You are on page 1of 2
=2Qué hay? {Cusnto? zCuinto? Vos maneji —dije—, creo que solo son pa~ peles. Oliver se volvia eada tanto para espiar lo que yo revisaba. Habja un nombre grabado en la con- tratapa de madera, decia “Inman”, y debajo habia tuna foto del tipo muy joven, sentado sobre unas valijas en una terminal, parecia feliz. Me pregun- té quién le habria sacado la foto. También habia cartas encabezadas con su nombre: “Querido: Ir ‘man’, “Irman, mi amor’, poesias firmadas por él, un caramelo de menta hecho polvo y una medalla de plistico al mejor poeta del afio, con el logo de un club social Hay plata si 0 no? —Son cartas —dije De un manotazo, Oliver me quité la caja y la tiré por la ventanilla 2Qué hacés? —me asomé un segundo para ver las cosas ya desparramadas sobre el asfalto, Jos ppapeles todavia en el aire, la medalla rebotando una © dos veces mis, cada vez mas lejos. Son cartas —dijo, ¥ un rato después: Miri... Tendriamos que haber parado acé. “Parrilla libre”, liste? ;Qué costaba? —y se sacu- di6 inquiero en el asiento, como si realmente lo lamentara Mariposas Yavas a ver qué lindo vestido tiene hoy la mia, le dice Calderén a/Gorviti, le queda tan bi €808 ojos almendrados, por el color, viste; y esos piecitos.. Estit junto al resto de los padres, espe- ran ansiosos la salida de sus hijos: Calder6n habla, Gorriti mira las puertas todavia cerradas. Vas a ver, dice Calderon, quedate aci, hay que quedarse cer~ ca porque ya salen. 3¥ el tayo cémo va? El otro hace un gesto de dolor y se sefidla los dientes, No me digas, dice Calderén. :Y le hiciste el cuento de los ratones...2 Ah, nto, con la mia no se puede, ‘es demasiado inteligente. Gorriti mira el reloj. En cualquier momento se abren las puertas ¥ los chicos salen dlsparados, riendo a gritos en un tumulto de colores, a veces manchados de tempera, 0 de cho- colate. Por alguna razén, el timbre se retrasa, Los padres esperan, Una mariposa se posa en el brazo de Calderén, que se apura a atraparla, La lucha por escapar, une las alas y la sostiene de las aariposa 19 puntas, Aprieta fuerte para que no se le escape. Vas a ver cuando la vea, le dice a Gorriti sacudiéndola, le va a encantar. Pero aprieta tanto que empieza a sentir que las puntas se empastan. Desliza los de- dos hacia abajo y comprueba que la ha marcado. La mariposa intenta soltarse, se sacude, y una de {as alas se abre al medio como un papel, Calderén Jo lamenta, cuando intenta inmovilizarla para ver bien los davios termina por quedarse con parte del ala pegada a uno de los dedos. Gorriti lo mira con asco y niega, le hace un gesto para que la tire. Cal- derén la suelta. La mariposa cae al piso, Se mueve con torpeza, intenta volar pero no puede. Al fin se queda quieta, sacude cada tanto una de sus alas, y yya no intenta nada més, Gorriti le dice que termi- ne con eso de una ver y él, por el propio bien de Ja mariposa por supuesto, la pisa con firmeza. No alcanza a apartar el pie cuando advierte que algo extrafio sucede, Mira hacia las puertas y, como si | un viento repentino hubiese violado las cerraduras, Vestas se abren, y cientos de mariposas de todos los colores y tamafios se abalanzan sobre los padres que esperan. Piensa si irin a atacarlo, tal vez piensa que vva a morir. Los ottos padres no parecen asustarse; las mariposas solo revolotean entre ellos. Una ‘ima cnuza rezagada y se une al resto, Calderdn se queda mirando las puertas abiertas, y tras los vidrios del hall central, las salas silenciosas. Algunos padres todavia se amontonan frente a Tas puertas y gritan 20 los nombres de sus hijos. Entonces las mariposas, todas ellas en pocos segundos, se alejan volando en distintas direcciones. Los padres intentan atrapar~ las, Calderén, en cambio, permanece inmévil. No se anima a apartar el pie de Ja que ha matado, teme, quiza, reconocer en sus alas muertas los colores de Ta suya ey

You might also like