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NEUROFUNCIONALES BÁSICOS tendrá muchas más posibilidades de éxito

académico.

EL QUE ESCRIBE ES EL CEREBRO, NO ES LA MANO

Todas las experiencias que hemos tenido la oportunidad de vivir con pacientes que han
seguido programas de terapia para resolver problemas de lateralidad en edades
avanzadas tienen un elemento común: Todos explican que la experiencia les ha resultado
muy grata porque, además de ayudarles a mejorar cuestiones operativas como
orientarse mejor, conducir el coche con más eficacia, mejorar sus habilidades
deportivas, moverse con mejor orientación y más seguridad en una gran ciudad y
organizarse mejor con la matemática y el lenguaje, les ha proporcionado paz interna
y mayor estabilidad emocional, así como una marcada disminución de la tendencia
al estrés.

Como testimonio, adjuntamos la carta que nos remitió un antiguo paciente que vivió
toda su infancia con un cuadro de fracaso y que conocimos a los diecisiete años.

Diagnosticamos un problema de lateralidad contrariada. Es un chico diestro que siempre


había escrito con la mano izquierda. (publicado en el libro EL DESARROLLO
NEUROFUNCIONAL DEL NIÑO Y SUS TRASTORNOS).

Le pedí escribiera lo que significó para él el cambio de mano y, desde un lugar muy lejano
me remitió este texto aclarando que lo escribía con un teclado que estaba en muy malas
condiciones. Literalmente dice así:

"Más importante que lo conseguido tras hacer el cambio de lateralidad considero


impresionantes los avances que se producen durante el proceso. No es una cosa sencilla
de explicar así que supongo que tampoco lo será de entender.

A primera vista las explicaciones del doctor tenían toda su lógica y nada hacia dudar de
que un cambio era necesario. Los conceptos de caos y desorden estaban perfectamente
arraigados en las catacumbas de mi conciencia desde tiempos inmemoriales. Así pues,
el verdadero reto no era entender que era lo que me sucedía sino aplicar una solución
que tras muchos años de confusión se presentaba como la formula matemática para
poner orden a mi cerebro y por lo tanto a mi vida y a la de los que me rodeaban.

Pasaron aproximadamente unos dos años desde el día en que supe que era lo que debía
hacer. El primer verano de esos dos años lo pasé dibujando con la mano que tocaba y de
vez en cuando hacia los ejercicios de escritura que el doctor me había recomendado pero
en mi interior no tenia mucha fe en que algún día pudiese hacer ese cambio de mano. En
mi opinión tenia otras cosas mas importantes que hacer, cosas de la edad, era un
adolescente y tener cuidado de mi mismo no era una prioridad, no al menos si implicaba
cambiar de mano a la hora de escribir. Lo que de verdad me impulsó a cambiar fue ni
mas ni menos que el tener alguna cosa a hacer. Déjenme que me explique..

El año siguiente entre en una crisis bastante fuerte y me sentí mas solo que nunca en la
vida y sobretodo mas confundido de lo que nadie se haya podido imaginar. No sabia que
era lo que me ocurría pero lo que si sabía era que tenía mucho miedo y que tarde o
temprano tendría que hacer algo por mi vida o acabaría realmente mal. Fue en ese

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