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Introduccion Semblanza de Larra Mariano José de Larra es una de las Pocas figuras de la literatura espafiola que no ha perdido actualidad a lo largo de los afios. Las razones que han contribuido a ello, sin embargo, no han sido siempre literarias, y los topicos sobre su persona y sobre sus escritos han impedido, a veces, el estudio profundo de su obra. Larra, no para la historia de la cultura espafiola fundamental que el que se deriva de |, lo han reducido los topicos. Vive el escritor en la confluencia de dos épocas. Politica- mente, significa el transito desde el Antiguo Régimen al moderno constitucionalismo; socialmente, la sustitucion de unos valores caducos por los ideales de progreso y libertad; culturalmente, la renuncia a un arte de formas externas por otro difusor de verdades. Y, en este momento de cambio, de revolucién, de crisis, su figura solitaria se muestra como una excepcién, como una conciencia viva, en medio de un Panorama desolador. El problema de Espafia, como habian de Teconocer Muchos afios después los hombres del 98, no era sélo un Problema de gobierno y de politica, sino de ces de incorporacién 0 no a los modos ¢ ideales de los pueblos en 15 obstante, representa un papel mucho mas a simplificacion a que ae 16 Introduccién rogreso. Este cambio colectivo no podia llegar sélo por F luciones’ sociales, de revueltas politicas 0 de medio de revo! 1 alternancias de gobiernos, evolucion intelectual que a jones mas adelantadas. EEE ; ae iencia critica de esa intelectuali- nvirtio en concl ane eee conformismo que le rodeaba, ae a armas de la critica y de la satira para denunciar todos i a que advertia nocivos para el progreso de la sa jad. Su figura, pues, destaca sobre la atonia Setar te Larra repudié y huyé de la necedad, de Ja pe ae are la presuncién, de la artificiosidad. Desde un senti ae de aristocratismo defendié el espiritu liberal, abierto y élo con democratico. Pero Larra no se entrega a esta tarea sol sino que en sus su inteligencia, con ser tan poderosa, heel articulos esta presente un espiritu vivo; de ahi el a verdad que despiden. sino a través de una permanente cercara a los espafioles a las F A : 4 Contemplando, a travéas de sus articulos, la vanidad d la pereza endémica ¢& las gentes, la jactancia patristica, " 1 pafiola, se percibe, en el centro de un pais anquilosado, @ hombre inquieto que utiliza su pluma como arma para combatir la desidia. Desde el comienzo es consciente de la funcién que le corresponde a él como escritor: al tiempo que difusor de conocimientos, sera sembrador de ideas qué provoquen el progreso social. Se necesita, por tanto, una Perfecta intercomunicaci6n entre escritor y publico. Y Larra ral aes be calle ¥, hae ea medio del acontecer diario € reales, de acciones cottdia a eae se eae cei Idianas; es decir, de vida. Larra somete a revisién, con su espiritu criti ; ey ritico, los valores hereda- dos y las ideas por sigl u dor, praanrame siglos defendidas, con un afin moraliza- En esta la: ene ange area advierte al final de su vida su ae » €n la voz de su criado, én como esritor, como politica» eomg fescue su iombre. La eo a invade sus Ultimos escritos. Larra ve cémo se le dos los caminos y «ebrio de deseos y de impoten- sefiala en «La Nochebuena de 1836», sucumbe. Introduccién 7 amargut cierran to cia», como prayectoria de Larra Recientemente José Luis Varela, ' alejandose de las lineas tradicionales de analisis de la obra y vida de Larra, ha trazado con gran acierto la trayectoria vital del escritor. Centrando el estudio en el breve espacio, aunque intenso, que ocupa la vida lilteraria de «Figaro» (1828-1837), ad- vierte en él la siguiente evoluci6n: afirmaci6n de la persona mediante la satira de usos sociales; observacién y calificacion de los usos politicos; proyeccion de sus frustraciones senti- mentales sobre las del pais e identificacion de ambas; y, finalmente, derrumbe personal ante el peso insostenible de las dos frustraciones. Este proceso evolutivo puede apreciarse con nitidez en sus colaboraciones en la prensa, a través de las cuales se distinguen tres ctapas: La primera abarca desde 1828, fecha en que aparece El Duende sattrico del dia, hasta la muerte de Fernando VII (29 de septiembre de 1833). En este periodo escribe Larra también en El Pobrecito Hablador y en la Revista Espanola. Es una etapa en la que predomina el orden literario-social sobre el politico y en la que se advierte una cierta mesura en su actitud politica. La satira de costumbres y usos sociales es, sin embargo, agresiva, llegando en alguna ocasién a hurgar en los temas politicos, cuando la tégica actualidad del pais lo requiere, Pero, en general, su satira se dirige a temas iales: Ia pedanteria filolégica, el casticismo tranjerismo novedoso, la hipocresia pa- literarios 0 soc enquistado o el ¢ "Lara y Espasa Calpe, 1983, pp. 119 y ss. paita, Madrid, \ Introduccion i ionales, etc. 18 icios nacion: julacién y Ia perez ane pero es sobre todo dula a misantropia, sico de | uw + ma fa mis io satirico de las En alguna 0 an a que Jus Hie St ieulos recurre : at 3 > una afeclace Tora de dar forma a sus rvantino, costumbres. A i ta etapa al procedimiento ce 1 > fecuencia en esta eta i io de alguna con fice en amenizar el escrito por med: ig eC S| e que consi ae ° eee transcurre desde septiembre de 1833 a seg ro de 1836, fecha en que Larra regresa a Espaiia ra Rice tancia en el extranjero. En este tiempo i a ea Doncel de don Enrique el Doliente, estrena fl a Macias, colabora en la Revista Espanola y en la Revista Mensajero. Su separacion familiar, sin embargo, se consuma. Es la época decisiva de «Figaro». Por un lado, alcanza la madurez el escritor; por otro, se aprecia la ruina del hombre. Su actitud es ms radical y, si atin se advierten expresio- nes moderadas, éstas se deben a la esperanza de conseguir una cierta regeneracion del pais. La situacion politica, sin embargo, defrauda tales esperanzas y Larra se precipita en un abismo de desesperacién. Los Ultimos articulos de este periodo, en absoluto costumbristas ya, muestran las en- trafias desgarradas del autor, Lo que predomina en esta etapa, como se ve, es el orden politico, mientras el andlisis costumbrista de la sociedad pasa a un muy segundo plano. Finalmente, la tercera etapa ocupa el ultimo aio de vida del ¢scritor: desde enero de 1836 hasta el 13 de febrero del Sgurente afio. Es un periodo dominado por la desesperanza, fe an ete Contradicciones, por la creciente oscurigee realidad ed Nun intento de salvacién proyecta Ser ideas que ee que le rodea su Propia Seana ee Verne bas S€ repiten en sus articulos, sefiala Sel desiguaidnt paren en las palabras fuerza, ae ae Fe ae ler. Parece como si la nausea que le prod “ion Pulaciones parlamentarias afianzara su convic Introduccion 19 de que no hay mas orden que el establecido por la fuerza. Para llegar a esta conclusion no hay que olvidar los graves acontecimientos politicos que suceden en Espafia en los meses centrales del afio 1836. Cuatro articulos alumbran el camino que fatalmente conduce a «Figaro» al desenlace mortal del 13 de febrero de 1837. Cronolégicamente se situan el 2 de noviembre de 1836 («El dia de difuntos de 1836»), el 25 y 26 de diciembre del mismo afio («Horas de invierno» y «La Nochebuena de 1836», respectivamente) y el 16 de enero del ajio siguiente («Exequias del conde de Campo Alange»). En esta cronolo- gia advierte el profesor Varela la liquidacién de todas las esperanzas politicas (primer articulo), la pérdida de la fe en la creacion literaria (segundo articulo), el descrédito final en la palabra (tercer articulo) y una elegia dirigida a si mismo (cuarto articulo). Estos escritos vienen a demostrar el desfa- llecimiento progresivo de su autor. El romanticismo de Larra La historia del movimiento romantico espafiol esta jalo- nas fechas y circunstancias muy concretas. Se nada por u ia mantenida sefialan, por ejemplo, entre otras, la controvers' por José Joaquin de Mora y Juan Nicolas Bolh de Faber en 1814, la aparicién de El Europeo, en Barcelona, en 1823 y, sobre todo, ya que las anteriores no dejan de ser meras aproximaciones, la vuelta a Espafia de los exiliados, tras la muerte de Fernando VII, en 1834. El triunfo del movimien- to se une, por otra parte, al estreno de Don Alvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas, en marzo de 1835. De las circunstancias anteriores, slo la referida a la repatriacion de los exiliados pudiera ser definitiva. En efecto, durante la llamada década ominosa (1823-1833), difi- cilmente pudo aclimatarse en Espafia un movimiento que ae valor Introduccion ut primero: Ta libertad, teniend, mance a que Ja mayoria de los intelecty D Mie ged de ht Rosa, of duque de Riv ugh ‘) fo estaban en la creel o fuera de i esta Gpoee Ja prensa fue amordazaedy ty i la libre cireulacion de libros y revistas, se inpia ie obras estranjeras y- Se cerraron eseng), Pero, cuando estos hombres volvieron eontraron con un Pals cee a Las nies *dea ic no ta : o hay que olvie { ian eres que antes de 1834 la literatura spas hacia eco de numeTOsoS temas y recursos que, sin lugar , | dudas, formaran parte del estilo romantico. En Cadel, < | Quintana, en Cienfuegos, en Lista y en otros escritores de siglo XVIII ya Se observan rasgos que triunfaran posterig,. % alles. Ale Nuesy cue, fn ' exilio, § mente. - Entre los componentes del Romanticismo ha figurado ‘ siempre en lugar de honor Mariano José de Larra. Razones ideolégicas y biograficas, mas incluso que literarias, se han barajado para su inclusion. Su espiritu liberal e inconformis- ta, sus apasionadas relaciones amorosas y su suicidio son motivos tentadores para cualquier critico a la hora de reconocerlo como el representante mas genuino del movi- miento romantico espafiol. Al fin y al cabo, estos motivos aparecian en cualquier protagonista de las numerosas obras literarias que en la época se presentaron. Conviene, por lo tanto, distinguir la actitud vital del escritor, que, sin duda, coincide con los ideales difundides por el Romanticismo, de su pensamiento y de su estilo literario, que no son tan coincidentes. m Larra se formé en el clasicismo. Los autores que mane) en su juventud y los maestros en que se inspir6 no son otros que los mas conocidos del siglo anterior: el padre Isla, Moratin, Iriarte, Cienfuegos, Cadalso, Jovellanos, Lista, etc.; es decir, los més fieles representantes de Ja Ilustracion | a Introduccién P eee ea st contraste entre su formaci6n ideo- giCa, | n las ideas enciclopedistas del siglo XVIII su caracter pesimista, nacido de la contemplacién HoH realidad amarga que le rodea, es la razén aducida por los criticos para explicar su espiritu romantico. César Barja,” por ejemplo, habla de dos hombres: un Larra pasional y vehemente y otro Larra cerebral, pensador, filésofo y critico. Esta dualidad es la esencia misma de su vida. Del Romanticismo, por tanto, acept6 Larra su concepto de libertad, de verdad, de protesta social; pero no es o de un romanticismo anarquico, pintoresco y lar, Su espiritu razonador, que concibe la literatu- bien util, lo aleja de los ideales utépicos del acerca a la realidad social que le rodea. partidari espectacu ra como un movimiento y lo Larra, periodista en la literatura teatrales (fueron ortancia alcanzad cesas) ; La imp : espafiola no la consiguio nt abundantes asimismo sus tra oe i éti j por su no ni por sus obras pocticas, ni p I hi F jera su drama Macias, i oliente. Ni siquie’ 1a 4 ts ab I el Romanticismo, ha pasa ee los criticos en 10 Hi Perdadera i le recor ar. posteridad como gno di os periddi- obra literaria se halla ¢ época en que se cos en los qué colaboro. / 4 una & Es notorio que rails a cierran las universidades par dad de discurrir Y> # ae quia, y en que Ja censura 4 A mere escritores, la figur a. oria SC independencia,Y™ puoal eva Yorks E Américas ee 2 Libros y autores modern’s- Publishing Co.» } PI Introduccion eriodistica. Cientos de escritores firmad, or Pp Figaro», «El Bachiller» 0 con sy Propig nde», « i periddicos espafioles mas Prestigio, El Observador, Revista Mensajero, E o bien en los periddicos por él mismo editados, nombre sos: Revista Espaitl, ets rico del dia 0 El Pobrecito Hablador. El Duende sat ino continuar la tradicié, hace Larra si n Con esto no ; ue convirtié el periédico en un element dieciochesca q' ara la difusion del pensamiento reformist, importantisimo P: En aquellos periddicos del siglo xy de los ae escritos mas diversos de critica literaria, ae =e los que trataban sobre el teatro, y de anilisis svememabres La prensa fue el vehiculo mas utilizado por la Ilustracion para la difusién de sus ideales. ; No podia desconocer Larra estos escritos, pero él no se limit a ser un simple continuador. E] auge que la prensa espafiola conoce a mediados del siglo XIX le debe mucho al trabajo, a la dedicacién y a la personalidad del mismo Larra, que supo dar a sus articulos una originalidad, una a y un estilo hasta entonces desconocidos. 4 variedad de los temas abordados en estos escritos Periodisticos, asi ¢, Gif una clasif mo su distinta estructura formal, hacen aria Cruz Seon n de los mismos, Larra, como sefiala Periodista oon nea todo, un escritor politico, un le | ant SY Pensamientg hip’! difusor de la prensa para que se vale d Spafiola est «0 sobre el cambj. i profess, neesitando, mbio que la sociedad R r Primer Jy, arelat ha reali Sar, entry, ealizado una distincion, en UN periodis BN «Periog:, . MO «iter, Petiodis, . diferencia 2 ‘iteration, ast ae Mesa» o gacetillero y ™O satiricg > advierte com, L; a con s, ley, 10 arra, ” Va a cabo is : . uN co: ‘1S- 4 ormeria > pero, iy ‘ga literaria del sj stumbri Pagina 291, mo Wa Bay, et siglo xvint y lo %. cit, p. 156 "4 del sigh Xx, °8 articuli. ulise; toda la ¢, a Madrid, Castalia, 1977, Introduccion 23 utiliza como instrumento de la descarga romantica, con lo que la escena costumbrista se convierte en satira de costum- pres sociales, luego en satira de costumbres politicas y, finalmente, en satira elegiaca, para mostrar su autodestruc- cién literaria y personal, de acuerdo con las etapas que arriba hemos sefialado. El articulo de costumbres Es un lugar comin en la practica totalidad de las historias de la literatura espafiola citar a Larra dentro de los escrito- res costumbristas. El hecho de que ocupara en algun periddico el espacio reservado a los articulos de costumbres, © que sustituyera a Mesonero Romanos, costumbrista ofi- cial, en las paginas de la Revista Espanola, avala la idea, tan repetida, del Larra costumbrista. El costumbrismo de Larra no interesa, sin embargo, por los elementos comunes que comparte con el resto de los escritores, sino por todo lo contrario. Mesonero Romanos, Estébanez Calderén y todos aquéllos que, de una forma u otra, se dedicaron al andlisis de costumbres espafiolas, entienden éste como una descripcién pintoresca de tipos 0 acciones populares. Su tnica finalidad consiste en retratar, por planos, lo mas divertido, caracteristico o peculiar de la sociedad o de los personajes que la componen. Son meros pintores, testigos objetivos, de escenas seleccionadas previa- mente por su pintorequismo de entre las que ofrece la sociedad espafiola. Larra se aleja totalmente de esa sumisién al tipismo y convierte el articulo en una plataforma desde donde difun- dir sus ideales reformistas. A Larra no le interesa el cuadro de costumbres como simple descripcién de las mismas, sino como método de andlisis, de diseccién, de profundizacion en los vicios que impiden el progreso social. Larra considera la oy Introduccién sociedad como un problema Y No como un modelo gue es flejar en sus escritos. En la busqueda de costumbres sign. ficativas o representativas del pais descubre que no existen tales. Existen, eso si, costumbres de clase, y averigua que Ia aristocracia o la burguesia espaiiolas comparten sus Valores con las de las demas naciones. ; Hay también otros rasgos diferenciadores en los articulgs de costumbres de Larra, que analizaremos. Sélo llamamos aqui la atencién sobre la no participacién del narrador, observador objetivo e imparcial, en la accion, lo que hace patente su independencia. Esta observacion critica de la realidad o del comportamiento humano sélo le interesa como forma de descubrir y denunciar los vicios con una finalidad didactica. En conclusi6n, para Larra el cuadro de costumbres no es un fin en si mismo, sino simplemente un medio. Frente al costumbrismo regionalista y pintoresco de tipos y paisajes andaluces de Estébanez Calderén, frente a la critica com- placiente de la sociedad madrilefia de Mesonero Romanos, los articulos de costumbres de Larra rezuman la amargura del escritor reformista. Su andlisis de la sociedad y de las gentes no se realiza superficialmente, sino que se centra en el estudio del espiritu que los anima. La profundizacién en la critica no sélo enriquece el género costumbrista, sino que eleva sus articulos a una categoria distinta y superior. Ell articulo de critica Uiteraria aoe EEE ee \ Orientaciones para el estudio de los Articulos de Larra \ bos articulos periodisticos: el género \ _ Desde el siglo XVIII, la prensa ocupaba en Espafia un \ qeottante papel como medio de difusion de las ideas stradas. Fueron muchas, sin embargo, las dificultades que ; ee, de vencer, aunque sobre todas destacaron las Jimita- een que los Sucesivos gobiernos impusieron a la libertad on a sion. Bien es verdad que los censores no actuaron \ iempor de entusiasmo en todas las épocas. Mientras en \ ala fost Carlos ir triunfo un cierto liberalismo, el miedo nde ge Fl de las ideas revolucionarias francesas empujé al Seibn Sridablanca, en el reinado de Carlos IV, a la Mea fos todos los periédicos, prohibiendo expresa- Weg Mienzos detec’ la mencién de temas politicos. , ‘Wg En los a Siglo XIX, la situacién ha cambiado 1 Mig) - nodos de predominio liberal (1808-1813; 7 a la aparicién de numerosos folletos y cone] a Gifunden las ideas reformadoras y sONtrario oe astra y adoctrinar al ptblico 3) censura Periodos absolutistas (1814- odist S€ ejerce con todo rigor, y la aS liberales y la prohibicién de cog, Rolyge> en ier, pestis ng la3 Peri 219 eeu periddicos se hacen patentes casi desde los primeros momen. tos. La aparicion del periodismo da lugar a una transforma. cin del estilo literario. La rapidez con que se escribe, al servicio siempre de la actualidad, y el hecho de que lo cultiven personas que no pertenecen al mundo estrictamente literario (abogados, médicos, cientificos, politicos, etc.) posi- bilitan la formacion de un estilo nuevo (viciado y corrupto, segiin los puristas de la lengua), por la inclusién de numero- sos neologismos, especialmente los importados del francés. Es, en general, un estilo vivo y animado. I Los articulos periodisticos, que no se ocupaban de manera exclusiva de temas referidos a sucesos de actu alidad, eran, ° al menos pretendian ser, atractivos para un amplio publico, | | que se distribuia entre todas las clases sociales. Tal atractivo | a no residia slo en la novedad, en la curiosidad 0 en la rareza Ii, de los temas tratados, sino que radicaba, de igual modo, a [sy la profundidad, en la belleza de la expresion ¥ en la grat ~ que el autor supiera infundirles. cica casi Larra, que debe su fama a la labor periodistica o , exclusivamente, llegé a crear un estilo caracteristice, rado por la naturalidad en la expresion y Po? la pensamiento. Para Larra, el articulo periodistico, ° esfuerzo del autor para comunicar su pensamicr particulares puntos de vista sobre temas qué Je intraad ae! €l personalmente 0 al publico que lo lee. La O88 conve estilo de Larra es producto del choque eo p miento de la misién de guia de la sociedad que oe e 0 Osi * . {bh a y una censura que le impide ech ertad. Larra, con su ingenio, jyidez es rut? del Ja censura con la ironia, un arma de 1a 4° maestro indiscutible. 7 __ El optimismo y la esperanza de hacer Hem, ideales de progreso y de reforma le anim apo Poco a poco, sin embargo, la desconfian2® * Orientaciones bara el estudio 2Qy €spiri i Piritu, Y Sus articulos Mostraran | ri la desilasiz ‘a de un hombre Teaser a desilusién yla amargu- — En esta seleccién de arti dens _ camente, puede observarse coma dscns Lame gura de los primeros se convierte en la total descsperanza de los Ultimos, Compruébese. " — La ironia, como rasgo caracteristico del estilo de Larra, aparece en casi todos los articulos seleccionados en este volumen. Seiidlese en cual de ellos se percibe con mayor claridad. — Algun critico (Baquero Goyanes) ha reconocido la semejanza de ciertos articulos de Larra con el cuento, tanto por la creacién de personajes como por Ia existen- cia del didlogo. ¢Podria hablarse de un género Le situado entre el ensayo y el cuento? ;Qué articulos ge los seleccionados se acercan mas a uno 0 a otro género? | tens As diversos. i s temas mas di , Larra se ocupa en sus articulos de lo: temas mis dine Desde la observacién de costa bres a oe Politica, pasando por el anilisis de a coe ee Por la critica de los teatros y de las 0 ras damit Wvidar Ja expresion de sus propios S mane Profundiza en cada una de las cuestiones, buscando, mis Qe elementos pintorescos, la verdadera exci ; , Mismas, Apenas encontramos descrip ones ae wane Parte externa de los objetos, de los lugar’ aera a ii quiere legar al rasgo psicolégico, “ ae id del auto! i én Ja intencl 7 dad de los problemas 4 a | { le a El café» queda ya manifh | Parse de la practica totali studio Orientaciones para el e. 224 ido mas a iticos han referi ticos se pe an Tocieas oe econ nte estéticas p aac Sei S ca a razones puramer in ao eet tivd estas supresiones. : ’ jastificar la causa que mo oe ees = a t s sirven para 1 bstante, nos sir Ryans a que nos hemos referido — La misma estructura (prologo, dicho y epilogo) aparece e seleccionados, Obsérvese e: des y diferencias, — «El Castellan, diferente a la articulo N otros arti N cuales y |; 1 cinco Partes; invitacién, brimera meditacign la cena Y Segunda esta de acue n este pl tivo, Sefidlense los CI cada parte, la de log tYos articulos. lo que €stam, and brélogo se refiere Larra a distintas Uestiones, Nelusion en los articulos no cumple la ma finali, cada uno de ellos, Sefidlen- S€ estas Part} ularidad 5 : As Nteresantes Pueden, Parecer Jog epilogos. La actitud Cadora de] autor es clara, pero Sus referencias Petsonales mma en que |e afectan los hechos 0 Personajes Observados Nenan de Veracidad los articulos y acercan 8 Mensaje a los lectores, 805. Vea, ara ell, todo. Analicense estos epilo- re Ob © 9 lo que se dice en (45), (60) y, sobre "ncion del narrador ; ae jerson Larra, a ‘aves de} eee dor, aparece como un P ™MAS en sug articulos, Est tras ie ond! © Personaje-narrador se esc a esse Orientaciones para el estudio 225 los seudénimos de «El Duende», «El Pobrecito Hablador» 0 «Figaro» y la postura que adopta ante los sucesos relatados ¢s importante. El recurso, que es comin a otro géneros literarios como la novela y el cuento, adquicre en él articulo la particularidad de que el narrador se convierte en transmi- sor del pensamiento de su autor. Normalmente, este personaje no participa directamente en la acci6n, sino que observa, desde un rincén o escondido bajo su sombrero, el desarrollo de la escena y a cada uno de los personajes. Alguna vez toma parte en las conversaciones, pero de una manera pasiva. En todo caso, siempre’ se muestra como un observador imparcial que elige los temas y los personajes del mundo real que le rodea. Hay, sin embargo, articulos en que este personaje-narra- dor alcanza un papel preponderante. La amistad 0 los lazos familiares que le unen al personaje principal le implican directamente en la accién, pero de una manera escasamente comprometedora, manteniendo asi la imparcialidad como norma de conducta. La presencia de un sobrino o de un amigo, ademas de enriquecer las perspectivas (véase la Introduccién), acerca la anécdota al lector y, por tanto, la hace mas real. No olvidemos, sin embargo, que sdlo es un método para penetrar en el andlisis de las costumbres. Pero hay ocasiones en que el personaje-narrador se con- vierte en protagonista absoluto. Nos referimos a los articulos en que la realidad observada ha producido en el animo del autor tal conmocién que, en absoluto, puede éste mantener- se al margen. Los temas tratados inciden directamente en su vida y el autor abre de par en par su coraz6n y da rienda suelta a sus sentimientos de amargura, de angustia o de desesperanza. Véanse (76) y (79). — Compirense las distintas actitudes adoptadas por el narrador en los articulos «El café», «El casarse pronto Y mal», «El castellano viejo» y «La Nochebuena de | { [ 296 Orientaciones para el estudig 1836». gResponden a lo que hemos Sefialado mas ¢Pueden extenderse estas actitudes a otros = exclusivas de los citados? — Analicense las formulas empleadas Por el narrad, para acercarse y observar a los personajes, J — En algunas ocasiones se produce un didlogo entre narrador y lector. Esta claro que el dialogo va en i Unica direccién, ya que el lector no puede contestar. Sefidlense los articulos en que esto ocurre y digase is funcién de dichos didlogos. Mas arriba? Articulos 9 son La descripcién de tipos y personajes La objetividad que se pretende con las actitudes del personaje-narrador no es tal. La observacién que se realiza esta condicionada, porque, como hemos dicho anteriormen- te, Larra no busca la simple descripcién de tipos y costum- bres, sino su anilisis, y éste ha de ser necesariamente subjetivo. La mirada del narrador, autor solitario y curioso, penetra en el alma de las gentes que le rodean. Su descripcién no s¢ detiene en el aspecto fisico, ni siquiera en el comportamien- to. Con su satira mordaz analiza cada uno de sus movimien- tos y cada una de sus palabras, exagerando desproporcion™® damente los rasgos, hasta convertir a las personas en mee caricaturas de si mismas. Es una forma de desenmascara" 7 de sacar a la luz la vanidad; Ja apariencia, la presuncio™ petulancia, etc., como vicios que las definen. fe» para La galeria de tipos es grande. Basta leer «El ca a st darnos cuenta del amplio mundo que quiere abarct ts pluma. Allf aparecen abogados, médicos, militares, etc: presumidos, vanidosos, despilfarradores, jovenes, some Para su presentacién ha sido suficiente un © oN pS Orientaciones para el estudio 227 pe ie grees re poe , ¢ que los distingue: el bastén, los anteojos, el humo del tabaco, las alhajas, los bigotes... ; No se conforma Larra, no obstante, con estas primeras | pinceladas. Su analisis ira mas alla. En el mismo articulo, «El café», se observa lo absurdo de las opiniones politicas, literarias o sociales que mantienen estos individuos. Pero su critica adquiere mas dureza cuando no trata de reflejar un ambiente, aunque sea corrupto, sino de denunciar los vicios que abogan a la sociedad. Véase, por ejemplo, como en la descriprcién del usurero de «Empefios y desempefios» Larra acaba destruyendo fisica y moralmente al personaje. Alguna vez, en medio de este mundo variopinto, se destaca con personalidad propia un personaje. El narrador se sirve de él como individuo ejemplificador del vicio que quiere denunciar. Son tipos como sus sobrinos, como don Marcelo o como Braulio. El andlisis, aunque mas detenido, es igualmente demoledor. Finalmente, el narrador elig' testigo a un personaje que le es cercano. desdoblamiento de su propia personalidad: p: su punto de vista (véase la Introduccién). En los articulos seleccionados destacan monsieur Sans-délai («Vuelva usted Mafiana») y, sobre todo, el criado («La Nochebuena de 1836»). EI narrador dialoga con ellos, pero el didlogo no es ino la exposicion publica del pensamiento de Larra. e como confidente 0 como Se trata de un ara enriquecer lea un recuento de los tipos que aparecen en Ciertamente, 1 «El castellano viejo». Su andlisis setae: Cxageracion’ fa sonrisa del lector, sobre ioe a le qué ane que se describen sus rasgos. Obsérvese ~ se consigue el humor. Anali . de otros alicese la forma en que las figuras de Braulio y Petsonajes se reducen a meras caricaturas. 228 Orientaciones para el estudio — Niétese lo disparatado de las conversaciones que mantienen los personajes que asisten al café y las situacig. nes coOmicas en que S¢ hallan los invitados de Braulio, — Sefidlense los rasgos que individualizan a los perso. najes mas importantes. — Se advierte algin grado de benevolencia en Ja presentacién de ciertos personajes? La denuncia politica Hemos dicho en la Introduccién que todos los articulos de Larra podrian ser considerados como escritos politicos, de acuerdo con la hipétesis de Maria Cruz Seoane. No obstat- te, es a partir de 1833 cuando estos escritos recogen de une manera ms decisiva el anilisis de la situacin politica por la que atraviesa el pais y cuando se hace mencion expres : sucesos y personajes reales. La muerte de Fernando vil ye camino abierto a una transicién gubernamental no absolu- tista propiciaban este tipo de andlisis. Larra no oculta nunca sus ideas liberales, pero dos de 1836, decide mostrar su apoyo al gobierno conserve dor de Isturiz. Para los circulos intelectuales, est? sup una sorpresa, asi como su participacion en las eleccion¢ se la ciudad de Avila. Estos hechos provocan la difusion injurias y calumnias en contra de Larra Y ide 0: numerosos problemas personaleas. Los criticos, sim embaee coinciden en sefialar que este aparente cambio de rambo a la ideologia politica de Larra no se debe @ Mi porael hipécrita, sino que la sinceridad del pensamient© libera escritor no ofrece dudas. a Desde el comienzo de su carrera de escritor, Lamy aes un tipo de articulo que, cercano a la realidad de! Pi, recoge aquellos temas cotidianos que preocup 8 g. g 3 o 3 oe ee q i 229 Orientaciones para el estudio i a base estructural es el iblico ansioso de novedades. La i strt : dro de costumbres, aunque su satira se dirija a asuntos y ‘0 . aya ; ieee concretos de la vida publica. Asi, son personajes muy ¢ ‘ f cae materia de analisis los carlistas, contra los que lanz ataque feroz, la pasividad del gobierno, la ausencia de libertades, y, como no, los gobernantes que, una vez conse- guido el poder, abandonan los ideales progresistas. En los ultimos meses de su vida, advierte Larra el fracaso de su lucha. Ni los sucesivos gobiernos, a pesar de las esperanzas depositadas en ellos, ni tampoco sus articulos han logrado conseguir la ansiada regeneracion que el pueblo espafiol necesitaba. Siguen existiendo, por el contrario, los F g > % mismos defectos, los mismos vicios, el mismo escaso interés en avanzar al ritmo de las demas naciones. Su desanimo y su desesperanza se reflejan en «El dia de difuntos de 1836» y en «La Nochebuena de 1836». —A través de la lectura del articulo «Un reo de muerte», obsérvese la ideologia politica de Larra. ; — En «E] dia de difuntos de 1836» sefidlense las nstituciones y los valores que, segan Larra, han muerto. éPueden advertirse los errores que los han co: i ese estado de defuncién? 3 cide a Recursos de estilo La sétira no se preocupa dos como de la 230 Orientaciones para el estudio técnica empleada. De ahi que Larra pueda inspirarse Fy otros autores, sobre todo franceses, pero conservando nu propio mundo y su original estilo. . Como tal género, suele aparecer la satira en las €pocas en que, por motivos extraliterarios, se impide la difusion libre del pensamiento. Por esta razon, no es extrafio que Larra lz utilice, de forma tan continuada, como modo de expresién, dadas las circunstancias politicas de Espafia y la ferrea censura impuesta a los periédicos. Alguien ha pensado que Larra ha conseguido su genial estilo justamente empujado por estas circunstancias adversas a su tarea como escritor. Pero la satira no es sdlo un medio de eludir los problemas de la censura, sino que se convierte, por si misma, en él elemento més enriquecedor de los articulos de Larra. A través de ella, la realidad observada se deforma, se distorsio- na, y se puede profundizar mds agudamente en las causas que han conducido a las situaciones que se analizan, par, desde ahi, encontrar una realidad mejor. La satira de Larra alcanza a los personajes. La caricatur que de ellos se realiza, como ya hemos anotado, forma parte de su arte satirico, al quedar ridiculizados ante los ojos de lector. Véase, como ejemplo, lo que decimos en (31). Per también alcanza a las situaciones, en las que la deformacién hiperbélica, el amontonamiento absurdo de sucesos (ver «El castellano viejo») y la vida que parecen cobrat io objetos inanimados contribuyen a la creacion de un mun en confusién del que el lector sacara sus consecuencias. s Ja lectura acio- — Analicese el arte satirico de Larra, tras Ja | de «El castellano viejo». ¢Cémo se deforman las situ nes y los personajes? un — El articulo «Yo quiero ser cémico» offece Wt sjemplo claro del arte satirico de Larra. Véase cOm® reduce al aspirante a actor, y a los actores mismos, 4 situacién ridicula. Ns Orientaciones para el estudio 231 _ En «Los calaveras» el planteamiento del articulo se hace desde una vision critica de la sociedad. Comprué- bese. _ En «El dia de difuntos de 1836» la satira descubre Ja amargura del autor. Obsérvese como la visién de los monumentos publicos se hace desde la subjetividad y en la descripcion de los mismos vuelca su propia desespe- ranza. El lenguaje El arma mas eficaz que posee Larra para llegar a sus lectores es, sin duda, el lenguaje. Desde el comienzo de sus escritos, SU preocupacion por los problemas lingiifisticos, con especial referencia al correcto uso de la lengua, es notable. Recuérdese, por ejemplo, la critica realizada en «El café» a las expresiones incorrectas que aparecen en el Diario de avi- sos. No defiende, en absoluto, el purismo lingiiistico; por el contrario, reconoce el mérito de las naciones que han sabido enriquecer su léxico aceptando los neologismos nece- sarios. Aboga, por tanto, por una lengua dinamica, que no pregunte a los préstamos «zde donde vienes?», sino «épara qué sirves?» (Véase «Literatura».) Larra dice encontrarse con una lengua anquilosada, que impide el progreso del pensamiento, Y que, habiendo sido tan rica en la antigiedad, «habia venido a ser pobre por las necesidades nuevas». En Ja renovacion lingiifstica que pre- coniza, defiende la correcta diccién en los actores y trata de corregir la utilizacion no apropiada de frases y expresiones. Acepta, por supuesto, el neologismo, per solo cuando este aporte algo nuevo a la lengua y no s¢ convierta em una mera novedad superflua, impuesta por la mania imitadora de todo lo extranjero- eatin j cetndiy aa ef cain Ohi 6 das aportacio- Nama fa ateneian sabre bay ay i iP fe aa vaca eabo ert it BE ck manatee BS Cpe asbestos eee stilo usual en los i Jeena, Contaniaments al estilo mniento de 1 Tengae que busean las palabras sseritores costuimbristas, ere Fi trada al Jenguaje popular como medio de " an entrada pues os pul amente los ambientes deseritos, en Larra rellejar mas acertadamente Tos an ‘ rara vez aparecen estas voces de jerga yy cuando esto sucede, las trata peyorativamente. En el andlis de tipos y ambien. tes que se propone presta poca atencién, como venimos diciendo, a los elementos externos y se dii ig estudio de su realidad mas profunda. No evita, sin embargo, las frases hecha: locuciones y proverbios, para representar |: como formas eficaces de llegar al publico, como matar el tiempo, echar sal en la mollera, no esté la miel para..., etc., Tater nes que ¢ directamente al $ ni el uso de ‘a actualidad y Son €xpresiones Se me da dos bledos, yuxtaposi de sugeri Baler rece eee Orientaciones para el estudio 233 llamado la atencién sobre este punto en «El castellano viejo» (véanse (35) y (36), y en Un reo de muerte nos hemos referido a la manera en que los sentimientos del autor se reflejan en el estilo (véase (60)). — Hagase un recuento de las expresiones incorrectas que encuentra don Marcelo en («El café») en el Diario de avisos, y diganse las normas de la lengua que contravie- nen. Comparese el estilo empleado por este personaje en su exposicién con el que critica. — Inténtese sintetizar las ideas de Larra sobre el valor y uso del lenguaje, a través de los articulos de esta seleccion. — En los articulos seleccionados hay numerosos ejem- plos de los recursos estilisticos citados. Hagase un estudio de los mismos. El propésito educador de los articulos Hemos repetido en numerosas ocasiones el propésito didactico con que Larra escribe sus articulos. En su afan de cambiar la sociedad, de hallar salidas al anquilosamiento de un pais inmévil, escudrifia en los temas y en los ambientes mas diversos, los analiza, los juzga, y aporta para cada uno una propuesta reformadora. Su critica, por tanto, no es destructiva, sino, todo lo contrario, significa la base sobre la que levantar una sociedad nueva. Posiblemente se advierta la amargura del autor ante una situacién descrita, pero no €s menos verdad que lo anima un espiritu optimista, susten- tado en su confianza en el poderfo de la palabra y en su funcién como escritor. Opina Larra sobre la educacion de los jovenes, a los que dedica otros muchos articulos no incluidos en este volumen, | udio 234 Orientac Mentaciones para el est orqu el a - ella se basa el Progres ae pto de la educacion Coincid ae Scritores ilustrados del siglo XVII Ce an » Gen; ue superfici: ‘ Sura la at Ps ial que reciben, con expresa ao Tae Nia a | socie ain de modas extranj las yeras (véanse lei ee faciles de vicios yi eee de oon bs aie ee 7 pue le conducirl, Pronto y malp), Pero, de Ai modo, censura la «educacién a la espaiiola» (yé ‘ (32)), que se basa en la defensa de un falso é (véanse (30) y Justificacion de la groseria, de la rudeza See come («El castellano viejon). Su propuesta consiste en (oper as educacién slida de la juventud, que debe tomar del x tranjero lo bueno, para caminar al ritmo de las naciones més adelantadas, pero que no debe rechazar lo espafiol. Acomete Larra también la denuncia de vicios concretos, como la pereza o como la costumbre generalizada de denigrar todo lo espafiol, que alimentan la inacci6n de la sociedad, en vez de contribuir a su mejora. Acepta Larra también en este punto lo extranjero, cuando suponga avan- ces para Espafia, pero sin renunciar a las caracteristicas particulares de nuestro pais (véase (56)). La opinion de Larra sobre la literatura y sobre el teatro, asf como sus ideas de reforma, la encontramos en numerosos articulos. Nos hemos referido en la Introduccién al valor atro, como indicador importantisimo que para él poseia el te ‘ del estado de rainy Estas ideas, repetidas una y oo vez a lo largo de todos los articulos que dedicé a los oorEl teatrales, se refieren, esencialmente, a cuatro ee aie publico, el actor, el autor y el gobierno. A cada Dates cle le corresponde desempefiar su propio papel en el logr’ oe reformas. Con referencia a los actores («Yo ae ee cémico»), su critica abarca elementos como la one ee histérica, la diccién, la gesticulacion, los trajes, € = fe programa reformador puede resumirse en conseguir es actores Ieguen al escenario con naturalidad, que el P' ee Orientaciones para el estudio 235 sepa captar la belleza de la obra y que los gobernantes colaboren en la mejora de la situacion teatral. Lo mismo puede decirse de la literatura. Su concepto de una literatura util, hija de la experiencia, estudiosa, analiza- dora, profunda, que ensefie verdades y que muestre al hom- bre tal como es, se convierte para Larra en una profesién de fe. (Véase «Literatura».) — Desctbranse los propésitos didacticos de los articu- los de Larra recogidos en este volumen. — Comparese su concepto de educacién de la juven- tud en los articulos «Empefios y desempefios» y «El casarse pronto y mal». ¢Son coincidentes las ideas? ¢Por qué el final es diferente? — Sus opiniones sobre el — Sus ultimos articulos ( y «La Nochebuena de 1836») accion didactica? «El dia de difuntos de 1836» » éignifican el fracaso de su

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