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CAPITULO DECIMO ABONOS PARA EL CAFETO El suelo no debe tratarse como una mina, cuya riqueza tiende a agotarse; debe con- siderarse como una despensa que siempre ha de mantenerse provista Importancia de los abonos— La mayoria de los ca- feteros colombianos estiman sus ticrras como minas de las cuales se extrae un producto llamado café, por medio de un mecanismo Ilamado cafeto. Por eso la explotacién del cafetal se hace de ordinario con el criterio de quien explota una mina de oro, que no tiene necesidad de en- terrar primero el mineral para después extraerlo, sino que trabaja hasta que se agota el filén. Este modo de pensar ha sido la causa del fracaso de muchas familias agricultoras, en las que el padre legd a sus hijos una ticrra agotada por explotaciones hechas con el fatal criterio de la mina. El minero que tiene en perspectiva la inversién de un capital en la explotacién de una mina, la sondea pri- mero cuidadosamente a fin de averiguar, aunque sea apro- ximadamente, su posible rendimiento y duracién. En su caso, el agricultor que va a invertir una suma de dinero en la fundacién y explotacién de un cafetal, debiera pro- ceder lo mismo que el minero antes de arriesgar su capi- 242 MANUAL DEL CAFETERO tal, es decir, debiera practicar un sondeo, o sea un anilisis de sus tierras, con el fin de averiguar con alguna proximidad su posible rendimiento. Pero sabemos que el andlisis quimico dista mucho de indicarnos lo que necesitamos saber, y que ningdn and- lisis de las tierras puede servir de base absoluta para pla- near un sistema de abonamiento, si tal andlisis no se co- rrelaciona con la respuesta de la planta a la aplicacién de fertilizantes. En los tiltimos tiempos se ha confirmado satisfactoriamente la. posibilidad de utilizar los andlisis foliares, comparados con los de los suelos respectivos en el diagnéstico de la fertilidad de las tietras. No obstante, el anélisis quimico da alguna orientacién al tratarse de tierras virgenes en las que se piense fundar un cafetal. Se repite que en el caso de un cafetal adulto o viejo, ana- lizar las tierras en que vive para saber por ese dato lo que conviene hacer, es perder lastimosamente el tiempo. En el caso de las tierras vitgenes, los andlisis permiten, con la ayuda de la comparacién y la experiencia, estable- cer ciertos minimos de la riqueza natural del suelo, que ha cen posible prever el término en que las tierras pueden pro- ducir sin la aplicacién constante 0 periddica de fertilizantes. Por exdmenes o anélisis practicados en tierras de va- rias regiones cafeteras colombianas, se puede ver que las sustancias alimenticias de que més necesita el cafeto se hallan en cantidades suficientes apenas para permitirle una fructificacién buena por afios nada mas. Por tanto, si se quiere que el cafeto produzca toda su vida lo mismo que cuando jonven, hay que darle las sustancias que con el tiempo se van acabando en el terreno. Esto se hace por medio de los abonos. Abonos— Se llama abono toda sustancia que se da a las tierras con el objeto de restituir o aumentar su rique- ABONOS 243 za en principios alimenticios para las plantas en ellos cul- tivadas. Los abonos son naturales, y artificiales 0 quimicos. Los primeros, como su nombre indica, son los que se encuentran en la naturaleza en estado aprovechable, y muchos de ellos en todas las fincas, tales como esti¢rcol de los animales, desperdicios de las cosechas, pulpa de ca- fé, plantas que se entierran en verde, etc. Los abonos artificiales 0 quimicos son productos fa- bricados. Se venden en el comercio y tienen generalmente aspecto de sal de cocina molida, blanca a veces, a veces gris o amarilla. Las sustancias alimenticias que més necesita el cafeto y que mas pronto se acaban en el terreno son: nitrdégeno, fésforo y potasa. Por eso los abonos, especialmente los qui- micos, se componen principalmente de estas tres sustan- clas, cuyos efectos generales sobre el cafeto veremos en- seguida. Efectos del Nitrégeno.— Esta sustancia excita la pro- duccién de hojas. Ya sabemos que las hojas son como el estémago en donde éstas digiecren el alimento antes de aprovecharlo (véase capitulo tercero). La falta de nitré- geno produce pues, falta de hojas, pero la mucha abundan- cia tampoco es buena, porque hace que las plantas den muchas hojas y poco fruto, que es lo que Ilaman “irse en vicio”. Durante su primer afio de vida los cafetos absor- ben mucho nitrégeno. El nitrégeno es el elemento cuya deficiencia en el suelo es la mas probable. Se le encuentra formando parte de la materia organica o bajo la forma de ion nitrato o eventualmente bajo la forma de catién amoniacal. Como la materia org4nica en el suelo es demasiado inestable, trae como consecuencia la disminucién de las reservas de ni- trégeno. 244 MANUAL DEL CAFETERO El ién nitrato en el suelo es facilmente lixibiado, en cambio, el catién amoniacal puede ser inmovilizado bajo una forma no asimilable. Las fuentes minerales para el suministro artificial de nitrégeno a la planta son: Los Nitratos de Sodio, de Po- tasio (Salitre Chileno) de Amonio y de Calcio; el sulfato de amonio, Urea y Cianamida. Los salitres generalmente tienen su nitrégeno en for- ma nitrica, en cambio, el sulfato de amonio lo tiene en forma amoniacal. La primera forma, es mas asimilable por las plantas, pero tiene menor durabilidad en el terreno. También existen productos similares al salitre de pro- cedencia sintética que acttian rapidamente, porque en ellos el nitrégeno est& en forma asimilable por las plantas. Co- mo estos elementos necesitan poca agua para su disolu- cién, producen buenos efectos hasta en suelos secos o en perfodos se sequias, prestandose por lo tanto como exce- lentes abonos individuales, pero hay que tener en cuenta que su fijacién en el suelo no es muy buena y por ello las aplicaciones deben repetirse dos o tres veces por afio. Nitrato de Amonio.— Es soluble en agua y muy hi- groscépico, por lo cual no puede conservarse para ser usa- do como fertilizante. Es un material de caracter dcido y deja un residuo de esta naturaleza en el suelo. Nitrato de Calcio.— Es preparado a partir del nitrato de amonio y el carbonato de calcio o el carbonato de calcio y magnesio (dolomita), sufriendo posteriormente una gra- nulacién. No obstante esto es atin higroscépico. Tiene 20,5% de nitrégeno en mitad nitrico y mitad amo- niacal. Su contenido en cal es variable. La Urea, es el abono mas rico en nitrégeno que has- ta el momento se ha conocido, pues puede contener hasta el ABONOS 245 46% de tal elemento. El “Nu-Green”, uno de los compues- tos de urea més comiin tiene el 45% de nitrégeno. La Urea se distingue de los otros abonos nitrogenados minerales, por ser un compuesto orgdnico intimamente re- lacionado con los abonos de este género, como serian por ejemplo el excremento de los animales. La industria Qui- mica ha conseguido su elaboracién bajo procedimientos sintéticos; su reaccién es neutra, su nitrégeno es de facil asimilacién y se disuelve fAcilmente en el agua. Para los efectos de la selectividad fisioldgica de los abonos por la planta, éstos se verifican generalmente en abonos fisiol6gicamente Acidos y fisiol6gicamente bAsicos. Tal clasificacién puede asi mismo efectuarse, de acuerdo a los residuos que dejan depositados en el terreno. Desde es- te punto de vista, la urea puede considerarse como fertili- zante neutro y sin inmediatos residuos iénicos, de tal ma- nera que puede ser utilizado en cualquier tipo de terreno y para toda clase de cultivos. La urea se puede aplicar también mezclada con otra clase de elementos, teniendo s{ presente de no mezclarla con el nitrato aménico. También cuando se quiera mez- clar con superfosfatos, estos deben neutralizarse, para evi- tar que la mezcla resulte himeda. EI nitrégeno de la urea puede ser absorbido directa- mente por las hojas y de aqui que ya en varios lugares, las atomizaciones con soluciones de este elemento, esté to- mando mucho incremento, especialmente en ciertas épo- cas de la vida del arbol, como seria después de la cosecha cuando el follaje se muestra amarilloso, La forma més corriente de aplicacién por el sistema de atomizacién, consiste en mezclar 6 a 8 libras de urea concentrada (nu-green) por 100 galones de agua, para ro- ciar bien los drboles. A esta solucién debe agregarse un 246 MANUAL DEL CAFETERO adherente de buenas condiciones o ain se puede mezclas con algunos elementos fungicidas. Cianamida La Cianamida de calcio, pertenece a los abonos nitro- genados de accién lenta, su producto se transforma en el suelo por la accién de Jas bacterias, primero en amoniaco y después en nitrato. En el comercio se conocen varias marcas de este pro ducto, algunas de ellas denominadas “Acrocianamida” con dos grados de concentracién, asi: 1) Aerocianamida especial con 21% de nitrégeno y 70% de hidréxido de cal; y 2) Aerocianamida granular, con 20.6%, de nitrégeno y 70% de hidrdéxido de calcio. La Cianamida posee un principio de accién venenosa representado por la dicianamida (Ca. CN2) que la acom- pafia, por esto, cuando se busca la accién de esta substan- cia como yerbicida, no debe usarse en suclos pantanosos. Cuando la cianamida se usa en suelos arcillosos y hu- miferos, sus resultados son excelentes, pero enterrandola o mezclandola bien con la capa superficial. Cuando se trata de combatir las malas yerbas, se em- pleara superficialmente. Para la mezcla con otros abonos, como contiene cal viva, deben observarse las precauciones necesarias para no perder algunos clementos. Este elemento puede mezclarse con el polvo de hueso, escorias de Thomas y cal. Poco tiempo antes de ser empleado, se puede mezclar con: Ni- trato de Calcio y Cainita. No se puede mezclar con estiér- coles ni con superfosfatos. La aerocianamida presta también buenos servicios en la preparacién de compost, aprovechando para ello los re- siduos vegetales que quedan en los rastrojos de los culti- ABONOS 247 vos, espolvoreando el producto a razén de 100 a 250 libras por hect4rea cubierta de rastrojo ¢ inmediatamente incor: porarlo con el suelo. Efectos del Fésforo— El fésforo tiene varios efectos importantes. Mientras la planta est4 creciendo le sirva pa- ra formar raices fuertes y abundantes; mas tarde, cuando fructifica, el f6sforo hace madurar el fruto més pronta y uniformemente. Esta accién del fésforo es ventajosa don- de la maduracién de los frutos coincide con pericdos fries y lluviosos, pues el fésforo impide la accién desventajosa del frio, el cual tiende a demorar la maduracién y hacerla desigual. También ayuda el fésforo a evitar ‘las enferme- dades de las plantas, pues se ha comprobado que los pro- teicos fosforados que se hallan en los tejidos vegetales, obran a manera de defensas del organismo en general. En todos los casos, los frutos obtenidos con abundan cia de fésforo, son de superior calidad a los cultivados con escasez de este elemento. En el cafeto se ve muy clara- mente que hace madurar las cerezas dentro de cada flores- cencia de modo mas parejo, lo cual es muy ventajoso, pues disminuye el ntimero de las recolecciones para cada mata en su cosecha. Las plantas asimilan el fésforo en forma de acido fos- férico, el cual se encuentra unido a los fosfatos naturales con tres partes de cal, formando el fosfato cAlcico triba- sico, que es una sal insoluble o muy poco soluble. Esta for- ma de fosfato, es muy apropiada para tierras humiferas, y acidas como son casi todos los suelos de nuestros cafetales. Las fuentes mds comunes del Acido fosférico son: La més antigua, es el Polvo de hueso, el cual contie- ne de 18 a 24% de Acido fosférico. La asimilacién del Acido fosférico contenido en los huesos, es favorecida por todos los materiales orgdnicos en descomposicién que 248 MANUAL DEL CAFETERO se encuentren en el suelo y por la adicién de Sulfato de Amonio, Se conseguira mayor aprovechamiento, mientras més finamente se hayan molido los huesos. La cantidad que suele emplearse por Arbol de café, es m4s o menos de una libra; Las Escorias de Thomas.— Representan un abono in- termedio entre el polvo de hueso y los superfosfatos en cuanto se refiere a la solubilidad y rapidez de su accién. Como ya se dijo, estas escorias se obtienen de los altos hornos como residuos de la desfosforaci6n del acero y contienen ademéas del hierro, un 40 a 50% de cal y 16% de 4cido fosférico, el cual en su mayor parte esta forma- do por un fosfato cdlcico tetrabasico. La mayor parte de este fésforo no es ciertamente soluble en el agua, pero si lo es en el suelo Acido 0 en solucién acida; como ejemplo una solucién de dcido citrico al 2 por ciento. Precisamente, en esto consiste el valor de las escorias, ya que las plantas, ademas del Acido carbénico, segregan por sus raices, en determinadas circunstancias, cuando est4 dificultando el acceso del aire, un acido organico débil, con cuya ayu- da pueden disolver de las escorias Thomas todo lo que necesiten. Las escorias, tienen sobre les superfosfatos, la ventaja de que no siendo soluble en agua, su Acido fosfé- rico no es arrastrado con tanta facilidad por las aguas. Ademas, en las Escorias Thomas no hay que temer retro- gradacién del Acido fosférico. El contenido de cal viva que contienen, es suficiente para estimular la actividad de las bacterias, principalmente en los suelos muy htime- dos y en los arcillo-arenosos. Su aplicacién al cafeto es en promedio de unos 750 gramos por rbol y cada dos afios; El Superfosfato— Es un abono fosfatado de accién r4pida y estA especialmente indicado para los suelos pesados. Al encontrarse en el suelo con cal, o hierro, se combina con ABONOS 249 estas substancias y retrograda a su estado poco soluble. Los superfosfatos enriquecidos contienen al rededor del 40% al 45% de Acido foférico soluble y se aplican al café a la desis de 250 a 300 gramos por drbol. Actualmente se ofrece en el mercado, un abono tipo Bifos, con 40 a 42% de Acido fosférico, del cual, su 94 a 98°%, es soluble en citrato de amonio. Es un abono suma- mente concentrado y al mismo tiempo muy asimilable para las plantas, pues contiene exclusivamente Acido fos- f6rico y cal. Sin duda alguna, la mayor parte de los suelos colom- bianos son pobres en fésforo. Las investigaciones que so- bre este particular se Ilevaron a efecto en los laboratorios quimicos del Ministerio de Minas y Petréleos, bajo la di- reccién del doctor Jorge Ancizar Sordo, exceptuando los Departamentos del Huila y Boyac4, todos los demas nece- sitan fésforo en cantidades adecuadas. La eleccién del abono fosfatado para un suelo cafe- tero, dependerA en primer término de su calidad y en se- gundo, de su contenido, Cuando el suelo tiene una reac- cién ligeramente acida, es decir, casi neutro, todos los abo- nos fosfatados actiian satisfactoriamente y presentan du- rabilidad. Se deben aplicar con preferencia: el polvo de hueso y las Escorias Thomas, a los suelos de reaccién 4ci- da; los Superfosfatos a los suelos arcillosos y a las planta- ciones en el principio de su crecimiento. Efectos de la potasa.— La potasa forma parte principal de la savia de las plantas y hace que las células se man- tengan rigidas e hinchadas, aumentando la elasticidad de los tallos y disminuyendo por lo tanto las posibilidades de que las plantas Ileguen a tenderse por el suelo. Este ele- mento regula la evaporacién y el transporte de los nutrien- tes y de las substancias elaboradas por las hojas y es por 250 MANUAL DEL CAFETERO ello que influye para que las plantas puedan producir azé- car y almidén. Por eso la cafta y la yuca necesitan mucha potasa, El cafeto también requiere potasa en abundancia, hasta el punto que es la que en mayor cantidad absorbe, le sigue el nitrégeno y por ultimo esta el fésforo. Cuando el cafeto esté creciendo, la potasa y el fésforo le ayudan a formar tronco y ramas fuertes. Naturalmente, ninguna de las tres substancias, hace fntegramente su efecto por si sola, sino que requiere el concurso de todas las demds. Estas substancias se mezclan en diferentes proporciones segtin las necesidades de las plantas y requieren a la vez de otros elementos menores, para poderse fijar, segin los requerimientos. Las principales fuentes de potasa en el comercio son: El Cloruro de potasa con 58 a 60% de potasa (K’0) y el Sulfato de potasio con 48 a 52% de potasa (K°0). Ambas sales son solubles en agua y no dejan residuo Acido o al- calino en el suelo. El potasio precedente de estas sales, no es lavado por las aguas como los nitrates, porque una gran parte es lle- nada por los coloides del suelo. Tanto el cloruro como el sulfato de potasio se aplican al cafeto a razén de 200 a 300 gramos por Arbol. Calcio y Magnesio.— Estos elementos, especialmente el calcio, pueden actuar como nutrientes, determinando un aumento de produccién, pues se ha demostrado que un kilo de café en cereza seco, contiene 3.2 gramos de calcio y 1.9 gramos de magnesio, Pero el efecto mas co- min de los fertilizantes calc4reos-magnésicos, es el mejo- ramiento de las muchas propiedades de los suelos. Respecto a la cal se tiene establecido que si en el sue- lo no hay sufiicente calc4reo, hay que encalarlo, pero esta

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