epistemologia
nidad cumple su funcién ética:
las falsas consideraciones que
tealizan sobre los dioses, y co-
erenidad y a la tranquilidad como
os de la acci6n humana.
eay la fisica de Epicuro conducen
maron parte igualmente Teodoro y
s) su elemento central
ja considera-
n cualquier caso, y a pesar de lo que
es le ha sido atribuido, Epicuro
el placer fundamentalmente como
de dolor, de tal manera que aque-
geres que no contribuyen a erradicar
nuir el sufrimiento, sino que acre-
su probabilidad (como los que crean
ia y turbacién), han de ser evita-
El célebre (Haraway, Harding, Keller, Longino,
etc.) de factura «fuerte», tendente a poner de
manifiesto los sesgos patriarcales, tanto de
otras epistemologias como del objeto de estu-
dio y las nociones centrales en que descansa
la disciplina: sujeto de conocimiento, verdad,
experiencia, método, etcétera.
os (J. M.J
escepticismo
Voz que procede de los verbos griegos sko-
peo y skeptomai, que significan ‘acechar’,
‘examinar’, ‘mirar con detenimiento’. Por lo
tanto, atendiendo a la etimologfa podriamos
decir, parafraseando a Ortega, que el escep-
ticismo es el «hijo estrabico» de la ciencia,
esto es, una disposicién que nos hace mirar
los objetos desde distintos ejes o perspecti-
vas. Lo dijo también Balmes en sus Cartas
a un escéptico: «en el vestibulo mismo del
templo de la filosoffa encontramos siempre
la duda y el escepticismo». No es otra la te-
sis de Merton, cuando atribuye al ethos
cientifico —esto es, en el complejo de valo-
res y normas que se consideran obligatori
para el hombre de ciencia— un escepti-
cismo organizado (la suspensi6n de juicio
hasta que un examen no comprometido de
las creencias muestre su fiabilidad).
Quine —en su ensayo «The Nature of Natu-
ral Knowledge» (1975)— ha insistido en la
misma idea: el escepticismo es un «retoiio
del conocimiento, de la ciencia». Asi pues,
el escepticismo extremo, que mantendria
que nada conocemos, seria autocontradicto-
rio. Russell Jo dijo claramente en la intro-
duccién a El conocimiento humano: «el es-
cepticismo, aunque Idgicamente impecable,
es psicolégicamente imposible, y hay un
elemento de ‘ola insinceridad en toda fi-
losofia que finja aceptarlo». Pero, en reali-
dad, el escéptico también admite que conoce;
lo que hace es no dar crédito a todo lo que
cree conocer. En este sentido, la etimologia
recoge la intencién original del iniciador¢
escepticismo académico (siglos tv-t a. C.
frente al mirar confiado del dogmitico,
rrn de Elis (360-270 a. C.) recomienda
rar con cuidado todo aquello que se p
pone como «auténtico conocimiento:
Lo que parece claro es que, en la medidat
que el escéptico termina afirmando quen
guna creencia esta totalmente justificad
que ninguna de nuestras hipétesis es mast
cional que su contraria, y que, con igual,
z6n, es posible mantener sobre un mist
asunto una proposicién y su opuesta, su pos
tura se opone radicalmente al dogmatisme
0, como dirfamos hoy, al fundamentisn
De ahf que, desde Pirrdn hasta Rorty 0
yerabend, pasando por Montaigne o Ht
encontremos reeditada en todos los esi
cos —«los tinicos fildsofos honorables»,
gtin el Ecce Homo de Nietzsche— la vi
disputa contra el fundamentismo (de oti
parmenideo) que libraron los sofistas.
en efecto, y especialmente Protagoras, de
fendieron que conocer no es un proceso d
descubrimiento de la verdadera naturalez
del ser, sino algo mucho mds modest
proceso que los propios hombres impuls
ajustando y estableciendo acuerdos entr
sus percepciones y opiniones. No hay,
lo tanto, posibilidad de encontrar datos ¢¢
noscitivos estables; todo ha de entenderse
teniendo presente la circunstancialidad d
propia realidad y del sujeto mismo que la
conoce. La consecuencia que de ello se sig
la extrajo Platén en el Eutidemo (286 b-c);
vistas asf las cosas, sobre cualquier cuestiOn
se pueden mantener con igual razén d
juicios contradictorios, 0, lo que es
mismo, de todo sujeto es posible afirm:
negar cualquier predicado. No existe un eti-
terio de verdad capaz de dilucidar el litigi
entre dos puntos de vista incompatibles; no
hay norma més elevada para la aceptacién
rechazo de uno u otro juicio, de esta o aque
Ha opinisn, que la que establece el sujetoo
colectividad que la sustenta. Por eso tam
bién Aristételes, en el cuarto libro de su Me-
tafisica (1009 b 1-7), afirmé que, de
cierta la doctrina sofista, la verdad no del
ria ser juzgada partiendo de la mayorfa 0
norfa, pues una misma cosa es dulce para él
paladar de unos y amarga para el de otros,
con lo que no habria opiniones mas 0 menos