores de la zona estaban puestas en el alazin, que era el iinico capaz de salir aitoso de aquella prueba de fuego. Durante largos dias no se hablé en varias leguas a la redonda de otra cosa que de las extraordinarias pen. cas en cuestién, Tolentino Juarez, compositor de bien ganadas mentas, habia asumido la responsabilidad de cuidar el alazin; cuyo sedoso pelaje resplandecia como el oro a medida que el parejero iba adquiriendo es- tado. Y en cuanto al vareador, era uun simpitico negrito. apodado '*Ca- moati"’, que pesaria unos cuarenta y cinco kilos a lo sumo, y que por lo tanto posefa un fisico muy adecuado para tal funcion. El dia de la iniciacion de la prueba, la pulperia y sus adyacencias ofre cian un aspecto inusitade. Todo el vecindario dei lugar — y también mucha gente de’ otros pagos. — ha- biase reunido alli para presenciar el acontecimiento. Por entre la muche- dumbre que marginaba la pista de carreras desplazabanse con gran difi. cultad los muchachones, vendedores ocasionales de pasteles, rosquetes al- mibarados, tortas fritas y bizeochos con anis. En las carpas hacindbanse Jos mas. sedientos, demandando re- frescos de limonada o grosella, ¥ en. tre las “‘aparcerias” de los distintos pingos, cruzibanse sin tregua las apuestas, El eneargado de bajar la bandera solemne y ties, aguardaba el ins: tante de evar ‘a cabo su delicada misin. Y otro tanto ocurria con los sentenciadores, estratégicamente ubi: cados al final dg los trillos, Se corrieron tres ternos ese dia, resultando vencedores el oscuro, el alazin y el moro, que dieron facil cuenta de sus respectivos contrin. cantes. Y a la tarde siguiente, en una carrera Ilena de alfernativas que mantuvo en suspenso al _numeroso gentio, gané la instancia decisiva el parejero de don Gumersindo. Luego de las felicitaciones y los abrazos de préctica, volvimos todos contentos a la estancia, Hasta mi viejo amigo Fausto Ruiz, siempre tan calmoso y reposado, manifestaba su alegria riendo por cualquier motivo, en tanto que sus ojos resplandecian con un brillo nuevo. Serajin J. Oar En el mundo selvicola EL TELEGRAFO DE LA SELVA suponen que los Mamados salvajes son criaturas oscuras, ignorantes y torpes. Nada mis equivo cado, Los habitantes de la selva poseen una serie de recursos sorprendentemente ingeniosos para sobrepo- nerse a la limitacién de sus medios, y si bien no cuen tan con grandes inventos mecanicos emplean su inteli- gencia de modo agudo y sagaz. ‘Muchos exploradores de zonas selviticas en las cua- les jamas habia»penetrado un hombre blanco han ha- ado que los indigenas se adelantaban a recibirlos sin manifestar ningiin asombro, y ello era porque habian sido avisados mediante ingeniosos sistemas de senal acerca de la presencia del extranjero. Europeos res! dentes en Australia han manifestado que de pronto uno de los peones nativos de sus establecimienios desapa- recia misteriosamente para reaparecer después de mi chos dias del mismo modo. Al ser interrogado el indi- gena aclaraba que habia recibido un mensaje de su tribu, desde muy lejos, sin revelar los medios emplea. dos, ¥ éstos y muchos més hechos demostraron que existian formas de comunicacién que escapaban a la comprensién del hombre blanco y que eran dominio privado y seereto del tan despreciado salvaje. Investigadores han ido a Ja selva para estudiar de OS orgullosos hombres de las ciudades, que se han criado muy lejos de la naturaleza virgen, cerca estos fendmenos y han llegado a la conclusion de que existe toda una telegrafia, basada en sefales, que difunde las notieias con velocidad inusitada a lo largo de centenas de quilometros Uno de los medios empleados es 12 voz humana y el sonido del tambor cuando los pueblos viven en las selvas tupidas, y otro es la sefal éptica cuando habitan en_ grandes Wanuras herbiceas. Se ha advertido tam~ bién que las sefiales acisticas 0 sea las de sonidos co. rresponden generalmente a pueblos de agricultores, mientras que las Opticas o visuales son las preferidas por'los némadas ganaderos o los eazadores, pero no se hha comprendido que en este caso no es la ocupacion sino la geografia la que selecciona los medios mas ap- tos, Bn efecto, en un bosque no pueden hacerse sefales, de humo mientras que en las Tanuras inmensas no existe la caja acistica natural de la selva Los negritos aetas. pigmeos que habitan la isla de Luzén, en las Filipinas, tienen un sistema de alaridos que equivalen a '*;Quién eres?, ;Necesitas algo? Todo va bien", y asi por el estilo. En ‘la India, los aldeanos, se trasmiten de caserio a caserio mediante gritos ya convenidos 1a sefal de que un tigre anda cerca y es de ver entonces con la prisa que se aprestan los nati- vos a luchar con el devorador de hombres. Pero la voz humana no tiene un gran radio de accién y hay que apelar entonces a medios mas pode- rosos. En Sudan y Cameriin se utilizan las flautas; ea racoles marinos convertidos en trompetas sitven para trasmitir ordenes 0 anunciar acontecimientos entre los islefios de las Carolinas, los, caribes de Sudamérica y iertas tribus del oeste del Africa; los bantiis del occi- dente, también africanos, usan unos agudos y penetran- tes caramillos, audibles a grandes distancia El mis difundido instrumento es el tambor, origi- nario de las comunidades agricolas inferiores de’ Africa Occidental, América del Sur y Nueva Guinea. Hay una gtan variedad de tambores. Existen algunos de enorme tamafo, construidos con el tronco ahuecado de un atbol de varios metros de largo, que resuenan como, sordos truenos en la floresta, ecuatorial; otros son de forma redondeada y su lonia esta construida con piel; los hay extrafiamente labrados como los de los bansa del Ca- meriin, que tienen formas de fantasticos animales y son también de madera. El tam-tam de los tambores tras- mite toda clase de mensajes: anuncia buenas y malas noticias; da cuenta del paso de los exploradores y sus safaris de indigenas; convoca a las festividades religio- sas; avisa que hay duelo o que un nuevo rey sera co ronado; suena pata declarar la guerra y suena para ce lebrar la paz. Pero cada vez y en cada oportunidad su mensaje tiene un nimero establecido de golpes que trasmiten fielmente las noticias a puestos de retrasmi sin para que éstas vuelen a través de la selva sombrria, Los tambores sdlo les hablan a los hombres Para los dioses de la:selva se usa otra voz y se recurre a otto tipo de instrumentos. Todo lo deserito nos ensena que el telégrafo no es una invencién exclusiva del hombre de Oceidente sino que hasta las més desamparadas co munidades poseen medios de comunicacién sutiles que hablan bien a las claras de la inteligencia universal del rey de la creacién. Danet D. vidart, Riquezas de América 13 Aves productoras de guano RENTE a la costa pacifica del Peri existen algu- has islas completamente Aridas, de desolado as ecto. En ellas se nota una total carencia de ve. getacién, Sin embargo, pese a su aridez de desierto, una in- tensa vida animal prospera en esas islas inundadas de sol y_ acariciadas por el mar. Cormoranes y otras aves productoras del guano, vi ven alli en comunidad en colonias de una densidad im- presionante, La superficie de estas islas esta completamente cubierta por los nidos de dichas aves, Para tener una idea de su numero, recordemos que se ha calculado que existen por término, medio 314 nidos por cada decdmetro cuadrado, Si agregamos que generalmente cada pareja cria tres pichones, en esa area viven més de 1500 aves. Los nidos, construidos en el suelo, tienen forma ci- lindrica y en su composieién entra ademas de las plu. ‘mas el propio guano de las aves. En estos pajaros lama la atencién los lazos instin- tivos que los mantienen siempre unidos, Hacen juntos sus nidos y en grupos buscan sus alimentos. Nunca pescan aisladamente, pues cuando alguno localiza un banco de peces, avisa a todo el grupo. Los principales productores del guano’ peruano, son Jos cormoranes, pero no los inicos. Hay otras dos especies que contribuyen a acrecentar su. produecion Son los lamados piqueros y los aleatraces El cormordn, llamado también cuervo marino, es un pjaro de regular tamafio; parado, mide tunos cin. cuenta centimetros de alto. En tierra, cuando se tras. Jada de un lado a otro, por su andar nos recuerda al pin- giiino, Su plumaje semeja una vestimenta parecida a la de este tltimo. Luce una gran pechera blanca y un traje negro con reflejos verdosos o azulados que le cubre el resto del cuerpo, EL atavio de los piqueros es menos serio. Plumas muy blancas cubren el cuello, pecho y patas. El resto del ‘cuerpo es también negro. En estas aves el pico es largo y con la extremidad curva. Las caracteriza el formidable apetito con que de- voran considerables cantidades de pescado, diariamente. Cada ejemplar produce en un afo 15 kilogramos de guano, y se ha caleulado un depésito, sobre cada diez me- tros cuadrados, de una tonelada de tal producto. Por ello se ha comparado a las aves del guano con verdaderas maquinas que transforman el pescado en ese preciado fertilizante, Los cormoranes son verdaderos pescadores de super- fice; no se interesan por los peces de las eapas més pro. fundas. En cambio los piqueros, con las alas replegadas, se dejan caer verticalmente en’el agua, legando a cap. turar los peces a profundidades respetables. Los aleatraces, por su parte, abandonan las costas para buscar las presas que apetecen, en lugares alejados del océano. Cuando por diferentes causas de origen atmostérico, Jas aguas de 1a costa sufren un aumento de temperatura y se producen lluvias, una parte del guano, es arrastrado hasta el mar, Las aguas cambian de color y adquieren un olor nauseabundo. Al infectarse éstas, 1os peces que viven en la super- Pon. Lava): ficie, mueren y los pajaros, por su parte, también pere- cen en grandes cantidades cuando no optan por emigrar 8 otras regiones, abandonando nidos y pichones. Son los cormoranes que pescan superficialmente, 1és que mas sufren en tanto que aleatraces y piqueros se ven menos afectados, pues buscan en aguas més profundas 0 mas lejanas su sustento, Las descritas, son las caracteristicas y condiciones de vida de los pajaros que constituyen el origen de una verdadera riqueza natural que el hombre emplea para mejorar su propia existencia, riqueza-de la que hemos hablado en un nimero anterior de “El Grillo’. Buctre Vl 4 Vidas ejemplares Un gran amigo de los nifios Joos Roger Bale. principios de siglo, afio 1906, Hegé nuestra Capital un barco que nes traia una carga de esperanzas, que se materfalizaban en jévenes inmigran- tes espafioles, de brazos fuertes y co Fazones encendidos en tos més nobles sentimientos, Un eslabon mas de 1a cadena que, de Juan Diaz de Solis a la fecha, se liende desde la madre patria, para nuestra felicidad de pueblo joven, ne- cesitado de capital humano de pri- meta calidad, Entre ellos un jovencito de dieciséis, afios, oriundo de la suave Cataluia que besa el Mediterraneo y que per- fuman montes de naranjos y olives Su nombre: José Roger Balet. En nuestro puerto, ni familiares ni aroigos lo esperan; deambula por nuestras calles en procura de trabajo que le permita lograr techo y sus: tento, La suerte no lo acompaiia y lo encuentra la noche tendido en un baneo de Ia Plaza Caganeha, Sumergido en tristes pensamientos, comienza a arrepentirse de su gran aventura, cuando un montevideano anénimo, guiado por un impulso ge. neroso, 1e coloea en Ja mano dos pesos, Con ellos comié y sacé pasaje para Buenos Aires, pasaje que en aquel en- tonees sélo costaba un peso. En la gran Capital vecina se empled en un bazar y comenz6 lo que habria de ser su gran carrera comercial en Ja que gané millones, Actualmente sus bazares Iucen en ambas margenes det Plata. Pero lo verdaderamente grande y Gigno, lo que debe ser conocido por todos los nifios uruguayos y argenti nos, ¢3 el destino generosd que don José Roger Balet da a una gran parte de su fortuna, que le hace, merecedor del titulo que damos a esta. pagina: “Un gran amigo de los nizios Pese al esfuerzo yeneroso de nues- tro Estado y de muchos hombres de bien, que han contribuido a levantar maynificos edificios, todavia. faltan muchos buenos locales escolares. Es que el progreso es incesante, ¥ e] nile mero de nifios y de escuelas crece en proporcién que desborda los mas ge- nerosas impulsos, Comprendiéndolo asi, el Sr. Roger Ralet ha querido construir can su di- nero, dos magnitieos locales para es- cuelas en nuestro pais: uno por eada peso que le entre aquel generoso montevideano, en Ia que quint haya sido la noche mas triste de su vidi Esas “dos magnificas escuelas ne construyen x paso acelerado y en breve albergarin a cientos de cicola- res bulliciosos, alegres y felices de que su hogar escolar retina todas las co- modidades que la acquitectura ha ideado para este tipo de construc. Como es L6gico suponerlo, su gene- rosidad ha alcanzado también a la gran naciin hermana, que constituye su segunda patria, y en Ia que ya ha donado cincuenta magnificas escuelas, esparcidas por todas las provinelas ar gentinas. Si atin viviera el montevideano ané- nimo que impulsé tan felizmente la vida de don José Roger Balet (tendria hoy alrededor de 80 afios), y se ente- rara de esta historia, podria muy bien decir: nunca a tan poco costo ha po- dido nadie hacer tanto bien a su pa- tri Feliz quien, como el generaso des- conocido, pudo con su accion sembrar ‘en cotazén tan bien dispuesto a la ge- nerosidad comio al agradecimiento, Papina preaarode por et Deparramenta Thcnine de Bnsemanva Primera. Eseultura de José Luis Zorvilla de Son Martin BAJORRELIEVE CAMINO CON CIPRESES Maestros Dibujos Wats atte: CAMION DE CARGA. (Dep peo ges ag No no 6on0 ESCENA DE CARNAVAL, Mirta Pitameglio. & FIN DE CURSO. Juanita Maria Haro. 9 ais. ESDE el nacimiento, el nitio necesita alimentarse bien para aleanzar un correcto desarrollo fisico y mental, y para defenderse mejor contra las di- versas enfermedades. La leche de madre es el alimento insustituible durante el primer ano de vida. Los nifios asi alimentados, raramente se enferman, y por lo ge- neral se crian sanos y robustos. Después, la leche de vaca (algu- nnas veces de cabra) sigue siendo el alimento fundamental, Los higienis- tas y_médicos aconsejan que todos los nifios tomen un litro de leche por dia, hasta que hayan completado su desarrollo. Para los adultos aconse- jan 4 litro de leche por dia, Propledades de la leche. — La le- che es el alimento mas completo que existe en la_naturaleza. Tiene pro- porciones adecuadas de todos los componentes imprescindibles de una correcta alimentacién (proteinas, hi- Gratos de carbono, grasas, sales’ mi- nerales y vitaminas), lo que no su- ede con ningiin otro alimento. Fs, en general, de muy ficil digestion y de gusto agradable. Puede ingerirse de diversas mane. as: sola, pues es una bebida riqui sima; con café y azicar, con té, con chocolate, en forma de cremas, man- teca, queso, helados, ete. En’ todas estas formas tiene gran valor alimen. ticio y es seguro que siempre habra para cada persona, una manera agra- dable de alimentarse con leche. Precauciones a fener en cuenta, — Como Ia leche es un alimento de origen animal, que debe ordefarse, envasarse, repartirse, puede conta. minarse con microbios que proceden del animal, 0 del hombre que la ma nipula. En algunas enfermedades del animal, como la brucelosis, 1a tu- bereulosis, las infecciones “de las ubres, los microbios pueden pasar a Ia leche. Otras veces, es el ordefiador el lechero, que contaminan la leche con los microbios de la tifoidea, de la pardlisis infantil u otros que tie- nen en sus manos sucias, 0 que se desarrollan en recipientes lavados con aguas no potables. Esto crea un riesgo de enfermedad para el que toma leche eruda, riesgo que desapa- Tece en las cireunstancias siguientes: Cuando el tambo esta bien cons. truido, y tiene abundancia de agua potable, Cuando las vacas son examinadas periddieamente por el veterinario. Cuando orderiadores y obreros son anos, limpios y escrupulosos. Cuando la leche es enfriada en se- Defensa de la salud. 9 La leche: El mejor alimento para los nifos. guida del ordefie y conservada en re- Gipientes limpios. Pero aiin asi, nunca se esta seguro de que la leche no contiene microbios patdgenos (que producen enfermeda- des); por 10 que se aconseja la pas. teurizacién o el hervido, La pastourizacién y el hervido. — En nuestro pais existe la costumbre de hervir la leche. Es una buena cos- tumbre ya que el hervido destruye todos los microbios que puede tener Ja leche y, practicamente, no altera su valor alimenticio. La pasteurizacién consiste en ca- Jentar la Ieche durante algunos s gundos a una temperatura de 63° a 80° centigrados. No llega a hervir. Con esto no se cambia el gusto de la Jeche, no se alteran sus cualidades nutritivas, y se tiene la seguridad de que se destruyen todos los microbios causantes de enfermedades, En Montevideo y algunas cludades del interior, se utiliza casi exclusiva. mente la leche pasteurizada que, conservada en heladeras, puede inge- rirse sin necesidad del hervido pre- vio porque, como dijimos, 1a pasteu- rizacién destruye todos los micro. bios peligrosos para la salud. Pero en parte de Montevideo, cludades, pueblos del interior y zonas rurales, la leche se reparte cruda, en forma que no asegura su pureza, ni su ca- Tidad. En esos casos el hervido es im. preseindible. La manteca y la crema que se ha- cen con leche eruda tienen sus mis- mos peligros. Pueden trasmitir la tuberculosis, la tifoidea, la paralisis infantil y otras enfermedades. Resumiendo, lo que todos deben saber es que la leche es el mejor ali- mento para los nifios, Los pueblos que toman mucha leche son mas sa- nos, mejor desarrollados; sus indivi- duos tienen una dentadura mejor que los que no toman leche, y se en- ferman menos, Su valor alimenticio es mayor que el de la carne, de-la sopa o el pan, y su costo es menor. Es una buena costumbré, hacer que los nifios ademas de tomar le- che en el desayuno y la merienda, se habitden a beber un vaso de leche en cada una de las comidas. Repetimos, que el valor alimenti- cio de la leche, es el mismo ya se tome hervida, pasteurizada, con 46, café 0 chocolate, El mismo valor tiene también la leche en polvo, y las cremas, helados, manteca y quesos, que se preparan con leche. En nuestro pais, especialmente en el interior y las zonas rurales, he- ‘mos comprobado que los nifios, por diversas razones, no reciben cantida- des suficientes de leche. Debe ha. cerse todo lo posible por corregir esta situaeién. La Escuela es el lugar apropiado para ensefiar a los nitios y 4 sus padres todo lo que hemos dicho acerca del alimento fundamental del que hoy hablamos a los lectores de “El Grillo”. Dr. Federeo 4. Saieragio iones y creencias campesinas LA LUZ MALA excepeién de Fausto Ruiz, hombre razonador y criti rioso, que sélo aceptaba la existencia de las cosas con- eretas, cuya realidad se podia demos. tear, todos los demas integrantes del personal de la estancia creian a pie Juntillas en lobisones, fantasmas y aparecidos, con esa ingenuidad carac- teristica de los campesinos. Para aquellos erédulos paisanos era tun hecho indiscutible — aungue ca- reciera de fundamento racional — que de siete hermanos varones con- seeutivos, el menor convertiase en lo- bison at alcanzar la mayoria de edad. Y¥ que en el caso inverso, vale decir de siete hermanas mujeres, la ultima tenia fatalmente que ser bruja. Muchas veces — sobre todo los martes y los viernes, dias que la ima- ginacién popular considera propicios para las cosas sobrenaturales — se abordada ese tema en las ruedas noc turnas del fogén. Sebastidn, que era el mas supers. ticioso de los peones, poniase enton- ces a relatar, uno tras otro, los que 41 Hamaba “‘casos positives”, y que no pasaban de figuraciones’ absur- das, desprovistas én absoluto de 16- giea, en cuya elucubracién habia ju- gado evidentemente el miedo tan im. portante papel como la fantasia. Contaba, por ejemplo, que cierta vez un hermano suyo, al regresar del pueblo un viernes a media noche, se eneontré en el camino con una espe- luznante bestia que tenia cuerpo de vaea, cabeza de earnero y pies huma- nos calzaclos con grandes zuecos. O que un amigo, en otra oportunidad, fue acompariado largo trecho por una leve figura de mujer, vestida de blaneo, que se le sents en el anca del caballo, O que a 61 mismo solian per- seguirlo con frecuencia las luces ma- las cuando viajaba de noche por el campo. Ruperto y Pedro escuehaban con Tos ojos muy abiertos y el corazén en suspenso aquellos disparatados rela tos. ¥ hasta el propio capataz Umpi rrez, presente muchas veces en las reuniones fogoneras de marras, de. jaba traslucir la honda impresign que tales cuentos Ie causaban. Unica. mente Fausto sonrefa inerédulo, afir- mando que esas cosas carecian de sentido, y que sélo eran el producto de slucinaciones originadas por el miedo. Una célida y estrellada noche de verano, tan serena que no se movia ni una hoja en los arboles, Ruperto tuvo necesidad de ir hasta el galpon, luego de haber oido varios de los fantasticos relatos de su compafiero, Y de improviso volvié corriendo a la cocina, palido como un muerto y tar- tamudeando a causa del terror —jHay una luz mala en el campo! — balbuces —. jVengan a verla si no quieren creerme! Salieron todos al patio, y mirando hacia la.direceion indicada por Ru- perto distinguieron una especie de lama azulada, de vivo y bello fulgor, que parecia flotar en ei espacio, aun par de metros del suelo. Entre el estupor general, se oyé entonees la voz tranquila de Fausto, que decia: No se asusten, que eso es un inofensivo fuego fatuo. Vamos hasta alla y les explicaré su origen. Eché a andar seguido a pruden- cial distancia por los otros, y cuando egaron al sitio donde resplandecia Ja misteriosa Mama, les senialé una ‘osamenta vacuna que blanqueaba en- tre los pastos. De ahi salié la “luz mala’ — di- joles sonriendo — Los huesos y la grasa de los animales muertos en el campo suelen producir unos gases fosforescentes, que cuando las noches son serenas como ésta se acumulan en el aire, formando nucleos que irradian un fulgor verdoso 0 azulado, segiin la etapa en que esté el proceso de descomposicién organica. La sua persticion y el miedo se encargan, por desgracia, de convertir en sobre- naturales esas inofensivas y bellas lucecitas. Serafin J, Gore, POESIAS PARA NINOS LOS MADEROS DE SAN JUAN Los maderos de San Juan iden queso, iden pan; los de Roque, ‘Alfandoques los de Rique, Alfenique; los de Trigue Triquitrdn. Trigu, tiqua trigui, tran Trigui, triqui, trigui, tran... ¥ en las rodillas duras y jirmes de la abuela con movimiento riumico se balancea el nifo, y ambos agitados y trémulos estén Za abucla se sonrie con maternal cariio, ‘mas craza por su espiritu camo un temor extra por lo que en el juiuro, de angustia y desengaiio fos dias ignorados del nieto guardarén Los. maderos de San Juan piden queso, piden pan, trigui, trigui, triqui, trant Maiana, cuando duerma la cbuela, yerta y muda Tejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra, donde otros, en la sombra, desde hace tiempo estén, del nieto @ la memoria, con grave vos que encierra, todo el poema triste de la remota injancia, pasando por las sombras del tiempo y la distancia, de aguella voz querida las notas volverén Los de Rique Aljenique... Triqui, wrigui, triqui, tran! En tanto, en las rodilas cansadas de la abuela con movimiento ritmico se balancea el nino, ¥ ambos ogitados y trémulos estén. YO EN EL FONDO DEL MAR EN el fondo del mar Un pulpo me hace guiios La abuela se sonrie con maternal carifio, fay una casa 4@ través del erisal. Mas race pr a capri como an temor extra, de ert por lo que en el futuro, de angustia y desengato, los dias ignorados del nicto guardarén A una avenida Bn el borque verde Los maderos de madréporas, ‘que me circunda de San Juan da, din don... din dan Uh genipee die, se balancean y cantan 4 las cinco, las sirenas me viene a saludar. de nécar verdemar los de Rigque Me trae Aljeftiqu ites Y sobre mi cobeca los de Trique 4e flores de coral. arden, en el crepisculo, Triguitrn. Jas erizadas puntas del mar, Trigui,eriqul, triquy tran Duermo en una cama Soe LanaiiG aitps Pata poca:iaie eat ALPONSINA STORNI Colonbiana que el mar. (Argentina) 2 De nuestra faune LA NUTRIA © UANDO Fausto Ruiz la llevé a la estancia era tan pe- quefia ain, que cabia en el hueco de su mano. Mi amigo habjala encontrado en las inmedia- ciones del sucio y ancho estero, lleno de peligrosas ciénagas, que se exten- dia en uno de los extremos del campo, y donde las aguas quietas y los islotes de rica y tierna vegetacion favorecian el desarrollo de aquella especie de mamifero. Sin duda habia quedado rezagada alli, mientras sus padres huian de los perros o de algtin ‘otro enemigo ni tural, y trataba afanosamente de ccultarse dentro de un ralo albardén de juncos y espadafas. Vigndola desamparada y débil, in- capaz todavia de afrontar por si sola los innumerables peligros del estero, y pensando que si la dejaba librada a su suerte en tales condiciones, tal vez se moriria, Fausto tuvo pena de ella. ¥ entonces resolvié levarsela a Blanquita para que Ja criara. No po- dia habérsele ocurrido una solucién mejor, ya que la nifia con su inago- table caudal de bondad y de ternura, consagrése por entero al cuidado del pequetio roedor. Durante los primeros dias le cost6 muchisimo trabajo alimentarlo. Ape- nas se le aproximaba, el animalito erguiase sobre sus patas traseras e instintivamente procuraba morderla, erizando los largos bigotes, grufiendo en forma amenazadofa y poniendo en descubierto los curvos y afiladisi- mos dientes. Ella insistia con paciencia infinita, prodigabale dulces epftetos, inten- taba una y otra vez acariciarle el lomo hirsuto, ensefiarle a chupar la mamadera, colocarle en la boca, con sus propias manos, las hojas de le- chuga 0 repollo, los trozos de zapallo, las rodajas de papa o zanahoria Poco a poco la nutria se fue habi- tuando a su voz y su presencia, ¥ al cabo de tres o cuatro semanas, la agresividad inicial habia dado paso a una completa mansedumbre. De tan admirable manera leg a familiarizarse con Blanquita, el roe- dor, luego de coneluido el proceso de domesticacién, que apenas la veia acercirsele comenzaba a corretear de un lado a otro, jugueteando alegre. mente y emitiendo chillidos de gozo para darle en tal forma la bienvenida, Después echaba a andar tras ella, bamboledndose cémicamente sobre sus cortas patitas. La seguia a todas partes como si fuera su sombra, y cuando sentia hambre, mordisqued- bale suavemente los tobillos para que le diera de comer. Entonces la nifia iba a pedirle a Encarnacion legum- bres u hortalizas que la nutria, fiel a los imperativos de su instinto, lle- vaba hasta el estanque para engu- Uirlas con fruicién allf, entre zambu- Iida y zambullida 2 ‘Transcurrié el tiempo. La nutria, bien cuidada y mejor alimentada, crecié hasta hacerse adulta y conver. tirse en un magnifico ejemplar de la especie, Su cuerpo, no mayor que el de un gato, aunque mucho més an- cho, lucia una pelambre nutrida’ y suave como la seda, de un tenue co- lor marrén con finisimos reflejos blanguecinos. La cabeza, acentuada- mente roma, surgia de un cuello Seto y Gruso ya asia ose movimientos torpes, arrastrabale pen- duleando al caminar. Cuando llegé la primavera, em- pezé a tornarse inquieta y malhumo- rada, cosa que origind a Blanquita una gran preocupacién. —Quiere volver al estero — expli- céle Fausto cuando ella le consulté de aquel extrafio cambio — Necesita formar su nido y tenet hi- jos, como todos los seres. Y¥ entonces la nifia, sobreponién- dose a Ia pena que tal resolucién le producia, se la entregé para qué reintegrara su lugar de origen, Sevayin J. Gorcia raisos. Y a ambos lados dos largas tranqueras bajas para atar los caballos y los petizos de los colegiales. Al fondo el potrerillo y uuna pequefia aguada. ‘Aquel dia la maestra nos ordend: —Mafiana_ninguno desensille, Al Negar atan los animales. Al otro dia, ya en clase, nos dijo Jo siguiente: —Desde el lunes podrén viajar en omnibus. No les costara nada... Sin duda recibirén esta noticia con ale- aria. Respondimos que si —Pero yo deseo — prosiguié — que salgamos todos a la plazuela para vver los animales juntos. Ya no se re- petira este cuadro. ‘No entendimos bien la intencién de la maestra. —Observen bien para revordarlo después..., siguié diciendo. Cuando seais hombres se lo contareis a vues- tros hijos y a vuestros nietos Nunca més, en ningin colegio se verdn treinta caballitos juntos co- A escuela tenia a su frente tuna plazuela bordeada de pa- Aas tapi EL CAMINO A LA ESCUELA mo hoy... Las maquinas van lenta- mente cambiandolo todo, Ya el ca- mino no tendra carrerillas, convites y exelamaciones. Venir a la escuela ya no seré un juego... Piensen bien fen lo que pierden: se quedarén sin los sauces de la tierra y sin los sauces, cabeza abajo, del arroyo, donde abre- van los eaballos... Sin las cabezas grises de los cardos que al golpear- Jos sueltan cientos de globos con la canastilla de la semilla; sin las go- ondrinas, que van por el rio dete- nide del ‘camino nadando como pe- ces del aire; sin las tijeretas que van pespunteando de vuelos los alambra- dos. Sin los arboles donde muelen su metal las cigarras. —Ser mas corto el viaje. No ten- drén la molestia de ensillar y des- ensillar, pero el camino ya no tendra més cosas bellas para ver, oler, oir, y sentir... Dejaran de ver los cerros donde se’ desgarran las nubes.. De gustar los frutos de los talas y los pitangueros, de oler el perfume de los espinillos y la espina de la cruz; de oir el canto de los pajaros, de sentir el frescor de la Huvia y la caricia de la brisa y la frangueza del viento, —Fijense bien en los colores de Jos caballos, pues se irim perdiendo fen el tiempo. Bstaban alli el bayo-encerado de Mendieta y el petizo oscuro-cabos Blancos de Luis, y 1a petiza tordi- Ha-mosqueada de Ana Luisa, y_ el overo-poroto de Larralde, y el lobu- nito maceta de Abelardo y la yegiiita chapinuda de Sara Méndez, y el ce! brunito del negrito Martiniano. —Traten de guardar los ruidos del camino y el olor del camino y esta estampa de los caballitos reunidos, con colores que no se repetirin més, pues no hay dos caballos iguales, y porque ellos se van cada vez mas le- Jos de nosotros... Se van en sentido contrario del émnibus que les trae- 74a la escuela. Juan Pedro —el hijo de un cha- carero muy pobre, a quien Artola le habia regalado su petizo rosillo vie- Jo, cuando a él Je marearon uno nue- Vo — fue el iinico que respondié —Yo no pienso venir en émnibus, seforita.. ‘aPor qué? —Porgue me gusta més mi petizo que el Smnibus. Y me gusta el ca- mino, Venir despacio por él, co- miendo pan y mitando las cosas, y pegar con el arreador en las cinas cinas... {Por qué te gusta mas? Porque es mas lindo —iOyeron?, dijo ella Después entramos todos a la es cuela. us dont Monoaot sa odd a | | i | : | 2 Artistas del Uruguay. RRILLA DE SAN MARTIN José Las Zorila de Sen. Martin L escultor José Luis Zorrilla de San Martin, hijo det ‘autor de “Tabaré, nacié en la Legaeién uruguaya en Madrid, e1 5 de setiembre de 1891. De temprana voca. cidn artistica, dedied su vida a la eseultura y Ia. pin tura, destacindose como escultor de relieve en nuestro pais. Ha viajado por Europa en dos oportunidades y frecuent® fen Paris el taller del escultor francés Antonio Bourdelle, su maestro en muchos aspectos de su obra, visitado al artista en su taller, poblado de Jos innu. ables personajes de su atte: Fragmentos de figuras mo. umentales, bocetos, bustos, pinturas, dibujos, ocupan hasta casi impedir el paso al ampli recinto. Esculturas de los es pafioles de la Conquista, de indics indémitos, de los gauchos heroicos, constructores de 1a patria que figuran en su “Monu. mento al Gaucho". No gon pocos los estudios de Artigas que pueden verse alli; al héroe nacional dedicS Zorrilla de San Martin muchos esfuerzos y amplias investigaciones, Fruto de ellas son sus obras de escultura y pintura en que Artigas apa: rece ya joven, ya militar, ya estadista de edad mediana, ya anelano, en sus ultimos hos del Paraguay La obra mis saliente de este escultor consiste en plasmar fen barro, yeso y bronee, los tipos y los héroes de muestra nacionalidad. ‘Son varios ¥ conocidos los monumentos nacionales de Zo rilla de San Martin: “La Fuente de los Atletas”, "El Monu. mento a los Constituyentes de 1890", el monumento a Asen= dio, ete, que pueblan nuestros paseos plazas, Actualmente el escultor trabsja en realizar un Artigas monumental para la ¢iudad de Buenos Aires, por encargo del obierno argentino, Zorrilla de San Martin dedica también su trabajo al pro. fesorado, y en la actualidad es Director del Museo Nacional de Bellas Artes, LUISA LUISI VISA Luisi nacié en el departamento de Paysendis, a fines del siglo pasado. Cursé estudios magisteriales en el Instituto Normal de Sefioritas Maria Stagnero de Munar, y obtuvo su titulo de maestra en el afio 1908. inicié desempefiando el cargo de maestra en Ia Escuela de er. grado N° 2. Mas tarde ocupo las direcciones de la Escuela de Practica N® 2, y de la Escuela de Aplicacion. Desempené cargos de profesora de Idioma Espaiiol en la Universidad de Mujeres, y de Lectura y Declamacién en. el Instituto Normal de Sefioritas. Durante varios periodes ocupé el cargo de vocal fen el Consejo Nacional de Ensefanza Primaria y Normal hasta su jubilacién, ocurrida en el afo 1920 La vida de ia poetisa Luisa Luisi fue dedieada totalmente al estudio y al trabajo, Dirigié muchos de sus esfuetzos a los nilfies, desde su cargo en el Consejo de Ensefanza. Fruto de ‘ellos son varios trabajos de pedagogia y educacién, de los que "a "Ideas sobre Educacion’ Como poetisa, ocupa un lugar destacado en nuestra lite ratura nacional. Se pueden citar, como sus libros de poemas Sentir’, “Inquietud” y “Poemas de la In. mas importantes movilidad Luisa Luisi murié en Montevideo, en el afo 1940, Luise Lusi (Linoleum de Federico Lana) tables de un santo, Estos “‘carneros de la tie- rra’” — como los lamaron los primeros con- quistadores —, domesticados probablemente desde la époea de los ineas, son de una mansedumbre ejemplar, a veces desesperante. Tan mansos, que cuando se dis- gustan con el hombre manifiestan su contrariedad que dandose quietos. Una caminata larga o una carga exce- siva, los aplasta contra el suelo, Actualmente, la cantidad de llamas ha disminuido mucho y se cuidan de sacrificarlas initilmente, Ade- més, se ha llegado a comprender que una llama aplas- tada no es forzosamente un animal perdido. Ellas ma- nifiestan con ese empaque una protesta que vale la pena de atender, pues si bien es cierto que no admiten cargas muy grandes ni caminos muy largos (cargan como maximo ochenta quilos y andan en cada jornada ‘ocho 0, diez, leguas), son en cambio, un barato y heroico compafiero del hombre que los asocia a su trabajo; no reclaman nada. Comen lo que encuentran en los cami- nos y se contentan con poco. Beben agua cada tres 0 cuatro dias, Duermen en cualquier parte. Y como los camellos, se agachan para que las carguen o descarguen con mayor comodidad, mirando al hombre con unos ojillos vivarachos y mansos, iluminadores de su carita Tina, simpatica En las minas escondidas en serranias o montafias del norte argentino, de Perd, de Bolivia, las lamas han prestado siempre una ayuda de eficacia incalculable. Ningin animal, ni Ja mula, cruza con su carguita en el Jomo caminos serpenteantes colgados sobre enormes pre- Cipicios, Usdbase la Hama en los famosos trabajos del Potosi y atin hoy continita usindose. El P. Acosta ya sefiald sus ventajas leno de admiracién: “'No han me. nester gastar herrajes, ni en sillas, ni tampoco en ce bada, sino que de balde sirven a sus amos, contentan- dose con la hierba que hallan en los campos". Resul- taba, segin el mismo historiador, una oveja y un juc mento en un mismo animal. Oveja que da su lana para toda clase de tejidos; jumento que carga y arrastra, su- frido, sobrio, que lo ofrece todo sin pedir nada y que cuando se enoja, en lugar de arremeter contra el hom- bre que la explota, se tira al suelo filoséficamente, em- pecinada en salir con la suya aunque la muelan a gol- pes. De ver en cuando, atin suele verse en nuestro pin- toresco norte argentino alguna recua de lamas, con sus arganas cargadas, cruzando valles trepando montaias con sus. pasitos femeninos, elegantisimos, Trescientas amas cargueras, detrés de la madrina con su cence. rrito, las cuidan tres 0 cuatro peones. El mayor cuidado que requieren es el no asustarlas para evitar un desbande. Echan a correr a la disparada © se despefian si oyen un tiro de escopeta o ven trapos con colores @ que no estén habituadas. No siendo 30, caminan y caminan sus diez legtlitas diarias y luego se conforman comiendo lo que encuentran, pasios tiernos © dures, liquenes 9 musgos de las rocas, como alfalfa 0 maiz. Todo les viene bien, y si después encuentran agua Ja beben, y si no, esperan al otro dia, o al otro. ARA entenderse con una lama requiérese la paciencia de un “coya’” y las bondades inago- 2B. GOALS ABRIL De “Foikiore y Tradiin”, antrlogia de Judie Diez Usanaivorae 7 Julio C. Das Ueundivarte, Por tierras de América LA LLAMA 2B Ee NTRE las gigantescas_masas continentales de Eurasia y de Africa; apenas comunica‘io con él océano Atlantico por el es- trecho de Gibraltar y con el Indico por el canal de Suez y el mar Rojo; bordeado generalmente de tierras al- tas y a.menudo abruptas, el mar Me- diterraneo, en cuyas orillas florecie- ron viejas civilizaciones, tiene una significacién histérica extraordinaria y una personalidad geogréfica clara- mente definida. ‘Con una superficie total que iguala a la de los territorios del Uruguay y de la Argentina reunidos, y con fon- os que en algunos puntos egan por debajo de los cuatro mil metros, baa con gus numerosos mares tributarios, Jas costas de veinte pafses, Centena- res de islas montuosas, entre las que se destacan Sicilia, Cerdefia, Cércega, Creta, Chipre y las Baleares, emer- gen de sus aguas. Las tierras margi- nales y las propias islas suelen tem- blar sacudidas por temibles terremo- tos que han azotado severamente ciertas porciones de Italia, de Grecia y de otros paises. También los vol- anes, algunos de ellos de tipo explo- sivo, han sorprendido a los pueblos riberefios con sus atronadores-estam. pidos, sus Duvias de cenizas ardien tes y sus corrientes fgneas, de lava. Pompeya y Herculano, antiguas ciu- dades romanas, fueron destruidas y sepultadas bajo la accién implacable del voleén Vesubio, Pero aunque la tierra tiembla y la amenaza de las ocas ignivomas persiste en ciertos lugares, los pueblos mediterréneos Geigrofte: de Karastan EL MAR MEDITERRANEO han ido ereando en forma continua y tenaz un ambiente propio para ia vida en las riberas y las islas del viejo mar, y hoy se levantan allf ciu- dades popuilosas y puertos de activo comercio, mientras las naves de todo el mundo surcan las aguas en todas direcciones. ‘Con inviernos relativamente tem- plados y moderadamente Iluviosos, y con veranos secos y calurosos, ‘el lima de las comarcas riberefias se presta bien para el cultivo de diver- sas plantas; pero los suelos son a me- nudo pedregosos, de superficie dema- siado ondulada, y muchas veces es necesario regarlos para que produz- can. Desde épocas milenarias culti. vanse alli el olivo, la vid y numero- sas especies de frutales, que parecen ser propias de la regién; son también peculiares de la misma el alfa o es parto, que proporciona fibras resis. fentes, el granado del que deriva el tanine, la higuera, arbol de gran di- fusién. El trigo y el arroz, de origen tal vez asiatico, y el maiz, originario de América, proporcionan una impor- tante base alimenticia. En el mar, Ia pesca es muy activa. El cielo despe- Jado en una gran parte del afio, las temperaturas agradables y la limpi- dez y mansedumbre del mar azul, unidas al tono rojizo de los suelos en vivo contraste con Ia verde vegeta- cién, atraen a los turistas, y son mu- chas y muy concurridas las ciudades balnearias y de descanso. ‘A. veces, los terribles mistral y bora, vientos {rfos que bajan de las montafias, causan graves. trastornos en el ambiente, y en verano, el sofo- ‘eante sirocco que llega de los desier- tos africanos, acompaniado de fino polvillo, determina una atmésfera poco soportable. Al Mediterraneo acudieron tos hombres primitivos que fueron re- chazados hacia el sur por los hielos que avanzaron lentamente sobre Eu- ropa en las épocas glaciales; luego Megaron los pueblos caucisicos y se esiablecieron definitivamente en sus orillas; més tarde, arabes conquista- dores lo recorrieron ocupando su margen meridional, y cruzando el es- trecho de Gibraltar penetraron en la Peninsula Ibérica, mientras en el ex- tremo opuesto, se expandian los tur- cos, procedentes del Asia, ocupando la peninsula Balcéniea. Guerras san- grientas sacudieron la paz del gran mar intercontinental, aun en tiempos modernos. Pero por envima de estas luchas, de los cambios de fronteras, del nacimiento y del ocaso de cinda- des y de naciones, de la diversidad de Ienguas y de religiones, el Medite rrdneo, con las comareas que lo ro- dean y sus islas, constituye una re- gin Reogréfica de caracteres. muy bien definidos, y forma un prodigioso escenario natural donde las planta ciones de olivo y de vid, y los montes formados por castafio, avellano, gra nado o algarrobo, bajo un clima y un suelo peculiares; ofrecen una fisono: mia propia que no se observa en nin- guna otra parte del mundo. Jorge Chebatero storia americana A conocida expresién “quemar Jas naves”, signifiea para no- soiros la actitud del hombre gue, antes de emprender una obra, anula por si mismo todas las po- sibilidades de un retroceso en su a¢- cid, de manera de sentirse obligado @ continuarla hasta su culminacion; si, aunque en algiin momento de des. animo prefiriera suspender su trabajo ¥ dejarlo inconcluso, él mismo se ha- bria creado las condiciones que ha. rian imposible su cambio de idea. Hemén Cortés, el conquistador de Méjico, fue quien dio forma simbé- ica a la idea cuando, allé por 1520, al desembarcar en las costas mejicanas con sus compafieros de conquista, pro- cedié a incendiar sus carabelas, de esta manera no quedaba a los coloni- zadores del Nuevo Mundo més solu. ign que la de levar adelante la con- quista 0 morir, pues no tenian medios con que regresar a su patria Aqui en Sudamérica, en un episo- dio que toca muy de cerea a nuestra Historia Nacional, ocurrio cierta vez una incidencia similar que es general mente poco conocida. Fue cuando en 1826, poco después de que los glorio- sos ‘Treinta y Tres hubieron derrotado a los brasilefios que mantenian ocu- pada a Provincia Oriental, se consti tuyo tn ejército aliado — argentinos y orientales — para continuar la cam- Pafa libertadora en pleno territorio. enemigo. El general argentino Carlos de Alvear fue designado Comandante en Jefe; en el contingente oriental, que aleanzaba a tres mil hombres, fi guraban los nombres ilustres de Juan Antonio Lavalleja, Leonardo Olivera, Julian Laguna, los hermanos Oribe, Zuiriategui, Garzén y muchos otros destacados jefes de nuestra indepen- dencia. En la noche del 19 al 20 de febrero de 1827, los aliados se encontraban en la llanura de Ituzaingé, frente al ej cito brasilefio; ambos’ enemigos ha- ian Megado al lugar pocas horas an- tes y descansaban preparandose para el inminente encuentro que habia de desarrollarse al dia siguiente. Enton- ces, durante esa noche del 19, es que el general Alvear dispone que sean quemados todos los equipos y bagajes que no iban a ser necesarios en la ba- talla, dejando a sus tropas tinieamente con sus armamentos, reservas de mu- niciones y de sanidad; con ello Alvear lograba aligerar considerablemente su 2 elército, quitndole la preocupacién del cuidado y el transporte de las pe- sadas carretas que, ademés, demora. ban con sus lentos movimientos la agi- lidad y Ja rapidez que son esenciales en el combate. Pero, también, destruia toda posibilidad de retirada en caso de que los aliados fueran derrotados, vencer 0 morir era la timica alterna tiva para los patriotas que lucharon en Ttuzanig6, y nunca como en esta ‘oportunidad 1a frase tuvo un signifi- cado més exacto, Alvear, al dar aquella orden, dijo a su Estado Mayor explicando su idea: “Bien sabéis que cuando se es de- rrotado todo lo que se tiene pasa a poder del enemigo; en cambio, cuando se es vencedor todo lo tomamos al ene. migo. Si somos vencidos para nada necesitamos de estas cosas; si somos vencedores, las tendremos’ hasta de sobra.”” Los patriotas que tuvieron la ente- reza de llevatlo a cabo merecian, y 1a lograron, la victoria en los campos de Ttuzaingé, que fue el primer paso para el futuro y préximo surgimiento de nuestra Repiiblica actual 28 Pueblos famosos de la antigiiedad Los conquistadores mongoles AS inmensas estepas que se extienden como un monétono mar de hierbas desde el este del mar Caspio hasta la lejana Manchuria fueron la euna geogrifica de los conquistadores mongoles. En estas planicies los hombres vivian, y viven atin, de los recursos proporcionados por la ganaderia nomadica, guardando un permanente equilibrio con el medio, sin rogresar y sin retroceder, al margen de la historia. ‘Un movimiento de péndulo, repetido afio tras ato, levaba a los rebanos de ovejas, camellos y caballos de las pasturas del sur a las del norte y de las del norte a Jas del sur, y tras ellos iban los habitantes de las este- pas, eternamente en viaje, sin asentarse jamas en pue- los: y ciudades. El caballo constituia el vehiculo por excelencia de los hombres, que desde niffos se adiestraban en el arte de la equitacion, mientras que las mujeres guiaban las Jargas caravanas de camellos utilizados para el trans- porte de los pocos enseres domésticos de estos perpe tuos vagabundos. Estos pueblos esteparios eran de hombres de raza amarilla, de pequena estatura, de cuerpo nervudo y resistente, hechos a las fatigas de las largas marchas y a los cambios de temperatura, que hielan las estepas durante el invierno y las convierten’en verdaderos hor- nos durante los veranos. El duro género de vida no les permitia a los mon- goles una gran variedad de alimentos; les bastaba para mantenerse los productos de la caza, a la cual eran muy afectos, y la leche de oveja y yegua. Con esta iiltima fabricaban una bebida fermentada, dulce, suavemente embriagadora, llamada kumis, que’se servia abundan- temente durante las fiestas, La vivienda de los mongoles, denominada yurta, estaba construida sobre una pesada carreta que diez 0 mas bueyes arrastraban por la estepa infinita. La ar- maz6n de la yurta era de gruesas varas y una vez cu bierta por el fieltro toscamente fabricado con lana de evela, semejaba un enorme hongo gris. El interior de Ja yurta estaba adornado con ricos tapices, armas con bellas incrustaciones de nacar y objetos de plata fina- mente labrada, cash todos prodiictos de asaltos a las ca. ravanas de mercaderes o a las poblaciones sedentarias que orillaban la estepa. * La continua vida a caballo y el habilisimo manejo del arco y flechas empleados para la caza, convirtieron al mongol en un guerrero temible, rapido, capaz de las mas largas marchas, suibito en sus ataques y veloz en sus retiradas, Como no concebian otro modo de exis- tencia que el nomadismo pastoril, ni creian en otra fortuna que la de los innumerables rebanios, considera- ron a los pueblos y a los cultivos como ornamentos intitiles que debian ser destruidos para convertirlos en Tanuras solitarias cubiertas dé pasto. Los mongoles, conducidos por valerosos caudillos, atacaron a los chinos, los persas, los indosténicos, los rusos, los héingaros, y durante trece siglos fueron un temible azote para el Oriente. Sélo el invento de la ar- tilleria logré vencerlos: hasta que no se construyé el jién resultaron incontenibles. ‘Los grandes Khanes o jefes mongoles fueron Gen- gis-kan, Kubilei-kan y Tamerlan, Bajo su mando se lle. Varon a cabo conquistas inerefbles y fueron derrotados- por la velocidad, la astucia e intrepidez, enormes ejér- citos. Pero las conquistas fueron efimeras, Los destruc- tores de imperios milenarios no supieron construir el suyo, por lo menos de manera durable, Y la razin la dio uno de sus jefes, con estas sabias palabras: “A ca- ballo se puede fundar un imperio, pero a caballo no se le puede gobernar”. Denil D. Vidart 2 Historia de los animales domésticos A historia de la humanidad se ha realizado en gran parte gracias a la interveneién de la ga- naderia vacuna en el destino econdmico, social y alimenticio de los pueblos. El pacifico buey, la vaca lechera y el agresivo toro han sido los compa. fieros del hombre en Ja construecién de las civilizacio. nes y ademés de representar las bases reales de la ga. naderia y el trabajo de la tierra, son simbolos de la aciencia, de Ja abundancia generosa y de la valentia sin limites, EI ganado vacuno se domesticd en la época neoli- tiea y aunque los especialistas no coinciden en el nom_ bre de la especie de la cual evolucioné hasta su actual estado, se supone que los de gran alzada son descen- Gientes del bos primigenius mientras que los de pe- quefio tamafo provienen del bos longifrons, ya domes. ticado por-el habitante de los palafitos. EI ganado vacuno proporciona al hombre leche, carne, cuero y grasa. Las antiquisimas civilizaciones de + los valles del Nilo, del Indus, del Bufrates y del Tigris Jo cuentan entre sus factores primordiales, no asi las del rfo Amarillo, que en vez de basarse en la ganaderia asociada a la agricultura se desarrollaron sobre el mo. nocultivo del arroz. Pero si bien los vacunos se extienden hoy por casi todas las zonas célidas y templadas del planeta, muy distinta es la actitud del hombre hacia sus valores co- merciales y alimenticios, La ganaderia europea est intimamente ligada a las labores de la granja. El buey arrastra el arado, la vaca produce leche, y el abono de ambos enriquece el suelo nutricio. El establo, construido en el piso inferior de Ja vivienda rural, 0 pared por medio de la habita. ¢i6n de los labradores, eontribuye a duleificar, por me- dio del calor animal, los rigores del invierno. La ganaderia industrial de los paises nuevos, tales como los de América y Oceania, puede ser extensiva 0 intensiva. En el primer easo, se cria el ganado en con- diciones precarias, sin refinar las especies y alimentan. dolo con Jas pasturas naturales de las distintas regio. nes, que pueden ser ya las cuchillas uruguayas en el norte del rio Negro, los lanos de Venezuela o el arido “sertao'’ del nordeste brasilefio, En el segundo caso, como sucede en los Estados Unidos de Norteamérica, ‘en Nueva Zelandia y en Australia, se refinan las espe. ies, se les da grano y se emplean modernos métodos de rotacién de potreros, sustituyendo las praderas natu. ales por plantios artificiales de trébol y otros forrajes de gran valor nutritivo. LOS VACUNOS. En el Extremo Oriente la ganaderia yacuna précti- camente no existe. Los hombres no consumen carne ni leche y dependen casi enteramente del arroz para sub sistir, Esto sucede en la China, donde no hay casi va_ eas, pero también sucede en la India donde hay mas-de cincuenta millones ‘de vacas que para nada sirven ya que no se aprovecha su carne por motivos religiosos y gue, ademas, devoran un tercio de las cosechas sin que nadie les haga dafio, pues eso constituiria un sacrilegio contra animales sagtados. A este curioso tipo de gana. deria indostinica se le denomina boolatria, 0 sea ado- racién del vacuno. En Africa se eria mucho ganado vacuno, aunque los negros viven de los productos de una miserable agricul. fura practicada con instrumentos primitives y simien tes, ordinarias. Criar ganado es una distineion y un hombre es tanto mis rico y apreciado por sus seme- Jantes cuantas mas vacas tenga, aunque no consuma su carne més que una vez al-afo, durante los festines ro- Jigiosos. A esta forma de crianza se le denomina booma- nla, o sea mania de poseer ganado por puro lujo, como algo totalmente ornamental y dignificante La ganaderfa es uno de los pilares de nuestra rik queza nacional. Pero desde comienzos de este siglo se halla estaneada en ocho millones de reses, mientras que Ja poblacién humana se ha casi triplicado desde ese entonces. Los especialistas, considerando los buenos re. sultados obtenidos en paises bien evolucionados, reco. miendan que se refinen los rebafios y que se recurra a las praderas artificiales para aumentar en cantidad y calidad los valores de esta tradicional produecién urii- guaya. Y ello redundaria en favor de la prosperidad nacional si se practicara con espiritu patriético y fer- ‘voroso empefio, ian Nee 'N una isla cercana a la costa canadiense vivia, hace mu- chos afios, un matrimonio de ppeseadores. No tenfan hijos, y cuando el marido se hacfa a la mar, la esposa quedaba sola, pensando en lo feliz que seria ‘al tener a su lado un nifio que la acom- paiiara. Un dia, paseando la mujer por la playa, vio volar a una gaviota seguida de sus hijitos. i yo pudiera tener hijos como a! — dijo en voz muy baja. Ja ga’ —Busca entre los caracoles de la playa, busca entre los tibios caraco- Tes de la playa, contest6 la gaviota. Y se alejé presurosa. Mis tarde pasé un pato marino se- guido de sus erias y la pobre mujer se lament6: — {Si yo pudiera tener hijos como el pato marino! —Busca entre los caracoles de la playa, busea entre los rosados cara- coles de Ia playa, le contests el ave, perdiéndose velozmente en la lejania. Maravillada ante estas palabras se puso a buscar afanosamente dentro de Jos caracoles marinas que la rodeaban por doquier y en uno muy grande oyé fl tenue Ianto de un nifio. Llena de emocién eobijé a la diminuta criatura junto a su pecho y Ia condujo hasta su pobre choza. Al llegar, el peseador 1a acogié con igual alegria y earifio, re- coniociendo que estaban en presencia de un hecho maravilloso. Griaron al nifio hasta que se con- virtié en un fuerte y apuesto joven, muy diestro en la caza y en la pesea. Su piel tenia un tinte cobrizo y todo @lirradiaba una extrafia luminosidad. Durante un extenso periodo de tem- pestades que asolaron a la pequeiia isla canadiense, el peseador no pudo hacerse a la mar como de costumbre y el hambre amenazé su hogar. Ante esta situacién el joven rog6 a su pa- dre que le permitiera salir a pescar en su compafia, Y a pesar del mar bravio el padre aecedid a su ruego. El Espiritu de la Tempestad, enco- Jerizado ante la temeridad de los pes- del Canadé EL HIJO adores, quiso acapar con ellos, pero el misterioso poder del muchacho fue superior y dominé los elementos enfu- recidos. Aquél, furioso, lamé enton- ces en su auxilio a las oseuras Nubes, pero al ver al resplandeciente mucha- cho, éstas buyeron, El Espiritu de la ‘Tempestad convocé de inmediato a la Niebla, y ésta se acercé con sus ma- nos viscosas para extraviar a los pes- adores, pero al descubrir al joven re- trovedié en deshechos girones, Y asi con el mar en calma, pescaron cuanto quisieron. El asombrado pescador pregunté al hijo cudl era ese extraordinario poder que podfa con las tempestades y los vientos. El joven le contests que to- davia no era el momento de expli- carlo. Al dia siguiente el muchacho salié y volvié con el zurrén Teno de plu- mas, de pajaros de todos colores. Pasado un tiempo se puso el plu- maje gris de un pajaro y se eché a volar sobre el mar, que tomé un eolor aris acerado. Mis tarde se puso el phi maje de un péjaro azul y el mar se volvi6 de un color azul profundo. Vol- vié el joven a la isla y se puso el plu- maje del petirrojo y nuevamente volé sobre las aguas que se quedaror to: jas como la sangre, Al regresar a Ja playa dijo a sus padres: —Ahora debo separarme de vos: otros. Soy el hijo del Sol. Os mostré ‘mi poder y ya no puedo yivir en la tierra, Pero no me iré del- todo, Cuando el mar ostente su color de plata yo estaré mirando con mi pur pila melancélica la isla que fue mi ho- gar; cuando el mar esté azul como el cielo en ealma, yo estaré jumto a vos: otros con la tierna mirada del re- cuerdo; y cuando en el horizonte el mar simule un incendio yo estaré ve Jando yuestro deseanso en las tardes felices, Y diciendo esto, se convirtié en un pAjaro de pecho gris, alas azules y pico rojo, y vol6 hacia el sol resplande- ciente, Adepteda por Win Nove, 31 LOS CEREALES [ASTA ol presente, el hombre ha domes. senta especies de animales. En compare. ‘lon, el numero de especies de plantas cul- Hivadas ‘es mucho mayor, excediendo de selscienias. Entre esias ltimas figuran como muy importantes y condcidos lot ce: reales (irlgo, maiz, conteno, avena, cebada, ‘grrog, ele), uillizados unas veces para cb: fener harinas (base de Ia fabricacion del pan y otros alimentos), otras veces come forraje (alimento de los animales dom: feos, ineluyendo los de pastoreo, y tam. ign como. plantas indusiriales, ya que pormaifen segiin ol caso exiraer alcohol, al- iden, aceite y otros productos quimicos, Y preparar la cerveza y otras bebidas. En Tn'edad del acero, los cereales siguen te slendo la importancia que fuvieron a tra ‘vés de foda fa historia dol hombre, desde que éste aprendié a cultivarlos, sea on al- gunas comarces aslétieas de antigua civi- Tisacion, 0 como en ol caso del maiz, en la America precolombiana. PLATAFORMA CONTINENTAL LA 2staforma ‘continental consiste en un Teborde de las masas de.los continen- tes que naturalmente se prolonga por de- bajo de las aguas marinas, hasta unos dos- Gientos metros de profundidad, sufre en- fonees un brusco declive, a distanela va Flable de 1a costa, siendo la anchura casi siempre mayor en’el Océano Atlintico que en el Pacifico, Hasta hace poco se preoca- pparon de dicha plataforma los estudiosos e los ovéanos (oceandgrafos), Pero desde hhace algunos. afos se. comprobé que la plataforma encierrahabitualmente los fmismos minerales que las tietras emerg. as adyacentes. Entonces, todos los paises @el mundo, que poseen litorales marinos, hhan comenzado a preocuparse de esa por: ida sumergida de los continentes, y ya hho fon pocas las naciones que explotan 0 Dusean el petroieo en la mencionada pis- taforma, y oblienen ademés, diversas cla ses de sales y otros productos, ineluyendo flgas, esponjas, corales y aun perlas. El ‘Uruguay esté ligado a una smplia plata~ forma contigua a su territorio, pero fuera de la riqueza pesquera de sus aguas, es uy poco lo que sabemos de sus posibles Feeursos, EDAD DE LOS OCEANOS EB posible que cada aio que pasa los ma- Yer so estén haciendo mis talados, fen forma continua los ros fe evapora, ¥ parte de ella vuel mésfora, pero 1a sal queda on los mares Y. aito tras ao, su contenido aumenta sin que los animales y plantas marinas lle guen a adveriir esie lento crecimiento de Te talinidad, Bs clerto que durante los dias do fuerte oleaje cierta cantidad de ral pe- etre nuevamente en la atmésfera, donde se mantiens gracias a la fuerza del viento, ero tal ‘Ro ¢s importante. Por raxén, calculando Ta cantidad de s0- es que actualmente poseen los mares. y conosiendo a que Hevan los riot anual ‘mente hacia Tas cubetas ocedinicas, los ge6- Toges han sratado do hallar 1a edad de lor ‘octancs, Sélo diremos aqui que Ins cifta obtenidas, veraces o no, superan los tres. Gientos millones de aos. Otros proce. yates muestran que dicha edad debe adn mayer LA SUPUESTA RAZA ROJA 0 COBRIZA FUCHAS veces 1os hombres han. sido wrupados en distintas tazan en" én del diverso color de In piel Asi S© hon Feene, por ejemplo, los grupos raciales de omoten blanco tmarilion egren,so)0e 0. cobrigos, ete Los homtes de piel to Jizg ode tolor cobre eran en general lor Indigenas americanos, de eyo tigen sa: hemos todavia hoy muy poco, La. grafien xpresin de pleles rojanaplicada’ 8 lov {dios de una parte de Norte Américe, pe recid por un flempo bastante exact’ By Demos destacar sia embargo, que el color rojizo 0 cobrizo atribuido a los indigenas tinercans, noes tal sno ae real de ies pinturas que muchos indiow’Gnciare Jos ples roa) usan para tefsse, No hay uct grupos raciales rojzos ni cobrizes, Sino propismente americanos o mejor aun amerindlos Cndios de Amerien. COMPARACIONES INEXACTAS UNQUE Jas grandes cordileras nos asombran con sus enbiestas cimas, ¥ Jos valles y depresiones forman profundos ‘contrastes con ellas, poca cosa representan ‘eros relieves frente al tamofo inmenso de Ta Tierra, Si 6 feefera de un metro de. diémetro, Ia mon Yaa més alta del mundo 20 elevaria ¢0- bre su superficie menot de un milimetro, Patande Ia palma de ia mano sobre diche ssfer, apenas podriames darnos cuenta do Pe Tas rugosidades de una naranja, una exageracion, Si nuestro plat presontara por una eafera del fomeno ‘na naranja, su superficie seria absolute mente lisa, como la de un troze de vidrio Pulido, salvo erizaciones poce sensibles en Seterminades lugares. AVIONES A REACCION EN os aviones comunes, un motor que aira a gran velocisad acciona una hé- lel que pricticamente slende a entosearse el aire, haciendo evanaae todo el apa- rato, el que al hallar la-resistencla ere: lente’ del sire tlende a elevarse. Bn ios Bviones a chorro, mas veloces que los aviot hes comunes, se apliea otto paincipio para conseguir Ta’ propulsigns el amado”prin- ipo de actin de eaten, Cuando se ispara un fas, por ejemplo, i bata sale hacia delante, pero_al mismo tiempo. el {ust tlende a'retroceder con fuerza igus] ¥ contraria, Yash, el escape vioiento de Bases puestos en igniién, provoce el des. Plazamiento del svion Warhago. cohete; el Evién a chorro se basa en prinelplos fogos, ¥ aleanza velocidaden superiores 1a det sonido Jorge Chebatarot EL ENIGMA DEL HOTEL [RES hombres firmaron el registro de un hotel y_pldieron hhabitaciones que se comunicaran, Les ofrecieron tres que Ihabla,diponibles y_ que juntas costaban $30.00. Subieron a verlas, y enconirandolas de su gusto se quederon, y cada tino entregé.al muchacho que habla subido con ellos un Di- ete de $ 10.00. Bajé éste a entregirselo al eajero, y_al pa sar por la gerencia, el gerente le dijo que habia ocurrido una equivocacion, ya que las tres plezas no costaban mas que $2500. En’ consecuencia le dio al muchacho eince billetes Ge $1.00 para devolverlos s sus duefios. Los viajeros toma mn $ 00 cada uno y dieron § 200 de propina sl muchacho. De esta manera gasto $ 8.00 cada viajero De regreso, ef muchacho pensaba: “Si pagé $ 9.00 cada uno, entre los tres ‘pagaron $ 27.00; $ 2.00 me dieron a mi, son $29.00. Pero a mi me habian dado § 30.00. Y el otro peso, ‘quién fo tiene? LAS VENDEDORAS DE NARANJAS 9S nifias venden naranjas. Cada una tiene 30 para vender, La primera da 2 por § 025 y la segunda 3 por $ 025. ‘Al terminar la venta tenia la 1° $3.75 y la 2° $ 2.80. En total $ 625. ‘Al dia siguiente deciden unir el negocio y vuelven al mer- feado con otras 6 naranjas que venden a 5 por § 050 (2 por $025, mis 3 por § 025). Al hacer las cuentas encuentran que s6lo tienen $ 6.00, Y se enojan, porque no entionden como pueden tener me- nos dinero si venden la misma cantidad de naranjas al mismo reco. Sin embargo, est bien la cuenta SOLUCIONES DEL NUMERO ANTERIOR EL AUMENTO DE SUELDO. — A partir de 8 6.000 snua- Jes el gerente ha ofrecido a sus empleados dos sumentos sus- tancialmente distintos: En el primer caso, ¢ 1.500 de aumento anual, e5 decir, cada aio cobrarian $ 1.500 més que el afo anterior, En el'segundo caso, $ 500 de aumento semestral, es ecir, cada semestre $ 500 mas que el semestre anterior. En- tonces sucederia: fen el segundo caso ler. io § 3.000 ler. semestre $ 3.500 2A0. 3 6500 240. flo $ 4.000 ter. semestre 00, $ 4.500 2A0. $ 8.500 PMWTReE TE NIM TEN TOS” UNA EXPERIENCIA INTERESANTE ‘TOMA una hoja de papel de diario comin, Cértala por la ‘mitad y coloca las dos partes, una sobre otra Gorta fuego ese grupo de dos hojas a la mitad y coloca Ins cuatro partes una encima de la otra, Realiza esta operaciin ‘cuantas veces puedas, progresivamente y ve anotando en una hoje aparte Jer, corte: 2 partes 240, corte: 4 partes Ber. corte: 8 partes, ete Entonces podrés calcular qué altura tomaria la pila for Si se pudiera repetir esa operacién, cincuenta veces Bara feiltr‘el caleulo puedes imaginar que es una hola tan fina que mide una milésima de centimelzo de espesor, 10 que equivale a decir que un grupo de mil de esas hojas, coloca as una sobre otra, tendra la altura de un centimetro, (Soluciones en el préximo nimero) LOS PATITOS COMILONES NIBUJA en madera terciada, y luego recorta, tres piezas si milares a las que indica ia fig. 1. Una eon la forma de uuna paleta de ping-pong, ¥ las otras dos, figurando pollitos fen actitudes distintas. Perfora luego la paleta como indica 1a figura 2 y fija a ella los pollitos, con patas articuladas, ig Haz pasar cordeles por los oriticios A-y B, como se ve fen el dibujo. Uniéndolos 1uego, puedes obtener el movimiento de los pollitos por medio de un lastre (fig. 2). Haciendo ba- lancear el lastre, veras “picotear” a los pollitor de madera. Haga Rodrigues Ber. ao § 7.500 Ber. aiio $ 5.000 Jer. semestre + § 1.500 $ 5.500 240.” $ 9.000 $ 10.500 Y asi progresivamente, LA HERENCIA DEL GRANJERO, — Con la ayuda de un vecino fue posible el reparto, Este vecino, muy sabio, sumo lun caballo suyo a los 17. Complet6 18. Dio al mayor 1a mitad, como indicaba el testamento: 9 cabalios; al siguiente un ter: lo: 6 caballos; y al menor un noveno: 2 caballos. En total Tepartié 17 caballos y el restante se lo llevé, ya que era el suyo. 1 Sucede que si sum — vers que no aleanzan completar Ia unidad: son —. Ese — que falta es el que se re- ie ie partié en forma proporeional entre los herederos. Por eso ada uno recibié mas que lo indieado por el granjero,

You might also like