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EL CUIDADO INFIEL ‘Aunque la herencia pueda ser interpretada en tanto don generoso —recibido como dadiva del pasado—la transi cin material y simbélica que supone la herencia—de un tiempo a otro, de un portador a otro— puede comportar tuna carga agobiante: ol imperative de proservar lo heredado, de hacerte lugar en la vida, inclusive contra la propia voluntad. Existe la posibilidad de renunciar a lo heredado: cuando menos, sus astillas emonazantes pueden ser desviadas 0 limadas mediante transferencias de dominio y canjes; se puede, por qué no, ignorar la pulsian significante, sus manifestaciones, negando la posibilidad de que sentidos previos se inscriban en los campos comunes del presen- te asumido como propio, nabitado por objetos, imagenes y palabras, impidiendo asi que el pasado constituya per- manencia, 4Cémo enfrentarse, sin embargo, a las herencias indelebles e ineluctables —incluyendo aquéllas signadas por los ‘afectos—, en las que la memoria insistente amenaza los limites de una autonomia, y parasitan la esfera propia para fijar, pese @ uno, pese a todo, sv continvidad de espectro? Quizas se pueda recibir la herencia de una memo- ria imperativa operando lo que Jacques Derrida define como una infidelidad’: aceptar recibir activamente algo, y ccurarlo; decidir qué escoger y qué transformar hasta que no quede nada intacto, nada ileso. Mal de coleccién Un caracter comin define el taxén de imagenes y artefactos que componen una coleccién. Primero, se formu- lana pregunta, y luego se agrupan y se enhebran las resauestas en serie, segin criterias que ponderen su valor yssu interés para el conjunto. Es asi como la repeticién de un motivo, construye el sentido de una norma; pero, a voces, este sentido es cuestionada por una variante, una deformacién}. Hay quien sostenga que hay que tener cuidado con el mal de coleccién. Este consiste en la imposibilidad de ver mas allé de la primera pregunta; ol riesgo de encontrar —en todas lados, como infestacion— las respuestas a ésta: ola dificultad de formular otras que renueven el acopio y la construccién de sontido a través de las cosas que nos rodean. Parte de la colecci6n de Bettina Brizuola guarda relacién con la maldicién de tos coleccionistas; sin embargo, all donde la repoticién no establece parentescos de clase, ella hace que imagenes disimiles cohabiten, como si de grupos étnicos enemistados se tratase; otras veces, (a agrupacién de las piezas crea paisajes y ecosistemas na~ rrativos acotadas —terrarios, maquetas y dioramas’ — en los que souvenirs industrialos del mercado se agazapan entre chiches de porcelana, amenazandolos o tratando de seducirlos;y, en ocasiones, \lega al punta de forzar los parentescos, inventando o imponiends artificialmente semejanzas y vinculos a través del revestimiento de una aparioncia homogénea La comedora de vidrios Hay que medir ta proximidad entre uno y los objetos de su afecto, tantear la elasticidad de las materias, sus limi tes para recibir el cuidado infiel que los traiciona y aprisiona, empujéndotos hasta su punto de quiebre: para ver, de pronto, como las piezas rotas son restituidas fantasmagoricamente, cémo cobran vida, como se animan yrea- arecen desproporcionadas. Curiosamente, fa suntuaria doméstica de Bettina Brizuela esta compvesta por objetos fragiles, a su vez alma- conadios en vidriados contenedores. :No se revelan estos repositarios, que deforman y en acasiones duplican su carga, una metafora antropofagica? Quizas las materias ingeridas, trituradas y deglutidas terminen por abrirse camino hacia le superficie, transformando con sus fisuras le constitucién devoradora Mientras tanto, ol ojo vigilante de la Historia, espla desde ol dorso inescrutable del tiempo esta transmisién de contenidos ya imparable. Quizas su fin Gltimo sea romper el mundo, Hacerla pedazos. Damién Cabrera ‘Asuncién, julio de 2018 Dorrids, | & Roudinesc, 17003) Y mana aut, Madre Fondo de Custura Economies > Hay ue pensar adomss ono modo en que sus Witings contorman bidsterasatieites ACARICIAR ALGO HASTA ROMPERLO* Bettina Brizuels titulo de la exposicién parte de un pooma de Andrés Ovelar. Montaje e iluminacién Sixto Bacz Textos Damian Cabrora ‘Andrés Ovolar Direccién de espacios y exposiciones Claudia Casarino Coordinacién Xsvi ‘Agradecimiontos a Nola Brizuela, Daniel Mendonca y Dario Cardona por la cesién de obras.

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