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200.904 M63 ae ee ye bs La modernidad religiosa: Europa latina y América Latina en perspectiva comparada NCE JEAN-PIERRE BASTIAN COORDINADOR 6122900001L00r9 eee con eRe Cte cer RRC scCrer corer sociedades latinas a ambos lados del Atlantico? ¢Como incide la Poerteo Mem eRC Onan ECM Unsere t(s SECM ce MC CN are Ont Mee Cetera ¢Cual es la repercusion de estos fenomenos en las relaciones OTICCR CSR BSC Osa Woo om occetel ven cR mene Pas Ot eee eRe ees a NCMeOn NEC ON ogee BeTouvem sratsiciay err Lee Tent eer ECM Oe ER Camel eT Date Mine Pie Mente nil MCs) Monee enconieteakes Cocks cater mente de 1999. El coloquio, que reunié a prestigiados especialistas de FEMe ERC Nelsen Cons) tere nim Cee Comit ees TnTEZ le) por el Centro de Sociologia de las Religiones y de Etica Social (earn REMURTVoReECMUC Ie ere tee cctr ti Ran eval) Comision de Estudios de Historia de la Iglesia en América Lati- newest eye See ere tReet et EOC eanL) Cor eesTe TM VE trea eee eS CS oUt co (SCS: cae om Tae gacion en el Instituto de Allos Estudios de América Latina en la Cor reese eRe CSc rm rea ROC eS ete a Nerae Ree cme Tc eevee cae ed a ence Nee et a eS aa nidad en América Latina (1990); Los disidentes: sociedades protestantes y eae eT COM Tea Pc ere América Latina. Para una sociologia del cambio social en la modernidad periférica (1997) Primera edicién en francés, 2001 Primera edicién en espanol, 2004 Bastian, Jean-Pierre (coord.) La modernidad religiosa, Europa latina y América Latina en perspectiva compara- da /coord. de Jean-Pierre Bastian ; trad. de Dulce Maria Lopez Vega. ~ México : ECE. 2004 Titulo original La modernité religieuse en perspective comparée: Europe latine - Amérique latine 368 p. ; 23 x 17 em —(Colec. Historia) ISBN 968-16-7302-6 1. Religion — Historia — Siglo XX 1. Lopez Vega, Dulce Marfa, tr II. Ser IIL t LC BR481 M57 Dewey 201 B135m ere eT 0 Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx wwwfondodeculturaeconomica.com Tel. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694 Disetto de portada; R/4, Bernardo Récamier Imagen de portada: Vitral de la Catedral Inconclusa de Zamora, Michoacin Fotografia: Fernan Gonzalez de la Vara Titulo original D. R. © 2001, La modernité religieuse en perspective comparée: Europe latine ~ Amérique latine, Karthala, Paris D.R. © 2004, Fondo DE CuLTuRA ECONOMICA Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. E Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra —incluido el diseno tipografica y de portada—, sea cual fuere el medio, electrénico o mecanico, sin el consentimiento por escrito del editor, ISBN 968-16-7302-6 Tmpreso en Mexico * Printed in Mexico CATOLICISMO Y LIBERALISMO: LAS ETAPAS DEL ENFRENTAMIENTO POR LA DEFINICION DE LA MODERNIDAD RELIGIOSA EN AMERICA LATINA. FORTUNATO MALLIMACL INTRODUCCION Este articulo busca comprender las relaciones hist6ricas entre catolicismo, libe- malismo y modernidades. Para ello realizaremos un breve anilisis de las discusio- nes actuales sobre la modernidad y analizaremos tres etapas del enfrentamiento entre catolicismo y liberalismo. En la primera analizaremos la hegemonia de la modernidad liberal, en la segunda la del catolicismo integral, y en la tercera —la actual— daremos cuenta de la situacién del mercado integral destegulado BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LA MODERNIDAD Y LA MODERNIDAD RELIGIOSA Este trabajo se propone analizar las distintas etapas del enfrentamiento entre catolicismo y liberalismo por la definicion de la modernidad en América Latina visto desde el Cono Sur, en especial desde Argentina. Nuestro eje de anilisis sera el catolicismo en sus diversas vertientes visto en perspectiva historica y sociologica. Para ello se privilegiarén ciertas comprensiones y rasgos, dejando de lado una lista de hechos con el fin de construir un modelo de anilisis de lar- go plazo. La relacion con el Estado y su autocomprension seran los principales emergentes de esta construccion. Un trabajo de este tipo debe precisar los conceptos con los cuales construye su andllisis. Sabemos que religion y modernidad son construcciones histéricas y simbélicas en las que la lucha por la definicion es parte del enfrentamiento. Mas atin, durante décadas los investigadores estudiaron las relaciones entre moderidad y religion como si una excluyera a la otra, Nuestro andlisis partira de entender esa relacién como un proceso de transformacién, recomposicién y reorganizacion continuo del campo religioso donde sera necesario aislar las caracteristicas centrales para cada momento historico 19 -2U2} Ope] UN Jog “OASNU ap OPeSIAaL Jas aqap UOIDeZLLINDas ap 01dasU0> | yeuo1 -nansut 9 oot[oquuis rwuoID9e ns { e1ouasaid ns 198 aqap [end uaIndsip anb ows oso1StJ21 oO] uvBaqu ou ‘sauoiodaax9 uod ‘anb uowisodo ap o seisipe!yo ‘s2]21 -aloos ‘saqeivase sazoise 10d aqugueuuiad eindstp ua & sopeuonsand ‘sajqixayj uos SOIL] SNS ‘OLIeTUOD Ja Jog ‘a[qLAoweUT 2 oly OsorStjar odured un aisTxa ON “eune] vOLIAULY Ua sapyprusapow se] ap IeIqey 1ofEut v1as 01S9 10g “oTJoUeSEp oy 2p sapepnid se] ap oumsuod ap soneumvsed souistux So] UOD safeID0s $3101 -28 ¥ onl sopezuteoaid & sopraigodwa ‘so[quisujna ‘sopmyoxe ueatauo> anb Ise opuanutiad ‘jen8isap aruaweio sa ezanbu yy ap uotonqmnsip ey ‘oydural> tod ‘apuop ugi8ai ¥| v seidoid seonsuiaiseie> opep wey anb soiuarumeruaryua A sguopenogiau ‘soistyuos ap omy ‘oouoisiy owuawoW eped ua ‘oprs ey ETA (eoneuLiojur) peprusepouisod yy v Aoy 4 ‘(jeLsnpul) peprtuiapow v] & ([eI) pepiusapouaid e] ap ,2]qhsisai,, OUTLIKD [2 OPIAIA souay ON “eIUepepNp ¥] ap orunfuod Je sajenZisap sopepiumuiodo opeputiq vy peprusapou eyDIp ap ,O1Y -2uaq,, 2 apuop ‘sosav0nI01 X sJoUEAB UO OpUadnsuOD Opt LY as anb OULS ‘[eaUT] 4 oaug8owioy osasoid un szouoiua so ou eu] voLIgWIy Ue peprurapour Py osorBija1 of aruasaid aovy as setiowaut anb ap -sap 4 sauamb uod ‘apuop ‘ouios 1qnosap uyintutied sou ougisty oyUaUIOUL epvo ua uzonpoad as anb uoisezijoquuis £ uoivaytuBisa ap sosavoid ‘sauo1o -1soduro9ai ‘ugrsenBazsap & uorse|nSa1 ap seoiso] ‘soiustwueze|dsap ‘sewLi0} se] “Tox Jap SOzUELWOD v PIOUdsI1d UOUAN & xx [2 UO LOOMIS “XIX OfBIS [2 UD HOIdIA -nisa sauorsonpoad ses “sonpirput soy uod A sesoiSi[a1 souoTonaNsUt se] LOD ‘opeisy Ja uoo ugTe[21 ns X ozejd OBE] [9 us peprusepouL ¥| ap sesoIstfa1 sou -owonpoud sey svBnisaaut 9 apuardwod ¥ zezuaw0d jeruawepuny sa ‘seUIapy “UNUIOD Ua! 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Por otro, el crecimiento de conductas individuales cada vez mis privadas y subjetivadas donde las creencias religiosas siguen dando sentido. Otros autores prefieren distinguir entre las ligazones de la secularizacién con. los ideales de la modernidad occidental y la manera en que ella se sittia con res- pecto a la presencia de la religin en cada sociedad. En el corazén de la laicidad francesa esté la manera como ella se ha situado historica- mente frente al estatuto de la religién Distinguiremos la secularizacién (con predo- minio cultural) de la laicizacién (de predominio institucional), y para la seculariza- cion dos movimientos: el primero concierne al saber y al conocimiento y el segundo alos valores.! En una vision historica de largo plazo debemos ser capaces entonces de com- parar los momentos y distinguir aquello transitorio de lo permanente. Debemos ser cuidadosos de no confundir la pérdida del significado social de las institu- ciones religiosas, los procesos de desinstitucionalizacion, individuacién y flexi- bilizacion doctrinal con la desaparicion de lo religioso a secas. Recordemos que lo religioso es una realidad al mismo tiempo institucional, social, cambiante, historica y simbélica. El esfuerzo de sistematizacion por expertos —sean especializados, cientificos, magos, hechiceros, artistas o “surgi- dos en la calle’— y la lucha entre ellos por darle el significado “ultimo, verda- dero, tinico” a los hechos de la cotidianidad, nos permiten descubrir la plurali- dad de opciones que hoy tienen nuestros paises y que todo estudio debe tener en cuenta.? Otra de las caracteristicas de la modernidad religiosa es la pluralidad, que puede o no transformarse en pluralismo, puesto que éste supone concepciones de Estado, sociedad e individu que hagan de la diversidad parte fundamental de las relaciones sociales. Cierta concepcion evolutiva de la historia supuso que se trataba de pasos que llevaban irremediablemente uno al otro. Ademis, la concepcién de pluralismo religioso va asociada con la comprensién que se ten- ga del proceso de secularizacién y globalizacién.? Entendida la secularizacion + Jean Baubérot, La laicté, quel heritage?, Labor et Fides, Ginebra, 1990. 2 Roland J. Campiche, “Un enfoque sociologico en tomo al campo religioso”, Cristianismo y Sociedad, nim. 104, México, 1990. Sobre la definicion, este autor dice: “La definicin debera apartarse de las seducciones de una concepcion religiosa de la ciencia (‘Dar una explicacion sin faltas) y de la irracionalidad vinculada a la observacién de la irreductibilidad de lo religioso”. 3 Roland Robertson, “Religion in the Global Fiel cial Campass, vol. 41, mim. 1, 1994. 22 PROCESO DE LAICIZACION como lenta e inexorable pérdida de lo religioso en la sociedad, dado el avance ientifico, el pluralismo religioso seria experiencia de “notables” y personas reli- giosas “adultas”. Entendido como proceso donde lo religioso no desaparece sino que esta en continua restructuracién bajo la influencia de la modernidad, el pluralismo tiende a expandirse desde la religion dominada por especialistas hasta el autoconsumo religioso.* En las sociedades actuales de América Latina vivimos un proceso de pluralis- mo creciente dada la coexistencia de “distintos sistemas semanticos en compe. tencia"® y la lenta pérdida de peso de la legitimacién religiosa de normas y valo- res sociales impuestos por instituciones religiosas historicas. La formacion de las identidades culturales deja de ser tinica y univoca para volverse hibrida y flexible.® Estas situaciones analizadas anteriormente deben ser entendidas en el momento en que un tipo de racionalidad moderna hegemonica se encuentra en una profunda crisis de identidad y mutacién y se ofrecen diversas alterna- livas (internas y externas) para su superacién, Como dice Daniéle Hervieu, se trata de “especificar lo que es, sociologicamente hablandlo, el proceso religioso de la conjuracion social de la incertidumbre... en las condiciones particulares de la modernidad”. Surge un problema de andlisis: cuando nos referimos a expresiones teligiosas en relacion con el Estado hablamos, en la mayoria de nuestros estudios, de aquellas experiencias institucionales o legitimamente reconocidas por éste. Al mismo tiempo, las “religiones populares no institucionalizadas” tendran mas o menos autonomia segtin los diversos momentos histéricos y los actores en jue- go. Por ejemplo, cuando haya conficto entre el bloque hegemonico y una reli- gion instituida, también hegeménica, podra recurrir el poder de turno al apoyo de las religiones populares. Se trata de analizar las caracteristicas de los distintos tipos de Estado de 1880 a la actualidad en su desarrollo histrico y descubrir las diversas concepciones —enfrentadas 0 no— que se dieron sobre la concepcién del fendmeno religioso entre catolicismo y liberalismo.* Esto supone ademis visualizar al Estado como + Hervieu-Leger, La religion pour memoire, Cerf, Paris, 1993. ° Meredith McGuire, Pentecostals Catholics: Power, Charisma and Onder ina Religious Movement, Teraple Uni- versity Press, Pensilvania, 1982. © Néstor Garcia Canclini, Consumidores y ciudadanos. Conflictos multculturales de Ia globalizacién, Grijalbo, Buenos Aires, 1995 7 David Martin, Tongues of Fire: The Explosion of Protestantism in Latin America, Basil Blackwell, Cam- bridge, 1990. ® Muchos autores han dado cuenta de la situacién del continente en ese periodo. La historia de las igle- sias elaborada por el CEHILA, entre otros, es material indispensable. CATOLICISMO Y LIBERALISMO 23 un actor importante con caracteristicas propias que influyen en los procesos politicos y sociales a través de sus politicas y de sus relaciones con los diferen- tes grupos sociales. Esto contrasta con la “aplicacion de abstracciones concep- tuales analiticas caracteristicas de ciertas ‘teorias’ estructural-funcionalistas 0 neomarxistas”.° Estas relaciones no han sido iguales en los distintos paises de América Latina Sea por los conflictos especificos historicos entre actor Estado y actor Iglesia (entre los cuales el patronato y el regalismo son dos expresiones concretas, y Mexico es un caso particular); sea por la presencia de otras identidades religiosas, en especial en los estados del Caribe; sea por las necesidades de cada Estado nacional o de cada Iglesia nacional por priorizar tales o cuales intereses seguin situaciones particulares: sea por las adhesiones religiosas que tales 0 cuales igle- sias han mantenido o perdido en cada una de las socieclades latinoamericanas. No debemos olvidar que “en la mayorfa de los paises, mas que en el Estado mismo, es en los circulos de sociabilidad, y mas particularmente en esos labora- torios de ideas que son las asociaciones, clubes politicos, clubes de pensar, redes formadas alrededor de revistas, etc., que se crean los nuevos paradigmas en materia de accién”.!° LAS ETAPAS DEL ENFRENTAMIENTO La etapa de los Estados con hegemonias liberales entre 1880 y 1930, donde se destaca el liberalismo integral con sus enfrentamientos a Ia institucionalizacién eclesial Se trata del periodo en que la mayoria de los paises independientes del conti- nente construyen sus Estados actuales. La ideologia liberal —en sus diversas vertientes: autoritaria, progresista, positivista, darwinista, catolica, racionalista, atea, etc.— hegemoniza a los sectores dirigentes e intelectuales. Como dice Halperin T. Donghi,!! “la ampliacién de la vida politica por participacién de sectores nuevos es muy limitada; la renovaci6n politica termina entonces (a fines del siglo xix) por reducitse a un proceso interno a los sectores dirigentes, ellos mismos escasamente renovados en su reclutamiento”. Esta modernizacién capitalista del continente, que se desarrollara en paises desde 1850 hasta 1930, constituyé un proceso con fuerte predominio del Esta- do (dado que se hace desde arriba y por vias institucionales y politicas), y en el © Theda Skocpol, F! Estado regresa al primer plano, Cuadernos de Sociologia, na, nim. 5, 1993. 10 Francois Javier Merrien, “Etat et politiques sociales”, Soviologie du Travail, maim. 3, Paris, 1990, 1 Halperin T. Donghi, Historia contemporanea de America Latina, Alianza, Madrid, 1970. 24 PROCESO DE LAICIZACION caso de los pafses del Cono Sur, afirma José Barran reliriéndose a Uruguay, “la secularizacion de las mentalidades, las costumbres, las instituciones y la educa- cion es el sintoma mas preciso de la temprana modernidad uruguaya”.!2 Los grupos dirigentes, en su enfrentamiento con la institucion eclesial, bus- caran social y personalmente otros tipos de legitimidades. No se trata de clases dirigentes antirreligiosas sino de clases dirigentes enfrentadas —por diversos motivos— al aparato catélico cada vez mas romanizado y antiliberal: clases dirigentes interesadas en destruir el poder clerical y en construir sociedades mas pluralistas. Asistimos a un proceso de “liberalismo integral”, de “liberalis- mo en toda la vida”, de construccién de un imaginario de presencia liberal, “del nacimiento a la muerte”. Este proceso lleva entonces a una dindmica de: a) marginalizacion institucio- nal de lo religioso (especialmente de la Iglesia catdlica); b) intento de insertarla cada vez més en el ambito de lo privado; c) separacion del Estado y la sociedad civil respecto del control eclesiastico, mediante nuevas leyes ¢ instituciones; d) fuertes criticas a la Iglesia catolica e intento de transferir la legitimidad religiosa a lo politico, y ¢) creacion de una religion y una moral laica y civil en que las escuelas jugaran un papel importante. Proyecto amplio, ambicioso y combativo de la nueva hegemonia liberal en el continente. Es en ese conflicto que debe entenderse la nueva presencia de otros grupos religiosos. Bastian! afirma que la presencia protestante en América Latina durante la primera mitad del siglo xix fue excesivamente limitada con la excepci6n del sur de Brasil. Las politicas migratorias de los propios gobiernos liberales habian, a fin de cuentas, privilegiado la inmigra- cion de colonos catélicos, con el fin de preservar una identidad naciente y unidad nacional. El pluralismo religioso no era defendido todavia por ninguna Constitu- cion, y cuando se practicaba era en el marco de la estricta observancia de los tratados comerciales. Y agrega, refiriéndose al caso argentino: La tolerancia que ellos defendian (Sarmiento, Alberdi) debia permitir imponer la religion del progreso, el protestantismo, en sustitucion del catolicismo hispanico, concebido como un freno para el desarrollo de la modernidad. El protestantismo estaba considerado como un aliado en esa lucha de la “civilizacién contra la barba- tie’. Se implanta una secularizacion autoritaria durante el gobierno del general Roca 12 José Barran, Iglesia catdlica y burguesta en el Uruguay de la modernizacion, ric, Montevideo, 1988. 48 Jean-Pierre Bastian, Historia del protestantismo en América Latina, Cupsa, México, 1990. CATOLICISMO Y LIBERALISMO 25 Recordemos que en el caso argentino esto se hace eliminando fisicamente a los pueblos indigenas de la Patagonia y del norte del pais y a las resistencias de caudillos locales. Lo facilita el avance tecnolégico que significa el ferrocarril y la utilizacion de los fusiles Remington y Mauser. La “religion del progreso indefinido” gana adeptos a la causa y “sacude” a una sociedad permitiéndole —al menos en el caso argentino— su incorporacién al mercado-mundo como productor de materias primas —camnes y granos— y acelerar un proceso de acumulacion lento pero persistente hasta casi finales del siglo xx. Es el “granero del mundo” de Argentina lo que atrae a millones de inmigrantes europeos hacia el extremo sur. Pero la religién del orden y el pro- greso en Brasil, o de paz y administracion en Argentina, iqué significan? Es analizada en términos ideoldgicos, econdmicos o desde la pluralidad religio- sa? 3A qué actores “populares” se privilegia? La ampliacion de ciudadania via la secularizacion y la estatizacion permite transferir privilegios de la institucion eclesial y brindarlos como servicios uni- yersales a los nuevos ciudadanos fayoreciendo la equidad. La no distincién de este proceso lleva a algunos autores a afirmar que “lo que llamamos proceso de secularizacion fue en realidad un proceso de alienacion de América Latina con su cultura autoctona y popular”.14 El conflicto del catolicismo institucional con el Estado debe ser analizado también en competencia con otros actores religiosos. En lo que respecta al pro- testantismo, Bastian afirma que “lo que se perfilé fue un protestantismo articu- lado a la modernidad capitalista, pero en su sentido democratico y antioligar- quico, con una no menos significativa distancia de los movimientos politicos anarquistas y anarcosindicalistas del principio del siglo xx”. Se realiza asi una negociacién “en la cual los lideres latinoamericanos disi- dentes religiosos les pusieron a su disposicién sus redes y contactos liberales, mientras los misioneros ofrecieron los medios para sostener redes asociativas, escuelas y una prensa combativa. El protestantismo latinoamericano nacié como un sincretismo de ideas”. A partir de esta hipotesis y de estudios de casos en algunos paises que mostrarian tales convergencias, Bastian afirma “Esta todavia por estudiarse esta formacion de un frente liberal [...] que surgio a través de la creacién de redes asociativas incluyendo a las logias, los circulos espiritistas y las sociedades protestantes, entre otros. Por lo menos la denuncia constante que hizo el clero catélico de una tal interaccién deberia tomarse en cuenta”. +4 Pablo Richard, Mart des Chretientés et naissance de 'Eglise, Centre Lebret, Paris, 1978, 26 PROCESO DE LAICIZACION El clezo catdlico ligado a Roma denuncia las redes asociativas incluyendo a las logias, los cfrculos espiritistas y las sociedades protestantes como la “conspi- racién protestante, liberal, masonica y espiritista’, El liberalismo catolico se suma a la nueva hegemonia liberal perdiendo peso en el interior de la institu- cion eclesiastica. Esto hace del protestantismo un aliado de los sectores liberales radicales y una alternativa religiosa para el clero liberal ultraminoritario que rapidamente se vincularia a las sociedades proteslantes emergentes. Estamos en presencia de una fuerte pugna y negociacion entre la Iglesia caté- lica y el Estado por la ocupacién y la construccién de los lugares sociales exis- tentes y los nuevos que se van creando. Para el caso uruguayo, y bien podria decirse tambien para el argentino, si bien es indiscutible que a través del proceso secularizador el Estado vino a ocupar Progresivamente ambitos antes detentados por la Iglesia, desde una aproximacion general también resulta adecuado referir un conflicto tramitado muchas veces en un Plano de condiciones mas © menos prioritarias [...] entre dos instituciones con dimensiones sociales y politicas protagénicas que, a la vez que procuran reformarse y afianzarse, chocan por la delimitacién y la ocupacién de un espacio publico en construccién.!5 Por un lado se construye un Estado nuevo y moderno donde masones, racio- nalistas, positivistas, liberales, biologistas, lombrosianos y protestantes se reco- nocen y buscan crear una moral laica o civil que legitime su dominacién, Por otro —y como consecuencia del mismo proceso— irrumpe una Iglesia catélica que se romaniza y se reforma, dispuesta a luchar contra aquello que considera “errores del mundo moderno”. Frente a ellos surge también un movimiento obrero con orientaciones socialistas, comunistas 0 anarquistas que disputara un espacio en la nueva construccién de hegemontas. Fl optimismo liberal de fina- les del siglo x1x y principios del xx répidamente va dejando lugar a los “desen- cantos” en el conjunto de América Latina. Partidos politicos con dificultades Para crear hegemonfas modernas secularizadoras de largo plazo, resistencia de sectores campesinos, obreros e intelectuales al modelo autoritario y restringido de acumulacion econémica, mayor presencia econémica y militar de los Estados Unidos, sectores dirigentes que utilizan los nuevos ejércitos para reprimir y consolidarse en el poder, van produciendo un lento pero persistente desgaste de la dominaci6n liberal que se transforma en el orden conservador.1® El caso 12 G: Caetano y R. Geymonat, La secularizacion uruguaya, 1859-1919, tomo 1, Taurus, Montevideo, 1997. "© Natalio Botana, El orden conservador, Hyspameérica, Buenos Aires, 1986, CATOLICISMO Y LIBERALISMO 27 mexicano necesita un estudio especial dadas sus caracteristicas propias surgidas de la Revolucién de 1910. Solo un estudio comparativo de cada uno de los Estados nacionales nos mostrara como se van configurando los distintos actores, las relaciones de poder entre ellos y las leyes que acompatian el proceso de modernidad reli- giosa. Asi, el proceso modernizador liberal lleva a la separacién Iglesia-Estado (en Uruguay la Constitucion de 1919 decide dicha separacion) o, frente a enemigos en comun (el anarquismo o el comunismo), a estrechar puentes como sucedera en Argentina. La Iglesia catélica frente al orden liberal: los catolicismos De haber sido religion totalizadora en la etapa colonial y luego de los cambios revolucionarios de principios del siglo xix, y cuestionada por su relacién con el antiguo pacto colonial —especialmente por los nuevos sectores dirigentes—, el catolicismo intenta una nueva presencia en el continente a partir de la roma- nizacion y de un nuevo catolicismo que hace del rechazo a las innovaciones liberales (sean éstas politicas, ideologicas, sociales, religiosas) el eje vertebral de su accionar. La critica social catolica no se hace esperar. El Syllabus de 1864 —la condena a los 80 errores modernos, de los cuales el tltimo dice: “La Iglesia puede y debe reconciliarse y componer con el progreso, el liberalismo y la civilizacion modema”, y la obligacién de no transigir con el liberalismo— junto a la infabi- lidad papal y el dogma de la Inmaculada Concepcion de Maria aprobados por el Concilio Vaticano I en 1870 aparecen como temas centrales. La condena al liberalismo, primero, y luego al comunismo, son los principales motivadores de la accion y de los cambios institucionales. La no aceptacion de reducir la Iglesia aun culto privado y de separarlo del Estado aparecen como expresiones puibli- cas de malestares de fondo. Este proceso llevara al catolicismo, por diversos medios y acontecimientos, a un proceso de diferenciacion interno —catélicos liberales, catélicos sociales, catolicos integrales, catdlicos conciliadores, catélicos sin Iglesia, catolicos anti- clericales, catélicos privados, etc.—. Las respuestas que puedan darse a la modernidad liberal diferencian, por un lado, catolicismo de conciliacién, y, por otro, catolicismo de rechazo o de superacién. Una pregunta es clave: sila loco- motora de la historia es la modernidad capitalista, se puede quedar fuera de ella? ;No habra que evangelizarla ya? Es la fuerza del catolicismo que busca 28 PROCESO DE LAICIZACION conciliar con el liberalismo.17 Asistimos asi a una toma de distancia por parte de la institucion eclesial de los sectores dominantes de la época, especialmente de aquellos que hicieron del liberalismo, del positivismo o del libre pensamiento su ideologfa principal. Posturas de “gueto”, de “repliegue en sus trincheras”, de “encierro doctrinal” o de “division de planos” aparecen como estrategias priori- tarias cuyo fin es implantar el “Reinado Social de Jesucristo”, como lo procla- man diarios, revistas y documentos. '8 Referencias a no olvidar pese a las conti- nuas afirmaciones de lo contrario por parte de numerosos publicistas. Estamos en presencia de un “campo religioso catélico a la defensiva” (Beoz- 20, 1995) que va “perdiendo” espacios de control societal, sobre todo con el crecimiento del Estado que pasa a realizar esas funciones: escuelas, registros civiles, cementerios, hospitales, carceles... Estos espacios, de haber estado en manos o supervisados por la Iglesia catélica son ahora atribuciones del Estado en algunos casos y de otros grupos religiosos. Por ejemplo, en la formacion de maestros: de catélicos pasan a ser profesores protestantes, como es el caso de algunas escuelas en Argentina EI catolicismo romano, en su enfrentamiento con la modernidad liberal, para imponer su propia racionalidad catélica construye una estrategia de aglutinar fuerzas y de posicionarse. Pfo IX, Leon XIII y Pio X (con sensibilidades diferen- tes) forman parte del mismo dispositivo. El movimiento catélico con sede en Roma y ramificaciones en todos los paises de América Latina se pone en marcha en su lucha de largo plazo contra la modernidad liberal y el sujeto burgués. Se condena el Syllabus y se propone la Rerum Novarum.19 Este enfrentamiento la levara a tomar distancias respecto de todo tipo de “religion encantada” con el fin de posicionarse como “otra racionalidad” y no como una religion mas. Al antiprotestantismo de la institucion catdlica le corresponde el anticatoli- cismo y el antipapismo de los nuevos grupos protestantes del “frente liberal”. El concepto de “verdad” simplemente cambia de registro. Los nuevos grupos diri- gentes que legan al Estado siguen utilizando el fenomeno religioso como parte de su legitimidad (varios de ellos son catélicos liberales o sin Iglesia). A nivel personal, manifiestan su adhesion a un catolicismo difuso y sin Iglesia, acercan- dose al mismo tiempo mucho més a experiencias “cientificas” como el espiritis- mo, el kardecismo 0 las logias masénicas. Las clases dominantes saben muy 17 Los conflictos entre catslicos liberales e intransigentes y la compleja lucha por la libertad y la laicidad, en Emile Poulat, Liberté, laicité, Cerf, Paris, 1987. 36 Fortunato Mallimaci, Del liberalismo integral a la hegemonta militar en 500 anos de cristianismo, CEIILA, Buenos Aires, 1992, '© Emile Poulat, Eiglise contre bourgeoisie, Casterman, Paris, 1977; y Emile Poulat, Modernistica. Horizons, Physionomies, débats, Nouvelles Editions Latines, Paris, 1982. CATOLICISMO Y LIBERALISMO 29 que lo religioso sigue siendo una herramienta valida para consolidar sus eses mientras siguen despreciando —al igual que el catolicismo romano, el estantismo liberal y el socialismo ilustrado— las experiencias religiosas altiples y variadas de los cada vez mas heterogéneos sectores populares. La Constitucion argentina de 1853, que se presenta como “de espiritu libe- ¢s ambigua en sus formulaciones. No propone la separacién entre Iglesia y ‘Estado pero tampoco una integracién total. Asi como el articulo 14 permite a ‘cada persona profesar libremente su culto, en su articulo 2 dice: “El gobierno federal sostiene al culto catolico-apostolico-romano”. En las atribuciones del ‘Congreso, su articulo 67, inciso 15, afirma que le corresponde “prover la segu- ridad de las fronteras; conservar el trato pacifico con los indios y promover la conversion de ellos al catolicismo”. Se muestra como subsisten en dicha Consti- tucion, como en otras de América Latina, ciudadanos de primera y de segunda, jos unos con libertad de culto, los otros obligados a convertirse a una religion instituida 0 —si son analfabetos, por ejemplo— impedidos para votar. El surgimiento y la consolidacion de un movimiento obrero —primero de raices anarquistas y luego socialistas y comunistas— hara compleja la evolu- cion del campo religioso, ya que en ambos casos el andlisis de las convicciones religiosas y el rol que deben cumplir las instituciones religiosas figurara en sus manifiestos y programas. El anticlericalismo es comin a ambos movimientos. El cristianismo primitivo aparecera como uno de los referentes en ambas expe- riencias. Mientras en el anarquismo figura como utopia realizable (las “comu- nidades anarquistas” estan cargadas de fuertes componentes utépicos de tra- dicion cristiana), en el comunismo aparece como un paso previo hacia la sociedad sin clases?? (Lowy, 1995) teniendo como telén de fondo un ateismo militante desde que el comunismo soviético hegemoniza dicho movimiento. El enfrentamiento deja de ser entonces entre “frente liberal” y “frente cat6- lico” para convertirse en un enfrentamiento triangular: liberales, catélicos y comunistas, en el que los segundos comenzaran a encontar sus redes (y sus afi- nidades electivas) con el incipiente nacionalismo latinoamericano en sus diver- sas vertientes —autoritarias, tradicionalistas, populistas, reformistas o revolu- cionarias— y cuyo hispanismo y rechazo a la presencia de los Estados Unidos comienza a tener mayores adhesiones. El liberalismo no sélo se presenta como proyecto de vida y de concreciones sino también con proyeccion utépica, es decir, mostrando al final del camino —si son seguidos sus postulados— una sociedad feliz e igualitaria. La desilusion con el modelo liberal, y el combate de 29 M. Lowy, “Manx et Engels comme sociologues de la religion”, Archives de Sciences Sociales des Religions, num, 89, 1995. ‘Universipap NACIONAL De COLOMBIA DEPTO. DE BISLIOTECAS BIBLIOTECA “ERE” GOMEZ 30 PROCESO DE LAICIZACION aquellos actores y sectores sociales que se enfrentan al liberalismo, llevara tam. bién a construir otras utopias que se enfrenten a la liberal. Las anticipaciones utépicas antihegeménicas obran como “dadoras de senti- dos y esperanzas” y muestran los “cielos y paraisos” a los cuales se llegara siguiendo tal o cual camino transformador y cuestionador, En tal sentido, con- tribuyen a dar fuerza a aquellos que, si bien viven en un presente “duro y de sactificio”, saben que al final ellos o sus descendientes llegaran a la “tierra pro- metida”. Los “cielos, paraisos e infiernos” presentes en los procesos sociales, recompensas de la tradicion judeocristiana ubicados en “el més alla”, seran secularizados y vividos “en el mas aca” tanto en movimientos religiosos como sociales. No se acaban las utopfas sino que se resignan. Los socidlogos del feno- meno religioso han estudiado muy bien esta “inversion simbolica” entre el mas alla y el mas aca, en que la utilizacion de uno u otro dependera de las circuns. tancias y del movimiento social que lo Ileve adelante.2! Lo importante es analizar que la crisis de la utopia liberal pone en movimien- to a otras utopias. Félix Weinberg ha logrado rescatar dos utopias argentinas?? a comienzos del siglo xx, ligadas a experiencias obreras, una anarquista y otra socialista. Ambas imaginan como sera nuestro pais cuando el socialismo y el anarquismo triunfen, proyectando sus concepciones y sus suetios hacia el futu- ro. A su vez, el autor nos recuerda cmo “tanto en el campo del socialismo como en el del anarquismo se censuraba duramente a quienes se dejaban arras- trar por los caminos de esas elucubraciones intelectuales aparentemente esca- pistas”. Mas aun, se critica a quienes especulan sobre la futura sociedad socia- lista o buscan retirarse del mundo para fundar grupos habitados tinicamente por elegidos. Este mismo proceso también es vivido en el catolicismo argentino por gru- Pos que pondran en marcha sus propias utopias. Frente a lo que se considera la crisis liberal no solo se reactivan utopias socialistas y anarquistas sino también cristianas y catélicas, en particular. La “nueva cristiandad” o la “nueva edad media” son propuestas globales de superacién del “desorden liberal”, mientras que las “comunidades utopicas” son lugares “apartados del mundo donde ya se viven los valores de la tierra prometida” 23 21H. Desroche, Socialismes et sociologie religieuse, Cujas, Paris, 1965; y M, Hill, Sciologa de la religion, Cris- tiandad, Madrid, 1976. 2? Félix Weinberg, Dos utopias argentinas de principios de siglo, Solar, Buenos Aires, 1976, 77 Muchas comunidades cristianas de ordenes y congregaciones religiosas catolicas, ast como de otros gru- Pos evangelicos, crecen y se desarrollan a principios del siglo xx y finales del xux en Argentina. En 1889, por ejemplo, “cuando la miseria se cernia sobre la masa obrera [...] dos ilustres damas [...] mauguran las Seftoras de la Sociedad de San Vicente de Paul que luego crean la Colonia Obrera de Nueva Pompeya”. Véase Julian Alameda, Argentina catdlica, Benedictinos, Buenos Aires, 1935 CATOLICISMO Y LIBERALISMO_ “ 31 En el ambito del comportamiento catélico el protestantismo es visto como “hijo del liberalismo” y por ende forma parte de la triada conformada por la reforma protestante, la Revolucion francesa y el surgimiento del socialismo. E] pri- mer Concilio Plenario de América Latina realizado en 1899 en Roma resume esta postura que busca asimismo uniformar el catolicismo latinoamericano. Los errores sefialados son “el ateismo, el materialismo, el racionalismo, el indiferen- tismo, el liberalismo, el positivismo, el protestantismo” (muy similares a los ya adelantados por el Syllabus de 1864). Como recuerda Beozzo (1995): El gran sacramento de la era colonial era el bautismo [...] ahora se desplaza a la eucaristia y de la sociedad a la familia [...]. La Iglesia que habia tolerado y convivido con la ausencia casi total de la familia entre los esclavos africanos, donde la tasa de ilegitimidad de los hijos traspasaba facilmente 95%, reaccioné a la instauracién del casamiento civil y a su marginacién del orden social y politico con un redoblado énfasis en la institucion del matrimonio religioso y en la importancia de la familia para la reproduccién de la fe cat6lica. Sin el Estado y la escuela pablica la familia se convirti6 en el punto de apoyo del nuevo esfuerzo. En sintesis, este periodo muestra un liberalismo integral con un individuo con escasos derechos ciudadanos (educarse es el principal), con una moderni- zacién religiosa de legitimidad liberal (en ciertos paises acompatiada por el pro- testantismo) que establece las leyes de separacion que rigen hasta la actualidad, y que busca privatizar el catolicismo. Este proceso es combatido por un catoli- cismo a la defensiva que elimina a sus adversarios internos y descalifica de pla- no al Estado liberal, dada su subordinacion. En esta etapa el catolicismo no acepta el pluralismo, concentra fuerzas y crea organizaciones propias. El tipo ideal es el “notable catélico”. La etapa de los Estados de bienestar en 1930-1980, cuando comparten el espacio diversas corrientes sociales, entre las cuales sobresale el catolicismo integral con su propuesta de “nacionalizacién catélica” y de “catolizacion cultural de las sociedades” La segunda etapa podemos situarla entre la crisis social, politica, cultural y eco- nomica de 1930 hasta el fracaso de la revolucion sandinista a mediados de 1980 y la caida del Muro de Berlin en 1989. Muestra un Estado y una sociedad en América Latina que buscan nuevas alianzas y legitimidades. Militarismos, populismos, nacionalismos, democracias cristianas y experiencias ligadas a la 32 PROCESO DE LAICIZACION Internacional Socialista aparecen compitiendo con el antiguo orden liberal, acusado ahora de conservador y oligarquico. Primero Cuba, luego Chile y final- mente Nicaragua intentan combinar nacionalismos y socialismos, pero no logran perdurar en el largo plazo con sus ideologias de origen. El crecimiento econémico se asocia al avance y la expansion del sector industrial. La industrializacién ampliara los mercados internos; creara mejores condiciones de vida para aquellos que se benelician de ella; ampliara servicios de salud, educacion y vivienda, especialmente para empleados asalariados y pequenos productores. La ciudadania se amplia: de la educacion 0 el voto a los derechos sociales. La sociedad liberal con clases y capas divididas, opuestas y bien diferenciadas, va dejando paso —lentamente y a través de luchas y nego- ciaciones— a nuevos sectores sociales que buscan la “armonia social” y se suman a los beneficios de dicha industrializacion. El proceso de ciudadania se expande de los propietarios y duetios de hacienda a las clases medias en ascenso, a los trabajadores (especialmente los sindicalizados) y a los habitantes de las ciudades. Surgen también Estados dominados por la sociedad militar con diversas variantes autoritarias, desarrollistas o represivas, en las que se da preferencia a “la defensa nacional de la patria amenazada por enemigos intemos”. Estos ene- migos internos, al tener caracterizaciones ideoldgicas, también aparecen ligados a “ideologias foraneas”: comunismo, socialismo, tercermundismo, teologia de la liberacion, etcétera. En América Latina se consolidan nuevas experiencias organizativas en el ambito popular, tanto campesino como obrero, y en los ambitos estudiantil y profesional, que permiten una mayor incorporacion a la vida social y politica y un telativo crecimiento econdmico con distribucion social —especialmente en paf- ses que siguen procesos de industrializacién—. Esto es vivido —en los paises donde se lleva a cabo— como una superacién de la situacion restringida y represiva del viejo orden liberal y oligarquico. De la antigua relacion con In- glaterra se pasa a una relacion privilegiada con empresas, funcionarios y estra- tegias militares de seguridad interna, impulsada ahora por los Estados Unidos. El caso argentino es un ejemplo de esa relativa autonomia del Estado-nacién; los Estados del Caribe, sometidos e invadidos, representan la otra cara de la medalla. El campo religioso se va expandiendo y diversificando ahora desde la nueva hegemonia catélica. Ya no estan los “notables catolicos” sino hombres y mujeres surgidos de las organizaciones creadas en esta época, tales como la Accion Catélica, la JEc y la Juc, entre otras. A nivel de clases dirigentes, la crisis del CATOLICISMO Y LIBERALISMO 33. liberalismo y el positivismo lleva a buscar nuevas legitimidades. Ya no ser el protestantismo liberal, los cultos espiritistas, las escuelas cientificas del siglo xix y principios del xx 0 la moral laica los que atraeran adhesiones. El tipo de Esta- do y legitimidad necesaria para combatir y destituir a las antiguas clases domi- nantes tendra que ganar adhesiones masivas en las que el respeto y la valoriza- cion del factor religioso son un elemento vital El campo religioso se transforma profundamente. El catolicismo es visto asi como un actor central, aunque no tinico, en ese proceso de nuevas hegemonias. El protestantismo también se expande con diversas matrices y orientaciones abandonando la causa liberal. Los grupos afroamericanos comienzan un lento proceso de reconocimiento, visibilidad y presencia no sdlo en el ambito de la vida privada sino en el de la publica y en su relacion con el Estado. Las diversas religiones indigenas seran valoradas al interior de las “religiones populares” donde los estudios antropolégicos —desde diversas variantes y concepciones— preceden a los historicos y a los sociologicos. Las discusiones acerca de creacion, ampliacion o modificacion de la legis- lacién sobre el espacio que debe ocupar la Iglesia catélica vuelven a ocupar un lugar importante, sin que esto signifique renunciar a la separacién. Hay nuevas realidades cotidianas con la ampliacién de la presencia publica en las ciuda- des; con la creacién de nuevas parroquias; con escuelas catdlicas 0 catolicismo en las escuelas o subsidios especiales para la educacion; con la colaboracion en la asistencia social y en la presencia de los simbolos catdlicos junto al poder estatal ‘ste campo religioso se expande hacia el campo politico partidario en los ails sesenta y setenta (fruto de los cambios producidos por el Concilio Vatica- no Il, la Conferencia de Medellin y las experiencias locales en el campo cat6- lico) no s6lo a partir de expresiones partidarias denominacionales (como Democracia Cristiana) sino en diversos grupos politicos de variadas ideologias y tradiciones de orientacién cristiana. Varios militantes religiosos ahora son aceptados, reconocidos y “buscados” por los diferentes grupos dirigentes, no solamente para legitimar sus actitudes sino también como fuente y cantera de militantes y funcionarios para sus actividades estatales. Estas alinidades electi- vas seran ampliamente contflictivas en las religiones institucionalizadas donde la “mision que se debe cumplir” y las anticipaciones ut6picas o carismaticas osci- laran entre dar respuestas a demandas politicas partidarias o responder a las. “especificamente teligiosas”; a priorizar la presencia en el campo religioso 0 expandirse a otros; a presentar posturas uniformes o aceptar una diversidad de concepciones. 34 PROCESO DE LAICIZACION El catolicismo como dador de identidad nacional en el Estado benefactor El nuevo tipo de Estado, llamado de bienestar o social por los cientificos socia- les, busca ahora sumar actores relevantes a su accionar. Aqui el catolicismo apa- rece como un dador de identidad nacional y cultural que legitima la nueva domi- nacion y permite tomar distancia de la alianza liberal-oligarquica precedente Se busca que la institucién catolica y los simbolos catélicos —mayoritarios en América Latina— se sumen a la nueva hegemonia creando otro modelo de modernidad religiosa. El crecimiento del Estado-nacidn va acompaiiado del crecimiento de la institucin eclesial en que los espacios especificos de ambos se van construyendo conflictivamente, dado que el viejo paradigma que dife- renciaba lo publico y lo privado por un lado, y el de no intervencion estatal por otro (caracteristico del orden liberal), ha dejado de ser creible y operativo Miguel Picado,2# en sus estudios sobre la Iglesia catolica en Costa Rica, anali- 2a esta nueva realidad. Senala la “simbiosis” entre dicha Iglesia y el Estado benefactor: No se concibe el Estado benefactor o reformista sino como respuesta a las demandas y organizaciones populares. Lo hace distribuyendo bienes y servicios mediante una serie de recursos y procedimientos [...] se destacan las politicas sociales [...] Aun- que suene paradgjico, el Estado benefactor es una conquista de las clases subalternas [...1 se produce un afianzamiento y una ampliacion de las capas medias, La simbiosis tiene dos vias: Lo que la Iglesia aporta al Estado y lo que éste proporciona a aquélla. En el primer carril tenemos el apoyo a las propuestas reformistas como las unicas legitimas en la Optica eristiana [,..] en el segundo carril encontramos las partidas espectficas [...] y Ja habitual participacion de las autoridades de la Iglesia en los actos de culto civil. La hipotesis indica también que el Estado concedera a la Iglesia en los actos de culto civil. La hipotesis indica también que el Estado concedera a la Tglesia diversas facili- dades para que desarrolle su laborar pastoral, a condicién de que consolide la men- talidad de los sectores medios y evite la confrontacién entre las clases sociales. Este enfrentamiento con el viejo orden liberal supone una ampliacién de la ciudadania a otros sectores sociales y otorga una mayor legitimidad al desarro- Tlo del propio Estado. Esta definicion de Picado va acompanada de una critica & Miguel Picado, La Iglesia costarricense entre Dios el César, Dei, San José, 1988; y Miguel Picado, La igle- sia costarricense entre el puchlo y el Estado, Alma Mater, San José, 1990 CATOLICISMO Y LIBERALISMO 35 al andlisis dentro y fuera de grupos eclesiales sobre la importancia e influencia de este tipo de Estado y sobre el tipo de practica eclesial que ello va a significar; y recomienda que “todavia hay mucho que estudiar y reflexionar acerca de la principal institucion politica nacional de los wltimos cuatro decenios (1940- 1980)". Al ser otros los grupos dominantes, los dirigentes de este modelo ya no buscan rechazar al catolicismo sino incorporarlo a sus gestiones reformadoras. Esto produce “una dependencia peligrosa debida en ultima instancia a que la jerarqufa no se apoya en organismos propios para conseguir una presencia social, sino que de hecho ha delegado esa funcion en el Estado”. Por oto lado, las politicas del Estado benelactor y de la Iglesia catolica pasan a formar parte de los grandes dadores de sentido. Alli donde los dos logran ser tomados como “representantes de la identidad nacional”, su peso, presencia, influencia y expansion seran considerables. Al mismo tiempo, donde las rela- ciones entre Estado benefactor-institucién eclesial crecen y se expanden, la posibilidad para una pluralidad religiosa amplia disminuye. Ahora es el catoli- cismo el que —desde posiciones de poder— combate las nuevas expresiones religiosas institucionalizadas, especialmente estadunidenses que luego del final de la guerra, en 1945, se expanden por América Latina y el Caribe. Busca que sean toleradas las organizaciones religiosas ligadas a grupos y a comunidades inmigrantes, siempre y cuando acepten su hegemonia en el campo religioso y cultural. Dado el modus vivendi con el nuevo tipo de Estado, se busca ahora definir una modernidad religiosa de legitimidad catdlica. El “enemigo” es la cultura de los Estados Unidos, la lucha contra el modelo wasp (White Anglo- Saxon Protestant), la amenaza comunista y la valorizacién de lo nacional enten- dido ahora como continuidad de la larga tradicion en el continente de la pre- sencia catdlica y la religiosidad popular. Si el protestantismo del siglo xix descalificaba a la Iglesia catdlica considerdndola fruto del atraso y la ignorancia, ahora las experiencias protestantes son descalificadas por el catolicismo hege- mbnico porque no representan la identidad nacional La democracia es descalificada y acusada de ser formal, burguesa o indivi- dualista, creando al mismo tiempo una sensibilidad social y politica como seduccion por el Estado y la gestién publica. El “asalto al poder” es posible y algunas veces la lenta espera democratica es insoportable. Es fundamental entonces definir este catolicismo integral que, creado en el siglo pasado y habiendo hecho de su lucha contra las modernidades liberal y socialista su principal oposicién, ahora es totalmente hegemonico en la institu- cion y en el campo religioso. Una vez mas recordemos lo que nos dice ese gran estudioso del catolicismo contemporaneo, Emile Poulat: 36 PROCESO DE LAICIZACION Es romano, intransigente, integral y social. Romano en primer lugar. el papado esta en lacabeza y el corazon. Intransigente, es decir, dos cosas: primero antiliberal, la nega- cin y la antitesis de ese liberalismo que constituye la ideologfa oficial de la sociedad ‘moderna; pero también inquebrantable sobre los principios que marcan esta oposi- cién, Integral, dicho de otra manera, rechazando dejar reducirse a practicas cultura les y convicciones religiosas, pero preocupado por edificar una sociedad cristiana segun la enseftanza y bajo la conducta de la Iglesia. Social, en varios sentidos: porque tradicionalmente penetra toda la vida publica, porque asi ha adquirido una esencial dimension popular, en fin, porque el liberalismo econémico de la sociedad moderna ha suscitado la cuestion social donde la solucion exige una amplia movilizacion de las fuerzas catélicas La lejania durante el Estado liberal permite ahora “ofrecerse como alternati- va” ya no desde los “notables” o “clérigos” sino desde “el surgimiento de mili- tantes provenientes de otros sectores sociales que se legitima y conquista nue- vos espacios de poder, no a partir de su origen social o familiar, sino desde su vocacion, dedicacion, mistica, entrega e insercion en el movimiento catélico”.2> Si el liberalismo era pecado, ahora se puede ser catdlico y nacionalista, siempre y cuando no se tomen posturas “exageradas” Este monopolio catolico integralista es puesto en tela de juicio por las trans- formaciones sociales y politicas, asi como por las del propio campo religioso en los afios sesenta y setenta. Esto produce, en opinién de Dussel,?® tres desafios: “el desafio del pueblo como sujeto histérico de la formacién social concreta [...] el de optar por la reforma o también por la revolucion [...] y el tercero se sittia en el propio plano del ‘modelo’ de Iglesia, 0 sea, el modo de entender la funcion de ésta en la sociedad politica y civil” La modernidad religiosa de legitimidad catdlica en América Latina es cues- tionada ahora desde otras perspectivas catélicas. Nuevamente una pregunta clave: jEs el socialismo el futuro de la humanidad? {La locomotora de la his- toria son los patses del socialismo real? Si bien el antiliberalismo sigue funcio- nando como referencia principal en la memoria del repertorio historico de con- frontacion, las propuestas alternativas comienzan a diferir. Frente a los que suponen que el catolicismo latinoamericano esta bien anclado en las sociedades y pueblos de América Latina, dados su “ethos y cultura catdlicos”, otros piden construir una modemidad religiosa desde una opcién de cristianos por el socia- lismo. Estén también aquellos que piden “mirar lejos” y proponen nuevas visio- 25 Fortunato Mallimaci, “La Iglesia en los regimenes populistas (1930-1959)”, en E. Dussel (ed.), Resisten- ciay esperanza, cEHiLA-DEt, San José, 1995, 29 E, Dussel (ed.), Resistencia y esperanza, op. ct. CATOLICISMO Y LIBERALISMO 37 nes de espiritualidad a partir de “beber en su propio pozo”.2” Lo que parecia un. simple recambio, o el intento de crear un tipo de modernidad cristiana en la que ya no seria el sujeto burgués racional, libre y autonomo (es decir, liberal) el interlocutor privilegiado, sino que deberia serlo el pobre, el pueblo o el traba- jador, a lo largo de los afios muestra sus rechazos, sus anclajes y sus resis- tencias.?8 Una experiencia que hay que analizar es la teologia de la liberacion (11), que crece y se desarrolla a caballo entre el fin del Estado de bienestar y el surgi- miento de una sociedad globalizada. Nace como expresion de la disconformi- dad de sectores catélicos con modelos dominantes de Estado, sociedad e Igle- sia en un momento de profundos cuestionamientos en América Latina. Esta teologia de la liberacin atin no ha sido analizada profunda y criticamente en todas sus dimensiones. La puja entre autores, actores y corrientes atin difi- culta su valoracion y sus limites. Asi, un sacerdote?? afirma: “Durante la déca- da de los setenta se nota una evolucion que se acenttta mas atin durante los ochenta: la TL se torna cada vez menos sociopolitica y cada vez mas religiosa y eclesial”. La definicién, como hemos dicho al comienzo de este trabajo, necesita pro- fundizarse. La distincion entre social y religioso, entre politica y religion es la del especialista; la del propio campo catolico busca mostrar tendencia en su interior o es parte de un anilisis tedrico que analiza como “desviacién o anoma- lia” esta relacion. La TL permite romper con modelos anteriores de relacién individuo religio- so-sociedad civil-Fstado. Ahora se privilegia no sélo la relacisn con movimien- tos populares de reivindicacién social y politica, sino que se asume “ese imagi- nario popular” desde una perspectiva que valora “el amplio mundo de los pobres”. Significa otra respuesta frente al encapsulamiento “familiar” del Estado liberal o la insercién institucional en el Estado benefactor. Las comunidades eclesiales de base aparecen como uno de los principales referentes cuyo fin es asumir la radicalidad de la sociedad civil como espacio privilegiado de accién individual y grupal. En estos grupos la pluralidad se ejercfa, en lo politico, hacia opciones ideolo- gicas consideradas de izquierda, y en lo religioso, hacia el protestantismo ahora llamado histérico. Al igual que sus ancestros integralistas, las experiencias reli- 27 Gustavo Gutiérrez, Teologia de fa liberacién, Perspectivas, Sigueme, Salamanca, 1* ed., 1972; introduceion ampliada en la 14* ed., Sigueme, Salamanca, 1994; Gustavo Gutiérrez, Mirar lejos, cee, Lima, 1991 88 Jose O. Beozzo, A lgrtja do Brasil, Vozes, Petropolis, 1994 29'José Comblin, "La Iglesia en veinte arios de lucha por los derechos humans’, en E. Dussel, op. cit 38 PROCESO DE LAICIZACION eiosas ligadas a lo emocional, el éxtasis 0 el trance —especialmente indigenas 0 altos, primero, y catdlicas y pentecostales, después— fueron tomadas como resabios de religiosidades precapitalistas, burguesas, sincréticas o funcionales con la dominacion. En el campo catélico, las experiencias de otros miembros del campo catélico eran negadas o ignoradas cuando tenian otro vinculo con lo sagrado, o eran deslegitimadas cuando tomaban otros caminos politicos. La secularizacion y su comprensién y anilisis sera otro de los temas de fuerte disputa, dado que se suponta una lenta desaparicion de las experiencias religio- sas, Ademds, una gran parte de ese mundo popular no se sumo a las experien- cas histéricas propuestas por la TL, por las cr y por los diversos cristiantsmos hist6ricos. Y esto no sélo por la “restauracion conservadora” sino por los pro- pios limites de las opciones propuestas. En sintesis, este periodo muestra un Estado de bienestar cuyos individuos tienen poca 0 escasa autonomfa, con ampliacion de los derechos ciudadanos a Jos sociales, con una modernizacion religiosa de legitimidad catolica integralista a la ofensiva, y con crecimiento institucional sostenido y apoyado desde Roma, que logra penetrar el Estado y la sociedad, creando una identidad catolica hga- da alo nacional, y con dudas y sospechas hacia la democracia, En esta etapa el catolicismo acepta la pluralidad religiosa bajo su hegemonia, deja lo privado para expandirse en lo pablico, deslegitima y condena el iberalismo y el com ismo, asi como otras expresiones religiosas acusadas de “quebrar la identidad catélica del continente”. El tipo ideal es el militante y Ja comunidad comprome- tida integralmente. La etapa de los estados privatizadores (de 1980 a la actualidad) cuando emergen nuevos sectores y actores globalizados con su concepcidn de mercado integral La ultima etapa de este continuum historico es la de la crisis del Estado benefac- tor junto con la cafda del Muro de Berlin y de la URSS. La sociedad se globaliza y —por ahora al menos— el neoliberalismo pretende ser Ia tinica referencia dominante, en la que principalmente aparecen sus emergentes econdmicos, tecnologicos y mediaticos. La globalizacion también es vista como pérdida de autonomia y de soberania del Estado-nacion. Fl Estado va perdiendo asi sus atributos construidos a lo largo de los siglos XIX y xx. En jaque por arriba: mun- dializacion: y por abajo: no responde a las demandas inmediatas de sus ciudada- nos, esta a la buisqueda de nuevas formulaciones donde los espacios regionales CATOLICISMO Y LIBERALISMO 39 aparecen como una de sus principales posibilidades de articularse (Mercosur, NAFTA, CEE, etcétera).30 Lo que se produce en cualquier parte del mundo esta aqui y se hace cada vez mas dificil diferenciar lo propio de lo extratio. Como nos recuerda Néstor Gar- cia Canclini,*! la globalizacién supone una interaccion funcional de actividades econémicas y culturales dispersas, de bienes y servicios generados por un siste- ma con muchos centros, en el que importa mas la velocidad para recorrer el mundo que las posiciones geograficas desde las cuales se acttia. Proceso de ciudadanta que la restructuracién productiva, con su secuela de desempleo y privatizaciones, acotara y restringira a sectores que hasta ayer la habian gozado (nos referimos a trabajadores y empleados estables); ciudadania que tendra en los medios de comunicacién uno de sus principales interlocutores. Nuestra sociedad vive también el proceso de globalizacion de manera dife- renciada y con cierto descontento. La globalizacion significa para algunos sec- tores, especialmente para aquellos que se “integran” y “navegan” a nivel mun- dial, que lo que tienen se vuelve a cada instante obsoleto, caduco, “fue”... Es la cultura de lo efimero, de los “no lugares”, del transito.. Para otros sectores, distintos de los de hace 10 o 15 aiios, pero desarrollan- dose a pasos agigantados, las necesidades insatisfechas crecen y se multiplican Tratan de evitar la cafda, entran en procesos de exclusion, desempleo y quiebra de valores y expectativas. En el caso argentino, casi un tercio de la poblacién ya esta en esas condiciones y otro tercio lucha por no caer y mantener parte de sus logros de la época de esplendor del Estado de bienestar.*? Frente a ese proceso de globalizacién queremos participar de las mismas sos- pechas de Néstor Garcia Canclini: los que desconfian de que lo global sea susti- tuto de lo local y de que el modo neoliberal de globalizacion sea el unico posi- ble. Mas atin, la interpretacion de las caracteristicas de la cultura local adquiere una relevancia hasta ahora dejada de lado en nombre de lo macroestructural.3> Tal globalizacién también nos hace ser mas modestos con nuestras categorias pretendidamente universales y que con el tiempo descubrimos que eran varo- nes, blancos, noratlanticos, viviendo en ciudades. 30 Francisco Welfor, “Notas sobre a crise do estado nacio en La encrucijada de los noventa”, Pensamiento Bberoamericano, nitm. 19, Madrid, 1991. 31 Nestor Garcia Canclini, Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalizacion, Grijalbo, Buenos Aries, 1995, © Fortunato Mallimaci, *Politicas sociales: hacia una nueva relacion entre Estado y sociedad civil. Las or- ganizaciones no gubernamentales de promocion y desarrollo”, Dialogica, revista del cext-coniceT, num. 1 ano 1, 1996. 33 Clifford Geertz, Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretacion de la cultura, Paidés, Buenos Aires, 1994, 40 PROCESO DE LAICIZACION En el caso argentino, cuando hablamos de Estado de bienestar nos estamos refiriendo a una situacion social caracterizada por empleo estable para la mayo- ria de la poblacion econémicamente activa; proceso de movilidad social ascen- dente gracias al crecimiento economico y a la educacién universalizada; acceso (gratuito o de bajo costo) a la salud; habitat y esparcimiento para aquellos que estan ligados al mercado laboral estable. Estado de bienestar que tuvo como movimiento social hegeménico en los sectores populares al movimiento obrero (con su identidad). Este tipo de Estado, a partir del proceso de privatizaciones de las empresas estatales, ajuste estructural, pago de la deuda externa, proceso de concentracion economica y financiera y apertura globalizadora, dejé de cum- plir sus funciones anteriores, se ha quebrado y hoy esta a la busqueda de un nuevo “contrato social” con el conjunto de la sociedad. Los actores sociales relevantes ya no son los del periodo de industrializacion. Por el contrario, se vive un lento proceso de desindustrializacion y terciariza- cion de la vida econémica. La pobreza y el desempleo vienen a instalarse por largo plazo. Sindicatos, clase obrera, movimiento obrero y otras expresiones de lucha del periodo anterior encuentran severos limites tanto estructurales (dis- minucién relativa de sus fuerzas) como motivacionales (sus luchas aparecen mas defendiendo privilegios que buscando alternativas globales). No es que hayan desaparecido sino que no tienen la fuerza y la posibilidad de arrastrar a otros sectores sociales. De un “sujeto historico unico y previsible” se pasa a la multiplicidad de acto- res sociales. Ademas, aparecen en escena nuevos movimientos sociales, muchos de ellos pugnando mas por lo simbélico cotidiano y lo eventual (defensa de la vida, de lo ético, de las identidades, del medio ambiente, contra la corrupcion) que por lo econémico productivo. Se “defiende” mas el actual salario frente a la eventual desocupacion que exigiria mayor salario con menoscabo de las ganan- cias de las empresas o el eventual cierre de éstas. La “militancia” es por lo con- creto, lo tangible, aquello que hace feliz, con pertenencias multiples y poco estructuradas. Y sobre todo se realiza en espacios “controlables”. Nuevas sensi- bilidades aparecen en escena. Palabras claves se vuelven entonces los conceptos de red y articular, ya no lo homogéneo sino lo diverso Surge una nueva modernidad religiosa junto a un activo mercado religioso, impulsado ahora no por una modernidad liberal ni por una modernidad catéli- ca, sino por una modemidad desregulada e individualizada. Para estos nuevos actores la modernidad religiosa es vivida principalmente como pluralidad reli- giosa e individualizacién de las creencias. Se da como “natural” la cada vez mayor diversidad religiosa. El proceso de desinstitucionalizacion vuelve comple- CATOLICISMO Y LIBERALISMO 41 jo el andllisis dado, la preeminencia que este hombre y esta mujer dan a sus opciones personales, el rechazo a lo instituido dominante y la variedad de perte- nencias ¢ identidades que caracteriza el creer en una sociedad globalizada. Esta pluralidad religiosa es fruto del crecimiento y el reconocimiento de la “disiden- cia religiosa” y no de la apertura de las religiones institucionalizadas. El califi- cativo de “secta” en la mayoria de las corrientes catélicas y protestantes para refe- mirse a otras vertientes religiosas que aparecen o reaparecen en el continente, es otro de los signos de intolerancia e intransigencia que atin caracteriza al campo cristiano histérico, mas alla de la facil o dificil relacién con la modernidad. El diferente es el que esta en medio de nosotros y no es facil relacionarse con él. La Iglesia catolica busca ahora reafirmar su identidad frente a lo que conside- ra el fruto del capitalismo salvaje desregulador del mercado: el “avance del secularismo”, la “destruccion de la familia”, la “crisis de la modernidad” y la “expansion de las sectas”. El catolicismo cuenta a nivel mundial con mayor reconocimiento —especialmente mediatico— gracias a la figura de Juan Pablo I, con sus propuestas éticas; pero al mismo tiempo pierde pertenencias y filia- ciones. Es en el ambito local donde ofrece diversas alternativas: un catolicismo de certezas con fuerte espiritu de cuerpo, uno de comunidades emocionales que responde a las angustias y la sed de espiritualidad de vastos sectores socia- les, otro de apoyo a la diversidad desde el complejo mundo de los discrimina- dos y empobrecidos, y otro de fuerte contenido ético individual aparecen com- pitiendo por la “oferta legitima” + El mercado integral produjo la crisis del Estado de bienestar, el crecimiento de la pobreza, la precariedad laboral y las incertidumbres y angustias sobre el futuro que pesan sobre cada vez mas amplios sectores sociales. Este mercado integral ha extendido al infinito (y por ende, desregulado) el creer y las creen- cias (entre ellas las religiosas) y ha corroido las instituciones historicas dis- pensadoras de bienes de salvacion.3> La hegemonia catolica debe dar paso al crecimiento y la multiplicacién de diversos grupos religiosos, produciendo la mutacién del campo religioso. El proceso de autonomizacién, subjetivizacion € individuacién produce una explosion de creencias y restructuraciones que transforma radicalmente el actual campo religioso (incluido el catélico), en el que las comunidades emocionales, las sanaciones, el creer por cuenta propia, la religion difusa y el bricolaje forman parte del nuevo mapa religioso. + Sobre la experiencia en Europa, véase Daniéle Hervieu-Léger, Le perelin et le converti, Cerf, Paris, 1998; en Argentina: Fortunato Mallimaci, “Les courants au sein du catholicisme argentin: conunuttes et ruptures”, Archives de Sciences Sociales des Religions, nium. 91, cx, Paris, 1995 35 Una importante reflexion sobre la situacion en el Brasil actual, en Eduardo Hoornaert, Historia da igreja na America Latina ¢ no Caribe, Vozes, Rio, 1995. 2 PROCESO DE LAICIZACION Este mismo proceso ha permitido que la critica catélica al neoliberalismo, al pago de la deuda externa y al capitalismo salvaje vuelva a generar nuevas prac- ticas, adhesiones y credibilidades sociales sobre la institucion. Las privatizacio- nes y la retirada del Estado de las politicas sociales abre nuevamente espacios para las actividades “politicamente correctas y reconocidas” del movimiento catolico. Esta presencia en sectores populares no se hace ya proponiendo una modernidad religiosa de inspiracion integralista, populista o socialista, como en los setenta, sino con fuertes resabios neointegralistas. La condena al capitalismo neoliberal es tanto socioeconémica como cultural y nuevamente se ofrece la identidad catélica como solucién a los problemas del “mal liberal”. Varios sacerdotes encuentran hoy en la critica social o simbolica al actual “estado de malestar” un nuevo sentido a su ser religioso. Si hasta ayer eran casi exclusivamente los “sacerdotes sanadores” los que aparecian realizando “accio- nes extraordinarias” y por ende recibiendo una compensacién “emocional” a la descalificacion de su posicion social en sectores populares, hoy vuelven a tener presencia los sacerdotes y los obispos “criticos” al modelo social y econémico Pero a diferencia de décadas anteriores, cuando esa protesta se expresaba en términos politicos y partidarios, hoy se realiza desde la accion cotidiana de la “ayuda solidaria” y “acompafando” a las diferentes demandas. En la mayoria de los barrios y parajes los catolicos son reconocidos y buscados més por su accion social que como especialistas de lo sagrado. El ejercicio de esta “accion extraordinaria” (carismatica en otros términos) —sea la de sanar, sea la de obtener y brindar ayuda social— aparece entonces como una fuerza de compensacion ideoldgica, que permite al discurso eclesids- tico en su conjunto reencontrar, por el juego de la relegitimacién profética, un nuevo lugar y un nuevo espacio en el mercado social y simbdlico frente a la competencia de otros actores religiosos y sociales. En sintesis, este periodo muestra la quiebra del Estado de bienestar, cuyos individuos tienen amplios derechos ciudadanos y democraticos pero con des- censo social, angustias e incertidumbres sobre su futuro. Se vive una moderni- zacin religiosa desregulada e individualizada, con una gran mutacién en el campo religioso que puede ser asociada, en la critica catolica, al modelo neoli- beral. El catolicismo aparece compitiendo por los bienes simbélicos con sus comunidades emocionales y ganando credibilidad por su critica neointegralista al modelo neoliberal que genera exclusion y pobreza. En esta etapa, el catolicis- mo tolera apenas la pluralidad religiosa y busca “deslegitimar” las nuevas creen- cias. Los cambios en las leyes apuntan a “regular” las creencias legitimas produ- ciendo una ampliacion de la ciudadanta religiosa. El tipo ideal de catolicismo es CATOLICISMO Y LIBERALISMO 43 el de la reafirmacién identitaria comunitaria, en la vertiente emocional 0 social, en la cual la expresion publica es monopolizada por el cuerpo de especialistas. CONCLUSIONES PARCIALES Dado que analizamos un terreno en el que “nominar” es poder ocupar un espa- cio privilegiado en el juego, debemos recordar que las relaciones entre moder- nidad y religion fueron tratadas como si una excluyera a la otra. Mas atin, el actor catolico, el actor liberal o el actor socialista utilizaron esta caracterizacion para impugnar a su adversario. De alli la importancia de estudios concretos en situaciones concretas Debemos evitar definiciones evolucionistas. Entenderemos la modernidad religiosa como el continuo proceso de transformacién, recomposicién y reorga- nizacion del campo religioso. La situacién religiosa actual “manifiesta que la secularizacion no es la desaparicion de la religién confrontada a la modernidad: es el proceso de reorganizacion permanente del trabajo de la religion en una sociedad estructuralmente impotente para responder a las esperanzas que se tequieren para seguir existiendo”.>7 El conflicto entre catolicismo y liberalismo es de largo plazo, y pese a “pactos, acuerdos y relaciones”, sigue presente en la sociedad latinoamericana. Mas atin, nuestra hipétesis es que dicho enfrentamiento con el liberalismo es una de las principales caracteristicas del “combate catélico” por la identidad en el conti- nente. El conflicto del catolicismo integral 0 neointegral —catolicismo hegem6- nico en todo el periodo que analizamos— con la modernidad no es cireunstan- cial 0 pasajero, sino que responde a una matriz forjada en el siglo pasado y que bajo diversas posturas, nombres y movimientos expresa a partir del “desencan- tamiento y critica del mundo burgués” una busqueda de superacién. Para ello propondra varias salidas: la vuelta al pasado, la restauracion de valores, alianzas con actores sociales que hagan de su combate con el liberalismo uno de sus objetivos, su superacién sin aceptar sus conclusiones. No modernos, premoder- nos, antimodernos y hoy posmodernos son propuestas a las cuales este catoli- cismo de accion acude en su intento por “deslegitimar y condenar al mundo moderno”, como ya lo reclamaba Pio IX con su Syllabus en 1864 y lo recuerda © Las formas de clasificacion son formas de dominacisn. Por eso “el mundo social es el lugar de luchas a propésito de palabras que deben su gravedad —y aun su violencia—al hecho de que las palabras equivalen a las cosas, en buena parte, y de que cambiar las palabras y, mas en general, las representaciones [...] es ya ‘cambiar las cosas”. Pierre Bourdieu, Chases dites, Minuit, Paris, 1987. % Daniele Hervieu-Legér, Vers un nouveau christianisme?, Cerf, Parts, 1986, p. 227. 44 PROCESO DE LAICIZACION Juan Pablo II hoy al criticar el capitalismo salvaje y la deuda externa. No es el tinico catolicismo (su lucha con los catolicos que conciliaban con el liberalismo 0 el socialismo no debe olvidarse), pero es el que ha hegemonizado el espacio catélico a partir del proceso de “romanizacion” desde el siglo pasado hasta la actualidad con su estrategia de “reafirmacion identitaria”, tema espiritual clasico que jamés ha sido ni es una maxima de la conduccion romana El catolicismo oscila entre criticas a la modernidad social (mostrando los costos sociales del capitalismo y la corrupeién de los partidos politicos y expre- sando su duda respecto de las formas dominantes de democracia), a la moder- nidad cultural (denunciando grupos con valores ajenos a la tradicién latino- americana) y a la modernidad moral (seftalando la destruccién de los valores familiares, el crecimiento del individualismo). Denuncia y propone, seguin pai- ses, actores relevantes y momentos historicos, las concepciones catolicas de lo social, cultural y moral a partir de su propia concepcion de la modernidad reli- giosa. La modernidad religiosa no es analizada por el catolicismo como algo aut6- nomo sino como producto de procesos sociales, econdmicos y culturales. Fl rechazo, por ejemplo, del catolicismo a ocupar el “espacio de lo privado” ha lle- yado en la mayoria de los paises de América Latina a una continua definicion de dichas fronteras, Del mismo modo debe ser analizada la pluralidad religiosa, tanto en sus aspectos legales como en la lucha cotidiana por la legitimacién de sus practicas. Buenos Aires, septiembre de 1999

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