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Las Indias No Eran Colonias - Ricardo Levene PDF
Las Indias No Eran Colonias - Ricardo Levene PDF
(Poi loo," PRlbomos) co efecto, que crite tode Is actucién y obs de Las casas dies eo Geto" paje, pretended caticat de’ intreadts facia en iayor de os nds; "eBueo Trails a Efpada, torn Indt ions he, ee ei ede ie igs fave ie custan mattis, nie de fos conan, mee, Vileoci, MDUXKIM) La difsign en el exterior eat ‘obris de Lat see contriouyg a itenincer in comenie de, bipanofobla nici fg. Franca co siglo Xv, ¥ fondadn en las tivaidade. polis cot Eat represen, en Un_monesterio para que no sea cabs | JAS INDIAS NO ERAN CoLoNIAs *” J ficientes elementos de juicio a los Gobiernos ultramarinos bispanicos, a los que —por otra parte— continuaba llamando colonias. Comienza por afirmar en Reflexiones imparciales sobre la Iumanidad de los espafoles en Indias (en italiano, Vene- cia 1780 y edicién castellana de 1782), que ef haber sido Es- pia la més humana de las naciones fue el motivo por el que fal vez.se la ha tenido por la mas barbara, El padre Las Casas se oponia a los testimonios més ciertos, aun a los de los ex iranjeros. El historiador Robertson, para probar las crueldades de los espafioles alegaba, no lo que decian sus escritores, sino lo que juzga que debieron decir sobre las conquistas de México y ol Pera. Estudia las causas de la despoblacion: la falta de agricultura, el laboreo de las minas, las epidemias,(1). En la Reflexién tercera sefiala el abate Nuix la inconve. niencia de Raynal y de Robertson en graduar los excesos de los espafioles en Indias. Reconoce que al principio de los, RICARDO Leven, PF {AS INDIAS HO BRAN COLONTAS 101 Si los extranjeros habian sido malos jueces en la causa de fapatla en Indias, por ignorar la verdad de los hechos, por fa malignidad en interpretarlos y por la temeridad en sus {3- Tot, mucho mis lo eran todavia, dice el abate Nuix, «por 0 reflexionar las circunstancias en que se ballaron los es aoe. De lo expuesto se desprende que, en general, durante el silo xvm, Ia legislaci6n y los juristas indianos ‘continuaban gontiderando como dominios y no como colonias los extable ¢imientos ultramarinos. Publicistas extranjeros como Raynal hicieron acusaciones injustas y agraviantes contra Espafia, pero no ast Robertson, autor de piginas de las que he destacado algin pasaje en el que admite, refriéndose a la legislacién y las instituciones én vigor en Indias, que estos dominios no eran precisamente colonias. No eran colonias legalmente, repito, pero en Ia realidad, los jariseonsultos como Juan de Ovando, del siglo Xvi, Tuan de Solérzano Pereira, del siglo xv y Victorian de Villava, del siglo xvi —entre otros— ponen en evidencia que las ieyes 10 se cumplian, y hacian la defensa de los crillos del Nuevo Mundo a quienes no se les reconocia iguales en cuestién tan | trascendental como la de provisién de los oficios y mantenian descubrimientos se cometieron injusticias y crucldades, clas | cuales, sin embargo, tuvo Espafia Ia humanidad y el honor de descubrir y confesar la primera y de procurar el pronto remedio con la mayor severidad de las leyes>. Luego los indios fueron tratados con dulzura y no se les gravé con otras cargas que con los tributos comunes a todos los vasallos. {Quien seré el que mida exactamente los limites de esa labor de Es- pala en Indias? Contestaba el abate Nuix que mientras no se halle un justo estimador de ellos, los extranjeros nombrados nno habian sido cjueces justos y competentes en esta causa» La ignorancia o Ia malevolencia habia hecho que los publi cistas extranjeros adoptasen faa de le cxllura espaol (1783), de. Juan ‘Francisco Masdeu; ke Histta ‘polities de tos establecinienios utramarinas de las nactones108 RICARDO LEVEN: Termino afirmando con Menéndez Pelayo, que la Historia de Espafia escrita por sus enemigos, atin en sus labios, results srande (1). europeas, (1784-1790), de Eduardo Malo de Luque, de igual sale ‘gue is obra, dei abate. Raynal, pero que no es en realidad tna simple Siaduccion de esta lima obfa sino gue Gene movificciones ‘esenee Jes de concepto sobre todo; ya Historia del Nuevo Mundo (1799, de Juan B. Muoz, que solo aletnz6 a publiear un primer tomo barca le narracion de'los sucesos hasta ‘prineipos del siglo V1, perp on sbi fundamento documenta eric, ‘@)" En ol prologo a fa versign. de ln Hisiora de la Weratwra esp. ala, det, Flsmaurice Kell, Madtid, 1901. En la Historia de Bspahe feeria en buena parte por exteanjeres, st concedian alguna. importy. en Teratira "ate la negaban, "cen fos dominion de acon, speculative, y sobre todo de as aplicadas, ni sigulcta,en Ia grog fie ig! Seder, Le Tey nara, pgs B13" oti icra Araluce) CAPITULO vi PUBLICISTAS DE INDIAS DBL SIGLO XVII QUE PRECONIZARON IA ADOFCION DE _REFORMAS POLITICAS FUNDAMENTALES EN EL ‘GOBIERNO INDIANO He explicado en otro capitulo tas reformas principalmente condmicas de la legislacién de Indias en el siglo xvint y las opiniones de los economistas que las preconizaron. ‘Me ocupo ahora de publicistas y de gobernantes de Indias, de ese mismo siglo, que afirmaron la necesidad de adoptar reformas principalmente politicas entre los que se destacan las grandes figuras del conde de Aranda, Jovellanos, Florida- blanca, José Galvez, Miguel Lastarria y sobre todo Vietorién fe Villava (1). El ministro conde de Aranda, siguiendo a Francia, se asocis su politica para ayudar a la’ emancipacién de las colonias de la América del Norte, en oposicién a Inglaterra. Anuncié que igual proceso de independencia se estaba cumpliendo en los dominios espafioles, y para evitar Ia guerra expuso al rey Carlos IH con cardcter reservado, su vasto plan de creacién 1 Surge te oa soe Ant, a Spc as aE Daan tin Seat BSS ee Se rita abe diary lant ee BLS Peer reece Mme Cee a Shia deta ea Sela estate ors eT “pa oda a a oe th Stat SES ht! Hee Cree Steen mane eb, HESS Se ead betas ieee ee Eos Siadhey ecaias Patios ich Sa Mi Piet SEE a xe np er: ot STfr RICARDO Levey, US INDIAS NO ERAN CoLoMAS 108 de tres monarquias independientes en América, pero bajo q 601» En este dictamen, se proponia entre otras reformas las gobierno de prncipes dela casa real de la mettOpolt Franc siguientes: atraer a los americanos a os estudios en Espaia tenia pocos posesiones en América, y en cambio Espata tens ales en la tropa un numero Jeterminado de plazas; tenet muchas, desde entonces cexpuestas a las més terribies coqealgéin regimiento de naturales de Indias en la peninsula; guat~ mosionés>. Jamés han podido conservarse por mucho tiempy dat 18 politica de enviar siempre espatioles @ Indias en los Povssiones tan vastas Colocadas a tan gran distancia deg. ptcipsles cargos y colocar en equvalenes puestos de Es: Metrépol, deca el conde de Aranda, y a esta causa gener] pufa 2 10s criollos porque asl se cesttechara fe amistad ¥ ta todas las colonias habia, que agregar olras especial, 4 glsn>. Ademés se Aeonsejaba resonocst del iste de cada continuacién se refiere a Ia dificultad de enviar los socorres’ uno de los tres virreinatos y de las islas Filipinas, el res- rnecesarios, las vejaciones de algunos gobernadores para eon pectivo diputado a la corte. «Esta diputacién destecraria la sus desgraciados habitantes, la distancia que la separan de jy idea de una aristocracia separada y aquellas Provincias se Auloridad suprema, ee. Come existian germenes de insure comsideraian como tha parte esencial de la. Moneta, ides cién en toda América y con el propésito de evitar las grande, | que actualmente no esti tan arraigada como conviniera...> pérdidas que padecia, el conde de Aranda proyectaba estz, Habia que adoptar todas los medios activos indicados para Fleece tet infanes espaiotes en Ameria como reyes tribe. romover el progreso de estos dominios, hacerlo con prot tari, uno en México, otto en el Pert y otro en Costa Firme, dtu, «puesto que ahora hay todavia tiempo y dentro de poco tomando el rey de Espajia el titulo de emperador y conser. | ser tarde». El autor que ha dado a conocer este intere- vando Gnicamente para si las Islas de Cuba y Puerto Rico sante documento, observa con razdn, que durante el reinado tn parte sepentional, y alguna otta que conviniera en Ge Carlos Ill. se niega desididamente'a'miar ies Tadias come merialonal, Las nievos saeranesy'sis jos habia de ce. [ina colonia Je Espatia (D, ‘arse siempre con infantas de Espafta‘o de su familia, y la | En el Informe y Plan de Intendencias que convene estabe. prineipes espaioles tomarian también por esposas a prineens jer en lar Proviicias de este Reino de Nueva’ Bapomta de 15 de log reinos de tltramar. Considerata el conde de Aranda Ge enero’ de 1768, de Jost Giver en su cardcter he vistadoy aque la aplcacién de este plan, imporaria grandes benef | ~que después pass a desempenar una Secretaria de Indias. Dara Espaia por las contibuciones econémicas que hatin | del marques de Croix, virey de Nueva Espana, se proves. Etectivas los nuevos reinos y por el incremento del comercio| ba la teforma institucional del visrelnato itada, on as Ladas, I Plan clogs ef régimen de as Tntendencins adoptado ‘Vinculado on este proyecto se encuentra el dictamen de sa Espaia le conveniencin de extndetlo “para eva mac toy Fisales de Consejo, Campomancs y Flordablanca, com joes malez—en stan tices diltados dominos de is Aime: siderado en el Consejo Extraordinario de S de marzo de 1768, tea, Dues auntie Yaris veces se pens6 en uniformat a 5o- presiddo por el conde de Aranda, Ea un pasa e este do. teta0 de estas grandes Colonias Gon el de st. Metropol se Gumento. dicen Campomanes y Floridablanca para servir le ousieron los muchos que se interesan en la Anarqula 9 el Fevoluciin independiente: «los vasallos de S.'M. en Indas @sorden y otros por no tomarse cl trabajo de eaatsrar los para amar a la matriz que es Espafia, necesitan unir cus in. abusos, los veneran con nombre de Sistema antiguo, dejando fereses, porque no. pudiendo. haber carino a tanta. distancia, sbisr el mal a fuerza de hacer conceptuar pes incarasle o solo se puede promover este bien haciéndolos percibir la dul. por Regional Constelazn>. Y més adelante también dicen sus Zara 'y ‘parcipaciOn de las" ullidades, onores y_gracas. stores en l Plan, que al establccimienta de las Intndencios {Como pueden amar un gobierno 2 quien increpan’ imp ibia hacese bajo las mismas Fes que las de ia peninsula o téndole que principalmente trata de sacar de all ganancas ‘st ecorrer al enrgo de los Tntondentes ens tesppstvas Pio, Y utlidades y ninguno le promueve para que les haga desear tncias las cuatro causas de Justicia: Hacienda, Geerta ¥ Polk ® amar a la Nacion y qe fodos fos que van de aqui no llevan otro fin que el de hacerse ricos a costa suya? No pudiendo 1 wichant Koneoke, Za concn ltl de tor oo fo cae mirarse ya. aquellos paises como una pura colonia, sino como at'¥e lt Independent ch, Sa Batis tas, aon» la ce tne provingspodeross sonst de Impeio Eape So" |106 RIGARDO 15VE, cia, conforme a lo dispuesto en las R¢ Instrucciones de 1718, 1749, sin que se necesite variarlas en més puntos esenciale, que los de fomento de fabricas prohividas en las Colonias y ‘otros pocos de menos Monta que se exceptuaran al tiempo de establecimiento> (1). En los parégrafos transcritos del documento citado se hace mencién a «estas grandes Colonias» por dos veces, pero ya eq i titulo se expresa que el régimen de las Intendencias con. venfa establecerlo , prohibiciones que, en efecto, existian y que ahora el Plan se proponia suprimir. ‘También hace referencia a la palabra cofonias, el insigne Victorian de Villava en sus Apuntes para una reforma de Espaiia, sin trastorno del Gobierno Mondrquico ni la Rel: aidn, de 1797 (2) 'El magistrado y jurisconsulto que fue Villava, dedic6 tay | meditaciones de este libro a evitar 1a revolucién equ Joy mismos abusos> preparaban. El capitulo primero sobre la monarquia, revela el vigor de| su espiritu y Ia garra del escritor. Comienza anotando estas ‘observaciones originales sobre la psicologia politica hispénica: ‘eLa Espafla menos que ninguna otra nacién mudaria de go bierno sin una guerra civil que la aniquilase, y menos que ninguna otra formaria una repablica unida indivisible ex toda la Peninsula, Dominada por una larga serie de siglos de sus reyes y acostumbrados los pueblos a Ia soberania de uno, jamés se Uniformarian los énimos en la mudanza ni en nueva forma de ella: de que resultarian odios e incendios inextinguibles; a més de esto las Provincias todavia no bier avenidas entre si, acordindose atin algunas de los antiguos tiempos de cu independencia, formarian partidos separados () Informe y Plan de Intendencias, que convene estalecer en Int Provincas de ete Reymo de Nueva Eipafa, documentos citadon pat Emilio Ravignani ea BY Virreynate del Blo. de Ia Peta (TIC1310) Historia de la Neclin Argentina, cdicién de je Academie Nacional & Histon, © Ive 10 faci, has 197 3s Rall in ida Gamo, de Piaoritn de Viana, Boson ‘Aire, 106, pags. oar y sigs, edicidn del Institute de Investigacion fisérices Ge a Facalnd de Filosofia y Letras. US INDIAS NO ERAN CoLOMIAS 107 y bastaria que una clamara por la democracia para que otra defendiera In monarquia; y aun cuando cansados todos del an- tiguo poder se convinieran en destruirlo, para sustituirle el del pueblo, dificilmente se acomodaria el Catalén, el Gallego y a Andaluz desde sus extremidades a dirigir los rayos de su poder al centro, para formar un punto que volviera a remitic fs luces a toda Ja Peninsula.» A continuacién se refiere asi a los dominios ultramarinos: de las provincias. Y asi como deberian proh birse las apelaciones a aquellos iribunales —observa con fun. damento— deberian conterire las escribanias, porterias, a guacilatos, beneficios, curatos, segiin pareciera mejor, sin que en esta desmembracién perdiera nada el rey ni la Real Ha cienda, porque nombrando el rey los principales empleos, é tos en’ su nombre, Termina €1 escrito invocando el espiritu del crstianismo para quejarse de los falsos cristianos dedicados al traico ne ero, Su amorosa voz defendis a aquella raza desheredada, victima de le codicia europea, afirmando que sélo el hombre bien pagado es el capaz de emprender grandes trabajos, ex. petiencia que Ia humanidad recogeria més de medio siglo des: pués,fruto de las sangrientas guerras contra la esclavitud (1) La obra de Miguel Lastarria, Reorganizacién y plan de se: sguridad exterior de las muy inieresantes colonias occidentale del Rio Paraguay 0 de La Plata (1806) trata de los Indios de esas regiones y de su gobierno temporal y espiritual, es deci, de las reducciones jesuiticas. Tal territorio, por su’ consti cin politica, eorria el riesgo de que lo conquistaran les por tugueses del Brasil. Desde su descubrimiento habia sufride las agresiones de piratas, ingleses, holandeses, dinamarqueses y franceses. Estas invasiones y las de los portugueses, indicaban ‘a importancia de dichos territorios, Lastarria. detalla especial. mente los hechos demostrativos de la mala fe de los port gueses y expone (Ley 1, tt. 12, lib. IV, do la Recopilacion de In. dias.) €Véase mis el contraste de nuestro sistema colonial con dl portugués: Nuestras Leyes ordenan y imandan que nadie de autoridad propia haga descubrimiento, entrada, poblacién « rancheria. Que se encargue su execucién solamente a perso- tas de satisfaccién y buen zelo. Que antes que se conceda pa- () Refridndose a tos Apumamientor para le reforman, desia Frac 0 de Paula Sanz que cra un seiioso discus propugids pot weaee 4s rovincias' del teing y"aun fers de el (archivo poreral de la Nee Sin, Buenos “Aires, Division Colona Seaton’ Gobierno, Hociemte, 10, Yep. 79, exp. ‘im. 2527). Seatin Luis Baz. en La Uniocred Mayor ‘Real y Ponificia de San Branclco Xavier de la Capltel de fos Charcas, “Apinies” para su historia, pag. 252, Sacre, 1914" el trsbaso sombrado”Greulé Eatonces manuscrito cuamtc eta posible’a RICARDO LEvEME sar adelante se pusble, asiente y perpetiie lo pacificado para paz y concordia de ambas Repdblicas divina y humana y as, progresivamente (Leyes 1.", 2." y 4, Tit. y Ui. cits.). Con tal debida y prudente lentitud no se podia dejar-el campo libre al indicado contrario sistema Portugués.» Analiza las leyes dde Indias, que indirectamente facilitaban la irrupcién de log portugueses, en especial durante el periodo en que los bra- silefios pudieran ensanchar sus posesiones cuando estaban uni- {das las Coronas de Castilla y Portugal; compara cl sistema colonial portugués, que repartia las tierras gratuitamente, pro- hibiendo por largo tiempo el trabajo de las minas para que ley inspirase el amor a Ia agricultura, al contrario de nuestro sis. tema, que ordenaba se vendiesen las tierras, y se regalasen las minas, principios de la agricultura portuguesa para cuya aplicacién esclavizaban los indios, al punto de que el Brasil lleg6 a ser la primera colonia agricola americana «mientras que los nuestros se sepultaron en las Minass. El progreso de Ta agricultura en el Brasil fue asi mismo la resultante de la importacién de negros, la facilidad y seguridad de su trans. porte por precios equitatives, de sus posesiones de Africa, que aleanzaban por entonces 2 350.000, aliviando el trabajo de log indios, que ascendian a 280,000. En seguida detalla el plan de labor para los cuatro gobier. nos dependientes de Ia Intendencia del Paraguay, que propo- nia crear: Misiones, Corrientes, del Uruguay y Montevideo y el departamento de la Colonia del Sacramento. El concepto que inspira a Lastarria su obra sobre Colonias Orientales del Rio Paraguay se proyecta claramente en la com- paracién muy acertada que ensaya entre el sistema espafiol y el portugués aplicados en estos dominios, 1a preeminencia del gobierno espiritual es su caracteristica, por oposicién al plan dde una empresa comercial, cual era el sistema portugués. ‘Ademés, en sus referencias a las tituladas Colonias, las lama «en aquellos paises de nuestra América» y propone la forma de su gobierno. Concibe la creacién de una Junta en Buenos Aires, compuesta del virrey, del regente y un fiscal de la Audiencia, un contador de Cuentas, un minisiro de Real Hacienda y del prior del Consulado, que 6e denominaria . Intent6 realizar una fobra «concebida en lenguaje de nuestra Historia, de nuestra Literatura, de nuestra Legislacién...2, abundando en asuntos dignos «del Periédico y de la argentina Historia». ‘eFelices tiempos los en que el hombre, todo entregado a la mas recomendable ocupacién consagra a Ceres los precio- sos sacrificios con que antes agradaba a Marten, dicese en el rospecto del Semanario de Agricultura, Industria y Comer- io (1802-1806) descubriendo la vocacién pacifica de un pue: ‘blo; periddico que nacia para propagar «ce unas Provincias fen otras» los conocimientos mAs necesarios. Aspiraba a ser fl érgano que transmitiera las ideas iitiles y su editor neve titaba precisamente . ‘Manuel Belgrano, en varias de sus «Memorias>, se ocupa del bienestar de lo que él llama cesta Provincia», y la «Madre Patriay unas veces y otras. Proponis el estable- Gimiento de fabrieas de eurtientes en el virreinato, para lo- frar el biencstar de los habitantes de estas provincias —es Ta fxpresién que repite Belgrano y promover en ellas amor Al trabajo desterrando ast cla cruel peste de la holganza> Consideraba que «todas las naciones ctf se esmeran en qe sus materias primeras no salgan de sus Estados a manufactu- ‘arse y todo Su empefo es conseguir no solo el darles nueva formar sino aun atraer las del extranjero. para. executar 10 mismo y después vendérselos>. Era necesario meditar y resol- ter «en lo mejor que puede tener utilidad a estas Provincias, que se halla en Ia obligacién de atender, pues de su bienestar debe resultar el de la Madre Patria () Museo Mitte, Docunentor del Archivo de Belgrano. Buenos iret, 1913, 1, bigs. By 98 en118 AICARDO Levene En otra de sus — en que sefiala los efectos que produce Ia anarquia, en la época que estuvo corriendo, nos presenta més de una prue vba de que la desunién es el origen’ de los males comunes en que estamos envueltos, y que nos darn muchos motivos para Morarlos, mientras existamos, aun logrando salir victoriosos de Ia lucha gloriosa en que se halla nuestra Espafia Europea» Entre los publicstas de Mayo, fue Mariano Moreno quien dedics al importante asunto de la naturaleza y organizacion legal de estos dominios, piginas admirables en las que pone en evidencia que tales” provineias no eran colonias por las leyes. Habia llegado el. momento trascendental —eran las visperas revolucionarias de 1809— de aplicar con carscter ur gente, las antiguas y las nuevas leyes que proclamaban la igualdad de Espafa e Indias El 22 de enero de 1809 el Gobierno peninsular dictaba un decreto de excepeional valor politico para América. La Junta Suprema de Sevilla, en nombre del rey, conside- raba en ese decreto eque los vastes y preciosos dominios que Espatia posee en las Indias no son propiamente Colonias 0 Factorfas, como las de otras naciones —decia categéricamen. te—, sino una parte esencial e integrante de la monarquia es. pafiola; y deseando estrechar de un modo indisoluble los sa- ‘grados vineulos que unen unos y otros dominios, como ast mismo corresponder a la heroica lealtad y patriotismo de que aeaban de dar tan decisiva prueba a la Espasa en In coytn- tura mas critica que se ha visto hasta ahora nacién alguna (iy Nase amas Memorias de Manuel Relrano, ep Le Revol de Mayo'y Mariano Moreno, Gy t Ill, page. 24 9°33, JAS INDIAS NO BRAN COLONIAS 19 Por tanto, «reinos, provincias ¢ islas» debian tener repre- sentacién nacional y constituir parte de la Junta Central Gu- bernativa del Reino por medio de sus diputados, y para que tuviera efecto esta resolucién, nombrarian cada uno de los vi- sreinatos de Nueva Espafia, de Peri, Nuevo Reino de Gra- nada y Buenos Aires y las capitanfas generales independientes de Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Chile, provineias de Vene- zuela y Filipinas, un diputado que represente a su respectivo distrito. En las capitales cabezas del partido del virreinato de su mando, procederian los cabildos a nombrar tres personas ‘ede notoria probidad, talento ¢ instrucciény, exentos de toda rota que pueda menoscabar su opinién publica. Después se procederia a sortear uno de los tres y el primero que saliere se tendria por elegido. También eligiria el virrey, con real acuerdo, tres personas en quienes concurrieran cualidades re- comendables, y de esta terna se sortearia el diputado de este reino y vocal de la Junta Suprema Central Gubernativa, con residencia en Ia corte ‘Tres meses después de este decreto, Ia Junta Suprema dic- taba otro —redactado en términos enérgices y aun violentos— el 18 de abril de 1809, por el que censuraba (1). (1) Arhiyo Hino de la Provincia, de Buenoe Aires, Cedserio se la Real dudiencio de Buenas Ares, vol. MY, pags. 427 7 490. Vente ‘Simismo, Jos decretos de la Justa Suprema, 4e 1 de enero de 1810, ‘ene qué se dspone todo lo concemiente ala representacion supleto:120 RICARDO LEVEN Estos documentos —particularmente el decreto de 22 de enero de 1809— fue estimado en todo su alcance politico por Mariano Moreno en la Representacién de los Hacendados y Labradores, de septiembre de ese mismo afi. ‘Las manifestaciones que formula Moreno, sobre Ia teoria de la ley, y la realidad de un estado colonial imperante, son ‘categérices y forman parte principal, en el plan y materias featados en la Represenacion de los Hacendados y Labra ‘Como se sabe, en el citado escrito Moreno desarrolla el cconcepto de que la libertad en las exportaciones de los frutos del pais es conveniente , derogindose las leyes probi- bitivas y afirmandose la conciencia «Las Colonias sujetas al comercio exclusiva de su. Metrépoli son el digno objeto de esta enérgica decla- racién; nosotros tenemos mas fuertes derechos, que clevan a tun alto grado la justicia con que reclamamos un bien, que aun en el estado Colonial no puede privarse sin escdndalo» EI noble genio de la nacién habia empezado a despleyar planes benéficos ¢ ideas generosas, que le inspira a Moreno célidos elogios a Espafia y fundadas consideraciones que le evaron a redactar la siguiente pégina que figura entre las pprimeras del gran escritor: «Uno de los rasgos més justos, ‘més magndnimos, mas politicos, fue la declaracién de que las fia_de América en las Cortes extraordinarias y de 9 de enero. del Imismo ano de 18{0 en que se comunican las nucras resoluiones. adop- (adas com respecto a la"eleeign de diputados de América a le Juin ‘Guberntiva a que Se tefiere ln real orden de 22 de enero (Cedilario ela Real Andiencia de Buenos Alesse vol tll, pags. 403-9 407), AS INDIAS NO ERAN COLoMIAS iat provincias no eran una Colonia 0 Factoria como las de otras Naciones; que ellas formaban una parte esencial e integrante de la Monarquia espafiola; y en consecuencia de este nuevo ser, como también en justa correspondencia de la heroica leal- fad y patiotismo que habia acreditado a la Espaia en los triticos apuros que la rodeaban, se llamara a estos Dominios fi tener parte en Ia Representacién Nacional, déndoseles voz yoto en el Gobierno del Reyno. Esta solemne proclamacién Jue formaré Ia época més brillante para Ia América, no ha sido una vana ceremonia que burle la esperanza de los Pue- blos, reduciéndolos al estérl placer de dictados pomposos pero compatibles con su infelicidad. La Nacién Espafiola que nun- fa se presenta més grande que en los apurados males que ahora la han afligido, procedié con la honradez y veracidad que le caracterizan, cuando declaré una perfecta igualdad en- tre las Provincias Europeas y Americanas; sostuvo los dere thos més sagrados cuando destruyé los principios que pudie- fan conservar reliquias de depresién en Pueblos tan recomen- fables; pensé con Ja magnificencia de una Nacién grande la fidelidad y estrecha unién que tan brillantemente habian acre- ditado y obr6 con Ia ponderacién y politicas propias de un Reyno ilustrado, que en el abatimiento y destrozo a ge lo Imbian reducido sus enemigos no podia considerarse en orden | ,su fuerza real sino como un accesorio de aquella gran parte que elevaba a Ia apetecida dignidad de formar un solo Cuer- . Confirmada por tan extrafia ocurrencia una prerrogativa {ue segin las Leyes fundamentales de las Indias nunca debi6 desconocerse, 2por qué titulos se nos podré privar de unos teneficios que gozan indistintamente otros Vasallos de la Mo- rarquia Espaiiola que no son més que nosotros?» De este principio —aiin afirmé Moreno— En plena Revolucién el doctor Juan José Castelli desarro. U6 el tema del Poder Magestas en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 que ya lo habia enunciado dos meses antes ea «su cardcter de abogado de Paroissien y de los Rodriguez Petia (descubiertos en el plan de Ja coronacién de la princesa Car. Tota). Castelli hizo girar su argumentacidn alrededor de la cri- sis que sufria el derecho politico hispano, recordando que en la peninsula se habfa producido una revolucién, en cuya vir- tud «mero jure ef facto>, constituyé el Gobierno primeramen- fe en sus Juntas y después en la Suprema Central «sin tener para ello ni la deliberaciOn especial del Rey tan necesaria, ‘como uno de sus derechos majestaticos en el primer orden, ni Ta presunta de su voluntad, o Ia ley de la constitucién, ‘no hhabiendo como no hay, pacto especifico 0 tcito de reserva. ‘ién en la nacién>. Habia escrito también anticipadamente las siguientes palabras que legitimaban Ia necesidad de constitvir una Junta de Gobierno propio: «Nadie ha podido reputar por delincuente a la Nacién entera, ni a los individuos que hhan abierto sus opiniones politicas por propio concepto en las circunstancias més criticas del Estado, amenazando de convul siones mortiferas por todos Iados, propendiendo a un gobier ‘no representative de la soberania en el modo més legitimo y propio.» . La critica a la legislacién de Indias, 1a hizo Mariano Mo- reno especialmente en dos de sus articulos «Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse y constitucién del Es- tadoa, 10s publicados en Ia Gazeta el 28 de noviembre y et 6 de diciembre de 1810. JAS INDIAS NO ERAN CoLoNtAS 198 En el primero citado, observé que las Leyes de Indias de- clararon que la América era una parte 0 accesién a la Coro- ‘na de Castilla, pero como ésta se encontraba sometida a un usurpador, los pueblos respectivos habfan entrado al goce de sus derechos, cy cada uno tiene los suyos enteramente igua- les y diferentes de los demés>. Los pueblos de América po- dian concurrir a una convencisn a ejecutar de comin acuerdo la grande obra que nuestras Provincias meditan para si mis- mas», pero creia que era propender a que Se realizase gemejante convencién. ¢Quién podria con- cordar las voluntades de los hombres —se pregunta— que ha- bitan un continente donde se cuenta por miles de leguas Ia distancia? :Dénde se fijaria el gran Congreso y cémo prove ria a las necesidades urgentes de pueblos de quienes no po- dria tener noticia, sino después de tres meses? Contests Mo- reno con acierto: (1). El mismo Moreno escribié en Ia Gazeta del 13 de noviem- ‘we de 1810: «Las Leyes de las Indias no se hicieron para un () Gazeta Exiraordinaia de Buenos Aires, de 9 de junio de 1810,Fea RICARDO LEVEN Estado y nosotros ya To formamos: el poder supremo... que subrogee por slssién el Congreso, lx persona del Koy, oe esti impedido de Tegimos, no one regias por donde cong Gisse y es nevesario dsignarle los ceminom no. debe ser ty déspota"y ‘solamente une constitcion bien reslada.eviuy oe sea “ Era la formula breve y trascendental que condensa el ideal de Independencia y Libertad de los Pueblos soberancs Tormey dos por' Espada en Ia inmensidad de un continents CAPITULO Ix EL Clb CAMPEADOR, ARQUETIPO DB Los HROES HISPANOAMERICANOS (1) BI Cid Campeador es simbolo representative de la psicolo- sia de un pueblo y de valores superiores del espiritu humano. ‘Su historia se identifica con la leyenda, porque su vida fue sebrebumana. Cronistas cristianos y cronistas musulmanes lo han juzgado Jesde puntos de vista antagénicos, los unos como encarnacign, (ela altiva independencia ibera y del heroismo de su raza y bos segundos, como el aventure fero que levantaba las gentes en- te la hez de los moros preocupado nicamente del mando y de botin. Aun entre estos wltimos, que son sus declarados tmemigos, Je recuerdan por su enorme poder, «que hacia sen- tir sobre Jos valles més hondos y sobre las cumbres mas er- idas>, llaméndole azote de su tiempo, y le aceptan como 4 milagro de la naturaleza por su valor temerario ¥ su pasion, por la. gloria, La hazafia sin igual ha hecho vacilar la historiografia ci ‘tm, conmoviéndola entre su divinacién patristica y la nega. cién insensata de sus virtudes, No existe oposicién, sin em! id histérico, y hermanas son, bargo, entre el Cid poético y el 3, en este caso, tradicién lite ria y a verdad documentada, una e indivisible la vida lite. ‘aria y Ia verdad documentada, una e indivisible la vida del Gid, con mas variadas_peripet Historia que en Ia leyenda. cias y mas dramaticidad en Ia (i), Discurso leido el 13 de octubre de 1935, al entrar « Ia ciudad 4 Buenos Aires el monuinento del Cid Campeador ingurade Ceska ‘ta interseceidn de las avenidas Parra, Sat? Martin 9 Ee El monumento_ostenta‘esia Breve leyenda que tuve et honor de re: deta! BI Cid Compoador ence Mlerico de la Saat nacion del herotsmo yal epi ces196 AICARDO Levey, Para desentrafiar el profundo sentido de este hecho, preciso tener en cuenta, ademés del hombre sobrehumano, Ja época extraordinaria, hirviente y de convulsién politica, | alumbrar para la Historia, el gran acontecimiento: la estrus. turacién de un nuevo Estado, Era Castilla del siglo x1, con su vocacién universalista, eo, ‘menzando por imponerse hegeménicamente sobre Ledn, obra del brazo y el sentimiento exaltado del Cid, y en esta primer, etapa de su advenimiento estallaban encendidas, con Ia. fuerza y la brutalidad implacables, las virtudes auténticas, con el odly incoercible, el amor generoso, y el héroe de la epopeya santa, ‘no lograrfa serlo sino reuniéndolo todo a la vez, compendia de grandeza y miseria de los hombres, para forjar del caoy el espiritu de una raza. El Cid no es como otros héroes de épocas primitivas, Aqui les, Sifrido y Roldan, de las epopeyas griega, germdnica y francesa, respectivamente, porque tales vidas consagradas han ppermanecido impolutas en el plano ideal del arte. Dice el sabia espatiol Ramén Menéndez Pidal La Espafta del Cid, obra que es monumento mis duradero que el bronce, erigida a su me. moria porque esta hecha de verdad y severa justicia, que desde su mundo superior, el Cid desciende «para entrar con paso firme en el campo de la Historia y afrontar serenamente este riesgo mayor que todos los peligtos de la vida». El Cid al frente de las huestes o legiones de sus fieles va. sallos, caudillo que siente Ia vida como misién o deber, gue. rreando indomable por la patria, la justicia y la fe, esa'es sy imagen. Exponente representativo de un pueblo naciente, encarna ¢ herofsmo invencible, pero el herofsmo violento es intermitente y tiene fin porque es un instante o la sucesién de los instantes solemnes, Ianzindose al sacrificio para imponer una caus, —cun Rodrigo perdié esta Peninsula y otro Rodrigo la sal vara», como Io prometié—, pero es que el Cid anticipa ade més, el otro heroismo, que también nace con é1 perfilands el cardcter hispinico: el sentimiento caballeresco. De la profunda comunién del héroe y su momento histérico nacié en el alma del pueblo la floracién de su lengua, su arte, su derecho y su moral. Ei pueblo del Cid, como entidad poética fue el creador del idioma y lo fue también de su cancionero y refranero espoa- ‘téneo y de su poesia épica, cantares de gesta y romance, que royectaron Ia policromia de las ereencias colectivas. IAs INDIAS No FRaW cotomas a EI pueblo del Cid, como entidad juridica fue el creador del mivvo derecho poco, estampado en las Cartas Pucblas de exe siglo, con el reconocimiento del poder municipal y sna teorta de la monarguis ya realeca que eatin sles ey ls accionesrebeldes del héroe, como afmacion de la libertad fise exponen doctrnariamente en el antcesaismo. de, las arias. El pucblo del Cid, como entdad ética fue el ereador de ga actitod sobre le Bdelidedy la cetenga del desvaigo, Ia Gignidad del caballo” y el honor del hombre. no. solo el honor exterior, diré as, que nace obligadamento ch Tas te lactones con los dems, sino del honor intima 0: proftado que tiene or juez supremo a a conciencie individual. (Agpesto Se ultimo aludido por el histriador Rafael Altamira en el txyuema de so curso sobre Histor del pensamtento espaol) Del Cid en adelante, los heroes espaholes © hispancamer anos, Son de su noble liaye Es que en América transvass la desbordantevitalidad de la Edad’ Media espafols,correndoss impetuossmente por tfonco y las ramas la savia de la raizhistonca. ¢{05m0. no tivertc en cl-descubrimiento. del ‘Nuevo. Mundo la titima fiad heroica del mundo oosidenal, el ultimo periodo de Edad Media épica?», como alice el invesigador ‘medievaita Gaudio Sinchee Alborner, Ta conguista de América fue popular como lo habia. sido second ida Individealidad cjemplar de la nueva epopeya es como ta del Cid, la que al treme de sus memadas 0 hueses sigue ss rutasideales y_avanza con la ley, la espada Ta ert, For tires y crras desconocides, fundand In ciilizacign en México, Colombia, Peri, Chile y Rio dela Plata, revortando al epacigegriis la nmensidad de un Tmpeno unt Ta Revoluciga de Hispanoamérica de 1810, como la con usta de América. yn’ reconguista peninsulas, consumada fs sigs ‘anes, sefala altima etapa, de us proceso de datoracién de las nacionaidades auttnomas. en” el Noovs Mundo como antes se habian esructurado los Estados eno antguo continents: y tambien en la revolusién de ie fades Fendencia, sus hétoes representatives enearnan {as vintodes fee consttuyen ef legado de sigios a hispantdad noes forma que cambia ni materia que suete, sino esprit que renace'y valor de etemidads unde moral que aumenta de volumen se extends eona tmlontee dela cizacion historia y To estenta para reverence CAPITULO x IbEAS SoclALEs ¥ PoLiricAs DEL «QuuoTED La historia de las ideas politics, juridicas, econémicas, re- ligiosas y sociales, es vertebral en Ia historia de la civilizacién «spatiol Constituye por si sola una corriente del pensamiento que nace en las fuentes de su historia Antigua, se proyecta en’ la fusién y mezela de las razas y de los sistemas juridicos hispano- omano cristiano y de los germanos, en el Liber Judicloruen el siglo vir y cobra su personalidad original en los Fueros de Alta Edad Media, |" En el siglo x1, el valor representativo de la psicologia his- ana, principalmente de Castilla, es el del Cid’ Campeador, ‘saya vida sobrehumana se erige’en simbolo en el momento mis intenso del proceso social de la Reconquista. Del Cid en adelante, los héroes espafioles 0 hispanoameri- anos son de su noble abolengo. ‘Aunque la recepcién del Derecho romano, a través de las Partidas, habia sido profunda no aleanz6, sin embargo, 2 omanizar a Espafia, porque no conmovis' la roca viva del seatimiento castellano. También en esa enciclopedia del saber fe Ia época de Alfonso X el Sabio, acusan su vigorosa ori finalidad las ideas hispanas en general, politicas, juridicas y nales, sobre todo en las Partidas IT y VII. Tal es Ia tradicién social que hizo brillante eclosién en bs sighos xv1 y xv11, con el Descubrimiento del Nuevo Mundo, Eran ideas vivas y précticas sobre Ia libertad y la igualdad tomanas, literatura politica, eminentemente realista, caudalo- ‘ movimiento que repercutié en el espiritu piblico y asignd ‘tesa literatura el sentido de una milicia popular. | EI rasgo inconfundible que caracteriza la direccién filosé- fsa, juridica, literaria y artistica espaiola es su realismo. Nom. 1060.—530 icanbo 1sveNe 1 respecto a sa filosoia socal, en los tempos antiguos, tne; en ln Edad Met, fo mibmo San iidoro ave Alfon so X el Sabio Ya principio de la Edad Moderna, Juan Luis Vives . Tin las dos etapas hondas y diatadas de la Historia de Ex patia, fae popular la Reconquista contra 1os moros y la ex Fansién del Imperio expatol en Furopa (de los silos vin En), como lo fue Ia poblacién y paciicacisn de Tas Indias (de Tos siglos xv a vim) por heres impulsadas mds por fos dictados det temperamento. que por lot de la necexidad o ia razon, Esta Espada social de os sglos xv y x0, se proyecta en et Quijore, pues casi toda Ia primera edisn, ditundise en Gl Nuevo Mundo, no obstante aquela fey de indias que pro hia Ta entrada de fos Hos fabulosos y las historias inglés, de tanta superstcién habian difuminado y tanto habian emy Bringado fa razén cole Cabe decir con Gregorio Marafén, que los pobladores vi vian en un paisaje propsio al deli, pace no despertaron Ura sols matiann dante siglo, sin que desde cmos mundos re toto den de gar nts tl magi que sin eerian,milagros ¥ quimerss, pero que concluyeron por fonsierarias como cosas rales y veridcss, no sabhndo di fing In realidad del milagro, confusién sublime y ‘asia, clave del alma hispana que tiene en el arte sus dos expresione genlales: en lot deliiot Henos de sobrehuimana sensatez de don Quijote y en el condro del Greco que represent en tierro del conde de Orgaz, en el que se mezclan con abstrds natoalidad e! Cielo oon fa Terr Interesa caracterizar la entidad compleja que era el pueblo, | orgue podria objearse que Ia ealifeacién de popular, re firiendola aa colonizacion eapafola en atencign su fp. ca est desprovista. de sentido poco, Ya entonces tela tal significado, pero ademis, ex posible diferencarla desde d punto de vista econémico, por su humilde procedencia, sa Condieign de pobreza, su aspiracién de mejoramient, eu es plriun de-sacrifeio y aventura. Era Ta espuma que prism le Policromia socal ; Un historiador de Indias —de los primeros no sélo en of- den eronoldgic, sino por au jerarquia—, Gonzalo. Fernandez de Oviedo, al comentar la expedicién de Paafila de Narva de gran fortuna y fama, que se lanzabs a estas temeran congtstas, explcaba los méviles de Tas gentes que ven JAS INDIAS NO ERAN CovowlAS 181 Indias en esta sintesis: por «la pobreza de los unos ¢ la codicia de los otros ¢ la locura de los més» (1), Pobreza, codicia y temeridad arrastraba a aquella caravana humana, seducida fécilmente ante una nueva vision de vida, snunciada por el pregén o el clérigo. Al pisar en las regiones ignotas, dispersos en la inmensidad, hacianse instanténeamente por arte de conjuro, duefios y sefiores de dilatadas tietras y sinnGémero de indios, sin més ley que la soberana voluntad, sin otra autoridad que la propia, porque la aparente 0 legal se compartia con la suya en la comunidad de la accién que debia desplegarse por todos explorando zonas desconocidas pot Jos caminos de los naturales, plantando el embrién de las aldeas espafiolas —el ansiado descanso del pelotén— después de auscultar Ia tierra alli donde un repliegue sugeria la sospe- tha del seno repleto de oro o donde la leyenda indigena irra. diaba. sus Sureos_resplandores. Espafia se espeja en esa colonizacién, de clases con predominio de obreros, campesinos, soldados, sacerdotes, autoridades, eruditos, desde el miserable al héroe, desde el hampén al mistico, unidos todos por el mismo espi ‘itt, muchedumbres sedientas de fe, hazafia y bienestar. De lejos, las Indias eran la imagen inquietante 0 el suefo aca: jttiado: eran, como lo dijo quien sintetiza el genio de la raza, Miguel de Cervantes Saavedra, cengafio comin de muchos remedio particular de pocoss, erefugio y amparo de los de. sesperados de Espatia» (2) En su vida atormentada el mismo Cervantes suplicé en for- ‘ma conmovedora que el Rey le permitiera venir a Indias, en tno de los cargos vacantes, en la Gobernacién de Guatemala, 0 la Contaduria de las galeras de Cartagena o en el Corre: timiento de La Paz. Para fundar el pedido, invocaba los ser- visios prestados cen las jornadas de mar y'tierra que se han otrecido de veinte afios a esta parte> y, principalmente, en la totalla naval de Lepanto, «donde le dieron muchas heridas 0 las cuales perdié una mano de un arcabuzaso...> (3). El Consejo de Indias no dictaminé negativamente en esta solici- ‘ud sino que fue del interesante parecer de que ebuscara por formada con jirones aR MaSe oe Ona mgt gee rae lat iby SOV cape NS Te Bison doi Real cae ‘ens de ia" Histri, Nia’ 1893, El celowo exiromet en Biblotecs de Autores Espales, obras & Miguel ‘do Cervantes Stoveda, tI, dies pig: 173, Maced, 1910. (3) Doctmenion medion ie tis, ORV, PAE. 6. TT —n—nmESSCSz'S:-=o ooo132 RICARDO LEVEN, ‘acé en que se le haga merceds, de acuerdo, en efecto, con ese concepto entonces imperante de que las Indias era tn engafio de muchos y remedio de pocos. Lo expuesto permite comprender las grandes cualidades ccolectivas del pueblo espafol, ta penetracion del pensamiento ‘eulto en el sentimiento de la'masa y, por tanto, 10 mismo en la Politica, el Derecho, la Literatura, el Teatro, el Arte en fin, la inspiracidn social de sus autores son geniales. ‘Como se sabe el Quijote es la epopeya familiar, accesible a todos, como dijo Menéndez Pelayo, en la que la sabidurig del pueblo, desgranada en sentencias y proloquios, en cuentos y refranes, derrama prédigamente sus tesoros y hace del libro inmortal uno de los mayores monumentos folkléricos. La An. tigtiedad habia penetrado en su mente, por su espiritu y no por la profusién de citas, pero era humanista «més que 3 hhubiese sabido de coro toda la Antigedad griega y latina» (1), Cervantes no fue universitario. Habla llevado uma vidi atormentada; era un observador profundo de los hechos so ciales y realizé muchas y buenas lecturas, principalmente de los romances de caballeria, de los que se butlé. 'El Quijote debe ser valorado como una obra original, ar tistica y literariamente, por Ia materia social de que trata y Ja forma lana que la ‘ha inmortalizado. Nadie se ha referido mejor que su propio autor a este spirit del Quijore en el que establece, en el Prdlogo, su filiacin, fija su carécter en abierta oposicién a la obra ery dita clavandole a ésta, certeramente, sus punzantes sitiras. ‘Su libro estaba falto de toda doctrina, sin acotaciones en Jos margenes y sin anotaciones en el fin, como vela en otrot libros, ¢aungue sean fabulosos y profanos tan llenos de sen tencias de Aristételes, de Platén y de toda caterva de fildsofos que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres Ieidos, eruditos y elocuentes>. El Quijote carecia de todo esto, porque no tenia nada que acotar al margen ni anotar en ¢ fin «ni menos sé que autores sigo en él, para ponerlos al prin cipio como hacen todos por las letras del A. B.C. comenzando (), Menéndez Pelayo, Estudios de critica Uterarla,cuarta serie, «Cut tm lietare de: Miguel de Cervantes 9 laboracign ‘del Quifoten, pk finn [i Madsid, 1907. Acerea de esa Sabidurie del pueblo, como © Dresién'de su flosofia que. muesia aspecios y preocupaciones del ‘ida comtin, realza un trabajo de selegcién y ordenacien de’ refanes Drineipalmeste: Luis Ricardo. Fors en Filsofia del eQuioren, con um Miurodvesion de Estanisiao S. Zeballos, La Plata, 1906 {As INDIAS NO RaW CoLoMIAS 138 «a Aristételes y acabando en Xenofonte y en Zoilo 0 Zeuxis, ungue fue maldiciente el uno y pintor el otfo>. Tnsistia en ue era perezoso en andar buscando autores que dijeran lo ue €l sabia decir sin ellos. El . Si bien caigo en la cuenta, agrega fn seguida, que ese libro no tenia nevesidad «de ninguna cosa de aquellas que vos decis que le faltans porque todo él era tuna inventiva contra los libros de caballeria de quien nunca ge acordé Ariststeles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzé Cicer Después le expresa que no tenia por qué mendigar senten- cias filos6ficas, consejos de la Divina Escritura y tbulas de yoctas, debiendo procurar que «con palabras sigaificantes, ho- festas y bien colocadas, salga nuestra oracién y periods so- poro y festivo, pintando en todo lo que alcazaredes y fuera gesible, vuestra intencién, dando a entender vuestros concep: fs, sin intrincarlos y oscurecerlos>. TEn efecto. El estilo de Cervantes, es fil tasunto de la sateria viva de su libro. No tiene nada que ver con el ama- teramiento de otros escitores y nace, como ha dicho Menén- dez Pelayo, no en su imaginacién o en su agudeza sino en las entralas mismas de la realidad que habla por su boca, ques lo mismo don Quijote, Sancho, el bachiller Sansén Ca: frasco, Dorotea y Altisidora, el estilo de «todo al coro postico gue eircunda al grupo inmortal>, entre la naturaleza y Cer- fantes. <:Quién ha imitado a quién? se podré preguntar eter- pamente.> Tn el Quijote, se retrata su época, en cada una de aus clases sociales con sus maneras distinias, ia grandeza y el infortunio de las mismas y resplandece con luz propia la idea de eumplit na mision redentora ‘Dos concepciones de la vida encarnan el Quijote y Sancho, dos spirits que se influencian reciprocamente hasta. iden: fcarse en uno solo, pues como se proclama en la misma dora las gentes no ce maravillaban tanto de la locura del taballero Como de la simplicidad del escudero, listos ya para188 Ja segunda salida y se veria cen qué para esta méquina de disparates de tal caballero y del escudero, que parece que log forjaron a los dos en una misma turquesa y que las locuras del sefior sin las necedades del criado no valian un ardites, Cervantes forjé en el Caballero de la Triste Figura el ar. ‘quetipo del sefior que lucha brazo armado, contra la dspera realidad en defensa de sus ideales, el imperio de Ia ley, la justicia, el honor, ef bien y la moral, que no eran en’ sy espfritu simples palabras sonoras, sino ideas fuerzas de Ia so ciedad. Don Quijote tiene cultura juridica. #1 mismo declara co. rocer la Jurisprudencia, Ciencia del’ Derecho, en el capitu. Jo XVIII de la segunda parte. Pero a pesar de ello y de buena fe notoria, como se ha observado, es lo cierto que vs realizando atropellos (1). Es que su nocidn de la justicia, como del honor, s¢ conjugn ccon Ja idea sustantiva de la viriud. Se complace en oponet la justicia espontanea a la legal, habiendo recibido de la tr dicién renacentista un concepto de Ia justicia en estrecha co- nexién con la doctrina de la moral natural (2). Igualmente, respecto del honor, sustenta la idea moral del humanismo, ef concepto de la pura dignidad humana, basada en la virtud auténoma, independiente de fama, casta y linaje: «cada uno 8 hijo de gus obras> (3). Don Quijote oscila entre la razén y la locura por un per. ppetuo trdnsito de lo ideal a lo real, dice Menéndez. Pelayo, de modo que en el fondo de su mente inmaculada continian resplandeciendo con inextinguible fulgor, las puras, inmévile: y bien aventuradas ideas de que hablaba Platén, concepto que ha expresado no menos bellamente, el poeta inglés, dicien do que Ja razén se anidaba en el recéndito y majestuoso al-| bergue de su locura. i En cuanto a Sancho, aunque es una expresién prosaica de la realidad, Ia influencia ejemplificadora de don Quijote es tan profunda que Io convierte a sus ideales, «un espfritu redimide AICARDO LEVER, (, Nito Alcalt Zamora, El penumlenio de 481 Quite, vise sor wt shop, Bor Ris, BS ag “16h, ‘inde teas“ Ecleto, 2 igs cuatro. puntos cardinales’en fh faquezn judicial de Dot Gr: ee na ose. a ia tones rtm evi hry epnessapls Seo sie cmt sor SG) Agen cantor 2 pnoiono de Covet, Mai 1 inn 2, ‘@)" Américo Casto, El pensanlento de Cervantes, ct, pie. 3% IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS 185 y purificado del fango de la materia, In estatua moral que van labrando sus manos en materia tosca y rudisima, el pri- mero y mayor triunfo del Ingenioso Hidalgo> (1). Las ideas del pueblo se proyectan en el Quijote como sus mmaneras de ser ‘En primer término en la obra reviven las ideas politicas que procedian de la Alta Edad Media, en que el pueblo como entidad juridica fue el creador de’ un nuevo Derecho, tomo he dicho, que se registra en el Liber judiciorum, sobre todo en las cartas pueblas y en las Partidas, la igualdad ante In ley, la facultad de legir sus autoridades municipales, 1a periodicidad de los cargos, los derechos de ser juzgados por us jueces naturales, la inviolabilidad del domicilio, la res- ponsabilidad de los magistrados, la tolerancia religioss, entre otros. Todo ese vigoroso derecho municipal y humano, que fra una reproduccidn en pequefio del Estado mismo, habia Sufrido las graves derrotas de Villalar, en 1521, y después en Epila en 1591, vencidas las comunidades de Casilla y Aragon, por la politica absolutista del emperador, pero no se habia podido extitpar del corazén del pueblo el’ amor a la libertad y la pasién por la justicia. Yo'no creo que Cervantes se haya propussto, como ideal politico superior defender los derechos conculeados y que en fos veinte aos que separa la Galatea (1584) de la. primera parte del Quijote (1605), ese pensamiento adopts su adecuada forma, que fue ef método simbélico, dado que no era posible realizar ostensiblemente para evitar el rigor del Santo Oficio. Segiin esta interpretacidn, en la obra se ponen de relieve las dos tendencias que disputaban el gobierno de la sociedad: la aristocracia conservadora, representada en don Quijote y el tstado llano personificado en Sancho (2). ‘Sin embargo, Cervantes ridiculiza a don Quijote y en no pocas escenas més que una burla de la caballeria, hace eritica 2 los magnates que creian engrandecerse con las Ordenes no: biliarias y reconoce en Sancho al hombre de bien, aunque sea pobre. ‘Para sustentar este concepto —que es eminentemente social y politico— se pueden citar palabras y revivir escenas del Quijote. Sancho se sentia capaz para el gobierno, al punto (2, Mende Peay, Cult Herre de Miguel de Covent. indo, pie, (@” Adoifo Sais, Cervantes y el «Cuijoter, segunda edicién, Bus nos Altes, 1893, pag 88.136 RICARDO Levewe que le hace decir que sabria gobernar la insula «tan bien como otra que haya gobernado insulas en el mundo>. La ad. vertencia de don Quijote de que no pondria la mano en Ip espada para defenderle, si no vela que los que le ofenden ent canalla y gente baja, pues si fueran caballeros no podian hae cerlo en ninguna manera, motiva las palabras de Sancho de Que obedecia la orden, pero en Io tocante a defender su propis, Persona no tendria presente las leyes de caballeria, «pues las divinas y humanas’permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarles, Con respecto a la justicia, don Quijote dice lo que siemte de Ja clase social a la que pertenece, cuando el cuadrillero de la Santa Hermandad exhibe la orden para prenderle, en nom, bre del rey, exclamando: ¢Venid acé, gente soez y mal nacida, ecidme, quien fue el ignorante que firmé mandamiento de Prisién contra un tal caballero como yo?, .quién el que ignora Que son exentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, ¥ que su ley es la espada, sus fueros sus brios, sus prematicay su voluntad? ,Qué caballero andante pagé pecho, alcabala, chapin de la reina, moneda forera, portazgo ni barba? cQue sastre le llevé hechura de vestido que le hiciese? ¢Qué caste. ano le acogié en su castillo que le hiciese pagar el escote? {QUE rey no le sents a su mesa?» ‘A su vez Sancho expone los sentimientos de su clase social, cuando le dice a don Quijote que se queria volver a su casa para hablar con su mujer y sus hijos y departit todo lo que Quisiere, «por que querer Vuestra Merced que no le hable cuando me diere gusto es enterrarme en vida», y porque «no ‘se puede llevar en paciencia andar buscando aventuras toda Ja vida sin osar decir lo que el hombre tiene en su corazon, como si fuera mudo>. El pensamiento de la hermosa sentencia de Técito: Felices tiempos aquellos en que se puede sentir lo que se quiere y Gecir lo que se siente, es de valor politico, en tanto son mu cchos los pasajes y las sentencias del Quijote, que exhiben la ‘grandeza moral del caricter espafiol que en todos los tiempos ¥_bajo todos los Gobiernos, siente lo que quiere y dice lo que siente. La pasién dominante es la libertad, de que hablan sus hombres de letras casi sin excepeién —y'no sélo us publi: fas y jurisconsultos—, lo mismo Lope de Vega que Miguel de Cervantes, espiritus superiores, pero que vivieron en cons- tante disidencia y luchas entre si, Merecen transcribirse estas hhermosas palabras de don Quijote a Sancho, ya al final de sus tristes aventuras, en que, sin embargo, conserva incdlume IAS INDIAS NO ERAN COLoWIAS 1s7 la fe por la libertad que ilumina al mundo hispano: «La ti tertad, Sancho, es uno de los més preciosos dones que a los hombres dieran los Cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la ticrra ni el mar encubre: por la libertad, ‘si como por la honra, se puede y debe aventurar Ia vida; y por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede Yenir a los hombres» Considero que don Quijote no es un hallazgo de la ima sinacién de Cervantes para facilitarse la libre emision de su pensamiento con toda audacia. Esta tesis convierte el Quijote f una obra.de naturaleza politica. En cambio su clevada je- farquia consiste en haberla'concebido y realizado como una obra de arte esclarecedora, pero de arte con sustancia social, fm cuyo vatiado y rebosante contenido, tienen eabida, por lerto, los ideales politicos del pueblo expabol Ta division de las clases sociales en la. peninsula reclama tun estudio de dimensiones histéricas. Sancho las distinguia al hablar de personas de condicién «alta o baja, rico o pobre, hidalgo © pechero>, mientras que don Quijote se refiete ex presamente al vulgo, que comprendia clérigos, ‘mercaderes, foldados y pueblo; a los hidalgos 0 nobles de titimo grado que gozaban de alguna renta y no pagaban pechos, ya tbs caballeros, que tenian los rangos més elevados (1). Pero | del Quijote va fluyendo y se extiende la corriente igualitaria yuna doctrina de amor a los semejantes como ideal moral. En dos momentos, entre tantos de la excepcional creacién antstica, se revela el espritu social de Ta obra en el discurso de don Quijote sobre las armas y las letras y en los con sejos que dio a Sancho antes que fuese a gobemnar la fnsula Barataria ‘Las armas requieren espititu como las letras, dice Cervantes, sirmacién que lo lleva analizar cual de Tos dos espirtus trabaja més, el del letrado o el del guerrero. El fin de las letras humanas es poner en su punto Ia justicia, distributive y dar a cada uno lo que es suyo y entender y hacer que las buenas leyes se guarden. «Fin, por cierto, ge- seroso y alto y digno de grande alabanza, pero no de tanta omo merece aquel a que las armas atienden, las cuales tienen per objeto y fn la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta’ vida.> TEs una pintura social la que hace al deseribir Ia pobreza del | (ig, Puwol » Alonso, Estado social que reflela et «Quijote, Madrid, 1905, pus. 9" y sig.138 estudiante y del soldado y es una concepeién fecunda 1a que fexpone cuando dice que sin las letras no se pueden sustentay las armas, porque la guerra tiene. también sus leyes yest sujeta a ella, a lo que responden las armas que Tas leyes no se podrén sustentar sin elas, porque con las armas se defen, den las republicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos y se despejan los matey dde corsarios, concepcién solidaria, como se advierte, de le interdepeadencia de las. instituciones -humanas, En los consejos que dio don Quijote a Sancho, antes que fuese a gobernar la fnsula, vibran fos sentimientos’ del puebly ‘spaiil, desde la aspiracién de Sancho de llegar al Gobiern ‘epor el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gober. nadors, que motiva la contestacién del dugue segGn la cus, una vez probada eccomereos heis las manos tras ¢l gobieme ppor ser duleisima cosa el mandar y ser obedecido>, y Ia ad. vertencia de que el traje se ha de acomodar con el oficio'y de que debia ir vestide parte de letrado y parte de capitin, porque en la Insula que os doy tanto son menester as armas como las letras y las letras como las armas», volviends al concepto ya expuesto sobre la ‘materia EI mentor de Sancho habl6 entonces con las palabras de la verdadera sabidurla, con el fin de guiarle en el desempeto, de su alto ministerio, comenzando por convencerle de sus po. 905 merecimientos, de la necesidad de temer a Dios y de to. nocerse a si mismo, «el mas dificil conocimiento. que puede imaginarse>, porque de! conocerse saldria el no hincharse como la rana que quiso igualarse con el buey>. Con éstas y otras declaraciones, Cervantes combatia oy rales hispanos: Ia soberbia y Ia envidia. Al mismo fin res pondia la prédica de que Sancho hiciera gala de la humildad Ge su linaje, no despreciando su origen de labradores.—juz- gado como destino de villanos— y recordando, para estimula del pueblo, que eran incontables las personas de baja estcpe ue habian subido a la suma dignidad pontifciae imperatorla gual sentido docente tienen Tas manifestaciones de don Qu jote sobre la virud, aconsejando a Sancho que debiapreciase ‘cde hacer hechos virtuosos», porque entances no habria mo. tivo para tener envidia, pues ela sangre se hereda ¥ la virtud se aguista y la virtud ‘vale por st sola lo que Ia. sangre no vale>. Combate Ia vanidad cuando insta a Sancho a que recite ¥y agasaje a sus parientes por modestos que fuera y @ que ensefe ¥ adoctrine a su mujer. RICARDO LEVEN JAS INDIAS NO ERAN COLOWIAS 189 La justicia social brilla en el sentimiento igualitario con que Sancho debja juzgar sin diferencias a los pobres y a los ricos, procurando siempre descubrir Ia verdad. Pero si debfa doblar la vara de la justicia, que no fuera nunca por el peso de la dédiva, sino de la misericordia, a la que vuelve fa hacer referencia cuando afirma que todo delincuente es un hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza human: ‘Ademis la justicia era incomprensible sin la equidad, como lo proclamaban las leyes castellanas desde antiguo, y el juez debla inspirarse en ellas porque no era mejor la fama de riguroso «que la de compasivos. En todas las paginas del Quijote resplandece 1a imagen fiel de Espatia y se sienten los latidos de su corazén en los idea- Tes eternos del bien, la justicia, la libertad y Ia igualdad hu- ‘manas.CAPITULO XI ESPANA HA FUNDADO EN AMERICA NACIONES PARA TEA INDEPENDENCTA Y LA LIBERTAD La ploria de Espain on la Fiesta de le Raza viene sini cado miltiple. a Para une, es el Descubrimiento del Nuevo Mundo, pon si Colén nos espaol por su nacimieno, Te inpiactn ole dea y religiosa es de Espa, y sobre todo. el Decubsimiens Comienza agucl 12 de octubre y continia ‘durante Wer eel Gen la exploracién del sotorno J la pencracon Tone fltrig, mereed ala aston de Espa Para otros, Ia gloria ela dominacin es decir, la com auista.dramdica, ade México'a Buenos Aires cola Que Se"evidenciaron as enerlcas coalidads del copa. Gel a flo xs temeridady valor origina, y luego con ls ibe tad adgurga en el inmenso eornario la tania Je metrgpol a explosion Ge ls paionesfetas ue Termestan tn la guerra, la sede mando, Ge niquea Yarra! homie Se histo, ‘Con las nuevas Investigaciones hstricas reveladors de que Espa ba searendo una clizaion al Nuvo Mundo ee muchos la Fiesta de Ia Raza enrata ott signihende, se Here primordalmente al Gobiemo y Lepblacion, asin Utuionespolicas creas eo Americ al igual de ae ae Casilla y Lesn y a ee monumento que son las Leyes de Indias, que preentan a Espana como'la. depostara Wet flora juridica de Roma, siperada por su prop genie oe us Eoncepto eistano sobre i egisacon Socal y ccondmicg EI Descubrimiate, a dominacon el. goberse de las Indias, todo es0 significa en sntss ee Uia“dehomenaje's Espafa. Con ser enorme, no es todo sin embarge IAS INDIAS NO ERAN COLOMIAS mi El Descubrimiento es de Espafta, pero es de una época también; Ia conquista es espafiola, pero es fuerza, no derecho, yy menos idea; el gobierno y la legislacién organizaron Ia so ciedad hispanoamericana, pero concluyeron en 1810 con la Revolucién emancipadora. Esta historia pasé y no viene hacia ‘nosotros sino en alas del recuerdo y la gratitud. Pero hay una historia eterna que continga con la rotacién de las generaciones. De Espafia y su dominacién en América tuna obra vale mas que el descubrimiento, 1a guerra de exten- sién y el derecho indiano, y esa obra, que es el problema nue- vo que ahora estamos esiudiando se conereta en esta tesis: Espaia fund6 en América sociedades que llevaban en su seno fl germen inevitable de la futura emancipacién. La Revolucién de 1810 se genera en el proceso de la do- ‘minacin espatiola y se inspira en fuentes ideoldgicas hisp’- hicas prineipalmente, es decir, nace y se sustenta en el curso de Ia dominacién, pero va contra ella. Espafia ha creado na- ciones para la independencia y la libertad Los uectos Fi proceso de los hechos se inica con el carécter popular dea ‘colonizcién. Fue la reina Tabel Ia antora de aqueli ley para fas Indias, stabeciendo, cas tres igloe antes de a Revolucion francess, ia igualdad de indioe y expaoles,y la Tegitmidad y necesidad tl matrimonio entre ellor Mujer debi ser la que proclamara tse ideal renovador de Ta vida humana, el mismo. corazén Nibrante que tavo la jntuciGn de la grandeza de Cony 5u Suet, que si no ee desprendis de ss joyas, como queria Ta Teyendas pues que fe sobraban bienes para aurliale n la em presale empen el tesoro de palabra alia y su exatada Fe mujer espaniola debia sere desir expredign de virtudes profundas ue aguelia rina a encarado simbalicamente para represetar a lt ujer espafola de todes los tiempos, per la ideidad en el amor y el senimiento.heroico” de vids. La corrente hipanica refractindose en el Nuevo Mundo promueve la mezca de ls razas y conjunci6n de insituciones Sistemas polices. * Frente a Ta. minoria de espaoles, que decoraban fa clase aivectiva,indgenas, negros y mestizos conttuan Ta dlatada12 base. El contacto no fue de orden fisico solamente, sino de valor politico, El genio hispdnico, rigido © impermeable en las conquistas, de Europa, se adapta en Indias reajustindose al medio —-déci) por Ja fuerza de las cosas— bajo la presién de la inmensa masa de naturales. En América no existian més de 160,000 espafioles europeos 4 fines del siglo xv1, segiin los calculos del gedgrafo Lépez de Velasco. De éstos, 4.000 eran encomenderos y los demés cam. pesinos, comerciantes, mineros y soldados. Desplegamos Ia cifra total en sus partes y conforme a las ‘ocupaciones de los espaiioles para observar de inmediato la inexactitud de la f6rmula cominmente adoptada, segin Is cual Ia colonizacién del Nuevo Mundo fue la empresa de Aaventureros del clero, Ia nobleza y el ejército, De este postulado —que no resiste a tn serio examen— se desprende el concepto de Leroy-Beaulieu, de que Espafa fun d6 una sociedad vieja en un continente nuevos. Por el contrario, Castilla y Leén erearon en este continents sociedades pobres por exigilidad de las corrientes vitales de la imigracién —en virtud de la reduccién de los contingentes colonizadores—, pero nuevas por su espiritu y origen, Por su origen la colonizacién espafiola es eminentemente popular como la guerra politica y religiosa contra los moros habia sido la obra de los pueblos y de todas sus fuerzas vivas, Es erréneo el concepto de que la colonizacién del Nuevo Mundo es un acto oficial y de despética direccién por un Poder absoluto. Casi nunca sus majestades pusieron ‘su. ha: ienda y dinero en estos nuevos descubrimientos, excepto papel y buenas palabras, se ha dicho con razén. La iniciativa,in- dividual y Ia combinaciGn de los esfuerzos, mediante garantias Y premios a tantas decisiones anénimas pero heroicas, carac. ferizan esta gran empresa. En las capitulaciones con. descu. bridores y adelantados, que estipulaban ventajas y emolumen. tos que se obtendrian de la explotacién de tierras y hombres a realizarse; en los petitorios que formulaban al rey los pri. ‘meros pobladores con el fin de resarcirse de los trabajos sol citando nuevas franquicias; en el propio carécter primigenio © protoplasmatico de la legislacién regional y casuista, que Procuraba resolver separadamente cada uno de los probiemas ue surgian con la ampliacién del panorama politico y econd mico de Indias; en tales expresiones que definen el avance de Ia colonizacin, se patentiza su espiritu popular y colectivo, Ja tendencia a estimular el interés cle los. stibditos para dis: AICARDO LEVENE IAS INDIAS No ERAN CoLOMIAS 163 rar la actividad hacia nuevas conguistas y consolidar las fealzadas. Podria objetarse que la califeacién de popular, caracte- sirando la colonizacion expafola en atencion as poca— cath desprovsta de sentido pollico. Acaso es posible diferea- Siarla hondamente, desde el punto de vista. Goondmieo, par su humilde procedencia, su condicién de pobreza, su asp: Gion de mejoramiento, su expitita de venta, I Rio de la Plata fue Ta regiGn sin m™laas y casi sin indiog, com el puerto siempre abierto ala comunicacion directa Gon Hspata. Por sso futmos desde Tos orgenes a expresion tis enéryica de esta democraca, es deci, la eomarea donde fa geogratia y la economia naturel extaban preparadas pare tlaborarla fcllmente. Entre nosotros no hubo-conquist, sino Golonzacin, Ene nots no ho ca nds Ge eat, Sino tra, istribuida en solares, quinas, chacas'y ettanias Formése ast una clase media propitaia, que era la familia comin dominante, porgue la etra er aocesble todos, Carecia de otto valor que el que le daba tl trabajo. No hemos tenido Una clase servil propiamente dicha, pues tal cardcter no fe pltede atibuir ni siguiera Tos negros eslavos, que eo Rio’ de Tn Plata ellos también Hegaron a set propictarios. Por timo, en esta regién del Plata se radicaron exranjeros G@ gran nimero, infloyendo en su composicin social. Para ter la sociedad argentina, en la segunda mitad dl siglo XVI, ‘Staria recordar Ios intentos de constucion de gremios, de bfion y profesones, en donde Ieharon entre a. artesanos J obreros"espaioles y extranjeros, reclamando iguales dere- thos, asimismo, pftestaron los hombres de eat como dos y moreno hasta que uno de Tos precursores de Ta Revolucién, a quien le corfespondis dictaminar en el asunto fuclendolo fracasar, afimaba que el gremio era una supe tivencia del prvilesio medieval, y rechaz6 aquel intento eo nombre de la libertad del comercio’ industria. Esta sociedad deaperté a la conciencia de lat fuerzas pro pias Concienea de Ins fuereasccondmicas del pais para tomar fi de organ done cone expo ado de la edad del cucro exclusiva explotacién guoadera, tin edad del tego con In clvlzacin sedentaria del cultivo de a era: conciencia heroiea militar, formada en la guerra fon los portugueses primero, por la recuperacién de la Colonia Gel Sacramento, sobre todo en Ia guerra con Tos ingleses, tn 1806, cuando ana eolumna de 1500 hombres tomaba tran: auilamente posesién “de tna eindadindefensa de més de4 RICARDO LeVEng 40.000 habitantes, organizéndose instanténeamente con el con. curso general, una milicia ciudadana, constituyéndose cuerpos con jévenes de corta edad en que el’ mayor no tenia 14 atioe legindose a alistar un total de 8.100 hombres sobre las ar. mas; conciencia politica elaborada en una sucesién de epi. sodios, que procéden de los origenes hispénicos, en que fer. ‘ments’ el espiritu de independencia en América, con aquel sargento mayor Francisco Roldan con deseo de mando que se sublevé contra Colén al frente de la marineria y gente hhumilde, y el episodio revelador de Gonzalo Pizarro en el Perii, levantindose con los encomenderos para oponerse 1 ejército del rey, a quien venci6; conciencia politica, que ey el Rio de la Plata se exterioriza con la cesantia y arresto del virrey Sobremonte, que es la chispa de la revolucién juridica de la América hispénica, dos afios antes casi de la invasion por Napoledn de Espaila, y adquiere sentido trascendental on fines de emancipacién bajo el Protectorado Inglés en 1807 y el Protectorado de la princesa Carlota, en 1808, hasta su realizacién triunfante el 25 de mayo de 1810, cuando el pueblo y la milicia ciudadana unidos imponen la consagracién del nuevo Gobierno. Las instructions: Toda Ia organizacién institucional de Castilla y Leén se transvasaba en Indias, adaptindose al medio y transforman. dose a su influencia Se crearon érganos centrales y dirigentes en la metrépoli, como Ia Casa de Contratacién y el Consejo de Indias, que sefialaron la orientacién general en el Gobierno, pero la ac. ccién vigorosa surgié de los drganos locales, formados en los Ambitos fisicos y morales de Hispanoamérica. Esta compleja estructura institucional hacia imposible el Gobierno absoluto. Ninguna autoridad detentaba todo el Po: der. La fuente nominal era el rey, pero sus poderes se des. plegaban en una complicada organizacién, Ademés, cada una de las autoridades defendia celosamente sus propias prerro- eativas. EI Gobierno indiano, con todos los reparos que pueden ‘oponérsele, representa un tipo evolucionado de sociedad po- litica, si se tiene presente el criterio absolutista que en materia, de Gobierno se profesaba entonces y el atrasado concepto que se tenia sobre el destino de las provincias, pues que las Indias IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS 5 0 fueron nunca colonias, sino parte integrante de la monar- quia y sus reyes habian jurado mantenerlas unidas para su mayor perpetuidad, prohibiendo su enajenacién, prometiondo y dando fe y palabra real de que para siempre jamée no serian {aajenadas. ‘Ninguna’autoridad detentaba, pues, el Poder omnimodo, si siquiera el virrey, constantemente vigilado por Ia Audiencia, cuya funcidn politica ahora conocemos mejor, y aun por el sabildo metropolitano, como acaecié en Buenos Aires. No se habia adopindo el principio de la divisién y equilibrio de tos Poderes, que es una conguista del siglo xvi, pero habla Iucha contra la preeminencia de cualquiera de ellos. ‘Ninguna autoridad politica era de origen popular, inclusive los cabildos, acerca de los cuales una literatura ha pretendido que erearan la Revolucion de Mayo, pero. sin dua fueron Ta cuna del federalismo. El pueblo existia como entidad sus fantiva y auténoma, habia nacido de la sociedad misma y 3° desarrollaba en el proceso de crecimiento natural, en torno de Is instituciones, penetrandoles de su espirit La Audiencia de 1798, que susttuye al rey, se hace intér- prete de las necesidades' publicas y S© considera con atribu- ones bastantes para declarar licito una especie de comercio bre: Tuego con motivo de la cesantia y arresto ‘del virey Sobremonte, aquellos severos magistrados buscaron descon- certados el principio legal o la formula juridiea que permitiera 4 4u amparo declarar la cesantia del virrey que exigia. el pueblo y, cediendo al empuje de los hechos, justinearon la Revolucién que se consumaba por una simple ficeiSn juridica, déslarando que el visrey estaba enfermo El cabildo, por st parte, decretaba impuestos a la poblacién, sin permiso real, f mérito a Ia gravedad de las circunstancias, y salvaba con jasmosa agilidad el enorme escollo legal con una cita de Bo- Yadilla que aconseja deshechar Ia Tetra de la ley, buscando su verdadero espiritu. ‘A partir de 1806, al quebrarse el quietismo funcional an. fguo, una tras otra las instituciones entraron a desempeliar cacedidas ¢ insospechadas funciones, hasta que en 1808, preso rey —fuente inmanente de todos los Poderes— bastaba in: tocar su nombre para justiicarlo todo. Aun la Revolucisn ‘Aquellos Poderes del rey preso retrovertieron a los pueblos 3 de éstos curgieron en forma de Juntas, en Espafia y América. Now. 1060.—6us HICARDO LEVENE Las eas. ‘Sin duda son profundas las diferencias que separan el re. nacimiento italiano —cuna de la restauracion de las tradicio. nes grecolatinas— del renacimiento espafiol, que aleanz6 al. tas expresiones de cultura en todos los rdenes de Ia actividad del espiritu. No creo, pues, que la metrépoli fuera, a. princi. pios de la Edad Moderna, el pais de las tradiciones guerre as tinicamente. Espafia influyé en el pensamiento de Europa, no s6lo en ef ‘géneto narrativo y burlesco, como se ha dicho por quienes algo han querido reconocerle, sin contar los que no la men. ‘cionan sino como pais excluido de la Tuz. En la misma fuen. te de la sociedad donde nacié la literatura de su Siglo de Oro, generdronse los principios de una filosofia, derecho y ciencia politica que aleanzan magnifico desenvolvimiento en aquella hhora en que el cerebro espafiol fue el cerebro de Europas, como dice Joaquin Costa No sélo grandes humanistas tenia Espafia a principios de la Edad Moderna, sino muchos hombres consagrados a las ciencias geogréficas, experimentales y abstractas. El descubrimiento de las nuevas tierras ampli6 el horizonte del espiritu. Prodijose en Europa un despertar del alma y un incendio de la imaginacidn, con las historias y relatos de las maravillas del mundo descubierto. La fe, que es la profunda disposicién del ser para Ia creencia, forjé todas las leyendas, fantasticas hoy, posibles entonces, desde las ciudades fabulo: sas por su riqueza, hasta la existencia de la fuente milagrosa que da Ia eterna juventud. En ninguna parte de Europa como en Espafia prolificé una literatura politica, de marcada tendencia liberal y democré- tica, contraria a la monarqula absoluta, como las obras del padre Ribadeneyra o de Saavedra Fajardo, escritas para cr ticar el prineipo de la razén de Estado o maquiavelismo, que era Ia politica de Ia astucia, de la mentira y del interés. ‘Tal literatura abraza la extensién de los siglos xv1 y xv, y aun ol siglo xvit, cuando Espafia se desespafioliza con la di- hastia borbénica, Es més. Al tema politico se ha sumado & econémico, y los escritores de la decimoctava centuria, que yo he llamado economistas de Indias, plantean sus problemas Yitales con tendencias reformista y liberal para concluir con | €l privilegio y el monopolio. Basta citar dos nombres: Cam pomanes y Jovellanos. La creacién fundamental de Campo- JAS INDIAS NO ERAN couoMIaS 19 manes son las llamadas sociedades econémicas, formadas con el concurso popular, y en cuyo seno se debatian y buscaban solucién Jos grandes problemas de la agricultura, industria y comercio, comenzando por el de la educacién, con escuelas agratuitas destinadas a las mujeres pobres, las escuelas mecdni- cas te6rico-practicas y las de geometria para el conocimiento preliminar de la industria, El Campomanes del Rio de la Plata fue Manuel Belgrano, campedn de la educacidn popu lar, técnica y social, En cuanto al autor —entre otros escritos famosos— de! Informe sobre la Ley Agraria, fue el defensor de los derechos superiores del agricultor, y a Jovellanos se refiere constan- temente, Mariano Moreno, en su Representaciiin de los Hu cendados y Labradores y en sus eseritos en La Gaceta. Las ideas de la Revolucién emancipadora de 1810 son de corigen hispénico, principalmente, lo que no impide reconocer | influencia de las ideas universales, pero a través de tradue- ciones espafiolas: Adam Smith, el antor de La riqueza de las naciones, traducido por Martinez de Irujo en compendio en 1794, y Bl contrato social de Rousseau, reeditado por Maria no Moreno en 1810, utilizando una traduecién espaftola, ‘Nada més absurdo que interpretar la Revolucion hispano- americana como una imitacién simiesca de la Revolucién nor- leamericana y de la Revolucién francesa o una repeticién de principios profesados por publicistas de la América del Norte y enciclopedistas de Francia del siglo xvi, Desde el doble punto de vista del proceso de los hechos y e su inspiracién ideol6gica, Ia emancipacién de 1810 se ex- pica dentro del sistema de la Historia de Espafla y sus domi- nios de ultramar y es un acto més en la sucesiva desintegra- cién del Imperio espafiol, que se inicia con el desprendimien- | to de los Paises Bajos y se-consuma con la Independencia de America, Como tas colonise de, América del Norte invocaron un principio pavlamentario del derecho. plico ingles pata. belarse contra. su metrépoli, las provincia hispancamerics. nas consttuyeron Juntas al igual que las penimsulares, pro: Glamando que cl Poder magestas habia retovertdo @ les fue: Bios. La guerra foe inevitable, au entre hermanos, porgue Gierto nlmero. de eros estuvo con las autoridades’ Mapai. &3¥ combat contra Ia Revolucion, Iucharon hermanos con. ta hermanos, decimos genéricamente, e hjos erollos contra adres espaioles, en el sentido etic, Con todo, este movi Bento no fue na guerra civil, porque no es el parentesco Toa KICARDO LEVEN que Ja distingue, sino la finalidad, La naturaleza entrafable do esta guerra fue Ia emancipacién. EI pueblo ha pagado a subido precio el aprendizaje de la libertad, porque no pudieron salvarse las etapas de las crisis de los Gobiernos patrios, Ia anarquia disolvente, el fendme- ro del caudillismo y aun la tirania, momentos en el proceso de la integracién dé la nacionalidad a la luz de una interpre. tacién filoséfica. Fuerzas histéricas procedentes de Ia época hispénica crea. ron nuestra soberania politica y nuestra vocacién por la in- dependencia contra todo Poder extrafio, fuerzas rebosantes de vida, que dieron nacimiento a estos Estados libres de Hlispano- amética sin la morbosa ambicidn de Ia conquista como fuen. te del Derecho, fuerzas fecundas creadoras de Ia libertad, ‘América libre fue poblada y civilizada por el pueblo espa. fiol, de aquel que dijo Ortega y Gasset que en la Historia de Espafia todo ha sido hecho por él y lo que el pueblo no ha hecho ha quedado por hacer. CAPITULO XII LA UNION DE LAS INTELIGBNCIAS De ESPARA Y LA ARGENTINA (1) Es una expresién caracteristca de nuestra vida espiritual Ia unidn de las inteligencias de Espafa y de la Argentina, en las, conceptiones superiores de la Ciencia, la Filosofia, el Arte y las Letras, a que ha contribuido tan efcientemente la Tosttu- ign Cultural Espafiola, que preside el ilustre Rafael Vehils. En todos los sectores de Ia cultura Ja siembra ha. germina- do en fecundas influencias resiprocas, después de tabajosas flapas de incomprensién.y aun de beligerancia, dando un enérgico impulso.a las cortientes del pensamiento hispano- americano, pero fue en el dominio de esa ciencia madre que és la Historia, donde los esclarecimisntos sobre los magnos hechos comunés, a la luz de la verdad, sellaron aquella unién, asigndndole un sentido nuevo desde et punto de vista moral. En la adhesion a Espafia que anima a los historiadores ar- gentinos, el espiritu oscila de la certeza a Ia viva simpatia, de Ta raz6n al cilido sentimiento. Fue una gran batalla. con: tia el error histrco, en los espacios sin frontera en que im- peran los valores de la civilizacién, librada con prucbas fe- hacientes por la Historia critica, concebida como el conoci- miento puro de la realidad de la vida. 'Es de infinitas proyecciones Ja idea luminosa, conforme la cual, la Historia de Espafia y la Historia Argentina social y heroied, es una sola, que tiene al pueblo por sujelo activo y eteador. Espaia se espeja en ta Reconquista Peninsular guerreando por la Cruz contra la Media Luna e imprimiendo un rumbo Discurso promunciado el, 15 de diciembre de 1947, em el acto de Giptoma y medal de oro" de is Instuelon Caltaral150 RICARDO LEVENE definido a la civilizacién cristiana; en el Descubrimiento mi- Tagroso el suceso més extraordinario que han visto los sic alos; y en la conquista de Indias, mejor, en su pacificacién ¥ poblacién, por Ia mezcla de las razas, pues que una ley mands excusar aquella palabra para evitar dudas acerca de Ja intencién superior, y otra declaraba abolida para siempre la guerra como fuente de derechos. La personalidad original del pueblo espafol, con su relieve y color, con su alma propia, palpita en los Fueros y en las Partidas, durante la Alta y Baja Edad Media y culmina en las Leyes de Indias, el monumento en el que logran st forma acentrada, esas dos expresiones del genio peninsular: un de- echo ya ‘evolucionado que fue formativo de las nuevas na. cionalidades, preparéndolas para su independencia, el hecho més extraordinario del siglo x1x por sus consecuencias en el espacio y en el tiempo; y Ia plenitud del idioma que no hal podido sobrevivir a Ia caida de Ia antigua Roma ¢ hizo uni versal y eterno el castellano. Del Cid Campeador en adelante, los héroes espafioles e his panoamericanos, son de su noble’linaje, como he escrito en otra oportunidad. Tuve el honor de hacer entrega de la estatua del Cid Cam. peador a Ia ciudad de Buenos Aires, por donacién de esa gran artista que es su autora, Ana de Huntington, de inaugurar y de redactar la breve y’ sencilla leyenda de su pedestal, que reza asi: «El Cid Campeador, encarnacién del heroismo y el espiritu caballeresco de la raza.» Es la inmortalidad del pensamiento de la reina Isabel, que dicté y aplicé severamente, las primeras leyes en la Historia del Derecho de todos los ‘pueblos, sobre la igualdad de las azas; de los tedlogos de la ciencia universal como Las Ca. sas, Vitoria y Sudrez, precursores del Derecho Natural, del Derecho de Gentes y del Derecho Contractual Pablico; y de Juan de Solérzano Pereira, el jurisconsulto y magistrado que tuvo la visién de los destinos politicos de Ia nueva raza de los criollos 0 espafioles americanos, de quienes afirmaba que no se podia dudar Como un homenaje a Ia verdad histérica, corresponde es- tablecer el verdadero alcance de Ia califcacién 0 denomina- cidn de colonial, a un perfodo de nuestra Historia. Se llama comiinmente el periodo colonial de la Historia Argentina a la época de la dominacién espafiola (dominacién que es sefiorio o imperio que tiene sobre un territorio el que tjerce Ia soberania), aceptindose y transmitiéndose por habi to aquella ealificacién de colonial, forma de caracterizar una etapa de nuestra historia, durante Ia cual estos dominios no fueron colonias o factorias, propiamente dichas. Las Leyes de la Recopilacion de Indias nunca hablaban de colonias, y en diversas prescripciones se establece expresa- mente que son Provincias, Reinos, Sefforios, Repéblicas o te- ritorios de Islas y Tierra Firme incorporados a la Corona de Castilla y Leén, que no podian enajenarse. La primera de | esas leyes es de 1519, dictada para la Isla Espafiola, antes de cumplirse treinta aflos del Descubrimiento, y la de 1520, de cariicter general, es para todas Islas ¢ Indias descubiertas186 ¥ por descubrir (Recopilacién de Leyes de Indias, Libro 1, Titulo I, Ley D. DEI principio de la incorporacién de estas Provincias im- plicaba el de la igualdad legal entre Castilla e Indias, amplio ‘concepto que abarca la jerarquia y dignidad de sus instity ciones, por ejemplo, la igualdad de los Consejos de Castilla y de Indias, como ei reconocimiento de iguales derechos a sus naturales y Ia potestad legislativa de las autoridades de In. lias, que crearon el nuevo Derecho Indiano, imagen fiel de las necesidades territoriales. Pues que las Indias no eran colonias o factorias, sino Pro- vincias, Ios Reyes se obligaron a mantenerlas unidas para su mayor’ perpetuidad y firmeza prohibiendo su enajenacién y en virtud de los trabajos de descubridores y pobladores y sus You might also like
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