no se llega a él mediante un salto en el vacio, un cambio
de la calidad productiva, 0 el choque simple entre las fuerzas productivas y
las relaciones de produecién. Bl comunismo es un fenémeno de conciencia
y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educacién
individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial a él”.
Por esa raz6n, habré que insistir una y todas las veces que sea necesa-
rio, que la batalla por la conciencia de los trabajadores, de los jévenes, de
las mujeres, es cotidiana y es miltiple. En otra definicion del propio Che,
queda claro que el principal objetivo de la lucha revolucionaria es (y lo se-
guird siendo por mucho tiempo més) educar a las masas en sus posibilida-
des de triunfo, El desafio no es menor en estos tiempos marcados por la
fragmentacién, el sectarismo y el caudillismo, enfermedades infantiles de
una izquierda argentina que no termina de asumir un rol protagénico en
la agenda de los trabajadores, un presente donde la unidad emerge como
algo més que una accién revolucionaria. Si, 1a batalla es por la conciencia,
le e impostergable aportar a esa batalla con audacia y con
ideas. Estar dispuestos y preparados a cuestionar y derrotar los ruidosos
cantos de sirenas del reformismo nacionalista y del siempre vigente y reac-
tualizado “posibilismo”, avanzar en el estudio profundo del capitalismo y
en su huella explotadora del trabajo ajeno, destructora del medio ambiente,
analizar cada una de sus grietas, perseguir un modo colectivo y organizado
de debilitarlo y derrotarlo, apostar en esta contienda a dar la pelea en las
barriadas, en los lugares de trabajo, en las facultades y colegios, en la co-
cina de cada trabajador o trabajadora, porque se trata de avanzar contra el
sentido comin impuesto como ley indestructible por los poderosos. Porque
se trata de romper la inercia de un diseurso hegeménico que se instala en
el imaginario popular como principal triunfo y que pretende, en definitiva,
que los trabajadores, que los estudiantes, que las mujeres organizadas, se
resignen a aceptar la realidad tal como esta determinada por los duefios de
todo.
Este trabajo profundo y polémico de Daniel De Santis apuesta precisa-
mente a ser una herramienta en la batalla, Se trata, claro, de un texto en
beligerancia escrito desde el guevarismo y que apunta contra un sistema
que explota, que oprimey que excluye, y al mismo tiempo, que puede leerse
entre compaiieros y compafieras como una invitacion al debate con otras
fuerzas politicas con las que polemiza, como el trotskismo, el nacionalis-
mo y el progresismo en general. En Estrategia para el asedio a la fortaleza
capitalista marcan la cancha las ideas de Marx, de Lenin y de Fidel, pero
también tienen su lugar Gramsci, Engels, Santucho y los grandes revolucio-
narios americanos. En el libro, por citar apenas un ejemplo, De Santis afir-
‘ma que “la lucha electoral es la forma fundamental de lucha en esta etapa”,
pero al mismo tiempo no ignora los riesgos que representa para pequefios
entramados organizativos la confusi6n entre adoptar lo electoral como vi
para potenciar una construcci6n revolucionaria y la desviacion que significa
subordinar cualquier otra de las vias de desarrollo necesarias al rigor de la
agenda que imponen las urnas, como lamentablemente queda a la vista en
Jos diltimos afios en gran parte del mapa de la izquierda local.
Por esa razén, porque como sefiala el autor atravesamos las dificultades
de “una etapa de reeuperacién de las fuerzas del campo popular y revolu-
cionario, No estamos en una situaci6n pre revolucionaria, ni mucho menos
en una situacién revolucionaria, sino, reiteramos, de recuperacion luego de
Ja derrota nacional e internacional del socialismo”, es que el aporte que re-
presenta este trabajo de andlisis cobra mayor importancia: si el objetivo es
romper con el sentido comtin impuesto por el capitalism, si el desafio es
romper con la légica de un sistema cuya principal fortaleza es la capacidad
de confundir y dividir a los trabajadores y a los jovenes, no hace falta men-
cionar que todas las herramientas de debate y polémica son validas en este
Hugo Montero
21 de julio de 2017