Professional Documents
Culture Documents
PROYECTO
1
de las dictaduras, arroja un saldo de inestabilidad pensada
durante mucho tiempo como endémica a la cultura política
mexicana y más extensivamente iberoamericana. Es una ironía
que haya sido precisamente esa difícil relación con la
modernidad política la que, en el terreno estético y literario,
haya proporcionado algunas de las señas más fácilmente
reconocibles y exportables de su identidad cultural, desde las
novelas sobre dictadores hasta las canciones contestatarias. Sin
embargo, no todo es motivo para el optimismo, pues las
instituciones académicas y la producción científica mexicana
siguen pugnando por superar unas modestas calificaciones,
mientras que el español sigue teniendo pendiente su pleno
reconocimiento como lengua de pensamiento y ensayo.
La reflexión que proponemos no sólo se inicia en el marco del
pensamiento de la Independencia y la Guerra Civil de 1910,
sino también en el de sus antecedentes novohispanos,
acudiendo a la tradición permanente, aunque no siempre
realizada, de la función propia del pensamiento: la de asumir la
experiencia y la conciencia histórica vigente y, desde ahí,
realizar su crítica como posibilidad siempre presente a partir del
hombre y la sociedad actual.
La conciencia de la propia situación histórica, el pathos de la
memoria (la pasión de la memoria) es el principio indispensable
de liberación del hombre de las servidumbres de la razón actual,
y de las justificaciones mediáticas y antropológicas del orden
existente.
Este momento crítico y utópico del individuo es patrimonio
genuino del pensamiento, y por tanto de todos.
Todo lo que el individuo es, lo es en su existencia concreta
dentro del proceso-histórico-social, del cual es a la vez soporte y
producto. El individuo es inteligible en la medida en que sea
inteligible el proceso social en que se desenvuelve su existencia.
Cuanto más diáfana y racional sea la sociedad, más diáfana,
libre y consciente será la existencia del individuo. Este es el
empeño que nos proponemos y empeño de toda producción
social de la realidad.
2
EL PROBLEMA DE LA MODERNIDAD MEXICANA
3
renacentista, la Reforma protestante, las revoluciones
científicas o la Ilustración, pero también el encuentro con el
otro de este lado del Atlántico o el sincretismo cultural forjado a
raíz del mismo. Pero a decir verdad, esto último fue olvidado y
aún repudiado por ciertos núcleos independentistas y
revolucionarios, claudicando ante una visión lineal,
“progresista” y determinista, creyendo encontrar en el espíritu
ilustrado la fuerza para “liberarse”. Paradoja descomunal: a
partir de 1810 se inicia la imitación frenética de ideas
extralógicas y no parará hasta el presente.
Con todo, es preciso reconocer que los cambios de la
modernidad requieren una interpretación matizada cuando se
trata de contextualizarlos en el entorno iberoamericano o
mexicano. El sentido diferencial que durante largo tiempo
albergaron nuestras sociedades sobre sí mismas, así como la
propensión a quererlo superar con medidas excepcionales
(violencia, aullidos, alaridos, mentadas de madre, caudillos,
dictaduras, revoluciones), revelan inmediatamente la
peculiaridad de su trayectoria histórica y sus originales pautas
de cambio cultural.
Hora es pues, de prestar atención tanto a quienes creyeron
en la “razón ilustrada” y determinista como a quienes no
creyeron en ella; tanto al sincretismo cultural construido por el
otro, como a lo que quedó y queda fuera de esa razón ilustrada:
lo despreciado por el “concepto”.
El proyecto aquí presentado se propone precisamente el
estudio de esas peculiaridades con el doble propósito de
actualizar nuestra visión del pasado y evaluar el capital cultural
acumulado de cara al futuro.
ESTRUCTURA TEMÁTICA
4
de la memoria. El Noroeste de México (sin que en absoluto
prime el estudio de esta zona del país) es el lugar contemplado y
el corazón de esta conciencia histórica. Si bien para cada una
de estas cabeceras se convocará a un conjunto de especialistas
de diversas disciplinas y procedencias, la finalidad del proyecto
es articular las investigaciones con niños, jóvenes, maestros,
clubes, asociaciones intermedias y cronistas de algunos de estos
lugares del Noroeste de México. Cada grupo, cada estamento se
organizará atendiendo a una serie de vectores temáticos que
aglutinen tanto perspectivas de amplio calado como estudios
profundos sobre los principales procesos de vertebración del
Noroeste mexicano y lugares diferentes del país. Es decir, se
primará tanto la capacidad sintética como la erudita, pues
aportar visiones amplias que reconozcan tendencias y rasgos
generales es tan fundamental como los relatos pormenorizados
sobre fenómenos muy específicos. El número total de
participantes lo dictaminará la comisión especial que resulte de
esta invitación. De acuerdo con estos criterios, las aportaciones
escritas deberán ubicarse en los siguientes ejes temáticos:
5
última instancia, el giro que en menos de dos siglos terminaría
por aislar a las culturas ibéricas de su entorno contemporáneo.
6
de independencia y de construcción nacional a lo largo del siglo
XIX, la ciudad, su personalidad cívico- política y sus formas de
vida se convirtieron en los principales ejes de modernización
social y cultural, no sólo en su calidad de centros de irradiación
de tendencias, sino también como cauce jurídico e institucional
para la atribución de derechos y la administración de recursos.
7
ideologías que vinieron a ocupar el vacío dejado por la
autoridad monárquica, en algunas de ellas es posible rastrear la
pervivencia de un monismo político de probable raíz
iusnaturalista: desde el republicanismo y su universo neoclásico
de virtudes patrióticas hasta el catolicismo político que amparó
una serie de tendencias autoritarias de índole corporativa hasta
la intervención extranjera. Ambas corrientes dificultaron la
rutinización institucional de los elementos carismáticos,
hierocráticos y plebiscitarios de la política mexicana. Estos
elementos encontraron expresión social en fenómenos como el
caudillismo, el populismo y los movimientos insurgentes, pero
su huella intelectual también resulta detectable en el trasfondo
de algunas doctrinas políticas y filosóficas autóctonas, desde el
liberalismo decimonónico hasta la teoría de la dependencia y la
filosofía de la liberación en los siglos XX y XXI. Este capítulo
propone por ello ubicar culturalmente no sólo la trayectoria
política de la modernidad mexicana, sino también la de estas
parte del Noroeste de México, ya que, pese a algunas
semejanzas con experiencias similares, éstas muestran rasgos
fuertemente idiosincrásicos. Así, por ejemplo, las doctrinas
liberales hubieron de conciliar las nociones iuscatólicas del
bien común con las demandas de autonomía individual, libertad
económica y pluralismo político importadas del iusnaturalismo
anglosajón. El análisis de los rasgos culturales que
acompañaron los proyectos de cambio político de 1810 tras la
crisis de absolutismo y la violencia de 1857-1866 en la que se
involucró el Noroeste de México, sigue constituyendo por ello
un capítulo de interés para la adecuada comprensión de su
particular cultura política.
8
Uno de los rasgos definitorios de la cultura mexicana
desde la emancipación colonial, con la particular fisonomía que
reviste el ámbito cultural nacional, ha sido la pregunta por su
actualidad y la búsqueda enfática de unas señas de identidad
propias. Esta serie de inquietudes y complejos se tradujo con
frecuencia en la importación apresurada de modas y
vanguardias culturales y en la imitación de pautas intelectuales,
estéticas y de consumo asimiladas a la modernidad europea y
norteamericana. Muchos de tales rasgos son demasiado visibles
para abundar en ellos; otros se han superado o evolucionado en
un sentido contrario; otros, por el contrario, se han agudizado
con el tiempo, pero en cualquier caso resultan
de interés para analizar las formas de autocomprensión
cultural.
9
período de más intensa movilización social del siglo XX: la
Revolución de 1910 en el Noroeste de México.
9.-Educación y laicismo.
10
resultando incluso condición necesaria de su misma
constitución política.
Las consecuencias de lo anterior son formidables. A causa
de nuestra escasa experiencia asociativa cuando queremos
definir lo que es ciudadanía sólo disponemos de su carácter de
posición frente al Estado.
Ahora bien, los grupos corporativos del Estado de ningún
modo han significado niveles intermedios entre el individuo y el
Estado-nación. La ausencia de dichos niveles se ha querido
llenar con el descentralismo. Pero lo anterior se ha llevado a
cabo por medio de la fragmentación del Estado y por la
creación de un regionalismo político, lo que es muy diferente.
En el descentralismo a la manera mexicana el Estado ha
perdido el control de ciertas cosas que concernían, de hecho, a
su soberanía. La fragmentación del soberanismo ha originado
vacíos políticos que, no obstante, no ha llegado a llenar con el
asociacionismo. Eso lo pagamos en la actualidad con un avance
de la corrupción a escala local y nacional, y con estructuras de
poder que hacen posible la existencia de bandas de
secuestradores, narcotraficantes y crimen organizado.
11
En su dimensión literaria, el castellano tiene altas notas
desde hace siglos, si bien la novela tuvo un papel mucho más
discreto en su momento de eclosión con la sociedad burguesa
del siglo XIX.
Una segunda dimensión de este capítulo sería de
naturaleza socio-política y aludiría al papel que ha jugado la
inmigración y el exilio como instrumento de transmisión
cultural. La propia aparición de una conciencia americana
suele cifrarse en la obra de los jesuitas expulsados de los
dominios españoles a finales del siglo XVIII. Los inmigrantes
árabes y españoles marcaron una etapa importante a fines del
siglo XIX y principios del XX. Los exilios intra- y
exoamericanos ligados a los avatares políticos en la
construcción de los Estados liberales también impactaron
fuertemente durante el siglo XIX. Este período fue importante
en la medida en que la inmigración y los exilios vinieron a
suplir la circulación institucional de ideas en un contexto
nacional políticamente fragmentado tras la independencia en el
que la Iglesia había perdido el monopolio intelectual. Ya en el
siglo XX, la inmigración (especialmente griega) en parte del
Noroeste mexicano fue un factor importante de circulación de
ideas e intercambio de universos linguísticos. El exilio generado
por la guerra civil española funcionó también como un
catalizador de la modernidad cultural –la misma modernidad
que se alejaba de una península aislada tras la guerra--,
mientras que los exilios provocados por las dictaduras militares
del Cono Sur contribuyeron a crear en los años ochenta unas
redes de circulación intelectual que, si bien se concentraron en
nuestro país, tuvieron una auténtica dimensión continental. Las
dificultades para la consolidación de la democracia en nuestro
país ha dado también lugar a nuevas y atípicas formas de exilio
intelectual y emigración: las provocadas por las crisis
económicas –y la consiguiente quiebra de numerosos sistemas
académicos—o por fenómenos ligados a la violencia y el
narcotráfico.
12
GESTIÓN, CRONOGRAMA Y DESARROLLO DEL
PROYECTO
13