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Rosa no duerme: Daniel Roy Rosa tiene ocho afios cuando me encuentro con ella por primera vez, hace unos meses. Viene a hablarme porque desde los seis afios y medio, no duerme. Es Jo que su madre me dijo por teléfono: fue adoptada a los seis afios, seis meses des- pués, cuando abandoné definitivamente su lengua materna, el castellano, empez6 ano dormir mas. Entonces, a la noche, hace otra cosa: juega, lee... pero durante el dia esta cansada y todo eso es muy enigmatico para los padres. En el primer encuentro se resolverd su sintoma. Vino por eso y se curd. Sin embargo, se involucré en su cura y viene regularmente a sus sesiones. cA qué se debe? Pasar al decir Rosa se presenta de una manera muy decidida. Ya vio a un psiquiatra que con- versé con sus padres y les dio algunos consejos pero no hablé con Rosa. Durante esta primera sesién, su discurso se orienta manifiestamente en una direccién que todavia se ignora, pero que es palpable en el centro del espacio y del tiempo de este encuentro. Su primera frase enuncia la hipdtesis causal que se construy‘ padres alrededor de su sintoma y que lo volvié soportable: “Des tengo pesadillas y no duermo, leo, bailo, amo leer los ‘stoufs’ sabés, los hombrecitos azules, hay un montén”. 6 entre ella y Sus de los seis afios, [Schtroumpfs] ee * Publicado en Revue de la Cause Freudienne, N°77, Paris, 2011. frances ado en Revue de la Cause Freudienne, N°77, Paris, pala LIN. del} Serer aos pitts, pros meneion con un signiicanteinventado que simi rmitiend desi “rou”: agujero. ig |N° 28 ——____peyasta LacaniaNa DE PsICOANALISIS| Se orienta entonces hacia el relato de sus lecturas noctumnas, que se van re- velando como todas centradas en una catéstrofe que toca al cuerpo de los prota- gonistas, Sigue con el relato de sus pesadillas, en las que el toque de sadismo se despliega sin represién, “Hay una mochila en el piso, una dama la abre, adentro hay ropa con sangre. Va a una pieza y ve un pedazo de cuerpo, la parte de arriba del cuerpo, Hay una dama que lo quiere tirar por la ventana, finalmente ella lo tira por la ventana, Al final, se encuentra el otro pedazo, es de un hombre desvestido, un esqueleto”. Me explica que los esqueletos le dan mucho miedo y que los ve en las peliculas. Tiene también otra pesadilla: “Una dama que tiene las orejas corta- das. Estén en una caja a su lado” Entonces aproveché la ocasién para sefialarle que sus pesadillas son como relatos de peliculas de terror, con una predileccién por la sangre, los esqueletos y los cuerpos descuartizados. Ella reacciona a esta intervencién hablando de “sus tres mamds”. Me explica, efectivamente, que primero tuvo “una mamé de vientre”, después “otra mama para alimentar” que se llamaba “mama Rosa”, de la que dice: “Trato de pensar en ella, pero siempre esta la pesadilla en la cama, tengo que dormir con la luz encen- dida”. Notemos aqui el lazo que se establece entre la pesadilla y su mamd nodriza que la acogié a los cuatro aiios, cuando se la sacaron a su madre por maltrato. Al evocar los origenes espafioles de su padre, revela que se olvidé todas las palabras espaiiolas, “salvo tres: mami, tortilla, e hipo” Explica lo que hipo quie- re decir en francés y aclara que lo tiene seguido. Esta es una serie extraordina- ria que encadena [enchaine] el significante maternal encamado en su lengua, un significante de la pulsion oral, y un significante que fija un acontecimiento de cuerpo singular y operando como limite para los dos otros significantes que, todo el tiempo, amenazan con tragarsela. Evoca entonces el momento de su adopcidn, cuando estaba todavia con su nodriza mam Rosa, junto con otros nifios. “Vi las fotos de los futuros padres y estaba muy contenta porque, en una, habia una foto del perro Youpi, La sesién se vuelve muy densa en ese momento, ya que se ve dejando a mamé Rosa: ella estd detras de la ventana del auto, Ilora, la imagen se enturbia por las lagrimas. El montaje cuasi cinematogréfico de esta escena nos impresiona. Entonces tomo la palabra, para acompaijarla en la experiencia de compromiso con su palabra que esta viviendo, y le digo: “Vimos que estaba el problema de la noche, cuando no dormis, después vimos el problema de las pesadillas con sangre y esqueletos, pero ahora hay otra cosa ac, la tristeza de tus recuerdos”. Esta puesta en serie, que al mismo tiempo nombra y separa aquello con lo que tiene que vérselas, produce tres enunciados de Rosa, que considero conclusivos: - “Lloro cuando suefio con ellos y cuando me despierto, no estan”, a partir de 2 [N. del T] En castellano en el original 202;|Ctinica lo cual intervengo diciend con eso?”; - “Cuando estaba en lo de mama Rosa, recibia ¢ recibirlas més, pero le escribo notitas [mots]”: - “Hay una tarjeta rosa en la que esta todo ¢s do sepa leer el castellano”, “cEntonces, es por eso que no dormis, para no sonar artas de mama, ahora no puedo crito y que voy a poder leer cuan- Del horror del cuerpo a un querer ser grande De inmediato me pregunté por el estatuto de as pesadillas y de la funci tenian para Rosa, En efecto, se p esta cura, como apartadas de ella, directora y participante, Y que toma una forma si griento del cuerpo. Algunos rasgos particulares son alli llamativos, van hasta el final de su tealizacién, franquean la b: muta, no parece angustiada. No pienso que busq lo cual le pone un bemol al toque “sadico”, tiempo que Rosa apuesta por el efecto de estos compaiieros, para conseguir alojarlos, En segundo término, siempre conllevan una dimensién se: escena, en el discurso de Rosa, “hombres” “muchachos” y “muchachas”, es decir, de una relacién entre los sexos, lo que permite suponer que estos guiones tratan igualmente este enigma, brindando ahi una respuesta sangrienta, Finalmente, Rosa dice a menudo que ella se las arregla sola con esas image- nes, que no llama a sus padres, incluso si, a veces, dibuja para sus padres y sus abuelos en el transcurso de una noche en vela, Nos muestra entonces que la auto- Tidad de sus padres llega hasta ahi... Por otro lado, se trata de otro mundo, regido Por otras leyes, el mundo de su fantasma en el cual ella es “mis grande”. Es un fantasma muy activo, que se difracta de muchas maneras: = én Su cuerpo vivo: a los siete afios, tuvo un comienzo de pubertad precoz, Cuestién que inquieté a sus padres y a ella también; « en su imagen del cuerpo: cuando vio a la pediatra, me dijo que le pregunté “si iba a ser grande porque su mama de nacimiento no era muy grande”; ~ €N un acting-out que siguié a la confidencia de este fantasma: ella “roba” Productos de maquillaje a una muchacha que la cuida cuando sus padres no estin; ~ en el desencadenamiento de un amor de transferencia Ilamativo y transitorio, cuando eseribe en el dorso del afiche de CEREDA que encuentra en la sala de espera anunciando la Jornada “El inconsciente sale de la boca de los nifios”, juna carta ardiente dirigida a Didier Roy! ién que resentan, en su eflorescencia en el comienzo de . Ella esté ahi como espectadora, incluso, como en calidad de tal, de la voluntad de gove que se desplioga ingular de _desmembramiento, de despedazamiento san. En primer lugar, estos relatos arrera del horror: Rosa no se in- |ue tampoco la angustia del Otro, xuada: ponen en ¥ “mujeres”, “seffores” y “damas”, Que alli se sitia siempre la indicacién Daniel Roy Rosa no duerme | 203 ee Pero para crecer, hay que poder producir una separacién con aquellos que nos han alojado en la lengua de su deseo, aquellos para quienes se ha sido, de entrada, un objeto negociable de diversas maneras; hay que poder separarse de Tos sig- nificantes vivos que ellos han sido para uno. Las dos caras del sintoma de Rosa corresponden a un momento de “fijacién” en esta prueba, la prueba del deseo del Otro, que su adopeién despierta y la transferencia, reactiva. Respondo alli con dos modos de intervencién. Por un lado, ella no duerme para no arriesgarse a olvidar, haciendo el duelo por ellos, a aquellos y aquellas que le dieron alojamiento nutricio y que también la dieron a extranjeros —es la faceta que elegi interpretar-. Por otro lado, ella no duerme para protegerse de los estragos de un goce real, cuya marca conllevan las pesadillas, y de las cua- les, ademas, ella se satisface con el relato glotén de los guiones sadicos: en este punto, mi intervencién ser4 otra —poner en serie los significantes que prevalecen, de manera tal de frenar la expansién del relato-. Esta maniobra de las sesiones relanza la dialéctica de la marca falica del deseo alrededor de los significantes del padre y de la madre. Un sélido esbozo del fantasma En cuanto al padre, ella acierta cuando dice que no sabe cudntos papas tuvo, pero eso no le impide identificar a su padre en su lugar, no sin un cierto humor. Enel transcurso de las sesiones, esboza un retrato muy vivaz de él con trazos muy precisos. Puesto que es también un padre con el que puede jugar al ganapierde:* esta la vez en la que él perdié, y la vez en la que perdié ella, y la vez en la que él la bused y la encontr, Desde entonces, para mayor prudencia, para que ella lo reencuentre en su auto después de las sesiones, y para que él encuentre su auto, ella hace “las marcas de Pulgarcito”, es decir, marcas de tiza en la vereda, jque me habjan intrigado mucho! Estas marcas resuenan con “los indicios de crimen” que ella inventa con sus compaiieros en el recreo: puros indicios de un acontecimiento que tuvo lugar, mientras que el cuerpo del delito se esfumé, Aqui, esto toma para Rosa la forma del enunciado: un erimen tuvo lugar. La investigacién puede comenzar: gquién fue asesinado? Apostamos que hay ahi un poderoso empuje al saber en sintonia con los intereses mas intimos del sujeto. En su trabajo de desciframiento bajo transferencia, durante una sesién recien- te, seis meses después de nuestro primer encuentro, Rosa va a reencontrar “la tristeza de sus recuerdos”, en tanto que ahi se difracta la encarnacién del deseo de la madre en sus “tres mamas”, y de este modo ella va a declinar las determi- naciones de su sintoma. 3 [N. del T] Ganapicrde es un juego en el que se considera ganador a quien pierde, Manera de jugar originalmente a ins dams 204 | Clinica ——.J— Los primeros recuerdos se refieren a su primera mama: - “Cuando era pequefia, cuando podia responder, mi mama decia ue podriamos separarnos juntas y yo decfa si, nunca nos vamos a seperar™ mee = “La anteditima noche antes de que me vaya, acarciéa mi pero, tomé agua, subfala habitacién de mi madre y dije que no lograba dormir; entonces, ella me puiso su corazén sobre mi corazén y dijo que me daba los recuerdos de mi infan- cia”; - “Cuando tenia tres afios, mi mamé estaba embarazada, el bebé tenia hipo, lo escuchaba en la panza de mi madre”; Dice entonces que nunca entendié bien por qué dejé a su madre. Le digo que por lo tanto es un enigma, para el cual, tal vez, ella ya encontré algunas respues- tas. Si, ella piensa que quizds su madre no tenia suficiente dinero, o que la nodriza podia darle mas amor, Luego, legaron los recuerdos en lo de “mamé Rosa”: - Va a la escuela con los otros nifios; en el camino, el enemigo de uno de los nifios le tira piedras; es ella quien resulta herida en Ia frente, le sale sangre; ella le oculta su herida a “mama Rosa”. - Tiene sus primeras ampollas en los pies: le quemaba; - Un dia, el mas pequefio de los nifios, Danino, se vaa la calle, un auto llega... jAy! jFrend! Finalmente, Illegan los primeros recuerdos con sus padres, y, més precisamen- te, “el primer chirlo de [su] padre”: “jFue en mi pais, en el hotel, no podia dormir, Horé, grité! El golpe del padre concluye la serie, abriendo hacia la exploracién futura [a-venir] de este s6lido esbozo del fantasma en el que Rosa se apoya para ha- cer borde al enigma mAs bien amenazante del Deseo de la Madre. Pero ademas otras vias se abren para ella, que no son indtiles: las marcas sobre el cuerpo, el significante del hipo, son otros tantos limites para designar los puntos donde su deseo se fijé en su dependencia al deseo del Otro, pero también donde el deseo se emancip6 de Ia voluntad de goce del Otro, no sin llevar su marca. Esta via ya estaba presente, condensada, en el sintoma, y “la fidelidad a la en- Voltura formal del sintoma”™ se revela, més alld de su curacién, la nica garantia de que el plus de saber obtenido en Ia cura no se olvidar facilmente del real en juego, alli donde las identificaciones «tiles en la infancia no recubren Jo que hay de soledad en el sujeto. “TRADUCCION: LAURA PETROSINO REVISION: ANA CECILIA GONZALEZ “4 Lacan, J, “De nuestros antecedents”, Escrito J, Pais, Buenos Aires, 208, P m Daniel Roy Rosa no duerme: | 205 ee

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