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REPENSAR LA ESTRATEGIA POLÍTICA.

¿QUÉ 
TOMAMOS DEL FEMINISMO Y DEL MARXISMO A LA 
HORA DE ACTUAR?   
 

1.Introducción

En este trabajo me gustaría traer reflexiones muy diversas pero que a muy juicio se

encuentran conectadas y pueden sernos útiles como filósofos y como activistas. Partiendo de

la firme postura de que necesitamos que el pensamiento se torne herramienta política y que

nos alumbre o al menos ayude a esclarecer qué decisiones, caminos o alianzas debemos

tomar.

Es necesario discutir discursos muy asentados en la política minoritaria y que lejos de ser

revolucionarios producen un efecto aislante y sectario, así como no olvidar el carácter

histórico tanto de los discursos como los términos (configurados en ocasiones como veremos

por y para las clases dominantes). Apostamos por una política de lo común partiendo de la

diferencia y para poder hacer posible esta afirmación es importante desprendernos de

posturas esencialistas y ahistóricas. La potencia actual del movimiento feminista es un

momento clave para conseguir emancipar nuestras reivindicaciones y reactivar otros

movimientos sociales. Es importante no establecer una prioridad ontológica entre ninguna

discriminación, sino buscar el modo de que todas se alíen y coordinen en contra de nuestros

enemigos.

2. Genealogía del término dependencia

Nancy Fraser y Linda Gordon en su artículo ​Genealogía del término dependencia.

Seguimiento de una palabra clave en el Estado de Bienestar estadounidense ​llevan a cabo un

análisis en el que demuestran que la definición de “dependencia” es histórica y resultado de

los conflictos de una época concreta.


En este texto hablamos de dependencia en relación con las prestaciones sociales en el marco

estadounidense. Los giros discursivos respecto a este término están relacionados con los giros

institucionales y socioestructurales. La autora toma el método de Foucault aunque con una

revisión crítica de este. Entendemos que el discurso sobre la dependencia ha servido a lo

largo de la historia para legitimar y visibilizar unos modelos de vida y unas esferas

económicas concretas1, a la vez que oscurece otras. Es por tanto, un término ideológico en el

sentido marxista, puesto que está al servicio de los intereses de una clase dominante.

Como ya hemos mencionado, la autora contempla cuatro registros sobre el término

dependencia​. Hablamos de un ​registro económico​, en el que uno depende de otra persona o

institución para su supervivencia y que se asocia con el salario, puesto que es a través de este

como accedemos en las sociedades capitalistas a la mayoría de derechos. Encontramos un

segundo registro que hace referencia a un estatus ​sociojurídico​, que supone la falta de una

identidad jurídica separada (situación de las mujeres y esclavos durante años). El ​registro

político ​implica la sujeción a un poder dominante externo, es el caso de las colonias. Por

último, hablamos del ​registro moral/psicológico​, de carácter individual y que asociamos a la

inestabilidad o necesidad emocional.

Estos serían los registros de dependencia puros, aunque no tienen por qué aparecer así. Son

las matrices que se han considerado más eficaces para la comprensión y evolución de la la

palabra.

1.2 La ​dependencia​ preindustrial

Este era un uso que hacía referencia principalmente a la subordinación y los registros

sociojurídico y político apenas se diferenciaban. No tiene un carácter individual, puesto que

nos encontramos en una época en la que la mayoría de individuos de una sociedad están

1
Lo que podríamos entender como norma.
dentro de una red de subordinación. También el término ​independencia se aplicaba a

colectividades, aunque en el siglo XVIII evoluciona hasta definirse como independiente aquel

que tiene propiedades y no necesita trabajar. Además, el tener propiedades otorgaba derechos

políticos. El término ​dependencia se redefine entonces como ganarse la vida trabajando para

otro. Esta era la condición mayoritaria en la sociedad, normal, y es por ello que tenía un

carácter social2. El término independencia denotaba por tanto un privilegio, puesto que las

condiciones materiales para alcanzar “el reino de la libertad” eran dadas , frente a aquellos

que debían trabajar para superar el “reino de la necesidad”3.

Las mujeres no estaban sometidas a la dependencia económica, puesto que el trabajo

reproductivo era considerado parte del trabajo total y tenían el mismo acceso a las tierras

comunales que los hombres.

La dependencia no tenía una connotación peyorativa como la tiene actualmente ya que, como

hemos explicado, era una condición mayoritaria (normalizada).

1.3 La ​dependencia​ industrial

Observamos como en el periodo industrial algunas dependencias se vuelven vergonzosas y

estigmatizadas. Distinguimos ya entre la dependencia sociojurídica, política y económica.

Además, la dependencia puede designar también un rasgo de carácter individual, por lo que

nace el registro moral/psicológico.

En estas redefiniciones influyó el protestantismo radical, que elabora una imagen positiva de

la individualidad, así como una crítica a la dependencia sociojurídica y política. En un inicio,

la imagen de subordinación al amo era una representación de la subordinación frente a Dios.

2
Hemos de recordar además que en la sociedad preindustrial existía una ​dependencia​ del amo para con sus
trabajadores, pues estos tenían acceso a las tierras; eran ellos quienes las trabajaban con cierta autonomía y
capacidad decisiva. Silvia Federicci en ​Calibán y la bruja​ explica todos los procesos insurreccionales que se
desarrollan en este periodo como resultado de la revalorización de la mano de obra.
3
Establecida en ​El Capital​ Karl Marx.
Los radicales de la Guerra Civil inglesa por el contrario, entienden que la independencia

respecto al amo es una representación del rechazo a la blasfemia y los falsos dioses4.

Inspirados también en la ética del trabajo protestantista, los varones blancos a la hora de

hacer reivindicaciones se desprenden de la “esclavitud asalariada” y reivindican la

independencia a través de este trabajo. Se produce una redefinición de la ​dependencia,​ puesto

que a partir de este momento el trabajo asalariado era un rasgo propio de la independencia. La

no independencia a partir de este momento se estigmatiza frente a la figura del trabajador

asalariado y la habitan tres figuras distintas:

- El ​indigente​, que quedaba fuera del sistema.

- El ​nativo colonial y el esclavo que personificaban el sometimiento político. Se

proyecta una imagen de estos como “salvajes” e “infantiles” para legitimar el

colonialismo. Se pasa de “son dependientes en tanto que han sido conquistados” a

“son conquistados porque son dependientes”. Hay una evolución de la dependencia

relacionada con la subordinación (política y sociojurídica) a una dependencia

moral/psicológica que hace alusión a las cualidades del individuo.

- La ​ama de casa​. La introducción del salario familiar supone el “sumun” de

independencia; con el salario del varón (el cabeza de familia) se mantenía a una

familia entera. Las mujeres y los niños eran sostenidos con este salario y las mujeres

se convierten en “parásitos”. Esta transformación no fue universal ya que este ideal

entraba en conflicto con las condiciones materiales de los pobres y la clase obrera,

puesto que en estas familias el salario de las mujeres y los niños seguía siendo

esencial para mantener a la familia. No obstante, vemos cómo el trabajo reproductivo

de las mujeres es expulsado de la categoría de trabajo, naturalizado y devaluado. La

4
Christopher Hill, ​El siglo de la revolución​, Madrid, Ayuso.
dependencia sociojurídica y política de las mujeres se refuerza con la dependencia

económica. La dependencia se estigmatiza y feminiza; empieza a ser percibida de

modo peyorativo.

Por tanto, para constituirse como ciudadano independiente uno debía distinguirse del

indigente, el esclavo y el ama de casa. El salario familiar fue una herramienta para elaborar

significados de dependencia e independencia modulados por el género, la raza y la clase.

La definición de ​independencia es profundamente ideológica puesto que ignora la

dependencia del obrero respecto al empresario. La dependencia fue redefinida para hacer

alusión solo a la dependencia política y sociojurídica (las no económicas) dando a entender

que si se abolieran formalmente desaparecería la dependencia estructural.

1.3 La ​dependencia​ respecto a las políticas sociales estadounidenses: 1890-1945

El término desplaza su significado a un registro moral/psicológico. La dependencia se plantea

como un defecto del carácter, de manera que se responsabiliza al individuo de su situación,

desvinculándolo de su entorno y las condiciones materiales que le limitan. Esta interpretación

encaja perfectamente con el ideal de libertad burgués que ignora completamente la realidad

material, concediendo en la formalidad una plena libertad a la vez que priva a los individuos

de las condiciones materiales para ejercerla. Observamos una distinción entre dos tipos de

dependencia, una “buena”, aplicable a los niños y mujeres casadas, y otra “mala” aplicable a

los perceptores de la beneficencia.

Por otra parte, la independencia siguió asociándose a la percepción de un salario. El idilio por

la independencia fue un arma de doble filo político; si bien fomentó la hostilidad hacia los

pobres, también potenció numerosos movimientos sindicales y feministas.

La Depresión de la década de 1930 ayudó a mejorar la noción de dependencia que tenía la

sociedad, si bien no de manera muy significativa. Con el ​New Deal se consolida un sistema
de asistencia social de dos vías en el que se producen exclusiones raciales y sexuales de la

primera vía. Esto fue muy importante puesto que la construcción de legitimidad de las dos

vías también es diferenciada y tiene consecuencias hasta la actualidad5. Sigue considerándose

que una de las vías (asistencia pública) genera dependencia. Los programas de asistencia

pública pretendían reforzar la dependencia de las minorías respecto al trabajo, la de las

esposas respecto a sus maridos y la de los hijos respecto a los padres.

1.4 La sociedad posindustrial y la desaparición de la dependencia “buena”

Toda clase de dependencia se convierte en censurable y evitable a la vez que el registro

moral/psicológico se expande. La dependencia formal política y sociojurídica se abole y el

ideal del salario familiar deja de ser hegemónico. Ya no hay una dependencia adulta

claramente “buena” ya que la dependencia económica de las mujeres está siendo cuestionada

y cualquier dependencia política o sociojurídica es ilegítima.

Los discursos médicos y psicológicos de esta época asocian la dependencia con la patología.

Esta psicologización de la dependencia se convierte en blanco de una parte del primer

feminismo de la segunda ola. Autoras como Betty Friedan critican la aparente neutralidad de

estos que derivan en una crítica política.

La creciente estigmatización de la dependencia en nuestra cultura ha agudizado el

menosprecio de aquell(a)s6 que cuidan.

Si bien el significado de ​dependencia ha sido nuevamente reformulado, la ​independencia

sigue asociándose al trabajo asalariado, sin tener en cuenta lo empobrecido que pueda estar el

trabajador.

5
Se distinguen entre prestaciones de asistencia pública (“​welfare”​ ) y contributivas (“non-welfare”). Se entiende
que solo las primeras crean dependencia.
6
El trabajo de cuidados está feminizado además de invisibilizado y devaluado.
Me gustaría traer a colación la crítica a la verdad objetiva y despolitizada de las instituciones

realizada por numerosos filósofos y filósofas. En concreto, Michel Foucault establece una

relación entre poder y verdad, de manera que es este primero el que designa las segundas.

2. Crítica feminista a la ​falsa escisión​ entre la esfera pública y la privada

Cuando el Estado o el capital no pagan el salario debido, son aquellos

que reciben el amor, el cuidado -igualmente no remunerados e

impotentes- los que pagan con sus vidas7.

Silvia Federicci

2.1 Crítica a la ​Teoría crítica

Como hemos visto, el término dependencia es histórico y contingente a los diversos

conflictos de la época. Vemos como conforme avanza el capitalismo mercantil y la

progresiva individualización de la sociedad esta palabra adquiere tintes peyorativos y

parasitarios, frente al ideal de individuo autosuficiente que se sitúa como modelo a seguir a la

hora de pensar las leyes. Esta evolución va acompañada de políticas y campañas a nivel

estatal que pretenden fomentar la hostilidad hacia sectores concretos de la sociedad (mujeres,

negras, pobres…).

Uno de los mayores ataques que se produce contra las mujeres y sus cuerpos es la creación de

la institución familiar nuclear que las somete al ámbito privado y las vuelve totalmente

dependientes de sus padres o maridos. Se produce lo que se conoce como la ​escisión entre la

esfera pública y privada. A partir de esta dicotomía queda dividida la vida entre la esfera

productiva/improductiva, personal/ social, familia (comunidad)/fábrica… Esta escisión nos

7
S. Federicci ​El patriarcado el salario. Críticas feministas al marxismo,​ ​ ​Madrid, Traficantes de sueños, p. 37.
viene dada como una verdad absoluta que muchos pensadores de gran prestigio han pasado

por alto.

Es el caso de la ​Teoría crítica d​ e Habermas8, en la cual intenta explicar qué clase de conexión

existe entre la esfera ​pública y la ​privada,​ entre la producción simbólica y material. Nancy

Fraser hace una crítica a la interpretación de “tipos naturales”, la cual entiende que el trabajo

reproductivo comprende en exclusiva la función de reproducción simbólica, frente a la

economía “oficial” y pública en la que se desarrollan las tareas de producción material. Este

análisis no obstante, obvia que dentro de los trabajos reproductivos también está el alimentar,

limpiar, cocinar… Actividades que pueden ser perfectamente consideradas materiales y

simbólicas a su vez, puesto que si bien colaboran en la construcción de identidades sociales,

también satisfacen unas necesidades físicas y biológicas. Por tanto, esta distinción no nos

resulta satisfactoria, puesto que no es capaz de explicar aquellas actividades de aspecto dual.

Vemos como la teoría de Habermas supone un avance para salir de las lecturas sobre las

categorías del marxismo ortodoxo que solo reconoce la esfera de la producción o trabajo

social y que responden a análisis profundamente androcéntricos puesto que excluyen todo

trabajo que queda fuera de esta esfera, como es el caso del trabajo reproductivo del que se

encargan las mujeres. Habermas nos propone que hablemos por tanto de la reproducción

simbólica, encargada de producir subjetividades e identidades sociales. No obstante, vemos

cómo esta categoría sigue siendo insuficiente a la vez que invisibiliza muchos de los trabajos

de cuidados.

Además el análisis del sistema como un mecanismo dual en el que el ámbito productivo y el

reproductivo operan como mecanismos separados y completamente diferente puede ser

profundamente engañoso. No son sistemas distintos, sino dimensiones diferentes de un

8
Al menos de una de sus lecturas: la interpretación de “tipos naturales”. Existe otra interpretación posible que es
la que Nancy Fraser llama en ​Fortunas del feminismo “​ contextual-pragmática”.
mismo sistema que se entremezclan creando unas realidades concretas. Es por ello que, si el

feminismo quiere convertirse en una verdadera amenaza para el sexismo y la violencia del

capitalismo necesita elaborar teorías que integren el género y la economía política para

superar la crítica a la representación separada de las estructuras materiales que la

condicionan.

2.2 Capitalismo y trabajo reproductivo, una historia muy poco casual

El trabajo reproductivo en el capitalismo se caracteriza por estar privatizado, invisibilizado y

feminizado. Podríamos decir de manera muy resumida que el trabajo reproductivo es aquel

que produce la fuerza de trabajo que entra en el mercado laboral (esfera productiva). Es decir,

se encarga de sostener la vida. Existe una contraposición naturalizada entre lo privado y lo

público, entre el trabajo productivo e improductivo, que forma parte de la ideología

capitalista en aras de seguir manteniendo los cuidados en la categoría de no-trabajo.

La organización de la familia nuclear supone la institucionalización de la división entre la

esfera pública -productiva, remunerada, la economía “oficial”- y la privada -improductiva, no

remunerada y fuera de los mercados y la economía-. Los trabajos reproductivos que en la

época precapitalista se realizaban en colectividad y formaban parte del trabajo total sin ser

menospreciados pasan a ser responsabilidad privada. Es decir, el cuidado y sostén de la vida

deja de ser una responsabilidad social. Este modelo familiar se mantiene hasta los años

sesenta del siglo XX y es frente al cual el movimiento feminista se sublevó en las décadas de

los sesenta y setenta en contra de la concepción de la mujer como dependiente. Es

fundamental atender nuevamente al carácter histórico de esta forma de organización que

nuevamente evidencia que la privatización de los cuidados no es una forma de trabajo


precapitalista, sino que esta división ha sido conformada “para el capital por el capital,

absolutamente funcional a la organización del trabajo capitalista”9.

​3. Por una antropología de la diferencia

3.1 Somos ​seres sociales​ en esencia

Ahora me gustaría traer una interpretación que puede ser muy útil en el panorama actual

social y político; apostar por una antropología de la diferencia, una política sin sujetos

universales. Sin olvidar que si bien en Marx no encontramos una teoría antropológica como

tal, si hallamos fragmentos de sus obras que apuntan algo al respecto.

Tomo como referencia el análisis que realiza Juan Manuel Aragüés en su libro ​El dispoitivo

Karl Marx. Potencia política y lógica materialista.​

La tesis VIII10 afirma que:

La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el

misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa

práctica.

De este fragmento podemos sustraer un planteamiento completamente distinto a otras

interpretaciones hegemónicas de Marx, mecanicistas y teleológicas. Aquí nos encontramos

con un Marx que defiende que la esencia del ser humano, muy lejos de ser universal como

defiende el ideal humanista burgués11, es consecuencia de la práctica social, y por tanto,

distinta en cada ser humano.

Por tanto, esta lectura de Marx entiende que el sujeto es efecto de las consecuencias y por

tanto de las múltiples mediaciones que en él se producen. Estas son en última instancia efecto

9
S. Federicci ​El patriarcado el salario. Críticas feministas al marxismo,​ ​ ​Madrid, Traficantes de sueños, p.18.
.
K. Marx, ​Tesis sobre Feuerbach
10

11
Entiende que existe un estado de naturaleza universal y común a todos los seres humanos. De esta manera los
uniformiza con el objetivo de borrar toda diferencia (clase, raza, género…).
del modo de producir en la sociedad capitalista, pero no podemos obviar otras dimensiones

que derivan de aquí; en palabras de Marx, “la vida social, política e intelectual”. El ser

humano se constituye como ​ser social​; de manera que el yo no supone un alejamiento del

mundo, puesto que el yo no es una entidad aislada, sino que este habla de toda la humanidad

al ser producto de las relaciones sociales. Es imposible hablar de un aislamiento total, puesto

que el ser humano es ​aislado en sociedad. Tampoco hablamos de esta manera de una

prioridad ontológica del individuo frente a la sociedad, sino de una relación correspondida: la

sociedad es preexistente al individuo y lo constituye, a la vez que el individuo forma también

esa sociedad.

A través de esta interpretación Marx rompería radicalmente con la tradición de la Modernidad

dualista del ser racional, universal y autosuficiente cuya afirmación es a la vez un

alejamiento del mundo.

Desde esta perspectiva, tiene sentido empezar a hablar de interdependencia y de la búsqueda

de lo común, temas que el feminismo en la actualidad está poniendo sobre el tablero de la

política.

3.2 No podemos renunciar a nada

Algunas lecturas marxianas reducen la conciencia del sujeto a la clase social a la que

pertenecen defendiendo el condicionamiento unilateral de esta por la “infraestructura12”, la

economía política. El burgués piensa como un burgués, el proletario como proletario y

cualquier alejamiento de esta afirmación se debe a la fuerza de la ideología de la clase

dominante. No obstante, este planteamiento ignora precisamente el resto de procesos

constituyentes que participan en la construcción de subjetividad y que hemos señalado

anteriormente como importantes13. Queda además refutado por la experiencia y vida de

12
Kapital Marx encontrar donde se sitúa y aclarar el sentido del término
13
En palabras de Marx, “la vida social, política e intelectual”.
muchos teóricos importantes (el propio Marx y Engels). Coincidimos con Pierre Lordon

cuando explica que no solo somos afectados por las afecciones materiales, sino que también

somo afectados por las ideas (siempre que se relacionen con un cuerpo, pues solo así se dotan

de potencia) o imaginación. ¿Cómo es posible que haya pobres que voten a la derecha? ¿Por

qué en la actual crisis del capitalismo neoliberal a la que acompañan otras crisis ecológica,

ética… no surge un auge de la izquierda y solidaridad obrera? Como decimos, para responder

a estas preguntas debemos reconocer la importancia que tiene la subjetividad y la

construcción del deseo en el capitalismo.

3.3 Por una antropología de la diferencia

Aragüés consigue extraer una lectura de Marx en la que recoge la complejidad de la

subjetividad. Estas ideas que desarrollaremos en este apartado son recogidas en el siguiente

texto:

“​El modo de producción de la vida material condiciona los procesos de la vida social, política

y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el

contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.14”

Marx consigue introducir en el pensamiento materialista de Feuerbach lo subjetivo15, de

manera que el sujeto se torna activo. El materialismo clásico concibe la realidad como

objetiva (aquello que comprende a los objetos, que puede verse y tocarse) renunciando la

subjetividad, la cual pasa a ser el eje central del idealismo. Rechazando la dimensión

subjetiva del conocimiento humano el materialismo ha renunciado a aquellas cosas

genuinamente humanas como la libertad o la conciencia, que se desvinculan de la realidad

material para habitar el mundo abstracto.

14
​ arxists Internet Archive, 2001, prólogo.
K. Marx, ​Contribución a la crítica de la economía política, M
15
Feuerbach entiende que todo lo real es material, reduce todo a la objetividad.
Lo que Marx nos propone aquí es entender la conciencia como efecto de la propia vida,

prácticas sociales que, como hemos apuntado anteriormente, son desiguales. Por tanto, nos

hallamos aquí con la construcción de una conciencia diferenciada (o construcción de

subjetividad), fruto de la práctica material y social, a través de la cual conocemos el mundo.

Por tanto, la conciencia es un efecto de la práctica y el conocimiento queda definido como

“actividad del sujeto sobre el objeto”. Queda descartada así la posibilidad de articular un

sujeto político universal, con una esencia previa y común a todo ser humano.

3.4 No hay esencia ni clase preexistente a la lucha

En la misma línea que las reflexiones sobre la inexistencia del sujeto universal, podemos

hablar también de la propia constitución de sujetos políticos y la conciencia de clase. Es el

proceso de lucha el que crea a los sujetos como antagonistas a otra identidad o clase, y a

través de esta praxis como se adquiere la conciencia de nuestra situación.

Por tanto, la construcción de sujetos trasciende la pertenencia a una clase concreta, puesto

que se construye en última instancia a través de la implicación en los conflictos que surgen.

Si Marx insistió en el proletariado como sujeto político, hay que entender esta insistencia

como estrategia política en el contexto histórico que vive.

No obstante, es de mayor interés en la actualidad no cerrarnos a una solución teórica sobre la

cuestión de los sujetos políticos puesto que no lleva a nada, sino experimentar a través de la

praxis paralela a la conciencia política la constitución de estos. No como ​las mujeres,​ ​los

homosexuales o el proletariado​, sino como un sujeto antagonista “Plural en su constitución,

unitario en su expresión”16. Esta concepción del sujeto como ​devenir de la praxis nos aleja de

una tradición marxista que ansiosa de Verdad, ha caído en posturas sectarias e idealistas

16
J.M. Aragüés, ​El dispositivo Karl Marx. Potencia política y lógica materialista,​ p.107.
puesto que vuelven a alejar el discurso teórico de la práctica política, traicionando la idea de

praxis.

4. La política de los sujetos deseantes

El primer acto revolucionario debe ser desconfiar de nuestra propia subjetividad,

reconocernos como sujetos afectantes y producidos. (PAG 68 LIBRO LÍNEAS DE

FUGA)

De la tradición Moderna heredamos una concepción de la política que se articula a través de

la argumentación y cuyo objetivo es convencer a través de nuestros argumentos, derribando

los del oponente. Es una política en la que las posturas del individuo se presentan como un

punto y final, no como un punto de partida. Frédéric Lordon en ​Los afectos de la política

impugna esta concepción de la política que menosprecia la dimensión afectiva que alberga

cada acto político. Nos aproxima a una nueva forma de entender nuestra racionalidad y

subjetividad y propone buscar modelos y estrategias más ​deseables17.

Como sujetos afectantes que somos, deseamos. Lejos de la represión o la reducción de la vida

a la mera supervivencia, en el capitalismo financiero postfordista el eje central de dominación

es la subjetividad y el deseo. La sociedad actual está perfectamente diseñada para facilitar al

poder la producción de estas subjetividades a través - entre otras herramientas- de los medios

de comunicación, las estadísticas... Es importante que como materialistas nos dotemos de las

herramientas analíticas suficientes para alcanzar un análisis marxista de la cuestión del deseo

en el capitalismo y articular una política que atienda también a estas consideraciones.

Nosotras apostamos por una política del consenso, en la que no se trata de “destruir” toda

17
Meter algo del deseo y la conferencia de liria y aragüés
posición disidente a la propia, sino por buscar puntos comunes a través de los cuales seguir

trabajando.

4.1 La política como ​ars affectandi

Entendemos que es fundamental trazar una estrategia política que sea ​deseada.​ La política,

lejos de ser el espacio legítimo de las ideas y la racionalidad donde el ser humano consigue

liberarse de sus pasiones y deseos, es territorio de estas últimas también.

Somos sujetos afectantes y afectados, condicionados y condicionantes -en parte- de aquello

que nos rodea. Aquello que nos afecta produce en nosotros un efecto, una reacción. Un

mismo afecto puede tener efectos diferentes en personas distintas, o efectos diferentes en una

misma persona a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el descubrimiento de un nuevo planeta en

el sistema solar no afecta de la misma manera a un físico que a un músico cuyo interés por el

espacio es poco. De la misma manera que quizás el músico es capaz de entusiasmarse con

una canción de Chopin admirando elementos que otras personas ignoramos.

La política es también un espacio de afectos. Son los afectos que nos producen determinadas

ideas los que nos mueven a ir a una asamblea, salir a las calles o cortar una carretera. Las

ideas como tales carecen de fuerza y es en consonancia con la extensión cuando se dotan de

potencialidad. Como anticapitalistas debemos preguntarnos por qué pese a tener todos los

hechos a nuestro favor, la mayoría de personas no se sienten apeladas con nuestras

manifestaciones y reivindicaciones.

Entendemos que afectar es un proceso que dista de ser ideal, y se produce en la realidad

material. Las mismas ideas se tornan materiales a través de las representaciones en imágenes.

Buscar otros modos de afectar que superen la argumentación abstracta para “volver presentes

cosas ausentes, visibles -por tanto afectantes- cosas invisibles, y hacerlas ver mediante
«imágenes mentales»” es un paso fundamental. Hacer políticas que movilicen y que afecten

al mayor número de personas posibles para empoderar las ideas que defendemos y conseguir

posicionarnos como verdaderos sujetos antagonistas al capital.

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