Revista Internacional de Sociologia, Vol 58 Num 25 (2000)
LIBROS 209
CRITICA DE LIBROS
NUNEZ SEIXAS, Xosé M.
Movimientos nacionalistas en Europa. Siglo XX Madrid, Editorial Síntesis, 1998 En apenas el 10 por ciento de los El autor del libro, profesor de his- Estados-nación contemporáneos, la toria contemporánea en la Universidad unidad política territorial se correspon- de Santiago, es un estudioso del tema de cabalmente con la distribución te- de las nacionalidades. Su acotación al rritorial de un grupo étnico homogé- período de la Europa de entreguerras neo. En el resto, coexisten dentro de constituyó el ámbito de su tesis docto- un mismo Estado, otras minorías regio- ral en el Instituto Universitario Euro- nales o nacionales en diversos grados peo, a comienzos de los años noventa. y proporciones. A menudo, tal realidad Su empeño investigador, entonces, se ha sido postergada en el programa in- concentró en el Congreso de Naciona- vestigador de las ciencias humanas y lidades Europeas (1925-1938). Ahora, sociales. Los estudiosos de estas disci- fruto de una sistemática labor de reco- plinas han encontrado serias dificulta- pilación sobre los diversos movimien- des para forjar una teoría explicativa tos nacionalistas europeos, ve la luz pú- de la identidad étnica y los movimien- blica este volumen, que cubre un hue- tos nacionalistas, en su referencia terri- co notable en el estudio de los nacio- torial a los Estados plurales. nalismos «sin Estado» durante el siglo Semejante tarea no es concebible si que ahora acaba. no va asociada al desarrollo de una teo- Especialmente encomiable en este ría general de los sistemas sociales, cul- libro es su atención por los nacionalis- turales y psicológicos. A falta de ella, mos, también llamados «periféricos» o la ruta más cautelosa debe asociarse a «minoritarios», de la Europa centro- la construcción plausible de teorías oriental, aunque la relativa a los de la parciales, sujetas a cuerpos de obser- Europa occidental es comparativamen- vación y hechos conocidos, y verifica- te mayor. Los diversos capítulos se su- bles mediante subsiguientes contrasta- ceden de acuerdo con una pauta crono- ciones factuales. lógica en la que se intercalan transver-
Revista Internacional de Sociología (RIS)
Tercera Época, n° 25, Enero-Abril, 2000, pp. 209-227.
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salmente las diferentes etapas en la A grandes rasgos, cabe dividir en
linealidad histórica de los movimien- dos las teorías generales sobre nación tos nacionalistas. En tiempos recientes, y nacionalismo. Aquella «determi- algunos de ellos han visto cumplidas nista» para la cual las naciones son pro- sus aspiraciones de dotar a sus respec- ductos históricos u organismos socia- tivas naciones de instituciones estata- les que han evolucionado a lo largo del les propias. Este ha sido el caso de tiempo y que disponen de un espíritu Eslovaquia, Ucrania o Croacia, por (Volkgeist) distintivo y único. De ejemplo. Otros han avanzado conside- acuerdo con este enfoque conceptual, rablemente en sus aspiraciones de ma- todas las culturas nacionales están le- yores cotas de autogobierno, como pue- gitimadas, pueden preservarse y deben de ser el caso de los nacionalismos desarrollarse en el crisol social de la minoritarios españoles (Cataluña, existencia humana. Para los «determi- Galicia, País Vasco) o de otros corres- nistas», el enfoque vital de los ciuda- pondientes a Estados de composición danos queda íntimamente ligado al ba- plural como el Reino Unido (Escocia, gaje del pasado nacional que le sirve Irlanda del Norte) o Italia (Trentino o de referente, no sólo en su compren- la denominada Padania). sión del pasado, sino como basamen- Aunque el autor se adscribe a un to epistemológico y actitudinal hacia enfoque teórico «modernista» o «cons- el futuro. tructivista», es asimismo consciente del Por su parte, la aproximación teó- terreno conceptualmente inestable que rica «funcional» sostiene que el fenó- implica tratar a la nación como una meno del nacionalismo está ligado al categoría analítica acotada en el espa- desarrollo industrial y a los requeri- cio y el tiempo. Las percepciones psico- mientos económicos, sociales y políti- sociales son de extraordinaria impor- cos de los procesos de modernización. tancia en el estudio y conceptualización Los modernistas, propiamente dichos, de la nación como comunidad, imagi- sostienen que las naciones y el nacio- nada o no. Contribuye a ello que los nalismo son productos de los desarro- integrantes de la nación se identifiquen llos modernos asociados al capitalismo, con ella y estén convencidos de su exis- la burocracia y el utilitarismo secular. tencia. Pero las dimensiones cultura- De acuerdo con esta perspectiva, tanto les y de identidad inherentes al sentido naciones como nacionalismo, constitu- de pertenencia a una nación son de di- yen un fenómeno contingente, sin raí- fícil evaluación, incluso por parte de ces en una pretendida historia inmuta- los componentes mismos del grupo ét- ble o en la propia naturaleza humana. nico. Al tratarse de un constructo rela- Su aparición se sitúa, aproximadamen- cional, no parece posible abstraer y gra- te, hacia la segunda mitad del siglo duar las distintas manifestaciones de la XVIII. Cualquier otra entidad territo- identidad étnica de forma separada a rial que se les asemeje, tanto en la An- la existencia real de grupos ocategonas tigüedad como en la Edad Media, debe étnicas o nacionales. ser considerada con cautela.
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Ambas visiones conceptuales del cial. Ello se ilustra con la autotransfor-
nacionalismo y la nación se han igno- mación de los partidos políticos regio- rado frecuentemente. Las divisiones nalistas, en nacionalistas. En España, académicas en ambos bandos teóricos el caso del PAR (Partido Aragonés han servido como pretexto para las Regionalista), partido autodefinido prácticas clientelares de promoción como regionalista y posteriormente como académicas, pero en poco han contri- nacionalista, es ilustrativo al respecto. buido a formular un entendimiento El libro de Núñez Seixas es parti- sincrético del fenómeno analizado. Ello cularmente útil a la hora de aportar in- se ha hecho particularmente evidente formación historiográfica de los más al tratar del tema del regionalismo en destacados movimientos nacionalistas su relación, o contraposición, con el na- minoritarios europeos, muchos de los cionalismo. cuales comenzaron a manifestarse El «regionalismo» no es sinónimo como «regionalismos». de nacionalismo. La identidad regional Los resultados de la tarea del histo- no implica el mismo grado de compro- riador gallego son, a todas luces, pro- miso afectivo que la que genera el na- vechosos para el estudio de la dimen- cionalismo. sión territorial del poder en las socie- Una región producto de una rees- dades europeas contemporáneas, y para tructuración del poder territorial esta- entender mejor cuáles pueden ser los tal, no suscita el mismo nivel de alian- desarrollos futuros de aquellos nacio- za social y autoadscripción entre sus nalismos «sin Estado» que acechan a ciudadanos, que el de una nación. Ello, un Estado-nación europeo, en horas ba- no obstante, puede variar a resultas de jas, acuciado coetáneamente por pro- los procesos de socialización subsi- fundos procesos supraestatales de europei- guientes. Cuando los sentimientos re- zación y mundialización económica. gionalistas se sostienen en una convic- ción étnica propia, su categorización diferencial con respecto a los lazos LUIS MORENO afectivos nacionalistas se convierte en Unidad de Políticas Comparadas una tarea compleja para el científico so- CSIC Madrid
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