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For use in this BULLDING ONLY fae prompt lysand xetu ANA MARIA BARRENECHEA : iy EMMA SUSANA SPERATTI PINERO | LA LITERATURA FANTASTICA -EN ARGENTINA PRENTA UNIVERSITARIA México, 1957 [Eoserpronpely and. Derechos reservados (c) ‘ PRE DTM TN ete or Ja 4 : EL Unwensibas Nacroat Avréxowa. ne México Bate libro es el resultado de una serie de conferencias Ciudad Universitaria ¥ dictadas, bajo el patrocinio de la Direccién General ‘Villa Obregén, D. F. de Difusién Cultural de la Universidad Nacional Au- Primera edicién : 1957 ténoma de México, en el Aula Magna de El Colegio de México. Nos cemplacemos en agradecer la hospi. 767 ©) falidad amistosa de ambas instituciones y Ia perseve- Tancia cordial de quienes nos escucharon, Bart a Sp. Am, Dec! 30,959 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO DIRECCION GENERAL DE _PUBLICACIONES Printed and made in Mexico Impreso y hecho en México por Ia Imprenta Universitaria Bolivia 17 México, D. F. Die #On TOON, {Lo literatura fantéstica argentina es wna de las més cas dentro de las de habla espaiola. Cuando se la ~ompora con la de otros potses hispénicos ama ta itencién el miimero y la calidad de los autores que Ja cultioan y el persistente interés en las creaciones de libertad imaginativa. Quicd suceda esto porque la Argentina es el pais amcricano mas abicrto o tas in- fluencias extronjoras, donde wia de las coracteristicas tracionales es la posibilidad de no encerrarse en lo no- ‘onal, de interesarse por las manifestaciones de otros ‘paises y elaborarlas luego personalmente Cuando plancamos los temas de este ciclo de char- las que ahora reine en volumen ta Direccién Gene- yal de Difusién Cultural do la Universidad Nocional ‘Auténoma de México, Io hicimos, pues, pensando que Si la literatura moderna del Plata de signo realista resentaba nombres como Facundo, Martin Fierro 0 Don Segundo Sombra, los otras paises podian ofrecer ‘obras tan notables como éstas, pero en cambio no te ‘nian valores tan complejos en 1a linea de la litera- ture fantistica, No buscdbamos con ello, wna prima- cia tonta y sin sentido, sino simplemente destacar wi carécter que nos parece importante y significative porque no es el més comin en las producciones de muestra lengua. Conviene también aclarar que en ta eleccidn de au- tores no nos guid wn criterio histdrico, wi tuvimos la intencién de agotar todos los cultivadores del género. ‘Si ast hubiera sido quizés deberiamos haber empezado por Barco Centenera, el prolija, autor de ta Argentina, que recogié piadosamente —como otros asombrados viajoros de Indias— las maravillas que ol nuevo mundo le ofrecia. gPor qué no recordar aquet pes tan civili- zado que moria de amores por wna doncella o la porten- tosa navegacién de Carreiio que gobernaba wna tripu- lacién de demonios? Tal vez porque Barco Centencra crete en su realidad, como otros ereycron en la reali- dod de las omazonas, de las sirenas y de la fuente de la juventud, El rigor eronolégico habria tenido en euen- ta las leyendas roménticas y también las fantastas pre- modernistas que ya antes de la Wegada de Dario a la Argentina recogian las macabras influencias de Po Pero ningin autor —si exceptuamos o Eduardo Wil de— ofrecia un corécter suficientemente interesante hasta Negar a Lugones, como para merecer un estudio especial en la répida revisién de algunos valores ori- ginales y diversos entre si que intentibamos realizer guiadas por nuestras propias preferencias. Sin duda hubo elgo de injusticia en no recordar o Eduardo Wilde, aunque la necesidad de limiter y selec~ cionar nos absuelva, porque se trata de wn escritor ex- cepcional, de estilo sorprendentemente moderno a pe~ sar de que ain queden en él restos de la retérica r0- miintica, Asombra ver a cada paso ta frescura de sus observaciones, de sus hallazgos metaféricos, de los te- ‘mas de sus relatos. Una soltura de ademén, wna visiOn que se libra a menudo de las convenciones se fija adémicamente en las cosas, para crear sus propias con- venciones como todo artiste. Le dats para el recuerdo ¥y ta gloria el carécter fragmentario de su obra, pero jee promptly and return to the Einterlibrary Services | bastan dos o tres de sus narraciones —"La primera no- “che del cementerio”, “Alma callejera’— fara que no pueda heblarse de literatura fantéstica argentina sin recordarlo, “Abna callejera” + es wn prodigio imaginativo con- densado en dos paginas de econdmica perfeccién: el viaje de wn alma que abendona el cuerpo de su duet y atraviesa calles y cosas hasta alojarse en el pecho de una mujer. Empieza por ta simplicidad del punto de parti- da que acepta el milegra como to normal (p. 77): No puedo dormir; mi alma sale a la calle semi oscura y himeda; continia con el extrafio movi- miento del viaje, entre somb: nto, cosa viva € indefinible a la vez: ajera trasmigrada en un czpullo oscuro se en- carina pegada a los objetos, alargindose en sus hue- cos, quebrindose en sus Angulos y saliando tangen- te en sus bordes.... Busca un barrio, una casa; hus- ‘mea las hendiduras de las puertas, se levanta, se asoma al ojo de la Have, huye como soplada por el viento, trepa por Tos barrotes de las ventanas, des- aparece y swt forma se esparce sobre la alfombra de tuna sala donde ha caido atravesando los vidrios centre dos varillas de persiana. lege a la mégica absorcién final (p. 78) ++ todea el dvalo de st cara, enfila sus labios . ia respiracin la rechaza ..., un perfume Ta pen tra..., se aproxima de nuevo..., una aspiracién fa absorbe..., y la separa del mundo para siem- Pres, T Prometso y Cia, Peuser, Buenos Aires, 1899 mientras el hombre sin elma sigue andando y viviendo con los ojos muertos y el cuerpo instintvo. En “La primera noche de cementerio” (op. cit, PP 85-100), fo radicalmente fantéstico esta en el final, oun que aparentenente sca lo menos extraordinario, no tn lo extrafla aventura amoresa post mortem con el ca- diver putrefacto de una joven. El muerto se acostunt- bra a vivir en of cementerio (p. 100) Al otro dia, tikimo y dnico alivio, ya hay algo de usual, de acostumbrado, de conocido en la cueva re- cién ocupada, y el habito ... ha hecho que el muerto se acomode a sit suerte y se convierta en st auto- espectador. El cementerio le parece su citidad na- tal, la tumba su casa, Ios muertos sts conciudada- nos y la insondable eternidad su patria. - Pavorosa aceptacién de lo cotidiano en el otro mundo, que esté aludiendo a fa posible condicién de sombras de Tos que crcen vivir, porque este mundo es también para ellos el tinico que conocen y ef modo de su experiencia usual Tal vee se notan més claranente atin las posiit dades imaginativas de Eduardo Wilde en la forma irreat de expresar los hechos corrientes. Ast alude con wna multiplicacién fantasmagdrica al simple suceso de que ta joven se retira con un enamorado favorecido y los demas se quedan pensando ox ella (op. cit, p. 135) Con la desastrosa retirada de Cikaia, no se hablé mis de Chaica, de oficiales rusos, de saltos, ni de carreras. Los cerebros habjan quedado poblados de Cikaias rabias y ajenas (llamo la atencidn sobre esta ‘iktima eualidad), ge promptly and return to the sortateriibrary Services | 0 en esta otra frase anuncia mucho antes que Gémes de la Serna la autonomia de los objetes que se liberan de la iutela del hombre y alcanzan vida independien- » te (p67): Las teteras principalmente, jqué té tan amargo ha- cen cuando estin de Tuto; 4y las secretas relaciones entre el hombre y las cosas jnanimadas (p. 179) Yo he visto a sefioras de mi relacién presumirle a tuna cémoda 0 hacerle gracias a tn espejo para se- ~ 2 dueir a los demas muebles. Después de esta répida mencién de Eduardo Wilde (que en muchos aspectos ya esté anunciando ta revolu- cién modernista), los trabajos sobre Lugones y Hora- cio Quiroga darn una ideo de tas posibitidades que el + cuento madernista ofrecid a la literatura fontéstica en las formas mas recargadas e hibridas de Lugones 0 en las més simples de Quiroga, quiew ya escapa, en parte, de sus cuadros, Macedonio Fernindez y Jorge Luis © Borges representan la gencraciéu que llamaremos de Sponguardia, axmgue el nombre no satisfoga plenamente, ”” (P. 251) ‘Todas las burlas buscan, pues, liberar,de las leyes de causalidad, El absurdo rige las relaciones; Io ines- perado acecha: “Y bien, si te lamas Esteban ten esta moneda... Ya comprenderis que habris gastado de fos dos lados los 0,20, y le compras un piano de 0,70 fijindote bien que quepa en mi pieza por sus dimen- siones.... —Z¥ si compriramos una flauta para més seguridad de que el piano cabe?” (P. 263). Muchas veces nace lo ilégico de mantener en el mundo del no ser, un encadenamiento deductive que sélo es valido para el mundo del ses, y sobre todo en querer pasar de uno a otro de estos dos pfanos incomunicabl | Explicacién que es el revés de aquella otra de Borges el expectador de Hamlet, al ver sepresentar unn comedia den- ode otra, sospecha que tal vez el mismo sea un fantasmc, Ue Gite de’ fccson, Una, radica en vivir Ta muerte ("el ser Ge ia Gaics posibildad”, "In muerte se vive tambien y tanto", ee" Nacetonio Femnindes), la. otra, en afantasmar ta vida C55 oe carncieres de una, feecion pucdon ser lectores 0 expec Qdbres, nosotros, sus lectores espestadores, podemios ser ficticios", Nnevas dnguisiciones, pig. 28), pero en las dos late tin mismo paver. 4 Od Pquién”, articulo donde Macedonio Fernindez. desplic- ga in erescends su arte de escamoteo: “Y sucedié tam- ign que perscnajes que querian pasar en el mundo como hombres que no habian leido mi libro, fueron “Mevados por Ja conversacién hibil de algin incrédulo de ello, a exhibir tan completa ignorancia en punto a ‘mi desconocido absoluto, que dejaron comprender que s6lo podian haderlo aprendido leyéndome” (P. 140). Macedonio Fernindez. ataca también nuestra con- “eepcién espacial. No hay que olvidar estas palabras “reveladoras: “Comience, pues, Ia nada y no con poco ulto; como ocspa lugar, sdlo lo que quepa en ella en Leste libro tendra el lector” (P. 106). Por es0 los li [bros vienen a “Ilenar un vacio con otro” (P. 107) (triple burla que afecta al espacio, a los libros y a las érmulas usuales para ponderar ¢s0s libros) y existe el hombre “que se ubied en el vacio para vivir eterna~ mente” y se abanicaba (P, 63). Muchos de sus juegos con el espacio zonsisten en presentar uno solo de los conceptos que’ tradicionalmente consideramos en pare- jas y cuyo ser reside en la relacién: el centro sin Ja > periferia ("si no hubiera sino edificios centrales, muy tmitigado seria este desorden”, P. $9), la parte delan- supresién de a delantera de los autos imposibiltaria a los transetintes de darse contra ellos”, P. 89), las j manzanas sin las esquinas, las calles “de dos veredas 45 As ee hare es eee rnfrente® y rumbo Norte-Sud que ¢3 el mis vis- toso” (P. 76). Cuidadosamente desmonta las partes de tuna moneda y les da existencia individual: “le com- pras con estos 20 centavos (sefialando el lado cara de Ta moneda) veinte centavos de medias del pie izquier- do, Luego te encaminas a Ia Casa de Miisica de la ve- eda de enfrente de Cabildo y le dejas al comerciante fen sefia esta cara y el canto de la moneda. Ya com- prenderis que habris gastado de los dos lados los 020..." (P. 263). En cambio es capaz de crear pa- rejas de relaciones donde no solemos buscarlas: “si a ‘Prog’ la hubieran hecho de darse vuelta, concluida su primera existencia podria ahora empezar a vivir del lado del revés” (P. 79). ‘Su cuento “El Zapallo que se hizo cosmos” es la locura del espacio, El zapallo se revela contra la ley del nacer y morir, invade 10s Imertos, las casas, las ciudades, las provincias, las naciones, Jos continentes fen su anhelo de inmortalidad, y acaba absorbiendo cosmos: “con los jugadores de poker viviendo tran- quilamente y altercando los enamorados, todo en el espacio diafano y unitario det Zapallo” (P. 268). Su metafisica cucurbiticea resuelve el problema de la cexistencia pues “dada Ia relatividad de las magnitudes 3 Esa visién desintegrada y sola de “tn vereda de en- frente", que tulad sugirid 2 Borges sus versos de "Ia forda- ion mitologica de Buenos Aires", es tan persiatente en Mac Gonio Fersindee que pasa de su dbra humoristica a su poes donde se habla de la muerte “ea la ribera sin eco de ribera ‘Otea muestra de la unidad de este artista, en quien una misma fntuiecn traduce momentos de un temple emocional tan di rr ER partes todas, nadie de nosotros sabr i vi : Sabri nunca si vive © no den- S tro de un zapallo y hasta dentro de un ataid y si no eremos eélulas del Plasma Inmortal. Tenia que suce- GF oer: Total toda Tnerna, Linitada, Tabu (sin Traslacién), sin Relacién, por ello Sin Muerte” (P. todos los caminos conducen a Roma, es decir a la suerte, El zapallo-cosmos es la cara cémica de los mise “terios que lo asedian: vigilia y ensuefio, vida y muer~ Bi ina cracién de ss merino tne ot palo ‘en una pigina de su metafisica: “Es el momento de fformular la cuestién que ha de anteceder a toda la ndagacién, Si ignoro qué distingue al ensuefio de ta realidad y por ello emprendo una indagacién, ignoro si escribir e indagar, estoy sofando 0 no. escribo” (V. 103-104), Si Macedonio Fernindez desintegra parejas de con- ; descompone acciones six G multineas, pensindolas como succsivas, y habla del y tren que por venir con mayor velocidad choeé primero y de los pasajeros del tren mis lento que se arrojaron 7 sande solo habia chocado el mis veloz (P. 169). Su obra filoséfica niega el pasado y el futtiro; su obra imaginativa muestra en “Cirugia psiquica de ex fiepucién” ('Suc", Buenos Aires, mim. 844 pig. 30) Js stupenda historia del herrero Césimo Schmitz, mata-

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