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DICCIONARIO Ub rat HISTORIA Y PALABRA wl GALILEA (4 Ielesia 1, 0), Es una de las zonos del viejo Israel, al norte de Palestina. Fue conquistada y colonizada por los israclitas desde antigue, formando par- te del reino de Israel. Pero tras la caida dol ceino (721 a.C.) siguié una historia especial, como zona de cruce, someti- da al influjo de Tis Damasco, de tal forma que su 1 de yahvismo y de cultos paganos laca- los y de las zonas del entorno. Mantuva casi siempre relaciones tensas con La provincia persa y helenista o romana de Samaria. Por eso, cuando fue con- quistada y rejudaizada hacia cl ano 104/103 aC. por Aristébulo, deja de formar parte del rea de influjo de Sa maria, aceptando la obediencia religio- sa de Juden-Jerusalén (de te que estaba separada por Samaria). El judaismo de los galilens del tiempo de Jostis era re- sultado de asa conquista violenta y de ln fuerte emigracién de judios, que vi- nieron a colonizar la zona; enire ellos se encontraban, probablemante, los antepasados de Jess, Algunos investi- adores han pensado que gran parte de tne aldsod del tise eles eae: mipaganos. Paro no parece que pueda ponerse en duda su fidelidad israalita, aunque es muy probable que ellos tu- ‘yieran unos rasgos propios, que les clis- tinguian de los judins de Ji 1) Galilea, ewna def crisrianisnie. Los primeros cristianos fueron llama- dos despectivamente galilees, por la pa- tria de su fundador y por el lugar de ori- gen de su movimiento (Hch 1,11; 2,7; cf. Le 22,59). No parecian israclitas pu ros come los de Judea (cf. Jn 7,52), ni resentantes de una cultura univer- sal, cama muchos helenistas ce La diss- pora, entre los que se cuenta el mismo Pablo (ef. Heh 21,39). Eran hombres y mujeres de provincis, a quienes se les distinguia por su dialecta (cf Mc 470). De ose lugar apariado y poco importante Hegaron bos cristianas y alli siguieron viviendo, en fa zona donde Je- sis anuncié el Evangelio y donde, so- in Marcos 16,7 y Mateo 28,7.16-20, debia comenzar la misién del resucita- do. Alli, en la periferia, habla comenza- do la cosa de Cristo (ef. Hch 10,37), de manera que sus primeros seguidores fueron hombres y mujeres que mo esta- ban en el centro de fo Iglesia jucia, ni deta cultura del Imperio. En Galilen t2- nian sus raices (y pesiblemente actua- ron! no s6le Pedro ¥ los Doce, sino tam- bin las mujeres “amigas de Jasts y quia los quinientes hermanos de quic- nes dice 1 Cor 15,5-6 que =vieron= a Je- suis resucitado. Todos ellos empezaron siendo oriundos da una provincia de ‘cruce, abiertos a influjos diversos, mes- t ieee por los puros. Es muy prebable que las muchedumbres dasequicdores de Jestis, que la tradicion ha recordado (ef. Mc 3,7-12), sirvan pa- ra evocar a esos cristianos de provincia. Entre los galilaos estahan squellos a quienes Jestis resucitado ofreci of pan y los peces de las multiplicaciones (cf. Mc 6-8). Ellos recogieron y transmitic- ron muchos elementos de una tradicién que ha desembocado en los evangelios, a partir de Marcos* y de un documento wie sucle Hamarse Q= (dal alemsn Que- fi, fuente), que no se conserva, pero que ha sido genecosamente utilizado por Mateo y Lucas, Las comunidades galileas se expandiecron por Transjorda- nia, Siria y Fenicia en los afos anterio- res ala guerra del 67-70 d.C., aunque Pablo (promotor de un cristianisme ur- bano} no las cita. (2) Las comcmidades cristianas, Los projeias galileos. Eran iglesias rurales, sin obispos ni presbiteros. Se organiza- ban de un ade sencilla y estaban ani- madas por el ministerio eeneniaticg de unos profetas itinerantes, sin alforja ni dinero, sin repuesto de comida o de vestide, sin mas autoridad que curar y expulsar demonios, siendo acogides en las casas de aquellos que qu perlos (cf, Mt 6,7-L1: Le 9,1-3 y 3 13), {a} Esos projetas galileos de Jestis eran exoreisias y sanadores como dl (ef, ‘Mt 12.28 park y quizd algunos de ellos formaban mated grupo de los Doce. No eran escribas ni sacerdotes, ni pres- biteros 0 inspectores {= obispos) de oo- munidades bien instituidas, sino envia- dos carismaticos dal Raino, con poder para curar (liberar) a posesos y enfer- mos. Fueron la primera autoridad cris- tiana, (b) Fran proferas pobres: c¥ les ordend que no Hevaran nada..o (Mc 6,8 par). Los grandes sistemas actdan con medios materiales (capital, provisiones) ¥ organizatives (jerarquias, documen- taciones}, crea estructuras donde cada uno vale en razén de sus funcio- = de manera que Ia comunién perso. weds sustituida por una rel de olicio y range, de papeles y repre- sentaciones. Los cristianos galileos no tenian mas autocidad que su vida al ser- vicio de los necesitados. Por eso, care- cian de hienes materiales (pan, dinero) o representativos (vestidura, biculo). Su pobraza ora exprasién de un fuerte sentimiento de confianza y solidaricad mesiinica: dan gratis lo que tienen y os peran gratis lo que necesitan. (3) Cada case poulia ser wera comnerti- dad: «Dondequiera que entréis.. (Me 4,10 pari. Estos profatas no tienen una casa propia: son hudspedas constantas, no por rechazo, sine por confianza, Para ofrecer abieriaments of evangelio quedan a merced de aquellos que quie- ran (0 ne quieran} recibirlas. Por eso no empievan creando o imponiando autoridad, sino que aceptan la que existe para recrearla desde el evan- gelio, ofreciendo asi su semilla o si- miente de Reino. Las conuinidades de Galilea eran provisionates, tenian un candeter itinerane: ¥ donde no os raci ban... (Mc 6,11). Los enviados de Fests siguen caminando, tanto si son acogi- dos como si no (tras un tiempo de per- manencia en la casa o ciudad del irse}. Sin nada vinieron, sin nada han de marchar. Pero tienen la confianza de gue algunos les recibirdn, porque llega el Reine (cf. Me 9.1 par; Mt 10,23). La violencia del poder brota del miedo de erlo. Los que no tienen mada pro- pio carecen de miedo, pues nadia les podra robar: no son representantes de unt sistema rico, sino testigos de la gra- cia de Jestis. Estos profetas-misianeros de Galilea veneraban a Jestis resucita- do, pera mas que su resurreceidn, an- ida de manera espiritualista, des- tacaban su magisterio de sanaciény su Galilea / 399 anuncio del Reino, y de esa forma se- wlan viviendo como Jesus habia vivi- lo: curando enfermos, acogiendo a ex- pulsades y abriendo un camino de vida pare jos pobres. Aquellos cristianos es- ileos mostraban con su vida que Jostis seguia vivo, sin necesidad de grandes estructuras oxleriores u onganizacio- nes, Su lugar de referencia no era el teniplo experiencia de poder sagrado), ni la sinagoga (oracién organizada}, ni la escuela (reunidin de estudiosos), sino el camino de los itinerantes y la casa familiar ampliada, donde todos eran hermanos y hermanas, madres © hijos del Cristo (ef. Mc 331-33 (4) Pervivencia del cristianismo gali- feo. Ciertamente, en la Iglesia posterior han influido de manera mas directa otras tendencias, vinculadas a Jerusa- be ya la misién helenista*, como su- bro da los Hechos. Paro aque- fos profetas itinerantes de Galilea y de su entorno se mos han vuelto muy cer- cars, pues repiten los gestos de Jess (curaciones, exercismos! y proclaman sus palabras (Sermén de fa Montana), come muchos quieren hacer hoy. No organizaron grandes iglesias, porque Jestis, mensajero del Reino, crucifica- do por los poderes del mundo, iba a volver pronto y ellos debian esperarte. En ese sentido podemos decir que fra- casaron: muchas comunidades galileas se fueron apaganda, por cansancin in- terior © porque habian cumplido su ta- rea, por la guerra del 67-70 d.C., que devaste sus tierras, y también por cambios que cl movimiento cristiano iba experimentando en otros contax- tos. No pudieron (ni qui tir-con [as grandes iglesias n Antioguia, Eleso, Corinto o Roma, pero su inspiracién no desaparecis, si- no que fue asumida por Ins evangelios sindpticos, dentro de la Gran Iglesia, de manera que hoy dehemos recupe- rarla, si queremos redescubrir el pasa- doy abrimos al futuro de Jesus. Por otra parte, algunos cristianos galileos exploraron nuevos caminos de expe- fiencia interior (gnosis), descubriendo ce al verdadero Dios se hallaba dentro ellos y asi formaron comunidades: de iniciados que se fueron apagando en Galilea, pero se extendieron por Siria y luege por Epgipto, donde las hallaros hasta el siglo IV y V cL. Ellas consar- varon la memoria de Pedro y, sobre to- do, la de Santiago y Tomas, Felipe y 400 | Gebira Maria Magdalena, a quienes vieron co- mo transmisores de una ensefianza oculta de Jestis fen Ja linea del Evange- fio de Tomas, que no ha sido recibido enel canon, pero que contiene mucha riqueza de tradicién cristiana}. CLS. FREYNE, Galilee, Jesus and she Gaspels, Fortress, Filadelfia 1981 (GONZAI ECHE- ‘quiy, De Biblic er sn entome, Verbo Divino, Estclla 1996 1. E. Vad Galilean Upstarts, Jesus’ First Followers according to Q Trinity, Valley Forge 1994. ‘GEBIRA (2 muier, Maria, madre de Jestis). Mujer fuerte con autoridad. Las funcio- nas del hombre y de la mujer son muy distintas dentro del contexto biblico is- taelita. El hombre as fuerte (os valioso) como guerrero y dominador; la wjer, en cambio, como madre*, pues coma simple esposa ella se encuentra a mer- cad del maride que puede expulsarla de casa por ley (cl. Dt 24,14); sélo si es madre y sé encuentra defendida por sus hijos, ella empieza 2 importar en In familia. Asi aparece claro en las tradi- ciones de ls monarquia: el varén es rey por si mismo; la mujer, en cambio, no 65 reina o importante por s{ misma, ni siquiera como asposa, sino sdlo como ire de unos hijos importantes. (1) La mujer come gebira. Solo ta re de un hijo rey puede llamarse yeing, apareciando como gebira: grande ‘o podarosa, Ese titule implicaba digni- dad y poderes especiales, como lo muestra el caso de Betsabé, la madre de Salomén (] Re 2.19: cf 2 Re 1 Iss; 5.21). Por eso, el libro de los Reyes no menciona a las esposas, sino a las ma- dres de fos reyes. De esa forma se vin- cula un patriarcalismo radical con un matriarcade latente. La mujer como es- posa pertenece al mundo privado del ‘esposo, de manera que, por si misma, carece de rango oficial. Por el comtra- rio, fa mujer en cuanto madre adquiere gran dignidad y aparece como simbolo je la Tuente de la vida, ocupande asi un lugar especial on la casa y en la vida so- cial. Mientras el hijo es menor no tiene autoridad, est bajo la madre, vive en casa de alla (an caso de que ef padre tenga varias mujeres). Tan sélo cuando ater el adie Eimiate a uivhisd dare Portante se vuelve poderosa. En el An- tiguo Testamento la esposa del rey en cuante tal no es reina, ni tiene poder oficial. El poder fo tiene, en cambio, la madre del rey, en cuanto gebira, «Ese titulo Hevabs consigo dignidad y pode- res especiales. Betsabé era cierlamente gebira bajé Salomén: éste la recibe con gran honor y la sienta a su derecha, 1 Re 2,19. El poder de la reina madre no se basaba Gnicamente en el crédito que una madre tiene sobre su hijo, como en elcaso da Batsabé, sino que iba mucha mis lajos. Por abusar de tal r, Maaka fue privada de su dignidad de veina niadre por Asa, 2 Re 152.13. Esta dignidad de fa rena wmadre explica que Atalia se apoderase tan ficilmente del poder ala muerte de Ocowins, 2 Re 11,15. Esta posicion oficial dentro del raina justifica que el libro de los Reyes men- cione el nombre de fa madra dal rey en la introdueciéin de cada reinado de Ju- da... Es posible que la dignidad de gebi- va se confiriese en el momento de la an- tronizacién del hijo. Es le que parece indicar el destino de Jamutal, esposa de Josins, que fue reina madre en tiem- po de Youcaz (su hijo), dejé de serlo en tiempo de Yoyaquim y de Yoyakin, y volvié a serlo bajo Sedecias, hermano de Yoacaz, 2 Re 23,3136; 248.18. Es posible también que a madre recibiesa al titulo de gebira desde el momento en que el hijo era designade para la suce- sidn, como parece sugrirla 2 Cr L1,21- arece ser que la reina madre con- servaba su idad atin después de la muerte del hijo. Asi Maaké, esposa do Roboam, sigue sienco gebire bajo su nieto Asa, después del corto reinado de su hijo Abiyya, 1 Re 15,13. Del mismo texto se deduce que la gebira pod ser destituida por el rey: Maakd habia fo- vorecido el cule de Asherax (ef. R. do Vaux, 172-173). (0) Tres tipos de attoridad. Aplican- do las reflexiones anteriores. podemos distinguir ures tipos de autoridad. (al Elvartin es gibbor, paderase, por la gue- vra o por las actividades de violencia y conquista asociadas con ella. Asi son gibborim los gigantes (sexualmente in- saciables, guerreros) que nacen de la union de dngeles y mujeres, y es gibhor Nimrod, cazador mitico del principio, primer soldado de la historia (cl. Ga 6.4; 10,8). De ordinario se asocian po- derio militar y econémice, de forma que el gibbor hayil (el poderoso rico) es ‘al pasirars prakessonulte'pliede coe: tearse una armadura o un equipo de guerra, Los gibborim son por antono- masia los héroes, los valientes (asocia- dos de un modo especial al ejército de David). En una sociedad que pervive y triunfa an claves de guerra y conquista, los varones son fuertes porque em- plean Ja violencia; por ella se definen, en ella consiguen su fortaleza, se ha- cen shombress. (b) Por ef conirario, ia suujer es gebira por su maternidad. Ciertamente, en principio, ella puede ser gebira o sefiora en cuanto es] del sefior o em cuanto mujer libre (due- fa de una esclava), como muestran va- ios textos del Antiguo Testamento: Gn 16,4.8.9; 2 Re 5,3; Is 24,2; Sal 123,2; etc. Pero estrictamente hablando, ella consigue ser gebira en cuanto madre y sobre todo en cuanto madre de un va- se que llega a ser importante. Frente Pa eee que cree volverse persona ber) conquistanda o demostranda & poder en fa guerra, emerge la mujer madre, que se realiza a s{ misma y ad- quiere autoridad (se hace gebine) a tra- vés del hie Fay (importants) o de los hijos engendrado; ellos ta defi- nen, ellos Ia defienden, ellos fa con- vierten en Seforn. {c) Finabnente, Dios se define como Gibbor en su estado st- premio, de tal manera que en el judais- mo posterior se le identifies con la Ce- dura o fuerza originaria. Tanto la potencia del varén (mds cantrada en guerra yo sexualidacl! como la de la mujer (mas centrada en maternidad) estan relacionadas con la Gebrrat fun- dante de Dios en quien todo se asienta. Es normal que cuando deje de pronun- ciarse, por reverencia o miedo, el nom- bre de Yahvé, los israelitas tiendan a sustituirlo por la Geburak (en griexo dynantis: cf. Mc 14,62 par). (3) Le Madre de Jestis, Gebira (Ma- ®, Madre de Jestis). Tras la muerte de jo, Maria, la madre de Jostis, rece vinculaca a la comunidad de He hermanos de Jastis, de manera que tanto Mc 3,31-35 como Heh 113-14 suponen que ella forma parte del gru- po o iglesia dirigida por Santiago y los Parientes del Senor en Jerusalén. Es muy posible que haya sido una figura importante ps al grupo, come pare- cen exigirlo Las tradiciones de la gebirn © Sefora-Madre de las tradiciones de Israel. Segtin lo anterior se entiende el titulo que Isabel da a Maria, cuando le fama de forma absoluta ala madre de mi Sefiors (hé metér tow Kyrtan mou: Le 1.43). En perspectiva cristiana, ese Gebira / 401 titulo debe situarse en la linea de aque- {los textos en los que Pablo evoca a los familiares de Jesus dandoles el titulo de adelphot tou Kyriow, os decir, her- manos del Kyrios (of. Gal 1,19 y 1 Cor 9,8). Este as un titulo jerosolimitana (come evoca por lo menos Gal 1,19), pues en Jerusalén se ha desarroliads una iglesia judeneristiana que inter preta a Jestis como el Kyrios, rey me- sidnico, en Ia linea de la esperanza ju- dia. Pablo, tan critioo en otros aspectos con Ja iglesia judeocristiana, acepta as- te titulo, tomando a Jesis como Ayrios real israelita y reconociendo a sus her- manos come «hermanos del Kyrios poseedores de una autoridad especial deniro de la Iglesia. Pues bien, desde el momento en que a Maria se le llama meiér iow Kyriow se esté indicando que ella forma parte del grupo de los her manos del Sefor, como supone la tra- dicién al hablar de la madre ¥ fos her- manos de Jestis (cf. Mc 331-35 par; 6.3; In 2,12; Heh 1,14). Ey muy signifi- cativo el hecho de que sélo aqui, en un texto jean tue Parece arcaizante (puesto en Isabel, an un lugar lleno de ial neesudiash se le olrezca a Maria ese titulo de madre del Kvries, que des- puds la Iglesia cristiana ha desarrolla- do de forma teolégica, al definir la fun- cién de Maria como Madre de Dios (mietér tou Theow). Es muy posible que en este primer momento Lucas esté evocande un titulo judeocristiana de Maria, venerada en la Iglesia primitiva de Jerusalén come madre del rey me- sidnico, es decir, del Kyrios, en claves que deben formularse al Antiguo Testament (y desde el contexto judio del tiempo). Este nos obliga a estudiar el ‘ands: funcién de la madre Ryrics; inden del ray adel. Suter, axel contexte israelita antiguo. Como he- mos dicho, dentro de la cultura israeli- ta antigua, una mujer se vuelve impor- tante al hacerse madre. Como esposa, ella est a merced de su marido y pue- de ser siempre expulsada de lo casa, conforme a una ley de divoreie ratifi- cada por Dn 24,1-4 (aunque rechazada pea rents en Mc L0,1-12 pari. Mas stin, a exposa se encuentra de ordinario s0- metida al poder de su suegra (la madre del marido}, que es quien tiene el po- der Ieeninc teal sabre lacs. SAb} cuando es madre defendida por sus hi- jos, [a esposa comienza a ser impor- tante en la familia. 402 J Gededn (4) Madre del Kyrios, Aplicacidn ma- Tiana. Las ras de Isabel en Le 1.43, reconociendo a Maria como ma- dre del Kyrios, nos sitdan dentro de fa Iglesia primitiva. Como hemos dicho, ln esposa o esposas del rey pertanecen asu mundo privado, no tienen un car- ia i tanecdicial acbrctal pulcbl: ocr el contrario, su madre represenia fa autoridad femenina, posee al poder de In maternidad, simboliza el principia de Ja vida; por eso, ella tiene un lugar especial en la corte. Segin eso. la pa- reja sexual £ de poral mis impor- tante no es la que forman espose y es- posa, sino hijo rey y vive el padre ray, al ridad, sino que se encuentra espacial- mente vinculado a la madre, vive en su casa (no en la casa del ray) y recihe fa educacién que la madre le ofrece (an al caso normal de que el rey tenga varias meet Tan pronto come muere el re rey fo uno de sus hijos recibe en titulo oficial de heredero), la madre del nuevo rey sale de fa vida privada y se convierte en gebira, primera dama. Los datos anteriores ne son suficientes para fundar toda la mariologia cristia- na, pero son importantes para enten- dor mejor al sentido da ta reoleza de lo re de Jestis come Madre del Ryrios, Quedan sin resolver muchas proble- mas: hay un hueco muy grande entre la Gebira o reina madre judia de Teru- salén (que parece desaparecer con [a cafda del reino el 587 aC.) y ta figura de Maria, madre del rey mesidnico, dentro de La comunidad cristiana. Para rellenar ese huece tendriamos que co- nocer mejor fa funcién que ha tenido la madre jucis on tiempos posteriores, sobre todo en la monarquia de los as- moneos. De todas formas, al menos co- mo hipdtesis, podemos suponer que Ia madre de Jestis tha sido recibida y bon- rada en la comunidad judeocristiana de Jerusalén como Gebira mesidnica, madre del rey Mesias. El recuerdo y ve- neracién de los anos del Kyrios sélo tiene sentido si o su lado, como autoridad genealdgica, aparece la ma- dro. Precisamente en asa perspective se entiende el saludo de Isabel, deniro de una teologia judeocristiana areai- zante como la de este pasaje de Lucas. Le 1,42 lamaba a Maria bendita por el fruto de su vientre; Le 1,43 la presenta como madre mesidnica. Es claro que, ena linea del viejo reine de Jerusalén. adre. Mientras Maria puede presentarse como gebira, y realizar (simbolizar! un tipo de auto- ridad dentro de la Iglesia. Oures datos del Nuevo Testamento (desde Mc 3,20- 35 hasta Jn 2,]-L1} nos permiten suj ner que alla ha ejercide una sutoridad simbdlica importante dentro de la pri- mera comunidad cristiana. En su cali- dad de madre de Jasiis (madre del So- fort ha sido discutida (combatida y aeptada) por los divarses grupos cris- tianos, en una historia apasionante que, a mi juicio, ain no ha sido suli- cientemente estudiada. CLR. ne Vaux, fnstiteciones del Antigua Testamento, Herder, Barcelona 1985. GEDEON (Je 6-8), Uno de tos juacas* de Is- cael, signo de [a intervenciin de Dios en los origenes y surgimiento del pue- blo. El Angel de Yahvé se le aparece, llamandole jvaliente, gieerrero podero- sol (gibhor higjavill; cf. Je 6,12, invitan- doles Thera a prchlo dela mano de los madianitas. Pero a victoria no es el resultado de su accién guerrera, Sino signe y consecuencia de la protec- cién de Dios que va guiando su cam no, infundiendo su terror y confusion en el campamento ene Gedecn aparece asi como un instrumento en manos de [a accién liberadora de Dios. Por eso, en ol momanto an que Abimé- lec, su hijo, decide convertirse en ray por obra de sus propios deseos y estra- Logias, cao an manos de Ja. complajidad de la misma historia humana, wermi- nande por morir a manos de una mu- jer Uc 9) GENEALOGIA Ca padres, antepasados, familia). Los cristianos se hacen por el bautis- mo; los judies lo son por nacimiento. Por eso, para los judios resultan esen- ciales fos padres*, pauriarcas, elegidos por Dios, de quienes se sionton heredo- ros (Go 12,1-3). Dentro del contexte ju- dio, pero en el paso al nuevo mesianis- ae Jos cristianos, se entianden las dos zenealngias de Jestis: Ia de Mateo y la de Lucas. (1) fadafsmo, un pueblo cow genea- Jogia. Ciertamente, los judios se saben hijos de Addu (el ser humanol y se sian- ten vinculados en su origen con todos los restantes pueblos de la tierra (como supone Gn I-11). Pero elfos tienen ademas unos padres especiales que de- finen su gencaloria, desde el comienzo de su historia. Asi dicen que el Dios universal de la tierra Jes ha llamado de un modo espacial, porque él es Dios da Abrahdn, Isaac y Jacob icf. Gn 28,13; 42; Ex 3,6,15; Me 12,26) y de sus do- ce hijos, progenitores de las doce tri- bus (Ruben, Simedn, Levi, Juda, Dan, Naftali, Gad, Aser, Isacar, Zabulén, Jo- sé y Benjamin). En ese sentide, pode- mos decir que la Biblia es un «libro de genealoginss (un sefer taledor; cf. Gn 5,1; 6,9; 10,1.10; 11,27; 25,19; Nm 3,1}, Las listas genealégicas constituyen un elamento central en ia constitucion dal aueve judaismo, tras el exilio, especial- mente eo la tradicién de los libros de las Coinicas (cf iambidn Rut 4,18; Esd 81-14, 10,18-44; Neh 4.72, 12,1-27). Una figura genealégica especial para el judaismo es Abrhan*. Ciertamente, los judins han vivide cerca de otros pueblos que también se dicen hijos de Abrahin e Isaac (ismaelitas, amale- citas, drmbes). Pero sdlo los Doce hijos de Jacob {= Israel), descendientos de Abrahdn, han sido elagidos sae un testimonio mas intenso de Dios asi, de un modo especial, debon iam tener su identidad y diferencia entre los pueblos de la tierra. La primera ins- tituci6n de Israel es, por tanto, la ge- nealogia. Los judios se sienten y saben slagidos por el mismo hecho da su na- cimiento dentro del pueblo. Tomada como puro privilegio, esa identidad pesscimenty seria signo de orgullo y arias los judios una simple raza de esta mundo, en linea de exclusivismo nacional. Pero alla puede antendarse y extenderse come institucitin de grarci- dad, don y tarea creadora: Dios mismo distingue y separa a los judios de las otras naciones, para hacerles pueblo saitia, portadores desu Ley sobre la tie- tra (cf Gr 12, 1-3). En ese santido, la blia acta también como fibro de nealiega, donde se cuentan y fijan los antepasados de las familias de todos fos pueblos del mundo (Gn 5; 10; 11,10.32) v de un modo especial las fa- sali da los israelitas, y, dentro de-allos, de los que pertenecen a estirpes sace ddotalos tet Nm 1-4). Cenforme ala sidn de los libros de Esdras-Nehernias, el judaismo estricto esta vinculado a las genealogias de los israelitas (judios y lavitas) puros que vuelvan de Babilo- Genealogia ( 403 nia (cf. Esd 8,1; Neh 7,6-71). Jess de Nazaret fue critico respecto a las tradi- ciones de los antepasados, vineuladas a las pretensiones gencaldgicas de las fecal unas tee Mc 7,1-13 par); desde esa base se antienden sus genes- logias, tal como han sido transmitidas por los evangelios: Mc 11-17 incluye en ella varias mujeres irregulares; Le 3,23-38 le vincula con el conjunto de la humanidad. Confirma esa critica de Jess, el cristianismo ha superado una vision genealogica de la religion, que se sigue conservando, al menos en principio, dentre del judaismo rabini- co moderno. En ese sentido, podemos afirmar que el judsismo sigue siendo una religién de los antepasados (pa- dres, patriarcas), que son fuente y no de experiencia religiosa; de esa for- ma puede vincularse con experiencias religinsas de otros pueblos, especial- mente de Africa y China, donde ef re- conecimiento de los antepasados coms- tituye un momento de [a vinculacién sagrada del hombre. (2) Genealogia de Jestés segtin Mateo. madre de Jestis, Inmrodueccion, (Maria, Tamar*, Rajab*, Rut*, mea la tradicién israclita, la identidad personal de un hombra o| mujer no se dafine en clave de asencia {desde ln per- tanencia a la especie humana) o en linea existencial (por-su conciencia par- ticular como individuo}, sino en pers- pectiva genealégica- Jestis as judio por que nace de cone linen familar judia. «Libro de la genealogia de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahan. Abra- han engendré a Isaac; Isaac engandré a Jacob; Jacob a Judd ¥ a sus hermancs; Judd de Tamar a Fares y a Zéraj- Faras a Hesron; Hesron a Aram; Aram a Ami- nadab; Aminadab a Naasdn; Naas6n a Salmon; Salmon de Rajab a Boaz; Boar da Rut a Obed; Obed a José: Jesd ‘al rey David. David a Salomén, de la mujer de Urias; Salomén engendra a Roboam; Roboam engendré a Abias; Abias en- gendré a Asa; Asa engendré a Josalat; Josafat engendrd a Jocam; Joram en- gendré a Ozins; Ozins ensandra a Fo- tam; Jotam engendré a Acaz; Acaz en- gendré a Ezequias: Ezequias engendrd a Manasds; Manasds engendrd a Amén; Amon engendré a Josias; Iosfas en- gendrd a Jeconias ¥ a sus hermanos en el tiempo de la deportacién a Babilo- nia. Después de la deportacién a Babi- fonia, Jeconias engendré a Salatiel; Sa- 404 J Genealogia latiel engendré a Zorcbabel; Zorobabel engendré a Abiud; Abiud engendrd a Elinquim; Eliaguim a Azor, Azor a So- oc; Sadoc a Aquim; Aquim a Eliud: Eliud a Eleazar: Eleazar a Matan; Ma- tan a Jacob. Jacob a José, 25] de Maria, de la cual nacié Jestis, llamado el Cristo. De manera que todas las ge- neraciones desce Abi rain hasta David son catorce generaciones, y desde Da- vid hasta la daportacién a Babilonia son catorce generaciones, y desde la de- portacién a Babilonia hasta ef Cristo son catorce generaciones (Mt 11-17). Mateo ha recogide (y elaborado) esta tabla de los antepasados israelitas de Jostis, organizindola sistematicamenta en ines conjunios dobles de catorce ge- neraciones cada uno. Segdn la vision septenaria de la cronologia judia, asta significa que se han cumplido ya seis septenarios © semanas de la humani- dad, Con Jestis empieza jaséptima y al- tima semana, el final o cumplimiento de fa historia. De esa forma, Mateo co- mienza asumiendo la tradicidn israeli- ta, empenada on mantener la pureza de sangre como principio de genealogin nacional. Esa pureza deline al p de elegicdos, heraderos de Abrahdn, fon a las restantes naciones de la tie- is se ha oncarnade segin eso en ie iredickad: Se pueblo kaaeks earn buen judio entre oencs: jules Pero al conjunto del evangelio de Mateo desta- cara la crisis de esa visicn de In identi- dad nacional: Jesds rechazara el princi- jo judio de separacién de los limpios fundada en la sangre familiar pura, en los buenas rites de comida...}, ofrecien- do el reino de Dios a los impuros y ex- pulsados. Pues bien, la genealogia de Jestis ha querido situarnos en af lugar djico donde, por un lado, la Igle sia admite el buen origen de Jestis (na- cido de limpia familia judia), pero, por otro, supera ese principio y norma de limpio origen, pues Jesus proviene tam- bien de cuaira mujeres que rompen Ia regia de pureza: Tamar, Rajab, Rut y ia mujer de Urias. Asi ha nacido por un lado de buena familia (en perspective israelita), nacienco, por otro, de una fs- milia muy irregular, con elementos im- purus. De esa forma ha podido sum inda norma de limpia Familia, de tal manera que el mandato misionero de Mt 28,16-20 no distingue ya entre naci- dos de buena y mala familia, ni en- cuentra ya separacién entre los diver- sos pueblos de la tierra. Desde esta ba- se, el Evangelio puede interpretarse mo proceso de universalizacion me see (o supramesisinical de la identidad judi ia. (3) Cenealogtx de Jestis segtin Mateo. Rasgos distiuivos, Sobre ta base de fo anterior se entienden los dos rasgos cris- toldgioos mds significativos de la ge- nealogia. (a) Por ten lado, Jestis mace deb inejor judaismia, de manera que puede llamarse Hijo de Abrahan (Mt £,1-2: he- redero da las promesas patriarcales) Hijo de David (1.1.6: portador de la es- peranza mesidnica). Ademis, su maci- miento se encuentra vinoulado al retor- no de bos exiliacdos de Babilonia (1, 12), es decir, a lo esperanza de restauracién nacional def pueblo, que también ha destacado el mejor farisefymo de su tiempo fel gran Hillel es también un re- tornado de Babilonia). Jestis asume de esta forma la perspectiva israelita mas oficial de los varones, que aparecen co- mo portadores de la accién positiva de Dios, en una linea genealégica bien codificada por fa Ley. A partir de ahi, podemos llamada Mesias de Jsrae!, con iodos fos honores que ese nombre im- plica. Pero, al mismo tiempo, come as- iamos viendo, su misma genealogia y mensaje (que culmina en la cruz) nos hace suparar ese nivel: Jasiis no se limi- taaampliar el mesianisme jucio a todas las naciones, sino que supera ese nivel de mesianismo. {b) Jestis nace de cuatro nmgjeres que, en perspectiva jeeclia, pode- onos Hamar ivegudares: Tamar, Rahab, Rut y la esposa de Urias (1,3-6). Este ds- to nos obliga a superar el principio de pureza nacional isrolita, pues a través da asas mujoras Jexis so ha inseriado.en el ancho espacio de la historia universal de exclusion y sultimiento humano, es ellos han padecido como fami- iarmente rechavadas (Tamar}, no inte- gradas en el grupo dominante (Rahab}, exilindas (Rut) o acdlteras (mujer de Urias). Con su capacidad creadora o su opeién en favor de In vida, mds alld de sus diferencias nacionales, familiares o sociales, superando el nivel patriarcalis- ta del buen Israal, estas mujeres muy poco legales han podide presantarse co- me verdadero espacio de sumgimiento mesidinico universal. Por medio de ellas, Jostis empieva a presentarse desde alio- ra como Mesias de todas las naciones (de Ja plenitud y reconciliacion huma- na). La historia de estas meeres trregu- dares nos sitia en el centro de la huma- nidad, en el ancho lugar de las situacio- nes irremulares de los diversos pueblos de la tierra, a los que un judaismo na- cional tendia a tomar como impuros o manos capacitados para recibir la elec- cién de Dios. Por medio de-ellas, Mi nos dice que ef Espiritu de Dios acti abrien- do caminos que, en perspectiva israelita, pueden Iamarse irregulares; los pueblos de Ja tierra aparecen asi inscritos en el mesianismo de Jestis. Contra posibles purismos posteriores de una iglesia o teologia empefiada en mantener la nue va identidad y pureza cristiana, estas mujeres expresan la apertura universal dol Evangelio do Jostis, Is mas alts pure- za de by humanidad. (4) Genealogia de Jesiis segsin Lucas. Sutroduccicin. Mateo habia comenzado el evangelio de la infancia con Ia ge- nealogia de Jesiis. Lucas, en camb comienza con las anunciaciones y nac! mientos de Juan Bautista y de Jess (Le 1-2}, presente luego el mensaje de Juan vel bautismo de Jestis (Le 3,1-22), a quien el mismo Dios reconoce y da su nombre: «Ti eres mi Hijo querido (Le 3.22), Sélo entonces, una vez que cona- camos ya a Jestis y sabemos que 2s Hi- jo do Dios, prasenta Lucas su genealo- gia: «Este Jestis tenia al comenzar unos treinta afos y era (segiin se creia} hij le José, de BL de Matat, de Levi, de Molqui, de Jana, de José, de Matatias, Amés, de Nahim, de Esli, de Nagai, ds Maat, de Matatias, de Semei, de Jo- sé, de Juda, de Joanan, de Resa, de Zo- robabel, de Salatiel, de Neri, de Melqui, de Adi, de Cosam, de Elmodam, de Er, de Josué, de Eliezer, de Jorim, de Ma- tat, de Levi, de Simon, de Juda, de Jo- 6, de Jonan, de Eliaquim, de Melea, de Maindn, de Matata, de Natin, de Da- vid, de Isai, de Obed, de Boaz, de Sali, de Naasdn, de Aminadab, de Admin, de Ami, de Hesrén, de Fares, de Judi, de Ja- cob, de Isaac, de Abrahiin, de Tard, de Nacor, de Serug, de Ragau, de Pel de Heber, de Sélaj, de Caindn, de Arfa xad, de Sem, de Noé, de Lamec, de Ma- tusalén, de Henoc, de Yared, de Maha- laleel, de Caindn, de Ends, de Set, de Adan, de Dios» (Le 3,23-37). Teniendo en cuenta la genealogia anterior de Mt 1,1-17, podemos dastacar las particula- ridades de Lucas, para entender asi major lo uno y¥ otro han querido decirnos men recoger an sus evangelios estas listas de los antepasados de Jesiis. Genealogia | 405 (5) Particudaridades de In genealogta de Lucas. De manera resumida, sus mo- vedades son éstas. (1) Lucas, que sigue un orden ascendente, empieza con Adan {con Dios), poniendo asi de relie~ ve la idontidad humana da Jesus, por encima de los cauces mesizinioos ¢ israc- litas de Mateo, que emperaba en Abra- han. (7) Lucas no cita a mujeres, ni si- quiera a Maria, la madre de Jestis, sino que se limita a trazar una austerisima lista de hombres, donde parece que no existe ningun tipo de relieve ni diferen- cia que nos permita establecer compa- raciones. (3) Lucas no sigue la lista de los reyes da Judé, que ofrecia Mateo, in- dicando de esa forma que Jasis as das- cendiente de David {y que asume sus promesas mesidnicas), pero ne en hea de los reyes (no es hijo de Salomén, nida ninguno de sus descendientas}. (4) Todo intento de compaginar las listas de Mateo y Lucas carece de sentido. Ni uno ni otro han querido ofrecer una ge- nealogia critica en linea biol6gica, sino trazar el sentido del origen mesidnico da Jess. (5! La genoalogia de Lucas tie ne que provenir de circulos en los que se rechaza ol mesianismo politico ¢ in- cluso la historia de fos reyes de Tu quiz en la linea de Esteban*, que habia condenado la misma construccidn del fo de Jerusalén por Salomén. (61 Todo nos permite suponer que los auto- res de asta xenealowia han dade una im- portancia especial a los patriarcas pre- diluvianes, come se hacia en muchos ciroulos apocalipticos y sacerdotales de este tiempo, que especulaban especial- mente con las figuras de Yared, Henoc, Matusalén, Lamec y Nod. (6) Los periodos de la geneologia de Lucas. Parece que asta genealogia, que cansta de once perfados, cada uno de allos. con siete generaciones, ha sida cui- dadosamente construica para situar a Jestis en un contexto de mesianismoda- vidico y apocaliptico, pero no regio, que era muy importante para algunos gru- pos de judios de amie! tempo: entre los que podfan encontrarse los parientes de Jestis, que serian los autores da esta ze- nealogia, por Ia que querian mostrar que Josiis se hallaba en la linea divisoria da los tiempos, en el principio de fa era final, inaugurando ef décimo segundo pariodo de la historia, es decir, fa cul- minacién del tiempo. Entre los que inauguraban cada uno de los periodes anteriores estin el mismo Dios, con He- 406 / Geraseno noc, Abrahin y David, lo cual no puede ser una casualidad, sino una indicacién del sentide oculto de [a historia de las genenlogias. Pues bien, osa genealogia davidica, abrahamica ¥ hendquica, que situaba a Jestis en el culmen de las go- neraciones de este mundo, venia a cul- minar ya expresarse humanamente por madio de Josd, de quien aparecia como hijo; pues bien, todo el evangalio de la infancia, centrade en al didloge de Ma- ria con Dios, muestra que ella, la genes logia humana, resulta insuficiente. En un ciene nivel, Jewis ha podido nacer de esa manera. Pero en un nivel mis al- to es hijo de Dios, como supane el final de la genealowia tcf. Le 3,37) y como al mismo Dios io habia proclamado en el bautismo (Le 3,22). Esto es algo que los lectores de Lucas ya sabian por la narmcién anterior (Le 1-2). Eso signifi- ca que el nacimiento de Josiis deshorda el nivel genoalégico, introduciendo la novedad universal de Dios y su presen- ia inmediata en el mismo entramado de la historia israelita, como afirmaba de manera convargenta Mt 1,1-17. Siendo distintas y encontrandose al servicio de objetivos diferentes, las dos genealo- fas tienen algo en comin: asumen la istoria mesianica de Israel, centrando- I en José, para superaria, Siendo israe- lita, Maria desborda la historia mesisini ca de su pueblo, de manera que asi Puede presentarse como signo privile- jade & Ja accién de Dios para salva- ccién de la humanidad. CER. Baucnnam, Jende and the Relatives of Jesus en the Early Chuerch, Clark, Edimbur- go 1990); ROE Brows, &f nacimiento det ‘Mesias, Cristiandad, Madrid 1982; U Lut, Mateo 1, Sigueme, Salamanca 1993, 121- 135; 8. MUNOZ IGLEsias, Loe Evangelioe de de dnjancie LIV, BAC, Madrid 1987. GERASENO (2 exorcismos). Entre la sgente de Jostiss destaca un slegionarioe de Ge- rasa, ciudad papana rica, an al tarrito- tio de Ia Deca fis, a owe Lado del Jor- dan, donde el Evangelio dice que fue una ver Jestis. Un turista hubiera visi- tado templos y teatros, signos de la cultura dal cade Jasiis, an cambio, vi- no al camenterio. (1) El enfermniado de Genasa: e¥ sa- lid a su encuentro un hombre de los se- pulcros, poseido por un espiritu inmun- do. Tenia su morada en los sepulcros y ni con cadenas podia ya nadie sujetarlo, Muchas veces le habian atado con gri- lletes » cadenas, pero él habia roto las cadenas y destrozado los grilletos. Nadic podia domario. Continuamente, noche y dia, andaba entre los sepuleros y por los monies, dando gritos e hiriéndose con piedrase (Mc 5,3-5). Este os el Geraseno, poseide por un espiritu inmundo, con- traria ata lay de la buena sociedad. No tiene un espiritu interior o privado, sina un demonic social, como muestran fos diversos rasgos de la escena: las cadenas ‘con Ins que intentan amarrarle, sus in- tentos de suicidio... Los espiritus de este geraseno son legidn, come el ejércite ro- mano{«Ma llamo Lagidn, porquesomes muchos, Mc 5,9), ¥ estin relacionados con los habitantes de li gran ciudad, que le expulsan y Je atan (encerrdndale en una carcellsapulera), sin lograr nun- ca domarte, como si fuera un animal fu- rioso, al que se apresa con cadenas para. que no dafie y perturbe. Las conexiones con nuestra sociedad y sistema de opre- sidm resultan evidentes: también noso- tros, para vivir tranquiles, expulsames a los que juzpamos peligroses (quizd bo Son, €n un aspecto), proyectando sobre ellos nuestra legién de demonios. Ald en las afuerss de la ciudad (entonces y hoy), come estercolero o sepulcro, esta la.cdrcel y al horno donde se queman las basuras. Irénicamente, el texto sefala que los gorasenos no podian atar ni do- mar a este loco: la gran ciudad de la De- cdpolis era incapar de reducir con pri- siones (grillos, cadenas) la violencia del poseso. Significativamente, el texto no expone la posible culpa de este gerase- fo. No cuenta sus haganas o delitos. $6- lo dice que es paseso (loco) y relaciona suenfermedad con la violencia del sisto- ma. Por eso, cuando Jastis quiere sabar ‘odo se Ilama, é| mismo responde: «Le- gidn es mi nombre... Su facura es un reflejo de la enfermedad social de ba ciu- dad tiiperin} Jue Se expresa de un mo- do especial en el sistema militar que em- plea para garantizar su seguridad violemta, Ciertamente, estin en guerra: Gerasa y el geraseno, el impario y sus elocoss o expulsades, Unos y otros, opresores y oprimidos, siguen inmecsos en una espiral de lucha sin fin, sin cée- cal ni condena que pueda resolver el contlicto. (2) El exorcismo de Jesiis. Opanidn- dose a la accién de la ciudad, Jestis ini- cia con este loco-expulsado una cura de atencién personal y liberacién por la palabra. No le pone nuevos grilles, no le echa nada en cara, ni le acusa ni con- dena. Simplemente comparte con él la palabra: dialoga, le conoce, escucha sus razones, Desde ahi, los diversos momen- tos de su curacién reciben un valor sim- bélico (universal) y reflgjan con todo realismo la conversién (iransforma- cién) del poseso. [a) Jestis expulsa a sus demonies, dejando qua vavan al lugar que han escogido (cerdos): asi salen del cuerpo del poseso, de un modo visible, en clara escenografia de catarsis in- terior y exterior. (b) Los dentonios se destniyen: ellos mismos han querido in- roducirsa on los cardos, donde encuan- tan un lugar que les parece propio de su condicion (son signa judio de impu- vera), para después precipitarse en la bondura del mar fexpresi¢n de muerte: cf. Mc 59-141 ich jpn asi cura- do (sin la legion, que perece en el fondo del agua) puede iniciar una vida de li- bertad y comunicacién, de manera que fa gente de la ciudad viene y le encuen- ta curado: «Vieron al endemoniado que habia tenide la legién, sentado, ves- tido ¥ en su sano juiio; ¥ tuvieron mie- do. Los que lo habian visto les contaron qué habia acontecido al endemoniado y fo de los cerdos, y ellos comenzaron a implorar a Jess que saliera de sus t- tritorios. ¥ mientras él entraba en la barea, el que habia side poseido por el demonio le rogaba que le dejase estar con al. Pero Jestis no se lo permitid, no que le dijo. “Vete a tu casa, alos cu- vos, ¥ cuéniales las cosas tan grandes que el Senor ha heche por ti, y. como wu- vo misericordia de ti”, 2 y comen- 26 proclamar en Decdpolis Ins cosas que Josuis habfa hecho por él, y todos se maravillaban» (Mc 5,14-20}. (3) La eaceidn de los gerasenns. Exia es el centro del relato: aquella ciudad no queria la curacién de su legionaria loco, tampoco nuestra sociedad moderna quiere seriamente que se curen sus vio- lentos. Por eso, al situarse ante el anti guo encarcelade, que no grita sino que habla, no amenaza a los demds, sino que compar [a vida con ellos, los re- preseniantes del orden, en vez de ale- grarse, sienten miedo: no son capaces de buscar una sociedad festada! donde los problemas se arreglen par la pala- bra; no quieren sentarse con Jasis y el antigue endemoniade, em un corro de amistad dialogal (cf. Mc 3,31-35); nece- Glgantes / 407 sitan que locos y/o presos se pudran en sepulcros vivientes, no pueden sentirse seguros sin expulsar y echar Ia culpa a aquellos a quienes consideran peligro- sos. Para vivir tranquilos, justificando su: propia violoncia, lox «buanos« ciuda- danos necesitan carceles y slo-viven se- guros si expulsan, atan ¥ demonizan a fos que considaran avociales. Primero les utilizan “les hacen lerién de solda- dos, al servicio del sistema de violencia) y luego es expulsan, acusindoles. de intitiles y peligrosos. Primero les enlo- quécen 6 criminalizan y luago las ancie- ran orecluyen entre los sepulcros de la ciudad. Por eso ruegan a Jesus que sal- ga da su tierra. No quieren cambiar y convertirse, expulsande sus demonios de violencia, pues los necositan, Enten- dido asi, este relato cobra una inquie- tante actualidad, Ciertamente, hay mu- chos que quieren arreplar los problemas. sociales dial come Jestis. Paro el conjunto de la sociedad prefiare la opre- sién generalizada y la cdreel, como los magistrados de Garasa que expulsan a Jestis, para seguir como éstahan. CER. Gmaxn, El chia expiatari, Anagra. ma, Barcelona 1986; Veo @ Satin coer corer unt reldmpape, Anagrama, Barcelona 2002; X. Peas, Pax, casey palabra. La iglesia en Marcos, Sigueme, Salamanca 1997. GIGANTES (a violacicn, diluvio, Henoc). Como muchas otras literaturas tradicionales, también la Biblia iransmite el recuerdo de antiguos gigantes que habrian po- blade Ia tierra {cf Nem 13,33; Di 2,20; 3,11-13; 2 Sm 21,16-22). Pero, dentro da Ia tradicidn biblica, Ios gigantes por excelencia. son aquellos seres mons- truosos que vivieron en tiempos del gran pecado al que se alude como cau- sa del diluvio universal (cf Gn 6.4). Esos gigantes aparecen en la literatura de Henoc* como hibridos monstruo- sos, hijos de los angeles violadores y da las mujeres, que destruian todo con su voracidad (;lo comian todo!) y con su violencia (jeran los grandes guerneros dal principio de los tiempos: cf Her 7-15). Una serie de indicios nos hacen suponer que en ef primitive «Pentateu- co de Henoce habia un libro que se ti- tulaba de los Gigaies y que trataba de su conversién. Pero ese libro fue sepa- rado del ciclo de Henoc yen su lugar se intredujo el nuevo libro de Las parcibo- 408 / Gilgal Jes (1 Hen 37-71) en las que el vidente actiia como Hijo de Hombre y Juez es- catolégica de Dios, no para salvacién, sino eae final de los gigantes cul niorme a una perspective de talién: bi Justicia de Dies y la salva- cién de los hombres violados y asesina- dos exipia la destruccién total de los culpables. Sea cual fuera Is solucién textual (y literaria), el tema tiene una an importancia antropoldgica y teo- iogica, Quizd hubo un fora de igen wes, donde se narraba la conversion de los angeles caidos y sus «hijoss (guerre- ros perversos), de manera que asi se ini- ciaba un tiempo de gracia sin fin para todos, angeles y hombres. Pero el relato actual (7 atl 12-16} ha rechazado ex- presamente La posibilidad de una con- version aficaz seria) de los pacado- tes (al menos de los angeles perversos), end man doles ae va sobre un posible ins de gracia, ra- tificando asi el caricter ineparable del pecade. El tema central de J Her 12,1-13,7 es la imposibilidad del arre- Pentimiento de los angeles perversos y sus «hijos: gigantes. La tradicion bibli- case eleva asi en conum de todo posible gigantismo propio de aquallos que pre- tenden dominar Is tierra por fa fuerza. CE X. PIRAZA, Aniropolegia bublica, Sigue- me, Salamanca 2006 GILGAL (4 paseria). Significa

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