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El sexo del capitalismo Apuntes sobre las nociones de “valor” y de “disociacién-valor” Roswitha Scholz P ARA MOSTRAR lo que quiere decir la nocidn de “disociacién-valor” conyiene, en primer lugar, explicar lo que significa el concepto androcéntrico del “valor” tal como ha sido definido por la “critica fundamental del valor” y que pretendo desarrollar aqui de modo cri- tico. En general, la nocién de valor es utilizada de manera positiva, ya sea por parte del marxismo tradicional, por parte del feminismo 0 incluso de las ciencias econdémicas donde, bajo la forma de los pre- cios por ejemplo, el valor aparece como un elemento incondicionado e inamovible a través de la historia de las sociedades humanas. A ese respecto, el enfoque de la critica fundamental del “valor” es total- mente distinto. Bajo tal enfoque, el valor es entendido y criticado como la expresién de una relacién social fetichista. En las condicio- nes propias de una produccién mercantil destinada a mercados and- nimos, los miembros de la sociedad, en lugar de utilizar de comin acuerdo los recursos para la reproduccidén razonada de su existencia, Producen, por separado, mercancias que sdlo devienen productos Sociales una vez que han sido intercambiados en el mercado. En tan- to “representan” un “trabajo anterior” (consumo de energfa social humana abstracta), esas mercancias constituyen un “valor”; es decir, Corresponden a una cierta cantidad de energia social consumida en Su fabricacién. Esta representacién se expresa a su vez a través de 98 Sexo, CaprTaLisMo y CriTICA DEL VALOR un médium particular, el dinero, que es la forma general del valor para todo el universo mercantil. La relacién social mediatizada por esta forma trastoca profundamente las relaciones entre las personas y los productos materiales: los miembros de la sociedad, en tanto que personas, aparecen de forma asocial, como simples productores privados y como individuos carentes de vinculos. Inversamente, la relacién social aparece como una relacién entre cosas, entre objetos muertos que se enlazan a través de las cantidades abstractas de valor que representan. Las personas son cosificadas y las cosas se ven, por asi decirlo, personificadas. E] resultado es la alienacién mutua de los miembros de la sociedad, que no utilizan sus recursos en funcién de decisiones conscientes, tomadas de comin acuerdo, sino que se someten a una relacién ciega entre cosas muertas, sus propios pro- ductos, bajo el mando de la forma-dinero, Es asf como, una y otra vez, s¢ incurre en un mal reparto de los recursos, lo que nos precipita a crisis y catdstrofes sociales. La critica de este fetichismo que subordina los seres humanos en tanto que seres sociales a las relaciones creadas por sus propios pro- ductos debe, pues, realizarse desde el nivel de la produccién mer- cantil, del valor, del trabajo abstracto y la forma-dinero. Y es pre- cisamente ahi donde la teorizaci6n marxista anterior ha fracasado. Aquello que constituye la verdadera radicalidad de la teoria marxiana ha sido marginado como filoséfico, mientras que al nivel concreto de la teorfa social, es decir en un sentido social y econdmico, se mos- tro ineapaz de romper el corsé taxonémico del sistema moderno de produccién mercantil (en sus diversas formaciones, histéricamente asincrénicas). Al contrario, la “critica fundamental del valor” preten- de actualizar ese mticleo desaparecido de la critica de la economia po- litica y poner de manifiesto que la forma aparentemente natural del valor reviste un cardcter-fetiche negativo, para llegar as{ a una refor- mulacién de la critica social radical: “Como mercancias, las cosas son objetos-valor abstractos privados de calidad sensible, y tinicamente bajo esa forma extrafa son socialmente mediatizadas. En el marco de la critica marxiana de la economia politica, este valor econémico se determina de manera puramente negativa, en tanto que forma de representacién abstracta y muerta del trabajo social efectuado sobre el producto, forma a la vez cosificada, fetichista, separada de cual- EL SEXO DEL CAPITALISMO 99 quier contenido sensible y concreto y que, a través de un perpetuo “movimiento de forma de las relaciones de cambio, se desarrolla hasta Ilegar al dinero en tanto que cosa “abstracta” por antonomasia 2), Sin “embargo, este fetichismo especifico de la forma-mercancia en tanto _que principio general y dominante de la socializacién sélo existe en Jos sistemas modernos de la produccién mercantil. Sélo el capitalis- mo moderno ha engendrado una forma-mercancia orientada hacia mercados anénimos, auténoma y escindida del resto de la vida y de fas otras formas relacionales, y que, al mismo tiempo, domina todo el proceso social de Ja vida. Anteriormente, se producfa en primer lugar para el uso, y no sdlo en los contextos agrarios sino también en el seno de corporaciones regidas por una legislacién especifica. En cuanto a la nocién misma de “toralidad” social, ésta no podia “surgir mds que con la dominacién realmente totalitaria de la for- ‘Ma-mercancia y de la forma-dinero sobre el conjunto de la sociedad. Laproduccién mercantil, las relaciones monetarias y la “economia de Mercado” como contexto sistémico general vieron la luz gracias a que el valor, y por ende su forma fenoménica, el dinero, se transforma, de simple médium entre productores realmente independientes (eco- ‘nomias familiares, etc.) en un fin en si mismo social general: bajo la forma de capital, forma un bucle consigo mismo para “valorizarse”, ‘es decir para engendrar, en un proceso ininterrumpido, “mds dinero” (plusvalfa). Dos condiciones son constitutivas de esta “valorizacién del valor” Productiva en un sentido capitalista y distinguen ese modo de pro- iccidn capitalista de cualquier produccién mercantil premoderna. n primer lugar, la produccién de bienes de uso —en condiciones Precapitalistas, la razén de ser absolutamente natural de la produc- ‘cion— se transforma en un simple vector de la abstraccién-valor y transforma, por ende, la satisfaccién de las necesidades humanas en simple “subproducto” de la acumulacién de capital-dinero. Se da, Pues, una inversién de fines y medios: “El fetichismo se ha vuel- to autorreflexivo y, por tanto, convierte al trabajo abstracto en una maquina que encuentra en si misma su propia finalidad. A partir de €ntonces, el fetichismo ya no se “desvanece” en el valor de uso, sino ‘que se presenta bajo la forma del movimiento auténomo del dinero, Como transformacién de una cantidad de trabajo abstracto y muer- 100 SEXO, CaprTaLISMO Y CriTICA DEL VALOR to en otra cantidad —superior— de trabajo abstracto y muerto (la plusyalia) y, de este modo, como movimiento tautoldgico de repro- duccién y autorreflexién del dinero, que sdlo se convierte en capital, y deviene por lo tanto moderno, bajo esta forma °).” En segundo lugar, la propia fuerza humana de trabajo debe con- vertirse en mercancia. Privada de todo acceso auténomo y conscien- te a los recursos, una parte siempre creciente de la sociedad se ve sometida a la dictadura del “mercado de trabajo”, haciendo asi de la capacidad humana de producir una capacidad fundamentalmen- te heterénoma. Sédlo en esas condiciones la actividad productiva se transforma en “trabajo abstracto”, que no es més que la forma de actividad especifica que reviste la finalidad en si misma abstracta de incrementar el dinero dentro del espacio de funcionamiento de la “economia de empresa” capitalista, es decir una forma de actividad separada de la vida y las necesidades de los propios productores. A medida que el capitalismo va desarrolldndose, toda la vida individual y social, en todo el planeta, lleva el sello del movimiento auténomo del dinero. Eso acarreard como consecuencia que “el trabajo vivo deje de aparecer como expresién del trabajo muerto autonomizado’, y el trabajo (abstracto), que surge tan sélo con el capitalismo, se plan- tee en delante de un modo ajeno a la historia, como un principio ontolégico 4. La visién truncada que el marxismo tradicional del movimiento obrero tenia de este contexto sistémico (5) consistia en que criticaba la “plusvalfa” en un sentido puramente superficial y so- cioldgico, es decir en cuanto a su “apropiacién’” por parte de la “clase capitalista”. No era la forma del valor funcionando en bucle y de manera fetichista lo que era denunciado como escandalosa, sino tini- camente su “distribucién desigual”. Precisamente por eso, a ojos de los representantes de la “critica fundamental del valor”, este “marxis- mo del trabajo” permanece prisionero de la ideologia de una simple “justicia distributiva”. Es en el cardcter absurdo del fin en si mismo de la forma-mercancfa y de la forma-dinero totalitarias donde reside el problema, mientras que la “distribucién equitativa” en el seno de dicha forma permanece sujeta a las leyes del sistema y, por lo tanto, a las restricciones impuestas por ese mismo sistema, lo que hace de ella una mera ilusién. Una simple redistribucidn en el interior de la forma-mercancfa, de la forma-valor y de la forma-dinero, sea cual EL SEXO DEL CaPITALIsMO 101 sea el modo de aplicacién de la mism: acabar con la miseria global engendrada por el capitalismo; el pro- blema no consiste en la apropiacién de la riqueza abstracta bajo la forma no abolida del dinero, sino en esa misma forma. Asi, el viejo movimiento obrero, con su “critica” sesgada del capitalismo formu- lada en el marco de las Categorias no abolidas del capitalismo, sélo podia obtener —y atin de modo pasajero— ciertas mejoras, alsin! alivios inmanentes al sistema. Hoy, en la vordgine de la crisis que vive el sistema mercantil, esas mejoras son hechas afticos una tras otra, En ese proceso, el marxismo tradicional y mds generalmente la izquierda politica han ido asumiendo todas las categorias fundamentales de la socializacién capitalista, en particular el “trabajo abstracto”, el valor €n tanto que principio general pretendidamente perenne a lo largo de la historia y, por consiguiente, también la forma-mercancia yla forma-dinero en tanto que formas generales de relacién social del mismo modo que el mercado universal anénimo como esfera a la mediacién social fetichista, etc. En cuanto a la miseria y la alienacién que acomparian semejante contexto sistémico categorial (9), deberfan Set corregidas mediante intervenciones politicas externas, Todavfa hoy en dia, esta ilusién sigue siendo recalentada y servida con salsa keynesiana (de izquierdas). , A lo largo del proceso histérico en que se ha impuesto el capita- lismo, solamente en las us

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