You are on page 1of 7
Peter L. Berger Thomas Luckmann Moder idad, pluralismo y crisis de sentido La orientacién del hombre moderno Prélogo de Joan Estruch yD PAIDOS. ‘arecis eens Ares Moco CapfruLo 4 LA PERDIDA DE LO DADO POR SUPUESTO Silas comunidades de vida y de sentido realmente se solapan en el grado exigido por las ¢ ‘pectativas socia- er Ehconces la vida social y la existencia (Dasein) del ee auelen seguir su curso cast dadas por Supt acre anterior no significa necesariamente que los indi- to oo tengan problemas de vida o que estén confor- coe ga destino. Con todo, al menos «saben» algo. mes cOtiel raundo, cémo comportarse en él, qué es 10 ne razonablemente puede esperarse, y por UHM, see aa por eso menos importante saben quiénes son Per Jemplo, se supone que el rol de esclavo aunca fie sqradable. Sin embargo, por ingrato que puéds haber aerate inaividuos que lo desempedaron vivian en un mundo estble yclaramente rconecis © Fae Re Fan orientar su conducts, sik expectatvasy su densidad Se eee aris de contianza, No estaban obligados a Fedelinir diariamente el sentido de su existencia. Esta inequivoca definicién de la existencia eo el mundo era onipastida polos esclavos sus amos, aunque cabe so Foner que estos dltimos se sentian mis conformes con Pont sigue aquellos. Niel esclavo nisu duefio estaban, 80 MODERNIDAD, PLURALISMO Y CRISIS como dirfa Sartre, «condenados ser libres». (La posibi- lidad de que los esclaves se rebelasen o de que sus due- os abandonasen su propiedad para transformarse en monjes no nos interesa ahora, aparte de que esos casos fueron poco comunes.) El pluralismo modemo socava ese «conocimiento» dado por supuesto, El mtindo, Ia sociedad, Ta vida y la identidad personal son cada ver Gas problematzadcs, Pueden ser objeto de multiples interpretaciones y cada in- sespicscite dchccake pape tee eter a cea pe sible. Ninguna interpretacién, ninguna gama de posibles acciones puede ya ser aceptada como tinica, verdadera ¢ incuestionsblemente adecuada, Por tanto, a los indivi duos les asalta a menudo la duda de si acaso no deberian haber vivido su vida de una manera absolutamente distin- ta a como lo han hecho hasta ahora. Este fenémeno se ex- perimenta, por un lado, como una gran liberacién, como la apertura de nuevos hotizontes y pesibilidades de vida que nos conduce a traspasar los limites del modo de exis- tencia antiguo, incuestionado. Por otto lado, el mismo proceso suele ser experimentado (generalmente por las mismes personas) como algo opresivo: como una presién sobre los individucs para que una y otra vez busquen un sentido a los aspectos nuevos y desconocidos de sus reali: dades. Hay quienes soportan esta presidn; hay otres que incluso parecen disfrutarla. Son los que podriamos llamar virtuosos de! pluralismo, Pero la mayoria de la gente se siente insegura y perdida en un mundo confuso, leno de Seabee ides de interpretacion, algunas de las clales es. tin incaas con moos de vida aemasve, yer © ee Wk Pa LA PERDIDA DE Lo DADO PoR suPuEsTO ar Los conceptos desarrollados por Amold Gehlen en su teoria de las instituciones nos ayudan 2 comprender esta situacién ambivalente. Ya nos hemos referido a este cuerpo reérico en la seccidn preliminar, cuando aludimos ala importancia que tienen las instituciones para la orien- tacit deTos sere humanoy et la fealidad: Las instinct. nes han sido concebidas para liberar alos individuoe dela necesidad dereiventar el'mund y seorientarse diana. inente en él. Tas instituciones crean «programas» pata el manejo de la interaccién Sachs ‘un curriculum vitae determinado, Proporcionan modelos probados a los que la gente puede recurtir para orientar su conducta. Al poner en practica estos modos de com. pottamiento «prescritos», el individuo aprende a cumplir con las expectativas asociadas a ciertos roles: por ejem- plo, los de esposo, padre, empleado, contribuyente, con- ductor de automévil, consumidor. Si las instituciones estén funcionando en forma razonablemente normal, en- tonces los individuos cumplen los roles que les son asig- nados por la sociedad en forma de esquemas de accién institucionalizados y viven su vida de acuerdo con curri- culos asegurados institucionalmente, moldeados social- mente y que gozan de una aceptacién generalizada e in- condicional. En sus repercusiones, las instituciones son sustitutos de los instintos: permicen Ta accion sin que haya necesi- lad de considerar todas fternativas. Muchas inte- racciones sociales de importancia social tienen lugar en forma casi automética. Cada vez que los esclavos reci- ben una orden de su amo no necesitan considera Is al- 82 MODERNIDAD, PLURALISMO Y CRISIS ternativa de obedecer 0 no. Tampoco el amo se detiene a pensar si tiene el derecho o no de dar érdenes a sus es- clavos. Ni los esclavos ni sus duefios se interrogan sobre sus propias acciones o las de la otra parte; comunmente, acttan de manera irreflexiva. Al conectar la teoria de las instituciones de Gehlen con la psicologia social de Ge- orge Herbert Mi quien también debe-darsetré dito’en la discusion anterior sobre la formacién de la identidad personal), podemos afirmar ademés que las conciencias indiyiduales_«internalizan» los_«progra- imasp instimucionales y que éstos, a su vez, encauzan las ‘acciones del individuo, no como algo ajeno ‘sino como, sentidos propios del individug, Los «programas» son ‘“internalizados mediante procesos multiples: primero en la «socializacién primaria», en Ja cual se sientan las ba ces para Ta forinacion de la identidad personal; después efi la asocializacién secundatia», que dirige al individuo hacia Tos roles de la realidad social y, principalmente, del mundo laboral._ ‘Las estructuras dela sociedad se transforman en es- tructuras de la conciencia, El esclavo y el amo no sélo se Comportan en conformidad con sus roles, sino que la manera en que piensan, sienten y se conciben a si mis- mos se cifie a la conducta propia de su rol. El mundo subjetive del individuo no tiene por qué coincidir de ianera total on Ta realidad socialmente objetivada, ya gue 66° imposible. En el proceso de socializacion existen, si fo grietas reales, al menos pequehas fisuras. En la formacién de Ja personalidad puede haber a lo sumo una aproximacién ala plena concordancia de sen- LA PERDIDA DE LO DADO POR SUPUESTO 83 tido, En la mayoria de las sociedades. una transicién fluida desde la socializacién primaria hacia la secunda- Ha constitave la excepcion y.no la tegla. EI individuo tiene impulsos idiosincrdsicos y se atreve a trasladar sus sueiios-a Ta vida cotidiana, a buscar aventuras fuera de Tae programas de la sociedad. No obstante, incluso’ én in caso at podriamos hablar de «normalidad». Los ale- jamientos respecto de los programas fastitucionales y las discrepancias con los depésitos de sentido de la socie- dad (y reservas de sentido) son relativamente escasos y permanecen citcunserites al individuo; lo cual significa que ellos no forman parte de procesos comunicativos y que la «censura» opera incluso en el nivel mas bajo de objetivacién y comunicacién de pensamientos «peligro- sosp. Si la «censura» no es capaz de contener los desvfos en la vida interior del individuo, entonces se aplican programas institucionales especiales para tratar al que se ha apartado, en los que se advierte un aspecto exter- no y otro interno. En el émbito externo, la gama de tra- tamientos s¢ extiende desde la climinacidn fisica de aquellos que se han desviado del camino correcto hasta el cuidado espiritual y afectuoso de las «ovejas desc triadas», De una u otra maneta, ¢s preciso que la con- ducta se vuelva inofensiva: inofensiva para la ejecucién del programa. Debe eliminarse el obstaculo que impide el funcionamiento continuo de la maquinaria. El aspec- to interno de este proceso de control social lo constitu- ye el intento por ponet término al pensamiento anéma- Jo y restaurar la anterior aceptacién «maquinal» de la normalidad. 4 MODERNIDAD, PLURALISMO ¥ CRISIS [Las instituciones derivan su poder del mantenimien- to de una validez dada La integridad de una msttucion peligra desde el momento en que las personas que viven en su interior o préximas a ella co- mienzan a considerar roles instirucionales, esquemas de interpretaci6a, valores y cosmovisiones. Los filésofos conservadores han sido siempre conscientes de esta si- tuacion y los miembros mds antiguos de un cuerpo de policia lo saben por experiencia préctica. En un «caso normal» los pensamientos peligrosas pueden ser razo- nablemente controlados. Sin embargo, el pluralismo hace més dificil cjercer ese control. Aqui se plantes da ramente una dialéctica sociopsicoldgica: de la liberacion alla libertad Opresiva, Es muy duro vernos forzados a vi- vir nuestra propia vida sin que seamos capaces de «afe- rrarnos» a patrones de interpretacién y normas de con- ducta incuestionados. Esto conduce a la clamorosa nostalgia por los viejos y aBorados tiempos en que no habfa libertad. La liberacién y 1a libertad opresiva son ambiguos. Como dice Geblen: la libertad nacié de la alienacién y viceversa. ‘Abundan os ejemplos de esto en la literatura mo- derma, Basta pensar en el tema del «provincialismon, en la dialéctica biografica entre pueblo y dudad, en los vyersos «caminos hacia le libertad» que es posible seguir (Archur Schnitaler), Madame Bovary sufre ea su mundo estrecho y provinciano. Pero si hubiera tenido a opor- tunidad de trasladarse a Paris, su dicha ao hubiera du- rado mucho, La alicnacioa habria sido el precio por dis fratar de un grado mayor de libertad. Ella misma y sus EA PERDIDA DE LO DADO FOR SUPUESTO 85 hijos adesarraigados» probablemente habrian concebi- do la idea de que, después de todo, el viejo mundo pro- vinciano tenia sus aspectos positives, que en esa época se daban por supusstos hasta el extremo de pasar inad- vertides. Por lo general, ya no es posible retornar fisica- mente a ese mundo. Sin embargo, no escasean los cami- nos que se ofrecen para un sora te (religioso, politico o terapéutico), qué son modos de aliviar - lor de la alienacidn. Los proyectos destinados a restau tar el «viejo y ahorado mundo» entrafan casi siempre la supresi6n o la limicaci6n del pluralismo, Y con juste ra- z6n, ya que el pluralismo sugiere constantemente alter- nativas; las alternatives obligan ale gente a pensar, yel acto de pensar socava los cimienios de todas las versio- nes de un «viejo y aficrado mundo», esto es: el supuesto de su incvestionada existendia. —Tamodemizacion implica la transformacién radical de todas Tas condiciones externas de la existencia ku- mana, Como se ha senalado Con frecuencia, eI’motor de sla gigantesca transformacién es la tecnologia de los liltimos siglos basade en la cieacis: En emincs pura- mente materiales, este desarrollo Ba traido consigo una enorme expansidn en la gama de posibilidades. Mien- tras en el pasado algunas técnicas, tranemitidas de una generacion a otra, constituian el fundamento de la exis- tencia material, hoy dia existe una pluralidad aparente- mente interminable de sistemas tecnoldgicos en cons- tante perfeccionamiento. Tanto los individuos como las grandes organizaciones afrontan la necesidad de esco- get una u otra opcion de entre esa multiplicidad. Esta 86 MODERNIDAD, PLURALISMO ¥ CRISIS compulsién por la eleccién abarca desde los articulos de consumo triviales (gqué marca de dentifrico?) hasta alternativas tecnolégicas bésicas (¢qué materia prima para la industria automotriz?). El aumento de la gama de opciones también se extiende a la esfera social ¢ in- telectual, Aqui la modernizacién significa el cambio de una existencia determinada por el destino a una que consta de una larga serie de posibles alternativas. Ante- riormente, casi todas las fases de la vida estaban seiala- das, el individuo pasaba de una fase a otra seguin patro- ‘nes predefenminados. nitez, ritos de transicibn, empleo, matrimonio, crianza de los hijos, envejecimiento, enfer- medad y muerte, También la vida interna del individuo estaba determinada: sentimientos, tnerpretacionés del arunds, valores € Wdentidad personal. Los dioses «ya &- taban presentes» en el instante del nacimiento, lo mis- mo que la secuencia de roles sociales que le sucedia. En otras palabras, el abanico de supuestos dados e incuestio- nados se extendia a la mayor parte de la existencia hu- mana. La modernizacién modificé esta situacién de un modo fandamental. Sélo el nacimiento y la muerte si- guen siendo determinades por el destin >, Paralelamen- teats plivatidad de posibles alternativas a nivel mate- tial, los procesos de modernizacién méltiples abren una gama de opciones a nivel social ¢ intelectual: equé em- leo debo aceptar?, gcon quién debo casarme?, ¢cémo Gebo criar a mis hijos? Incluso los dioses pueden ser ¢s- cogidos dentro de-un abanico de posibilidades. Puedo cambiar mi fe religiosa, mi ciudadania, mi estilo de vida, LA PERDIDA DE LO DADO POR SUPUESTO 87 mi autoimagen y mis habitos sexuales. La gama de su- puestos que se dan por sentados se reduce a un niicleo relativamente pequefio que es dificil defini: Los funda- mentos tecnoldgicos y econdémicos de esta modificacién son de orden material, pero sus dimensiones sociales se ven intensificadas, sobre todo, por el pluralismo. El plu- ralismo no sélo nos permite tomar nuestras propias de- cisiones (sobre trabajo, esposo o esposa, religion, parti- do), sino que, ademés, la moderna variedad de bienes de consumo nos obliga a escoger (Persil o Ariel, Volkswa- geno Saab). Yano podemos abstenernos de elegir: se ha vuelto imposible cerrar los ojos al hecho de que las de- | cisiones que adoptamos podrfan haber sido distintas. Dios instituciones centrales de la sociedad moderna im: | pulsan esta transiciéa desde la osibilidad de elecci6n Hasta la obligacién de escoger: Ta economia de mercado ¥ la democracia. Ambas se fundan en la agregacion de || decistones individuals y ellas mismas forentan un pro: \ Ceso continuo de eleccion y seleccién. El ethos dela de- SXocracia transforma la eleccién en un derecho humano fundamental. eee te rT Lo dado por supuesto corresponde al ambito del co- nocimiento seguro y no cuestionado. La pérdida de lo dado por supuesto perturba ese ambito: sé cada vez me- nos. En cambio, tengo una variedad de opiniones, algu- nas de las cuales se condensan en lo que podriamos lla- mar creencias, Se trata de opiniones por las cuales estoy dispuesto a sacrificarme hasta el limite, a sactificar mi vida —incluso hoy—, pero tal vez ya no incondicional- yu mente. El hecho de que en la vida «normal» de la socie- 88 MODERNIDAD, PLURALISMO ¥ CRISIS dad y del individuo esos casos limite sean relativamente escasos, es parte de la naturaleza de las cosas. De cual- quier manera, en el proceso «normal» de modernizacién ya no estoy obligado a decidir si me encuentro preparado para atriesgar mi vida por razones de fe o incluso por me- tas opiniones. El conocimiento incuestionado y seguro se (el término no se usa aqué en el sentido Lertianreeoacoloela profunda) se encuentran las interpretaci i puestas. Esta eS Ta estera del conocimiento incuestiona- ; j do, que se da por cierto. Alfred Schtizglo Tame etnivel | del «mundo que se da por supuéstosr Robert y Helen / Lynd quisieron decir algo similar con su concepto de las «afirmaciones que s¢ dan por ciertas». El otro polo, el + nivel superior de la conciencia (en el sentida de una ma- yor cercania a la «superficien), es la esfera de la insegu- ridad, de lo que no se da por supuesto, de las opiniones gue en paincipio estoy dispuesto @ reconsiderar e in- cluso retirar. Esta esfera esta gobernada por el lema cha- cun @ son goat. En este modelo de estratos aparece la , modernizacién de la conciencia como una pérdida de LA PERDIDA DE LO DADO POR SUPUESTO 89 «profundidad». En términos més gréficos, podemos considerar la conciencia como una enorme cafetera: los contenidos de la conciencia de todos los tipos se han evaporado hacia arriba, el sedimento residual se ba contraido notoriamente y el café se ha vuelto bastante aguado. La pérdida de lo que se da por supnesto, con todas sus Gonsecuencias sociales y psicologicas, es mds marca- da —como cabria esperar— en la esfera de la religion. El pluralismo moderno ha socavado el monopolio del gue, diseatuban las inaicianes clio disfrutaban las instituciones religiosas. Ya sea que [eS guste o no, ellas son proveedoras en un mercado de opciones religiosas. La cantidad de gente que «asiste re- gularmente» a la iglesia ha disminuido hasta el punto de que en muchas iglesias el nimero de feligreses se puede contar con los dedos de las manos. La pertenencia a una Iglesia determinada ya no se da por supuesto, sino que més bien es el resultado de una eleccién deliberada. In- dluso aquellos que deciden consecvar la confesién de sus padres estén adoptando una decisién: después de todo, podrian haber cambiado de confesién o religién 0 simplemente haber abandonado por completo la Iglesia Lo anterior modifica de manera fundamental la posi- cidn social de las Iglesias, independientemente de si la imagen teoldgica que tienen de sf mismas les permite 0 no reconocer este estado de cosas. Si desean sobrevivir, las Iglesias necesitan tener en cuenta cada vez més los anhelos de sus miembros. Las Iglesias deben probarse a si mismas en el mercado libre, La gente que «compra ‘ina determinada fe constituye un grupo de consumi- 90 MODERNIDAD, PLURALISMO ¥ CRISIS dores. A pesar de que los tedlogos se nieguen pertinaz- mente a reconocerlo, la sabiduria de la antigua maxima comercial «el cliente siempre tiene la razém> se ha im- puesto en las Iglesias. De hecho ellas se atienen esta maxima con bastante frecuencia, aunque no lo hacen siempre. ‘Alas Iglesias les resulta cada vez més dificil aferrar- se a dogmas y practicas que no son comerciales. ¥ este mismo proceso hace que cambien las relaciones de las Iglesias entre si. Ya no pueden contar con la ayuda del Estado para «conducir» a la gente hasta los servicios religiosos o para hacer frente a sus competidores. El ambiente de pluralismo obliga a las Iglesias rivales « mantener una relacién arménica. En un comienzo esta tolerancia forzosa es aceptada a regafiadientes, y mas tarde es legitimada teoldgicamente (se vuelve ecuméni- ca). El aorteamericano Richard Niebubr, experto en historia eclesial, introdujo el concepto de «denomine- ciones», el cual definié de la siguiente manera: «Una denominacién es una Iglesia que ha reconocido el dere- cho a existir de las demés Iglesias». No es una casuali- dad el hecho de que el término «denominacién» se haya originado en los Estados Unidos, una sociedad que puede considerarse precursora del pluralismo moder- no. La creciente similitud entre la situacién religiosa de otras sociedades modernas y la realidad estadounidense no obedece a un proceso de norteamericanizacién cul- tural, como algunos por motivos ideolégicos obvios tienden a creer. La semejanza s6lo es atribuible superfi- cialmente a la influencia estadounidense. Su verdadera LA PERDIDA DE LO DADO POR SUPUESTO 1 causa es la propagacién del pluralismo modemo a esca- la mundial, Este cambio tiene su equivalente a nivel de la con- ciencia individual, La religidn también se «evapora ha- cia arriba», pierde su condicién de algo que se da por supuesto. Este cambio crea para la fe la condicién de «posibilidady, sobre la base del aforismo: no tengo que creer lo que sé, Esta «posibilidad» religiosa se pasa ge- neralmente por alto cuando los tedlogos se lamentan por la trivializacion de la religion en la époce moderna. Sin embargo, esos tedlogos no estén dispuestos a admi- tir que desearian ver una situacién en que ser cristiano representa algo tan obvio como ser hombre o mujer, te- nner ojos castaiios o azules y suftir de fiebre del heno des- del nacimiento. Pero esta posibilidad de fe debiera ser factible, en especial para los tedlogos protestantes. El protestantismo, desde la «comprensién de la conciencia moral» (Verstiindnis des Gewissens) de Lutero hasta el «salto de fen de Kierkegaard, ha sido la religion moder- na por excelencia, Los tedlogos podrian acoger estas ideas con esperanza y no con pesimismo. Desde la pers- pectiva de las ciencias sociales, sin embargo, hemos de reconocer que la sociedad moderna no ha visto una gran acumulacién de «caballeros de la fe» kierkegaardianos. Mas comtin es un tipo de persona con «opiniones cris- tianas», una persona que pertenece «de alguna manera» a una Iglesia, pero en forma vaga; una actitud que para Jos tedlogos debe resultar inquietante porque es muy si milar a la observada en otras areas de consumo. La gen- te con «opiniones religiosas» cambia de parecer con re-

You might also like