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Carlo GINZBURG TENTATIVAS Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo Facultad de Historia Morelia, Michoacan, México 2003 Primera Edicién, 2003 Traduccién del italiano al espafiol de Ventura Aguirre Duran Disefio de Portada Vandari Manuel Mendoza Solis Disefio de Interiores David Eduardo Ruiz Silera D.R. © 2003, Facultad de Historia Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo Edificio“R”, Ciudad Universitaria Av. Foo. J. Magica s/n. Col. Felicitas del Rio.58030 Morelia, Michoacin, México. http://historia jupiter.umich.mx ISBN: 970-703-165-4 Impreso en México wt ceo wre _ ¥. &. oy. wy INDICE ~"*? 2 A modo de Introduccién: E/ queso y los gusanos: un modelo de historia critica para el andlisis de las cul- turas subalternas. (Carlos Antonio AGUIRRE ROJAS). Prefacio. (Texto inédito, redactado especialmente para esta edicién por Carlo GINZBURG). Capfuulo 1. El palomar ha abierto los ojes: conspira- cién popular en la Italia del siglo diecisiete. Capitulo 2. El nombre y el cémo: intercambio desigual y mercado historiografico. (Escrito en coautoria con Carlo PONT). Capitulo 3. Huellas. Raices de un paradigma indiciario. Capitulo 4. Intervencién sobre el ‘paradigma indiciario’. Capitulo 5. Datacién absoluta y datacién relativa: so- bre el método de Longhi. Capituto 6. De todos los regalos que le traigo al Kaisare... Interpretar la pelicula, escribir la historia. Capitulo 7. Pruebas y posibilidades. Comentario al margen del libro E/ regreso de Martin Guerre de Natalie Zemon Davis. 53 él 157 177 197 217 3 4 i wut nay Capitulo 8. Acerca de ta historia local y la microhistoria. Capitulo 9. Saqueos Rituales. Premisas para una in- vestigacién en curso. Capitulo 10. El inquisidor como antropdlogo. Capitulo 11. Conversar con Orién. Fuentes de los articulos inckuidos en este libro 253 269 303 321 337 “OY. GAS A MODO DE INTRODUCCION: EL QUESO Y LOS GUSANOS: UN MODELO DE HISTORIA CRITICA PARA EL ANALISIS DE LAS CULTURAS SUBALTERNAS “A partir de un analisis preciso, la idea de una religin “popular”, histériea ¢ inmévil, se revela come insostenible Fn su lugar hay cue plantear la idea compleja de una lucha entre religién de las clases hegemnicas y religion de las elases subaiternas. conformada como toda lucha, por controntaciones ubiertas, por compromisos, por situaciones de una par forzada, por guerrillas”. Carlo Ginzburg, “Premessa Giustificativa” en Quaderni Storici, nam. 41, 1979. La Universalidad y ta Singularidad de E11 Queso y Ios Gusanos {Cudles son los complejos factores que determinan el especifico grado de difusién social de un libro © una obra cualquiera, y que imptican que la misma sdlo sea conocida, lefda y discutida en escala focal, o en otrocase en la dimensiGn nacional, pero también y a veces que sea traducida y difundida en escala continental o hasta anivel planetario?. ; Y cudles son los elementos que inciden en el grado de su vigencia o permanencia alo largo del tiempo, para hacerla un libro o una obra limitada « los tiempos de una moda, al impacto de pocos afios, ata presencia durante las décadas de una sola coyuntura, o a la vigencia de periodos mis largos de todo un siglo o hasta pluriseculares en algunos casos?. ZY qué es lo que hace que sélo unos pocos y muy 9 Oe AYA) FF Introduccion especificos trabajos o también autores se vuelvan verdaderos “clasicos” de referencia imprescindible dentro de las distintas reas, campos, disciplinas o subdisciplinas de la cultura humana, mientras muchos otros de esos autores y trabajos no sobreviven al efecto del tiempo, que con los cambios constantes det conocimiento termina por superarlos y rebasarlos répidamente?. éY qué es lo que hace que mientras algunos de esos autores y libros son conocidos y debatidos universalmente, la inmensa mayoria en cambio no logra para nada o sélo muy escasamente trascender Jas barreras espaciales y lingtifsticas que permanentemente acotan los Ifmites de impacto de dichos autores y obras mencionadas? Sin intentar responder a estas complicadas interrogantes, lo que presupondrfa una reflexién particular amplia y compleja, si resulta interesante sefialar que las mismas vienen a la mente, cuando intentamos explicarnos las razones de los vastos impactos y los prolongados efectos de obras importantes de la cultura y de las ciencias sociales contempordneas. Y no hay duda de que entre estas tiltimas es posible incluir también al denso c interesante libro de Carlo Ginzburg titulado EI queso y los gusanos.Un libro que, desde su primera edicién, fue conquistando progresivamente un enorme éxito de difusién planetaria, a la vez que comenzaba a desplegar los profundos y diversos impactos intelectuales que, en una gran parte de las historiografias nacionales de todo el mundo, ha ido provocando a lo largo del iltimo cuarto de siglotranscurrido.' ' Hace dov afios, ev Espaiia, se publicé un Libro cuyo argumeato general girabu en tomo a la pregunta de cudles eran las razones que explicaban este éxito ¢ impacto exiraordinatios de EI queso y las gusunos. Se trata del fibro de Anaclet Pons y Juste, Sema Como se eseribe la microhistoria, Ed, Cétedra, Valencia, 2000. Curiosamente, aunque el libro constevye todo su argumento en torno de este pregunta, ul final 10 Carlos Antonio Aguirre Rojas Porque después de su edicién original en italiano, en 1976, el libro ha sido ya traducido a diecisiete diferentes lenguas, que incluyen desde el japonés, el albano o el serbo-croata hasta el neerlandés, el estonio y el sueco entre otros, al mismo tiempo que era abundantemente reeditado en italiano (quince reimpresiones hasta el afio de 1997), para alcanzar una cifra global de copias editadas en todas estas lenguas, sin duda superior alos 70,000 ejemplares publicados. Asi, convirtiéndose en uno de los libros obligados dentro de la formacién de cualquier estudiante serio de historia en la actualidad, y también en el Libro de Carlo Ginzburg més conocido y difundido dentro del conjunto de toda su producci6n intelectual? El queso y los gusanos ha rebasado incluso el circulo especifico de los historiadores, para ser también lefdo, comentado y utilizado por parte de lingtiistas y literatos, lo mismo que de filésofos, epistemélogos y especialistas diversos de los temas culturales. {A qué se debe entonces esa vasta difusidn de este libro y las miiltiples traducciones que ha suscitado?. ¢ Y por qué ese termina sin responderla. No obstante se encuentran en este libro muchas informa- ciones iitiles para poder construir, en el futuro, una verdadera historia evttica del provecto intelectual de ta microkistoria taltana. proyecto atin por realizar, y que constituye sin duds, uno de los capfiulos centrales de Ta historia de 1a historiogratia mundial de tos ultimos treinta amos. Sodre los impactos diversos que ha tenido EL queso y Tos gusanox, y que han dado lugar a obras de teatro, documentales, progta- mas de radio y de television y hasta a Ja fundacién de un Centro Culusral en Monicreate. el libro recién mencionado Cémo se escribe la microkistoria, pp. 24—28 wunque resulta curioso observar que, en diversas entrevistas, Carlo Ginzburg insists siempre en Ia idea de cue. si bien EF queso y los gusanox 2s su obra més conacidu ¥ difundida, ello tal vez no implica que sea su mejor libro, duda que al progie Ginzburg le gusta dejar sicmpre como una interrogante abjeria. A titulo de simples ejemplos, véanse las diversas opiniones incluidas en “Carlo Ginzburg: an Interview" on Radical History Review, atm, 35, 1986. “Histéria ¢ Cultura: conversa com Carlo Ginzburg” en Estudos Historicos, vol. 3, nim. 6, 1990 y Ja Rnwevist séto titulada “Carlo Ginzburg’, ineluida en ef libro As muitas faces da historia, Nove entrevistus, Ed. UNESP. Sao Paulo, 2001. oa Introduce: éxito enorme entre historiadores, cientificos sociales y especialistas de las humanidades de practicamente todos los rincones del mundo?. En nuestra opinin, esa difusién y éxito excepcionales se deben, cn primer lugar, al contexto que, enel mundo entero, fue construida como resultado de La profunda revolucion cultural mundial de 1968, contexto que cred un medio particularmente receptivo y atento para todas aquellas perspectivas, corrientes, obras y enfoques que, desde muy distintos angulos, comenzaron a ocuparse justamente del examen € interpretacién de los distintos fenémenos, problemas, temas y procesos que conslituyen a esa compleja dimensién que es la cultura de las sociedades humanas, actuales y antiguas. Y en segundo lugar, al hecho de que en esta obra de El queso y los gusanos se encuentra contenida la Ppropuesta de un nuevo modelo de historia critica para el exumen de las culturas subalternas, modelo que al mismo tiempo que ajustaba cuentas con las principales formas anteriores de abordar este complicade universo de Ja cultura de las clases populares, e incluso con algunas otras propuestas para la historia cultural que Je han sido contempordneas, postulaba una version de historia cultural que se destacaba de todas esas otras versiones contempordneas por una mayor y singular elaboracidn, originalidad y universalidad especificas. Y es a la vez este deslinde explicito frente a otros posibles modelos de la historia de Ja cultura, junto a esta mayor universalidad, singularidad y sofisticacién, las que explican también, en nuestra opinién, esa amplia difusién planetaria y esos profundos impactos intelectuales de ese libro de Carlo Ginzburg publicado en 1976.5 * Vale la pena lamar la atenviGn de que esta originatidad y universalidad del modelo de historia cultural contenido en EY queso y fos gusanos, no ha escapado a la 12 Carlos Antonio Aguirre Rojas Revisemos entonces, con més detalle, tanto este contexto post-68 como los elementos de dicho nuevo modelo de historia cultural, que va a construirse criticamente lo mismo frente alos modelos anteriores que frente a los modelos que le son contempordneos, en esta linea de intentar explicar en positivo, ese importante tema de la historia de Jas culturas de las clases ubicadas en la condicién de sometimiento y subalternidad por las clases hegeménicas de la sociedad. Los diversos contextos posteriores a la Revolucion Cultural Mundial de 1968 “También en este campo el 68 representé, como es obvie. an cambiy de direccién”, Carlo Ginzburg, “Intreduzione™ a la edicién ialiana del libro de Peter Burke. Cultura papalare dell’ Europa Moderna, 1980. Cuando el libro de Carlo Ginzburg titulado El queso y fos gusanos. La cosmovisi6n de un molinero en el siglo XVI es publicado en Italia, en 1976, toda la historiografia occidental atencion de Fernand Brancel. quien al recibir el libro de parte del editer Giulio Eixaudi y leerio, le escribidé de inmediato para solicitarle la cutorizacién para una posible traduccion en francés, diciéndole: ~.,.acabo de comenzar la lectura del libro de Carlo Ginaburg, que tiene un titulo que es imposible de traducir ef francés. 1 formaggia ei yermt, encuentro que ¢s una abra macsira. Si ¢s posible, quisiera uatar de incluirle en fz coleecién que ditijo en Ja Fiitorial Flammarion, $i usted me da su aprobacién. hablaré sobre este tema con mi editor 1o mas pronto posible”. Est afirmacion de Femand Braudel se enenentra en la carta dirigida a Giulio Einaudi del 16 de febrero de 1976, incluida ea el Hélder “Editorial Linaudi” dentio del Dossier “Editeurs’ cn lox Archivos Fernand Braudel que se encuentran concenirados on el Cubicule 0 Bureat néim, 423 de la Maison des Seienves de Clfemime en Parts, 13 Introduccion se encuentra viviendo los efectos inmediatos de la amplia serie de revoluciones culturales que, entre 1966 y 1969, sacudieron de maneras diversas a précticamente todas las naciones del planeta. Porque desde China hasta Estados Unidos, lo mismo que desde Argentina gla India hasta Checoslovaquia o Canad, la revolucién mundial de 1968 puso en cuestién y terminé transformando de raiz a todo el conjunto de las estructuras culturales de las sociedades modernas de todo el planeta. Con lo cual y de manera evidente, el tema de la cultura en sus multiples expresiones y manifestaciones de todo tipo, pasé a convertirse en uno de los temas centrales del debate contemporaneo en todas las ciencias sociales de las tiltimas tres décadas recién vividas. E igual que en la sociologia, la antropologia, la psicologiao la ciencia politica entre otras, también enla historia comenzé a ganar terreno y centralidad, después de 1968, esa rama de la historia cultural, que si bien habia existido y habia sido cultivada desde mucho antes, no habia en cambio florecido de una manera tan plural, multiple y ubicua como lo hard en esas condiciones posteriores ala revoluci6n de 1968. No és entonces por simple azar, que a partir de los afios setentas del siglo cronolégico pasado, veamos afirmarse y Pprosperar todos esos distintos proyectos intelectuales, que constituyen otros tantos intentos de aproximacién a este mismo campo de la moderna historia cultural, y que son la historia de Jas mentalidades francesa o la psicohistoria inglesa y norteameri- Cana, parte de los trabajos de la mds general antropologia historica Tusa 0 ciertas vertientes de la nueva historia social alemana, junto a ciertas lineas dentro de la historia marxista britdnica o ala llamada historia intelectual norteamericana, entre otras. Diversas corrientes 0 autores dentro del vasto paisaje de los estudios histéricos post-68, que al abocarse al estudio de 14 ete Carlos Antonio Aguirre Rojas los distintos renglones de la historia cultural, dan una de las varias respuestas intelectuales posibles, a la légica necesidad que todas las sociedades del planeta experimentan, después de 1968, de un examen y un esclarecimiento mayores de esa misma cultura, entonces inmersa en un profundo proceso de total transformacién. Y es justo dentro de este contexto giobal, de especial receptividad y hasta de reclamo de distintas explicaciones para estos fenémenos culturales, que aparece en Italiael libro de El queso y los gusanos, libro cuya intencién manifiesta y cuya hipdtesis articuladora central es justamente la de entregarnos las claves para cl desciframiento esencial de los cédigos principales que constituyen el esquelero espectfico de la cultura cumpesina italiana y europea durante el ‘largo siglo XVI’. Aunque también, y através del examen minucioso de la singular cosmovisi6n del molinero Menocchio, lo que en realidad Carlo Ginzburg intenta descifrar es ese c6digo de comprensién que nos dé el accesoa las principales estructuras profundas, primero de una de las més importantes culturas subalternas presentes en esa Italia y esa Europa del siglo X VI, de la cultura especificamente campesina, pero también y en segundo lugar, de varios de los elementos fundamentales de la mas general cultura de las clases populares italianas y europeas, estructuras que si bien van a manifestarse de una manera mas perceptible y evidente durante ese singular nudo histérico privilegiado que es el ‘largo siglo XVI’, inscriben en cambio su vigencia y su funcionamiento mis esencial en los propios registros de Ja larga duraci6n histérica, explicitada alguna vez por Fernand Braudel. 4 Sobre esta preocupaciin de Carlo Ginzhurg por sitnar sus problemas denuo de esta perspectiva vasta de la fongue durée, cfr. por mencicnar slo algunos ejemplos. ~Saqueos rituales. Premisas para una investigacién ca curso”, invhride come capitulo 9 de este mismo fibro, asi como el ‘Prefacio’ del mismo. Véase también su cntrevista con Adriano Sofri, “Conversaciéa, Adriano Softt entrevista a Carlo Ginzburg” cn la revista Transverso, nlm. 1, México, 2001. Sobre esta perspectiva de la larga dura- 15 = @RYTO, PR BIBLIOTECA ETevECA UR SoM > Intraduccién Con to cual, El queso y los gusanos vaa constituirse, desde su propia aparicién, en la particular contribuci6n italiana aese mismo movimiento general de la historiografia occidental, que en aquellos lustros aborda desde diversos Angulos y enfoques. yen muchos paises y simulténeamente, a este campo ya seferido deja historia cultural. Contribuci6n italiana a la historia cultural europea y occidental entonces en auge, que se empata ademas con la emergencia misma de la mas importante corriente historiografica italiana desarrollada en todo el siglo XX, y que es lahoy célebre corriente de la microhistoria italiana.> Ya que es justamente en esos afios setentas cuando vaa ir conformandose, en tomo de la revista Quaderni Storict, el pequefio pero activo e innovador grupo que serd el “nécleo duro” del proyecto intelectual de esa microhistoria italiana, y cuyos representantes principales han sido hasta hoy Eduardo Grendi, Giovanni Levi, Carlo Poni y el mismo Carlo Ginzburg. Un cion, cfr, Fernand Braudel “La histeria y las ciencias sociales. La larga duracién” en el libro Eserites sobre historia, 2d. Fondo de Cultura Econémice, México. 1991 y también Carlos Antonie Aguirre Rojas, Fernand Brawdet x las ciencias humanas. Ed. Montesinas. Barcelona. [996 y Ensaves braudelianos. Ed. Manucl Sudroz Edt- tor, Rosario, 2000, en especial el articulo “La Jarga duracidn: in illo tempore et mame". ¥ es interesante insistir tambien en que, mis alk de ciertas erfticas puntuales de Carlo Ginzburg a Fernand Braudel. una buena parte de las chras principales del propio Ginzburg puecen con todo rigor considerarse coro muy creativas y lograéas ejemplificaciones de esas cstructuras de la larga duracién hist6rica yuo tanto defendio y culvé el propio Braudel. * Sobre este proyecto de Ja microhistoria italiana, totalmente diverse ¥ hasta anti- sético de la microhisteria mexicuna de Luls Gonzales. y Gonziter. eft. Carlo Ginzburg. “Viicrohistoria: dos o tres cosas que sé de ella” en Mamecvits, nim, 12, 1994, Carlos Antonio Aguirre Rojas “Invitacion 4 ira miceohistoria: le micsohistoria italian: en Transverso, nim. |, México. 2001, Antimanual det mal historiador, Fa, La ‘Vasija, México, 2002, capitulo 5,» “La storiografia occidentale nel duentila” en Storiograjia, nim. 1, Roma, 2000. ¥ Anaclet Pons y Jusio Seria “E] ojo de 1a aguje: de qué hablamos cuando hablamus de imicrohistoria” en Aver. nim, 12, 1993. [gual- mente, resulta til revisar todo el dossier sobre “La microhistoria en la encrucijada”, conjunto de articulos incluidos en ta revasta Prohistoria. nim. 3. Rosaria. 1999. 16 Carlos Autonio Aguirre Rojas pequefio grupo de historiadores criticos, de izquierda y profundamente inconformes con las viejas y tradicionales formas de hacer historia entonces imperantesen Italia, que en 1976 van a encontrar en El queso y los gusanos, no s6lo un logrado ejemplo del procedimiento microhist6rico que entonces ellos estan en vias de teorizar y explicitar,’ sino también una obra que inaugura, dentro de ese mismo proyecto global microhist6rico, el drea de la entonces debatida y omnipresente historia cultural. Lo que va a establecer un mecanismo de doble retroalimentacién entre esa obra de Ginzburg y dicha corriente de la microhistoria italiana. Pues si la propia aftrmacién y proyeccién internacional de esa microhistoria italiana, va a coadyuvar también ala difusién mayor y al impacto creciente de El queso y los gusanos, es porque en este Ultimo libro dicha microhistoria va a encontrar uno de los primeros resultados de investigacién que ella puede mostrar como ejemplo y como emblema de lo que justamente persigue y defiende en tanto que nuevo proyecto historiografico especificamente microhistérico. Apoyando entonces ella misma de una manera fundamental, y apoyandose a su vez en esta difusién primero italiana, luego europea y finalmente mundial queen eluiltimo cuarto de siglo ird ganando esta corriente de la microhistoria italiana, la que a su vez lo ha convertido en uno de sus libros emblematicos y paradigmiticos centrales, El queso y los gusanos comenzara © Por eso, Ginzburg ha insistido en el hecho de que fo que en un libro tradicional “macrohisisrico" de historia hubiese side una simple nota de pie de pagina, en su perspectiva se ha convertide en todo un libro completo. Metifora que es titil para entender en parle lo que es ese procedimiento microhistérico. Sobre las implicaciones de este procedimiemo microhistirico, cfr. Carlo Ginzburg y Carlo Poni, “El nombre y €l como: intereambio desigual y mercado historlogréfica”. incluide coma capitulo 2 de este mismo libro, y de Carlo Ginzburg, “Accrca de Ja historia local y de ta microbistoria” incluide como capitulo # de este mismo libro. También el ensayo de Carlos Antonio Aguirre Rojas “Invitacién a gira microbistoria: la microhistoria italiana”. citado en la nora anterior. Ww Introduccion acorrer fortuna dentro del mundo, al mismo tiempo como dicha obra emblemiatica, entre owas, de este proyecto intelectual dela microhistoria italiana, pero también como una de las mas importantes piezas de la peculiar contribucion de Italia a este campo en fuerte crecimiento y expansién mundial, que es el de Jos estudios hist6ricos de la dimensi6n cu/tural del mundo humano social. Pero, si dentro de este doble contexto propicia, italiano y mundial, para su proyecci6n internacional, el libro de El. queso y los gusanos ha podido jugar tal papel y tener tales ecos intelectuales, ello se debe también, en una medida esencial, al hecho de que dentro de sus paginas se encierra, tanto una critica y un intento de superaci6n de otros varios modelos alternativos parael desarrollo dela historia cultural, como también la propuesta en positivo de una forma novedosa, sutil y muy universal para el estudio y el andlisis de estos mismos fenémenos culturales enfocados desde una perspectiva densamente histérica. Lacritica de algunos modelos de explicacién de la historia cultural “La ‘mentalidad’ (que por lo demas ¢s un términe mediocre que se presta a ciertos equivocos, como lo testimonia la oposicién que usted ve de esle término y que ye no veia, con Ia nocién de “sensibilidad’...”. Mare Bloch, Carta a Lucien Febyre, 8 de mayo de 1942. Sin duda, el modelo alternativo de historia cultural mas difundido contemporéneamente ala escritura y primera difusién de El queso y los gusanos, ha sido el célebre modelo de la 18 Carlos Antonio Aguirre Rojas historia francesa de las mentalidades, Una historia de las mentalidades que, gracias al rol hegem6nico que la historiografia francesa detenté en el mundo occidental, entre 1945 y 1968 aproximadamente, pudo proyectarse ampliamente en toda Europa yenel mundo, llegando a provocar la creacién de neclogismos en las lenguas inglesa y alemana—los términos antes inexistentes de mentalities y mentalitét respectivamente-, y dando lugar a Jacreacién de serninarios 0 proyectos 0 ejercicios de historia de las mentalidades lo mismo en México, Brasil o Estados Unidos, que en Espaiia, Rusia, Turquia o la India entre otros pases. Asi, difundiendo una amorfa y nunca bien definida historia de las “mentalidades”, que en algunos de sus propios representantes principales se autodeclaraba como una historia “ambigua”, los historiadores franceses proyectaron en todo el mundoeste modelo de historia cultural que, mAs alla de su enorme éxito y de su rdpida difusién internacional —debida en gran parte al brillo y ala influencia que habia conquistado la corriente de los Annales entre 1929 y 1968 en el planeta entero-, comenzéa ser objeto de fuertes y sdlidas criticas ya desde esos mismos afios setentas que fueron también los de su primer gran auge y ampliaafirmacién.” Sobre esta indefinida y poco rigurosa historia de las mentalidades, que distintos histotiadores eritigus calificaron de “historia paraguas”. “historia aéepalotodo”. 0 “cajén de Sastre”, y que electivamente llegé a confunditse lo mismo con la historia del arte © con {a historia de la vida cotidiana, que con la psicologia histérica, la antropolegia histdrica o Ja historia de las costambres, entre muchas otras, resulta instructive comparar algunos de sus textos mas representutivos, o que intentan defimirla y acotarla de manera mas especifica. Véase por ejemplo Jacques Le Goff, “Las mentalidades. Una historia ambigua”, en el libro Hacer fa historia, Vol. 3, Bd, Laia, Bareclona, 1930, Robert Mandrou, “L'histoire des mentalizes™, en la Enevelopacdia Universatis. Vol. 8, Paris, 1961, Georges Duby, “L*histoire des mentaliles”, en Lhistoire et ses methodes, Ed. La Pleyade. Paris, 1961, Philippe Aries, “La historia de fas mentalidades™, en cl libro La nieve historia, Ed. Mensaje ro, Bilbao, 1988. 0 Michel Vovelle, ideviogies et Mentatizes, Ed. Gallimard, Paris. 19 Introduccion Historia francesa de las mentalidades, al mismo tiempo muy difundida y muy criticada. que también sera cuestionada centralmente en el Prefacio de El queso y los gusanos, sefialando tanto su omisién inaceptable, presente en la versién de Jacques Le Goff, de la divisién de las sociedades en clases sociales y su ignorancia de las implicaciones fundamentales que tiene esta division en el 4mbito cultural, como también su ineapacidad de distinguir, en el caso de la historia de las mentalidades construida por Robert Mandrou, entre la cultura impuesta a las clases populares por las clases dominantes, y la cultura generada directamente por esas mismas clases subalternas, como fruto de su propia actividad y experiencia sociales. _ _ Deslindéndose entonces de esta limitada historia cultural de las mentalidades, que ignora el conflicto social también presente y también determinante dentro de la esfera cultural, Carlo Ginzburg se distancia de ese mismo modelo de historia cultural que hace imposible captar, en sus diferencias y en sus especificidades, a csas culturas de las clases subaliernas que son el objeto privilegiado de atencién de este mismo autor de El queso y los gusanos. Y vale la pena insistir en el hecho de que, 1982. Comparando solo estos cinco textos, resulta evidente que ao existe ni siquiera una definicién tiniea y rignrosa de mentalidades, sina varias, miltiples y diversas, que lo mismo incluyen o excluyen, seguia los casos, a Jas “précticas” cotidianas que al ‘inconsciente colectivo’. « la emotividad y los sentimientos humanas, que al imagi- nario sinbélica, ere., Del wasta universo de eriticas a esta historia de las mentalida- des mencionaremos. a titulo de simples ejemplos, Georges Lloyd, Las menralidades y te desenmmancaramiento, Ed, Sighy XX1. Madrid, 1996, Francois Dosse. La historia en migajas, Ed. Alfons el Magnanim, Vetenciz, 1998, Fermand Braudel, “A manera de conclusién” en Ia revista Cuadernos Politicos, nim. 48, México. 1986 y Carlos Antonio Aguine Rojas ~;Qué es fa historia de las mentalidades?. Auge y declinacién de un tema historiogrifico” incluida en el libro Ainerarios de la historiografia de! siglo XX, Ed. Centro Juan Marinello, La Habana, 1999 y también Lar escuela de ios Annales. Ayer, hoy makana, Ed. Universidad Judrez Auténoma de Tabasco. Villahermosa, 2002. 20 Carlos Antonio Aguirre Rojas si esa historia de las mentalidades estard en boga en todo cl mundo en los afios setentas y en el primer lustro de los afios ochentas, terminara en cambio por entrar en crisis en el segundo lustro de esos afios ochentas, para ser ya totalmente abandonada por parte de todos los historiadores serios y cientificos de Francia, de Europa y de todo el planeta en el curso de los afios noventas reci€n vividos. Historia de las mentalidades francesa que. si bien cumplié en su: momento la doble funci6n positiva de, en primer lugar, denunciar las limitaciones de la mas tradicional y elitista historia de las ideas, que habia sido dominante en gran parte de la historiografia europea anterior a 1968, y en segundo lugar la de animar y popularizar un poco en todas partes ese estudio de los diversos renglones de la moderna historia cultural, demostré también y muy répidamente sus propios limites conceptuales, metodoldgicos y teéricos, para ser capaz de abordar en toda la complejidad requerida, a esta misma agenda diversa del vasto universo que implica el adecuado tratamiento critico e innovador de una compleja y densa historia de los procesos culturales, del pasado y del presente de las distintas sociedades humanas. Por eso, no es casual que junto a las criticas dirigidas a esta historia gala de las mentalidades, aparezca también en ese Prefacio de El queso y los gusanos, como un segundo blanco a criticar y superar, esa recién mencionada historia tradicional de fas ideas, que teniendo en Italia una presencia e influencia particularmente relevantes, ha reproducido el punto de vista aristocratico y despreciativo que ni siquiera reconoce la existencia misma de la cultura popular, calificando en cambio alos fenémenos culturales y a las concepciones y cosmovisiones de las clases subalternas, solamente como “folklor”, como “artes y tradiciones populares”, como “creencias y visiones primitivas det mundo”, pero no como verdadera y estricta “cultura”. 21 Introduccion Asi, identificando el concepto de cultura exclusivamente con la cultura de las clases hegemsnicas, esta historia de las ideas presente en la historia de fa literatura, en la historia de las ctencias y en la historia del pensamiento y de las doctrinas ampliamente cultivada hasta antes de 1968, va a irse viendo progresivamente cuestionada tanto por los desarrollos de la antropologia y de la etnologia criticas del siglo XX, como también por las distintas corrientes innovadoras de la historiografia de los dos primeros tercios del siglo XX cronolégico, para terminar deslegitimandose completamente bajo los impactos de la revoluci6n cultural de 1968. Una historia aristocratica y tradicional de las ideas, que al asumir la falsa concepci6n de que sélo las clases dominantes pueden “producir” y generar cultura, niega de plano ta posibilidad de hablar de una cultura popular, o en otra vertiente, fruto ya de esos cuestionamientos de ta historiografia y la antropologia criticas contempordneas, construye el modelo dela cultura como un fendmeno unilateral y siempre “descendente”, que sera producido permanentemente por las élites para luego ser “imitado”, aprendido, asimilado y reproducido, de manera pasiva y Siempre mas tardia y mas imperfecta, por las propias clases populares, Con lo cual, la cultura popular no serfa nunca mds que una suerte de “reflejo retardado o posterior” de la cultura de élite, la que a su vez seria la inica cultura nueva y originaria, gencrada y producida constantemente sdlo por esas mismas clases dominantes, las que al poseer el tiempo, tas condiciones materiales y el reposo necesario para la “creacién” cultural serfan las Gnicas detentoras del monopolio de la produccién cultural en general. * Es importante sefialar que una obra tan importante y lan innovadora como 1a de Norbert Elias. La sociedad cartesana, ha sido leids bajo esta clave de lectura, inten- tando utilizar el ejemplo de esa cultura cortesana creada primero en las Cortes europeas ¥ luego difundida a todo el tejido social, que Elfas analiza, como prueba de 22 Carlos Antonio Aguirre Rojas jones ‘aristocratica’ y ‘descendente’ de la cultura y de la cultura popular, que Carlo Ginzburg criticard también frontalmente, demostrando cémo la generacion de lacultura no es para nada privilegio de las clases dominantes, existiendo por el contrario una cultura popular generada, reproducida y renovada constantemente por las mismas clases subalternas, dentro de una relacién de permanente circularidad cultural, en laque las clases hegeménicas se “roban” los temas, productos y motivos de esa cultura subalterna, para transformatlos y utilizarlos como armas de su legitimacion social y cultural, y en la que, igualmente, las clases sometidas sélo se “aculturan” parcial y mudablemente, resistiendo a la imposicién de la cultura begemdnica, salvaguardando elementos de su propia cultura, y tefuncionalizando a veces el sentido y la significacién de esa misma ideologia y cultura dominante y hegemGnica que les es impuesta. Otra de las posiciones en torno de la historia cultural criticadas por Ginzburg, serd la postura de Michel Foucault y de dicho modelo “descendente” del funcionamiento cultural. Fr nuestra apinin se tata de una Tectura erinea, puesto que a Elfas lo que le interesa en esta obra cs solamente ilustrar las modificaciones esenciales en cuanto a los patrones det com portamiento afectivo y emotive, y cn cuanto a la domesticacién de Jos instintes y de Ja “economia psiquica” de los individuos, més que proponer un modelo general del funcionamiento de Ja cultura suropeu en su totalidad. Y¥ en este esfuersa de la pacificacién de Jos instintos guerreros de la clase caballeresca, y de los impulsos de violencia de la socicdad en general, y de la modulacién de fas conductas y de las relaciones interpersonales, si ¢s claro que se trata de una iniciativa de les clases burguesas curopcas proyectada después como un ‘modelo a imponer a las clases populares’ y a toda Ja sociedad, come parte del proyecto de atitmacién de Ia nueva sociedad burguesa entonces en vias de consolidacién. Sobre estos puntes, cfr. Norbert Elias, La sociedad cortesana, Bd. Fondo de Cultura Econdmica, México, 1982. y también El procese de ta civilizacidn, Ed. Fondo de Cultura Econémica, México. 1989. Puede verse también nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas “Norbert Elias, historiador y critico de la modernidad”, en el libro coordinado por Pairicia Nettel, Aproximaciones a la modernidad. Paris-Bertin sigios XIX y XX, Ed. Univer- sidad Auténoma Metropolitana-Xochimileo, México, 1997. 23 Introduccion sus seguidores, que reconociendo la existencia ¢ importancia de la cultura popular, insisten en cambio en su inaccesibilidad total. Pues dado que durante siglos y milenios la inmensa mayorfa de las clases populares no saben leer ni escribir, entonces su cultura, sdlo nos Hega a través del testimonio de las propias clases dominantes, y por lo tanto deformado y sesgado hasta tal punto que se vuelve en el fondo indescifrable. Frente a esta postura, Ginzburg reconoceré la dificultad enorme que implica ta reconstruccién de esa cultura de las clases subalternas, pero no para aceptar que es simplemente inaccesible, sino mas bien para buscar los modos oblicuos, las formas de interpretacion a contrapelo, las estrategias de lectura intensiva e involuntaria, y los modos de aplicacién del “paradigma indiciario”,’ necesarios para el complejo acceso hacia esas culturas subalternas y hacia el desciframiento de sus cédigos y estructuras principales. Finalmente, Carlo Ginzburg va también a sefialar los limites de las distintas variantes de la historia cuantitativa y serial de los fendmenos culturales, historia que al privilegiar los fendémenos “de masa”, cuantificables y serializables, tiende a olvidar 0 a marginar la relevancia de los aspectos mas cualitativos, ignorando, por ejemplo en la historia serial y * Resulta obvio que Carlo Ginzburg ha Ulegado al descubrimiento y a In tecrizaciGn del célebre paradigma indiciario, precisamense a raiz de este estuerzo pot descubrir las vias que le permitan acceder a esa reconstraccidn de las culturas subalternas, vistas ademas desde el propio “panto de vista de fas victimas” come veremos mas adelante. Sobre estos modos oblicuos @ indirectos de acceso a dicha cultura, y sobre las implicaciones que ellos tienen respecto de] modo de tratamiento de las ‘fuentes’ y de Jos “testimonios’ cfr. del mismo Carlo Ginzburg “Huellas. Raices de un paradigma indiciario”, “Intervencién sobre el ‘paradigma indiciario™, “De todos los regalos que fe treigo al Kaisare... loterpretar la pelicula, escribir Ja historia”, y “El inquisidor come aniropélogo”, incluidos como capftulos 3. 4, 6 y 10 dentro de este mismo Tibro. 24 Carlos Antonio Aguirre Rojas cuantitativa del libro, como es que esos libros eran lefdos y asimilados por sus distintos lectores, y cémo entonces detras de Jas cifras duras del ntimero de lectores se oculta y se olvida el fundamental problema de las heterogéneas y diversas formas de Ja recepcidn cultural, tan brillante y extraordinariamente ejemplificadas, justamente, en el caso del molinero Menocchio. O también, y en virtud de la inevitable “normalizacién” de los casos individuales que conlleva esa historia cuantitativa de la cultura, es que resulta imposible analizar a esos casos atipicos pero profundamente reveladores de dichas culturas subalternus, que son por ejemplo ef grupo de los Benandanti, o también el del molinero Menocchio, casos que, por el contrario, son uno de los objetos de estudio privilegiados y elegidos desde esta perspectiva microhistérica especifica, que ha sido también trabajada y explicitada por el propio Carlo Ginzburg. Alejandose entonces de la simple y tradicional histoire événementielle, este modelo de historia cultural puesto en acto en El queso y los gusanos es sin embargo capaz de rescatar este estudio microhistérico de dichos casos excepcionales, que Por su misma atipicidad resultan especialmente reveladores de las estructuras generales y de los contenidos principales de esa cultura popular o subalterna, que Ginzburg intenta aprender y caracterizar de manera global.'° Deslinddndose entonces de estas distintas variantes de la historia cultural, El queso y los gusanos va igualmente a "9 Sobre esta especial riqueza heuristica de dichos casos atfpicos, pero también sobre Jas dificutades que ellos conllevan para la reconstruccisn histérica, ha Hamado la atencién el mismo Carlo Ginzburg, en “Prucbas y posibilidades. Comentario al margen del libto Ef regreso de Martin Guerre de Natalie Zemon Davis" y en “El inquisidor como antropdlogo”, incluides como capitulos 7 y 10 respectivamente. de este misino libro. 25 Introduccion reivindicar la herencia de otras aproximaciones a este mismo campo de los estudios histéricos culturales, reconociendo sus diversas filiaciones y entronques diferentes con los aportes de Marc Bloch y de Mijail Bajtin, pero también y en otro sentido de Edward P. Thompson y Natalie Zemon Davis. La herencia y filiaciones reconocidas de El Queso y los Gusanos “No era cosa de estudiar los ritos de curacién aisladamente,...(v) sin vinculacidn alguna con las tendencias generales de la conciencia colectiva”. Mare Bloch, Los reyes taumaturgos, 1924. Endiversas ocasiones y entrevistas, Carlo Ginzburg ha reconocido laimportancia fundamental que para su eleccién de la profesion de historiador y para su propia formacién ha tenido la obra de Marc Bloch en gencral, y muy en particular el bello libro de Los reyes taumaiurgos.” Lo que también se refleja de manera clara en el modelo de historia cultural que Carlo Ginzburg, Solo a titulo de ejemplos. ademas de las Entrevistas mencionadas en la nota nim, 2, pucden verse también la referencias a cste punto cn el “Prefacio” de El queso y los gusanos, Ed. Océano, México, 1998, ol “Prefacio” al libro Mitos, emblemas, indi- cios, Ed. Gedise, Barcelona, 1994. y también la “Introduccién” al libre Historia nocturna, Ed. Muchnik Editores. Barcelona, 1991. El libro de Mare Bioch, esta editado en espafiol, Los reyes taumarurgos, Ed. Fondo de Culture Econémica, Méxi- co, 1988. E} alto grado de conocimiento y de dominio que Carlo Ginzburg tiene de ta obra de Mare Bloch -que es una de sus influencias intelectuales fundamentales—, puede verse en su ensayo “A propésite deila raccalta dei saggi storici di Mare Bloch” en Suidi Mediievali, Serie tercera, afio V1, fasciculo 1, 1965, y en el Prélogo que redact6 a la edicién italiana de este mismo libro de Los Reyes Laumaturgos, “Prolo- goa la edicién italiana de # Re Faumaturghi de Mare Bioch” en Argumentos, nim. 26, México, 1997. 26 Carlos Antonio Aguirre Rojas va a poner en accién en el libro de El queso y los gusanos, Porque de la misma manera en que Bloch ha construide un complejo modelo estratificado, que para explicar la creencia popular en el poder taumatirgico de los reyes franceses e ingleses, yaa descomponer y arecomponer los distintos estratos que conforman a la conciencia colectiva popular de la Francia y la Inglaterra de los sighos XT a X VII, asi también Ginzburg va aintentar desarticular y rearticular todos los diversos niveles componentes de esa cultura campesina de la Italia del siglo XVI subyacente a la cosmovision del molinero Domenico Scandella. Lo que, evidentemente, Ileva tanto a Bloch como a Ginzburg por los senderos de la discriminacién de las diversas temporalidades histéricas que corresponden a esos diferentes estratos culturales que van a condensarse, en un caso, en la creencia taumatiirgica del milagro dela realeza francesa e inglesa, y enel otro, en Ja singular cosmovisién del molinero Menocchio, quemado finalmente por la inquisicién. ¥ es de este modo, que Bloch va reconstruyendo y superponiendo, desde la proyeccién que va a darse a nivel cultural de los efectos de 1os distintos ciclos coyunturales de la mayor o menor popularidad de los reyes ode su mayor o menor iniciativa de afirmacién dentro de Europa, y pasando por el conflicto secular en torno a los respectivos Ambitos de poder entre la iglesia y el Estado durante el periodo del fin de la Edad Media y del transito hacia la modernidad, hasta las vicisitudes de la mds ampliamente difundida creencia en lanaturaleza “sagrada” de los reyes y de sus linajes, y por ende de su capacidad de hacer milagros, y también, finalmente, de las caracteristicas de la conciencia colectiva popular en la larga época precapitalista, que todavia hasta los sigios XVI- XVII continuaba aceptando y percibiendo como algo légico la vigencia de lo “sobrenatural” dentro del mundo. 27 Introduccion Por su parte, ¢ imitando en este sentido esa reconstrucci6n blochiana de la cultura de las clases subalternas, concebida como esta sintesis compleja de diversos estratos culturales, qae nos remiten a las distintas duraciones histéricas de las varias dimensiones que se condensan y confluyen siempre en cualquier manifestaci6n cultural relevante, Carlo Ginzburg va también a correr hacia atrds el hilo de la historia, para irnos reconstruyendo igualmente los varios posibles estratos presentes en la cosmovisién de Domenico Scandella, que abarcan desde un vago “luteranismo” y a la aimésfera creada en Italia y en Europa por tas polémicas ilustradas de] movimiento de la reforma religiosa, hasta concepciones profundas y milenarias constitutivas de la cultura popular campesina europea, y pasando por varios estratos intermedios que incluyen lo mismo el panteismo, la tolerancia religiosa y el materialismo espontaneos de la cultmra de las clases subaltemas, junto a los siempre parcialmente fallidos aunque reiterados intentos de cristianizacién completa de las clases populares, que las utopfas tenaces de esas clases sometidas en toro al “Pats de Cucafia’, entre otros varios. Anticipando entonces, de manera practica Marc Bloch, y ejemplificando brillantemente Carlo Ginzburg, la teorizacion de Fernand Braudel sobre las diferentes temporalidades y duraciones histéricas, tanto Bloch como Ginzburg van a ensefiarnos que la cultura popular o de las clases subalternas no es nunca un espacio homegéneo, y ademas limitade a ser el “Teflejo” intelectual de una cierta “situacién material” igualmente homogénea y limitada temporalmente, sino por el contrario, una suerte de palimpsesto multiple, conformado por elementos culturales de muy heterogéneas duraciones y vigencias hist6ricas, y articulado siempre de maneras complejas, que ademas estén dentro de un proceso de constante refuncionalizacién y transformacién sistemiticas. 28 Cartes Antonio Aguirre Rojas Un segundo antecedente fundamental reivindicado por Carlo Ginzburg, lo constituye la obra de Mijail Bajtin, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelais,” una obra en la que ademas de mostrarse la fuerza y el vigor intrinsecos de \a cultura popular, y su inagotable capacidad de generar auténomamente y de modo permanente nuevas formaciones, visiones y contenidos culturales, se intenta también descifrar algunos de los cdigos de su funcionamiento en general, y también algunas de sus caracteristicas distintivas esenciales. Con lo cual, no sélo se elimina totalmente a la visi6n “aristocratica’”’, que niega la existencia de esta cultura popular, y también a la visién “descendente” que la concibe como mero reflejo pasivo y tardfo de la cultura hegeménica, sino que se reivindica claramente el papel activo que las clases subalternas tienen como, incluso, los principales agentes de la creacién cultural en general, ademas de entregarnos varias claves esenciales para la comprensién de esta cultura popular, aqui concebida como una cultura diversa y opuesta ala cultura oficial, pero también como una cultura profundamente creativa, innovadora y fluida. Cultura popular que se manifiesta de manera privilegiada en la plaza publica, en el carnaval y en Ja fiesta, y que es hasta cierto punto “dialéctica” de un modo espontdneo y natural, al mismo tiempo que es totalizadora, dindmica y abierta al cambio y ala transformacion, a partir de sus formas jocosas, festivas y risuefias, y de sus contenidos muchas veces antiautoritario: antijerarquicos, desacralizadores, ambivalentes y niveladores, lo * Cf. Mijall Bajtin, La eulinra popular en la Edad Media y en ef Renacimieno. Fi coniexte de Francois Rabelais, Ed, Aliznza Editorial. Madrid, 1987. 29 Introduccion mismo que actualizados constantemente por el mecanismo de “poneral mundo al revés”’ tan caracteristico de esta misma cultura popular."? Una cuitura popular que es todo un complejo universo, todavia por descifrar y analizar més profundamente, y que habiendo mantenido durante toda la larguisima etapa precapitalista una relacién de mayor fluidez e intercambio con la cultura hegem#nica, vaa “invadir” una gran parte de la estera global de la cultura europea del siglo XVI, justamente en ese momento de transicién histérica privilegiada que ha sido dicho “largo siglo XVI’, en el que la cultura hegemdnica medieval se encuentra ya enuna crisis total y en proceso de retirada, mientras que la nueva cultura burguesa caracteristica de la modernidad capitalista no ha terminado atin ni de conformarse, ni de afirmarse socialmente de manera integral.'* Lo que, segtin Bajtin, es la clave para explicar una obra literaria tan singular como la de Francois Rabelais. 8 Sobre esta inversién del mundo y sobre sus rafces dentre de Ja Titeratura antigua, eft. también el ensayo de Mijail Bajtin, “Forms on time and of the Chronotope in the novel” en el libro The dialagic imagination; Ed. University of Texas Press. Aastin, 2000. ™ Y resultaria interesante explorar la hipdtesis de que, en una escala menor, este fendmeno dal largo siglo XVI estudiado por Bajtin, tal vez sc repite siempre que ha habido ung revolucién social en cualquier pare del mundo, durante los cinco siglos de existencia de la modernidad capitalista. Porque es claro que, por ejemplo on México. Ja Revolucién Mexicana de 1910-1921, provoca también una clara “invasién” de la cultura popular dentro de Is esfera cullural global de México, que Wena toda la coyuntura histérica de 1921-1945, Ya que resulta Idgico pensar que en este tipo de sitaciones, caractericadas por una suerte de “vacio de prier” dentro de la esfera ciilmral. enardo la vieja cultura agonizante fa perdido La fuerza para ufirmar st dominacién y vigencia. y cuando la nueva cultura que ha de dominar en el fusuro no ha terminado atin de consolidarse, se abre un espacio que, de manera inmediata y esponidnea cs ocupado, justamente, por esta siempre viva y activa cultura popuiar, la que en cuanto encuenira una coyuntura favorable, vuelve a hacerse presente de ana manera expansiva y generalizada dentro dei dambito global de esta misma realidad cultural 30 Carlos Antonio Aguirre Rojas Asimilando entonces todas estas lecciones y pistas abiertas de investigacién sefialadas por Bajtin, Carlo Ginzburg va a tratar de ir un poco més. alla de ellas y de su propia formulacidn bajtiniana, plantedndose a si mismo el objetivo de acceder a esos estratos profundos de la cultura popular, pero no para verlos a través de la visi6n de Jas clases hegemsnicas, o como Bajtin, a través de las versiones del propio Francois Rabelais, sino desde el punto de vista de las propias clases subalternas, desde el “punto de vista de las victimas” como dird mas adelante e] mismo Ginzburg. Por eso nuestro autor va también a tratar de encontrar, por debajo y mds alld de las influencias de las culturas reformistas, heréticas, oracionalistas presentes enel siglo XVI, esa especifica estructura de la cultura popular subyacente y determinante de la cosmovisién de Menocchio, que si bien puede igualmente recuperar a los mencionados elementos de lo que es claramente una critica interna de esa misma cultura de élite o hegeménica, lo hace siempre desde sus propios cédigos auténomos y desde sus propias estructuras especificas. Finalmente, un tercer antecedente reivindicado por Ginzburg, es el de algunos ensayos y libros publicados por Edward P. Thompson y Natalie Zemon Davis'> que nos ™ Carlo Ginzburg ze refiere en especial 2 Jos trabajos sobre la ‘ecncerrada’ de Natalie Zemon Davis, incluidos cn su libro Sociedad y culiura en ia Francia moderna, Ed, Critica, Barcelona, 1993, y también al ensayo de Edward P. Taompson "La eence- rrada ingles” incluido en el libre Historia social ¥ Antropologéa, Ed. Instituto Mora, México, 1994, pero igualmente. como es obvio, a su libro La furmacién de ia clase obrera en Ingiaterra, 2 volimenes, Barcelona, 1989. Sobre este mismo tema de la ‘cencernada’, eff. ef articulo de Carlo Ginzburg “Charivari, Associazione Giovanile & Caccia Selvaggia” en Quudemi storici, mim. 49, abril de 1982. Una clara y explicit recuperacién del fundamental concepto thompsoniano de la ‘economia moral de la multitud’ se encucntra cn el ensayo “Saqueos rituales. Premisas para una investiga- cién en curso” incluida como capitulo 9 de este mismo libro. 31 PO Introduccion demuestran que, aunque dificil de acceder a ella y aunque siempre sesgada por las grandes lagunas, insuficiencias y dispersion dela documentacién, no es sin embargo imposible lograr la reconstruccién y el examen de esa cultura de las clases subalternas, la que aunque sea de manera oblicua, fragmentaria, indiciaria, en negativo, o marginal, alcanza a manifestarse y a aparecer a la mirada del historiador realmente acucioso e inteligente. Porque, como lo ha mostrado brillantemente E. P. Thompson, esta cultura popular implica entre muchas otras cosas, también la existencia de un barémetro o légica general que, mAs alld de fo que digan las leyes, determina lo que en el sentimiento popular y en lacultura de esas clases oprimidas es tolerable y lo que es inaceptable, lo que es moralmente leg{timo y aceptado por todos, frente a aquello que resulta intolerable, agresivo para las costumbres de la comunidad, y porende incluso moralmente condenable. Es decir, la existencia de una verdadera “economia moral de la multitud”, que siendo parte de esos cédigos y de esa I6gica de funcionamiento de la cultura de las clases subalternas, es la que determina el momento en que, desde un malestar latente o desde una situacién de contraposicién habitual pero aparentemente tranquila, se pasa de pronto hacia un motin, una huelga, una rebeliGn abierta, o incluso una insurrecci6n general y hasta una revolucicn social completa. Recuperando entonces de estos trabajos mencionados de Thompson y Zemon Davis, ciertos “aspectos particulars” y a veces decisivos de dicha cultura de las clases subalternas, Carlo Ginzburg completa y apuntala los antecedentes principales a partir de los cuales construird el modelo de historia critica para el anilisis de las culturas subalternas, que se ha plasmado de manera tan brillante en su obra sobre El queso y los gusanos. 32 Carlos Antonio Aguirre Rojas Algunas piezas del “rompecabezas” para el desciframiento de ia cultura de las clases subalternas “Como todes saben, la vida intelectual en alia estuve impregnada por el marxismo. Mi encuentro con Gramsci fac sin dada algo muy importante (...) Lef a Hegel y a Marx en el Carso de un inlelectual conunista llamado Cesare Luporini, que cra una figura interesante. ¥ evidentemente eso también me mares Carlo Ginzbarg, “Histéria ¢ Cultura: Conversa com Carte Ginzburg”. 1996. Con el libro de El queso y los gusanos, alcanza una primera maduracién importante el modelo de historia cultural que Carlo Ginzburg habia comenzado a edificar desde su libro / benandanti, publicado en 1966, y que sin duda continuardé afinando y enriqueciendo en distintos aspectos despues de 1976, primero extrayendo una buena parte de las lecciones metodolégicas principales que se derivan de su itinerario y de sus diversas investigaciones, en su célebre ensayo de 1979 titulado “Espias. Rafces de un paradigma indiciario”, y después en toda una serie de ensayos que culminardn con la publicacién de su libro Historia nocturna en 1989."6 Primera maduracién que implica ya toda una concepcién sistematica sobre un posible Justameme, uaa parte importante de este conjunto de cnsayos cs lit gue se encuen- tra rennida en este mismo libro. Sobre el trayeeto intelectual mencionado de Ginzburg. resulta interesante Comprobar como en el libro de 7 benandadtti. a la voz que se usar todavia los términos de “mentalidad campesina” o “mentalidad en sentido ampiio", se critica ya radicalmente a csos “términos vagos y genéricos come Jos de ‘menta- jidad” o *psicologia colectiva’™. criticando los estudios de “historia de las "mentali- dades colectivas"” que son solo “sucesitin de tendencias abstractas y desencernadas”. Al mismo ticmpo, la relacin entre cultura dominante y cultura popular aparece ya como niiclce central del argumento, tanto en su contraposicién, come también en cl 33 Introduccion modo de abordar histéricamente este complejo tema de lacultura de las clases subalternas, cuyos rasgos principales vale la pena considerar aqui de manera mas detenida. La primera idea importante que subyace a este modelo de historia cultural es Ja tesis de que dicha historia de la cultura es un campo absolutamente reciente y muy joven dentro de los estudios histéricos en general, y por lo tanto un verdadero campo todavia en construecién, en lo que se tefiere a la definicién de sus diversas zonas problemiticas y de los distintos renglones que abarca, pero también en cuanto a la elaboracién mas fina y puntual de sus principales conceptos, de sus paradigmas metodoldgicos, de sus modelos explicativos y de sus hipétesis articuladoras principales.”” movimiento final de Ia obtigada subsuncién ce a cultura popular dentro de los esquemas de la cultura dominante. (Cir, Carlo Ginzburg, / Benandanti, Ed. Giulio Finaudi Editore, Turin, 1997 (10* reedicién), en especial pp. VII-XV, 135-131, y 156-157. Véase también el capitulo “Folklore, magia, religion” en el libro Storia d'Tralia, 1 caratter’ originali, Vol. 2, Ed. Giulio Einaudi, Turin, 1989, aunque la edicién original es de 1972). Por otry lado, es claro que la constracciéa de este modelo de historia critica de Ia cultura de las clases subaltemas, ya delineado en sus cuntomos generales ev Fl queso y lox gusanos, se seguitd afinando y complejizando hasta culminar su versién més sofisticada y comprehensiva con el libro de Historia noctuma (cir. Historia necturna, cit.). En cambio, después de 1989, Carlo Ginzburg ha abandonado un poco Ia linea haste entonces seguida para esta consiruccidén de dicho modelo, para adentrarse en una linca de investigacién que en parte es nueva ¥ en parte prolonga y prolundiza ain mas, en una dimensi6n diferente, dicha constme- cién de su modelo de historia cultural: la linea del estudio de varios de ios UpUe ster mismos de toda construceién caliural posible, es dcvir tanta de los mecanismos ims generates que determinan la construcciéa de una cultura (tales como la representa- cion, la formacién dc los mites, la creacion de arquetipos culturales especilicos, 0 los elementos que del modo mas primario y elemental determinan nuestras actitudes vullurales mas bésicas) como tambien de los mecanismos generales que regulan y moldean el complejo didlogo. intereambio y conflicto entre culturas diversas. Sobre evla Gitinma linea de investigaciéa eft. Ojazos de madera, Ed. Peninsula, Barcelona, 2000. Rapponti di forza. Storia, retorica, prova, Ed, Feitrinelli, Milén, 2000, No fsiand is an Island, Ed. Columbia University Press, Nueva York, 2000. © Algo que para Carlo Ginzburg ex muy clare, come se ilustra muy bien cn sa “Intwoduzione” a la edicidn italiana det libro de Peter Burke, Cuftura popotare dell Europa mederna, Milén, 1980. 34 Carlos Antonio Aguirre Rojas Porque como bien lo ha sefialado Ginzburg, la cultura de las clases subalternas no podfa convertirse en un objeto de estudio antes de que la disciplina histérica se abriera al vasto campo de su dimensién como historia social, como historia de las clases, de las masas y de los grandes grupos colectivos de la sociedad, lo que como es bien sabido, no aconteceré més que a partir de la segunda mitad del siglo XTX, y de la revolucidn que ha implicado el marxismo para la propia evolucién de dicha ciencia histérica,'* Y todavia después de este nacimiento sefialado de la historia social, la afirmaci6n de dicha historia dela cultura popular no se desarrollaré mas que muy lenta y progresivamente, gracias alos desarrollos de la antropologia y de la historiografia criticas del siglo XX, y del concomitante abandono de aquella postura aristocratica, tradicional y anacrénica, que atin después del surgimiento del marxismo, continué todavia por décadas relegando a dicha cultura popular al simple estatuto de “folklor”, “demologia’’ 0 “artes y tradiciones populares”, como ya hemos sefialado antes. Junto a este cardcter muy joven de la historia cultural, esta ta clara tesis de que dicha cultura no es algo ni unitario ni homogéneo, sino mds bien un campo de fuerzas dividido y contradictorio, que se encuentra siempre conformado por dos universos diferentes, el de la cultura hegeménica (y no séto “dominante”’) y el de las miltiples culturas subalternas (y no s6lo Ja cultura “popular’). Porque siguiendo en este punto las * Sobre esic punto del nacimiento de uaa verdadera historia social ctr, Carlos Antonio Aguirre Rojas Anrimanual del mal historiador. cit, capitulo 3, y también el articulo “Repensando las ciencias sociales actuales: el cas de los discursos histéricos en Iz historia de Tz modernidad”, en el libro dtinerarins de Iq historiografia det siglo XX. antes citauo. 35 Introduccion importantes y decisivas leeciones de Antonio Gramsci, Ginzburg vaa concebir ala cultura de las clases dominantes como cultura “hegemonica”, es decir, como una cultura que no sdlo cjerce el dominio, por la via de la imposicidn o ef avasallamiento total, sino también por la via de la creacién de un cierto “consenso” cultural, que a la vez quc la obliga a “apoderarse” de ciertos temas, motivos y elementos de Ja cultura popular, para deformarios y usarlos como arma de su propia legitimacisn, la impulsa también a promover permanentemente distintos esfuerzos de “aculturacién” de esas clases subalternas, encaminados obviamente a arraigar y a hacer aceptable dicha cultura hegemonica por parte de esas mismas clases sometida Igualmente, y tratando de superar tanto una vision “transclasista” de la cultura (implicita en el concepto de “mentalidad”) como una vision “clasista genética” de la misma (subyacente al término de cultura “popular”, es decir la cultura del amorfoe indefinido, pero también inexistente “pueblo”), Carlo Ginzburg va a postular mds bien la nocién de “culturas subalternas”, es decir de miltiples culturas correspondientes a las diferentes clases y a los diferentes grupos sociales somctidos, que si bien se encuentran en dicha situacién de “subalternidad” y de sometimiento, no por ello dejan de afirmar su propia cultura, diferente dela cultura hegeménica, aunque se encuentre sometida y subsumida por ella, pero que sin embargo y en virtud de esta condicién de cultura subalterna, mantiene su propia légica especifica y sus singulares expresiones sOlo tipicas de clla misma, alimentando a lavez laresistenciacultural de los oprimidos, y la necesaria renovacién permanente de las iniciativas culturales hegemdnicas de las clases dorminantes ya referidas. Concepcién que distingue claramente a dicha cultura hegem@nica de las culturas subalternas, que lleva a Carlo Ginzburg 36 Carlos Antonio Aguirre Rojas a laafirmacién de una doble tesis, sélo en apariencia paraddjica: para el autor de Ef queso v los gusanos, el espacio de la cultura es aun mismo tiempo un campo de batalla permanente, donde se enfrentan sin cesar cultura hegeménica y culturas subaltemas, pero también y simulténeamente, un terreno marcado jdénticamente por un movimiento de circularidad constante, en donde ambas versiones culturales intercambian todo el tiempo elementos, cosmovisiones, motivos y configuraciones culturales, como parte de esa misma batalla cultural que los interconecta y sobredetermina en general. Porque superando radicalmente la idilica pero falsa visi6n de una “mentalidad” que seria comin a Julio César y al més humilde de sus soldados, oa Crist6bal Coldn y al ultimo de sus marineros, Ginzburg vaen cambio a enfatizar el hecho de que el conflicto social global que caracteriza y que ha caracterizadoa Ja inmensa mayoria de las sociedades humanas dentro de la historia, se reproduce también dentro de la esfera cultural, contraponiendo sistematicamente a la cultura de las clases dominantes con la cultura de las clases populares, dentro de un esquema asimétrico en el que, como es obvio, los “dados estan siempre cargados” en beneficio de Jos dominadores y de las élites en el poder. Pero al mismo tiempo, y justamente para hacer posible esta construccién de una hegemon({a cultural por parte de las clases privilegiadas de una sociedad, es que se desarrolla esa circularidad cultural permanente, que determina que sdlo logran arraigar y afirmarse socialmente aquellos mensajes. cddigos y yisiones de la clase dominante que, de una manera u otra, consiguen conectarse y refuncionalizar en sentido legitimador de dicha dominacién, alos temas, problemas, concepciones del mundo o elementos culturales previamente existentes, y ya antes 37 i Introduccion difundidos y enraizados en esas mismas culturas de las clases populares. Lo que explica, por mencionar s6lo algunos ejemplos posibles, el hecho de que el calendario cristiano en Europa se haya reapropiado, copiandolas, de las fechas de las fiestas paganas precristianas, pero también el hecho de que los primeros santuarios de la Virgen de Guadalupe en la Nueva Espafia, se ubicaran muchas veces. sospechosamente, en los misrnos lugares de cuito de las antiguas diosas de la fertilidad de las diversas culturas prehispanicas. Pero también, y enel otro extrema, resulta claro que las clases subalternas no aceptan nunca de manera pasiva y tranquila esa imposicién cultural hegeménica de las clases dominantes, sino que la someten persistentemente, a una recodificacién que, més alla de su vocacién legitimadora del statu quo, vuelve a filtrar las actitudes de resistencia y hasta de abierta rebeldia cultural, apropiandose lo mismo de ciertos elementos de dicha cultura hegeménica para utilizarlos en sus propias luchas cotidianas, que recreando y generando constantemente nuevas figuras y elementos de cultura, atin no filtrados por el cédigo hegemonico, y que permanecen por algtin tiempo como expresiones genuinas de esa inagotable y siempre renovada cultura subalterna de multiples rostros y dimensiones." ” Uno de ios puntos centrales que Carlo Ginzburg afinard después de 1976, dentro de este modelo de historia culturel que estamos aqui considerando, ¢s este punto de los respectivos “filtros” que, tante las clases dominantes como las clases populares van a utilizar y a poner cn accidn al momento de recibir y de asimilar Jos mensajes, provenientes de ta cultura opuesta o adversaria, afinamiento que se apoyard muy centralmente en el esquema de Sigmund Freud de la construccién de los sucios. y del paso det nivel del imconsciente al nivel de la concencia, como puede verse claramen- fe en la “Intraduceiéa” al libro Historia nocturna cilado anteriormente. En este mismo sentido, es interesante ver el articulo det mismo Carlo Ginzburg, “El palomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en ta Mulia del siglo XVII", incluide como capitulo | de est mismo libro. Sin embargo. de ayuf & la ridfcula postura sostenida por algunos lectores ¢ intérpretes de Carlo Ginzburg, de que la influencia ceniral mis 38 Carlos Antonio Aguirre Rojas Lo que, para seguir con los ejemplos antetiormente citados, explica también el hecho de que aiin después de mas de un milenio de continua y renovada, aunque nunca totalmente lograda “cristianizacién”,” Ja cultura campesina europea sigue sobreviviendo y reinterpretando a las cosmogonias cristianas desde Ja perspectiva naturalista, radical, utépica y materialista propia de esas clases subalternas, lo que se retrata de una manera tan clara en el caso del audaz y valeroso Menocchio, del mismo modo en que vernos que los indigenas de Nueva Espatia le rinden culto a efigies de la Virgen Marfa, que s6lo recubren un interior en el que se encuentran escondidas las figurillas de las distintas variantes indigenas autéctonas de dichas diosas de la tierra y de la fertilidad, anteriormente mencionadas. Lo que sin embargo, no debe llevamos a Ia falsa e ingenua idea de que, desde esta confrontacién, y cada una por su lado, dicha cultura hegem@nica, o cada una de esas culturas subalternas son a su vez entidades homogéneas o que funcionan con una sola Iégica univoca e inmodificable, Por el contrario. Porque dada esta circularidad y confrontacién permanentes entre ambos Ambitos culturales, es que cada uno de ellos esta constituido también por un complejo abanico de posiciones y elementos que abarcan, desde posiciones que del Jado de las clases dominantes, s6lo atirman de modo nitido y determinante de la obra de Ginzburg es este aporte de Freud, media un enorme abismo que considerames absurdo tratar de franquear. También, vale la pena sefalat que otra de Ias Tineas centzales que sexdn afinadas y desarrolladtas después de 1976 es la del entrecruzamiento, para la explicacién de los fenémenos culturales, de la perspectiva ‘histsrica’ con la perspectiva ‘morfolégica’, que aparece lambién en ef ensayo “Datscién absoluta ¥ datacién retativa’ sobre 1 étoda de Longhi”, incloido come capitulo 5 de este mismo libro, * Coro to demuestra brillantemente Carlo Ginzburg, en su texto “Folklore, magia. religién”. incluido en ef libro Storia dIrafia, antes citado. 39 a Introduccion directo la dominacién social, o del kado de las clases subalternas sélo reivindican sin ambages la resistencia radical encaminada a subvertir totalmente esa dominacién, hasta muy diversas posiciones que incluyen toda una gama de posturas intermedias posibles en ambos extremos del espectro cultural correspondiente. Y entonces, la cultura de las clases populares contendré lo mismo elementos de una aculturacién hegeménica triunfante, que legitiman y reproducen lisa y llanamente la explotacién econémica, el despotismo politico y la dominacién y discriminacién sociales, que otras figuras no funcionales a dicho dominio pero igualmente toleradas y subsistentes dentro de este vasto universo cultural, junto a figuras culturales que encarnan muy diversos grados de reinterpretacién y de refuncionalizacion de los mensajes principales de Ja cultura hegemsnica, desde la Optica y desde las perspectivas de dichas clases y culturas subalternas.”! E igualmente de] Jado de la cultura hegern6nica, la que Icjos de ser un bloque monolitico y sin fracturas, es también an abanico variado de posturas, en donde domina sin duda aquella que legitima y justifica el orden social existente, pero dentro de la que igualmente pueden aparecer posturas eriticas de dicha cultura oficial, que desde el interior, contradecian y ponian en cuestiOn esa misma hegemonia cultural. Lo que también se hara >! Sobre este abanico diverse, cfr. la “Premessa Giustificativa” redactada por Carlo Gincburg como introduccién al ntimero sobre el tema de ‘La religiéa de las clases populares’, némero que fue organizado y coordinado por el mismo Ginzburg y publicade en la revista Quaderni storici. nim. 41, mayo-agosto de 1979, pp. 393- 397, y también Ia invitacién a Ja colaboracién para participar en este numero, que habia aparecido en las “Paginas Azules” de la misma revista Quaderni storici, nim. 37, de enero-abril de 1978, bajo el titulo “Progetto di un fascicolo sulla ‘Religione Popolare"”. pp. 430-431, y que probablemente fue también redactado por el mismo Carlo Ginaburg. 40 oa SDSL: AS a ARE CREM . Carlos Antonio Aguirre Rojas evidente en el momento en que las posturas de Michel de Montaigne o de Miguel Servet lleguen a coincidir, cada una por su propia via y muy probablemente sin necesariamente conocerse entre si, con Jas propias posturas del molinero Domenico Scandella. Rompiendo entonces con una concepcién muy ampliamente difundida todavia hasta los afios setentas, que consideraba tanto a la cultura hegeménica como a las culturas subalternas como construcciones homogéneas y aburridamente univocas y coherenies, Carlo Ginzburg va a destindarse criticamente tanto de aquellas posturas que a veces idolatran acriticamente.a una supuesta cultura popular, concibiéndolacomo siempre “benigna”, positiva, revolucionaria por esencia y exenta de pecado alguno, como también de la nocién de una cultura dominante sin fallas, puramente represiva, avasallante, omnipresente y negadora en absoluto de dichas culturas subaliernas. Pero también y del mismo modo, de las posturas inversas que, viendo igualmente a las culturas como bloques construidos de un solo material y en una sola colada, consideraban alacultura popular como mero conjunto de supersticiones y creencias puramente irracionales, de dominio total de la afectividad y de visiones magicas y simb6licas hoy ya “primitivas”’, anacr6nicas y retrasadas, a la vez que ubicaban a la cultura domimante comola tica y verdadera cultura “cientifica’”’, racional, progresista, creativa, innovadora y “digna” de ser estudiada y examinada sistematicamente. Lo que necesariamente nos jleva entonces a la asuncion. de la diversidad enerme y de la clara heterugeneidad intrinseca tanto de la cultura hegemOnica como de las culturas subaltemas, heterogeneidad que se proyecta también en el hecho de que su cambiante y complicada interrelaci6n no es entonces 41 7 re” Introduccion una relaciGn rigida, maniquea y de un solo sentido, sino porel contrario una relacién mévil y maleable, en Ja que podemos encontrar lo mismo convergencias culturales indudables, que una cerrada y evidente contraposicion radical entre ambas, junto a miiltiples situaciones de compromiso y de mutuas concesiones, tanto hacia las clases dominantes como hacia las clases sometidas, dentro de una rica dialéctica de alianzas temporales, retiros y avances reciprocos, conquistas y reconquistas permanentes de parte de ambos bandos, lo mismo que giros decisivos y batallas definitivas, que puntdan y determinan de manera central el itinerario global de esta misma dialéctica. Diversidad y heterogeneidad intrinsecas de cada espacio o Ambito cultural y de sus mutuas relaciones, que de cualquier manera no elimina el hecho de que se trata de una relacién asimétrica, jerdrquica y siempre desigual, de una relacién en laque “los dados estan cargados” para asegurar la mayor parte de las veces la victoria a las clases dominantes y hegemonicas en turno. Porque si una cultura es hegeménica lo es en la medida en que expresa las ideas y la Weltanschauung de la clase dominante, las que mediante laimposicién y el consenso terminan ensefioredndose como las visiones hegeménicas dentro de una sociedad determinada. Para lo cual disponen, ademas, de miiltiples medios y puntos de apoyo, que van desde e! monopolio de la escritura y con ello también el de la fabricacién de los testimonios escritos y de los documentos de todo tipo,” hasta © Algo sobre lo que Carlo Ginsburg insiste en su “Luervencién sobre el paradigma indiciaric™. inctutdo como capitulo 4 de este libro. Ms adelante. Ginzburg insistird también en el hecho de que cada documento nos remite, para su interpretacion adecuada, a la “red de referencias culturales’ del contexts de cada autor, come to explica en sa articulo “Conversar con Orion” incluide como capitulo 11 de este miismo libro, 42 Carlos Antonio Aguirre Rojas la construccién misma del tenguaje y de los elementos del discurso, que al ser “teorizados” y “definidos” por dichas clases hegem@nicas, van también siendo domesticados y adaptados para nombrar y para expresar del mejor modo posible aese mismo mundo desigual y asimétrico que los ha creado y que los refuncionaliza permanentemente. Pero también, a partir de que dichas clases hegemonicas poseen siempre los medios materiales tanto para la mas vasta difusién y proyeccién de sus propias ideas y cosmovisiones, como también para la represién y el bloqueo de fas distintas formas y figuras de las culturas subalternas. Porque la cultura de las clases populares ha sido durante siglos y milenios una cultura exclusivamente oral, ¢ incluso atin hoy en dia etla sigue siendo predominantemente oral. Lo que implica que al pasar de esta condicién dominante suya hacia el terreno de lo escrito, sufra siempre una doble violencia y deformacién: en primer lugar la de su reencuadramiento dentro de los términos y conceptos de un lenguaje ya resignificado por la cultura hegeménica, y en segundo lugar la de su inevitable “traduecién” por parte de quien escribe, el que en la inmensa mayoria de los casos pertenece también a dichas clases dominantes o hegeménicas. Lo que se hace evidente en el hecho de que los inquisidores no comprendan lo que significa el término de“Benandanti” y terminen forzando su significado hasta terminar equiparandolo con el de “brujo”, pero también en el hecho de que a Menocchio le falten los términos y los conceptos necesarios para expresar de modo realmente adecuado su propia cosmovision campesina y subalterna del mundo.” * Sobre esta ‘distancia cultural’ entre la cultura oral y la cultura eserita. y sobre la ctitica de Ia falsa jerargufa que tradicionalmente se asume para privilegiar & la 43 Introduccion Aunque, y una vez mds de una manera sélo aparentemente paraddjica, si bien esa cultura hegeménica dispone de todos estos medios para imponerse y ensefiorearse sobre las culturas populares, dicho esfuerzo o estrategia de imposicién hegeménica se realiza y se reactualiza permanentemente, precisamente por el hecho de que, a pesar de su condicién de sometimiento y de subalternidad, la cultura de las clases populares contintia siendo una cultura fuerte en si misma, con una enorme densidad hist6érica subyacente, con un cierto grado de autonomfa irreductible y con una fuente inagotable de regeneracién y renovamiento que le es propia, y que es a fin de cuentas, imposible de expropiar. Pero todos estos rasgos especificos de las culturas subalternas, sdlo es posible percibirlos adecuadamente cuando uno se ubica, come lo propone también Carlo Ginzburg, desde el ‘punto de vista de Jas victimas’, desde la perspectiva y el singular modo de percepcion cultural de esas mismas clases sometidas, explotadas, marginadas y discriminadas cuya cultura es justamente cl objeto de estudio que nuestro autor se ha planteado rescatar y descifrar. segunda menosoreeiar 4 Ja primera ha insistido Carlo Ginzburg en su Entrevista con Adriano Sofsi, “Conversaci6n. Adriano Softi entrevista a Carlo Ginzburg” en la revista Traasverso, antes citada, y ca donde incluso defiende y reiviadica no sélo a esa cultura oral, sino también a la ‘cultura det silencio’, an importante como las dos anteriores. Alga que resvita muy interesante de conectar con Ia reciente postura de los dignos indigenss rebeldes neozapatistas mexicanos, que conocen y saben utilizar muy bien esta misma ‘cultura del silencio’. Sobre dicha distancia, véase también Los Kibros de I Benandanti, citado, y FI queso y los gusanos, también antes mencionado. 44 Carlos Antonio Aguirre Rojas Una historia cultural construida desde ‘la perspectiva de las victimas’ “Por medio de 1a introyeccién (parcial o total, lenta o inmediatg, violenta o eparcatemente espontinea) del esterentipo hastil propuesto por los persegnidores, lay vyictimas acababan perdiendo su identidad cultural propia” Carlo Ginzburg, ‘Introduccién’, Historia nocearna, 1989. Un ultimo rasgo fundamental de este modelo de historia cultural construido y ejempliticado por Ginzburg en El queso y los gusanos, y que tal vez sea su rasgo mds caracteristico y original, es su insistencia en tratar de reconstruir dichas culturas subalternas no desde una 6ptica “externa”, aunque pueda incluso ser solidaria con los oprimidos, sino mas bien desde una perspectiva o vision “interna” a su propio objeto de estudio, que asumna el desafio de preguntarse y de refigurar intelectualmente cémo esas mismas figuras y fenémenos culturales eran vistos, asimilados, y percibidos, pero también proyectados y actualizados por sus propios detentadores, por sus mismos protagonistas, es decir por dichas clases subalternas de la sociedad. Con lo cual, y una vez mds, Carlo Ginzburg va a reproducir un trazo caracteristico de las generaciones de 1968, las que en muy distintas variantes y versiones van también a reclamar la necesidad de ‘abolir’ o traspasar de alguna manera esa frontera invisible pero poderosa entre el ‘nosotros’ que somos los investigadores de lo social y ios intelectuales con vocacién critica y social, y el ‘ellos’ que son dichas clases populares. Y entonces se desarrollarén, entre muchas otras expresiones posibles, lo mismo los célebres ‘Talleres de historia’ 45 Po Introduccion (History Workshops) en los que juntos y encolaboracion directa participardn historiadores de profesi6n con obreros, campesinos o habitantes de un barrio, que reconstruyen la historia de un sindicato, de una localidad, de una huclgao de un movimiento social determinado, que la experiencia multiple de profesionistas que, para poder evar a cabo un trabajo de organizacién y de penetracién politica en los sectores populares, renuncian a los privilegios de sus titulos universitarios para trabajar como obreros, campesinos 0 jornaleros en una fabrica, un taller o una empresa agricola cualquiera. Y también, y en esta misma via, los diversos esfuerzos que abarcan los intentos de estudiar a dichas clases subalternas o populares, rescatando su historia, su memoria y su identidad, pero también aquellos destinados a rescatar sus discursos y su propia ‘voz’, otorgéndoles ahora el protagonismo que durante siglos y milenios les fue negado por la historiografia Pero asumiendo que atin estas posturas pueden mantener dicha relacién de exterioridad con dichas clases subalternas, al tomar slo como un ‘objeto de estudio’ mas a dicha cultura de Jas clases subalternas, o al ‘incoporar’ sin masa dichas voces y testimonios directos de los oprimidos dentro de los viejos discursos histéricos, pero sin asumir el cambio que este nuevo tema y estas nuevas voces implican en términos de renovar igualmente los ‘métodos’, los paradigmas y los conceptos, el modo de concebir el estatuto de la prueba y las formas del control y la verificacin de los resultados historiograficos, las formas de Ja narraci6n o de la comunicacién con el nuevo ptiblico, o los vinculos con los posibles nuevos ‘comitentes’ del trabajo del historiador, entre otros, Carlo Ginzburg va a proponer el claro y més radical objetivo de penetrar mds alld de los testimonios habituales y de los discursos tradicionales, para lograr atrapar el 46 Carlos Antonio Aguirre Rojas elemento ‘dialégico’ subyacente en todos esos testimonios y discursos, y a través de este mismo elemento, y de otra serie de procedimientos oblicuos, indirectos, indiciarios y a contrapelo, acceder finalmente y de alguna manera a esa misma cultura de las clases subalternas, pero vista y reconstruida desde su propio punto de vista, desde la posicisn y la percepcién mismas de los perseguidos y de las victimas. Cambio entonces fundamental de la perspectiva, que mas que interesarse por los perseguidores para condenarlos moralmente, o por los mecanismos de la persecucién para explicarlos s6lo antropoligica o sociolégicamente, se interesa también y sobre todo por los propios perseguidos, y por el modo en que ellos han vivido, sufrido, asimilado y procesado dicha persecucién, sometimiento, explotacién o discriminacién, pero también dicha violencia, hegemoniae imposicién culturales. Un cambio de dptica que le permitird a Ginzburg penetrar de una manera més profunda y més esencial en varias de las caracteristicas principales de estas culturas subalternas, algunas de las cuales ya hemos mencionado y sefialado antes, y alas que cabe agregar todavia algunas otras. En primer lugar, el trazo de la enorme vitalidad y fuerza intrinseca que posee esta cultura de las clases populares, y que deriva del hecho de que dicha cultura, como toda cultura posible, se genera, se reproduce y se renueva siempre a partir del multiforme y complejo proceso de lareproduccidn social global, que se cumple a través del cotidiano y simple despliegue det vasto conjunto de las actividades humanas en general. Puesto que, si en buena ldgica materialista, el mundo de ja cultura y de Jas ideas se ha configurado y ha existido siempre como una de las tantas estrategias humanas posibles para enfrentar y hacer posible la vida de los hombres y de las sociedades dentro de la 47 a, es Introduccién naturaleza y dentro del planeta, entonces resulta claro que en ese proceso mismo de reproducir su propia vida, y de producir y reproducir con ello a la sociedad entera, las clases trabajadoras y populares, estan también constante e inevitablemente produciendo, generando, reproduciendo y renovando nuevas formas y nuevas figuras de su propia cultura y de la cultura en general. Y dado que dichas clases populares laboriosas, constituyen siempre y hasta hoy la inmensa mayoria de las sociedades, entonces resulta 16gico que sean ellas el principal agente productor y generador de la cultura en general. Lo que entonces, nos permite entender laraz6n de ese fenémeno tantas veces sefialado por los estudiosos de la historia y de los temas culturales, de que una gran parte de la lamada ‘gran literatura’ tengasu origen y su fuente nutriciaen laliteratura popular anénima. yen las leyendas y tradiciones de esas clases subaltemas, igual que el teatro clésico ha nacido y sigue alimentandose hasta hoy del teatro popular, y de Ja misma manera en que la actividad cientifica se ha visto siempre més estimulada y acicateada por los problemas practicos que Je plantea la vida, la produceién econémica, el trabajo 0 la actividad cotidiana de los hombres, que por cualquier especulacién o reflexiGn puramente tedrica o abstracta. Algo que incluso se proyecta en !a propia teflexién historica y en la historia de Ja historiografia, la que cntre otras de sus fuentes importantes tiene también la de la memoria social y Jos recuerdos colectivos populares, junto ala necesidad de definir y redefinir constantemente las identidades de las clases sociales, populares y no, mediante el recurso a la crénica, al relato de los sucesos antiguos, a las lecciones del pasado, o a las propias ‘ensefianzas de la historia’. 48 Carlos Anionio Aguirre Rojas En segundo lugar, las culturas subalternas poseen una densidad intrinscea y una capacidad de renovacién inagotable, que deriva también del hecho de que ellas poseen una conexién privilegiada e ineliminable con una parte mayoritaria del mundo de la experiencia practica. Porque como lo ha sefialado muy bien Carlo Ginzburg, las culturas subaltemnas nacen y se recrean cotidianamente desde y a partir de ese mundo directo de la experiencia, mundo que tanto en el trabajo como en la vida cotidiana es mayoritariamente creado y reproducido por esas mismas clases trabajadoras y populares, las que desde su observacién atenta y su metabolismo prolongado con dicha experiencia del mundo, van decantando, depurando y acumulando todo ese conjunto de saberes populares campesinos, obreros, artesanos, etc., que transmitido de generacidn en generacién, y siempre por la via de la tradicién oral, posee dicha conexi6n inmediata y privilegiada con las maltiples formas de manifestaci6n de la actividad practica.* Saber popular que es el micleo de dichas culturas subaltemas, que no es ni inferior, ni mas primitivo o limitado que cl “saber erudito” o “el saber del libro’, sino simplemente un saber diferente y alternativo a este tiltimo. Saber popular que habiendo tenido un rot mucho mas central y protag6nico durante la milenaria etapa de las sociedades precapitalistas, vendra en cambio a ser marginado, menospreciado y jerérquicamente relegado por la especffica modernidad capitalista de los Gltimos cinco siglos transcurridos. =! Sobre esta dimensidn de las culturas subaltemas cumo saber popular vinculade # 1a experiencia eff. Carlo Ginzburg. “Huellas. Raices de an paradigma indiciario®, inclui- do como capitulo 3 de este mismo libro, y también el litre de Bolfvar Echeverria. Defuiicion de ta cultura, Ed, aca, México. 2001 49 he Introduccion Pero a pesar de poseer en un grado mucho menor ese formidable instrumento que es la abstraccién, con todas sus implicaciones, este saber popular y esas culturas subalternas a é1 conectadas, no dejan de ser saberes y culturas que, como resultado de su progresivo refinamiento milenario, poseen también una indudable densidad y capacidad de aprehensién y explicacién del mundo, que Je ha permitido a la humanidad sobrevivir durante siglos y milenios, mucho antes y mas alld de los saberes eruditos, del conocimiento cientifico y dela existencia misma de muchas de las culturas hegemdnicas desplegadas a lo largo de la historia. Porque como todo saber y cultura, las culturas subalternas son también una mezcla de verdades ciertas ¢ importantes y de conocimientos fragmentarios 0 errGneos sobre el mundo, combinando, igual que las culturas hegeménicas. elementos racionales y elementos irracionales, verdades probadas y simples conjeturas, supersticiones especificas y elementos de critica aguda, o afectos emotivos junto a andlisis objetivos y acertados sobre la realidad. Y también, y en contra de una opinién ampliamente extendida, esas culturas subalternas no son ni mucho menos inmoviles 0 “tradicionales” y de muy lenta evolucién y cambio, sino por el contrario, culturas que precisamente gracias a su conexién inmediatacon la experiencia, son particularmente dtictiles y fluidas, mudando y transformAndose todo el tiempo. para enriquecerse y complejizarse al ritmo mismo en que lo hace dicho mundo de la experiencia practica de las sociedades y de los hombres. Cultura subalterna que ademas, y finalmente, posee una qutonomia de Ja que carecen las culturas hegeménicas. Porque del mismo modo en que el capital no puede existir sin el trabajo at que explota, y en que los dominadores no pueden tener 30 Carlos Anionio Aguirre Rojas existencia més que a partir de que los dominados aceptan de un modo u otro su dominacién, de esa misma forma la cultura hegemonica lo es sdio y exclusivamente en la medida en que logra imponerse y hegemonizar a dichas culturas subalternas, de Jas que constantemente se alimenta, y a las que todo el tiempo intenta reencuadrar dentro de sus cédigos y significados. Pero si no hay capital sin trabajo ni dominio sin dominados, e! trabajo en cambio puede existir tranquilamente sin el capital, y los antiguos dominados sin el dominio al que antes estuvieron sometidos. Por eso, la cultura de las clases populares podrd también sobrevivir, desarrollarse y expandirse sin problemas cuando todas las culturas hegeménicas y todas las clases dominantes y explotadoras hayan ya desaparecido de lahistoria y de la faz del planeta. Y entonces, sin duda alguna, esas culturas subalternas dejaran de ser tales y floreceran sin trabas, cuando esa humanidad “redenta, es decir liberada” de Ja que habla Carlo Ginzburg citando a Walter Benjamin, haya sido capaz de inaugurar una nueva y mis feliz etapa de esta historia humana, por la que hoy todavia nos desvelamos, teérica y practicamente, todos los seguidores genuinamente criticos de esa caprichosa pero extraordinaria e interesantisima Musa Clfo. Carlos Antonio Aguirre Rojas Profesor Visitante. Facultad de Historia Universidad Michoacana de San Nicolis de Hidalgo PREFACIO 1. “Tentativo” (“tentativa”), se lee en la edici6n mas reciente (2001) del Vocabolario della Lingua Italiana de Nicola Zingarelli, significa “prueba, experimento para tratar de tener éxito | enalguna cosa”. Y esta definicién me parece que se adapta bien | al conjunto de escritos que, gracias a laamistad de Carlos Aguirre Rojas, presento aqui al publico mexicano. Todos ellos, con excepcidn del ditimo (atin inédito en el momento en que escribo estas lineas) pertenecen al decenio de los afios 1978 — 1988. Si se trata o no de experimentos logrados, es algo que debe decidir el lector. 2. La heterogeneidad temdtica de estos escritos sc debe enparte auna mutaci6n de mis intereses de investigacién. Hacia finales de los afios 70’s me habia propuesto escribir la biografia de Costantino Saccardino: un hebreo convertido, destilador y bufén de profesin, que fue quemado como herético por el Santo Oficio de Boloniaenel afio de 1622 (ensayos o capitulos | y 2). Querfa en aquellos tiempos continuar, en un ambito geogrdfico y | social distinto, las investigaciones que me habfan llevadoaescribir I Benandanti (1966) e H formaggio e i vermi (1976), dos | libros basados sobre los procesos inquisitoriales friulanos.' Este | proyecto de la biografia de Costantino Saccardino, abandonado algvin tiempo después, se me presenta hoy como una tentativa ' inconsciente para escapar a la pregunta surgida a partir de la documentacién sobre los Benandanti friulanos: jes posible | De dl formaggio ¢ i vermi existe una traduccidn espafola. reimpresa varias veces. Cir, Ef queso y los gusanos, Ed. Océano, Mésico, 1998 53 Prefacio analizar desde una perspectiva hist6rica mitos y ritos que pertenecen a culturas lejanisimas tanto en el tiempo como en el espacio?. Esta pregunta, y el tema que la habia gencrado —el Aquelarre de las brujas— se revel finalmente como ineludible, hasta el punto de terminar orientando mi trabajo durante més de diez afios. E incluso una aparente divagacién, como lo es et libro dedicado a algunas pinturas de Piero della Francesca (Pesquisa sobre Piero, 1981) afrontaba también dentro de un ambito completamente diferente, y sin que yo me diese cuenta de ello, uno de los obstaculos que habia encontrado en mi investigacién sobre el Aquelarre: el de Ja relacién entre historia y morfologia (sobre la cual pueden verse los ensayos 0 capitulos 5 y 9). De manera andloga, las reflexiones sobre las relaciones entre narracién histérica y narracién de ficcién (ensayos 0 capitulos 5 y 9), 0 también entre historia y antropologia (ensayos 0 capitulos 9 y 10), eran ramificaciones, mas o menos directas, de las investigaciones que més adelante confluyeron en la obra de Historia Nocturna. Un desciframiento del Aquelarre (1989). Desde Ja pesquisa en torno al destilador y bufén Costantino Saccardino, reconstruida sobre la base de documentos inquisitoriatcs y notariales entre Venecia y Bolonia, hasta la investigacién sobre las milenarias raices chaménicas del Aquelarre dentro del ambito euroasiatico, el salto era bastante considerable: era el salto desde la microhistoria hasta la macrohistoria. Y uso estos términos de una manera deliberada. A la formulacién de la microhistoria he contribuido también yo (capitulos 0 ensayos 2, 3,4 y 8), junto a otros estudiosos que se reunieron en tomo de la revista Quaderni storici: Giovanni Levi, Carlo Poni, Edoardo Grendi. ;Por qué me he alejado rapidamente de ese grupo’. ;C6mo explicar, en primer lugar a mf mismo, ef recorrido tortuoso, si no es que incluso 54 Cario GINZBURG contradictorio, de mis investigaciones entre finales de los afios setentas y finales de los afios ochentas’?. 3. Para responder a esta pregunta partiré de un escrito ampliamente conocido por los lectores de habla espafiola: “Espias. Ratces de un paradigma indiciario” (capitulo o ensayo 3). Este articulo reaparece aqui, seguido de algunos comentarios que he pronunciado todavia al calor de su publicacién reciente, yenel curso de una discusién publica (ensayo o capitulo 4), En aquellas consideraciones o comentarios mencionados, se pueden entrever los sentimientos ambivalentes que he experimentado al verme confrontado al éxito repentino de este ensayo ‘Espias’. Temia verme arrollado por a vanidad, y ceder al reclamo implicito de convertirme en un *tod6logo’,, en alguien dispuesto a hablar de inmediato sobre absolutamente cualquier cosa. Temia, en resumen, terminar convirtiéndome en aquello que en italiano se llama un trombone (la que es ademas una bellisima palabra). El riesgo de considerar al método come un fin en sf mismo, desligado de los propios objetos de investigacién, era real. Retomé de nuevo al estudio, y durante veinte afios me prohibia mi mismo el uso de aquél término que habia tenido un eco inmediato (y una prolongada fortuna): cl término de ‘paradigma indictario’. Sin embargo, “Espias’ ha continuado alimentando mis investigaciones succsivas, hasta el dia de hoy. En ese ensayo esté contenido casi todo: la reflexion sobre el particular, el nexo entre historia y morfologia, el problema de la narracién, el movimiento alternado entre el microscopic y el telescopio. Faltan en cambio la polémica en contra del escepticismo posmodemmo y la obsesi6n por la prucha (ensayo o capitulo 7), Estos dos tiltimos temas, junto a todos los mencionados précedentemente, se encuentran en el centro del proyecto historiografico que ha tomado el nombre de microhistoria. 5S a Prefacto No repetiré aqui lo que ya he escrito sobre mi patticipacién dentro de este proyecto.” Querria en cambio agregar alguna cosa, para corregir una impresi6n que podria derivarse de ciertos escritos recientes: aquella de que escribir un libro de microhistoria es un gesto que es sobre todo literario, y por lo tanto y en definitiva, un gesto libresco. 4. En 1980, Vittorio Foa, dirigente politico y sindical de entre los mas prestigiosos y escuchados por la izquierda no comunista italiana, publicé una compilacién de ensayos titulada Per una storia del movimento operaio (Para una historia del movimiento obrero). Enel ‘Prefacio’, muy polémico, Foa planteaba algunas consideraciones sobre las implicaciones politicas de la historiografia inglesa sobre el movimiento obrero (Edward P. Thompson, Gareth Stedman Jones) y concluia: “La negacién de toda perspectiva ideolégica globalizante, de un proceso histérico como finalizacion respecto a un proyecto {o aun destino) preconstituido, y por lo tanto como progreso, debe Ievarnos a la desagregacion de la investigacién y de la narraci6n, a la revaloracién del particular, y ello no porque lo “pequefio’ sea bello en si mismo, sino més bien porque a través de éI se llega hacia cosas mas grandes y que hasta ahora han permanecido desconocidas u olvidadas. Enraizar de nuevo las raices de la inteligencia en toda la complejidad de lo real, redescubrir al individuo dentro de la historia, es como quiera que sea un pasaje obligado para poder Hegar a nuevas sfntesis, vinculadas con el movimiento, lo mismo que con la ideologta”* * Sobre este punto véase mi ensayo “Microbistoria: dos o ues cosas que sé de ella” en Ja revista Manuscrits, mim, 12, enero de 1994, pp. 13- 42. * Viuotio Foa, Per una storia det movimento operaio. Turin, 1980. p. XH. Fl Prefacio estd fechade “abril de 1980", 56 Carlo GINZBURG Leyendo, 0 tal vez releyendo estas frases, ala distancia de los afios, quedé sorprendido de su coincidencia con “El nombre y el cémo”, el breve escrito programatico presentado un afio antes por Carlo Poni y por mi en un Coloquio sobre el tema de “Los Annales y la historiografia italiana” (ensayo 0 capitulo 2). También nosotros presentébamos a la microhistoria como un instrumento apto para “volver a poner en discusién objetivos estratégicos durante mucho tiempo considerados obvios —y en cuanto tales no sometidas al andlisis— sea que se tratase del socialismo o del desarrollo tecnolégico ilimitado”. Vittorio Foa habia leido el ensayo de ‘Espias’ y me hab{a hablade de él manifestando su acuerdo con el mismo.’ Pero no creo que hubiese le(do “El nombre y el c6mo” que aparecié en un fasciculo de fa revista Quaderni storici (en el mimero 40) que mostraba en su portada, muy oportunamente, un grabado del siglo XVI que recreaba el derrumbe de la torre de Babel. La microhistoria derivaba su impulso extrahistoriogréfico de una crisis difundida de las ideologias: mas precisamente, de su derrumbe inminente, si no €s que ya entonces en curso. Y la vitalidad de la microhistoria se explica también a partir de Ja persistencia de la situaci6n histérica que habia conducido hacia aquella crisis. 5,Redescubriral individuo dentro de la historia”: Vittorio Foa habfa recuperado los estimulos que Je Hlegaban desde la investigacién histérica y los habia transformado de manera fulminea enuna reflexién politica. Yo intentaré realizar la operacién inversa, partiendo de un episodio que me resulta cercano. + Vittorio Foa (Turin, 1910) fue condenado en 1935 a 15 aiios de prisién por conspiracién antifascisia: a Ja caida del régimea de Mussolini habfa ya purgude 8 aiios de esa condena. Labia formado pane del grupo clandestine Giustiza « Liberta {uot a mi padre, Leone Ginzburg. y a Carlo Levi (tio paterno de Giovanni Levit Sobre esto. véase I autobiografia de Villorie Foa. Hf cavaite: ¢ ke torre, Turin, 1991 57 Prefacio Cuando £/ queso ¥ los gusanos aparecié publicado en italiano, Fernand Braudel expresé el deseo de que fuese traducido e incluido en la coleccién que él dirigfa para la Editorial Flammarion.’ La generosidad intelectual de Braudel era tanta como para inducirlo a valorar positivamente incluso un libro que polemizaba con el extremismo cuantitativista entonces identificado comtinmente con el ‘paradigma de los Annales’ § Aun cuando en la larga investigacidn sobre el Aquelarre que ha confluido en el libro de Historia Nocturna existe (como me lo ha sefialado reiteradamente Carlos Antonio Aguirre Rojas) un didlogo innegable, aunque sea implicito, con el famoso ensayo de Braudel sobre la Larga Duracién. Undidlogo y un desacuerdo, Porque el modelo tripartito de Braudel daba muy escasa importancia al acontecimiento, mientras que la neta contraposicidn entre historia y morfologia, que esta en el centro de Historia Nocturna y de los ensayos nacidos de esta investigacién (capitulos oensayos 5, 6,7, 9, 10) indaga algunos casos limite -como el complot, 0 como los saqueos rituales— que proponen el andlisis del acontecimiento como un problema abierto. Y hoy, después del 11 de septiembre de 2001, este problema estd mas abierto que nunca. Pero redescubrir al acontecimiento significaba redescubrir al individuo dentro de la historia, mas alli de las estructuras sociales, ambientales, culturales de larga duracién, que sin duda existen y que pesan dentro de la historia. El descubrimiento de la microhistoria y de sus potencialidades me habfa inducido a La carta, fechada *16 de febreco de 1976" esti ditigida al editor Gintio Kinaadi, y ha Sido reencontradu entie las cartas de Braude] por Carlos Antonio Aguirre Rojas. que me he proporcionado gentilmente una copia. * Véuse Carlo Ginzburg, £/ queso y tos gtescnos. cht. p. 24 (con una referencia critica @ an ensayo de Francois Furet), 58 Carlo GINZBURG complicar el experimento, jugando la partida de Historia Nocturna al mismo tiempo sobre dos registros 0 espacios. Jugar en contra de uno mismo, asumir el papel de abogado del diablo, me parecen actitudes indispensables en todo aquél que quiera desarrollar la investigacién en el sentido pleno de este término: es decir investigacién de lo nuevo, sin redes de proteccidn historiograficas o ideolégicas. “Tentativas” deriva det latin temptare: tocar, palpar. Quien hace investigacion es como una persona que Se encuentra en una habitacion oscura. Se mueve a tientas, choca con un objeto, realiza conjeturas: gde qué cosa se traia?, ,de la esquina de una mesa, de una silla, o de una escultura abstracta’. En la investigacién de aquello que es desconocido, olvidado ¢ imprevisible, también el azar puede cumplir una functén util (capitulo o ensayo 11). Pero seria ingenuo hacerse ilusiones: no existen atajos para el estudio, y estudiar es algo laborioso y cansado. 6, Metodologfa ¢ historia de la historiografia en dosis modcradas abren la mente, pero en dosis exageradas pueden llegar a sofocarla. Estarfa contento si estas paginas provocasen un interés por las cuestiones de método y de historia de Ja historiograffa. Pero estaria mucho més contento si ellas animaran, por caminos tal vez tortuosos, nuevas investigaciones de historia, y sobre todo en toro de Ja riquisima historia de México. Carlo GINZBURG Bolonia. diciembre de 2001 CAPITULO1 EL PALOMAR HA ABIERTO LOS OJOS: CONSPIRACION POPULAR EN LA ITALIA DEL SIGLO DIECISIETE' Cuando se habla de intermediarios 0 mediadores culturales, se parte del hecho de que existen una seric de desniveles culturales en una sociedad dada; y estos desniveles, a su vez, sugieren la existencia de un conjunto de relaciones de poder. En este contexto, el papel jugado por un intermediario, puede asumir diferentes formas, dependiendo de su posicion dentro de ta sociedad, y de su actitud hacia la cultura de su grupo social, entre otras cosas. Como ejemplos diversos de estos mediadores culturales, podemos sefialar a los misioneros jesuitas entre los siglos XVI y XVILL, pero también a las aristocracias obreras durante este mismo periodo, Pero aunque en ambos casos se trate de un fenémeno de aculturaci6n, hay sin embargo una diferencia significativa: mientras que los misioneros jesuitas reforzaron dicha aculturacién, las aristocracias obreras fueron en cambio sus victimas. Y podrfamos dar muchos otros ejemplos. Sin embargo, hay un factor que se repite en todo este tipo de situaciones. Si comparamos al intermediario cultural con un filtro, resulta claro que no hay filtros neutrales. Por ejemplo, ‘EI presente documento es una vorsidn revisada y aumenteda (pero atin provisional) Ge un ensayo que fue publicado primero en italiano, “La colombara ha aperto gli occhi.” Quaderni storici 38. 1978, pp. 631-639, en coautoria con Marco Ferrari, La conttibucién de este tiltimo (un apéadice sobre Jos “Libros de Secrets”) se omite aqui porque ha sido ineluida en el trabajo citado cn Ta nota 14. él El palomar ha abierto los ojos: conspiracion popular en Italia tanto el predicador como el misionero estén obligados, en mayor o menor medida, a adaptar su mensaje al publicoal que se dirigen: alrespecto, basta con recordar la controversia sobre los “ritos chinos”. El efecto del intermediario puede también ser totalmente inconsciente, como cuando los fendmenos del substrato cultural (para emplear una metdfora geoldgico-lingiistica) matizan o colorcan este proceso de mediacién cultural.” Pero en todos los casos el mediador juega un papel activo, nunca pasivo. Con lo cual, sus actividades pueden tener, en consecuencia, una cierta diversidad de efectos: puede atenuar, o reforzar, o incluso distorsionar los contenidos culturales que trasmite. Es especialmente interesante el tipo de distorsién que conduce a una genuina inversién del significado de los simbolos culturales. ¥ lo es debido a que puede representar un caso en el que lacreatividad del intermediario cultural domina sobre el material que el mismo trasmite. Y es esta Ja situacién que cmerge claramente del siguiente episodio. En noviembre de 1622, cuatro hombres fueron colgados en Bolonia, en la plaza del mercado, ante una gran multitud (y después, muy probablemente, también quemados, dado que este era el procedimiento habitual para los herejes penitentes condenados a ta ejecucién). Estos hombres fueron acusados de haber ensuciado con excremento las imagenes sagradas de la ciudad, y de haber pegado en eflas hojas Hens de blasfemias y de oscuras amenazas en contra de las autoridades politicas y religiosas de la ciudad. Una de estas hojas vaticinaba que el Elector Palatino destruiria en breve cl poder Papal, vaticinio que estaba destinado a ser prontamente desmentido. * Ea mi libro. 4 ges ¥ tos gusanos. EL cosmos, seyiin un molinero del siglo XVI. México, 1998. intenté estudiar la manera en Ia cusl la cultura oral pudo funcionar vomo un filtro inconsciente a uavés del cual eran lefdos los libros en aguella época. 62 Carlo GINZBURG La promesa de una rica recompensa, incité finalmente a un compafiero de estos cuatro conspiradores a traicionarlos, haciendo posible su captura por parte del Santo Oficio. Se trataba de Costantino Saccardino, un romano, de su hijo Bemardino, y de dos hermanos De Tedeschi, que eran empleados en la casa del molino, Quedé claro de inmediato que Costantino Saccardino era el jefe entre ellos, y de hecho era el real lider de la conspiracién. Judio converso, y durante algtin tiempo bufén profesional al servicio de los Grandes Duques de Toscana. y més delante de los Anziani de Bolonia, Saccardino era propietario de una destileria. También habia adquirido una reputacién notable como curandero, Algunos afios antes de 1622 habia sido denunciade ante el Santo Oficio de Venecia, siendo juzgado subsecuentemente por herejia en Bolonia.* Desafortunadamente, los registros del proceso inquisitorial en contra de Saccardino no han sido encontrados: Jas acusaciones en su contra deben ser reconstruidas de una manera fragmentaria, y solamente sobre la base de evidencias indirectas (denuncias o relatos impresos después de su muerte). Los documentos gue han Ilegado hasta nosotros, sin embargo, sugieren ciertas pistas de investigacién, las que exploraré brevemente. A pesar de que las dos profesiones de Saccardino, la de bufén y la de destilador, pueden parecer incongruentes a primera vista, en realidad ellas terminan por fundirse en una sola figura, que es la del charlatan o impostor. En algunas paginas famosas ’R. Campeggi. Racconier degti heretici mconomiasti giustiziat\ in Bolagna. Boloria. 1623. De L.Montanari “Contestatori de altri iempi” Srrena sterica boleguese 24, 1974, pp. 135-161 esté basada casi enteramente en Campeggi. Pasajes de] Racconsa estén reimpzesos cn la antologia de A. Prosperé. Le suri anoderna attraverso documenti, Botonia. 1974. pp. 220-221 El palomar ha abierio los ojos: conspiracién popular en fiatia de su Piazza universale delle professioni del mondo, Tomasso Garzoni sugiere claramente que la Comedia dell’ arte no nacidé em la corte (como se ha sostenido a menudo) sino en la plaza pliblica. Es en esa plaza piiblica,* en la cultura del carnaval estudiada por Bajtin,’ que nacen los personajes de la Commedia (Brighella, Fritte! de los disparates de los charlatanes, que atraen la atencidn de un pliblico escéptico y asombrado. Y Saccardino, vendedor ambulante de remedios milagrosos, que personificaba la figura del Dr. Graciano en los banquetes de los Anziani Bolofieses,® era un consumado charlatan. Por eso, los aspectos blasfemos y fecales de la conspiracidn que le costé la vida, tal vez puedan tener su origen enesa cultura camavalesca dirigida también hacia lo obsceno y lo excremental, que ha sido estudiada primero por Bajtin en su clasica obra y, mas recientemente, por Piero Camporesi.’ Asi, esas bufonadas nocturnas de Saccardio y de sus compaiieros nos invitan a examinar con més cuidado las conexiones entre fiesta yrebelién,* entre carnaval y subversién. Eltinico escrito sobreviviente de Saccardino es et Libro nominato la verita di diverse cose, quale minutamente tratta di *T. Gareoni La piazza universale di mene le profession del mondo, Venecia, 1588. pp. 741-748 (“De" formatori di spettacoli in genere et de’ Cerctani o ciurmatori massime, Disc. CHI"). 5M. Rajtin. La eultira popular en ta Edad Media x en ef Renavimianto. Fl contexto tle Francois Rabelais. México, 1990. * R, Cumpeggi, Racconio. p. 69. Peto ver también, para una comparacién. F. Giorgi, Un buffeme degli Anciani di Bologna net secolo XV, Bolonia, 1929, eimpreso de L’Archiginnasio 24 [1929]: 13 pp.) M. Bajlin, La cuetura popular en ta Edad Media y en el Renacimiento, El contexto de Francois Rabelais. y P Camporesi, La maschera di Rertoldo, G.C. Croce ¢ ta letteratura carnavelesca, Turf. 1976) * YM. Bers. Fére et révolte. Des mentalités populaires du XVieme an XVHLéme sivetes, Paris, 1976. 64 ino, Dr. Graciano), a través de las bufonadas y~ Carlo GINZBURG molte salutifere operationi spagiriche et chimiche, publicado en Bolonia en 1621 (solamente una copia de este libro, hoy en la Biblioteca de la Universidad de Bolonia, ha Iegado hasta nosotros),? y que es en varios aspectos el fruto de un charlatanismo superior. Concluye con una detallada lista de personas curadas por Saccardino, refiriéndose incluso a los notarios que podrian testificar acerca de esas exifosas curaciones de los enfermos. Sin embargo, estos promisorios poderes de Saccardino, no son mas que el marco para lo que en verdad no es otra cosa que una enciclopedia médica popular— uno de esos “Libros de Secretos” que circularon ampliamente entre finales del siglo XVI y mediados del X VIL, conteniendo prescripciones y consejos practicos acerca de medicina, alquimia, astronomia, ciencia veterinaria, fisonomfa, el arte de perfurnarse, etcétera.° 9 Este titulo puede ser traducide como “Libro Hamado la Verdad de Varias Cosas, el cual Discute Minuciosamente Muchas Saludables Operaciones Espagiricas y Quimivas’’ La referencia en fa Biblioteca es Aula V, Tab. 4, K. I (4). La copia fue descubierta por Rossana Verrilo, en cl curse de un seminario que dirigia en la Universidad de Bolonia, durante los afios académicos 1975-1976 y 1976-1977. Hay una nota del propictario en la pagina del titulo de la copia de 2 Universidad de Bolonia: “perteneciente a Maresealeo” (Quien, por el momento, permancee un sin identificar). Con la misma mano, después del nombre del autor, estiin escritas Jas siguientes palabras: “Un pobre hombre que fue quemado con su hijo el alto (falta el sfio) y que tenia un negocio cerca del petradaro en la pequefia tienda donde tenia una Madonna bellamente adornada” (El petradaro es, por supuesto. el peluquero}., Como vemos, Ja nota manuscrita esti inspirada por compasisn, si no es que por real simpatia, hacia Seccardino: 41, que fue condenado por profanar imagenes sagradas, poseia “una Madonna bellamente adommada”, Por el momento, nosotros sdlo conocemos el titulo de otra obra escrita por Saccardino: Sunetio in morte det Serenissimo Ferdinando Medici, Gr. Duva di Toscana, dedicato a! suo Serenissima Figtiaolo Casimo Medici, Gran Duca di Toxcana, dal’ wmilissimo servitore de S. A, Costantina Saecardini detto il dottore, Florencia, 1609. CY. G. Cinelti Calvoli, Biblioteca volante... continuaia dal donor Dionigi Andrea Sancassani, Venecia, 1747, £:192. © Para un intento de resituar cierta Itwa. “* de este Gipo en su comtesto histérico. ver NZ. Davis, “La imprenta y el pueblo” en Socvedad y Cultura en ta Francia Moderna, Barcelona, 1993, pp. 186-224, Para una bibliografia, ver J. Ferguson, Bibliographical Notes on Histories of Inventions and Books of Secrets, Londres, 1959 65 El palomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en Italia Entre estos folletos, escritos en forma verndcula y dirigidos para un publico mas bien heterogéneo, destacan algunos escritos por individuos que indudablemente pertenecfan a esta categoria de los charlatanes y bufones: Tomasso Maiorini, apodado Policinella; Francesco, apodado Biscottino: Pietro Muzzi, conocido como el Bolofiés, etcétera. Entre los autores de estos panfletos tenemos algunos que funcionaron como intermediarios entre la cultura de las clases populares ylacultura de la clase media alta. Este parece ser el caso también de Saccardino, ubicado enire la Corte y la plaza pablica. Su libro, solamente de treinta paginas de extensién y editado por un impresor de optisculos, recupera elementos del Prefacio al texto def Diosc6rides escrito por el médico P. A, Mattioli y del tratado Della fisica escrito por otro médico, Leonardo Fioravanti.!! El uso de estos textos, nos permite suponer que Saccardino habja alcanzado un nivel de conocimientos més alto que el de sus colegas Biscottino 0 Policinella. Pero lo que distingue especialmente a Saccardino, es e] uso creativo que hace de sus fuentes. Desde el mismo subtitulo el Libro promete “razonamientos ttiles para descubrir los muchos engajios, que por intereses particulares, ocurren frecuentemente tanto en lamedicina como en los medicamentos”. De hecho, pasajes del texto del médico Mattioli fueron insertos dentro de una violenta polémica en contra de Ia medicina Galénica, que se oponia por una parte al arte experimental “esparagirico” (alquimico) cuyos origenes estan en Paracelso, y por la otra ala medicina popular. ""L, Fioravanti, Deffa fisica, Venecia, 1582, libro 1, capitulos 80-90, 100; Saccardino, Libro, capitulos 11-25, 27. 66 Carlu GINZBURG Fioravanti habia afirmado que la medicina o el arte de curar “esta distribuida entre toda la gente del mundo, (...) una parte la tienen los animales irracionales, otra los campesinos, una tercera parte las mujeres y la ultima tos médicos racionales,”"? Saccardino adopta esta jerarquia ascendente pero volteandola de cabeza: mientras que los animales tienen atin Ja habilidad de curarse a si mismos, como lo hacen también las mujeres, los campesinos y los montafieses, en cambio ciertos “médicos modernos estiipidos” han perdido esa habilidad, porque sdlo estan preocupados en “aprender formulas légicas para calmar y otros discursos retéricos”, Estos médicos modernos son radical mente diferentes de los “sabios fildsofos” de los “buenos viejos tiempos” quienes “acostumbraban visitar a los languidos enfermos y, desinteresadamente, les llevaban alivio médico preparado con sus propias manos; sin ninguna ambicién u orgullo y sin deseo alguno de pompa y grandeza, visitando humildemente lo mismo a pobres que aricos. Y se abstenian de argumentar o de comprometerse en discusiones, que es lo que hacen ahora algunos de esos médicos modernos, lo que provoca que a menudo el paciente sucumba, y hasta muera en su misma presencia, durante tales discusiones”’. Ladistancia entre Ja actitud de estos “médicos descalzos” (como podriamos Ilamarlos ahora) y la de los médicos oficiales, se trasluce en los titulos mismos de tales panfletos charlatanescos como Con il poco farete assai (“Con poco haran ustedes mucho”) o I medico dei poveri o ver lo stupore dei medici (“Ei médico de los pobres, o el espanto de los médicos”). Pero en el Libro de Saccardino, la contraposicién se vuelve explicita e intencional, "7, Fioravanti, De! regimentd deila peste, Venecia, 1565. f. Tv. "©, Saccardino, Libro, p. 14 67 El palomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en falia exactamente igual a la que encontramos en los escritos de Leonardo Fioravanti. Puede ser posible descubrir en estas antitesis, expresiones que remiten su origen a Paracelso. Pero, por el momento, sabemos muy poco acerca de la circulacion de las ideas y de los escritos de Paracelso en Italia. * Saccardino no limits al arte de la medicina su creativo uso de los materiales provenientes de la “alta” cultura. Varias denuncias inquisitoriales nos ilustran el hecho de que, durante afios, Saccardino habia viajado entre Venecia, Ferrara, y Bolonia, ganando prosélitos entre los grupos de artesanos (carniceros, impresores, etc.), ensefidndoles que lareligisn, y especialmente Janocién del infierno, eran pura falsificaciGn: “Ustedes son tontos si creen enellas... los Principes quieren que ustedes crean, para poder manejar las cosas a su antojo, pero... finalmente el palomar entero ha abierto sus ojos.”'" Saccardino se hace eco en esta ' Obsérvese que “Filippo Aurcolo Teofrasto Paracelso” es une de los pocos nombres inwoduciéos por Saccardino en una larga lista de “antiguos y modcros nombres de diestros y famosos fildsofos y herbolarios” (Libro, p. 18) lista tomada casi en su totalidad del Prefacio de Mattioli al Diescoride: Sobre los “Libros de Sectetos” como posibles vehicutos para las ideas de Paracelso en los circulos populares ver M. Ferrari, “Alcune vie di diffusione in Italia di idee e di testi di Peracelso,” Scienze. credenze occulte, livelli di cultura, Florencia, 1982, pp 21-29. P, Galluzzi en “Motivi paracelsiani neila Toscana di Cosimo Ul y di Don Antonio dei Medici: alchimia, medicina ‘chimica’ e riforma del sapere,”, ibid., pp. 33-34 ha puesto énfasis, cxactamente, sobre el cardcter a veces elitista 0 aristocratico de este tipo de literatura, criticando 1a visidn unilaleral bosquejada por Ferrari. Pero deberiamos tratar de evitar también 14 unilateralidad opuesta: un caso como el de Saceardino nos invita a reconsiderar los vinculos que pueden unir a esferas cue estamos acostumbrados a considcrar comy incapaces de comunicarse social y culturalmente '§ Archivo del Estado, Venecia, S. Uffisio, b. 72 (“Costantina Saccardino"). El fasciculo contiene sélo denuncias y testimonies recogidas por los inquisidores venecianos. Me he referido a este documento, cn un contesto diferente, en ariculo “High and Low: the Theme of Forbidden Knowledge in the Sixteenth and Seventeenth Centuries” en Past and Present 72, 1976, 35-36, 68 Carte GINZBURG declaracicn de una pagina de Leonardo Fioravanti, quien habia declarado en su Specchio di scientia universale [“Espejo de la cienciauniversal”}, que los médicos de antafio eran “benditos en e] mundo” yaque: “En aquellos tiempos ellos hacfan que la gente creyera en cualquier cosa que ellos quisicran: porque entonces habfa una gran escasez de libros, y siempre que alguien era capaz de hacer discursos, aun pequefios, acerca de esto o de aquello, era reverenciado como profeta, y cualquier cosa que deefa era ereida. Pero desde que la bendita imprenta fue inventada, los libros se ban multiplicado de tal manera que cualquiera puede estudiar. especialmente porque la mayor(a estén publicados en nuestra lengua materna. Y asf los gatilos han abierto sus ojos”!° El paso desde los “gatitos” hasta las “‘palomas” era un paso pequefio, pero que significé la transposicién de la metdfora desde la esfera de la medicina hasta la de la religién, desde los médicos del cuerpo hasta los médicos del alma. Ella implicaba cierta familiaridad con la tesis, entonces corriente dentro de los instruidos circulos libertinos, de que la religién no era mas que una impostura. Aunque los libertinos pensaban que este conocimiento tenfa que estar limitado sélo a una élite intelectual y polftica, de modo tal que permitiera prevenir el colapso del edificio social. Las crudas mentiras de la religisn, desde su punto de vista, eran esenciales para conservar al populacho controlado.!” '" L. Fioravanti, Dello specehio di scientia universale, Venecia, 1572, (f. 41 i-¥ {alusién identificada por P, Camporesi). Cit, P. Camporesi. “Cultura popolere ¢ cultura d’elite fra Medioevo ¢ et modema”™ en Storia d'Fatie. Annali, cd. C. Vivunti, ‘Turin. 1981, 4:87-88, que juzga tas palabras de Sa dino “aparenterncnte™ libertinas. TR, Pintard, ce Sertinage érudit dans ia premidre muitié du XViléme sitcte. 2 vols, Paris, 1943, 69 ET palomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en Italia Saccardino recuperé esta misma tesis pero invirtiendo su significado politico: el “palomar” (o suprimiendo la metéfora, el populacho, el sector mas humilde de toda la estructura social) estaba ahora suficientemente iluminado o esclarecido para estar en capacidad de rechazar la religién, como una mentira de los principes encaminada a preservar sus propios privilegios. De modo que, en este caso, podemos hablar realmente de “libertinaje popular” y no se trata de una caracterizacién gratuita."* La prueba de que Saccardino si ha estado en contacto con las ideas y con los escritos de los libertinos instruidos, estd en jas declaraciones que hace repetidamente en relacion a los origenes de la raza humana, En su Libro, Saccardino, siguiendo en esto una vez mAs las ideas de Fioravanti, alude a la generacién espontdnea de ciertos animales especificos (ratones, topos), nacidos de la propia tierra.” Pero en las discusiones que él estaba acostumbrado a sostener en las calles y tiendas de Ferrara y Bolonia, llegaba a una deduccién atin mas radical: los primeros hombres no habian sido creados por Dios sino que habfan nacido del fango, exactamente igual a los sapos y ratones que comenzaron a arrastrarse, saliendo desde ese mismo fango, gracias a los calores del verano. Esta misma tesis fue defendida por Giulio Cesare Vanini, en esos mismos aiios, y posiblemente Ilegé a ser un lugar cormtin dentro de la teoria de los libertinos. Y el punto de partida "G. Spini (“Notcrelle libertine” Rivista storica italiana 78 (1976): 792-802) también habla de “lihertinaje popular” en conexin von Domenico Scandella, el molinero ftiulano, a quien Uamaban Menocthio. y que ¢s el protagonista de £/ queso ¥ fos guscines. Pero La aftrmacién es totalmente infundada. Lina comparacién entre ths ideas de Menoechic y lus de Saccardino. y de sus antecedents (para ne mencionar sus respectivas fechas) demuestra convincentemente hasta que punto es legitime hablar de “libertinaje popular.” * L, Fioravame, Defta fisiea. pp. 112-14 70 Carlo GINZBURG de ambos, (explicito en el caso de Vanini, e implicito enel de Saccardino), pudo bien haber sido un famoso pasaje de la Historia... de Diddoro Siculo.” iA través de qué canales podrian estas ideas haber llegado hasta Saccardino?. Esta es una pregunta que debe habérseles ocurrido también a tos inquisidores que lo juzgaron en tres ocasiones separadas —primero en Ferrara (1616), y luego en Bolonia (1616 y 1622). Desafortunadamente, nuestra investigacion en torno a este problema se topacon el obstaculo de que los registros de esos juicios estén por ahora perdidos. Y es particularmente grave la desaparici6n de todos los registros del tercer juicio, dado que su relator, Fra Giacinto Mazza, notario del Santo Oficio en Bolonia, lamentaba en una carta dirigida al Cardenal Millini en Roma, hacia finales de 1622, que el juicio fue “enorme” y hasta pedfa ser compensado monetariamente por su trabajo.”! No deja de ser sorprendente que un juicio de esta naturaleza pudiese asumir tales proporciones; después de todo, la tan temida conspiracién no era mas que un gesto de °° Archive de Estado, Venecia, S. Ufficio, b. 72. (Costantino Saccardino"). testimonio del camicero yenceiano, Nicolo Stelia (6 de abril de 1617): “El también me dijo que Ja naturaleza produce hombres que son diferentes y variados entre ellos, del mismo modo cn que ta tierra produce diversas plantas. y que Dins no se preocupa averea de estas cosas”, R, Campeggi, Racconto, p. 88: “Muy extrufia y ridfcula era le opinioa que & [Saccardino] sostenfa cn su confundida y cimupts mente acerca del origen de Jos hombres (negando que Adia y Eva haban sido nuestros primeros progenitores}. al afirmar que Jos hombres habian nacido. como muchas ranas © sapos de agosto, de ja rica fierra y con Ia ayuda de Tos rayos solares.” La misma idea estaba siendo formulada en esos mismos afios por Vanini en su De admirandis naturue arcanis (1616); ver L: Corvaglia, Le apere di Giulio Cesare Vanini e fe iora fonti (Cita di Castello, 1994), 2: 178-79, Saccarding podria haber icido el pasaje de Disdoro Siculo, mencionado por Vanini, en [a traduccién verndcula publicada por Giolite ‘Diodoro Siculo, Historia avera lébraria hisiorica, Venccia, 1575. (: 7-8). *' Biblioteca Vouunale, Bolonia, MS. B 1866. Fste volumen de correspondencia (ast también come el precedente, B 1865) contiene muchos documentos concernientes @ estos acomtecimicntos. Los utilizaré en una fase subsecuente de esta investizaci‘n. 71 El palomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en Ltalia blasfernia de un pufiado de hombres oscuros y de baja condicién social. No obstante, ni el Cardenal Millini, miembro de la Congregacién Romana del Santo Oficio, ni el propio Papa Gregorio XV Ludovisi, que habfa sido antiguo arzobispo de Bolonia, estaban en Ja actitud de tratar este asunto a la ligera. El 17 de agosto de 1622 Millini escribié al Inquisidor de Bolonia, Fray Paolo da Garessio: “Recomendaria esta causa a todos muy enérgicamente, ya que ella constituye, tanto para Su Santidad como para mf, una preocupaci6n tan grande como lo es Ja gloria de Dios y la seguridad de nuestra ciudad.””? A través de estas solemnes palabras nos es posible percibir las serias ¢ inesperadas implicaciones religiosas y politicas que esta conspiracién de un bufén habia provocado. Estas implicaciones estén confirmadas inicialmente por una carta escrita por el embajador bolofiés en Roma, Francesco Cospi, el 13 de agosto (es decir, unos cuantos dias antes de la de Millini), para informar alos Magistrados de la ciudad que un tal Walloon habia confesado, en su lecho de muerte en Livorno, que habia participado, junto con algunos de sus compatriotas, en “un grupo teoldégico clandestino, en una virtual escuela herética en Bolonia”, la cual, entre otras cosas, acostumbraba a profanar imagenes. Y habia sido el Papa en persona, quien le habia informado a Cospi de este hecho.” Ala fecha, no sabemos nada més acerca de las doctrinas de esta “escuela herética”. Ignoramos, por lo tanto, si estas doctrinas y hasta qué punto tenfan algo que ver con las ideas de Saccardino, quien obviamente pertenecié a esta “escuela”. = bid. * Archivo del Estado, Bolonia, Assunterie di Magistrati. Leticre dell’ Ambasciatore agli Assonti de’ Magistrati, 1621-1623. 72 Carlo GINZBURG Sabemos, sin embargo, que en el momento del tltimo juicio Saccardino declaré que él habia vivido en el error durante catorce afios desde 1609 en adelante. Ese afio habia sido empleado como destilador (tinellante) en Florencia, bajo las 6rdenes de. Don Antonio de Médicis.* La biblioteca de este ultimo hombre, atraido porel estudio de la metalurgia y de la alquimia, contenia, ademas de los textos de Paracelso, también el primer Manifiesto de los Rosacruces, titulado Fama fraternitatis.”° Con lo cual, estamos tentados a suponer que en la corte de Don Antonio, Saccardino ha aprendido mucho mas que sélo el oficio de destilador, que practicarfa m4s tarde en Venecia, Ferrara y Bolonia. Y puede que no sea puramente fortuito que el Elector Palatino, invocado por los conspiradores bolofieses en sus carteles, haya sido un importante defensor de ciertas ideas tendientes hacia la reforma politica y religiosa de Ja sociedad; ideas que también han conformado tos programas de los Rosacruces, cuyas creencias se apoyaban en el pensamiento de Paracelso.”” Desafortunadamente, sin los registros del titimo juicio inquisitorial contra Saccardino,” tenemos que contentarnos con estas perturbadoras conjeturas, aunque insuficientemente documentadas. % R. Campeggi, Raccento, p. 94. ® Ver Historia di Bologna, cavata da una cronica presse Ui signari Guiduni, Biblioteca Universitaria, Bolonia, MS. 1843, f. 29; Archivo del Estado, Florencia, Medicee dopo il Principato, Guardaroba, no. 279. f. 24 (afte 1606); no. 301, f. 23 tatu 1609). * Sobre Don Antonio ver el espléndide estudio de P. Gullurzi, ~Motivi paracelsiani.” pp. 31-62; sobre el texto de Fama fraternitatis, ver pp. 44 y subsiguicates. * Sobre todo esto, ver A. Yates, The Rosierucian Enlightenment, Londres, 1972. inicio original no esti entre Jos pocos que han sobrevivido a la dispersién del ‘0 de la Inquisicién Bolofesa. Sabemos, sin embargo, por una carta del Cardenal Millini fechada el 27 de agosto de 1622 (Biblioteca Comunale, Bolonia, MS. B 1866) que una copia fue cuviada a la Congregacién Romana del Santo Oficio. 73 El patomar ha abierto los ojos: conspiracién popular en Italia En las primeras décadas del siglo X VIL, intelectuales curopeos de los mas diversos origenes tomaron conciencia de que una gran crisis estaba en proceso. Las polémicas de Galileo contra los aristotélicos, los proyectos de Bacon para reorganizar la ciencia, el llamado de Tommaso Campanella para una renovacidn politica, religiosa y cultural, y la literatura Rosacruz, todos ellos reflejaban la necesidad de derribar los mites de una cultura, limites que eran sentidos como cada vez mas sofocantes. El Archivo del Santo Oficio cn Roma es notoriamemte inaccesible para los académicos, aunque la parte de él quc fue a parar al Trinity College, Dublin, puede ser consultada tranquilamente en microfilm en fa secciéa de manuscritos de la Biblioteca Vaticana, Subrayé lo absurdo de esta situacin en una carta enviada al Papa Juan Pablo Il, fechada el 17 de octubre de 1979, cn Ja cual solicitaba que cl Archivo Rornane del Santo Oficio fuera finalmente abicrto pera investigeciones serias, Como no reciht respuesta, me fife un objetivo menos ambicioso. A finales de diciembre del mismo ano escribi al Cardenal Seper, encargado de la Sagrada Congregacidn para lz Doctrina de la Fe (antes c] Santo Oficio). pidiende permise para consultar solamente los documertos que eran de interés inmiediato para mui, Et 23 de enero de 1980 el propio Cardenal comtest6 conésmente, intormérdome que el juicin conua Saccardino y sus compatieros no pudo ser encontrado —se habia perdido. indudablemente. a cavsu de los contratiempos que suftié el Archivo durante los trastornos apoleduicos. Fl 6 ée marzo de 198) reeibi otra carta, ésta del Secretaria de Estado (prot. No. 27.337). firmada por E. Martinez: “Sin entrar en una discusién sobre los méritos de su peticién, los cuales son complciamente comprensibles cn un intelectual dedicado a la bistoria, tengo que informarle que este material archivado cs de naturalesa hasta tal punto confidencial que aim no pareve apropiado permitir el libre acceso al mismo”. E] sentido de las dos cartes (cada una eserita en ignorancia de la ctra) es muy claro: los documentos que yo neeesitaba estaban perdidos, pero aun cuando no lo hubiesen estado, no se me permitirfa el acceso a Jos mismos para vertos [Les Archives Centrales del Santo Oficio en Ruma han sido pesteriormente abiertas a la consuita de los investigadores, de una manera solemne, por el Papa Juan Pablo Il en diciembre de 1997. El acontecimiento ba sido subrayado por un Cologuio Taternacional que se ha desarrollado en la Accademia dei Lincei en Roma, en enero de 1998, contando con la participacién de numeroses investigadores. EY Cardenal Ratzinger, que preside la Congregacidn para 1a Deetrina de la Fe, ha tenido la comesia de citar, dentro de su ponencia, algunos exiractos de mi carta a Juan Pablo Ti, carta que habria contribuide a la decisién tomsda por este Ultimo de abrir los Archivos def Santo Oticio] 74 Carlo GINZBURG Y también el Discours sur la méthode de Descartes, como es bien sabido, nacié de un impulso semejante. El caso que hemos descrito aqui es también una evidencia de la existencia de sensibilidades semejantes a todas las antes mencionadas es decir, de la concienciade una crisis y de las esperanzas en un renacimiento politico, religioso, y cultural. Pero en este caso referido se wataba de la sensibilidad de un buf6n o charlatan profesional, no de un gran intelectual. Y es esto lo que convierte a este caso en excepcional. Porque el caso de Saccardino muestra que en este periodo las relaciones entre la alta cultura y la cultura de las clases subordinadas podfa implicar intercambios circulares, mediados a través de c6digos diferentes, e incluso a veces opuestos. Aunque este intercambio, sin embargo, era intrinsecamente unilateral -como nos lorecuerda el tragico final de Saccardino. 75 a CAPITULO 2 EL NOMBRE Y EL COMO: INTERCAMBIO DESIGUAL Y MERCADO HISTORIOGRAFICO + 1. Comencemos dando constancia de una verdad banal. En el transcurso de este ‘iltimo medio siglo los intercambios historiogréficos entre Italia y Francia han sido fuertemente desiguales. Italia ha recibido mucho més de lo que ha dado. Sobre los motivos de esta situavién no nos detendremos aqui: ya otros lo han hecho en el curso de este mismo Coloquio. Nos limitaremos a recordar que, también en un caso como éste, la historia de la historiografia, en el sentido tradicional del término, hace evidentes sus propios limites. Sélo un andlisis basado en el “uso social de la historiografia” (como ha observado, hace algunos afios y desde un punto de vista general, K. Pomian)’ puede reconstruir los términos de una relacién que implica, ms alld de las investigaciones individuales, ¢ incluso de las estructuras de organizacion de la investigacién y de la ensefianza, a ciertas elecciones polfticas de fondo, y en tiltima instancia a la totalidad de dos sociedades muy diferentes entre si. 2. La persistencia de este desequilibrio de fondo no significa, naturalmente, que Ja relacién entre los historiadores italianos y los historiadores franceses (y mas especificamente, 1 Se reproduce aqui, con alguna modificacién, una comonicacién leida en el Cologuio Le Annales ¢ la storiografia italiana, celebrada en Roma en cnero de 1979. Este texto ha sido escrito por Carlo Ginzburg y por Carlo Poni. °K. Pomian, “L’histoire de la science et Vhistoire de ihistoire”, en Annales E.S.C. nim. 30, 1975, p. 952. TT El nombre y el como: intercambio desigual y mercado historiografico Jos historiadores franceses ligados al grupo de los Annales) haya permanecido idéntica a lo largo de cincuenta afios, Los que nos han precedido en este Coloquio, han mostrado las diversas formas que esta relacién ha ido asumiendo sucesivamente. Pero estamos convencidos de que actualmente estamos entrando en una fase nueva, ligada al surgimiento—en parte todavia embrionario—de nuevas tendencias de la investigacidn. Y es de estas tiltimas que deseariamos ocupamos aqui. Con lo cual, nuestro discurso sera mis bien un discurso pronéstico que uno diagndéstico. 3. Hemos hablado de intercambio desigual y de mercado historiogréfico. Pero un pais dependiente no quiere decir necesariamente un pais pobre. La situaci6n de dependencia historiografica de Italia esté acompariada, notablemente, de una extraordinaria riqueza de material documental, material que es imprescindible para el trabajo del historiador. (Y en este punto, pensamos no sdloen los documentos conservados en los Archivos y enlas Bibliotecas, sino también en el paisaje, en la forma de las. ciudades, en 1a manera de gesticular de la gente: Italia entera puede ser considerada—y lo ha sido—como un inmenso Archivo). Hace afios Franco Venturi habié, con amarga ironfa, de las Bibliotecas y de los Archivos italianos como de terrenos sometidos a un cultivo extensive mucho mas que a un cultivo intensivo> Modificando un poco la metafora, podrfamos definir alos archivos italianos como yacimientos preciosos de materias primas en gran parte inexplotados. El desfase entre estas materias primas (fuentes archivisticas, etcétera) y las posibilidades de su explotacién se “F. Venturi, Settecento riformatore. Da Muratori a Beccaria, Tatin, 1969, pp XVILXVIIL 78 Carlo GINZBURG hizo particularmente evidente en la etapa en que la historia cuantitati va ha comenzado a triunfar un poco por todas partes, Las resistencias subjetivas a este triunfo, ligadas a una tradicion cultural impregnada (incluso hasta hoy dia) de idealismo, nodeben ser menospreciadas. Pero limitarse a ellas, como se hace a menudo, seria unilateral y, precisamente, también idealista. Porque las investigaciones cuantitativas en gran escala presuponen inversiones financieras considerables, verdaderos equipos de investigadores, en una palabra, una organizaci6n avanzada de la investigacién. Un estudio como el que Elio Conti ha iniciado valerosamente, y que an no ha sido concluido, puede ser considerado como emblematico, y en especial si se le compara con el que han completado y publicado hace pocos meses Christiane Klapisch y David Herlihy sobre el catastro florentino de 1427.4 El capital franco-americano y 1a computadora —si se utilizan adecuadamente— permiten realizar empresas que son jnaccesibles a un individuo aislado. (Insistiendo en que lo que aqui interesa es la escala diversa de estas dos investigaciones, y no una confrontacion analitica de sus resultados obtenidos). Las investigaciones sobre la historia de 1a propiedad y la historia de la poblacion muestran que la historia cuantitativa esta viva y en buen estado. Y atin mis viva estd la historia serial, la investigacién cuantitativa de larga duracién, la que desde el tema de los precios (su antiguo punto de partida), se ha desplazado ahora hacia los movimientos de la producci6n, analizados a través de los diezmos y de la contabilidad empresarial, A este potente instrumento de investigacién que es la historia serial debemos sin duda importantes resultados cognoscitivos. Por ejemplo, el ° D. Herliky y C. Klapiseh-Zuber. Les toscans et feurs families, Paris, 1978. 79 Elnombre y el cémo: intercambio desigual y mercado historiogréfico descubrimiento de la mutacién estructural de Jas cri is demogrficas, que pasan desde las catastréficas crisis de mortalidad del cruel siglo XVII hasta las crisis de “morbilidad” menos pesadamente maltusianas— del siglo XVIII. / Pero no parece arriesgado afirmar que la investigacion cuantitativa de larga duracidn puede también obscurecer y deformar los hechos estudiados, Precios, subsistencias y mortalidad son problemas que tienen un significado en el tiempo corto. Sobre todo si queremos analizar cémo reacciona el poder politico frente alas fluctuaciones econémicas y alas crisis de subsistencias. Al respecto, pensemos en el control de precios, en la formacién de reservas, en las requisiciones, en las adquisiciones de trigo en los mercados extranjeros, etcétera, Porque desde la perspectiva de la larga duracién como ha observado recientemente Steven Kaplan~ es dificil comprender los problemas cotidianos de la sobrevivencia. Ya que allf se razona a partir de medias decenales, de medias mviles, que han sido tanscritas enpapel semilogaritmico. Pero entonces lo vivido (una expresion que contiene, indudablemente, elementos de ambi, giiedad) queda ampliamente marginado. Con lo cual la aproximacién desde ja larga duracién puede “generar una abstracta y homogeneizada historia social, carente de carne y de Sangre, y que no sea convincente, a pesar de su cardcter cientifico”> . A pesar de lo cual, creemos que la historia cuantitativa serial ya forma parte de la “ciencia normal”, \ n el sentido que Khiin le daaeste término;* y que el inmenso mat dal conservado > S.E. Kaplan, Bread, Polttics and Political Ec . Bread, ‘conomy in the Reigh of Louis Hegue. 1976. pp. XX.-XX1. Pn Me BEN Louis HY, The “7, Kuhn, La estructura de tas revoluciones cientificas, México, 1983, 80 Carlo GINZBURG en los archivos italianos deberd ser de cualquier modo investigado para verificar los paradigmas y las reglas de este enfoque serial, para articularlos, demostrarlos, delimitarlos, manipularlos. (Aunque precisamos que el término “paradigma” tiene, en este contexto, un valor mas débil y metafGrico que aquél que Khiin le atribuye; la historiografia contimia siendo, a pesar de todo, una disciplina preparadigmética). Asi que una parte de la comunidad. cientffica deberd dedicarse total o parcialmente a este tipo de investigaciones. 4, Pero otros temas y otros tipos de investigacién estén ahora pasando al primer piano. En particular, es notable que desde muy diversas partes estén surgiendo investigacioncs histéricas caracterizadas por andlisis de fendmenos muy circunscritos vistos desde una cercanfa extrema (como una comunidad de una aldea, un grupo de familias, ¢ incluso un individuo). Esto se explica por motives tanto interrios ala propia disciplina, comoexternos aclla. Comencemos por los segundos, es decir por los motivos extra-historiograficos. En los tltimos aiios, fenémenos tan diferentes entre sf como las muy recientes guerras del Sudeste asiatico, o los desastres ccoldgicos tipo Seveso, Amoco-CAdiz, etcétera, han Ievado a poner en discusién ciertos objetivos estratégicos que desde hace mucho tiempo se daban por descontados —y que por lo tanto no eran sometidos a ningtin andlisis—, objetivos como eldel socialismo 0 el del desarrollo tecnolégico ilimitado. Y no es aventurado suponer que la creciente fortuna de las reconstracciones microhist6ricas esté ligada aestas dudas crecientes sobre determinados procesos macrohistéricos. Precisamente porque yanno seestd tan seguro de que el juego valga la pena, se han vuelto aanalizar las reglas de ese mismo juego. 8! Elnombre v el cémo: inercambio desigual ¥ mercado hiswuringrifice Existe ahora la tentacién de contraponer a los optimistas de los afios cincuentas y sesentas (reformadores 0 revolucionarios ), las dudas de cardcter radical surgidas en estos ultimos aftos de la década de los setentas, dudas que estén probablemente destinadas a acentuarse en la década que esta por comenzar. El hecho de que las investigaciones microhistéricas tomen en muchos casos como su objeto de andlisis los temas de lo privado, de lo personal y de lo vivido, temas propuestos con tanta fuerza por el movimiento feminista, no es una coincidencia ~en virtud de que las mujeres han sido, sin duda, el grupo que ha debido pagar los costos mds altos dentro del desarrollo de la historia humana. Un sintoma, y al mismo tiempo un instrumento de esta certeza es la retacion cada vez mids estrecha que liga ala historia con la antropologia. (Aunque también en este caso se trata de. una rclacién desigual, a pesar del creciente interés hacia la historia manifestado por parte de antropélogos como J. Goody).’ La antropologia ha ofrecido a fos historiadores no solamente una serie de temas que en el pasado fueron cnormemente descuidados ~desde las relaciones de parentescu hasta 1a cultura material y desde los rituales simb6licos hasta la magia— sino también una cosa mucho mas importante: un marco conceptual de referencia, del cual comienzan ahora a entreverse los lineamientos principales. El final de la ilusin etnocéntrica (que, paraddjicamente, ha coincidido con la unificacién del mercado mundial) ha hecho insostenik’e la idea de una historia universal. Sélo una antropolog Limpregnada de historia 0, lo que es fo mismo, una historia impyegnada de antropologia, podré replantearse las vicisitudes ph rimilenarias de la especie homo sapiens. ——_—1 5 £ Goody. the Domestication of the Savage Mind, Cambridge, 1977, 82 Carlo GINZBURG Hace treinta afios, en un articulo republicado como ‘Introduccién’ de su libro Aniropologia estructural, Claude Lévi-Strauss escribié: “{...] la célebre férmula de Marx: “Los hombres hacen su historia, pero no saben que la hacen’, justifica, en primer término, a lahistoria, y en segundo, ala etnologfa. Al mismo tiempo demuestra que los dos procedimientos son indisociables”* Pero esta deseada convergencia entre historia y antropologia debe atin superar multiples obstaculos: el primero de todos, la diversidad de la documentacién utilizada por las dos disciplinas. La complejidad de las relaciones sociales que el antropélogo puede reconstruir, a partir del trabajo de campo contrasta, de hecho, con el cardcter unilateral de los fondos de archivo con los cuales trabaja el historiador. Asi, cada uno de estos fondos, nacido de una relacion social especifica, y la mayoria de las veces sancionado por una institucién, tiende a legitimar la especialidad de cada investigador. Se es entonces historiador de Ja Iglesia 0 de la técnica, del comercio o de la industria, de la poblacion o de 1a propiedad, de la clase obrera o del Partido Comunista Italiano. Hasta el punto de que el lema de esta historiograffa podria ser “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. Esta fragmentacin de especializaciones reproduce la fragmentacién de las fuentes. Los registros parroquiales nos presentan a los individuos en cuanto que individuos que nacen o mueren, o que son padres e hijos; los registros catastrales, los presentan en su calidad de propietarios o usufructuarios; las actas criminales, en tanto que actores 0 testigos de un proceso. Pero de este modo se corre el riesgo de no captar la complejidad de las relaciones que ligan un individuo a una sociedad determinada. ©. Lévi-Strauss, Aatrapolagia estructural, Buenos Aires, 1984. 83

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