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CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAFIA DE DOS TIPOS NACIONALES PRIMERA PARTE Capfruto 1. Las POSTALES ARGENTINAS “Eseribeme pronto y eudntame muchas costs, si no tients cosas para contar invéntalas, pero que sean cretbles”” Inscripcién tarjeta postal 1904; coleccién Eve P. de Girondo. tt INTRODUCCISN. UNA NUEVA MODA MUNDIAL En la Argentina, durante las primeras décadas del siglo 20x, la tarjeta postal llevé adelante la creacién del primer y mas completo mapa visual del pais. Paisajes, calles y edificios, indige- nas, gauchos y pobladores rurales fueron los temas predominances a través de los cuales, casi imperceptiblemente, la postal divulgé imagenes de la Argentina en una proporcién hasta enconees inédita A partir de ese momento, los argentinos conviven con abundantes representaciones de si mismos que intervienen en sus conocimientos y sentimientos y en la consolidacién de una idea acerca de cémo es el pais Frecuencemente, y sin necesidad de haber estado alli, se han visto sus diferentes paisajes, habitances y regiones. Hoy es sencillo cracr a la memoria aspectos de esa geografia nacional que es permanentemente renovado por las Forografias, el cine 2 partir de un recuerdo vis o Ia televisién. Pero si imagingéramos momentdneamente la desaparicién de esa memoria visual la Argentina se nos aparecerfa como un mapa casi mudo. Esta fantasia de un mapa apenas esbozado fue una realidad para la mayorfa de la pobla- cién en el siglo xix, cuando las imagenes del pafs eran escasas y su circulacién y consumo se restringéa a las elites © sectores acomodados que tuvieron acceso a la pintura y a la primera focografia. Con el paso del siglo xix al x0 esa situacién se transformé radicalmente. La expansién econémica, la inmigcacién y el crecimiento urbano, el aumento del alfabetismo y el perfec- cionamiento técnico en la reproduccién de imagenes fueron algunos de los factores deter- minantes de ese cambio. En ese concexto de modernizacién la diversificacién de los medios de comunicacién impresos cobré un impulso sin precedentes. Nuevos y mas eficaces méco- dos de reproduccién se combinaron con nuevas formas de distribucién. La prensa escrita incorporé la venta callejera y fue capaz de lograr una frecuencia diaria. Asimismo, diversifi- 6 sus géneros atendiendo a diferentes grupos de lectores y de intereses. Estos aspectos nove- dosos fueron una respuesta a la creciente demanda de consumidores en expansién que aumencaban en ntimero y en contrastes a partir del proceso inmigratorio. Especificamente, la primera produccién masiva de imagenes sobre el pats fue pro- ducto de la empresa editorial del momento y de la divulgacidn de la fotograffa, Una sin- tesis de ambas fue el género Magazzine, (especialmente el llamado flustracién) que centrs ARTE ¥ ANTROPOLOGIA EN LA ARGENTINA su oferta en la reproduccién de grabados y forografias y, con posterioridad, la diversifi- cacién del mismo género en publicaciones populares como Caras y Careras (1898) encre muchas ocras. De ese vinculo entre industria editorial y fotografia surgié ademas un producto novedo- 0 que, sutil y contundentemente, supo penetrar en Ia intimidad de la vida privada y atrave- sar fronteras entre paises. Fue la tarjeta postal, que al combinarse con la prictica de la escritura epistolar y la moda del coleccionismo a bajo costo adquirié un auge sin precedentes. ‘Con disefios coloridos, aterciopeladas, con inserciones de tela o forografias personales a modo de camafeo; soportes de mensajes amistosos, amorosos o familiares, la tarjeca postal se sumé.a una serie de objetos suntuarios vinculados al universo privado que habjan sido exclu- sivos de sectores acomodados. Hacia fines del siglo xx y principios del xx la produccién en setie, el ocio, y los objetos coleccionables se involucraron en los usos de la vida cotidiana de las clases medias y sectores en ascenso: revistas, lapiceras, estampillas, discos, dlbumes, foro- grafias y postales. En ese universo las carjetas que reprodujeron imagenes forograficas ocuparon un lugar haciendo valer su capital realista y documental. Su diversidad fue abrumadora y dificil de clasificar con precisién. De todas maneras, podemos identificar para el caso argentino algu- nos sectores tematicos: paisajfsticas, urbanas y etnograficas y otras menos frecuentes como retratos de presidentes, préceres, barcos, reproducciones de pincuras y esculeuras, etc No existen datos precisos en torno a la exiscencia del inventor de la tarjeta postal. Como codo invento exitoso su autorfa pertenece mds a la época que a un individuo en particular. De todas formas se supone que uno de sus origenes habria que ubicarlo el 25 de setiembre de 1869 en Austria, cuando el Barén Adolfo Maly, director de correos austrizco, firmé un decreto por el cual se admitia la circulacién de tarjetas postales con franqueo reducido. Sin embargo, habria que esperar hasta entrada la ultima década del siglo 20x para que se impu- siera definitivamente. Hacia 1900, en Europa se imprimfan anualmente 150 millones de car- jeras postales, sélo en Francia alrededor de 8 millones. En la Argentina no tenemos datos precisos al respecto, pero en ese momento sus principales represencantes locales estaban ins- talados en la ciudad de Buenos Aires. Ernesto Nolte las vendia en serie en su Libreria ‘Alemana de la calle Cangallo; H. G. Olds, uno de los fordgrafos consagrados, divulgs muchas de sus forografias en forma de postal ¢ incluso viajé por el interior del pais ala buis- queda de registros de paisajes y gentes. También se reprodujeron forografias de décadas ance~ riores, de los primeros forégrafos que trabajaron en el pais a partir de 1860, entre ellos Benito Panunzi, Samuel Rimathe 0 Antonio Pozzo, éste tiltimo encargado de registrar la avanzada de Roca en su Conquista del Desierto (1879). Para nuestra investigacién, los aspectos més relevances de aquellas carjetas postales se encuentran canto en la produccién exhaustiva de su registro como en las formas y difusién de su consumo. Brevemente podemos decir con respecto al primer punto que al involucrarse en Ia pro- duccién de postales tanto fordgrafos profesionales como aficionados, tanto empresas como 6 CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAFIA DE DOS TIPOS NACIONALES encusiastas particulares; la diversificacién de lugares y estilos al interior de los géneros antes mencionados se dio en una forma sin precedentes y nunca igualada. Las principales ciuda- des de la Argentina fueron dociimentadas no sélo atendiendo a sus principales edificios sino también a sus calles secundarias y alrededores; las escenas rurales describieron extensamente tradiciones y tipos del campo como vestimentas, viviendas, juegos y trabajos; se relevé cam- bién la mayorfa de los grupos indigenas (algunos desaparecidos en la actualidad); se repro- dujeron imagenes del territorio canto de lugares conocidos como inhéspitos. A estos temas se sumaron personajes y acontecimicntos histéricos de relevancia nacional 0 local. Circularon postales de festejos patrios con las figuras de las aucoridades politicas del momen- co. Fueron muy exitosas también las postales de los festejos del Centenario y de la llegada de la Corbeta Uruguay al Puerto de Buenos Aires luego de sus hazafias en la Antartida. Muchas tarjetas identificaron personas especificas: baquianos de los pasos transcordilleranos, paya- dores rurales, indigenas con sus nombres, caciques, etc. Ejemplos del registro de zonas inhés- pitas fueron las postales de 1902 del faro de la pequefia Isla Observatorio frente a la Isla de los Estados en Tierra del Fuego o las que reprodujeron las forografias que el ciencifico Leman-Nietzsche tomara en sus expediciones arqueolégicas y etnogrdficas en regiones apar- tadas del noroeste argentino. Las postales de principios de siglo xx pusieron en los ojos de muchos lo que pocos habi- an visto. Pero paca captar en toda su dimensién la relevancia de la carjera postal de principios de siglo no basta con atender solamence a sus caracteristicas desde el lugar de su produccién. Las postales se difundieron y diversificaron sostenidas por el uso particular que imporrantes sectores de la poblacién hicieron de ella. Su aceptacién agregé a las imAgenes un valor suple- mentario en el cual se pueden ver reflejadas caracteristicas generales de la sociedad del momento y aspectos de la vida individual y privada de muchos de los que escribiendo sobre ellas se comunicaron con el interior o el exterior del pats. Dos prdcticas de la vida privada fueron decisivas para el desarrollo de la postal: la eradi- cién de la escritura epistolar y el coleccionismo. En la década de 1870 la unificacién mun- dial del sistema de correos puso orden en la circulacién de la correspondencia que en un mundo en expansién habia casi colapsado. La aceleracidn de los flujos migratorios, la tecni- ficacién de los medios de comunicacién y el crecimiento de los sectores alfabetizados pro- dujeron un aumento incesante de la comunicacién epistolar. Este género de escritura, de larga tradicién en occidente, durante el pasaje entre el siglo xxx y el 20¢ Fue comado por sec- cores medios y populares de la poblacién como parte de un proceso de adopcién de usos y costumbres que hasta no hacfa mucho eran exclusivo patrimonio de las clases acomodadas de la sociedad. La moda del coleccionismo y la prdctica epistolar se potenciaron mutuamente. En muchas tarjetas es frecuence encontrar junto a un breve saludo expresiones como: “me ha gustado mucho la postal que me envié y espero que ésta sea de su agrado”. Asimismo, la escritura de un texto breve concribuyé al aumento e inmediatez del caudal epistolar, inclu- ‘ee: ARTE Y ANTROPOLOGIA EN LA ARGENTINA sive posibilicando el ingreso a ese uso de sectores no formados para la redaccién cuidada y extensa que requeria la carta tradicional. En ese momento (1900) se ha estimado que la tar- jeca postal se producta en occidente en una escala abrumadora: en Alemania 18 millones, en Inglaterra 14 millones, en Bélgica 12 millones, en Francia 8 millones (Freund 1993). Esa moda en la Argentina no ha sido investigada y es parce de este trabajo dar cuenta de aspectos del proceso vinculados a la incorporacién relevance, en ese universo iconogrifico, de dos figuras emblematicas: indigenes y gauchos. Qué la Argentina de la expansién econémica, del auge inmigratorio y del centenario pactio haya recurrido a esas dos figuras asociadas a estadios anteriores de su historia sin duda es un dato de interés para la indagacién de los vinculos arte, cultura popular e identidad nacional. Consciente de ello, he desarrollado esta investigacin seguro de que una perspec tiva antropolégica con enfoque interdiscilinario (historia social, semiética) aporta herra- mientas originales ¢ imprescindibles para la comprensién de la relacién entre los fenémenos estéticos y los procesos identicarios Pero antes de profundizar el epico especifico de este trabajo considero de interés comen- tar algunos cestimonios contempordneos al auge del uso de postales en general. En ellos hay elementos que describen aspectos relevantes del alcance e impacto del fenémeno en la socie~ dad local. En el libro “Feminidades”, una especie de manual de usos y coscumbres para mujeres que circulé por Buenos Aires a principios del siglo xx, el francés Marcel Prevost en el capiculo “El expiritu de la tarjetas postales” sugeria: cla tarjeta postal nos impone una manera especial de escribir. Por esto la postal influye en la sociabilidad, en los sencimientos de afeccién, al mismo tiempo que en la curiosidad y la cultura del espiritu. (...] Bajo su aspecto de cosa banal, objeto com- prado por docenas, es mas reveladora para el observador que el misterioso papel blan- co... La tarjeta postal reina sobre nuestro estilo, obligindole a buscar menos giros. Hasta ha creado una literatura. Pocos documentos han de ser tan preciosos sobre nuestra época, como la tarjeta postal ilustrada. “Recibis una tarjeta postal ilustrada: antes de leerla, mirad la vifiera, como si Fuérais un coleccionador, ...la postal significa una eleccién, una preferencia. Quien os la escribe ha escogido ésta. Y es evidente que ha influenciado la idea que se tiene for- mada de vuestro gusto y el estado de vuestras relaciones. {...] La vifieca se convierte asi en el instrumento de un misterioso lenguaje, y esta correspondencia abierta cuen- ta a veces cosas mucho mis secretas que cuatro paginas cargadas de evocaciones y recuerdos...” (Prevost s/f:64) Puede observarse otro aspecto del consumo femenino de postales en la recreacién que reali- 26 Gregorio de Lafferrere en su obra “Locos de Verano”, de 1905. Una viva descripcién del 7o CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAFIA DE DOS TIPOS NACIONALES universo familiar con aspiraciones burguesas ambientado en Buenos Aires y mostrado a tra vés de personajes obsesionados por sus objetos modernos y sus colecciones (discos y foné- grafos, retracos, postales). Para nuestro caso cabe recordar a Soffa, una de las figuras principales de la obra, que es caracterizada a través de su pasién por el coleccionismo de tar- jeras postales con autégrafos de personalidades. El rrde noviembre de 1907 Roberto J Payré dedicé su columna en el diario La Nacién a la misma temética, En su nota “Postales” reunié algunos datos interesances para dimensionar el fenémeno junto a una jocosa critica de la moda. se observan en las calles més centrales de la capital las numerosas casas de ventas de tarjetas postales, muy arregladitas, muy cucas, y lanzando a la acera torrentes de luz, como una joyeria” (Payré, 1908:244) Payré afirma que la coleccién de postales es “hija legitima’ del album, donde se reunfan autdgrafos y escritos de personalidades. Consecucneemente, centra su critica en la imposi- cién de una escritura breve al modo de aforismos (en las casas de postales se vendian peque- fos libros con frases para las tarjetas). “El dlbum, que florecié en tiempos remotos, tenia la ventaja de no exigir, como la tarjera, una sintesis, un pensamiento completo en pocas palabras, obra dificil, si no imposible, para la generalidad. En la hoja del dlbum cabia todo, En la tarjeca hay que realizar la hazafia que consistirfa en demostrar ingenio con una simple frase ance corres de desconocidos, al pasar, una ver tras de otra vez sin otro antecedente ni pre- paracién que la frase misma. De ahi que la postal tenga tantos enemigos: a nadie le gusta decir pavadas a sabiendas. De ahi que el bello sexo se empefie en sostenerla, [...}. La malicia feme- nina es la que sostiene esos terribles arsenales para su guerra de encajes al sexo ene- migo. All( estén sus armas de dos filos: por que en una tarjeta postal o se le rinde culto confesando su victoria, 0 se pierde la batalla con el desastre del ridfculo” (Payrd, 1908:2.44-245) Como se ve, la asociacién de la postal al consumo femenino y la escritura breve fueron dos aspectos sobresaliences de la nueva moda epistolar. Volveremos sobre ellos mas adelante. Unos afios después, ya cercano el centenario de la revolucién de Mayo, el escritor Ricardo Rojas comenté también el caso de la postal. La cita es de interés pues pone en rela cién a la tarjeta postal con la pedagogia, el arte y los museos. En “La Restauracién Nacionalista” (1909) puede leerse: “La carjeta postal, que las sefioritas desprestigiaron, ha prestado un gran servicio de cultura democratica en estos tiltimos tiempos. Compajiera inseparable del carisca, ARTEY ANTROPOLOGIA EN LA ARGENTINA éste ha enviado a las tietras lejanas de donde venta, los monumentos reproducidos de las tierras ilustees que visicaba. Ese acto también sencillo ha acercado a los hombres, ha difundido un vago reflejo de las fabricas portentosas, de las celas ilustres, de los gloriosos mérmoles. Mas la tarjeta postal es también usada por numeroses profeso- Fes europeos, en la clase de historia que ella ilustra de manera eficaz, cuando no se iene a la vista los museos” (Rojas 1922: 80-81). Finalmente, la postal resolvid su mensaje en la relacién de su imagen impresa en serie con la escticura inica de un individuo que se comunicaba con otro. A través de esa peculiar since~ sis, la Argentina de principios de siglo quedé fijada en esos descuidados documentos, que teunieron una imagen publica con el trazo aucorial de una experiencia personal y privada, 1.2 ImAGenes DE La Naci6n 1.2.1 La postal nacional Recurriendo al grabado, al dibujo o a la focografia, las postales representaron alegorias 0 esce- nas rominticas, humoristicas, reproducciones pictdricas, paisajes, barcos, edificios, calles y avenidas de las grandes ciudades, monumentos, escenas callejeras urbanas, usos y costum- bres rurales, grupos étnicos. La enumeracién podria seguic indefinidamente con otras temd- ticas 0 atendiendo a la diversidad de estilos al interior de las mismas. Dentro de este vasco universo el criverio que propongo para circunscribir el caso de esta investigacién no ¢s exclusivamence el de la representacién fotografia de aborigenes y gau- chos sino el de la postal nacional dentro de la cual ubico esas representaciones. Considero como postal nacional (en adelante PN) al grupo iconogréfico que tomé como marco de inte- ligibilidad la referencia nacional, en la mayoria de los casos explicitada en epigrafes como “Republica Argentina” 0 “Recuerdo de la Rep. Arg”. Si se presta atencién a las relaciones entre el crecimiento del turismo de las primeras décadas del siglo xx, la escritura epistolar y el auge del coleccionismo, se puede observar cla- ramence la genetalizacién de la referencia nacional adoprada por una parte imporcance del mercado de la tarjeta postal. La popularizacién del viaje euristico expandié la industria del souvenir ¢ increments el flujo de correspondencia internacional que, debido a los movimientos migrarorios, habia provocado un intrincado complejo de empresas de correo, finalmente reunidas en una orga- nizacién unica a mediados de 1870. « sce criterio, ademds de haberse dado en las propiae tarjetas, lo hemos observado ea la clasificacién de diferen- tes colecciones privadas ¢ inclusive en los comercios actuales de coleccionismo. CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAFIA DE, DOS TIPOS NACIONALES Asimismo, la PN es inseparable del proceso de expansién de la iconografia y del discur- so sobre la nacién que se construyé con diferentes medios de representacién (la pintura, la escultura, el cine, los impresos) (Anderson 1993; Hobsbawm, 1992). Uno de los rasgos del proceso de modernizacién de la Argentina abierto en la década de 1880 fue el desarrollo del debace sobre lo nacional en el campo de la opinién publica. Para 1910, en rorno a los festejos del centenario de la Revolucién de Mayo ya se habla conforma- do lo que se ha dado en llamar el primer nacionalismo 0 nacionalismo cultural (Altamirano y Sarlo 1983) que desplegé la discusién sobre las formas de divulgacién y representacién de la nacién. En la Argentina, més alld de la pincura de salon y del incipiente daguertotipo, hasta mediados del 1800 no se contaba con una tradicién iconogeéfica de representacién territorial y menos atin de difusién masiva. Recién en la segunda mirad del siglo x1x se popularizaron las ediciones ilustradas de libros de viajeros, exposiciones de forografias de lugares remotos y, ya finalizando el siglo, cambién hay que considerar el crecimiento afiebrado de los medios escritos periédicos (diarios o revistas) que incluyeron grabados y dibujos, en particular el género Iustration primero y Magazzine después. La aparicién y divulgacién de la PN coinci- de con el crecimiento de este tiltimo género que podia incluir en sus paginas profusas repro- ducciones forogedficas. Los casos con mayor trascendencia en la Argentina fueron “Caras y Caretas” (1898); “PBT,” (904), “La Tlustracién Argentina” (1905). En ellas fue frecuente la publicidad de venta de postales ¢ incluso en ocasiones editaron sus propias tarjetas. Una de las colecciones consulradas de postales argentinas fue organizada en los siguien- tes items: indios; gauchos; ciudades y tarjetas con alegorfas de los festejos del cencenario de la Independencia (1910). Estos motives y su peculiar ordenamiento son demostrativos de lo que aqui denominamos PN. Sin embargo, el universo de la PN fue mds diverso. La deman- da insaciable de la moda del coleccionismo hizo que casi cualquier paisaje o escena pudiera ingresar al universo de la PN bajo el epigrafe “Republica Argentina”. Incluso en muchos casos bajo el mismo epigrafe se colocaron gentes y lugares extranjeros, sobre todo en image- nes correspondientes a zonas de frontera. La PN produjo un relevamiento visual exhaustive y asistemdtico al mismo tiempo que involucré desde empresas editoriales hasta fordgrafos aficionados y profesionales, como comentamos mis arriba. Si atendemos al concepto de “lo forografiable” (Bourdieu 1989) en la PN es posible obser- var los rasgos caracteristicos de una version iconografica del discurso de la nacin. La repre- sentacién paisajfstica del cetritorio, sin un canon claramente establecido atin, fue diversa y discontinua (Silvestri 1999); las ciudades mds importantes fueron profusamente descripras y los grupos sociales sistemdticamente reproducidos (los més fetografiables) fueron gauchos ¢ indigenas. Esta iconografia actué sobre sentidos ya establecidos, claros y precisos en lo refe- rente a esos ¢ipes sociales aunque no muy definidos en cuanto a qué porciones del territorio debia traducir en paisajes. Mediante una cuidada seleccion de sus recientes edificios la repre- sentacién’de las ciudades exagers muchas veces su modernidad, mientras que la recreacién 3 yy ARTE ¥ ANTROPOLOGIA EN LA ARGENTINA de una mitologia émnica o construccién de lo tipico sobre la poblacién hizo aparecer @ aque” Llos grupos sociales como auténticos resabios de tiempos pasados. Como se dijo, la PN fue expresi6n local de una moda internacional. Ell campo de lo fato- grafiable se resolvié por medio de criterios desarrollados en las metrépolis europeas de donde eetbién surgian teor(as sobre cl nacionalismo. En este sentido, Ia incorporacién de la figu- ta del gaucho al univerto de la PN obedecié al género iconogrifico Tipos Regionales que se aplicd en pa(ses europeos a la representacién de grupos rurales con vestimentas tradiciona- We, Por su parte, la postal de indigenas cuvo como ancecedente a la Postal Colonial creacién de los pafses coloniales a través de la cual se mostraba a sujeros nacivos de los cerritorios dominados (Hudita 1998). ‘on todo, la eleccidn del gaucho y del indio en las postales argentinas se ubicé en los debares ideoldgicos del momenco en torno al criollismo (Prieto 1988). La figura del segun- do, «i bien adopts la forma general de la postal colonial (estereotipo, exorisme, salvajismo), se separé de ésta al caracterizar a esos sujeros como tipicos, ya no de un territorio domina- do como colonia, sino de una comunidad nacional.’ Asf, las postales de indigenas en argon tina adopcaron por momentos modelos de la postal regional europea ances que de la postal colonial. Puede observarse un ejemplo en las figuras 1 y 2. ‘Carne oc ha sefalado (Sontag 1981) el poder innovador de la imagen forogréfica es pobre y sucle eeabajar en funcién de confirmar lo que el imaginario ya ha visco, Sin embargo, la Forografia puede realizar sefialamiencos peculiares al interior de esa ideologia, Nussiro caso ce demostmativo de un unfsono entre produccién iconogrifica del gaucho y el aborigen y la Giscusign sobre la representatividad de estos respecte ala naci6n. En otras palabras, en la PN podemos observar aspectos del proceso de moderizacién que dan cuenta tanto de dindmi- Cas globales como de apropiaciones y usos locales (Commaroff y Comaroff 1992). Cf racionalismo cultural en corno al centenario, desarrollé la discusién sobre los medios de divalgacin, simbolos y emblemas que’ debia darse la Argentina enrolindose en un Pro” caso de construccién de tradicién (Hobsbawm 1989). Pero ese proceso no fue lineal asf como tampoco produjo la imaginacién de una comunidad homogénes (Anderson 1992). Las imé- genes del gaucho y el indio ocuparon un espacio considerable y su incorporacién a la TP fue a de sus expresiones. El traramiento iconogréfico que suftieron las comunidades indige- see ce demoseeativo de que esa imaginacién nacional y comunicaria a pesar de ser un pafio montado sobre su bastidor contaba ya con importantes pliegues. 1.3.2 La postal etnografica A iliferencia de los Tipos Regionales curopeos que se preocupaban en particular por la cepre- centacién de atuendos tradicionales, en la tarjeta de gauchos y aborigenes se puede observar = Es itusteaiva una postal editada por Rosauer “Indios echuelches celebrando 25 de mayo en Rio Gallegos Santa Caan Rep. Argentina”, Sin embargo, e2 incorporscién de lo indigena al colecivo nacional desarrollé Fuerces ambigtiedades sobre las cuales nos detendremos més adelante. CARLOS MASOTTA, REPRESENTACION E ICONOGRAFLA DE DOS TIPOS NACIONALES con frecuencia la presencia de una fincién etnogrdfica interesada por sefialar caracteristicas 0 actividades de los grupos forografiados. Esta funcién se expresa mediante epigrafes suple- mentarios a la mencién del grupo o de la Republica Argentina, por ejemplo: “Recuerdo de la Rep. Arg. Toldo y familia Tobas” 0 “Recuerdo de la Rep. Arg. Carrera de Gauchos”. Incluso esa fiuncién etnogrdfica pudo extenderse en anotaciones manuscricas de quienes usa- ron esas tarjetas (“Indios Tobas. Habicantes del Chaco. Ellos jamds fueron antropéfiages come bo dijeron algunos viajeros poco cretbles...", “Familia de indios ‘sanguinarios”; (figura 3 y 5). Identificamos, en consecuencia, a las tarjetas que reunieron la iconografia de gauchos y aborigenes como postales etnogrificas (PE) pero no por hallar en ellas descripciones de acri- butos de grupos étnicos (y es polémico comprender a los gauchos dentro de uno de ellos), sino porque la funcién ecnogréfica de estas tarjetas los identifican como rales en el contexto de la nacién ubicindolos a su vez en sus propias tramas discursivas. En otras palabras, dichas aclaraciones y epigrafes son inteligibles en el marco del consumo y los saberes populares sobre esos grupos. Las PE fueron producto de una etnografia de sentido comin 0 etnografia apé- shia d la consideramos en relacién con la antropologia académica, aunque en el periodo que analizamos los vinculos y polémicas entre ambas eran frecuentes (Visacovsky 1995).” Desde este punto de vista, se puede considerar ala PE como un caso particular de lo que Richard Dorson dio en llamar fakelore. Es decir, la produccién intelectual de escricuras que son reivindicadas como propias de tradiciones orales y anénimas cuando en realidad surgie- ron de ceadiciones literarias y escriturales. El concepto de fakelore (fake=falso) fue utilizado por otros autores para indagar en fendmenos tan diversos como las escrituras del Kalevala finlandés o los movimientos tradicionalistas vinculados a la figura del gaticho en el sur del Brasil (Oliven 1999). En éstos tiltimos se hace la aclaracién de que las pricticas de fakelore no interesan en tanto falsificadoras de algiin original que habrfa que rescablecer, sino por su funcionamiento y aceptacién como creencia o, en otros téeminos, por su constitucién en tra dicién nacional como sentido comin. “Nacién y tradicién son recortes de Ia realidad, categorias para clasificar personas y espacios y, por consiguiente, formas de demarcar fronteras y establecer limites. Ellas funcionan como puntos de referencia bisicos en torno de los cuales se aglutinan identidades.” (Oliven 1999:30) Cuantitativamente, la PE fue minoritaria en el universo“de la PN, tal como se desprende del anilisis de las series numeradas de los catélogos de Loeb (1992, 1997). Dentro de las PE, gau- chos e indios fueron representados en forma pareja, incluso con una ventaja a favor de estos lcimos. » Un cjemplo de esto fue la serie de 50 focografias de aborigenes del noreste publicadas como postales por el ancro- pologo Lehmann Niceche (Serie Boggiani- Nitsche), 75 ARTE Y ANTROPOLOGIA EN LA ARGENTINA Series postales Indios Gauchos 1900-1905 yrurales ciudades, otras Rosauer postales A 103 2 é 5 Rosauerpostales 68 | 1409 36 | 52 1321 Rosauer postales © 100 vt 3 30 Rosauer postales oO 343, 37 8 208 | Peuser postales 99 8 13 82 Totales 2054 94 88 ae En la PN gauchos y aborigenes fueron recreados como figuras exéticas y a la vez representa- tivas de lo local en términos nacionales. En contraste con las poblaciones metropolicanas y con tipos éenicos de otras naciones, la PE tradujo en forma iconogréfica a los gauchos y los aborigenes argentinos como patrimonio caracteristico. El fakelore desarrollado por estas im4- genes y sus escrituras operé de igual forma sobre unos y otros, torndndolos souvenir y obje- tos coleccionables, al mismo tiempo que desarrollé entre ambos una diferencia radical: en el caso del gaucho adopts los criterios del criollismo en la teivindicacién y fotogenia del cra- bajador rural; en el caso del aborigen oscilé entre la exotizacién primitivista y su recreaci6n erética. Los indigenas fotografiados conformaban diversos grupos étnicos insertos recientemen- teen formas de produccin capitalistas. En el perfodo de auge de la postal muchos de esos geupos, correspondientes a la regi6n del Chaco, atin no habjan sido definitivamente venci- dos por incursiones militares. 76 CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAFIA DE DOS TIPOS NACIONALES CariruLo 2. ALMAS ROBADAS. POSTALES DE INDIOS “En un pequefto pueblo de la Patagonia existia una tribu de indios muy poco civilizada. Un dia se presenté un blanco Uamado Serafin Basualdo a la choza de Yaneuenque Morales, que ast se arnaba el dueno. Serafin le pidio se hiciese fotografiar ya que el tenia la maquina, Morales se neg varias veces a lo que mds tarde accedié debido a la insistencia del blanco. Sacada la instantinea, Serafin obsequié con una a Yaneucnque, éste wolvié a negarse a tomarla, el blanco salié de la choza dejando la postal sobre un cajén sin que Morales lo advirtiera. Cuando el indio vio la foro- grafia se desesperé y se la llevd a Serafin entregdndosela toda ajada. Le dijo que la arrugé de esa forma para evitar la muerte de dl y de su familia. Entre exos indios la fotografia era presunto de muerte.” Narracién segiin relato de Yaneuenque Morales. Encuesta de Folklore Argentino, 1921 2.1 CONNOTANDO LA DIFERENCIA: EP{GRAFES, OBJETOS Y CUERPOS. “Indios” ¢s la palabra que se repite en los epigrafes de la mayoria de las postales emnogrificas de aborigenes. Incluso he observado que en algunos casos donde esa palabra est ausente, ¢ ingresada por la escricura de quien envié la carjeca. ‘Al colectivo genérico “indio” se le agregé comtinmente el nombre del grupo éenico par- cular (“coba”, “eehuelche”, etc.), y a esa doble denominacién se sumaron la cia de la pro- vincia o tertitorio y la referencia nacional. Sobre esta base los epigrafes variaron: en algunos casos restando informacién y citando solamente el colectivo “Indios”, y en otros, la mayo- tia, agregando alguna aclaracién suplemencaria (“un curandero”, “un cacique”), como ys hemos mencionado en relacién a la fimcién emogrdfica. En la identificaci6n de los sujecos forografiados todos esos datos pudieron variar excepto el sefialamiento “indio”. Pareciera que la categorla “indio” opera en forma independiente a través de Ia identificacién de sujetos con determinados acributos observables. Sin embargo, en el campo de la PE la imagen del indi- gena se conformé en vinculo y oposicién con su otro par, “el gaucho”. La PE desarrollé un contraste recurrente en la forma de representar a gauchos ¢ indige- nas, Mientras los primeros fueron mostrados a través de sus actividades, los segundos fueron identificados en actitudes pasivas mediante las poses del reerato grupal o individual (manos y brazos en reposo, cuerpos y miradas enfrencando al objetivo de la cdmara, etc.). ‘Al respecto, el uso de gerundios en las tarjetas de gauchos ¢s ilustrativo de ese concraste. Algunos ejemplos: “En el campo argentino. Vadeando el r{0"; “En el corral. Tomando mac: “En el campo. Sinchando. Rep. Arg.”; “Coscumbres campestres. Jugando a la aba’. Mientras que en postales de aborigenes: “Rep. Arg. Indios tobas ataviados para una Flesca’s 7 ARTE ¥ ANTROPOLOG[A EN LA ARGENTINA “Rep. Arg. Una tribu de indios”; “Indios Ona, Harbercon. Tierra del Fuego. Viaje al sud de la Rep. Arg.” En su mayoria, las imagenes del campo fueron recreadas en descripciones de escenas de trabajos o habilidades rurales con sujetos en accién y exalracién de la figura masculi- na. La presencia femenina fue secundaria y cuando aparecié lo hizo como pareja del hombre de campo. Fucron escasas las postales dedicadas solamence a la “China”. En una de ellas se la muestra sobre una tranquera mirando al horizonce con la leyenda “Esperando al gaucho...” Ora diferencia que hemos observado se refiere al ntimero de sujetos forografiados. El gaucho ¢s presentado como un hombre solicario, a lo sumo en compaiiia de algunos més, pero nunca en grupos abigarrados como fue frecuente en la postal de indfgenas. El caso de las postales gauchescas se trata cn profundidad en la segunda parte de este trabajo. En las tarjetas de indigenas se alcernaban también geupos mds 0 menos numerosos con individuos solos, parejas o grupos familiares. Pero, como la referencia del epigrafe era la per- tenencia a dos colectivos (“indio” en general, y su grupo particular) las identidades indivi- duales eran reenviadas a esa doble adscripcién, donde se fundfan. Incluso algunas forografias de caciques, identificados por sus nombres en décadas anteriores, perdieron esa marca al ser iro Bigua, forografiado en reproducidas como postales. Un retraco del Cacique Casi Buenos Aires en 1866, fuc transformado en postal en 1900 con la leyenda “Indio Tehuelche, Santa Cruz, Rep. Argentina”. Otro caso que suftié el mismo proceso de borramiento de la identidad individual fue el del cetrato del cacique Pincen fotografiado originalmente por Antonio Pozzo en 1883 Existen también excepciones. Algunos de los casos que hemos registrado cuvieron vin- culos mds 0 menos directos con la antropologta del momento. Muchas de las postales de la seric Boggiani-Lehmann Nitsche identificaron con su nombre a cada sujeto forografiado. ‘También la postal con la foro de la “Esposa del cacique Nahuelquir” comada por Clemente Onelli, en esos afios explorador y director del Zoolégico de Buenos Aires. Una diferenciacién de género operd a su vez sobre la identificacién étnica. En el elenco presentado en la postal de indigenas es notable la preeminencia de la mujer, incluso en tér- minos opuestos a lo dicho anteriormence respecto a la postal de escenas camperas, por ejem- plo: “Rep. Arg. India Chamacoco, Chaco”; “India soltera araucana. Rep. Arg,”; “Grupo de indias tehuelches. Santa Cruz, Rep. Arg.” Por tiltimo, un contraste significativo entre los dos ripos de la PE fue la extrema estereo- tipacién de la imagen del gaucho, que lo recreé casi en escenografias teatrales. En las tarje- tas de indigenas podemos nocar una voluncad similar de estereotipo pero recreada desde la pasividad de los cuerpos ante ¢l objetivo de la cAmara. Con todo, sus resultados dejaron espa- cios importantes de ambigtiedad que comentaremos mis adelante. Con estos sefialamientos incencamos sugerie que los tipes de la PE (“gauchos” ¢ “indios”) se constituyeron mutuamente mediante un juego de contrastes en sus caracterizaciones. Asimismo, la representacién de indigenas conté con caracteristicas propias que no se résol- CARLOS MASOTTA REPRESENTACION E ICONOGRAF(A DE DOS TIPOS NACIONALES vieron exclusivamence en esa relacién. Continuaremos con una observacién més precisa sobre esos casos. La PE construyé sus series dé indigenas mediante operaciones de connotacién ideolégi- ca (Barthes 1961; Boltansky 1989) que oscilaron entre el primitivismo, el erotismo y la femi- nizacién. El primero recurrié a la eleccién de escenarios naturales (selvaticos, paredes de troncos, enramadas) y objeros riisticos (arcos y flechas, adocnos de plumas, cueros, cesterfa) mediante los cuales los sujetos forografiados fueron caracterizados. El segundo modelé los cuerpos apelando a la desnudez, a posturas mds o menos sensuales y a la feminizacién de lo indigena que concluyé en postales fronterizas entre lo obsceno y lo pornogeifico en la déca- da de 1930 (figura 4). Joan Costa (1994) ha sefialado la presencia de dos formas de “ficcién expresiva” propias del lenguaje forogréfico. Una opera explicita y directamente sobre la realidad (escenografias, Poses y gestos, etc.) y otra sobre la imagen (el recoque, el montaje, recursos de la técnica en general). En las forografias de las tarjetas postales estas dos formas de manipulacién se usa- ron asiduamente y en mutua correspondencia. A las poses de los cuerpos indigenas, inclu- sién de objetos y elecciones escenogréficas se sumé en muchos casos el color, el dibujo, el retoque ¢ incluso el foromontaje. Es decir, para su representacién esos cuerpos fueron doble- mente intervenidos. Al privilegiarse la forma retraco sin idencificacién individual, los sujetos focografiados pasan a ser, metonimicamente, cuerpos representatives del colectivo al que son adjudicados segtin criterios biologicistas y estético-perceptuales que no estuvieron alejados de las elucu- braciones de la ancropologia fisica, la fotografia antropométrica y la antropologia criminal en boga en esa época. Los aborigenes fueron representados como tipos raciales puros, en ais- lamienco social y cemporal; las PE no concibieron el mestizaje o la copresencia de indigenas y blancos* y sus epigrafes insisticron con una ubicacién en un presente emdgrafico donde lo histérico no tuvo lugar. De la serie que edité Rosauer hasta 1910 tomamos el siguiente ejemplo: “Recuerdo del gran Chaco. Rep. Arg. Cacique toba con sus mujeres.” Fue impresa tanto en sepia como coloreada, lo que delata una mayor circulaci6n. En esa tiltima versién hemos observado un

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