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. @ Ll R. K. SINCLAIR DEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS Versién dz Martin-Miguel Rubio Estebas: Alianza Editorial CAPITULO 1 LA POLIS ATENIENSE Y LA E’ DE LA DEMOCRACIA, 1.1. Testimonios atenienses del progreso politico hasta ca. 500 a.C. En algin momento de los afios 460 un nifio ateniense recibié el nombre de Demékrates, lo que patece indicar la aceptacién del 4ratos (autoridad o poder) del démos (pueblo). Esta es la primera ‘vex que se atestigua este nombre propio. La eleccién del mismo podria parecernos algo chocante, en cuanto que su padre, Lisis, pertenccia a una familia con propiedades lo suficientemente rica Para criar caballos y participar en las carreras de carros. Sea cual sea el sentido preciso que tuvo esta eleccién de Lisis, el nombre su- giere al menos que el papel politico del Demo era en Atenas un asunto que suscitaba interés 0 quizé un cma muy debatido en aquel tiempo. Para algunos, la nocién del poder del Demo era anatema, pero el dramaturgo Esquilo reflej6 probablemente con exactitud en su obra Las suplicantes (representada ca. 463) cules eran las actitudes de la mayor parte de los atenienses al res- pecto. De una forma auausdnica no sin precedentes en la tragedi atica, describié —con ¢ -uente beneplicito— la necesidad y la 15 [DEMIOCKACIA Y FARFICIPACION EN_ATENAS conveniencia de que el rey de la antiga Argos consultara a su pue- * blo en Li Asamblea y obtuviera su apoyo amtes de conceder asilo a las fugitivas hijas de Dango, Sin lugar a dudas, ya hacia mediados del siglo vel poder cel Demo eta algo teconocido en la vida pibli- ca ateniens jise8ide la segunda mitad del siglo v y los del tv cenian puntos de vista diferentes con respecto a las-comienzos dela de- {oeFaEIAT Para algunos, sus origenes se remontaban incluso a la rey ‘Teseo, pero para la mayari clave fue Solin. legislador de finales de fos anos B90,|Durante las disensiones politicas de los tiltimos anos del siglo V tanto_los oli- ratas invocaban «las leyes de Solén» con el vabilidad y.autoridad a sus puntos de vista ?. ED primer objetivo de Solén parece qu devolver la estabilidad a su ciddad natal cuando ésta se vio wenazada por una amarga aces 1.999, Plaatco Gimin 13.6, véase cap, 2.3.1 1 Tucidides 2.38, {Jenofonte] AM 2.7; French (1964) 107-19, Amit (1965) 73-96 Arisbecles ice 12078228 4 Vease, por eempl, desde la sent mit del sgh v Jena] AP2.2-7, 11-16, Arintfanes Acnmicnes 53 weave rami Iertes 4 32 1A POLIS ATENIENSE ¥ LA EVOLUICION DE LA DEMOCRACIA anuales, de un toral de los ingresos que no eran inferiores a 1.000, alentos F Lacdisponibitidad de ese portance en [a aparicién y conservacién de la democtacia original. Bajo ellas stbyace la expansidn del poder naval ateniense y el de- ‘Srrolle de EL Pireo, Los Muros Largos faeron sumamente emble- maticos. Gracias a ellos para algunos El Pireo «se vio fundido con la ciudad», pero otros entendieron més bien que los Muros Largos ataban la ciudad a El Pireo y la tierra al mar “*, Los autores anti~ == yan Ta 38 _ - litar_del Estado, y relacionaron el as con cl creciente poder politico de los reme- ros“, Sin embargo, Corinto, que desarrollé su poder naval en Tos “Siglos VII y V1, permanecié dentro de un sistema politico de corte oligdrquico hasta que fue sometida por Argos durante un breve periodo (392-386). Una diferencia importante fue el marco de- mocritico instaurado por Clistenes. Aristételes observé en la segunda mitad del siglo 1V que los habitantes de El Pireo eran mas demvicratas que los de la ciudad. Puede aventurarse que el répido desarrollo de El Pireo fue un factor decisive en el crecimiento de actitudes democriticas, ya que esta nueva concentracién de gentes suscitaba un sentimien- to de necesidad de hacer valer su poder politico asi como de que esto era posible #5. Después de todo, El Pireo se encontraba sélo aunos 7 km de Atenas. Teniendo en cuenta sélo la los habirantes de El Pireo les habria resultado ademas mas ficil participar en las actividades politicas de la ciudad de Atenas que, por ejemplo, a los granjeros o a los carboneros del mis populoso. de los demos, Acarnas, que se encontraba a mas de 10 km al esos fue un factor im- incia, a * Para los beneficios econdmicas del imperio, coneretamente durante los aos 430 y ais 420, véase[lenofente] AP T.17, Ariwaines Ariypar 656-60, French (1964) 17-34, Meiggs 255-72, Finley (1978) 103-26; wéase dems Tckdides 2.1.3, Jeno Andis 7.1.27, véane exp. 82. iianes Challe 815, Pluarco Tembuorles19.2-4 vafionte) APY.2. Ariabeles Politica 13043214, Puta. Temitote 19.4 sles Pelton V30SHINT2 y 1291820 33 DDEMOCKACIA Y PAILIICIPACION EN ATENAS norte del Agora, 0 que a los habitantes de Eleusis, que vivian a tunos 20 km al oesnoroeste y tenian que atravesar el monte Egi leo, Los miembros del demo de Maratén, que vivian en la ver tiente mas Iejana del monte Pentélico (0 Brilesos, como se le co- nocia en Ja Antigtiedad), con sus canteras de mirmol, tenian que emplear seis horas 0 mis a paso vivo p: anzar la ciudad, De este modo, si bien ef Atica es en cierta manera re ducida, con una superficie toral de 2.000 km: y con la Iejana respecto a Atenas dentro de un radio de 50 km, sin em bargo, en la prictica, gran parte de la poblacién se encontraba dispersa y algunas poblaciones a distancia consid que su capacidad real de participar en la vida de la polis se veia disminuida. El-cambio progresivo hacia actividades no agrarias fue un fae- tor importante en la evolucid renas. Hasta cierto punto el interés por estas actividades pudo verse intensificado a raiz de la devastacién de los campos del Atica en el 480, durante la inva- sin persa, particularmente en el caso de la exploracién del olivo y de la viticultura. De todas formas, las cepas debieron echar tofios en la primavera siguiente, e incluso los olivos que habian sido objeto de «destruccién», pudieron producir de nuevo sieve afios después: no deben exagerarse, por canto, ef alcance y las consecuencias de la devastacién 7. Aparte de los drboles y de la viticuleura, la agriculcura no descansaba en el uso in pital y pudo recuperarse répidamente. A mediados del siglo V la mayoria de los ciudadanos atenienses vivian todavia en las areas rurales. La base de la sociedad y de la riqueza atenienses conti- nnuaba siendo agraria. Esto no quiere decir que el Atica fuese au- tosuficiente: en realidad, segin parece, a mediados del si cuando la poblacién iba en aumento, se importaban consi bles cantidades de grano “. Los granjeros vivian en.numerosos able, por lo vo de ca- © Hammond (1967) 216 9.2 © nen LEIA) SLI bose cles Edi en Coane 698-702), Gannsey (1985) 62.75; ef de Se Croix (1972) 45.9 34 [Un POLIS ATENIENSE ¥ LA EVOLLICION DE LA DEMOCRACIA villortios dispersos por todo el tettitorio, algunos de ellos muy populosos, pero muchos de los que vivian en la ciudad marcha- boars a eral wo prdximas a ella“. Pocos datos llevan a pen- sar que exis fundos. Las fincas mayores que se co- nocen parecen haber tenido una superficie de unas 28 hectireas, en tanto que la parcela de un zeugita se estima que venia a tener del orden de 3,5 a 5,5 hectéreas, y la parcela media de aquellos shites que poscian tietta esta por debajo de las dos hectdreas. La labranza de subsistencia se hiallaba probable- mente muy difundida jeran geand |. posiblemen 14, Sensibilidad y seguridad de los atenienses en los utios 450: démokratia Sin embargo, a cualquier visitante de Atenas, tanto la ciudad como EI Pireo debian parecerle lugares en plena expansidn y pros- peridad. Uno de ellos, a mediados del siglo v, fue Herddoto,.a la sazén de unos treinta anos, exiliado de su ciudad natal, Halicarna- so. Victima del exilio a causa de un tirano, convenia con los ate- ‘en conceder gran importancia a la libertad y en particular ar alos atenienses de la tania, asi como a admitir los efectos vigorizantes de la libertad. La experiencia ateniense demostraba de forma concluyente, segiin Herédoto; que iségoria [en este contexto, slibertade) ¢s un preciado bien. Porque... al desembarazarse de sus tiranos, aleanzaron una clara superioridad, Este hecho demuestra, pues, que, cuando eran victi- amas de la opresién, se mostraban deliberadamente remisos por considerar que sus esfuerzos redundaban en beneficio de Mientras que, una vee libres, cada cul, 1 indo por sus intereses, R Osborne 15-46, ase Pectka (197) 133 % isin 19.29.02 Plain Merde 128 fan Laas 345 de Ste Cain (1960) 109 169-72, Davies 32-4; Kae (1976) 300-13. 35 UEMOCRACEA V PAETICIPACION EN AFENAS penile sr parte ef miximo empeo en la consecucién de los ob- jetivos Agradable también para los oidos atenienses fue ka adhesin de Herédoto a la idea de que: Si se afirmase que los atenienses fueron los salvadores de Grecia [de ale ésta quedara somevida a Jerjes) no se falkaria ala verdad, pues de tes dos alternativas existent, la balanza debia inclinarse por la que ellos hubicsen adoptado... Ni siquiera los terribles oriculos de Del. fos los indujeron a abandanar Grecia, sino que permanecieron en ss patria y se atrevieron a resistiral invasor de su tertitorio Maratsn, Salamina y sus expetiencias en las dos siltimas gene- raciones Fabian desarrollado en los atenienses de mediados del si- glo Vun u “encia de que no sélo eran supetion Tox persas, sino tambign a otros ina manifestacién de este “sentimiento Fie el mito de la autoctonia ateniense, Sin ninguna ase real, os atenienses alimentaron la cteencia de see un pueblo, auréetono, Un pueblo que habia ocupado desde siempre el Ati y que no hab desposeido de sus tierras, como habjan hecho tantes orros griegos — incluso todos— a sus primeros ocupantes: eran sauréctonos y libres», tal como afirmaria Licurgo en el 330 en wa “Discurso sobre € parriotismo». O, con palabras de un diseurce flinebre de principios del siglo tv. efecto, m Habia,¢ muchas razones para que nuestros predecesores lucha- fan con crtero uninime en deensa dela justcia, Ante todo, los prin! Bios de su vida fueron tambien justos; pues no eran, come los mis de log Pueblos, un grupo de gents de toda procedencia que hubiese ocupade tun pats ajeno después de expulsar de éla otros sino que, siendo saundcro. S778 tr algo caractriten sil Geol igri de dec de eps en wi i democracy y ge Hes empresa mis amp sca ostmoxraca eae Cote oe) a Tucidides 8 68.4; cf, Platén Menéxena 239a-b, , = * Herne 7.139 lal radon lane ogc 491-4 36 LA POLIS ATENIENSE Y LA FYOLUCION DF LA DEMOCRACIA, ria. Y también fegpn ‘hos, una misma tierra fue para ellos madre y p los primetos,y los tnicos en aquel tiempo, que derrocaron las monar- 4quias que entre ellos se daban para instauar la democracia, persuadidos de que no hay mayor concordia que la libertad de todos Otra manifestacién del orgullo o sentimiento de superioridad ateniense era la seguridad con que permitian un ficil acceso a su polis y ellos mismos hacian hineapié en el cardcter abierto de su ‘sociedad y st actitud hospitalaria hacia los extranjeros. El aumen- to de ka poblacién meteca que ya hemos apuntado corrobora esta idea. No obstante, estos sentimientos de orgullo también pudic- ron Hlevarlos a imponer restricciones en la concesion de cludada- ia, toda vex. que se podia argumentar que era precisamente este caricter de polis exclusivista y de pequefias proporciones lo que Permitié que Atenas legara a ser una democracia directa ™, Donde mejor y mis claramente queds reflejado.este sentimien- to de seguridad fue en Ja yaluntad que mostraron los atenienses de set innovadores en la conduccién de sus asuntos piiblicos, Porque el orgullo y la confianza no quedaron confinados en un grupo te- thcilo de dirigentes atenienses sino que en los hombres de Mara- ‘én y en los marineros de Salamina y en sus hijos —esto es, en-el. pueblo ateniense en general— existian una conciencia politica y un sentimiento de poder crecientes. Las medidas politicas adoptadas por Clistenes ofrecieron algunas oportunidadesa Tos arenienses que no eran poderosos ni Ficos, y no sélo nas reunio- Licargo Lesnaes 41, (Lisias}2.17-18 (taducin Alma Mater): Heeéoto 7,161.3; véase Tucdes 1.2.5, quien argumenta que los habitants del Atics fueron sempe los mismo dehido aque fa pobreza del suelo hizo que la tegin fuera poco cadiciada por invasores:Tactdides 2.36.1, AristfanesArvipas 1075-80, Euripides Jin 29-30, 589-90, Jenofonte, Memontbles 3.5.12, Plan Menéseno 237b, lbcrates 424-5, 849, 12.124 6, [Deméstenes} 60.4, Hipérides 6.7, " Tucidides 2.39.1, Sfales Eidipo en Colona 258-62, Isscrates 4: véae cap. 2.1 Atenas x presentaba como modelo de pueblo benefactor, protector y inactro de Gre cia durante la segunda mitad del siglo v yel siglo W: por ejemplo, Hendon 9.27. Te ‘ides 237-41, Enipides Siplicenter 187-92, Jenotonte Helnica 6.5.45 8, [Li 7-16, 54-7, Ibcrates 4.26-40, 43-6, 52-4, 75.89, Dlavin Montvene 2370 238, ‘rg Lesraies 83-8, Hipérides 65. EN ATENAS nes del demo, sino también en el nuevo Consejo de los Quinien- 0s. La cuarta clase censitaria estaba excluida de las deliberaciones de esta instituciéu, pero hay que suponer que todos los hoplitas ran igualmente libres de poder expresar sus opiniones. En cl trans- ‘curso de las décadas siguientes, cuando grupos cada vez mas nume- rosos de ciudadanos fueron ganando experiencia y confianza para hablar en la Boule, es posible que aquéllos —y quiza otros tam- bign— se animaran a hablar en la Asamblea, en vez de dejarlo en ‘anos de los funcionarios o de los miembros de familias con viejos titulos para la direccién politica. Ya se estableciese por costumbre, ya Se introdujese como un derecho legal en la Asamblea alla por la Epoca de las reformas de Efialtes © un poco més tarde, el derecho universal de hablar en la Asamblea (iségoria) era ya pattimonio de todos los ciudadanos en la segunda mitad del siglo v°. Los ciuda- danos constitufan un grupo pequefo y exclusivista, y'sdlo los que fueran varones adultos, que quizés sumasen unos 35,000 hacia cl ao 450, gozaban de derechos politicos en la polis ateniense. Estos ciudadanos formaban en un sentido politico el Demo, el pucblo ateniense. Sin embargo, en la palabra démos existéa lo-mis~ ‘mo que en la palabra spueblo», una cierta ambigiiedad. En un senti: do tedrico hacia seferencia a todo el cuerpo de ciu ‘€6 0, en particular, ala Ecclesia o Asamblea, a la que t aasistir todos los ciudadanos varones adultos. Por ejemplo, las pro- posiciones aceptadas por la Ecclesfa quedaban designadas mediante frmulas del tipo: «se resolvié por la Boule y el Demo» 0 wse resolvi6 (0 vor) por el Demo», en tanto que algunos decretos atenicnses se reficren especificamente a la presentacién de embajadores extranje- ros «ante el Demo en la primera reunién de la Eeclesta» *, » Gail (1966) 115-38, Woodhead (1967) 129-40; cf}. D. Lewis (1971) 129-40, Sobte a libertad de expresin en Atenas, vase Jenofonte} AP2.18, Radin (1927) 215, 80 y HCT 1.387. sobre las relormas de Hfaees, vése AP 25 (y CAAP),adenis dl 2 nr ejemplo £6 1-40 (ML. 92). 46/9 aC) y"Tod 114.2, 67 (347 4) asi como pata lis dives frmulas dcrctles l cap. 9, 52; Tod 1248-9 (477 4), 1313-14 (368 aC). ease cap. 3.5. 38 |LA.POLIS ATENIENSE Y LA EVOLUCION DE LA DEMOCRACIA _ Sin em nses, aun cuando teéricamen- te démos hacia referencia a todo el cuerpo de ciudadanos, podria entenderse en el sentido de wel pucblo comin» o wlas masas», toda vez que el pueblo lo formaba la mayoria y hai pollo («los muchos» 6 «la mayoria») podian imponer sus descos mediante una voracién. en la Asamblea, Para aquellos individuos que con frecuencia se re- ferian a si mismos como «los mejores» (beltious), «los Sptimose (beltistoi, aristoi) we buena cuna y abolengon (eugencis, gennaioi), slos notables» (gud-rimoi),o «los buenos» (0 sities») (kbréstoi), dé ‘mos, hasta cn un contexto teérico, podia perfectamente tener una connotacién peyorativa. En contextos no téricos el Demo podia atin més ficilmente ser sinénimo de términos como «la turba» (okblos) o ser equivalence a «los pobres» (penétes) 0 a alos peores» (kbeirous),0 2 «los bribones» (0 «vulgares») (ponérei), 0 a eos infe- riores» (0 el pueblo comin y llano») (phaidei), «pueblo comin» (demotikei), en contraste con «los ticos» (plousioi, euporvi), «los poderosos» (dynatoi), 0 «los honrados y veraces», «los caballeros» (kaloikagathod). Si bien la linea divisoria puede traearsea-vatios ni- veles,-demos podia tener, y de hecho lo-tuvo, cl sentido de pueblo comin o de las clases mas bajas (y no pocas veces con una alta ‘Fuerza eimotiva) y no sélo el sentido d cblo entero» ”. nel ran de Tos siglos Vy WV esce am g0, para algunos a afi s de la sociedad -Ateniense. Por ejemplo, hacia finales del siglo V, dros podia usar- se probablemente con cada vez mayor frecuencia en el sentido de los ciudadanos més pol embargo, aquellos que fueron diri- gentes politicos en los siglos vi y V pudicron-desigarse-todavi ‘como prostatat tow démou (spaladines.o-conductores del démos) indicindose con el tétmino démas al spucblor en su sentido-més. amplia, Por otra parte, el autor de la Arhenaion Politeiao Constitu- cién de Avenas (escrita a mediados de la década de los 320), al tra- Herddoto 1.196.5, Tucidides 265.2, 653.2, [eolintel AP 1.2, 49, Jenofonte Memorabe4.2.37. Misiueles Pulte 1298b34-42, 13041; Neil (1909) 202°, Com or B89, Daves 296-9, PEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS vat una linea divisoria entre «el pueblo comiin» y «los notables», reflejaba las contiendas politicas del siglo v1 y de principios del si, glo Vv en términos polarizados, es decir, como un conflicto entre los gnérimoi o los enporoi y el demos, y definié 2 Solén. Clistenes Jantipo, Temistocles, Efialtes y Pericles como prostatai ton démou, llamando en cambio a Milcfades, Aristides y Cimén dirigentes de los enarimoi® Tampoco el término démokratia (el gobierno © poder del Demo) estuve filto de ambigtiedad o tuvo un significado estable. La nocién basiea del Demo que ejerce su poder soberano (lratos) mediante su voto puede discernirse en Las suplicantes de Esquilo, Fepresentada hacia el 463. Las exigencias del marco mitico y de la obra apenas podrian permitir que Pelasgo, el rey de Argos, recha- zara de forma concreta y abierta la afirmacién del coro en el sen- tido de que ¢l tiene el poder absoluto; pero cuando mis adelante Danao cuenta que el aire se llené de manos alzadas cuando los pelasgos, en una asamblea plenaria, resolvieron dar asilo a las da- naides, la realidad {anacrénica) era obvia, la escena debié de ser reconocida inmediatamente por el piiblico ateniense que asistia a la obra de Esquilo. El contenido de Ia obra da apoyo a los proce- dimientos democriticos y a la necesidad y conveniencia de que todos los ciudadanos se vean implicados en las resoluciones poli- ticas. Fue probablemente en esta década o en la siguiente cuando se acufié el término démokratia, La primera utilizacién de que se tiene constancia se debe a Herédoto, quien compuso su obra en el tercer cuarto del siglo V”. En tanto que el término démokratia parece haberse utilizado sobre todo en un sentido descriptivo 0 eutro, sus partidarios parecen haber tenido la sensacién de que, 2% Uegcrates15.231-6: AP28.2-3(y CAAP), véase Tacidides 8.89.4; Connor 108-15 2% Esquilo Syphcaner 370-5, 397-401, 602-10, 698-700; Ehrenberg (1950) 587-26 ef Sealey (1974) 263-72 (advidraceen todo ca el vivo contante ene el sterne aee niense de woraciin a man alata con el pracedimienta espartano de tornat Le decteas nes por aclamacin, véase Tucdides1,87.1-3), Kina! (1978) 117 27, 312-26; Hel 10 4.137.2, 6.43.3, 6.1311; Connor 199.206, Sealey (1974) 272 n19, Evans (1999) 145.9, Fornaen (197ID) 25-44 y 981) 1) 5, 40 {LA POLIS ATENIENSE Y LA EVOLUCION DE LA DEMOCRACA| particularmente entre «los mejores», habia quien desaprobaba el término y lo que éste representaba, Con frecuencia se describe « los partidarios de la demokratia como gente que la presenta en puiblico como sinénimo de «igualdad» de todos los ciudadanos, y especialmente como isonomia. Es posible que, en parte, estuvi ran contrarrestando, como lo hizo Atendgoras en Siracusa en el 415, Ia idea de que demokratia significaba la dominacién por parte del pueblo comin. La isonomia era el principio de la igual- dad politica y levaba aparejado lo que con frecuencia se llama sigualdad ante la ley» (es decir, gobernantes y gobernados estin vinculados por igual a la ley) ¢ «igualdad mediante la ley» (es de- Gir, tanto gobernantes como gobernados tienen la misma oportu- nidad de gobernar, lo que incluye el derecho de voto, a cjercer una funci6n puiblica y a participar en la Asamblea y en los Tribu- nales) ®. De un modo parecido, los partidarios de la oligarquia la defendian en términos del poder de «los mejores» (aristoi). No obstante, el descrédito y desprestigio de la oligarchia/aristokratia que acarred la conducta mantenida por los regimenes oligarcas del 411 y del 404/3 y la restauracién de la democracia en el 403, hicieron que la demokratia (que los oligaress habjan reconocido © aparentado reconocer ya para el 411 como un sistema de go- bierno aceptable) se constituyera como tinica forma practicable de gobierno en Atenas durante las siguientes décadas. De este modo, incluso el ultraconservador Isécrates, que escribié a me- dliados del siglo tv, admitié la democracia como la forma acepta- ble de gobierno, aunque la concepcién que tenia de ella fuera cla- ramente soloniana, con un Demo que debe tener sus derechos, ! Herédoro 3.80.6, cf. 5.78, Tweidides 2.37.1, 3.82.8, 6.39.1, Euripides Suplcantes 44.8 433-41, Fenicias 535-48; véase ademis Idcrates 20-19-20, Deméstenes 21.6%, 24.59, 51.11, Aristéeles Plea 1301425-35, 130831 1-15; Ostwald 107-20, Vlastos (1964) 1.35, "1 AP29.3, Andécides 1.96, Iserates 7.202, 60-1, 6 3.1415 41 IA PARTICIPACION EN ATENAS. 1.5. Caracteristicas de la democracia ateniense ca. 450) = = irminos usados Démos y sus derivados no tueron los " para describir la situacidn politica de Atenas. Por ejemplo, parece ser que pléthos fue virtual sindnimo de démos, con el valor en mu- chos contextos de «las masas» 0 «la multitud, y en algunos otros de wel cuerpo de ciudadanos» o wa Asambleav , De esta forma, el gobierno o soberania del pucblo podia deseribirse como el «démos ten el ejercicio del gobierno», o como el «pléthos en el ejercicio del gobierno». En el célebre debate acerca de los méritos y defectos de Ja democracia, la oligarquia y la monarquia, Herédoto utiliza am- bas expresiones. Este debate, aunque atribuido a dirigentes persas, se proyectaba dentro de un sistema de ideas inequivocamente grie- gis, y aunque no se hace en él ninguna referencia especifica a nin- guna polis griega, el andlisis de Herédoto es particularmence inte) resante ya que vivid bastante tiempo en Atenas y llegé a conocer perfectamente la ciudad, y porque —como ya hemos apuntado— compuso su obra en el tercer cuarto del siglo V. ELhistoriador afir- maba que el gobierno de la multitud o pueblo (pléchos) cenfa el mambre mis de sodas —sonomia—y SUR SOS = ractertsticos para distinguirla del eee Seer carro lg porrsoren Navespetanl aade es ‘caxgos publicos y la coma ene parte de Ta AsamBlea del pueblo. ET reciutso al sorteo acababa con las preter ma monarquico como del aristocratico. Imy ciudadanos gozaban de igual derecho a Ja hora de ‘que eran capaces de servir a l#polis.al desempenarlo, ‘aunque debe afiadirse que cuando, probablemente en el 458/7, los arenjenses ampliaron la posibilidad de ser elegidos para los nucve © AD2.1, 20.1, 28.2-3 ly CAP): Hetédoto 3.80-2, especialmente 811-2: 1G 1.14 (ML 40), 22-5, 27-9 (decteso de Ertan del 49812 2), Lisiss 30.9, Helicase Osiris 16.2, Paton Politico 291 9 Hlerdloto 3.80.6 6f 824, of 643.3; Aritteles Politica 1279b21-2; Osewald 107- 13, 1789, Sealey (1974) 272-7 42 JENSE Y LA EVOLUCION DE LA DEMOCRACIA, arcontados a sectores sociales ms amplios que las dos clases censi- tarias més altas, no se admitié a los ehetes, sino tan s6lo alos zeugi- 12i°*. A partir del 487 la mayoria de los cargos pablicos atenienses se elegian mediante sorteo y ns ss scl p Giones mas notables fueron los cargos. milicargs. especialmente los ‘Sstraregoy, que eran en su origen los comandantes de las diez regi- iientgs tribales, Estos «gencrales» eran los responsables de la segue ‘Fad milicar de la polis ateniense y dirigian no sélo campaiias te- rrestres, sino también operaciones navales © mixtas, operaciones éstas que fueron cobrando cada ver. mis importancia con el desa- rrollo de la Liga Délica ®. Los mi oulé también se seleccionaban- mediante: sorteo, El sistema implicabaasimismo que un particular no podia especular con el grado de apoyo de que podia gozar¢ eons por el echo dest nombra- ortanc para lisa as posibilidades de «que surgiesen funcionarios del Estado. poderosos o dealgdn influ- -conscjeros. que. pudieran.cuestionat Ja soberania del Demo. Esto fue de extraordinaria importancia en una sociedad ‘que se caracterizaba mas por un fuerte talante competitive que por valores de solidaridad, La actitud de los aristocratas atenienses en- cajaba dencto del concepto grieyo de arezé (virtud), que implicaba que el individuo debia esforzarse por encima de todo para vencer, para sobresalir, bien en la guerra, en las competiciones atéticas 0 & AP 26.2, aunque véase 74 (donde se demuestea que la ley que exclua alos shite de las funciones pablias se habia convertido en papel mojado yaen los aos 320, y quizds ‘mucho ants) of 47.1, Vése Aesttcles Puli 1294b7-9y, cn relacion con ls cas que hace Sécrates al sistema de sorco, Jenofonte Memorable 1.2.9 of bcrates 723. '87AP 22.5 (y CAP, 43.1 inchs, medias del siglo 1, los cocagados de los Fendos dc los Fetes); wise cap. 2.3.3 "Sobel sstma de sorte como cago caracterstic del sistema democritico ateniense véase [enofonxel AP'1.2-3, jenofonte Memorables 1.2.9, Aritétles Peltioa 1294079, 1300332-b5, 13176204, Demstencs 39.10-11; Headlan, en especial 1-32, 191-2, y Hig 31, En lox prmcrosviempus se extalan unas judas de un ecipiente pack realizar cl sorte, Ya ela décaa de los 320 sc emplesba procedimicncos mn compos, tnt mgquinas de sotear (Erde ease AP GS-4 y cap. 3, 103, 43 DEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS [LA POLIS ATENIENSE Y LA EVOLUCION DE LA DEMOCRACIA, cen la vida priblica, EL sorteo alejaba-en.buena.parte a la funcién se le consideraba como un_simbolo del ethos aristacritica, ya que electoral de rivalidades y animadversiones, aunque en algunos ca- sus miembros eran_un grupo selecto (aquellos que antes habian is Be isis ya que a atenienses dejaron de utilizarlo radi. servido como arcontes) y conservaban su cargo de forma-vitalicia. calmente para seleccionar los cargos militares mas importantes. ‘Ademés, sus decisioy inapelables- Por-consiguiente, en la Con todo--enrre-tos-istingas- mecanismos de la dementia. ésfera politica el Tepusetaba ysun-anomala. porque nine sortco desempené i far “en ningsin sentido era responsable ante el Demo nit provenian sus de limita las ventajas lc la importancia soci : Tepresentantes del pucbl Jo amplio®. sez. asf como on I tar la influencia de las viejas familias ~ Gracias a estos sistemas de control el principio de la responsa- ae que perturbé las relaciones que bilidad de los cargos piiblicos ante el Demo quedé asegurado en la basaban en Ia #haris —la obligacién permanente de mostrar una realidad ateniense ya para mediados del siglo V. Debe afiadirse que Bratitud expresa por los beneficios ecibidos— y contribuyé.a pri- + ~ waren pia sex destino cn cualauice momento or jet momento por var alos dispensadores de beneficios o proteccién de un importan- una cn cde la Asamblea y que su poder estaba limitado por te medio de conseguir ganancias y ventajas politicas. Se limité has- 9 '2 cierto punto el importante recurso de eayuidar alos amigos» ®, El tercer rasgo caracteristico sefialado por Herddoto era la toma A diferencia del rey, que no era responsable ante nadie, en Ate: de decisiones por parte de la Asamblea del pueblo, esto es, por par- nas eualquier cargo piiblica, bien fuera scleccionado por sorteo 0 te de la mayoria de los ciudadanos que asistian a la Asamblea..La poFvotacién, tenia que res stesponsabili- + Beclesfa ateniense decidia sobre-una.amplia gama de asuntos, des- dad» de los cargos puiblicos estaba sujera alse uisitade tenerse que de los mas altos de Estado.a los. mas insignificantes detalles. admi- : 4} nistrativos. Estaba abierta a todos los yarones adultos que fueran iuePeacin respecte a sus actividades econdmicas al amino de’ - ‘ciudadanos de nacimientg: el miembro de la Asamblea no necesi- si akscmpetio, q taba poseer una determinada propiedad, tal como ocurria en los ncionarios nombrados, del estados oligirquicos. E] Demo, encarnado en la Asamblea, era el nico sujeto de la soberania o el poder (kratos)"". Resumiendo, para mediados del siglo v los tres rasgos seialados unas relor- por el historiador contemporineo Herédoro como distintivos del ‘mas que suscitaron fuertes simpatias y antipatias. Se dejé al Ared- poder del pueblo estaban ya incorporados a la estructura polit pago la jurisdiccién de clertos casos de homicidio, atentados con- ateniense, De entre los denvis rasgos propios de la democracia ate- ee el Honor sersiones Fisica, envenenamiento, deltos de niiense debemos pone. de relieve aqui dos que tienen una importan- incendio y ciertas afrentas a la religidn, en tanto quege fartalecta Galaa hora de ircentar comprender esta época de media- peas i quc.seforalecta la Savespecial ala hora de irsentar comprender esta época d Adela Boul nla Atenas arcaica el Consejo del Aredpaga habla © Veansecap 23.1 yA; APDS ly CAAP) 352,573, 602, Pataco Cnbn 5, Pe tenido una HroridiT superviso pero ahora ries 0, Esl mnie 681-710, 858-69, 97687. acids 110740, Ante es alice 1317641 -TRad Hiner 193-213, Rhodes 201-6 Seley 42-58. * Vease cap. 4h Artes Poller 1274al5-18,_L3B1b31-4, 1282225-32, . 1730: Kelly (1978) 1.17 wais2ia2, No obyeant, art legacies che Eguines1.106, 362 " [Demistenes 59.88: ve cap. 35, 44 45 DEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS dos del siglo V. En primer lugar, ién de los Tribunales po- ulares de justicia, que se ocupaban de todos los asuntos judiciales excepto del homicidio con premeditacion y algunos otros casos, que eran competencia del Consejo del Areépago. YarSalénia principios 2 siglo Vi habia instaurado el derecho de apelar al pucblo contra ci se reunjs para of sts apeacions,s¢ le daba el nombre de flags fos dicz 0 veinte aftos anteriores 2462/1 puede que las apelaciones con- tra las decisiones de los arcontes se hicieran mis frecuentes y que &- tos tendieran a convencerse de que los asuntos debian aclararsejudi- cialmente, pasando los casos a la Heliaia comin, este procedimiento s is ‘ya par fat idiciales habia dejado. 108 de los funcionarias.o. je un grupo reducido, como era el caso del Consejo de los Ancianos (Gerousia) en Esparta, | La He- Jiaia se habla convertido en un «tibunal de primera instanci gentonces los atenienscs también habian adoptado la prictica de se- leccionar por sortco cada afio a 6,000 ciudadanos para que cjercie- san de heliastas y de dividir esta enorme masa de gente en distintas jutados dikaseria)’®. Ademds debe seftalarse danas © he- liastas, ya que el término de Heliaia no dejé de usarse en el lenguaje coloquial) realizaban sus votaciones mediante voto sccreto, y no-a mano alzada, como era habitual en la Asamblea ™. El otro rasgo caracteristico —la paga del Estado por un servicio puiblico— estaba estrechamente relacionado con la administracién de justicia, En algan momenta’de la década de los 450, peobable= mente a finales de la mist uurodujo la remuneracién estatal * AP9, 25.2 (y CAD), Aeisttcles Politica 1273635-74a21; Sealey 46-52, MacDo- well 29-33, Forrest (1966) 217-18, Rhodes 204 1.1 » Hignest 216-18, 223, pero cf Hansen (1981-2) 9-47, em especial 27-39. " Exquilo Buménider 73453, AP GHD, Bosgchold (1563) Sat 74, Suacley 6-10; sf Jenofonte Helnica 1.77 con 17-9; Hansen 103-21, Aritofanes Caballeros 255, . No cbstante, en el 403/2, con la restauracién de la democracia, volvié a ley sobre la ciudadanta ideada por Pericles, aunque confirmé el derecho de ciudadania de aquellos que hablan nacido de madre extranjera durante los aios en los que la ley habia estado en suspenso . A partir de entonces, algunos muchachos de dieciocho afios nacidos de madres extranjeras pudieron ser admiti- dos en algunos casos en los registros de ciudadanta, bien debido a falsificaciones por parte de sus padres atenienses, bien por medio de influencias, © bien a causa del descuido o negligencia de los miembros del demo. Pero a mediados del siglo 1v todavia la con- cesién de la ciudadanfa continuaba siendo un privilegio celosa- mente guardado, al que las mujeres atenienses prestaron tanto quizis més interés que los varones. En los iltimos afios de la déca- da de los afios 340 Jos miembros de un jurado que se ocupaba de un caso de usurpacién de derechos de ciudadanfa fueron adverti- dos del riguroso interrogatorio a que podrfan verse sometidos por parte de sus propias esposas, hijas o madres si se enteraban de que cl asunto tenfa que ver con una tal Neera, quien, aunque extranje- 12, vivia como la esposa de un ateniense y a cuyos hijos se los habla tenido por ciudadanos atenienses®. En cambio, las personas que hablan prsstado servicios relevan- £65 a Atenas o aquellas.con quien los atenienses deseaban tenet amistad pudieron verse recompensadas fa, y sto se aplicé ordinariamente no s6lo a los individuos, sino también a sus descendientes. Por ejemplo, se otorgé la ciudadanfa a los asesinos de Frinico, el dirigente oligarca del 411, y.a Caridemo por los ser- vicios militares que habia prestado en la Calcidica en la década de > Daa Pris 375 £ 4042.1, Ateneo 577b, Demdstenes 5730, ecole a Exquines 1.39, 7 Lasospecha de anomalies probablemente als Asmblesdeezaren 3465 que cada dein revisara su eit: vase Dembstenes 57» propia de uns rcnccon $pscada por una eckson producto de una de oes roe P1Demérenc59.108-115, = __DEMOCRACIA ¥ PARTICIPACION EN ATENAS, los afios 360, y esto a pesar de la circunstancia, de la que se queja Deméstenes, de que su ciudad natal, Oreo, en Eubea, no estuvo dispuesta a ignorar el origen extranjero de su padre nia hacer a Caridemo ciudadano?. Sin embargo, en general la ciudadanfa no se concedia ala ligera en la época que estudiamos. De hecho, debi- do al relajamiento en aplicar la ley de Pericles durante la segunda mitad de la Guerra del Peloponeso y debido a los problemas que se ‘originaron en este tiempo, los atenienses introdujeron, probable- mente a finales de la década de los 380, el requisito de que una concesién de ciudadania aprobada en una reunién de la Asamblea tendria que ser confirmada en la siguiente, a la que deberian asistir seis mil ciudadanos ®, A partir de las inscripciones conservadas, podemos seguir la pista de Dionisio I, el tirano de Siracusa: un decreto honorifico del 393 no pudo disuadirlo de seguir apoyando a los espartanos con- tta los atenienses, pero cuando, tras la conclusién de una alianza entre atenienses y espartanos en el 369, mejoraron las relaciones, wdadania a Dionisi rnia.a aquellos cuyo apoyo a Atenas les habia Hevado, de grado 0 oho Shae donde habjan nacido". ~Tncluso podia concederse la ciu {que s6lo fueron circunstancias extremas las que llevaron a fos ate- nienses a otorgar este derecho a grupos numerosos. En ef 431 sus viejos aiados plateenses sufrieron un ataque de los tebanos y de los + MJ. Osborne ha recog y analiza estos decretos sobre la ciudadana: ls mumera «ibn (precedida de una D) dal corpus de decretos sobre civdadanta del volumen I apa fece cada en las notas 10-16 inf, vézeen 1.17-18 una lista de decrees sobre cia- Ganla, y 4141-54 sobre posibilidad de eleccién con visas 2 la ciudadani; sobre cerificados de proxenla, véase Walbank (1978). Osborne D2 (1G 1.102, ML83), De- ‘nbstenes 23,211-14, "MJ. Osborne 2.56-7, véase cap. 5.2. "Tad 108, Osborne D10 (Tod 133), Ted 136; wéase Osborne D4 (Tod 173) pata caso de tres generacones de gobernantes de Molosa.y Oshorne B16 (Tod 178) para el Xedos acaranios,cuyo abuelo no habla adoptado la cudadaniaaeniense ques le ha- bia concedid aly «sus descendientes Osborne D22 (IGIP.222) 56 PRIVILEGIOS ¥ OPORTUNIDAD DEL CIUDADANC. cspartanos, pero para el 429 los atenienses resolvieron que no po- dian ofrecer ninguna ayuda adicional aparte de ochenta atenienses para socorrer a los cuatrocientos plateenses que resistéan el asedio, después de que el resto de la poblacidn, excepto ciento diez muje- res que se quedaron para preparar la comida, se hubiera retirado a Atenas. En el 431, 0 como muy tarde para el 429, los atenienses concedieron a los plateenses los derechos de ciudadania en Atenas. Estos participarian de los mismos privilegios que los ciudadanos atenienses, salvo que a ninguno se le permitia entrar en el sorteo Para ¢jercer un puesto de entre los nueve arcontes ni para desem- Pefiar ningtin sacerdocio. Con todo, sus descendientes sf pudieron ser elegidos, ya que eran hijos de madres atenienses desposadas de acuerdo con la ley . Asimismo, en el 405, la lealtad de que hicie- ron gala los samios con Atenas en los dias mis erstes de la Guerra del Peloponeso, sin duda incitados por las fuerzas navales atenien- ses que tenian como base la isla (aunque su misma presencia im- plica el apoyo de Samos a Atenas), se recompensé con la concesién de ciudadanfa para todos los samios, que se ratificé en el 403/2, No obstante, los atenienses preservaron en general celosamente su ciudadanfa, Examinemos, por ejemplo, el caso de «los hombres de File» y el de los que se unicron en el regreso desde El Pireo». Estos hombres ayudaron con la fuerza de las armas a restaurar el poder del Demo en Atenas en el 403/2: entre ellos haba tantos no ciudadanos como ciudadanos, y en amplios sectores se sentia la conveniencia de darles algtin tipo de recompensa por los servicios prestados. Una propuesta presentada por Trasibulo fue obstaculi- zada por Arquino —con buen criterio, desde el punto de vista del autor de la Athenaion Paliteia—, ya que proponia «la ciudadanta para todos aquellos que se habian unido en el regreso desde El Pi- reo, incluyendo a algunos que sin duda eran esclavos» "El rérmi- "2 Tucidides 2.78.3, 3.55.3(y HT), [Deméstenes] 59.98-106 (véae Osborne D1) ' Osborne Dé (UG 1.127, ML 94), Osborne DS (Tod 97). CE Hipétides 331-2 sor bre la concesién de ciudadani los habitantes de Tiouén (que hahian sad scogida 3 unos refugiados atenienses en 480) expulsados desu cil en los afon 320, “© APS0.2 (y CAAP), Fsquines 3.195, 57 [DEMOCRACIA ¥ PARTICIOACION EN ATENAS no wesclavos» podia designar sin mas a hombres libres de origen| servil, pero esto parece indicar que hubo oposicién, o al menos re- setva, a recompensar a los metecos (residentes extranjeros). El mis- mo Arquino propuso recompensas honorificas para aquellos ciu- en tanto que un decreto dadanos que habian logrado sobr. propuesto por Teozotides restringfa el apoyo puiblico a los huérfa- nos de los ciudadanos «que sufrieron muerte violenta bajo la oli- garquiay ®. Sin embargo, en el 401/0 parece que prevalecié por fin una actitud mas generosa, ya que tenemos una inscripcidn frag- mentaria que, segiin parece, concede ef derecho de ciudadania a tunos setenta © noventa no ciudadanos que contribuyeron al resta- blecimiento del poder del Demo, y quizis a otros ochocientos cin- cuenta u ochocientos setenta iguaidad fiseal con respecto a los ciu- dadanos atenienses Se dice que los atenienses concedieron con mayor flexibilidad el derecho de ciudadania durante dos graves crisis militares. En el 406, con una gran parte de su flota bloqueada en Mitilene, no sélo fundicron las ofrendas de oro y plata de los templos de la Acr6po- lis con el fin de financiar una nueva expedicién, sino que probs blemente intentaron solucionar sus problemas de falta de hombres ofreciendo la ciudadania a los esclavos y quiza a los metecos que sirvieran en la armada durante esta crisis”, Muchos estudiosos, sin embargo. han limitado la oferta a la manumisién de los escla- vos, y se muestran escépticos respecto a cualquier promesa hecha a metecos y demés extranjeros. Mas tarde, en el 338, después de ha- beer sido derrotada Atenas por Filipo I de Macedonia en Quero- nea y con dos mil atenicnses hechos prisioneros, Hipérides presen- 9 Bsquines 3.187, Stoud (1971) 280.301 (SEG28.40) % Osborne Do (CE Tod 100) y 2.26-43; cf. Whitchead (1977) 114-16, 1549 y (1984) 8-10, y Kren (1980) 298-806, Sobel itor de los hombres de Files, vase Lisias 28.8, 12, Eaquines 3187, 190-1, y SEG28.45. " Aviuanes Ranas 721-6 y 692-4, Helinico EGrH 323325 (y comentario de Ja: ‘oby), Jenofonte Helénicas 16.24, Diodora Sielo 13.97.1 (metets y oto extanje ros), Whitchead (1977) 153-4, M. J. Osborne 333-7, Davies (1977/8) 120; véaee también 16 111951. Laing (1965) 107-19, 132-48 (argumenca en favor de fa batalla ‘de Egosptamon);Wetwer (1974) 41-101 58 _PRIVILEGIOS ¥ OPORTUNIDADES DEL CIUDADANO 16 tina proposicién en la que se ofrecia la libertad a los esclavos, s¢ concedia la ciudadania a los metecos y se restablecfan los derechos de quienes estuviesen privados de ellos. Licurgo nos dice que la Asamblea ateniense acepts esta proposicién, pero la erisis militar pas ripidamente, se hizo la paz y la proposicién de Hipérides nunca se puso en practica'*, sumen, durante laépoca clisica la acticud atenienge hacia laciudadania —igual que la de las otras polis griegas en general— fue de caricter exclusivista; aunque la lealtad o los servicios presta- dos Atenas pudieran recompensarse con la concesién de la ciuda- dania, bien a individuos aislados, bien a grupos de ellos, Sin em- bargo, la mayor parte de los beneficios que Ilevaba aparejados esta concesién solamente pudieron ejercerse en el Atica, y por lo me- nos algunos de aquellos alos que se les concedié no Hlegaron a cjer- cerla nunca”. Lo que las demas polis griegas) de la actitud de Filipo I de Macedonia ¢ de la de los romanos, es el hecho de que no hay pruebas que pue- dan dar pie a pensar que tras la conquista de Salamina y otras éreas del Atica los atenienses consideraran seriamente como norma in- a esses ected eeciieoeit _porcunidades de expansin que habia pido proportion ‘Incorporacién activa de otros pueblos, como propicié Filipo II. 2.2, Ciudadanos, metecos y esclavos {Cuéles eran los rasgos distintivos de un ciudadano en Atenas? ‘Sealey 59-74, Connor 9-32, 66-75. 2% PAMIBIL, APEAS5.60 iy ef. 3065), Phatarco Pericles Wetlke (1968) 23-42. Es probable que i viculiein con ls alemesinidas haya sido acentuada mds por sus opo- ‘ents que por Pericles: wea Forest (1960) 235 74 PRIVILEGIOS ¥ OPORTUNIDADES DEL. CIUDAPANO niense en la victoria griega de Micale en el 479. En el 473/2, con poco mis de veinte afi, Pericles asumié una de las responsabili- dades tradicionales de los atenienses ricos cuando, como khorégos, se hizo cargo de los costes de la ramoya, el salario y los ensayos del coro de Los Periasy de las otras obras de la trilogfa escrita por Es- ilo, vices era ademas sobrino nicto de Clienes quien, hallin- dose apurado en cierta ocasién en sus luchas contra sus rivales aris- técratas, se dirigié al Demo en solicitud de ayuda en el 508/7 7. No hay duda de que Clistenes considers esto como una maniobra cen la partida de las rivalidades aristocréticas, pero con ella también demostré una disposicién a tomar més en consideracién al Demo, Jo cual —como hemos visto— se confirmarfa més tarde, merced a sus reformas, Pericles también dio pruebas de buena voluntad a la hora de tomar en cuenta al Demo, aunque con ello no persiguiera ‘otra cosa que llevar a cabo sus propias ambiciones. Pero la lucha para influir en el Demo iba a ser larga. El hijo de quien en el 489 habia acusado puiblicamente al padre de Cimén, Milclades, espo- lig probablemente el ataque contra Cimén en el 463, ya que la re- tirada de Temistocles de Atenas para finales de la década de los 470 y el propio desco de Pericles de conseguir influencia ante el enorme prestigio de Cimén habrian frustrado cualquier esperanza de que ambas familias continuasen cooperando, tal y como habfan hecho en los primeros afios de la década de los 4707. Su partici- pacién en el ataque a Cimén y en las reformas del 462/1 no le ga- rantizaron una influencia inmediata en la vida politica ateniense, y cexisten motivos para creer que durante la mayor parte de la década de los 450 Pericles no formé parte todavia del grupo de los igentes atenienses mas rclevantes. En el Ambito de los asuntos exte- riores parece que Pericles desempefié un papel mds bien modesto. ‘Aunque presumiblemente participé en la tarea de soliviantar los sentimientos contra Egina, al calficarla de «legafia de El Pirco», ridoto 5.66, AP 20; vise cap. 11 7 CE Platarco Perse 10.5 y Sealey 59-74, 75 a DEMOCRACIA V PARTICIPACION EN ATENAS PRIVILEGIOS ¥ OPORTUNIDADES DEL CIUDADANO fue Ledcrates quien tomé ef mando de la expedicién contra esta racién de la «gente acomodadar, 0 por lo menos algunos de ellos, ciudad en ef 458 7*. Sin embargo, en los tiltimos afios de la década como el historiador Tucidides, pudo ver en el Pericles de la ilkima de los 450 es posible que estuviera ya consiguiendo una s6lida re- Epoca un dirigente plausiblemente fuerte de quien se crefa que es- putacién en asuntos militares y de politica exterior, porque en las taba motivado sélo por el interés del Estado, y no por intereses fuentes se le atribuye el mérito del envio de colonos (a finales de la propios 0 de faccién”. década de los 450 0 en los 440) al Quersoneso tracio, a Naxos y a =" Aparte de la paga al jurado, el asentamiento de atenienses en el Aneta? extranjero como clerucos fue sin duda bien recibido por el ciuda- Es muy posible, con todo, que en los afios 450 Pericles concen- dano corriente, pero también es probable que lo fuera por la gente trara sus esfuerzos en cuestiones de politica interna, como la insti acomodada, siquiera por razones de seguridad o geopoliticas. La tucién de la paga a los que sirvieran como miembros en los jura- ley de ciudadania del 451/50 conté probablemente con el apoyo dos. Con ¢ rollo_de_la_democracia_tuvo_que_prestarse tanto de la gente acomodada como de los ciudadanos en general. Progresivamente cada vez mayor atencién a los ciudadanos co- Con todo, existfa una marcada divisi6n de opiniones acerca de la _Ttientes de Atenas, pero en la estructura de la democracia atenien- idea, que Pericles mantenfa con tenacidad, de que el cardcter de la S¢ existia también como algo inherente a ella la necesidad de dé relacién de Atenas con sus aliados de la Liga Délica se habia trans- magogoi_(conductores_del Demo). 0 de prostatai tou démou™ formado radicalmente y mds especialmente su opinién de que era lefensoreso jefes del Demo). Habia cierta necesidad de hombres correcto que Atenas usara los recursos de esa alianza para la cons- ‘cuya posicién, pericia, experiencia o capacidad les permitia desem- truccién del Partenén y de otros proyectos urbanisticos con tal de Pefiar un papel activo.y-tomar iniciativas”, Pericles advirti6 o pre que mantuviera los mares libres tanto de persas como de piratas™. Mi6 esta necesidad, y también advirtié que habla que tomar muy Los asuntos que tenfan que ver con el caricter y los propésitos 0 ‘en cuenta.a los ciudadanos-corrientes, En la década de los afios fines de la alianza ateniense centraron el conflicto que estallé entre 450 (y en los 440) Pericles buscé apoyos, sirviéndose de métodos y Pericles y Tucidides, el hijo de Melesias, pariente de Cimén y su su- E ign que n i por mo- cesor como dirigente de los conservadores atenienses*', Asturo diti- iad de Atenas”. Su reaccién fue una de las causas de que la pa- 8 i dg ee ti labra démagégos llegara a tener una connotacién peyorativa: tra sana caiame ssn tn pe el nin mtn fue la ambigitedad de la palabra demos, que, coms ya se he visto, Sees podfa utilizarse para referirse a todo el pueblo (todos los ciudada >» Tucks 2.65; compirens as refeencas dads enn ©. SR eect ere geen ene ‘nos) 0 al pueblo comin (las clases mas bajas)*, La siguiente gene- 75, lusarco Perils 8.5 ‘su programa de constructiones argumentando que, de esta forma, Atenas actuaba de 2 Phaarco Prices 11.5, 19.1; Greeny Sinai (1970) 518-19 y Meigs 159-60. snaps deshonsa y males ls cnt com as uc conan los aides. Sep ® Finley (1974) 21 de dudar (como hace Andrewes (1978) 1-5) que una ebjecdn basada nicamente co 7 Vee Putarco Prices 11.23 paral punto de vista de que la exinenca de dos le tsas none habia podido inert ala mayors de los cudadanos, furan ris 0 ‘mentor en el Exado —el popular (demote) y el atisocttco (artobatfos)— emer, frees, pero no hay tan para que demos de que wo de los punts importantes en 8,y hizo patente a causa del conflict ene Pericles y Tuldides el hijo de Meeone confer que eal ene Perlesy Tacks feel uso ds fondos de a Lia pas Inf de los bueno ysneins ho Argh) Vese ep. 1.809 pr St opramaldeconstraccones de Atenas, Imobablemente ls abjeiones se cenrabsn Cuando cmperd a wus a palbes dmaigotenaprbableinente an eatido nex Sait Renin dese era um ts senato de los fonds, en particle icons tro 0 incase postivo, except caando se empleaba por parte de quienes se ope sta dcwcin de eesos que debian use, 0 podlannecstas, cont ls pets 76 7 DEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS gente politico que situaba a sus partidarios juntos en la Asamblea para que tuvieran mis fuerza, Tucidides ejercié una fuerte oposi- cidn contra la politica imperialista y otras lineas politicas de Pericles y desus partidarios durante un periodo de varios anos"?, Parece que el viejo tema de la utilizacién del dinero de los aliados para el pro- sgrama de construcciones y la cuestién més general del uso adecua- do de los recursos, asi como de los objetivos de la politica exterior, evolucionaron o se transformaron en acusaciones de despilfarro del dinero publico formuladas por Tucidides y sus partidarios™., En el 443 la pugna y estas cuestiones quedaron resueltas con el ostracis- mo de Tucidides. El programa de construcciones trajo beneficios econémicos (aunque sefialar que la causa de este programa hubiese sido el de dar empleo a una multitud molesta y en paro debe consi- derarse anacrénico), pero también influyé poderosamente en la idea que empezaron a concebir los atenienses sobre Atenas y stt puesto en el mundo. Gran parte de esta actividad constructora, que continuaria intensamente en la década de los afios 430, se asocié con Pericles y debié de aumentar su popularidad e influencia. Un exponente de ésta es su reeleccién cada afi para el cargo de estrate- g0, desde el 443 hasta el 429. Lo haba sido ya en otras ocasiones y fue un general competente, si bien no brillante. Por consiguiente, a los ojos de algunos atenienses pudo ser digno de recleccién por mo- tivos de competencia militar, pero tanta continuidad era también un exponente de su poder ¢ influencia politicos En los tltimos aftos de su vida, el dominio de Pericles sobre los asuntos de Atenas fue tan grande que el historiador Tacidides de- claré que «donde habia una democracia de nombre, el poder esta- En resumen, pao scr parte de un debate ms amplio acerca dea convenienca de He tira un are con Fri: oben sea prtnentecl comentario qo sb #tlpnice creda ped de vd unin come amen (3392), yo comes Tosenicos olor pss (etre Pils). aac Peis Anew (198) 2. © Plano Pde 12.4 * Undjemplo dels anc dl pana prado a fiancin pimp puede verse en 16189 13-16 440-432 Cy Davis (1978) 108-2 vse ap. ve Se Boersma (1970) 61 pararaayn mado pr Fels vinci con 78 PRIVILEGIOS ¥ OPORTUNIDADES DEL CIUDADANO _ ba de hecho en las manos del primer ciudadano». No puede negar- se que Pericles ejercié una influencia enorme durante aquellos afios, pero su destitucién del cargo de estratego en el 430 y las cri- ticas de la oposicién tanto a él cama a su politica en la década de Jos afios 430 parecen probar claramente que, mientras Pericles pudo llevar la iniciativa y lo hizo, tuvo que convencer siempre al pueblo ateniense en la Asamblea de la conveniencia de cada pro- posicién que presentaba™. Plucarco distingufa un contraste enor- ‘me en sus modos politicos entre el periodo anterior al ostracismo de Tucidides y el periodo posterior. Describe una fase demagégica cen la que Pericles deliberadamente buscaba el favor del pueblo, y un estilo mis firme, mis aristocratico © mondrquico®. Existe mu- cho de verdad en esta descripcién, aunque el cambio no fue tan sencillo ni tan drastico. En ningun periodo pudo presumir Pericles de que lograria un apoyo incondicional del Demo soberano, pero en el transcurso de la década de los aitos 440 aumenté claramente su confianza, y a la luz de sus pasados logros politicos el Demo se sintié mis dispucsto a aceprar las proposiciones que él le presenta- ba. Y esta predisposicién se basd en muchos factores: su reconoci- da categoria, su incorrupiiilidad, su conocimienco de los recursos atenienses, su dominio absoluto de los pormenores de las finanzas y la administracién, y el acierto que tuvieron sus primeros conse- jos. Con todo, factores cruciales fueron sus dotes politicas, la fuerza de cada una de sus proposiciones y su habilidad como ora- dor en la Asamblea, porque se fue viendo cada vez més claro que petsuadir a la masa de la Asamblea era el ingrediente esencial en la toma de decisiones politicas *. © Tucdides 2.65.9; 2.59, 65.1-3 Plutarco Perils 13.9-10, 31-2 (ataques contra sus amigos y socio), HCT 2.184-9, Frost (1964) 392-9; Tucidides 1.44 (indecisi6n en ‘Atenas sore si hacer o no una allanza con Corcira);Tucidides 1140.35, lutarco Pe- ricks 29.5 (Mégata). cf ICT 1.464, © Plaagco Pericles 15 © Facdides 2.65.5, 8.9: vase 2.13.29, 60.57. ™ Vease Finley (1974) 11-18 acerca del elemento de impredicibiltad y del papel esen- cial dela oraora, Sobre a persuasin (petho?) véanse Eupolis, fi. 94.5, Plato Gorgias '452e, Deméstencs 24.76, Bator (1982) 10-24, 4857 79 DEMOCRACIA ¥ PARTICIPACION EN ATENAS durante los atos posteriores a la reforma de Clistenes, un cambio que habia ganado fuerza desde que Peri- cles habia entrado en la politica (mediada la década de los 460). Entre los muchos factores que operaron debe destacarse la act dad ¢ importancia crecientes de los dicasteria, el desarrollo de la isegorta, las posibilidades que tenian los particulares para jugar un papel activo en la Ecclesfa y los dicasteria, y la confianza creciente del areniense.comiin y corriente que escuchaba los debates y vota- ba en la Asamblea. Y para ayudar a resolver las necesidades pricti- «as otiginadas por el cambio de situacién politica estaban aquellos sofistas o maestros que en Ia segunda mitad del siglo V ofrecian instruccién en el arte de tener éxito en la vida gracias, sobre todo, a la elocuencia y a la argumentaci6n persuasiva®, Siempre habia sido importante para una sociedad oral como la ateniense saber hablar en ptiblico, pero el desarrollo de los dicasteria a mediados del siglo v y la necesidad de ganar partidarios en la Boulé y la Ec. clesfa se aumentaron Ia conciencia de la importancia de la elo- ‘cuencia politica y judicial, especialmente entre quienes aspiraban a dirigi la vida publica. Es muy probable que quienes pudieran pa- itselo solicitaran a aquellos que ensefiaban las técnicas de la vida [Demstencs} 59.72: véae cap. 5.1 yn. 13. Deméstenes 35,15, 42; [Plutarcol, Monaia 837d-e, 838e-£ 331 DEMOCRACIA ¥ PARTICIPACION FN ATENAS Esto no quiere decir que sélo fucran eficaces como oradores quienes poseian un alto nivel de educacién. Un campesino podia intervenir con gran eficacia debido precisamente a que rara ver lo hacia © porque hablaba con sencillez y de forma directa". Porque exista en Atenas un recelo.contta.los.oradores «ingeniosos» y era frecuente atizar este prejuicio contra un oponence advirtiendo a la Asamblea o al tribunal que no se dejasen engafiar por argumentos por el uso generalizado del. sortco. como forma de eleccién y por las limitaclas responsabilidades inherentes alos cargos asi elegi- fos. todos los ciudadanos ‘competentes para desempenar estos cargos pliblicos y que no s¢ re~ querian ninguna cualidad o experiencia especiales, y por otra parte aso del sorieo implicaba « seen pric Harey (1966) 585.635; was aes Tamer (1952) 8-10, 21-3, Wo tnd (1976) 349.59, Burns 1981) 371-87 cf Havelock (1971) 34-61 Vet cap 5.1.5.2, 5: 8 Osborne 1845, a DDEMOCRACIA ¥ PARTICIFACION EN ATENAS la limitacién de'las responsabilidades, pucsto.que se compartian, la mayoria de las veces, con otros colegas en una junta de diez hace sia participacign, 0 un alto. nivel de participacion debido al. gran rtamente era pr puimero de cargos piiblicos (algu- nos centenares en la polis sin contar a los bouleutas), y en particu-__ lar por Ja magnitud de la Boulé, a causa de ta anualidad. de cada cargo y por la prohibicién de la reeleccién en cualquiera de los asignados por sorteo 0, én el caso dela Boulé, porta restticcién a dos periodos Bastante diferentes eran los cargos de auténtico poder, en con- cero en el caso de los estrategos, cuya seleccidn se efectuaba me- diante voracién, Aunque los esttategos eran. miembros de una Jun- ta de diez, todos con idéntica posicin legal, frecuentemente se designaba a uno o més para cl. mando.de expediciones particulares, confiriéndoles por consiguiente, una responsabilidad concreta, y en cualquier caso sus-deberes por lo general implicaban niveles inds altos de responsabilidad que los de los cargos clegidos por sor ‘eo, La riqueza y las ventajas con ella asociadas conferian dadano dignidad y prestigio si buscaba (y conseguia) la eleccién ‘como estratego., En térmings coneretos, el ciudadano rico podia Zonseguir experiencia.como trierarco.cn el. mando de una.tristeme © como hiparco en la caballer‘a, en tanto que los taxiarcos 0 los co- mandantes de los hoplitas de infanreria perteneccrian.ala clase de los zeugitas.o a.una superior, Asi. cl.mérito.y la reputacién, més que la riqueza como tal, eran las cualidades.cruciales para asegurar la eleccién al cargo de estratego. Lo que constituia el mérito y la reputacién podia cambiar, como ya hemos indicado, con el cam- biante caricter del cargo, su importancia, en diferentes épocas y con relacién a los individuos concretos, de acuerdo con la destreza militar, la capacidad y experiencia en el mando, su posicidn politi- ‘ca, la experiencia en tratar con otros Estados y los recursos priva- dos para poner en marcha una expedicién, Y hay buenas rizones Vee cap. 35, " Plutarco, Alcibiades 21; véase Tachldes 6.16 y cap. 73. 334 CCRITICAS DE 1A DEMOCRACIA ATENIENSE, para aceprar el punto de vista de Plutarco de que los atenienses eli- gieron a sus estrategos con seriedad y con un buen criterio”, Los ricos monopolizaban en yran parte la jefatura de la polis y las ini 0 estos grupos no se autoperpe- tuaron, como fuc lo cortiente en Roma durante la Repablica. Las dinastias familiares de los siglos Vi y Vy las pretensiones de un na- iento_aristocritico. parece que. se debilitaron ante el reconoci- 0 de la necesidad de la destreza individual en elocuencia, en la guerra, en la administracién financiera y en ottas técnicas de la jslacura.-Y-en-La-medida-en-que-la.jefatuta.siguié.monopolizada por grupos de elite, la participacién popular vio limitadas su i fucncia y su. cfectividad politicas, aunque distaba de carecer com= pleamente de relevancia. Cualquier ciudadano podia presentat una propuesta en la Asamblea, y no fueron pocos los que aprove- charon esa oportunidad, tal como hemos visto, mientras que el co- nocimiento y la experiencia conseguidos por un gran nuimero de ciudadanos en la Boulé debié de producir una diferencia critica en 4a amplitud con que la Asamblea se informaba y ganaba en expe- iencia, Quizés sea razonable suponer que en cada década fueron elegidos para la Boulé unos cuatro mil quinientos individuos dife- rentes, algo menos de uno de cada cuatro ciudadanos mayores de treinta afios cuando los adultos varones ascendian a treinta mil (0 ‘menos de uno de cada cinco cuando eran cuarenta mil) *, 8.2, El-coste de la participacién: jla explotacién de los otros? Pero si los ciudadanos atenienses, o un gran mimero de ellos, participaban y ejercian sus derechos c "ge logtd Y Véawe cap. 2363 y cap. Tol, Inbrates 15.115-25, Jenolionte, Aemanthles 3.4.15, Phucarco, Focion 8 ° Véase cap. 2.33 y cap. 6.2. Los mayores de einta fueron, de acuerdo con el mode lo de tabla de vida (véase Apenice 1C) un 628 Yo del otal de ue 300. 00 (5.000 Jeuas prestaron su servicio dos veces en una misma década aly 33S oe DEMOCKACIA Y PARTICITACION EN ATENAS oa expensas y mediante fa explo clavos, mujeres, o los Estados sujetos al Imperio ate! ai le Eo icine cae ese ua politico no desem| an _ningiin papel directo ent vida politica de la ciu- sas, Peto, tal como hemos visto ya, contribusfan de manera deci va.al mantenimicnto del oikos"”. Por esta.razén los ciudadanos va- rones adultos, tenian_menos_obligaciones_que les_impidieran Feunitse imica de otros: ¢s- icluso asi, es dudoso. que. muchos de entre los mis po- bres, si exceptuamos a los viejos, tuvieran oportunidad real de par- ticipar en la vida dela polis, Para iudadanos que disponi an.de suficiente tiempo libre,-y aquellos a los-que_la paga del Estado hacia posible f acién —tanto si los indlividuos de estos dos grupos realmente participaban como si no—, el trabajo de las mujeres fi stminante.cn su oportunidad de Patticipar en olis.. Sila posibilidad de ejercer los derechos de ciudadanta dependia del trabajo de los esclavos 0 no ha sido muy debatido, Los limita- dos datos con que contamos dan pie a que se sostengan puntos de vista muy dispares acerca del ntimeto de esclavos y el grado de de- Bendencia que de ellos tenfan los ciudadanos. Los indicios de que disponemos tienen que ver sobre todo con los ciudadanos més ri- ©08 y los metecos, en tanto que poco o nada se sabe acerca del ni mero de esclavos que poseian los atenienses ordinarios, la produc- tividad 0 la eficiencia de los esclavos, 0 la proporcién entre esclavos y ciudadanos en cualquier actividad particular. Algunos esclavos eran propiedad de Ia polis. Estos esclavos del Estado in. clufan a los mil doscientos escitas, armados con arcos, encargados de guardar el orden en tn Asimblea, en los Tribunales y en etree foros piiblicos, y de acompanar a diversos magistrados >”. Se em. cuatro de los ciudadanos mayors de ti fos ciudad de tents aos (cuando el ronal era de 30.000) ho 336 CCRETICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE : pleaba también a los esclavos para llevar los registtos y la contabili- dad piiblicos, y algunos trabajaban en las cecas. Pero el mimero de esclavos piiblicos era reducido comparado con los que poseian los ciudadanos atenienses y los metecos, y es la explosacidn de lases- clavos de propiedad privada lo.ques dice permitié.cldesa- trollo-y el mantenimiento de la democracia en Atenas. El ntimero total de esclavos (de todas las edades) se incrementé quiz4s de treinta a cuarenta mil hacia el 480 (mimero supuesto sobre una poblacién total estimada entre ciento veinte y ciento cincuenta mil) hasta el punto més alto, ef 431 aproximadamente (quizis ochenta 0 ciento diez mil esclavos sobre una poblacién entre dos- cientos quince mil y trescientos mil habitantes) ‘demas de las cantidades globales, hemos de co asen las que los esclavos estaban empleados y su di los ciudadanos propietarios. La mayor concentracién de esclavos trabajaba en las minas de plata del Laurién. En el siglo V, en el momento de mds intensa explotacién de esas minas, se cree que unos cuantos propietarios, como Nicias, tenfan alli alquilados a centenares de esclavos. Sabemos de un arrendatario de una mina que en el 347 poseia treinta esclavos. Sin lugar a dudas, éstos cons- titufan una proporcién muy alta del trabajo en uno de los més im- portantes campos de la actividad econémica. Cuando Jenofonte se declaraba partidario en la década de los afios 350 de una intensifi- cacién en la extraccién de plata, argiifa que las minas podian em- plear a mas de diez mil esclavos y decfa que ésa haba sido la situa- cidn anterior a la ocupacién espartana de Decelia en el 413. Estos esclavos mineros probablemente constituyeron una gran propor- cid de los mis de veinte mil que desertaron durante la ocupacién de Decelia, desde el 413 al 404 *, Los ricos depésitos argentiferos 2, que habian permitido la expansion de la flota ate- del La "Ehrenberg (1969) 31: wéase amin Gomme 220-6, Lauffer? (1956) 152, Jones 76°. Lauffer 1 (1955) 5-13, Jones (1960) 4-6; Jenofonte, Recursos 44, 14-26 (segin un rumor popular Nicis potest 1,000 eslavos pars alquir, aunque Westerman lo recha- ‘4 (1960R) 81-3); Demdetenes 97.46; [Deméstenes] 42.20; Taciides 7.27: Jones 17 337 niiense en la década de los 480, posibilitaron la acunacién de plata pura que tuvo tan gran aceptacidn en todo el Egeo. Las minas de plata, en tanto que fueron la base de un superivit ateniense y au- mentaron la capacidad de importar grano, podrian servir para in- dicar la dependencia ateniense del trabajo de los esclavos. Sin em- bargo dejaron de producir en los tiltimos aiios de la Guerra det Peloponeso, y no parece que se recuperasen totalmente hasta la dé- cada de los aiios 340, Una inscripcién del 367/6 registra diecisicte artiendos de minas y pagos al Estado por un valor de tres mil seis- cientas noventa dracmas; esto es, por encima de seis talentos al aio, si los pagos se efectuaban en cada pritanéa, Una inscripeién fragmentaria, probabl 342/1, recoge mas de sesenta y dos arriendos y si suponemos la parte que falta, la inscripeién consignarfa unos ciento cuarenta y uno arriendos: los ingresos se lentos (0 diccisdis talentos si cl nente el al han estimado en ciento sesent pago era anual). Por consig jurante la mayor parte del siglo 1N, la polis ateniense no se beneficié mucho de un modo directo, pero incluso con la reduccién de esta actividad los arrendatarios, a veces, tuvieron buenos beneficios Habla concent juefias de esclavos.cn salletes. El mayor taller conocido fue la fabrica de escudos y rodelas de los me- tecos Lisias y Polemarco, Presumiblemente la mayoria de los ciento veinte esclavos que posefan los dos hermanos trabajaban en dicha fabrica, que se habia expandido durante la Guerra del Peloponeso. Por otra parte, los metecos, que no podian poseer tierras aunque si alquilarlas, quizas invertian de mejor gana su dinero en esclavos que los ciudadanos. Jenofonte hace decir a Sécrates que algunos atenienses de su iempo vivian bien con las ganancias de sus escla- vos, y existen referencias a otros ciudadanos acomodados que eran propictarios de unos diez esclavos artesanos. El padre de Deméste- nes tenfa casi La mitad de su fortuna de eatoree talentos invertida en dos talleres; uno que empleaba a «treinta y dos 0 treinta y tres» 2 Asistéfanes, Las ranas 721-5; Jenofonte Ingres 3.2, 4.11; Crosby (1950) 202.6, 244-54, 286, 289-90; Hopper (1993) 237-54 y (1979) 175-89. 338 (CREFICAS DE LA DEMOGRACIA ATENIENSE, cuchilletos, y otro a veinte carpinteros que hacian camas, Sin em- bargo, la produccién de bienes manufacturados también dependia del trabajo » aunque slo pueden hacerse conjetu “ras en relacidn con la proporcién entre ciudadanos y esclavos. Pero std claro que un gran ntimero de ciudadanos trabajaba en sus pro- pios tlleres como artesanos, porque, como afirmaba la Pobreza én Pluto, centan que trabajar para vivir. Algunos esclavos estaban em- pleados en fa industria de ka construccién; por ejemplo, en la cons- truccién del Erecteo, donde trabajaban codo con codo con mete- cos y ciudadanos, y con idéntico sucldo -conjunto el grupo mis geande de shes cra probablemen- tel de los esclavos 1 junto a sus amos o, en el caso de esclavas, ayudando en las ia Rae aseras, El presti- gio que suponia tener esclavos, y no meramente por razones de produccion, portante para muchos de los ciudadanos més ricos aunque para la mayoria la razdn principal era la productiva. Y parece que eran los esclavos domésticos los que realizaban. una contvibucién fundamental y muy generalizada a la agricultura, la actividad econdmica bisica en el Atica durante la época objeto de nuestro estudio, El hecho de que «las estelas de hipotecas» que han sobrevivido se refieran a esclavos en relacién con talleres y no (sal- vo una excepcién) con la tierra parece ser indicativo. En cualquier aso, «los esclavos domésticos», mis que los especialistas, como los que abonaban las vides, aportaban probablemente la mayor parte del trabajo en las tareas agricolas. Ciertamente, no existan enor- mes fincas o grandes plantaciones, aunque es probable que los més ricos propietarios de tierras las encomendaran al trabajo esclayo, supervisado por un capataz que normalmente seria un esclavo 0 un liberto™ * Lisi 12.19, Jennie, Memonubles 2.7.36, Euquines 1.97, Licurgo, Lederer 23, S38: Deméatenes 279: Avarnes, Plo 510-34, 1G 476.5-45; Jones 14-16 Ueslrast, Carasteres 22,10; Lisias 7.16, 19, 31 (un tierce); (Deméstenes] 47-52 4 (un eerarco); Demontenics 39.31-2; Jotofonte, Etonimice 739-6, 122-4 19,13. 12; Jones 13-14, Mossé 54-8, Jamcson (1978) 132-41, de Ste Croix 505-6; ef Finley (1951) 73, 339 DDEMOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS cro Ia inmensa mayoria de los labeadores tenian probablemen- {€ que trabajar sus tierras por si mismos, ayudados por porsichuos-o,enladpocadelc ha, por sus vecinos o por asa lariados. Adie, aLexplicar uno de los versos de Hesiodo, de- d el bu ‘cl papel de eriado para el pobre (penctes ademds sefialaba que quienes careclan de vosmiior open tee ‘Ret esclavos, se ven forzados a usar a sus esposas € dances. Las mujeres ciudadanas podian verse obli breza a trabajar en Ia siega, 0 podian alquilarse’ yo, un litigante que po- éefa reso mas eselavos se presentaba ant los jucces cma od hens bre de eseasos recursos. Fsto tenia la inalidad de ganarse ls simpar tias del jurado, y por ello es peligroso generalizar acerea de la extensién de la esclavitud a partir de tales declaraciones: después de todo este hombre probablemente podia permititse contratar a De. méstenes para que le compusiera un discurso, Ademés, dudamos de que Crémilo, al que se describe en el Pluto de Aristsfance como Pobre, estuviera tan agotado por el esfterzo como sus vecinos he bradores,y con todo (en una interpretacin literal) aun poseyendo tres.0 més esclavos, puede ser visto como figura caracterieriea de los campesinos «pobres» del Atica”, Ciertamente hay seriasdhidas se los ciudadanos més pobres, que vivian en los distritos rurales > en Atenas y en El Pireo, eran propictari gt ro. Una ver adquirido, un esclavo que ayudaraeficazmente a su amo podia Producir mas que el coste de su mantenimicnto, mientars eee Ia aga del Estado cubriria el coste de la manutencidn del cecleve, del alquiler de uno. Pero el auténtico problema ex el coste de lx ad. uisicién de un esclavo. Los reistros dela venta (en el 414) de las Propiedades confiscadas a quienes fteron condenados por la muti lacién de los Hermes proporcionan alguna indicacién: los precios de los esclavos variaban entre setenta y dos y trescienvas unk dese, ® Aristteles, Poli 1252612, 132305 = thics 1252612, 132395.6, Demdstenes 57.45. [Deméenes) 53.19 ® Deméstenes 55.31-2, 35: Avstfanes, Muto 26-9, 225-4, 256 340 CCRITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE _ — mas, con un promedio de ciento cincuenta y siete dracmas*. Por consiguiente, un ateniense necesitaba tierras o recursos suficientes para acumular excedentes o enfrentarse a liquidar un crédito si pe- dia prestado dinero para comprar un esclavo. En resumen, la proporcién de ciudadanos propietarios de escla- vos es un tema de espectilacién, e imposible de verificar. Sin duda las mil doscientas familias mas ricas posefan un desproporcionadamen- te alto mimero de esclavos, y la cantidad decrecfa en relacién con la tiqueza familiar. Pero cuando Jones sugiere que dos terceras 0 tres enartas partes de la poblaciin no poseian ninguno, parece que infra- valora el aleance de la posesién de esclavos. Sin embargo, la mayor parte de las conjeturas posteriores parece que la sobreestiman, Qui- zs al Jndadanos fu aria de uno T varios esclavgs. Pero incluso aquellos estudiosos que insisten en su ‘posesin hasta en Tos limites inferiores de la escala social aceptan que ‘Taesclavitud no liberaba a la mayor parte de los arenienses de la ne- Seed de sah “us-propias-manas,.aunujie-piuede sostensise gue fucea ‘parce de losciucadanos ebtiempe libre suficientepara.participar en axidapibli ro asunto ¢, sin embargo, sugerir que una familia pudiera vivir sélo con la paga del Estado, y se dan todas las razones pari dudarlo, cuando la participacién del ciudadano se limitaba a asistir a la Asamblea y a servir en los Tribunales””. a Puesto que a los citidadanos mas acomodados su.tiqueza les daba la oportunidad de alquilar 0 poseer mano de obra, y que en general o de forma exclusiva utilizaban trabajo esclavo, su capaci- dad para participar en la vida de Ia polis dependia de éstos y del superivir que les producfan. En la medida en que tales individuos constitufan la elite que proporcionaba la iniciativa y el elemento rector de la democracia ateniense, puede decirse que la explota cig del trabajo esclavo fue de una importancia crucial para la via- Jameson (1978). 140: ML. 79.449, Pithett (1956) 276-7; Jones (1960) 5. " Jones 14, 17, Jameson (1978) 122 45 (con bibliogralla), de Ste Croix 505-6; wéase Finley (1960) 53-72; ck Ehrenberg (1951) 165-91 especialmente 190-1, Jones 10-19, Sear (1958) 17-32; wase cap. 5.4 341 DEMOCRACIA ¥ PARTICIPACION EN ATENAS bilidad del sistema democritico . Las democracias modernas —podria replicarse— se basan en la «explotacién» del trabajo asa- lariado. Sin embargo, el asalariado es legal o al menos teoricamen- te libre para hacer lo que quiera, para vivir donde quiera ¢ ir adon- de quiera. El esclavo del ciudadano o del meteco no lo era! La deinocracia ateniense dependié en un grado significativo del trabajo esclavo, lo mismo que otras sociedades del mundo anti- {guo. Pero lo reciente de la abolicién formal de la esclavitud en la sociedad moderna occidental, como de la implantacién del sufra- gio universal e incluso la mas reciente extensién del sufragio a las mujeres, subrayan la necesidad de examinar cales asuntos en el contexto de Ia estructura social vista como un todo. También es cierto el hecho incontrovertible de que sélo un sector de la pobla- cién del Atica tenia, 0 ejercia, derechos politicos. Porque cualquie- ra que sea el punto de vista que se adopte sobre el niimero de ciu- dadanos que desempefiaba un papel activo en la vida de la polis, los que poseian plenos derechos civicos representaban un grupo selecto del total de la poblacién. La mayoria de los anilisis de dife- rentes momentos de esta época que estudiamos suponen 0 da por descontado que los esclavos constituian quizas del 30 al 37 % de la poblacién, las personas con el estatus de meteco, del 10 al 15 %, los ciudadanos y sus familias, entre el 50 y cl 55 %, con sélo cl 14 0 el 17 % del total —Ios ciudadanos varones adultos— en pose- sién de plenos derechos politicos (de los cu derable, en distintos momentos, no residian en el Atica) **. Esto es. algo que no debemos olvidar, pero lo que resulta extraordinario para una sociedad del mundo antiguo, o incluso para una sociedad moderna hasta tiempos comparativamente recientes, es la exten sién de los derechos politicos y la participacién directa de un gran riimero de ciudadanos. El hecho de si la democracia podia haber- se desarrollado y haber continuado siendo tan pujante en una co- munidad politica mayor, menos exclusivista y menos cohesionada, © DeSte Croix 52-5. Westermann (1960) 25-30, % Véase Apéndice 1A, DE 342 CCRITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE pucde ser otro problema. Sin embargo, el exclusivismo de los ciu- dadanos atenienses con respecto a otros griegos tuvo también su propio coste, porque les impidié —en contraste con los macedo- nios o los romanos— conseguir su apoyo. La acusacién tantas veces repetida de que la sista ‘como pari Tio. ateniense pare- Genirar en co i a pesar de la inte- Trupcidn de los Treinta, apoyados por Esparta, el sistema demo- critic See ee Halmenuc ras pai’ del pei la pags de] Estado por-desempefarun-servicio piblico continud en el si- glo tv y. a pesar de Ja desaparicidn del Imperio, se extendid a la asitencia. ala Aamblea Sin erbarg, [a poga dl Exo, uno de los rasgos mas sobresalisntes de la democracia ateniense, se hizo Ee Leer ae iados del siglo v al creme cl ¢. Este poder, como ya indicamos en el primer capitulo, se basé en varios factores: la exploracién de las minas de plata del Laurién, el crecimiento de la confianza del Demo en la primera mitad del siglo v, y el desarrollo de El Pireo ‘como puerto. Sumado a estos factores y estrechamente relaciona- do con ellos se hallaba el crecimiento del poder naval ateniense, debido en gran parte a la desgana de los aliados, miembros de la Liga de Delos, a servir ellos mismos en las expediciones maritimas yasu deseo de cambiar sus obligaciones por contribuciones en di- nero. De este modo, los atenienses se comprometieron a una ma- yor participacién en las expediciones y, con éste y otros métodos, aumentaron su poder en el Egeo y sus ingresos externos. Alestallar la Guerra del Peloponeso en el 431, los ingresos del Imperio, incluyendo el rriburo, ascendian a unos seiscientos talen- tos anuales, aunque la construccién del Partenén (447-432) y otros proyectos en Atenas y en el Atica habian sido financiados © Jones 5-9; wéase cap. 5.2: Hansen (1979A) 5-22. % Aviateles, Polinca 1293a1-6. Sobce lx paga politica fuera de Atenas, vése de Ste Croix 602 n.24 y (1975) 48-52, 343 DDIMOCRACIA ¥ PARTICIPACION EN ATENAS con el pago de los tributos que habian legado con los aos a la suma de nueve mil setecientos talentos, de los que quedaban seis mil en el 431. La paga del Estado a los jurados y para otros servi. cios pudo ser posible gracias a los ingresos internos, que en el 431 ascendian a unos cuatrocientos talentos anuales. gCunto dinero se gasts en la paga del Estado? Cuando se in- trodujo, primero para los dicastas, la paga de dos Sbolos habria to. talizado 8 1/3 talentos al aio para los mil dicastas, sobre la base de tunos ciento cincuenta dias de sesién . Esta suma es probable. mente'lz-cantidad aproximada del pago a los dicastas a mediados del siglo v. En todo caso, estarfamos tirando por lo alto, per cluso si admitiésemos un promedio de dos mil dicastas por dos- Gientos dias de sesién, el total de veintidés talentos no seria una cantidad enorme en comparacién con los ingresos internos, de quizis trescientos, a mediados del siglo V. Sin embargo, estos in- Bresos tenfan que suftagar también otras necesidades de la polis ateniense, y la introduccién de la paga del Estado habia sido diff, cil sin nuevos ingresos o impuestos mis gravosos sobre a riquera, Por tanto, indirectam. os, el Imperio y los heneficios materiales, directos o indlinectos, suvierow cierta influencia en al Esarrollo dea democracia, El tributo de Tos aliados, la imporcr Gin y hos que tenia EI Pireo, que era ala siz6n el ma. Yor centro comercial del Egco, la provisién de bienes servicios de FI Pireo, los beneficios de Atenas como capital del lmperio, lac consecuencias de la extendida utilizacién de la moneda ateniense, l pago por reparacién de daios por parte de los aliados que he bian intentado separars jon de los ciudadanos atenienses. Adernis, el Imperio fortalecta el extinmn, lo de la confianca y de kas espectativas politicas * rentaron los recursos a disposi Debe anadirse Goce: 2133 HCD, Fenolonte, Andbess 7.1.27: Anancy, Lar ani 656-60 (para el 422: desde que se rplicara el gravamen elon tien) so Iméstenes} 10,37-8 M Véase Apéndice 2A; Jones 5-6 2 Meitgs 255-72, Finley (1978) 103-26; Pe‘itka (1975) 307-11 y (1982) 1 véwecap. 114 344 CRITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE : también que ef Imperio traia consign otras beneficios. Las clases iis humides se heneiiaban, por eemplo no solo gracias a su empleo en la flota ateniense y en ly ings arsinloren ating mbién merced a su adquisicién de tierras en las cleruquias y ¢ ioe tricone en el extranjero. ‘Tambien las cls appre res, aunque quizas principalmente a través de la adquisicién rae day obtenan tras en fos Estados aids, Aenis aumentaro sus eportuidades como enrages atenienses 0 como fancios ros en los Estados alas y probablementetenfan que contbuir menos para ayudar a financiar actividades de Atenas disponian si de mayores recursos cuando se les requeria, por ejemplo, para a eine nde cunstancias que hizo factible la participacién en la vida politica de ‘Atenas a un creciente circulo de ciudadanos, particularmente: an do la polis pudo hacer frente al pago de los miembros elu os los houleutas y a los funcionarios del Estado, aparte de a los hopli tas ya los mariners, Fin resumen. cl desarolle de la democracin del siglo v vino asociado con el _creciente dominio.de : los, porque este dominio (y otros factores) t hiciera estable y fuese aceptado por © dificil de financiar a attic osingsesnsincerns y hari —que no fue un desarrollo original de mediados del siglo v, es que tuvo sus origenes en el Vi, particularmente en las reform le Clistenes— no podia haberse desarrollado i seenido on el Im- perio, pero igualmente arriesgado es argitie que se bbl dear ado tan pujante o tan rpidamenre sin los recursos y Ia disposi cidn de snimo que deri (Jenofonte] AP 1.2, 13-20, 16 1.46 (ML 49).39-42, Jones 168-77, Brune (1966) 21.92; Tcilden 8.4 22.275 8, de Ste Croix 6 97, © Avitételes, Politics 1320317-35, 345 DEMOCRACIA ¥ PARTICLIACION EN AENAS 83. Consecuencias de la participacion 8.3.1. Puntos de vista contemporineos__ {Cuales fueron las consecuencias de la democracia y de la parti- cipacién de tan gran ntimero de ciudadanos? Este aspecto de la d mocracia ateniense, quizis mis que cualquier otro, revel bre, las suposiciones y los prejuicios fundamentales de los criticos, (© antiguos como modernos. Las dificultades para un examen cquilibrado, dejando aparte la buisqueda ilusoria de un juicio pu- ramente wobjetivo», pueden ilustrase haciendo referencia a algunos de los escritores antiguos. La critica de estos autores y sus comentarios valorativos se agru- pan en corno a dos aspectos principales: la consideracién funda- ‘mental de la democracia como sistema politico y las observaciones sobre su funcionamiento concreto, tanto respecto a sus tendencias inherentes como a una situacién particular. En la medida en que estos dos aspectos eran distintos, alos fildsofos les interes6 sobre todo el primero. Platén, que insistia en Ja necesidad de unos cono- cimientos especializados, la educaci6n. igo dels indiiduos on mis talento y | és ntla_poca. r por la de ig. Aung ams no cra a uni y cada hombre vive y actiia como quiere, Platén adopté muy s ‘oar Seed de i lig Za Repiledy Ts Lee calan mador y aunque Platén estaba evidentemente ma con lateniense, su ciica se diigid-a la democracia como-nl®, Ladiscusion de Ansttcles sobre los sistemas politicos en su Polit of analitica y mis utiliraria en su enfoque general, y aunque no 1 las clases mas humildes jaba a favor d mejor a favor de la democraci © Plan, Republics 4196 ae, 9574-598, 562-563, Leyes 7OLarb; véase Anindtces, Politica 1310425-36, 1317240-183, lscraes 7.20, 37, 12.131; 6 Lisias 2.18-19, 64. 346 ‘en creer que cn una democracia la libertad se ve malteatada RITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE n general prudente en sus "a sus observaciones genera les con referencias a Atenas, sus observaciones sobre la democra- ia, especialmente la forma extrema conscguida en las poleis popu- losas y prdsperas, no siempre cuadran bien con los demis testimonios acerca del sistema ateniense del siglo 1V"'. El comen- nos en la Athenaion Politeia de que «parece que wes estuvicron bien gobernados bajo cl régimen de los (en ef 411/10), cuando estaban en guerra y les fueron edidos derechos politicos a los hoplitas», es indicative de la aversion del escritor a admitir la importancia del poderio naval y de ambos) y desu preferencia por slos mejores» *, ‘Claramente polémica fue la Athenaion Politeia, falsamente atri- nuida a Jenofonte, escrita aproximadamente al comicnzo de la Guerra aa Peloponeso, Absoluramente convencido de la bajeza, clases una oligarquia con amplia base, fue anilisis. Pese a que Aristétcles ilust a | ascgurar el poder del Demo Para él la ampli -participacién sig- _ nificaba que sle va mejor al vulgo que a los buenos» y, en particu- tase a patina oovgabs al puhla conten le oportuni- dad de sutisfacer su deseo de obtener beneficio ocupindose en Tos ios pagados por el Estado. En el siglo 1V Isdcrates fingio al menos la democracia de Solén, porque cieia, como Platén y otros, en «la clase de igualdad que otorgaba a ‘cada hombre lo que merece» y no en ela dase de igualdad que re~ compensa a todos por igual». Por consiguiente, los cargos del nos, sino que se debia seleccionar a los mejores y los més capaces para cada funcién. La afioranza de Isécrates de los buenos tiempos pasados Confiere a sus comentarios acerca del siglo tv (y también aceprar la democraci © Vease Aristételes, Politica 127363574421, 12916.20-5, 1293a1-10, 1303610-12, 1304a20-4, 1318h27-1936, 1319b19-27: cf, Htica a Nicdmace 1 180b29-8i324, A332 (base Tells 8.97.2), €4. 26.1, 27.14 © enofontel AP _— DEMOCRACTA ¥ PARTICIPACION EN ATENAS del siglo v) un dudoso valor, a menos que sean corrohorados por -ramaurens pan considera los mos de ma democritica. Tomemos, por ejemplo, el apa- cit Las suplcanes,entve l voviferante herals do tebano y Teseo, el legendario rey de Atenas, a quiien se nos pinta como un monarca excesivamente constitucional que eject los deseos del pueblo ateniense. En boca del heraldo, Euripides one algunas de ctiticas comunes sobre la democracia: el poder de ® es.queadulan ala masa, buscan su propio be- neficio y escapan a las consecuencias de sus propias ltraroeanclo a orros; la falta de educacion del Demor el pobre, a quien su traba- igimpide atender a los asuntos pablicos; eC rexentimicnto de Tos frejores.cuando-un don nadic con a lengua. taipida gana un puesto al servicio del Demo. Pero en el siglo v los comedidgrafos en Particular reflejan las tendencias de la democracia en ejercicio, La cuestién de la relacién entre el Demo y los demagogos fue utiliza. a por Aristéfanes, tal como hemos visto, como tema central de Zax caballeros, y las consecuencias del sistema judicial fue el argu mento de Las avispas. Mis allé de la cxageracién cimica y de las necesidades draméticas de la obra, puede percibirse una critica se. ria “6, : méritos del sist sionado interca en los aspectos politicos dela Guerra del Peloponeso. Aprobé el fuerte Tiderazgo de Pericles y mantuvo que uezoa-laramargac ha chas de sus sucesores por ganar el favor del Dem, m tival dT deere Anessa sc nga el control de los richos del Demo». EI mejor go- bierno en Atenas durante ti ded iu ; ante su tiempo, declaraba Tucidides, fe el de los Cinco Mil: los derechos politicos se basaban en un requisito de * Vea sicrates 715-27. 3.1415) sabe bs (Geeméic), yea admis Matin Republi Ske 97560 Ne Te {4 1301225-35, Vlastos (1964) 18-33, Harvey (1965) 107 6-4, : Epi, Silico 899 Aleve lIeeabon © Vine cap ety cap 2 348 RITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE propiedad —la capacidad de armarse uno mismo como hoplita— ‘0, como dice el historiador, «existia una moderada mezcla entre los pocos y los muchos». Las predilecciones conservadoras de Jeno- fonte, caballero rural que vivid durante la mayor parte de su vida fuera de su Atenas natal y que habia estrechado vinculos con Age- silao y otros espartanos, pueden inferirse de las conversaciones atribuidas a Sécraves en el Lzonimico los Memorables, mucho 1 ‘que su historia de Grecia (Helénicas)"”, La validez y fuerza de los argumentos y las declaraciones de los oradores dticos, que fueron elementos muy actives tanto en Ja Ecclesia como en los dicasteria, son por muchas razones lo il de sopesat. Aunque los oradores podian criticar a su audiencia por anteriores errores politicos o conteastar la lentitud de los atenienses con la rapidez de Filipo en tomar y poner en practica las decisiones, aceptaban el sistema democritico porque permicia e implicaba su cometido respecto a ella. Al final del dia, tenian que convencer a la Ecclesfa, al dicasterio, o a la Bou- lé. En la biisqueda de esa meta los oradores se entregaban cons- cientemente a la intencién de pensar en aquellos tipos de argu- mentos mas apropiados para ganar las mentes y los corazones de sus oyentes. Hemos tenido ya ocasién de sefialar algunos de es- tos argumentos tipicos, aunque las colecciones de prooimia (in- troducciones), con sus argumentos generales que podian adap- tarse a una ocasién particular, son un indicio més de la necesidad de cautela al sacar conclusiones. Sin embargo, por mis que se reconozca que algunas veces se dedicaban a labrarse una reputaci6n de elocuentes, no podemos, basindonos sélo en €s0, desechar sus criticas . Aunque sus declaraciones podrian ser algunas veces exageradas, tenéan que conservar la suficiente verosimilitud como para no correr el riesgo de ser rechazados por la mayoria de la audiencia, mis dil Tisidides 2.65, 8.97.2: wine por jem, Keke, Feoimico 65-17, Memont ‘Véase, por ejeapl, Demésteis 18.285, 19. 185-65 Pranie. 349 DDEMOCRACIA ¥ PARIICIDACION EN ATENAS 83.2. Elcomportamiento de la Asamblea y de los ribunales {Qué sentimientos experimentaban, entonces los contempori- as de una amplia.participacién Ito nivel de tncos ante las enormes consecuen en la vida politico-judicial de Atenas?-Para algunos, cl participacién era en si mismo deleréreo, porque estaban de acuer- do con la preferencia de Arist6teles por un nivel bajo de participa- ci6n o de politizacién. De este modo, aunque reconocia el valor de ciertas instituciones democriticas tales como la eleccién popular de los magistrados, la responsabilidad de éstos ante el Demo, o la vista por los ciudadanos de los procesos, Aristételes sostenia que tuna democracia agricola era la mejor forma (porque los labradores ‘no tenfan tiempo libre, pero situaban a la ley como soberana y rea- lizaban el minimo niimero de asambleas necesarias) y la peor era, la forma mis extrema, en la que un sueldo oficial, segain él, pern tia a las clases mas bajas dominar los asuntos de las polis. Un es- critor pokémico como el Viejo Oligarca caracterizaba especifica- mente a las clases més bajas como vulgares, ignorantes, faltas de educacién y turbulentas, en tanto que otros escritores defendian el punto de vista de que el trabajo de los artesanos, los vendedores del mercado y la clase de los asalariados era degradante y que los hombres de este tipo debian o bien ser excluidos de la ci ia y de todos los derechos politicos, o bien tener muy pocas oportu- nidades limitandose el niimero de Asambleas. Los oradores reco- nocian el prejuicio que podia provocarse fécilmente contra los po- bres y contra ciertas ocupaciones como la de los vendedores det mercado™, Por consiguiente no sorprende que, cuando en la prictica los atenienses acepraban, fomentaban, o de hecho conseguian, la par- ticipacién de estos elementos «mis despreciables», muchos escrito- res encontraran indescables las consecuencias. Indeseables a causa © Arisebtcles, Politica 1292625.93a10, 1317638-41, 13186-19338, * (Jenofonte] AP 14-5. Plasn, Republica 9e-4%Ga, Aristitles, Peltea 131932 Yo. 1328b35-29a2, vewe Aywiulue 25 Deustch 97.300 y vase cap. 531 y 54 350 CRITICAS DE LA DEMOCHACIA ATENIENSE de las actitudes y de la.condueta de quienes asistfan a la Asamblea alos Tribunales, indescables a causa de los individuos que ence es aparecian, como. demagogos, dirigentes. del Demo, ¢ indesea- bles por la interaccidn entreambos, Esto no equivalea afirmar que {a critica antigua no cuviera fundamento, pero indica uno de los entos subyacentes ella, s Los demagogos de fe tltima parte del siglo V fueron atacados a causa de sus origenes («lel pueblo bajo»), su preparacién, («incul- tos»), y su estilo y métodos de liderazgo (xel mds violento de los ciudadaiios y con muicho ef mas influyente en el Demo en este tiempo») *". Apelaban directa y desvergonzadamente al. Demo. Con su labia podian enganar a la Asamblea con promesas y a los jueces con argumentos falsos. Y cuando uno de los demagogos, Cle6n, —en su esfuerzo por disuadir a la Asamblea de volverse atris en su decisién acerca del castigo de Mitilene—, la culpaba de cestar a merced de vuesttos ofdos», repetia los cargos tantas veces expuestos acerca del placer que sentian los atenienses por los argu- mentos ingeniosos. En el 415, cuando los atenienses estaban de- batiendo la propuesta expedicidn a Sicilia, Nicias intents contra- rrestar el entusiasmo suscitado en gran parte por Alcibiades y recomendé encarecidamente a los hombres mis viejos que no se imidar por la presencia de los pactidarios de Aleibiades que iban a votar sia la guerra. Pero a causa del excesivo entusiasmo de la mayoria, afirma Tucidides, los pocos que se oponfan a la ex- pedicién tenfan miedo de aparecer como antipatriotas si levanta- ban tos manos para var en conta de ela y por consiguiente, se quedaron callados™. oro lado, con su conducta, se consideraba que los ditigen- icos del siglo 1V, ast como. lade Higley enon Jesorden y al albororo ca y los ttibunales. indo aplausos ¢ inte nes esperaban influir en los % Ariadanes, Caballers 178-93, 733-80, Runes 727-737, Ariubtles, Pellioa 1415, APP, Tick 3.6 Can 198.78 2 Vesse cap. 2.4.1. CL Avistanes, Cabullers 837, Tuts 3.38, * Tacs 6.13.1, 244 dj 351 DEMOCRACIA Y PARLICIEACION EN ATENAS debates yen los pracesas judiciales. Aunque gran parte de niestra inforimacion sobre tales desérdenes proviene de los discursos de Demdstenes y de Esquines Sobre la Frnbajada (343 3.C.), y del ju cio de Cresifonte (330 a.C.) y del discurso de Fsquines Conta marco, se deduce que los aplausos y las interrupciones no se limi ron ke momentos de intenso dramatismo de ese dificil periado, crando los atenienses intenttban establecer lineas. pro ticas ade- cuadas frente al poder de Macedonia . Diceépol 5 Shipre ie Puesto a interrumpir y a insultar a los oradores si se debatia algo ‘que no fuera la paz, no era en este aspecto una quimera de la ima. Binacién de Aristfanes, como pone de manifesto el relate que hace Tucidides del debate sobre Mitilene y del referilo trato que reiberon el joven ¢ inexperto Glaucén y Demédstenes. Muchos de especialmente au Ju ast fos controvertidos, fueron sin nas veces, ef desorden también se producta en In Roule: no sélo en el Consejo ies i ae a bien, si hemos de creer el relato de Andéci- les, en el Consejo oligirquico del 410 a.C. Algunas v sorden de Ja Asa ee . tee Gional. Pero incluso si se acepta que existi _#unGle no inevitable, a que el desorde con el tamaiio dela reunién, Ja discus ional no era prerroga- ie clusiva de los gruy t éstos acrecentaban 2 lad **. Por otra parte, la Asamblea del 407 parece hab ou insensible y host a cualquier oposicién al nombramiento de Alcibiades como lo fe la 370 a toda oposi- cidn a la propuesta de ayudar a E ayudar a Esparea, o las Asambleas de las que Deméstenes afirmaba que no querfan ole, 0 aquellas de ls que cienta tendencia, y-clalboroto aumentaran 5 Bains. et1995) 1-15. Dan desert py cremento de conductas escandalosas en la Ecclesia durante el sigh mats creme de cont sa durante sigs commafeapuce % Asisfines, dcariones 37-9, 59.645 Tales 4.486 : Gt; Tntdes 3.38.6; Jenne, Memon 3641, Muto Domina 6 Eanes RO Hops Uh Rene al méstnes 8.2.3 y [emacs 13.3 dato a eas ne atc Alscusonesapropias.f Pltén, pablo alec wen cae ee eee , 352 CCRITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE Plutarco dé rrfa que un dirigente politico hacia ese tipo de declaraciones m: tarde, para explicar su fracaso en la Asamblea o su reticencia ini cial, Adem horoto del paiblica de la Asamblea, incitado por los oradores, podia impedir las maniobras de Deméstenes para impedir que se vorase ién, aunque también podia intimi- dar a los magistrados que presidian la Asamblea y obligarlos a pro: cedimientos contrarios a la ley, como ocurrié en la vista de los car- gos contra los estrategos de las Arginusas. Sin embargo, aunque habia sin duda una tensién potencial entre el imperio de la ley y la voluntad del pueblo, no existen otros indicios que la célera del momento llega a anular por completo las leyes de Atenas”. En el siglo 1 In graphe partnomén, aunque se usd y se abusé de ella 'B! hp la politica, puudo ayudar a reducir ia que Focién tenia que luchar con ellas. A veces ocu- como arma en la cont sién, apoyada en cierta medida por los cuidadosos procedi para revisar las leyes. <==" Los miembros del jurado ateniense no eran como los silenci sos jurados de muchos tribunales modernos, Pero aunque en los tribunales no era posible ningtin interrogatorio exhaustive, y un acusidor sdlo podia contestar a un argumento anticipindose una simple interposicién podia ayudar a desanimar las calumnias. O los oradores podian prevenir a los jueces para que no fuesen en- gafiados por abogados mentirosos y ponerles sobre aviso respecto a cuestiones especificas sobre las que debian pedir una respuesta. E] aleance del impacto de los alardes retdricos y de los arg mentos de los ingeniosos es dificil de calibrar. Sin embargo, no sélo en las grandes reuniones podian tender los oradores a decit lo que sus oyentes querian ofr. Este tipo de aduladores podian de he- cho compararse a los aduladores de un tirano, Los pequefios dg. % Jenofonte, Helénica 14.20, 6.5.49; Deméstenes 19.24-4, 45-6 (ef 19.15, 113) Platarco, Faién 9, Diodoro Siewlo 17.15.2; Deméstenes 18.143. * Baguines 2.84, Denistenes 20.1665 Jenonte, Helena 1 7.2 m.¥% nes M4 yale Ste Cron 76, cf Aviles, Pltion 4153, 12-3: vdaceap. 35y 24-37, on. Siren ers (1989) 9-14, 353 DD MOCRACIA Y PARTICIPACION EN ATENAS nos deliberatives no eran inmunes . ciertos argumentos en favor mas del interés propio inmediato que del bien de la comunidad en general (en la medida en que fucran distintoy o los participantes pudieran distinguirlos en ese momento) ”. Sin embargo pudo ocurtir que la extraordinaria apertura de la Ecclesia ateniense y el gran ntimero de ciudadanos hicicran excesivas promesas y expect tivas mas probable, Pero mas. a las décadas posteriores din sefalaba Tuci “sobre Tos de- mejores pre ofertas que su oponente™. Pericles, en los ultimos afios de su ca- rnfrenté con una oposicién mayor de lo que mu- chas veces se supone, no se vio nunca en una situacidn semejance. iG cree = y atahy teAiegaE 7 babys ev alan Ccens 7 Wa "RaMinSGeN G16 WOT Waban Aen Ge ala en “manos de Tos es, La utilizacién de la riqueza particular en beneficio de la polis se interpret por el Viejo Oligar- ca como que los ricos pagaban para que el Demo pudiera partici- pat, mediante las representaciones corales, los concursos atléticos © la trierarqufa. Como hemos visto también, uno de los medios para Fila a ies ibe les del IOV Ven Rei o- caudacién de! iinpuetio’sobie li propiedad ence wlos ricoss! esas cargas no parecen haber sido excesivas en si mismas, aunque al ser istiprevidibles, podian’causaF mianieitdiicas difidileades'ecdhbmi- cas y en algunos casos motivar la confiscacién de una hacienda por falta de pago*. Puesto que los atenienses corrientes predomina- ban en la Asamblea, podrianios haber espe mayor «explo- {acidn deTos Ficos si el choque de los intereses de clase hubiera * Demstenes 3, crt 8.1M; Arak, Polio 129211223, LSIIDI22 “Tacs 2.65 evel AP 1.19 y wane cap 75 ane cap: 5.42, Lian 292, Denes 22504 = “por ica mientias quclox Once. (los cass CRITICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE sido cLeje determinanté en la vida ateniense, Pero, a pesar de algu- has quejas por parte de los ricos, apenas hay nada que sugiera que la Asamblea buscara en sus devisiones, de una manera vindicativa, explotar la riqueza de los ricos , En cualquier caso; los ciudada- nos acomodados habian ejercido tradicionalmente la responsabili- dad de la seguridad del Estado: la cuestién era si sus esfuerzos en este aspecto, ahora compartidos por los remeros ¢hétes en la floca, conseguirian todavia algtin reconocimiento, aunque fuera de in- dole diferente al del pasado. Las expectativas de los ciudadanos mis pobres de Atenas pue- den exagerarse ficilmente, Hay, con toda probabilidad, mucho de cierto en el punto de vista de Aristételes de que «incluso cuando los pobres no tienen parte en los honores estin dispuestos a per- manecer callados, con tal de que nadie los trate con arrogancia 0 les prive de algo de su propiedad». La buena disposicién de los ciu- dadanos més pobres a aceptar grandes desigualdades de fortuna ‘ra quizés fomentada también por su sentimiento de cohesién frente a la poblacién esclava, que no gozaba de poscsién alguna o cde muy pocas y carecia de libertad, y por su tendencia a absorber valores y actitudes aristocraticos ®. El nacimiento (y la riqueza) podian todavia abrir puertas, como hemos visto en el caso de Alei- blades, Peto no debemos esperar-en-4a-prictica, una penetracién igualmente profunda de los conceptos igualitarios en_todas las las insttuciones pueden percibirse actitudes conscrvadoras. En la adiministracibn de la justicia, por ejemplo, los tribunales populares no eran competentes en actos de violencia. Los casos de homicidio Ulibetado y las agresiones fisicas con resultado de heridas se deja- ban en manos del Aredpago, cuyos micmbros ejercian el cargo de cros y verdupos) tenfan © Jenofonte, Memorable 1.2.45, Isberates 8.128; Cloché (1951) 231-41, Jones 55-8, of Plain, Republics 5a, ane cap, 5.8.2, Acinteles, Polica 1297bb-%; de Ste Croix 290: wéase Vlastos (1953) 352-6; véase kine (1976) 819 y (1972) 119 26 y Apwinde 20 Tcldies 6.16, Plata, baad 8.10, v6i96 cap 7.8 355 DEMOCRACIA ¥ PAITICIPACION EN ATENAS el derecho de ejecutar sin juicio a cualquier lndrén o bandido cogi- do in fraganti®®. —_ Eleratamiento que recibian los hacendados fue también una de las quejas corrientes diigidas-a los dicasteria (y a la Ecclesia cuan.. do se ocupaba de procesos). Ciertas personas ricas abrigaban te. mores acerca de la confiscacién de su propiedad 0. y fuertes, pues se daban cuenta, y en ello coincidian-los acusadares, de que tales exacciones iti de los pobres © que in- sluso.serfan_necesarias para asegurar la paga del jurado. En mo- mentos de dificultad econémica, como los Primeros anos del siglo '¥, tales insinuaciones pudieron influir en el veredicto de algunos ciudadanos. Sin embargo, para la mayoria, los miedos que tenia la gente acomodada eran probablemente exagerados. Ciertamente, fos ricos que no participaban ent la vida piiblicatenfan menos que temer durante la democracia que durante el Gobierno de los Treinta. Porque en el 404/3 los oligarcas se dedicaron a una confis. gacién en masa de la propiedad de los ricos: en muchos de estos casos las victimas también perdieron la vida, y sus tinicos crimenes parecen haber sido su riquera y su neg prestar apoyo activo a {os Treinta *. En ciertos casos en los que se involucraba a persons. priblicos las muleas, tal como hemos visto, Hegaban a ser desor- bitadas, pero las motivaciones parecen haber sido mis politicas que econémicas, a jurgar por ls percepeiones acerca de In perso. nada y el éxito en la jefaeura de un Timoteo. Un jurado popular © una gran Asamblea, y en conjunto el caricter de la democracia ateniense hicieron que la vida puiblica fuera mucho més arries en una Atenas democritica que en los pero ciertos ju niense van dema: regimenes oligirquicos, ins recientes sobre este aspecto del sistem ido lejos”. Sin eml ate. std claro que en el di- © Hansen (1976) 7-8; cf. 118-21 sobre otros aspects includ la tendencia la re Ponsabildad absoluca, independiente dela intencian ode sobre el tratamiento cle figuras desta. Uisias 27.1 (aunque ch, 27.16); vse cap, 5.4 y n.110, AP 35,4, en as 2.3.21. © Véase cp. 6.5 y exp. 7.2, Hansen (1975) 11, Knox (1985) 143-59, la nepligencias wéae cap. 7.2 356 CRETICAS DE LA DEMOCRACIA ATENIENSE ficil equilibrio entre hacer a sus dirigentes responsables por su po- litica y sus actos y que comprendieran favorablemente sus difi tades, el Demo ateniense fue un amo severo. ' Ademés los ricos podian ser objeto de araques on los wale le justicia por parte deacusadores a los que movian razones econs- press ales ataquees eran una consecuencia de la virtual falta de un acusador publico en Atenas y-la-dependencia. de Tx ini-

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