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CAMBRIDGE UNIVERSITY PRESS ae See ue INDICE Prefacio, por Lastir Berne. Prinses vaere MEXICO Capitulo 1, Mérieo: ta restauracién de ta Repitlica y et Porfiriato, 1867-1910, por Ewseonicn Kare, i La restauracién de la Republica, 1867-1876 . La primera administracién de Diaz, 1876-1880 Fl interregno de Gonzalez, 1880-1884 i réyimen de Diaz, 1884-1900 La crisis del Porfiriato, 1900-1910 Capitulo 2, La Revolucion mexicana, 1910-1920, por Joun Womack, TR Octubre de 1910-febrero de 1913 i Febrero de 1913-agosto de 1914 7 Agosto de 1914-octubre de 1915 Cetubre de 191S-mayo de 1917. Mayo de 1917-octubre de 1918 Noviembre de 1918-junio de 1920. Junio de 1920-diciembre de 1920 Capitulo 3. México: Revolucidn y reconstruccion en las afes veinte, por JEAN Mave at La presidencia de Obregén, 1920-1924 . [La presidencia de Calles, 1924-1928 EI Maximato La politica scondmica durante el mandato de Calle | Las organizaciones Isborales y el Estado durante el mandato de Ca. tes 7 ‘a reforma agrara, la griculsiray el campesinado « : Conclusion Xt 3 B 2 35 a 8 81 OL 103 na 12s 131 12 146 19 154 158 169 174 179 38 HISTORIA DE AMERICA LATINA SEGUNDA PARTE, AMERICA CENTRAL ¥ FL CARIBE Capitulo 4. América Centr ‘CARDOSO La economia 1a sociedad - La politica Conclusion sla er liberal, c. 1870-1930, por CiKo FS Capitulo 5, Cuba, &. 1950-1934, por Luis B. AGUILAR Copinlo 6. Pero Rice, e 1870-1940, por Aver, QuTeRo RIeXn Capitulo 7. La Reptiblica Dominicana, ¢. 1870-1920, por H. Hortink Capitulo 8. Fait, 1970-1930, por Daviv Nickous Ensayos bibliograticos Indice alfabesieo indice de mapas tate indice de evadros. Teer 183 185 199 203 208 210 240 259 2»0 331 3 Bas Capitilo 1 MEXICO: LA RESTAURACION DE LA REPUBLICA Y EL PORFIRIATO, 1867-1910 La wistavie{Ginis De La REPOMLICA,: 1867-1876 Las secuelus de te guersa Los hiberafes ye accediesgn al poder on 1885, 34 xo despus se que México se insepenutivara dle Esyada, esperahun poder dar a México ia productividad y cstabilided de su vevino del norte, tos Ustados Unidos, Habiendo visto eda st wis pera casi la mrad de su tecrtorio frente 6 tos Estados Unidos en le reciente fnocta mevicano-nurtcamericana (£846-L848), lenin que sin medidas ont Favor {Tanto del crecimiento ezondinico como de 1a estabiliad politi Ta esistencia de México como Bstado-nacion independiente conriera un serio peligro. Su pee Ina aspivaba a reemplarar los qe eouisideraban Hos pilates iestubles stl. vieja jorden la Iglesia, af eféreito, fos cuciques regionales, los pusbios coounales or una wostructuea moderns. Fielos 2 su programma, comenzazon por debilitar lu posicibn dle la Iyksin, primera con uika soife de Keyes de zeforma y despui ineitiowte la Caastieiion de 1857. El eatoticisma ej sle set ha seligisn aficia Gs} Estado; las cories eclesdsticas pordievoat gran parte de su jucisdice arstrigeonies pouian realizarve a thivés de una eerentonin civil; godsa juagarse {fos clerigos on tibunales civiles; y se pusievon a ls veuta a erty Ue la Iglesia. Por otra parte, tombiea se peiv6 al efételto de muchas de las prersogativas que ~ disirataba anteriormente. Al gual que la lakes, perdid suis privlesios judisiales Los oficiales podian ser juzgados por tibunales civiles, y por primera vez eo li historia de Mésico, el jefe del Estado y Is mayor parte de si gabiuete eran civiles, Ademss, mutes de fos antigtos eaeigues oarnipatentes, que efan Jos pi: ares sobre los que se sustentaba ef regizuse conservador derroeado, ¥ gue duran ce (unto tienape habiaa zobenado sus fetes locales eon jrsctcamente total auto nomtia, fueron obligadds a veder el poder a kombres avevas nombradas por los Liberals, Con fa adopeidn de la Ley Leido en 1856, fos liberates habian Janzado. lun asalla no solo contra la Lelesia sino tambien contra fos pueblos comunales. Ta neva ley prohibia a his instituciones evlesiistieas poseer o sdiinistrar pro- 266 MEXICO; RESTAURACION DE LA REPUBLICA ¥ POREIRIATO 13 piedades que no estuvieran directamente dedicadas's usos religiosos ¥ extendia Ja prokibiciin de propiedad corporativa a las institucionesciviles, con lo que abolia, de testo la tetencia communal de la tierra. Las tierras poseidas de forma comunal tenfan que ser vendidas. A partir de entonces, sdlo podfan poseer terras Jos cam~ pesinos de forma individual @ las sociedades y compailas privadas. ‘Lo’ liberales esperaban que, con la eliminacidn del catoliciero como religion oficial, con la disminucién def papel politico de la Iglesia y con la destructién de la base econdmica de su poder politico, México, como los Estados Unidos, atrajera a inmigrantes enropens de todas las religiones. Estos inmigrantes consti- tuirian, como en los Estados Unidos, una clase media agricola que asegurari ef rapido erecimiento econsiaico, la estabilidad politica y ef desarrollo de las ins- tituciones democriticas. Ademés, contaban con que las disposiciones constitucio- nales que prohibian a la Iglesia y a las comunidades indias poseertierras tuvieran efectos similares. Ambas instituciones fban a ser reemplazadas por una extensa, clase de pequelios propietarios, que algunos lideres liberates esperaban que s¢ cconvirtieran, como los inmigraates, en los motores de la modernizacisn, la esta- bitidad y la democracia en México. Aun en el peor de los casos, si ese desarrollo no tlegaba @ praducirse, muchos INberales esperaban que al pasar fa tierra de las ‘amanos mucttas» de la Iglesia las «manos vivas» de una clase propictaria orien- tada af capitalismo, la consecuencia fuera un desarrolla econdmico considerable ¥y uta ereciente estabilidad. Estes propictarios podrian no estar interesados en ‘un régimen politico democritico pero, al igual que la clase propietaria en Argen- tina, Brasil y Chile, exigirian eferta estabilidad politica para poder asegutar cl exito de sus muevas empresas comerciales. Al mismo tiempo, la destruccién dal viejo ejército dominado por oficiales del 16gimen conservador signiticaria el fin de los golpes mulitares. Un nuevo ejSreito organizade por los Lbersles tendsia ‘una formacién radicalmente diferente! Cuando el presidente liberal, Benito Jutrer, volvi6 a Ciudad de México en Julle de 1867 después de ta guerra contra fos franceses, que habia seguido a los ‘ues aflos de auerra civil entre liberales y conservadores, Ia eaforia del triunfo rilitar lo pudo ocultar beevemente cusin lejos habian quedado los liberates de ‘leanzas las mctas que se habjan propueste doce aflos antes. La ejecucién de Ma- ximiliano y, por tanto, lo desrota de Napolean Ill, hizo desaparecer por mucho ‘tiempo el peligro de una intervencién curopea, y la supervivencia de México como nacién independiente parecia asegurada. La Iglesia habia perdido en gran parte su influencia econémica y politica en el pais; los golpes de Estado de inspiracién ceclesstioa perteneefan al pasado. EI viejo ejército conservador, tan inclinado aa indisciplina y 1a revuelta, por fin estaba disuelto. Los gobiermos regionales ‘estaban bien asegurados en manos liberales; y se habian reducido en gran niimero las propiedades eomunales de ia tierra. Sin embargo, estas logros n0 produjeron los resultados esperados, ya que la expropiacidn de las tierras de la Iglesia no hizo surgir una clase de pequenios campesinos —como las propiedades se otorg2- ‘ban al mejor postor, las adquirieron Tos propietarios locales mas pudientes— y ‘esto, muy 3 pesar d@ los lberales mas radicales, no logré més que incromentar 1, Pare wn andi detallad dela polica mexicana ent 1855-1867, ase Bazant, HALC, Vi explo 3. 16 HISTORIA DE AMBRICA LATINA la fuerza cconémica y la cohesion politica de ta.clase dominante de ricos hacen: dados ya existente, El nuevo ejército liberal no apott8'mayor garantia de estab dad que et anterior conservador, ya que estaba formado por un grupo de sold dos poto uniforme —en tropas regulares y guerrillas— a la cabeza de tos cuales habla jefes locales cuyo grado de adhesién al gobierno central era muy divers y, ademas, era demasiado numeroso para las necesidades de un perfodo de paz. Pero, si se mandaba a casa a los veteranos de dos guerres, sin dar recompensa adecuada a sus largos servicios, surgiria la amenaza de nuevas revueltas, A pesar {dol nuevo sentimiento de nacionalismo despertado por la vietoria contra los fran ceses y a pesar del surgimiento de Juérez como encarnacién del gemini lider popular y nacional, el pais estaba atin mas lejos que antes de poder consezuir fe Integracién. Durante los afios de la guerra, varias provincias habian legado, alograr una existencia casi auténoma, realmente aislada social, econdmiea y po- liticamente del resto de México, La parcelacién de las tiersas comunates babia contribuido s6lo ligeramente a aumentar las filas de la clase media puesto que falgunas de las mejores tierras habfan ido a parar a manos de Ios ricos havenda- dos. Los pocos campesinos que Jegaron a adquirit una parcela de tierra propia fueron califieados como «los riquitos» por los menos afortunados; éstos estaban creando grupos muy similares alos kulaks rusos 0 alos cogs du village Franceses. Estos problemas estrueturales derivaban de los surgidos a raiz de la guerra civil y fa guerra contra los franceses. Los diez aitos de lucha habfan summergido a la economia mexicana en el caos, puesto que Is riqueza de fa Iglesia con fa {que contaban los liberales para pagar algunos de sus proyectos mas ambiciosos ‘se habla gastado en costear Ia guerra. Muchas minas y parte del campo estaban ‘bandonados. La base del impuesto federal habia descendido hasta el punto de {desaparecer. Durante la mayor parte de la presidencia de Judsez, su itimo minis to de Hacienda, Francisco Mejia, anot6 en sus memorias que practicamente no habia un peso en ef Tesoro. No cootribuyeron a mejorar Ia situacién las fries relaciones que mantenia México con Europa desde la ejecucién de Maximitiano yy la negativa de Sudrez a pagar las deudas de Maximiliano, Los Estados Unidos, on los que México estaba contrayendo cada ver mas telaciones de dependencia ‘como consecuencia, no podian resarcit al pais dela pérdida de los mercados euro~ peos y las inversiones de capital ‘La nacidn mexicana estaba compuesta, por una parte, por un ejéreito enorme controlado sélo vagamente por la administracién central, y, por otra parte, por Jos aparatos del gobierno, que estaban tremendamente debilitados. Después de la detrota inicial de fos liberales en 1863, la mayor parte del aparato burocritico habia abandonado al gobierno de Juirez y se habia unido a la administracion dde Maximiliano, Aun en el caso de que los burécratas hubieran permanccido tea: les a Judrez, habrian podido hacer muy poco durante muchos aos, ya que la ‘administracion liberal controlaba s6lo una pequeta paste del pals. La debilidad ‘del Estado y la falta de contre! gubernamental sobre el ejército podrian haberse cenmendado con una base social y politica unida y coherente. Fsta In constitnia ‘el movimiento liberal, que estalst cesiuehrajado. El partido liberal mexicano se parecia a los partides liberals eurapens en eb nombre, en el programa y en la ferminologia que cimplesba, pets ne ee str composicion social, ya que s6lo en ncn tdi tsi perv le ka psi, qe para empezar era pace Hn 168 MEXICO: RESTAURACION DE LA REPUBLICA ¥ YORFIRIATO 1” rosa y estaba comifésta principalmente de fabricantes textiles y de los tlamados scagististas»: comerciantes que especulatan con préstamos al gobiemno. El resto dle la burghesia era, en general, extranjera, no nativa. Después de la independen- ‘ia mexicana, los comesciantes britdnicos feemplazaron a los espafioles que antes dominaban el sector, Entre los ailos 1840 y 1850, los alemanes habfan empezado 1 ocupar su puesto, y ellos, a su vez, fueron relegados de las empresas comercia- les por comerciantes franceses, condeides como «Rarcelonnertes» por ta ciudad lef sur de Francia de la que la mayorla procedia. E] movimiento liberal recibfa su fuerza custancial de los grandes terratenien- tes; algunos de ellos se asociaron a Ios liberales porque, al igual que Tos barones, sitemanes de las siglos xv y x¥1, esperaban obtener acceso a las extensas propic- slades de la Iglesia. Para otros, la motivacidn era oponerse al intento de Los con- setvadores de imponerles un contrat ceattalizado, Luis Terrazas es un tipico re- presentante de este grupo, exceptuando el echo de que él no era rio de nacimento sino que desde sus origenes como carnicero habia legado a su posicién por et ratrimonio. Las quejas de Terrazas en contra del régimen conservador eran muy ‘riadas; por una parte, se mostraba despectivo ante la ineapacidad de los con- corvadores pata proteger al estado de Chihuahua, su estado natal, de los incios nnémadas que la avechaban y, ademas, estaba tesentido por habérsele negado ta sn el selecto erupo dela oligarauia; y por otra parte, codictaba tas tierras 2s que el gobierno central controlaba, Una vez que se convirtié en goberna- lor Hberal de su estado natal, utili su poder para lograr su eriquecimiento personal mediante la adquisicién de enormes lotes de tierras priblicas (y algunas propiedades de In Iglesia), asi como para desarroilar, con mucha mds energia «tue sts predecesotes, una politica popular de resistencia contra los cada vez mis tnumterosos atagues feroces de las indias apaches sobre la poblacién de Chihuahua. = Los propistarios, como Terrazas, miraban con mucha suspicacia a otro de los grupos que daba apoyo a los liberates, Ia clase media: comerciantes locales, ppequefios empresarios, rancheros, pequenos funcionarios del gobierno y algunos sotelectuales radicales. Esta clase media lleg6 a ver el poder de los terratenientes ‘eon el mayor abstaculo para su propio avance, y por tanto lustigé al gobierno ‘central a vigilar més estrictamente a los caciques regionales mediante, por ejem- ilo, Ja exigencia del pago de una paste mis equitativa de sus rentas procedentes le fas grandes haciendas, Las dos alas del pastido liberal se las arreglaron para mantener un diffeil equi- librio y cooperar en las periodes de guerra, pero en coanto ésta termind, surgie~ ton las disputas y contlictas entre arnbas. De cualquier manera, los grandes pro- Dietarios y Ia clase media estaban unidos para oponerse a las demandas de un lercer grupo, el «sector popular». Todavia hoy no se sabe con exactitud quié- nies constitufan este «sector popular», pero era un grupo heterogéneo que reunia 1 algunos campesinos, a un protetariado textl incipiente y a herreros, dependien- (es y similares. Su meta era la redistribuciOn de la tierra a gran escala y sin res- Iricefones. Los liberales no habian sido partidarios de la movilizacién de este Sec- tor durante la guerra civil, pues recordaban que los campesinos se convintieroa ‘en una fuerza dificil de controlar en 1810 cuando el cura Hidalgo los lamé a sus filas, y més tarde durante la guerra de castas en Yucatan a fitales de tos alos custenta una de las Facciones de la oligarquia en pugns los moviliz6. Du- 40 AY 18 HISTORIA DE AMERICA LATIVA ‘ante la guetra contra los franceses, Judrez habia dejado a un lado esa preocupa- cién y habia hecho una Hamada general para luchar contra las uerzas extranie- ras invasoras, De nuevo, una vez organizadas, las fuerzas populares no dieron sefiales de querer disolverse rapidamente. Estrategia poltiea de Judrez Parece somprendente en un principio que Juarez, enfrentado a estos graves ‘obsticulos, consiguiera conservar su liderazgo en el movimiento liberal mexicano por mds de cinco aitos. Pero, de hecho, fue la propia eseisién dentro del partido liberal lo que aytde a Judver @ mantenerse en el poder. Las dos fuerzas principa- les del movimiento liberal, los hacendados y la clase media, lo atacaron alternati- ‘vamente por no responder en el grado deseado a sus intereses, pero ninguno de Jos das intents derrocarlo porque sabia que mientras él estuviera en el poder Ia ‘tra faccidn no adquitiria Ia supremacia. Tampoco el sector popular desed su fese, puesto gue, aunque estaba en absoluto desacuerdo con la Ley Lerdo que Juarez siguié aplicando, lo consideraba como uno de ellos, un indio pobre ¥ que legé a gobernar su pafs sin dejar nutca de mostrarse orgulloso de sus orisenes. ‘Poco después de haber logrado la vietoria ante os franceses y fos conservado- 105, Juérez se enfrent6 al problema de las erecientes divisiones existentes dentro del partido liberal que impedian su funcionamiento, tratando de establever un Estado fucrtemente centralizado que pudiera aumentar de manera decisiva su in- dependencia frente a la creciente divisién de su base politica y social. Cuando su prestigio estaba en su punto mas alto, convocd nuevas elecciones y, sirmultée heamente, un refersndum sobre una serie de enmiendas a la Constituciu: la pri= ‘mera afadia un Senado a la Camara de Diputados ya existente, con ol fin de dividic y contrarrestar of poder del Conpreso, La segunda daba al presidente ol derecho a vetur cualquier proyecto de ley sujeto a la posiblidad de sechazarlo 1 Congreso con una mayeria de dos tercios. La tereera permaitia a los iinistros, ‘contestar les preguntas parlame:itarias por escrito en lugar de hacerlo en perso~ nna, La cuarta privaba a la comision permanente del Parlamento, que era la comi- sidn que continuaba en sesida mientras el Congreso estaba en receso, de su dere~ tho a convocar sesién plenaria de éste en cualquier momento, HI referénduim no fra exactamente para sprobar 0 no estas proposiciones, sino para decidir sobre tl derecho del Congreso a adaptarlas por mayoria simple de votos en veo. de tener ‘que someterlas « la aprobaci6n por separado de cada tino de los cuerpos lezisati~ vyos del Estado, Durante un breve perfodo, las dos fuerzas antaeénicas del parti- do liberal se unieron en oposivion a las medidas de Judrez y el presidente mexica- no se vio obligado a retirar las enmiendas propuestas ante la creciente oposicin aque se desarroll frente a cllas. Para lograr conservar el poder, Judrez tuvo que hacer mayores concesiones aos dos grupos sociales que se hablan opnesto a sus proyectos. A los hacenda- dos les concedié autoridad practicaments ilimitada sobre sus dominios, y para asegurarse el apoyo de Ia clase media, Tudrez hizo ctecer el aparato bucocratico ‘stata —una de las fuentes preferidas de empleo de esta clase— e invirti6 presu- puesto federal en dreas de particular interés para este erin, como era el mejor 244 MEXICO: RESTAURACION DE LA REPUMLICA ¥ PORFERIATO 19 siento de a educactén piiblica, especialmente en las ciudades. Consiguientemen- te, seatin mostraba ef venso del gobierno, el nimero de escuelas pulblicas de pri- hiwra y segunda enserianza en Mético pas de 2.424 en 1857 a 8.103 en 1874, dos afl después de la muerte de Judrez. Quiza atin mas importante para la clase media fue el hecho de que Jusirez mantuviera, posiblemente porque no le queda- ‘ba mis remedio, algunas instituciones democriticas. Mientras cl gobierno medi cn fas elecciones, éstas fueron mnés honestas de Jo que lo habian sido anterior~ sneate; el Parlamiento ya no era un cuerpo legislativo sin posibitidad de acciéa, sino que tenia voz para oponerse, la libertad de prensa casi era absoluta, ¥ alg nos de Jos més conocidos intekeetuales Manuel de Zamiacotia, Ignacio Altani- ‘ano, Francisco Zarca— fueron cada ver mas directos en sus alaques contra los, errores cometidos por el gobierno de Tuisez, ‘Una parte de ia clase media liberal, cuya influencia contribuy6 a mantener 1 Tudeez en Ia presidencia en fos iltimos afios, estaba compuesta por aquellos oficiales del ejército que continaaban en el servicio activo, lo cual no deja de parecer una contradicei6n, ya que Juarez y los principales idedlogos del partido liberal consideraban que cl estamento militar era una de las principales cavsas kel atraso de México. En la Constitucisn de 1857 se habian suprimido los privite- slos judicales de Jos militares, y después de la derrota de Maximifiano se habia esrnovilizado a ua gran mimero de soldados. Sin embargo, al incrementarse las ‘ontradiceiones en la sociedad mexicana y aumentar Tas revueltas, la relacién de ependencia del gobierno con respecto al ejército crecia cada vee mis, y los off ales pusdieron ejercer su influencia politica, social y evondmica en el campo me- Judres até de llegar a un acuerdo con sus antiguos enemigos con el fin de conseguir mayor apoyo para su cansa, Los evidentes perdedores de los diez aftos {ee guerca que atormentaron a México entre 1857 y 1867 acabvaron por salir mejor pparados de Jo que ellos o muchos de sus contempordncos esperaban. Esto fue ‘especialmente evidente en el caso de los politicos conservadores, los terratenten- tes y 10s funcianarios. En 1870, tres alos después de su victoria, Judrez concedié tuna amplia aniaistiadisigida a aquellos que colaboraron con Maximitiano. Como resultado, los cerratenientes recuperaron sus posesiones y Jos funcionatios con- servadores pudieron solictar otra vez puestos en el gobierno. La Iglesia tuvo me- nos suerte que sus aliados, ya que nunca recuperd las tierras y propledades que haba perdido nila supremacia econémica que habia hecho de clla la més impor- tate fuente de eréditos. Tampoca le fue posible, para la Islesia, legalmente, soli- citar impuestas de Ia poblacidn. Los peivilegios legates del clero, la suprems del catolicismo como religiém oficial y Ia influencia de la Ielesia en materia edu- ‘ativa nunea recobraron el nivel que tenan antes de 1857. Las leyes de reforma se continuaron aplicando, pero de todas maneras, en la prictica, la Iglesia empe- 28 a recuperarse ripidamente de sus pérdidas. Las contribuciones de sus ricos miembros enriquecieron sus areas y se invistieron de manera subrepticia en pro- piedades urbanas una vez més. Judrez no hizo ningin esfuerzo por detener esta ‘acamulacidn de riqueza del clero, y, como contrapartida, la Iglesia dulcificd més ‘adelante su intransigencia hacia los liberales. Esta acttud pudo deberse ala abru- ‘madora vietoria de los liberales después de muchos aos de guerra civil, pero lumbign a que algunos lideres eclesiésticos comprendieron que la pérdida de las 242 2 HISTORIA DE AMERICA LATINA tiersas on realidad habia fortalecido su posicién en ef campo, al reducirse los rmotivos de contlicto entre la Iglesia y las grandes masas de la poblacién rural. Muchos eampesines vieron en aquellos momentos como sus enemigos a los libe- rales, mis que a la Iglesia, Esta actitud se reforz6 cuando el clero se hizo mis receptivo que en afios anteriores a las queias y demandas de los campesinos, ‘Judrez esperaba que estas medidas conciliadoras hacia la clase media y media alta mexicana, y hacia el estamento militar, pudieran evitar que um golpe de Esta- ddo lo derrocara y Je permitieran pacifiear el pais. Las expectativas del presidente mexicano demostyaron ser ciestas en caanto a su permanencia en el poder; Juarez, permanecié en su despacho hasta su muerte por eausas naturales en 1872. Pero, fn cuanto a Ja pacifieacién de México, sus esperanzas fueron falsas, porque para complacer a la elite det pais habia sactificado los intereses del campesinado. El , resultado fue que el descontento en ef campo durante la restauractén de la Rept blica aleanzé proporciones anteriormente desconocidas. EI gobierno era dema- siado débil para reprimir el descontento, lo que debilit6 ain més la administra. cidn juarsta, Esto estimulé a otras fuerzas, desde tribus ndmadas hasta las clases media y alta opuestas al régimen, a tomar las armas y desafiar al gobierno. De cesta manera, el gobierno era atin mas ineapaz de controlar ef desorden en el cam= po. Fra un eirculo vicioso. El descontento de los campesinos provenia tanto de la frustracién de sus ex ppectativas como del deterioro real de sus condiciones de vida. El gobiemne liberal rno hizo nada para satisfacer las esperanzas del campesinado, ni siquiera para protegerlo del paulatino empeoramiento de sus condiciones politcas y econsimi- cas, El final de Ta guerra supuso la vuelta al campo de un gran contingente de veteranos de guerra que no poseian tierras ni empleo y que aumentaron el ya abundante nimero de desposefdos y desempleados. La Ley Lerdo habia expulsa- cdo a muchos campesinos de las tierras comunales que antes cultivaban, y habla distribinido las propiedades, generalmente de mancta poco equitativa, entte ellos, si no se las habian apropiado ya hacendados 0 especuladores. La administracién liberal, aunque hubiera querido, no habria podido evitar ‘que las tierras de la Iglesia pasaran del cleto a manos de los terratenientes, en lugar de pasar a manos de [os campesinos. Hay que tener en cuenta que durante fos aos de la guerra contra los conservadores y contra los Franceses, los liberates s6lo cantrolaban ciertas zonas de México y que ademas sus ejércitos necesitaban cl dinero procedente de la venta de as terras de Ia Iglesia para financiar la gue rra. Peto una vez conseguida la victoria, los liberales podrian haber utilizado las haciendas de los conservadores derrotados y las vastas tierras puiblieas, fre- cuentemente vacias, para poner en funcionamiento un programa de distribucion de la tierra y crear en México una clase de campesinos. Sin embargo, la adminis- tracién de Juaree, a pesar de conceder algunas tierras puiblicas a un cierto nime= ro de veteranos de guerra, no se planted nunca seriamente esta posibilidad. Las tierras de ios hacendados conservadores, © bien fueron devueltas a sus anteriores propietarios, 0 bien vendidas al mejor postor o a los terratenientes liberales. El gobierno mexicano nunca se plantes hacer algo similar a lo que hizo et gobierso de los Estados Unidos después de su guerra civil: reducir las tensiones sociales provocadas por la guerra con la Homesiead Act, que cedia tierras gratuitamente ‘a nuevos pobladores. Se empezaron a ceder o vender algunas tierras del gobierno 1 MEXICO: RESTAURACION DE LA REPUBLICA Y PORFIRIATO. a ‘a havendados mexiesnos, mientras otras se reservason para la gran ola de campe- sinos inmigrantes extranjeros que nunca legé. ‘= Tampoco supo Judrez enfrentarse a otra de las principales fuentes de inauie~ tod para el campesinado: la desigual carga impositiva. La alcabala —aduana interna y fa conteibucign personal —el equivalente al salavio diario de seis a doce dias de un peda media de hacienda— supusieron ua impuesto altamente desproporcionado en perjuicio del pobre: un hacendado que posefa una tierra valorada en 20.000 pesos pagaba al gobierno el mismo impuesto que su empleado que no tenia posesiones. Los liberales originariamente habian abogado por la climinacién de Ia aleabala, no tanto debido al desigual efecto que suponta para 1 pobre, sino porque representaba usta interferencia para el bre comercio, peso las arcas vacias det Tesoro fueron suficientes para hacerlos desistir en sus inten tos, Los hacendades, por supuesto, no querfan ni ofr hablar de un reajuste de Ja carga fiscal, Finalrmente, la Gnica medida que se adopt6 para aliviar a los con uibuyentes mas castigados fue la exencisn del impuesto personal a los que gana ran menos de 26 centavos al dia. Judrez no hizo més que un débil esfuerzo por aliviar los tervibles excesos co- retidos en nombre de las deudas de peonaje y, estrechamente ligado a ellos, et poder arbitrario del hacendado sobre cl pedn. En 1868 un diputado liberal, Julio Zirate, pidié que se prohibiera a los ‘erratenientes la ereacién de eérceles pro- pias, ef empleo de castigos corporales o hacer hereditarias las deuclas de padres a hijos, El Congreso rechazé su proposicién aduciendo que no tenian jurisdiecion sobre la materia que este era un asunto de exclusiva competencia de los jueces locales. Judver apoy6 la proposicién de Zarate e jntent6 intervenir, pero las Himi- tadas medidas que deoret6 para restringir las deudas del peonaje nunca se pusie- ron en prictiea Levantamientos campesinos en la época de Judrez Durante la etapa colonial, fos contietos armacdos en Tas zonas rurales hablan sido de tres tipos, cada uno de ellos especifico de una determinada regién, En primer lugar, bubo rebeliones locales, generalmente restringidas a un Gnico pue- blo, ¥ que presendian, principalmente, resolver injusticias concretas provenientes {dela adeainistraci6n colonial mas que detrocar todo el sistema colonial. Este tipo de revueltas se dio fundamentalmente en las regiones eentrales del pais. Bn se- ‘gundo lugar, hubo levantamientos a mayor escala contra el sistema colonial como totalidad por parte de grupos que habian asimilado sélo superficialmente la civi= lizacién espanota y la religién cristiana, y que pretendian restaurar lo que consi- deraban al arden social, econdmico y religioso prehispsnico. Esto ocurrié fund: mentalmente en el sur de México, Finalmente, hubo movimientos de resistencia por parte de grupos que todavia no se habian dejado conquistar por la civiliza ign espafiola. Este fendmeno se dio casi exclusivamente en la frontera norte. Durante el periodo de restauracion de la Repiiblica se produjeron revueltas ‘en las tres zomas, pero tendieron a ser dle cardcter mas radical, de mas largo al- cance, de mayor duracién y mds violentas que durante el periodo colonial. Una de las revueltas mas radicales de México central estallé en 1868, muy cerca de DY 2 [HISTORIA DE AMERICA LATINA ta capital, La prensa de Ciudad de México califios a sus protagbaisas de «so cialistas abiososn, y asi pareckan considecarse ellos, Estaban fuertemente fnlui- dos por el socalista Plotino Rhodakanati que vio en Jesueristo al wdivino socia- Tista de la humanidadn y al «salvador de Ia libertad del mundo», y en Chalco {bri6 una escuela donde dos de sus discipulos propagaron sus tcorias. A su vez, sus ensefianais estimularon a un diseipulo, un campesino Manado Julio Lope, 2 hicer un llamamiento & los carnpesinos de Chalco, Texcoco y otras poblociones vecinas para levantarse contra los terratenientes locales. «Queremos socialism Nesoribid—-, queremosdestruir el presente y veioso estado de explotaei6n «quer yemos esta propia titra para cutivara en paz.» Los hombres de Lopez, de hecho, legarou a apodterarse do algunas tieras alrededor de las ensades de Chaleo y Texcoco e inmediatamente se las dividiecon entre ellos. Cinco meses desputs, fas tropas federales derrotaron a los rebeldes; y Lopea fue aurestado y fusilado Ea influencia socialista también se ded seat en estados mds alejados de la capital, como Hidalgo. Dos campesinos, Francisco Islas y Manuel Dominguez, al frente de varios miles de hombres, ograron ocupar la ciudad de Tezontepee y el centro minero de Mineral del Monte. Su principal objetivo ora reeuperar ins erras que, syn ellos, 10s haeendados locales se hablan apropiadio indebida- iment, «La violencia es nuestra manera de remediar los males cometidos contra nosotrosy, escribid Francisco Islas en una carta al periédico La Libertad. «EL {gobierno respalda a los bacendados, la “sociedad” tambin,y To mismo les pe Tlodistas que no se avergienzan de venderse al mejor postor. {Qué otra cosa po- demos hacer sino hichar?»* Los rebeldesresisteron dos meses, diciembre de 1869 yy enero de 1870, y cuando las tropas federaes reconquistaron Finalmente tas cli- dades, satchos de ellos, ineluidos Islas y Dominguez, se retiraron a las montaiias de Hidalgo desde done encabezaron otra reblién contra el gobierno varios aiios después {Los movimientos campesinos en el sur de México conseivaron las caracterst «as del petiodo colonial; es decir, fueron profundamente mesiénicos, mezclando Ideas sociales y religiosas en una tiniea vision de origen milensrio, El ejemplo més notable ef la historia de una campesina, Angustina Gdmez Chechep, que vivia en et pueblo de Toarjalhemel entre los indios charmulas, y se convitis en ia cabecila de un nuevo culto religios, que se transform pronto en vehicula de protesta social contra Ta dominaciéa blanca. EI levantamiento chamla (12 de junio de 1869 a 20 de octubre de 1870) fue sofocado finalmente por ls tropas federales coa el menor derramamiento de sangre posible ‘Los mayas tuvieron mds éxito en su oposicion al gobierno. Después de Ia gue- tra de castas, qu se oxtendi6 de 1847 a 1855, consiguieron establecer un estado independiente en &l sur de Yucatin y hasta 1901 resstieron fos numerosos ata- ‘aues emprendidos por la tropas Federale para restablcer la soberania ce Méxi- 0. Es mas, provisios de armas que compratan a Ia vecina Honduras britinica, ‘a menudo Hlevaban a cabo con relaiva impunidad incursiones en los territories resicanos limtrofes. ‘a frontera norte de México continud eludiendo el control federal, al igual 2. Citado por Gaston Gate Contd, EF socom em Meteo, México, 1958, 173 3. Bid. pp. 8, 7. MEXICO: RESTAURACIGN DE LA REPUBLICA ¥ PORFIRIATO 3 ‘ave dusante la époea colonial. Las guerras apaches, que se habjan desarrollade sin cesar desde 1831, aleanvaron un uevo climax, pues al verse desplazados cada ‘ez mas hacia el oeste por el violento empuije de fos pobladores norteameticanos, to indios hacfan incursiones cada vez muds frecuentes a través de la frontera me- sicana que era mds vulnerable. Bajo el Hiderazgo de su legendario jefe Cochise vy de sus sucesores Victorio y Ju, la vida fronteriza quedé casi paralizada durante \igin tiempo. «No hay trabajo en los campos porque serfa asesinado el trabaja- lor miserablemente por el apachic; no hay qué hacer en las poblaciones, porque higbienda escasez y yendo todo en creciente decadencia, nadie emprende ... La rrente det pueblo ao dice otra cosa sino que espera'los earros de don Fulano 0 ‘le don Zutano para irse a Arizona, afirmaba en 1879 ol editorial de un periéi- eo en Sonora." En poco tiempo, fas bandas de Cochise causaron fa mucste de 15,000 personas, ya que los soldados que se enviaban a la frontera norte, debiles y mal pagados, no podian competir con los apaches. Sélo de manera gradual, hacia ol final de la presidencia de Susrez, reunié ‘Mexico Ta fuerza suficiente para controlar las incursiones, Los hacendados co- ‘monzaron a armar y organizar a sus peones en milicias privadas; el gobierno ‘empez6 a oftecer generosas concesiones sobre las tierras para cualquiera que ‘suviora dlispuesta a defenderlas con su vida. Como resultado, se reforzaron his colonias militares existentes y se crearon otras nucvas, De esta forma, el cam- esinado independiente, que estaba siendo eliminado en el centro y en el sur slol pais, se fortalecta en el norte. AL mismo tiempo, se estaba desarrallando fina nueva alianza entre los hacendados nortenos y fos campesinos para luchar ‘contra Tos apaches, to que hizo que los hacendados cobraran legitimidad a los ‘jos de Tos campesinos debido a su eapacidad de organizar Ia guerra contra los iuvasores, En Chilaha, el jefe militar que luch6 contra los apaches fue Joa- syuin Tervazas, primo del gobernador Luis Terrazas, quien ayudé a organizar vy financiar las luchas contca tos indios, A pesar de fa existencia de estas miticias ampesinas, 10s gobiernos de la Repablica restaurada se mostraron tan incapaces ve controlar fx situzcién en la frontera norte como to fueron para frenar otto lipo de rebeliones. La protesta social organivada fue solo una faceta del descontento que caracte- 15/6 los ahs finales del mandato de Juarez, pues también el bandolerismo estaba nny extendido. Peones fugitives, campesinos descontentos y soldados destmovili- _2ulos recorsian los campos asaltando dlligencias y haciendas, y atacando los car= samentos de las miinas de ora y plata. A finales del ao 1868 se pensaba que ‘I ndmero de bandidos que actuaba en los alrededores de una sola ciudad, Gua jjara, en el estado de Jalisco, era de cerea den millar. Los progresos logra- tos por fa nueva policia organizada por Judrez, los Rurales, en la lucha contra el bandidismo fueron minimos frente a lo que era la plaga mds extendida en los ‘campos mexicanos, 4. Citado por Luis Gonziles y Gonziler en aoe campesinos, on Daniel Cosio Vllepas, al, Historia mederna de Miso: fo republics resteurada. Vida social, México, 1836, p. 186, 2 HISTORIA DE AMERICA LATINA La primera rebelién de Dias La disminuciéa del apoyo popular a Juérez era un constante acicate para los rivales que infentaban desbancerle, Entre estos rivales habia algunos que eran antiguos caudlllos conservadores a quienes Juez habia destituido del gobierno ‘estatal para reemplazarlos por sus propios hombres; otros eran antiguos genera les liberales que exefan que Juarez no les habia dado el cargo que merecian, Estos hombres lanzaban proclamas en el diatio local que ellos controlaban promesies- «do «salarios mas clevados», «leyes mas justas», y un «gobierno mas democrat ‘cons reunan un ejército improvisado de peones de sus Naciendas y descontentos de diferentes procedencias, y controlaban alguna pequefia ciudad 0 poblacidn de las proximidades, Rara vez Hegaban a lograr algo mds antes de ser dispersados por Jas tropas federales. Sin embargo, hubo una excepcién, Quizés el personaje mas popular que sur- ‘6 de Ia guerra contra los franceses fue un antiguo subordinado de Juatez, el general Porfirio Diar, que macid en 1830 en el estado de Oaxaca, estado natal fambign de Juarez, y estudié en el mismo seminario catolico que éte. A los 17 afios se alist6 en el ejéscito para combalir a las fuerzas norteamericanas invaso: ras, Llegé demasiado tarde para presenciar muchas batallas, pero recupets el tiempo en fa incha contra los franceses. Ascendié rapidamente al puesto de briga- dlier general, y en 1862 por primera vez se oyé hablar de él por ser uno de los comandantes mexicanos al mando de las tropas que infligieron a los franceses su ms humillante derrota en ta primera batalla de Pucbla, Poco tiempo despucs ue eapturade por los franceses, pero consiguié escapar, y estuvo posteriormente al frente de otra gran victoria militar en Ia batalla de La Carbonera. Tenia 37 afios al terminar Ja guerra y se consideraba con iguales derechos que Juarez; en 1867 Tue candidato para la presidencia en oposici6n a éste. Se presentd nueva- ‘mente en 1871 y perdié otra vez. En 1871, en el plan de La Noria, que recibid el nombre de la hacienda de Diaz, doclaré que las elecciones habisa sido fraud Tentas ¢ hizo un Hamamiento a la'rcbelién. Aunque el plan contenia alguna vaya referencia ala necesided de una reforma social, en realidad tenia un tinico y espe- cifico punto politico: que se limitara la presidencia @ un solo mandato. Para que cl programa pareciera menos personalista de lo que era, Diaz prometié que 10 se presentaria a las siguientes elecciones. El Ilamamiento de Diaz a las armas tuvo cierto eco, provocando una eebelién que tuvo algo mas que cardcter local, El hermano de Diaz, Félix, moviliz6 gran iiimero de fuerzas en su estado natal de Oaxaca, compuestas por milicias del estado ¢ incluso algunas tropas federales que estaban estacionadas en Ia vecin- ad, y se apoder6 de la capital del estado. Algunos generales nortefos, al frente de Ios cuales estaba of gobernador de Nuevo Lesn, Gerénimo Trevito, reunieron tun ejérito de varios miles de hombres y se apoderaron de grandes zomias de Nuc yo Ledii, Durango, Sinaloa y Zacatecas. El propio Porfirio Diaz encabezé un contingente de mil soldados con el cual pretendia apoderarse de Ciudad de Méxi- ‘co. Una ver legadio a Chalco y Texcoco, en las afueras dela capital, Diaz veiter6 su llamada a la rovuelta general, pero no abtuvo respuesta. Entonces Juarez en- vié sus propias tropas a luchar contra los rebeldes y Disy 1nvo que retirarse preci MEXICO: RESTAURACION DE LA REPUBLICA Y PORFIRIATO 25 pltadamente, Mientras tanto, entre las tropas de Félix Diaz en Oaxaca reinaba el desconcierto tras la muerte de su jefe a manos de un asesino desconoeido, y ‘poco después fueron derrosadas por las trapas Federales. Las fuerzas de Trevino ro aguantason mucho més. Juarez habia sosteado la revuelta mss grave a que hhabia hecho frente desde la derrota de Maximiliano, pero no vivié lo suficiente para saborearl. La sucesin de Judrex EL 17 de julio de 1872, Juarez sufrié un ataque al corazin, muriendo al dia siguiente. Sogiin la Constitucion, su sucesor debia ser el presidente del Tribunal ‘Supremo, que ers en aquel momento Sebastién Lerdo de Tejada. A diferencia de Juérez, Lerdo no era de ascendencia india sina eriolla, ya que su padre era Mas deb esC saute ication tein ustarsAicl UAL aoe Juaser Landa etadl6'en ua seminario y Hegé hasta el punto de tomar votos menores a su formacién hacia cel sacetdacio. Llegado a ese punto abardond sus estudios ecleststicos y se dediee ‘estudiar leyes. Mientras era todavia estudiante de derecho, se interesé cn la politica kiberal y Hamd la atencién de uno de los liéeres del movimiento liberal, Ignacio Comonfort, Bajo la tutela de éste tue designado para el Tribunal Supre- mo, cuando cantaba s6lo 27 afos, Cuando Comonfoxt fue destituide, Lerdo re- surieid a su puesto en el tribunal y se convirti6 en rector de su alia mater, el colegio cle San Ildefonso en la eapital de México, El sucesor de Comonfort, Jud feo, ned 8 Lerdo para formar paste de su gabinete ministerial, primero como iministco de Justicia y después como secretario de Estado. Lerdo fue una de las voces ms poderosas en favor de la independencia de México durante la itvasin francesa, y después de la guerra volvis al Tribunal Supremo como presidente. Tn 1871 compitié con Judeez por la presidencia, pero perdi6. A diferencia de Diaz, &l no se rebelS sino que volvié 2 ocupar su cargo en el Tribunal Supremo, Tras la muerte de Suarez, y a pesar de que su cargo le garantizaba el derecho a asumir la presidenela, decidid convocar elecciones inmediatamente, Estas se telebraron en octubre de 1872, y esta vez eand Lerdo, Pl punto de apoyo del gobierno de Juirer durante sus afios de dective fue {a coalicidn entze Los intelectuales liberales, cuyo liberalismo social iba siendo reemplazado cada vez més por un liberalismo econémico, ¥ los propietarios libe- «ales, cuya sinica razin para apoyar al liberalismo politico o social era la oposi- cida al poder econémico y politico de la Iglesia, que habia desaparecido una vez {sta perdi so supromacias ya. ambos, intelectuaes y propietarfos, se unié el ei cito, cuya influencia erecia de manera sostenida. Cuando ileg6 el momento, to- dlos ellos dieron su apoyo a Leeda, pues a sus ojos tenta las virtudes de Juarez pero no sus defectos. Como Juarez en su altima época, Lerdo era conservador fen materia social; a diferencia de Judre2 provenia, en cambio, de la clase alta criolla y careela de los ocasionales brotes de simpatia que su predecesor habla, mostrado hacia los suftimientos de los estamentos mas pobres de la sociedad, [En muchos aspectos, a pesar de seguir una politica similar a Ia Hevada a cabo por Juérez durante sus tltimos aflos de mandato, Lerdo obtuvo muis éxito que 31, Pudo fortalecer considerablemente el papel dei Estado y, ya en los primeros 26 HISTORIA DE AMERICA LATINA fag de ou mandato, la Cémara de Diputados se mostré mas receptiva a sus de- sos de lo que nunca lo focra con Juarez. Ademés, se le permitié crear el Senado, Jo cual difufa considerablemente el poder de la Cémara y a Ia ver aumentaba t papel bipolar del Fjecutivo, “También tuvo Lerdo, en um principio, més éxito que su predecesor et cuanto ‘ala pacificacién del pais. Las bases para ésta se habian establecido con Juarez, ¥y Letdo coseché los beneficios de la reciente victoria militar de su predevesor sobre Porfirio Diaz, Una vez derratado éste, Lerdo pudo mostrarse magnnimo ¥ ofzecerle una amnnistia tanto 9 él como a sus hombres, amnistia que no estaba ‘en condiciones de rechazar y, aunque humilléndose, aevpto. Se le destituyé de sa cargo militar y permanseié exillado en su hacienda de La Noria. La derrota ide Diaz sirvié para desalentar por un tiempo a otros posibles rebeldes y los pri meros tres aBlos y medio de gobierno de Lerdo fueron considerablemente rods tranquilos que los atos de la presidencia de Judrez, Lerdo consignié extender ol poder del gobierno federal hasta regiones que se habfan resistido al contzol de Juarez. Fue capa de acabar con un cauillo tegio~ ral que habia establocido una especie de republica eampesina en México: Manuel Tovuda en el tervitoria de Tepie. Lozada, a quien Ia prensa mexicana se referia coma «el Tigze de Arica» (Arica es la cordillera donde normalmente tena su cartel general), era, on algunos sentidos, ejemplo caracteristico de muchos caui- los que implantaran su dominio de hierro cn el siglo xox mexicano. El término tigre hacia reforencia a su ferocidad al aplastar a sus enemigos. Estab deseoso de establecer alfanzas con cualquiera que reconociera su poder y habia ofrecido su apoyo tanto a Maximiliano como a Juarez, y durante un tiempo habia mante- rid estrechas relaciones con la casa comercial Barron and Forbes, que a cambio el apoyo queria obtener concesiones a gran escala en Tepic. Lin otros aspectos, en cambio, Lozada era un modelo atipico en comparaciéa con la mayoria de los caudiflos, ya que en la base de su poder estaban las comunidades indigenas alas que habia devuelo las terras que los hacendados les habian quitado, Los representantes de las fribus consiguieron de esta manera cada vez. mas poder den- tro de su movimiento, lo cual aumentaba el temor de los hacendados de Tepic y de los estados limitrofes, A cambio de la subordinacién nominal a su gobierno, Judvex habla permisido al Lozada extender el dominio sobre la regidn. Lerdo, fen cambio, envid a las tropas federales para acabar con #. En 1873, captusaron a Lozada y Jo fusilaron, derrotaron a las comunidades indigenas y cedieron rau cchas de sus tierras a los hacendados, ‘La economia de México se desarrollé mucho més répidamente que en alos precedentes, aumentando el prestigio de Lerdo. El desarrollo ce fa economia res pondia en parte a la mayor pacifieacién del pais y en parte al hecho de qive Lerdo, estaba recogiendo los frutos de las distintas inicitivas econdmicas emprendidas por su predecesor. Coneretamente, en 1873 se puco inaugurar la primera linea Importante de ferrocarril que unia Ciudad de México y el puerto de Veracruz, Jo cual estimuls el desarrollo econdinico, ‘Alla vista de estos logros, parece en un principio sorprendente que Lerdo no pudiera mantenerse en su cargo mas de una legislature como habia hecho su pre~ ddevesor. Fn 1876 el intento de Diaz de derrocar a Lerdo tuvo més éxito que cuan- do lo intenté con Juérez. En parte fue debido a que Lerdo carecia del prestigio MEXICO: RESTAURACION DE LA REPUBLICA ¥ PORARIATO a ‘gue habia gozado Juarez como lider durante Ja guerra contra Jos franceses y, ademas, 20 tuvo éxito su intento de mantener el consenso con la elase alta que Bisfruté enando tlegs a la presidencia, El apoy6 a Lerdo de estas fuerzas se habia interrampido por la politica que llevo a cabo contra la Iglesia, mucho mds enérgi- ‘ex que fa de Tudrez en los aftos de la Repiblica restaurada. Suave, después de su victoria sobee las fuerzas encabezadas por la Iglesia, de la expropiacién de suis propiedades y después de haber Hlevado a cabo fas leyes de reforma, intents cvitar cualquier tipo de confrontactén con fa fglesia y pas6 por allo que ef elero violara algunas de fas leyes de reforma, como, por ejemplo, [a nueva acurnula- idm de riqueza, En cambio, Lerdo expropié las propiedades de fs Iulesia, expul- 6 del paisa los jesuitas no nacidos en México, y, como gesto simib6livo, incorpo- #6 -nuevamente a fa Constinucidn las leyes de reform. El apoyo que la clase alta mexicana podis haber dado a Lerdo estuvo también ujeto a su politica contradictorin con respecto a a construceién de los ferroca~ tulles, Aunque el presidente habia apoyado con entusiasmo Ie coustruccién de Iu Tinea Ciudad de México-Veracru y era igualmente pastidario de Ia construc cidn de una Tinea de este @ oeste que uniera ambas costas de México, era mucho nds reticente a fa idea de construir una linea de ferrocarril que uniera México ‘oon las Estados Unidos. «atce la debitidad y la fuerza, l desierio», se comenta- ‘ba que dijo. Cuando hubo de ceder a la presién que se ejercia sobre él en cuanto ‘tla construecién de la linea ferroviaria norte-sur, traté de que fuera una compa: fifa mexicana Ia encargada de levar a cabo la construccidn, pero dado que esta ‘compasifa no pado obtener el capital nevesario, Lerdo dio finalmente Ja conce- sid para tender la mayor parte de fa Tinea a un promotor norteamericano, Ed- ward Loe Plumb, El resultado de este acuerdo dej6 descontentos tanto a tos que spoyaban como a Tos que se oponian a ta construccién de fa tinea de Fetrocarril tsntre México y Estados Unidos. Los que la apoyaban sentian que haban espera- \o demasiado para que les otorgaran una coneesién provechosa en la construc- ‘idm de esta linea, anientras que los que se oponfan temfan que la comunicacién von Estados Unidas, que acercaba sus economias, permitiria luego el control y shsarciin de México por el pais vecino. Estos oponentes se unieron a Tos tradi- wionales ecesantes» que ereian que la caida de la administraci6n Lerdo les daria seeeso al poder ¥ a las posiciones gubernativas, y en 1876 se unieron al més pode- oso oponente de Lerdo, Porfirio Diaz La PRIMERA ADMINISTRACION DE DIAZ, 1876-1880 EL alzamiento de Tuxtepec Después de su retiro forzoso en La Noria, Diaz era aparentemente un hombre acabado, sus actividades diarias estaban reducidas a las labores agricolas y a ma- nafacturar sillas. Pero, en realidad, se mantenia activo, buscando apoyo en vie- Jas glorias militares para emprender otro ataque contra la presidencia. En enero “de 1876, cuando la suerte politica de Lerdo estaba deteriorada, Diaz dio el golpe. 1 peticién sya, el comandante militar de Oaxaca lanz6 una proclama, el plan de Tuxtepee, llamando a fa revuelta armada contra Lerdo y a favor de Ia eleccibn, 8 [HISTORIA DE AMERICA LATINA de Diaz como presidente; igual que ef plan de La Noria, el nuevo contemplaba €l principio de la no reeleccién, Pero a diferencia del de La Noria, extendia este principio al nivel municipal. La insistencia en la democracia municipal era una ccausa may popular entre las clases media y baja de la sociedad mexicana, y tam- bbién entre algunos hacendados cuyo poder iba disminuyendo debido a la autori- dad creciente de los gobernadores, que eran ususlmente ademés tos mds impor- tantes terratenientes del estado, Era una propuesta, pues, especialmente atractiva para Ia clase media, que habia ejercida meslidas de control no sélo en las ciuda- Jes donde st sepresentacion era muy fuerte, sino ineluso en muchos pueblos que ‘legian con frecuencia como alealdes y adninistradores a personas que pudieran leer y eseribic y disfrutaran de mejor situacién econéinica que ta mayoria de fos campesines, La propuesta de autonomia municipal parecié otoriar a Diaz ol apoyo cde muchos miembros del campesinado, aunque no hay evidencia de que é mos- trara especial interés en gandrselos para sa causa. En un principio, el segundo alzamiento de Diaz pareci6 ser aun mas infruce tuoso que el primero; las tropas de Lerdo derrotaron hbilmente a las milicias improvisadas de Oaxaca. ¥ en Icamole, el ejéreito de Lerdo vencié a las tropas {que encabezaba el propio Diaz. Lerdo entonces se creyd en una situacion sufi cientemente fuerte como para convocar nuevas clecciones y obtener la reeleccién, pero la rebeli6n de Diaz se siguis propagando, El nuevo presidente det Tsibunal Supremo, José Masia Iglesias, que era legalmente el sucesor a la presidencia, act s6 a Lerdo de haber cometide fraude en las eleociones y se neg6 a aceptar los resultados de 1as mismas. Intenté apoderarse de ta presidencia con el apoyo de vvatios gobernadores, senadores y dipwiados que hablan quedado fuera de Ia sd- rministracién de Lerdo. Esta divisién interna en el seno del gobierno infundié nueva vitalidad a la rebelién de Diaz, cuyas tropas se enfrentaron con las de Ler~ do en Teooae, infligiéndotes una dolorosa derrota. Incapaz de enfrentarse a la presién conjunta de Iglesias y Diaz, Lerdo renuncié a la presidencia y lnuyé de México. Diaz propuso reconocer Iglesias como presidente provisional, si él a su vez, Te revonocia como jefe del nuevo cjéicito revotucionatio y prometia ‘convocar pronto nuevas elecciones. Iglesias, sobreestimando su fuerza, se nege. Cuando las fuerzas de Diaz marcharon contra él, sus tropas fueron comple: mente aniguiladas. En la primavera de 1877, tuvieroa lugar las eleceiones, y Diaz se convirtié en el nuevo presidente. +& El régimen de Porfirio Diaz, en vn principio, supuso mucha menos disconti nuidad con respecto al de sus predevesores de fo que se he creido habitualmente ‘Tuvo un carrer militar mas acentuado que los regimenes de Juérez o Lerdo, ya que dedie6 un mayor porcentaje del presupuesto a gastos militares, Ademés, para asegurarse la lealtad del ejézcito, Diaz incluyé en la némina a sus propios soldados y a los que habian luckado al lado de Lerdo Iglesias. De todas formas, Diaz, obviamente, se dio cuenta de que el ejército era demasiado debil, estaba demasiado dividido y no era lo suficientemente fiable como para ser el Unico el principal sostén del régimen. Por ello, intent6 recuperar y reforzar Ia coali- ‘i6n existente entre las clases media y alta que habia servido de base social y politica al régimen de sus predecesores. Con respecto a las clases alta, su politica fue «divide y vencerds», Consiguiensemente, destituy6 de sus eargos a caciques Tocales leales a sus predecesores, como el gobernador de Chihuahua, Luis ‘Terra- MIENICO; RESTAURACION DE LA REPUBLICA Y RORFIRIATO 29 ans, y nombrd en su lugar a eponentes de parecida extraccién social. Aun asi, ppermisié a los Kombres destituidos conservar sus propiedades y extender su in- ‘Aencia econdémiea, siempre que no se rebelaran contra él, Para muchos hacen tlados Ia pérdida de poder politico qued6 mas que compensada por la estrategia el presidente do vender las terras piblicas, lo que les proporcioné estupendas opartunidades de enriquecisniento. A primera vista, pareceria que era més difcil para Diaz ganarse el apoyo de ln clase media, ya que las fuentes econdmicas de que disponta se habian visto drasticamente recortadas por las inversiones realizadas para reorganizar el ejésci- to, pero dado que la situacién no le permitfa ofrecer grandes compensaciones evondmicas a la clase media, opt6 acertadamente por hacerle concesiones politi- tas. Hizo ue el Congreso recién elegido proclamara el principio de ta no reelec- ign no solo aplicable al presidente sino también a los gobernadores. De esta Jorma muchos cesados de la clase media tendrfan mayotes oportunidades de ac- ceder al poder una vez.que el perfodo legislativo terminara. Ademis, con el forta- lecimiento de la autonomia municipal, loge obtener cierto apoyo de la clase we- dia regional que habia sido ignorada durante mucho tiempo tanto por Juérez como por Lerdo, Diaz no Hlev6 a cabo una represién masiva, ni decrctd el encareclamiento o Ja ejectcién de sus enemigos, Tampaco acabé con los grupos politicos, que conti- nnwaron existiendo y participando en la vida polities. Se siguieron eelebrando clec- tones nacionales, regionales y locales, ni mas ni menos honestas que Tas que ‘us predecesores celebraban, La prensa continus teniendo un amplio margen de libertad. Et hecho de que Ia oposicién no utilizara los eauces para combatir al régimen de Diaz, como lo habian hecho los oponentes de Juérez y Lerdo, se debe fet gran medida’a la emergencia surgida ante la primera amenaza externa que la soberania de México conoeid después de la derrota de Maximiliano. Durante diez anos, desde 1867 hasta 1877, México habia conocido cierto res- iro tespecto a la intervoncién exterior, echo que raramente experimenté antes yy raramente iba a disfrutar otra vez. La fetal experiencia de Francia habia que- inrado cualauier esperanza colonial que Europa alimentara averca de México. No se reestablecieron relaciones diplomeéticas con Ios pafses una ver agresores, Frast- cia, Gran Bretada y Espafia, pero ningono de elles se vio tentado a arriesgarse ‘on una nueva intervencién. Alemania establecié relaciones diplomas y los co ‘merclamtes alemanes ocuparon algunas posiciones estratégicas en cl comercio ex- lerior de México, pero, en ese momento, ese pals no tenia ambiciones politicas respects a México. Las relaciones con Estados Unidas, que habian sido buenas durante la inte vencion francesa, empezaron a enfriarse considerablemente entre 1867 y 1877, prepardndose las condiciones para las coufrontaciones que habian de llegar. Las causas del conflicto eran diversas. Como los pobladores norteamericanos conti ‘mnaban su avanee hacia el oest, las tribus iadias y los ladrones de ganado utilica- ban como refugio la frontera mexicana, menos poblada y menos defendida, para luego lanzar sus ataques sobre los Estados Unidos. El resultado era que las auto- ridades de ambos Tados de la frontera constantemente se intercambiaban acusa- viones por no proceder con la energfa suficiente en contra de los asaltantes. Se aiiadia el hecho de que el gobierno mexicano, buscando atzser pobladores « esta 20 ISTORIA DE AMERICA LATINA ‘regién peligrosa y sumida en la pobreza, habia establecido una zona libre de im- ppuestos a lo largo de dlivz millas en la frontera norteamericana. Los bienes adqui- Fidos en esta zona eran mas baratos que en tesritorio mexicano o norteamerica- no, lo eual contribuyé a que se extendlieran las actividades de contraband y vaus6 ‘enorme descontento entre los comerciantes nortcamericanos. Finalmente, estaba la enérgica oposici6n de Diaz a las generosas concesiones sobre el ferrocarrit que Lerdo al fin habia hecho a los promotores norteamericanos. Diaz haba exprest- {do pablicamente los temozes de los nacionalistas mexicanos, que probablemente a mismo no compartia, en cuanto a que la penetracién de los ferrocarriles nor teamerieanos on México podria significar el principio de la total anexién del pais, En general, durante cl silo xx, los Estados Unidos y los paises curopeos recanodieron a los gobiernos «revolucionarios» de Latinoamérica una ven que somprobaban que podian mantener el control rior si mismos y cumplir sus obli- Baciones internacionales. En el exso de México, los Estados Unidos abandonaron asta norma y, asf, la administracién Grant, en el poder cuando Diag triunfo, se negé a reconocerlo 2 no ser que resolviera a su favor algunos de Tos puntos contfiietivos entre los dos paises. Diaz se mosteé muy décil, Una de sus primeras iodides administrativas «i entrar on Ciudad de México fue reunir un giupo de banqueros y empresazios en fa capital para conseguir el dinero destinado a la primera entroga de los pagos que la administracin Letdo habia prometido a los Estados Unidos conto compensacién por los daiios suftilos por tos nocte~ americanos en México, La alministracion Hayes, que sucoié a la de Grant, acept el pago de 300.000 dotares, gesto que Dias interpret6 como mucstta de reconoci iento. Estaba equivocado, porque Hayes no cenfa intencidn de reconoverlo, ya que ambicionaba mucho més que esa simple concesién a plazos, queria un (7020 de México. Una de las primeras medidas tomadas por Hayes durante su mandato fue dar permiso al comandante de los distritos militares 2 lo largo de la frontera mexicana, el general C, Ord, para capturar, sin necesidad de contar primero con. cl consentimiento del gobierso mexicano, a los bandidos, tibus indias, ladrones de ganado 0 cualquiera que encontrara violando Tas leyes de Rstados Unidos en la frontera mexicana. Diaz no podia permitir tal medida sin arsiesgar seriamiente Ja soberanfa de México y sin verse expuesto abiertamente alas critivas de haberse ‘vendido» a los norteamericanos. Tan pronto como se le informé de las instruc- siones de Ord, dispuso un contingente militar a lo largo de la frontera, a la cabe~ za del cual iba Gerénimo Trevifi, y ordené hacer frente @ cualquier avanee nor- teamericano en México haciendo uso de todos los medios al alcanee. Cuando la guerra entre tos dos paises parecia casi inevitable, sibitamente ambos comen= zaron a mostrarse muy comedidos. Las tropas norteamericanas soto eruzaban |e frontera cuando estaban suficientemente seguras de que las mexicanas no an= ddaban por los slrededores y, a su vez, los soldados mexicanos trataban de evitar el encuentro con las unidades norteamericanas, que les babria obligado a entrar on batalla. En vee de estar en guerra se encontraban en un periodo de espera. La criss se disipé finalmente gracias a la insistente cordialidad de Diaz para ‘con los inversores norteamericanos. Este envié a los Estados Unidos a uno de sus hombres ms preparados y de mas confianza, Manuel de Zamacone, eon ins- trueciones para atraer las inversiones de los hombres de negocios norteamerica- MEXICO: RESTAURACION DE LA REPODLICA Y PORFIKIATO 31 fos, Zamacona, 2 su vez, solicité la ayuda de Matias Romero, que habla sido durante muchos afios embajador en Estados Unidos con Susrez, y éste escribié ‘una serie de ibras y Folletos describiendo tes supuestamenteilimitadas oportuni- ddades que México oftecia al inversor norteamericano. Al mismo tiempo, Diaz dio la bienvenida en México a grupos influyentes de prouotores wortearerica- ios, como Ulysses 8, Grant, el antetior presidente, y les otorgo valiosas concesio~ nies sobre el ferrocatril y les prometis ayusas posteriores. Como resultado de estas medidas, los inversores norteamericanos, que poco antes clamaban a gritos por ls intervencién, se convirtioron en entusiastas defensores del régimen de Diaz ¥y comenzaron a presionar a ta administracién Hayes para que reconocicra sw obicrao, Adems, cuando la perspectiva de otra guerra, apenas a diez ates de {a tltima, se contemplé como una posibilided real, se organizS una oposicién Jinterna a fa politica de UTayes, Finalmente, en 1878 éste cedié y reconocié a Diz, ¥y en 1880 retird las drdenes dadas a Ord Elaboracion de la estratesia porfiriana No ¢s til enjuiciar qué influencia tuvieron los conflictos con Tos norteameri= anos en 1877 y 1878 en la configuracién del résimen de Diaz. Sin embargo, parece que inspitaron las tres medidas potiticas mas importantes que tanto carac- Jerizaron sw égimen durante su primer mandato a partir de 1878, como al de sus sueesor temporal Manuel Gonzilez (1880-1884) y el del propio Diaz, otra ver, Sespués de 1884, La primera de estas medidas permitia otorgar a los inversores porteamericanos o a cualquier otro inversor extranjero concesiones de todo tipo “ca términos exteemadamente ventajasos. Por la segunda medida, el gobierno me- sicano intentaba hacer todo lo posible para renovar y fortalever sus lazos con Huropa como medio para contrarrestar la influencia norteamericana. Y como Fereera medida habia que mantener la estabilidad politica a cualquies precio. Hasta 1900 més o menos, la aplicacidn de estas medidas fortalecid al Estado mexicano yentée 1900 y 1916 erearon fas bases para nna de las mais profundas convulsiones sociales del siglo xx latinoamericano: la Revolucién mexicana. lature, Diaz tuvo como maxima pridridad lograr la otabilidad interna, paca conseguir, lev a cabo una compleja politica de con- ccesiones y represiones. En su primer tandato, ademds de mantener muchas de hus libertades policicas que habian existido con Judver, Diaz tomé otca importan- te medida politica: la decisidn de mantener su palabra y no presentarse a la reeleccidn, Esto fuse del agrada de los «cesantes» de la clase media y alta, que vieron una oportunidad de participar'en la siguiente administracién y por tanto ho sintieron la necesidad de emprender una revolucién atradicionaly. Esto n0 significa que Diaz no estuviera dispuesto a utilizar Ia violencia para controlar ‘los disidentes cuando lo consideré necesario. Por ejemplo, cuanclo el goberna- lor de Veracruz, Mier y Terén, fe informé de que un grupo de distinguidos ciu- \dadanos estaba conspirando contra él, Diaz respondi con un lacénico telegrama ten el que decia: «Matalos en caliente. No fue menos despiadado al tratar con los campesinos de Hidalgo, Puebla y San Luis Potosi que habéan ocupado aigu hoas haciendas vecinas en la ereencia de que Diaz les apoyania en su tentativa re 30 [HISTOR(A DE AMERICA LATINA regia peligrosa y sumida en la pobreza, habia establecido una zona libre de im ppuestos a fo largo de dice millas en ta frontera norteamericana, Los bienes adqui- ridos en esta zona eran més baratos gue en territorio mexicano @ worteatnerica- no, lo cual contribuyé a que se extendieran las actividades de contrabando y caus6 enorme deseontento entre los comterciantes norteamericanos. Finalmente, estaba ta enérgica oposiciin de Diaz. a las generosas concesiones sobre el fervocarril que LLerdo al fin habfa hecho a los promotores norteamerieanos, Diaz habia expresa. do publicamente fos temores de los nacionalistas mexicanos, que probablemente 1 mismo no compart, en cuanto a que la penetracién de los ferrocarrites nor. teamericanos en Mexico podtis significar et principio de la total anexién del pais, En general, durante el siglo xix, los Estados Unidos y los paises europeos reconociaron a los gobiernos arevolucionarios» de Latinoamérica una vez que

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