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T.B.

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TEXTOS BÍBLICOS SOBRE EL PECADO ORIGINAL


1
Génesis 2: Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, 2y dio por concluida Dios en el séptim o
día la labor que había hecho, y cesó en el día séptim o de toda la labor que hiciera. 3Y bendijo
Dios el día séptim o y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que
Dios había hecho. 4Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.
El día en que hizo Yahvéh Dios la tierra y el cielo, 5no había aún en la tierra arbusto alguno del cam po,
y ninguna hierba del cam po había germ inado todavía, pues Yahvéh Dios no había hecho llover sobre la
tierra, ni había hom bre que labrara el suelo. 6Pero un m anantial brotaba de la tierra y regaba toda la
superficie del suelo. 7Entonces Yahvéh Dios form ó al hom bre con polvo del suelo, e insufló en sus narices
aliento de vida, y resultó el hom bre un ser viviente. 8Luego plantó Yahvéh Dios un jardín en Edén, al
oriente, donde colocó al hom bre que había form ado. 9Yahvéh Dios hizo brotar del suelo toda clase de
árboles deleitosos a la vista y buenos para com er, y en m edio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de
la ciencia del bien y del m al.10De Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro
brazos. 11Uno se llam a Pisón: es el que rodea todo el país de Javilá, donde hay oro.12El oro de aquel país
es fino. Allí se encuentra el bedelio y el ónice. 13El segundo río se llam a Guijón: es el que rodea el país
de Cus. 14El tercer río se llam a Tigris: es el que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.
15
Tom ó, pues, Yahvéh Dios al hom bre y lo dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. 16Y
Dios im puso al hom bre este m andam iento: «De cualquier árbol del jardín puedes com er, 17m as del árbol
de la ciencia del bien y del m al no com erás, porque el día que com ieres de él, m orirás sin rem edio.» 18Dijo
luego Yahvéh Dios: «No es bueno que el hom bre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.» 19Y
Yahvéh Dios form ó del suelo todos los anim ales del cam po y todas las aves del cielo y los llevó ante el
hom bre para ver cóm o los llam aba, y para que cada ser viviente tuviese el nom bre que el hom bre le diera.
20
El hom bre puso nom bres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los anim ales del cam po,
m as para el hombre no encontró una ayuda adecuada. 21Entonces Yahvéh Dios hizo caer un profundo
sueño sobre el hom bre, que se durm ió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. 22De
la costilla que Yahvéh Dios había tom ado del hom bre form ó una m ujer y la llevó ante el
hom bre.23Entonces éste exclam ó: «Esta vez sí que es hueso de m is huesos y carne de m i carne. Ésta
será llam ada mujer, porque del varón ha sido tom ada.» 24Por eso deja el hom bre a su padre y a su m adre
y se une a su m ujer, y se hacen una sola carne. 25Estaban am bos desnudos, el hom bre y su m ujer, pero
no se avergonzaban uno del otro.

1
Génesis 3: La serpiente era el m ás astuto de todos los anim ales del cam po que Yahvéh Dios había hecho.
Y dijo a la m ujer: «¿Cóm o es que Dios os ha dicho: No com áis de ninguno de los árboles del
2
jardín?» Respondió la m ujer a la s e rp ie n te : « P o d e m o s comer
del fruto de los árboles del jardín. 3 Mas del fruto del árbol que está en m edio del jardín, ha dicho Dios:
No com áis de él, ni lo toquéis, so pena de m uerte.» 4 Replicó la serpiente a la m ujer: «De ninguna m anera
m oriréis.5 Es que Dios sabe m uy bien que el día en que com iereis de él, se os abrirán los ojos y seréis
com o dioses, conocedores del bien y del m al.» 6 Y com o viese la m ujer que el árbol era bueno para
com er, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tom ó de su fruto y com ió, y dio tam bién a
su m arido, que igualm ente com ió. 7 Entonces se les abrieron a entram bos los ojos, y se dieron cuenta de
que estaban desnudos; y, cosiendo hojas de higuera, se hicieron unos ceñidores. 8 Oyeron luego el ruido
de los pasos de Yahvéh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hom bre y su m ujer
se ocultaron de la vista de Yahvéh Dios por entre los árboles del jardín. 9 Yahvéh Dios llam ó al hom bre
y le dijo: «¿Dónde estás?» 10 Éste contestó: «Te he oído andar por el jardín y he tenido m iedo, porque
estoy desnudo; por eso m e he escondido.» 11 Él replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo?
¿Has com ido acaso del árbol del que te prohibí com er?» 12 Dijo el hom bre: «La m ujer que m e diste por
com pañera m e dio del árbol y com í.» 13 Dijo, pues, Yahvéh Dios a la m ujer: «¿Por qué lo has hecho?»
Contestó la m ujer: «La serpiente m e sedujo, y com í.» 14 Entonces Yahvéh Dios dijo a la serpiente: «Por
haber hecho esto, m aldita seas entre todas las bestias y entre todos los anim ales del cam po. Sobre tu
vientre cam inarás, y polvo com erás todos los días de tu vida. 15 Enem istad pondré entre ti y la m ujer, entre
tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza m ientras acechas tú su calcañar.»
16
A la m ujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus em barazos: con dolor parirás los hijos.
Hacia tu m arido irá tu apetencia, y él te dom inará.» 17 Al hom bre le dijo: «Por haber escuchado la voz de
tu m ujer y com ido del árbol del que yo te había prohibido com er, m aldito sea el suelo por tu causa: con
fatiga sacarás de él el alim ento todos los días de tu vida. 18 Espinas y abrojos te producirá, y com erás la
hierba del cam po. 19 Con el sudor de tu rostro com erás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él
fuiste tom ado. Porque eres polvo y al polvo tornarás.» 20 El hom bre llam ó a su m ujer «Eva», por ser ella
la m adre de todos los vivientes. 21 Yahvéh Dios hizo para el hom bre y su m ujer túnicas de piel y los vistió. 22
Y dijo Yahvéh Dios: «¡Resulta que el hom bre ha venido a ser com o uno de nosotros, en cuanto a conocer
el bien y el m al! Ahora, pues, cuidado, no alargue su m ano y tom e tam bién del árbol de la vida y com iendo
de él viva para siem pre.» 23 Y lo echó Yahvéh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde
había sido tom ado. 24 Tras expulsar al hom bre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llam a de
espada vibrante, para guardar el cam ino del árbol de la vida.
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Sab 1, 11-13: 11
Guardaos, pues, de murmuraciones inútiles, preservad vuestra lengua de la maledicencia; que la palabra
más secreta no se pronuncia en vano, y la boca mentirosa da muerte al alma. 12 No os busquéis la muerte
con los extravíos de vuestra vida, no os atraigáis la ruina con las obras de vuestras manos; 13 que no fue
Dios quien hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes.

Sab 2, 24: mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.

Eclo 25,24: Por la m ujer fue el com ienzo del pecado y por causa de ella m orim os todos.

M t 23, 29-36: 29
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas
y adornáis los m onum entos de los justos, 30 y decís: “Si nosotros hubiéram os vivido en el tiem po
de nuestros padres, no habría m os te n ido p a rte c o n e llo s en la
sangre de los profetas!” 31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros m ism os que sois hijos de los que
m ataron a los profetas. 32 ¡Colm ad tam bién vosotros la m edida de vuestros padres! 33 «¡Serpientes, raza
de víboras! ¿Cóm o vais a escapar de la condenación de la gehenna? 34 Por eso, he aquí que yo envío a
vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los m ataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en
vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad, 35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre
inocente derram ada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo
de Baraquías, a quien m atasteis entre el Santuario y el altar. 36 Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre
esta generación.

24
M t 13, 24-30. 36-43: O tra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es sem ejante a un
hom bre que sem bró buena sem illa en su cam po. 25 Pero, m ientras su gente dorm ía, vino
su enem igo, sem bró encim a cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Cuando brotó la
hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. 27 Los siervos del am o se acercaron a decirle:
“Señor, ¿no sem braste sem illa buena en tu cam po? ¿Cóm o es que tiene cizaña?” 28 Él les contestó:
“Algún enem igo ha hecho esto.” Dícenle los siervos: “¿Quieres, pues, que vayam os a recogerla?” 29
Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. 30 Dejad que am bos crezcan
juntos hasta la siega. Y al tiem po de la siega, diré a los segadores: Recoged prim ero la cizaña y atadla
en gavillas para quem arla, y el trigo recogedlo en m i granero.”»
36
Entonces despidió a la m ultitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos
la parábola de la cizaña del cam po.» 37 Él respondió: «El que siem bra la buena sem illa es el Hijo del
hom bre; 38 el cam po es el m undo; la buena sem illa son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del
Maligno; 39 el enem igo que la sem bró es el diablo; la siega es el fin del m undo, y los segadores son los
ángeles. 40 De la m ism a m anera, pues, que se recoge la cizaña y se la quem a en el fuego, así será al fin
del m undo. 41 El Hijo del hom bre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos
y a los obradores de iniquidad, 42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de
dientes. 43 Entonces los justos brillarán com o el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

3
M t 19, 3-9: Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar
a su m ujer por un m otivo cualquiera?» 4 Él respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde
el com ienzo, los hizo varón y hembra, 5 y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? 6 De m anera que ya no son dos, sino una
sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hom bre.» 7 Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés
prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» 8 Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro
corazón, os perm itió repudiar a vuestras m ujeres; pero al principio no fue así. 9 Ahora bien, os digo que
quien repudie a su m ujer -no por fornicación- y se case con otra, com ete adulterio.»

8
1 Jn 1,8-2,2: Si decim os: «No tenem os pecado», nos engañam os y la verdad no está en nosotros. 9 Si
reconocem os nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de
toda injusticia. 10 Si decim os: «No hem os pecado», le hacem os m entiroso y su palabra no
está en nosotros. 2 1 Hijos m íos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenem os un
abogado ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. 2 Él es víctim a de propiciación por nuestros pecados, no
sólo por los nuestros, sino tam bién por los del m undo entero.

1
Jn 3, 1-7: Había entre los fariseos un hom bre llam ado Nicodem o, m agistrado judío. 2 Fue éste a Jesús de
noche y le dijo: «Rabbí, sabem os que has venido de Dios com o m aestro, porque nadie puede
realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él.» 3 Jesús le respondió: «En
verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.» 4 Dícele Nicodem o:
«¿Cóm o puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su m adre y
nacer?» 5 Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios. 6 Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. 7
No te asom bres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de nuevo.
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Rom 5, 12-21: 12
Por tanto, com o por un hom bre entró el pecado en el mundo y por el pecado la m uerte y así la
m uerte alcanzó a todos los hom bres, ya que todos pecaron;
13
-porque, hasta la ley, había pecado en el m undo, pero el pecado no se im puta no habiendo ley-;
14
con todo, reinó la m uerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una
transgresión sem ejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
15
Pero con el don no sucede com o con el delito. Si por el delito de uno m urieron todos ¡cuánto m ás la
gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un hom bre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos!
16
Y no sucede con el don com o con las consecuencias del pecado de uno; porque el juicio, partiendo de
uno, lleva a la condenación, m as la obra de la gracia, partiendo de m uchos delitos, se resuelve en
justificación.
17
En efecto, si por el delito de uno reinó la muerte por un hom bre ¡con cuánta m ás razón los que reciben
en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno, por Jesucristo!
18
Así pues, com o el delito de uno atrajo sobre todos los hom bres la condenación, así tam bién la obra de
justicia de uno procura a todos la justificación que da la vida.
19
En efecto, así com o por la desobediencia de un hom bre, todos fueron constituidos pecadores, así
tam bién por la obediencia de uno todos serán constituidos justos.
20
La ley, en verdad, intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó
la gracia;
21
así, lo m ism o que el pecado reinó por la m uerte, así tam bién reinará la gracia en virtud de la justicia
para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.

7
Rom 7, 7-25: ¿Qué decir, entonces? ¿Que la ley es pecado? ¡De ningún m odo! Sin em bargo yo no conocí el
pecado sino por la ley. De suerte que yo hubiera ignorado la concupiscencia si la ley no dijera: ¡No
te des a la concupiscencia! 8 Mas el pecado, aprovechándose del precepto, suscitó
en m í toda suerte de concupiscencias; pues sin ley el pecado estaba m uerto. 9 ¡Vivía yo un tiem po sin ley!,
pero en cuanto sobrevino el precepto, revivió el pecado, 10 y yo m orí; y resultó que el precepto, dado para
vida, m e causó m uerte. 11 Porque el pecado, aprovechándose del precepto, m e sedujo, y por él, m e dio
m uerte. 12 Así que, la ley es santa, y santo el precepto, y justo y bueno. 13 Luego ¿se ha convertido lo
bueno en m uerte para m í? ¡De ningún m odo! Sino que el pecado, para aparecer com o tal, se sirvió de una
cosa buena, para procurarm e la m uerte, a fin de que el pecado ejerciera todo su poder de pecado por
m edio del precepto. 14 Sabem os, en efecto, que la ley es espiritual, m as yo soy de carne, vendido al poder
del pecado. 15 Realm ente, m i proceder no lo com prendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que
aborrezco. 16 Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena; 17 en realidad, ya
no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en m í. 18 Pues bien sé yo que nada bueno habita en m í,
es decir, en m i carne; en efecto, querer el bien lo tengo a m i alcance, m as no el realizarlo, 19 puesto que
no hago el bien que quiero, sino que obro el m al que no quiero. 20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo
quien lo obra, sino el pecado que habita en m í. 21 Descubro, pues, esta ley: aunque quiera hacer el bien,
es el m al el que se m e presenta. 22 Pues m e com plazco en la ley de Dios según el hom bre interior, 23 pero
advierto otra ley en m is m iem bros que lucha contra la ley de m i razón y m e esclaviza a la ley del pecado
que está en m is m iem bros. 24 ¡Pobre de m í! ¿Quién m e librará de este cuerpo que m e lleva a la m uerte?
25
¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo m ism o quien con la razón
sirvo a la ley de Dios, m as con la carne, a la ley del pecado.
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TEXTOS BÍBLICOS SOBRE LA GRACIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Génesis 6, 8 Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvéh.


Génesis 12, 13 a fin de que m e vaya bien por causa tuya, y viva yo en gracia a ti.
Génesis 18, 3 y dijo: «Señor m ío, si te he caído en gracia, ea, no pases de largo
Génesis 18, 32 Respondió: Tam poco haría destrucción en gracia de los veinte.
Génesis 19, 19 Ya que este servidor tuyo te ha caído en gracia, y m e has hecho el gran favor ...
Génesis 32, 6 y ahora m ando a avisar a m i señor, para hallar gracia a sus ojos.»
Génesis 33, 15 «¿Para qué tal? Con que halle yo gracia a los ojos de m i señor...»
Génesis 47, 25 «Nos has salvado la vida. Hallem os gracia a los ojos de m i señor
Génesis 47, 29 «Si he hallado gracia a tus ojos ... hazm e este favor y lealtad...
Génesis 50, 4 «Si he hallado gracia a vuestros ojos, por favor...
Éxodo 3, 21 «Yo haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios
Éxodo 33, 12 "Has hallado gracia a m is ojos."
Éxodo 33, 13 Ahora, pues, si realm ente he hallado gracia a tus ojos, hazm e saber tu cam ino, para que
yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y m ira que esta gente es tu pueblo
Éxodo 33, 16 he hallado gracia a tus ojos
Éxodo 33, 17 Respondió Yahvéh a Moisés: «Haré tam bién esto que m e acabas de pedir, pues has
hallado gracia a m is ojos, y yo te conozco por tu nom bre.
Éxodo 33, 19 pues hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia con quien tengo misericordia
Éxodo 34, 9 «Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor,
Núm eros 11, 11 ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos...
Núm eros 11, 15 por favor, si he hallado gracia a tus ojos...
Núm eros 32, 5 «Si hem os hallado gracia a tus ojos...
Deuteronom io 24, 1 no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada
Jueces 6, 17 Si he hallado gracia a tus ojos dam e una señal de que eres tú el que m e hablas.
Jueces 11, 37 Después dijo a su padre: «Que se m e conceda esta gracia: déjam e dos m eses para ir
a vagar por las m ontañas y llorar con m is com pañeras m i virginidad.
Rut 2, 2 «Déjam e ir al cam po a espigar detrás de aquél a cuyos ojos halle gracia»
Rut 2, 10 «¿Cóm o he hallado gracia a tus ojos para que te fijes en m í...
Rut 2, 13 «Halle yo gracia a tus ojos, m i señor, pues m e has consolado
I Sam uel 1, 18 Ella dijo: «Que tu sierva halle gracia a tus ojos.»
I Sam uel 16, 22 que tu hijo David se quede a m i servicio, porque ha hallado gracia a m is ojos.
I Sam uel 20, 29 si he hallado gracia a tus ojos, déjam e ... ir a ver a m is herm anos
I Sam uel 25, 8 Que estos m uchachos encuentren, pues, gracia a tus ojos,
I Sam uel 27, 5 «Si he hallado gracia a tus ojos...
II Sam uel 14, 22 «Hoy ha conocido tu siervo que ha hallado gracia a tus ojos, oh rey m i señor, pues ha
cum plido el rey el deseo de su siervo
II Sam uel 15, 25 Si he hallado gracia a los ojos de Yahvéh...
II Sam uel 16, 4 ¡Que halle yo gracia a tus ojos, oh rey m i señor!»
II Reyes 25, 27 Evil Merodak, rey de Babilonia, hizo gracia, en el año en que com enzó a reinar, a
Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel
Esdras 7, 28 y a m í m e granjeó gracia delante del rey
Esdras 9, 8 Yahvéh nuestro Dios nos ha concedido la gracia de dejarnos un Resto y de darnos una
liberación en su lugar santo: nuestro Dios ha ilum inado así nuestros ojos y nos ha
reanim ado en m edio de nuestra esclavitud
Nehem ías 1, 11 Concede ahora, te suplico, gracia a tu siervo y haz que encuentre favor...
Tobías 1, 13 m e concedió el Altísim o gracia y favor
Tobías 7, 11 Que el Señor del Cielo os guíe a buen fin esta noche, hijo, y os dé su gracia y su paz
Ester 2, 17 ... halló ella, en presencia del rey, m ás gracia y favor que ninguna otra...
Ester 5, 8 Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si al rey le place escuchar m i petición y cum plir
m i deseo
Ester 7, 3 «Si he hallado gracia a tus ojos, ¡oh rey!, y si al rey le place, concédem e la vida - este es
m i deseo - y la de m i pueblo - esta es m i petición
Ester 8, 5 «Si al rey le parece bien, y si he hallado gracia a sus ojos, si la petición le parece justa
al rey y yo m ism a soy grata a sus ojos...
I Macabeos 10, 60 les hizo num erosos presentes y halló gracia a sus ojos.
I Macabeos 11, 24 partió a verse con el rey en Tolem aida y halló gracia ante él.
II Macabeos 3, 31 invocara al Altísim o para que diese la gracia de vivir a aquel que yacía ya en su últim o
suspiro
II Macabeos 3, 33 «Da m uchas gracias al sum o sacerdote Onías, pues por él te concede el Señor la gracia
de vivir
Job 37, 13 Ya com o castigo para los pueblos de la tierra, ya com o gracia, él los envía.
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Salm o 21, 8 Sí, en Yahvéh confía el rey, y por gracia del Altísim o no ha de vacilar.
Salm o 23, 3 m e guía por senderos de justicia, en gracia de su nom bre.
Salm o 23, 6 Sí, dicha y gracia m e acom pañarán todos los días de m i vida
Salm o 42, 9 De día m andará Yahvéh su gracia
Salm o 45, 3 Eres herm oso, el m ás herm oso de los hijos de Adán, la gracia está derram ada en tus
labios. Por eso Dios te bendijo para siem pre
Salm o 84, 12 Porque Yahvéh Dios es alm ena y escudo, él da gracia y gloria; Yahvéh no niega la
ventura a los que cam inan en la perfección
Salm o 109, 21 Señor Yahvéh, actúa por m í en gracia de tu nom bre, porque tu am or es bueno...
Salm o 119, 29 Aléjam e del cam ino de m entira, y dam e la gracia de tu ley,
Salm o 132, 10 En gracia a David, tu servidor, no rechaces el rostro de tu ungido.
Proverbios 4, 9 pondrá en tu cabeza una diadem a de gracia, una espléndida corona ...
Proverbios 21, 10 El alm a del m alvado desea el m al, su vecino no halla gracia a sus ojos.
Proverbios 22, 11 El que am a los corazones puros, el de gracia en los labios, es am igo del rey.
Proverbios 28, 23 El hom bre que reprende halla al cabo m ás gracia que el de lengua aduladora.
Proverbios 31, 30 Engañosa es la gracia, vana la herm osura, la m ujer que tem e a Yahvéh será alabada
Sabiduría 3, 9 porque la gracia y la m isericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos.
Sabiduría 4, 15 que la gracia y la m isericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos.
Sabiduría 8, 21 com prendiendo que no podría poseer la Sabiduría si Dios no m e la daba, - y ya era un
fruto de la prudencia saber de quién procedía esta gracia - recurrí al Señor y le pedí
Eclesiástico 3, 18 Cuanto m ás grande seas, m ás debes hum illarte, y ante el Señor hallarás gracia.
Eclesiástico 4, 21 hay una vergüenza que conduce al pecado, y otra vergüenza que es gloria y gracia
Eclesiástico 7, 19 No faltes a la m ujer sabia y buena, que su gracia vale m ás que el oro.
Eclesiástico 7, 33 La gracia de tu dádiva llegue a todo viviente, ni siquiera a los muertos les rehúses tu gracia
Eclesiástico 8, 19 No abras tu corazón a todo el m undo, pues no te han de com pensar con gracia alguna
Eclesiástico 20, 19 Hom bre sin gracia es cuento inoportuno por boca de ignorantes repetido.
Eclesiástico 21, 16 El relato del necio es fardo en el cam ino, en los labios del inteligente se halla gracia
Eclesiástico 24, 16 Cual terebinto he alargado m is ram as, y m is ram as son ram as de gloria y de gracia
Eclesiástico 24, 17 Com o la vid he hecho germ inar la gracia, y m is flores son frutos de gloria y riqueza.
Eclesiástico 26, 13 La gracia de la m ujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos.
Eclesiástico 26, 15 Gracia de gracias la m ujer pudorosa,
Eclesiástico 32, 10 Al trueno se adelanta el relám pago, así al m odesto le antecede la gracia.
Eclesiástico 37, 21 Pues no se le dio la gracia que viene del Señor, porque estaba vacío de toda sabiduría
Eclesiástico 40, 22 Gracia y belleza el ojo anhela, pero m ás que am bas cosas el verdor del sem brado.
Eclesiástico 41, 27 Serás entonces un hom bre ruboroso, y ante todo el m undo hallarás gracia.
Eclesiástico 44, 22 A Isaac le aseguró lo m ism o, en gracia a su padre Abraham .
Eclesiástico 45, 1 un hombre de bien, que hallaba gracia a los ojos de todos, amado por Dios y por los hombres
Isaías 26, 10 Aunque se haga gracia al malvado, no aprende justicia;
Isaías 27, 11 por eso no le tiene piedad su Hacedor, su Plasm ador no le otorga gracia.
Isaías 30, 18 aguardará Yahvéh para haceros gracia, y así se levantará para com padeceros, porque
Dios de equidad es Yahvéh
Isaías 61, 2 a pregonar año de gracia de Yahvéh, día de venganza de nuestro Dios; para consolar a
todos los que lloran
Jerem ías 31, 2 Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada:
Jerem ías 31, 3 Con am or eterno te he am ado: por eso he reservado gracia para ti.
Jerem ías 37, 20 caiga bien en tu presencia mi petición de gracia
Jerem ías 38, 26 He pedido al rey la gracia de que no se m e devuelva a casa de Jonatán a m orirm e allí
Jerem ías 52, 31 Evil Merodak, rey de Babilonia, hizo gracia en el año en que com enzó a reinar, a Joaquín,
rey de Judá, y lo sacó de la cárcel
Baruc 1, 12 les servirem os largos días y hallarem os gracia a sus ojos.
Baruc 2, 14 Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra súplica, líbranos por ti m ism o, y haz que
hallem os gracia a los ojos de los que nos deportaron
Daniel 1, 9 Dios concedió a Daniel hallar gracia y benevolencia ante el jefe de los eunucos.
Daniel 3, 39 y hallar gracia a tus ojos.
Oseas 12, 5 Luchó con el ángel y le pudo, lloró y le im ploró gracia.
Jonás 2, 9 Los que veneran vanos ídolos su propia gracia abandonan.
Nahún 3, 4 por las m uchas prostituciones de la prostituta, bella de gracia y m aestra en sortilegios
Zacarías 6, 14 Será la corona para Jelday, Tobías y Yedaías, y para el hijo de Sefanías, un m em orial de
gracia en el Tem plo de Yahvéh
Zacarías 11, 7 m e procuré dos cayados: a uno lo llam é «Gracia» y al otro «Vínculo».
Zacarías 11, 10 Tom é luego m i cayado «Gracia» y lo partí, para rom per la alianza que Yahvéh había
concluido con todos los pueblos
Zacarías 12, 10 derram aré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de
gracia y de oración; y m irarán hacia m í.
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TEXTOS BÍBLICOS SOBRE LA GRACIA EN EL NUEVO TESTAMENTO


Lucas 1, 28 Y entrando, le dijo: nAlégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.o
Lucas 1, 30 nNo tem as, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
Lucas 2, 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
Lucas 2, 52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hom bres.
Lucas 4, 19 y proclam ar un año de gracia del Señor.
Lucas 4, 22 Y todos daban testim onio de él y estaban adm irados de las palabras llenas de gracia que
salían de su boca.
Juan 1, 14 gloria que recibe del Padre com o Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan 1, 16 Pues de su plenitud hem os recibido todos, y gracia por gracia.
Juan 1, 17 Porque la Ley fue dada por m edio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por
Jesucristo.
Hechos 3, 14 Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un
asesino,
Hechos 6, 8 Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y
señales.
Hechos 7, 10 y le libró de todas sus tribulaciones y le dio gracia y sabiduría ante Faraón
Hechos 7, 46 que halló gracia ante Dios y pidió encontrar una Morada para la casa de Jacob.
Hechos 10, 40 a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse,
Hechos 11, 23 Cuando llegó y vio la gracia de Dios se alegró y exhortaba a todos a perm anecer, con
corazón firm e, unidos al Señor,
Hechos 13, 43 Pablo y Bernabé conversaban con ellos y les persuadían a perseverar fieles a la gracia
de Dios.
Hechos 14, 3 hablando con valentía del Señor que les concedía obrar por sus m anos señales y
prodigios, dando así testim onio de la predicación de su gracia.
Hechos 14, 26 ... Antioquía, de donde habían partido encom endados a la gracia de Dios para la obra que
habían realizado.
Hechos 15, 11 Nosotros creem os m ás bien que nos salvam os por la gracia del Señor Jesús, del m ism o
m odo que ellos.
Hechos 15, 40 por su parte Pablo eligió por com pañero a Silas y partió, encom endado por los herm anos
a la gracia de Dios.
Hechos 18, 27 Una vez allí fue de gran provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído;
Hechos 20, 24 el m inisterio que he recibido del Señor Jesús, de dar testim onio del Evangelio de la gracia
de Dios.
Hechos 20, 32 Ahora os encom iendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir
el edificio y daros la herencia con todos los santificados.
Hechos 25, 3 le pedían una gracia contra él, que le hiciera trasladar a Jerusalén, m ientras preparaban
una celada para m atarle en el cam ino.
Rom anos 1, 5 por quien recibim os la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria
de su nom bre entre todos los gentiles,
Rom anos 1, 7 a vosotros gracia y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Rom anos 3, 24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo
Jesús,
Rom anos 5, 2 por quien hem os obtenido tam bién, m ediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos
hallam os, y nos gloriam os en la esperanza de la gloria de Dios.
Rom anos 5, 15 Pero con el don no sucede com o con el delito. Si por el delito de uno solo m urieron todos
¡cuánto m ás la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hom bre
Jesucristo, se han desbordado sobre todos!
Rom anos 5, 16 Y no sucede con el don com o con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la
sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, m as la obra de la gracia,
partiendo de m uchos delitos, se resuelve en justificación.
Rom anos 5, 17 En efecto, si por el delito de uno solo reinó la m uerte por un solo hom bre ¡con cuánta m ás
razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida
por un solo, por Jesucristo!
Rom anos 5, 20 pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia;
Rom anos 5, 21 así, lo m ism o que el pecado reinó en la m uerte, así tam bién reinaría la gracia en virtud
de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor.
Rom anos 6, 1 ¿Qué direm os, pues? ¿Que debem os perm anecer en el pecado para que la gracia se
m ultiplique? ¡De ningún m odo!
Rom anos 6, 14 Pues el pecado no dom inará ya sobre vosotros, ya que no estáis bajo la ley sino bajo la
gracia.
Rom anos 6, 15 Pues ¿qué? ¿Pecarem os porque no estam os bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ningún
m odo!
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Rom anos 11, 5 Pues bien, del m ism o m odo, tam bién en el tiem po presente subsiste un resto elegido por
gracia.
Rom anos 11, 6 Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro m odo, la gracia no sería ya gracia.
Rom anos 12, 3 En virtud de la gracia que m e fue dada, os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os
estim éis en m ás de lo que conviene; tened m ás bien una sobria estim a según la m edida
de la fe que otorgó Dios a cada cual.
Rom anos 12, 6 Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de
profecía, ejerzám oslo en la m edida de nuestra fe;
Rom anos 15, 15 Sin em bargo, en algunos pasajes os he escrito con cierto atrevim iento, com o para
reavivar vuestros recuerdos, en virtud de la gracia que m e ha sido otorgada por Dios,
Rom anos 16, 20 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
I Corintios 1, 3 gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
I Corintios 1, 4 Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido
otorgada en Cristo Jesús,
I Corintios 1, 7 Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro
Señor Jesucristo.
I Corintios 3, 10 Conform e a la gracia de Dios que m e fue dada, yo, com o buen arquitecto, puse el
cim iento,
I Corintios 7, 7 Mi deseo sería que todos los hom bres fueran com o yo; m as cada cual tiene de Dios su
gracia particular: unos de una m anera, otros de otra.
I Corintios 15, 10 Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en m í.
Antes bien, he trabajado m ás que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está
conm igo.
I Corintios 16, 23 ¡Que la gracia del Señor Jesús sea con vosotros!
II Corintios 1, 2 a vosotros gracia y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
II Corintios 1, 11 si colaboráis tam bién vosotros con la oración en favor nuestro, para que la gracia
obtenida por intervención de m uchos sea por m uchos agradecida en nuestro nom bre.
II Corintios 1, 12 con la santidad y la sinceridad que vienen de Dios, y no con la sabiduría carnal, sino con
la gracia de Dios.
II Corintios 1, 15 Con este convencim iento quería yo ir prim ero donde vosotros a fin de procuraros una
segunda gracia,
II Corintios 4, 15 Y todo esto, para vuestro bien a fin de que cuantos m ás reciban la gracia, m ayor sea el
agradecim iento, para gloria de Dios.
II Corintios 6, 1 Y com o cooperadores suyos que som os, os exhortam os a que no recibáis en vano la
gracia de Dios.
II Corintios 8, 1 Os dam os a conocer, herm anos, la gracia que Dios ha otorgado a las Iglesias de
Macedonia.
II Corintios 8, 4 nos pedían con m ucha insistencia la gracia de participar en el servicio en bien de los
santos.
II Corintios 9, 8 Y poderoso es Dios para colm aros de toda gracia a fin de que teniendo, siem pre y en
todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena.
II Corintios 9, 14 Y con su oración por vosotros, m anifiestan su gran afecto hacia vosotros a causa de la
gracia sobreabundante que en vosotros ha derram ado Dios.
II Corintios 12, 9 Pero él m e dijo: nMi gracia te basta, que m i fuerza se m uestra perfecta en la flaquezao.
Por tanto, con sum o gusto seguiré gloriándom e sobre todo en m is flaquezas, para que
habite en m í la fuerza de Cristo.
II Corintios 13, 13 La gracia del Señor Jesucristo, el am or de Dios y la com unión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros.
Gálatas 1, 3 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo,
Gálatas 1, 6 Me m aravillo de que abandonando al que os llam ó por la gracia de Cristo, os paséis tan
pronto a otro evangelio
Gálatas 1, 15 Mas, cuando Aquel que m e separó desde el seno de m i m adre y m e llam ó por su gracia,
tuvo a bien
Gálatas 2, 9 y reconociendo la gracia que m e había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran
considerados com o colum nas, nos tendieron la m ano en señal de com unión a m í y a
Bernabé
Gálatas 2, 21 No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se obtuviera la justificación,
entonces hubiese m uerto Cristo en vano.
Gálatas 5, 4 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Os habéis apartado de
la gracia.
Gálatas 6, 18 Herm anos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
Efesios 1, 2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Efesios 1, 6 para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Am ado.
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Efesios 1, 7 En él tenem os por m edio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la
riqueza de su gracia
Efesios 2, 5 estando m uertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntam ente con Cristo - por
gracia habéis sido salvados -
Efesios 2, 7 a fin de m ostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Efesios 2, 8 Pues habéis sido salvados por la gracia m ediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino
que es un don de Dios;
Efesios 3, 2 si es que conocéis la m isión de la gracia que Dios m e concedió en orden a vosotros
Efesios 3, 7 del cual he llegado a ser m inistro, conform e al don de la gracia de Dios a m í concedida
por la fuerza de su poder.
Efesios 3, 8 A m í, el m enor de todos los santos, m e fue concedida esta gracia: la de anunciar a los
gentiles la inescrutable riqueza de Cristo,
Efesios 6, 24 La gracia sea con todos los que am an a nuestro Señor Jesucristo en la vida incorruptible.
Filipenses 1, 2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Filipenses 1, 7 Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en m i corazón, partícipes
com o sois todos de m i gracia, tanto en m is cadenas com o en la defensa y consolidación
del Evangelio.
Filipenses 1, 29 Pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo... no sólo que creáis en
él, sino tam bién que padezcáis por él,
Filipenses 4, 23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
Colosenses 1, 2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre.
Colosenses 1, 6 y fructifica y crece entre vosotros lo m ism o que en todo el m undo, desde el día en que
oísteis y conocisteis la gracia de Dios en la verdad:
Colosenses 4, 18 El saludo va de m i m ano, Pablo. Acordaos de m is cadenas. La gracia sea con vosotros.
I Tesalonicenses 1, 1 A vosotros gracia y paz.
I Tesalonicenses 1, 2 En todo m om ento dam os gracias a Dios por todos vosotros, recordándoos sin cesar en
nuestras oraciones.
I Tesalonicenses 5, 28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
II Tesalonicenses 1, 2 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
II Tesalonicenses 1, 12 para que así el nom bre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en vosotros, y vosotros
en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
II Tesalonicenses 3, 18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
I Tim oteo 1, 2 a Tim oteo, verdadero hijo m ío en la fe. Gracia, m isericordia y paz de parte de Dios Padre
y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
I Tim oteo 1, 14 Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó en m í, juntam ente con la fe y la caridad en
Cristo Jesús.
I Tim oteo 6, 21 La gracia sea con vosotros.
II Tim oteo 1, 2 Gracia, m isericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús Señor nuestro.
II Tim oteo 1, 9 que nos ha salvado y nos ha llam ado con una vocación santa, no por nuestras obras,
sino por su propia determ inación y por su gracia que nos dio desde toda la eternidad en
Cristo Jesús,
II Tim oteo 2, 1 Tú, pues, hijo m ío, m anténte fuerte en la gracia de Cristo Jesús;
II Tim oteo 4, 22 La gracia sea con vosotros.
Tito 1, 4 Gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Tito 2, 11 Porque se ha m anifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hom bres,
Tito 3, 7 para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de
vida eterna.
Tito 3, 15 La gracia sea con todos vosotros.
Filem ón 0, 3 Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Filem ón 0, 22 espero que por vuestras oraciones se os concederá la gracia de m i presencia.
Filem ón 0, 25 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
Hebreos 2, 9 pues por la gracia de Dios gustó la m uerte para bien de todos.
Hebreos 4, 16 Acerquém onos, por tanto, confiadam ente al trono de gracia, a fin de alcanzar
m isericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna.
Hebreos 10, 29 ... y ultrajó al Espíritu de la gracia?
Hebreos 12, 15 Poned cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios;
Hebreos 12, 28 Por eso, nosotros que recibim os un reino inconm ovible, hem os de m antener la gracia y,
m ediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con religiosa piedad y reverencia,
Hebreos 13, 9 No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas. Mejor es fortalecer el corazón con
la gracia que con alim entos que nada aprovecharon a los que siguieron ese cam ino.
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Hebreos 13, 25 La gracia sea con vosotros.
Santiago 4, 6 Más aún, da una gracia m ayor; por eso dice: Dios resiste a los soberbios y da su gracia
a los hum ildes.
I Pedro 1, 2 A vosotros gracia y paz abundantes.
I Pedro 1, 10 Sobre esta salvación investigaron e indagaron los profetas, que profetizaron sobre la
gracia destinada a vosotros,
I Pedro 1, 13 poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará m ediante la Revelación
de Jesucristo.
I Pedro 3, 7 De igual m anera vosotros, m aridos, en la vida com ún sed com prensivos con la m ujer que
es un ser m ás frágil, tributándoles honor com o coherederas que son tam bién de la gracia
de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo.
I Pedro 4, 10 Que cada cual ponga al servicio de los dem ás la gracia que ha recibido, com o buenos
adm inistradores de las diversas gracias de Dios.
I Pedro 5, 5 revestíos todos de hum ildad en vuestras m utuas relaciones, pues Dios resiste a los
soberbios y da su gracia a los hum ildes.
I Pedro 5, 10 El Dios de toda gracia, el que os ha llam ado a su eterna gloria en Cristo, después de
breves sufrim ientos, os restablecerá, afianzará, robustecerá y os consolidará.
I Pedro 5, 12 os he escrito brevem ente, exhortándoos y atestiguándoos que esta es la verdadera
gracia de Dios; perseverad en ella.
II Pedro 1, 2 A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocim iento de nuestro Señor.
II Pedro 3, 18 Creced, pues, en la gracia y en el conocim iento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
II Juan 3 La gracia, la m isericordia y la paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del
Padre, estarán con nosotros según la verdad y el am or.
Judas 4 Son im píos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único
Dueño y Señor nuestro Jesucristo.
Apocalipsis 1, 4 Gracia y paz a vosotros de parte de nAquel que es, que era y que va a veniro,
Apocalipsis 22, 21 Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. ¡Am én!
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Textos del Capítulo 6: LA GRACIA EN EL NUEVO TESTAMENTO

TEXTOS SINÓPTICOS

Mateo 3:1-2 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque ha
llegado el Reino de los Cielos.»

Mateo 3:7-12 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha
enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir
en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar
hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será
cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es
más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En
su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con
fuego que no se apaga.»

Lucas 4:16-22 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se
levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló
el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los
pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para
dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”.
Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» Y todos daban
testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca.

Isaías 61:1-2 El espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, / por cuanto que me ha ungido Yahveh. / A anunciar la buena
nueva a los pobres me ha enviado, / a vendar los corazones rotos; / a pregonar a los cautivos la liberación,
/ y a los reclusos la libertad; / a pregonar año de gracia de Yahveh, / día de venganza de nuestro Dios; /
para consolar a todos los que lloran,

Lucas 4:28-29 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la
ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para
despeñarle.

Marcos 4:26-29 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante,
de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto por sí misma; primero
hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le
mete la hoz, porque ha llegado la siega.»

Santiago 5:7 Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la Venida del Señor. Mirad: el labrador espera el fruto precioso
de la tierra aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías.

Mateo 13:31-33 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un
hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece
es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en
sus ramas.» Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer
y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»

Marcos 4:11-12 El les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les
presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea
que se conviertan y se les perdone.»

Lucas 13:6-9 Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y
no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y
no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año
todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la
cortas."»

Mateo 25:1-12 «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron
al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus
lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite
en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó
un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y
arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se
apagan." Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis
donde los vendedores y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron
con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!"
Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco."
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Lucas 16:1-8 Decía también a sus discípulos: «Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él
de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración,
porque ya no podrás seguir administrando." Se dijo a sí mismo el administrador: "¿Qué haré, pues mi señor
me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para
que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas." «Y convocando uno por uno a
los deudores de su señor, dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" Respondió: "Cien medidas de
aceite." El le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta." Después dijo a otro: "Tú,
¿cuánto debes?" Contestó: "Cien cargas de trigo." Dícele: "Toma tu recibo y escribe ochenta." «El señor
alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más
astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

Mateo 23:37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces
he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!
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Marcos 8:34-38 Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese
a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su
vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina
su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de
mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él
cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»

Mateo 16:24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz y sígame...

Lucas 9:23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame.

Lucas 9:57-62 Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras
tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A
otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que
los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.» También otro le dijo: «Te
seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano
en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»

Marcos 10:17-22 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro
bueno, ¿ qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno?
Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes,
no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo:
«Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo:
«Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego,
ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.

Marcos 10:23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren
en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando
de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!

Marcos 2:5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.»
Marcos 5:34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
Marcos 5:36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»
Marcos 10:52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Mateo 13:44-46 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre,
vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
«También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al
encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
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Marcos 14:36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino
lo que quieras tú.»

Mateo 11:26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.

Lucas 23:34.46 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echando
a suertes.
Y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos pongo mi espíritu...

Mateo 6:9 «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;

Mateo 7:7-11 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca,
halla; y al llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una
piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas
a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!
T.B. - 12 -
Mateo 23:9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.

Marcos 11:25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro
Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas.»

Lucas 12:32 «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino.

Mateo 18:4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.

Marcos 2:17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores.»

Mateo 21:31-32 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo
que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros
por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y
vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.

Lucas 15:1-3 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, y los fariseos y los escribas
murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos.» Entonces les dijo esta parábola.

Lucas 18:9-14 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres
subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta
manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros,
ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó
a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será
ensalzado.»

Mateo 20:1-15 «En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a
contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su
viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: "Id también
vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e
hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontar a otros que estaban allí, les dice:
"¿Por qué estáis aquí todo el día parados?" Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también
vosotros a la viña." Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los obreros y págales
el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros." Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron
un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un
denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: "Estos últimos no han
trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el
calor." Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en
un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no
puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?".

Marcos 2:15-16 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa
con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que
comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos
y pecadores?»

Lucas 9:48 y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel
que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor.»
T.B. - 13 -
TEXTOS JOÁNICOS

Juan 3:16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino
que tenga vida eterna.

Juan 1:14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que
recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
Juan 1:17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.

Juan 3:15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
Juan 2:11 Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus
discípulos.
Juan 6:35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no
tendrá nunca sed.
Juan 8:31 Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos,
Juan 3:18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre
del Hijo único de Dios.

Juan 12:47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino
para salvar al mundo.
Juan 12:48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa
le juzgará el último día;

Juan 5:40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida.


Juan 1:10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
Juan 20:31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis
vida en su nombre.
Juan 6:44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
Juan 6:65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»
Juan 15:16 No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que
vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre
os lo conceda.
Juan 12:32 Y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
Juan 15:4 Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si
no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
Juan 15:5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque
separados de mí no podéis hacer nada.

Juan 15:1-4 «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo
el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he
anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.

Juan 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
Juan 14:20 Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros.
Juan 17:21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para
que el mundo crea que tú me has enviado.
Juan 14:2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
Juan 14:3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo
estéis también vosotros.
I Juan 4:8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.
I Juan 4:20 Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su
hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve.
I Juan 4:21 Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.
I Juan 3:16 En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos
dar la vida por los hermanos.
I Juan 4:7 Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios.
I Juan 3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no
ama permanece en la muerte.
I Juan 5:1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser ama
también al que ha nacido de él.
I Juan 4:19 quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero.
I Juan 4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió
a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.
I Juan 4:9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que
vivamos por medio de él.
T.B. - 14 -
TEXTOS PAULINOS

II Corintios 3:5 No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que
nuestra capacidad viene de Dios,
II Corintios 4:7 Pero llevamos este tesoro en recipientes de barro para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria
es de Dios y no de nosotros.
Romanos 11:5 Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste un resto elegido por gracia.
Efesios 2:8 Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios;

Efesios 1:4-7 por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su
presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el
Amado. En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de
su gracia

Efesios 1:11 A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo
conforme a la decisión de su voluntad,
Rom 3:23-24 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios - y son justificados por el don de su gracia, en virtud
de la redención realizada en Cristo Jesús,
Romanos 5:15 Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la
gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre
todos!
I Corintios 1:7 Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo.
Efesios 3:7 del cual he llegado a ser ministro, conforme al don de la gracia de Dios a mí concedida por la fuerza de su poder.
Romanos 5:2 por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Efesios 2:4-6 Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de
nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó
y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús,

Romanos 6:23 Pues el salario del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios, la vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro.
I Corintios 1:3 gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
Gálatas 5:1 Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo
de la esclavitud.
Gálatas 5:13 Porque, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la
carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros.
II Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.
Gálatas 5:4 Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia en la ley. Os habéis apartado de la gracia.

Gálatas 2:15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo,
Gálatas 2:16 conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo,
también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no
por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado.
Gálatas 2:17 Ahora bien, si buscando nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores,
¿estará Cristo al servicio del pecado? ¡De ningún modo!
Gálatas 2:18 Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro transgresor.
Gálatas 2:19 En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado:
Gálatas 2:20 y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe
del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:21 No tengo por inútil la gracia de Dios, pues si por la ley se obtuviera la justificación, entonces hubiese muerto
Cristo en vano.

I Corintios 6:11 Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Romanos 6:3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?
Romanos 6:4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue
resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida
nueva.
Col 3:3-4 Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra,
entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.

Gálatas 3:23 Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que
debía manifestarse.
Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe.
Gálatas 3:25 Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo.
Gálatas 3:26 Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Gálatas 3:6-8 Así Abraham creyó en Dios y le fue reputado como justicia. Tened, pues, entendido que los que viven de
la fe, ésos son los hijos de Abraham. La Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe,
anunció con antelación a Abraham esta buena nueva: En ti serán bendecidas todas las naciones.
T.B. - 15 -
Gálatas 3:9 Así pues, los que viven de la fe son bendecidos con Abraham el creyente.

Gálatas 1:15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien

Romanos 8:28 Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos
que han sido llamados según su designio.
Romanos 8:29 Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que
fuera él el primogénito entre muchos hermanos;
Romanos 8:30 y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.

Romanos 3:21 Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y
los profetas,
Romanos 3:22 justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna;
Romanos 3:23 todos pecaron y están privados de la gloria de Dios -
Romanos 3:24 y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,
Romanos 3:25 a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar
su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente,
Romanos 3:26 en el tiempo de la paciencia de Dios; en orden a mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser él justo
y justificador del que cree en Jesús.
Romanos 3:27 ¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado.!? Por qué ley? ¿Por la de las obras? No.
Por la ley de la fe.
Romanos 3:28 Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.

Romanos 3:20 ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del
pecado.

Romanos 4:13 En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser
heredero del mundo.
Romanos 5:1 Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por n. Señor Jesucristo,
Romanos 4:18 El cual, esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones según le había
sido dicho: Así será tu posteridad.

Rom 1:15-17 de ahí mi ansia por llevaros el Evangelio también a vosotros, habitantes de Roma. Pues no me avergüenzo
del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y
también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo
vivirá por la fe.

Romanos 10:9 Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre
los muertos, serás salvo.
Romanos 10:10 Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la
salvación.
Romanos 10:14 Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?
¿Cómo oirán sin que se les predique?
Romanos 10:17 Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.

Romanos 2:10 en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego;
Romanos 2:11 que no hay acepción de personas en Dios.
Romanos 2:12 Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán
juzgados;
Romanos 2:13 que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados.

Gálatas 5:6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa
por la caridad.

Romanos 13:8 Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Romanos 13:9 En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se
resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Romanos 13:10 La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud.

I Tes 1:3 Tenemos presente ante nuestro Dios y Padre la obra de vuestra fe, los trabajos de vuestra caridad, y la
tenacidad de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.

Santiago 2:14 ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe?
Santiago 2:17-18 Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo
tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe.
Santiago 2:22 ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la fe alcanzó su perfección?
Santiago 2:24 Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente.
Santiago 2:26 Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
T.B. - 16 -

El texto de Romanos 5, 12

Por tanto, como por un solo hombre entró el Pecado en el mundo


a) )4 J@ØJ@ óFB,D *4r ©<ÎH •<2DfB@L º :"DJ\" ,ÆH JÎ< 6`F:@< ,ÆF­82,<
Dià toûto hósper di’ henòs anthrópou he hamartía eis tòn kósmon eisêlzen
y por el Pecado la muerte
b) 6" *4 J­H :"DJ\"H Ò 2V<"J@H
kaì dià tês hamartías ho thánatos
y así la muerte pasó a todos
c) kaì @áJTH ,ÆH BV<J"H •<2DfB@LH Ò 2V<"J@H *4­82,<
kaì hoútos eis pántas anthrópous ho thánatos diêlzen
(porque, mediante el hecho que, en base a la cual muerte, en quien [Adán]) todos pecaron
d) ¦Nz ð BV<J,H ¼:"DJ@<
eph’hô pántes hémarton

RESOLUCIÓN DEL ANACOLUTO


12
Por tanto, com o por un hom bre entró el pecado en el m undo y por el pecado la m uerte y así la m uerte alcanzó a todos los hom bres,
Prótasis ya que todos pecaron ...
18a
... com o el delito de uno atrajo sobre todos los hom bres la condenación,
18b
Apódosis así tam bién la obra de justicia de uno procura a todos la justificación que da la vida.
19
En efecto,
así com o por la desobediencia de un hom bre, todos fueron constituidos pecadores,
Repetición del argumento
así tam bién por la obediencia de uno todos serán constituidos justos.

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