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Primera edicién e tapa dura: septiembre de 2004 Primera edici6n en ristica: abril de 2012 No se permite la reproduccién tora o parcial de este libro, i su incorporacin 3 un stem informitico, ni su transis ; cn cualquier forma o por cualquier medi, sea éte electico, mecinico, por fotocopia, por grabacién u otros métodos, sin el permiso previo y por exit del editor, La infraccién de los derechos mencionados puede ser constitutiva de dekto contra propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Cédigo Penal) Dirijase a CEDRO (Centro Espaiiol de Derechos Reprogrificos) si necestafotocopiar © escanear alin fragmento de esta obra, Puede contactar con CEDRO a tavés del web www:conlicencia.com 0 por teléfono en el 91702 19 70 / 93 272.04 47 ‘Titulo original: The Mlustrated On The Shoulders of Gigants ‘The Great Works of Physies and Astronomy Diseiio de la cubierta: Jaime Fernandez ‘Composicién: Moelmo, SCP. © 2004, Stephen Hawking © 2004, de has ilustraciones originales:The Book Laboratony® Ine © 2004 de la presente edicién para Espaia y Améric CRITICA , S.L., Diagonal 662-664, 08034 Barcelona : editorial@ed-critica.es wwwed-critica.es _worw.espacioculturalyacademis \co.com ISBN: 978-84-9892-361-2 Depésito legal: B. 6.308 - 2012 2012. Impreso y encuadernado en Espafi por NOTAA ESTA EDICION 7 INTRODUCCION 9 Nicolas Copérnien (1473-1543) ‘SOBRE LAS REVOLUCIONES DE LOS ORBES CELESTES 23, Galileo Galilei (1564-1642) nove DIALOGO SOBRE 005 NUEVAS CIENCIAS 63, Urhannes Repler (1571-1630) IAS ARMONIAS DEL MUNDO, LIBRO QUINTO 115 baae Newton (1643-1727) -PRINCIPIOS MATEMATICOS DE LA FILOSOFIA NATURAL 165 Alert Einstein (1579-1955) VIDAY OBRA 197 EXTRACTOS DE EL PRINCIPIO DE LA RELATIVIDAD 207 SOBRE STEPHEN HAWKING 255 AGRADECIMIENTOS 256 NE OT Aura eae SoA EDICION David Jou ha traducido la Introduccién a esta obra, asi como las presentaciones ‘la eVida y obra de Copémico, Galileo, Newton y Einstein, Suya es también la vversign espafiola que actualiza la anotaci6n de la obra de Copérnico, Galileo y Newton, Respecto alos textos de los cientficos aqui reunidos, nuestra edicién parte de tra- ducciones directas de sus respectivos originales, editados pensando en un pibli- co amplio, Los ffagmentos que omitimos se sefalan en el texto mediante una li- ). Detallamos nea centrada con puntos suspensivos en medio ( a continuacién otros datos relevantes: ‘Sobre las revoluciones de los orbes celestes, de Nicolis Copérnico, se edit6 por vez primera en 1543 bajo el titulo De revolutionibus orbium coelestium. La version cas tellana que reproducimos se debe a Carlos Minguez y Mercedes Testal y fie pu blicada con anterioridad por Editora Nacional en Madrid, 1982, La primera impresion del Didlogo sobre dos nuevas ciencias, de Galileo Galilei, a cargo dde Louis Elzevier aparecié en Leiden en 1638 bajo el titulo Discos ¢ Dimostrazione “Mathematcheintomo a due nuove scienze. Nuestra edicidn sigue la que, elaborada por Carlos Solis y Javier Sidaba, fue publicada por Editora Nacional (Consideriones y demostraciones matemiticas sobre ds nuevas cendias, Madrid, 1976). De Las anmonfas del mundo, de Johannes Kepler, se ha seleccionado aqui el LibroV, La obra fue impresa en 1619 bajo el titulo Harmonices Mundi, La traduccion tellana del original latino ha sido levada a cabo por José Luis Arintegui Tamayo, Los Prinipios matematicos de la filosofa natural, de Isaac Newton, fueron publica- dos en 1687 bajo el titulo Philosophicae naturals prindipia mathematica. La traduce cién castellana reproduce aqui la elaborada por Eloy Rada Garcia y publicada or Alianza (Madrid, 1987) Dela obra de Albert Einstein se han seleccionado cuatro ensayos de la colecci6n de articulos publicada en alemin bajo el titulo Das Relativitit ‘The Principles lativity, isprinzip y recogida en of Relativity: Collection of Original Papers on the Special Theory of Re- ‘obra que reine los trabajos de H. A.Lorenz, A. Einstein, H. Minkowski y H-Weyl (Teubner, Leiprig, 1922). La traduccién castellana ha sido llevada a cabo Por viet Gaea Sanz El primer artéculo reproduce la publcada previamente por Critica en 2001, Sus respectivostitulos originales, asi como sus datos editoriales Peden hallarse en nota a pie de pigina al inicio de cada uno de ellos Los cditores Homes griegos mas inflaentes de su tempo (c. 165 d.C:). Ptolomeo propuso la teona geocéntrica en una forma que prevalecis durante 1.400 aos amas de muestra perepeior in con la Tiera, el Sol es in prolemaica del S reste y vest, ignorando el hecho INTRODUCCION «Si he logrado ver mis lejos, ha sido porque he subido a hombros de gi- gantes,, escribié Isaac Newton a Robert Hooke en 1676, Aunque se re= feria a sus descubrimientos en éptica mis que a sus trabajos, mas impor- tantes, sobre Ja gravitacion y las leyes del movimiento, el comentario de Newton refleja adecuadamente cémo la ciencia, y de hecho el conjun- to de ha civilizacion, consiste en una serie de pequeiios progresos, cada uno de los cuiales se alza sobre los alcanzados anteriormente. Este es el tema de este volumen fascinante, que utiliza textos originales para trazar la evolu- cién de nuestra imagen del firmamento desde la revolucionaria propues- ta de Nicolas Copérnico de que la Tierra gira alrededor del Sol a la no menos revolucionaria de Albert Einstein de que el espacio y el tiempo son curvados y deformados por la masa y la energia. Es una historia im- presionante, porque tanto Copérnico como Einstein han contribuido a cambiar profundamente la manera de ver nuestro lugar en el orden c6s~ ‘mico. Pas6 nuestro lugar de privilegio en el centro del universo, pasaron Ia eternidad y la certidumbre, y pasaron el espacio y el tiempo absolutos, sustituidos por liminas elisticas. No sorprende que ambas teorias chocaran con una encarnizada opo- sicin: la Inquisicion en el caso de la teoria copernicana y el nazismo en el caso de la relatividad. Actualmente, tendemos a menospreciar como in= genua la antigua vision del universo de Arist6teles y Ptolomeo, en la cual IaTierra estaba en el centro del universo y el Sol giraba a su alrededor. Sin embargo, no deberiamos desdefiar demasiado su modelo, que no era en absoluto estipido. Incorporaba la idea aristotélica de que la Tierra es una esfera y no una placa plana, y resultaba razonablemente preciso en su fan ign principal, la de predecir las posiciones aparentes de los cuerpos ce- Testes en el firmamento, con finalidades astrol6gicas. De hecho, resulta ba casi tan preciso como la herética sugerencia formulada por Copérnico €n 1543 de que la Tierra y los planetas Biran en 6rbitas circulares alrede- dor del Sol. ae Galileo encontré convincente la propuesta de Copérnico, no porque oncordara mejor con las observaciones de las Posiciones plans ietarias, sino. 10 a HoMBROS DE GIGANTES. EDICION 4 ; Lustaa Da por su simplicidad y elegancia, ue contrastaban con los complicaos epi ciclos del modelo ptolemaico. En los Dilegs sobre dos nuevas cen loy personajes de Galileo, Salviti y Sagredo presentaban argumentos persuai- vos a favor de la teoria de Copérnico, Pese a ello, su tercer personaje,Sim- plicio, aim podia defender a Aristoteles y Ptolomeo y sostener que en rea- lidad la Tierra estaba et reposo y el Sol giraba a su alrededor. De hecho, hasta que los trabajos de Kepler no dieron mayor precision al modelo helioc rico y Newton no formulé las leyes del movimien- to, el modelo geocéntrico no perdié toda su credibilidad, Ello supuso un gran cambio en nuestra visidn del universo: si no nos hallamos en el cen= tro, tiene nuestra existencia alguna importancia? Por qué Dios o las le- yes de la naturaleza deben preocuparse por lo que ocurre en la tercera roca que gira alrededor del Sol, que es donde nos dejé Copérnico? Los cientificos modernos han ido mucho mis alli que Copérnico en su bis- queda de una descripcién del universo en que el hombre (en el antiguo sentido anterior a lo politicamente correcto) no jugara ningiin papel Aun- gue esta manera de abordar el problema ha conseguido descubrir leyesob- |jetivas impersonales que rigen el universo, no ha explicado, al menos por ahora, por qué éste es como es en lugar de ser uno de los muchos otros posibles universos que también serfan consistentes con estas leyes Algunos cientificos pretenden que esta limitaci6n es tan sélo provisio- nal, y que cuando descubramos la teoria unificada definitiva,ésta preseri- bird de forma tinica el estado del universo, la intensidad de la gravitacion, Ja masa y la carga del electrn, y muchas otras constantes por el estilo. Sin embargo, muchas caracteristicas del universo (como por ejemplo el hecho de que estemos en el tercer planeta, en vez de en el segundo o en el cuat- to) parecen arbitrarias y accidentales mis que ser predicciones de una ecua- cién maestra. Mucha gente (incluido yo mismo) cree que la aparicion de tun universo tan complejo y estructurado requiere invocar el llamado prin= A s cipio antrépico, que nos vuelve a situar en la posicién central que hemo: ‘ incipio tenido la modestia de rechazar desde la época de Copérnico. El Ce xin antrépico se basa en el hecho evidente de que no estariamos ae donos por la naturaleza del universo si éste no hubiera contenido e1= isitos de vids planetas y compuestos quimicos estables, entre otros prerrequisitOs inrropuccioNn intligente?) tal como la conocemos. Si la teoria definiiva hiciera una prediccién Gnica para el estado y el contenido del universo, seria una coin- cidencia muy notable que este estado se hallara en el diminuto subcon- junto de estados compatibles con la vida Sin embargo, la obra del Gltimo pensador de este volumen, Albert Einstein, abre una nueva posibilidad. Einstein desempeiié un papel muy importante en el desarrollo de la teoria cudntica, segtin la cual un sistema 1 muchas no tiene una sola historia, como acostumbramos a pensar, si historias posibles, cada una con una cierta probabilidad. Einstein, ademés, fue casi el «nico responsable de la teoria general de la relatividad, en la ‘que el espacio y el tiempo se curvan y se convierten en entidades dins- ‘micas. Esto significa que estin sujetos a la teoria cudntica, y que el mismo universo tiene todas las formas y todas las historias posibles. La mayoria de elas seria completamente inadecuada para el desarrollo de la vida, pero ‘unas pocas retinen todas las condiciones necesarias para ello, No importa ue estos pocos universos tengan una probabilidad muy baja respecto a los demis: los universos sin vida no tendrian a nadie que los observara. Es suficiente que haya al menos una historia en que se desarrolle la vida, de 1a cual nosotros somos una evidencia, aunque no lo seamos de inteligen- cia, Newton dijo que habia subido a hombros de gigantes. Pero tal como este volumen ilustra muy bien, nuestra comprensién no avanza tan s6lo edificando lenta y continuamente a partir de los trabajos anteriores, Al- sgunas veces, como ocurrié con Copérnico 0 con Einstein, tenemos que dar un salto intelectual a una nueva vision del mundo, Quizs Newton deberia haber dicho «usé hombros de gigantes como trampolins. u Ricolés Copérmico (1473-1543) VIDA Y OBRA Nicolés Copérnico, clérigo y matemitico polaco, es considerado general mente como el fundador de Ia astronomia moderna. Este honor le es atri- buido porque fue el primero en llegar a la conclusion de que los planetas y el Sol no giraban alrededor de la Tierra. Ciertamente, especulaciones referentes 2 un universo heliocéntrico (centrado en el Sol) existian ya desde la época de Aristarco (fallecido hacia el 230 a.C.), pero la idea no fue examinada seriamente antes de Copérnico. Aun asi, para compren= der las contribuciones de Copérnico es importante tener presentes las implicaciones religiosas y culturales de este descubrimiento cientifico en ‘su época, Hacia el siglo 1v a.C., el pensador y filosofo griego Aristételes (382- 322 a.C,) ideo un sistema planetario en su libro Sobre los cielos (De caclo), y concluy6 que como la sombra de la Tierra sobre la Luna durante los eclipses siempre es redonda, el mundo es esférico en ver de plano. Tam- bin dedujo esta forma redonda de la Tierra a partir de la observacion de ue, cuando miramos alejarse un velero en el mar, antes desaparece por el horizonte el casco que las velas, Ena vision geocéntrica de Aristteles, a Terra estaba en reposo y los Planetas Mercurio,Venus, Marte, Jipiter y Saturno, adeinds de la Luna yel Sol, desribian érbitas circulaes a su alrededor, AristOteles crefa también ‘he ls estrellas estaban fjadas aa esfea celestial, y su idea del tamaiio del tmiversoaribuia a estas estrells jas una distancia no mucho mayor que a rbita de Saturno. Creia en ‘movimientos perfectamente circulares, yte- ‘ia buenos motivo para creer que la Tierra estaba en reposo. Una piedra 13 4 a Modelo ptolemaico de universe geocéntrico. HONBROS DE GIGANTES. EDICION 'LUStRAD, que cae desde una torre lo hace verticalmente, en vez de desviatse hacia el oeste, como hubiera sido de esperar si la Tierra girara de oeste a este (Aristételes no consideré que la piedra pudiera participar de la rotacién de la Tierra). En un intento de combinar la fisica con la metafisica, Aris- tételes propuso su teoria del «primer motor, que suponia que tuna fuerza mistica mas alld de las estrellas fijas producia los movimientos circulares que observamos. Este modelo de universo fue aceptado y abrazado por los tedlogos, que interpretaron a menudo los primeros motores como Angeles, y la vision de Aristételes duré mu- chos siglos. Muchos estudiosos modernos creen que la aceptacién universal de esta teoria por parte de las autoridades religiosas dificulté el progreso de la ciencia, ya que poner en duda las teoriasaristotli- as era poner en entredicho la autoridad de la propia Iglesia, Cinco siglos tras la muerte de Aristételes, un egipcio lama- do Claudio Prolomeo (87-150 d.C.) propuso un modelo de universo que predecia con mayor precisién los movimientos y las acciones de las esferas en el firmamento. Tal como Aristételes, Ptolomeo creia que laTie- tra estaba en reposo, y razoné que los objetos caen hacia el centro de la Tierra porque ésta debe estar inmévil en el centro del universo. Ptolo- meo llegé a elaborar un sistema en que los cuerpos celestes se movian ak- rededor de la circunferencia de sus epiciclos (un circulo en que el plane- ta se mueve y cuyo centro se desplaza simultineamente a lo largo de un circulo de radio mayor). Para lograrlo, supuso la Tierra ligeramente sePa rada del centro del universo y llamé cequantes a este nuevo centro (un punto imaginario que le ayudaba a tener en cuenta los movimientos pao netarios observables). Ajustando convenientemente los tamafios de los circulos, Ptolomeo logré predecir los movimientos de los cuerpos cle tes, La cristiandad tuvo pocos problemas con el modelo geocéntric® Pro= nds alld de las estrellas jas, Jemaico, que dejaba espacio en el universo, x era que Ia Iglesia adopt para acomodar un cielo y un infierno, de man este modelo del universo como una verdad establecida. wicoLds COPERNICO La imagen aristotélica y ptolemaica del cosmos reind, con pocas mo- icativas, durante mis de mil aiios. No fue hasta 1514 dificaciones s ~ cuando el sacerdote polaco Nicolis Copérnico revivié el modelo helio- céntrico del universo. Copérnico lo propuso meramente como un mo- delo para calcular ls posiciones de los planetas porque temia que Ia Iglesia le tachara de hereje silo proponia como una auténtica descripcin de la realidad. A través de sus estu~ dios de los movimientos planetarios, Copérnico leg a convencerse de que la Tierra era un planeta mis ¥y que el Sol estaba en el centro del universo, hi- pétesis que se conoce como modelo heliocéntri- co, La ruptura de Copérnico mareé uno de los ma- yores cambios de paradigma que ha habido en la historia, abri6 el camino a la astronomia moderna y afecté ampliamente ala ciencia, a flosofia y la reli- gién, El anciano clérigo dudaba si divulgar su teoria, ya ue no queria irrtar a las autoridades eclesiisticas, por lo cual sélo mostr6 su libro a unos pocos astronomos. La obra cumbre de Copérnico, De revolutionibus, fue publicada cuando se hallaba en su lecho de muerte, en 1543. No vivid lo suficiente para ser testigo del caos que provocaria su teoria heliocéntrica. Copérnico naci6 el 19 de febrero de 1473 en Torun, Polonia, en una familia de mercaderes y oficiales municipales que otorgaban una elevada Prioridad a la educacién. Su tio, Lucas Watzenrode, principe-obispo de Ermland, se aseguré de que su sobrino recibiera la mejor formacién aca~ démica disponible en Polonia. En 1491, Copérnico ingresé en Ia Univer- sidad de Cracovia, donde siguié una carrera de estudios generales duran ‘© cuatro afios, antes de viajar a Italia para estudiar derecho y medicina, tal Como era habitual en las lites polacas en aquel tiempo. Durante sus estu- dios en la Universidad de Bolonia (d fonde lleg6 a ser profesor de astrono- ‘mla) Copérnico se alojaba en la casa de Domenico Maria de Novara, el famoso matemitico de quien llegé a ser discipulo, Novara era critico con Prolomeo, cuya astronomia del siglo se cismo, -gundo contemplaba con escepti- En noviembre de 1500, Copérnico observé un eclipse de Luna en ‘Modelo copernicano de universo heliocentric, 15 16 Un eclipse lunar ocurrido en 1500 estinulé por ve= primera el interés de Copérnico por la astronomia, HomMeROS DE GIGANTES. EDICION 'LUStRad, Roma. Aunque pas6 en Italia algunos afios mis estudiando medicina, nunca perdié su pasién por la astronomia. Tras recibir el grado de doctor en derecho canénico, Copérnico ejer= cid la medicina en la corte episcopal de Heilsberg, donde vivia su to. La realeza y los altos clérigos requerian sus servicios médicos, pero Copérni- co dedicé la mayor parte de su tiempo al servicio de los pobres. En 1503 regres6 a Polonia y se trasladé al palacio episcopal de su tio en Lidzbark Warmisnki. Alli, se ocupé de los asuntos administrativos de la didcesis y de asesorar a su tio, Tras el fallecimiento de éste en 1512, Copérnico se desplaz6 definitivamente a Frauenburg y hubiera dedicado el resto dest vida al servicio eclesiistico, pero el estudioso en matemiticas, medicina Y teologia que habia en él estaba tan s6lo al inicio de trabajo que le hast famoso, En marzo de 1513, Copérnico adquirié ochocientos bloques de pie dra y un barril de cal para construir una torre de observaci6n, en fa cual utilizé instrumentos astronémicos como euadrantes, paralacticas ¥ 507° labios para observar el Sol, la Luna y las estrellas. El aiio siguiente, escribio elestes# 1 breve Comentario sl las teorias de les movimientos de os objeto ee NicoLAs COPERNICO ports de sus dsposiciones (De hypothesibus motuum coelestivn a se constituis tommentariolus), pero rehus6 publicar el manuscrito y sélo lo hizo circular discretamente entre unos pocos amigos de confianza. El Comentario fue un primer intento de proponer una teoria astronémiica en que la Tierra se nueve y el Sol permanece en reposo. Copérnico no estaba satisfecho con elsistema astronémico aristotélico-ptolemaico que habia dominado Oc- Tierra no era el centro cidente durante siglos. Opinaba que el centro de Ia del universo, sino tan sdlo el centro de la érbita de la Luna. Copérnico ha~ bia llegado a la conclusion de que las perturbaciones aparentes en los mo- vimientos observables de los planetas resultaban de la propia rotacion de laTierra alrededor de su ¢je y de su desplazamiento a lo largo de su érbi- ta. «Giramos alrededor del Sol», concluyé en su Comentario, «como todos Jos demis planetas.» A pesar de las especulaciones de Aristarco sobre un universo helio- céntrico, ya en el siglo 1 a.C., los tedlogos y los intelectuales se sentian més a gusto con una teoria geocéntrica, premisa que nunca fue pucsta se riamente en tela de juicio, Prudentemente, Copérnico se abstuvo de des- velar sus opiniones en piblico y prefirié ir desarrollando en silencio sus ideas, efectuando céleulos minuciosos y trazando sofisticados diagramas, y evitd que sus teorias circularan fuera de un selecto circulo de amistades. Cuando, en 1514, el papa Le6n X requirié al obispo Paolo de Fossom- brone que pidiera a Copérnico su opinién sobre la reforma del calenda- Flo eclesidstico, el astrénomo polaco replicé que el conocimiento de los movimientos del Sol y de la Tierra con respecto a la longitud del aiio era insuficiente para poder ser tenido en cuenta en una reforma, El reto de- bio preocupar a Copérnico, sin embargo, ya que posteriormente escribi6 al papa Pablo III, el que encargé a Miguel Angel que pintara la capilla Stina, algunas observaciones relevantes que sirvieron para establecer los fundamentos del calendario gregoriano setenta ais después, Le Se ay a las iras del piblico y de la pen aS ajando en privado para corregir y ampliar el 1 fue Sobre las revoluciones de los orbescelestes (De revo- Itonitus orb i “nila orbium cclestian) que complets en 1530, pero cuya publicacion fetras6 durante trece ai ‘tec¢ afios. El riesgo de una condena eclesiistica no era, sin Prolomeo five confundido con frecuencia con los reyes egipeios de ta dinastia del mismo nombre En esta imagen (Ptolomeo uuulizando un astrolabio) se le representa coronads, 7 a La teologia y la astronomia discutiendo. La Iglesia pretendia que las terias astronémicas fueran acondes con las docrinasteoligicasofcaes WonBnos DE GIGANTES. EDICION iLustg Aba embargo, la (nica razén de sus dudas respecto de la publicacién, sing que era un perfeccionista y consideraba que sus observaciones debian ser veri- ficadas y revisadas una y otra vez. Continué ensefiando los principios de sy teoria planetaria, incluso en presencia del papa Clemente VII, que aprobs sus trabajos, En 1536, Clemente le pidié formalmente que publicara sus teorias, pero fue necesario que un antiguo alumno de veinticinco af el alemin Georg Joachim Rheticus, que dej6 su citedra de matemiticas en ‘Wittemberg para poder estudiar con Copérnico, persuadiera a su maestro a que publicara De revolutionibus. En 1540, Rheticus colaboré en la edi- cién de la obra y rrego el manuscrito a un impresor luterano de Nu- remberg, dando asi comienzo a la revolucién copernicana. Cuando De revolutionibus aparecié en 1543, fue atacado por tedlogos protestantes que mantenian que un universo heliocéntrico iba conta la Bi- blia, Argiifan que las teorias de Copérnico podrian hacer que la gente cre- yera que eran una simple pieza de un orden natural y no los dueos dels naturaleza, ni el centro alrededor del cual se ordena toda ella. Debidoa esta oposicién clerical, y quiza también por la incredulidad general que suscita- ba un universo que no fuera geocéntrico, entre 1543 y 1600 menos de una decena de cientificos aceptaron la teoria copernicana, Ademis, Copérmico no hizo nada por resolver el mayor problema con que se enfientaba cual- quier sistema en que la Tierra girara alrededor de su eje (y orbitara are- dedor del Sol), saber, por qué los cuerpos terrestres permanecen sobre la Tierra que gira. La respuesta fue propuesta por Giordano Bruno, un cien- tifico italiano, copernicano declarado, que sugirié que el espacio podria no tener limites y que el sistema solar podria ser uno entre muchos ot10s ssté- mas en el universo. Bruno también desarroll6 algunas ideas puramente peculativas de astronomia que Copérnico no habia explorado en De revolt tionibus. En sus escritos y conferencias, el cientifico italiano sostenia que © el universo habia infinitos mundos habitados por vida inteligente, algunos de los cuales, quizi, con seres superiores alos humanos. Esta audacia Pls? a.Bruno en el punto de mira de la Inquisicin, que lo jusg® ¥ conden® por sus creencias heréticas. Fue quemado en la hoguera en. 1600. En conjunto, sin embargo, el libro de Copérnico no tuvo un imPa= ‘modernos. En De revliit- to inmediato sobre los estudios astronémicos coPreRNICO nicoLas nibus, Copérnico no propuso en realidad un sistema heliocéntrico, sino ‘iis bien un sistema heliostético. Consider6 que el Sol no estaba exacta~ ‘mente en el centro del universo, sino tan sdlo préximo al centro, para po- der dar razén de las variaciones observadas en la retrogresion y el brillo. Sostenia que la Tierra describja cada dia un giro completo alrededor de su ejey que daba una vuelta al Sol cada afio, En la primera de las seis sec- Gones del libro, se opuso al modelo ptolemaico, que situaba todos los Shetpos celestes en 6rbita alrededor de la Tierra, y establecié el orden he- liocéntrico correcto: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Japiter y Saturno losses planetas conocidos en aquel tiempo). En la segunda secci6n, uti- 426 ls matemiticas (es decir, epiciclos y equantes) para explicar los mo- 1 Sol Lica Yimlentos dels estellas y los planetas,y razoné que el movimiento del eincidia con el de la Tierra.La tercera seecién roporciona una exp! Los condenados por la Inquisicén eran levados 4 la hoguera 19 20 A HOMBROS DE GIGANTES. EDICION Capémico sosteniendo tun modelo de su torka Ieliocéntrca del universo. (LUSTR AHA ciGn matemitica de la precesion de los equinoccios, que Copérnico ati buye a la rotacidn de la Tierra alrededor de su eje. Las secciones restantes de De re Jutionibus estan dedicadas a los movimientos de los planetas y de a Luna, Copérnico fue el primero que situ6 correctamente Venus y Mercu- rio, y establecié con notable precisién el orden y la distancia de los plane- tas conocidos, Consideré estos dos planetas (Venus y Mercurio) como los mis préximos al Sol, y observé que giran mas répidamente, y en el inte- rior de la érbita de la Tierra Antes de Copérnico, se creia que el Sol era otro planeta. Situar el Sol en el centro virtual del sistema planetario fue el punto de partida de la re- volucién copernicana. Al apartar la Tierra del centro del universo, donde se suponia que anclaban todos los cuerpos celestes, Copérnico se vio obigado a preguntarse por las teorfas de la gravedad. Las explicaciones precoperni- canas de la gravitacion babjan imaginado un Gnico centro de gravedad (1a Tierra), pero Copérnico arguyé que cada cuerpo celeste podria tener sus propias cualidades gravitacionales y sostuvo que, en cada uno de ellos los objetos pesados tendian hacia su centro, Esta vision condujo finalmente a la teoria de la gravitacién universal, pero su impacto no fue inmediato. En 1543, Copérnico suftié una parilisis del lado derecho y se fue de- bilitando fisica y mentalmente, El declarado perfeccionista que era no tuvo otra opcién que abandonar el control de su manuscrito, De revolutions, en las Gltimas etapas de impresi6n, Confié el manuscrito a su alumno, Georg Rheticus, pero cuando éste se vio obligado a dejar Nuremberg, el manuscrito cayé en manos del tedlogo luterano Andreas Osiander. Este, esperando apaciguar a los partidarios de la teorfa geocéntrica,introduyo algunas alteraciones sin el conocimiento y consentimiento de Copéni- co: introdujo la palabra shipétesis» en la portada, borr6 parrafos impor teza de la obra. Se tantes y aiiadi6 frases que dilu‘an el impacto y la cert dice que Copémnico recibi6 un ejemplar de su libro impreso en Frauen- visiones de Osian- burg, en su lecho de muerte, sin darse cuenta de las revsiones de O* jorante casi cie™ aiios, pero el siglo xvil vio cémo gente de la talla de Galileo Galilei, Jo- .rsos heliocen- der, Sus ideas permanecieron en una relativa oscuridad d hanes Kepler e Isaac Newton construian teorias de unive Mice eRe coreR C'S tricos, aparcando definitivamente las ideas aristotélicas. Muchos han es- exito sobre el modesto sacerdote polaco que cambio nuestr: feang von Goethe, el gran a manera de ver el universo, pero puede que sea Johann Wolf n mis elocuentemente ha escrito sobre escritor y cientifico aleman, qui las contribuciones de Copérnico: De todas las opiniones y descubrimientos,ninguno debe haber ejercido mayor efecto sobre elespritu humano que ta doctrina copernicana. Apenas el mundo ha- bia sido considerado como redondo y completo en s{ mismo, cuando se le pidié que renunciara al tremendo prvilegio de ser el centro del universe. Quizé nunca se haya hecho una petcién tan exigente a la humanidad, ya que, al admitirla, tantas cosas se desvanecian en humo y nicbla. Qué se hizo del Edén, nuestro mundo de ino- cencia, piedad y poesla?; qué se hizo del testimonio de los sentidos, de las convic- ciones de una fe poético-religiosa? No sorprende que sus contempordneos rehusaran perder todo esto y presentaran toda la resistencia posible a una doctrina que auto- rizaba y exigia de sus conversos una libertad de miras y una grandeza de pensa~ ‘miento desconocidas, ni tan siquiera soniadas, hasta entonces. Johann Wolfgang von Goethe A HOMBROS DE GIGANTES. EDICION iLusyy NOR EL UNIVERSO SEGUN COPERNICO CON EL VINCULO ASTROLOGICO Para quienes estudiaban los scielos, la astronomia y la astologia eran una misma cosa También eran llamadas «Ciencias Celestial Rng o UAs ic OTR RNIN: SOBRE LAS REVOLUCIONES DE LOS ORBES CELESTES INTRODUCCION AL LECTOR SOBRE LAS HIPOTESIS DE ESTA OBRA* Divulgada ya la fama acerca de la novedad de las hipétesis de esta obra, que considera que la Tierra se mueve y que el Sol esti inmévil en el centro del tniverso, no me extraia que algunos eruditos se hayan ofendido vehemen~ temente y consideren que no se deben modificar las disciplinas liberales constituidas correctamente ya hace tiempo. Pero si quieren ponderar la ‘cuestion con exactitud, encontrarin que el autor de esta obra no ha come- tido nada por Jo que merezca ser reprendido, Pues es propio del astronomo calcular la historia de los movimientos celestes con una labor diligente y diestra. ¥ ademas concebir y configurar las causas de estos movimientos, © sus hipétesis, cuando por medio de ningin proceso racional puede ave- riguar las verdaderas causas de ellos. Y con tales supuestos pueden caleu- larse correctamente dichos movimientos a partir de los principios de la geometria, tanto mirando hacia el futuro como hacia el pasado. Ambas co- sas ha establecido este autor de modo muy notable. ¥ no es necesatio que «estas hip6tesis sean verdaderas, ni siquiera que sean verosimiles, sino que se basta con que muestren un cilculo coincidente con las observaciones, a no Ser que alguien sea tan ignorante de la geometria o de la Optica que tenga por verosimil el epiciclo de Venus, o crea que ésa es la causa por la que pre= cede unas veces al Sol y otras le sigue en cuarenta grados o mis, 2Quién no advierte, supuesto esto, que necesariamente se sigue que el diimetro de 1a estrella en el perigeo es mis de cuatro veces mayor, y su cuerpo mis de dieciss veces mayor de lo que aparece en el apogeo, a lo que, sin em= argo, se opone la experiencia de cualquier edad?** Tambié a cen esta dis ciplina Plina hay cosas no menos absurdas 0 que en este momento no es nece- * Se cree que este prok rblogo, realidad por Andreas Osiander, un ‘evolutionibus en Ia prensa atribuido inicialmente a Copémnico, fue escrito en ‘e6logo luterano y amigo de Copétnico, que vio De 2 PAGINA SIGUIENTE Copémico inicid su exploraciin det tuniverso con astrolabios, compases, ‘uadrantes y goniémetros paralaje. Hoy en dia continvamos 24 ‘esta exploracién utiizando una teenologia que Copérnico jamais ‘pido siquiera imaginar, como el telesopio International Ultraviolet Explorer (UE), que explora el universo twilizando luz ultraviolet, HoMmBROS DE GIGANTES. EDICION Hlusry Abe sario examinar. Est suficientemente claro que este arte no conoce om. pletay absolutamente ls caus de los movimientos parents desu Y si al suponer algunas, ciertamente piensa machisimas en modo ay no suponga que puede persuadit a alguien en que son verdad. sino tan s6lo para establecer correctamente el cilculo, Pero ofec dose varias hi- pétesis sobre uno solo y l mismo movimiento (como la excenrcidady el epiciclo en el caso del movimiento del Sol) el astrénomo tomardla que con mucho sea mis ficil de comprender. Quiz4 el filésofo busque mis l verosimilitud, pero ninguno de los dos comprenderi o transmitiré nada cierto, a no ser que Ie haya sido revelado por la divinidad. Porlo tanto, permitamos que también estas nuevas hip6tesis se den a conocer entre ls ‘iguas, no como mis verosimiles, sino porque son al mismo tiempo ad- mirables y ficiles y porque aportan un gran tesoro de sapientisimas obser vaciones. Y no espere nadie, en lo que respecta a las hipétesis, algo cierto de la astronom¥fa, pues no puede proporcionarlo; para que no sila de esa disciplina mas estiipido de lo que entrd, si toma como verdad lo imagi- nado para otro uso. Adiés. LIBRO PRIMERO* Entre los muchos y variados estudios sobre las letras y las artes, con Jos que se vivifican las inteligencias de los hombres, pienso que princial= san sobre le hs las cosas mis bellas y mas dignas del saber. Tales son las que tain 4 maravillosas revoluciones del mundo y del curso de los astros de as 28° de todo lo mente han de abarcarse y seguirse con el mayor afin las que vet nitudes, de las distancias, del orto y del ocaso, y de las causas icin media de St Toy dels exc ir demasiado 5° ein dl Soh ‘Adems, se hall6 que, si el planeta estaba sobre el epiccl, la po aparecia aineada con EPA, Por lo tanto, dadas a razones del epi a, Venus nunca deberiaaparecer dede la Tierra a una danea ang perior a 40 grados del centro de su epiciclo, es decir de I+ pois” ™ como se observa centers * Los tres pirrafos introductorios se hallan en la ‘edicién de Thorn del yen a edicibn deVarovia. A HOMBROS DE GIGANTES EDICION Wiust, TRAD, MAE eAS Tc OrER NYC OS astrologia, y muchos entre los antiguos la consumacién de las matemiticas, Ella es Ia cabeza de las demis artes nobles, la mis digna del hombre libre, y se apoya en casi todas las ramas de las matemiticas. Aritmética, geome= tra, 6ptica, geodesia, mecénica, ysi hay alguna otra mis, todas se dirigen aellaY,siendo propio de todas las buenas artes el apartar de los vicios y dirigir la mente de los hombres hacia lo mejor, ella puede proporcionar esto mis abundantemente y con increible placer del espiritu. Pues ¢quién, adhiriéndose a lo que ve constituido en éptimo orden, dirigido por la providencia divina, mediante la asidua contemplacién y cierto hibito ha cia estas cosas, no es llamado hacia lo mejor y admira al artifice de todo, en el que esti la felicidad y el bien completo? Pues no en vano aquel salmista divino se confesaria: delectado por el trabajo de Dios y arreba~ tado por las obras de sus manos; si no es porque, por medio de estas cosas como por una especie de vehiculo, fuéramos levados a la contemplacién del sumo bien. Platén advirtié con mucho acierto cuanta utilidad y adorno compor- taala Repablica (pasando por alto las innumerables ventajas para los parti~ culares). Este, en el séptimo libro de las Leyes, considera que debe exten- derse [su estudio}, para que con su ayuda se mantenga viva y vigilante la Giudad, respecto del orden en los dias, los tiempos divididos en meses y ahs con vista a las solemnidades y también a los sacrificios; y si (dice) ale {guien niega su necesidad para el hombre que desee aprender cualquiera de las mis altas doctrinas, pensaré con gran estupidez;y estima que falta mu- cho para que cualquiera pueda llegar a sero ser llamado divino, sino tie~ ne el conocimiento necesario del Sol, ni de la Luna, ni de los demis astros ca oe ee ns oe os investiga temas de gran- Ben sobre todo respecto a sus princi a Coe ie ee - oles shipécesiss, y vemos que mu- Bs ca ae en desacuerdo y ni siquiera eee el curso de los atosy la revolu- elas inise con un nimero exacto, ae Si No es con mucho tiempo ee antemano, con las que, Posterioridad de mano en mano, Pues, au ni re ycon como ya diré, inque C, Ptolo-~ PAGINA ANTERIOR Esta reproduccion del sistema solar tal como ta vemos en la actualidad constituye, en gran medida, una confirmacién de lo que imaginé Copérnico.

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