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ANALISIS DE LA GENESIS MINERAL EN COLOMBIA Galvis, J.: Anilisis de la génesis mineral en Colombia, Rev. Acad. Colomb. Gienc. 17 (67): 753-777, 1990. ISSN 0370-3908. ‘Se hace un anilisis de la génesis de minerales en relacién con la evolucién geolégica del territorio colombiano siguiendo un orden cronolégico. Mis que una lista exhaustiva de ocurrencias minerales conocidas, busca las posibilidades de nuevos depésites de acuerdo con los diferentes eventos geoldgicos y con prospectos conocidos. Abstract ‘The present paper tries to analyse the genesis of minerals in relation with the geo- logical evolution of the colombian territory in a chronological order. More than an ex- hhaustive list of known mineral occurrences, it looks for the possibilities of new deposites: according to the different geological events and to the known prospects. 1, El precimbrico EI conocimiento de las posibilidades metalo- génicas de esta era es de primordial importancia, ya que més de la mitad de la produecién mundial de minerales de origen no orgénico, proviene de mine- talizaciones depositadas durante el Precdmbrico. Esta era ha sido dividida cronolégicamente en dos periodos: Arqueano y Proterozéico. En el primero, comprendido hasta hace 2500 millones de afios, la tierra tuvo una superficie de composicin petrogré- fica y quimica notablemente similar a la que pre- senta actualmente el fondo ocednico con gran abundancia de rocas volcénicas y ultrabésicas. La actividad volcdnica de ese tipo produjo enormes de- pésitos de sulfuros de cobre, niquel y zinc, que constituyen algunos de los mayores yacimientos mundiales de esos metales. También son importan- tes durante ese periodo grandes mineralizaciones de oro. El perfodo Proterozéico comprendido entre 2500 y 520 millones de afios, es especialmente i portante porque durante él se formé la corteza sié- lica y ocurrieron las primeras sedimentaciones de margen oceénica. Al comienzo de este periodo la atmésfera fue quimicamente reductora. Estos fac- tores permitieron el depésito de grandes formacio- nes de hierro bandeado, cuyo origen lo explican al- gunos autores (Eugster & al.1973) como evaporitas costeras de cloruro ferroso, sal ésta, que predomi- naba en los mares antes de hacerse la atmésfera oxidante, y posteriormente transformadas en dxido férrico. Durante el Proterozdico, aparecieron las kimberlitas diamantiferas y a lo largo de éste pe- riodo también se depositaron los conglomerados uranio-oro, restringidos tambien a la época en que la atmésfera fue reductora (Pretorius, 1976). Son importantes ademés en el Proterozéico los grandes complejos citoliticos estratificados, productores de cromo, platino, hierro, titanio, etc., asi como gran- 154 REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67 ~ DICIEMBRE DE 1990 FIGURA 1 des depésitos estratiformes de plomo, zine, que son practicamente los primeros depésitos de tipo exha- lativo que aparecen en la tierra. Ademés de todo lo anterior hay algo muy im- portante para anotar con respecto al Proterozéico: Durante este periodo se formé la corteza sidlica de Ja tierra, con lo cual legaron a la superficie grandes cantidades de dlcalis y silice, durante varios episo- dios, no comparables al magmatismo de épocas pos- teriores. Se presenté entonces un fenémeno apa- tentemente metasomético de enormes dimensiones, en el cual también ingresaron a la corteza terrestre elementos tales como uranio, estafio, mercurio, wol- franio, plomo, molibdeno, zirconio, hafnio, torio y tierras raras. Algunos de ellos como el uranio pare- cen haber sido suministrados a la corteza terrestre exclusivamente durante el Proterozéico y por tan- to, los eventos geolégicos posteriores tinicamente han reciclado este elemento, no encontrandose acu- mulaciones de dicho metal donde no existe corteza sidlica, 1.1 El Precimbrico en Colombia Presenta una amplia exposicién tanto en la Orinoquia-Amazonia como en el drea Andina. A pesar de ello sus posibilidades metalogénicas no han sido suficientemente estudiadas. Esto se debe principalmente al desconocimiento cartogriifico y Petrologico de las rocas formadas en esta era. El Precémbrico de la zona Amazénica escasa- mente se conoce en estudios regionales en gran par- te fotogeoldgicos; el de la Orinoquia, menos cono- cida atin, s6lo ha sido estudiado por algunas com- Pafifas prospectoras de uranio. En la zona Andina, las unidades litolégicas co- rrespondientes a esta era geoldgica han recibido una gran cantidad de denominaciones, dando lugar a una enorme confusién en su identificacion, ya que al no hacerse una correlacién petrografica, geoq\ mica y textural de cardcter general en todo el pais, se ha dado una serie de denominaciones locales, agravado el problema con numerosas dataciones ra- diométricas que al reflejar eventos térmicos de ma- yor o menor intensidad durante el Fanerozdico, hhan levado a varios investigadores a considerar co: mo plutonitas y metamorfitas de diversas edades rocas granitoides, neisoides, aploides, pegmatoides, etc. cuyas caracteristicas mineralégicas, petrogrifi- cas, texturales y quimicas indican que se trata de la corteza sidlica emplazada muy probablemente du- rante uno o varios ciclos de migmatizacién en el Proterozéico. Esta distincién es de primordial importancia en el enfoque exploratorio, ya que en los granitos FIGURA 2 GALVIS, Jz GENESIS MINERAL EN COLOMBIA metasomiticos del Proterozdico no pueden encon- trarse las mineralizaciones de contacto ni disemina- das tipicas de intrusiones faneroz6icas. El tipo de depésitos que puede esperarse es completamente diferente; por tanto el enfoque exploratorio debe ser otro, En Ia figura 1 pueden observarse las dreas en que estén expuestas unidades litolégicas cuyas ca- racteristicas son tipicas del Precémbrico. Es posible que la extensidri de estas dreas sea atin mayor, ya que existen unidades litol6gicas, tales como las For- maciones Cajamarca y Valdivia cuya edad es incier- ta o areas donde el conocimiento cartogrifico es pobre o nulo. Ademés de las areas indicadas, hay que tener en cuenta que pricticamente en casi todo el pais, al oriente de la depresion Cauca-Patia, el basamento que infrayace las diversas unidades lito- Jégicas fanerozoicas es Precdmbrico (véase figura 2); por tanto las dreas delimitadas en la figura 1 son simples ventanas geologicas de ese basamento. Al examinar las realidades y posibilidades me- talogénicas del Preeémbrico en Colombia, hay que anotar en primer lugar como en el territorio colom- biano no se ha comprobado hasta el presente la existencia de rocas de edad Arqueana. Es factible que algunas de las inclusiones ¢ paleosomas de ro- cas bisicas y ultrabdsicas en los granitos precambri- cos sean restos del Arqueano, pero no hay forma de comprobarlo concluyentemente. Sin embargo, los paleosomas de rocas basicas, son interesante te- ma de estudios dada la posibilidad de localizar res- tos de depésitos antiguos de sulfuros masivos. Dentro de los tipos de depésitos tipicos del Proterozéico, cabe hacer referencia en primer lugar al oro y uranio de conglomerados, al ser una reali- dad el hallazgo de un prospecto de este tipo en la Serrania de Naquén, en la Comisaria del Guaini Existen depésitos de esta clase en varios lugares del mundo, tales como Blind River (Canadé) principal- mente uraniferos con escaso oro; Witwatersrand (Suréfrica) con oro y uranio; Jacobina (Brasil) sola- mente oro. El prospecto de Naquén, parece ser si- milar al de Jacobina, principalmente auritero, Las posibilidades exploratorias en el Guainia son muy interesantes, ya que el drea en que se pre- sentan rocas detriticas de la Formacién Roraima, favorables para esta clase de mineralizaciones, es muy amplia y comprende extensas serranias tales como Raudal Alto, Chaquiro, etc., entre los rios Guaviare e Isana, Hay también evidencias de la presencia de metaconglomerados auriferos al Norte de Antio- quia en Localidades tales como la Bramadora, La ‘Trinidad, La Aurora (entre Segovia y Zaragoza), etc. Otro tipo de depésito caracteristico del Prote- roz6ico es la formacién de hierro bandeado, con ‘ocurrencias conocidas en algunos afloramientos ais- 155 FIGURA$ lados al norte de la Pedrera (Amazonas) aunque no se tiene une idea clara de las dimensiones. El drea de posibilidades exploratorias de estos depésitos es re- lativamente reducida, ya que se limita a las serra- nfas proximas a la confluencia de los rios Caqueté y Apaporis. Existe ademés el ambiente geolégico adecua- do para hallar depésitos de uranio del tipo discon- formidad en la base de la formacién Roraima; sin ‘embargo, hasta la fecha no se ha registrado hallaz- go alguno de esta clase. Hay una interesante ano- malia de uranio, al oriente de la poblacién de San Alberto (Cesar) que presenta algunas caracteristicas que permiten suponer un posible depésito de este tipo, tal vez parcialmente removilizado (véase figu- ra), En la Sierra Nevada de Santa Marta, existen manifestaciones de ilmenita asociadas a anortosis- tas, en forma de bandas en que alternan el mineral ferrotitanifero y el apatito (véase figura 1). Este ti- po de ocurrencias es comin en el Proterozdico de varias partes del mundo, siendo especialmente co- nocidas las de Kiruna y Gallivare (Suecia). Las posi- bilidades en cuanto a este tipo de manifestaciones en la regién de Santa Marta s6lo fueron estudiadas muy preliminarmente durante el Inventario Minero Nacional en Ia década de los 60. Estas mineraliza- ciones pueden tener interés no solamente en lo que 156 REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVIL, NUMERO 67 — DICIEMBRE DE 1990 FIGURA4 se refiere la magnetita, la ilmenita y el hierro tita- nifero, también a la presencia de Vanadio que en magnetitas de este origen se presenta en mas de 1%. Al oriente del sistema de fallas de Romeral existen rocas ofioliticas en varios lugares del pais entre ellos: al oriente y norte de la Ciudad de Me- dellin, muy proximas al érea urbana; al norte de Antioquia, éreas de Campamento, Anori y Cedefio; al noroeste de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el Cabo de la Vela y otros lugares de la Alta Guajira. La presencia de esta clase de rocas en esos lugares hha recibido numerosas explicaciones y se les han asignado diferentes edades, sin embargo, el 4m- bito geologico en que se presentan y sus carac- teristicas petrograficas y estructurales, permiten postular una edad precémbrica para ellas. Este tipo de offolitas son comunes en los escudos, constitu- yendo las mayores fuentes de cromo y asbestos en el mundo y como ventanas geolégicas se conocen en zonas orogénicas en varias localidades de las cua- les es interesante mencionar el Macizo de! Tapo en Jos Andes del Perd (Megard, 1978), del cual se ex- plota la cromita que produce dicho pais. Algo que es importante anotar con respecto a estas rocas ul- trabésicas, es la cubierta esteatitica que presentan en mayor o menor grado, a diferencias de la ofioli- tas mis recientes de la depresién Cauca-Patia y oc- cidente de la misma, en las cuales no se presentan zonas talcoses. Las rocas ultrabésicas al oriente de Romeral presentan un importante depdsito de as- estos (Las Brisas), algunas manifestaciones de cro- mita proximas a Medellin y practicamente todas las manifestaciones de talco que han sido objeto de ex- plotacién en Colombia. Otros aspectos en los que se pueden mencio- nar posibilidades en el Precdmbrico de Colombia, son los metales tipicos de corteza sidlica como esta- fio, niobio y Wolfranio. En proximidades dela fron- tera colombiana en el territorio amazénico de Ve- nezuela hay algunas ocurrencias filonianas de esta- fio, niobio y téntalo. Se presenta una perspectiva interesante en algunas fallas regionales en el Guai- nia y El Vichada, a lo largo de las cuales se han em- Plazado pequefias intrusiones que producen altera- cién turmalinica tipica de mineralizaciones estén- niferas, con buenos ejemplos en la falla de Cafio Nabuquén al Nordeste de la Comisaria de Guainia. En el Precimbrico de la zona andina de Co- lombia hay algunos cinturones calcéreos caracteris- ticamente dolomiticos (véase figura 16). Las rocas carbonatadas de edad Proterozéica, en algunos pai- ses son importantes fuentes de Wolframio; un ejem- plo interesante se encuentra en la zona wolframi- fera de Rio Grande de Norte de Brasil. Este tipo de perspectiva no se ha estudiado en Colombia. En resumen, cabe afirmar que la importancia metalogénica del Precémbrico es innegable. En la FIGURA 5 GALVIS, J: GENESIS MINERAL EN COLOMBIA escala del tiempo geolégico abarca un lapso varias veces mayor que todo el e6n Fanerozéico, con una gran variedad de eventos geol6gicos, potencialmen- te mineralizantes. Es necesario identificar sus uni- dades litologicas y sus ambientes geol6gicos. Como ejemplo pueden citarse dos episodios de vulcanis- mo observables al oriente de la Orinoquia-Amazo- nia, formando fajas paralelas de direccién norte-sur, uno a lo largo del rfo Atabapo, que se prolonga ha- cia la regin del Orinoco al norte y hasta el rio ‘Traira (afluente fronterizo del Apaporis) al sur y otro que dio lugar a la depositacién de la forma- cin Piraparand al occidente de Mita. Los ambientes de sedimentacién proterozéi- cos fueron muy variados y con posibilidades tan amplias como los del Fanerozdico. Ademés de las erspectivas que presentan las unidades litologicas precimbricas directamente, hay que tener en cuen- ta que las rocas de esta era son la fuente de gran parte de los metales que se acumularon por proce- ‘sos minerogenéticos en reas que sobreyacen corte- silica o continental. La corteza sidlica en si misma es pobre en elementos tales como oro, cobre, zinc, platino, cromo, niquel, etc. Los depdsitos de estos metales en areas continentales frecuentemente obe- decen a removilizaciones por eventos magmiticos fanerozéicos de concentraciones precambricas en forma de sulfuros masivos, conglomerados aurife- ros u otto tipo de yacimientos. En cuanto alos me- tales de afinidad sidlica como estafio, uranio, wol- framio, niobio, etc., también su distribucién parece haber tenido lugar durante el Proterozdico y los epi- sodios magmaticos posteriores tnicamente los re- movilizan produciendo las mineralizaciones, Con el uranio ocurre una circunstancia espe- cial; a partir de rocas de edad proterozéica, los pro- cesos sedimentarios fanerozéicos producen las acu- mulaciones que constituyen los depésitos econémi- cos. Este elemento quimico, altamente disperso en minerales accesorios de granitos proterozéicos, ta- Jes como el zircon y la allanita, fue transportado por aguas meteoricas y acumulado en ambientes qui- micamente reductores durante el Fanerozéico. Por lo tanto el Precémbrico debe explorarse no sola- mente desde el punto de vista de la mineralizacin Primaria sino como generador indirecto de yaci- mientos. Este factor ha sido determinante en la definicién de provincias metalogénicas en los con- tinentes, de lo cual existen ejemplos interesantes, tal como los cinturones estanniferos circumatlanti- cos (Schuiling, 1967). Und de estos cinturones, al menos tedricamente, cruza gran parte del territorio colombiano. 2. El Fanerozéico Bajo esta denominacién estin comprendidos los iiltimos 520 millones de afios en la historia de la tierra. Aunque es un lapso corto en comparacién con el Precimbrico, los eventos geologicos ocurri- dos en él estén mas al alcance del observador para su conocimiento e interpretacion, 187 Algunos fendmenos geoldgicos cesaron de ocu- rrir en el Fanerozéico, tales como los grandes pro- cesos magmatizantes que formaron la corteza silica. En cambio otra clase de eventos se hizo comin o por lo menos es identificable. Son notables las evi- dencias de la deriva continental y con esto los di- versos procesos de comprensién, distension y es- fuerzo cizallante que definen la tecténica de placas. Estos fendmenos al producir magmatismo de dife- rentes caracteristicas quimicas y petrogréficas abren variadas posibilidades metalogénicas e igual- mente permiten la formacién de diversos ambientes de sedimentacién, con variadas posibilidades de de- Positacién de minerales de utilidad econmica. Durante el Fanerozéico la vida pasé a ser un importantisimo factor en la acumulacién de mine- rales siendo los materiales organicos los productos més importantes del subsuelo en las unidades lito- logicas de este edn. Dentro de las mineralizaciones no sedimenta- rias, la metalogenia fanerozéica tiene dos importan- tes fuentes primarias: Por una parte las acumulacio- nes minerales existentes en la corteza sidlica 0 con- tinental desde el Precambrico, removilizadas por Procesos magmaticos y por otra, la corteza ocedni- ca, la cual permanece en-constante renovacién, a partir de las dorsales ocednicas, consumiéndose en los bordes continentales donde suministra metales. Los ambientes de sedimentacién guardan tambien una relacién con la evolucién tecténica y con ello Jos depésitos minerales que puedan originar. A continuacién se hace un resumen de ta evo- lucién geolégica del territorio colombiano durante el Fanerozéico y de las posibilidades mineralgicas a que dio lugar en cada una de sus eras y periods. 2.1 ElPaleozéico E] Paleozéico Inferior fue la época de los ma- res epicontinentales en el mundo, pues en ninguna otra etapa de Ia evolucién geolégica de la tierra tu- vieron tanta extensin los mares de poca profundi- dad y en todo el orbe se conocen sedimentos carac- teristicos de ese ambiente en el Cambro-Ordovicico. En el territorio colombiano hay extensas éreas don- de se presentaron esas condiciones especialmente durante el Ordovicico. Lo evidencian los sedimen- tos conocides como Formacién Araracuara, ex- puestos en una dilatada extensién de la Amazonia colombiana y parte de la Orinoquia. Esta forma- cién predominantemente arenosa al sur, gradual- mente cambia hacia el norte y en la Orinoquia es predominantemente pelitica. En el Valle Medio del Magdalena se han data- do sedimentos Cambo-Ordovicicos, denominados Formacién La Cristalina, que representan un am- biente de sedimentacién marina mas profundo que el de la Formacién Araracuara, con predominante sedimentacién pelitica, potentes niveles calcdreos, algunas liditas y en menor proporcién, sedimentos 188 REY. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67 ~ DICIEMBRE DE 1990 arendceos. La Formacién La Cristalina en su mayor parte presenta metamorfismo regional. Esta form: cién parece prolongarse al sur del Tolima, en el Huila y regién oriental de Narifio, zonas donde se conocen exposiciones de rocas meta—sedimentarias muy similares lo cual permite suponer la existencia de una cuenca larga y estrecha en direccion norte- sur, donde parece haber existido un ambiente de notable actividad bioldgica, ya que los sedimentos arendceos y peliticos presentan abundante grafito. Al Occidente, hacia lo que constituye el eje de Ja cordillera Central, se encuentran rocas metasedi- mentarias y metavolednicas, que han recibido los nombres de Formacién Cajamarca (Nelson, 1954) y Formacién Valdivia (Hall, & al. 1972). La edad de estas formaciones es incierta, aunque algunos autores coinciden en considerarlas del Paleozéico Inferior. No hay nada concluyente a pesar de las numerosas dataciones radiométricas, de las cuales han Megado algunas hasta Cretéceo Superior (79 + 10 millones de aiios; Niiiez, & al. 1979). Lo tnico claro con respecto a estas formaciones es el hecho de presentar rocas metavolednicas que en caso de confirmarse una edad Paleozéica Inferior, consti- tuirfan el nico evento voleénico reconocido en Colombia durante ese intervalo de tiempo. FIGURA 6 por la sienita nefelinica de San José del Guaviare, expuesta en Ia confluencia de los rfos Guaviare y Ariari y en Cerro Cumare (aproximadamente equi- distante entre los rfos Cagudn y Yari), cuya date- cién (Pinzén, 1962) no ha sido objetada hasta el presente. A} examinar la litologia del Paleozéico Infe- ior prescindiendo de Formaciones como Silgaré, de la cual no hay dato confiable que permita situar- Ja en este lapso, las posibilidades metalogénicas no son especialmente favorables. Por una parte la au- sencia de actividad volcdnica en la extensién de las formaciones Araracuara y La Cristalina hace impro- bable la presencia de sulfuros masivos. La falta de intrusiones tampoco permite creer en posibles de- Pésitos de contacto 0 filonianos. No hay evidencias de cuencas evaporiticas que permitieran la forma- cién de depésito del tipo Mississippi Valley (descri- to mds adelante). Tampoco se han identificado posibilidades en cuanto a fosforita nia hierro sedi- mentario. Por otra parte no se conocen sedimentos continentales del Cambrico u Ordovicico que sean potenciales acumuladores de uranio. Las formaciones Valdivia y Cajamarca presen- tan la posibilidad de hallar sulfuros masivos, al tra- tarse de secuencias de metavulcanitas bisicas alter- nando con metasedimentos de origen ocednico. Existen algunas manifestaciones de sulfuros en la Cordillera Central, que parecen tener este origen (véase figura 3). Como se anoté antes, las edades de estas formaciones es dudosa y es dificil explicar Porqué las vulcanitas de las mismas no se encuen- tran en la Formacién La Cristalina. Es muy factible que estas unidades sean anteriores, posiblemente Precdmbricas 0 constituyan un aléctono acreciona- do al continente después de la depositacién de la Formacién La Cristalina. Otras posibilidades metalogénicas del Paleo- zdico Inferior debe buscarse en las intrusiones alcali- nas de San José del Guaviare, donde existe la pers- pectiva de hallar acumulaciones de elementos de tierras raras y zitconio, asi mismo, la posibilidad de hallar intrusiones carbonatiticas (fuente de tie- as raras), con frecuencia asociadas del plutonismo alcalino. Ademis es interesante anotar que los caleé- reos de la Formacién La Cristalina (véase figura 20) constituyen los yacimientos de marmol més grande de Colombia, con la presencia de algunas localida- des de silicatos de calcio de uso industrial, tales co- mo wollastonita, granate, etc. Las facies arenosas de la Formaci6n La Cristalina presentan abundante grafito, mineral que también es frecuente en la For- macién Cajamarca. En la Formacién Araracuara no se conocen ocurrencias minerales dignas de men- cién. El periodo Sildrico no ha sido registrado en ‘Colombia; posiblemente fue una etapa orogénica que produjo el metamorfismo de las unidades ante- GENESIS MINERAL EN COLOMBIA riores, en especial la Formacién La Cristalina. No se ha identificado actividad ignea de el Siltirico. La historia geol6gica del Paleozdico Superior tiene un primer evento en la transgresion del De- vonico. Durante este periodo se depositaron sedi- mentos marinos, que se encuentran expuestos en Ambica (Huila) La Jagua (Huila), cabeceras del rio Ariari (Meta), oriente de Rovira (Tolima), en el Ma- ‘cizo de Quetame al oriente de Cundinamarca, Flo- esta (Boyaca), norte de Bucaramanga, Convencion y Teorama (Norte de Santander), regién Nevado en los limites de Boyacd y Santander, Mogotes (San- tander), al oriente de Curuman{ (Cesar) y en apro- ximidades de Manuare (Cesar). En general el Devénico esta representado por sedimentos marinos de poca profundidad, conglo- meriticos hacia la vase, arenosos en su parte inter- media y hacia el tope calcéreos (Forero, 1969). Al- gunos autores (Champetier de Rives, & al. 1963) conceptiian que la base del Devénico en Perijé pre- senta carcter tobiceo, sin embargo, no hay total certeza al respecto. Durante el Carbonifero tuvo lu- gar una sedimentacion epicontinental, depositéndo- se una secuencia que en parte basal es calcareo de- tritica y hacia la parte media y superior presenta sedimentos rojos de posible origen continental. Por lo comin en la mayor parte de las locali- dades donde se ha encontrado el Devénico se halla N on FIGURA 7 159 FIGURA 8 también el Carbonifero, aunque generalmente no se registra su parte inferior. Esta slo se ha localiza- do en la region del rio Baté 9(Burgl, 1958). La sedimentacién del Devénico y Carbonifero presenta dos grandes ciclos con un hiato en el Car- bonifero Inferior. La sedimentacién calcarea del Devénico Superior parece no ser continua; en cam- bio la del Carbonifero se ha registrado en todas las localidades. El drea de aporte de sedimentos duran- te los dos perfodos parece haber estado al oriente, en este sentido es interesante el trabajo realizado por la Compafiia Minatome (Faure, 1977), en el cual fue determinada durante el Carbonifero una zona de sedimentacin deltdico-lagunar al oriente de los Farallones de Medina. Al final de este peri do se presentan sedimentos rojos evidenciando una posible emersién y el comienzo de una orogenia pérmica. El registro sedimentolégico del Pérmico es exiguo, existen dos exposiciones de sedimentos da- tados correspondientes a ese periodo; localizados uno al oriente de la poblacién de Manuare (Trum- py D., 1943) y en la otra en inmediaciones de la Ciudad de Bucaramanga (Ward D. & al. 1969). En ambas localidades se trata de sedimentos calcareos ‘expuestos en una area restringida. Hay ademés algo muy importante para tomar en cuenta en lo referente al periodo Pérmico, es el Batolito Antioquefio. La edad de esta intrusién ha sido bastante controvertida; dataciones potasi 760 REV. ACAD. COLOMB. CIENC: VOL. XVII, NUMERO 67 — DRCIEMBRE DE 1990 FIGURA 9 argon (Botero, 1963) dieron una edad de 79.3 + 3 millones de afios. Posteriormente el Batolito Antio- quefio fue datado por medio de isocromas de rubidio-estroncio por la Compaiifa Prospectora de Uranio Minatome (Faure, 1977) con un resultado que sitiia esa intrusion entre 258 millones y 268, millones de afios. Es claro, dado el aleance de los métodos de datacion, que el Rb/Sr por isocronas tiene mas confiabilidad, por tanto el Batolito An- tioquefio puede considerarse como una intrusion paleozéica concretamente pérm Al examinar la historia del Paleozéico en Co- lombia pueden hacerse las siguientes reflexiones ‘con respecto a su potencial metalogénico: en pri- mer lugar hay que hacer referencia a las formacio- nes Cajamarca y Valdivia, las cuales constituyen lo més interesante entre lo que se atribuye general- mente al Paleozéico. Hay en ellas depésitos cuyas caracteristicas los asimilan con yacimientos del tipo sulfuros masivos, tales como La Marina (Quin- dio) y Berlin (norte de Antioquia). Sin embargo, la asignacion de edad Paleozéica a estas Formaciones es en extremo dudosa, ya que las relaciones del Val- divia con las metatonalitas de Puqui (Precambrico) parecen indicar una edad anterior a éstas. Realmen- te no se conoce una razén totalmente valedera para considerar fanerozéicas estas formaciones. En una extensa area del norte de Antioquia y sur de Boli- var hay metamorfitas consideradas del Paleozdico Inferior, sin embargo se tienen numerosos indicios que permiten creer en una amplia exposicién de ro- cas precimbricas. Las caracteristicas petrograficas de unidades tales como ios mérmoles dolomiticos de Amalfi, las migmatitas (denominadas neises in- trusivos) y los metaconglomerados de cuarzo total- mente homogenizados hasta constituir una cuarcita de tono lechoso, en la cual escasamente se intuye el origen detritico, son rasgos muy caracteristicos del Precambrico en varias zonas de Colombia y Vene- zuela. Esto tiene gran importancia en la interpreta- cién de las posibilidades metalogénicas. Hasta ahora no se ha dilucidado el origen de los grandes aluviones auriferos del rio Nechi. No parece posible que se hubieran originado inica- mente en los filones del area de Segovia, cuyo volu- men no se considera suficiente para generar el gran tamafio de los placeres. Es interesante anotar la abundancia de guijarros de metaarenisca y metacon- slomerado en algunos aluviones aurfferos, tales como La Viborita (Hall, & al. 1970), lo cual abre un amplio campo de investigacion acerca de la posi- bilidad de que dichos aluviones tengan como fuen- te primaria conglomerados auriferos precdmbricos. Las unidades litolégicas del Paleozéico de las cuales existen dataciones paleontolégicas induda- bles, evidencian una notable pobreza evolutiva. No hay eventos volcdnicos claramente identificados, la actividad magmética fue escasa o nula en varios pe- riodos del Paleozdico y no se conoce sedimenta- cién que permita considerar mineralizaciones im- portantes. La metalogenia de la Era Primaria en Colom- bia, es pobre, existen algunas ocurrencias de uranio y cobre en sedimentos del Carbonifero en la Cordi- llera Oriental (véase figura 4) pero ninguna tiene potencial econémico. La instrusién del Batolito Antioquefio no pa- rece haber generado mineralizaciones, su posible emplazamiento profundo sin acceso a superficie y por tanto sin actividad volcénica, constituye un factor negativo en sus posibilidades metalogénicas. 2.2 El Mesozéico Esta era es especialmente interesante en cuan- to a realidades y posibilidades metalogénicas. La evolucion geolégica del Mesozéico en Colombia esta caracterizada por un gran evento tafrogénico que se inicié en el Tridsico y culminé en el Creté- ceo (Estrada, 1972). Durante el Tridsico y el Jurdsico predominé la sedimentacién continental, caracterizada por es- pesos prismas de sedimentos detriticos con una ex- tensién longitudinal muy grande, pero lateralmente limitados, los cuales corresponden a antiguos abani- cos formados en los flancos de un “rift”. Estos se- dimentos se presentan intensamente oxidados, con caracteristicas de haberse depositado en un ambien- GALVIS, J GENESIS MINERAL EN COLOMBIA FIGURA 10 te climético de extrema aridez..La nomenclatura es- tratigrafica del Juratridsico ha sido notablemente confusa existiendo mas de quince denominaciones, tales como: Formacién Girén (Hettner, 1982). For- macion La Quinta (Kunding, 1938), Formacin Pre-Payandé (Rez, en Trumpy, 1943). Formacién Luisa (Geyer, 1973), Formacion Jordan (Cediel, 1968), Formacion Gualanday (Sheibe, 1934), Fo: macién Chicoral (Chenevart, 1963), Formacién Guatapuri_ (Tschanz, 1969)’ Formacién Uipana (Renz, 1960), Formacién Guasasapa (Renz, 1969), Formacion Bata (Burgl, 1958), Formacién o Grupo La Ardita (Segovia, segiin Segovia y Renzoni, 1965), Formacin Saldafia (Cediel, & al. 1980), Forma. cién Motema (informes de compafias petroleras), Formacién Seca (De Porta, 1966), Formacién Ho- yon (De Porta, 1966), Formacién Pepino (Olsson, in Jenks, 1965). Al observar la distribucién de los sedimentos juratriésicos (véase figura 5) se nota que forman fa- jas angostas: una al pie de la Cordillera Central en el Putumayo la cual continia en el Huila en la re- gién de Tesalia, occidente de Turuel, Palermo, Aipe y més al norte en el Tolima en la regién de Ataco, Ortega, San Luis, Gualanday Piedras y cruzando el Magdalena, en la zona de Cambao. Esta faja tiene continuidad en Santander, al sur de Landézuri y al norte en la Serrania de los Cobardes y en la regién de Lebrija y Giron. Mas al norte se presenta en la ‘761 Serrania de Perijé. Otra faja de sedimentos detriti- 0s rojos del Jura-Tridsico se encuentra en el Huila, al pie de la Cordillera Oriental en la region de Ace- vedo, continiia al oriente de Campoalegre, San An- tonio y Colombia y més al norte esta expuesta en la rogin de Baté (Boyacé), al occidente de Duita- ma, al Oriente de Guaca (Santander), al Oriente de Pamplona y en la region de Ocafia observable en la toma del Tarra y Ia zona de Convencién-Teorama. Hay otra faja discontinua de sedimentos de- triticos del tipo antes mencionado en el flanco oriental de la Sierra de San Lucas, que se prolonga en el Piedemonte suroriental de la Sierra Nevada de Santa Marta. También se conoce este tipo de depé- sito sedimentario en la Alta Guajira, El evento ta- frogénico del Juratridsico, originé ademds una in- tensa actividad magmatica de tipo alcatino que pro- dujo espesos depésitos volcdnicos y pequefias intru- siones. Hay exposiciones de vulcanitas juratridsicas, al extremo occidental del Putumayo, en el Huila, Tolima, Santander, Norte de Santander, Boyacé, Cesar, La Guajira, Antioquia, y Sur de Bolivar. (En la figura 5 pueden observarse las dreas que cubren la sedimentacién y el vulcanismo juratridsico). En gran parte los canales de “rifting” en el Juratridsico ‘no tuvieron ingreso marino y solamente se conocen sedimentos caledreos (Formacién Payandé) en el Alto Magdalena, los cuales representan una entrada marina o posiblemente un lago salado aislado. En la FIGURA 11 162 Motilonia (Norte de Santander) se conoce una cali- za similar, pero su posicion estratigréfica no esté totalmente definida. Hay un notable caos en la in- formacién estratigrifica del Jura-Tridsico, con fu- siones de granitos Precdmbricos con intrusiones de esta edad, interpretaciones cronoestratigraficas mal orientadas, ete. Si se examinan en conjunto las uni- dades pluténicas, volednicas y sedimentarias del Ju- ratridsico desde el Putumayo hasta La Guajira, se puede observar que presentan caracteristicas incon- fundibles en cuanto a ambiente geotecténico, pa- leoclimatico y composicién petrogréfica y quimica. Durante el Cretdceo ocurrié el ingreso marino al rift; posiblemente la comunicacién fue inter- mitente durante el Cretéceo Inferior, en tal forma que en algunos intervalos existié un sistema de la- gos salados sin unién al océano. Esto explicarfa las condiciones de alta salinidad que predominaron du- rante el comienzo de dicho periodo. Hay indicios, de un ambiente de esta naturaleza hasta el Albiano- Aptiano, En el Connianciano debié existir una apertura total a la influencia ocednica, ya que el depésito de fosfatos evidencia la existencia de corrientes ascen- dentes. El mar cretdceo se expandié excediendo FIGURA 12 ampliamente las mérgenes del antiguo rift. Hacia el fin del Cretéceo se produjo un suave levantamien- to que en forma intermitente continué en el Ter- cia La intensa actividad magmatica del Juratriési- co disminuye hasta casi anularse durante el Creta- ceo. La actividad ignea de la primera parte del Me- sozdico fue de tipo petrograficamente dcido, la del Cretaceo bisica e intermedia (Fabre, 1982). Durante el Cretéceo existid otro ambiente geotécnico en el occidente del pais, al cual se hard referencia en forma separada. Al estudiar las posibilidades metalogénicas del “rift” mesozdico de Colombia, es interesante com- parar la situacién con los modelos espaciales geo- tecténicos propuestos pot Cook & McElhinny en el Articulo “Phosphate Deposits in Light of Plate Tectonics” (1970). “Modelo Espacial A” — Sedimentacién Continental — Movimiento norte-sur de placas litosféricas, que produce un rift este-oeste en una locali- zacion de baja latitud, vulcanismo asociado, — Desarrollo en gran escala de evaporitas duran- te el estado de separacién incompleta de pla- cas. La magnitud de los depésitos evaporiticos dependerd de la naturaleza del rift y de la aridez del rea. — Separacién completa de las placas e iniciacion de una via marina este-oeste. Un fuerte siste- ma de corrientes dirigidas al oeste produciré fuerte surgencia y ésto estaré asociado con la formacion de fosforitas (ejemplo: fosforitas cretéceas de la regién de Tethys). — Como continta la expansion del fondo oced- nico, la via marina se hace més ancha; las fos- foritas pueden volverse menos abundantes y los carbonatos més frecuentes, en tanto que el agua del mar se hace més célida y la surgencia més débil. — La expansion puede continuar hasta el estado donde el limite nortefio de! mar longitudinal esté localizado dentro de la zona de deriva del viento occidental. Esto puede resultar en una ascension dindmica de alta latitud, tanto en la costa norte como en la costa sur. — La expansién puede continuar hasta el estado donde las costas no estén dentro de los cintu- ones de vientos alisios y occidentales y conse-- cuentemente, el érea no se constituye una provincia potencialmente fosfogénica. 163 MPOCENTROS S'SMICOS ENTRE LOS OP Y 12 DE LATITUD NORTE curser | * T { . | g g ¢ 3 i g : g i z g FIGURA 13 “Método Espacial BY afios a més de 100 millones de afios. Las aguas de! fondo también llegan a ser més oxi- genadas. = Sedimentacién Continental Movimiento este-este de placas litosféricas produciendo un rift norte-sur en un amplio intervalo de latitudes, vulcanismo asociado. Desarrollo de evaporitas, en gran escala duran- te el estado de separacién incompleta de pla- cas, particularmente en las dreas de baja lati- tud. Separacion completa de las placas y 1a inicia- cidn de una via marina norte-sur sin un patron de corrientes dominantes. Las aguas oceanicas pueden estar casi estancadas y pobremente oxigenadas. Durante este periodo, se pueden depositar en este tiempo, sedimentos ricos en materia orgénica. Al continuar la expansién del fondo marino, la via marina puede eventualmente volverse lo suficientemente oceanica. Esto da lugar a la ascension en el lado oeste del océano y a la formacion de fosforitas en localizaciones de baja latitud. El tiempo entre el desarrollo de evaporitas y fosforitas es enteramente depen- diente de la rata de expansién del fondo oceé- nico y probablemente varia de 15 millones de Eventualmente este estado es alcanzado cuan- do hay un mar amplio con corrientes girato- rias oceénicas estabilizadas. Los modelos espaciales citados, particularmen- te el primero, parece que estuvieron describiendo la ‘evolucién geol6gica de la parte central de Colombia durante el Mesozdico. Por tanto puede considerarse que las posibilidades metalogénicas estn estrecha- mente relacionadas con un episodio de rifting. En primer lugar cabe hacer referencia a los as- pectos mineralogenéticos del Juratridsico: La acti vidad magmitica de este perfodo fue intensa, evi denciada por los extensos depésitos livicos y piro- clisticos relacionados con ésto. Las ocurrencias minerales (véase figura 5) pueden agruparse asi: Mi- neralizaciones diseminadas o cobre porfidicos de Jos cuales se conocen algunos en las Cordilleras Cen- tral y Oriental, tales como Mocoa, Los Andes, El Infierno, Dolores y California. Los tres primeros lo- calizados en la Cordillera Central se caracteri por una relativa abundancia de molibdeno. Bs ti ca la frecuencia de este elemento en ocurrencias minerales en el flanco oriental de la Cordillera Cen- tral, posiblemente reflejando una relativa abundan- cia de dicho metal en la corteza sidlica de esa re- 764 REV. ACAD. COLOMB. GIENC: VOL. XVII, NUMERO 67 — DICIEMIRE'DE 1990 gi6n. El tenor de cobre no es alto en esas manifes- taciones, lo cual es explicable ya que por originarse esas mineralizaciones en un magmatismo causado por rifting no hay aporte de la corteza oceénica, a la cual es afin este metal. De la manifestacién di- seminada de Dolores cabe anotar lo mismo acerca del cobre; ademés de su pobreza en molibdeno. California constituye un caso especial y es la més importante de las ocurrencias diseminadas del Mesozéico; en primer lugar se debe destacar la pre- sencia de oro en concentraciones explotables, lo que ha hecho de California y Vetas el principal dis- trito aurifero del oriente de Colombia. Este pros- pecto puede clasificarse como un cobre porfidico tipo cobre-oro. Estando California situada integramente en un rea de corteza sidlica, es interesante la relativa abundancia de oro, elemento afin a la corteza oce- nica y frecuente en mineralizaciones relacionadas con arcos de islas. Otro aspecto interesante de California es la presencia de filones uraniferos, aparentemente pos- teriores a la mineralizacién diseminada. Existen numerosas manifestaciones filonianas relacionadas con el magmatismo mesozéico. No son importantes en toda el drea donde se evidencia actividad fgnea, pero revisten especial interés en z0- nas como el nordeste de Antioquia (véase figura 5) donde hay importantes filones auriferos de los cua- les se destaca el Silencio que ha dado lugar a la ex- ploracién aurifera subterrinea mas grande de Co- lombia. En el oriente de Antioquia existen numero- 808 filones auriferos, algunos dentro del Batolito Antioquefio, otros encajados en rocas metamérfi- cas. Esta es la principal provincia aurifera relacio- nada con el magmatismo juratridsico,. Las ocurren- cias en otras zonas del pais son de importancia me- nor, siendo mencionables algunas; tales como: Pavo Real en la region de Rovira (Tolima). Es importante hacer énfasis en que el magma- tismo juratridsico no ha sido un agente metalogéni- co de oro en Colombia, dado que es intracontinen- tal, los filones del oriente de Antioquia, parecen haberse originado en la removilizacién parcial de acumulaciones precémbricas. Existen algunas manifestaciones de tipo filo- niano, relacionadas con el proceso igneo mesozéico, de minerales tales como molibdeno de los cuales, hay una notable abundancia en la vertiente oriental, de la Cordillera Central. También existen algunas ocurrencias de cobre de este tipo de las cuales debe destacar la de Alisales al oriente de Narifio. La actividad ignea juratridsica dio lugar a nu- merosas manifestaciones minerales de contacto, al- gunas de ellas tipicos ‘‘skarns”. Es caracteristica en estas ocurrencias la omnipresencia de éxidosde hie- rro especialmente magnetita (véase figura 5). Pue- den mencionarse localidades, tales como la de Caio Castillo en el Bajo Catatumbo, donde el contacto entre un pequefio pluton granitico y esquistos gra- fitosos est4 ampliamente mineralizado con magne- tita y sulfuros; la de Cerro El Iman proxima a Oca- ta; la de Cerro El Iman de Rovira (Tolima), Pom- peya en el Putumayo y otras en el Huila, Tolima, Santanderes y Sur de Bolivar. También se conocen MiPOCENTROS SiSwICOS EWTRE LoS IY 2° DE LATITUD NORTE GALVIS, J GENESIS MINERAL EN COLOMBIA numerosas manifestaciones filonianas con magne- tite, En los skams formados por cuerpos intrusi- vos del Mesozéico se presenta magnetita asociada con sulfuros de cobre, en localidades tales como Los Granates, El Sapo, Los Guayabos, Las Palmitas y Payandé. En esta altima localidad se conoce ade- més la presencia de minerales de wolframio. Por diltimo cabe mencionar algunas manifesta- ciones de cobre nativo, relacionadas con flujos vol- cdnicos subaéreos, en general sin interés econémi- co, observables al Norte de Santander, Cesar y Sur del Tolima, La metalogenia del Mesozéico, relacionada con procesos sedimentarios tiene un amplio campo de posibilidades mineras. La evolucién geolégica durante esta era permitié la existencia de una am- lia variedad de ambientes de sedimentacién. En ‘un orden cronol6gico, la génesis mineral sedimenta- ria del mesozdico es la siguiente: En primer lugar cabe mencionar la sedimentaci6n continental del Juratridsico. En los sedimentos detriticos de este periodo se encuentran manifestaciones de uranio en paleocanales (véase figura 4) en localidades tales como Contratacién y Zapatoca (Santander), Pacar- ni y Palermo (Huila). También se conocen algunas cocurrencias de sulfuros én los sedimentos rojos en la localidad de Pefién (Santander). 765 Durante el Juratridsico se presentan las prime- ras manifestaciones evaporiticas de la era Secunda- tia, a saber, los yesos de la Formacion Payandé. Es- tas evaporitas son el preludio de las cuencas salinas del Cretéceo Inferior con sus amplias posibilidades metalogénicas, El depésito evaporitico fue especial- mente importante en la Cordillera Oriental (véase figura 7), en Cundinamarca, Nemocén, Sesquilé y Tausa y numerosas ocurrencias menores, En San- tander y Boyacé con depositos de rocas yesiferas y numerosas fuentes salinas, Las salmueras altamente concentradas son el medio para el transporte y depositacién de minera- lizaciones de tipo Mississippi Valley (Cathles, & al. 1983), tipo de ocurrencia muy frecuente en la cor- dillera Oriental y Valle del Alto Magdalena. Se conocen mis de cincuenta ocurrencias de este tipo, en asociaciones de galena-blenda, galena- barita, galena-barita-fluorita, galena-blenda-calcopi- rita (véase figura 6), con determinadas caracteris- ticas comunes, tales como el encontrarse emplaza- das en rocas precreticeas inmediatas a la superficie de discordancia, o dentro de los sedimentos creté- ceos principalmente en sus facies calcéreas. Gene- ralmente las galenas son pobres en plata y las blen- das ricas en cadmio. Las mineralizaciones encajadas en rocas pre cretdceas parecen truncarse en la super- ficie de discordancia y son las que generalmente presentan fluorita. Las ocurrencias en las cuales se POCENTROS SOMICOS ENTRE LOB 28 SE DE LATITUD HORTE. FIGURA 15 REV. ACAD, COLOMB. CIENC: VOL} XVI, NUMERO 67 — DICIEMBRE DE 1990 MPOCENTROS GIGMICOS ENTRE LOS 38 ¥ 42 OE LATITUD NORTE FIGURA 16 presenta blenda generalmente se encuentran dentro de los sedimentos cretéceos. Se conoce una interesante localidad para ob- servar el posible mecanismo de precipitacién en los minerales en esta clase de ocurrencias. En el rio Murca, afluente del rio Guavio al oriente de Cundi- namarca, se presenta yeso, azufre nativo y sulfuros, de zinc y plomo, dentro de un mismo afloramien- to; el yeso presenta manchas de azure indicio claro de reemplazo por reduccién; al progresar este pro- ceso, el azufre debié ser reducido a acido sulfhidri- co, el cual reaccioné con los metales disueltos en forma de cloruros complejos precipitandose los sul- furos metdlicos. El agente reductor es bacteriano, posiblemente del tipo de sulfovidrio. La asociacién -yeso azufre sulfuros también ha sido descrita en las minas de Zipaquiré (Me. Laughlin & al. 1971). Ca- bbe agregar que la roca encajada en el rio Murca pre- senta un aspecto similar al “rute” de las salinas. Los sulfuros pueden ser disueltos y redepositados por lo cual a menudo se presentan rellenando cavi- dades karsticas en rocas caleéreas. Otro aspecto importante en la génesis mineral de la sedimentacién del Mesoz6ico, lo constituyen Jas esmeraldas. Se encuentran estas gemas en el flan- co occidental de la cordillera Oriental, regién de Muzo, Pefias Blancas y Coscuéz y en la vertiente oriental de la misma cordillera en la region de Uba- 14, Chivor y Somondoco (véase figura 6). Estrati- gréficamente se hallan en el Creticeo Inferior. Algunos autores (Hall, 1976) atribuyen un origen magmético a las esmeraldas. Sin embargo hay una serie de razones para considerar que tienen origen sedimentario y que las evaporitas son un fac- tor clave en la mineralizacién, junto con un evento metamérfico de bajo grado que afecté la region puesto en evidencia por la frecuente presencia de plagioclasa sédica y de otros silicatos en las lutilas. El Programa de las Naciones Unidas para el Desa- rrollo en su estudio de las esmeraldas hizo un inte- resante anilisis de este posible mecanismo de mine- ralizacién, segdn el cual salmueras altamente con- centradas actuaron como medio de movilizaci6n de berilio el cual fue precipitado como berilo debido a cambios en el pH del medio. La mineralizacién pre- senta un claro control tecténico, ya que las zonas de fallas son los lugares principales de depésito. En el oriente de Cundinamarca esto no es tan evidente;, sin embargo, es muy clara la relacién espacial de las evaporitas y las mineralizaciones esmeraldiferas en lugares tales como la cuenca inferior del rio Murca. En los sedimentos del Cretéceo Inferior exi ten algunas manifestaciones de hierro en:localida- des de Cundinamarca, tales como Manta, Tibirita, Ubalé y Ia Pradera. El mineral primario es siderita incluida en forma lenticular en lutitas, la cual por oxidacién superficial produce hematita y goethita. En generat, los cuerpos mineralizados aicanzan algu- nas decenas de metros de longitud pero su espesor es reducido y parecen estar confinados a un deter- minado nivel estratigréfico. Las caracteristicas ano- 167 FIGURA 17 tadas son muy semejantes a las de los depésitos tipo Clinton de los Apalaches, aunque de dimen- siones més pequefias. En el Cretéceo Superior no se presentan am- bientes de alta salinidad. Durante el Conniaciano empezé el deposito de capas fosfaticas proceso que continué en el Santoniano. Al observar la distribu- cién geogréfica de los fosfatos es evidente su pre- sencia hacia el centro-occidente de la cuenca creta- cea y notoria su ausencia al oriente y hacia los ex- tremos norte y sur (véase figura 8). En general los fosfatos conocidos en el pais presentan unalto con- tenido de carbonato y solamente aquellos someti- dos a lixiviacion por agentes atmosféricos, estén li- bres de ese compuesto. Cabe agregar que algunos niveles fosféticos presentan concentraciones apreciables de uranio; de estos es digno mencionar el prospecto de Berlin (Caldas). A lo mencionado sobre la génesis mineral en el Cretéceo del centro del pais, hay que agregar que a lo largo de ese perfodo hubo depésitos de se- dimentos calcéreos en extensas areas desde Putu- mayo hasta la Guajira (véase figura 9). Este es el period de mayor sedimentacién de calizas en to- da la historia geol6gica del territorio colombiano. Con respecto al periodo Cretéceo queda un importante tema, es lo referente a la regin ubicada al occidente de la actual cordillera Central. Alli existié un ambiente geolégico muy diferente al an- teriormente descrito. La litologia cretacea del occi- dente Andino comprende basaltos ocednicos, com- plejos ultramaficos y una espesa secuencia sedimen- taria compuesta de lutitas, lutitas pizarrosas, grawa- cas, liditas y prismas de diamictitas. Existen varias denominaciones para las unidades litolégicas enu- meradas, entre otras: Formacién Diabdsica (Hu- bach & al, 1982), Grupo Faldequera (Hubach, & al. 1934). Grupo Diabdsico (Hubach, 1957), Grupo Cafiasgordas (Alvarez, & al. 1978), Formacién Que- bradagrande (Botero, 1963), Complejo Ofiolitico del Cauca (Tossaint & al, 1978). Formacion Espi- nal (Hubach, 1981), Basaltos de Nuevo Paraiso (Duefias, & al. 1981), Peridotitas de Planeta Rica (Duefias, 1981), ete, Resumiendo la informacion de la copiosa no- menclatura estratigrafica existente, se puede gene- ralizar que existen basaltos ocednicos, complejos ofioliticos y una espesa secuencia turbiditica que Jos sobreyace. Las manifestaciones minerales que se genera- ron en este ambiente son las de las siguientes clases: ‘Manganeso vuleanogénico en Samaniego y Curcuel 168 REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67 — DICIEMBRE DE 1980 (Narifio), Apia (Risaralda), Vallesi y Abejorral (An- tioquia) y Anchicayé (Valle), en todas las cuales hay especialmente una relacidn estrecha con liditas negras que sobreyacen los basaltos. Sulfuros masi- vos tipo Chipre como el depésito El Roble (Choc6). tras ocurrencias minerales que presentan caracte- risticas que los asimilan con ese tipo de depésitos son Santa Anita y El Socorro ambas en la vertiente vccidental de la cordillera Occidental en el Chocd. Por dltimo (véase figura 10) pueden mencionarse las ocurrencias minerales relacionadas con ultrat sitas tales como las magnesitas de Bolivar (Valle), serpentinitas explotadas con diversos fines en Pé- cora y otros lugares, manifestaciones menores de cromita en los Almendros (Cérdoba). También cabe mencionar los complejos ultraméficos como la roca originadora de los prospectos niqueliferos, sin embargo, sobre ese tema se hard referencia al tratar el Terciario, perfodo en que tuvo lugar el proceso de laterizacion que formé esos depésites. Resumiendo las caracteristicas de la geologia mesozéica de Colombia y las perspectivas metalo- génicas a que da lugar, pueden destacarse los si- guientes puntos: — El magmatismo Juratridsico es un evento del que pueden esperarse acumulaciones impor- tantes de metales de afinidad continental, en- tre ellos estaiio, wolftamio, niobio, molibde- no, zirconio, uranio, ete. Estos elementos se pueden presentar en diversos tipos de acumu- laciones de origen magmético, tales como di- seminaciones (estafio, molibdeno, uranio), skarns (estafio, wolframio) pegmatitas ‘(es- tafio, niobio, molibdeno, uranio, wolframio), filones (estafio, wolframio, uranio, molib- deno). Para In prospeccion de depésitos de las clases mencionadas es muy importante localizar las verdaderas intrusiones juratridsicas ya que existen confusiones con los granitos protero- z6icos. También es interesante hacer referencia a las posibles mineralizaciones de hierro (Magn ta) relacionadas a la actividad ignea juratri ca. Aunque en general los depésitos relaciona- dos a este tipo de eventos no son de enormes dimensiones, constituyen prospectos de alta calidad, Esta clase de mineralizaciones abaste- cen de hierro a Peri y Chile. Las posibilidades metalogénicas de la sedimen- tacién juratridsica, radican principalmente en el uranio. La abundancia de material detritico sedimentado en ambiente continental y la procedencia de ese material producto de la erosion de granitos proterozdicos, hacen épti- mas las circunstancias para hallar depésitos en areniscas, El ambiente de sedimentacion de la Forma- cion Payandé, asi como el del Cretéceo Infe- rior, en areas tales como Los Santos (Santan- WIPOCENTROG GIOMICOS EWTRE COs BEY Gf DE LATITUO RORTE FIGURA 18 FIGURA 19 der), presenta una buena posibilidad en lo re- ferente a sales de potasio, Gran parte de los depésitos mundiales se han encontrado en se- cuencias sedimentarias donde se asocian las calizas dolomiticas con rocas yesiferas, tal co- ‘mo se conocen en la Formacién Rosablanca. — El Cretéceo Inferior también presenta el am- biente para localizar depésitos de metales del tipo Mississippi Valley, aunque en general pue- de aseverarse que este tipo de prospecto toda- via no se ha localizado con voliimenes aprecia- bles en el pai — El principal proceso de génesis mineral en la sedimentacién marina del Cretéceo Superior ‘es el depésito de fostatos, en este aspecto, tal vez la mejor posibilidad para prospectar nue- vos depésitos se encuentra en los Valles del rio Cesar y del rio Rancheria. Al examinar la estratigrafia de la cuenca del Valle Medio del Magdalena y compararla con la det Valle del Cesar, se encuentran casi idénticas. En apa- riencia una falla de direccién noroeste en par- te coincidente con la de Santa Marta y movi- miento sinistral, desplazé hacia el noroeste del Valle de! Cesar, Perijéy la Sierra Nevada, sepa- réndolos de sus continuaciones al sur en el Va- le Inferior del Magdalena, Sierra de los Cobar- des y Sierra de San Lucas (véase figuras 11 y FIGURA 20 770 REV. (COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67 DICHEMBRE DE 1990 12). Por tanto en la Formacién La Luna, del ‘Valle del Cesar, cabria esperar la continuacin de los niveles fosfiticos de la Formacién ho- ménima en los Santanderes. Para concluir las observaciones referentes al Cretaceo de la zona Central de Colombia se puede hacer una corte referencia a la poca co- ngcida sedimentacién cretécea continental. Frecuentemente se han confundido las unid des de Ia sedinientacién continental del Creté- ceo con las del Terciario y atin con las del Ju- résico. Hay algunas denominaciones tales co- mo la Formacién Rionegro (Hedberg, 1931) y Formacién Yavi (Mojica, & al. 1980) que identifican secuencias de tipo fluvial del Cre- téceo. Al Occidente de Cundinamarca existe una espesa secuencia de conglomerados y are- niscas conocidas como Formacién Sen Juan de Rioseco, de edad Creticea que pueden ser una fuente de materiales pétreos de construc- cidn para la ciudad de Bogota (véase figura 27). Las posibilidades metalogénicas del Cretéceo del Occidente de Colombia se pueden resumir asi: En los basaltos y en la base de la secuen- cia sedimentaria turbiditica existe la perspec- tiva de hallar sulfuros masivos tipo Chipre. Dentro de 1a secuencia de sedimentos pueden hallarse sulfuros masivos de tipo exhalativo. Existen posibilidades para localizar prospectos de manganeso volcanogénico en la base de la secuencia sedimentaria, principalmente asocia- do con las liditas negras. 2.3. El Cenozéico Constituye 1a era geologica més importante en la génesis mineral en Colombia. Seria demasiado prolijo tratar de enumerar las formaciones geol6gi- cas a las que se ha atribuido edad terciaria en el pais; baste anotar que pasan de trescientas. A pesar de su relativa brevedad, el Cenoz6ico tuvo una evo- lucién geolégica muy interesante, ya que en los se- senta millones de afios que comprende, ocurrieron eventos orogénicos y sedimentacién de diversos tipos. La historia geol6gica del Terciario se puede re- sumir asf: En primer lugar cabe mencionar un ¢ sodio tecténico que es determinante en la evolu- cién de los Andes de Colombia. En el Océano Paci- fico, al oceidente de lo que constituyé la zona con- tinental durante el Meszéico, hubo un rompimien- to de la corteza oceanica en direccién norte-sur, co- menzando un cabalgamiento del bloque oriental sobre el occidental, con lo cual se inicia la forma- cidn de un arco de islas. La cronologia de este epi- sodio no se puede precisar con exactitud, pero pue- de situarse entre el Cretdceo Superior y el Eoceno. Al progresar el cabalgamiento o subduccién se produjo magmatismo, formindose durante el Eoce- FIGURA 21 no una cadena volcénica. Posteriormente al conti- nuar la subduccion, el frente magmitico migré gra- dualmente hacia el oriente. Durante la mayor parte del Cenozdico, el arco de islas constituy6 una unidad geotecténica inde- pendiente del Continente Suramericano. Una situa- cién parecida a la de las Antillas actuales. En el Terciario Tardio ocurre un acercamien- to del arco de islas y el Continente Suramericano, con la formacién de una angosta cuenca intermedia. Posteriormente se presenta la acrecion y con ello el intenso plegamiento que formé la cordillera Occi- dental. La subduccién continu6, penetrando la pla- ca proveniente del Pacifico bajo la corteza sidlica del continente suramericano (véase secciones de la superficie sismica figuras 13 a 19) dando lugar ala actividad magmatica que formé la cadena voleénica actual de la cordillera Central. En el érea Continental la evolucién geolégica tuvo el siguiente desarrollo: Hacia finales del Meso- 26ico el mar Cretéceo empieza a retroceder permi- tiendo la formacién de extensas zonas paludales costeras (véase figura 20) que debido a un clima pluvial fueron ocupadas por una densa vegetacién, posiblemente muy similar a los actuales manglares. La zona donde ocurrié la regresién marina entre el Cretéceo Superior y el Eoceno puede apreciarse con s6lo observar la distribucién de los carbones de esas edades (véase figuras 21 y 22). GALVIS, J: GENESIS MINERAL EN COLOMBIA a7 Las dreas que permanecieron emergidas duran- te el Terciario Inferior, y que por lo tanto constitu- yeron zonas de denudacién, se localizan en la actual cordillera Central, donde pueden observarse restos de las antiguas superficies peneplanadas actualmen- te inclinadas hacia el oriente, la region del Bajo Cauca y Bajo San Jorge, la depresion de Mompés y las regiones de Plato y El Banco (Magdalena) (véase figura 21). Toda la extension emergida durante el Terciario Inferior tuvo un relieve maduro con ca- racteristicas claramente craténicas. Al Oriente exis- tid otra zona craténica muy similar a la anterior que comprendié la parte centro y norte de la Ori- noquia y la Amazonia. Al occidente de la actual cordillera Central, existié un litoral que durante el Terciario Inferior parece haberse situado directamente en el talud continental, ya que no hay registro de sedimenta- cién de aguas someras anterior al Oligoceno. Este litoral se extendié aproximadamente con la misma forma de la actual depresin Cauca-Patia y al Norte estuvo definido por una gran falla de direccién nor- deste que para efectos del presente informe se de- nominaré Falla Tierralta-Calamar (véase figura 21), Luego en el Oligoceno Medio, hay una trans- gresién con lo cual una extensa zona craténica que- da sumergida (parte del Bajo Cauca, depresién de Mompés areas de Plato, etc.). (Duefias, 1979). El clima pluvial del Oligoceno, favorecié la formacién de un extenso manglar (Duefias, & al. 1981). Bl i- toral de esta époea parece haber tenido una paleo- geografia similar al actual litoral Pacifico. Al Occi- dente de la Falla Tierralta-Calamar existié una zona de gran profundidad, no afectada por cambios eus- téticos, con sedimentacién turbiditica, donde sola- mente algunas grandes eminencias submarinas per- mitieron el desarrollo de arrecifes coralinos. La sedimentacién en el arco de islas tuvo un desarrollo independiente de los descritos atrés. Du- rante el Eoceno Superior ocurre una sedimentacién de calizas liditicas, liditas negras, margas y arenis- cas (Haffer, 1967); en el Oligoceno y Mioceno Infe- rior se depositaron calizas arenosas y areniscas, du- rante el Mioceno Medio y Superior hubo sedimen- tacién fluvial y lacustre de arcillas, conglomerados y arcillas conglomerdticas. En algunas zonas Ia se- ‘cuencia terciaria de esta region presenta intercala- ciones de rocas piroclisticas. En la regién del Alto San Juan (Tad6-Istmina) hubo depésito de carbo- nes, cuya edad se desconoce. En resumen, de la poca informacion sobre la sedimentacién del arco de islas puede concluirse que se trata de una secuencia de cardcter regresivo. ‘Al final del Cenozéico tiene lugar la acrecién del arco de islas al Continente Suramericano, confi- gurdndose la geografia actual del pais. Ocurre tam- bién el levantamiento de las cordilleras Occidental Y Oriental, se presenta el basculamiento del gran bloque constituido por la cordillera Central y I Sie- ra Nevada de Santa Marta, y se forman los grandes estrato-voleanes de la cordillera Central. Por otro lado se presenta vulcanismo fisural bésico en la Cordillera Central entre los Farallones de Cali y El Dovio (Velle) durante el Pleistoceno y se desarrolla un evento volcénico alcalino en el area de Paipa cu- yo origen no se he establecido. La actividad magmética del Terciario dio lugar @ ocurrencias minerales de varias clases (véase figu- ta 23). Cobres porfidicos del tipo cobre-oro en Do- jura, Negud, Acand{, Murind6, Pantanos, etc. Los cuatro primeros localizados al borde occidental del Batolito de Mandé al contacto con rocas andesiti- cas. Existen condiciones similares a las anteriores en el borde occidental del Batolito del Telembi (Narifio) (véase figura 23). Al oriente existen intru- siones més recientes, menos expuestas por la ero- sin que los batolitos atrés mencionados. Una de ellas es el stock de Marmato con una mineraliza- cién diseminada del tipo cobre-oro. Existen intru- siones similares en la cordillera Occidental y en la depresién Cauca-Patia, sin embargo no presentan mineraciones de gran volumen. El prospecto de El Pismo es tal vez la Ginica manifestacion de tipo dise- minado y origen Terciario conocida al oriente de Marmato. Se conocen numerosas mineralizaciones filo- nianas de oro, plata, antimonio, etc. en las cordille- ras Occidental y Central (véase figura 23). Estas manifestaciones se encuentran hacia el oriente has- FIGURA 22 172 REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67 —DICERMRRE DE 1990 FIGURA 23 ta donde ha Megado la Placa del Pacifico, como se puede observar en las secciones de las superficies sismicas. En general es frecuente la presencia de mine- ralizaciones de tipo epitermal en la Cordillera Cen- tral tal vez el mejor ejemplo de ellas es el prospecto de Las Nieblas (Salento, Quindio). Hay un notable vacio de manifestaciones minerales en la cordillera Central al sur de la altitud de Tulud, sector que coincide con un incremento en la pendiente de la placa como puede observarse en la superficie sismi- ca entre 3° y 4° de latitud norte (véase figura 16). Esto puede ser la causa de que la actividad magmé- tica haya sido escasa o nula en este sector. El magmatismo terciario también dio lugar a ‘una manifestacién de sulfuros masivos tipo Kuroko en la Serranja del Darién, en la frontera con Pana- mé. Es casi seguro que los grandes aluviones aurife- ros del Choeé y Narifo se originaron en mineraliza- ciones diseminadas del Terciario. Por Gltimo es importante mencionar las ocu- rrencias de azufre vulcanogénico relacionadas al magmatismo Cenoasico més recientes (véase figu- ra 24), La sedimentacién del Terciario es muy impor- tante en la génesis mineral en los siguientes aspec- tos: FIGURA 24 En primer lugar los carbones, como puede ver- se en las figuras 21 y 22, la depositacién de carbo- nes del Cretéceo Superior al Eoceno ocurrié en la mayor parte de los Departamentos de Cundinamar- ca, Boyacd, Santander, Norte de Santander, parte del Cesar y sur de la Guajira. Los carbones del Cesar y la Guajira parecen constituir la continuacion de los del Occidente de Cundinamarca y Santander, desplazados por una falla noroeste como se observa. en las figuras 11 y 12. La segunda cuenca carbonifera en importan- cia Ia constituye una faja discontinua de edad Oli- goceno que se extiende por los Departamentos de Cauca, Valle, Caldas, Antioquia, Cordoba y Mag- dalena. En Ia regién oriental de Colombia existe una extensa cuenca carbonifera poco conocida. Aparen- temente son carbones de origen limnico y caracte- risticas diferentes a los del resto del pais tal como se conocen en las comisarfas del Amazonas, Vaupés, Guaviare y en el departamento de Caquetd. Hay carbones de edad Mioceno en localidades como San Jacinto y Urabé. La calidad de los carbones colombianos, est directamente relacionada con la edad, siendo los del Cretéceo-Terciario Inferior los de mejores pro- piedades (véase figura 22). Otro factor que modifi- GALVIS, J: GENESIS MINERAL EN COLOMBIA 173 ca las propiedades del mineral es la actividad ignea © las elevaciones locales del gradiente geotérmico que producen antracitizacion. Este efecto se cono- ce en algunas localidades del Valle y Antioquia (ac- tividad ignea) y en Landdzuri (alto gradiente geo- térmico local). Otro aspecto metalogénico importante de la sedimentaci6n cenozéica, es la laterizacién. Este fe- némeno fue muy acentuado en el Terciario inferior (Eoceno) cuando dio lugar a la formacién de bauxi- tas en lugares como Losada al sur de la Macarena, Santa Rosa de Osos, etc. y ala formacién de lateri- tas niqueliferas en Cerromatoso, los Almendros, Uré, ete. (vedse figura 25). Esto ocurrié en concor- dancia con un hecho establecido a nivel mundial; el Eoceno fue el periodo de maxima formacién de bauxitas en la Tierra, Aparentemente las condicio- nes climéticas fueron Gptimas para la laterizacién. Durante el Pleistoceno tuvo lugar un proceso edafi- co diferente, que dio lugar a la formacién de arci- llas bauxiticas en el Valle del Cauca (véase figura 25), tipicos andosoles. Durante el Terciario se deposité hierro ooliti- co en varias localidades de las cuales se destaca la zona central de Boyacd, region de Mita (Vaupés), la Chorrera (Amazonas) y Barranco Minas (Vicha- da) (véase figura 26). La sedimentacién cenozdica tiene gran interés en lo referente a materiales de construccién. Las FIGURA 25 calizas que consumen las fabricas de cemento del Valle, Tolcementos, Caribe y Colclinker tienen esta edad. Igualmente son Cenozéicas las fuentes (véase figura 27) de arcillas y materiales pétreos que abas- tecen gran parte del consumo de Bogota, Valle del Cauca, Clicuta, Costa Atlintica, ete., (véase figu- ra 27). Las posibilidades metalogénicas del Cenozdico se pueden sentetizar asi: La subduccién del occidente colombiano es uun evento interesante para la génesis de minerales metilicos. El arco de islas presenta las siguientes unidades geotecténicas: un arco exteno y zonas de melange en la Serranfa del Baudé y zona costera adyacente, donde se encuentran condiciones favo- rables para la prospeccion de depésitos de cromitas, asbestos y sulfuros masivos tipo Chipre. Una cuen- ca intermedia representada en los Valles del Atrato, San Juan y bajo Patia, con posibilidades de hallaz- gos de carbones, El arco interno 0 arco magmitico, representado en los batolitos de Mandé y Talembi y vulcanitas comagmaticas, donde se presentan ex- celentes posibilidades para la busqueda de cobres porfidicos tipo cobre-oro. El borde occidental de Jos batolitos mencionados es de especial interés en ese aspecto. Las vuleanitas terciarias de esa zona son de gran interés para la prospeccién de sulfuros masivos tipo Kuroko. En la Cordillera Occidental hay altas posibilidades en los cuerpos intrusivos pa- ra el hallazgo de depésitos de tipo diseminado. En este sentido es necesario hacer la distincién entre os plutones emplazados a poca profundidad, con posible acceso de aguas fredticas y generalmente con indicios de actividad efusiva que presentan am- plias zonas de mineralizaciones diseminadas o filo- nianas y los cuerpos pluténicos profundes, caracte- rizados por producir metamorfismo de contacto en la roca encajante, generalmente estériles (como el pluton de Anchicaya). En la cordillera Central el magmatismo es mis reciente, por lo que las pilas volednicas no se encuentran erosionadas, debido a esta circunstancia, predominan las manifestaciones de tipo epitermal con sulfusales y generalmente ricas en minerales de plata. Aunque en la Cordillera Central la placa Pa- cifica ha penetrado bajo la corteza sidlica no hay posibilidades de molibdeno porfidico, ya que la placa no ha legado a la profundidad donde se ge- eran magmas que puedan producir este tipo de de- ésitos (mis de 260 Km segin Westra, 1981). Se- gin puede observarse en las secciones de las super- ficies sismicas (figuras 13 a 19), debajo de la cordi- era Central ha Megado solamente a 200 Km de profundidad aproximadamente. Al examinar la metalogenia Cenozéica hay al- go sin resolver: El origen de platino aluvial. Gene- ralmente se ha atribuido a rocas ultrabésicas, pero sucede que en las zonas proximas a los aluviones platiniferos no se presentan grandes exposiciones de esas rocas. Es frecuente que el oro Chocoano se 174 REV. ACAD. COLOMB. CIENC.: VOL. XVII, NUMERO 67% BICIEMBRE DE 1990 encuentre aleado con platino; esto puede dar base para plantear la hipétesis de un origen comin para los dos metales en el borde occidental de los bato- litos de Mandé y Talembi. Es factible que el plat. no haya sido extraido por esas intrusiones. Las posibilidades minerogenéticas de la sedi- ‘mentacién terciaria pueden analizarse, empezando por el carbén. No hay una necesidad prictica de localizar nuevas cuencas carboniferas. Cualquier es- fuerzo exploratorio tendria como fin principal, es- tudiar y evaluar mejor las cuencas conocidas en los carbones de mejor calidad y localizados més favora- blemente en relacién con los mercados o puertos de exportacin. La gran cuenca del Cretéceo-Eoceno (véase fi- gura 20), la més interesante en todos los aspectos, tiene contornos muy definidos. Existen dentro de ella éreas poco conocidas de gran interés, tal vez el mejor ejemplo de esto lo constituye el prospecto de la Gabarra en el Bajo Catatumbo, de gran impor- tancia por la calidad del carbén y facilidades de ex- plotacion. En el Valle del rio Cesar existe una extensa zona por explorar, en especial serfa interesante de- terminar una posible continuidad areal entre los carbones del Cerrején y La Loma. La cuenca Oligocena presenta un sector poco conocido en su extremo nordeste en los Departa- mentos de Bolivar y Magdalena. La cuenca carbonifera del Chocé, poco cono- cida puede tener interés dada la alta potencialidad calorifica de sus carbones (9.000 cal/gr) en mues- tras de Tad6 (Escorce, 1969). La cuenca carbonifera amazénica es la menos conocida ya que no hay datos de calidad ni se co- noce claramente la estratigrafia de la region. No hay perspectivas que hagan previsible su explora- cién en un futuro cercano. Las posibilidades exploratorias de minerales de origen lateritico se pueden resumir asi: Durante el Terciario Inferior se presentaron las condiciones éptimas para el desarrollo de este proceso. Las areas que estuvieron sometidas a de- nudacién en esa época se encuentran en la Comisa- ria del Vichada y gran parte del Departamento del Meta, permanentemente expuestas hasta el presen- te, La mayor parte de la Comisaria del Guainia es- tuvo expuesta a denudacién durante el Terciario, pero gran parte de las superficies de laterizacion es- tén cubiertas de arenas edlicas. Existen extensas reas de laterizacién en la Costa Atlantica al sures- te de la falla Tierralta-Calamar, en gran parte cu- biertas por sedimentos marinos del Terciario Supe- ior. Por iiltimo cabe mencionar las superficies de denudacién del flanco oriental de la cordillera Cen- tral, donde pricticamente se puede hablar de una penillanura inclinada, Ademés del proceso de late- rizacion, para la formacién de bauxitas se require que la roca expuesta sea pobre en cuarzo, por tanto, existe esta posibilidad en lateritas desarrolladas en basaltos, calizas, sedimentos arcillosos, rocas meta- mérficas no cuarzosas, rocas intrusivas de compo- sicion intermedia, ete. Otro factor importante para su formacién es que la laterita se halle por encima del nivel fredtico permanente o estacional, ya que al entrar en contacto con aguas fredticas, la bauxi- ta reacciona con la silice que llevan en solucion produciéndose caolin (Valeton, 1972). En el Guai- nia es posible observar como las lateritas contionen niveles de caolin muy puro. Si en la extensa zona que permanecié expuesta durante el Terciario Infe- rior (véase figura 20) se disponen los cuerpos de rocas subsilicicas, tales como el Granito Parguaza en el Vichada (realmente sienita) o los basaltos pre- sentan mas interés para la prospeccién de bauxita. Las arcillas bauxiticas del Valle del Cauca y Cauca, tuvieron origen en un proceso diferente ya que se trata de andosoles o sea suelos que se desarrollan muy répidamente en rocas volednicas vitreas, tal ‘como las que se presentan en esas areas y en un sec- tor del Valle del Atrato (véase figura 25). Con respecto al niquel, otro gran producto de laterizaci6n, las posibilidades no son tan amplias. Ademés de la laterizacion se requiere la presencia de las poco frecuentes rocas ultraméficas. El mayor cinturén de rocas de este tipo en Colombia se en- cuentra en la depresion Cauca-Patia, en cuyo extre- mo norte esta el yacimiento de Cerromatoso y don- FIGURA 26 GALVIS, J GENESIS MINERAL EN COLOMBIA FIGURA 27 de también se conocen otras exposiciones de rocas ultraméficas laterizadas, tales como La Viera, Mo- gambo, San Juan Alto, El Oso, Los Almendros, etc. pero ninguna llega a conformar un depésito de la calidad y magnitud del primer yacimiento nom- brado. Las rocas ultrabésicas de otros sectores del pais no estuvieron expuestas durante el Terciario Inferior, 0 se encuentran en dreas de intensa ero- sién, lo que no permitié la conservacién de la cu- bierta lateritica. Entre las posibilidades metalogénicas del Ter- ciario merecen una breve mencién los hierros ooli- ticos (véase figura 26). Las perspectivas de hallaz- gos de este tipo de yacimientos son muy buenas en la zona oriental del pais. En varios lugares hubo condiciones posiblemente lacustres donde son fre- cuentes las ocurrencias de esta clase de depésitos, pero infortunadamente en localizaciones geogrifi- cas que hacen poco factible su aprovechamiento econémico. Ademés hay que tener en cuenta que la industria siderirgica mundial estd dejando a un la- do este tipo de mineral, debido a su bajo contenido de hierro en relacién con otras menas. La exploracién de materiales de construccién en sedimentos del Terciario es un tema muy exten- so. En lo referente a materiales pétreos y arcillas se 115 presentan unas condiciones Sptimas. Las sedimen- taciones continentales y transicionales del Cenozéi. co presentan arcillas de gran calidad para la indus- tria cerémica, Estos minerales ofrecen ventajas con respecto a la arcilla residual, ya que el transporte y sedimentacion produce una seleccién granulométri- ca que las separa de los fragmentos de cuarzo y otras impurezas que disminuyen su plasticidad. Por otra parte, a diferencia de sedimentos similares de eras geol6gicas anteriores no presentan desarrollo, de micas que impiden su uso en cerémica. Los con- glomerados de origen fluvial del Cenozdico son ideales en la produccién de pétreos al no requerir trituracién. Las siguientes Formaciones geologicas presen- tan los materiales antes mencionados: Formacién Buga y Grupo Cauca en el Valle del Cauca; Forma- ciones Leén y Guayabo en Norte de Santander; Formaciones Guaduas y Bogota en Cundinamarca; Formaciones Ciénaga de Oro y Cerrito, San Anto- nio en la Costa Atlantica; Terciario Carbonifero de Antioquia; Formacién Honda en el Alto Magdale- nna, ete, Este aspecto de los materiales de construccién es el que més facilmente da resultados répidos con exploracién de bajo costo y atin con el uso inteli- gente de Ia cartografia geologica existente en con- sultas de biblioteca. Cronolégicamente los tltimos depésitos del Cenozéico son los placeres aluviales y las arenas magnéticas de playa. Con relaciénn a los primeros debe reiterarse el criterio de que cualquier prospec- cién de aluviones con metales preciosos ha de ligar- se estrechamente con la identificacién y localiza- cién de la fuente primaria. En este aspecto, hay placerés cuyo origen es relativamente claro; cabe mencionar los de los rios Telemb{ y Bajo Patia, San Juan, Atrato, rio Cauca en la region de Asnazii y algunos de menores proporciones cerca de Mar- mato, en Acandi, Bajo Lebrija y regién de Mocoa. Hay otros en los que la fuente primaria no es- té claramente identificada; cabe mencionar los pla- ceres del rio Nechi, Bajo Cauca, rfo Bagre, rio Sal- dafia, rio San Jorge, rio Sina. Por ultimo puede referirse al caso de Guainia donde se identificé en primer lugar la fuente primaria y posteriormente han empezado a localizarse y explotarse los aluvio- nes. Las arenas magnéticas usadas en algunos pai- ses como materia prima para la siderdrgica (como en caso de Nueva Zelandia) han sido objeto de es- tudio preliminar en la Costa Atlantica con resulta- do poco halagador. La zona més interesante se sitéa al oeste en la region de Acandi. En la Costa, Pacifica hay un extenso campo para explorar posi- bilidades si las necesidades de la siderdrgica nacio- nal algin dia lo requieren. 116 REV. ACAD, COLOMB. CIENC: VOL. XVU; NUMERO 67 — BECIEMBRE DE 1990 me _CREV. ACAD, COLOMB, CIENC:: VOH- XVII; NUMERO 67 — BICIEMBRE DE 1990 Referencias citadas Alvarez, J. & H. Gonsélez, 1978, Geologia y Geoguimica del Cus

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