UNA ALTERNATIVA SUPERADORA DE LA EMPRESA
CAPITALISTA Y EL KOLHOZC COMUNISTA:
LA DOCTRINA JUSTICIALISTA
SOBRE LAS COMUNIDADES LABORALES
=
Una concepelén propia. La doctrina
peronista es una concepcién revolu-
clonaria sobre el hombre y la socie-
dad que tiene contenidos propios: no
tiene necesidad de andar pidiendo
prestadas metodologias de interpre:
tacién de la historia o la realidad so-
cial a otras cosmovisiones extrafias a
ella, ni tiene necesidad tampoco de
andar copiando modelos que podran
ser muy aceptables para las particu-
lares circunstancias de otras nacio-
es pero que no responden a nues-
tra situacién concreta.
Estas puntualizaciones son necesa.
rias frente a los deslumbramientos
que se advirten a menudo entre quie-
es no conocen cabalmente su propia
doctrina y actiian en consecuencia
bajo paternidades intelectuales en el
plano ideolégico que no se corres-
ponden con la actitud honesta de una
militancia peronista autentica,
Si decimos que la doctrina peronis-
ta es una doctrina revolucionaria es
porque en ella se contienen los fer-
Mentos generadores de un nuevo
hombre y por consiguiente de una
nueva sociedad.
La comunidad laboral. La Nueva
Argentina que nos propone el proyec-
to peronista no podra logicamente
articularse sin una profunda modifi
cacién de las instituciones sociales
tal cual las hemos conocido hasta el
dia de hoy, y para entrar a hablar de
cosas concretas, sin una profunda
modificacién de la relacién de subor-
dinacién y dependencia que caracte-
riza al régimen capitalista liberal con
respecto al sector del trabajo.
El establecimiento _politico-social
actual encubre en sus entrafas uno
de los problemas més hondos que
vive el hombre contempordneo y que
es el de la “ajenidad” del trabajador
respecto de la empresa. Pero para re-
solverlo la doctrina peronista no trata
de “humanizar” al capitalismo dotan-
dolo de un contenido social sino que
propone edificar unidades producti-
vas en las que los trabajadores vayan
accediendo progresivamente a las
ganancias, a la propiedad y a la con-
duccién de las mismas; modificacio-
nes estructurales que han de ser eje-cutadas no con criterios paternalistas,
con el objeto de cambiar algo para
que nada cambie, sino con una pers-
pectiva auténticamente revoluciona-
ria que suponga un verdadero progre-
so para la clase trabajadora.
Por contraposicién al capital-libe-
ralismo, para la doctrina peronista el
trabajo no es una mercancia ni un ins-
trumento de explotacién y alienacién
sino que le reconoce Ia dignidad de
ser un medio de realizacion humana
yun camino para desarrollar sus valo-
‘es espirituales.
No ignoramos que la puesta en
practica de tales enunciados requiere
lun tiempo y una maduracién de las
conciencias, y es en este plano que
las organizaciones profesionales tie-
nen el deber de contribuir de manera
decisiva en la capacitacién y en la
formacién de los trabajadores que son
los llamados a ser los protagonistas
de estructuras mas solidarias y huma-
Por otra parte, sabemos sobrada-
mente que el movimiento se demues-
tra andando, y que no se aprende a
nadar si no ¢s tirandose al agua: por
eso es imprescindible que vayan im-
plementéndose los organismos ade-
cuados para comenzar a poner en
funcionamiento los mecanismos par.
ticipativos que nos llevaran a una de-
mocracia social integrada en que la
empresa doje de ser una estructura
monarquica en la cual los trabajado-
res no son otra cosa que testigos del
enriquecimiento ajeno, sin posibilidad
real de influir decididamente en la to-
ma de las decisiones tanto en los as-
Pectos laborales y sociales como en
los técnicos y econémicos,
La experiencia peronista. Conforme
a los principios doctrinarios expues-
tos, el peronismo en el poder sign
c6 la puesta en marcha de una revo-
lucién social que arrancé a las masas
obreras de la postergacién que las
mantenia sumergidas incorpordndo-
las como protagonistas de un proce-
80 politico y social completamente
En el émbito de la comunidad de
trabajo, ya desde 1945 se elabora en
la Secretaria de Trabajo un proyecto
de participacién al que siguieron los
lineamientos contenidos en el Primer
Plan Quinquenal (1946) y en el Se-
undo Plan Quinquenal (1953), el pro-
yecto del senador Miguel A. Tanco
(1947), el proyecto de Recomendacion
del gobierno peronista a la OIT (1951)
y la Circular G. V. 351 del Banco Cen-
tral de reglamentacién de las accio-
nes del trabajo (1954)
Por otra parte, la puesta en marcha
de a participacion en la empresa es
una aspiracién reiteradamente recla-
mada por el movimiento obrero orga-
nizado, columna vertebral de! pero-
nismo.
Los lineamientos programaticos de!
FREJULI incluyen también enuncia-
dos sobre cogestién y autogestiGn, de
los que las empresas estatales put
den convertirse en un magnifico cam-
po de experimentacién como paso
previo a su extensién en el area de
la iniciativa privada.
La comunidad organizada: un pue-
blo feliz. Hemos de volver una vez
mas la mirada a los principios orien-
tadores que nos trazara nuestro Con-
ductor: “Nosotros no estamos ni en
la defensa de un capitalismo de e:
plotacién ni en 1a de una explotacién
‘estatal. Nosotros tenemos una terce-
ra posicién, donde no queremos que
‘el hombre sea explotado ni en nom-
bre de! capital ni en nombre del Esta-
do. Queremos que el hombre dentro
de su libertad sea un ser, principio y
fin, en si mismo, y no un instrumento
de 10s apetitos ‘del capital o de los
apetitos del Estado”. (Discurso del 25
de octubte de 1948).
Cuando a casi treinta afos el Gene-
ral Perén repite textualmente con la
misma vitalidad y actualidad idénticos
principios, el hecho certifica la supe-
rioridad de una doctrina y nos sefiala
que a esas fuentes esclarecedoras
habremos de acudir en estos momen-
tos de confusién en que fuerzas aje-
‘nas a nosotros tratan de desviarnos
ara un lado y para otro del rumbo
que nos exige nuestra pureza ideol6.
gica y nuestra identidad de peronis-
tas,
Las comunidades laborales tal co-
‘mo las concibe un pensamiento au-
ténticamente peronista no estén al
servicio de unos pocos sino de todo
‘el pueblo argentino, porque bien sa-
bemos que la propiedad no tiene ex-
clusivamente una funcién individual
sino también una funcién social asi
como el trabajo tiene el alto destino
de servir a la dignificacién humana
para ayudar al hombre a ser mas y no
Gnicamente a tener més.
Solamente plasmando con hechos
‘estos principios haremos realidad esa
comunidad organizada por la que en-
tregé su vida nuestra querida Evita y
que Juan Domingo Perén sofiara para
la felicidad del pueblo y la grandeza
de la patria.