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ERE ee eee ee Jolto Sta Feels oro. Ao. 2008 LA ZONA GRIS Violencia colectiva y politica partidaria en la Argentina contemporanea por Javier Auyero FLACSO -Bibotecs 308.682 >*«I Ibe Siglo veintiuno editores Argentina s.a Siglo veintiuno ‘Ml rok cy lc prion Aen Soe Kae Sn Seay i ni Se sri Ts “Tino orignal Reine ater and Vn Aetna no fat Pr Ge anes Pes Per Tees Imagen de ports: Saqueosen el Conurtano, 1 de diciembre de 2001, (Contes de Papna/I2 (©2007, Siglo XX Eanes Argentina S.A. san oveasranana4s ‘ielmes ae age 30? Hecho el dept ue marca ne 1785 Inpro en rpm Maden pein Para Esteban lector de todos los libros, fuente de todas ls ideas importantes. Y¥para Tuki, que stbe lo que hay que saber. indice Prefacioy agradecimientor Tntroduecion 11a zona gre 2 Politica partidara y vida cotidiana ‘5 Saqueos de alimentos 4 Los saqueos de Moreno y La Matanza 5 Para entender Ia violencia coleciva Conclusiones Aptndice: modelo del dingmica del saqueo Bibliografia 5s 8 101 Ls m 193, 203 20 a AMIER AUYERO ‘0 protegerlor, oambas cosas. En otras palabras, el lector se encuen tra con Ine voces de personas que hablan, profisamente, del poder politico. Aitos después de los hechos, ests voces ciertamente con- tienen elementos de andlsisretrospectivo (los aqueados en ocasio- nes describen lo que ocurrié en aquel momento usando pruebas {que recién aparecieron después de los episodios) y de justiicacién retroactiva (los aqueadores racionalizan sus acciones, incluso a ve ‘ces aquellas que también para ellos son incorrectas), Lo que es sor- ‘prendente, sin embargo, es que todos ellos lejos de evtar hablar de politica en sus relatos de los acontecimientos y sus consecuencias (Bliasoph, 198), hablan cai exelusivamente de politica (partidaria ydel Estado). diferencia de lo ocurrido en otras stuaciones, veti- ‘mas y victimarios hablan de sus problemas cotidianos (antes y des puésde lossaqueos), de los origenesy de las soluciones posibles, no on el lenguaje de los parentescos (Lomnitz, 1975), de la relgién. (Seman, 2000), dela brujerfa (Ashforth, 2005; Stoller, 2004), dela, ambicién econémica o de los méritos personales (Bourgois, 2003 Dohan, 2008; Edin y Lein, 1997; Ehrenreich, 2002) sino en el len- ‘gunje de a politica. En el tltimo capitulo, reflexiono sobre la sus- tancia de este lenguaje politico como una ventana a los universos ‘morales de ls personas Este no fue un libro ficil de escribir. No slo debido a la canti- dad de trabajo de campo que implicaba yl costo emocional, veces agotador, provocado por las largasydifcilesconversaciones con los autores y las vitimas de la violencia, Fue una trea espinosa porque constantemente fui ajustando (y todavia sigo haciéndolo) la mirada ‘mientras iba desarrollando la investigaciGn y, todavia més, mientras iba escribiendo. Creo que finalmente comprendi la gran complaj- dad implicada en el proceso de “construir un objeto sociol6gico”. Cuanto més investigué los saqueos, mis vi sus dimensiones grises. ‘Yeuanto més reflexion€ sobre el trabajo de campo anterior y actual ‘lo largo de lineas grises, ms intrigantes te volvian ciertos aspectos, delossaqueos ial fina de este viaje cubista el lector llega a una me- Jor comprensién de los saqueos,y con una mayor sensbildad respec- tode un rea de a politica que con mucha frecuencia es descuidada, este libro habri logrado su objetivo. 1, La zona gris Primo Levi (1988: 38) describe la conmocién experimentada por el recién legado al campo de concentracin de la siguiente Elmundon el que uno habia sido arrojado era teeible, per tam bigm era indescfrable: nose ajstaba aningén modeloelnemigoTo rordeaba todo, pero también esta adeno, el“nosotor” habia per ido sus limites, los contendientes no eran dos no e poi percbir ‘una solafrontra sino varias de ellas conus y quis innumerable, ‘que se exendian entre cada uno de nosotros, Uno enzaba experts do porlo menosla solidaridad de les propos compaferosen la degre a pero aquellos que uno esperaba furan allados, sho cos expec Jes, estan ahi. Lo que abla, en cambio, ran ménadas elas, yentre ella una desesperada lucha sordaeiniterrumpia, Etmundo al que uno era arrojado estaba muy lejos de ser sim ple, dice, porque no podia “ser reducido alos dos bloques de vi- timas y victimarios” debido a la existencia de la “hibrida clase del prisionero-funcionario” (Primo Levi 1988: 87). El priviegio distur {ado por ciertos prisioneros yla colaboracin que brindaban a las autoridades del campo forma parte del armazén del campo de ‘concentracién *y es, al mismo tiempo, su mis inquietante caracte- ristica. Es una zona gris", escribe Lev, "mal definida, donde las dos partes, lade los amos y lade los esclavos, se separan y también com vergen sta ona gris pose ua esructra interna inreflemente compleja y tiene en sf misma tants ingredients como paras fundir nuestra necesidad de jurgar" (Primo Levi, 1988: 42)/Esta zona gis fra Lees na ona de ambigieda que dso ia de nosotrosellos/amigo-enemigo que lo atraviest sisin bipartt % J ja maniquea “que rechaca as medias tntas ys ee ieidades, que dene la tendencia a reduc ef de Tos acon Ce os mumanosa conflicts, ylos conlictos a duetos nosotros Flo, (imo Lev, 1988: 37), fla zona gris es, para Lev, no 3618 argGisgoneren eps social el campo de concentrse todo; una tendend Ee oe sn ni yma pr asm en la vida real de los campos de concentraciGn descrita ee ates aoreciaennr seemee cell ee aoc getaren Sg eo ee race Caan coe atin’ da or apne nena ton “un drea borrosa donde los limites normatives se disuelven, los acto- eae eae Se eg tad edt Eee ara om erage ae "a impresonane esto wbre elemento social entre os adits | Inherona in paren San Franco, Cabforna (de péxima sparc), Philp pe Bourg st ies de zona spar capture el comportamiento 2b ‘ol ticones personales el dao auoinfgdo que predomina en exe univer ‘eespecico Camo rea claro, en ere iro laden de una manera uh nto ‘erent. La eferecia avid en os campo de concetracin no ene ai ‘enc de presenta una anloia ene el genocida alent po el Estado to ‘alia ye po de olenia olectna ag esudiada Hago referencia a aba. Jd Primo Lev porque fe al donde wopec por primers er con i ides de 2n0a gy porque dears ambigiedad ya amen de Hints ben definidos ene deents eas de espacio soci fen, y muy importante para ls propésitos de este Lb y v 55 studious si bien todavia de manera dspersa, La investgaci6n 9 bre ls origenes y las formas de la volentia comunal en el sudes- teasidtco, por ejemplo, destaca los laos generalmente ocu ‘a partidaria y la 2 AT escribir sobre Tos migrates que wven en fos margenes de las cudades modernas {su papel en los disturbios comunales en la regién, Veena Das asevera que los Iubtanes de estos bation pobreso marginale “colonas no autor ada] #converten enn recurso humano para conduc fa tid eu des pte olicos Estas on las personas que susan como "rompehelgas" que forman pate de las mulitudes eunidas para mostrar al mundo la“popularidad” de alg ier en particular, } que constayen lor insrumentos que 4 ocupan de los adversarios nt organizacin de os is cicin de lea Siguiendo estos lineamientos, el anslisis de Shaheed (1990) de los confictos Pathan-Mujahir durante 1985-1986 muestra que los dis- turbios pueden ser “rastreadas directamente hasta las acciones de 1s partidos politicos religiosos”. Mas recientemente, Larissa Mac- Farquhar (2003) identifica las conexiones existentes entre el jefe del Partido Nacionalista Hindi Shiv Sena, Bal Thackeray, y los distur- bios antimusuimanes en la India contemporinea (véase también ‘Wilkinson, 2004). El concepto de “sistemas insttucionalizados de disturbios” de Paul Brass caprura muy bien estas conexiones por 1o general obscuras. En ests sistemas de disturbio,sefala Paul Bras, “conocidos agentes se especializan en convert incidentes entre ‘miembros de comunidades diferentes en disturbios étnicos. Las ac- tividades de estos especialistas (que operan bajo un cierto control de los lderes de los partidos politicos} son generalmente necesarias para la expansin del incidenteinicial de provocacién” (1996: 12) Ladescripcién de un ohlwan (luchador/ejecutor que trabaja para ‘un jefe politico) ilutra todavia mis el punto: la génesis de muchos ‘episodios de violencia colectiva hay que hallarlaen el érea donde las | | | | | i poate ven acciones de los politicos profesionalesy lade los especialistas en. iolencia (personas que controlan los medios para inflgir dafio 8 personas y objetos) se encuentran y entremezclan, Elreciente estudio de la mafia palermitana realizado por Jane yy Peter Schneider (2003) también requiere de la atenci6n anit ‘a de lo Izos entre Ia politica del Estado y a del partido, y la viow lencia colectivaorganizada.? Los mafiosos compartian con cier- {as éltespoitcasy del Estado un espacio moral y politico que los palermitanos lamaba el inrecia. Como dicen los Schneider: {prereset —teratenients aritoerticony cf queocupa ‘ban importantes ago olticos protean ls mats} eh ‘anda qu fuera jungaden pore xa. Esta telacin pos toma dos formas fvraponeioy maningaima El primers se ese ore] alos mass por meio de protesn, coaraas lugares para escondese, ete lagu, al hecho de digs © “wal paralograr propio bjedion (2008 3), [rseomoientenden los Schneider, nadie més _ tibna single recprosiad entre mafoan Pe Eva pania.a naa 0 sible precisar dénde termina ‘Fempieza el oto" (2008: 34) “ET Wabajo de Linda Krischke (2000) sobre las transiciones a la Politica mulipartdaria en Africa subsahariana brinda ejemplos 2 Aleconsur a istoria e a mafi, lg ntores se ocupan des predece- ‘reso ands yeconocen que elles "irataron dl yo de patients y ‘ein des tes de hacendadosy notables, yd a plica(Schneldery Ste ‘nee, 208 20). Una abrmacin similar pede enconrase en uno de sob ‘Georttmentos de losmatoonelansoplog ehtorador Anton Bok "Daca a conicones expects de aida fier dele, los band de otras perionas.Esimportante tenet Iadronesrequieren de proteccin para ope. Pursue ins deo Hi es or ee lersmo social de Hobsbavon entre de Amia Latina, véaveJouph (1090). Fara pruebas adicone lore enum rmamien de pica enc opted ‘Tatina,véase Betancourt y Garcia (1994), i pangeaiaea! LAzoxncus a adicionales del constante entretcjdo entre partido y Estado en Ia produccién de violenciggA través de casos en Camersin, Kenia y ‘Ruanda en la década de 1900, Keischke muestra que las élites dit ‘gentes, cuando se ven amenavadas por la oposicién local y forza dasa hacer reformas por agentes externos (agentes que son a st ver otros poderosos Estados o agencias de préstamos),recurren ala “represién informal’, es decir, "Violaciones encubiertas patrocinadas por autoridades del gobierno, pero levadas a cabo por terceras per sonas”. Lo hacen, argumenta ella, para frustrar las transiciones de- ‘mocriticas. "Un alto nivel de conflict, eseribe, “entre los regime- nesy sus adversirios, unido ala poderosa presin para emprender ‘una nominal transicién demoeritica sin tener en cuenta estas re- Jaciones, hace que los gobiernos se sientan mis inclinados a imple- ‘mentar la represién informal” (Krischke 2000: 984). Los nuevos -medios de coercién que ponen en peligro los regimenes son le- vados a cabo por “agentes sustitutos, como escuadrones dela muer te, las organizaciones de jovenes de los partidos ylideres tradicio: rales, contra los criticos reales del gobiernos, © contra aquellos considerados como tales” (Krischke 2008: 397). En otra palabras, Jos empresarios de la violencia, generalmente vinculados alas re- des de influencia (Krischke 2003: 398), estin a cargo de la lucha para bloquear las transiciones a la democracia. Entre otros, Krischke cita: En Camerin, los lamib, los paderosos jefe tradicionales, designs: os por el gobierno, principalmenteen el norte musulmaa, han r= porcionado un medio eficar de represin en esa rexidn[...] En Ruanda, bao el presidente Habyarimana, tantoel MRNDD como su ‘extensin extremist, la Coalition pour la Défense de la République (CDR), organizaron milicias a partir de las ramas de la juventud de su partido, el Interahamue yet Inpuramugembi respectvamente, Pa ralelamente a las micas, que estaban formadas por lajuventud ‘bana, una organizacién de escuadrones dela muerte mis slecta, [NetworkZero, estaba dirigida por oficiales de seguridad de alto nivel Yy miembros det séquito presidencial. En Kenia, “guerreros” de Las ttias Ralenjin y Maasai, grupos fuertemente representados en el 8 “ATER ALERT patio gobernante,ymisreientemente“venespartidaios KANU" del Exado iministraron otra mecanismo de control por pa (2008: 398), (Que los ideres del partido y funcionarios del Estado (buréera- tasyagentes de la polifa) pudieran estar “detras” —mds que con- ta los episodio de violencia colectiva, apenas debe sorprender alos extudiosos de la politica latinoamericana. En un estudio de fallado de “a iolencia"*—como llegé a ser conocida la ola de vio- Tencia politica que maté a 200.000 personas en Colombia en las ecadas de 1940 y 1950— Ia historiadora Mary Roldan (2002; 22) muestra que en Antioquia “el conflicto entre partisanos propor- ‘Goné el catalizadorinical ala violencia’, Afi’ ella que no silo ls burdcratas del Estado "promovieron’ la violencia que aol6 la re sin, sino que también policia yalcaldes participaron activamente fen los ataques partisanos. Ademas,afirma: La violencia en dreasperifricas (de Antiogua) fue en gran medida clproducto de acoso concertadoysistemdtico levado a cabo por se lectas autoridadesregionales mie que el resultado “natural” de los ‘conflicospartisanot entre vecinos dela zona(...] el Estado regional yas fuerza fueron los instgadores principales dela violencia en la periferia..] Los gobernadore y ss subordinados adminitrativos tuvieron un papel extrirdinariamente importante en a promoci6n de la violencia parisana en Antioquia entre 1946 y 1949 (Roldan 2002: 22), Las éltes politica, sefala ella, no s6lo toleraron o instigaron la iolencia, sino que fueron los autores. Si bien miembros del par tido organizaron los ataques a lugares y personas, la policia actu ‘como tropa de choque partidaria [para pruebas adicionales sobre 1 caso colombiano, véase también el estudio de Braun (1985) so- bre a violencia durante el Bogotazo de 1948 que siguis al asesina- to de jefe liberal Gaitén], En una afirmacién que resutard familiar para aquellos que estudian la violencia politica en otras partes del ‘mundo, Roldan (2002: 82) apunta que ‘si bien muchos ciudadanos TATONAGIS oe atribuyeron la escalada de violencia ala falta de fuerzas oficiales, ‘estas fuerzas eran con tanta frecuencia 16s autores mismos de la violencia entre 1946 y 1949, que uno se pregunta por qué alguien se rmolestarfaen sugerir que la presencia de las autoridades pudiera bhaber sido de mucha ayuda" $ En el continente americano contemporineo, tenemos varios relatos etnogrificos de la zona gris de la politica. La exhaustiva exploracién de las pandillas jamaiquinas realizada por Gunst muestra los lazos que las bandas tenian con los partidos politicos durante la década de 1980 y Ios resultados generalmente violen- tos de lo que ella lama “Iazos estilo mafia” (1995: 88). Los orige- nes de las pandillas jamaiquinas de la droga en Nueva York, ar- ‘gumenta Gunst, pueden ser encontrados en las bandas, que eran, fen realidad, agrupaciones politicas armadas por lideres politicos ligados a Seaga o Manley. La reciente etnografia de Goldstein (2003) de Felicidade Eterna, una favela en Rjo de Janeiro, propor ciona prucbas adicionales de la colusin entre actores del Esta do (en este caso, la policia) y empresarios violentos (pandllleros relacionadas con el trifico de drogas). En realidad, uno de los actores en Ia vida cotidiana de la favela, el “policia-bandido”, punta al corazén de las relaciones intimas que existen entre los policiasy las pandillas locales de traficantes de drogas en peque- fa escala, tan "fntimas™ que los limites confunden y se funden.* Aldescribir las opiniones de los vecinos acerca del posible autor * Un pento similar respect a partiipacis de funcionarios putas y del Ena en In perperacion de a wolencis fue sel hace michoSempo por Sellen chm En su eto sobre lx ates clientes dea violencia po- Ite en Colombia, exci (1974: 109: La woenca pica de Colombia.) ‘en gran partese debe sn exstencia de una duds competi apts pr Itiea bata en a relacinpatronclieme Sobre ls conesones ee ls redes ‘deinfluenciaylailencainterpercnal, ase Viareat (2002) Elautor presen thu fuerte argument acercadelarrelacionesenze aumento de competion lecoral el debataniento dela ede de ifencaye (ubsguent)aumer to de i criminaldad lena (auexnato) durante la ransicién a derocracia "Par una descepcin vivid de exo, sto desde e puto de vista de una forte, eae Gay (2008), ia {AVIER AUYERO ‘de recente homicidio det hermano de un dono (Jefe), Goldstein (2008: 188-90) escribe: [Alserintrrogados, nai ext seguro de ilo ejecutore eran ban- ‘idos, polis 0 “polietarbandides". La expresién “policias band os" al como sen enze los vecinos de Faicidade Bernas refeta ‘41 propio seid del impostbldad de excapar dela violencia en ‘simundo, Ean conscientes def violencia de las pandas la nor imalizada y rtinaria corrupcién de Ia pale, pero el polcimband- do parectasguica algo mas. Parecia referire ala poibildad de {que ambas entidades inevtablemente operaran de acverdo con ls reglas de la veaganzay la reputacién personal, ys borrasa distin: ‘in sefalaba el reconocimiento por parte de lo vecinos de i dit uncionalidad det sistema judicial... En injergavernécula la expre- sién “polcintandido” capa el sentido del quiebre del imperio de a Jeyen los barrios mas pobre, dejan en claro la naturales corrupt ‘dela ptiia Finalmente, el trabajo etogrificollevado a eabo no hace mu cho por Arias (2008, 2004) en tes favelas de Rio, drige la atencién, la superposicin entre violencia colectiva (en su caso, asociada con el trifco de drogas) y la politica partdaria (en su caso, una versidn moderna del clientelismo), En una versién resumida dela historia de las favelas, Arias (2004: 2) sefala que ‘en a década de 1980, os traficantes de drogas comenzaron a wsar @ ‘muchos resdentes de las faves en sus operaciones, proveyendo la ‘ecesitada ayuda alos pobresyforificand su lidersago politico. Los Politicos, al vr la crecienteFagilidad de ls AM (asoioges de mora- ‘tres as asoriaconesyecinales), abajaban mas dectamente con los traficantes para asegurarse los votos, Durante este periodo, las AM. ‘empezaron aagtuar comointermediaros entre traficantes,vecinosy funcionaros del Estado. Laviolencia en curso en las favelas de Rio, retratada de mane- ramemorable en la pelicula Fernando Meirelles, Ciudad de Dias, sel resultado de laconsolidacién del poder politico de las pandi- las dela droga, A su ver, este proceso no podria ser comprendido sin examinar, como hace Arias, las conexiones entre los diferentes, niveles del Estado, waficantes de drogasy resdentes de ls faveas En sus detalladas yvariadas descripeiones de la violencia en las fa velasy de los esfuerzosindividualesy colectvos para enfrentala, tun mensaje aparece una y ota ver: "Muchos burécratas, policiasy politicos levan su parte o de alguna otra manera trabajan con los traficantes para Iograr sus objetivos personales(..} Los funciona- ros corruptos del Fstado trabajan con poderososdelineventes lo cales para enriquecerse y conseguir votos” (Arias, 004: 4) la st perposicién y el entramado entre las acciones de los traffantes, los miembros de las asociaciones vecinaes yfuncionarios del Est ‘do nos impiden hablar de la ‘politica paralela" (como hizo Leeds (1996) cuando estudié las limitaciones que los barones de Ia dro- ‘gaplanteaban alas autoridades democriticas ya los jefescomuni tarios en el nivel ris fines de la década de 1980 y comienzos de Indécada de 1990] os levan a explora lafedes gales que co- nectan a actores difeFentes y crean un Area donde es dificil, si no imposible, como lo expres los Schneier, exablecer limites ben defnidos: ‘As pi qué denen en comin todos estos ejemplos? Todor = trata la activacin de conexiones clandestine ent atores pit con. Estasconexionesclandestins son, todos evinien en elo fi ddamentles para comprencer tanto la polica patdaria ovdana como la violencia colectnaextraordnana, Coma deinmediaovre- ‘mos, xa interacionessolapadasyocultas son ambi fundamen tales en a politica de Argentina. La zona gris de Ia Argentina Hay nuumerososinformes acerca de actos de intimidacién y ata _ques fsicos a adversarios politicos en Buenos Aires y otros lugares evados a cabo por beneficiarios de programas de asistencia socal, miembros de partidos politicos o seguidores de un lider de partido v . spon anno que son usados como grupos de choque (Verbitsh, 2002; Vales Sodan Tamtsdn sbunan tos isformes acer de la sospeca de ine cate potion funeionarios lection ees egaes(Lépee rhage 1905 Otero. 197) yacecsderelaconespeigross ence ents del policy pala erminales —a veces ene entro een dees epitdios ce Tene coleciva como conics car hos (Kattan 3d febrero de 200,13 de abi de 2005) Eperodia Lucas Gugnini (19 de oetabre de 203) brinds una “ltepen deta de los lazos entre ls pandas del tbo (los ttutmente eéleres barrabrava) yas autoridades locales y pol tieos(princpalmente, pero no de manera exclusiva, en el gran Buenos Aire). Lox barabravas raajan durante ls campanas tleciomales pinandolos nombres efos candidat en ls pared, Suministrando protectin par lox candiatos intmidando alos ‘version “Son la mano de obra que mas de un politico sa o- Ino grupo de choque y pags con dinero de los consibuyentes” {mis procbat dei coluion entre politica, delincvencia y acciin polical pueden vere en Klipphan (2008 ] “Juntos, todos estos relatos apuntan a un Qyee ‘empre- saris de lasileggin agentes del Estado y ber poitigns que e+ tnis que un fettmeno tero. Parece haber (ero en la Inneraen que la politica partdara opera en el pas Pero lacie Gia pola yl literatura sociolgica sobre Argentina apenas 3 Jomencionan, como i pertenccieraal terreno dels mera anée- dots sinning efecto en el funcionamiento dels instituciones de as que los académicor se preocupan (es dec, partidos poli ticos congresoylegsaturas,yagencas estates). Pero tiene ss efectos. Tamese, por ejemplo, el aso de la policia de la provin- cia de Buenos Aies un actor clave en la ealzacign de los sa- aqueos yen fa manera en que la politica cotidiana es dirigida en 5 provincia crucial dela Argentina general se coincide en que la policia de la provincia de Buchos Ares ha estado invo- Iucrada en el juego clandextino, la prsttuién, los negocios de Ja droga, tos secuestosy el robo de automovles durante las dos skims décadas (Rother, 16 de noviembre de 2008; lay Miguen 2008; Binder, 200 Klipphan, 2004). Un ex subsecretario de Segu. tazoxncus 6 ridad en la provincia de Buenos Aires, analista muy perspicaz del (mal) comportamiento de la policia provincial, azevera que hay ‘una “relacion perversa entre la politi, el crimen y la accidn de Ia policia” (Sain, 2004: 87). Durante los comienzos de la década de 1990, asevera Sain (2002; 85), el gobierno de Buenos Aires hizo un acuerdo explice to con Ia policia provincial: para lograr “nivelesrespetables de se- guridad publica’, el gobierno entreg6 ala policia una gran cantdad de recursos materiales y financieros y un importante grado de lis bertad de accién (es decir, impunidad). El gobierno provincial también le asegur6 ala policfa que no intervendia en las activida des ilegales de autofinanciamiento que hacia mucho tiempo ha bian sido desarrolladas por lapolica, Este “cireuito de autofinan-

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