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45 Péginas de Filosofia, Afio Ill, N°1 (Julio de 1993) Lopez Gil, Marta: Filosofia, Moderidad, Posmodernidad, Buenos Aires, Bi- blos, 1991, 220 pp. El proyecto ilustrado formulado por os fildsofos del S. XVIII es conside- rado el soporte de la Modemidad. Este se presenta como eminentemente ‘emancipatorio. Atrés quedarén los tiempos de oscurantismo, dogmatismo, ‘opresin y atraso. La Modernidad tematiza la actualidad en Ia que se esté inmerso. Esta actualidad ha de ser entendida como una época orientada ha- cia un futuro mejor, hacia un mafiana promisorio. El sujeto moderna es el entusiasta del presente y en lo que el futuro le depara, distancidndose del pasado por irracional. Son éstos los tiempos de Ia raz6n, se inaugura la Edad de la Raz6n. El uso de esta facultad garantizard la consumacién de los ideales modernos. Pero, en visperas del fin del Siglo XX, el bienestar y la felicidad parecen no haberse cumplido. Polucién ambiental, guerras fratrici- das, narcotréfico, violacién sistematica de los derechos humanos, ciencia al servicio del poder econémico, politicas de ajuste, desastres nucleares, etc.; ‘nos llevan a descreer de las promesas y las premisas de Ia llustraci6n. Anclar en el escepticismo, dejar vacante el lugar de una alternativa mejor convencides de que este espacio no puede ser cubierto y subrayar el de- sencanto, es caracteristica de la Posmoderidad. Indicar las aberraciones cometidas, condenarlas, apelar a la creatividad y racionalidad como dni posibilidad de transformacién superadora, reivindicando la esperanza, es ca- racter(stica de la Modernidad. La Modernidad estd siendo el blanco de las acusaciones en virtud de no haberse logrado el cometido que la inspiraba, a saber: la realizaciOn de a li- bertad. El proyecto ilustrado agoniza. Es ésta la hora de ejercer su intensiva recuperacién (postura moderna) o suscribir definitivamente su certificado de defuncién (actitud posmoderna). :Posibilita la conflictiva realidad det Siglo XX pensar a la Modernidad como sinénimo de prosperidad? Es ésta la pre- ‘gunta que atraviesa y permea toda la obra. Marta Lopez Gil propone realizar una evaluacién del proyecto ilustrado ofreciendo para el andlisis distintos escenarios u horizontes tedricos desde donde pueda el lector echar una mirada critica. Cediéndole la palabra tintos pensadores, la autora presenta una ingeniosa compo: con la seleccién de fragmentos de otros textos, revistas y perid éste un texto convencional, se asemeja a un patch work, un trabajo en el 46 ue distintas piezas se organizan y engarzan segin sean las intenciones del lector. Por su versatilidad, el texto nos permite aduefiarnos de ét como mas nos plazca. Disefiado para lectores poco sisteméticos, se deja leer a partir de! medio, salteando capitulos, de atrés para adelante, en definitiva, acepta tratos poco convencionales de lectura. Permite ser manipulado como el lec- tor decida sin por esto adulterar el cometido del mismo, Se trata de una “obra abierta” que ofrece la posibilidad de ser interpretada de multiples ma- neras. Por su modo de estructurarse invita a una libertad, a una constante intervencién por parte del destinatario. No se encuentra un mensaje con- cluso, cerrado, definido y univoco. Se trata justamente de lo contrario, una inagotable reserva de significados. Una obra es abierta por la multi dad y movilidad de lecturas posibles, en tanto fuente inacabable de expe- riencias y sugerencias. Entre aquellos a quienes la autora les cede la palabra nos encontramos con socidlogos, filésofos, comunicadores sociales, literatos, publicistas y otros. Desfilan por sus paginas famosos e ignotos, clésicos y no tan clisicos, modernos y posmodernos. Lemos a |. Kant, J. Baudrillard, F. Nietzsche, J. Habermas, G. Lipovestsky, W. Benjamin, R, Barthes, R.M. Ravera, T. Adomo, M. Heler, K. Marx, E. Diaz, N. Morandini, A. Touraine, O. Paz, E. Mari, V. Massuh, G. Vattimo, C. Castoriadis, M. Roig, U. Eco, E. Jinger, J. Picé, E. Cioran, J. Magarifios de Morentin, M. Berman y muchos otros. To- dos tienen algo que decir a propdsito de esta Modernidad cuestionada, La autora no acepta jerarqufas, no otorga ventajas, no privilegia discursos. No realiza distinciones. Esta actividad se la delega al lector, a él le cabe el ejer- cicio' de destacar 0 desechar, recuperar 0 denostar, esto es, el intérprete seré quien seleccione y subraye la importancia de un pensamiento frente a otro, segiin se posicione con respecto a la problematica en cuestidn. El texto est4 prologado de manera creativa por Malena Lasala, quien co- mienza cuestionando la pertinencia del prologo para terminar presentando a la Filosofia no como producto acabado, sino que apela a la inventiva del lec- tor “Si la Filosoffa que contiene parece que no est, es porque en realidad no std como algo dado o producio. La Filosofia est como tarea. Y hay que buscarla en ese lugar que el libro necesita imperiosamente para ser: escapada de sus textos, Ia Filosofia est por hacerse ... en el lector” pag. * 47 Es en este sentido en el que se mueve la autora, la Filosofia serd la tarea que deberd llevar a cabo quien se apropie del texto. Al prefacio y la presentacién de L6pez Gil le siguen las dos secciones més sustanciosas del texto, denominadas "El proyecto moderno y Ia critica de la modernidad" y “Algunos elementos de la modernidad”. Es en esta dl tima parte en la que s@ abordan tépicos atipicos como Publicidad, Deporte, Feminism, Ecologismo, no inclufdo dentro de lo que ha dado en llamarse zar una reflexién critica en concordancia con Ia intencién de la autora. Cri- tica que més que nunca debe estar presente acompafiando la crisis de estos tlempos. Se adjunta al texto un cuadernillo cuya finalidad es “evaluar la ta- rea de la lectura”, tal como lo consigna la portada del mismo, simamente til como recurso didéctico ya que orienta a quienes se introducen en esta ‘temética. Finalmente, el texto es, sin lugar a dudas, una innovadora propuesta de lectura. Marta Lépez Gil denomina a su obra como “inconclusa” pag. 15; fi- nalizarla 0 extraer conclusiones le serd asignado al lector que ha aceptado la oferta realizada por la autora. Marfa Eugenia Borsani

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