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Ricardo Levene LAS INDIAS NO ERAN COLONIAS Tere * eked tote ro le uy. ESPASA-CALPE, S.A RICARDO LEVENE Nacig esta gran figura de la Argentina contemporénes 6x Buenos Aires y en el allo 1885, donde murié en 1959. Bri: ante profesor de la Facultad de Derscho y Ciencias So- tales y ex profesor da la Facultad de Humanidades de le Universidad Nacional de La Plata, y de la de Filosofia y Jotras de la Universidad de Buenos Aires, presidié, tam- bién, con indiscutible auioridad, la Academia Nacional Qo Ip Historia y el Archivo Histérico de la Provincia de Buenos iret y el Instituto de Historia del Derecho. Como ‘el dociar Levene ha contribuide con vigorose Personalidad a Ja elucidacién de la historia patria, ast Fomo a 1a mejor apreciacién de los problemas histéricos faieramericanos y del perfodo hispanoamericano anterio: wie independencia de Américe. Bajo los euspicios de la ‘heademia de la Historia dirigié la coleccién “Hombres 1s preteniativos de la Historia Argentina”, en la que s2 Pu Ehes sa notable biogratia de Mariano Moreno, Es autor Ge més do veinle voliimenes de contribucién original ¥ Gintesis histériea, habiendo merecido su trabajo La Reve- Jucién de Mayo y Mariano Moreno el Gran Premio Nacio- inal 1981 y también ol Premio de la Raza, que concede 1a ‘Reademia de la Historia de Madrid. COLECCION AUS: TAAL, donde ya han aparecido dos de sus més importantes bras La cultura histérica y el sentimiente de la naciona- Tidad e Historia de las ideas sociales argentinas, ofrece LAS INDIAS NO ERAN COLONIAS, trabajo en el que Riv cerdo Lovena sostiene con su reconosida ecuanimided y fragistral erudicién hisloricoctitica, Ia teoria de que “Les Indias no even colonias e faciorias, sino provincias, reinos, solorios, repablicas (esta diltima denominacién en sentide siimolégica!” y las razones de esta afirmacién —con los Gponies provenientes de las legislaciones y las doctrinas Ge ios grandes jurisias, economistas y publicistes— son las que sustentan les paginas de esta magnifica obra en cuyo QRpitulo inicial se enaltsce al papel que en 1a poblacion { pacificacién de América tuvo la gran raina Isabel la Ce Jolies, cerrando el volumen la decleracién que Ia Academia Nacienel de la Historia ha hecho sobre Ta denominacién a un periodo de la Historia Argentina “te coloni 60 LAS INDIAS NO ERAN COLONIAS COLECCION AUSTRAL N° 1060 RICARDO LEVENE LAS INDIAS NO ERAN COLONIAS TERCERA EDICION ESPASA-CALPE, S. A. ‘MADRID _Picinesepeiamenteeuorizadas yore aor yor cormocrox ausrRan rire ein: 1 A eon: 32-1 1082 ‘Povo woe 62 Ht 21873 © Bepasa-Cale, 8... Madrid, 1961 Depisito oats M. 5.408—10r8 1SBx 8}~230—1000—1 mores on Bepat Printed Spain Aeabado de imprinie ola 26 de free de 1973 ‘etre igri d a Btral Bopa-Calp, 8. “Carters de vin, km 12,20, Madd-3¢ INDICE, vines Advertencia, Capitulo I—La seina Isabel y el sentido hist6ri¢o de la TLegislacion de Indias. (Capitulo TL—Estructura institucional de Castilla y de Indias. Capitulo HIL—Las palabras colonia 9 factoria no se menci ‘man en las Recopilaciones de Indias ni en Ia doctrina de Tas juristas do fos siglos xv y vn Capita IV-—La Potten Indiana (1647) de Jan de Sol6r- ano Pereira Capitulo V.—La nueva legislacion de Indias dels tampoco califieaba como coloaias o factorias, sino por ex- ‘cepcién, los dominios de Ultramar, Opiniones de los eco- rromistas de. Indi a Capitulo VI—Las acusaciones injustas contra Espafia de publcstas del siglo xv, conesindas por el ate Juan ‘i Capitulo VIL—Publicistas de Indias det siglo xviir que pre onizaron ia adopeign de reforms poltas fundamen- tales en el gobierno indiano. Capitulo VIL—Declaracién del Gobierno peninsular en 1809, de que alos vastos y preciosos dominios que Espatia pposee en las Indias no son propiamente Colonias 0 Fac- {orias, como las de otras naclones>. Era «una prerrogativa dde las Leyes de Indias que nunca debi6 desconocerse>, Sserbi6 Mariano Moreno ese mismo afo, en una plgina histriea . Capitulo IX—EI Cid Campeador, arquetipo de los héroes hispanoamericanos. Capitulo X—Ideas sociales y politieas del Quijote, . 3 25 4 ” 103 116 ns 129 8 woice Plaine Capitulo X1-—Eapatia a fundado en América naciones para Th independencia Ia libertad eee Capitulo XHL—La union de las inteligencias de Espata la Argentina " 149 Declaracién de la Academia Nacional de la, Historia. sobre ia denominacidn de colonial a un perfodo do la Histo sia Argention. scenes 153 140 ADVERTENCIA, Las péginas, muy sinceras, que he escrito sobre el pasado de Espaita y América, se han concretado en tina teoria 0 interpretacién acerca del comiin patrimonio hispanoamerica- no de tres sighos de Historia, Dicho sea en honor de la verdad, que para formularla no he debido sino ajustarme severamente a la prueba documental. Hace un cuarto de siglo, la Historia de la Legislacién In- diana extendia inexplorades y, por tanto, ignorados sus in mensos dominios; y no es necesario agregar que sin Historia del Derecho no hay Historia de la Civilizaciés ‘Lo més importante, para el porvenir de la Historia como ciencia en América, es que nos hayamos entendido, histo- riadores espaftoles e historiadores de este continente, no sélo en torno a los principios de la unidad técnica dei método inquisitive y del ideal exclusivo de la verdad, cualquiera ella sea, grata 0 ingrata a nuestro juicio, prejuicio o vanidad, sino ‘nel concepto fundamental de que no hay historia de Espaia sin el estudio de Hispanoamérica, como nosotras afirmamos que la historia de América comienza con la de Espafia, que es nuestra ascendencia espiritual y por cuyas raices entronca- ‘mos con los origenes remotos de la civilizactén. ‘Me inspira un sentimiento de justicia histérica por esas ideas cuya demostracién he desarrellado en mis libros o en ‘mi edtedra universitaria y las he proclamado en la Acade- mia Nacional de la Historia de mi patria, que tengo el honor de presidir. Ya no se trata de los crimenes, de la crueldad y del odio espaitol en Indias, ta leyenda negra deshecha en particulas principalmente por el abate Juan Nuiz, desde el siglo XVIII. que escribid las Reflexiones imparciales sobre la humanidad de los espafioles en las Indias contra los pretendidos filéso- fos y politicos para ilustrar las historias de Raynal y Ro- 10 RICARDO LEVENE bertson (en italiano, 1780 y en espaiiol, 1782). los difundidos autores de la Histoire Philosophique et Politique des eta- blissement et du Commerce des europeens dans les deux In- des (1770), y de la Historia de la América (1777) El tema y el problema que interesa a (a investigacién con- tempordnea, en la nueva etapa, superando la posicién del abate Nuix y otros publicistas, no es mera cuestién logomé: ‘quica o discusién en que se atiende s6lo a ta palabra y no al ‘asunto mismo. Palabra colonia por otra parte aplicada a un periodo de nuestra Historia que todos hemos repetido obe- deciendo a un hdbito. mental. ‘Se trata de evidenclar, como se hace en este libro de sin. tesis histérica, los valores juridicos y politicos de la domi. nacién espaiiola —no vistos por efectos seguramente del resplandor de la leyenda roja més bien que negra—, valores (que son los fundamentas de la tesis de que las Indias no eran Solonias o factorias, sino provincias, reinos, sefiorios, rept blicas (esta iiltima denominacién en’ sentido etimoldgico); y de acuerdo a esa idea directriz se impone seguir el curso de Sus fecundas consecuencias, especialmente a través de la legis. lacién y la doctrina de los grandes juristas, economistas y publicists. ‘Las Indias no eran colonias, segtin expresas disposiciones de las leyes: "Porque fueron incorporadas a la Corona de Castilla y Ledn, conjorme ala concesién poniificia y a las inspiracio- nes de los Reyes Catdlicos, y no podian ser enajenadas: ‘Porque sus naturales eran iguales en derecho a los espatio- les europeos y se consagré la legitimidad de los matrimonios entre ellos: ‘Porque los descendientes de espafioles europeos o criollos, y en general los beneméritos de Indias, debian ser preferides ‘en Ia provisién de los oficias; ‘Porque los Consejos de Castilla y de Indias eran iguales como alias potestades politica; ‘Porgue las instituciones provinciales o regionales de Indias cjercian la potestad legislativa ‘Porque siendo de una Corona los reinos de Castilla y Leén y de Indias, las leyes y orden de gobierno de los unos y de Tos otros debian ser los més semejantes que se puedan; "Porque en todos los casos que no estuviese decidido lo que se debia proveer por las Leyes de Indias, se guardarian fas de Castilla conforme al orden de prelacién de las Leyes de Toro; JAS INDIAS NO ERAN COLONIAS u Porque, en fin, se _mandé excusar ta palabra conquista como fuente de derecho, reemplazéndola por las de pobla- iin y pacificacién. Una era la estructura institucional de Castilla ¢ Hispano- américa, con sus inevitables. diferencias geogréficas, raciales ¢ histéricas, la trabazén de las instituciones, que integran en Conjunto el sistema juridico y politico de ‘una época; dife- reneas que se impuseron la necesdad de reconcer. @ las ‘autoridades ultramarinas la suprema potestad legislativa te- rritorial que fue elaborando con el nuevo derecho indiano la personalidad de sus distintos politicos. Y uno fue el proceso emancipador desarrollado sincréni- camente en el inmenso escenario de América Hispénica du- rrante el periodo anterior a 1810, que culmina con la Revolu- idn por la Independencia, se proclana bajo la injluencia de las teorias de escritores de Espaia y de Indias principalmente y se cumple de acuerdo con los principios del derecho revo- ucionario, triunjante entonces en ta Peninsula. De ahi la conclusién de que Espaia ha formado politica y juridicamente, de estas provincias, reinos, dominios 0 re- piblicas indianas —que no eran coionias 0 factorias, segtin {as leyes— nacionalidades independientes y libres. RL Octubre de 1951, CAPITULO I LA Reith ISABEL Y EL SENTIDO HISTORICO DE LA LEOISLACION DE INDIAS En un momento trascendental los Reyes Catélicos con- solidaron la unidad de Espafa_y promovieron el Descubri- miento de un mundo nuevo y fabuloso, EI sincronismo de estos acontecimientos, la expulsién_de los moros de Granada y la revelacién a la conciencia de Eu- ropa de un continente —la Reconquista que terminaba y el Gomienzo 0 su prolongacién en la conquista, o mejor, la pa- eificacién de las Indias— no es el encuentro fortuito de dos corrientes de sucess humanos, sino cumplimiento que lle- varon a cabo los Reyes Catélicos, de una misidn precursora y esclarecedora del sentido histérico de Espatia. Al cerrarse el ciclo de a Baja Edad Media, los reyes afian- zaron el régimen federativo, dentro de la unidad peninsular, y Ia concepecién politica estatal que reunia en ellos toda au- toridad en oposiciéa a la concepcién de los seffories. Con el acuerdo personal y el gobierno doble, Aragén mantenia sus tradiciones y Castilla su autonomia. Esta ditima egé a disponer de grandes reservas —sobre todo en Indias— y se constituyé en el niicleo estructural de Espafia. La reina Isabel que elaboraba las grandes reformas poli- ticas, legislativas, econdmicas y religiosas en su reino, demos- tué manifiesta preferencia por los dominios indianos, asi como también aspiraba a concluir en Marruecos Ia expulsién de los mores. La politica fernandina del hébil rey aragonés —a quien Maquiavelo adopts por modelo en El Principe se orientaba a Ia hegemonia universal y a la formacién de un dilatado Imperio Europeo. 1“ RICARDO LEVENE La politica isabelina de Ja reina sabia de Castilla, cuya sangre procedia entre otros, dos siglos atris, del rey Alfon- 30 X bien apellidado el Sabio, puso su alma en el inmenso ambito de Indias, y con ella sus grandes suefios. ‘La reina Isabel es la inspiradora de ese nuevo y audaz derecho, eminentemente social, que es el Derecho Indiano, Poseia con sus vastos conocimientos en las ciencias nue vas y en las letras clisicas, una definida vocacién legista, ‘puesta en evidencia en la reorganizacién del Consejo de Cas- filla, integrado ahora por tedlogos y hombres de derecho prineipalmente, en la reforma de la administracién de jus- ticia que emprendié en persona, en la orden dada que man- daba tener presente en el fallo de los pleitos las opiniones de los glosadores Bartolo, Baldo, Juan Andrés y el Abat, re ‘vocada posteriormente; y, en su preocupacién constante para dotar al Reino de una copilacién de leyes, fueros, ordena: mientos y pragméticas —Iabor que encomendé a dos gran- des jurisconsultes, los doctores Diaz de Montalvo y Galindez de Carvajal—, inguietud que atin palpita en su testamento fen la clausula en que pide se dicte el cuerpo de leyes «donde estuviesen més breveriente o mejor ordenadas (dichas leyes) faclarando Ias dudas y algunas contrariedades que cerca dellas curren. ‘Mas alld del Descubrimiento y la Poblacién, destinados a fundar un gran Imperio en Indias —tan dilatado que ante la imposibilidad material de contar sus dominios el soberano se contentaba con llamarse «Rey de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas y por descubrir»—, a intuicién de la reina Isabel se revel6 genialmente, no en la extensin perifériea de un orbe politico, sino en su germen, fen el plasma que conserva Ia sustancia vital, que es la le- gislacidn de Indias, y a ella se deben sus primigenias y més ppuras creaciones institucionales. ‘La organizacién del Nuevo Mundo comenz6 antes de su Descubrimiento, en las famosas Capitulaciones firmadas por os Reyes Catdlicos y Colén, de 17 de abril en Santa Fe y del 30 del mismo mes y affo de 1492 en Granada, cinco meses y dias antes de que los navegantes espafioles desem- barearan en tierra del Nuevo Continente. Por las primeras capitulaciones, los Reyes Cat6licos ele- vaban a Colén a la alta categoria de Almirante, Visrey y Gobernador General de las Islas y Tierras Firmes que des- ubriese, otorgindole esos importantes titulos alentadoresy Te hacian merced de la décima parte de todas las mercade- LAS INDIAS HO ERAN cOLONIAS 5 rias que se adquirieran, clausula esta tltima que algunos au- ores han sefialado como prueba del cardcter comercial de In empresa. Pero ya en la capitulacién de Granada citada, se express ta Jo siguiente que trasluce claramente el espiitu misional del magno acontecimiento: ‘ ‘Con anterioridad al Descubrimiento, pues, el sentimiento y la fe de la reina Isabel promovieron ia gigantesca empresa, Claro afin de misién, que ya habia sido puesto en eviden- cia en la conquista de las Islas Canarias en el curso del siglo > (I). "En seguida del primer viaje, los reyes gestionaron y ob- n del_ papa espaol Alejandro VIIa. concesién del io de las tierras descubiertas y por descubris, armén- dose asi del mis justo legitimo titulo que permilié hacer efectiva la dominacién, frente a las rivalidades con Portugal y las otras potencias, aun ante el alzamiento de los mis- ‘mos indios. ‘Las tres bulas pontificias, dos de 4 de marzo de 1493, «In ter cactera» y ‘Otras clausulas de la citada Instruccién le reconocian a Colén facullad para hacer terna que elevaria a los reyes en la provision de los cargos de regidores, jurados y of Giales de la administracién, pero la primera vez serian nom fbrados tan s6lo por el virrey y gobernador. En cuanto a los flcaldes ¥ alguaciles, era el virrey y gobernador quien los fombraba directamente, Los derechos y salarios de todos es- fos funcionarios eran iguales a los que tenian en Castilla y Le6n, Se daba comienzo a la realizacién de un pensamiento polt- tico trascendente, el de extender al Nuevo Mundo Ia es: fructura Tegal de’ Castilla, concepcién de la. igualdad de Es: 1A3 INDIAS NO ERAN COLONIAS ” tados y de personas, por cuya vst, s¢ legs 8 una declaracin de detecho para las Indias que no ha tenido equivalencia orn ston Jue. En las Instrucciones a Colén para el segundo viaje, en. las destinadas al contador Pisa, en fas muy importantes de tray Nicolds Obando, para gobernar la Isla Espaftola, en 1501 1503, y Tas reales oédulay cada Yer més numerosas que se dictaron, se procuraba el aumento de Ia poblacién castllana, ta divin territorial en distritos politicos. sguiendo el avan fe de los primeros.descubrimienos, el desatzollo del inter Sambio comercial, a implantactn del régimen imposiivo, el Sesoramiento del arcedano Fonseca del Consejo Je Cas fa en los asuntos de Indian, la creacin de la Cata de Con tratacion de Sevilla en 1503, mejor lamada Ia Casa de Tndias Casa del Océano, y las primeras ordenanzas dictadas para fa misma, aun la cédula detads en 1508 sobre la regalia. de fas mings, al declaarse. que fueran comune, permiliéndose ‘todos Discarlas,catearlasy Iaboraras donde quiera qe Tas fallaren, pagindose el quinto; en fia, todas lat bases de Ta frganizaclon politica, jurdiea, esonémica, comereal, spit tual, dadas por los Reyes Caidlicos es el tranivasamiento.y In refraction cambio de las leyes easellanas en el nuevo Imedio social de Indias (I). ‘De estas relacones juridcas entre un Estado descubridor y pacieador constituido fos nisleos de. poblacién disper: Sos que se fundaban en la inmensidad de un mundo, fue surglendo también Ia nueva Legislaion de Tndias, como rama vigorosa y orignal del drbol varias veces secular ‘del. pueblo Aue habia forjado en au feounda Edad Media, el Liber Jud Sram, Kos Peto ne Pais 2"locorporacin elas Tndias a Ia Corona de Castilla y Leén solamente —y no’ también a la de Aragén— ex la (1) Crnbal Colén escibi6 w los Reyes Cations exponigndoles sus mos de vis scoea dea poblacgn Y-nogosucion‘de alla Espa: BokSopeni ae ae a i na ePagaee oe 200) eas "i fundaram so: taro pueblos Con el fin dea in Expeboa 30 2oblare io mds nipidamente® pos, 0 se suis ecubtc Pept Oro sino los" que tomasen’veiadad hiceren casas paras Jmornds, Cada poblacion‘dchera tener sis alaldes) enebanos del uc or sogincostmbre, de Costa: Fu evar que toy pobladoes ie vados for la coda dl oro se ocuparen iceman dele expolacion Gab iCal propos duc a sali desis or ‘hvala como tener” que‘se olga Ueania grandes bench Spiny Shag, ibe ier tee (Car Cee Cs fin Ree adit, page 3, Me 18 RICARDO LEVENE ‘consecuencia inmediata de las bulas pontificias en las que se concedia el dominio a los Reyes Catdlicos ey a sus herede- ros y sucesores los Reyes de Castilla y Leén>, concesién que a su vez era el resultado de la accién desplegada por la rei- nna Isabel. Es la reina, quien en primer término reconocid Jo mucho que habia hecho el rey Fernando en favor de la Corona de Castilla, y eso destaca en su testamento, clos he- chos grandes ¢ sefalades que el Rey mi sefior, ha hecho desde el comienzo de nuestro Reinados, aumentindose asi el poder de Ja Corona de Castilla, cespecialmente, segin es notorio, habernos su Sefiorfa ayudado, con muchos trabajos peligros de su Real Persona, a colocar estos mis Reynos, que tam enagenados estaban al tiempo que yo en ellos sucedt...x También dice la reina lo siguiente: . ‘Cuando concurrieran muchos pretendientes con igualdad de mérito, en Ia provisién de oficio, debian ser preferidos lor descendientes de los primeros descubridores de las Indias y después os pacificadores y pobladores, y los que hubieren nacido en aquellas provincias. El propésito era que 10s hijos y naturales de estas Indias fueran ocupados y premiados donde sirvieron sus antepasados y primeramente debian ser tenidos en cuenta los casados. Se remitirfan al arbitrio de los superiores la graduacién de servicios en la pacificacién (ey XIV, tit. TI, ib. ID. Como algunos presentaban cédulas de recomendacién se mandé a los virreyes que los que pre- tendian ser gratificados dieran informaciones de sus méritos y servicios en la Audiencia Real del distrito, y vistas esa informaciones se debia hacer merced y gratificar a los qu rieran més mérito siguiendo el orden ya citado (ley VI, titulo VI, lib. IV). Esta preferencia de los criollos con respects 1 los espafioles europeos en la provisién de los oficios se mantuvo constante en la legislacién de Indias, aunque se infringfa sin cesar y daba mérito a fundadas protestas. Se ha observado con razén, que era un problema espe- cial el de la provisién de los més altos cargos, como virreyes, ceapitanes, generales, gobernadores, presidentes y oidores de ‘experiencia demostrase alguna msjora, ano ser tanto el bien que re sof sei mover aus Se emedien ings al» ani mt vespecto ata iey Hl, ite Tl, obre que se, gu las Leyes de Castlla‘en Jo que no esluviee décidido por as de India observa, Ayala: «Que To_prevenido en ella no puede entenderse en Tas fave en estos Reynos de’ Castlla estén sin" Usd, habiendo. prevalecido AEs cosuimbres' contra ella, de que en aquells partes, no pueden estat Inteigencado, 1 00. les avis.» ‘Muchas son las notas de" Ayala, en Jos dos bros publieados de ts Revopilacidn, gue Uenen gran interes histérco y Leal. (Manvel Jost ‘Ayala, Notas ala, Recopllcian de Tndas. transcripetén de an Man: ano," tn Il, Madrid, 1946, Ediciones ‘Cultura Hispanica i Alin, ouside naman le as a wpe sce Si eet MAS cts tae a SN a Cau Se tigate See rrp dott Seed Siege Cee ge Pay Sa as SSR gue ely witndn'ta Ch Gath Se oo jurisdiccién (1), our qo inde no en cls, sino parte interne det barr yea Sina fet tt Siotar fay poten ean men ty ic yah kl tee at ae spar prime y latent el ease Jo are Esha at aajada Rete ideas Gucci ne xen y sik got aS tts se lind arta ia nh al ga oe S feom ducwie'y Nobhio'cr Bota Seta Safe: Cause sean Sy tek Satu cnn Seng ats is ee Peele me Ee con sles dads reson as. ne ceiadr Same: Seat eo toe ee Contant CS Sone te Ione Pee ca mais gue at Sones fuente qa a te lic pe SE Spgaue tr ce AS Sats Ea, Gain abe Ue ia es unc pos oc oa Sapo foe an ny a ht Sar guna posto ve Vt oe Eley romans otaads decease he cde atl pat i le 9 nes ear a conoye Siete cat a, "ae Peo de Giats Seem, acre ate Se tote dee pale, Se a SUR, es © ge Rot gon a alr afl, Beets pe ees es eatin Baie ee Sane aoe {udiado ea fa Universidad ge"fima tas dgandes de bs iglesias cx Sopa Pie seman fan, En este pdido Consejo de Inds anoto A marsent eq Se See mes, 26 RICARDO LEVENE Algunas de las leyes eran pequefios cuerpos orginicos y contenfan un conjunto de disposiciones afines, aunque abay- ccaban materias diversas de gobierno, Sefialo. especialmente Ja importancia de esta legislacién orgénica “inicial, porque ‘con las variantes necesarias que impusieron factores diver- 0s, subsistié y, en definitive, quedé incorporada a la Re copilacién de 1680, Podria decirse de ella que constituye el inicleo vital a cuyo alrededor fue vigorizandose y desenvol. vigndose la legislacién y gobierno de América ‘Las capitulaciones firmadas con descubridores y explora. dores y las instrucoiones dadas a los gobermantes constit yen una valiosa documentacién para este estudio de los off ‘genes legislativos de Indias. "Ya me ocupé, en otto capitulo, del sentido histérico de la legislacién durante el gobierno ‘de Ia Reina Isabel En 1509 se firmaron las Instrucciones al nuevo goberna: dor, don Diego Colén, El gobernador Obando debia dejarle a Diego Colén un extenso memorial, ilustrandole sobre su ‘Administracién, Con el fin de contribuir a la propagacién ela fe y ensefianza, se manda levantar una casa junto a las iglesias para reunir a los nifios de cada poblacidn. Im- pone la necesidad de arrancar a los indios de sus antiguas Costumbres, fiestas y ceremonias obligéndoles a vivir como Cristianos. "Asimismo procuraria reducir a poblacién aloe Indios, sacarlos del ocio y habituarlos al trabajo, no auto- rizatlos para vender las tierras que posean y se reiteran los Mmandatos acerca del buen tratamiento de los indios Prohibiése la residencia en la Espafiola de extranjeros, mo- ros, judios, herejes y conversos y se repiten una serie de pres- Cripciones ‘relacionadas con Ia administracién de las rentas, fexplotacién de minas, designacién de funcionarios. Especial. mente se ordena a Diego Colén que contin la politica se guida por Obando en lo tocante a establecer que los espatio- Tes casados con las indias no serian duefios de las tierras de Jas familias de éstas, con el fin de evitar Ia formacién de gran- des sefiorios territoriales (1). "Asi se inauguraba el régimen politico, judicial, econémico yy rentistico de las Indias con las semillas de las que serian Gespués sus instituciones y se fomentaba Ia fusién de las ra- gas que definiria con el tiempo el nuevo tipo étnico americano, EI rey dio privilegios y armas a las villas de la Espafiola, 4 pareciendo que era justo que estando tan lenas de gente, () Documento inédito de Indiat, t. XXXL, pie. 388 y sigs. 145 INDIAS NO ERAN coxomas 2» vise usu y fora de Repubias, para que fuesen en ms yor erezimienio, enviaron sts. procuradores.», que lo fueron 4 bachiler Serrano y Diego de Nicuesa, a suplicar al rey, ies concediese las conas que ordinariameate los Consejos de Ins cludades y Villa de estos Reynos, para que vviend con la misma orden, tuvieran el estilo de su naturaleza> (1). Con ai fin-de que fucsen mas ennobleidas lag villas soitaron ¥ 2 les concedieron armas toda la Isla Espafola, y a cada Une de elas Constuyeronse lot eabidos, cuyos” miembros debian ser elector de entre los vecinos, con sus jueces © aleal tes otdinarios que cjercisen la jurisdiceton cil yeriminal “Admitan los tatadistas que ot pobladores podian por de: retho elegit los alealdes ovdimaros siempre que fltare el go- bernador.en virtud dela gran distancia eo que se encontraba ar rey y el peligro en Ia demora de proveer el oftio. Solr {ano profesaba la opinign de que estos cargos de la repubica to se Teparieran por mitad entre nobles plebeyos como se hicin en muchas eludades y villas de Espa, eporque esta divsign de exlados no se practica en ellas'nl conviene que se introduzca» (2). Comentando la real cédula de 1535 (3), que exis para el desempeto de esos pusstos las condiciones de honradez y habiidad y que Ine personas supisan leer y es érbir, avanzaba el nombrado jurisconsulto. en el sentido de ge se pudieran desgnar Tos que no eran tan nobles ni tan irae" apoyindove en cron ares estima. que’ dea fuorzarse so desempeno. aun pata los que no soperan leet y escribir. ° ® “ * we Tos vesinos y tos naturales de las poblaciones pod designados alcaldes ordinarios. ° ara a ciudad tenian sus propios,cuyas rentasatendian Tos servicios dela repiblia. En el memorial del virey del Per, Francisco de Toledo, sobre el estado en que de el vrrinato decla que el reparo de errs entre Tos pobladores se habia hecho ‘con gran argueca y con tan post, consderacin al Bien comin de Tas ciudades, que alas mas de ellas ne les habia dejado para dees, eidos y propios (). lot Me eel tnd a eo Fae ee i SN ee wae ee a ISI rd ST he oh ei es CRA a Ae ess 30 RICARDO LEVENE El rey mandaba que los Ayuntamientos no hicieren gastos extraordinarios que pasasen de tres mil maravedies, sin ccencia, y que cada afio se tomaria cuentas de los propios de las ciudades. EI estudio de los propios y arbitrios permite conocer el mecanismo de los cabildos y la accién ejercida por estas ins: tituciones en cuestiones de abastos, obras piiblicas, higiene, policia y escuela primaria. ‘Teniendo consideracién a los buenos servicios prestados por las citudades y sus vecinos, se concedié en 1596 que tales en- tidades tuvieran las armas y divisas que hubieren recibido, pudiendo ponerlas en sus pendones, estandartes, escudos y sellas. j En ISI se organiz6 una justicia de apelacién que entenderia en los fallos del gobernador (1). Especial interés ofrecen las juntas de procuradores 0 dele- gados de las ciudades, las cuales se reunian para pedir en ‘comin se satisicieran las necesidades pablicas. En 1518, por ejemplo, los procuradores de las ciudades solicitaron la liber tad de comercio con los puertos de Espafia. En 1539 se acordé cl primer lugar a Nueva Espafia © KFACTORIAD NO SE MENCIONAN EN TAS RECOPILACIONES DE INDIAS NI EN LA DOCTRINA DE. 10s TURISTAS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII I La palabra y la idea de colonia o factoria no se mencionan en las diversas recopilaciones de Leyes de Indias ni en lox tratados de los juristas de los siglos xv1_y XVI ‘La historia de las Recopilaciones de esas leyes —que def ver nitidamente el pensamiento de sus autores— se identi fica con la historia ‘misma de la dominacién espafiola y en fa extensién de sus tres siglos surgen en Ia Peninsula. y en ‘este continente las figuras de juristas, tedlogos y_publicistas de relieve en la historia del Derecho. Precisamente, esos son los dos planos distintos, pero inte- grantes de un sistema juridico, desde los cuales se debe abar- ar la historia de las Recopilaciones de las Leyes de Indi fas recopilaciones generales dictadas o proyectadas en Madrid para todas las Indias y las regionales o territoriales destinadas algunos distritos politicos indianos, No intento ahora ensayar esta brillante historia, tema de renovado interés al que he dedicado estudios generales (1), pero si hacer breve referencia a ella para seguir el paralelismo Ge las leyes castellanas y las leyes de Indias y el pensamiento de sus juristas. "El enérgico impulso que la reina Isabel imprimié a Ia na ciente legislacién, fue desenvolviéndose y promoviendo el flore- cimiento del Derecho Indiano. (En, mi Introduccion a la Historia det Derecho Indiano (1923) y SR mi'istoria del Derecho argentino, tI (1849). LAs MIDIAS WO ERAN CoLONIAS o Ya revordé que por ley de Indias de 1530 se orden que en todos Tos negocios y pleitos no resueltos por cédulas 0 ovisiones dadas y no revocadas, se guardasen las leyes de Efctlla conforme & Ia. de Toro, leyes que se mandaban apl Gib en defecto de las Leyes de’ Indias, siguiendo el orden de preston Leyes de Toro, Ordenamiento de Als, Futros Portas. v El cedulario de 1563, que ordené el oidor de la Audiencia ‘yasco de Puga por eneargo del virrey de Nueva Espafa Luis de Velasco, se limita'a las cédulas ede esta. Nueva Espafian. ‘para ealvar el inconveniente de que tal cedulario reuniera solsinente las cédulas y_provisiones para Mézico, se. enco- fneadé al virrey del Pert, Francisco de Toledo. cl legislador municipal» que hieiera lo propio en su reino. Tl ato 1562 habiase dado comienzo a la tarea de Ia Reco- pilacién en el propio Conssjo de Indias, inicindolo Juan L6- de Velasco, con su Libro donde se asientan por Relacign Todos los despachos de oficio que se embian las Indias desde 1567 hata 1576, que corresponde a un periodo en que Juan de Ovando, como diré en seguida, vive consagrado a las taress recopiladoras en el Consejo de Indias (I). ‘Durante el reino de Felipe II se despliega Una actividad legslativa dominante, Este soberano dicté la Nueva Reco- filacion de Castilla en 1567 y mandd hacer Ia Recopilacién de Indias en 1570, desarrollo sinerénico entre estas dos legisla- tiones que io fue no solo en el orden cronoldgico en que se fcenvolvieron después del Descubrimiento sino por al pen- samiento politico y juriico que los distingue y por sus pro- positos de sistematizacién de las leyes en vigor. “jaan de Ovando, el autor del cédice Gobernacion espir- tual y temporal de ias India, resultante de sus visitas al Con- scjo de Indias de 1567 y 1868, fue el octavo presidente. del Gonsejo de Indias que en 1571 habia terminado el primer libro de ia Recopilacién. Utlizé un enorme material legislativo y proyects la. Recopilacin en siete libros como el eddice Go. Kernacién espiriwal y temporal de las Indias eitado, destinada 2 ser unas Paridas Indianas, que comienzan distinguiendo en ia Gobernacién... yn la RecopilasiOn la concepcion dualisa, Ios earacteres propios del goblerno expritual y del gobierno temporal 2). (), Juan Manzano Manzano, Historie Recgpilaiones de Ine ig 1 siglo Nv, Madeid, 1950, pl 55. Balcones Cultura” Hispnies, ‘@)" Rafael Altamira “dedicd ‘al tema «La concepeién dualsa” del Gobierno de las Iadias» un capitulo de su libro andlss de la Reco- % RICARDO 1EvEM Le corresponde la gloria de haber sido el iniciador de la Recopilacién general y de haberla levado a cabo en parte, Ovando pudo desarrollar, antes de asumir el cargo del Consejo y durante la presidencia, un vasto plan de gobierno. A sus deben notables iniciativas. En primer tér. fa ley de tal modo que lo temporal se co. rrespondiera con Io espiritual (ey VIl, tit. TI, lib. TD. Se mandaba al Consejo de Indias tuvieran cuidado en dividir lay tierras, islas y provincias, para lo temporal en Virreinatos, Provincias de Audiencias y Chanchillerias Reales y Provincias de Oficiales Reales de la Real Hacienda, Adelantamienton, Gobernaciones, Alcaldias Mayores, Corregimientos, Alcaldiay Ordinarias y de Ia Hermandad, Concejos de Espaiioles y de Indios y, para lo espiritual, en Arzobispados y Obispados su. fragineos y abadias, parroquias y_dezmerias, provincias de las Ordenes y regiones, teniendo siempre atencién a que la divisidn para lo temporal se vaya confirmando y correspon. diendo con lo espiritual: los arzobispados y provincias de 1 religiones con los distritos de las Audiencias, los obispadot con las gobernaciones y alcaldias mayores y_parroquias y ccuratos con los corregimientos y alcaldias ordinarias. Para abarcar Ia amplitud del pensamiento de Ovando se impone referitse a otras iniciativas que, llevadas a la préctica facilitaron la obra de legislacién y compilacidn en la que puso todo su empefio. Aludo a la necesidad de llevar un libro des criptivo de las Provincias Indianas, que se manda guardar en las ordenanzas del Consejo de 24 de septiembre de 1571, dis. poniendo que las autoridades de América : y a Ia reglamentacién del cargo de cronista de Indias, con el fin de que cla memoria de los hechos y cosas acaccidas en esas partes se conserve Y que, en nuestro Consejo de las In- dias, haya la noticia de que debe haber de ellas y de las otras cosas de esas partes que son dignas de saberse, habemos pro- veldo persona a cuyo cargo sean recopiladas y hacer historia de ellas, por lo cual os encargamos que con diligencia os ha- gis informar de cualesquiera persona asi legas como reli lacion de las lees de Indias de 1680, (Bdicign det Insiuto de His foria de Derecho de ia Faculiad de Deresho de Buenot Aire; Buenos ‘ites, 1941, cap. VIE) IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS a josas tuvieren en su poder alguna historia, comentario o felaciones de algunos de los descubrimientos, conquistas, en- fradas, guetras 0 fracciones de paz o de guerra que en’ esas provinelas o en parte de ellas hubiere habido desde su des- Eubrimiento hasta los tiempos presentes, y asi mismo de la seligion, ritos y costumbres que los indios han tenido y tienen J de la descripcién de la tierra, naturaleza y calidades de las osas de ella...» En la ordenanza 119 del Consejo de Indias de 1571, se mandaba conservar la memoria de los grandes hechos, para {o cual el cronista mayor de Indias escribiria la Historia Ge- neral de todas sus Provincias o la particular de las principales de ellas, con la mayor precision y verdad que se pueda, ave- riguando las costumbres, ritos, antigiedades, hechos y aconte- cimientos, con sus causas y circunstancias, «para que de lo pasado s¢ pueda tomar ejemplo en lo futuro, sacando Ia ver- Gad de las relaciones y papeles mas auténticos y verdadeross. Lo escrito se guardaria en el archivo y no se podia publicar ni imprimir sino lo que el Consejo de Indias autorizaba. Por fa ordenanza 120 se dispuso que el cronista mayor escribiera y recopilara ia Historia Natural de las yerbas, plantas, ani males, aves, peces, minerales y otras cosas que fueren dignas de saberse y hubiese en las Indias, segin lo pudiere saber por fas descripciones y avisos que de aquellas partes se enviaren. La Historia, la Geografia y las Ciencias Naturales —de brillante tradicién en Ja cultura hispana— eran los conoci- rientos eficaces y los fundamentos de las leyes para el mejor gobierno de las Indias. ‘Consagrado el licenciado Juan de Ovando a la obra de re- copilar las Leyes de Indias, hizo una averiguacién general examinando todos 10s visitados y negociantes y personas de Indias que vivian en la corte, sacando en conclusién que ; 4* que los oficios principales, Yirreyes, presidentes, arzobispos y obispos se consultaran al rey, y en cuanto a los nombramientos de oidores y alcaldes tuviera noticias el rey de las personas en que recayesen, El Cedulario general de Diego de Encinas (1596), es una fuente de preciosas informaciones para la historia 'y mot vacién de cada ley reproducida en su extensidn, ademas de haber sido el cuerpo legal en vigor en Indias, invocado con a nombre de Cédulas impresas, por magistrados y funciona fios hasta Ia Recopilacién de 1630. ‘Una critica demasiado severa a esta Recopilacién formulé Antonio Leén Pinelo, sefialandole cinco defectos notables. El primero, la mala impresién, no por la estampa, sino por las frratas, considerando que apenas hay resolucidn que no tenga, error de imprenta y tan grande alguno que le quita sentido. El segundo, porque si bien cada tomo tiene titulos distintos, ni féstos estn’con orden entre si, ni en cada uno se comprende sélo Ia materia respectiva, incorporando cédulas que no le snecen, circunstancia que hace muy dificil encontrar una ley. El tefcero, por haber puesto todas las cédulas enteras con pie y cabeza, no siendo menester més que las decisiones, ¥ ast resultaron cuatro tomos de Io que se podia hacer dos. EL cuarto, porque aunque estos tomos fueran perfectos, ya no se hallan en las Indias, ni atin en la Peninsula y si algunos ‘stan en venta costaban cien ducados. El quinto defecto es que en estos tomos no sélo faltan muchas cédulas antiguas que el «Colector> debié y pudo buscar, sino todas las que se hhan provisto desde entonces (Pinelo, dice desde 1599, sor- prendiendo este grave error, pues la fecha de MDXCVI figura Al pie de Ia Recopilacién de Encinas). Una de Jas cinco eriticas, todas inconsistentes que hizo Pi nelo a este Cedulario, ha concluido por ser con el tiempo su virtud principal: haber publicado las cédulas enteras «con pie y cabeza». Encinas, el oficial de Ja Secretaria de Indias, fue tan obrero que ordend el cuantioso y rico material de la legislaci6n indiana hasta fines del siglo xvt, con tan poca re. 0 canDo LevEM ambicién personal, reveladora de su modestia, que ni siquiera 4 nombre Agua en su Reeoplaein, como djp Vets Lt naje (1). En el Cedulario de Encinas no aparece Ia palabra colonia ¥ por el contrario el meritorio recopilador, al tratar la Fisdiecign del Consejo de Indias, transcribe algunas ordenanzas del afio 1571, acerca de la forma que debia guardarse para proveer Jeyes'destinadas al buen gobierno de las Indias, que Siendo de una Corona lot reyes de Castilla y de las Indiag das leyes y maneras del gobierno de los unos y de los otror debe ser lo mas semejante y conforme que se pueda... “También inserta, por supuesto, la provisién del emperadar Carlos, de 1520, por la que prometia y daba su palabra real de que él ni ninguno de sis herederos en ningin tiempo, enajenarian de In Corona de Castilla elas islas y Provincis de fas Indias» (2). u El codificador de las Leyes de Indias y fundador de la bibliografia americanista, Antonio de Leén Pinelo, escribié un notable estudio, el Discurso sobre la importancia, forma y dispasicién de la Recopilacin de Leyes de las Indias Oc cidentales... yen atencién a él se le encomendé Ia Recopi Tacién. Explica Pinelo en ese estudio, que habiendo vivido casi vein te afios en Indias y ocupado diversos cargos, reunié con particular diligencia la mayor parte de les muchas reales c€dulas esparcidas. En el pardgrafo primero del citado Discurso... sobre (1). 1 | ‘A la personalidad de Juan de Solérzano Pereira Ie dedica cl capitulo siguiente, pero en éste deseo consignar el pensa ‘miento sobre el cardcter de la organizacién legal de Indias, del quie tanto luch6 en favor de los criollos del Nuevo Mundo, Jos que realizarian el ideal de la Independencia, y tambien respecto de los mestizos y mulatos de quienes decia que si hhubiesen nacido de legitimo matrimonio debian ser conside- rados por ciudadanos de dichas provincia y ser admitidos 1a los honores y oficios. ‘Ocupandose Solérzano de las leyes dictadas para las Indias) insistia en que ademas de ellas debian dejarse en lo demés dde su fuerza y vigor las leyes comunes y generales que «es faban dadas y promulgadas para los Reinos de Castilla y Ledn y lo que més es, conforméndose con ellas, aun con os nuevos 0 diferentes proveimientos en cuanto su calidad 10 permites, Fundaba esta concepcién juridica en la doctrina que ensefia «que los Reinos y Provincias, que se adquieren de fnuevo, pero uniéndose e incorporéndose accesoriamente a firas antiguas, se han de gobernar, regir y juzgar por unas Imistnas eyes...» No s6lo procede este principio —agregaba— ‘con respecto a las leyes, «sino también en tas costumbres, porque asi mismo las que se hallaren legitimamente intro- Gucidas, prescriptas y observadas en el Reyno antiguo, se han ide guardar y practicar en el que de nuevo se uniere y in- corporare en él accesoriamente...> (2). Para citar @ un historiador de la més alta jerarquia, An tonio de Herrera, decia que estas Indias Occidentales, cque tiene figura de corazén», «y lo més ancho es del Brasil al (1) Antonio de LoSn Pinel, Tratado de tas confirmactones Reale, 1D Aone tt i ed fe eaten HieinBat ad recuind fe fovtn Lema Buenos As, 192 Ss te isn Gene bcidcr Tone wae 6 neanvo van JAS INDIAS NO ERAN coLOMAS 6 peri y la punta el Estrecho de Magallanes y el alto a donde remata es la tierra firmes, deben gobernarse como Espatia (1). Gaspar de Villarroel —que publics su Gobierno Eclesidstico pacifico y unién de los dos cuchillos Pontificio y Regio, en 1687, en no pocos temas sigue fielmente a Juan de Solérzano Pereira, quien ademas aprobs y elogié el texto de la citada obrs— recordaba que las leyes de Castilla se guardaban en jas Indias, menos aquellas que contradecian a eédulas especia- des cque son nuestras municipales leyes>. e¥ todos los Reynos y Provincias unidas ¢ incorporadas en otras deben gobernarse por sus mismas leyes, siguiendo a Bartolo y a Baldo. De ‘La cinferioridad de las Indias, aludida por Vilarroel, se xplica a renglén seguido, pues dice nuestro autor, con muy poderosas razones, que nada tiene que ver con la inferioridad © superioridad de las Indias, sino con sus condiciones propias y muy distintas entre si los habitantes de diferentes distitos, todos los cuales habian de convertir al crstianismo: «Aunque Ins Ieyes de Castilla y Leén son importantisimas para México y el Pera y para las demas Occidentales Provincias que se han agregado a Ia Corona, por la grande desigualdad de estas y de aquellas tierras, por ser tan diferentes las costumbres, tan desiguales las ocupaciones porque hay en los indios diferen- tes calidades que en todas las demas Naciones, por los nuevos descubrimientos y conquistas, por las minas, Quintos y dere- thos Reales; y porque los naturales estén muy sujetos a veja- ciones, no fuera posible gobernarse sin nuevas leyes: porque ts entablada sentencia de doctores, que se ha de conformar la ley con el tiempo, con Ia condicién del stibdite, con las cirounstancias y las ocasiones y con los humores de Ia Re- ligibm> @). De modo, pues, que la incorporacién de Iss Indias a la Corona de Castilla no podia hacerse en las mismas condi- () Antonio de Herrera, Historia General de los Hechos de los Gaselangs on es Les 9 "Tira Frme del Mer Octona deca V, )" Gaspar de Villaroel, Goblerno Eclesdsico Pacifico, pare Tt, cnestin Xl, art IV, "Cll, pag. 68, Madrid, 1738. 4s ciones legales que los reinos de Portugel © Flandes, que eran) Eatedos eonottudos con sus leyes propas En ambi Tos fins de Tada a0 ean, Etados const tuides, pote To seria, porque no se Tes habia rebsjado a Ia ondisidn de ‘colonas, ¥ se transrasaba en ello las Leyes de Gantlla en defecto de jas Leyes de Indias, leyes estas tltimas flue emanaban no s6lo del Consejo de Indias sino de las Sitordades eInsttoclons teritriaies de Indias, con potestad ieglatva, como ya he expicado, v | Lo expuesto acerca de Ins diversas recopilaciones y de las opiniones de los juristas, concurre a demostrar el funda. ‘mento histérico de leyes de Indias insertas en a Recopilacién de 1680, originadas en la inspiracién de los Reyes Catdlicos. ‘Una ¢s Ia ley conforme a la cual las Indias Occidentales stn siempre reunidas a la Corona de Castilla y no se pueden enagenars (lib. IIT, tit. I, ley D, segin reales cédulas del emperador don Carlos, én Barcelona a 14 de septiembre, de 1519, para Ia Isla Espatiola, el rey y la reina dofia Juana ‘en Valladolid a 9 de julio de’ 1520, de cardcter general, en Pamplona a 22 de octubre de 1523 y el mismo emperador y el principe gobernador en Monzén de Aragén a 7 de di ciembre de 1547, en Madrid; don Felipe I a 18 de julio de 1563 y Carlos IT y la reina gobernadora en la Recopila- cién de 1680. ‘Sin embargo, como era propio en los reyes hacer mercedes y remunerar servicios, se dieron ciertos pueblos de Nueva Espaiia, que tenian hasta 25,000 vasallos, a Hernén Cortés pot haber sido descubridor y conquistador, que pasaron a sus su- eesores; de Nueva Castilla a Francisco Pizarro, por las mis mas razones; y, a Ana de Loyola Coya, descendiente de_ los Incas, casada con Juan Enriquez de Borja, de unos pueblos de Cuzco «on titulo de Marqués de Oropesa, por lamarse ‘asi tno de los dichos pueblos y con la jurisdiccién y renta de ellos, a Ia manera que los tienen los sefiores de Espaiia> (1) Esta presripeién, de acuerdo con otras andlogas, integran tun verdadero sistema orginico de leyes. Hago especial refe- rencia a las siguientes: 1) Juan de Sol6rzano Pereira, Libro Primero de la Recoplacién, citado tt, pig. 2. RICARDO even] IAS INDIAS NO ERAN CoLoMtAS ” La ley XII, tit, II del libro I: «Porque siendo de una Corona los Reinos de Castilla y de las Indias, las leyes y or- den de gobierno de los unos y de los otros, deberdn ser lo mds semejantes y conformes que set pueda; los de nuestro Consejo en las leyes y establecimiento que para aquellos es- tados ordenaren y procuren reducir la forma y manera de gobierno de ellos al estilo y orden con que son recogidos y gobernados los Reinos de Castilla y de Leén en cuanto hi biere lugar y permitiere la diversidad y diferencia de las ras y naciones.» La ley If, tt. I del libro II, del emperador Carlos y Ia emperatriz, gobernadora en las Ordenanzas de Audiencias de 1530; don Felipe II en la Ordenanza 312 y don Felipe IV en fa de 1680, ordenan que en todos los casos, negocios y pleitos en Jos que no estuviere decidido ni declarado lo que se debe proveet por las leyes de la Recopilacién o por cédulas, provi ones u ordenanzas dadas y no revocadas para las Indias y que por orden real se despacharen, «se guardaren las Leyes del Reino de Castilla conforme a la de Toro», asi en cuanto 1 la substanciacién, resolucién y decisién de los casos, ne- gocios y pleitos, como a la forma y orden de substanciar. La ley LXVI, tit. XV, lib. II, del emperador Carlos y el principe gobernador en Valladolid a 24 de abril de 1545; conforme a ella, las Audiencias debian conocer los negocios y pleitos civiles y criminales guardando las leyes de Castilla en los casos en que por las de Ia Recopilacién no se hubiese dado especial determinacién, proveyendo de forma que los delitos no queden sin castigo dentro y fuera de las cinco leguas. ‘La ley IL, tt. IV, lib, I, de don Felipe en la Ordenanza del Consejo y de don Felipe IV en Ia Ordenanza de 1636, que mandaba al canciller y registrador en el uso de su oficio que guardara las leyes de Castilla, en todo lo que no estuvie- re ordenado y dispuesto por las de Indias, Estrechamente relacionadas con las anteriores esté Ia si- guiente ley (ley VI, tit. I, ib. IV), cuyo elevado sentide no fs necesario destacar, dada en Ia Ordenanza de poblaciones del rey Felipe If, de 1573, y luego por Felipe IV, en Madrid, a I de junio de 1621, y por Carlos II y la reina ‘gobernadora fen Ia Recopilacién de 1680: , integrada por ese numero de ilustres doctores y presidida por dl teélogo y juriconsulto fray Domingo Soto, de reputacién por su obra De justivia et jure y por sus ideas avanzadas en efensa de los indios y de los negros. Eran ideas vivas y précticas, con fuerza operante sobre los acontecimientos, y no pélidas imfgenes concebidas en la es- peculacién del gabinete o de la ensefianza, afirmacién que Formulé, acerca de los teélogos o los sabios del siglo xvi, donde nace la literatura politica hispano-indiana y luego ar- 50 RICAADO LEVENE gentina, que se caracteriza precisamente por su orientacién) eminenteraente realists Evidentemente es que tan caudaloso movimiento social ha repercutido en el espiritu pliblico y ha mantenido en alto ni- Yel ese pensamiento hispano-indiano desplegindose su irra. diante influencia en los publicistas del siglo siguiente. ‘No se trata ahora de hacer memoria de estos escritores de Ja centuria decimoséptima, pero a la luz de la investigacién y Ia critica modernas, parece indudable que el més alto ex: ponente en materia juridica principalmente, es Juan de Solér. zano Pereira. ‘Desde hace més de un cuarto de siglo vengo ocupandome de este bumanisia y jurisconsulto en mis libros y en mi cé, tedra, Corresponde decir que han estudiado a Solérzano, estos ‘ltimos afios, en primer término, el maestro Rafael Altamira, y los historiadores José Torre Revello, José M." Ots, Santiago ‘Magarifios, Juan Manzano Manzano, Luis Garcia Arias, F. Ja. vier Ayala y Carlos Lépez Natiez. 2 | Una valiosa obra de Solérzano que doy a conocer (1) es el Libro Primero de la Recopilacién de las Cédulas, Cartas, Provisiones y Ordenanzas Reales, puesta en forma breve de leyes y reducida a titulos y materias, adelantandose, en cier- to modo, al método que aplicarian después el licenciado Ro- drigo de Aguiar y Acufia y Antonio de Leén Pinelo en los Sumarios de 1628. Es de lamentar esta supresin —desde el punto de vista hist6rico—, porque el texto integro de las leyes contiene su mativacién y constituye el verdadero documento. ‘Asi se explica que aflos después, en 1649, se dictara la real cédula (ley XLI, tit. 1, lib. II de la Recopilacién de Indias de 1680) disponiendo’ que los virreyes, ‘cuando alegaren ordenanzas o cédulas debian tual y ajustadamentes, enviando . (binge, po leat de Hora del Derecho, Argenize ac'lh Facultad de Derecho y Ciencias Sosales de Buenos Altes, 1945, 25 dos tomos, con noticia preiminar del autor. r IIS INDIAS NO ERAN CoLoMIAS 5 ‘Ademés Sol6rzano publics Ia Tabla de los Tivulos de los atr0s cinco libros, cuyo valor destacaré en seguida. Anunci6 gate proyecto de Recopilacién en 1618, y en 1622 to enviaba a rey. ‘Antonio de Ledn Pinelo dice en el Epitome de la Biblioteca Oriental y Occidental que Solérzano habla remitido al Con- Sejo de Indias el primer libro de la Recopilacién. y el titulo de otfos cinco, y que por carta real ge estimaba debidamente ‘su trabajo, encargéndole lo prosiguiese y que remitiese al Con- Sej0 10s demas libros que fuese componiendo. En su estudio Noticias histdricas sobre la Recopitacién de Indias, historiador José Torre Revello publica una memoria, de libros y papeles entregados por el licenciado Paniagua, en esa némina figura: ira hizo extensa referencia al ma- ruserito del Libro Primero de la Recopilacién de Solérzano en la obra Ancdlisis de la Recopilacién de las Leyes de Indias, que tuve el honor de editar en el Instituto de Historia dei Derecho Argentino. En mi cardcter de presidente del citado Instituto gestioné en 1943 y obtuve la fotocopia del ejemplar existente en la Biblioteca Newbery, coleccién Edward E. Aver, de Ia ciudad de Chicago. Esta es la obra que publies el Instituto de His- toria del Derecho Argentino de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, en dos tomos, en su coleccién de que sigue a la carta al rey expla So- lorzano que para escribir los libros latinos habla tenido ‘ne- rs o sicaavo 15ven| cesidad de investigar acerca de las cédulas dictadas, de los seis libros, de modo que puede apreciarse el plan orgénico de la misma’ y sus diferen: cias con la Politica Indiana —aunque se trata de una obra de otra naturaleza—, también dividida en seis libros y publicada un cuarto de siglo después. El texto integro del Libro Primero de la Recopilacién, tie- ne 18 titulos y trata de las Indias Occidentales descubiertas 53 y su anexi6n a la Corona de Castilla; de los descubrimientos ¥ pacificaciones; de las poblaciones, reducciones y deseripcio- nes; de la Sania Fe Catélica y del cuidado que se ha de tener fn doctrinar en ella a los indios: de las iglesias y monasterios; de los hospitales y colegios, seminarios y otras obras pias; de {a inmunidad de las iglesias: de los arzobispos, obispos y pre- bendados; de los Concilios Provinciales y Sinodales; de los clérigos y frailes; de los beneficios 0 doctrinas de Indias; del Patronazgo Real; de los diezmos y primicias; de los Estudios y Universidades; de los libros; de los jueces eclesidsticos; de os Tribunales; de la Inquisicién; y, por altimo, de los Tri- bunales y bulas de la Cruzada. ‘Seria imposible sefialar ahora el valor de muchas leyes nue- vas sobre las importantes materias de que se ocupa el Libro Primero de la Recopilacién, pero el interés no es slo de or- den legal, sino histérico, pues al pie de cada una de las cédu- [as recopiladas se indican detalladamente las fuentes respec- tivas, comenzando con In férmula: «Esta ley se saca...» ‘Corresponde insistir en el valor excepcional de «Esta ley se eaca..2, que revela la erudicién, pero amplia, la que fe funda en fos textos de leyes anteriores, en la Historia y fn Jas circunstancias humanas que las explican. La eTabla de los Titulos> de los cinco libros restantes ts también notable como anticipo de lo que podia ser el plan completo de la Recopilacién de Solérzano. El Libro Segundo, con 20 titulos, se ocupa principalmente de las ofdulas y provisiones, Consejo de Indias, virreyes, pre sidentes y oidores de las Audiencias, alcaldes de Crimen, Juzgado de Provincia, abogados, relatores, escribanos, recep- tores, procuradores, Juzgado de Bienes de Difuntos ¢ Intér- pretes de los indios; el Libro Tercero tiene 19 titulos, y se fefiere a los alcaldes ordinarios y de hermandad, corregido- res y_gobernadores, Casa de Contratacién de Sevilla, pro- tamedicatos, alguaciies mayores, cérceles y alcaides, apelacio- nes y suplicaciones, cabildos y fegimientos, venta y renunci ciones de oficios plblicos, reparticién de tierras; el Libro Cuarto comprende 15 titulos, referentes a los conquistadores y pobladores, encomiendas, caciques y sucesién de los caci- ‘eazgos, cajas de las comunidades de Indias, de los esclavos negros y berberiscos; el Libro Quinto, que tiene 16 titulos, tra- ta de las armas y fortificaciones de las flotas y armadas de los, extranjeros, de los perjuros, blasfemos, juradores ociosos. y vagabundas; el Libro Sexto, de 14 titulos, se ocupa de los contadores mayores y su tribunal, de los jueces de la Real JAS INDIAS NO ERAN COLOWIAS 54 Hacienda, de las Casas de Monedas, de las minas, tetoros, hhuacas, de la sleabala, almojaifazgos, etc Se debe destacar el valor de este Libro Primero de la Re- copilacidn de Soldrzano, por la noble materia que contiene, leves referentes a los origenes de las Indias, que complementa al Cédigo de Encinas de 1396 y la continda hasta 1622, Se encuentran en esta obra no pocas de las cédulas de Ia. primi. tiva orzanizacién juridiea indiana, que no aparecen: despues una ver cumplida su mision— en la Recopilacion de 1680 y otras muchas que fueron recogidas en la Recopiacién citada ‘Asimismo conviene tener presente Ios dstintoe momentos et que Sol6rzano se ocups de esta primera Recopilacién, y de Ta que llevaria a eabo, afios més tarde, que no conocemos, En 1609, el atlo qve salié para Tas Inds, se le encarg por el presidente del Consejo que preparara en el Peri una Fecopilacién de leyes de estos dominios: diez afios desputs, en 1618, eseribia al rey anunciéndole que preparaba una Re: opilacidn sobre la ‘base de In de 1996; "en 1622 envi6 al Consejo el Libvo Primero del proyecto y los titulos de los cinco libros més que habia de contener, como ya dij. Vuelto & Expatia, tenia dispuesto para la imprenta, en 1647, un texto, de Recopitacidn de las eyes de Indias, probablemente tin nue. | %o texto, muy ampliado, en vrtud del tiempo. transcurrido desde ‘envio del primer proyecto de 1622; pero habia. sa lido del Consejo. por jubilacién en 1654, y murié en 1655, sin que esta otra obra se sancionase ni imprimiese, a pesat de su nueva petcién. En efecto, Soldrzano alude a este punto en el libro VI, ca pitulo XVI, pagina 535 de la Politica Indiana (Amberes, 1703), onde die, refriendose a la Casa de Contratacion de Indi aque cen ningén libro se halla mas distintas sus obligacion Y¥ ocupaciones que en el que tenemos dispuesto para la iim prenta de la Recopilacién de las Leyes de Indias... Y en el Capitulo XVII del libro V, pégina 474, efiiéndose a las reales cédulas concernientes a Ja Junta de Guerra, dice que «estan apuntadas para recopilarse en forma de leyes en la Recopl iacidn que tenemos hecha de las Indias». El tercer centenario de fa Politica Indiana fue un aconte cimiento en In Historia del Derecho y en la cultura juriica, particularmente hispano-indiana. Se asoviaron estrechamente en tal ocasién una noble exis- tencia, la labor del magistrado ilstre y Ia creacion de ‘una ‘obra. oriinal, la de més trascendencia. por st ideatio, esc fn los tres sighos de In dominacion espatiola en América. RICARDO LEVENG| gs INDIAS NO ERAN COLONIA 55 En Ia dedicatoria de su Politica Indiana al rey Felipe IV, aque le habia concedido en 1640 las altas insignias de caballero de Ia Orden de Santiago, explicé Solérzano la raz6n por cuya sirtud su obra De indiarium jure et gubernatione, escrita en rte en 1629, hace diecisiete afi, se pusiese en lengua cas- fellana, Muchas personas de las Indias se lo habian solicitado f carta en mérito @ las noticias que suministraba y las eues- fiones juridicas que resolvia para que pudieran «ser comunes 2 todos» Al acceder a este pedido, Solérzano obedecié a Ia ley desarrollo natural del idioma castellano, que venia extendién- dose aun en materia juridica, pues ereia que en el estado en ‘que se encontraba en la primera mitad del siglo xvit —y bien tale la pena recordatlo con motivo del cuarto centenario del tacimiento del genio de Ia raza, que es Miguel de Cervantes Saavedra— tenia igual y aun superior elegancia que el latin, como la lengua latina en comparacin con Ia griega. Consi deraba también —por razones politicas, como se diria hoy— ‘que debia escribir en el idioma castellano, que era el idioma fen que los soberanos redactaban las respuestas y decretos, ‘7 ninguno hubo bien advertide que no procurase extender su Idioma Patrio donde su Imperios. Peto no se trataba de tuna mera traduccién, letra por letra, porgue los modos de hablar y algunas disputas que parecian bien en los tomos latinos De indiarium jure..., no tendrian el mismo lucimiento en tos de romance. ‘Dominaba el latin, por supuesto, y la literatura clésica y, especialmente, los textos de los jurisconsultos romanos (1). ‘Leyendo a Solérzano, se tiene Ia sensacién, por momentos, que la erudici6n exhaustiva lo ha dominado, porque esa ilus- tracién antigua se proyecta profusamente en 6u obra, al ex. ttemo de quitarle Ia libertad y Ja naturalidad en ei movi niento de sus concepciones. Era el mal literario de una época, puesto al descubierto certeramente con punzantes sitiras en el prélogo del Quijote, en cuya obra genial, se destaca la falta de toda erudicién y el (Carlos Lépex Nites en Et ronaniciomo en la, «Potten Indianay ily 1980, seperate! tomo’ Vi del Amari ds Bsn Amer GSroo antes “lutea ‘oraniiet enh Plier Inde, Tce Soide sles des pion ins ones, aue Sola ie nbn comentabs, Solgremno, dice cl autor eitado, que por fo emis ‘ireccn una. Epocs.tipcemenie tamocs, wens eticndo. Gon todos Tos Urfutos tpicos de! Bartoausmo> 56 doctrina, sin acotaciones en los margenes y sin anctaciones en} el fin det libr El barroquismo de Solérzano afea el texto, con el alarde erudito y el aparato reidrico, pero de todos modos el estilo fs sobrio, su prosa es robusta, henchida de saber, rebosante de contenido Y acendrada por el sentimiento que la inspira, ‘Los diversos estudios de Solérzano presentan elementos su. ficientes para darse cuenta de la unidad intrinseca de su obra ‘en conjunto y de su relacién con Ja vida, el contacto fecunds con un universo en ebullicién. Solérzano habla siempre de Is realidad, Ia que han visto sus ojos, los cuadros de la vide cotidiana asi de lo vulgar como de lo heroic. Fue Ja suya una vida dilatada y fecunda. Habia nacido ea Madrid en 1575 y estudié y ensefié doce afios en Salamanca, en la época de su esplendor universitario, obteniendo todos los gtados y cAtedras en edad muy temprana en las dos ca. rreras de Ja Facultad de Jurisprudencia, Derecho Civil y Eelesidstico. Cuando tenia 34 afios vino en 1609 a Indias, donde contrajo matrimonio con una mujer criolla, Clara Panis. gua de Loaysa y Trexo, residiendo en estas tietras dieciocho afios, De vuelta a la Peninsula ocup6 altos cargos en la carrera de los honores, legando a ser fiscal del Consejo de Indias y miembro honorario del Consejo de Castilla. Bscribié tres gran- des libros, EI Derecho Indiano, en 1629 en la plenitud de sus cuarenta y cuatro afios, Politica Indiana en 1647, ya en la madurez de los setenta y dos atlos, y Emblemas, con alegorias y aun con versos por cierto muy inspirados, en 1653, dos afios antes de su muerte, que acaecié a la edad de ochenta afios. Politica Indiana es una obra original. Lo es, en primer té ino, por la materia misma de que trata, y el cardcter entra fable de toda Ja legislacién de Indias que brotaba de las ins. tituciones regionales con potestad legislativa, leyes particulares y concretas que resolvian los casos segtin las circunstancias y lugares, distintos entre si, legislacién de Indias que constituye por si gola un monumento del genio juridico de Espafia. La recepcién del Derecho Romano en Castilla, desde el siglo x11, habia sido profunda, lo mismo del derecho romano justinianeo y posjustinianeo, conforme a la obra de los glo- sadores y_posglosadores de'Ia Universidad de Bolonia, pero ‘no romanizé a Espaia y no conmovié la roca viva del derecho eminentemente castellano, como tampoco logré ser la base del nuevo Derecho Indiano. Todo, o lo mas, dice, es distinto en las Indias sin que ningdn Derecho, fuera del natural, pueda tener firieza y consistent eae) sara {as WIDIAS NO ERAN COLONIAS 7 pj las costumbres y ejemplos que hallamos introducidos sean fignos de continuarse, ni las leyes de Roma o Espafia, se Sdapten a lo que pide cla variedad de sus naturales, demés fe otras rmudanzas que cada dia ocasionan los inopinados Sucesos y repentinos accidentes que. sobrevienenp. ‘An vale la pena mencionar como destello de su ingenio ta referencia que hace de la fabula de la Luna, de la cual te dice que pidié a su madre un vestido y que ella se To negé, for decir, qUe como perpetuamente mudaba de talle, no sabia Ge qué medida se le pudiese hacer que cuadrase con tantas formas, aplicindolo a estas repiblicas que estan sujetas a co- rejantes Variaciones y mutaciones en las cuales no se pueden Gelar eyes ciertas que conduzcan perpetuamente a su esta- tilidad y_ gobierno. Original en segundo término es Politica Indiana porque So- \6rzano trat6 una materia inédita ¢ imprevista, pudiendo decir fin jactancia, con Luerecio y Horacio, que lo habia hecho sin poner planta sobre huella ajena>. En sus seis libros abarca todo lo relacionado con el Des- cubrimiento, deseripeién, adquisicién y retencién de las Indias | yu gobierno en lo espritual y lo temporal, afiadidas muchas fuestiones que no estaban en su obra latina y en particular tl libro sexto sobre la Hacienda Real, con dos notables indices, muy distintos y copiosos, uno de libros y capitulos en que se divide y otro de las materias, asuntos y sentencias més im- artantes y textos y eédulas reales a que se refiere. "Politica Indiana es una enciclopedia, sintesis de Politica, Historia _y Derecho. De Politica, fundada en la raz6n de Estado, al que concibe como el centro del ordenamiento juridico del’ Nuevo Mundo, teconociéndole por supuesto la preeminencia y prerrogativa de ‘0 suprema potestad. ‘De Historia, por ia riqueza de los datos que contiene, 1a precisién eronolégica de documentos y de autores recordados, fomo que por st antigua vocacién se habia mandado segtin tna ley de eitas para las Indias que aquellas se hicieran «pun- tual y ajustadamente> debiéndose dejar constancia, cuando se jnvocaban . - €¥ asi segin Ia opinién de Aristoteles, recibida por muchos —dice Iuego— son siervos y esclavos por naturaleza y pueden set forzados a obedecer a los més prudentes y es justa la guerra que sobre esto se les hace» El padre José Acosta habia dividido esta materia en tre clases: en la primera a los chinos, japoneses y orientales que tenfan su forma de gobierno, leyes, letras que revelaban su capacidad; en la segunda a los peruanos, mexicanos y chilenos que también, eaungue no tantos, mostraron tener alguna capacidad y se gobernaban por reyes y en poblaciones, «si bien todo tiranizado>; y en la tercera «cuenta a los mas», que carecfan de esto y candaban desnudos y por los montes>. De Jas primeros no é¢ trataba, de los segundos, muchos conside aban que se los podia quitar su gobierno y tomarlos los reyes de Espafia a su cargo; y, de los terceros por el obispo de Chiapa, no te- siendo por bastante el titilo de infidelidad, en aquellos que ‘munca recibieron el Evangelio, ni tuvieron quien se lo predi- case ni ocupan tierras que antes fueron de los eristianos por caya causa habria guerra justa. ‘Como Bodin dijera que Alejandro VI quiso y pudo dar el pleno dominio de las Indias a los reyes de Espatia, por virtud de esta concesién . Partiendo del_aforismo de {que no deja de haber vicios y pecados donde hubiere hombres| rincipalmente en provincias tan remotas, agresa, en las cua: fe los mandatos suelen ser vanos, . Esta actitud de Solérzano, sefiala un contraste evidente| con sus ideas humanas e igualitarias, expresadas con respecto| ‘las diversas razas de América, pero hoy se explica amplis- mente por la falta de independencia y la intervencién de lk censura, Conforme a una nueva documentacién, dada a co hnocer por el historiador José Torre Revello, se sabe que la obra de Soldrzano, antes de publicarse Ia segunda parte de De indiarium jure... fue sometida 2 censura. Difundiéndose Ia version de que exageraba el trato a que eran sometidos tos indios por los espafioles, llegando a afirmar «que los pa dres por no exponerlos a que Io padezcan cuando nacen sus hijos los matan dandolos contra_una. pared. Mucho le ex. trafié al rey que tin ministro del Consejo sacase a luz semejan te escrito, con edescrédito para esta nacién y de que se val. Grin los enemigos della para oscurecer la justificacién de ‘nuestras acciones...>. El Consejo de Indias ordené el 30 de Septiembre de 1637 que se diera vista de lo actuado a Sol zano y Jerdnimo Villanueva fue designado para censurar el Tibro, produciendo dos importantes informes. En ambos st flogia 1a obra de Solérzano, pero no se llega a las misma conclusiones. En el primero, con espiritu amplio, dice que al fratar el servicio personal de los indios a los que no son ver sados en las cosas de las Indias, les parecerd que lo referide Sobre el padecimiento de aquellos al servicio de los espafiole: © por su causa ptiede afectar a muestra nacidn, pero como eo ‘esa materia hay tanto escrito y exagerado por autores na RICARDO LEVEN) ;4s INDIAS NO ERAN COLONIAS 6s rales ¥ extranjeros eque andan en manos de todos, no es Bode epaoy pute noes mio en al mundo ee Tat ides sean Buenas que la exeeusi6n no coresponda ti os Up de Prinepes. sl podia adver agrega, que el autor Goderara en algunos lugaes eb riguroso jlo del tratamiento Bncambio en el segundo informe, con epirta resticuvo, Sglara que las almaciones de Solano afectaban a la na | cidn espafiola, por ser un ministro del Consejo de Indias «que Guvo tantor ahos en ells y que habla como testgo de vista epuctias conas ¥ que Gard motive ¥ auimo a los émulos Y Gemigos de esta Corona a escribir en Ia misma conformidad rigndote'GeItauoiad de, Donan de Soa continuacién se enumeran los divers pastes que_ se cnanda suprimin,s bien lo que el autor exeibe eva cen quanto hecho Ge a pura verdad». Convenia al rey que supeimidas da reference los minatos de Indias tuvieven In oblgacion $'a mayor cuidado posible de cjecutar las Grdenes, cas ft fei cert fn nda fms, un decreto de la Congregacion de Cardenales del fadice de Libros, mando corregir . 4 "A pesar de la censure, fue un magistrado probo, que castigi sin edo ¥ sin piedad los excesos de Tos encomenderos, sen| tidinndo asi: «sean privados de lo propio los que con fraud, (eitecieran lo ajeno y se avergience de quitar a quien debe. apr amparar y de quererse hacer ricos de la corta substanci de aquellos pobres>. 0 | Ia originalidad de la obra de Solérzam Ya he dicho que imiento de Ins Indias y la imagen descrix radiea en su conoci de Ia realidad. ’Afirmaba que el verdadero nombre de las Indias es el de Nuevo Mundo, Novus Orbis, por la inmensa grandeza de gus provincias, que atin por faltar tantas por descubrir, so trepujaban las ya descubiertas y por la diversidad de las costumbres y ritos de sus habitantes, diferencias de los anima: feo drboles y plantas que en ellas ce hallaron, tan poco p- tecidas a las de Europa. El capitulo siguiente, revela la con Cepeién propia de Solérzano al caracterizar la naturale, Gxeclencias y cosas raras del Nuevo Orbe y de su comparaciét fon el antiguo. Se puede afirmar, que en este espiritu de fin: Sensibilidad y encendida imaginacidn, su amor hacia el Nueve Mundo, comenzé por la admiracién a su maravillosa natu raleza. Vio y vivié en un paisaje propicio al delirio —como ficho Gregorio Marafién— en que se acabé por no distingui: {a realidad del milagro. Recuerda que Cristébal Colén, en la Isla Espafiola, pent que en ella podia haber estado el Paraiso terrenal, que muchos Abicaban debajo de la Equinoccial y aunque no era posibl |S INDIAS NO BRAN COLONIAS 6s sfirmar dénde ha sido el Paraiso elegic yy en los conceptos genetales que expone sobre la libertad, e_jggalcaldes ordinarios, que los gobernasen e hicieren justicia, gobierno y la justicia. supliendo al gobernador. Respecto de la libertad avanzaba nociones modernas. | Defendia 1a prescripcion conforme a la cual los regidores 3 defensa de la libertad de los débiles, decia de los indios que] y alcaldes cambiarian todos los afios, porque de tal modo no podian ni debfan ser comprendidos contra. su. voluntad! feste honor se reparte entre més ciudadanos», y con respecto a ningtin servicio de Tos que en las Indias se lamaban per j la cleccién de éstos, de acuerdo con las Leyes de Indias, Sonales, debajo de cuyo nombre se comprendian generalmen- debian dejarse entera libertad a los eabildos, prohibiendo es: te cualquier aprovechamiento que se esperaba sacar del tra. yechamente a los oidores de las Audiencias que se mezclaran bajo de ellos para la labranza o erianza, edificios, labores de qn estas elecciones. En cuanto a la presencia del virrey en el mina, obrajes, cargas y trajines. Todo’ esto contradecia la abildo el dia de las elecciones que era el de Aiio Nuevo, las libertad, Ja cual, segin la doctrina de Aristételes y nuestros jeyes lo autorizaban para que se hicieran dichas elecciones jurisconsultos, recordaba Solérzano, es una facultad natural con més quietud y autoridad» sin violentar los votos y vo- de hacer de ai un hombre lo que quisiere. Por es0 afirmaba tantes que se debian dar en cédulas secretas, y las cédulas que Ia libertad concedida a los indios se violentaba y aun después de sacadas de la urna ese cuenten y refieran al publico Guebrantaba casi del todo forzéndolos a los trabajos, puss y'voz alta por el Eseribano del Cabildos, quedando escrito: ‘anno hacian de sf lo que quieren, y e6mo y cuando lo quieren, én el libro los votos que tavo cada uno, para. que siempre {ue es el principio de Ia misma ‘libertad. tonste de ello», formalidades de que esta revestido solemne- No faltaban graves y doctos profesores de Teologia y Ju- mente todo el Derecho Indiano. risprudencia, versados en el gobierno politico, que mirando d: "Decfa Solérzano que era muy conveniente que Ia citada cerea y con atencién la naturaleza de los indios y de su tierra, real oédula se observara a la letra por los virreyes, «porque ‘afirmaban que estos servicios personales de los indios con: fay algunos que lo quieren reducir todo a su voluntadb. ‘cernian principalmente 2 la causa pablica siempre que se les Por leyes de Indias dictadas posteriormente se prohibié a pagaren competentes jornales y no les gravaren sus personas Jog virreyes y oidores 1a asistencia a las elecciones de los ca- J haciendas. Soldrzano consideraba esta opinién admitiendo ildos. que cuando interviniese causa justa, cualquier repiblica bien” Sefala la circunstancia de que esta clecci6n de alealdes or- gobernada tenia autoridad para obligar a sus cludadanos 4 dinarios se podia hacer en los vecinos y naturales de las “8 hicanvo txvem} | mismas cindades, aunque para otros ofiios y magistradoy| folia estar prohibido, cen éslos no To cald sino. antes conce 4idos. Se adhiere a ia opinién de Juan de Matienzo de que fra. conveniente la designacién de tales vecinos de Indias, Después, una real cédula establecié que debian ser preferidos| los descendientes de descubridores paciicadores, para. ly varas Iamadas de primer voto, En ningune provisién se con signaba que en las provincias de Indias se tepartieran estoy ofcios por mitad, entre nobles y plebeyos, como solia hacerse Y se hacia en muchos lugares de Espata, eporque esta division | de Estados no se practica en ellas ni coaviene que se intro ddozea>, dice Solérzano, Considera md til que se designaray hombres nobles, graves, prudentes y lerados si se puis, pero bien se permitia, observar, elos que no son tan noble ni fan letados 0 entendidos» aun debla permtise ser juese {los que no sabian leer ni exeribr. Después de referrse a los conceptos fondamentales de que tos alealdes ordinarios serian emuy honrados ‘y estimadot,| Y¥ que para el mejor gobiemo era necesario que no hubiewe tanto niimero de justicias «cuya multiplicacién siempre se ha fenido por pesada y- dafosa que no se debian dar los “ofieios @ los «que los pretendes fnsiosamente y mucho menos a los que los negocian 0 com. ran por dineros>, porque solian salir tiranos o ladrones, sino {ue por el contrario debia designarse a hombres que hubieren dado pruebas «de su prudencia y entereza>, y destacados «por su virtud y buenas costumbres>. ‘Ante los excesos que cometian los corresidores, exclama Soléraano, como Cicerén, que se enviaban hombres las provineias con titulos y cargos de que las mantengan en paz ¥ las defiendan de tos enemigos y sucedia que, su sola en irada en ellas les originaba mayores dafios que los enemigos pudieran causarles. Solérzano no sdlo consideraba que eta necesatio poner l mayor cuidado en elegir buenos y prudentesvirreyes, sino que aun se les debia mandar que tomasen consejo de los hombres dde aquella tierra. Puesta Ia cuestiOn a saber 6i seria més Gil enviar por virreyes a hombres togados, versados y expe mentados en los Supremos Consejos, que'a caballeros de caps y espada ' seflores de titulo, se resuelve en favor de los togados citando ejemplos de los que ejercieron estos cargos con alabanza y aprobacién, 14s INDIAS NO BRAN COLONIAS la Repablica>, se ocupé con | Ja misma elevacién de ideas, de Ios corregidores, considerand st 0° Todo #1 capitulo XII del libro V de la Politica Indiana tiene 128 inspiraciones superiores y el vuelo filoséfico de la partida Il, sobre derecho politico, de Alfonso X el Sabio. Debe recordarse este antevedente, pues se tralaba de ideas yoliticas de honda raigambre, popularizadas por la literatura, Ey la poesia, el drama y la novela, particularmente en Don Quijote de la Manche, con motivo de los consejos que le dio P'sancho antes de que fuese a gobernar la fnsula Barataria, que contienen hermosas méximas referentes a la. moral pi biies ya la victud privada. Ties vireyes debian mostrarse dignos de tan alto cargo y sus cualidades resplandecerian en sus familiares y en sus eriados, porque del modo de vivir de éstos inferia el pueblo las cos. fimbres de sus duefos y los vicios de los palacios que nunca godian estar encubjertos. Corrian por su cuenta los delitos y Ereesos de sus domésticos y se les habia de pedir muy es {fecha informacién. Pero lo que entre todas las cosas procu: farfa particularmenie es que no reinara en sus pechos la ava fia, porque a este vieio sirven y siguen todos los demas. Serlan afables, clementes, benévolos y sufridos, faciles y sgradables en dar audiencia. Debian huir mucho de la pre ién y confianza de si mismos. Convenia reprimir este de- festo de los virreyes, pues dejindose llevar de él y_pensando que todo To saben, apenas han entrado en Ias provincias de i gobierno cuando intentan mudar ¢ innovar todas sus cosas } costumbres por antiguas que sean. Siendo la. prudencia ands e infinla, nadie podia alcanzarla por si solo tan per- fetemente que no necesitara ayuda de otfos. Los viereyes no debian molestarse ante esta necesidad de pedir y tomar con- sijos y pareceres de los oidores a quienes presidian, pues team muchas las eédulas que mandaban elos honren en todo, ies leven a su lado y los traten como a colegas y compatieros sayoss. Importaba que se hicieran gratos a los pueblos, cui- dando mucho ce que estuvieran bien abastecidos y vitvallados & todo lo necesario para el sustento, en precios aromodados yde las demés utilidades pliblicas por menodas que parecieran, {porque éstas conservan as mayores> al decir de. un autor, 1 porque de cualquier falta de éste les echan luego la culpa se suelen ocasionar grandes desasosiegos en la gente comiin> Reconociendo Ia gran dignidad del cargo de los virreyes y la ‘amediata representacién de la persona real que encarnaban, debian considerar, decia Soléraano, eque no es suya la Pro: vincia que se les ha encargado sino que antes ellos van como 70 mancipados a ella y para su beneficio... y que el Magistraay, Or a Be aes em ius Ina con le fonda Ge a ae a eo eae gos eae ei Andi aa Peede alc spoke] Se eae Sete Ee as poder] area eles al atau ciemeleontomeievive eleaast een iat atatotee iotoaiya Sa, Pate, WP! cae or caspes hunarl sin alma» | 1 dca de Mini 20 eamban equates bs | acs odeae Meta 00 coe ede ei declares sina aul wt i ee ces eat spre ete 1 et ye ee es du oe 2 Se ame ah se teat peace cas clive dia A eee ceeclade prenis oe ae Oe etlta rcaeh Seay] ene ete nT te tae a | ee a ete: eae i | Md mas et ee te te So a eee rig de aianer aria Ean ee armas a ate peal Moe ee ates ere Soa ae cada Se gt en oe ea eee Ca a ee fo eibaalo, Tee ee eee ie tag ere a a aca ics oo oh Le eee eee ee cee tae Te ee ee ee este Waa fer aun gun los dee maser eu oe ne SE ee era nis mies See ee eee tates Tes aa thas omel oomrcaea eta eae ea a a ne a aye at Se a ae a grea opin, canton ccc dct ee citar pleitos, rescindir conciertos. trazar dilatorias, suprimir podia. verdades, favorecer mentiras, sogiin su interés, vender la jus ticia y desear que haya més’ y més pleitos para tener més y més en que hartar su codiciay. Pero agregaba, deteniendo é impulso que le habia evado demasiado lejos en sus. afirma clones, que todo lo dicho debfa entenderse «sin perjuicio de los RICARDO Levee] As INDIAS NO ERAN COLONIAS a muchos y buenos Ministros que sirven en todas partes y que sacados de las Universidades, Citedras y Colegios, aunque Sin mucha experiencia de Tribunales,en breve tiempo se hacen muy capaces de sus estilos y salen tan eminentes Letrados Conszjeros que no en balde esth recibiendo en uso echar de frdinario mano de ellos para estos cargos. Debia procurarse con gran cuidado que dichos oficios no se pretendiesen ono se consiguieran por dinero, dadivas ni dts medios ilicitos, porque seria. no s6lo dafioso, sino mortal 2 las repablicas. De manera que lo que noto y reprendo es la {orpe entrada y ambicién venal de tales offcios, exclamaba, forvindoles a pensar . ‘Con respecto al honor discernido a los oidores que usaban Jn toga talar y Ia cortesia que se les guardaba en Indias, por parte de las personas, cuando los encontraban, apedndose de fos caballos, haciendo muestras de acompaarlos, observa que 10 por €s0 era justo que los oidores y ministos se ensober- tecieran, pues los debian hacer «més modestos y observantes dz las leyes que les han granjeado esa autoridad, procurando biostrar que su templanza y-prudencia excede a su potestad Y resplandece aun en tan distantes Provincias>. Refirmaba su concepto de que aun tratindose de los oido- res, como en ottos oficios seculares, eclesidsticos y militares, debian ser preferidos sua naturales. La religion, tocando los sentimientos més fatimos del ser, dlevaba el espiritu de Solérzano a una dignidad suprema. El aatolcismo estaba lamado a cumplir una misién social, in jerando en el Nuevo Mundo Ia civlizacion cristiana. La re- Jgién.y la piedad observadas y resguardadas era. el mej tesoro de los reyes y su menosprecio ocasionaba su esteri dad y ruina. Sila herejia.no se la arrancaba del todo, no sélo ser dafiosa a la religién, sino subvertir el Estado po igo de los reinos. Su conclusiéa, por demés severa, pero ex. plicable en su época, era que no se debia tolerar Ia diversidad fe religiones y la conveniencia de establecer en Indias, como ta Castilla, el Tribunal de la Inquisicién, contra tantoe ma Jes y sectas, cerrores y horrores en que vemos abrazarse mu- 72 cchas Provinciass, Con igual pensamiento, estudié Solérzano ‘el modo en que podian y debian proceder los virreyes, gober- adores y Audiencias contra los clérigos y frailes que eran escandalosos y sediciasos en Indias y se excedian de la mo. destia de sus sermones. 6 En la Politica Indiana byilla con luz propia ta idea que pro’ fes6 Solérzano sobre los eriollos, por cuyo bienestar y dignidad ha luchado con empedo anélogo al que dedicara Bartolomé de Ias casas en favor de los indios. ‘De ahi que su obra haya inspirado en todo tiempo, efusiva cstimacién en el sentimiento de los americanos y sea hoy uno de los mis valiosos documentos que permiten comprender el Sentido histrico del Dia de la Raza o de la fusidn y mezcla de las razas, evada a cabo en Indias, bajo el signo de Espata ‘Figura entre los esoritores que defendieron con amor a ‘nueva taza. de 10s criollos —Ios que llevarian a cabo a sy tiempo la Independencia—, exaltaron sus virtudes y_procla ‘maron con calor de humanidad la necesidad y la justicia de Feconocerlos iguales en derecho y en el hecho que a los es pafioles europeos. ‘La lealtad de Solérzano a Espalia es su cualidad més her moss, pero la Iealtad ennoblecida a la luz de la verdad, no ia adulacion, que él mismo ealifica severa y justicieramente como un deito comparable a la traiién. ‘Leallad y amor a Espafia, que le arrancan estas conmovi das palabras en homenaje a su gloria por el descubrimiento ¥ conversion del Nuevo Mundo: Casi todo el capitulo XXX del libro TI, y el capitulo XIX del libro IV_de 1a Politica Indiana, son alegatos en defensa de quienes Solérzano afirmaba que , aduciendo abundantes razones, para convencer Ta ignorancia o mala intencién de los que ‘no quieren que los criollos participen del derecho y estima lon de Espatioles, tomando por achaque que degencran tar fo con el cielo y temperamento de aquellas provineias, que pierden quanto bueno les pudo influir Ia sangre de Espata RICARDO LEVeNe| yj$ INDIAS NO ERAN CoLONIAS 78 yapenas los quieren juzgar dignos del nombre de Racionales, Jomo lo solian hazer Ios Tudios de Jerusalén y Palestina, te piendo y menospreciando por Barbaros a los que nacian 0 jubitaban entre gentiles...», ‘Tal actitud no es solamente simpética al corazén de los americanos. Se impone también a su inteligencia y reflexiOn, ee descubre en el sabio jurista un espiritu de penetra: a rs 0 lo consideraba legitimo, «por muchas y muy graves cai Sec J coe ie oy a ey ome ” y espinas se dan rosas y de las bestias fleras muchas se ama, gan, Assi también no ay tierra por destemplada que sea y de malos climas que no aya dado y dé muchas vezes clar varones en virtudes, armas o letras...» Después de testimoniar 1a existencia de muchos crioll| que han salido insignes en armas y letras y lo que més in| porta en lo sélido de virtudes heroicas, exemplares y pruden| ciales, en que me fuera facil hazer un copioso catdlogo>, ter ‘mina protestando de Ia mala opinién difundida contra elios ) de la injusticia y agravio que se les inferia desconociéndoles ¢ ejercicio de iguales derechos que a los espafioles europeos. | En otto libro de esta misma obra, en el capitulo XIX dy libro TV insiste con empefio en la tesis de que en las iglesia y beneficios de las Indias, se prefieran en igualdad de méx, tos a los que hubieren nacido en ellas. Admitia que aun dad alguna desigualdad, no faltando la idoneidad necesaria, de| brian ser preferidos los naturales a los extrafios y advene| dizos. Distinguiendo los oficios seculares de los beneficici eclesidsticos, deseaba con otros autores, que fueran prefer: dos, no sélo los que son del mismo reino, sino aun los que sor del mismo lugar donde se sirven los beneficios, dando por razones que siempre han sido odiosos los gobiernos y judica., turas de hombres extranjeros y notorios los dafios producide: ‘Asi estaba reconocido por las leyes, como en una de 157l, que mandaba al Consejo de Indias, procediese a nombrar, ppara los oficios y cargos, dignidades y beneficios, personas te. neméritas y suficientes que en aquellas Indias hubiere 0 que fen ellas sitvieren, asi para pacificar la tierra, poblarla y en. noblecerla como en convertit y doctrinar los naturales de ella Solérzano recuerda Ins egraves y elegantes palabras» del doctor Pedro de Ortega Sotomayor, obispo de Trujillo, quien se lamentaba en nombre de los criollos «que por muchos mé. ritos que tuviesen no les tocaba un hueso roido». En seguida enumera las razones que le asisten en favor de la prelacién de los naturales, aludiendo © €FACTORIASD, SINO POR EXCEP- IGN, LOS DOMINIOS DE ULTRAMAR. OPINIONES DE LOS ECONO" MISTAS DE INDIAS La centuria decimoctava es una época revolucionaria en del Derecho. El despotismo ilustrado, que propugnaba reformas legisla tivas fundamentales, y el advenimiento de los Borbones, ca- racterizan esa nueva época en el Derecho Espafiol ¢ Indiano, De ahi que los propésitos revisionistas de Ia Recopilacién de Indias de 1680, se exteriorizaron en seguida de su publi- ‘acién, pero principalmente en el siglo xvi. ‘Los juristas indianos més destacados de exe siglo, como Juan del Corral Calvo de Ia Torre (1), José Perfecto Sa- jas (@) y Manuel José de Ayala (3), entre ottos, no alcan- zaron la alta jerarquia de los juristas de los siglos preceden- ()_ Comenarta tn Ubros recoplations Indartum, Mads 1756, elem al? esente en in biota ea Facial" Derecho Cees ‘ales de Buenos Altes Ife 1 Su aul so-ocupa ly incor poitcon Ge as inns 'e "i Coron de atl sgwlendo « Soisrane. Wise on Comentarios ale Recoplacton de’ inay, del Lcentado Ian de ‘Coral Calvo. de la Torre’ pot Carles A Alutalde, Buenot ie,“ "BY Alrinaba ta necesiad de que perm comentar ts teyes de Tne is ia necro conocer el eudo actual ds" Amérieg as reales, fidenes expedias. después deta Recopiacisn, acirandolas fefor tsindols Sgn oe inonveniates halos en‘k praca, Obsevs cuc SrA despa. del Gobierno General del Fork discle sob tales ito ae i, peter coum lo que gs lie Conuegir por Due 6 fn recinto So) Novas de les Recoplalones de Ind prt ates delet Recoplactones de Indias, con estudio. preliminar se"}oan Manzano, Msc, 1985. Ediciones Coltura Hispénis. a an 20 RICARDO LEVENE tes, pero siguieron su trayectoria manteniendo la vigencia de f los prineipios juridicos de las primeras leyes de Indias. Politicamente, la concepcién igualitaria de los reinos, tenia | tun nuevo carécter: el regalismo borbSnico que representaba la tendencia centralizadora y de unificacién juridica y admi- nistrativa de Espafia Indias. El citado despotismo ilustrado que hizo efectivas las refor- mas a todos 10s érdenes de la vida social para contener la | P ecadencia dela peninsula era absoluto y tenia su Tema: ‘Todo para el pueblo, pero sin el pueblo Su principal re- presentante fue el rey’ Carlos TIL y sus ministros Campoma- bes y los condes de Aranda y Floridablanca e hizo erisis con rey Carlos IV y su favorito el ministro Godoy. i Econémicamenie se estudiaron y resolvieron los problemas | concernientes a la riqueza publica y privada, por publicstas {specializados en la materia, que estableceron estrecha rela- ion 0 enlace entre los intereses de la peninsula y los dor nios de ultramar. ‘La legislacién de Indias durante el siglo xvin, en su letra y espirita, continuaba llamando a sus posesiones dominios, pro- Vincias, reinos 0 repiblicas, y por excepcién, a fines de ese Siglo, colonia. He aqui algunas de las leyes de Ia decimoctava centuria —inspiradas las més de elles, en la. prédica de los economis. tas de Indias— destinadas asegurar las reformas del go: bierno en el Nuevo Mund En 1717, In creacién de la Secretaria de Despacho de In- dias, que en 1787 se desdobl6 en dos, una de Gracia y jus ticia y materia eclesidstica, y otra de Guerra, Hacienda, Co mmercio y Navegacidn, medida que se adoptaba «para facil. far la mejor expedicidn del mismo despacho, mientras se exa- mina y deibera lo que més convenga al buen gobierno y fe Ticidad de mis vasallos de estos y aquellos dominios y al sis tema de unién e igualdad de unos y otros que deseo eficaz mente. se establezca>. En 1764, real cédula sobre establecimiento de los correos rmaritimos, que debian salir uno cada mes del puerto de La Corufia con destino a la América septentrional y otra cada dos meses a la América meridional, haciéndose extensivo su beneficio a Buenos Aires en 1767. ‘En 1774, real cédula por la que se declara el comercio de Jos frutos que producen los cuatro Reinos del Perd, Nueva Espafi, Nueva Granada y Guatemala, que comienza asi: fen 177, real cédula (1). ‘La segunda parte del Proyecto econémico esta dedicada a ‘América y comprende once capitulas. En el primero el autor hace interesantes reflexiones generales sobre aquellos domi hios. Recverda Ward que en la época de Felipe IL florecian ‘en Espatia y en los Paises Bajos todo género de fébricas cuan- () Bemardo Ward, Proyecto. econémico, citado, pig. 228. TT IAS INDIAS NO FRAN CoLowtAS a do las naciones europeas no tenian colonias en América. En- tonces, Ia exclusién de géneros extranjeros tenia todo su efec- to, pues Espafia surtia a Indias de sus propios productos y Jos Fetornos eran todos suyos. Pero cuando en lo sucesivo se mudaron todas estas circunstancias favorables a Espafia, en- fonces debia de tomar estas nuevas medidas proporcionales al tiempo; y habiéndose abierto camino los extranjeros a fnvestras Indias, el medio de conservar aquel comercio era facilitar de todos modos la extraccién de nuestros frutos y gé- ‘eros, cargindolos de pocos o ningunos derechos. Con esto fos productos que irian de Cantabria, Galicia, Catalufia y otras provincias baratas, sin mucha carga del flete, se vende- rian a los mismos precios con poca diferencia que las mer- eancias extranjeras: y no teniendo ganancia el contrabandis- fa, no bubiera tomado cuerpo el comercio ilicito: la conser- vacién de aquel consumo habria mantenido nuestras fabricas y agriculturas en su antiguo floreciente estado y los retornos de Indias, que habrian quedado en el reino, compensarian abundantemente al real erario Ta libertad de derechos y de Ia salida de Espafia. Lo contrario de todo eso es lo que se hizo. Sin contar con la distancia y extensién de aquellos dominios, icon la proximidad de las colonias extranjeras, ni con la nnecesidad de aquéllos y la imposibilidad de surtirlos hoy a Espafia... hemos establecido, sin quererlo ni pensarlo, un sistema que ha aniquilado los intereses de Espafia y que hoy no es tan ffeil de desbaratar; pues hallando nuestros ameri ‘canos tanta ventaja en tratar con los extranjeros, han tomado tmmos y otros de acuerdo tan buenas medidas, que aunque gastase el rey en el resguardo todo cuanto le’ producen las Indias, jams se lograria excluir los géneros extranjeros, si to se dispone que los de Espafia se den poco mas 0 menos al mismo precio. Luego ce refiere a los principios econémicos que siguen los franceses ¢ ingleses en sus colonias y afirma la necesidad de que se proceda previamente 2 una visita general de las provincias de América efectuada por personas de superiores Ices y grandes talentos, con objeto de preparar y disponer las cosas para cl establecimiento del nuevo sistema de gobierno econémico. Traza el plan al cual debe ajustar la comisién su trabajo, y como el principal propésito de la visita era la in- vestigacién sobre el gobierno econémico, nada olvida sobre ‘sta materia, esbozando un cuadro completo de los elementos y factores que caracterizan un estado social, desde el punto ‘de vista de la riqueza: «Se tomard la razén més puntual que 28 RICARDO LEVENE se pueda de la poblacién de cada distrito, de Ia inclinacién de los habitantes, del modo de ocuparse hombres y mujeres, dde su manera de vivir y vestirse, de su disposicién o repug. nancia a Ia industria, de los frutos propios de cada provincia, del modo de aumentar y perfeccionar Ios que tienen despacho fen Europa, de las fabricas que hay en ambos reinos, del ni. mero de telares, de los géneros en que trabajan, dela clase de gente que se surten con ellos y del precio a que se vende cada especie. Se examinaré con ia mayor prolijidad todo lo que mira al comercio,.. Estos cémputos bien hechos serén documentos seguras en que podré el Gobierno superior fundar con acierto las operaciones de mayor importancia.» ‘Antes de 1760 Ward habia escrito su obra. En 1779 se publicaba por Campomanes la segunda edicién. Algunos afios Antes, pues, que Adam Smith publicara La riqueza de las naciones (1776), ya Ward afirmaba el concepto fundamental de que la libertad es la atmésfera vivificante de la rigueza y de que ésta consiste en la agricultura como en la industria, fs decir, en el trabajo. Sobre los indios y la necesidad de darles tierra en propiedad, censefiarles el cultivo y otras industrias, trata el capitulo V. «La Inglaterra tendré como unas seis mil leguas cuadradas de te- reno y cinco millones y medio de habitantes; estos son todos libres en sus personas y haciendas sin que el Rey les pueda quitar el valor de un real. El imperio de la Rusia contendré ‘més de cien mil leguas cuadradas, sin hablar de desiertos, con ‘cosa de veinticinco o treinta millones de almas y el imperio 8 duefo despético de tierras, vidas y haciendas. Pues ahora, las seis mil leguas de Inglaterra, cultivadas y beneficiados aus frutos por cinco millones y medio de hombres libres y pro- pietarios, producen a su soberano cuatro veces mas que las Cien mil Teguas y los treinta millones de esclavos. Esto, si yo hno me engafio, parece que basta para que se conozea cudnto importa en que las tierras se den en propiedad a nuestros indios y que se les deje plena y pacifica posesién de todo el fruto de sus trabajos» (1). ‘Mas adelante se refiere a los productos de América y los ‘medios de abrir las Indias a los frutos y manufacturas de Espatia, Anticipa en este capitulo los fundamentos del decreto de’ 1765 sobre el comercio libre entre numerosos puertos de la Peninsula y América, que arrancaba a Cédiz y Sevilla en Espafia, y a Panamé y Portobelo en Indias, el privilegio de (1) Bernardo Ward, Proyecto evonémico, citado; pbs. 25%. a IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS D tivo: puertos de salida y entrada. porde Ot i Sopa on te oe More Sicameaie‘l pete ot fers oo 8 Pin ation gio cpa (el comercio de América se compone segiin Ward, de cuatro ee Se re Se isons de Eoin 9 ches arts |ames: 9 Aepaste de air de une pars de Amench eee sear te Ruera spac op frente cla Fea se asiyraschquese Pocda ables fos ce inpennts ae ee leben dels tbrieas co Tas y también eee enone proceanto cova eo a com esc ane Conintate Enowce ea Tega ee ear ee ir uit, Sonn yor pane oer ae a ciicay confarme tin prcich de ats Cae ee ee nee ten ter hay asc ceo Perm os de cela que age os Frances Fo eerie por halarocs of toa stacey See oe cle eens coms ca ave Arericg see cs rdbsans 7 muchsinos nes Noe tape ene Po caus poqucinucs ls pect Que ree een ete’ teedas gol yonse y Ge ier ty bay Ee oe doberkt pci as de Ines sede, Soa re aus agate poled tne fence e as Nae a ae tro, cde_una Provincia otra eon Scare rine que con rope sas toa ont et dana Se Eagan oe debe prot sole ogee ete tacos eta ws poste Gutsy aie ome Fen oc aoc bay cas Teles covets Heian en pracn ()Yéase el concento general expuesto sobre este tema por el doce to oss Mi Marius Urgtif, en. Supreston de fabricas en’ fos Viet twios del Rio de ta Plata y del Per. en ia Revista de Clencias Eco- ‘Gineds, Buenos Aires, octubre. de 1950, 90 RICARDO LEVEN Sobre el aumento de la poblacién de Indias trata el capi. tulo X reiterando a este respecto el principio que anuncia en Ja parte primera de Ia obra al referirse a los medios para acrecentar Ja poblacién de Espaia. ‘Observa la préctica consagrada por las leyes de Indias, en ‘cuanto se dirigian principalmente a fomentar el comercio para privilegio exclusive do los naturales. «Pero en el nuevo ais. fema econémico en que el gobierno actual Hevaria igualmente su atencién al aumento de la agricultura, de Ia industria y de Ta poblacién, no parece conforme su politica el dejar de ad. mitir europeos extranjeros a ejercer la agricultura en un pais donde hay millares y millares de leguas cuadradas de buena tierra, sin haber quien las cultive. Y como nada fomenta la | cireulacidn y anima el comercio como Ia concurrencia de com- pradores y vendedores, que vayan de buena fe a hacer cadi | lino su negocio, sin conexiones ni confabulaciones, puede ser conducente que el interior de América sea libre a los vasallos del Rey en general, sean espaftoles, indios 0 extranjeros, para ‘que se introduzcan méximas relevadas de un comercio libre y Squitativo y se destierre enteramente el espiritu de monopolio, destructor de todo lo bueno en este asunto> (1). ‘Si se recuerda que Ja legislacién de la época y de todos los pueblos estaba inspirada en el concepto de los derechos ex. Glusivos de los nacionales, y entre étos, con preferencia a log Conquistadores, se estimaré el profundo sentido innovador que entrafiaba Ia afirmacién de que América debia ser libre para todos los hombres del mundo, por la suprema razén natural de que millares de leguas cuadradas de tierra permanesian fstériles asin haber quien las cultives y para que por siempre ‘Ge destierre enteramente el espanto del monopolio>. ‘En el tltimo capitulo sintetiza el autor algunas conclusiones de su Proyecto econémico, cuyo espiritu liberal trasciende en ada una de las paginas de esta obra. Trétase, pues, no de un trabajo meramente doctrinario, sino de tin tratado de gobierno, en el que se estudian, con Griterio moderno, los males que afligian a Espatia y las_pro- videncias, para remediarlos. Lo que el editor de la obra Nuevo sistema de gobierno econdmico atribuye en el prélogo ‘a Campillo, corresponde a Bernardo Ward. Son sus proyectos Tos que el Gobierno puso en ejecucién, tales como las visitas generales de las provinclas de América y la ereccién de las Intendencias, Ia libre administracién de extranjeros, la liber. @) Bernardo Ward, Proyecto econdmico, ciao, pig, 312 7 JAS INDIAS NO ERAN CoLOMIAS ot fad de comercio con diversos puertos de la Peninsula, ta mmisiGn del comercio de las provincias de América y el es- fablecimiento de correo maritimo y postal interiores. En el Discurso sobre a educacién popular y fomento de los artesanos, de Campomanes, el parégrafo XVIII esté dedicado {la salida y salarios que el comercio nacional . «Pues la baratez es un bien aque facilita el consumo —agrega— y la preferencia en el espacho a aquellos fidelisimos vasallos de la corona que sonstituyen una parte muy considerable de la. Nacién.» Decia, pues, Campomanes, que los fidelisimos vasallos de Indias no fan colonos y no se debia tratarlos como a tales, sino que constituian «una parte muy considerable de la Nacién», y ain citaba sobre ef punto, 1a opinién de Montesquieu, “en El espiri de las leyes, autor que reflexionaba asf, atin cha- ‘lando de las mercaderias extranjeras que se levan a Indias>. El pardgrafo XIX, de abundantes datos hist6ricos y de meditadas consideraciones, trata adel comercio exterior y del que de Espafia se hace a Indias, en particular, que leva on RICARDO LEVENe al axiona de que: el comercio de Indias creceria proporcionsl ‘mente con ventaja general, adopténdose un sistema que enlace Tos intereses de 1a Pe rinos. 1S INDIAS NO ERAN Corowias 93 o factorias. El mévil politico de las aumerosas reformas adop: | das era Ia conservacisn de estos dominios y, para logratlo, ula y los de sus dominios ultrama. | jefendieron el principio superior de que Espana necesitaba ‘ani sus intereses> con las Indias. En algunos casos, como Demuestra Campomanes cl inmenso consumo que hacian | el establecimiento de fébricas similares en Espaia y las las Indias Occidentales desde los orfgenes de ese comercio, en tiempos de Carlos I, la gran aficién a surtirse de las fAbricas rogionales y Ia confianza y buena correspondencia entre co. merciantes y fabricantes. Pero prueba asimismo, que en tiem- ppos de Felipe Il, en que Espatia, por sus fuerzas navales y de tierra llegé Como seria empresa inaccesible surtir de géneros de Espatia a todas las Indias, era necesario valerse de fabricas extranjeras porque no alcanzaban las propias, pero serian los ‘espatioles, Ios conductores (1). 'He glosado y comentado los textos de grandes economistas del siglo xvuit espafiol, como Uztériz, Ulloa, Rubalcava, Ward, ‘Campomanes, y a través de ellos —que constituyen la prueba decisiva para'juzgar el pensamiento del legislador y Ia inten: cién del gobernante— he puesto en evidencia que el sistema ‘econémico y comercial que preconizaron no respondia al concepto de explotacién inherente a la categoria de colonias 1). Discurso sobre a educacién, popular de los ariesonas » st fo mint, add, 1, phe 589 | Indias la unién de los intereses» no era facil de concertar, 0 aiin asi, el propésito no fue el de explotar estos dominios fomo colonias, sino evitar que estos wltimos perjudicaran los intereses de Espafia, CAPITULO VI LAS ACUSACIONES INJUSTAS CONTRA ESPARA DE PUBLICISTs ‘DEL SIGLO XVII, CONTESTADAS POR EL ABATE JuaN Nun Fueron publicistas del renombre de Guillermo Tomés Ray. nal, los que califieaban acerbamente el régimen politico y evo. ‘némico implantado por Espafia en Indias. ‘William Robertson, el docto historiador, en su Historia de la América (ITT), no €s eseritor del tipo polemista y Aspero al modo de Raynal, pero se creia siempre —segin él mismo io expresé a Gibbon, el autor de la Historia de la decadencia ¥ rina del ImperioRomano— que al tomar la pluma com historiador, estaba dando testimonio delante de un Tribunal de Tusticia. ‘Comienza. afirmando dogmiticamente (en el libro VIM que la primera consecuencia que tuvo para Ia América el fstablecimiento de los espavioles, fue la disminucién de sus hhabitantes y Ia mala administracién de ellos produjo efectes ‘in més lamentables que todas sus crueldades. Dejaba a salvo alos reyes de Espafia que en todo momento se ocuparon de ia conservacién de sus nuevos vasallos, de propugnar la fe catéliea, de hacer conocer 1a verdad asus pueblos privados de la luz de Ia religién, exaltando en primer termino a la reina Isabel, Pero aventureros audaces, con el deseo de en Tiquecerse prontamente, colocados a larga distancia de las autoridades, despreciaban y eludian las leyes. Una circuns tancia que distinguié las colonias espafiolas de América de las de las otras naciones de Europa —al decir de Robertson— es ‘que el Gobierno se ocupé muy pronto de la Administracidn Cuando los portuguese, franceses e ingleses tomaron posesio de regiones en América, las ventajas que de llas esperaban efan tan remotas ¥ tan inciertas, que se dej6 a los primeros aventureros y colonos luchar sin que su-metrépoli les diese |S INDIAS NO ERAN CoLOMAs 95 asi ningin auxilio, en tanto que el oro y la plata, primeras foducciones de los establecimientos de los espafioles del Ni | fe Mundo, sedujeron a los soberanos. Y agrega este juicio | tesprovisto de fundamento: «Después de haber contribuido Wbilmente al descubrimiento y muy poco a la conquista de ‘América, ejercieron inmediatamente en ella la funcién de le- goladores.» De abi el ilimitado seftorio que practicaron los monarcas en América «con arreglo a un sistema de que la Historia no nos ofrece ningiin otro ejemplo», cuya méxima jundamental consistia en que «todos los dominios conquistados pertenecian a la Corona y no al Estado o Nacién», segin Ia foncesion pontificia. Pero olvidé consignar, que los reyes de Castilla y sus sucesores, se habfan obligado a no enajenar tales dominios para siempre jams. Elogia la labor de las Audien- figs, CUYOS cargos eslaban ocupados cominmente , y que «las medidas tomadas para arreglar y recomenzay_ js conuistadores, 1a ignorancia de Tos verdaderos conceptos éstos trabajos son prudentes y discretas>, legando a afirmay jel comercio, estas razones y muchas otras impidieron esta~ ‘que eno existe cédigo alguno de leyes en que se manifiestey plecer en el Nuevo Mundo una administracién fundada en mayor solicitud y precauciones més multiplicadas para ly buenos principios. conservacién, seguridad y felicidad del pueblo que en las leye;' «Las leyes hechas de tiempo en tiempo para moderar. la espafiolas para el gobierno de las Indias» emveldad de esta servidumbre no produjeron sino pocos efec- ‘Al estudiar la decadencia de las Indias, anota, como lo hizg jos. La ferocidad, el orgullo, Ia avidez se regocijaban igual- el abate Raynal, que los reyes Borbones habian dado alguno; mente de las drdenes de un monarca muy distante, como de pasos en el camino de las mejoras a adoplarse, no s6lo eq jas légrimas de los desgraciados indios», agrega. Tateria comercial, sino también, politica y judicial, Se ocuipa de la tirania espaiola en Indias y que esta tierra ‘Se comprende la disidencia de los historiadores modern americana fue maldecida por cus barbaros conquistadores. de Espata y América, con respecto a algunas afirmaciong De abi el odio entre los espatioles nacidos en el pais y los ferréneas del autor de la Historia de la América, si ge recuer que Venfan de Europa y Ia resolucién de alejar a los primeros dan estas palabras suyas, que contienen una explicacién hit. de todos los cargos utiles u honorables. t6rica: ‘sin embargo, en otros parégrafos Raynal consideraba que ‘Mis investigaciones me han persuadide —dice Robertson ia condicién de Espafia mejoraba diariamente, y proyects los en al Prefacio de su obra— que si las primeras operaciones medios que debia emplear esa nacién para acelerar su pros- de la Espafia en el Nuevo Mundo pudieron profundizarse mis peidad en Europa y en América, especialmente en los érdenes citcunstanciadamente, por reprensibles que apareciesen las ac-|econdmicos y comercial. Al citar las reales cédulas sobre co- tiones de los individuos, la conducta de la nacién se manz-|mercio de los virreinatos entre si, de 1774, y del comercio festaria bajo un aspecto mis favorable» libre de Espafia con todos los puertos de Indias de 1778, co- La traducciGn castellana de la Historia de América se es-|nentaba que tales libertades no hablan pasado de ser’ una parcié con rapidez, sin que fuesen bastante a evitarlo las quimera. medidas tomadas por Catlos IIT y las severas érdenes trans: He aqui este pérrafo final del libro VINE de la, Histoire mnitidas a este fin’a los gobernantes del Nuevo Mundo. Se philosophique et politique... que contiene una injusta recon- sabe que la publicacién de In obra de Robertson decidié al venciGn, en que Tega a sindicarse a Espafia como autora de ey de Espafia a encomendar a Juan B. Mufioz el estudio gimenes histGricos: «Monarcas espatioles, vesotros estdis en- Gel pasado americano, auc habia tenido encargo de levarle sargados de Ia felicidad de las més brillantes partes de los a cabo y demoraba por varias razones, la Academia de lx dos hemisferios: mostraos dignos de tan alto destino. Llenando Historia de Madrid. tse deber augusto y sagrado repararéis el crimen de vuestros En la Histoire philosophique et politique des etablissements antecesores y de sus stibditos. Ellos han despoblado un mundo et du commerce des europeens dans les deux Indes (Amster. que habian descubierto, han dado muerte a millones de hom- ‘am, 1770 ¥ Génova 1781) por Guillermo Tomas Raynal, l tes, han hecho peor, los han encadenado, atin més, han em- libro VIII, del tomo IV, uno de sus pardgrafos tiene este brutecido a aquellos que su espada habia perdonado. Los que transparenie titulo: Calamidades que ef enceguecimiento de nataron sufrieron solamente un momento, los desdichados la. corte de Espafa acumula sobre las colonias. {ue dejaron vivir, han debido envidiar cien veces la suerte de En tanto In metropoli decaia, no era posible que las colo- hs que fueron degollados. El futuro no os perdonaré cuando ‘nias prosperasen, comienza diciendo Raynal. Si los espafioles ea germinar las cosechas en que habéis regado los campos hhubiesen conocido sus verdaderos intereses —observa— con de tanta sangre inocente y contemple los inmensos espacios ‘el descubrimiento de América, tal vez se habrian contentado que habéis devastado, poblados por habitantes libres y felices ‘Néve, 1060.—4 T 98 ‘La reacoién contra las exageraciones del padre Las Casay se iniciaron en el mismo siglo xvi y tuvo su mas autorizad, ‘epresentacién en Juan de Solérzano Pereira, en el siglo xvn, ‘como ya he explicado al estudiar Ia personalidad del juriscon, sulto indiano (1). El abate Juan Nuix criticaba a Raynal y a Robertson, pero bajo Ia influencia de estos publicistas, no defendié con su. RICARDO LEVER, (BL feancscano fay ‘Toribie de Motolinta, en tacién al emperador det ano. 38S be promnca conta Ls Casy G2 Ueminos seers. afl be attove mucho “ee 9 Gay st 4 parece su-desorden y poca st humildad'y picasa gue todos yey ya Solo aciertan. Yo me maravilo some vests ajstad y Tos vee {ros Conselos han podido suf tmto tenpo a un hombre Gn. pede Inguieto'e mportuto,Y billicsoso petals en habit reli, tt sand tan mal ado fan seal yim Sin spon» Dit ogurabe enegocos de persons prinspats Y lo que ale meee 26 the venir obispo de Chips.->. Por dlimo erclana: ‘Vues My Bendel andar Sos i oa a mayores ales, gue sno yo tengo tenor due e Ue ia Rome Sexd"cabon de-peiecién en iy conte omang’> (ADini® de Ti Ge los espe clebres, por Manvel Jose Guiana, tly pas. 3, 5 Biblvecn cater Stn) inelo enumcis obras completas de Las Cass, de quien die (Poi loo," PRlbomos) co efecto, que crite tode Is actucién y obs de Las casas dies eo Geto" paje, pretended caticat de’ intreadts facia en iayor de os nds; "eBueo Trails a Efpada, torn Indt ions he, ee ei ede ie igs fave ie custan mattis, nie de fos conan, mee, Vileoci, MDUXKIM) La difsign en el exterior eat ‘obris de Lat see contriouyg a itenincer in comenie de, bipanofobla nici fg. Franca co siglo Xv, ¥ fondadn en las tivaidade. polis cot Eat represen, en Un_monesterio para que no sea cabs | JAS INDIAS NO ERAN CoLoNIAs *” J ficientes elementos de juicio a los Gobiernos ultramarinos bispanicos, a los que —por otra parte— continuaba llamando colonias. Comienza por afirmar en Reflexiones imparciales sobre la Iumanidad de los espafoles en Indias (en italiano, Vene- cia 1780 y edicién castellana de 1782), que ef haber sido Es- pia la més humana de las naciones fue el motivo por el que fal vez.se la ha tenido por la mas barbara, El padre Las Casas se oponia a los testimonios més ciertos, aun a los de los ex iranjeros. El historiador Robertson, para probar las crueldades de los espafioles alegaba, no lo que decian sus escritores, sino lo que juzga que debieron decir sobre las conquistas de México y ol Pera. Estudia las causas de la despoblacion: la falta de agricultura, el laboreo de las minas, las epidemias, (1). En la Reflexién tercera sefiala el abate Nuix la inconve. niencia de Raynal y de Robertson en graduar los excesos de los espafioles en Indias. Reconoce que al principio de los, RICARDO Leven, PF {AS INDIAS HO BRAN COLONTAS 101 Si los extranjeros habian sido malos jueces en la causa de fapatla en Indias, por ignorar la verdad de los hechos, por fa malignidad en interpretarlos y por la temeridad en sus {3- Tot, mucho mis lo eran todavia, dice el abate Nuix, «por 0 reflexionar las circunstancias en que se ballaron los es aoe. De lo expuesto se desprende que, en general, durante el silo xvm, Ia legislaci6n y los juristas indianos ‘continuaban gontiderando como dominios y no como colonias los extable ¢imientos ultramarinos. Publicistas extranjeros como Raynal hicieron acusaciones injustas y agraviantes contra Espafia, pero no ast Robertson, autor de piginas de las que he destacado algin pasaje en el que admite, refriéndose a la legislacién y las instituciones én vigor en Indias, que estos dominios no eran precisamente colonias. No eran colonias legalmente, repito, pero en Ia realidad, los jariseonsultos como Juan de Ovando, del siglo Xvi, Tuan de Solérzano Pereira, del siglo xv y Victorian de Villava, del siglo xvi —entre otros— ponen en evidencia que las ieyes 10 se cumplian, y hacian la defensa de los crillos del Nuevo Mundo a quienes no se les reconocia iguales en cuestién tan | trascendental como la de provisién de los oficios y mantenian descubrimientos se cometieron injusticias y crucldades, clas | cuales, sin embargo, tuvo Espafia Ia humanidad y el honor de descubrir y confesar la primera y de procurar el pronto remedio con la mayor severidad de las leyes>. Luego los indios fueron tratados con dulzura y no se les gravé con otras cargas que con los tributos comunes a todos los vasallos. {Quien seré el que mida exactamente los limites de esa labor de Es- pala en Indias? Contestaba el abate Nuix que mientras no se halle un justo estimador de ellos, los extranjeros nombrados nno habian sido cjueces justos y competentes en esta causa» La ignorancia o Ia malevolencia habia hecho que los publi cistas extranjeros adoptasen faa de le cxllura espaol (1783), de. Juan ‘Francisco Masdeu; ke Histta ‘polities de tos establecinienios utramarinas de las nactones 108 RICARDO LEVEN: Termino afirmando con Menéndez Pelayo, que la Historia de Espafia escrita por sus enemigos, atin en sus labios, results srande (1). europeas, (1784-1790), de Eduardo Malo de Luque, de igual sale ‘gue is obra, dei abate. Raynal, pero que no es en realidad tna simple Siaduccion de esta lima obfa sino gue Gene movificciones ‘esenee Jes de concepto sobre todo; ya Historia del Nuevo Mundo (1799, de Juan B. Muoz, que solo aletnz6 a publiear un primer tomo barca le narracion de'los sucesos hasta ‘prineipos del siglo V1, perp on sbi fundamento documenta eric, ‘@)" En ol prologo a fa versign. de ln Hisiora de la Weratwra esp. ala, det, Flsmaurice Kell, Madtid, 1901. En la Historia de Bspahe feeria en buena parte por exteanjeres, st concedian alguna. importy. en Teratira "ate la negaban, "cen fos dominion de acon, speculative, y sobre todo de as aplicadas, ni sigulcta,en Ia grog fie ig! Seder, Le Tey nara, pgs B13" oti icra Araluce) CAPITULO vi PUBLICISTAS DE INDIAS DBL SIGLO XVII QUE PRECONIZARON IA ADOFCION DE _REFORMAS POLITICAS FUNDAMENTALES EN EL ‘GOBIERNO INDIANO He explicado en otro capitulo tas reformas principalmente condmicas de la legislacién de Indias en el siglo xvint y las opiniones de los economistas que las preconizaron. ‘Me ocupo ahora de publicistas y de gobernantes de Indias, de ese mismo siglo, que afirmaron la necesidad de adoptar reformas principalmente politicas entre los que se destacan las grandes figuras del conde de Aranda, Jovellanos, Florida- blanca, José Galvez, Miguel Lastarria y sobre todo Vietorién fe Villava (1). El ministro conde de Aranda, siguiendo a Francia, se asocis su politica para ayudar a la’ emancipacién de las colonias de la América del Norte, en oposicién a Inglaterra. Anuncié que igual proceso de independencia se estaba cumpliendo en los dominios espafioles, y para evitar Ia guerra expuso al rey Carlos IH con cardcter reservado, su vasto plan de creacién 1 Surge te oa soe Ant, a Spc as aE Daan tin Seat BSS ee Se rita abe diary lant ee BLS Peer reece Mme Cee a Shia deta ea Sela estate ors eT “pa oda a a oe th Stat SES ht! Hee Cree Steen mane eb, HESS Se ead betas ieee ee Eos Siadhey ecaias Patios ich Sa Mi Piet SEE a xe np er: ot ST fr RICARDO Levey, US INDIAS NO ERAN CoLoMAS 108 de tres monarquias independientes en América, pero bajo q 601» En este dictamen, se proponia entre otras reformas las gobierno de prncipes dela casa real de la mettOpolt Franc siguientes: atraer a los americanos a os estudios en Espaia tenia pocos posesiones en América, y en cambio Espata tens ales en la tropa un numero Jeterminado de plazas; tenet muchas, desde entonces cexpuestas a las més terribies coqealgéin regimiento de naturales de Indias en la peninsula; guat~ mosionés>. Jamés han podido conservarse por mucho tiempy dat 18 politica de enviar siempre espatioles @ Indias en los Povssiones tan vastas Colocadas a tan gran distancia deg. ptcipsles cargos y colocar en equvalenes puestos de Es: Metrépol, deca el conde de Aranda, y a esta causa gener] pufa 2 10s criollos porque asl se cesttechara fe amistad ¥ ta todas las colonias habia, que agregar olras especial, 4 glsn>. Ademés se Aeonsejaba resonocst del iste de cada continuacién se refiere a Ia dificultad de enviar los socorres’ uno de los tres virreinatos y de las islas Filipinas, el res- rnecesarios, las vejaciones de algunos gobernadores para eon pectivo diputado a la corte. «Esta diputacién destecraria la sus desgraciados habitantes, la distancia que la separan de jy idea de una aristocracia separada y aquellas Provincias se Auloridad suprema, ee. Come existian germenes de insure comsideraian como tha parte esencial de la. Moneta, ides cién en toda América y con el propésito de evitar las grande, | que actualmente no esti tan arraigada como conviniera...> pérdidas que padecia, el conde de Aranda proyectaba estz, Habia que adoptar todas los medios activos indicados para Fleece tet infanes espaiotes en Ameria como reyes tribe. romover el progreso de estos dominios, hacerlo con prot tari, uno en México, otto en el Pert y otro en Costa Firme, dtu, «puesto que ahora hay todavia tiempo y dentro de poco tomando el rey de Espajia el titulo de emperador y conser. | ser tarde». El autor que ha dado a conocer este intere- vando Gnicamente para si las Islas de Cuba y Puerto Rico sante documento, observa con razdn, que durante el reinado tn parte sepentional, y alguna otta que conviniera en Ge Carlos Ill. se niega desididamente'a'miar ies Tadias come merialonal, Las nievos saeranesy'sis jos habia de ce. [ina colonia Je Espatia (D, ‘arse siempre con infantas de Espafta‘o de su familia, y la | En el Informe y Plan de Intendencias que convene estabe. prineipes espaioles tomarian también por esposas a prineens jer en lar Proviicias de este Reino de Nueva’ Bapomta de 15 de log reinos de tltramar. Considerata el conde de Aranda Ge enero’ de 1768, de Jost Giver en su cardcter he vistadoy aque la aplcacién de este plan, imporaria grandes benef | ~que después pass a desempenar una Secretaria de Indias. Dara Espaia por las contibuciones econémicas que hatin | del marques de Croix, virey de Nueva Espana, se proves. Etectivas los nuevos reinos y por el incremento del comercio| ba la teforma institucional del visrelnato itada, on as Ladas, I Plan clogs ef régimen de as Tntendencins adoptado ‘Vinculado on este proyecto se encuentra el dictamen de sa Espaia le conveniencin de extndetlo “para eva mac toy Fisales de Consejo, Campomancs y Flordablanca, com joes malez—en stan tices diltados dominos de is Aime: siderado en el Consejo Extraordinario de S de marzo de 1768, tea, Dues auntie Yaris veces se pens6 en uniformat a 5o- presiddo por el conde de Aranda, Ea un pasa e este do. teta0 de estas grandes Colonias Gon el de st. Metropol se Gumento. dicen Campomanes y Floridablanca para servir le ousieron los muchos que se interesan en la Anarqula 9 el Fevoluciin independiente: «los vasallos de S.'M. en Indas @sorden y otros por no tomarse cl trabajo de eaatsrar los para amar a la matriz que es Espafia, necesitan unir cus in. abusos, los veneran con nombre de Sistema antiguo, dejando fereses, porque no. pudiendo. haber carino a tanta. distancia, sbisr el mal a fuerza de hacer conceptuar pes incarasle o solo se puede promover este bien haciéndolos percibir la dul. por Regional Constelazn>. Y més adelante también dicen sus Zara 'y ‘parcipaciOn de las" ullidades, onores y_gracas. stores en l Plan, que al establccimienta de las Intndencios {Como pueden amar un gobierno 2 quien increpan’ imp ibia hacese bajo las mismas Fes que las de ia peninsula o téndole que principalmente trata de sacar de all ganancas ‘st ecorrer al enrgo de los Tntondentes ens tesppstvas Pio, Y utlidades y ninguno le promueve para que les haga desear tncias las cuatro causas de Justicia: Hacienda, Geerta ¥ Polk ® amar a la Nacion y qe fodos fos que van de aqui no llevan otro fin que el de hacerse ricos a costa suya? No pudiendo 1 wichant Koneoke, Za concn ltl de tor oo fo cae mirarse ya. aquellos paises como una pura colonia, sino como at'¥e lt Independent ch, Sa Batis tas, aon» la ce tne provingspodeross sonst de Impeio Eape So" | 106 RIGARDO 15VE, cia, conforme a lo dispuesto en las R¢ Instrucciones de 1718, 1749, sin que se necesite variarlas en més puntos esenciale, que los de fomento de fabricas prohividas en las Colonias y ‘otros pocos de menos Monta que se exceptuaran al tiempo de establecimiento> (1). En los parégrafos transcritos del documento citado se hace mencién a «estas grandes Colonias» por dos veces, pero ya eq i titulo se expresa que el régimen de las Intendencias con. venfa establecerlo , prohibiciones que, en efecto, existian y que ahora el Plan se proponia suprimir. ‘También hace referencia a la palabra cofonias, el insigne Victorian de Villava en sus Apuntes para una reforma de Espaiia, sin trastorno del Gobierno Mondrquico ni la Rel: aidn, de 1797 (2) 'El magistrado y jurisconsulto que fue Villava, dedic6 tay | meditaciones de este libro a evitar 1a revolucién equ Joy mismos abusos> preparaban. El capitulo primero sobre la monarquia, revela el vigor de| su espiritu y Ia garra del escritor. Comienza anotando estas ‘observaciones originales sobre la psicologia politica hispénica: ‘eLa Espafla menos que ninguna otra nacién mudaria de go bierno sin una guerra civil que la aniquilase, y menos que ninguna otra formaria una repablica unida indivisible ex toda la Peninsula, Dominada por una larga serie de siglos de sus reyes y acostumbrados los pueblos a Ia soberania de uno, jamés se Uniformarian los énimos en la mudanza ni en nueva forma de ella: de que resultarian odios e incendios inextinguibles; a més de esto las Provincias todavia no bier avenidas entre si, acordindose atin algunas de los antiguos tiempos de cu independencia, formarian partidos separados () Informe y Plan de Intendencias, que convene estalecer en Int Provincas de ete Reymo de Nueva Eipafa, documentos citadon pat Emilio Ravignani ea BY Virreynate del Blo. de Ia Peta (TIC1310) Historia de la Neclin Argentina, cdicién de je Academie Nacional & Histon, © Ive 10 faci, has 197 3s Rall in ida Gamo, de Piaoritn de Viana, Boson ‘Aire, 106, pags. oar y sigs, edicidn del Institute de Investigacion fisérices Ge a Facalnd de Filosofia y Letras. US INDIAS NO ERAN CoLOMIAS 107 y bastaria que una clamara por la democracia para que otra defendiera In monarquia; y aun cuando cansados todos del an- tiguo poder se convinieran en destruirlo, para sustituirle el del pueblo, dificilmente se acomodaria el Catalén, el Gallego y a Andaluz desde sus extremidades a dirigir los rayos de su poder al centro, para formar un punto que volviera a remitic fs luces a toda Ja Peninsula.» A continuacién se refiere asi a los dominios ultramarinos: de las provincias. Y asi como deberian proh birse las apelaciones a aquellos iribunales —observa con fun. damento— deberian conterire las escribanias, porterias, a guacilatos, beneficios, curatos, segiin pareciera mejor, sin que en esta desmembracién perdiera nada el rey ni la Real Ha cienda, porque nombrando el rey los principales empleos, é tos en’ su nombre, Termina €1 escrito invocando el espiritu del crstianismo para quejarse de los falsos cristianos dedicados al traico ne ero, Su amorosa voz defendis a aquella raza desheredada, victima de le codicia europea, afirmando que sélo el hombre bien pagado es el capaz de emprender grandes trabajos, ex. petiencia que Ia humanidad recogeria més de medio siglo des: pués,fruto de las sangrientas guerras contra la esclavitud (1) La obra de Miguel Lastarria, Reorganizacién y plan de se: sguridad exterior de las muy inieresantes colonias occidentale del Rio Paraguay 0 de La Plata (1806) trata de los Indios de esas regiones y de su gobierno temporal y espiritual, es deci, de las reducciones jesuiticas. Tal territorio, por su’ consti cin politica, eorria el riesgo de que lo conquistaran les por tugueses del Brasil. Desde su descubrimiento habia sufride las agresiones de piratas, ingleses, holandeses, dinamarqueses y franceses. Estas invasiones y las de los portugueses, indicaban ‘a importancia de dichos territorios, Lastarria. detalla especial. mente los hechos demostrativos de la mala fe de los port gueses y expone (Ley 1, tt. 12, lib. IV, do la Recopilacion de In. dias.) €Véase mis el contraste de nuestro sistema colonial con dl portugués: Nuestras Leyes ordenan y imandan que nadie de autoridad propia haga descubrimiento, entrada, poblacién « rancheria. Que se encargue su execucién solamente a perso- tas de satisfaccién y buen zelo. Que antes que se conceda pa- () Refridndose a tos Apumamientor para le reforman, desia Frac 0 de Paula Sanz que cra un seiioso discus propugids pot weaee 4s rovincias' del teing y"aun fers de el (archivo poreral de la Nee Sin, Buenos “Aires, Division Colona Seaton’ Gobierno, Hociemte, 10, Yep. 79, exp. ‘im. 2527). Seatin Luis Baz. en La Uniocred Mayor ‘Real y Ponificia de San Branclco Xavier de la Capltel de fos Charcas, “Apinies” para su historia, pag. 252, Sacre, 1914" el trsbaso sombrado”Greulé Eatonces manuscrito cuamtc eta posible’ a RICARDO LEvEME sar adelante se pusble, asiente y perpetiie lo pacificado para paz y concordia de ambas Repdblicas divina y humana y as, progresivamente (Leyes 1.", 2." y 4, Tit. y Ui. cits.). Con tal debida y prudente lentitud no se podia dejar-el campo libre al indicado contrario sistema Portugués.» Analiza las leyes dde Indias, que indirectamente facilitaban la irrupcién de log portugueses, en especial durante el periodo en que los bra- silefios pudieran ensanchar sus posesiones cuando estaban uni- {das las Coronas de Castilla y Portugal; compara cl sistema colonial portugués, que repartia las tierras gratuitamente, pro- hibiendo por largo tiempo el trabajo de las minas para que ley inspirase el amor a Ia agricultura, al contrario de nuestro sis. tema, que ordenaba se vendiesen las tierras, y se regalasen las minas, principios de la agricultura portuguesa para cuya aplicacién esclavizaban los indios, al punto de que el Brasil lleg6 a ser la primera colonia agricola americana «mientras que los nuestros se sepultaron en las Minass. El progreso de Ta agricultura en el Brasil fue asi mismo la resultante de la importacién de negros, la facilidad y seguridad de su trans. porte por precios equitatives, de sus posesiones de Africa, que aleanzaban por entonces 2 350.000, aliviando el trabajo de log indios, que ascendian a 280,000. En seguida detalla el plan de labor para los cuatro gobier. nos dependientes de Ia Intendencia del Paraguay, que propo- nia crear: Misiones, Corrientes, del Uruguay y Montevideo y el departamento de la Colonia del Sacramento. El concepto que inspira a Lastarria su obra sobre Colonias Orientales del Rio Paraguay se proyecta claramente en la com- paracién muy acertada que ensaya entre el sistema espafiol y el portugués aplicados en estos dominios, 1a preeminencia del gobierno espiritual es su caracteristica, por oposicién al plan dde una empresa comercial, cual era el sistema portugués. ‘Ademés, en sus referencias a las tituladas Colonias, las lama «en aquellos paises de nuestra América» y propone la forma de su gobierno. Concibe la creacién de una Junta en Buenos Aires, compuesta del virrey, del regente y un fiscal de la Audiencia, un contador de Cuentas, un minisiro de Real Hacienda y del prior del Consulado, que 6e denominaria . Intent6 realizar una fobra «concebida en lenguaje de nuestra Historia, de nuestra Literatura, de nuestra Legislacién...2, abundando en asuntos dignos «del Periédico y de la argentina Historia». ‘eFelices tiempos los en que el hombre, todo entregado a la mas recomendable ocupacién consagra a Ceres los precio- sos sacrificios con que antes agradaba a Marten, dicese en el rospecto del Semanario de Agricultura, Industria y Comer- io (1802-1806) descubriendo la vocacién pacifica de un pue: ‘blo; periddico que nacia para propagar «ce unas Provincias fen otras» los conocimientos mAs necesarios. Aspiraba a ser fl érgano que transmitiera las ideas iitiles y su editor neve titaba precisamente . ‘Manuel Belgrano, en varias de sus «Memorias>, se ocupa del bienestar de lo que él llama cesta Provincia», y la «Madre Patriay unas veces y otras . Proponis el estable- Gimiento de fabrieas de eurtientes en el virreinato, para lo- frar el biencstar de los habitantes de estas provincias —es Ta fxpresién que repite Belgrano y promover en ellas amor Al trabajo desterrando ast cla cruel peste de la holganza> Consideraba que «todas las naciones ctf se esmeran en qe sus materias primeras no salgan de sus Estados a manufactu- ‘arse y todo Su empefo es conseguir no solo el darles nueva formar sino aun atraer las del extranjero. para. executar 10 mismo y después vendérselos>. Era necesario meditar y resol- ter «en lo mejor que puede tener utilidad a estas Provincias, que se halla en Ia obligacién de atender, pues de su bienestar debe resultar el de la Madre Patria () Museo Mitte, Docunentor del Archivo de Belgrano. Buenos iret, 1913, 1, bigs. By 98 en 118 AICARDO Levene En otra de sus — en que sefiala los efectos que produce Ia anarquia, en la época que estuvo corriendo, nos presenta més de una prue vba de que la desunién es el origen’ de los males comunes en que estamos envueltos, y que nos darn muchos motivos para Morarlos, mientras existamos, aun logrando salir victoriosos de Ia lucha gloriosa en que se halla nuestra Espafia Europea» Entre los publicstas de Mayo, fue Mariano Moreno quien dedics al importante asunto de la naturaleza y organizacion legal de estos dominios, piginas admirables en las que pone en evidencia que tales” provineias no eran colonias por las leyes. Habia llegado el. momento trascendental —eran las visperas revolucionarias de 1809— de aplicar con carscter ur gente, las antiguas y las nuevas leyes que proclamaban la igualdad de Espafa e Indias El 22 de enero de 1809 el Gobierno peninsular dictaba un decreto de excepeional valor politico para América. La Junta Suprema de Sevilla, en nombre del rey, conside- raba en ese decreto eque los vastes y preciosos dominios que Espatia posee en las Indias no son propiamente Colonias 0 Factorfas, como las de otras naciones —decia categéricamen. te—, sino una parte esencial e integrante de la monarquia es. pafiola; y deseando estrechar de un modo indisoluble los sa- ‘grados vineulos que unen unos y otros dominios, como ast mismo corresponder a la heroica lealtad y patriotismo de que aeaban de dar tan decisiva prueba a la Espasa en In coytn- tura mas critica que se ha visto hasta ahora nacién alguna (iy Nase amas Memorias de Manuel Relrano, ep Le Revol de Mayo'y Mariano Moreno, Gy t Ill, page. 24 9°33, JAS INDIAS NO BRAN COLONIAS 19 Por tanto, «reinos, provincias ¢ islas» debian tener repre- sentacién nacional y constituir parte de la Junta Central Gu- bernativa del Reino por medio de sus diputados, y para que tuviera efecto esta resolucién, nombrarian cada uno de los vi- sreinatos de Nueva Espafia, de Peri, Nuevo Reino de Gra- nada y Buenos Aires y las capitanfas generales independientes de Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Chile, provineias de Vene- zuela y Filipinas, un diputado que represente a su respectivo distrito. En las capitales cabezas del partido del virreinato de su mando, procederian los cabildos a nombrar tres personas ‘ede notoria probidad, talento ¢ instrucciény, exentos de toda rota que pueda menoscabar su opinién publica. Después se procederia a sortear uno de los tres y el primero que saliere se tendria por elegido. También eligiria el virrey, con real acuerdo, tres personas en quienes concurrieran cualidades re- comendables, y de esta terna se sortearia el diputado de este reino y vocal de la Junta Suprema Central Gubernativa, con residencia en Ia corte ‘Tres meses después de este decreto, Ia Junta Suprema dic- taba otro —redactado en términos enérgices y aun violentos— el 18 de abril de 1809, por el que censuraba (1). (1) Arhiyo Hino de la Provincia, de Buenoe Aires, Cedserio se la Real dudiencio de Buenas Ares, vol. MY, pags. 427 7 490. Vente ‘Simismo, Jos decretos de la Justa Suprema, 4e 1 de enero de 1810, ‘ene qué se dspone todo lo concemiente ala representacion supleto: 120 RICARDO LEVEN Estos documentos —particularmente el decreto de 22 de enero de 1809— fue estimado en todo su alcance politico por Mariano Moreno en la Representacién de los Hacendados y Labradores, de septiembre de ese mismo afi. ‘Las manifestaciones que formula Moreno, sobre Ia teoria de la ley, y la realidad de un estado colonial imperante, son ‘categérices y forman parte principal, en el plan y materias featados en la Represenacion de los Hacendados y Labra ‘Como se sabe, en el citado escrito Moreno desarrolla el cconcepto de que la libertad en las exportaciones de los frutos del pais es conveniente , derogindose las leyes probi- bitivas y afirmandose la conciencia «Las Colonias sujetas al comercio exclusiva de su. Metrépoli son el digno objeto de esta enérgica decla- racién; nosotros tenemos mas fuertes derechos, que clevan a tun alto grado la justicia con que reclamamos un bien, que aun en el estado Colonial no puede privarse sin escdndalo» EI noble genio de la nacién habia empezado a despleyar planes benéficos ¢ ideas generosas, que le inspira a Moreno célidos elogios a Espafia y fundadas consideraciones que le evaron a redactar la siguiente pégina que figura entre las pprimeras del gran escritor: «Uno de los rasgos més justos, ‘més magndnimos, mas politicos, fue la declaracién de que las fia_de América en las Cortes extraordinarias y de 9 de enero. del Imismo ano de 18{0 en que se comunican las nucras resoluiones. adop- (adas com respecto a la"eleeign de diputados de América a le Juin ‘Guberntiva a que Se tefiere ln real orden de 22 de enero (Cedilario ela Real Andiencia de Buenos Alesse vol tll, pags. 403-9 407), AS INDIAS NO ERAN COLoMIAS iat provincias no eran una Colonia 0 Factoria como las de otras Naciones; que ellas formaban una parte esencial e integrante de la Monarquia espafiola; y en consecuencia de este nuevo ser, como también en justa correspondencia de la heroica leal- fad y patiotismo que habia acreditado a la Espaia en los triticos apuros que la rodeaban, se llamara a estos Dominios fi tener parte en Ia Representacién Nacional, déndoseles voz yoto en el Gobierno del Reyno. Esta solemne proclamacién Jue formaré Ia época més brillante para Ia América, no ha sido una vana ceremonia que burle la esperanza de los Pue- blos, reduciéndolos al estérl placer de dictados pomposos pero compatibles con su infelicidad. La Nacién Espafiola que nun- fa se presenta més grande que en los apurados males que ahora la han afligido, procedié con la honradez y veracidad que le caracterizan, cuando declaré una perfecta igualdad en- tre las Provincias Europeas y Americanas; sostuvo los dere thos més sagrados cuando destruyé los principios que pudie- fan conservar reliquias de depresién en Pueblos tan recomen- fables; pensé con Ja magnificencia de una Nacién grande la fidelidad y estrecha unién que tan brillantemente habian acre- ditado y obr6 con Ia ponderacién y politicas propias de un Reyno ilustrado, que en el abatimiento y destrozo a ge lo Imbian reducido sus enemigos no podia considerarse en orden | ,su fuerza real sino como un accesorio de aquella gran parte que elevaba a Ia apetecida dignidad de formar un solo Cuer- . Confirmada por tan extrafia ocurrencia una prerrogativa {ue segin las Leyes fundamentales de las Indias nunca debi6 desconocerse, 2por qué titulos se nos podré privar de unos teneficios que gozan indistintamente otros Vasallos de la Mo- rarquia Espaiiola que no son més que nosotros?» De este principio —aiin afirmé Moreno— En plena Revolucién el doctor Juan José Castelli desarro. U6 el tema del Poder Magestas en el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 que ya lo habia enunciado dos meses antes ea «su cardcter de abogado de Paroissien y de los Rodriguez Petia (descubiertos en el plan de Ja coronacién de la princesa Car. Tota). Castelli hizo girar su argumentacidn alrededor de la cri- sis que sufria el derecho politico hispano, recordando que en la peninsula se habfa producido una revolucién, en cuya vir- tud «mero jure ef facto>, constituyé el Gobierno primeramen- fe en sus Juntas y después en la Suprema Central «sin tener para ello ni la deliberaciOn especial del Rey tan necesaria, ‘como uno de sus derechos majestaticos en el primer orden, ni Ta presunta de su voluntad, o Ia ley de la constitucién, ‘no hhabiendo como no hay, pacto especifico 0 tcito de reserva. ‘ién en la nacién>. Habia escrito también anticipadamente las siguientes palabras que legitimaban Ia necesidad de constitvir una Junta de Gobierno propio: «Nadie ha podido reputar por delincuente a la Nacién entera, ni a los individuos que hhan abierto sus opiniones politicas por propio concepto en las circunstancias més criticas del Estado, amenazando de convul siones mortiferas por todos Iados, propendiendo a un gobier ‘no representative de la soberania en el modo més legitimo y propio.» . La critica a la legislacién de Indias, 1a hizo Mariano Mo- reno especialmente en dos de sus articulos «Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse y constitucién del Es- tadoa, 10s publicados en Ia Gazeta el 28 de noviembre y et 6 de diciembre de 1810. JAS INDIAS NO ERAN CoLoNtAS 198 En el primero citado, observé que las Leyes de Indias de- clararon que la América era una parte 0 accesién a la Coro- ‘na de Castilla, pero como ésta se encontraba sometida a un usurpador, los pueblos respectivos habfan entrado al goce de sus derechos, cy cada uno tiene los suyos enteramente igua- les y diferentes de los demés>. Los pueblos de América po- dian concurrir a una convencisn a ejecutar de comin acuerdo la grande obra que nuestras Provincias meditan para si mis- mas», pero creia que era propender a que Se realizase gemejante convencién. ¢Quién podria con- cordar las voluntades de los hombres —se pregunta— que ha- bitan un continente donde se cuenta por miles de leguas Ia distancia? :Dénde se fijaria el gran Congreso y cémo prove ria a las necesidades urgentes de pueblos de quienes no po- dria tener noticia, sino después de tres meses? Contests Mo- reno con acierto: (1). El mismo Moreno escribié en Ia Gazeta del 13 de noviem- ‘we de 1810: «Las Leyes de las Indias no se hicieron para un () Gazeta Exiraordinaia de Buenos Aires, de 9 de junio de 1810, Fea RICARDO LEVEN Estado y nosotros ya To formamos: el poder supremo... que subrogee por slssién el Congreso, lx persona del Koy, oe esti impedido de Tegimos, no one regias por donde cong Gisse y es nevesario dsignarle los ceminom no. debe ser ty déspota"y ‘solamente une constitcion bien reslada.eviuy oe sea “ Era la formula breve y trascendental que condensa el ideal de Independencia y Libertad de los Pueblos soberancs Tormey dos por' Espada en Ia inmensidad de un continents CAPITULO Ix EL Clb CAMPEADOR, ARQUETIPO DB Los HROES HISPANOAMERICANOS (1) BI Cid Campeador es simbolo representative de la psicolo- sia de un pueblo y de valores superiores del espiritu humano. ‘Su historia se identifica con la leyenda, porque su vida fue sebrebumana. Cronistas cristianos y cronistas musulmanes lo han juzgado Jesde puntos de vista antagénicos, los unos como encarnacign, (ela altiva independencia ibera y del heroismo de su raza y bos segundos, como el aventure fero que levantaba las gentes en- te la hez de los moros preocupado nicamente del mando y de botin. Aun entre estos wltimos, que son sus declarados tmemigos, Je recuerdan por su enorme poder, «que hacia sen- tir sobre Jos valles més hondos y sobre las cumbres mas er- idas>, llaméndole azote de su tiempo, y le aceptan como 4 milagro de la naturaleza por su valor temerario ¥ su pasion, por la. gloria, La hazafia sin igual ha hecho vacilar la historiografia ci ‘tm, conmoviéndola entre su divinacién patristica y la nega. cién insensata de sus virtudes, No existe oposicién, sin em! id histérico, y hermanas son, bargo, entre el Cid poético y el 3, en este caso, tradicién lite ria y a verdad documentada, una e indivisible la vida lite. ‘aria y Ia verdad documentada, una e indivisible la vida del Gid, con mas variadas_peripet Historia que en Ia leyenda. cias y mas dramaticidad en Ia (i), Discurso leido el 13 de octubre de 1935, al entrar « Ia ciudad 4 Buenos Aires el monuinento del Cid Campeador ingurade Ceska ‘ta interseceidn de las avenidas Parra, Sat? Martin 9 Ee El monumento_ostenta‘esia Breve leyenda que tuve et honor de re: deta! BI Cid Compoador ence Mlerico de la Saat nacion del herotsmo yal epi ces 196 AICARDO Levey, Para desentrafiar el profundo sentido de este hecho, preciso tener en cuenta, ademés del hombre sobrehumano, Ja época extraordinaria, hirviente y de convulsién politica, | alumbrar para la Historia, el gran acontecimiento: la estrus. turacién de un nuevo Estado, Era Castilla del siglo x1, con su vocacién universalista, eo, ‘menzando por imponerse hegeménicamente sobre Ledn, obra del brazo y el sentimiento exaltado del Cid, y en esta primer, etapa de su advenimiento estallaban encendidas, con Ia. fuerza y la brutalidad implacables, las virtudes auténticas, con el odly incoercible, el amor generoso, y el héroe de la epopeya santa, ‘no lograrfa serlo sino reuniéndolo todo a la vez, compendia de grandeza y miseria de los hombres, para forjar del caoy el espiritu de una raza. El Cid no es como otros héroes de épocas primitivas, Aqui les, Sifrido y Roldan, de las epopeyas griega, germdnica y francesa, respectivamente, porque tales vidas consagradas han ppermanecido impolutas en el plano ideal del arte. Dice el sabia espatiol Ramén Menéndez Pidal La Espafta del Cid, obra que es monumento mis duradero que el bronce, erigida a su me. moria porque esta hecha de verdad y severa justicia, que desde su mundo superior, el Cid desciende «para entrar con paso firme en el campo de la Historia y afrontar serenamente este riesgo mayor que todos los peligtos de la vida». El Cid al frente de las huestes o legiones de sus fieles va. sallos, caudillo que siente Ia vida como misién o deber, gue. rreando indomable por la patria, la justicia y la fe, esa'es sy imagen. Exponente representativo de un pueblo naciente, encarna ¢ herofsmo invencible, pero el herofsmo violento es intermitente y tiene fin porque es un instante o la sucesién de los instantes solemnes, Ianzindose al sacrificio para imponer una caus, —cun Rodrigo perdié esta Peninsula y otro Rodrigo la sal vara», como Io prometié—, pero es que el Cid anticipa ade més, el otro heroismo, que también nace con é1 perfilands el cardcter hispinico: el sentimiento caballeresco. De la profunda comunién del héroe y su momento histérico nacié en el alma del pueblo la floracién de su lengua, su arte, su derecho y su moral. Ei pueblo del Cid, como entidad poética fue el creador del idioma y lo fue también de su cancionero y refranero espoa- ‘téneo y de su poesia épica, cantares de gesta y romance, que royectaron Ia policromia de las ereencias colectivas. IAs INDIAS No FRaW cotomas a EI pueblo del Cid, como entidad juridica fue el creador del mivvo derecho poco, estampado en las Cartas Pucblas de exe siglo, con el reconocimiento del poder municipal y sna teorta de la monarguis ya realeca que eatin sles ey ls accionesrebeldes del héroe, como afmacion de la libertad fise exponen doctrnariamente en el antcesaismo. de, las arias. El pucblo del Cid, como entdad ética fue el ereador de ga actitod sobre le Bdelidedy la cetenga del desvaigo, Ia Gignidad del caballo” y el honor del hombre. no. solo el honor exterior, diré as, que nace obligadamento ch Tas te lactones con los dems, sino del honor intima 0: proftado que tiene or juez supremo a a conciencie individual. (Agpesto Se ultimo aludido por el histriador Rafael Altamira en el txyuema de so curso sobre Histor del pensamtento espaol) Del Cid en adelante, los heroes espaholes © hispancamer anos, Son de su noble liaye Es que en América transvass la desbordantevitalidad de la Edad’ Media espafols,correndoss impetuossmente por tfonco y las ramas la savia de la raizhistonca. ¢{05m0. no tivertc en cl-descubrimiento. del ‘Nuevo. Mundo la titima fiad heroica del mundo oosidenal, el ultimo periodo de Edad Media épica?», como alice el invesigador ‘medievaita Gaudio Sinchee Alborner, Ta conguista de América fue popular como lo habia. sido second ida Individealidad cjemplar de la nueva epopeya es como ta del Cid, la que al treme de sus memadas 0 hueses sigue ss rutasideales y_avanza con la ley, la espada Ta ert, For tires y crras desconocides, fundand In ciilizacign en México, Colombia, Peri, Chile y Rio dela Plata, revortando al epacigegriis la nmensidad de un Tmpeno unt Ta Revoluciga de Hispanoamérica de 1810, como la con usta de América. yn’ reconguista peninsulas, consumada fs sigs ‘anes, sefala altima etapa, de us proceso de datoracién de las nacionaidades auttnomas. en” el Noovs Mundo como antes se habian esructurado los Estados eno antguo continents: y tambien en la revolusién de ie fades Fendencia, sus hétoes representatives enearnan {as vintodes fee consttuyen ef legado de sigios a hispantdad noes forma que cambia ni materia que suete, sino esprit que renace'y valor de etemidads unde moral que aumenta de volumen se extends eon a tmlontee dela cizacion historia y To estenta para reverence CAPITULO x IbEAS SoclALEs ¥ PoLiricAs DEL «QuuoTED La historia de las ideas politics, juridicas, econémicas, re- ligiosas y sociales, es vertebral en Ia historia de la civilizacién «spatiol Constituye por si sola una corriente del pensamiento que nace en las fuentes de su historia Antigua, se proyecta en’ la fusién y mezela de las razas y de los sistemas juridicos hispano- omano cristiano y de los germanos, en el Liber Judicloruen el siglo vir y cobra su personalidad original en los Fueros de Alta Edad Media, |" En el siglo x1, el valor representativo de la psicologia his- ana, principalmente de Castilla, es el del Cid’ Campeador, ‘saya vida sobrehumana se erige’en simbolo en el momento mis intenso del proceso social de la Reconquista. Del Cid en adelante, los héroes espafioles 0 hispanoameri- anos son de su noble abolengo. ‘Aunque la recepcién del Derecho romano, a través de las Partidas, habia sido profunda no aleanz6, sin embargo, 2 omanizar a Espafia, porque no conmovis' la roca viva del seatimiento castellano. También en esa enciclopedia del saber fe Ia época de Alfonso X el Sabio, acusan su vigorosa ori finalidad las ideas hispanas en general, politicas, juridicas y nales, sobre todo en las Partidas IT y VII. Tal es Ia tradicién social que hizo brillante eclosién en bs sighos xv1 y xv11, con el Descubrimiento del Nuevo Mundo, Eran ideas vivas y précticas sobre Ia libertad y la igualdad tomanas, literatura politica, eminentemente realista, caudalo- ‘ movimiento que repercutié en el espiritu piblico y asignd ‘tesa literatura el sentido de una milicia popular. | EI rasgo inconfundible que caracteriza la direccién filosé- fsa, juridica, literaria y artistica espaiola es su realismo. Nom. 1060.—5 30 icanbo 1sveNe 1 respecto a sa filosoia socal, en los tempos antiguos, tne; en ln Edad Met, fo mibmo San iidoro ave Alfon so X el Sabio Ya principio de la Edad Moderna, Juan Luis Vives . Tin las dos etapas hondas y diatadas de la Historia de Ex patia, fae popular la Reconquista contra 1os moros y la ex Fansién del Imperio expatol en Furopa (de los silos vin En), como lo fue Ia poblacién y paciicacisn de Tas Indias (de Tos siglos xv a vim) por heres impulsadas mds por fos dictados det temperamento. que por lot de la necexidad o ia razon, Esta Espada social de os sglos xv y x0, se proyecta en et Quijore, pues casi toda Ia primera edisn, ditundise en Gl Nuevo Mundo, no obstante aquela fey de indias que pro hia Ta entrada de fos Hos fabulosos y las historias inglés, de tanta superstcién habian difuminado y tanto habian emy Bringado fa razén cole Cabe decir con Gregorio Marafén, que los pobladores vi vian en un paisaje propsio al deli, pace no despertaron Ura sols matiann dante siglo, sin que desde cmos mundos re toto den de gar nts tl magi que sin eerian,milagros ¥ quimerss, pero que concluyeron por fonsierarias como cosas rales y veridcss, no sabhndo di fing In realidad del milagro, confusién sublime y ‘asia, clave del alma hispana que tiene en el arte sus dos expresione genlales: en lot deliiot Henos de sobrehuimana sensatez de don Quijote y en el condro del Greco que represent en tierro del conde de Orgaz, en el que se mezclan con abstrds natoalidad e! Cielo oon fa Terr Interesa caracterizar la entidad compleja que era el pueblo, | orgue podria objearse que Ia ealifeacién de popular, re firiendola aa colonizacion eapafola en atencign su fp. ca est desprovista. de sentido poco, Ya entonces tela tal significado, pero ademis, ex posible diferencarla desde d punto de vista econémico, por su humilde procedencia, sa Condieign de pobreza, su aspiracién de mejoramient, eu es plriun de-sacrifeio y aventura. Era Ta espuma que prism le Policromia socal ; Un historiador de Indias —de los primeros no sélo en of- den eronoldgic, sino por au jerarquia—, Gonzalo. Fernandez de Oviedo, al comentar la expedicién de Paafila de Narva de gran fortuna y fama, que se lanzabs a estas temeran congtstas, explcaba los méviles de Tas gentes que ven JAS INDIAS NO ERAN CovowlAS 181 Indias en esta sintesis: por «la pobreza de los unos ¢ la codicia de los otros ¢ la locura de los més» (1), Pobreza, codicia y temeridad arrastraba a aquella caravana humana, seducida fécilmente ante una nueva vision de vida, snunciada por el pregén o el clérigo. Al pisar en las regiones ignotas, dispersos en la inmensidad, hacianse instanténeamente por arte de conjuro, duefios y sefiores de dilatadas tietras y sinnGémero de indios, sin més ley que la soberana voluntad, sin otra autoridad que la propia, porque la aparente 0 legal se compartia con la suya en la comunidad de la accién que debia desplegarse por todos explorando zonas desconocidas pot Jos caminos de los naturales, plantando el embrién de las aldeas espafiolas —el ansiado descanso del pelotén— después de auscultar Ia tierra alli donde un repliegue sugeria la sospe- tha del seno repleto de oro o donde la leyenda indigena irra. diaba. sus Sureos_resplandores. Espafia se espeja en esa colonizacién, de clases con predominio de obreros, campesinos, soldados, sacerdotes, autoridades, eruditos, desde el miserable al héroe, desde el hampén al mistico, unidos todos por el mismo espi ‘itt, muchedumbres sedientas de fe, hazafia y bienestar. De lejos, las Indias eran la imagen inquietante 0 el suefo aca: jttiado: eran, como lo dijo quien sintetiza el genio de la raza, Miguel de Cervantes Saavedra, cengafio comin de muchos remedio particular de pocoss, erefugio y amparo de los de. sesperados de Espatia» (2) En su vida atormentada el mismo Cervantes suplicé en for- ‘ma conmovedora que el Rey le permitiera venir a Indias, en tno de los cargos vacantes, en la Gobernacién de Guatemala, 0 la Contaduria de las galeras de Cartagena o en el Corre: timiento de La Paz. Para fundar el pedido, invocaba los ser- visios prestados cen las jornadas de mar y'tierra que se han otrecido de veinte afios a esta parte> y, principalmente, en la totalla naval de Lepanto, «donde le dieron muchas heridas 0 las cuales perdié una mano de un arcabuzaso...> (3). El Consejo de Indias no dictaminé negativamente en esta solici- ‘ud sino que fue del interesante parecer de que ebuscara por formada con jirones aR MaSe oe Ona mgt gee rae lat iby SOV cape NS Te Bison doi Real cae ‘ens de ia" Histri, Nia’ 1893, El celowo exiromet en Biblotecs de Autores Espales, obras & Miguel ‘do Cervantes Stoveda, tI, dies pig: 173, Maced, 1910. (3) Doctmenion medion ie tis, ORV, PAE. 6. TT —n—nmESSCSz'S:-=o ooo 132 RICARDO LEVEN, ‘acé en que se le haga merceds, de acuerdo, en efecto, con ese concepto entonces imperante de que las Indias era tn engafio de muchos y remedio de pocos. Lo expuesto permite comprender las grandes cualidades ccolectivas del pueblo espafol, ta penetracion del pensamiento ‘eulto en el sentimiento de la'masa y, por tanto, 10 mismo en la Politica, el Derecho, la Literatura, el Teatro, el Arte en fin, la inspiracidn social de sus autores son geniales. ‘Como se sabe el Quijote es la epopeya familiar, accesible a todos, como dijo Menéndez Pelayo, en la que la sabidurig del pueblo, desgranada en sentencias y proloquios, en cuentos y refranes, derrama prédigamente sus tesoros y hace del libro inmortal uno de los mayores monumentos folkléricos. La An. tigtiedad habia penetrado en su mente, por su espiritu y no por la profusién de citas, pero era humanista «més que 3 hhubiese sabido de coro toda la Antigedad griega y latina» (1), Cervantes no fue universitario. Habla llevado uma vidi atormentada; era un observador profundo de los hechos so ciales y realizé muchas y buenas lecturas, principalmente de los romances de caballeria, de los que se butlé. 'El Quijote debe ser valorado como una obra original, ar tistica y literariamente, por Ia materia social de que trata y Ja forma lana que la ‘ha inmortalizado. Nadie se ha referido mejor que su propio autor a este spirit del Quijore en el que establece, en el Prdlogo, su filiacin, fija su carécter en abierta oposicién a la obra ery dita clavandole a ésta, certeramente, sus punzantes sitiras. ‘Su libro estaba falto de toda doctrina, sin acotaciones en Jos margenes y sin anotaciones en el fin, como vela en otrot libros, ¢aungue sean fabulosos y profanos tan llenos de sen tencias de Aristételes, de Platén y de toda caterva de fildsofos que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres Ieidos, eruditos y elocuentes>. El Quijote carecia de todo esto, porque no tenia nada que acotar al margen ni anotar en ¢ fin «ni menos sé que autores sigo en él, para ponerlos al prin cipio como hacen todos por las letras del A. B.C. comenzando (), Menéndez Pelayo, Estudios de critica Uterarla,cuarta serie, «Cut tm lietare de: Miguel de Cervantes 9 laboracign ‘del Quifoten, pk finn [i Madsid, 1907. Acerea de esa Sabidurie del pueblo, como © Dresién'de su flosofia que. muesia aspecios y preocupaciones del ‘ida comtin, realza un trabajo de selegcién y ordenacien de’ refanes Drineipalmeste: Luis Ricardo. Fors en Filsofia del eQuioren, con um Miurodvesion de Estanisiao S. Zeballos, La Plata, 1906 {As INDIAS NO RaW CoLoMIAS 138 «a Aristételes y acabando en Xenofonte y en Zoilo 0 Zeuxis, ungue fue maldiciente el uno y pintor el otfo>. Tnsistia en ue era perezoso en andar buscando autores que dijeran lo ue €l sabia decir sin ellos. El . Si bien caigo en la cuenta, agrega fn seguida, que ese libro no tenia nevesidad «de ninguna cosa de aquellas que vos decis que le faltans porque todo él era tuna inventiva contra los libros de caballeria de quien nunca ge acordé Ariststeles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzé Cicer Después le expresa que no tenia por qué mendigar senten- cias filos6ficas, consejos de la Divina Escritura y tbulas de yoctas, debiendo procurar que «con palabras sigaificantes, ho- festas y bien colocadas, salga nuestra oracién y periods so- poro y festivo, pintando en todo lo que alcazaredes y fuera gesible, vuestra intencién, dando a entender vuestros concep: fs, sin intrincarlos y oscurecerlos>. TEn efecto. El estilo de Cervantes, es fil tasunto de la sateria viva de su libro. No tiene nada que ver con el ama- teramiento de otros escitores y nace, como ha dicho Menén- dez Pelayo, no en su imaginacién o en su agudeza sino en las entralas mismas de la realidad que habla por su boca, ques lo mismo don Quijote, Sancho, el bachiller Sansén Ca: frasco, Dorotea y Altisidora, el estilo de «todo al coro postico gue eircunda al grupo inmortal>, entre la naturaleza y Cer- fantes. <:Quién ha imitado a quién? se podré preguntar eter- pamente.> Tn el Quijote, se retrata su época, en cada una de aus clases sociales con sus maneras distinias, ia grandeza y el infortunio de las mismas y resplandece con luz propia la idea de eumplit na mision redentora ‘Dos concepciones de la vida encarnan el Quijote y Sancho, dos spirits que se influencian reciprocamente hasta. iden: fcarse en uno solo, pues como se proclama en la misma dora las gentes no ce maravillaban tanto de la locura del taballero Como de la simplicidad del escudero, listos ya para 188 Ja segunda salida y se veria cen qué para esta méquina de disparates de tal caballero y del escudero, que parece que log forjaron a los dos en una misma turquesa y que las locuras del sefior sin las necedades del criado no valian un ardites, Cervantes forjé en el Caballero de la Triste Figura el ar. ‘quetipo del sefior que lucha brazo armado, contra la dspera realidad en defensa de sus ideales, el imperio de Ia ley, la justicia, el honor, ef bien y la moral, que no eran en’ sy espfritu simples palabras sonoras, sino ideas fuerzas de Ia so ciedad. Don Quijote tiene cultura juridica. #1 mismo declara co. rocer la Jurisprudencia, Ciencia del’ Derecho, en el capitu. Jo XVIII de la segunda parte. Pero a pesar de ello y de buena fe notoria, como se ha observado, es lo cierto que vs realizando atropellos (1). Es que su nocidn de la justicia, como del honor, s¢ conjugn ccon Ja idea sustantiva de la viriud. Se complace en oponet la justicia espontanea a la legal, habiendo recibido de la tr dicién renacentista un concepto de Ia justicia en estrecha co- nexién con la doctrina de la moral natural (2). Igualmente, respecto del honor, sustenta la idea moral del humanismo, ef concepto de la pura dignidad humana, basada en la virtud auténoma, independiente de fama, casta y linaje: «cada uno 8 hijo de gus obras> (3). Don Quijote oscila entre la razén y la locura por un per. ppetuo trdnsito de lo ideal a lo real, dice Menéndez. Pelayo, de modo que en el fondo de su mente inmaculada continian resplandeciendo con inextinguible fulgor, las puras, inmévile: y bien aventuradas ideas de que hablaba Platén, concepto que ha expresado no menos bellamente, el poeta inglés, dicien do que Ja razén se anidaba en el recéndito y majestuoso al-| bergue de su locura. i En cuanto a Sancho, aunque es una expresién prosaica de la realidad, Ia influencia ejemplificadora de don Quijote es tan profunda que Io convierte a sus ideales, «un espfritu redimide AICARDO LEVER, (, Nito Alcalt Zamora, El penumlenio de 481 Quite, vise sor wt shop, Bor Ris, BS ag “16h, ‘inde teas“ Ecleto, 2 igs cuatro. puntos cardinales’en fh faquezn judicial de Dot Gr: ee na ose. a ia tones rtm evi hry epnessapls Seo sie cmt sor SG) Agen cantor 2 pnoiono de Covet, Mai 1 inn 2, ‘@)" Américo Casto, El pensanlento de Cervantes, ct, pie. 3% IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS 185 y purificado del fango de la materia, In estatua moral que van labrando sus manos en materia tosca y rudisima, el pri- mero y mayor triunfo del Ingenioso Hidalgo> (1). Las ideas del pueblo se proyectan en el Quijote como sus mmaneras de ser ‘En primer término en la obra reviven las ideas politicas que procedian de la Alta Edad Media, en que el pueblo como entidad juridica fue el creador de’ un nuevo Derecho, tomo he dicho, que se registra en el Liber judiciorum, sobre todo en las cartas pueblas y en las Partidas, la igualdad ante In ley, la facultad de legir sus autoridades municipales, 1a periodicidad de los cargos, los derechos de ser juzgados por us jueces naturales, la inviolabilidad del domicilio, la res- ponsabilidad de los magistrados, la tolerancia religioss, entre otros. Todo ese vigoroso derecho municipal y humano, que fra una reproduccidn en pequefio del Estado mismo, habia Sufrido las graves derrotas de Villalar, en 1521, y después en Epila en 1591, vencidas las comunidades de Casilla y Aragon, por la politica absolutista del emperador, pero no se habia podido extitpar del corazén del pueblo el’ amor a la libertad y la pasién por la justicia. Yo'no creo que Cervantes se haya propussto, como ideal politico superior defender los derechos conculeados y que en fos veinte aos que separa la Galatea (1584) de la. primera parte del Quijote (1605), ese pensamiento adopts su adecuada forma, que fue ef método simbélico, dado que no era posible realizar ostensiblemente para evitar el rigor del Santo Oficio. Segiin esta interpretacidn, en la obra se ponen de relieve las dos tendencias que disputaban el gobierno de la sociedad: la aristocracia conservadora, representada en don Quijote y el tstado llano personificado en Sancho (2). ‘Sin embargo, Cervantes ridiculiza a don Quijote y en no pocas escenas més que una burla de la caballeria, hace eritica 2 los magnates que creian engrandecerse con las Ordenes no: biliarias y reconoce en Sancho al hombre de bien, aunque sea pobre. ‘Para sustentar este concepto —que es eminentemente social y politico— se pueden citar palabras y revivir escenas del Quijote. Sancho se sentia capaz para el gobierno, al punto (2, Mende Peay, Cult Herre de Miguel de Covent. indo, pie, (@” Adoifo Sais, Cervantes y el «Cuijoter, segunda edicién, Bus nos Altes, 1893, pag 88. 136 RICARDO Levewe que le hace decir que sabria gobernar la insula «tan bien como otra que haya gobernado insulas en el mundo>. La ad. vertencia de don Quijote de que no pondria la mano en Ip espada para defenderle, si no vela que los que le ofenden ent canalla y gente baja, pues si fueran caballeros no podian hae cerlo en ninguna manera, motiva las palabras de Sancho de Que obedecia la orden, pero en Io tocante a defender su propis, Persona no tendria presente las leyes de caballeria, «pues las divinas y humanas’permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarles, Con respecto a la justicia, don Quijote dice lo que siemte de Ja clase social a la que pertenece, cuando el cuadrillero de la Santa Hermandad exhibe la orden para prenderle, en nom, bre del rey, exclamando: ¢Venid acé, gente soez y mal nacida, ecidme, quien fue el ignorante que firmé mandamiento de Prisién contra un tal caballero como yo?, .quién el que ignora Que son exentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, ¥ que su ley es la espada, sus fueros sus brios, sus prematicay su voluntad? ,Qué caballero andante pagé pecho, alcabala, chapin de la reina, moneda forera, portazgo ni barba? cQue sastre le llevé hechura de vestido que le hiciese? ¢Qué caste. ano le acogié en su castillo que le hiciese pagar el escote? {QUE rey no le sents a su mesa?» ‘A su vez Sancho expone los sentimientos de su clase social, cuando le dice a don Quijote que se queria volver a su casa para hablar con su mujer y sus hijos y departit todo lo que Quisiere, «por que querer Vuestra Merced que no le hable cuando me diere gusto es enterrarme en vida», y porque «no ‘se puede llevar en paciencia andar buscando aventuras toda Ja vida sin osar decir lo que el hombre tiene en su corazon, como si fuera mudo>. El pensamiento de la hermosa sentencia de Técito: Felices tiempos aquellos en que se puede sentir lo que se quiere y Gecir lo que se siente, es de valor politico, en tanto son mu cchos los pasajes y las sentencias del Quijote, que exhiben la ‘grandeza moral del caricter espafiol que en todos los tiempos ¥_bajo todos los Gobiernos, siente lo que quiere y dice lo que siente. La pasién dominante es la libertad, de que hablan sus hombres de letras casi sin excepeién —y'no sélo us publi: fas y jurisconsultos—, lo mismo Lope de Vega que Miguel de Cervantes, espiritus superiores, pero que vivieron en cons- tante disidencia y luchas entre si, Merecen transcribirse estas hhermosas palabras de don Quijote a Sancho, ya al final de sus tristes aventuras, en que, sin embargo, conserva incdlume IAS INDIAS NO ERAN COLoWIAS 1s7 la fe por la libertad que ilumina al mundo hispano: «La ti tertad, Sancho, es uno de los més preciosos dones que a los hombres dieran los Cielos: con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la ticrra ni el mar encubre: por la libertad, ‘si como por la honra, se puede y debe aventurar Ia vida; y por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede Yenir a los hombres» Considero que don Quijote no es un hallazgo de la ima sinacién de Cervantes para facilitarse la libre emision de su pensamiento con toda audacia. Esta tesis convierte el Quijote f una obra.de naturaleza politica. En cambio su clevada je- farquia consiste en haberla'concebido y realizado como una obra de arte esclarecedora, pero de arte con sustancia social, fm cuyo vatiado y rebosante contenido, tienen eabida, por lerto, los ideales politicos del pueblo expabol Ta division de las clases sociales en la. peninsula reclama tun estudio de dimensiones histéricas. Sancho las distinguia al hablar de personas de condicién «alta o baja, rico o pobre, hidalgo © pechero>, mientras que don Quijote se refiete ex presamente al vulgo, que comprendia clérigos, ‘mercaderes, foldados y pueblo; a los hidalgos 0 nobles de titimo grado que gozaban de alguna renta y no pagaban pechos, ya tbs caballeros, que tenian los rangos més elevados (1). Pero | del Quijote va fluyendo y se extiende la corriente igualitaria yuna doctrina de amor a los semejantes como ideal moral. En dos momentos, entre tantos de la excepcional creacién antstica, se revela el espritu social de Ta obra en el discurso de don Quijote sobre las armas y las letras y en los con sejos que dio a Sancho antes que fuese a gobemnar la fnsula Barataria ‘Las armas requieren espititu como las letras, dice Cervantes, sirmacién que lo lleva analizar cual de Tos dos espirtus trabaja més, el del letrado o el del guerrero. El fin de las letras humanas es poner en su punto Ia justicia, distributive y dar a cada uno lo que es suyo y entender y hacer que las buenas leyes se guarden. «Fin, por cierto, ge- seroso y alto y digno de grande alabanza, pero no de tanta omo merece aquel a que las armas atienden, las cuales tienen per objeto y fn la paz, que es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta’ vida.> TEs una pintura social la que hace al deseribir Ia pobreza del | (ig, Puwol » Alonso, Estado social que reflela et «Quijote, Madrid, 1905, pus. 9" y sig. 138 estudiante y del soldado y es una concepeién fecunda 1a que fexpone cuando dice que sin las letras no se pueden sustentay las armas, porque la guerra tiene. también sus leyes yest sujeta a ella, a lo que responden las armas que Tas leyes no se podrén sustentar sin elas, porque con las armas se defen, den las republicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos y se despejan los matey dde corsarios, concepcién solidaria, como se advierte, de le interdepeadencia de las. instituciones -humanas, En los consejos que dio don Quijote a Sancho, antes que fuese a gobernar la fnsula, vibran fos sentimientos’ del puebly ‘spaiil, desde la aspiracién de Sancho de llegar al Gobiern ‘epor el deseo que tengo de probar a qué sabe el ser gober. nadors, que motiva la contestacién del dugue segGn la cus, una vez probada eccomereos heis las manos tras ¢l gobieme ppor ser duleisima cosa el mandar y ser obedecido>, y Ia ad. vertencia de que el traje se ha de acomodar con el oficio'y de que debia ir vestide parte de letrado y parte de capitin, porque en la Insula que os doy tanto son menester as armas como las letras y las letras como las armas», volviends al concepto ya expuesto sobre la ‘materia EI mentor de Sancho habl6 entonces con las palabras de la verdadera sabidurla, con el fin de guiarle en el desempeto, de su alto ministerio, comenzando por convencerle de sus po. 905 merecimientos, de la necesidad de temer a Dios y de to. nocerse a si mismo, «el mas dificil conocimiento. que puede imaginarse>, porque de! conocerse saldria el no hincharse como la rana que quiso igualarse con el buey>. Con éstas y otras declaraciones, Cervantes combatia oy rales hispanos: Ia soberbia y Ia envidia. Al mismo fin res pondia la prédica de que Sancho hiciera gala de la humildad Ge su linaje, no despreciando su origen de labradores.—juz- gado como destino de villanos— y recordando, para estimula del pueblo, que eran incontables las personas de baja estcpe ue habian subido a la suma dignidad pontifciae imperatorla gual sentido docente tienen Tas manifestaciones de don Qu jote sobre la virud, aconsejando a Sancho que debiapreciase ‘cde hacer hechos virtuosos», porque entances no habria mo. tivo para tener envidia, pues ela sangre se hereda ¥ la virtud se aguista y la virtud ‘vale por st sola lo que Ia. sangre no vale>. Combate Ia vanidad cuando insta a Sancho a que recite ¥y agasaje a sus parientes por modestos que fuera y @ que ensefe ¥ adoctrine a su mujer. RICARDO LEVEN JAS INDIAS NO ERAN COLOWIAS 189 La justicia social brilla en el sentimiento igualitario con que Sancho debja juzgar sin diferencias a los pobres y a los ricos, procurando siempre descubrir Ia verdad. Pero si debfa doblar la vara de la justicia, que no fuera nunca por el peso de la dédiva, sino de la misericordia, a la que vuelve fa hacer referencia cuando afirma que todo delincuente es un hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza human: ‘Ademis la justicia era incomprensible sin la equidad, como lo proclamaban las leyes castellanas desde antiguo, y el juez debla inspirarse en ellas porque no era mejor la fama de riguroso «que la de compasivos. En todas las paginas del Quijote resplandece 1a imagen fiel de Espatia y se sienten los latidos de su corazén en los idea- Tes eternos del bien, la justicia, la libertad y Ia igualdad hu- ‘manas. CAPITULO XI ESPANA HA FUNDADO EN AMERICA NACIONES PARA TEA INDEPENDENCTA Y LA LIBERTAD La ploria de Espain on la Fiesta de le Raza viene sini cado miltiple. a Para une, es el Descubrimiento del Nuevo Mundo, pon si Colén nos espaol por su nacimieno, Te inpiactn ole dea y religiosa es de Espa, y sobre todo. el Decubsimiens Comienza agucl 12 de octubre y continia ‘durante Wer eel Gen la exploracién del sotorno J la pencracon Tone fltrig, mereed ala aston de Espa Para otros, Ia gloria ela dominacin es decir, la com auista.dramdica, ade México'a Buenos Aires cola Que Se"evidenciaron as enerlcas coalidads del copa. Gel a flo xs temeridady valor origina, y luego con ls ibe tad adgurga en el inmenso eornario la tania Je metrgpol a explosion Ge ls paionesfetas ue Termestan tn la guerra, la sede mando, Ge niquea Yarra! homie Se histo, ‘Con las nuevas Investigaciones hstricas reveladors de que Espa ba searendo una clizaion al Nuvo Mundo ee muchos la Fiesta de Ia Raza enrata ott signihende, se Here primordalmente al Gobiemo y Lepblacion, asin Utuionespolicas creas eo Americ al igual de ae ae Casilla y Lesn y a ee monumento que son las Leyes de Indias, que preentan a Espana como'la. depostara Wet flora juridica de Roma, siperada por su prop genie oe us Eoncepto eistano sobre i egisacon Socal y ccondmicg EI Descubrimiate, a dominacon el. goberse de las Indias, todo es0 significa en sntss ee Uia“dehomenaje's Espafa. Con ser enorme, no es todo sin embarge IAS INDIAS NO ERAN COLOMIAS mi El Descubrimiento es de Espafta, pero es de una época también; Ia conquista es espafiola, pero es fuerza, no derecho, yy menos idea; el gobierno y la legislacién organizaron Ia so ciedad hispanoamericana, pero concluyeron en 1810 con la Revolucién emancipadora. Esta historia pasé y no viene hacia ‘nosotros sino en alas del recuerdo y la gratitud. Pero hay una historia eterna que continga con la rotacién de las generaciones. De Espafia y su dominacién en América tuna obra vale mas que el descubrimiento, 1a guerra de exten- sién y el derecho indiano, y esa obra, que es el problema nue- vo que ahora estamos esiudiando se conereta en esta tesis: Espaia fund6 en América sociedades que llevaban en su seno fl germen inevitable de la futura emancipacién. La Revolucién de 1810 se genera en el proceso de la do- ‘minacin espatiola y se inspira en fuentes ideoldgicas hisp’- hicas prineipalmente, es decir, nace y se sustenta en el curso de Ia dominacién, pero va contra ella. Espafia ha creado na- ciones para la independencia y la libertad Los uectos Fi proceso de los hechos se inica con el carécter popular dea ‘colonizcién. Fue la reina Tabel Ia antora de aqueli ley para fas Indias, stabeciendo, cas tres igloe antes de a Revolucion francess, ia igualdad de indioe y expaoles,y la Tegitmidad y necesidad tl matrimonio entre ellor Mujer debi ser la que proclamara tse ideal renovador de Ta vida humana, el mismo. corazén Nibrante que tavo la jntuciGn de la grandeza de Cony 5u Suet, que si no ee desprendis de ss joyas, como queria Ta Teyendas pues que fe sobraban bienes para aurliale n la em presale empen el tesoro de palabra alia y su exatada Fe mujer espaniola debia sere desir expredign de virtudes profundas ue aguelia rina a encarado simbalicamente para represetar a lt ujer espafola de todes los tiempos, per la ideidad en el amor y el senimiento.heroico” de vids. La corrente hipanica refractindose en el Nuevo Mundo promueve la mezca de ls razas y conjunci6n de insituciones Sistemas polices. * Frente a Ta. minoria de espaoles, que decoraban fa clase aivectiva,indgenas, negros y mestizos conttuan Ta dlatada 12 base. El contacto no fue de orden fisico solamente, sino de valor politico, El genio hispdnico, rigido © impermeable en las conquistas, de Europa, se adapta en Indias reajustindose al medio —-déci) por Ja fuerza de las cosas— bajo la presién de la inmensa masa de naturales. En América no existian més de 160,000 espafioles europeos 4 fines del siglo xv1, segiin los calculos del gedgrafo Lépez de Velasco. De éstos, 4.000 eran encomenderos y los demés cam. pesinos, comerciantes, mineros y soldados. Desplegamos Ia cifra total en sus partes y conforme a las ‘ocupaciones de los espaiioles para observar de inmediato la inexactitud de la f6rmula cominmente adoptada, segin Is cual Ia colonizacién del Nuevo Mundo fue la empresa de Aaventureros del clero, Ia nobleza y el ejército, De este postulado —que no resiste a tn serio examen— se desprende el concepto de Leroy-Beaulieu, de que Espafa fun d6 una sociedad vieja en un continente nuevos. Por el contrario, Castilla y Leén erearon en este continents sociedades pobres por exigilidad de las corrientes vitales de la imigracién —en virtud de la reduccién de los contingentes colonizadores—, pero nuevas por su espiritu y origen, Por su origen la colonizacién espafiola es eminentemente popular como la guerra politica y religiosa contra los moros habia sido la obra de los pueblos y de todas sus fuerzas vivas, Es erréneo el concepto de que la colonizacién del Nuevo Mundo es un acto oficial y de despética direccién por un Poder absoluto. Casi nunca sus majestades pusieron ‘su. ha: ienda y dinero en estos nuevos descubrimientos, excepto papel y buenas palabras, se ha dicho con razén. La iniciativa,in- dividual y Ia combinaciGn de los esfuerzos, mediante garantias Y premios a tantas decisiones anénimas pero heroicas, carac. ferizan esta gran empresa. En las capitulaciones con. descu. bridores y adelantados, que estipulaban ventajas y emolumen. tos que se obtendrian de la explotacién de tierras y hombres a realizarse; en los petitorios que formulaban al rey los pri. ‘meros pobladores con el fin de resarcirse de los trabajos sol citando nuevas franquicias; en el propio carécter primigenio © protoplasmatico de la legislacién regional y casuista, que Procuraba resolver separadamente cada uno de los probiemas ue surgian con la ampliacién del panorama politico y econd mico de Indias; en tales expresiones que definen el avance de Ia colonizacin, se patentiza su espiritu popular y colectivo, Ja tendencia a estimular el interés cle los. stibditos para dis: AICARDO LEVENE IAS INDIAS No ERAN CoLOMIAS 163 rar la actividad hacia nuevas conguistas y consolidar las fealzadas. Podria objetarse que la califeacién de popular, caracte- sirando la colonizacion expafola en atencion as poca— cath desprovsta de sentido pollico. Acaso es posible diferea- Siarla hondamente, desde el punto de vista. Goondmieo, par su humilde procedencia, su condicién de pobreza, su asp: Gion de mejoramiento, su expitita de venta, I Rio de la Plata fue Ta regiGn sin m™laas y casi sin indiog, com el puerto siempre abierto ala comunicacion directa Gon Hspata. Por sso futmos desde Tos orgenes a expresion tis enéryica de esta democraca, es deci, la eomarea donde fa geogratia y la economia naturel extaban preparadas pare tlaborarla fcllmente. Entre nosotros no hubo-conquist, sino Golonzacin, Ene nots no ho ca nds Ge eat, Sino tra, istribuida en solares, quinas, chacas'y ettanias Formése ast una clase media propitaia, que era la familia comin dominante, porgue la etra er aocesble todos, Carecia de otto valor que el que le daba tl trabajo. No hemos tenido Una clase servil propiamente dicha, pues tal cardcter no fe pltede atibuir ni siguiera Tos negros eslavos, que eo Rio’ de Tn Plata ellos también Hegaron a set propictarios. Por timo, en esta regién del Plata se radicaron exranjeros G@ gran nimero, infloyendo en su composicin social. Para ter la sociedad argentina, en la segunda mitad dl siglo XVI, ‘Staria recordar Ios intentos de constucion de gremios, de bfion y profesones, en donde Ieharon entre a. artesanos J obreros"espaioles y extranjeros, reclamando iguales dere- thos, asimismo, pftestaron los hombres de eat como dos y moreno hasta que uno de Tos precursores de Ta Revolucién, a quien le corfespondis dictaminar en el asunto fuclendolo fracasar, afimaba que el gremio era una supe tivencia del prvilesio medieval, y rechaz6 aquel intento eo nombre de la libertad del comercio’ industria. Esta sociedad deaperté a la conciencia de lat fuerzas pro pias Concienea de Ins fuereasccondmicas del pais para tomar fi de organ done cone expo ado de la edad del cucro exclusiva explotacién guoadera, tin edad del tego con In clvlzacin sedentaria del cultivo de a era: conciencia heroiea militar, formada en la guerra fon los portugueses primero, por la recuperacién de la Colonia Gel Sacramento, sobre todo en Ia guerra con Tos ingleses, tn 1806, cuando ana eolumna de 1500 hombres tomaba tran: auilamente posesién “de tna eindadindefensa de més de 4 RICARDO LeVEng 40.000 habitantes, organizéndose instanténeamente con el con. curso general, una milicia ciudadana, constituyéndose cuerpos con jévenes de corta edad en que el’ mayor no tenia 14 atioe legindose a alistar un total de 8.100 hombres sobre las ar. mas; conciencia politica elaborada en una sucesién de epi. sodios, que procéden de los origenes hispénicos, en que fer. ‘ments’ el espiritu de independencia en América, con aquel sargento mayor Francisco Roldan con deseo de mando que se sublevé contra Colén al frente de la marineria y gente hhumilde, y el episodio revelador de Gonzalo Pizarro en el Perii, levantindose con los encomenderos para oponerse 1 ejército del rey, a quien venci6; conciencia politica, que ey el Rio de la Plata se exterioriza con la cesantia y arresto del virrey Sobremonte, que es la chispa de la revolucién juridica de la América hispénica, dos afios antes casi de la invasion por Napoledn de Espaila, y adquiere sentido trascendental on fines de emancipacién bajo el Protectorado Inglés en 1807 y el Protectorado de la princesa Carlota, en 1808, hasta su realizacién triunfante el 25 de mayo de 1810, cuando el pueblo y la milicia ciudadana unidos imponen la consagracién del nuevo Gobierno. Las instructions: Toda Ia organizacién institucional de Castilla y Leén se transvasaba en Indias, adaptindose al medio y transforman. dose a su influencia Se crearon érganos centrales y dirigentes en la metrépoli, como Ia Casa de Contratacién y el Consejo de Indias, que sefialaron la orientacién general en el Gobierno, pero la ac. ccién vigorosa surgié de los drganos locales, formados en los Ambitos fisicos y morales de Hispanoamérica. Esta compleja estructura institucional hacia imposible el Gobierno absoluto. Ninguna autoridad detentaba todo el Po: der. La fuente nominal era el rey, pero sus poderes se des. plegaban en una complicada organizacién, Ademés, cada una de las autoridades defendia celosamente sus propias prerro- eativas. EI Gobierno indiano, con todos los reparos que pueden ‘oponérsele, representa un tipo evolucionado de sociedad po- litica, si se tiene presente el criterio absolutista que en materia, de Gobierno se profesaba entonces y el atrasado concepto que se tenia sobre el destino de las provincias, pues que las Indias IAS INDIAS NO ERAN COLONIAS 5 0 fueron nunca colonias, sino parte integrante de la monar- quia y sus reyes habian jurado mantenerlas unidas para su mayor perpetuidad, prohibiendo su enajenacién, prometiondo y dando fe y palabra real de que para siempre jamée no serian {aajenadas. ‘Ninguna’autoridad detentaba, pues, el Poder omnimodo, si siquiera el virrey, constantemente vigilado por Ia Audiencia, cuya funcidn politica ahora conocemos mejor, y aun por el sabildo metropolitano, como acaecié en Buenos Aires. No se habia adopindo el principio de la divisién y equilibrio de tos Poderes, que es una conguista del siglo xvi, pero habla Iucha contra la preeminencia de cualquiera de ellos. ‘Ninguna autoridad politica era de origen popular, inclusive los cabildos, acerca de los cuales una literatura ha pretendido que erearan la Revolucion de Mayo, pero. sin dua fueron Ta cuna del federalismo. El pueblo existia como entidad sus fantiva y auténoma, habia nacido de la sociedad misma y 3° desarrollaba en el proceso de crecimiento natural, en torno de Is instituciones, penetrandoles de su espirit La Audiencia de 1798, que susttuye al rey, se hace intér- prete de las necesidades' publicas y S© considera con atribu- ones bastantes para declarar licito una especie de comercio bre: Tuego con motivo de la cesantia y arresto ‘del virey Sobremonte, aquellos severos magistrados buscaron descon- certados el principio legal o la formula juridiea que permitiera 4 4u amparo declarar la cesantia del virrey que exigia. el pueblo y, cediendo al empuje de los hechos, justinearon la Revolucién que se consumaba por una simple ficeiSn juridica, déslarando que el visrey estaba enfermo El cabildo, por st parte, decretaba impuestos a la poblacién, sin permiso real, f mérito a Ia gravedad de las circunstancias, y salvaba con jasmosa agilidad el enorme escollo legal con una cita de Bo- Yadilla que aconseja deshechar Ia Tetra de la ley, buscando su verdadero espiritu. ‘A partir de 1806, al quebrarse el quietismo funcional an. fguo, una tras otra las instituciones entraron a desempeliar cacedidas ¢ insospechadas funciones, hasta que en 1808, preso rey —fuente inmanente de todos los Poderes— bastaba in: tocar su nombre para justiicarlo todo. Aun la Revolucisn ‘Aquellos Poderes del rey preso retrovertieron a los pueblos 3 de éstos curgieron en forma de Juntas, en Espafia y América. Now. 1060.—6 us HICARDO LEVENE Las eas. ‘Sin duda son profundas las diferencias que separan el re. nacimiento italiano —cuna de la restauracion de las tradicio. nes grecolatinas— del renacimiento espafiol, que aleanz6 al. tas expresiones de cultura en todos los rdenes de Ia actividad del espiritu. No creo, pues, que la metrépoli fuera, a. princi. pios de la Edad Moderna, el pais de las tradiciones guerre as tinicamente. Espafia influyé en el pensamiento de Europa, no s6lo en ef ‘géneto narrativo y burlesco, como se ha dicho por quienes algo han querido reconocerle, sin contar los que no la men. ‘cionan sino como pais excluido de la Tuz. En la misma fuen. te de la sociedad donde nacié la literatura de su Siglo de Oro, generdronse los principios de una filosofia, derecho y ciencia politica que aleanzan magnifico desenvolvimiento en aquella hhora en que el cerebro espafiol fue el cerebro de Europas, como dice Joaquin Costa No sélo grandes humanistas tenia Espafia a principios de la Edad Moderna, sino muchos hombres consagrados a las ciencias geogréficas, experimentales y abstractas. El descubrimiento de las nuevas tierras ampli6 el horizonte del espiritu. Prodijose en Europa un despertar del alma y un incendio de la imaginacidn, con las historias y relatos de las maravillas del mundo descubierto. La fe, que es la profunda disposicién del ser para Ia creencia, forjé todas las leyendas, fantasticas hoy, posibles entonces, desde las ciudades fabulo: sas por su riqueza, hasta la existencia de la fuente milagrosa que da Ia eterna juventud. En ninguna parte de Europa como en Espafia prolificé una literatura politica, de marcada tendencia liberal y democré- tica, contraria a la monarqula absoluta, como las obras del padre Ribadeneyra o de Saavedra Fajardo, escritas para cr ticar el prineipo de la razén de Estado o maquiavelismo, que era Ia politica de Ia astucia, de la mentira y del interés. ‘Tal literatura abraza la extensién de los siglos xv1 y xv, y aun ol siglo xvit, cuando Espafia se desespafioliza con la di- hastia borbénica, Es més. Al tema politico se ha sumado & econémico, y los escritores de la decimoctava centuria, que yo he llamado economistas de Indias, plantean sus problemas Yitales con tendencias reformista y liberal para concluir con | €l privilegio y el monopolio. Basta citar dos nombres: Cam pomanes y Jovellanos. La creacién fundamental de Campo- JAS INDIAS NO ERAN couoMIaS 19 manes son las llamadas sociedades econémicas, formadas con el concurso popular, y en cuyo seno se debatian y buscaban solucién Jos grandes problemas de la agricultura, industria y comercio, comenzando por el de la educacién, con escuelas agratuitas destinadas a las mujeres pobres, las escuelas mecdni- cas te6rico-practicas y las de geometria para el conocimiento preliminar de la industria, El Campomanes del Rio de la Plata fue Manuel Belgrano, campedn de la educacidn popu lar, técnica y social, En cuanto al autor —entre otros escritos famosos— de! Informe sobre la Ley Agraria, fue el defensor de los derechos superiores del agricultor, y a Jovellanos se refiere constan- temente, Mariano Moreno, en su Representaciiin de los Hu cendados y Labradores y en sus eseritos en La Gaceta. Las ideas de la Revolucién emancipadora de 1810 son de corigen hispénico, principalmente, lo que no impide reconocer | influencia de las ideas universales, pero a través de tradue- ciones espafiolas: Adam Smith, el antor de La riqueza de las naciones, traducido por Martinez de Irujo en compendio en 1794, y Bl contrato social de Rousseau, reeditado por Maria no Moreno en 1810, utilizando una traduecién espaftola, ‘Nada més absurdo que interpretar la Revolucion hispano- americana como una imitacién simiesca de la Revolucién nor- leamericana y de la Revolucién francesa o una repeticién de principios profesados por publicistas de la América del Norte y enciclopedistas de Francia del siglo xvi, Desde el doble punto de vista del proceso de los hechos y e su inspiracién ideol6gica, Ia emancipacién de 1810 se ex- pica dentro del sistema de la Historia de Espafla y sus domi- nios de ultramar y es un acto més en la sucesiva desintegra- cién del Imperio espafiol, que se inicia con el desprendimien- | to de los Paises Bajos y se-consuma con la Independencia de America, Como tas colonise de, América del Norte invocaron un principio pavlamentario del derecho. plico ingles pata. belarse contra. su metrépoli, las provincia hispancamerics. nas consttuyeron Juntas al igual que las penimsulares, pro: Glamando que cl Poder magestas habia retovertdo @ les fue: Bios. La guerra foe inevitable, au entre hermanos, porgue Gierto nlmero. de eros estuvo con las autoridades’ Mapai. &3¥ combat contra Ia Revolucion, Iucharon hermanos con. ta hermanos, decimos genéricamente, e hjos erollos contra adres espaioles, en el sentido etic, Con todo, este movi Bento no fue na guerra civil, porque no es el parentesco To a KICARDO LEVEN que Ja distingue, sino la finalidad, La naturaleza entrafable do esta guerra fue Ia emancipacién. EI pueblo ha pagado a subido precio el aprendizaje de la libertad, porque no pudieron salvarse las etapas de las crisis de los Gobiernos patrios, Ia anarquia disolvente, el fendme- ro del caudillismo y aun la tirania, momentos en el proceso de la integracién dé la nacionalidad a la luz de una interpre. tacién filoséfica. Fuerzas histéricas procedentes de Ia época hispénica crea. ron nuestra soberania politica y nuestra vocacién por la in- dependencia contra todo Poder extrafio, fuerzas rebosantes de vida, que dieron nacimiento a estos Estados libres de Hlispano- amética sin la morbosa ambicidn de Ia conquista como fuen. te del Derecho, fuerzas fecundas creadoras de Ia libertad, ‘América libre fue poblada y civilizada por el pueblo espa. fiol, de aquel que dijo Ortega y Gasset que en la Historia de Espafia todo ha sido hecho por él y lo que el pueblo no ha hecho ha quedado por hacer. CAPITULO XII LA UNION DE LAS INTELIGBNCIAS De ESPARA Y LA ARGENTINA (1) Es una expresién caracteristca de nuestra vida espiritual Ia unidn de las inteligencias de Espafa y de la Argentina, en las, conceptiones superiores de la Ciencia, la Filosofia, el Arte y las Letras, a que ha contribuido tan efcientemente la Tosttu- ign Cultural Espafiola, que preside el ilustre Rafael Vehils. En todos los sectores de Ia cultura Ja siembra ha. germina- do en fecundas influencias resiprocas, después de tabajosas flapas de incomprensién.y aun de beligerancia, dando un enérgico impulso.a las cortientes del pensamiento hispano- americano, pero fue en el dominio de esa ciencia madre que és la Historia, donde los esclarecimisntos sobre los magnos hechos comunés, a la luz de la verdad, sellaron aquella unién, asigndndole un sentido nuevo desde et punto de vista moral. En la adhesion a Espafia que anima a los historiadores ar- gentinos, el espiritu oscila de la certeza a Ia viva simpatia, de Ta raz6n al cilido sentimiento. Fue una gran batalla. con: tia el error histrco, en los espacios sin frontera en que im- peran los valores de la civilizacién, librada con prucbas fe- hacientes por la Historia critica, concebida como el conoci- miento puro de la realidad de la vida. 'Es de infinitas proyecciones Ja idea luminosa, conforme la cual, la Historia de Espafia y la Historia Argentina social y heroied, es una sola, que tiene al pueblo por sujelo activo y eteador. Espaia se espeja en ta Reconquista Peninsular guerreando por la Cruz contra la Media Luna e imprimiendo un rumbo Discurso promunciado el, 15 de diciembre de 1947, em el acto de Giptoma y medal de oro" de is Instuelon Caltaral 150 RICARDO LEVENE definido a la civilizacién cristiana; en el Descubrimiento mi- Tagroso el suceso més extraordinario que han visto los sic alos; y en la conquista de Indias, mejor, en su pacificacién ¥ poblacién, por Ia mezcla de las razas, pues que una ley mands excusar aquella palabra para evitar dudas acerca de Ja intencién superior, y otra declaraba abolida para siempre la guerra como fuente de derechos. La personalidad original del pueblo espafol, con su relieve y color, con su alma propia, palpita en los Fueros y en las Partidas, durante la Alta y Baja Edad Media y culmina en las Leyes de Indias, el monumento en el que logran st forma acentrada, esas dos expresiones del genio peninsular: un de- echo ya ‘evolucionado que fue formativo de las nuevas na. cionalidades, preparéndolas para su independencia, el hecho més extraordinario del siglo x1x por sus consecuencias en el espacio y en el tiempo; y Ia plenitud del idioma que no hal podido sobrevivir a Ia caida de Ia antigua Roma ¢ hizo uni versal y eterno el castellano. Del Cid Campeador en adelante, los héroes espafioles e his panoamericanos, son de su noble’linaje, como he escrito en otra oportunidad. Tuve el honor de hacer entrega de la estatua del Cid Cam. peador a Ia ciudad de Buenos Aires, por donacién de esa gran artista que es su autora, Ana de Huntington, de inaugurar y de redactar la breve y’ sencilla leyenda de su pedestal, que reza asi: «El Cid Campeador, encarnacién del heroismo y el espiritu caballeresco de la raza.» Es la inmortalidad del pensamiento de la reina Isabel, que dicté y aplicé severamente, las primeras leyes en la Historia del Derecho de todos los ‘pueblos, sobre la igualdad de las azas; de los tedlogos de la ciencia universal como Las Ca. sas, Vitoria y Sudrez, precursores del Derecho Natural, del Derecho de Gentes y del Derecho Contractual Pablico; y de Juan de Solérzano Pereira, el jurisconsulto y magistrado que tuvo la visién de los destinos politicos de Ia nueva raza de los criollos 0 espafioles americanos, de quienes afirmaba que no se podia dudar Como un homenaje a Ia verdad histérica, corresponde es- tablecer el verdadero alcance de Ia califcacién 0 denomina- cidn de colonial, a un perfodo de nuestra Historia. Se llama comiinmente el periodo colonial de la Historia Argentina a la época de la dominacién espafiola (dominacién que es sefiorio o imperio que tiene sobre un territorio el que tjerce Ia soberania), aceptindose y transmitiéndose por habi to aquella ealificacién de colonial, forma de caracterizar una etapa de nuestra historia, durante Ia cual estos dominios no fueron colonias o factorias, propiamente dichas. Las Leyes de la Recopilacion de Indias nunca hablaban de colonias, y en diversas prescripciones se establece expresa- mente que son Provincias, Reinos, Sefforios, Repéblicas o te- ritorios de Islas y Tierra Firme incorporados a la Corona de Castilla y Leén, que no podian enajenarse. La primera de | esas leyes es de 1519, dictada para la Isla Espafiola, antes de cumplirse treinta aflos del Descubrimiento, y la de 1520, de cariicter general, es para todas Islas ¢ Indias descubiertas 186 ¥ por descubrir (Recopilacién de Leyes de Indias, Libro 1, Titulo I, Ley D. DEI principio de la incorporacién de estas Provincias im- plicaba el de la igualdad legal entre Castilla e Indias, amplio ‘concepto que abarca la jerarquia y dignidad de sus instity ciones, por ejemplo, la igualdad de los Consejos de Castilla y de Indias, como ei reconocimiento de iguales derechos a sus naturales y Ia potestad legislativa de las autoridades de In. lias, que crearon el nuevo Derecho Indiano, imagen fiel de las necesidades territoriales. Pues que las Indias no eran colonias o factorias, sino Pro- vincias, Ios Reyes se obligaron a mantenerlas unidas para su mayor’ perpetuidad y firmeza prohibiendo su enajenacién y en virtud de los trabajos de descubridores y pobladores y sus

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