You are on page 1of 18
MIGUEL LEON-PORTILLA TRECE POETAS DEL MUNDO AZTECA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS México, 1975 INTRODUCCION éQuiénes fueron, cémo se lamaron, en qué forma vivieron los princi- pales poctas, sabios y artistas del México antiguo? ¢Hay alguna ‘manera de relacionar las obras que conocemos, sobre todo las litera- _rias, con “los rostros y corazones” de quienes en el mundo prehispdni- ¢o supieron forjarlas? ¢O habrd que limitarse a decir que, a excepcién _del celebérrimo Nezahualedyotl y de otros pocos poctas, la mayor par= de los textos deben atribuirse a antiguas escuelas de sacerdotes y abios, responsables andnimos de esas creaciones? Nuestro propésito en este trabajo es responder al menos parcial- mente a las preguntas anteriores. Ya el titulo de este libro, Trece as del mundo azteca, pretende seftalar que, a pesar de oscuridades ‘J limitaciones en la investigacién, es posible atribuir por lo menos al- 8 cantares y poemas a autores determinados ‘‘que tuvieron carne y color”, cuyas biografias conocemos. Si como en otras culturas de la , hubo también en nuestro caso muchas produeciones artis- as cco. elsbire’tie’ phic praese preence'e: sconocido, seria falso concluir por ello que todo cuanto se hizo y 6 deba ser tenido por anénimo. | Numerosos son los personajes, principalmente gobernantes, sacerdo- Y guerreros del mundo indigena, cuyos nombres y biografias han egado hasta nosotros. Buena prueba de esto nos la da el Diccionario ogritico de historia antigua de México, preparado bajo la direccién don Rafael Garcia Granados, en el que, con base principalmente en testimonio de cronistas e historiadores del siglo xv1, se reiine infor- nacién copiosa acerca de casi cuatro mil figuras prominentes del Mé= co prehispdnico.t Por otra parte, en los mismos manuscritos en los se conservan las antiguas composiciones en lengua néhuatl se in- ea también algunas veces de manera formal y expresa a quién han atribuirse determinados textos. Obviamente era necesario esclare- Garcia Granados, Rafael, Diccionario Biogrifio de Historia Antigua de Méslco, “3 Nols, Instituto de Investigaciones Universidad Nacional, México, 10 TRECE POETAS ‘cer en las fuentes si eran vilidas 0 no esas atribuciones, y en caso de serlo, investigar luego cual fue la vida y actuacién de los autores men- cionados. Esta ha sido la labor que hemos Wevado a cabo respecto de trece de los més famosos poetas que vivieron entre los siglos XIV y XVI en el dmbito del mundo azteca. Podria alguien preguntarse por qué, habiendo testimonios e informa- cin, hasta ahora no se habla acometido esta empresa o sélo se habia ensayado en forma limitada? Para dar una respuesta es necesario recordar al menos brevemente la trayectoria y las vicisitudes por las ‘que han tenido que pasar los estudios e investigaciones aceroa de la Fiteratura ndhuatl prehispdnica, El redescubrimiento de la literatura néhuatl “Aunque casi parezca incretble, el empefio de dar a conocer las crea iones literarias de los antiguos mexicanos data sélo de aproximada- ‘mente un siglo. Mucho antes, durante las primeras décadas de la Nueva Espaiia, frailes humanistas y sabios indigenas sobrevivientes habian salvado de la destruccién y el olvido cuanto les fue posible de To que lamamos “‘el antiguo legado”. En las centurias siguientes hombres como Sigiienza y Géngora, Boturini y Clavijero redescubrie- ‘ron y al menos en parte estudiaron algunos de los viejos textos, pero ‘por circunstancias adversas no lograron darlos a conocer en su forma original ni menos ain publicar traduccién alguna de ellos, Sélo bien entrado el siglo x1X, y en un ambiente més propicio, comenzé a ser realidad lo que antes habia sido proyecto o deseo. Ast puede explicar- se por qué el estudio y la nueva presentacién de la literatura ndhuatl ‘se inicié hace relativamente tan poco tiempo. Punto de partida del moderno interés parece haber sido un hallazgo de don José Maria Vigil, al hacerse cargo de la direccién de la Biblio- + El dct Gary el you den orn le aug edt Posi Me ico 1954, Pp. efereneia a algunos de los tados ea el ma Heo 1954, Pe acter Naconal, 9 ole sumaria informacion que, como 61 ‘mismo lo dice, ser Tgualmente en Poesia nahuat! 4, (Roman Instituto de Investigaciones Histories, 229-239, ofrece el mismo autor numeros Telerencias.acerea de los principales Jose came nombres enctmansn oe aos dl maser dea Colen ftinosmericana de la Universidad de Texas. INTRODUCCION ir ‘Nacional de México en 1880. Fortuna suya fue encontrar “entre chos libros viejos amontonados”, como él mismo lo escribe, el c6- ‘0 manuserito que se conoce como Coleccién de cantares mexica- > Es cierto que ya habia algunos pocos estudios acerca de otros cédi- es indigenas de tema histérico y mitoldgico, redactados con glifos incipalmente pictogréficos e ideograficos, pero hasta entonces hablan ado olvidadas tas recopilaciones de textos con poemas prehispéni- ‘como Ios que se contenian en el recién descubierto manuscrito. documentos con transcripciones de poemas, discursos, narracio historias en lengua ndfuatl, conservados en bibliotecas y archivos ‘palmente de Europa, iban a atraer bien pronto la atencién de los gudiosos. Tomaron éstos nueva conciencia del valor de esos textos sobre todo al redescubrimiento del manuscrito de la Biblioteca acional. " Mérito fue del americanista Daniel G. Brinton publicar por vez pri- era una obra en inglés en la que incluy6 una seleccién de la Colec- de cantares mexicanos, a Ja que dio el titulo de Ancient Nahuatl 4 Conté en la preparacién de este trabajo con el auxilio de don 10 Galicia Chimalpopoca quien preparé para él una versién par- al al castellano de los poemas. ¥ si es verdad que son deficientes, 0 la traduccién de Chimalpopoca, como la que con base en ella wblicé Brinton, reconozcamos que fue éste el primer ensayo de dar @ una muestra de {a literatura del México prehispdnico. Como no pretendemos hacer agut la historia de los estudios y traba- ‘que continuaron apareciendo sobre ta poesia indigena, recordare- ‘sélo Ios nombres de los principales investigadores que con diversos itetios se han ocupado de las fuentes documentales en las que ésta __ » La historia de este descubrimiento nos la da el doctor Antonio Peiiafiel en cl pré- fog a su edion facimilar del manusento: Comares en tioma mexicano, Mi. do I2'Sibioteca Nacional, copa ftograca, Mexico, 1904 Come el mismo Petal fo sehala,ya'desde 185%, don Fernando Ramer hae bis hecho sacar una copia de ete manuserito cuando adn se conservaba 60 la Biblioteca de a UniversGad de México, de Ia cual pas mas tarde a fa Nacional. 1 copia de Ramee fue vend junto on si biblioteca y en feaidad se debe fi redestubrimiento de Vigi cl intres que eomeneO a despertarse por et estudio de ov poemany sane tases ets cles. es "+ Srintom Dania G: ancient Notual!Poery, Philadelphia, 1887. A este trabajo gu co syo referents tum sla hefatra de 1s aniiguos mexicanos,e8 se oftece la version de varios himnos sagrados “il Coice matri= que fence del Palacio Real. A este libro dio Brinton el curioso titulo de Rig Veda Americans, Philadelphia, 1890. = 2 TRECE POETAS! $e conserva. Incansable descubridor y compilador de textos fue don Francisco del Paso y Troncoso. De él puede decirse que, gracias a us hallazgos y a las reproduciones de cédices y documentos que al- canzé a publicar, abrié mejor que nadie este campo casi virgen para Provecho de los futuros estudiosos. Entre los extranjeros hay que ‘mencionar al menos al francés Remi Simeon, autor del magno diccio- nario ndhuatl-francés y asimismo traductor de algunos textos; al i iador de este tipo de investigaciones en el dmbito alemén, doctor Eduard Seler, estulioso de buena parte de los Cédices matritenses comentador del Cédice Borgia, ast como a sus seguidores Walter, Lehmann, Leonhard Schultze Jena, y a los investigadores contempo- réneos Gerdt Kutscher y Giinter Zimmermann, En nuestro medio, y esforzéndose por superar ignaras formas de resistencia que pretendian desconocer la autenticidad de los textos pre- hispénicos, no pueden dejar de cltarse los nombres de Cecilio Robelo, Luis Castillo Ledén, Mariano Rojas, Rubén M. Campos y el del distinguido lingiista y filélogo Pablo Gonzdlez Casanova. En fecha mds cercana y destacando entre otros varios que podrian citarse, ha sido precisamente el doctor Angel Maria Garibay K., quien ‘con un criterio hondamente humanista y a la vez clentifico ha dado a conocer no poco de lo que fue la riqueza literaria del mundo néhuatl. Gracias a sus numerosas publicaciones, entre las que sobresale su His- toria de la literatura néhuatl, es posible afirmar ahora que las crea- ciones de los poetas y sabios del México antiguo han despertado ya enorme interés en propios y extrafios. Antes las pocas ediciones que habia de textos prehispdnicos sdlo atraian la atencién de especialistas- arqueolégos, etnélogos ¢ historiadores. Hoy en dia la literatura nd, ‘nuatl ha traspuesto ya los limites de un interés meramente cientifico y comienza a ser valorada, al lado de otras creaciones indigenas en el campo del arte, desde un punto de vista estético que busca la com- prensién de las vivencias e ideas de hombres que, basicamente aislados de contacto con el Viejo Mundo, fueron también a su modo creadores extraordinarios de cultura. En las obras de Garibay y de otros investigadores, son ya asequibles ‘mumerosas muestras de lo que fue la literatura y particularmente la © os también a través de los textos, algo de lo ‘prehispdnica del muado y aun de lo que hemos lla- 2 filoséfico. sabios del mundo néhuatl te paso, ya urgente, dentro de esta linea de estudios era rir hasta donde fuera posible acerca de “‘los forjadores de can- autores de esta literatura. Cierto es que buena parte de ella Htenido y ha de tenerse por andnima, obra de las antiguas escue- rdotes y sabios. Indudablemente hay también otros textos que incluso sabemos el nombre de su autor, sin tener por dese ‘mayor informacién sobre el mismo. Pero se conserva al inenos cierto caudal de composiciones respecto de las cuales es posible no sefilar sus autores, sino también tratar con algiin detenimiento. s vidas de ellos, hasta esbozar su propio perfil espiritual dentro nto histérico en que les tocé desenvolverse. buscando en cddices y textos indigenas hemos reunido cuantos ayudan a pergeitar las biografias de trece principales poetas del ndhuatl. Sus obras, asi como otras repetidas alusiones a ellos, encontramos en las dos principales colecciones de cantares y poe- que se conservan en la Biblioteca Nacional de México y en e la Universidad de Texas. esta base presentamos agul lo que hemos podido allegar sobre J la obra poética de este primer grupo selecto de forjadores de cinco de ellos de la regién tezcocana, cuatro de México-Te- lan, tres de la zona de Puebla-Tlaxcala y uno més del antiguo pr stan Ns Sine er de os textos.en él incluidos, Garibay ha 4 TRECE POETAS ‘éhorio de Chalco. Hombres todos, a excepeién de Macullsochizi" fa poetisa hija de Tlacaéle, el gran consejero mexicd del siglo xv, ¥i- vigvon en su mayorta dentro del periodo final del esplendor aztet". 4 ipesar de diferencias locales, fueron herederos y partieipes de igual cul- ura. Los mitos cosmogénicos, las mismas creencias y practicas reli- giosas, una casi idéntica organizacién politica, social y econdmica x ieron marco a su pensamiento ¢ hicieron posibles sus creaciones. ‘Nada tiene de extrafio, por consiguiente, encontrar én St poesia temas muchas veces semejantes: “la guerra florida’, la insistencia aire idea de la muerte, e valor supremo del arte que es ‘flory canto”, Ja amistad en la tierra, el misterio que circunda al Dador de la vida. . - ‘Mas a pesar de los temas afines, también hay diferencias ‘Mucho ids personal es fa poesia de quien, como Tlaltecatzin dialoga con una “glegradora”,abwiani, mujer de placer de los tiempos pprekispdnicos. Distina por su hondura de pensamiento es la obra de Nezahualedyot! ¥y de otros poetas, verdaderos tlamatinime, sabios, cory Tecayehua- ‘ein, Nezahualpilli, Ayocuan y Tochihuitzin. Mds ‘sencillas y directas son las palabras de la poetisa ’Macuilxochitzin que se empeiia por des- ser en au canto la feliz intervencién que puede tener una mujer ‘en las mds graves circunstancias. Asuntos, prineipalmente relacionados ‘con la guerra encontramos en los poemas del sefior Axayécatl, de ‘ohténeatl de Tlaxcala y de Chichicuepon de Chalco. Cantos tristes, mds que ningunos, son ios de Cuacuauhtzin y los det también desafor- ne oe Cacamatzin, Paraddjicamente el guerrero Temilotin nos ofrece wna breve y hermosa laudanza de ta amistad. Diftil sera, cuando de algunas poetas slo se conocen HH 0 dos composiciones, aplicar califcativos a su obra 0 pretender caracterlzar soe ndencias e inclinaciones. Nuestro acercamiento a “10s forjado- Se evvantos” tiene por necesidad barreras no superables, determine: das por las mismas fuentes de informacién, menos abundantes ¥ cexpll- citas de lo que seria apetecible. Asi y todo, como nos esforzaremos en tmostrarlo, algo es fo que con fundamento puede decirse de estos a spoetas, no ciertamente Jos tnicas de quienes se hace ‘memoria en Tos seston, Trece hemos escogido, nimero particularmente signiicave el pensamiento calendérico y religiso del mundo ‘prehispénico y tam- Siar evocador de supersticin en ef nuestro. Sea en este caso la bien Yeuie AxavacatzinYiccoatl Mexicoatohuant, “Canto de Axayacatzin Izcdatl, Sehor de México” (Manuserto ‘de Cantares Mexicanos. Biblioteca Nacional de Mexico), -INTRODUCCION 15 ble supersticién acerca de una supuesta carencia de datos so- a vida y 1a obra de los poetas del México antiguo. Aunque en cada caso habremos de situar a “los trece” en su propio ento histérico, seRalaremos al menos algo de lo que fue la heren- a en la que todos participaron. Podrd comprenderse asi cémo fue- tros muchos poetas y sabios para nosotros menos conocidos, pero e también fueron dueitos de “un rostro y un corazén”. El acerca~ to a la antigua secuencia cultural ayudaré en cierto modo a los alcances de las lucubraciones de los sabios y poetas y ver cémo pudo llegar hasta nosotros el testimonio de su pensa~ 0 y de sus creaciones artisticas. Recordando los remotos orige- podrd vislumbrarse el valor y posible significacién universal de su motos antecedentes de los sabios y poetas del mundo azteca 4 7 Absurdo parecia hasta hace poco parangonar con las altas eulturas Viejo Mundo a las que florecieron en el dmbito del México pre- nico. Desde el punto de vista de la historia universal se conside- mds que suficiente tratar de ellas al hablar ‘‘de los descubrimien- conguistas” de fines del siglo xv y principios del xvi. Al menos fcitamente se ligaba ast la significacién del ser histérico de estas as con el hecho del descubrimiento. Por eso, consignada la gesta conquistadores con la consiguiente destruccién de las culturas, @ por agotado el tema, En el mejor de los casos se hacia breve én a los ritos sangrientos y a las extrafias formas de vida de quie- |parecian hacerse acreedores al epiteto de gentes primitivas 0 al 9s semicbdrbaras, ‘sélo varias décadas de investigacién arqueoldgica y un siglo es- de moderno acercamiento a los cédices y textos han abierto el mpo a una comprensién histérica mds ampiia y profunda, En par- el estudio del arte y la literatura prehispénica llevaron a pensar quizds no era ya absurdo intentar alguna forma de comparacién tre estas culturas y las mds antiguas del Viejo Mundo. La razén Fla cual los brotes 0 micleos del Cercano Oriente, del Valle del In- 16 TRECE POETAS dus y de China ocupan lugar propio en ta historia y reciben el califi- ‘cativo de culturas superiores, se encuentra en las instituciones que allt ‘por vez primera florecieron: extraordinaria organizacién social, polt- tica y religiosa, comienzos del urbanismo, invencién de escritura y calendario, creaciones artisticas de grandes proporciones y nacimiento de un comercio organizado. Lo que hoy conocemos por la arqueologia {y los textos prehispénicos, permite afirmar que, fuera de los micleos del Viejo Mundo, es tinico el caso del México antiguo, porque en él huubo asimismo, en tiempos distintos y en forma independiente, crea- ciones bésicamente paralelas. El calendario y la escritura, al menos la ideogréfiea, fueron inven- tados en esta porcién de la América Media durante el iltimo milenio antes de Cristo. Las inscripciones procedentes de los primeros estra- tos de Monte Albin en Oaxaca, asi como las de varios lugares cerca- nos a las costas del Golfo, en el “pais de los Olmecas”, son prueba de esto. Los mds antiguos centros ceremoniales, como el de ‘La Venta” en la misma region olmeca, con anterioridad a la era eristiana, ‘prenuncian la nueva forma de urbanismo de las grandes ciudades-san- ‘uarios, Teotihuacén, Monte Albén y las muchas que pudieran recor- darse del drea maya, durante los tiempos del esplendor cldsico, entre los siglos x d.C. El florecimiento del arte olmeca con grandes es- culturas en basalto, estelas, bajo relieves y extraordinarios trabajos en jade, es asimismo anticipo de lo que legaria a ser el mundo de ta ‘ereacién estética en el dmbito del México antiguo. Finalmente ta di- {usin de téenicas y estilos en apartadas regiones apunta ya a la exis- ‘encia de diversas maneras de contacto, intercambio y comercio desde varios siglos antes de los comienzos de nuestra era. ‘Con mayor razén puede afirmarse, tratando ya de la etapa teotihua- cana (siglos 1a1x d.C.), que en ella se desarrollan de manera definida ‘muchas de las instituciones que legarian a perpetuarse hasta los tiem- ‘pos aztecas. Los principios urbanistas y la arquitectura de las grandes ‘pirdmides, ls recintos abiertos, los palacios, el arte de la escultura y ide la pintura mural, todo ello es modelo de ulteriores manifestaciones, tanto en el periodo de los toltecas, como entre los mas tardios estados de la regién de los lagos, donde llegarian a ser sefores los antes des- conocidos aztecas. INTRODUCCION 1 ‘mismo sistemas calendéricos, el xiuhpohualli o cuenta solar de 65 dias y el tonalpohualli, medida ritual y astroldgica de 260 dias, ‘conocidos por los teotihuacanos, los zapotecas, las naciones del ‘maya y posteriormente por los mixtecas y toltecas de quienes de heredarlos los otros pueblos de idioma néhuatl. Igualmente amplia difusin los mitos cosmogénicos y al menos el niicleo creencias religiosas que habfan de dar marco a la visién del indo y al pensamiento de los sabios y poetas de los siglos xtv a xvi igua vision del mundo aiz de la visién del mundo de las naciones mesoamericanas fue el 9 de las edades o soles cosmogénicos que han existido y concluido ra violenta. A través de afios sin mimero, los dioses creadores sostenido entre si las grandes luchas césmicas que marcaron la ia de las edades y los soles. Cuatro eran los soles que habian lo y acabado por obra de los dioses: las edades de tierra, aire, y fuego. La época actual es la det sol de movimiento, el quinto serie, que tuvo principio gracias a un misterioso sacrificio de los que con su sangre lo crearon y dieron vida en la tierra a 0s seres humanos. Pero esta edad no sélo puede también pe~ eer, sino que lleva en st misma el principio de la destruccién y la I universo, simbolizado ya en la planta y distribucién de las ciuda- ssantuarios, es como una isla inmensa dividida horizontalmente en grandes cuadrantes o rumbos. Cada cuadrante implica un en- de simbolos. Lo que llamamos oriente es la region de la luz, fertilidad y 1a vida, simbolizados por el color blanco. El norte euadrante negro donde quedaron sepultados los muertos, En el estd la casa del sol, el pats del color rojo. Finalmente, el sur, region de las sementeras, el rambo del color azul. ‘Qbviamente as afirmacionesformuladas acerca de a amtighedad de ests institu: Glens: del México prehispanico presiponen detenigo examen y eta Oe as ilceosarqucolspcosy dels TentesSocumentale, No sendo posible ct sft heads eo apoyo Se enci al capt que searen de “Les post aad en a at Ne Investigaciones Historica, Universe i nus junit, eat de Investigaciones miveridap ls Mexico, 1946, p. 773-308, re ee ~ muertos, el sitio tenebroso averea del cual tantas preguntas Wegardn a 18 TRECE POETAS Los grandes cuerpos de pirdmides truncadas y superpuestas parecen ser asimismo reflejo de la imagen vertical del universo. Sobre la tierra ‘existen en orden ascendente trece planos distintos. Primero estén los cielos que, juntindose con las aguas que rodean por todas partes al mundo, forman una especie de béveda azul surcada de caminos por donde se mueven la luna, los astros, el sol, ta estrella de la mafana 'y los cometas. Mas arriba estan los cielos de los varios colores y por ‘fin 1a regién de los dioses, el lugar de la dualidad donde mora el su- ipremo dios, el duefio de la cercanta y la proximidad, nuestra sefiora y ‘nuestro. sefior de la dualidad, Debajo de la tierra se encuentran los ‘pisos inferiores, los caminos que deben eruzar los que mueren hasta llegar a lo mds profundo, donde esté el Mictlan, la regién de los pplantearse los poetas y sabios de los tiempos aztecas. La visién del mundo, las doctrinas religiosas, la ciencia del calen- dario podian preservarse y trasmitirse por los dos medios cldsicos in- ventados en las viejas culturas: la tradicién oral sistemdtica y la representacién a base de glifos. Ya en Teotihuacdn encontramos mu- ‘chas de las formas de inseripcién que después serdn patrimonio de otras naciones del altiplano. Entre otros se hallan los glifos calend- tricos, los que representan el movimiento, el ollin, simbolo de la edad presente; el agua y el fuego, atl tlachinolli, evacacién de la guerra flor y canto, apuntamiento de la creacién artistica; los emblemas de “Téloc, el dios de la lua, cuyo paraiso, el Tlalocan, quedé en forma ppldstica en uno de los palacios de la ciudad de los dioses, y inalmente Tos simbolos de Quetzaleéatl, sabidurla de la divinidad que, sobre todo 4 partir de los tiempos toltecas, habria de aleanzar extraordinaria di- ‘fusion en la América Media, Los antiguos textos hablan ya de ta pre- ‘sencia de sabios y sacerdotes, custodios de la tradicién y poseedores de las tintas negra y roja con las que escribian en sus libros de pln- turas. En las escuelas, al lado de los templos, quizds también en los “os, los mitos y las doctrinas, el saber acerca de los astros y el ‘arte de medir el tiempo, podian comunicarse a las nuevas generacio- nes. Combinando la tradicién oral con la técnica de las inscripciones ‘se tuvo desde entonces el medio para salvaguardar no sélo el recuerdo, ‘sino la continuidad de una cultura. INTRODUCCION 19 1 manifestacién del pensamiento nahuatl a través de la Participantes en el proceso de creacién cultural del México fueron los aztecas y otras naciones de igual lengua, entre ellas canos y tlaxcaltecas. Su primera presencia en la regién los lagos data probablemente de los aftos que siguieron al ocaso de 1. Pero los recién legados al escenario de las altas culturas, con rendente capacidad de adaptacién y voluntad de predominio, fiesta sobre todo en los aztecas, bien pronto habrian de desempe- ‘tante papel en el antiguo proceso creador. Tras asimilar los con las ideas y doctrinas de las naciones que habian eréado las Santuarios y hablan sido duehias de la escritura y el calendae de tiempos remotos. realidad no todos los recién venidos tuvieron igual trayectoria, tezcocanos, descendientes de los grupos que capitaneaba el céle- timeca Xélotl, lograron asentarse en la que legaria a ser su répoli, desde los comienzos del sigio xut. Muy pronto sus gober- iniciaron los que hoy Wamariamos “‘procesos de aculturacién ' haciendo venir sabios y maestros de diversas regiones ‘para er de ellos la forma de establecer las ciudades, y ser instruidos las antiguas doctrinas, las artes 'Y la escritura, Gracias a esto Tez= aria a ser nuevo y extraordinario foco de cultura. Algunos mds ilustres, ahondando en los conocimientor recibidos, 4 m a destacar como sabios, arquitectos y poetas famosos. Las # de Nezahualcdyot!, de Cuacuauhtzin, de Nezahualpilli y de como el famoso edificador de palacios, Xilomantzin, de quien a el historiador Ixtlilxéchitl, habrian de imprimir un cardcte- | 4 su pueblo.” A pesar de la que legaria a ser prepotente ine de los vecinos aztecas, lo mejor de Tezcoco pudo enraizarse a tradicién espiritualista, estrechamente ligada can el recuerdo rcnlmanizi, que aungue de gen culhuacano, vivo en Teaco asl oot argue. ‘on cals constrocioh de os operons aipana nolo Femunee hie Bat ae 20 TRECE POETAS de Quetzaledatl. Consecuencia de ello fueron sus ereaciones en el ar- te, ylapostura de sus sabios, seguidores del pensamiento de “flor y canto”, empefiados en elucidar los problemas del hombre en la tierra, a posibitidad de decir palabras verdaderas y encontrar la forma de acercarse al misterio de Tloque Nahuaque, el que es “‘como la noche y el viento”. Distinto fue el sino de los aztecas. Siendo los tltimos en aparecer por la regiin de los lagos, mds que nadie tuvieron que sufrir persecu- ‘ciones de parte de quienes ya estaban alli establecidos. Pero ta nacién ‘azteca que encontraba en su dios Huitzilopochtli la raiz de su fuerza, ‘supers dificultades, una tras otra. Contrariando a los culhuacanos y asimismo penetrando en los dominios teepanecas de Azcapotzalco, lo- _graron establecerse en el islote de Tenochtitlan, el lugar que les habia destinado su dios, Cuando en 1325 se adueftaron al fin de la isla, quedo confirmado para ellos el poder de Huitzilopochtli por et cumplimiento de la promesa que hablaba del dguila devorando la serpiente. Los ‘contactos que habian tenido los aztecas con los pueblos poseedores de cultura superior, sobre todo con los culhuacanos, herederos de los tol- tecas, les hablan permitido asimilar no poco de la vieja herencia. Buen ‘cuidado tuvieron, establecidos ya en la isla, de elegir por supremo go- bernante un hombre de estirpe tolteca, el sefior Acamapichtli. Cerca de un siglo después alcanzaron al fin plena independencia, al vencer, hacia 1429, a los antiguos dominadores de Azeapotzalco. La voluntad azteca de poder se manifesté entonces con toda su fuerza. Como Tezcoco se habla encaminado por el mundo de la “flor ‘yel canto”, gracias a sus poetas y sabios, los aztecas guiados por jefes decididos y audaces como Itzcéatl, Motecuhzoma Ihuicamina y sobre todo por el gran consejero Tlacaélel, iban a convertirse en el pueblo del sol, dispuestos a extender sus dominios mas alld de lo que pudiera reverse. En Tenochtitlan la antigua visién del mundo adquirié un nuevo sen- tido. La edad presente, quinta de Ia serie de soles que habian existido, estaba en peligro de terminar también por un cataclismo. El pueblo del sol se arrogé entonces la misién de impedir este tragico fin. St los. dioses habian vuelto a erear a los hombres con la sangre de su ~acrifi- cio, ofreciendo a su vez los humanos el liquido precioso de su propia INTRODUCCION 2 gre, podrian fortalecer Ia vida del sol y mantener asi la existencia esta quinta edad de movimiento. | Para llevar a cabo esta empresa de colaboradores césmicos de ‘Huitzilopochtli, identificado ya con el sol, los aztecas siguiendo el gnsejo de Tlacaélel, dieron muevos alcances al antiguo rito de los sa~ ficios humanos. Sus ejércitos iban a ser los encargados de obtener ‘Yletimas por medio de las guerras floridas, concertadas periédicamente con los estados vecinos. En particular la nacién tlaxcalteca habria de

You might also like