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IL2. LA HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA Y FUENTES ALIcia GIL LAZARO Este capitulo tiene como objetivo principal identificar los conceptos claves que es- tudia la historia econémica asi como las diversas corrientes historiograficas que se han dado en su seno desde su configuracién como disciplina auténoma. Es esencial en este sentido aclarar la relacién intima entre la historia y la economfa, reconocer las principa- les herramientas metodolégicas que utilizan los historiadores econémicos asi como las fuentes y acervos histéricos mas apropiados para hacer avanzar Jos estudios histérico- econdémicos. La presencia formalizada de las asignaturas de Historia Econémica en los actuales estudios universitarios relacionados con la economia (en los Grados de Economia y Ad- ministracién y Direccién de Empresas) hace pertinente que dediquemos este breve es- pacio a la reflexion sobre la importancia de esta disciplina de conocimiento cientifico en los Ambitos de las Ciencias Sociales y las Humanidades. Los alumnos que desde estos grados pretendan iniciarse en Ja investigacién sobre algtin aspecto de la economia de hoy en dia deben partir de la base de que no se pueden entender los procesos econdmicos de cualquier época —tampoco de la presente- sin un sentido histérico, sin una adecuada con- textualizacién en el tiempo historico. Y es que, a largo plazo, todo cambia. Por princi- pio de cuentas, la historia econémica tiene como eje de estudio el cambio econdmico'. Definiciones y preguntas esenciales que se hace la historia econémica En un articulo publicado en 19982, Gabriel Tortella afirmaba que Adam Smith fue el primer cientifico en «utilizar sistemdticamente la historia econémica para fundamentar sus teorfas». Desde Ja publicacién en 1776 de su obra Una investigacin sobre la natu- raleza y causa de la riqueza de las naciones, hasta la actualidad, Jos historiadores inte- resados en el estudio de los procesos econémicos se han formulado preguntas similares a las que ya se hiciera Smith dos siglos y medio atr4s: ,Qué palancas han permitido aumentar la riqueza de las naciones? {En qué consiste realmente esta riqueza? {Por qué Y Una de las mas completas enciclopedias de economia, The New Palgrave Dictionary of Economics, en su edici6n més reciente de 2008, que puede ser consultada en Internet, ofrece una amplia definicién de historia eco- némica a cargo de Alexander J. Field. Field, en Durlauf and Blume (eds.) (2008), consultada en httpi/0- = isc ides Ultima actualizacién: 2008, consultada: 11 de agosto de 2011. ? Tortella (1998: 2-7) 36 LA ESCRITURA ACADEMICA EN CIENCIAS HUMANAS ¥ SOCIALES el aumento de Ia riqueza ha ido acompaiiada de la persistencia de la pobreza? Qué trans- formaciones experimenta una sociedad con el desarrollo econémico? ,Qué transforma- ciones favorecen o dificultan el progreso de una economia y de una sociedad? Formular bien estas preguntas -e intentar encontrar respuestas— es la principal tarea de la historia econémica*. Antiguamente la historia econémica era considerada una rama de la economia 0 de la historia, y no fue sino hasta mediados del siglo xix cuando se consolidé como una disciplina auténoma de estas dos ciencias. Carlo Cipolla afirma que la historia econd- mica logra conciliar, hasta cierto punto, las diferencias naturales existentes entre la cien- cia econdmica y la ciencia hist6rica‘. Este autor ha entendido y practicado este campo del conocimiento que es la historia econémica como un terreno interdisciplinar situado «en la encrucijada entre dos disciplinas, la historia y la economia». El problema consis- te en que: «Las dos disciplinas que estén en su base pertenecen, por asf decirlo, a dos culturas dis- tintas. La historia es y sigue siendo la disciplina humanistica por antonomasia. En cambio, la economia se ha distanciado progresivamente de la historia y las ciencias humanas desde los tiempos de Ricardo: aun permaneciendo tan débil como base de predicci6n, se aferra obstina- damente a las llamadas ciencias exactas mediante el uso y abuso de la légica matemética como instrumento fundamental para el analisis»’, Asf pues, la historia econémica ha vivido, vive atin, la ambigiiedad de tratar estre- chamente con dos disciplinas bastante disimiles. Se ha dicho muy a menudo que mien- tras la economia utiliza un método hipotético-deductivo, suponiendo la reiteracién de ciertos comportamientos, la historia trata de casos tinicos, irrepetibles, y por ello no pue- de formular predicciones. La antinomia olvida, sin embargo, que la economia no predi- ce comportamientos individuales y que los hechos del pasado no son esencialmente dis- tintos a los del presente, Aun cuando en la amplia produccién historiografica del siglo xx todavia podemos encontrar algunos manuales mas 0 menos recientes que defienden una concepci6n de la historia econémica como una economia «aplicada» 0 una simple rama de la economfa®, lo cierto es que muy pocos ya sostienen hoy en dia la dependencia o subordinacién de una a otra. Frente a la modestia del historiador, afirma José Ignacio Martinez Ruiz, que tan s6lo trata de explicar la especificidad de las situaciones que es- tudia dentro de un espacio y un tiempo delimitados, el economista suele encontrarse més interesado por las regularidades y las situaciones de equilibrio a partir de las cuales cons- truir leyes 0 principios generales, que por las de cambio’. Objetivos y conceptos En la introduccién de uno de los textos generales de historia econémica mas utili- zados en las aulas universitarias espafiolas en la actualidad, sus autores, Gaspar Felit y > Existen algunos manuales clasicos de metodologfa de la investigacién histérica en los cuales se pueden en- Senta ampli referencias a la historia econémica: Fontana (1982: 185-200), Cardoso y Pérez. Brignoli (1976: 4 Cipolla (1991: 21). 5 Ibidem, p. 10. 6 Tortella (1986: 7). 7 Martinez Ruiz (1992: 18). 112. La HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA Y FUENTES 37 Carles Sudria exponen que la finalidad mas propia de la historia econémica es el estu- dio del crecimiento econémico a largo plazo. Desde esta perspectiva, el andlisis de los factores que facilitan o dificultan el crecimiento debe ser primordial en cualquier apro- ximaci6n a la historia econémica en general. Pero {qué es el crecimiento? El manual clasico de Rondo Cameron lo definfa basi- camente como el aumento sostenido del producto de bienes y servicios que se elaboran en una sociedad dada como totalidad 0 por persona (per cdpita), es decir, en proporcién a la poblacién’. Una definicién que, mas recientemente, aporta Enric Tello en su obra La historia cuenta, defiende una nocién de crecimiento que conlleva un punto de vista mu- cho mis social, confrontdndolo con el término de desarrollo, al sostener que «el de- sarrollo humano es una conquista social, no una especie de secrecién cuténea generada sin mds por esos aumentos de la circulacién mercantil y la actividad econdémica del Es- tado a los que Ilamamos crecimiento»'®. Es el concepto de desarrollo humano sustenta- ble el que, en opinién de Tello, debe realmente importar a los historiadores econémicos en una era de crisis global y de claros limites ecoldgicos planetarios. Como sea, el conocimiento y la reflexién sobre la evolucién econémica en épocas pasadas deben introducir a los estudiantes en los tipos de temas y de razonamiento 16- gico propios de los economistas y los historiadores (el funcionamiento de los mercados, el comportamiento de los consumidores y de las empresas, los mecanismos de distribu- cién y de acumulacién, la dinamica temporal del crecimiento econémico, etc.), y deben hacerlo sin olvidar los factores institucionales y sociales que delimitan la accién econé- mica'', Y es que -es innegable— un mayor aprendizaje sobre la evolucién econémica en €pocas pasadas debe facilitar la comprensién del mundo actual. En un sistema econd- mico cada vez mas globalizado, el conocimiento —aunque sea superficial— de la historia econémica reciente de los diferentes continentes y de sus rafces mas profundas debe for- mar parte del bagaje propio de los historiadores y economistas profesionales”. Dos de estos factores institucionales y sociales a los que haciamos referencia son de- cisivos cuando examinamgs tanto la experiencia histérica como los estudios teéricos: las instituciones y el cambio tecnolégico. Sudria y Feliti definen las instituciones como el conjunto de condicionantes juridicos y sociales que afectan a las actividades econémi- cas!3, De manera preferente, entre las instituciones se incluyen las medidas legales que regulan la propiedad y su uso, al igual que las que configuran en cada momento la po- Iitica econémica de las autoridades, y también los valores sociales vigentes en una so- ciedad y en un periodo determinado o la forma especifica en la que se organizan las em- presas. «E] papel del entramado institucional en el fomento econdmico 9, todo lo contrario, su obstaculizacién, es un elemento que se debe tener muy en cuenta para valorar la evo- lucién de cada sociedad en cada fase de su desarrollo». Volveremos mas adelante so- bre ellas. ® Felidi y Sudria (2007: 18). * Cameron (1992: 25-41). © Tello (2005: 11). La cursiva es del autor. "Landes (1999: 19-41). "= En este sentido, un ejemplo cereano es el intento de analizar la gran crisis econémica interacional des- atada en 2008 ~y que persiste con fuerza en la actualidad— a la luz de la comparacién con crisis similares del pa- sado, especialmente con la que més rasgos en comin comparte, Ia de 1929. Marichal, Salinas (2010: 85-137 y 273-322). 9 Felidi y Sudria (2007: 18). ° Tbidem, p. 18. 38 LA ESCRITURA ACADEMICA EN ClENCIAS HUMANAS ¥ SOCIALES El cambio tecnoldgico, por otro lado, constituye, segtin estos autores, el elemento fundamental que ha permitido al hombre, a lo largo de su historia, mejorar el acceso a bienes y servicios. Mediante la aplicacién de innovaciones logramos obtener mas bienes © ms servicios con un esfuerzo menor. Desde el descubrimiento del fuego hasta la in- formatizaci6n, el cambio técnico siempre ha significado la posibilidad de acceder al con- sumo de més productos 0 al uso de mas servicios dedicando menos horas de trabajo y, por tanto, «nos ha permitido vivir cada vez mejor, aunque el reparto de la renta sea cada vez més desigual»!’. Finalmente, ademas de los cambios institucionales y de la innovacién técnica, exis- ten otros dos factores siempre presentes en el andlisis del crecimiento econémico a lar- go plazo: la evolucién demografica y la disponibilidad de recursos naturales. El aumen- to de la poblacién ha sido en todas las épocas un factor decisivo en la dinamica econémica de las sociedades. Las pautas de crecimiento demografico y de los movimientos migra- torios representan, por lo tanto, elementos que deben ser considerados preeminentemen- te en el estudio de la evolucién econémica. Asimismo, la lucha del hombre por su bien- estar se ha realizado a partir del aprovechamiento de los recursos que ofrece la naturaleza, ya sean orgdnicos (flora y fauna) o minerales. El hombre ha alterado los procesos de re- produccién y crecimiento de las especies para sacarle partido, aunque esta manipulacién ha tenido en cada momento sus limites técnicos y naturales. La disponibilidad de mine- rales, por otro lado, es fija y no depende de Ia voluntad del hombre!*. Aunque la huma- nidad haya logrado grandes éxitos sustituyendo el uso de materiales escasos por otros mas abundantes, el hecho es que en cada momento histérico las limitaciones al acceso a las materias primas han influido de manera determinante en la capacidad de las socie- dades para conseguir mejores niveles de consumo. Si en el siglo xxi, razona Enric Tello, debemos abrir nuevos caminos para aumentar la capacidad de opcién real de la gente, la libertad de eleccién, en un mundo que resul- te equitativo y habitable para diez mil millones de seres humanos, y lograrlo, ademés, sin comprometer con ello la satisfaccién de las necesidades de los hombres y mujeres que vendran después «jd6nde si no es en el estudio pormenorizado de la experiencia his- torica, podrfamos descubrir alguna orientacién verdaderamente ttil?»"’. Los métodos de la historia econémica La cuantificaci6n en la historia se ha utilizado sistematicamente desde comienzos del siglo Xx, particularmente en Francia (Simiand, Labrousse), pero no experimenté un no- table impulso sino hasta la segunda mitad del siglo, especialmente a partir de los afios setenta. El comienzo de la aplicacién de las computadoras dio un mayor auge a la ten: dencia, capaz ahora de analizar ingentes masas de datos. Sin embargo, una vision criti ca como la de Julio Ardéstegui'® nos recuerda que la renovacién técnica no ha venido siempre acompaiiada del suficiente grado de reflexién sobre las aportaciones explicati- vas que el cuantitativismo estaba en condiciones de procurar para no convertirse en un fin en sf mismo. 5 Ibtdem, p. 19. Ibidem, p. 19. " Tello (2005: 12), © Ardstegui (2001: 398-434), 1.2. _La HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA Y FUENTES 39 Resulta ilustrativo saber que fue ya Condorcet, en el siglo xvimt, el primer tratadista que pens6 en la posibilidad y ventajas de aplicar las mateméticas a las ciencias «mora- les»: 6] fue el precursor de la matemitica social a la que luego se Ilamarfa estadistica'®. A grandes rasgos, las técnicas cuantificadoras son aquellas que aspiran a medir relacio- nes, 0 a descubrir nuevas relaciones fundamentalmente a través de la estadistica. Cuan- tificar las variables que intervienen en un fenédmeno histérico y expresar sus relaciones a través de medidas, de ecuaciones, a través de un lenguaje matematico de més o me- nos alto nivel, no es jamés el objetivo de una investigacién sino, como siempre, un ins- trumento de preparacién de los datos. Cuantificar, si, pero gpara qué? En realidad, la investigacién cuantificada tiene los mismos fines que la cualitativa: explicar al hombre, colectivo e individual. La cuantifica- cin permite encontrar explicaciones de comportamientos que muchas veces permanecen ocultas a una investigacién cualitativa. Una primera versién de la historia econémica se halla en el cultivo sistematico de la estadistica como una «ciencia de la administraci6n» que hallé forma académica en la ilustracién alemana. Con la esperanza de poner orden a una ingente masa de datos creada por el Estado, cuenta Hernandez Sandoica”, se re- forz6 la vertiente tedrica de las series de datos, en un intento de racionalizarlas y expli- carlas. La potencia de la cuantificacién reside esencialmente en la posibilidad de esta- blecer relaciones exactas. Pero la cuantificaci6n, insistimos, no es nunca un fin en sf mismo. Asi como para los economistas la cuantificacién es algo consustancial al de- sarrollo de su disciplina, para los historiadores econdmicos constituye generalmente una técnica de gran interés. Dado que el andlisis de las series histéricas, uno de los objeti- vos fundamentales de la historia econémica a lo largo del siglo xx, permite en general contrastar las relaciones de causalidad entre diferentes variables, esto, en tiltima instan- cia, ha permitido mejorar las herramientas de andlisis con las que cuenta la teoria eco- némica?! Por otro lado, la historia econémica desde su configuracién como disciplina auténo- ma ha contado en su haber con un amplio bagaje de relaciones interdisciplinares, esta- blecidas con la sociologia primero y con la antropologia después, relaciones que le han permitido tomar prestados los métodos de los diferentes cientfficos sociales para la ela- boracién y contrastacin de sus propias hipstesis. Para Elena Hernandez Sandoica «cuan- to més terica y cuantitativa se ha mostrado la historia econémica, més compleja se ha- ria su relaci6n con otras disciplinas»”2, Partiendo de esta constante interrelacién de disciplinas, la autora citada define tres esferas te6ricas en las cuales se han movido hasta la actualidad los historiadores econd- micos: la esfera formalista 0 neoclasica, la cual a partir del modelo del capitalismo in- dustrial define la légica econémica como una eleccién de validez universal entre alter- nativas, orientada a maximizar los beneficios en un contexto de escasez de recursos; la teoria econdémica sustantivista, mas reciente, debe a Karl Polanyi el énfasis depositado en la cultura, que gobierna a su vez toda légica econémica a lo largo de la historia. En "© Ibidem, 2001, p. 417. %® Heméndez Sandoica (2004: 208). 2 La historia serial francesa, una de las orientaciones cuantitativistas més productivas de la historiografia de mediados del siglo xx. contribuy6 de manera importante a la obtenciGn y ordenacién de largas series de datos ho- mogéneos aunque posteriormente haya sido muy criticada por los nuevos historiadores de la economia por la apa- rente superficialidad de sus andlisis tras una ingente tarea de construccién serial. ® Ibidem, 2004, p. 204. 40 LA ESCRITURA ACADEMICA EN C1ENCIAS HUMANAS ¥ SOCIALES esta teorfa, que parte de una racionalidad particular, no universal, producto de un con- texto social y cultural (se trata de una versién antropolégica de la teorfa econémica), se hace hincapié en el cardcter hist6rico de la economia de mercado y la existencia de una distincién crucial entre sociedades con mercado o sin él. Finalmente, las teorfas estruc- turalistas, en las que se han venido agrupando las corrientes historicas del marxismo del siglo xx, ponen el acento en las relaciones sociales, «cuya constante interaccién de re- des crea las precondiciones que otorgan direccién y significado a las acciones indivi- duales»3, A partir de la década de 1960 la corriente mds exitosa de la historia econémica pro- tagoniz6 una renovacién metodologica en la disciplina que, con diversas revisiones y actualizaciones, llega hasta la actualidad- y cuyas principales caracteristicas son la utili- zaci6n, explicita y formalizada, de los conceptos de la teoria econdémica neoclasica y la preparacién y andlisis estadistico del material cuantitativo disponible, al tiempo que plan- te6 un rechazo frontal de la descripcién y la narrativa de la historia clésica. La Hamada cliometrfa introdujo el andlisis econométrico de series largas de las cuentas nacionales para analizar los procesos de crecimiento en el largo plazo, la rentabilidad social de las inversiones en infraestructura o la productividad de diversas formas de produccién**, Algunos autores reclaman que los métodos cliométricos derivan enteramente de la economia, y no de la historia; el método incluye la especificacién, en primer lugar, de un modelo matematico, la busqueda de informacién en fuentes histéricas, y, finalmente, la contrastacién del modelo con la evidencia empirica presentada, con el fin de ofrecer conclusiones basadas en un conjunto de supuestos cuidadosamente especificados. Para Joan R. Rosés el principal rasgo distintivo de esta corriente metodolégica consiste en la combinacién de la teoria econémica con la evidencia de tipo hist6rico, 0 dicho con sus palabras una «comunién entre teorfa econémica, estadistica e historia»?’, La insistencia en seguir métodos hipotético-deductivos (el andlisis de regresin, correlacién, las tablas input-output, 0 la distribucién hipergeométrica) sirve en primer lugar para la pondera- ci6n de las innovaciones de tipo tecnolégico (como veremos, la introduccién del ferro- carril, por ejemplo, o la fabricacién de acero), pero también se aplican al estudio de cier- tas instituciones econdémicas como Ia banca o las empresas, Ademés, cobr6 especial relevancia la construccién de hipétesis 0 formulaciones con- trafactuales, es decir, el desarrollo de situaciones alternativas a las que se dieron efecti- vamente en el pasado, con el objeto de cuantificar, con la ayuda de la teoria y estable- ciendo sus conexiones con las principales variables econémicas, el ahorro o el coste social de un determinado factor. Los ejercicios contrafacticos, si bien pueden ser ttiles por cuanto iluminan lo que verdaderamente sucedid, no dejan de ser procedimientos de ca- racter especulativo, La eleccién previa de escenarios contrafactuales tiende a predeter- minar los resultados obtenidos y no parece posible comprobar histéricamente el «qué hu- biera pasado» si borramos algiin evento historico. ® Ibidem, pp. 206-207. * The Oxford Encyclopedia of Economic History, dirigida por Joel Mokyr, ofrece varias entradas que defi- nen Ta cliometria, ambas a cargo de dos insignes historiadores de esta corriente, Robert Whaples y Samuel Wi iamson. Este diccionario constituye una excelente herramienta de consulta tanto para profesores como para estu- diantes, especialmente para aquellos que se inician en la investigacidn en historia econémica. Otros autores que recogen las principales I{neas metodolégicas de ta cliometria: Baccini y Gianetti (1997). % Rosés (2005: 7). 2 Martinez Ruiz (1992: 20). 11.2, LA HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA ¥ FUENTES 41 Eric Hobsbawm ha valorado el papel esencialmente critico de la cliometria, pues en la medida en que «obliga a los historiadores a pensar claramente y hacer de detector de tonterias, cumple funciones necesarias y valiosas»?”, Los métodos econométricos asocia- dos a la historia econémica deben, sin embargo, ser complementados con otras eviden- cias empiricas si se desea obtener respuestas persuasivas y relevantes a las cuestiones que plantea el estudio del pasado, puesto que no todas las Cuestiones hist6ricas son sus- ceptibles de tratamiento con las mismas herramientas. Para Salomon Kalmanovitz la clio- metria falla cuando «aplica al pasado modelos de comportamiento de un capitalismo sin aristas, plenamente desartollado, aplicando supuestos como la eleccién racional o Ia op- timizacin de la rentabilidad en casos donde éstas no aparecen claramente en el hori- zonte del agente econdmico [...]»*. Carlo Cipolla, en el mismo sentido, reclamaba una necesaria aptit bud: «(...] para percibir Ia presencia de un niimero infinito de variables, muchas de las cuales no pueden conocerse. medirse ni definirse; una clara percepcidn de la elevada frecuencia de las asociaciones no lineales y (seguin la terminologfa de la fisica) caéticas: una gran desconfian- za anle las relaciones rigurosas de causalidad, y, finalmente, una percepcidn de la presencia constante de unas condiciones en las que el azar y el caos desempefan un papel importante», El desarrollo de la disciplina en el siglo xx A pesar de que la economia nacié a fines del siglo xvit como un saber ligado es- trechamente al estudio histérico de los fenémenos econdmicos, la teoria y la historia eco- noémicas se fueron distanciando progresivamente en los siglos posteriores, ante la exis- tencia de importantes diferencias metodoldgicas. Asi, la economia se irfa convirtiendo en una disciplina cada vez, més abstracta y con pretensiones de validez universal; la refle- xién sobre las consecuencias de los cambios econémicos en el tiempo se hizo a un lado, abstrayéndose de los fendmenos de la evolucién y tratando, por el contrario, de descri- bir partes de un sistema 0 mecanismo que permanecen més 0 menos constantes a través del tiempo. De este modo, la disciplina econdmica se consolidé «més teérica, abstracta y deductiva que histérica»*. En palabras de Enric Tello, la economfa «le dio la espalda a la historia concibiéndose a si misma como una ‘fisica de las ciencias sociales’»#!. Asi, por ejemplo, para los economistas ingleses de principios del siglo xx la historia econé- mica era un estudio practicamente irrelevante y la teorizacién en el andlisis econémico se fundamenté en el empleo de axiomas o hipétesis independientes de la historia. En otros paises como Francia o Alemania, especialmente en el perfodo de entreguerras, las fronteras entre una y otra disciplina permanecieron mucho més permeables, pero en If- neas generales ambas disciplinas siguieron un desarrollo independiente y paralelo. Aunque la introduccin de la historia econémica en algunas universidades europeas fue temprana, de tal modo que absorbié el quehacer de algunos de los més relevantes historiadores en el trénsito del siglo xIx al xx, fue su entronque con Ia historia social lo ® Hobsbawm (1998: 123). * Kalmanovitz (2004), en hip./www.cumed.net/ce/, tltima actualizacién: febrero de 2004, consultada: 2 de agosto 2011. ® Cipolla (1991: 27-28), © Martinez Ruiz (1992: 8), 4 Tello (2005: 29), 42 LA ESCRITURA ACADEMICA EN CIENCIAS HUMANAS ¥ SOCIALES que a fin de cuentas la haria no sdlo popular sino dominante en tas escuelas de pensa- miento hist6rico occidental, confiriéndole una legitimacién académica y profesional que se extenderia con posterioridad a la | Guerra Mundial. Algunos historiadores abogaron entonces por una mis estrecha colaboracién metodolégica entre la economia y la ria, pero no fue sino hasta después de la II Guerra Mundial cuando bajo la influencia de razones derivadas de la fuerza de la vida econ6mica en aquellas décadas y la ya evidente mundializacién de la economia, la disciplina se institucionalizé. Justo a fines de los afios cincuenta y principios de la década siguiente un grupo de economistas estadounidenses consi guié superar definitivamente el divorcio secular entre teorfa ¢ historia econémica. La llamada Nueva Historia Econémica o «cliometria», for- jada bajo la estela de autores como A. Gerschenkron, R. Fogel, A. Conrad y J. Meyer, naci6 con la vocacién de abandonar «las vaguedades imprecisas de una historia mera- mente narrativa» por una ciencia mucho més rigurosa que consistiera en la aplicacién de la teoria econémica neoclasica a los problemas histéricos*®. El impulso de esta corrien- te y algunas de sus obras mds significativas dieron pie a famosos debates como el im- pacto econdmico del ferrocarril, la rentabilidad de la economia esclavista del sur de los Estados Unidos 0 el analisis comparado del crecimiento econémico y la productividad en el largo plazo. También contribuy6, como dijimos anteriormente, al desarrollo de im- Portantes herramientas metodoldgicas en la elaboracién o contrastacién de interpretacio- nes de la historia econémica. La idea de que s6lo el dominio pleno de la teoria posibi- litaria distinguir correctamente entre lo regular y lo irregular, entre lo esperado y lo inesperado, constituye la conviccién esenciat que ha inspirado a los cliometras. La dinamica que desaté, no s6lo en el continente americano sino también en Euro- pa, alent6 un cambio sustancial en la naturaleza de los trabajos de historia econémica y la revisién de anteriores interpretaciones sobre el pasado. En Gran Bretafia la polémica historiografica abierta por los seguidores de esta corriente se centré en el andlisis de la decadencia de la economia briténica de 1873 a 1914, el llamado climaterio britanico®. Las primeras décadas de la nueva historia econémica fueron muy prolificas y sus re- sultados tuvieron gran impacto. Joan Rosés afirma que la corriente se beneficié del enor- me prestigio de que gozaba la teoria econdmica positiva, con un énfasis en las estadis- ticas comparativas y la prediccién de las variables econémicas*. Su difusién en el mundo académico anglosaj6n y francés fue mas bien lenta pero, durante los afios setenta, prac- ticamente todas las historiografias nacionales se adheririan a los consejos cliométricos, como bien advierten algunas obras recopiladoras y criticas’s; por lo que se refiere a Es- pafia, su influjo no se dej6é sentir sino hasta finales del franquismo, cuando historiadores como Nicolas Sanchez Albornoz o Gabriel Tortella publicaron los primeros trabajos con métodos de investigacién econométricos. En 1985, una obra colectiva La nueva historia econdmica en Espaiia, coordinada por Pablo Martin Acefia y Leandro Prados de la Es- cosura, se convirtié en una especie de manifiesto fundacional de la corriente cliométrica en Espafia. Martinez Ruiz afirma que este nuevo maridaje establecido entre la historia y Ja economfa habria permitido a la historia econémica «recuperar el estatus de disciplina cientifica que muchos le negaban por considerarla atedrica»**. Con la econometria y la % Ibidem. p. 33. ® Martinez Ruiz (1992; 20). ™ Rosés (2005: 5). 6 Temin (1984). Martinez Ruiz (1992: 22) s 11.2, La HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA Y FUENTES 43 medicién de fenémenos a partir de la construccién de series amparadas en la exactitud del tratamiento estadistico, los historiadores se alejaron de las vaguedades e indetermi- naciones en sus apreciaciones: «{...] la historia econémica dejaba de ser aquella especie de narracién cuantificada que venia a suplir, como podia, la falta de informacién sobre hechos y procesos diversos. Pasaba ‘en cambio a ser la busqueda sistemitica de respuestas a preguntas muy concretas, especificas; preguntas que no podria ya el historiador elaborar a su intuitivo arbitrio dejéndose evar por su imaginaci6n, sino que venian inscritas de antemano en la teor‘a, correspondiéndole y obe- dientes a ella»™ No obstante, en el momento en el que la cliometria afronté su primera crisis, en la década de 1980, se hizo necesario un replanteamiento de los temas y métodos aborda- dos hasta entonces, asf como un reforzamiento del didlogo entre economistas ¢ historia- dores, cuando reputados miembros de la corriente econométrica empezaron a plantear abiertamente que los resultados de la Nueva Historia Econémica quedaban bastante por debajo de las pretensiones fundacionales (North, Temin, McKloskey y otros). Deirdre MacKloskey, en concreto, denuncié abiertamente el alejamiento de la Nueva Historia Econémica respecto a la experiencia histérica limitandose demasiado a aceptar los mode- los disefiados por los economistas de las tiltimas décadas del siglo xx**. Para Enric Tello ha sido justamente el didlogo entre experiencia hist6rica e interpretacién tedrica lo que ha ayudado a Ia Nueva Historia Econémica a encontrar caminos de superacién a la cri- sis de identidad vivida en la década de 1980”. En seno de las corrientes criticas a la clio- metria y en esos nuevos recorridos frente a la crisis destaca por su interés la trayectoria abierta por Douglass North, quien propugnaba retomar la importancia del papel de las instituciones y el cambio institucional en la explicacion los cambios histéricos y el com- portamiento de las sociedades. Las instituciones son, tal y como las describe este autor: «{...] las restricciones concebidas por los seres humanos que estructuran las relaciones humanas. Estén formadas por restricciones formales (por ejemplo, reglas, leyes, constitucio- nes), restricciones informales (por ejemplo, normas de conducta, convenciones. cédigos de con- ducta autoimpuestos) y las caracteristicas de los instrumentos con que se aplican, Definen con- juntamente la estructura de los incentivos de las sociedades y. concretamente, de las economias»*. El planteamiento esencial de esta corriente supone que las reglas basicas del juego determinan el funcionamiento de todo sistema econdémico (qué y cuanto se produce y cémo se distribuye). Del conjunto de investigaciones surgidas al calor de esta nueva cortiente destacan los estudios sobre los derechos de propiedad, especificados mediante el sistema legal de una sociedad, derechos que definen quién gozard de la posibilidad de usar, enajenar y recibir la renta de un determinado recurso. Los derechos de propiedad proporcionan, pues, el marco de incentivos que fomenta o desalienta la actividad eco- némica"'. La incorporacién del contexto histérico normativo-cultural, en un sentido amplio, se extendié en las décadas posteriores. En opinién de Carlo Cipolla «no hay nada que sea 8 Heméndez Sandoica (2004: 218). * Citada por Tello (2005: 36). Véase también North (1984: 227-236). " Ibidem., p. 38. “ North (1994, 765). + Martinez Ruiz (1991: 30). 44 LA ESCRITURA ACADEMICA EN CIENCIAS HUMANAS ¥ SOCIALES intolerablemente anacrénico» en las reconstrucciones de historia econémica si el histo- riador elabora un modelo que «tenga en cuenta Jas condiciones particulares y las cir- cunstancias hist6rico-institucionales-culturales de Ja época analizada»*. Finalmente, resulta imprescindible en este sumario panorama mencionar la prictica historiogréfica marxista, por ser Ia historia econémica uno de los campos que ha recibi- do mayor atencién por los seguidores de esta tradici6n teérica, sin ser el tinico. Desde los debates de mediados del siglo xx en torno a los procesos de transicién de unos mo- dos de produccién a otros, en especial la crisis del mundo antiguo y el paso del escla- vismo al feudalismo, se ha producido en la segunda mitad del siglo una renovacién en los temas y métodos de los historiadores marxistas interesados en los procesos econd- micos, renovacién que tuvo en una potente escuela inglesa sus méximos exponentes: los estudios sobre el campesinado (R. Hilton), la revolucién inglesa (C. Hill), los trabajado- res (E. Hobsbawm) 0 Ja formacién histérica de la clase obrera briténica (E. P. Thomp- son), fueron sin duda algunos de los temas mas importantes tratados por los historiado- Fes britdnicos**. Todos ellos tenfan en comin el interés por el estudio de Jos origenes, desarrollo y expansién del capitalismo y una aproximacién al mismo a través del papel de la lucha de clases. Sin duda, las tesis centrales del materialismo histérico han segui- do siendo consideradas por muchos historiadores hasta tiempos recientes como eficaces herramientas de trabajo. Lineas de investigacién y debates Una de las principales lineas de investigaci6n desarrolladas por la historia econémi- ca en sus diversas corrientes ha sido Ja de los procesos de industrializacién, gracias al aporte inicial fundamental de la teorfa keynesiana y Jos dos conceptos claves, con te- corridos anteriores, de crecimiento y desarrollo. Desde los mismos observadores contempordneos en el XIX, pero sobre todo con la profesionalizacién de Ja disciplina, a partir de los ajios treinta del siglo xx, se despleg6 un nutrido debate sobre los niveles de vida y las condiciones laborales de los trabajado- res a partir de Ja revoluci6n industrial, con visiones optimistas y pesimistas que inclina- ron la balanza sucesivamente hacia uno y otro lado, y donde el cuantitativismo tuvo un papel esencial, Las perspectivas comparadas hicieron avanzar notablemente el trazado de un mapa europeo de Ia industrializaci6n del siglo xix y entre las variables esenciales que se plantearon estaba la correlacién entre industria y desigualdad social. Entre dilatados procesos inflacionarios e hiperinflacionarios durante la I Guerra Mun- dial y su posguerra, las estabilizaciones monetarias posteriores y la gran depresién una década més tarde y la deflacién que trajo consigo, no fue extrafio que en la primera mi- tad del siglo xx se asistiera a un aumento muy significativo del interés por la historia de Jos precios, los salarios y las rentas, que se convirtieron en los pilares de la historia eco- n6mica. El auge econémico experimentado por las economfas capitalistas en la segunda Posguerra mundial puso en el centro de Jas discusiones el tema del crecimiento econ6- mico hasta convertirse en la cuestién estelar tanto de la economia como de la historia. Cipolla (1991:103). * Martinez Ruiz (1992: 35-36). + Tortella (1998: 2) 11.2._La HISTORIA ECONOMICA. CONCEPTOS, METODOLOGIA Y FUENTES 45 En los afios setenta cobr6 fuerza un nuevo enfoque o campo de la historia econémi- ca, la historia antropométrica, que establecfa la existencia de una correlacién positiva en- tre la renta o el bienestar de las personas y ciertas medidas antropométricas tales como. la estatura. A partir de esta base se elaboraron conjeturas acerca del bienestar y Ja ri- queza con datos de caracter biométrico que podian obtenerse con relativa facilidad de ciertos registros como los militares y hospitalarios, por ejemplo*. A partir de la década siguiente, el auge de la historia econémico-institucional incor- poré nuevos temas a la discusién académica como el andlisis de la segunda revolucién industrial, debido, entre otras cosas, al reto que representaba «explicar el funcionamien- to de los mercados y las pautas de crecimiento cuando las instituciones jerarquicas, como son las empresas comerciales, los sindicatos y el Estado, ejercen un fuerte control sobre la actividad econémica»**. Al calor de la construccién de grandes cantidades de datos tratados con procedi- mientos estadisticos cada vez mas depurados y fiables, florecieron algunas especialida- des como Ja demografia histérica o Ja historia empresarial. En un primer momento la de- mografia histérica se ocupé del estudio de Ja transicién demografica, es decir, el proceso historico por el que una sociedad pasaria de tener un comportamiento demogréfico con altas tasas de natalidad y mortalidad a contemplar su drastico descenso. Asimismo, fue abordada en un marco regional la relacién entre los movimientos de Jas poblaciones y Jos recursos, asi como las perturbaciones accidentales del equilibrio de la poblacién. Las técnicas econométricas permitieron seguir las curvas de la natalidad y la mortalidad asi como las de fertilidad y las migraciones, internas y externas, al mismo tiempo que abrie- ron Ja posibilidad de estudiar la reproduccién biolégica y social a través de la familia y sus cambios en el espacio y en el tiempo. Otra de las mas fructiferas subespecializaciones se constituyé en torno a la historia empresarial (Business history) debido en buena medida al interés creciente en el papel del empresario y de las empresas como motores del desarrollo econémico. La enorme proliferacién de trabajos en los iiltimos tiempos y la disponibilidad creciente de archi- vos de empresas han evidenciado que el empresarial constituye un mundo variadisimo y muy adaptado a las caracteristicas institucionales y culturales de las sociedades en que se desarrollan”’, Finalmente, entre los temas que en las dos tiltimas décadas han atrafdo la atencién a los historiadores econémicos figuran la explicacién al incremento de la desigualdad y la experiencia del Tercer mundo en los tiltimos cien afios, los efectos de la globalizacién, Ja convergencia econémica, las diferencias regionales, el papel de la mujer en el merca- do de trabajo, la formacién de capital humano, la eficacia de la politica macroeconémi- ca, el envejecimiento de la poblacién, los efectos de los programas sociales 0 el creci- miento del Estado". Esta fragmentacién y la complejidad aledafia de la disciplina hist6rico-econémica constituyen hoy dos notas distintivas de la historiograffa en general, que también se muestran en la historia econémica y han tenido que ver de manera di- © Ibidem. p. 3. * Martinez. Ruiz (1991: 27). * Maninez Ruiz (1995: 331-345), “* Un repaso a los indices de las tres principales revistas espaftolas de la disciplina puede resultar muy i tructivo a Jos estudiantes que inician su investigaci6n y necesitan obtener un panorama amplio de los temas y las lineas de investigaci6n abiertas en la actualidad: Revista de Historia Econdmica, Historia Industrial ¢ Investiga- ciones en Historia Econémica, La mas veterana, Revista de Historia Econdmica, fundada en 1983, muestra, ade- mis, Ia evolucidn que estos temas han sufrido en los casi treinta afios de andadura de la revista,

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