Carta Despera (Segunda edicin, 20 de marzo de 2013)

CARTA DESPERA
Inesperadas y seguramente hambrientas si mplemente nuevas, dispuestas, tristes y lentas estas palabras, como vacas; no se parecen a tu lluvia ni a la promesa AYER y an, por ellas, se ha perdido el sueo. Ha ido aunque agotado- a tocar mil y una veces tus ojos, notando Nada en ellos. Y del cielo, nos refugia la tormenta, nos tocamos a las tres no nacieron las aves. No nacieron aves sino plantas enormes, de profundas sombras y retorcidas sombras. Ay! Una noche de fe lloramos. Y ahora refugias la culpa, y a ratos la arrullas y se duerme; y podemos, s podemos, nuevamente hablar; creer en algn viaje y traslucir un verde-tinto y antes, mucho ms, pudimos amoblar felicidades, guardar pianos en cristal y libros en madera. Hera clida, diosa, que tampoco fue real pequea cajita musical, hecha tristeza. Mas siempre llega el reclamo (estrago tornasol) y prefecto temor, el viejo confundido y gris que te desaparece, un mago de conejos muertos. He dicho, te he nombrado: nica y sola y parece, muy mi maldicin, ser tu fantasma. Hechizo de silencio, has ido por ah llamndome: muerto y ausente. Que condena eterna ha resultado un sortilegio imposible. No he conseguido obsequiarte rosas, en cambio, me acompaa una coleccin de paos snicos, coloridos, y burlones, ante mi deseo de bien y alivio. De cartas no hay que hablar, han sido picas (o espadas), cada una ms distante de la otra mortal y muerta As mejor, es escapar. Quiz no pretendo, por ahora, ms que conocer una sonrisa y recibir un tango, con los brazos medio abiertos, casi en fuga o cualquier brisa leve , caramelo. Y s, yo quisiera pero se ha perdido el infantil abrazo. Luca Crdenas Diciembre 01 de 2010, mircoles (00:24 03:33)

Carta Despera (2da Edicin)

Martha Luca Ortiz Crdenas

@Carluute