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\ ub Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto Dependencia y desarrollo en AmeéricaLatina ne #ANGYO Gass DEPENDENCIA. Y™° DESARROLLO EN AMERICA LATINA ensayo de interpretacién sociolégica por FERNANDO HENRIQUE CARDOSO a ENZO FALETTO Kl Siglo veintiuno editores Argentina s. a. LAVALLE 10311 (CONAN), BUENOS ARES, REPUBLICA ARGENTINA Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. eno 4. AaUA 24 O41 9A COFOAGAY O41 MEXICO. 864 Cardoso, Femando Henrique CAR Dependencia y desarrollo en América Latina : ensayo | deinterpretacion socioligica / Fernando Henrique ‘Cardoso y Enzo Faletto, - 18 ed. - Buenos Aires : Siglo XXI Editores Arg 1003. 224 p. ; 18x11 em.- (Sociologia y politica) ISBN 987-1 105.24. 1. Faletto, Enzo. I, Titulo - 1. Ensayo Sacioligict © 1969, Siglo XI ditores, SA. de Portus original de Maria Laisa Martinez Passarge I edicién argentina: 1.000 ejemplares © 2008, Siglo XXI Editores Argentina S.A, ISBN 987-1105-24-X Impreso en Industria Grafica Argentina Gral. Fructuoso Rivera 1066, Capital Federal, en el mes de febrero de 2003, Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina ~ Made n Argentina INDICE, ‘PREFACIO. INTRoDUCCION ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO 1. El andlisis tipolégicot woeiedades tradi modernas, 11 2. La coneepeién del cambio social, 14 3. Estructura y proceso: determinaciones recfpro- eas, 17 Subdesarrollo, periferia y dependencia, 22 El “subdesarrollo nacional”, 28 - Los tipos de vinculacién de las economias na- cionales al mercado, 34 7. Perspectivas para un andl arrollo, 37 ionales y is integrado del des- LAS SITUACIONES FUNDAMENTALES EN EL PR- Rfovo DE “EXPANSION HACIA AFUERA”™ 1, Control nacional del sistema: productivo, 42 2, Las econiomfas de enclave, 48 DESARROLLO Y CAMMIO SOCIAL EN EL MOMENTO DE TRANSICION 1. El momento de transicién en las saciedades con roduccién nacionalmente controlada, 57 2. Las economias de enclave en el momento de tran- sici6n, 82 NACIONALISMO Y POPULISMO: FUERZAS SOCIA- LES Y POL{TICA DESARROLLISTA EN LA FASE DE CONSOLIDAGION DEL MERCADO INTERNO tv} u 39 102 vill 1. Poputismo y economia de libre empresa, 109 2. Populismo y desarrollo nacional, 116 3. El Estado desarrollista, 123 INDICE. VILA INTERNACIONALIZACION DEL MERCADO: FI, NUEVO GARAGTER DE LA DEPENDENCIA 130 1. Los limites estructurales del proceso de indus trializacién “nacional”, 131 2. La apertura de los mercades internos al control externo, 140 3. Dependencia y desarrollo, 144 CONCLUSIONES 161 Rg ere on anti arrennne emat PREFACIO Este ensayo fue escrito en Santiago de Chile entre 1966 y 1967, época en que los autores trabajaban en estrecha relacién con economistas y planificadores, en un institu to internacional de ensefianza, investigacién y asesorfa icacién, En esa época, su propésito era estable- cer un diélogo con los economistas y planificadores para destacar la naturaleza social y politica de los problemas de desarrollo en América Latina. Ninguna discordia de importancia hubo en cuanto a los aspectos sociales y politicos del desarrollo econdmico. Las dificultades apa~ recieron cuando se intent6 mostrar, de manera més di- recta y_especifica, cémo se da esta relacién y qué implicaciones surgen del tipo de combinacién que se establece entre economia, sociedad y politica en mo- mentos histéricos y situaciones estructurales distintos. Exactamente en tal direcci6n se orient6 el esfuerzo rea- Fado en este ensayo. Es posible que este limitado propésito haya sido so- brepasado en uno u otro desarrollo particular del texto. No obstante, siguié vigente el fundamento de la discu- sidn del ensayo. Lejos del pensamiento de los autores est el creer que el libro aborda todos los problemas del desarrollo econémico y de su relaci6n con los demés procesos sociales. Por otro lado, no se tratan cuestiones histéricas importantes para caracterizar las. diferencias en el proceso de transformacién de Tas sociedades de los diversos paises, como por ejemplo, la amplitud y el tipo de esclavitud habida en el pasado, el problema de la existencia de poblaciones indigenas numerosas en mu- chos paises de la reaién o la importancia mayor 0 me- nor de la inmigracién europea. Ademas del objetivo general ya sefialado, también se Procuré mostrar, implicitamente, que considerar los pro- (1) 2 PREFACIO. blemas econémicos 0 politicos de América Latina como un todo, sin especificar las diferencias de estructura y de historia que distinguen a situaciones, paises y mo- mentos, dentro del conjunto, constituye un equivoco tebrico de consecuencias précticas peligrosas. I. INTRODUCCION Al terminar la segunda guerra mundial parecfa que al- gunos palses de América Latina estaban en condiciones de completar el proceso de formacién de su sector in- dustrial y de iniciar, ademés, transformaciones econé- micas capaces de lograr un desarrollo autosus- tentado. En efecto, después de reorganizar la produccién y los mereados, alterados como consecuencia de Ia crisis de 1929, ciertas economias latinoamericanas que habian acumulado divisas en cantidades apreciables, y que se habrian beneficiado de la defensa automética del mer- cado interno provocada por la guerra, parecian hallar- se en condiciones de completar el ciclo denominado de “sustitucién de importaciones” y empezar, sobre una base firme, la etapa de produccién de bienes de capi- tal, llamada a producir la diferenciacién de los sistemas productivos. En estos paises el mercado interno parecia Jo bastante amplio para estimular el sistema econémico y se contaba, ademds, con que la transferencia de mano de obra de los sectores de baja productividad —prin- cipalmente en el campo— hacia lo sectores de alta pro- duetivielad seria un factor de ampliacién del mercado. Més tarde, hacia 1955, para garantizar el desarrollo se considerd necesario un nuevo elemento: la redi bucién de la renta. Todos esos factores, actuando en conjunto, parecfan suficientes para asegurar el auto- matismo del crecimiento de tal modo que condujesen a 6! los puros estimulos del mercado. Esta posibilidad, sélidamente apoyada por la coyun- tura econdmica, se formulé tesricamente en los escritos mis notables sobre el desarrollo econémico que se han producido en América Latina. Se pasaba asi, tanto en la prictica como en la teorfa, de una fase en que 3] ‘ mvTRoDUCCION la industrializacién se concebfa como un recurso com- plementario en un proceso de desarrollo —basado en la exportacién de productos primarios— y, ademés, como una especie de alternativa forzosa para los perio. dos de contraccién del mercado internacional,’ 2 una formulacién teérica y a un conjunto de expectativas apoyadas en la conviccién de que el industrialismo sucederia a la expansién de las exportaciones, comple- mentando asi un ciclo de crecimiento e inaugurando una fase de desarrollo autosustentado. fste deberfa basarse en los estimulos del mercado interno y en la diferenciacién del sistema productivo industrial, lo que conducitia a la ereacién de una industria propia de bienes de capital, Los vinculos con el mercado internacional continua rian actuando tanto por la necesidad de asegurar com- pradores para los productos de exportacién como por Ja necesidad de obtener inversiones del exterior. Sin embargo, Ja expansién del mercado interno deberia asegurar por sf sola el desarrollo continuado. La ins- talacién de “industrias exportadoras” seguiria siendo necesaria para mantener la “‘capacidad de’ importar”, 4 pero el sentido fundamental del desarrollo no lo daria el mercado externo sino el interno, No podria negarse que a principios de la década de 1950 estaban dados algunos de los supuestos para este nuevo paso de la economia latinoamericana, por lo menos en paises como Argentina, México, Chile, Co- lombia y Brasil. Entre esos supuestos, cabria enumerar: 1] un mercado interno suficiente para el consumo de Jos productos industriales, formado desde el siglo pa- sado por la integracién de la economfa agropecuaria 1. Acerca de Ja necesidad de complementar el crecimiento del sector exportador dle la economia mediante la industrializa cién, como recurso para solucionar los problemas creados por la depresién del mercado mundial, véase Rail Prebisch, “El des- arrollo eeonémico de la América Latina y algunos de sus prin- ipales problemas", en Boletin Econémico de América Latina, vol. vit, 1962, pp. 1-24, | 5 9 minera al mercado mundial; 2} una base industrial formada Ientamente en los tiltimos 80 afios, que com- yrendia industrias livianas de consumo. (alimenticias, Textiles, etc.) y, en ciertos casos, la produccién de algu- nos bienes relacionados con la economia de exporta- cién; 3] una abundante fuente de divisas, constituida por la explotacién agropecuaria y minera; 4] fuertes Estimulos para el crecimiento econdmico, especialmente ‘en paises como Brasil y Colombia, gracias al fortale- imiento del sector externo a partir de la segunda mi- tad de la década de 1950; 5] la existencia de una tasa satisfactoria de formacién interna de capitales en algu- nos patses, por ejemplo, en Argentina? _ Desde el punto de vista econdmico, por consiguiente, parecia que toda politica de desarrollo deberia_con- Centrarse en dos puntos: a] la absorcién de una tecno- logia capaz de promaver la diversificacién de la estruc- tura productiva y de aumentar la productividad, y b] la definicién de una politica de inversiones que, a través del Estado, crease la infraestructura requerida por esa diversificacién® Las condiciones estructurales } de coyuntura, favorables, dieron paso desde enton- ces a la ereencia, corndin entre los economistas, de que el desarrollo dependeria principalmente de la capaci- dad de cada pais para tomar las decisiones de politica mica que la situacién requiriese. eee Ncete Lalany despues de bs crisis de 1929, hhasta en paises de tradicién econémica “liberal” como Argentina, comenzaron a fortalecerse los instrumentos de accién del poder pablico como un medio de defen- INTRODUCGION jones de desarrollo en Argentina, véase are entine en la etapa de sustitucién forzosa de importaciones”, cn Et Trimestre Econémico, nam. 125, México, enero-marzo de "36-199 19 Pe ce akernativahubra sido inrementar el ingrxo por én pri jentar asi Ia tene habitante en la produccién primaria para compensar asi Ia tene deacia al deterioro de les teminos de intercambio, Véawe a ex propésito Prebisch, op. cit, especialmente p. 6. 6 INTRODUCCION der la economia exportadora. El paso siguiente con- sistiria en la creacién de instituciones piblicas para fomentar el desarrollo segin las nuevas ideas y lograr luna redefinicién de las expectativas y del comporta- miento entre los encargados de tales decisiones en el aparato estatal. EI fortalecimiento y la modernizacién del Estado pa- recian los instrumentos necesarios para lograr una poli- tica de desarrollo efectiva y eficaz. Tanto fue asi que los economistas latinoamericanos tuvieron que realzar el aspecto politico de sus planteamientos, volviendo conceptualmente a la “economia politica”. EI supuesto general implicito en esa concepcién era que las bases histéricas de la situacién latinoamericana apuntaban hacia un tipo de desarrollo eminenterente nacional. De ahi que se tratase de fortalecer el mercado interno y, a Ia vez, de organizar los centros nacionales de decision de tal modo que fueran.sensibles a los pro» blemas del desarrollo de sus propios paises. Esa perspectiva optimista se ha ido desvaneciendo desde fines de la década de 1950. Era dificil explicar por qué, con tantas condiciones aparentemente favora- bles para pasar de la etapa de sustitucién de impor- taciones a otra en que se abrieran nuevos campos de produccién auténoma, orientados hacia el mercado in- terno, no se tomaron las medidas necesarias para ga- rantizar la continuidad del desarrollo o por qué las mismas no alcanzaron sus objetivos. Més atin, en algu- nos casos la tasa de crecimiento econémico, stricto sensu, no fue suficiente para dinamizar los sectores més rezagados de la economia por lo que tampoco fue posi- ble absorber la presién que significaba el continuo au- mento demogréfico. A este hecho contribuyé el tipo de tecnologia adoptado en los sectores mis modernos, pues implicaba una baja utilizacién de mano de obra. Sin embargo, como toclo lo dicho no significé abiertamente una depresién, tampoco Megaron a producirse las con- secuencias que suelen atribuirsele. En otras palabras, si es verdad que las condiciones INTRODUCCION 7 econdmicas de los paises mas présperos del rea —por ejemplo, Argentina— apuntaban derechamente hacia el desarrollo hasta la mitad de la década de 1950, zseria posible mantener la hipétesis de que faltaron las con diciones institucionales y sociales que habrian de per- mitir a los hechos econémicos favorables expresarse en un movimiento capaz de garantizar una politica de de- sarrollo, o habia en realidad un error de perspectiva que hacia creer posible un tipo de desarrollo que eco- némicamente no lo era? En algunos paises, como Brasil, los acontecimientos Mevaban a suponer, principalmente en los afios 1950, que no eran infundadas las esperanzas en las posibili dades de un desarrollo autosuficiente. De hecho, el pro- ceso sustitutivo de importaciones alcanzé la fase de im- plantacién del sector de bienes de capital que, por sus caracteristicas —el conocido efecto multiplicador que lleva consigo su dinamismo y 1a imposibilidad ténica de un retroceso en la industrializacién durante los pe- riodos de crisis, que es usual y més facil cuando sélo se da una produccién de bienes de consumo— parecia implicar la instauracién de una etapa nueva y de natu- raleza irreversible de la industrializacién brasilefia. Los heches, sin embargo, tampoco en este caso parecen con- firmar’el optimismo inicial, pues al auge a que se llegé al dar cima al proceso de sustitucién de importaciones siguié, en los afios 1960, un periodo de estancamiento relativo en el cual contin sumergida la economia bra- silefia.* De los tres paises que més avanzaron industrialmente, apenas uno parece haber conseguido mantener durante mayor tiempo una tasa de crecimiento elevada. Tal es el caso de México, aunque debe reconocerse que 4. Véase en este sentido “Auge y declinacién del proceso de sustitucién de importaciones en el Brasil”, en Boletin Eco- némico de América Latina, 1964, vol. 1, pp. 1-62. Sin embar- 4, las caracteristicas de la economia brasileaia parccen indicar que se trata, desde el Angulo econémico, de un fenémeno toda- Mla enmarcado en una situacién “de desarrollo” 8 INTRODUCCION ‘su estructura econémica —sobre todo Ia diversidad de su sector exportador— constituye un elemento que lo di- ferencia de los otros paises de América Latina. También fen este caso, pese a todo, la fuerte desigualdad en la distribucién de los ingresos y Ia participacién creciente de capitales extranjeros en la economia, pueden ser con- siderados como factores que alteran las hipétesis pre- sentadas por los economistas en cuanto se refiere a condiciones para el desarrollo autosustentado. En una primera aproximacién queda, pues, la im- presién de que el esquema interpretative y las previ- siones que a la luz de factores puramente econémicos podian formularse al terminar los afios de 1940 no fueron suficientes para explicar el curso posterior de los acontecimientos. En efecto, el salto que parecia razo- nable esperar en el desarrollo de Argentina no se dio, ni se produjeron las transformaciones cualitativas de- seadas, Aunque las dificultades de la economfa brasi- lefia pudieron encontrar salida provisoria en el impulso desarrollista en Ia década de 1950, apoyado por el financiamiento externo a corto plazo, se, reabri6 una fase de retroceso y quiz de estancamiento, cuando ya se anunciaba ta superacién definitiva de los obstculos al desarrollo.® Finalmente, la economia mexicana, des- pués de las dificultades de un periodo de reajustes y transformaciones profundas, orientadas por una politica nacionalista, pareceria realizar sus posibilidades de ex- pansién en medida importante gracias a su integracién al mercado mundial, a través de la inversion externa de ca- pitales y de la diversificacién de su comercio exterior den- tro del cual desempefia un papel importante el turismo. A Ia luz de estos hechos puede generalizarse la suge+ rencia implicita en la pregunta sébre las causas de la insuficiencia dindmica de las economias nacionales que presentaban perspectivas tan favorables como Argen- tina. ¢Hasta qué punto el hecho mismo de Ia Revolucién 5. Celso Furtado, Desenvolvimento ¢ subdesenvolvimento. Rio de Janciro, Editora Fundo de Cultura, 1961. En especial el capitalo 5. | | mv TRODUCCION 9 mexicana, que rompié el equilibrio de las fuerzas so- Gales, no habré sido el factor fundamental del desarro- Ilo logrado posteriormente? zNo habrian sido los facto- res inscritos en la estructura social brasilefia, el juego de las fuerzas politicas y sociales que actuaron en la Gécada “desarrollista”, los responsables tanto del resul- tado favorable como de la pérdida de empuje posterior Gel proceso brasilefio de desarrollo? : ‘Sin embargo, sefialar el curso negativo seguido por Jos acontecimientos como indicador de la insuficiencia de las previsiones econémicas anteriores y deducir de abt la necesidad de remplazar las explicaciones econd- micas por interpretaciones sociolégicas seria una respues- ta superficial. En el plan econémico ha sido frecuente condicionar Ia posibilidad de desarrollo en América Latina a la continuacién de perspectivas favorables para Jos productos de exportacién; y han sido precisamente las condiciones favorables del comercio exterior las que perdieron empuje después del boom de Corea y fueron fustituidas por coyunturas netamente desfavorables, una de cuyas caracteristicas es el continuo deterioro en los rérminos de intercambio. Frente a esta situacién se planted como alternativa complementaria la redefini- cién de los términos de la cooperacién internacional, ya sea a través de programas directos de financiamiento exterior al sector piblico, ya sea a través de una politica de sustentacién de precios; tales soluciones no han lle- gado sin embargo a concretarse en forma satisfactoria para el desarrollo. ‘A estos hechos puede atribuirse en parte que el pro- exo de crecimiento econémico haya sufrido una pérdida de velocidad. La tasa de aumento del producto bruto alcanzé limites apenas suficientes para promover en algunos paises la reorganizacién del sistema econémico. Sin embargo no se han reorganizado en la direccién esperada el sistema social ni el sistema politico. De ahi que se haya pensado que aunque la “sociedad tradi- cional” haya transformado en buena medida su faz econémica, con todo, algunos de sus grupos no per- 10 AINTRODUCCION dieron el control del sistema de poder, a pesar de ha- berse visto obligados a establecer un sisterna complejo de alianzas con los nuevos grupos aparecidos. Asi pues, con la disminucién del ritmo de crecimiento, que se inicié a fines de los afios 1950, habrian reaparecido los antiguos problemas del Continente con nuevos prota- gonistas sociales 0 con los mismos de siempre revestidos ahora de apariencia moderna. ‘Aunque los grados de diferenciacién de Ia estructura social de los diversos paises de la regién condicionan en forma distinta el crecimiento econémico, no es sufi- ciente remplazar la interpretacién “econémica™ del de- serrollo por un anlisis “sociolégico”. Falta un andlisis integrado que otorgue elementos para dar respuesta en forma mis amplia y matizada a las interrogantes gene- rales sobre las posibilidades del desarrollo o estanca- miento de los paises latinoamericanos, y que responda a las preguntas decisivas sobre su sentido y sus condi- clones politicas y sociales. 6. Véase, por ejemplo, el estudio de la cxPat, El desarrollo socal de América Latina en la postguerra, Solat/Hachette, Bue- not Aires, 1963, donde se sostiene la hipétesis de la flexibilidad de la dominacién tradicional. Nee EEE a Il. ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO No es suficiente, para contestar a las interrogantes an- teriores, sustituir la perspectiva econémica de andlisis por una sociolégica; el desarrollo es, en si mismo, un proceso social; aun sus aspectos puramente econémicos trans- parentan la trama de relaciones sociales subyacentes. Por eso no basta considerar las condiciones y efectos sociales del sistema econémico. Tal tipo de andlisis ya ha sido intentado, pero no dio respuesta satisfactoria a las inte- rrogantes planteadas anteriormente, En efecto, a los anilisis contenidos en los esquemas econdmicos de desa- rrollo —que presuponen la viabilidad del paso del sub- desarrollo al desarrollo, el cual se reduce, en definitiva, a la ereacién de un sector dindmico interno capaz de determinar a la vez tanto el crecimiento autosustentado como la transferencia de los “‘centros de decisién”— se sumaron esfuerzos de _interpretacién sociolégica dirigi- dos a explicar la transicién. de las sociedades tradiciona- les. a las sociedades modernas. 1. EL ANALISIS TIPOL6eIco: socIEDADES TRADICIONALES Y MODERNAS En esos anélisis se propone la formulacién de modelos © tipos de formaciones sociales.’ Se sostiene que las sociedades latinoamericanas pertenecerfan a un tipo 1, Esta perspectiva de andlisis que hace hincapié en el paso de una sociedad tradicional a una de tipo moderno aparece en relacién.especifica a América Latina en trabajos tales como los de R. Redfield, The Folk Culture of Yucaten, Chicago, Uni- versity of Chicago Press, 1940, y mds tarde con’una orientacién decididamente sociol6gica en B. Hoseitz, Sociological Factors in Economie Development, Glencoe, The Free Press, 1960, y eapecificamente sobre América Latina, el mismo autor publicé “Economic Growth in Latin America’, en Contribution to the (1) 12 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO estructural denominado generalmente “sociedad tradi- cional” y que se estd produciendo el paso a otro tipo de sociedad llamada “moderna”. En el curso del pro- ceso de cambio social pareceria que antes de consti- tuirse Ia sociedad moderna se forma un patrén inter- medio, hibrido, el cual caracteriza a las sociedades de los paises “en desarrollo”. Se invoca entonces la. nocién de “dualismo estructural”? En realidad, metodolégi- camente se trata de una renovacién de la vieja dico- tomia “comunidad-sociedad” en su formulacién clisica en Ténnies. Es posible criticar este esquema con cierto fundamen- to desde dos puntos de vista. Por una parte, los con- ceptos “tradicional” y “moderno” no son bastantes am plios para abarcar en forma precisa todas las situaciones sociales existentes, ni permiten distinguir entre ellas los First Internacional Conference in Economic History (Estocolmo, 1960), The Hague, Mouton & Co, 1960. Ente los ators lat noamericanos fue Gino Germani quien’ logré posiblemente. la mejor formulacién de esta perspectiva; wéase, por ejemplo, de este autor, Politica y sociedad en una época de transicién, Buee nos Aires, Paidés, 1962. . Oportuno es aqui sefialar que la influencia de libros como el de Talcott Parsons, The Social System, Glencoe, The Free Press 1951, 0 el de Robert K, Merton, Social Theory and Social Structure, Glencoe, The Free Press, 1949, han desempefiado un papel decisivo en la formulacién de ese tipo de anslisis del desarrollo. Por otra parte, Daniel Lemer, en The Passing of Traditional Society: Modernising the Middle Fast, Gleneoe, ‘The Free Press, 1958, formulé en términos més generales, es decir, no espectficamente orientados hacia el problema del der arrolio, el enfoque del tradicionalismo y del modernismo como anilisis de los procesos de cambio social. En otros autores, mis bien se han subrayado los aspectos pricosociales del paso del tradicionalismo al modernismo como en Everett Hagen, On the Theory of Social Change, Homewood, Dorsey Press, 1962, y David Me Clelland, The Achieving Society, Princeton, Wan Nostrand, 1961, 2. El’ concepto de dualismo: estructural en ese contexto se ‘encuentra, por ejemplo, en Jacques Lambert, Le Brésil: structure sociale et institutions politiques, Paris, 1953, y desde la perspee- tiva de un economista, Albert O. Hirschman, The Strategy of Economie Development, Yale, Yale University Press, 1958. aNALISIS TIPOLOGICO 13 componentes estructurales que definen el modo de ser e las sociedades analizadas y muestran las condiciones de su funcionamiento y permanencia. Tampoco se ha aicanzado, por otra parte, un nexo inteligible entre las distintas etapas econdmicas —por ejemplo, subdesarro- Ilo, desarrollo a través de exportaciones o de sustitucién de importaciones, ete— y los diferentes tipos de estruc- tura social que presuponen las sociedades “tradiciona- les” y las “modernas” ‘Ampliando estas consideraciones cabria suponer que de las formas coneretas adoptadas por las distintas fases del proceso de desarrollo es posible inferir ciertas carac- teristicas de los tipos de sociedad mencionadas. Sin em- bargo, con este procedimiento sigue siendo imposible explicar los modos de transicién de un tipo de sociedad a otra. En efecto, el cambio de las estructuras sociales, lejos de ser sélo un proceso acumulativo en el cual se agregan nuevas “variables” que se incorporan a la con- figufacién estructural,? implica fundamentalmente un proceso de relaciones entre los grupos, fuerzas y clases Sociales a través del cual algunos de ellos intentan imponer al conjunto de la sociedad la forma de domi nacién que les es propia. En términos puramente econdmicos, el grado de de- sarrollo de un sector productivo puede ser analizado a través de un conjunto de variables y de relaciones entre variables que reflejan el proceso de diferenci: estructural de la economia. A partir de ese andlisis y principalmente juzgando por el comportamiento de la renta y la estructura del empleo, puede inferirse Ia forma que adopta la estructura social. Sin embargo, cuando se trata de vincular el andlisis estrictamente econémico con la comprensién del desarrollo politico y social, el problema basico por determinar en demanda de formulacién ya no es solamente el del carécter de la estructura social de una sociedad dada, sino prinei- 3. Véase, p. ej, Peter Heints, Andlisis contextual de lor peists latinoamericanos, Berkeley, edicién mimeografiada 14 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO Palmente el proceso de su formacién, asi coma la otien- tacién y tipo de actuacién de las fuerzas sociales que Presionan por mantenerla © cambiarla, con todas las Fepercusiones politicas y sociales consiguientes en el equilibrio de los grupos tanto en el plano nacional como en el plano externo. @ Ademés, los andlisis del modernismo y del tradicio- nalismo parecen excesivamente simplificades cuando so establece una relacién univeca, por un lado, entre de. sarrollo y sociedad moderna y, por otro, entre subdesas rrallo y sociedad tradicional. En efecto, como se indi. card en cl apartaco correspondiente, Ia relacién entre desarrollo y modernizacién no se verifica necesariamente, si se supone que la dominacién en las sociedades més desarrolladas excluye a los “grupos tradicionales”, Por otra parte, también puede darse el caso de que la so ciedad se modernice en sus pautas de consumo, edu. cacién, etc., sin que en forma cortelativa se logre un desarrollo efectivo, si por ello se entiende una menor dependencia y un desplazamiento del sistema econd- mico de la periferia al centro, 2. LA CONGEPCISN DEL CAMBIO SocIAL No sélo conviene sefialar las implicaciones, en términos analiticos € interpretativos, de los conceptos sociedad tradicional y sociedad moderna, sino que también puede ser itil referirse, aunque sea someramente, a la concep- i6n del proceso histérico que suponen estos conceptos. Casi siempre estuvo presente, como supuesto eto. dolégico, en los esfuerzos de interpretacién, que las pau- tas de los sistemas politico, social v econémico de. los Paises de Europa occidental y Estados Unidos anticipan el futuro de ,las sociedades subdesarrolladas. El “pro- Ceso de desarrollo” consistirfa en llevar a cabo, e i cluso reproducir, las diversas etapas que caracterizaron las transformaciones sociales de aquellos paises.t De ahi 4 Véase, especialmente, W. W. Rostow, The Stage of Eeo- LA CONCEPCION DEL CAMBIO SOCIAL 15 que las variaciones hist6ricas, es decir, las singularida- des de cada situacién de subdesarrollo, tengan poco valor interpretativo para este tipo de sociologia. Claro esté que no se ha caido en la ingenuidad de admitir en la historia de América Latina desfasamien- tos con respecto a los paises desarrollados en términos tan simples que hagan suponer que aquélla se encuen- tra en el siglo xix, por ejemplo, con relacién a estos liltimos. Mas a menudo se sefiala como caracteristico de los paises subdesarrollacos encontrarse “atrasados” en ciertos aspectos de la estructura, aunque no en otros. Asi, por ejemplo, la sindicacién en paises como Brasil y Argentina aleanz6 expresién nacional y llegé a influir en las decisiones relativas al nivel de los salarios en una. fase en que, por comparacién con lo que ocurrié en los paises de “desarrollo original”, no era “normal” que asi sucediese. Al propio tiempo, la urbanizacién acclerada de América Latina, que precede cronolégi- camente a la industrializacién, facilita la difusién de aspiraciones y de formas de comportamiento politico que favorecen 1a participacién creciente de las masas en el juego del poder antes de que exista un creci- miento econémico auténomo y basado en el mercado interno. Dichas consideraciones ponen de relieve que lo que cabria lamar reivindicaciones populares respecto al control de" las decisiones que afectan al consumo cons- tituirian un dato “precoz” en el proceso de desarrollo de América Latina. Este nivel de participacién —sobre todo en los aspec- tos sociales—, supuestamente similar al de los. paises centrales, ha Ilevado a pensar que a través del mismo se crearia una especie de puente que tenderia a hacer semejantes las pautas sociales y las orientaciones valo- rativas en las sociedades desarrolladas y en las. socie- nomic Growth, A Non-Comunist Manifest, Cambridge, Cam: bridge University Press, 1962; Wilbert Moore, Economy and Society, Nueva York, Doubleday, 1955; Kerr, Dunlop y otros, Indusirialism and Industrial Man. 16 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO dades subdesarrolladas. Esto, grosso modo, constituye lo que se ha dado en ilamar “efecto de demostracién”. En el plano del anilisis econémico, el “efecto de demostracién” supone que la modernizacién de la eco- nomia se efectia a través del consumo y que en ‘iltima instancia, por consiguiente, introduce un elemento de alteracién en el sistema productivo que puede provocar tuna desviacién respecto a las “etapas” de la industria- lizacién caracteristicas de los paises adelantados. Como las inversiones, cuando se piensa en un desarrollo auté- nomo, dependen en gran medida del ahorro interno, la misma presién modernizadora del consumo puede constituir un freno al desarrollo, en cuanto favorece Jas importaciones de bienes de consumo, as{ como las de bienes de capital relacionadas con la produccién de aquéllos, € induce a invertir en sectores que no son bisicos para la economia. Por otra parte, el “efecto de demostracién” no sélo ‘x¢ ha pensaclo en términos econémicos. Se supone que los mismos factores que favorecen ese proceso presionan Para que en los paises insuficientemente desarrollacos 8e alteren otros aspectos del comportamiento humano —en el campo politico y en el campo social— antes de que se verifique la diferenciacién completa del sis- tema productive, De ahi la conveniencia de subrayar que el “efecto de demostracién” tiene lugar, por lo menos en el caso de América Latina, en determinadas condiciones sociales que lo hacen posible; esto es, que ‘opera en la medida en que existe “presencia de ma- sas”, es decir, un minimo de participacién de éstas Principalmente en el campo de la politica. El andlisis socioligico debe explicar esta posibilidad de modo que fenémenos como el considerado no se tengan sin més como elementos “causales” del proceso. Un enfoque le este tipo equivale a considerar que el dinamismo de las sociedades subdesarrolladas deriva de factores ex- ternos, y que las peculiaridades estructurales y Ia accién de: los grupos e instituciones sociales de los paises sub- lesarrollados son desviaciones (deviant cases). ESTRUCTURA Y PROCESO 7 nsideramos més adecuado, por consiguiente, un socatimiento. metodolégico que acenttie el andlisis de Ri condiciones especificas de la situacién latinoame- ricana y el tipo de integracién social de las clases y ipos como condicionantes principales del proceso de Io. ey es perspectiva, por ejemplo, el “efecto de de- mostracién” se incorporaria al andlisis como elemento licativo subordinado, pues lo fundamental seria ca- faeterizar el modo de relacién entre los grupos sociales én el plano nacional —que, por supuesto, depende del modo de vinculacién al sistema econémico ya los blo- ques politicos internacionales— y las tensiones entre fas clases y grupos sociales que pueden producir con- secuencias dindmicas en Ia sociedad subdesarrollada. ‘As, mas que sefialar las consecuencias del “efecto de demostracién” 0 de otras variables exégenas, sobre el funcionamiento del sistema econémico o ‘sobre el comportamiento de los grupos sociales como “factor de modernizacién”, importa realzar las caracteristicas histérico-estructurales en que se genera un proceso de semejante naturaleza y que revelan el sentido mismo que puede tener dicha modernizacién. 3. ESTRUGTURA Y PROCESO! DETERMINAGIONES RECIPROCAS Para el anilisis global del desarrollo no es suficiente, sin embargo, agregar al conocimiento de los condicio~ nantes estructurales, Ia comprensién de los “factores sociales”, entendidos étos como nuevas variables de tipo estructural. Para adquirir significacién, tal andlisis requiere un doble esfuerzo de redefinicién de perspec tivas: por un lado, considerar en su totalidad las “cor jones histéricas particulates” —econémicas y sociar es— subyacentes en los procesos de desarrollo, en el plano nacional y en el plano extemo; por otro, com prender, en las situaciones estructurales dadas, los obje~ tivos ¢ intereses que dan sentido, orientan o alientan 18 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO el conflicto entre los grupos y clases y los movimientos sociales que “‘ponen en marcha” las sociedades en desa- rrollo. Se requiere, por consiguiente, y ello es funda- mental, una perspectiva que, al poner de manifiesto las mencionadas condiciones concretas —que son de cardcter estructural— y al destacar los méviles de los movimientos sociales —objetivos, valores, ideologias— analice aquéllas y étos en sus relaciones y determina- ciones reciprocas. Se trata, por consiguiente, de buscar una perspectiva que permita vincular concretamente los componentes econémicos y los sociales del desarrollo en el andlisis de la actuacién de los grupos sociales, no sélo de yux- taponerlos.' Ello supone que el andlisis sobrepase el aporte de lo que suele amarse enfoque estructural, reintegrindolo en una interpretacién hecha en términos de “proceso hist6rico”. Tal interpretacién no significa aceptar el punto de vista ingenuo que sefiala la impor- tancia de la secuencia temporal para la explicacién cientifica —origen y desarrollo de cada situacién so- cial—, sino que el devenir histérico sélo se explica por categorias que atribuyan significacién a los hechos y que, en consecuencia, se halen histéricamente referi= das. De esa manera se considera al desarrollo como resultado de la interaccién de grupos y clases sociales que tienen un modo de relacién que les es propio Y por tanto intereses y valores distintos, cuya oposicién, conciliacién © superacién da vida al sistema sociveco- némico, La estructura social y politica se va modifi- cando en la medida en que distintas clases y grupos sociales logran imponer sus intereses, su fuerza y su dominacién al conjunto de la sociedad. A través del anilisis de los intereses y valores que orientan 0 que pueden orientar la accién, el proceso de cambio social deja de presentarse como resultado de factores “naturales” —esto es, independientes de las alternativas histéricas— y se empieza a perfilar como lun proceso que en las tensiones entre grupos con inte~ reses y orientaciones divergentes encuentra el filtro por ESTRUCTURA Y PROCESO 19 el que han de pasar los influjos meramente econd- rmicos® Para lograr un enfoque tedrico de esta naturaleza —en el que la temética parece alcanzar extension y complejidad crecientes- es necesario buscar las cate- gorias que exprescn los distintos momentos y caracte- risticas estructurales del proceso histérico —algunos de naturaleza interna a los paises y otros externa— ficativos para el desarrollo. De conformidad con el enfoque hasta ahora resefiado, el problema teérico fun- damental Jo constituye la determinacién de los modos que adoptan las estructuras de dominacién, porque por su intermedio se comprende la dindmica de las relacio- nes de clase. Ademés, la configuracién en un momento determinado de los aspectos politico-institucionales no puede comprenderse sino en funcién de las estructuras de dominio, En consecuencia, también es por interme dio de su analisis que se puede captar el proceso de transformacién del orden politico institucional. Esta dleccién teérica queda avalada empiricamente por el hecho de que los cambios histéricos signi icativos del proceso de desarrollo Iatinoamericano han sido siempre acompaiiados, sino de una mudanza radical en la estructura de dominacién, por lo menos por la adop- cién de nueyas formas de relaciones, y por consiguiente de conflicto, entre las clases y grupos. Es evidente que Ja explicacién teérica de las estructuras. de dominacién, ‘en el caso de los paises latinoamericanos, implica esta- blecer las conexiones que se dan entre los determinantes internos y los externos, pero estas vinculaciones, en cual- quier hipdtesis, no deben entenderse en términes de una relacién “‘causal-analitica”, ni mucho menos en térmi- ‘nos de una determinacién mecdnica e inmediata de lo interno por lo externo. Precisamente, el concepto de dependencia que mas adelante se examina pretende otor- gar significado a una serie de hechos y situaciones que 5. Para un ands de este punto de vista, véase F. H. Car dose, Emprairi industrial ¢ desenvolvimento econdmico, Paulo, Difuo Burepea do Livro, 1964, eapttales Ty 2 20 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO aparecen conjuntamente en un momento dado y se busca establecer por su intermedio las relaciones que hacen inteligibles las situaciones empiricas en funcién del modo de conexién entre los componentes estructu- rales internos y externos. Pero lo externo, en esa pers- pectiva, se expresa también como un modo particular de relacién entre grupos y clases sociales en el ambito de las naciones subdesarrolladas. Por eso precisamente tiene validez centrar el anilisis de la dependencia en su manifestacién interna, puesto que el concepto de dependencia se utiliza como un tipo especifico de-con- cepto “causal-significante” —implicaciones determina- das por un modo de relacién histéricamente dado— y no como concepto meramente “mecdnico-causal”, que subraya Ia determinacién externa, anterior, para luego producir “consecuencias” internas. Como el objetivo de este ensayo es explicar los pro- ccesos econémicos como procesos sociales, se requiere buscar un punto de interseccién teérica donde el poder econémico se exprese como dominacién social, esto es, como politica; pues, a través del procéto politico, una clase 0 grupo econémico intenta establecer un sistema de relaciones sociales que le permitan imponer al con junto de la sociedad un modo de produccién propio, © por lo menos intenta establecer alianzas © subordinar al resto de los grupos o clases con el fin de desarrollar una forma econémica compatible con sus intereses y ‘objetivos. Los modos de relacién econdémica, a su vez, delimitan los marcos en que tiene lugar la accién politica. Por consiguiente, los temas que se perfilan con ma- yor vigor son: los condicionantes econémicos del mer- cado mundial, incluso el equilibrio internacional de poder; Ja estructura del sistema productivo nacional y su tipo de vinculacién con el mercado externo; la configuracién histérico-estructural de dichas sociedades, con sus formas de distribucién y mantenimiento del poder, y sobre todo los movimientos y procesos politico- sociales que presionan hacia el cambio, con sus respec tivas orientaciones y objetivos. El andlisis directo de ESTRUCTURA ¥ PROCESO 2 los principales factores, procesos y movimientos presen- tes en Ia situacién de subdesarroilo o en las sociedades en vias de desarrollo, es una tarea inmensa y sin limites precisos, Sin embargo, es posible determinar problemas Gefinidos, que pueden constituir un nicleo de signifi- cacién fundamental para comprender las posibilidades Gel desarrollo, en la medida en que ciertos temas, aun de caricter particular, expresan el condicionamiento global arriba mencionado, y por eso mismo su aclara- cin arroja luz sobre el conjunto de situaciones de sub- desarrollo. El criterio para elegir estos temas o situa- ciones dependerd de los elementos que puedan ofrecer para la formulacién de la perspectiva integrada de anilisis antes formulada. Hay que buscar los puntos de intersecci6n del sistema econémico con el sistema social a través de los cuales se revelen los nexos y la dindmica de los distintos aspectos y niveles de la rea- lidad que afectan a las posibilidades de desarrollo. Esquemiticamente se puede decir que el problema del control social de la produccién y el consumo cons- tituye el eje de un anilisis sociolégico del desarrollo orientado desde esa perspectiva. En efecto, la interpre- taci6n socioldgica de los procesos de transformacién econémica requiere el andlisis de las situaciones en donde la tensién entre los grupos y clases sociales pone de manifiesto las bases de sustentacién de la estructura econémica y politica Desde ese Angulo es posible efectuar el anilisis de los “mecanismos de decisién”, actualmente tan en boga. La problemitica sociolégica del desarrollo, sin embargo, lejos de reducirse a este enfoque, implica, como se dijo, el estudio de las estructuras de dominaciin y de las formas de estratificacién social que condicionan los mecanismos y los tipos de control y decisién del sistema econémico en cada situacién social particular. Dentro de la perspectiva general aludida, esa problemAtica comprende necesariamente el anilisis de los comporta- mientos politicos que inciden en la relacién entre las clases y grupos sociales que mantienen un patrén dado 22 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO de control y las que se le oponen real o virtualmente. Asimismo supone la consideraciém de las orientaciones valorativas que otorgan a la accién sus marcos de re- ferencia. La comprensién de tales movimientos y fuerzas cons- tituye parte fundamental del anilisis sociolégico del desarrollo, ya que éte implica siempre alteraciones en el sistema social de dominacién y la redefinicién de las forme de control y organizacién de la produccién y el consume. ‘4. SUBDESARROLLO, PERIFERIA Y DEPENDENCIA Para permitir el paso del andlisis econémico 0 del ana- lisis sociolégico usuales a una interpretacién global del desarrollo Jes necesario estudiar desde el inicio las co- nexiones entre el sistema econémico y la organizacién social y politica de las sociedades subdesarrolladas, no s6lo en ellas y entre ellas, sino también en relacién con los paises desarrollados, pues la especificidad histérica de la situacién de subdesarrollo nace precisamente de la relacién entre sociedades “periféricas” y “centrales”} Es preciso, pues, redefinir la “situacion de subdesarro- lo" tomando en consideracién su significado histérico Particular, poniendo en duda los enfoques que la pre- sentan como un posible “modelo” de ordenacién de variables econémicas y sociales. En ese sentido, hay que distinguir la situacién de los paises subdesarrollados con Tespecto a los que carecen de desarrollo, y diferenciar luego los dliversos modos de subdesarrollo segiin las par- ticulares relaciones que esos paises mantienen con los centros econémica y politicamente hegeménicos. Para los fines de este ensayo sélo es necesario indicar, en lo que se refiere a la distincién entre los conceptos de subdesarrollo y carente de desarrollo, que este tiltimo alude histéricamente a la situacién de las economias Y pucblos —cada vez mas escasos— que no mantienen relaciones de mercado con los paises industrializados. En cuanto al subdesarrollo, una distincién funda- a SUBDESARROLLO, PERIFERIA Y DEPENDENCIA 23 mental se ofrece desde la perspectiva del proceso his térico de formacién del sistema productivo mundial; en ciertas situaciones, Ia vinculacién de las economias periféricas al mercado mundial se verifica en términos “coloniales”, mientras que en otras las economias peri- féricas estin encuadradas en “sociedades nacionales”. Acerca de estas iiltimas, cabria afiadir que en determi- nados casos se realizé la formacién de vinculos entre Jos centros dominantes més desarrollados y los paises periféricos cuando ya existia en ellos una sociedad na- cional, al paso que en otros, algunas colonias se han transformado en naciones manteniéndose en su situa- cién de subdesarrotlo. En todo caso, la situacién de subdesarrollo se produjo histéricamente cuando la expansién del capitalismo co- ‘mercial y luego del capitalismo industrial vinculé a un mismo mercado economias que, ademhs de presentar grados diversos de diferenciacién del sistema productivo, pasaron. a ocupar posiciones distintas en la estructura global del sistema capitalista. De ah{ que entre las eco- nomias desarrolladas -y las subdesarrolladas no sélo exista una simple diferencia de etapa o de estado del sistema productivo, sino también de funcién o posicién dentro de una misma estructura econémica internacio- nal de produgeién y distribucién. Ello supone, por otro ado, una estructura definida de relaciones de domi- nacién, Sin embargo, el concepto de subdesarrollo, tal como se le emplea comdnmente, se refiere més bien a la estructura de un tipo de sistema econémico, ton pre dominio del sector primario, fuerte concentracién de la renta, poca diferenciacién del sistema productivo y, sobre todo, predominio del mercado externo sobre el interno. Eso es manifiestamente insuficiente. EI reconocimiento de la historicidad de la situacién de subdesarrollo requiere algo més que sefialar las ca- racterfsticas estructurales de las economfas subdesarro- ladas, Hay que analizar, en efecto, cémo las economias subdesarrolladas se vincularon histéricamente al mercado es 24 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO mundial y la forma en que se constituyeron los grupos sociales internos que lograron definir las relaciones ha- cia afuera que el subdesarrollo supone. Tal enfoque implica reconocer que en el plano politico-social existe algin tipo de dependencia en las situaciones de subde- sarrollo, y que esa dependencia empezé histéricamente con la expansién de las economias de los paises capi- talistas originarios. La dependencia de la situacién de subdesarrollo im- plica socialmente una forma de do: in que se ma- nifiesta por una serie de caracteristicas en el modo de actuacién y en la orientacién de los grupos que en el sistema econémico aparecen como productores 0 como consumidores. Esta situacién supone en los casos extre- mos que las decisiones que afectan a la produccién o al consumo de una economia dada se toman en funcién de la dindmica y de los intereses de las economias desarrolladas. Las economias basadas en enclaves colo- niales constituyen el ejemplo tipico de esa situacién. Frente a la argumentacién presentada, el esquema de “economias centrales” y “economias periféricas” pudiera parecer més rico de significacién social que el esquema de economias desarrolladas y economias subdesarrolla- das. A él se puede incorporar de inmediato Ia nocién | de desigualdad de posiciones y de funciones dentro de una misma estructura de produccién global. Sin em- bargo, no seria suficiente ni correcto proponer la sus- titucién de los conceptos desarrollo y subdesarrollo por los de economia central y economia periférica 0 —como si fuesen una sintesis de ambos— por los de economias auténomas y economias dependientes. De hecho, son distintas tanto las dimensiones a que estos conceptos se refieren como su significacién teérica.{La nocién de dependencia alude directamente a las Condiciones de existencia y funcionamiento del sistema econémico y del sistema politico, mostrando las vinculaciones entre am- bos, tanto en lo que se refiere al plano interno de los paises como al externo. La nocién de subdesarrollo caracteriza a un estado o grado de diferenciacién del SUBDESARROLLO, PERIFERIA ¥ DEPENDENCIA 25 sistema productive —a pesar de que, como vimes, ello implique algunas “consecuencias” sociales— sin acen- tuar las pautas de control de las decisiones de produc- cién ¥ consuro, ya sea internamente (socialism, ca talismo, etc.) 0 externamente (colonialismo, periferia del mercado mundial, etc.).[Las nociones de “centro” y “periferia”, por su parte, subrayan las funciones que cumplen las ‘economfas subdesarrolladas en el mercado mundial, sin destacar para nada los factores politico- sociales implicados en Ia situacién de dependencia. ‘Ademés, una sociedad puede sufrir transformaciones profundas en su sistema productivo sin que se constitu- yan al mismo tiempo en forma plenamente auténoma los centros de decisién y los mecanismos sociales que Ios condicionan. Tal es el caso de Argentina y Brasil al ter- minar el proceso de sustitucién de importaciones ¢.ini- ciarse el de la produccién de bienes de capital, momento que les permitié alcanzar determinado grado de madu- rez econémica, incluso en lo que respecta a la distri- bucién del ingreso (como ocurrié, hasta cierto punto, en Argentina). Por otra parte, en casos limites, una sociedad nacional puede tener cierta autonomia de deci- siones sin que por ello el sistema productivo y las for- mas de distribucién de la renta le permitan equipararse a los paises centrales desarrollados ni siquiera a algunos paises periféricos en proceso de desarrollo. Se da esta hipdtesis, por ejemplo, cuando un pais rompe los vincu- los que lo ligan a un determinado sistema de demina- cién sin incorporarse totalmente a otro (Yugoslavia, China, Argelia, Egipto, Cuba e incluso el México re- volucionario). Como consecuencia de ese planteamiento, cuando se trata de interpretar globalmente un proceso de desarro- Ilo, es necesario tener presente que no existe un nexo inmediato entre la diferenciacién del sistema econémico y la formacién de centros auténomos de decisién, y por lo tanto que los anilisis deben definir no sélo los grados de diferenciacién estructural que las economias y las so- ciedades de los paises que se hallan en la fase de tran- 26 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO sicién alcanzaron en el proceso de integracién al mercado mundial, sino también el modo mediante el cual se logré histéricamente esa integracién, Semejante perspectiva aconseja una gran cautela en la interpretacién de cémo se han producido el desarrollo econémico y la moder- nizaci6n de la sociedad en América Latina, Diversas autores han subrayado el caracter de “resul- tado imprevisto” que el desarrollo asume en América Latina, Algunos paises, por ejemplo, al proyectar la de- fensa de su principal producto de exportacién, propu- sieron una politica de devaluacién que tuvo como con- secuencia indirecta, y hasta cierto punto no deliberada, la creacién de condiciones favorables. al crecimiento in- dustrial. Sin embargo, seria dificil sostener que la dife- renciacién econémica asi aleanzada —en funcién de vatiaciones coyunturales del mercado y sin implicar un proyecto de autonomfa creciente y un cambio en las relaciones entre las clases— pueda por si sola alterar en forma sustantiva las relaciones de dependencia. La es- fera politica del comportamiento social influye necesa- riamente en la forma del proceso de desarrollo. Por ello, si se parte de una interpretacién global del desarrollo, fos argumentos basados en puros estimulos y reacciones de mercado resultan insuficientes para_explicar la in- dustrializacién y el progreso econémico.\Para que tales estimulos 0 mecanismos de defensa de la economia sub- desarrollada puedan constituir el comienzo de un pro- ceso de industrializacién que restructure el sistema eco- némico y social, es necesario que se hayan producido en el mismo mercado internacional transformaciones 0 condiciones que favorezcan el desarrollo, pero es deci- sivo que el juego politico-social en los paises en vias de desarrollo contenga en su dindmica elementos favo- rables a la obtencién de grados mas aniplios de au- tonomia, Debe tenerse en cuenta, como quedé sefialado ante- riormente, que el enfoque propuesto no considera ade- cuzdo, ni aun desde un punto de vista analitico, separar los factores denominados “externas” y los “interns”; Neen nnn SUBDESARROLLO, PERIFERIA Y DEPENDENCIA 27 al contrario se propone hallar las caracteristicas de las sociedades nacionales que expresan las relaciones con lo externo. Son justamente los factores politico-sociales internos —vinculados, como es natural, a la dindmica de los cen- tros hegernénicos— los que pueden producir politicas que se aprovechen de las “nuevas condiciones” o de las nuevas oportunidades de crecimiento econémico. De igual’ modo, las fuerzas internas son las que redefinen el sentido y el alcance politico-social de la diferencia- cién “espontinea” del sistema econdmico. Es posible, por ejemplo, que los grupos tradicionales de domina- cién se opongan en un principio a entregar su poder de control a los nuevos grupos sociales que surgen con el proceso de industrializacién, pero también pueden pactar con ellos, alterando asi las consecuencias reno- vadoras del desarrollo en el plano: social y politico. Las alianzas de los grupos y fuerzas sociales internas estan afectadas a su vez por el tipo e intensidad de los cambios, y éstos dependen en parte del modo de vincu- lacién de las economias nacionales al mercado mundial; la articulacién de los grupos econémicos nacionales con los grupos y fuerzas externas se produce en forma dis- tinta y con consecuencias diferentes antes y después de empezar un proceso de desarrollo. El sistema interno de alianzas politicas se altera, ademas, muchas veces por las alianzas existentes en el plano internacional. Tal perspectiva implica que no se puede discutir con precisién el proceso de desarrollo desde un angulo pu- ramente econémico cuando el objetivo propuesto es comprender la formacién de economias nacionales. Tam- poco es suficiente, con fines de descripcién, el andlisis del comportamiento de variables derivadas —dependien- tes, por lo tanto, de los factores estructurales y del pro- ceso histérico de cambio—, como es el caso de las tasas de produc idad, ahorro y renta, de las funciones de consumo, del empleo, eteétera. Para que los modelos econémicos construidos can va- riables de esta naturaleza puedan tener significacién en NN assessment 28 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO el andlisis integrado del desarrollo deben estar referidos a las situaciones globales —sociales y econémicas— que les sirven de base y les prestan sentido. La inter- relacién de lo econémico y lo social se hace notoria en Ja situacién de “enclave colonial”, en donde la desi- gualdad de Ia situacién politica entre la colonia y la metrépoli hace que el sistema econémico sea percibido- como directamente figado al sistema politico poniendo asi de relieve més claramente la relacién entre ambos. Y, por el contrario, cuando el desarrollo tiene Tugar en “estados nacionales”, la faz econémica se torna mis “vi- sible” y los condicionantes politicos y sociales aparecen més fluidos; no obstante, estos dltimos mantienen una influencia decisiva respecto al aprovechamiento y con- tinuacién de las oportunidades de desarrollo que oca- sionalmente se manifiestan en el mercado, Por consiguiente, al considerar Ia “situacién de de- pendencia” en el anilisis del desarrollo latinoamericano, Jo que se pretende poner de manifiesto es que el modo de integracién de las economias nacionales al mercado internacional supone formas definidas y-distintas de in- terrelacién de los grupos sociales de cada pais, entre si y con los grupos externos. Ahora bien, cuando se acepta la perspectiva de que los influjos del mercado, por si mismos, no son suficientes para explicar el cambio ni para garantizar su continuidad o su direccién, la actua- cin de las fuerzas, grupos ¢ instituciones sociales pasa a ser decisiva para el anilisis del desarrollo. 5. EL “SUBDESARROLLO NACIONAL” Se hace necesario, por lo tanto, definir una perspectiva de interpretacién que destaque los vinculos estructura- les entre la situacién de subdesarrallo y los centros he- geménicos de las economias centrales, pero que no atri- buya a estos filtimos la determinacién plena de la diné- mica del desarrollo. En efecto, si en las situaciones de dependencia colonial es posible afirmar con propiedad que Ia historia y por ende el cambio— aparece como EL “SUBDESARROLLO NACIONAL” 29 reflejo de lo que pasa en la metrépoli, en las situacio- nes de dependencia de las “naciones subdesarrolladas” Ja dindmica social es més compleja. En ese tiltimo caso hay desde el comienzo una doble vinculacién del pro- ceso histérico que crea una “situacién de ambigiie- dad” © sea, una contradiccién nueva. Desde el mo- mento en que se plantea como objetivo instaurar una nacién —como en el caso de las Iuchas anticolonialis- tas— el centro politico de Ia accién de las fuerzas so- ciales intenta ganar cierta autonomfa al sobreponerse a la situacién del mercado; las vinculaciones econémicas, sin embargo, contintian siendo definidas objetivamente en funcién del mercado externo y limitan las posibilida- des de decisién y accién auténomas. En eso radica, qui- z4, el nticleo de la problematica sociolégica del proceso nacional de desarrollo en América Latina, (La situacién de “subdesarrollo nacional” supone un modo de ser que a la vez depende de vinculaciones de subordinacién al exterior y de la reorientacién del com- portamiento social, politico y econémico en funcién de “ntereses nacionales”; esto caracteriza a las sociedades nacionales subdesarrolladas no solo desde el punto de vista econémico, sino también desde la perspectiva del comportamiento y la estructuracién de los grupos socia- JeciDe ahi que Ia finalided del anéliis integrado del proceso de desarrollo nacional consista en determinar las vinculaciones econémicas y politico-sociales que tic- nen Iugar en el Ambito de la nacién{'Esas articulaciones se dan a través de Ia accién de los grupos sociales que en su comportamiento real ligan de hecho la esfera eco- némica y politica} Gonviene subrayar que dicha accién se refiere siempre a Ia nacién y a sus vinculaciones de todo orden con el sistema politico y econémico mundial. La dependencia encuentra asi no s6lo “expresién” in- terna sino también su verdadero cardcter como modo determinado de relaciones estructurales: un tipo espe- cifico de relacién entre las clases y grupos que implica una situacién de dominio que conileva estructuralmente a vinculacién con el exterior. En esta perspectiva, el 30 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO Canilisis de la dependencia significa que no se la debe Considerar ya como una “variable externa”, sino que es dable analizarla a partir dela-configieacién del sistema de relaciones entre las distintas clases sociales en el ém- bito mismo de las naciones dependientes. Para emprender este andlisis también debe desecharse la idea de que la accién de las clases y las relaciones entre éstas tengan en los paises dependientes un cardcter semejante al que se dio en los paises centrales su fase de desarrollo originario. La hipétesis més generalizada sobre el modo de funcionamiento del sistema politico y econémico en los inicios del proceso de desarrollo en los paises centrales supone que el libre juego del mercado agtuaba, por asi decirlo, como érbitro para dirimir el conflicto de intereses entre los grupos dominantes. De ahi que la racionalidad econémica, medida por el lucro, se imponia como norma a la sociedad y que el consu- mo y la inversién se definian dentro de los limites esta- blecidos por el crecimiento del sistema econémico. Se suponia, ademas, que la posibilidad de expansién del sistema se debia a la existencia de un grupo dindmico que controlaba las decisiones en materia de inversién y que dominaba las posiciones de poder necesarias y su- -ntes para imprimir al conjunto de la sociedad una orientacién coincidente con sus intereses. La clase eco- némica ascendente posela, pues, eficiencia y consenso. Con toda la simplificacién inherente a ese esquema, se consideraba que los grupos dirigentes expresaban el interés. general y que, en esas condiciones, el mercado funcionaba adecuadamente como mecanismo regulador de los intereses generales y de los intereses particulates En este caso se entendia por “funcionamiento adecua- do” la capacidad de servir al crecimiento econémico, descartando la hipétesis de que existieran otros grupos que presionaran para participar en los frutos del “pro- greso” y en el control de las decisiones. Sélo mucho después de realizado el esfuerzo inicial de industri zacién estuvieron las clases populares en condiciones de hacerse presentes en las sociedades industriales como Ne aa EL “SUBDESARROLLO NACIONAL” 31 fuerza politica y social participante.*{Lo que contribuyd al éxito de las economias nacionales en los paises de “desarrollo originario” fue el hecho de que éstas se con- solidasen simulténeamente con la expansién del merca- do mundial, de manera que dichos paises pasaron a cocupar las principales posiciones en el sistema de do- minacién internacional que se establecia) Sin confiar demasiado en el valor del esquema pre- sentado para caracterizar las condiciones generales del “desarrollo originario”, que es poco preciso y de carke- ter muy amplio, es evidente que hay diferencias signi- ficativas entre ese esquema y lo que ocurre en. América Latina. En efecto, dado que existen relaciones de sub- ordinacién entre las regiones desarrolladas y las insu- ficientemente desarrolladas —o, mejor dicho, entre las sociedades centrales y las dependientes—, el andlisis no puede desconocer esa. caracteristi |, para presen- tar como una desviacién lo que realmente es una ma- nera de ser. CEntre los conceptos “desarrollo” y “sistema. capitalis- ta” se produjo tal confusién que se llegé a suponer que para lograr el desarrollo en los paises de la periferia es necesario repetir la fase evolutiva de las economfas de Jos paises centrales. Sin embargo, es evidente que el proceso capitalista supuso desde sus comienzos una re- Tacién de lai economfas centrales entre ellas y otra res- pecta a las periféricas; muchas economfas “subdesarro- Iladas” —como es el caso de las latinoarmericanas— se incorporan al sistema capitalista desde los comienzos de la formacién de las colonias y luego de los estados na- cionales y en él permanecen a lo largo de todo su trans- curto histérico, pero no debe olvidarse que lo hacen como economias periféricas,\ Los distintos momentos histéricos del capitalismo no deben estudiarse, pues, con el afin de encontrar su re- 6. Sobre este punto véase Alain Touraine, “Industrialisation et conscience ouvriére & Sio Paulo”, en Sociologie du Travail, abril de 1961. 32 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO peticién retrasada en los paises de la periferia, sino para saber cémo se produjo, en cada momento particular, la relacién entre periferia y centro. Son varios los aspectos por analizar; uno de ellos se refiere a los caracteres del capitalismo como sistema econémico internacional. De otra manera, si en el proceso pueden distinguirse mo- mentos de predominio tales como el capitalismo mer- santil, ¢] capitalismo industrial y el capitalismo. finan- ciero, no nos corresponde preguntarnos ‘a cudl de estos momentos se aproximan las economias latinoamericanas en la actualidad, puesto que de hecho no constituyen economias separadas del mercado capitalista internacio- nal, sino que es necesario esclarecer qué significé en términos de “estructuras de la economia” y “estructura social” Ja relacién de dependencia para los paises la- tinoamericanos durante estos distintos momentos. Lo mismo sucede con los conceptos “‘capitalismo competi- tivo” y “capitalismo monopélico” que se dan como tendencia en las tres etapas sefialadas del capitalismo, aunque con mayor acentuacién de uno u atro de los términos en cada caso. . Asimismo corresponde al anilisis determinar la. signi- ficacién de estos conceptos con respecto a los sistemas nacionales dependientes. Lo expuesto también tiene connotaciones histéricas de cierta importancia, Los paises latinoamericanos, co- mo economias dependientes, se ligan en estas distintas fases del proceso capitalista a diferentes paises que ac- ‘Gan como centro, y cuyas estructuras econémicas inci- den significativamente en el cardcter que adopta la relacién. El predominio de Ja vinculacién con las me- trépolis peninsulares —Espafia o Portugal— durante el Perfodo colonial, la dependencia de Inglaterra mds tarde y de Estados Unidos por diltimo, tiene mucha sig- nificacién. “Asi, por ejemplo,_ Inglaterra, en el proceso le su expansién como economia, exigia en alguna me- dida el desarrollo de las economfas perifériess, depen- dientes de ella, puesto que las necesitaba para abaste- cerse de materias primas. Requeria, por consiguiente, EL “SUBDESARROLLO NACIONAL” 33 que la produccién de las economias dependientes lo- grara cierto grado de dinamismo y modernizacién; estas mismas economias, ademas, integraban el mercado com- prador de sus productos manufacturados, por lo que también era evidentemente necesario que se diera en ellas cierto dinamismo. La economia estadounidense, ‘en cambio, contaba con recursos naturales y con un mercado comprador interno que le permitia iniciar un desarrollo més auténomo en relacién con las economias periféricas, es més, en algunes casos la ubicaba en situa- cién de competencia con respecto a los pafses praducto- res de materias primas. La relacién de dependencia ad- quiere asi una connotacién de control del desarrollo de otras economias, tanto de la produccién de materias pri- mas como de la posible formacién de otros centros eco- némicos. El papel dinamizador de la economia de Esta- dos Unidos respecto a las economias latinoamericanas, en la etapa anterior a la formacién de los “‘conglome- rados” actuales, es, por consiguiente, menos importante que en el caso anteriormente descrito. Metodolégicamente no es licito suponer —dicho sea con mayor rigor— que en los paises “en desarrollo” se esté repitiendo la historia de los paises desarrollados. En efecto, las condiciones histéricas son diferentes: en tun caso se estaba creando el mercado mundial parale- lamente al desarrollo gracias a la accién de la denot nada a veces bourgeoisie conguerante, y en el otro se intenta el desarrollo cuando ya existen relaciones de mercado, de indole capitalista, entre ambos grupos de paises y cuando el mercado mundial se presenta di- vidide entre el mundo capitalista y el socialista. Tam- poco basta considerar las diferencias como desviaciones respecto de un patrén general de desarrollo, pues los factores, las formas de conducta y los procesos sociales ¥ econémicos, que a primera vista constituyen formas desviadas o imperfectas de realizacién del patron cl4- Sico de desarrollo, deben considerarse més bien como miicleos del andlisis destinado a hacer inteligible el sis- tema econémico-social. 34 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO. 6. 10s mip0s be vincuLAGiON DE LAS ECONOMiAS NAGIONALES AL MERCADO Debe tenerse en cuenta que, [al romperse el “pacto co- Jonial”, la vinculacién entre las economias periferieas y el mercado internacional asume un earacter distints ya que en esta relacién a la condicién de “economf, Periférica” debe agregarse la nueva condicién de “na, cién independiente”. «L% ruptura de lo que los historiadores Haman el “pacto colonial” y la primera expansién del capitals ‘mo industrial europeo son, pues, los rasgos hisidtices dominantes en el perfodo de formacién de las “nacie, nes nuevas” en el siglo x1x. La expansion de las eco, nomias centrales industrializadas —primero la de Ine glaterra y ms tarde la de Estados Unidos - no eo realizé en el vacto, puesto que se encontré con sistemes cconémicos y sociales ya constituides por efecto de la precedente expansién colonial. A partit del periodo de la independencia, desde el punto de vista sociol6gico, la dindmica de Jas economias y de las soviedades recién formadss se presenta a la vez como refleja y come autéctona en la medida en que la expansi6n del centre encuentra situaciones nacionales que hacen posible di, modificada, procede de la situacién anterior. Seran af tintos el modo y las posibilidades de desarrollo de una nacién que se vincula al sector exportador internacin hal con un producto de alto consumo, segin se verifique | periodo del capitalismo predomninantemente com, ‘vo 9 en el periodo predominantemente monopo- lista. De igual modo serdn distintas, comparadas con lao olonias de explotacién”, las posibilidades de integra, ciém nacional y de formacién de un mercado interno TIPOS DE VINCULACION 35, en aquellos paises cuya economia colonial se organiz6 mis bien como “colonias de poblacién”, es decir, for- madas sobre la explotacién (cantrolada por productores allf radicados) de productos que requieren mano de obra abundante. En estos casos, y en el perfodo poste- rior a la independencia, fue més facil la organizacién de un aparato politico-administrativo interno para pro- mover y ejecutar una “politica nacional’. Ademés, la propia base fisica de la economia —como, por ejemplo, el tipo y las posibilidades de ocupacién de la tierra © el tipo de riqueza mineral disponible— influird sobre la forma y las consecuencias de la vinculacién al mer- cado mundial posterior al perfodo de formacién nacional. En cada uno de los tipos de vinculacién posibles, segiin esos factores, las dimensiones esenciales que carac- terizan la dependencia se reflejarén sobre las condiciones de integracién del sistema econémico y del sisterna poll- tico. Asi, la relaci6n entre las clases, muy especialmente, asume en América Latina formas y funciones por com- pleto diferentes a Tas de los paises centrales. En rpido bosquejo podria decirse que cada forma hist6rica de dependencia produjo un acuerdo determinado entre las clases, no estitico, sino de cardcter dindmico. El paso de uno a otro modo de dependencia, considerado siempre en una perspectiva histérica, debié fundarse en un siste- ma de reladiones entre clases o grupos generado en la situacién anterior. De este modo, por ejemplo, cuando se rompe la dependencia colonial y se produce el paso a la dependencia de Inglaterra, ésta tiene como sostén social al grupo de productores nacionales, que por el crecimiento de su base econémica —ecrecimiento ya dado en la situacién colonial— estaban en condiciones de suscitar un nuevo acuerdo entre las distintas fuerzas sociales gracias al cual estaban Iamados a tener, si no el dominio absoluto, por lo menos una situacién pri- vilegiada. Al pasar de la hegemonia de Inglaterra a la de Estados Unidos entran en juego nuevos factores que encuentran su origen en la situacién anterior. En efecto, como entonces, junto al crecimiento de los grupos ex- 36 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO. portadores, se produjo un crecimiento significative de los sectores urbanos, y esta nueva acomodacién debié hallarse presente en la relacién con Estados Unidos. Lo que se quiere sefialar brevemente por ahora es que si la nueva forma de dependencia tiene explicaciones ex- tetiores a la nacién, tampoco es ajena a ella la relacién interna entre las clases que 1a hacen posible y le dan su fisonomfa. Fundamentalmente, la dinimica que puede adquirir el sisterna econémico dependiente en el Ambito de la nacién, esté determinado —dentro de ciertos I- mites— por la capacidad de los sistemas internos. de alianzas para proporcionarles capacidad de expansi6n, De esta manera se da el caso, paradéjico sélo en apa- riencia, de que Ia presencia de las masas en los Gltirmos afios haya constituido, a causa de su presién por incor- Porarse al sistema politico, en uno de los elementos que ha provocado el dinamismo de la forma econémica vigente. ‘Admitiendo como valida esa interpretacién se ob: tendré un marco de la actividad de las presiones en favor del desarrollo en América Latina que muestra, con respecto a los patrones europeos o norteamericanos, no una desviacién que debe corregirse, sino un cuadro histérico distinto por su situacién perifériea, El “enfren- tamiento” que resulta de las presiones a favor de la modernizacién se produce en la actualidad entre las cla- ses populares que intentan imponer su participacién, a menudo en alianza con los nuevos grupos econémi mente dominantes, y el sistema de alianza vigente entre las clases predominantes en la situacién anterior. En Ia fase inicial de este proceso los grupos industria. Jes aparecian en alguna medida en una situacién mar- ginal. Sin embargo, por el hecho de formar parte de Jos nuevos sectores urbanos, su papel alcanza cierta im- portancia porque de hecho, en este conglomerado, cons- tituyen el ‘nico grupo que posce una base econémica real, aunque ésta no sea decisiva si la referimos a la totalidad del sistema econémico vigente y a pesar tam bign de su cardcter coyuntural. Por ser el grupo indus- ses ANALISIS INTEGRADO 37 trial el que plantea Ia posibilidad de absorber en forma ductiva a los sectores urbanos populares, se sitia en fin lugar estratégico que le permite establecer términos Ye alianza 0 compromiso con el resto del sistema social vigente y ello explica su importancia en el perfodo pos- terior a la crisis del sistema agroexportador. J. PERSPECTIVAS PARA UN ANALISIS INTEORADO DEL DESARROLLO En sintesis, reconociendo la especificidad de las, distin- tas formas de comportamiento, el anélisis sociolégico trata de explicar las aparentes “desviaciones” a través de la determinacién de Jas caracteristicas estructura~ les de las sociedades subdesarrolladas y mediante un trabajo de interpretacién. No es exagerado afirmar que tes necesario un esfuerzo de andlisis a fin de redefinir ¢l sentido y las funciones que, en el contexto estructi fal de la situacién de subdesarrollo, tienen las clases sociales y las alianzas que ellas establecen para sustentar tina estructura de poder y generar la dinamica social q eae cinidloums del sistema econédmico, en los paises en proceso de desarrollo, la interna y la externa, se expresan en el plano social, donde adoptan una es- tructura que se organiza y funciona en términos de una doble conexién: segiin las presiones y vinculaciones ex- temas y segéin el condicionamiento de los factgges inter- rnos que inciden sobre Ia estratifieacién soci 4 ‘La complejidad de la situacién de subdésarrollo da lugar a orientaciones valorativas que, aun siendo con- tradictorias, coexisten. Pareceria que se producen a la yer ciertas situaciones en las cuales Ia actividad de los grupos sociales corresponde a las pautas de las “socie- dades industrializadas de masas”, y otras en las que tie- nen preponderancia las normas sociales tipicas de las mnes de clase” y hasta de las “situaciones esta: les”. mt interpretacién general aqui sostenida subraya que 38 ANALISIS INTEGRADO DEL DESARROLLO. csta ambigiiedad es tipica de la situacién de subdesarro- Ilo y que, por lo tanto, es necesario elaborar conceptos ¥ Proponer hipétesis que la expresen y permitan com Prendler el subdesarrollo bajo esa perspectiva fundamen. fal. Esta expresa la leontradicciéa entre la nacion cons cebida como una unidad social relativamente autdnome (10 que obliga, por lo tanto, a referirse de manera cons. tante a la situacién interna de poder) y el desarrollo ¢omo proceso logrado o que se esta logrando, a través de vinculos de nuevo tipo con las economias ‘centrales, pero en cualquier caso, bajo las pautas definidas por los intereses de aquéllas,\, La perspectiva en que nos colocamos pone en tela de juicio precisamente lo que se acepta como nevesario en Ia concepcién usual del andlisis de las etapas del desarrollo, En efecto, las transformaciones sociales y ceo- némicas que alteran el equibrio interno y extemno de las Sociedades subdesarrolladas y dependientes son pro. cesos politicos que, en las condiciones histéricas actus, les, suponen tensiones que no siempre ni de modo ne- cesario eontienen en st mismas soluciones favorables al Gesarrollo nacional. Tal resultado no es automitico y puede no darse; lo que equivale a afirmar que el and- lisis del desarrollo social supone a la “posibilidad” de estancamiento y de heteronomia, fla de:ermninacién de las posibilidades concretas de éxito-Gepende de un and, lis que no puede ser slo estructural, sino que ha de comprender también el proceso en el que acttien las fuerzas sociales en juego, tanto las que tienden a mac tener el statu quo como aquellas otras que presionan Para que se produzca el cambio social] Exige asimismo Ja determinacién de las “orientaciones valorativas” 9 leologias que se vinculan a las acciones y a lor mo. vimientos sociales. [Como estas fuerzas estén relaciona- das entre ellas y expresan situaciones de mercado cy Giversas posibilidades de crecimiento, el anlisis sélo ce completa. cuando se logra que el nivel econémico y el fivel social tengan sus determinaciones reciprocas. per. fectamente delimitadas en los planos interne ¥ externg}t IIL. LAS SITUACIONES FUNDAMENTALES EN EL PER{ODO DE “EXPANSION HACIA AFUERA” La perspectiva adoptada en este ensayo requiere anali- zat tanto las condiciones como las posblldcdes de des. arrollo y de consolidacién de los estados nacionales latinoamericanos segin como los grupos sociales locales lograron establecer su participacién en el proceso pro- ductivo y consiguieron definir formas de control institu- cional eapaces de aseguraria. En términos clisicos, esta problemitica se expresaria diciendo que la creacién de los estados nacionales, y el control ee omens implican que las asociaciones de intereses de las day gee cconimicamente erientadce establezean formas de autoridad y poder de tal modo que consti- tuyan un “orden legitimo"; y que en tomo de éste se logre el consentimiento y la obediencia de las clases, grupos y comunidades excluidas del néicleo hegeménico formado por la “asociacién de intereses”. Las preceden- tes comsideraciones suponen que para explicar el des- arrollo se hace necesario superar Ja idea de que las bases materiales —el sistema productivo—, que sirvie- ron de apoyo para la obtencién de Jos. fines econémicos a que aspiraban los grupos y clases que contrlaban a produccién, podian asegurar por si misrnas —o por los cambios que las condiciones del mercado mundial pro- vocaron en las bases mantenidas— la transformacién automética del sistema de poder, dando lugar asi a la democratizacién de las estructuras sociales. Se destaca ast el hecho de que las [formas asumidas por las rela- ciones entre el sisterna econémico y el sistema de poder a partir del periodo de implantacién de los estacos na cionales independientes dieron origen a posibilidades dis- tintas de desarrollo y autonomfa para los palses latino- americanos, conforme a sus situaciones peculiares,) [39] 40 “ ‘EXPANSION HACIA AFUERA”” En este sentido, a fin de comprender las situaci 2 el andlisis, por somero que sea, de las situaciones his- ea explican cémo las naciones americanas se incul sisterma mundial de la riferis de a economia intemaional ® poder y 8 In pesfeia in Iineas generales [é posible distinguir tres fc de relacién de las pals Laverne meteépalist a partir del modo como se constituyé el “mundo pei férico” dentro del sistema colonial de produccién y do- — las coloias de poblacién, las colonia. de lo nm las reservas territorial tic ea xt les. pricticamente evidente que la forma que adquirié la incorpora- cién del mundo colonial a los centror ee estuvo condicionada por la base econémica de produc- eién que en cada caso se implantaba. En general, la ‘ocupacién extensiva de la regién, con Ia consecuente dispersion geogrifica, se dio en las colonias agropecua- rias; la organizacién de factorias estuvo presente en las explotaciones de recursos naturales, minerales o fores- tales; en cuanto al virtual mantenimiento de 4reas in- explotadas, esto se da en funcién de los intereses estra- tégicos metropolitanos y de una politica de reserva de cursos para incorporaciones futuras. Con la ruptura del “pacto colonial”, esto es, cuando la comercializacién de los productos coloniales’ dejé de hhacerse a través de los puertos y aduanas ibéricas para ligarse directamente a Inglaterra, la formacién de_ las naciones en América Latina se hizo posible a través de grupos sociales locales euya capacidad para estructurar tun sistema local de control politico y econémico varié justamente en funcién del proceso hist6rico de su cons- titueién en el perfodo colonial. En todos los casos el problema de la organizacién nacional consistia: = 1. En mantener bajo control local el sistema pro- 1, Dentro de los limites y de los objetivos de este trabajo so & pole ni neceario dtutir en fomna ranucion Ia fae eaeeereee [eee “{pXPANSION HACIA AFUERA” 41 ductivo exportador heredado del sistema colonial, que constituia el vinculo principal con el exterior y la ac- tividad econémica fundamental. 9, En disponer de un sistema de alianzas politicas ‘entre los varios sectores sociales y econémicos de las ‘ntiguas colonias que permitiera, al grupo que asegu- raba las relaciones con el ‘exterior —con el mercado jnternacional y naturalmente con los estados nacionales de los paises centrales—, un minimo de poder interno para que Ia nacién pudiera adquirir estabilidad y se fonstituyera como expresién politica de la dominacién econémica del sector productivo-exportador. Como es natural, el proceso de formacién nacional pudo darse con mayores poribilidades de éxito en el faso de las colonias que se habian organizado como base agricola de la economia metropolitana. En efecto, tales posesiones no solo fueron organizadas en torno a juctos “coloniales” —azsicar, café, cacao, etc—, Indispensables para las economfas centrales, y de los cuales por razones diversas —climAticas, tecnolégicas, etc.— no les era posible autoabastecerse, lo que garan- tizaba a las antiguas colonias continuidad del mercado, sino también porque en ese tipo de colonias se consti- tuyd una élite econémica y politica criolla que se apo- yaba en el sistema productivo local y era més 0 menos jdénea para manejar un aparato estatal. ‘La formacién nacional basada en. las antiguas colo- nias “de explotacién” —como en las areas mincras— 0 fen regiones marginales a la corriente principal del mer- cado colonial tuvo menores posibilidades de éxito en el siglo xex. En muchos casos Ii organizacién politica se Jogré como consecuencia de las dificultades que Espafia debié enfrentar para el nuevo arreglo de fuerzas domi- nantes en el escenario mundial. En algunos otros casos Ja constitucién de unidades politicas se debié a la dis- tribucién de zonas de influencia entre Inglaterra y Es: tados Unidos, que se servian de oligarquias locales, sin efectiva expresion econémica en el mercado mundial, para consolidar nuevas naciones. 42 “EXPANSION HACIA AFUERA” De todas maneras los limites nacionales no coincidfan con las Areas econémica y socialmente “desarrolladas” de inicios del siglo xix e integradas al mundo exterior, Antes bien, el proceso de formacién nacional se dio de tal modo que, aun en el caso de colonias que posefan una economia exportadora local mas 0 menos. sélida, ésta dependia para su funcionamiento de sectores eco. némicamente marginales al mercado externo. Dichos sectores, no obstante, se mantenian en relacién con el mercado externo, ya sea porque constituian Ja base de la economia de consumo interno —mandioca, trigo, maiz, etc— 0 aseguraban productos esenciales para el funcionamiento de las economias exportadoras —mulas, charque, etc— 0 porque se entroncaban en forma com. plementaria al sector exportador, como en el caso de la economia ganadera respecto a los sectores de comer- cializacién de carne exportable. (La ruptura del pacto colonial y la formacién de los estados nacionales implica, per lo tanto, un nuevo mo- do de ordenacién de la economfa y de la sociedad local en América Latina A través de él, los grupos que con- trolaban el sector’ productivo-exportador de las econo- mfas Iocales tuvieron que asegurar vinculaciones y de- finir relaciones politico-econémicas nuevas en un doble sentido: reorientando las vinculaciones externas en di- eccién a los nuevos centros hegeménicos, y constituyen- do internamente un sistema de alianzas con oligarquias locales que no estaban directamente integradas al sis- tema productivo-comercializador 0 financiero vuelto “hacia afuera”’, 1, CONTROL NACIONAL DEL SISTEMA PRODUCTIVE Este proceso no se dio en forma homogénea en la his- toria de los paises latinoamericanos ni se produjo sin obstéculos. Sin embargo, las declaraciones de indepen- dencia fueron seguidas en todas las unidades politicas de la regién por una fase de luchas agudas entre los varios grupos locales. A través de esas luchas —que CONTROL DEL SISTEMA PRODUCTIVO: 43 caracterizan el periodo denominado “‘andrquico” de Tas historias nacionales— se fueron definiendo las alianzas @ que hicimos referencia més arriba y se delinearon Jos mereados nacionales, asi como los limites territo- riales donde se afirmé Ia legitimidad 0 la eficacia del orden establecido por los grupos hegeménicos, Con ese propésito, los grupos que “forjaron la independenden- cia” recuperaron sus vinculaciones con el mercado mun- dial y con los demas grupos locales. Se perfila entonces una primera situacién de subdesarrollo y dependencia dentro de los limites nacionales. Prescindiendo del curso concreto de este proceso en los varios paises contituides en el siglo xix, se podria caracterizar esta situacién y las posibilidades de éxito fnsitas en ella en funcién de los siguientes elementos: a] Desde el punto de vista del conjunto del sistema capitalista mundial —cuyo centro hegeménico consti. tufa Inglaterra—, se relacionaba con Ja periferia a tra- vés de la necesidad de abastecimiento de materias pri- mas. La dinémica de la expansién industrial inglesa no reposaba necesariamente en Ja inversién de capitales productivos en la periferia, sino en asegurar su propio abastecimiento de productos primarios. Por dicho mo- tivo, y con relaci6n a América Latina, el capitalismo europeo del siglo xr se caracteriz6 como un capitalis- mo comercial y financiero: las inversiones se orientaban principalmente hacia los sectores que las economias lo- ales no estaban en condiciones de desarrollar; expre- sién de esta politica fue el sistema de transportes. Y aun en este sector, se tradujo en el financiamiento de empréstitos para la realizacién de obras locales, garan- Sizados por el Estado, mas que en inversiones directas, LEI centro hegeménico controlaba fundamentalmente la comercializacién de la periferia, aunque no sustitu‘a a a clase econémica local que heredé de Ia colonia su base productiva La finica excepcién de importancia tefiétese a la explotacién minera, pero aun en este caso coexistieron los propietarios locales y los inversionistas extranjeros. “4 “EXPANSION HACIA AFUERA” b] De lo que Ievamos dicho se infiere que (Ia rup- tura del pacto colonial permitia el fortalecimiento de los grupos productores nacionales, puesto que el nuevo polo hegeménico no interferia y més atin, en ciertos casos, hasta podia estimular la expansién del sistema productive local] Este fortalecimiento dependia de la capacidad de los productores locales para organizar un sistema de alianzas con las “oligarquias locales” que hiciese factible el Estado nacional. Las probabilidades de éxito para imponer un orden nacional estuvieron condicionadas tanto por la “situacién de mercado” re- gida por el grupo que controlaba las exportaciones —monopolio de Jos puertos, dominio del sector produc- tivo fundamental, etc—, como por la capacidad de algunos sectores de las clases dominantes de consolidar un sistema politico de dominio. En este sentido, la or- ganizacién de una administracién y de un ejército na- cional, no local o caudillesco, fue decisiva para estrac- turar el aparato estatal y permitir la transformacién de wun poder de facto en una dominacién de jure, procesos que alcanzaron, en épocas diversas, con mayor o menor similitud, Portales en Chile, Rosas en Argentina y la Regencia en Brasil, para citar slo algunos ejemplos. {EL mayor o menor éxito de las economfas nacionales ef esta situacién dependia, desde el punto de vista eco- némico, de: 1) disponibilidad de un producto primario capaz de asegurar, transformar y desarrollar el sector exportador heredado de la colonia; 2] abundante oferta de mano de obra; y 3] disponibilidad de tierras apro- piables. De estos elementos, los clos tiltimos constituyen los factores productivos esenciales para la formacién di- recta de capitaled} puesto que la accién de los empre- sarios sobre ellos les permitia capitalizar independien- temente de “las decisiones de ahorro”. Es fécil comprender, en estas circunstancias, que el problema de la expansién de la economfa exportadora era a nivel local menos econémico que politico. En efecto, asegurar Ia apropiacién de la tierra y el dominio de la mano de obra —por medio de Ia esclavitud, de CONTROL DEL SISTEMA PRODUGTIVO 5 Ia inmigracién 0, en las antiguas colonias més densa- mente pobladas, oponiendo obstéculos a la integracién de la mayoria de los antiguos colonos al sistema de propiedad—, constituian los problemas bisicos para lot ;pos locales dominantes, A fin de lograr el éxito en &ta tarea era fundamental pactar con los grupos de propietarios marginales al sistema exportador, de tal que asegurasen el orden en los latifundios impro- Guctivs o de escasa productividad que constituian sus dominios. Asi, no sélo se hacia factible el control po- Iitico nacional que el grupo exportador, dada la pre caria administracién disponible, no habria tenido medios técnicos para ejercer de otra manera, sino que al mis- mo tiempo se impedia el acceso a la propiedad a los colonos pobres, a los inmigrantes 0 a los “libertos” en Jas areas esclavistas, etcétera. ; ‘De este modo queda puesta de manifiesto la relacién entre el grupo “modern”, constituido por los sectores de la economia exportadora, y el grupo “tradicional”. Si es cierto que los primeros constituian el sistema na- cional en torno a sus intereses, no lo es menos que de sus propios objetivos surgia una alianza con los segun- dos. Sin embargo, las diferencias entre ambos grupos no desaparecen con esta alianza las oligarquias locales lucharon muchas veces contra la hegemonia de los gru- pos exportadores para ategurarse una mejor participa cién en la distribucién de la renta? Sin embargo, ad perfil de la estructura nacional de dominacién s6lo se comprende cuando se concibe a los grupos de exportado- res —plantadores, mineros, comerciantes y banqueros—, ejerciendo un papel vital entre la economia central y Jos “tradicionales” sectores agropecuarios. Ese sistema quedaria puesto de manifiesto a través de las funciones del aparato estatal, donde se hace evidente el pacto, entre los grupos dominantes de cufio modernizador y los grupos dominantes de cariz tradicional, con lo que_ 2, Recuérdese la guerra de Jos Farrapos entre lor ganaderos productores de charque del sur de Brasil y ef Imperi, asi eomo las luchas entre las provincias y Buenos Aires. 46 “EXPANSION HAGIA AFUERA” se evidencia Ia ambigiiedad de las instituciones politicas nacionates. Estas obedecerén siempre a una doble ins- piracién, 14 de los grupos “modernizadores” a que da origen el propio sistema econémico exportador y la de los intereses oligarquicos regionales; estos viltimos suelen oponerse a que el paternalismo dominante se transforme en un burocratismo més eficaz)En el plano politico, la historia de los paises latinoarericanos tam- bién encierra contradicciones entre ambos sectores do- minantes. Estas contradicciones se acentiian en la me- dida en que, ya entrado el siglo xx, el éxito del modelo exportador de integracién a la economia mundial per- mitié que en algunos paises se sumasen a la economia nacional nuevos sectores, como el urbano-industrial, el comercial urbano y el de servicios. Desde entonees, las ‘clases medias empezaron a propiciar reformas en el ‘orden politico, actitud que permitia la eclosién de las dlivergencias entre los grupos dominantes? En términos generales, la situncién descrita implica condiciones bien definidas de integracién del sistema ‘politico y el sistema econémico, cuyos principales raszos on los siguientes: a] El control del proceso productivo se da en el 4m- ito de Ja nacién periférica en un doble sentido: i] co- mo los estimulos del mercado internacional dependen de las “politieas nacionales” en cuanto a los produc- ‘tos de exportacién, Jas decisiones de inversién “pasan” por un momento de deliberaciones internas de las que resulta la expansién o la retraceién de la produccién; ] ello significa que el capital encuentra su punto de partida y su punto final en el sistema econémico inter- no Esa segunda condicién de control, relacionada con 3. Esas divergencias, lejos de constituirse en oposiciones fun- damentales, se atendan cuando en el juego politico surgen los Vamados “sectores populares", que virtualmente podrian ame- nazar el orden establecido, 4. Como antes se explicd, ese tipo de producci6n se basaba cen Ia formaci6n directa de capital, Gnica circunstancia en que fera posible desarrollar una economfa controlada nacionalmente. Nee CONTROL DEL SISTEMA PRODUCTIVO 47 Ja primera (politica de inversiones) es fundamental pa- ta obtener una relativa autonomia de decisiones de produecién, porque representa Ia posibilidad de existen- cia real de grupos empresariales locales. b] Sin embargo, la comercializaci6n de los productos de’ exportaciin depende de condiciones (precios, cuo- tas, etc.) impuestas en el mercado internacional por quienes lo controlan a partir de las economias centrales. 4)'La viabilidad de la integracién econémica de las economias locales al mercado mundial como econo- mfas dependientes, pero en desarrollo, se relaciona es- trechamente con la eapacidad del grupo productor eriollo para reorientar sus vinculos politicos y econémicos en el plano externo y en el plano interno. i] En el plano ex- terno las condiciones de negociacién son determinadas por el sector financiero y comercial de las economias centrales y sus agentes locales, lo que supone la reorien- tacién del aparato comercializador de las econom{as locales de tal modo que liquiden Ios “‘intereses colonia- les” en beneficio de los nuevos niicleos dindmicos del capitalismo que emerge, con Ia consiguiente alteracién de las alianzas politicas internacionales. ii] En el plano interno se establece basicamente el “orden nacional” y se crea un Estado a través de luchas y alianzas con las oligarquias excluidas del sector exportador, 0 que desem- pefiaban en él un papel secundario, Se forma asi una alianza entre Io que sociolégicamente se podria lamar la “plantacién” o la hacienda moderna, con su expresién urbana y sus grupos comerciales y financieros, y la “ha- cienda” tradicional. “Fueron ésas las dos formas basicas de la estructura social, que durante el periodo compren- dido entre el fin de la “anarquia” (1850) y la crisis del modelo de crecimiento hacia afuera (1930), constituyen los pilares de la orga: n social y politica de los paises incorporados al mereado mundial a través del control nacional de las mercancias de explotacién.. Véase Celso Furtado, Development and Stagnation in Latin America: A Structural Approach, New Haven, Conn, Yale University, 1965, 48 “EXPANSION HACIA AFUERA 2. LAS EcoNoMiAS De ENcLAVE Los grupos econémicos locales no siempre pudieron man. tener su control 0 su predominio sobre el sector pro- ductive, En efecto, en determinadas circunstancias, la economia de los pafses latinoamericanos también se in- corporé al mercado mundial a través de la produccién obtenida por nticleos de actividades primarias controla. dos en forma directa desde fuera. Esa situacién se pro- dujo en condiciones distintas y con efectos sociales y econémicos diversos segin el grado de diferenciacién y dg expansién lograda inicialmente por las economias na. cionales. Parece que el caso més general de formacién de enclaves en las economias latinoamericanas expresa un Proceso en el cual los sectores econémicas controlados nacionalmente, por su incapacidad para reaccionar y competir en Ja produccién de mercancias que exigian condiciones técnicas, sistemas de comercializacién y ca- Pitales de gran importancia fueron paulatinamente des. plazados. : En un polo opuesto, sin embargo, se dieron situa- cones en las cuales el proceso de formacién de encla- ves estuvo directamente en funcién de la expansién de las economias centrales; asi ocurrié. en paises donde los grupos econémicos locales sélo habian conseguido organizar una produccién incorporada apenas marginal- mente al mercado mundial, como fue el caso de las na ciones continentales del Caribe. En los dos casos, sin embargo, el desarrollo econémico basado en enclaves pasa a expresar el dinamismo de las economias centrales y el earécter que el capitalismo asu- me en ellas con independencia de la iniciativa de los grupos locales. También en ambos casos, aunque en distinta forma, los enclaves productotes llegaron a orde- nar el sistema econdmico nacional y a imprimirle carac. terfsticas comunes. En efecto, a partir del momento en que el sistema productor local ya no puede erecer inde- Pendientemente de la incorporacién de técnicas y capi. LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE 49 tales externos,5 o de su subordinacién: a sistemas inter- nacionales de comercializacién, el dinamismo de los pro- ductores locales comienza a carecer de significacién en el desarrollo de la economfa nacional: En esas condicio- nes, los productores locales pierdéi en gran parte la posibilidad de organizar dentro de sus fronteras un sis- tema auténomo de autoridad y de distribucién de recur- 05. Como ya vimos, tal situacién se produjo en forma smfs_aguda cuando en el sistema capitalista mundial se reorientaron las formas de relacién entre la periferia y -el centro. Entonces el control financiero y comercial que ‘hasta fines del siglo xox caracterizaba al capitalismo europeo fue sustituido por formas de accién econémica que orientaban las inversiones hacia el control de los sectores de produccién del mundo periférico considera- dos importantes, real 0 potencialmente, para las econo- amias centrales. También en esta fase, la relativa au- tonomia del nuevo centro hegeménico mundial —la economia norteamericana— con respecto a muchos pro- ductos primaries y su empuje inversionista, limitaron la expansiin de las economfas latinoamericanas ligadas al comercio mundial por intermedio del mercado nor- teamericano m4s de lo que habia ocurrido con las eco- nomfas vinculadas al sistema importador europeo. Econémicamente, la incorporacién al mercado mun- dial del sistema exportador de estos paises a través del impulso dinamico de enclaves externos supuso, en la economia local, Ia formacién de un “sector moderno’ que era una especie de prolongacién tecnolégica y financiera de las economias centrales. En la medida fen que las economfas locales tendieron a organizarse en torno a este tipo de sistema productivo, presentaron en grado elevado caracteristicas que hacian compatible un relativo éxito del sistema exportador con una gran 5. Recuérdese que la base de la expansién nacional basaba sut posibilidades en Ia produccién directa de capitales mediante ‘el aprovechamiento de Ja tierra y Ia fuerza de trabajo dispo- nibles. 50 “EXPANSION HACIA AFUERA” especializacién de la economia y fuertes salidas de exce- dentes. En estos casos, el éxito del crecimiento haci afuera no siernpre logré crear un mercado interno, pues Mevé a la concentracién de ingresos en el sector de enclave, En estas situaciones de enclave cabe distinguir dos subtipos: el enclave minero y las plantaciones. La dife- rencia entre ellos radica en que las téenieas y las con- diciones de produccién de ambos tienen consecuencias distintas por lo que a la utilizacién de mano de obra se refiere, a Ia productividad alcanzada y al grado de concentracién de capital requerido. Asi como en el en- clave tipo plantacién se emplea mucha mano de obra y puede darse poca concentracién de capital, en los enclaves mineros es reducido el nivel de ocupacién y elevada la concentracién de capital, aunque, en ambos casos, el enclave presenta cierta tendencia a un bajo nivel de distribucién del ingreso desde el punto de vista de la economia nacional. En el enclave minero hay ex- parsién de la produccién, pero existe una tendencia favorable a pagar salarios diferenciados en beneficio del sector obrero especializado, sin afectar al sector de la economia orientada hacia el mercado interno. En el en- clave agricola, en cambio, la expansién y la moderniza- cién de la economia lleva a ocupar las tierras disponibles —afectando la economia de subsistencia y hasta la pro- duccién para el mereado interno— sin que existan pre- siones acentuadas en demanda de un elevamiento de los salarios, pues en este caso se necesitaré més mano de obra no calificada, la que siempre suele ser abundante, De ahi que las consecuencias politicas y sociales de las dos situaciones estén condicionadas de manera diferente. ‘Desde el punto de vista del sistema social y politico, el desarrollo a través del enclave econémico tiene con- secuencias distintas de las que se daban en el modelo de desarrollo basado en el control nacional del sistema productor,/Las alianzas entre los grupos y clases que lo hicieron posible expresan asimismo las caracteristicas que este tipo de desarrollo acentia en la estructura local LAS EGONOMIAS DE ENCLAVE 51 de dominacién y en sus vinculaciones con el exterior. En este sentido es preciso distinguir inicialmente las dos situaciones polares en que se dio el proceso de en- clave de las economias latinoamericanas que siguieron tste modelo: por un lado, la existencia previa de un grupo exportador nacional que perdié ef control del sec tor y se incorporé al mercado mundial a través del enclave; pot el otro, el caso en que practicamente el desarrollo de la produceién para la exportacién en gran excala fue resultado directo de la formacién de enclaves. En esta altima situacién, los enclaves coexisten con sectores econérnicos locales de reducida gravitacién en el mercado, controlados por oligarquias “tradicionales”, que carecian de importancia como productores capita- listas, En ambos casos, los problemas que se presentaban desde el punto de vista nacional eran, como en Ia situa- ‘cin antes descrita, el de Ia definicién de las bases y ‘condiciones de continuidad en la estructura local de dominacién y el de la determinacién de los limites de participacién de los grupos que la constituian en el sistema productivo de nuevo tipo que representaban los enclaves, De igual modo, también en cualquiera de Jos dos casos, Ins alianzas politicas requeridas tenian doble vinculacién con el sector externo, representado por Jas compaiiias inversoras; con el sector interno en la medida en que algin grupo, por si solo © aliado con otros, logeaba constituir un sistema de poder y domina- cién lo bastante fuerte y estable para pactar con el sector texterno las condiciones en las cuales se aceptaria nacio- nalmente la explotacién econémica de los enclaves. En la determinacién de esas condiciones, las posibilidades de autonomia relativa de los sectores internos frente a los sectores externos difieren en las dos variantes tipicas de formacién de los enclaves a las que se hizo referencia mis arriba. La existencia previa de una economia exportadora local de importancia permitia a los grupos dirigentes nacionales una tactica de repliegue hacia algunos secto- res productivos y una politica més agresiva en las con- 92 “EXPANSION HACIA AFUERA” Cesiones (impuestos, reinversién obligatoria de las ganan- cias, etc.), todo esto en medida histéricamente variable segiin las condiciones del mercado y el grado de cohe- sion politica interna logrado por las clases dominantes locales, En el otro caso, la debilidad de las “oligarquias tradicionales” las dejaba més desamparadas frente a los “sectores externos”, transforméndolas muchas veces en grupos patrimonialmente ligados a la economia de en- clave en Ja medida en que la propia direccién de la ad- ministracién nacional pasaba a depender de la renta ge- nerada por el sector econémico controlado externamente. «Cuando Jos grupos dominantes nacionales pudieron mantener, por lo menos en parte, el control del proceso productive, y dentro del propio sistema establecieron formas de alianza 0 enfrentamiento con los sectores ex- temnos, el desarrollo histérico asumié caracteristicas en Jas cuales los condicionantes de la primera situacién aqui Acsorita —desarrollo hacia afuera eon cotitrol nacional del sistema productivo—, tuvieron expresiones distintas,’) Los grupos comerciales y financieros nacionalés en este caso, parecerian asumit un papel més -acentuado en cuanto sirviesen de enlace con el sector externo, ya que los agropecuarios y mineros habrian perdido significa- ‘cién en la medida en que su accién econémica se limi- taba a satisfacer Ja demanda del mercado interno. Por otra parte, con frecuencia fue posible orientar la activi- dad de los sectores de las clases dominantes hacia el ejercicio de funciones més politicas y administrativas que econémicas, pues el sistema de alianzas de los grupos y clases a que ya se hizo referencia fortalecié a menudo las funciones reguladoras del Estado, credndose asi una importante burocracia mantenida gracias a los impuestos cobrados al sector enclave. En los casos de mayor éxito del modelo de exportacién hacia afuera a través de en- claves, alrededor de la burocracia ptiblica se fue for- mando una clase media de tipo burocratico que, junto con las oportunidades de empleo creadas por los sectores importador y financiero, constitufa el germen de las clases medias “tradicionales” —esto es, no surgidas de LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE 53 la expansién del sector industrial moderno— en aquellos paises latinoamericanos que se desarrollaron segiin este tipo de patrones. En los paises que carecieron de una clase productora con posiblidades o capacidades que le permitieran rede- finit su posicién en la estructura productiva requerida por los enclaves, los grupos dominantes locales, como hemos visto, se limitaron a un papel secundario en el sistema. productivo. En ese caso, los trazos descritos mas arriba se diluyen de tal modo que el perfil de la estruc~ tura social aparece constituide sélo por una masa de asalariados —menor 0 mayor segiin sean las economias mineras 0 agrarias— y por una reducida oligarquia que ogra controlar el aparato burocritico y militar, junto ‘a un sistema de latifundio improductivo, a su vez con- trolade indirectamente por la misma oligarquia y direc- tamente por “caciques” locales. . Puede decirse,(en sintesis, que en las economias inte- gradas al mercado’ mundial a través de enclaves, abs- traccién hecha de la permanencia de grupos econémicos nacionales de cierto relieve, los sistemas econémico y itico se interrelacionan de la. siguiente manera: a] la produccién es una prolongaci6n directa de la economia central en un doble sentido: puesto que el control de las decisiones de inversion depende directa- mente del exterior, y porque los beneficios generados por el capital (impuestos y salarios) apenas “pasan” en su flujo de circulacién por la nacién dependiente, yen- do a incrementar la masa de capital disponible para inversiones de la economfa central. . b] no existen realmente conexiones con la economia local —con el sector de subsistencia o con ell sector agricola vinculado al mercado interno—, pero si con la sociedad dependiente, a través de canales como el sistema de poder, porque ella define las condiciones de Ia concesién. cl desde el punto de vista del mercado mundial, tas relaciones econdmicas se establecen en el mbito de los mercados centrales. IV. DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL EN EL MOMENTO DE TRANSICION Las economfas latinoamericanas que se integraron al mercado mundial, por intermedio de una u otra de las dos modaliclades’ basicas. aqui resefiadas consiguieron crecer gracias al impulso dindmico de la demanda ex- terna y, en cierta medida, lograron diversificarse. Asimis- mo, la estructura de esas sociedades se diferencié con ritmo lento aunque continuo, Nuevos grupos sociales se fueron constituyendo al lado de los que se vincularon mis directamente a la economia exportadora, afiadien- do, de esa forma, aspectos nuevos al enfrentamiento de intereses econémicos y politicos. En efecto, como se vio en los capitulos anteriores, se- ria apresurado suponer que durante el siglo xix, cuando se consolida el modelo de desarrollo basado en la ex- portacién de productos primarios, sélo hubo predomi- nio de los sectores agrario, minero 0 ganadero. No sélo la posibilidad de formacién de las economias ex- portadoras implicé también la ereacién de sectores fi- nancieros y mercantiles importantes, sino que incluso propicié —en mayor o menor grado segiin los distintos paises— la aparicién en sus inicios de una economia urbano-industrial. De esta suerte los movimientos socia- les, las orientaciones y las alianzas politicas que hacian viable el sistema exportador desde el siglo xxx, expresa- ban las estrategias de diversos grupos vinculados en formas variables al proceso productive: como latifun- distas, capitalistas agrarios, explotadores de minas, co- merciantes, banqueros, etc. Para la comprensién de los cambios ocurrides en el periodo que aqui llamamos “de transicién” parece evidente que tuvieron la significacién estratégica de las distintas formas y.relaciones entre esos grupos en cada pais. En efecto, por “periodo de tran- (54) ee DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL, 35 sicién” se entenderé el proceso histérico-estructural en virtud del cual la diferenciacién de la misma economia exportadora cre6 las bases para que en la dindmica 10- cial y politica empezaran a hacerse presentes, ademas de los sectores sociales que hicieron posible el sistema exportador, también. los sectores sociales imprecisamen- te llamados “medios*. El surgimiento de éstos y las for~ mas peculiares que adquieren —gérmenes de una inci- piente burguesia industrial con los correspondientes grupos profesionales de base técnica, burocracia civil y militar, capas de empleados, ete.— dependerd como ¢s obvio de las formas peculiares por las que se orga- nizé el sistema exportador y variardn histéricamente en cada pais de la regién. Ello no obstante, en general es posible apreciar que durante las tres primeras déca- das del siglo xx adquieren gravitacién —desigual para eada modalidad de estructura secioeconémica— nue vos grupos sociales. En este sentido, la hipétesis que en este trabajo se expone al respecto postula que los patrones de integra- cién socially los tipos de movimientos sociales, por inter- medio de los cuales se fue diferenciando la vida politica y el perfil de las sociedades latinoamericanas, asumie- ron connotaciones distintas conforme se tratase de pai- ses en los que fue posible mantener el control nacional del sistema éxportador 0, por el contrario, en aquellos donde la economia de enclave prevalecié en la fase de crecimiento hacia afuera, Por otro lado, la reaccién al sistema que supone el enclave por parte de los grupos locales que controlaban la economia permitié, en ciertos paises, una politica de repliegue que trataba de mantener el control de parte del sistema productivo y, a la vez, de avance politico en el sentido de que por intermedio de la misma bur- guesia mercantil-financiera o rural se alcanzé el acuerdo asico con los sectores del enclave. En ‘otros paises la debilidad misma del sistema exportador expuesto a la pr sién de los grupos inversores internacionales no permi tid, sino en forma muy débil, la referida politica de Neen ee ee En 36 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL reoliegue y acomodacién. De sctores del proceso pro ductivo pataron a gestores de las empresas extranjeras, Snitindos aa el aleance econdmico, del vector nacional 0 sgional de la produccién agri i Larsen al mercado interno. Serica o miners as distintas caracteristicas infh ; influyeron. a su vez sobre fs psliades I. forms ‘como’ los paises de América tina trataron inicialmente de organizar su economia afiadiendo al impulso dindmico externo los estimulos del sera Inter. ¥, por aipeesin, Ya dokines de los m upot sociales express y hace posible esos distintos Los aspectos comunes de cualquier situacién de sub- desarrollo y dependencia estan presentes, como es obvio, tanto en las economias i cuyo sistema productive pud ser controlado dentro de los marcos nationals eomo en Jar economtas de enclaves con sus matices, y forman el trasfondo de la “situacién periférica”. En ese sentido, no hay que restar importancia al hecho de que la crisis del modelo de crecimiento hacia afuera en sus aspectos econémicos se generé en el exterior prowocada por la disminucién del impulso dinimico de la demanda ex- tema, ocasionada por las crisis y reorientaciones del comercio mundial. De igual modo, lot estimulos para la produccién interna de los productos antes proceden- tes del exterior se acentian por los mismos factores por las querras mundiales, como lo han sefialado con arabe er econémicos suficientemente conocidos re las condiciones de industralizacién en Améri wire alizacién en América Sin embargo, la interpretacién 80, én que aqui se propone detaca ain negar, naturalmente, la importancla, de la criss econémica mundial para Ta economia latino- mericana— que politicamente el sistema de domina- tién “olicérquica” emperé a deteriorarse antes de la ces econémica mundial v que la forma como se ma- nifests la reorganizaci‘n del sistema. ic i ‘6 : lel sisterna politico-social varié en funcién de dos érdenes distintas de determinaciones sociales y politicas: pL MOMENTO DE TRANSICION 37 1] Las diversas posbilidades de superacién de la cri- gis politico-social que se presentaron, respectivamente, or fas sociedades estructuradas a partir de un ordena- Mento econémico-social de tipo enclave, o por el con- Trario, en funcién de un ordenamiento en el cual la purguesia financiera-agroexportadora local tenia el con- trol del sistema productivo. 9] En cada una de esas dos situaciones bésicas, a su yeq, Ia diferenciacién interna del sistema productive y ‘fraccionamiento de los grupos sociales, en cada pais de América Latina, abria perspectivas diferentes para fa formacién —todavia dentro de los cauces generales del sistema exportador— de nuevas alianzas entre los grupos sociales. El éxito y las postbilidades variables de seealianzas explican el mayor o menor grado de per- Gatencia del “orden constituido” exportador, 0 por el Contrario, indica el momento y las formas de Ta transi- Gén del “sistema exportador” hacia las sociedades en fas cuales los grupos vinculados al mercado interno, como la burguesia urbana y las “clases medias”, empe- zaron a adquirir importancia creciente. : ‘Corresponde presentar aquf, por lo tanto, las Tineas rales. que hacen inteligibles las transformaciones so Srales que expresan Ia crisis del sistema oligérquico-ex- portadar, con el doble propésito de sefialar en qué forma Peconfiguraron las nuevas alianzas politicas y cémo 8 wi acionsron, sin confundirse, Ia crisis politico-social in- Tema del sistema de poder y Ia crisis de la economfa mundial, 1. EL MOMENTO DE TRANSICION EN LAS SOCIEDADES GON PRODUCCION NACIONALMENTE CONTROLADA La existencia de un sector “burgués” importante en Tas sociedades cuya economia se organizé sobre la base de Ain control nacional del sistema productivo exportador, Constituye su rasgo distintivo. En efecto, como sefiala- mos, en ese tipo de sociedad la alianza hegeménica que aseguré la formacién del Estado nacional —y logré 58 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL asegurar no sdlo un sistema productivo como un orden social legitimado—, se basé en el dinamismo de un sec- tor capitalista que organiz6 la produccién, parte de la comercializacién y, en ciertos paises, el financiamiento interno de la economia. Cierto es que para alcanzar a establecer un orden nacional, el sector capitalista tuvo que apoyarse en un complejo sistema de alianzas con latifundistas de baja productividad y con estamentos burocratico-militares, sin olvidar que la condicién que hacia posible su hegemonia se fundaba en la vinculacién que pudo establecer con el exterior. Lo que si debe sub- Tayarse es que en ese tipo de paises se constituy6 una burguesia de expresién nacional. “La existencia de ese sector empresario capitalista y sus formas de diferenciacién —junto con los particu- lares sistemas de alianzas establecidas con las fuerzas politicas que representaban la estructura de la hacien- da— es precisamente lo que dard origen a posibilidades estructurales distintas en la fase de transicién. La crisis de ese sistema politico, precipitada por la presién de Jos nuevos grupos sociales creados por el dinamismo del mismo sistema exportador, varié de acuer- do con la intensidad y forma en que actuaron conjunta- mente dos procesos: las modalidades particulares de do- minacién que se consolidaron para dar paso al sistema exportador y la diferenciacién del sistema productivo nacional, en funcién de la cual se fue formando lenta- 1. El concepto de burguesia, en este contexto, adquiere un significado histéricamente distinto del que correspondié a la Durguesia europea; entre otras razones, porque el papel de la ciudad, como base del poder politico, y como centro de la actividad ‘econémiea, no fue idéntico en las dos situaciones, ‘Aqui empleamos este concepto con el propésito de destacar el caricter de “productores capitalistas” 0 de “empresarios capitalis- tas” —en su mayor parte vinculados al érea rural—, en opo- sicién al concepto de “sefores agrai “grupos feudales © de “oligarquia terrateniente”. Esta iiltima, eomo hemos visto, deiempeiié un papel importante en estos paises, pero subordi- nado siempre a lor sectores empresarios capitalistas; aunque ‘eabe reconocer que los conceptos de sefiorio o feudalismo son asimismo harto inadecuados para caracterizarlos. EL MOMENTO DE TRANSICION 59 mente una economfa urbano-industrial y se desarrollaron sectores nuevos y paralelos en la propia economia expor- tadora. De esta manera pueden advertirse por lo menos dos situaciones coneretas respecto al proceso de dominacién logrado en esos paises: 1] En ciertos casos —o periodos— uno de los sectores “comercial-exportadores” constituyé el sistema financiero, acaparé las condiciones necesarias para monopolizar las relaciones externas (control de las aduanas o posicién. es- tratégica en relacién al mercado externo), y pudo asi imponer su predominio, no sélo a toda la nacién, sino muy especialmente a los demas grupos productivos. En esa circunstancia, se dieron las condiciones mas favorables para que la dominacién interna apareciera como expre- siva de una situacién de clase, donde el sector dominante del sistema exportador se constituye en burguesia e im= pone al resto de la capa dominante su orden peculiar, poniendo asi de manifiesto la existencia de una “unidad de clase”, bajo la cual mantiene —aunque sin eliminar sus contradicciones— los intereses de los restantes grupos que aparecen integrando la “clase dominante”: Jas bur- guesias de expresin regional, los grupos de latifundistas, los sectores burocraticos a ellos vinculados, etc., como por ejemplo evidencia el predominio de ta burguesta bo- naerense en Argentina. 2] En otros casos no ha logrado Ilevarse a cabo tal “unidad de clase”, indispensable para que el sector pre- dominante pudiese presentarse como representante ini cutido de un mismo sistema de dominacién. En esa si- tuacién, la confederacién de oligarquias expresa la forma usual de dominio: la falta de un sector claramente he- geménico dentro de la clase dominante, conduce a un pacto tdcito entre distintos sectores agroexportador Estos, aun cuando no establecen un sistema de sucesién alternada en materia de control del Estado —pues algiin sector en particular puede tener fuerza suficiente como para controlar formalmente los mecanismos centrales de poder—, establecen limites precisos para definir la es- 60 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL, fera de influencia interna del Estado, resguardando. as Ja autonomia de los centros provinciales de poder. En esa situacién, dado como es evidente un enfrentamiento entre sectores capitalista-exportadores de la clase domi, nante, les demas componentes de las alianzas de poder ganan fuerza; el predominio, nacional o regional, sélo se aseguira en funcién de una participacién més activa de los sectores latifundistas, de las burguesias de expre- si6n local, ¢ incluso de los estamentos militares y buro. craticos a ellos vinculados. Por ello en las situaciones de ese tipo, y contrariamente a la anterior, la apariencia de dominacién puramente oligarquica-latifundista es ms evidente, y encubria el cardcter capitalista-burgués del sistema de dominacién (como, por ejemplo, en el caso del Brasil anterior a 1930), Como casos especiales y limites, esas dos situaciones Pudieron darse en forma més transparente. La primera, cuando se logré un efectivo “monopolio de clase” en ef sistema de deminacién, por Ia debilidad de los sectores dliferenciados dentro de la alianza de dominio; surge entonces el sector exportador como la clase dominante, ccultando por su fuerza expansiva todos los demas sec. tores 0 estableciendo con ellos relaciones de clara su. bordinacién y no de alianza. Sin embargo, en América Latina esa situacién se dio precisamente en los paises con economias més endebles, v por lo tanto, sin que dicho “monopolio de clases” fuese la expresién de una Burguesia vigorasa; mas bien Io fue de un sector agro- exportador contralado por los mismos grupos sociales que detentaban Ia propiedad de la tierra, y asi se han Superpuesto en un mismo grupo los rasgos caracteris. ficos de los sectores oligdrquico-latifundistas y de los sectores capitalista-exportadores, como ocurrié. seals. damente en América Central, donde, ademés, la su. bordinacién creciente de la economia al sistema de en. clave resté a los sectores nacionales posibilidades de una politica propia. En la segunda —de enfrentamiento por la hegemo- nfa entre diversos sectores de la clase dominante—, se a EL MOMENTO DE TRANSIGION 61 pudo llegar también a una “situacién de equilibrio” en la cual se pacta, ya no tacita, sino explicitamente, la division interna de esferas de influencia. En ese caso, Ja nacién aparece representada por el Estado, funda- mentalmente para fines externos, pues en el interior los, cuadros administrativos de los “partidos” en pugna se constituyen como burocracia de sectores del Estado, a través de una division sectorial o regional de esferas de influencia dentro del aparato estatal, valido para toda Ja nacién, Sefialemos que esa situacién se dio en Amé- rica Latina no sélo en paises donde el —— la hegemonia nacional llevé a una alianza en la ual los secioresolighrquicc-latifundistas pesaban mu- cho (partidos liberal y conservador de Colombia), sino también en pafses que ya habian comenzado a “moder- nizar” su economia en el siglo xxx, como Urugus este pais el equilibrio logrado hace posible dos formas de dominio, una dé las cuales —la que ‘expresa el Partido Colorado— con la presencia de un sector capitalista-exportador activo, se aproxima a la primera situacién mencionada, cuando se da una “si- tuacién de clase”, bajo la hegemonia de un grupo ya nte burgués. . “Por eta parte, el grado de diversificacién del sistema Productive nacional, como we ba dco, cndiclon$ tam én las formas de transito que aqui nos interesan. Es posible sefialar, enfocando el problema desde un Angulo Puramente econémico,“ires situaciones a este respecto, que tuvieron diversa incidencia en Ia formacién de los nuevos grupos sociales y en la consolidacién de las for- mas de dominacién antes enunciadas; en efecto, si se consideran dos dimensiones relevantes, la existencia o inexistencia de sectores exportadores paralelos y la di- ferenciacién de la economia productora de mercancias para el consumo interno, serfa posible afirmar que en los pafses con control nacional del sistema productivo dieron los siguientes casos: “Hy El eens exporter fue monoproductor y no hubo diferenciacién del sistema productivo a través del 62 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL suministro de mercancfas mo en América Central). 2) Con un sistema exportador poco o nada diversi- ficado, se crean, sin embargo, sectores de produccién Para el mercado interno (como en Uruguay y Argen- fina antes del auge de la produccién cerealera). 3] El sistema exportador se diversificé haciendo lugar a sectores exportadores paralelos y ademas posibilité la formacién de un sector productivo vuelto hacia el mer cado interno (como en Brasil) ? Sin embargo, nuestro anilisis no considera esa infor- macién como determinante para la interpretacién de las posibilidades estructurales del cambio social, si por ello se entiende una interpretacién “economicista” de Ja sociedad. En efecto,‘para la interpretacién el aspecto significativo escogido es saber cémo se constituyé un sis- tema de dominacién, a partir de esas condiciones eco- némicas, y eso se torna evidente cuando se piensa que Ia existencia o inexistencia de sectores exportadores pa- ralelos pudo haber sido el resultado de una dominacién, alcanzada a través de un sector de clase que impuso su control al resto del sistema o mediante una “confede- racién” de sectores exportadores que controlen entre to- dos el sistema productive, La existencia 0 inexistencia de sectores exportadores: Paralelos —independientemente de quienes hayan ejer- sido sobre ellos el control— afecta el proceso de di- ferenciacién interna de la economia a través de las formas de divisién social del trabajo. Esto a su vez condiciona no sdlo la estructuracién de un mercado in- terno, sino también la de nuevos grupos sociales —lo que para la explicacién sociolégica destaca inmediata- mente el problema del condicionante econémico del sistema exportador. Reparese adems que estos grupos para el mereado interno (co- 2. Claro esté que las situaciones sefialadas no son posibilida- des tcéricas de pares de combinaciones como se daria en un anilisis formal, pues si as{ fuera, la “tipologia” secia haste ine completa; son més bien una formalizacién de situaciones hist. ricamente dadas. ® 63 sociales no son sélo el resultado mecénico de una “es: tructura econémica”, sino que también éstos intentardn desarrollarla modificarla como medio de imponer 0 mantener su forma peculiar de dominacién. De este modo) son razones histérico-sociales las que abrieron Ia posibilidad de que el grupo exportador do- minante lograse controlar el sistema productivo nacional imponiendo la monoproduccién, 0 por el contrario tu- viese que pactar con otros grupos exportadores de al- cance regional. !Esa alternativa se vincula al proceso histérico de formacién del mercado nacional; como es obvio fue més fécil imponer la dominacién de un solo grupo exportader en los paises pequefios, donde la na- cién pudo surgir como resultado de la accién de un mismo grupo socioeconémico dominante homogéneo, que en los paises grandes, es decir, aquellos donde los limi- tes del sistema productive nacional tuvieron que fijarse ven funcién de alianzas regionales. Sin embargo, en Ii- nneas generales podria afirmarse que hay una tendencia, latente o manifiesta, expresada a través de un grapo agroexportador dominante, de intentar imponer una for- ma monopolista, a través de un régimen de monopro- duceién, que Ie asegurase el control politico casi he- geménico, El hechode que el régimen exportador hubiera o no posibilitado inicialmente que se formase un sector pro- ductivo para el mercado interno se explica, econémica- mente, como una consecuencia de su: magnitud. Por ello las economfas exportadoras diversificadas, ¢s decir, las que alcanzaron cierta magnitud en funcién de la crea- Gién de niicleos exportadores paralelos, facilitaron ne~ cesariamente la formacién de sectores productives orien- tados hacia el mercado interno. En efecto, la produccién Para el mercado interno, en a fase de transicién de la economia exportadora, slo expresa una funcién directa del crecimiento de dicha economfa; alienta el consumo interno porque su expansiGn requiere, desde luego, una industria agropecuaria directamente vinculada a la ac- tividad, y porque, de todas maneras, la complejidad de EL MOMENTO DE TRANSICION 6 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL la produccién exportadora origina sectores de poblacién con cierta capacidad de consumo. Ese consumo interno, conviene aclararlo, no adquiere magnitud significativa en funcién directa de la cantidad de mano de obra empleada en Ja produccién rural —Ia cual tiene ma- nifiestamente baja capacidad de consumo—, sino en funcién del avance del proceso de divisién social del trabajo, vinculado a su ver al grado de desarrollo ca- pitalista de la produccién agropecuaria* __ Este desarrollo, en tanto obliga a una cierta especi lizacién en las formas productivas de la “hacienda”, rompe las formas tradicionales de organizacién del tra. bajo (de acuerdo con ellas la hacienda es una unidad econémica que se autoabastece), y posibilita que los cen- tros urbanos desarrollen en su seno las actividades eco- némicas necesarias, apuntando ahora a un mercado més amplio, aparecer los. primeros conatos de un mercado interno, surgen 0 se desarrollan en las ciuda- des nuevos grupos sociales: artesanos, pequeftos comer- cientes, profesionales, sectores vinculados a los servicios (transportes, bancos, educacién, servicios pliblicos, etc.) En funcién de ese mercado se constituyen los prime- ros niicleos industriales, y se forman, en consecuencia, tanto una burguesfa urbana como sectores obrero-popu- lares; asf, en un primer momento, los grupos sociales urbano-industriales se constituyen siguiendo la expansién del sector exportador y sin que sus intereses econémicos se opongan a los de éstos, sino que, por el contrario, pa- san a ser un sector complementario de aquél. ~iEsas condiciones histérico-estructurales explican, como dijimos, el mecanismo de formacién del sector urbano= industrial y el grado de diferenciacién social interna pro- 3, Es decir, la ampliacién del consumo que va a ejercer papel sgaficaive en ia fonmacién del mercado interno ve Gr Cunscribe al connumo de los mimmos productores, que ahora se foremn mols caplaitat Por ott pare, ec Iighdh tambien la cermnaig Sees. niieleos urbanos —es decir, de nuevos mercados— que la capitalzacién del agro y la consecvente des: Srtcalacn de la hacienda provocsn, “ EL MOMENTO DE TRANSICION 65 ducida por Ia expansién de la economia exportadoral La dinmica de esas fuerzas, sin embargo, depende dé la unidad o diferenciacién de los grupos agroexportadores y de fas alianzas entre algunos de estos grupos con Jos mismos sectores sociales emergentéssEn efecto, en los paises donde se alcanz6 la unidad entre los grupos do- ninantes y se pudo establecer una situacién que tendia al monopolio de poder, la crisis del sistema de domi- nacién oligérquica no produjo las mismas eonsecuencias que en los paises donde tal unidad no se dio y en los cuales fue posible plantear un nuevo esquema social de tiderazgo politico a través de alianzas de sectores no hhegemdnicos del sector agroexportador con los grupos sociales emergentes. De igual modo, la ampliacién. del exquema politico pudo efectuarse més répidamente en Tos paises donde los nuevos grupos sociales pudieron aprovechar la participacién que lograron en el. Estado, ‘a través de alianzas acordadas con algiin sector de los grupos oligarquico-exportadores, para asf crearse una base econémica de sustentacién mediante politicas eco- némicas que favorecieran las inversiones estatales. "A continuacién se indicarén brevemente algunos mo- dis tipicos de la transicién, es decir, de las tentativas de participacién de clases ‘medias en Tas alianzas de poder, considerando los factores estructurales condicio- nantes a que se hizo mencién. al La incorporacién de los sectores medios ala hegemonia de la burguesia exportadora El desarrollo del sector agroexportador en Argentina signified por una parte, como dijimos, una cierta dife- renciacién de la economia nacional y muy en especial estimuld Ia formacién de sectores medios, tales como la administracién del Estado (civil y militar), los grupos profesionales, los sectores ligados a la administracin y control de las empresas exportadoras, ¢ incluso se des- arrollaron algunas industrias y servicios orientados al mercado interno; y por otra parte posibilité una clara 66 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL do aubwrstinavinn ale law actividades econémi- cas preexistentes al sector agroexportador, en particular la burguesia de cardcter local y grupos de terratenientes de baja productividad.* La articulacién entre los distin tos grupos pudo darse bajo la hegemonia del sector agrocxportador en la medida en que éte logré presen- tar, a través del aparato del Estado, su dominacién como ai forse expresién de la. unided del conjunto de los sectores dominantes. ° En el proceso politico aparecen entre 1893 y 1905 —a través de los intentos revolucionarios del Partido Radi- cal— los nuevos grupos, antes sefialades, que logran su “reconocimiento politico” por la ley Saenz Pefia de 1912. Con Yrigoyen, los radicales Megan al gobierno y es- tablecen un sistema de alianzas que favorece a los sec- tores agroexportadores regionales y los urbano-industria- les, posicién que éstos consiguen, en gran parte, porque por ver primera logran movilizar electoralmente en su apoyo a amplios sectores medios y capas populares urbanas. Sin embargo, el sector hegeménico del sistema agroexportador, los ganaderos y cerealeros, como grupo casi monopolista, tienen fuerza suficiente para reaccio- nar. Asi, cuando las consecuencias de la crisis econé- mica de’ 1918 amenazan el éxito del gobierno radical, los representantes del sector agroexportador aprovecha- ron las manifestaciones sociales caracteristicas de los “nuevos tiempos”, que asustaron y parecian amenazar al conjunto de las clases dominantes (reforma de Cér- doba; huelgas obreras, puesto que Yrigoyen contaba con el apoyo de las masas pero no controlaba los sindicatos) , para proponer al sector de la burguesia agraria nacional que lo apoyaba, y a la burguesia urbana no. populista, un nuevo esquema de transicién menos violento; el cual se alcanza a través de Alvear, quien acepta la partici- pacién de los radicales mo-personalistas (es decir, no 4. Se aclara que empleamos la expresi6n “terratenientes de baja productividad” para caracterizar a los latifundistas no vinculados a la economfa exportadora, EL MOMENTO DE TRANSICION 67 populistas), pero rechaza un modelo de participacién politica ampliada. Los grupos sociales y econémicos que se integran en el nuevo acuerdo se alinean asi: un pa- pel significative corresponde a quienes actian en el Ambit nacional como representantes de los intereses extranjeros, en especial de los grupos ingleses (que vincu- lan tanto al Estado argentino como a la economia na- cional con el exterior) ; la burguesfa nacional exporta- dora vuelve a tomar el papel preponderante © integra el gobierno sea en forma directa o a través de perso- neros. Por supuesto que en el éxito de esta contraofen- siva no estuvo ausente el hecho econémico fundamental: la prosperidad del sistema exportador; Jas clases medias y Ia burguesfa urbana no tenfan por qué arriesgarse en favor de una politica econémica que las independizara de la burguesia agraria exportadora en la medida en que el antiguo sistema exportador todavia funcionaba satisfactoriamente. Con todo no deja de ser significative que Yrigoyen haya tratado de crear las bases para esa independencia: crea Yacimientos Petroliferos Fiscales, intenta nacionalizar los ferrocarriles y aprovecha las con- seeuencias favorables de la primera guerra mundial para expandir la industria textil y metalirgica. Después del intervalo de Alvear, el retorno de Yrigoyen en 1928 se basa otra ver sobre la alianza entre los “‘radicales” y iertos sectBres de los grupos dominantes de expresién regional, cuya mejor representacién es la burguesta bo- deguera de Mendoza y San Juan. Sin embargo, la uni- dad del orden establecido agroexportador rompe otra ‘yez mas el intento de alianza que representé el gobierno de Yrigoyen, y por las mismas debilidades de la alianza yrigovenista, agravada por el hecho de que el radicalis- mo gobernante no logra controlar el movimiento obrero, que amenaza politicamente y ya no se da por satisfecho con el acuerdo econémico alcanzado a través de la po- Iitica favorable al desarrollo del mercado interno (es decir, de la burguesia). Nuevamente, después del golpe de Estado de Uriburu, ser4 una alianza de “conserva dores”, “antipersonalistas” y de “socialistas independien- oe DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL tes” la que a su modo expresari la “transicién”: el sistema de poder se abre para modemizarse. (los socia- listas independientes, De Tomasso y Pinedo, afiaden un contenido técnico a la politica gubernamental), pero rechaza la alianza con los nuevos grupos cuando éstos arecen expresar las presiones de las masas el esquema se defiende apelando a la intervencién militar y al “frau- de patriético”, hasta la fase siguiente, cuando a la pre- sion de los grupos medios se afiade la de las masas (peronismo). b] La incorporacién de los sectores medios “tradiciona- les” y la crisis de 1a dominacidn oligérquica-burguesa La peculiaridad de la fase de transicién en Brasil radi en la debilidad de la estructura clasista de la situacign social brasilefia. En efecto, la modernizacién de Ia eco- nomfa exportadora se expresa por vez primera con re- Percusiones politicas nacionales a través del proceso de abolicién de la esclavitud, y luego, por el derrocamiento del Imperio, “Este era la garantia no solamente simbé- Tica, sino la mas efectiva de la suma de intereses re- gionales basados en una economia esclavista y una dominacién patrimonialista. En el juego de alianzas re- gionales hasta 1860-1870 predominaron politicamente los intereses azucareros del noreste y_ los cafetaleros del centro del pais (Minas, provincia de Rio de Janeiro y la parte de Sao Paulo contigua a aquélla en Ia cuenca del Parahyba). Sin embargo, se respetaban —aunque no sin conflictos— los intereses locales de los sefiores esclavistas y terratenientes, tanto del sur como del nores- te del pais en especial, como también de tas provincias marginales al centro de poder’ El Imperio organizard una burocracia incipiente, politicamente diestra y socialmen- te importante, por intermedio de la cual —y gracias al poder moderador del Emperador— se resguardaba la autonomfa local de los “sefiores”, sin desintegrarse el Estado nacional, que cuidaba de los ‘‘intereses genera- les”, es decir, del predominio azucarero-cafetalero, con 69 mantuvieran y respetaran los ceon- EL MOMENTO DE TRANSICION Ia condicién de que tros de poder locales. En una situacién dé ese tipo, Ja “dominacién oligar- quica” se hacia efectiva y real su expresién politica, sin que por ello se perdiera el interés en favor de las transacciones politicas siempre en nombre de los inte- reses del Estado nacional. Esto es asi pues, pese a la importancia marcadamente de élite del sistema de do- minacién, el juego politico formal entre dos partidos —liberal uno y conservador el otro— permitia, de todos modos, conatos de pensamiento politico renovador de inspiracién europea o norteamericana, que encontraba su expresion a través de la acciGn de grupos que per- tenecian a los mismos cuadros de la oligarquia domi- nante. Seria un error subestimar Ia importancia politica de esas “corrientes renovadoras” por entenderlas des- vinculadas de la realidad nacional, aduciendo que ésta se basaba en la explotacién esclavista. Por el contrario, Ia transici6n en el sistema de control politico fue deter- minada en gran medida por la accién de grupos no con- formistas que surgieron en el seno de la “oligarqufa”. Precisemos nuestro razonamiento, La cristalizacién de una situacién social capitalista-burguesa se da por vez primera en forma mis evidente dentro del “sistema agroexportador”, cuando los cafetaleros de Séo Paulo empiezan a remplazar la mano de obra esclava por la de los inmigrantes, principalmente después de 1870. El deterioro del sistema esclavista y luego la caida del Imperio (1889) —entretanto se forma el Partido Re- publicano— expresan esa nueva realidad, asi como in- dican también la adhesién a los fazendeiros por parte de los Iamados grupos de “clase media urbana tradi- cional”. De hecho, en una economfa tipo “plantacién” y esclavista, la diferenciacién social tenia que ser, como fue, limitada. Es cierto que las transformaciones alcan- zadas en la economia cafetalera mediante la introduc- cién del trabajo libre significaron una mayor divisiGn social del trabajo y un fortalecimiento de la economia urbana, pero ese proceso no presenta resultados im- 70 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL portantes en la estratificacién social hasta alrededor de la primera guerra mundial. Sin embargo, las presiones “de los nuevos grupos sociales” aparecian ya desde el periodo de la abolicién (1888) y de la Reptiblica (1689). En realidad, éstos se constituyen inicialmente @ través de grupos que, aunque estaban comprendidos dentro. de los estratos oligdrquicos tradicionales, desem- pefiaban un papel secundario: pertenecian a la buro- cracia civil y prineipalmente militar (las que se forta- lecern a su vez después de la guerra de Paraguay de 1865-1870), o desempefiaban en el contexto nacio- nal de dominacién un papel subordinado, tal el caso de los abogados, diputados, personeros o jefes locales de provincias econémicamente secundarios. En el proceso de abolicién de la esclavitud y en el de la formacién de la Repiblica dichos sectores, que s6lo en forma harto imprecisa pueden ser lamados medios, se sumaron a Jos cafetaleros paulistas y a algunos ‘productores no esclavistas del sur para desplazar la “oligarquia impe- ial”, En un primer momento, con la. politica “floria- nista”, donde se percibe ya claramente la presencia de “nuevos grupos”, se da incluso una radicalizacién anti- oligérquica, sofocada Iuego por la instauracién de la forma federativa republicana de dominio, tal como que- dé establecida en la Constitucidn de 1891; ésta expres el sistema de alianzas locales, bajo el predominio de los grupos agroexportadores capitalistas del centro-sur, pero sin excluir a los sectores agroexportadores de otras re- giones, ni mucho menos a los terratenientes de baja productividad. Por su niimero tenfan éstos una gravi- tacién considerable e imprimfan al conjunto del sistema de dominio un cariz nftidamente oligarquico-tradicional, y esto a pesar de que su control efectivo estaba desde fines del siglo xix en manos de los productores y ex- portadores capitalistas del centro-sur. 5+ Es decir, la politica que puso en practica el mariscal Flo- iano Peixoto, quien asumié la presidencia en el periodo de reaccién mondrquica en Brasil, en los rimeros aos dela década le 18 EL MOMENTO DE TRANSICION nm La lenta diferenciacién de la economia urbana, inten- sificada con Ja primera guerra mundial, agregé ‘nuevos protagonistas a la reaccién antioligarquica de: los gru- pos antes sefialados; ahora los grupos urbanos, es decir, los profesionales, los funcionarios, empleados, ¢ incluso sectores obreros, empiezan, a dar un nuevo sentido a la reaccién antioligarquica, pese a que la misma, aun en la década 1920-30, se expresara a través de movimientos de los jévenes militares que todavia respondian por su comportamiento y su ideologla, a valores estamentales que no pueden ‘explicarse sino en funcién del antes sefialado proceso de reaccién. antioligdrquica originado en sectores marginales y econémicamente decadentes de Jas mismas oligarquias regionales, ‘La crisis de la dominacién oligérquico-capitalista se pondrfa de manifiesto plenamente con la revolucién de 1930, evidenciando la precariedad del esquema de alian- zas regionales realizado en el plano exclusive de las capas dominantes. El desgaste de dicho sistema politico empezé con los roces entre los grupos oligarquicos mis- mos por el control del poder nacional. Cuando algunos de los grupos regionales de dominacién ampliaron el esquema de alianza politica para fortalecerse frente a las oligarquias nacionalmente dominantes, dieron paso ‘a nuevos grupos urbanos, lo que deshizo aquello que habria sido, .hasta 1930, una alianza de intereses oli- garqiticos con exclusién de los sectores urbano-popula- es; es0S nuevos grupos comienzan de inmediato a hostigar al sector dominante de Ia antigua alianza oli- garquica —los cafetaleros de Sao Paulo y Minas— logran un nuevo acuerdo sobre el control del poder. En efecto, Vargas y su alianza liberal significan’ un entendimiento en contra de los grupos cafetaleros hege- ménicos (debilitados por la crisis del 29), que expresa las reivindicaciones de los grupos regionales, como los ganaderos del sur y los azucareros del noreste, con los cuales, precisamente, habfan pactado los “sectores medios urbanos”. Se oponen naturalmente a esta nueva alianza, en un principio, aunque intitilmente, los anti- | sean eo peta eet eminence n DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL guos grupos hegeménicos de las clases dominantes, ahora aislados politicamente y econémicamente debilitados, La politica de Vargas crea, con posterioridad, una nueva base econémica que fortalecer la burguesia ur- bana ¢ integrard a las clases medias y a limitados sec- tores de las clases populares de las ciudades, sin poner trabas econémicas a los sectores agroexportadores; més ain, al cabo de pocos afios, traté Vargas de recuperar el apoyo de algunos sectores dominantes de la etapa anterior, incluso el de los cafetaleros, con el fin de constituir una nueva alianza nacional de poder, que, si bien exclufa al campesinado, incorporaba lentamen- te a los sectores populares urbanos. Esa politica pudo lograr la defensa del nivel de empleo, y por consiguien- te del mercado interno y de la industria nacional, por medio de fuertes inversiones estatales en la infraestruce tura y por Ia ampliacién de los controles guberna- mentales. “La antigua alianza oligdrquico-capitalista_ es _rem= plazada por una politica centralista que, respetando los. intereses locales agroexportadores, formaba, al mismo tiempo, una base cconémica urbana suficierte para dar paso a una burguesfa industrial y mercantil, en funcién de la cual se diferenciaban socialmente, por otra parte, Jos sectores de la nueva “clase media” y los sectores obrero-popularés: ¢] La incorporacién de la clase media ala alianza de poder ‘La estructura econémica uruguaya estaba orientada ha- cia la exportacién, y cabia distinguir en ella por lo menos dos grupos significativos: quienes en rigor con- trolaban la estructura productiva —los hacendados— y quienes en forma més directa se vinculaban a la acti- vidad exportadora —los comerciantes—; determinaba asi también que los enlaces entre estos sectores fueran Jo suficientemente estrechos como para que las vincu- laciones entre ambos grupos fueran corrientes. Comer- EL MOMENTO DE TRANSICION 73 ciantes transformados en ganaderos o ganaderos trans- formados en comerciantes, no constituyen una excep- cién, antes bien un hecho reiterado. De aqui no se sigue que, necesariamente, no hubiese lucha, la que a menudo se expresaba en el plano politico. Sus mismas vinculaciones impulsaban a que los ganaderos intenta- ran tener un mayor control del comercio y, a [a inver- sa, a que los comerciantes pretendiesen un mayor domi- nio del quehacer productivo. La estructura de los partidos tradicionales, blancos y colorados, esté en gran parte determinada por lo antes sefialado; ambos partidos estin constituides gene- ralmente por grupos similares, pero se diferencian entre ellos por el peso que corresponde a cada grupo. En el Partido Blanco es mayor el peso de los ganaderos que él de los comerciantes, proporcién que se invierte en el Partido Colorado. Incluso la preponderante orientacién de los blancos hacia el interior y de los colorados hacia el exterior, como tantas veces se indicd, de hecho no expresa relacién alguna en funcién de un cambio en materia de orientacién de la actividad econémica pre- ponderante, sino més bien que, mantcniendo idéntica orientacién de la economia (exportadora), los blancos impulsarfan una defensa del sector productor de la economia (la hacienda), en cambio los colorados apa- recerian preocupados por la comercializacién, y por ende mis interesados por el desarrollo de la vineulacién externa, ‘La pugna sefialada tenia por consecuencia frecuentes crisis politicas que sblo se interrumpen con el gobierno militar de Latorre (1876-1880), bajo el cual se dan los primeros pasos para la creacién de una alianza po- Kitica més stable entre los dos partidos. Figuras, cierto 5, no de primer orden, tanto del coloradismo como del Partido Blanco, alternan en el gobierno de Latorre; ademis, los intereses econémicos empiezan durante este periodo a expresarse como tales a través de a Cémara Rural y la de Comercio. ‘La vinculacién con Inglaterra durante el gobierno 4 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL de Latorre se hizo mas intensa, circunstancia que im- pulsa el crecimiento de la economia exportadora, a lo que deben sumarse otros dos importantes factores: incorporacién de una tecnologia rural més desarrollada (alambrados, refinamiento del ganado, etc.), y una. politica que favorecié la incorporacién de inmigrantes europeos. Estos factores, que intensificaron el proceso de divisién social del trabajo, contribuyeron también al crecimiento urbano y a una mayor complejidad del sistema de estratificacién social. Este cambio social adquirir’ poco més tarde consi- derable importancia politica, Los grupos medios y los sectores populares que empezaban a pesar constituirén el eje de Ia politica de Batlle con toda su secuela de cambios econémicos, politicos y sociales, En la prictica, la estructura, en términos de com- posicién social de los partidos, se mantenfa sin grandes alteraciones. El primer intento del batllismo fue conse- guir el predominio dentro del Partido Colorado, para Jo cual incorpora dentro de éste —y en su apoyo— a los sectores de clase media y popular urbana; una vez conseguido este objetivo postula alcanzar el poder del Estado, pero ahora, para lograr tal finalidad, moviliza a todo el partido y su compleja estructura de grupos sociales, y no sdlo a los grupos populares y la clase media, La politica realizada con éxito dentro del par- tido se aplica también a la estructura del Estado; ¢s asi como a través de la Constitucién de 1917 se abren las puertas de la decisién politica a los nuevos sectores urbanos mencionados. Cabe notar, sin embargo, la precariedad de este po- der, por Hamarlo de alguna manera; Batlle controla el partido porque le incorpora la clase media y algunos sectores populares, pero no logra desplazar del partido a los demas sectores; por medio de la estructura parti- daria logra alcanzar el triunfo politico de los colorados, pero tampoco logra desplazar totalmente del poder real a los blancos. La estabilidad posterior del sistema politico, por consiguiente, no esta dada por el mono- 6 del poder de un sector © grupo social, sino por el complejo mecanismo de alianzas y delimitacién de esferas de poder que impone el intrincado esquema econémico-social. La estructura de alianzas entre grupos que cada p: tido expresa y el acuerdo entre: estos iiltimos, cont buyen a hacer del Estado un sistema que encarna esa alianza y permite —lo que es mis importante— una ica econdmica estatal (nacionalizaciones, creacién de empresas fiscales, servicios sociales, etc.), que no es politica auténoma del Estado con respecto a las clases, ni politica de un grupo en desmedro de otros, sino expresién de la alianza misma. EL MOMENTO DE TRANSIGION d] El predominio oligdrquico y la debilidad de la clase media En el caso de Colombia también se presenta una estruce tura de dominio donde el bipartidismo revela no un corte horizontal en Ia estructura social sino una pugna incesante entre sectores de la clase dominante, es decir, de los grupos comerciales y exportadores en primer lugar y de los plantadores ligados a aquéllos. Serla equivocado pensar que la lucha liberal-conservadora del siglo x1x expresa una oposicién entre los sectores terratenientes-fefioriales, por un lado, y los sectores bur- gueses-capitalistas, por el otro, En efecto, si en la base de sustentacién del Partido Conservador habia familias de abolengo, también se encontraban comerciantes y plantadores antioquefios, a quienes suele atribuirse, eco- némicamente, un papel significativo en la moderniza- cién de la produccién colombiana. De igual modo, entre Jos liberales se cuentan, en el siglo xix, grupos que expresan los dos rostros del pais: el pasado colo- nial-terrateniente patrimonialista y el progresismo ex- portador de la economia del tabaco y del café, como también grupos de comerciantes. Es significative que 1a violencia de la lucha politica no impide el florecimiento de la burguesia agroexpor- 76 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL tadora, la cual, a la larga, impone momentos de com- promiso entre las facciones en pugna: el catolicismo conservador y el agnoticismo liberal ceden a la eficacia del empuje de la plutocracia que se formé y que logr6, incluso, empezar a desarrollar inicios importantes de una economia industrial. La Constitucién de 1886, bajo la inspiracién del liberal Rafael Niifiez, preanuncia el pacto explicito de poder entre las dos extremos ideo- Végicos de una misma clase. Se da asi en Colombia un arreglo politico que abarca el conjunto todo de Ja clase dominante, desde sus sec- tores mis atrasados hasta sus grupos econémicamente més progresistas, el cual logra incorporar incluso a los sectores medios rurales y provinciales dentro de un mismo orden. De ahf en adelante, las tentativas de reaccién, aun- que internas con relacién al sistema de poder, son todas violentas (1884-85, 1895, 1899-1902), y fracasan. El deterioro politico interno se agrava hasta el punto de legar el pais a la desorganizacién de sus estructuras nacionales, situacién que culmina con la secesién, en 1903, del istmo de Panam. A comienzos del siglo xx se advierte una recupera- cién de la economfa industrial, y esto como consecuen- cia de la direccién hacia el mercado interno que los sectores burgueses dan a las inversiones, hecho del que deriva no sélo un robustecimiento de la expansi6n ur- bana en el primer cuarto del siglo, sino también el aumento de Ia diferenciacién social; se amplia la “pe quefia burguesia” y surge un sector obrero urbano y agricola como consecuencia tanto de la incipiente i dustrializacién, como de la explotacién extranjera del petréleo y del banano. Por vez primera, y ante el “pacto oligérquico” —que se hacia y deshacia de acuerdo al mudable capricho de los intereses politicos pero que se mantenia fre a las dems clases— se advierte Ja presencia de otras clas, Esa “presencia”, sin embargo, fue més bien indirecta; son todavia sectores “‘liberalizantes” de EL MOMENTO DE TRANSICION 7 las clases dominantes quienes se hacen eco de la pro- testa popular. Esta, de todas maneras, crecié correla- tivamente con la prosperidad econémica intensificada por la indemnizacién obtenida de Panama y que canz6 su culminaci6n en visperas de la crisis mundial Las huelgas obreras y las reivindicaciones de los tra- bajadores de la United Fruit Company y de la Tropical Oil Company, si bien fueron reprimidas muchas veces de forma violenta, sefialaban la naciente complejidad de la estructura econémica y social del pais y posi y crearon las condiciones para conmover la politica colombiana. A pesar de ello, y en un comienzo con Rafael Uribe, la polarizacién politica que refleja la nueva diferenciacién de la sociedad se manifiesta dentro del mismo libera- lismo, y aun dentro de los grupos socialistas de la dé- cada del veinte casi todos sus dirigentes salen de los cuadros de las clases dominantes; éstos fueron reabsor- bidos més tarde por el juego bipartidista y sélo cuando hay fragmentacién politica en las capas dominantes puede notarse, a nivel de la purga por el poder, Ia pre- sencia de grupos no pertenecientes a esos sectores. Tipica y trégicamente el gaitanismo va a simbolizar esa situa- cién; la existencia de incipientes sectores medios ur- banos y la protesta popular recorren todas las sendas desde la critica al orden constituido hasta una tentax tiva violenta y fracasada de lograr su disolucién, pa- sando por intentos de reforma desde dentro, sin alcan- zar nunca éxito. La reducida diferenciacién relativa de los grupos sociales y el cardcter monolitico de las ca- pas oligdrquico-burguesas frenan el acceso de los gru- pos medios al poder ¢ imponen politicamente el pacto oligarquico, sin que del inmovilismo politico derive ne- cesariamente el estancamiento econémico. Se da, por lo tanto, una situacién peculiar en Colombia, donde, a diferencia de otros paises de caracteristicas semejantes que contaron con un sector significative de burguesia nacional al que se sum6 la presién de grupos medios y de sectores populares, el desarrollo se produjo bajo la 8 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL direccién y por el empuje predominante del sector bur- gués que manejé el “frente nacional”. ] Crisis econdmica, crisis politica ¢ industrializacién Las distintas condiciones histérico-estructurales breve- mente resefiadas aqui explican por qué en algunos paises se mantuvo estable el sistema politico agroexportador, a pesar de la crisis del 29, y por qué en otros en cambio se altera el orden establecido. Y més todavia, explican los matices y duracién distintas del trénsito’ histérico en los paises donde, a las dificultades de transicién del sistema, se sumaban las correspondientes a la irrupcién de los sectores: urbano-industriales. En ese sentido, el mantenimiento de la situacién oligérquico-exportadora en paises como Colombia aun después de 1929, y hasta el fin de la segunda guerra mundial, se hace compren- sible cuando se considera que en ese caso ni el sistema exportador se diversified de modo significative, ni se desarrollé un sector productivo importante vuelto hacia el mercado interno. Y por otro lado, el andlisis compa- rativo de la crisis politica de Argentina y Brasil pone de manifiesto las diferentes situaciones sefialadas entre los dos paises. En Brasil, si bien es cierto que los grupos engendra- dos por la expansion urbano-industrial de Ia época son mis débiles que en Argentina, también la unidad de las clases dominantes ¢s mas fragil. Y, por otra parte, cuando se plantea la posibilidad de la transicién politica en beneficio de los grupos no olig&rquico-exportadores, la presién obrero-popular no alcanza el mismo impetu que logra en Argentina. Las interpretaciones aqui enunciadas destacan, por lo tanto, las condiciones politicas que favorecieron las me- didas de fortalecimiento del mercado interno y, como es natural, dada la inspiracién metodolégica del trabajo, subrayan simulténeamente que, més que la diferenci cién econémica en si misma, lograda durante el periodo de expansién hacia afuera, la diferenciacién social, y | EL MOMENTO DE TRANSICION 9 conelativamente el equilibrio de poder entre los gr sociales, son los factores que “explican” el tipo de des. arrollo alcanzado en los diversos paises,» Conviene aclarar nuestra argumentacién en beneficio del rigor de Ja interpretacién que més adelante expon- Gremos. Por supuesto que desempefiaron un papel ims Portante los factores de tipo econémico, por demas cono- Gidos y mencionados ya en este mismo capitulo (tales como Ia desorganizacién del mercado mundial, las poli. liticas de defensa del nivel de empleo utilizadas para enfrentar las consecuencias de la crisis en la economia exportadora, la interrupcién del flujo tradicional de las importaciones como conseeuencia de la gran guerra sin que se limitaran las magnitudes correspondientes de las exportaciones, etc.), en fa naturaleza de la nueva situa. cién en la que la industrializacién y la formacién del mercado interno aparecen como los rasgos predominan- tes del nuevo tipo de desarrollo. Sin embargo, durante Ja crisis del 29, en ciertos paises los grupos agroexpor- tadores lograron capear el temporal, en forma transi- toria o con mayor permanencia, segiin las circunstancias, adoptando simplemente medidas més 0 menos cldsicas de politica econémica para poder readaptarse a las eircunstancias impuestas por la erisis: organizacién cor- porativista de los intereses exportadores a través del Estado (Argentina), politica de saneamiento monetario Y consecuente defensa del valor-oro de la moneda, desempleo, etc. (Centroamérica), En tales circunstan cias, terminada Ia crisis del mercado mundial, los secto- Tes agroexportadores créyeron que podrian lograr la prosperidad —como en ciertos paises lo consiguieron Tecurriendo a Ja formacién, aunque s6lo como recurso adicional, de un sector industrial y una limitada expan- sién del mercado interno. El problema que se plantea ¢8 precisamente lograr la explicacién de las razones que impulsaron a adoptar alguna de esas alternativas, Como se ha visto, la hipétesis que aqui se sostiene afirma que las caracteristicas que adquirié el proceso de desarrollo después de la crisis del 29 cambié fun- 80 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL, damentalmente en funcién del tipo de transformacién lograda dentro del sistema politico como consecuencia de la presién de los ya mencionados nuevos grupos sociales, y ademds en términos de los conflictos exis- tentes, y en consecuencia de las posibilidades estructu- rales que permiten la reaccién de los grupos vinculades al sector exportador. ‘Por eso las consecuencias politicas de la crisis mundial tuvieron distinta significacién se. gfin el esquema de dominacién que logré prevalecer en cada pais; en algunos casos la crisis implicé solamente 1 robustecimiento del dominio oligarquico de los grupos agroexportadores, y a menudo a través de formas mic Titares-autoritarias, para enfrentar el descontento pro- ducido por las medidas saneadoras y por la disminucion equivalente de la capacidad de absorcién de mano de obra del sector productive,’ Asi en Argentina, donde las consecuencias de la crisis del 29 fueron més bien aprovechadas para una consolidacién, aunque proviso- sia, del dominio de los grupos agroexportadores. Cierto ¢s también que en Ia correlacién de fuerzas sufren des. medro los grupos agroexportadores en su condicién de representantes ante el exterior, y adquieren’a través del Juego politico mayor predicamento los representantes directos del capitalismo de los paises centrales. En otros casos, cuando se pudo ampliar el esquema de dominacién cambiando la pauta oligérquica por otra Policlasista mas abierta, se acentué la transformacién de las formas de desarrollo.sEn este ltimo caso los nexos entre la crisis econémica y las politicas de con- solidacién del mercado interno, y por lo tanto de la quiebra parcial del dominio oligarquico, se_presentan con la apariencia de un mecanismo causal. La crisis econémica precede las politicas de industrializacién, y como consecuencia de ella parecen plantearse las alter. nativas industrializadoras. En el plano del movimiento de las ideas relativas a la industrializacién, en efecto, se buscé explicar la ideologia industrialista, En realidad el proceso histérico fue distinto y no evistid formas tan mecdnicas, ni aun en los paises que | EL MOMENTO DE TRANSICION 81 ms se industrializaron, El argumento que desbarata el mecanicismo de la interpretacién anterior se expresa precisamente a través de la dimensién politica, es decir, en el andlisis de cémo los grupos sociales dominantes se articularon a partir de Ja crisis mundial para imponer su propio sistema de dominacién y organizar el proceso productivo.; Bl distinto curso del desarrollo en los palses Jatinoamericanos que se industrializaron, asi como la au- sencia de un empuje industrializador y correlativamente el aumento del peso relativo de la economia exportadora, se explican pues por la forma como las clases y grupos sociales —“tradicionales” 0 nuevos— lograron dinamizar su fuerza, tanto en términos de las organizaciones de clase que formaron (partidos, Srganos del Estado de que se apoderaron, sindicatos, etc.), como en términos de Jas alianzas politicas que se han propuesto y de las orientaciones politicas que crearon o asumieron como propias para imponer un sistema de dominacién viable. Debe buscarse este lus histérico para comprender la particularidad del proceso social frente a los factores ‘econémicos que afectaron de manera homogénea a todos Jos paises de la regién, en la medida en que todos esta- ban vinculades a las economias centrales de modo simi- Jar: como dependientes de ellas. - - Por supuesto que, para la interpretacién, debe consi- derarse el distinto grado de complejidad y adelanto de la divisibn social del trabajo que los pafses lograron du- rante el periodo de expansién hacia afuera, puesto que el surgimiento de nuevos grupos sociales, y'sus posibili- dades de actuacién, estin estructuralmente limitados a. El andlisis comparativo del grado de diferenciacién de Ia estructura productiva aleanzado por la economta argentina durante la década de 1930, por una parte y por la de Brasil, por Ja otra, indica claramente, sin embargo, que las diferencias, tomadas a nivel puramente econémico, fueron relativamente secundarias para ex: licar la presencia de una politica de consolidacién del mercado interno y de desarrollo industrial. El mayor 82 DESARROLLO ¥ CAMBIO SOCIAL avance relativo de Ja anterior estructura productiva de Argentina no le aseguré una politica industrializadora mas audaz que la puesta en practica en Brasil, donde se hhabfa alcanzado en los primeros afios de la década del 30 un esquema politico-social que a partir de en- tonces daba més viabilidad a la consolidacién del mer- cado interno, mientras que en Argentina tales posil dades no se plantearon antes de los afios 40. 2. LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE EN EL MOMENTO DE TRANSICION Distinto fue cl curso histérico en aquellos paises donde Jos enclaves se constituyeron en principio ordenador de la actividad econémica; aqui debe tomarse en conside- racién —ademés de las diversidades debidas al tipo de enclave, minero 0 agratio—, el grado de diferenciacién del sector nacional de la economfa y el proceso politico a través del cual los grupos que controlaban dicho sec- tor organizaron el Estado y definieron sus relaciones en- tre ellos, con las clases subordinadas y con los grupos externos que constituyeron los enclaves econémicos,? Como se sefialé en el lugar correspondiente, 1 pro- ceso de fijacién de los “enclaves” de la economia lati- noamericana, después de la constitucién de los Estados- nacionales, fue un hecho que ocurrié entre fines del siglo xix y principios del siglo xx cuando, por lo tanto, los grupos de expresién politica local ya se habjan con- solidado en el poder y por lo mismo controlaban sec- tores econémicos importantes. La dindmica de la transicién —como en el caso an- terior— se perfilar& en forma distinta en cada pais ssegtin el grado de diferenciacién de la estructura pro- duetiva que otorga el marco de posibilidades estruc- turales dentro del cual se expresa la accién de los distintos grupos. Lo significativo desde el punto de vista de las formas de dominacién esté dado porque en el ‘caso de los paises con economia de enclave la estructura de dominio manifiesta en forma més directa la subor- LAS ECONOM{AS DE ENCLAVE 83 dinacién politica de los sectores obreros y campesinos respecto de los grupos dominantes. En cambio, én los paises con predominio de productores nacionales, si bien ¢s cierto que la dominacién es a la vez politica y eco- némica, gana relicve la relacién econémica. En la estructura de dominio de las situaciones de enclave se hace posible la explotacién econémica por medio de la relacién politica; de esta manera los grupos domi« nantes nacionales se vinculan a la empresa extranjera més como clase politicamente dominante que como “sector empresario”; al revés, son las empresas extrane jeras las que establecen relaciones directamente econd- micas con los sectores obreros y campesinos. En conse- cuencia, la misma debilidad econémica de los ‘grupos nacionales de poder Jos obliga a mantener una forma de dominacién mis excluyente, pues su vinculacién con el sector de enclave (necesario para mantenerse en el poder), depende de la capacidad que tengan para ase- gurar un orden interno que ponga a disposicién de aquél la mano de obra indispensable para la explotacién econémica. Por otra parte, por sus mismas caracteristicas, en los paises de economia de enclave se formaban niicleos de concentracién obrera o campesina, que virtual 0 poten- sialmente —aunque excluidos del juego politico y por ese mismo mbtivo— presentaban caracteristicas de ma- yor impulso reivindicative. En estas condiciones, la incorporacién de los sectores medios se hace mis difi- cil, puesto que para abrir una brecha dentro de un sistema excluyente de este tipo era necesatia la utiliza cién de los “grupos de abajo” como fuerzas de choque, Jo que podia producir una conmocién del conjunto de la estructura de dominacién o, en otros casos —cuan- do por algiin motivo se expandiese la economia interna y existiera una perspectiva parcial de integracién para los sectores medios—, las clases populares podrian. pre- sionar por su incorporacién y evidenciarian asi la pre- cariedad de la posible apertura. Las formas de dominacién anteriores al proceso de cad DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL incorporacién de los sectores medios pueden estar sefia- lados por un neto predominio de los grupos oligdrquicos cuya base de sustentacién econémica es el latifundio de baja productividad, cuyo mercado es preferentemente regional o interno y donde las relaciones sociales de produccién se constituyen de acuerdo con el patrén de la hacienda tradicional como en México, Venezuela 6 Bo- livia, En este caso la dominacién se ejerce fundamen- talmente sobre las masas campesinas, pues los demés sectores sociales no adquieren importancia dentro del sistema productivo controlado nacionalmente, En con- secuencia, el juego politico formal a nivel del Estado se da entre grupos oligdrquicos que, a lo sumo, pueden estar en pugna. para lograr “afuera” mejores vincula- ciones, pero que enfrentan a los dems grupos sociales en forma conjunta, La participacién de los sectores me+ dios —en esa circunstancia de suyo limitados—, siempre y cuando intentan romper el circulo excluyente, se da mediante un programa antioligérquico de movilizacién campesina en la medida en que Ia economia de la ha- cienda es todavia importante como base real del poder interno. Cuando la oligarqufa aparece mas claramente como mediadora del control del enclave, el programa de los sectores medios tiende a adoptar un tono nacio- nalista y a movilizar ademds sectores no campesinos, cuando el enclave es del tipo minero. Histéricamente, se presentan ademis ciertas situacio- nes cuando la dominacién no es puramente oligarquica, ino que se cuenta con la presencia, mis o menos sig- nificativa, de sectores burgueses. Esos grupos lograron mantener sus posiciones econémicas y politicas” frente al enclave, a costa, es cierto, de una politica de repliegue. La burguesia pudo acentuar su expresién como clase econémica tanto a través del aprovechamiento de las posibilidades de desarrollo de los sectores mercantiles y financieros, principalmente en Jos casos en que se dio Ja formacién de enclaves mineros (tal en Chile) como por el control de algunos sectores agrarios que permi- tieron formas més capitalistas de explotacién de la LAS ECONOM{AS DE ENCLAVE 85 tierra (tal el caso de los productores de la costa pe- in el desarrollo de la economia interna produce también mayor complejidad en el proceso de divisién social del trabajo, y el crecimiento urbano es un hecho significativo; en consecuencia, no s6lo los sec- tores medios son més numerosos, sino también se forman sectores populares urbanos, cuya presencia se suma a los obreros y campesinos del enclave y de la hacienda El] Estado expresara esa mayor complejidad; no sélo es Ia culminacién de una forma de poder basada en la hacienda misma, como en el caso anterior, sino que se constituye en una burocracia que impone una domina- cién més compleja, a través de la cual se realizan los ajus- tes de los intereses de los grupos oligérquicos y de tos grupos burgueses en su relacién con el enclave. En ese sentido, el Estado, expresién de esa alianza, adquiere functones mas complejas, pudiendo incluso, aunque en forma limitada, ejercer funciones no sélo como redis- tribuidor de los impuestos cobrados a la economia de enclave, sino también como promotor de actividades econémicas internas. Y subsidiariamente, en la propia méquina estatal, se constituyen los sectores més. signi- ficativos de ‘clase media”. Politicamente, y dicho de modo esquemético, los sec- tores medios encuentran frente a ellos —a través de sus tentativas de incorporacién— un sistema de dominacién mis diferenciado, que se estructura principalmente por las relaciones entre los sectores oligérquico y burgués y el enclave. También encuentra grupos dominados, mis diversificados, a quienes puede movilizarse para una politica de colaboracién: tos campesinos de la hacienda © de la plantacién, los obreros del enclave (agricola 0 minero, segtin el caso}, y los sectores populares urbanos. Las alternativas politicas cubren un amplio espectro de alianzas, que oscila desde Ia posibilidad de aprovechar una pugna en el sector dominante para incorporarse como aliado de uno de los grupos, como en Chile en algin momento, hasta las tentativas de movilizacién 86 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL revolucionaria por parte de sectores campesinos y obre- ros, como lo intenté el aprismo peruano. Finalmente, y en un caso limite, grupos terratenientes pueden transformar su tipo de actividad econémica en una forma de explotacién agraria que rompe el sistema de la hacienda sin que se dé necesariamente la forma- cin de una economia urbano-industrial. En esa situae cién, los campesinos que no son incorporados al enclave © a la explotacién agricola capitalista nacional son em- pujados hacia formas de economia de subsistencia como Tas que provocé la expansién agricola capitalista cen- troamericana; la escasa divisién social del trabajo que esto significa determina la reducida magnitud de los sectores medios. Estos pueden incorporarse s6lo en la medida en que el éxito del enclave y de la economia exportadora, crean un sector de servicios lo suficiente- mente amplio como para encontrar cabida en él; en caso contrario tratarén de movilizar a los campesinos para enfrentar el sistema de dominacién. La alternativa a esa situaci6n estaria dada por una lenta transforma- cién del sector agrario nacional que permitiera Ia redis- tribucién de Ia tierra, dando asi oportunidad al surgi- miento de sectores de propietarios rurales_ medios y pequefios, como ocurrié, aunque en forma limitada, en Costa Rica. a] Incorporacién de la clase media por quiebra del predominio oligdrquico (En los paises donde la dominaci6n oligérquica se apo- yaba en la existencia de un enclave minero y en formas muy tradicionales de relaciones en el campo, la clase media s6lo pudo lograr una participacién efectiva en el ejercicio del poder en Ia medida que, con el apoyo de las masas campesinas y populares, fue capaz de dar un golpe revolucionario, como sucedié en México y Bo- livia 0, en forma més atenuada, en el caso venezolano? E] proceso adquirié caracteres distintos en los dos paf- ses primero citados, y esto no sélo por razones cronolé- LAS ECONOM{AS DE ENCLAVE 87 gicas sino principalmente por el diferente papel que Ios sectores campesinos desempefiaron en el movimiento re- volucionario. En México, durante el porfiriato, la fuente de desarro- Mo, como es sabido, era la explotacién de la mineria, que al igual que las comunicaciones internas y la energia es- taban en manos de capitales extranjeros. El 40 por ciento de las inversiones totales del pais correspondia a Estados ‘Unidos, e1 80 por ciento de las cuales a su vez en mine- ia, petréleo y ferrocarriles. EI sistema de la hacienda aseguraba Ia dominacién in- tema, aunque también es cierto que en alguna medida se incorporaban al gobierno sectores de la burguesia, prin- cipalmente mercantil y financiera; la clase tiedia urbana que participaba en la administracién del Estado no podia encontrar una efectiva expresién politica dado el ca- racter exchusivo del régimen. Podria decirse que los sectores medios que participa: ban en el porfiriato eran escogidos por la oligarquia. Si la clase media queria tener representacién propia necesitaba implantar un sistema electoral; la resistencia de Ia oligarquia agraria no abrié otra posibilidad que el movimiento revolucionario, donde la clase media debié buscar aliados en los campesinos para oponerlos, como “ejército”, al aparato represivo de la oligarquia. La clase media urbana logra su objetivo con la Re- volucién (“no reeleccién y sufragio efectivo”) y aunque con cierta difieultad impone, en un primer momento, una alianza ahora ya en pie de igualdad con los hacen. dados. No es casual que integrado el régimen de Ma- dero puedan advertirse miembros notables del porfiriato ¥, en alguna medida, el “‘carrancismo” constituye la mejor expresién de dicha alianza. Pero el fenémeno mis- mo de la Revoluci6n ereé una organizacién campesina, una organizacién obrera y una fuerte conciencia de que eran ellos quienes habfan “hecho” la Revolucién, La alianza entre la clase media urbana y los hacendados pudo mantenerse hasta los embates de la crisis del 29, Por otra parte, la Revolucién no habfa significado la 88 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL, ruptura de los Tazos de dependencia con el capital ex- tranjero. Aumentaba la presién reivindicatoria de cam nos y obreros, creandose asi una situacién de ines- tabilidad del régimen. En esas condiciones la clase media urbana debia optar entre mantener su alianza y enfren- tarse a los sectores populares o cambiar de tactica; el gobierno de Cardenas, en 1934, indicé un cambio. Eli- 816 como aliados a los sectores populares, Jo que sig- nificé una efectiva reforma agraria, la creacién de los ejidos y la constituciin de un fuerte aparato sindical. Por otra parte se emprendié un vigoroso programa de nacionalizaciones cuyo objetivo fundamental fue Ia na- cionalizacién del petréleo. Se daban asi los primeros pasos para ofrecer al régimen un efectivo apoyo popu- lar, Pero la originalidad del esquema consistia en que sila clase media controlaba el Estado, también empe- zaba a constituirse en forma privada un poder econd- mico paralelo al de aquél. En el caso boliviano® la quiebra politica de la oli- garquia se inicia con el fracaso de Ja guerra del Chaco. La contienda signifies por vez primera una posibilidad de incorporacién del indigena a la nacién y, en cierto sentido, una toma de conciencia de su condicién. Ade- més, empezaron a formarse entre los sectores medios una serie de grupos descontentos con la _dominacién oligérquica, los que por un camino u otro buscarfan su remplazo; constitufan esos sectores medios los oficiales j6venes de la guerra del Chaco, los intelectuales univer- Sitarios y algunos pequefios grupos politicos urbanos. Dichos grupos encontrarén unidad en la medida que consigan un aliado que les proporcione fuerza efectiva; Jo encontraron en Ios mineros del estafio, y su resultado fue el Movimiento Nacionalista Revolucionario, Adviér- tase que en los primeros momentos el movimiento ‘6, Para un buen resumen sobre el proceso de la Revolucion boliviana y sus antecedentes sociales, vase Richard W. Patch, “Bolivia: U.S, Assistance in a revolutionary setting”, en R. Ne Adams, O. Lewis y otros, Social changes in Latin America today, Nueva York, Harper & Brothers, 1960, pp. 108 ss LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE 89 campesino no se habla incorporado al ame sino que venia desarrollando una accién —desde 1936— al mar- gen de éte y con un contenido politico todavia mas radical. Después de Ia fracasada tentativa de apertura de la estructura de dominio a través de la alianza militar- popular que represents el gobierno Villaroel, el nuevo intento de desplazar el sisterna oligarquico y de enclave cuenta esta vez con una decidida participacién de las masas populares urbanas de la capital, a cuyo lado es- taban los ya mencionados grupos de clase media y los mineros det estafio. En consecuencia, Ia politica pos- terior se articula en funcién de Ja nacionalizacién de Jas minas. Pudo parecer que el radicalismo urbano- minero en un principio no intervendrfa mayormente en cl agro.? Sin embargo, la ya sefialada dinémica propia del movimiento campesino afiade el problema de la re- forma agraria al proceso de ascenso al poder de los grupos de clase media; los grupos campesinos, si no Iegan a participar de manera efectiva en Ia defini- cién: del poder, se transformaron en importante &rea de apoyo para las politicas populares urbanas de las clases medias después de Ia Revolucién del 53. En Venezuela la pugna entre las distintas oligarquias, jonales culminé con Ja instauracién de un régimen ‘militar; que si bien no afectaba el poder local de las oligarquias, tampoco permitia continuar Ia lucha por el predominio de una de ellas sobre las demés. El pacto con las compafitas explotadoras de petréleo, que se hace efectivo durante los regimenes militares, altera la tradicional situacién venezolana. El desarrollo del sector urbano permitia la formacién de una clase medida de alguna significacién, y por su parte el enclave 7. Para el estudio de las relaciones entre reforma agraria ¥y revolucién en Bolivia, véase Flavio Machicado Saravia, En- ssayo critico sobre la reforma agraria. Une interpretacién tedrica sno, Santiago de Chile, Facultad de Ciencias jimeografiada). del caso b Econémicas, Universidad de Chile, 1966 (Tr 90 DESARROLLO ¥ CAMBIO SOCIAL petrolero daba origen a las primeras concentraciones obreras de importancia. La clase media, en su intento de quebrar el régimen, organiza una oposicién cuyos ejes estén constituides por los sectores medios urbanos y los obreros del petréleo. La posibilidad de que esta alianza significara realmente por st misma una amenaza al sistema imperante bastante reducida, puesto que, como no habla po: dades electorales, s6lo restaba la alternativa de una ac- cién més o menos violenta; y aun esto era dificil por el hecho de que Ia clase media era urbana y los obreros que Ia apoyaban (los petroleros del golfo de Maracaibo) estan relativamente alejados de esos centros. Mas atin, disminuye Ia posibilidad de contar con el apoyo del sec- tor popular urbano, en la medida que el petrdleo genera, ganancias que el Estado redistribuye en Caracas. La alternativa que les quedaba a los sectores medios podia consistir en aprovechar las contradicciones y frie- ciones en el poder, especificamente entre los grupos mi- Hitares, para alentar un golpe de Estado; el golpe mili- tar del general Medina Angarita, que conté con apoyos condicionados a una restauracién democritica, concre- ta en algtin sentido esa alternativa. Abierta de este mo- do ta via electoral, el Partido Accién Democratica —que expresa la alianza de la clase media y de los obretos del petréleo— Mega al gobierno. De entonces son las primeras medidas para alterar la base del poder tradi- cional; se da comienco a una reforma agraria ys consiguen condiciones mas ventajosas en relacién con el enclave petrolero. Con todo, el poder de Accién De- mocritica es efimero; uno de los elementos importantes en el derrocamiento del régimen anterior, los militares, alejan a dicho partido del gobierno y constituyen con Pérez Timénez un gobierno de caracteristicas autoritarias apovado sobre los beneficins de su relacién con el enclave. El perfodo de Pérez Jiménez coincide con un auge fen las exportaciones de petréleo, que inciden sobre el crecimiento de Caracas, por momentos casi exagerado. Ademés, durante este lapso- el capitalismo externo ya é LAS ECONOMfAS DE ENCLAVE, oO no s6lo invierte en el petréleo sino que pasa a consti- tuirse en fuerte inversor en actividades comerciales ¢ industriales para el mercado interno, esto implica a su vez. el surgimiento de sectores populares que ya no sélo dependen del Estado sino de su propia capacidad de reivindicacién, Este hecho otorga la posibilidad de am- pliar las bases de 1a oposicién, constituida ahora por sectores medios, sectores populares urbanos y obreros del petréleo. Aumenté Ia viabilidad de un levantamiento, tanto mds cuanto que ahora contaban con el apoyo, por lo menos tacito, de los campesinos identificados con Accién Democratica merced al programa de reforma agraria emprendida durante su breve gestién anterior. Pero al modificarse la orientacién de las inversiones del capital extranjero, que ya no se interesa sélo por el petréleo, algunos de los sectores medios encontraron la posibilidad de orientarse en cierta medida hacia esas nuevas actividades, de donde los graves conflictos i ‘teros entre los distintos grupos que aparecian como ‘triunfantes, euya consecuencia fue un virtual quebran- tamiento de la alianza anterior. b] El acceso de la clase media a la dominacisn oligdrquica-burguesa £n Child el control del Estado, y por tanto de los bene- Ficios que generaba el enclave, estaba en manos de la olicarquia local y de una burguesia mercantil financiera:, que, ademds de mantener importantes sectores econémi- cos, se habla agregado a titulo de socio menor 0, en algunos casos, como personeros, de las empresas extran- jeras que explotaban el sector de enclave. Por otra parte, el grecimiento de las ciudades Mevaba a escena a una clase media, dedicada a las profesiones liberales 0 a los servicios pil ‘jtambién se estaba formando un pro- letariado de cietta sienificacién y ligado directamente a la economia de enclave (obreros salitreros), 0 con actividades a éste vinculadas como puertos, transportes, etc, y ademés una masa urbana de la cual, si bien 92 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL ¢s cierto que no podria hablarse todavia de un predo- minio del sector obrero industrial (el nimeto de arte- sanos era importante), en alguna medida se sumaba a las reivindicaciones de los antes sefialados. Los. grupos nacionales dominantes, aunque compar- tian el poder del Estado, no por eso dejaban de tener conflictos entre ellos. La crisis posterior a la primera guerra mundial afecta fundamentalmente al sector de enclave y a los grupos nacionales mds directamente li- gaclos a &te; en cambio la oligarquia agraria local no sufre tanto el impacto. El desequilibrio de poder que esto genera requiere un reajuste; una de las posibilida- des la constituye el que el grupo que ahora manifiesta un cierto grado de debilidad logre acordar una alianza con un nuevo sector social incorporandolo, en alguna medida, al sistema de poder. De hecho la alianza se efectia con la clase media urbana, que se incorpora electoralmente; significa esto que el nuevo equilibrio po- Hitico se establece en funci6n de una legalicad que ya no sélo justifica el hecho de ser “duefios de una parte del pais” sino legitima también el ser “duefios de los votos”. En esta alianza, que representa el ‘“alessandris- mo” de los afios 20, la clase media urbana pudo inc porarse al Estado, Jo que también le posibilitaba pai cipar de los beneficios que, a través de éste, sacan de la economia de enclave} La politica de los sectores me- dios, en su primera fase de ascenso, no ponta en ducas las ventajas de una economfa de enclave, de modo que el interés mayor no era tanto crear una nueva base econémica que les diera una cierta autonomfa, o una posibilidad de entrar a competir en i diciones con los grupos econémicos nacionales existen- tes, como en el intento de vigorizar el Estado como organizacién que ellos administraban. La incorporacién de las clases medias urbanas signi« ficaba también Ia movilizacién de los sectores populares, pero para éstos la presencia de Ia clase media en el Estado, los derechos clectorales, etc., no pasaban de ser simples reivindicaciones politicas, cuando para ellos el Ns LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE 93 conflicto més importante que debian enfrentar era la marcha de Ia economia misma. Por esto quiz4, aunque en algiin momento el nuevo acuerdo politico conté con apoyo popular, nno por eso deja de estar presente el con- flicto que impide a los sectores populares ser aliados permanentes y confiados. La contradiccién entre el sis- tema econémico (con sus altibajos) y las masas popu- lares no podia resolverse s6lo con programas politicos, Lo sefialado destaca la agudeza del conflicto entre los sectores dominantes como as{ también revela las conti- nuas fricciones con los sectores populares. La necesidad de controlar el Estado por parte de los ‘grupos enfrentados hizo que muchas veces —fundamen- talmente por el dominio que las oligarquias ejercfan, a través de los sistemas parlamentarios— se recurriera co- mo alternativa extraordinaria a regimenes de fuerza que fortalecieran el poder del ejecutivo; inicialmente fueron los nuevos sectores medios los que presionaron por ro- bustecer al ejecutive. La crisis de la economia exportadora de enclave (en especial Ia crisis del afio 29) volvié a quebrar el ines- table equilibrio alcanzado por la presencia de los sec- tores medios. El sisterna carecia del dinamismo necesario para eliminar la desocupacién pues no se habia preocu- pado de crear una nueva esctructura econémica, por consiguiente debieron recurrir a paliativos, tales como Promover obras piblicas u otras actividades que per- mitieran dismninuir sus efectos. Semejantes politicas fra- casaron porque significaban un enorme gasto y un en- deudamiento fiscal que no era del agrado de la burguesta ni de la oligarquia local, y por otra parte como medidas econdmicas eran muy débiles para amortiguar la pre- sién reivindicativa de las masas populares sin ocupacién © amenazadas por la pérdida de su empleo. En el plano de la pura accién politica se recurrié, en general, a Ia represi6n tanto de Ia clase media ur- bana radicalizada (estudiantes), como del movimiento ‘obrero organizado. Nadie defendia gobiernos que hasta se mostraron incapaces de restablecer alianzas con las ot DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL oligarquias locales. Sin embargo, no se excluia la pugna entre los sectores de deminacién tradicional, lo que hizo posible que durante doce dias se legase incluso a res- taurar una pasajera repiblica socialista. En la practica la forma mejor de resistir la crisis fue en general reconstruir ia alianza politica de los sectores tradicionales incorporando contados sectores de Ia clase media urbana, en especial los menos radicalizados. Las posteriores politicas econémicas muestran un ca- récter algo més modernizante aunque evidentemente no populista; si se recurre a la inflacién es por considerarla una forma de proporcionar créditos a los grupos eco- némicos nacionales, agricolas, industriales, etc., pero la inflacién no se ve compensada con un aumento real de los salarios obreros. Grave es el conflicto entre los diversos grupos socia- les; la violencia y las milicias armadas de derecha 0 jaquierda se convierten en algo més que posibilidades teéricas. Pero gn la medida que comienzan a superarse los efectos de la crisis econémica, la clase media ur- bana puede nuevamente empezar a plantearse la posi- bilidad de incorporarse al poder del Estado. ‘Cuando amengua el conflicto econémico, las masas populares también pueden hacer suyos los “programas politicos” de sectores de la clase media y admitir un programa de redistribuciGn, Por otra parte, y esto es en Cierto modo subproducto de Ios conflictos que antes de- bieron afrontar, cuentan ya con la adecuada organiza- cién que les permiten convertirse en aliados y dejar de ser s6lo masa de maniobra; su participacién se expresa a través del Frente Popular de 1938. El retorno de la clase media urbana a la administra- cién del Estado adquiere ahora otro signo; para ase- gurarse el poder es necesario crearse una base econd- mica y el Estado puede ser la palanca de una economia industrial que administre la clase media, y también el medio de asociarse a la burguesia mercantil-financiera, pero ahora ya no s6lo como fuerza electoral sino tam- bién como floreciente burguesia. LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE 95 Respecto a Perti cabe sefialar, junto a los hacendados tradicionales, la existencia de una burguesia mercantil- financiera con la suficiente importancia para constituirse en un polo necesario del sistema de dominacién; pero ya no se puede prescindir de la presencia de sectores asalariados agricolas (plantaciones) y sectores popula- es urbanos que complican la escena. ‘Los regimenes de fuerza son un hecho permanente en la vida peruana de este periodo, y esto en parte sc explica por los agudos conflictos entre los sectores do- minantes; la clase media est trabada permanentemente entre una posibilidad de alianza (como socio menor) de la burguesia que adopta formas capitalistas més modernas, sean éstas urbanas o agrarias, o una alianza con los sectores populares. El apra era el partido cuyo: programa més se aproximaba a este timo planteos pero evidentemente no constitufa Ja tinica alternativa, pues a una movilizacién popular dirigida por la clase media, también cabia oponer un “populismo” més. pa- ternalista, como en efecto lo intentaron en algunas oca- siones y en diferentes circunstancias, Piérola, Leguia y Sanchez Cerro. Las miltiples posibilidades de alianza, productos a su vez de los numerosos conflictos existentes, creaban un punto débil a todo el sistema de dominacién; algunos intentos de apertura, incluso esfuerzos més o menos vio- Jentos del aprismo por romper el esquema, fueron re- primidos. Como consecuencia se proscribié al partido de la contienda electoral durante mucho tiempo; esto explica el surgimiento de regimenes militares 0 con fuerte influencia de étos, que al tiempo que encubrian la dominacién oligérquico-burguesa servian de contencién a la presién popular. Decaen las fuerzas de los “sectores medios”, incluso se debilita su alianza con los sectores populares y se intentan alianzas que abran las vias de acceso al poder a través de combinaciones con el grupo modemo 0 con el més tradicional, actitudes que perju- icarén a los mismos sectores medios. En principio, podria decirse que comienza a plantearse la posibilidad 96 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL de abandonar el apoyo popular, pues con él nunca se llegaria al poder, dado que el desenlace estaba en ma nos de los grupos que de hecho dominaban; restaba como disyuntiva aprovechar sus fisuras para llegar al control del aparato del Estado y desde alli afianzarse mediante una. alianza mas amplia. TActica tan com- plicada dificultaba el acceso de los sectores medios, pues Jos grupos dominantes se mostraban reacios a un aliado que podia ocultar detraés de él los sectores populares cuya presencia si podria deshacer el esquema vigente de dominacién, y por tanto preferirian mantener una forma de poder que aunque no era “democratica”, por lo menos aseguraba el mantenimiento del sistema im- perante, Més tarde las alianzas cambiarin de contenido y de signo, cuando algunos sectores mercantil-financie- ros, de corte modernizante, traten de recuperar el apoyo de las masas; esta actitud se advierte en el “belaundis- mo” de los primeros momentos. La clase media, espe- cialmente la “aprista”, aun a riesgo de perder parte del apoyo popular que conservaba, buscaré ahora aliados como los “odriistas”, en mejor situacién dentro del sis- tema de poder tradicional. ¢] La clase media frente a los terratenientes y al enclave En América Central, considerada como unidad, tuvo lugar la;transformacién de una oligarquia agraria en ‘un grupo agrario exportador, el que, si bien fue capaz de superar la hacienda como sistema productivo, no dio origen a una actividad urbano-industrial importante) Su consideracién pormenorizada puede introducir mo- dificaciones en el andlisis de las caracteristicas de los procesos histéricos nacionales; con todo, y a los fines de este ensayo, algunos temas pueden enfocarse glo- balmente.® 8. Para una interpretacién sociolégica del americano véase Edelberto Torres Rivas, Poril dalidades del desarrollo en Centroamérica, Santiago de Chile, LAS ECONOMIAS DE ENCLAVE, 7 Desde Ja independencia, fla economia centroamerica- na de exportacin siguié deperidiendo de algunos pro- ductos coloniales},en especial colorantes de origen ani- mal y vegetal, aunque dentro de la produccién interna las actividades agricola y ganadera mantienen su sig- nificacién. La estructura econémica se expresa con elo- cuencia en la estructura social; de influencia era el sector de comerciantes, ligado a la exportacién de los colorantes, y de una decisiva importancia interna por el control que ejercian sobre los eréditos de los produc- tos agricolas en. general, De paso digamos que la pro- duccién. de esas materias estaba generalrmente en manos de pequefios productores (minifundistas), lo que faci- litaba el dominio de los comerciantes. ‘Pero no todo eran colorantes; los grandes terratenien- tes mantenian explotaciones del tipo de la hacienda; las tierras comunales 0 ejidales ocupaban extensiones con- siderables y las propiedades religiosas, o “manos mucr- tas”, eran de magnitud significativa. El ciclo del café (alrededor de 1870), altera la si- tuacién; nuevas son las condiciones de explotacién de este producto y la encaran con éxito los grandes terra- tenientes.\EI “régimen liberal”, paralelo al auge del café, pone en marcha el proceso de apropiacién de la tier: se convierten en dominios privados —en realidad er: propiedad de Jos terratenientes— los ejidos, las manos muertas, y hasta se incorporaron muchos minifundios. Durante este ciclo, los cafetaleros logran imponer su predominio sobre el grupo de los comerciantes, crean su propio sistema de crédito, principalmente a través de bancos nacionales, desplazando ast a los anteriores pres- tamistas. De entonces datan los comienzos de las obras de infraestructura, principalmente ferrocarsiles. La formacién del enclave bananero, en manos de ca- pitales norteamericanos, coincide con el desarrollo de la politica expansionista de Estados Unidos, pas que 8, 1967. Para los aspectos més relacionados con Ia evalu- econémica, véase Carlos M. Castillo, Growth and Inte- tation in Central America, Nueva York, Praeger, 1966, 98 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL interviene incluso militarmente en América Central y el Caribe; ademés, las compafiias bananeras ejercen el virtual monopolio de los ferrocarriles y de los puertos fruteros de embarque. Aunque el banano no logra su- perar la mayoria de las veces el monto de Ias exporta- ciones logradas por el café, esta transformacién tiene lugar cuando la economia cafetalera se encuentra, en funcién del mercado exterior, en un proceso de franca declinacién, tanto més perceptible si la analizamos al nivel de precios. La importancia de las plantaciones, y por ende del enclave, estriba en que logra sumar a su dominio el de los transportes. La crisis del 29 se manifiesta en América Central en términos de contraccién de las exportaciones; si en al- unos casos no s¢ manifests con demasiada intensidad ello se debié a Ja posibilidad que tuvieron los campe- sinos. de refugiarse dentro de una economia de subsis- tencia. Con todo, sus efectos fueron de muy larga dura- cién, y la recuperacién sélo puede advertirse a partir de los dltimos afios de la década del 40. La crisis puso al descubierto el cardcter de la domi- nacién. La ejecucién en El Salvador de treinta mil cam- pesinos, rebelados por el hambre, mostré que el sistema estaba asentado sobre la capacidad de un sector —el terrateniente sumado a los intereses del enclave— en mantener sometida a la poblacién campesina, que pro- porcionaba una mano de obra en extremo barata y que posibilitaba los elevados dividendos de estos sectores. La sucesién de regimenes de fuerza durante el periodo prueba el esfuerzo por conservar inalterable la situacién, aun en condiciones adversas. ‘La clase media urbana.—que en América Central, y en términos relativos, ‘crecié lentamente— también su- frié los efectos de la represi6n. Las demandas de parti- cipacién politica podrian acarrear, como consecuencia indirecta, el levantamiento de los campesinos; la oligar- quia por su parte preferia no innovar. ‘Dos alternativas restaban a los sectores medios: aceptar el dominio de LAS ECONOM{AS DE ENCLAVE 99 los sectores vinculados a la oligarquia y al enclave, fa~ talmente autoritario, cuyo propésito no podfa ser otro que el mantenimiento de la sumisién campesina, o iniciar una campafia de presién politica cuyos resultados bien podian escapar a su control, ‘La Revolucién guatemalteca ilustra nuestras afirma- ciones; la reforma agraria desat6 una enérgica reaccién, y a la caida del gobierno de Arbenz se sucedieron go- biernos que pretendian la vuelta a la situacién anterior. La participacién de Ia clase media s6lo empieza a ser posible cuando, durante los dltimos afios, ciertos secto- res ligados al poder inician transformaciones moderni- zantes de la economia agricola —fundamentalmente plantaciones algodoneras— que se desarrollan por nece- sidades exteriores, ms concretamente del mercado esta- dounidense; incorporan un nivel de tecnologia que ya no es preponderantemente la explotacién cuantitativa de mano de obra. Esto permitié un crecimiento de las ci dades y de las funciones urbanas que, aunque vincu- ladas a la explotacién agraria, no estaban tan estrecha- mente ligadas al mantenimiento de grandes contingentes campesinos, Por otra parte, la industria sigue siendo reducida, y por consiguiente la posibilidad de una pre- sim popular canalizada a través de los sindicatos dista mucho de ser una realidad puesto que muchas veces sus actividades sélo son efimeras. 4] Clase media, industrializaciin y politica En su conjunto los paises con predominio de economia de enclave, por la misma debilidad relativa del sector burgués, tienen un mercado interno incipiente. Dentro de la gama de posibles variantes en ese tipo de econo- mfa, sélo en dos casos se encararon politicas preocupa- das por una ampliacién de dicho mercado, es decir, de industrializacién: en el primer caso, paises como Chile por ejemplo, donde el sector externo se impuso cuando ya existia un importante sector mercantil-financiero, y en consecuencia una clase media en condiciones de rei- 100 DESARROLLO Y CAMBIO SOCIAL vindicar Ia creacién de bases nacionales para la expan- sin econémica; en el segundo, paises donde los scctores ‘medios lograron insertarse revolucionariamente dentro del aparato del Estado y lo utilizaron para crear una economia nacional, tales México o Venezuela En todos los casos, la dinamizacién de Ia economia interna atravesé la etapa de la presién de los grupos me- ios aliados con el sector capitalista burgués ya existente, con los sectores populares o campesinos, cuando no con ambos sectores. {Por otro lado cabe destacar que en estos paises la crisis de la economia mundial afecté directamente al sector moderno —es decir, al enclave— sin llegar a amenazar las bases de la dominacién olig&rquica en la hacienda, que es su fundamento econ$micc, Gon todo, el repliegue del sector enclave no pudo ser compensado, como ocurrié en los pafses con productores nacionales, por aplicacién de politicas de ‘defensa del nivel del empleo” y capitalizacién interna. Por el contrario, el deempleo impuesto por la crisis mundial impuso una mayor rigidez de las condiciones sociales en las que se planteaba el enfrentamiento politico.(La década del 30 se caracteriza por el aumento de la presién social, la ‘multiplicacién de Tas huelgas, y por el planteamiento de poltticas més radicales: el “eardenismo” en México, cl “Frente Popular” radical-socialista-comunista en Chi ‘e, el “aprismo” durante su fase mas revolucionaria (el levantamiento de Trujillo), la fundacién del Partido Aceién Democratica venezolana, el levantamiento cam. pesino de El Salvador, la incorporacién de mayor nume- + de campesinos al pronuneiamiento armado de Sandi. 0, y hasta podrian agregarse los intentos “socializantes” de Bolivia y Ecuados A la presin popular, encauzada por limitados secto- ws de las clases medias urbanas, la dominaci oligarquia_y el enclave respondié en forma autor decir, utilizando las fuerzas armadas. Dadas esas ‘con- iciones, la propuesta de_politicas de, formacién de un mercado interno depen ‘como es obvio, de un. cambio LAS EGONOMIAS DE ENCLAVE 101 ltico previo, como los que se dieron en Chile, Mé- ma © Venemusla 9, posetormente, ext Per Las con- secuencias econémicas de la “transicién”, es decir, del acceso de las clases medias y, en ciertos casos, la trans- formacién en incipiente burguesia de los grupos mas rivilegiados de esas clases medias no estin empafiados, Como en los pafses de economia exportadora nacional, por efectos imputables a la crisis econémica mundial Es requisito previo, y muy evidente, la quiebra o por lo menos el repliegue del sector vinculado a la oligarquia y al enclave, para que sea posible utilizar el Estado, controlado ya por otros grupos por lo menos parcial mente, para plasmar los mecanismos de acumulacién y de inversién capaces de crear un mercado intemo, el que a su vez serviré de punto de apoyo de la nueva politica. . ; Sin embargo, seria incorrecto imaginar que a parti de ese momento la historia de esos paises vuelva a. re- petir las fases ya consideradas en el pardgrafo anterior; el populisino desarrollista no encuentra bases para sos- tenerse y la formacién de una burguesia industrializa- dora depende, en mayor o menor grado, del Estado. ‘Ademés, con la participacién del Estado, y en parte con el financiamiento logrado a través de una politica de intensificacién del apoyo péblico en la renta que ge- nera el sector de enclave, la clase media ascendente y el sector nacional burgués (que acaba de constituirse ‘0 es més antiguo, como en Chile, y, em forma més Ii- mitada, en Pert), intentan cambiar las pautas del des- arrollo fortaleciendo el sector urbano industrial, lo que ‘ccurre en esos paises (con excepcién de Chile) después de la segunda guerra mundial. Los vinculos de depen- dencia externa ya son de otro tipo, como surge de la caracterizacién que daremos més adelante. A partir de 1950, més 0 menos, las inversiones extranjeras se hardn en el sector productive orientado hacia el mercado in- terno, y esto impondré nuevas limitaciones y posibilida- des al desarrollo nacional. es NACIONALISMO Y POPULISMO 103 participaci6n estatal, ni el sector ptiblico estuvo ausente en la etapa inicial de la industrializaci6n, aun en los paises de rasgos més liberales. Por el contrario, la fase Mamada de industrializaci6n sustitutiva de importaciones se caracteriz6 por un doble movimiento convergente: 1a expansién del sector pirivado de la economia y, con- secuentemente, el robustecimiento de la burguesta in- dustrial y la creacién de 4reas nuevas de inversién, concentradas alrededor de la “industria bisica” y de Jas obras de infraestructura, en donde fue acentuada la participacién estatal. La caracteristica estructural que se perfila en los paf- ses que empiezan a conformar las nuevas bases econd- micas del desarrollo consiste en que éstas suponen, necesariamente, amplias alteraciones en la divisién so- cial del trabajo, que se expresa en seguida a través de la transformacién de los aspectos demografico-ecolégi- cos; todo esto se refleja en el plano social: engendra un proletariado y se incrementa el sector popular urbano no obrero de la poblacién. Ademés, el ritmo de formacién de este tiltimo suele ser mayor que la capacidad de absor- cién de los nuevos empleos urbanos generadas por la industrializacién, y esto posibilit6 la formacién en Amé- rica Latina de lo que dio en lamarse “'sociedades urba- nas de masas”, basadas en cconomias insuficientemente industrializadas. Es juistamente la “presencia de las masas", al lado de la formacién de los primeros y més consistentes gér- menes de una economia industrial diferenciada (es decir, no solamente de bienes de consumo inmediato) , el hecho que va a caracterizar el periodo inicial del llamado “desarrollo hacia adentro”, que se acentiia du- rante la guerra y se manifiesta en su plenitud durante a década 1950-1960. Econémicamente, durante este perfodo aparecen las lamadas politicas de “i ‘industrial zacién sustitutiva”,! que en iiltima instancia han consis- 1. Maria da Conceigio Tavares, “Auge y declinacién del proceso de sustitucién de importaciones en el Brasil”, en el Boletin Econdmico de América Latina, vol. 9, nam. 1, 1964. _ V. NACIONALISMO Y POPULISMO: FUERZA! ie DESARROLLISTA EN ISOLIDACION INTERNO DEL MERCADO EI rasgo distintivo del “perfodo de transicién” en Amé- ica Latina, en lo referente a las relaciones entre los grupos y clases sociales, habida cuenta las peculiarida- des de ese proceso en las diferentes situaciones anterio- res de dependencia externa, quizd pueda ser definido Por la presencia cada vez més importante y por la par- ticipacién creciente de las clases medias urbanas y de las burguesias industrials y comerciales en el sistema de dominacién. En todo cato, la expresion econémica de esa stuac social se manifiesta a través de las politicas de i dacién del mercado interno y de luutratlong far Ce. mo ¢s ebvio, el curso concreto de esas politicas, ya lo hhemos sefialado, asumié en ciertos casos —en los paises con economia exportadora controlada por grupos na~ cionales que lograron formar un sector industrial im. Portante antes de la crisis del comercio exterior— un cardcter més bien liberal, es decir, asentado sobre el dinamismo de la empresa privada; en cambio, en la situaci6n: originaria de enclave, el “di estatal express cémo trataron de crear su base econémica ur- bano-industrial los grupos no directamente vinculados al sistema exportador-importador. Por supuesto, dentro de esta tltima hipétesis la manipulacién del aparato estatal pudo ser, em ciertos pafses, el instrumento de formacién de una clase industrial, Ja que compartiria a la larga con los entes fiscales las funciones empresa- tiales. Con todo, sin embargo, hay que subrayar que esta diferenciacién no fue excluyente: ni falté la participa. cién de los sectores privados en las economias con mayor [102] NACIONALISMO Y POPULISMO 103 participacién estatal, ni el sector piblico estuvo ausente en Ta etapa inicial de Ja industrializacién, aun en los paises de rasgos més liberales. Por el contrario, Ia fase Iamada de industrializactén sustitutiva de importaciones se caracteriz6 por un doble movimiento convergente: la expansién del sector privado de la economia y, con- secuentemente, el robustecimiento de la burguesia in dustrial y Ia creacién de Areas nuevas de inversién, concentradas alrededor de la “industria bisica” y de las obras de infraestructura, en donde fue acentuada la participacién estatal. La caracteristica estructural que se perfila en los pai- ses que empiezan a conformar las nuevas bases econd- micas del desarrollo consiste en que éstas suponen, necesariamente, amplias alteraciones en la divisién so- dial del trabajo, que se expresa en seguida a través de Ja transformacién de los aspectos demogrifico-ecol6gi- cos; todo esto se refleja en el plano social: engendra un proletariado y se incrementa el sector popular urbano no obrero de Ia poblacién. Ademés, el ritmo de formacién de este Gltimo suele ser mayor que la capacidad de absor- cién de Jos nuevos empleos urbanos generados por la industrializacién, y esto posibilité la formacién en Amé- rica Latina de lo que dio en lamarse “sociedades urba- nas de masas”, basadas en economias insuficientemente industrialigadas. Es justamente la “presencia de las masas”, al lado de la formacién de los primeros y més consistentes gér- menes de una economia industrial diferenciada (es decir, no solamente de bienes de consumo inmediato), el hecho que va a caracterizar el periodo inicial del llamado “desarrollo hacia adentro”, que se acentiia du- rante la guerra y se manifiesta en su plenitud durante Ja década 1950-1960. Econémicamente, durante este periodo aparecen las lamadas politicas de “industriali- zacién sustitutiva”,} que en iiltima instancia han consis- ion del en el 1. Maria da Conceigio Tavares, “Auge y decli proceso de sustitueién de importaciones en el Brasil Boletin Econémico de América Latina, vol. 9, nim. 1, 1964. 19f NACIONALISMO Y POPULISMO tido en el aprovechamiento e incremento de Ia base productiva del momento anterior para atender a la demanda interna de bienes de consumo y bienes inter- medios, debido en especial a la carencia de divisas ast como a las dificultades ce importacién. Durante el pro- ceso aumenta el papel del Estado y cambia su cardcter} en efecto, si en la etapa precedente, el Estado —que expresaba fundamentalmente los intereses exportadores y terratenientes— actuaba como mediador de la politica de financiamiento de inversiones extranjeras, ahora por intermedio de él se toman las medidas necesarias para Ja “defensa arancelaria” del mercado, se inicia el proceso de transferencia de rentas del sector exportador hacia el sector interno y se crean los niicleos fundamentales de infraestructura para apoyar Ia industrializacién sus- titutiva de importaciones; de entonees son las plantas nacionales de acero, las refinerias de petréleo, las cen- trales eléctricas, etcétera. Subrayamos en este trabajo que esas medidas sélo se dieron en algunos pafses porque fueron el resultado cde las alianzas de poder alcanzadas durante lo que aqui se llamé “fase de transicién”. Y, en consecuencia, se sefiala ahora que la industrializacién lograda en esos casos no fue, en un primer momento, el resultado del ascenso, paulatino o revolucionario, de una burguesia industrial tipi Esa industrializacién mas bien representé una poll tica de acuerdos, entre los mis diversos sectores, euyo problema esencial desde sus inicios consistia en hacer compatibles as necesidades de formacién de un tipo de economia, que contemplara tanto la creacién de una base econémica de sustentacién de los nuevos grupos (que pasaron a compartir el poder en la fase de la transicién), pero que también ofreciera oportunidades de insercién econémico-sociél a los grupos populares numéricamente importantes, y cuya presencia en las ciu- dades podia alterar el sistema de dominacién, Este esta- ria ahora integrado por las clases medias ascendentes, por Ia burguesfa urbana y por los sectores del antiguo NACIONALISMO Y POPULISMO. 105 sistema importador-exportador, incluso hasta sectores la- tifundistas de baja productividad. En su expresién formal, el juego politico-social en Ta fase de industrializacién sustitutiva consistiré en los acuerdos y alianzas que las fuerzas sociales puedan cons- tituir, y que exprese el nuevo equilibrio de poder; en el mismo participan y disputan su hegemonfa tanto los sec- tores agroexportadores y financieros como los sectores me- dios © industriales urbanos. Y, por otra parte, aparecen como objeto de dominacién en algunos casos, 0 como base de sustentacién en otros, los lamados sectores populares, integrados por sus tres componentes tipicos: Ia clase obrera, Ia masa popular urbana y la masa agraria. Los distintos acuerclos que alcanzaron en los diversos pafses las fuerzas sociales posibilitaron que —aun cuando estaba dada una problematica comin, tanto econémica como sociopolitica— aparecieran formas de industria- lizacién distintas y esquernas de organizacién y control del poder singulares para las politicas de industrializa- cién sustitutiva de cada pais. Los factores condicionantes de esa diferenciaci6n se relacionan en gran medida a os modos de formacién de las economias y de las socie- dades nacionales, puesto que, como ya se sefial6, las funciones del Estado y las caracteristicas de los grupos empresariales asurnieron rasgos diferentes en la fase de transicién, segin que la situacién de origen fuera 0 no de enclave. Por otra parte, en el momento siguiente, cuando la “presencia de las masas” adquiere importan- cia para imponer las formas de dominacién, también habr& diferenciaciones en funcién de las peculiaridades del sector popular de cada pais. ‘Antes de esquematizar, en un plano ya no formal, las, principales situaciones que caracterizan la consolidacién del mercado interno, conviene aludir, en el plano eco- némico general y en el de las orientaciones politicas, a los temas fundamentales de la problematica del desa- rrollo de este periodo. Predominan dos tipos de orientacién, las que por su parte constituyen la expresién politica del momento: 106, NACIONALISMO Y POPULISMO. una, implicita en la presién de las masas, se expresa en la orientaci6n “hacia la participacién” y da origen a una tendencia hacia el “distributivismo” social y eco- némico; la otra, coexistente con la anterior, manifiesta Jos intereses de los nuevos sectores dominantes, la cone tinuidad de la expansién econémica nacional, orientada ya hacia el mercado interno, como continuacién del sistema de dominacién, Serfa ésta la tendencia al “na- cionalismo” que ademés posibilitaria la “incorporacién” de las masas al sistema de produccién y, en grados variables, al sistema politico, Se establece asf una co- nexién que da sentido al “populismo desarrollista”, en el que se expresan intereses contradictorios: consumo i ‘ipaci6n estatal en el desarrollo-fortalecimiento del sector urbano-industrial, privado. La necesidad de una ideologfa como la del “populismo desarrollista”, donde coexisten articulindose metas contradictorias, expresa el intento de lograr un grado razonable de consenso y legitimar el nuevo siste- ma de poder, que se presenta a la nacién apoyado sobre un programa de industrializacién que propone beneficios para todos. De acuerdo con tal esquema, la creacién de un mer- cado interno supone: a] disponibilidad de capitales para ser reinvertidos dentro del pais; b] disponibilidad de divisas para financiar la indus- trializaciéns c] posibilidades dé redistribucién, aunque limitadas, de la renta generada para permitir algdn grado de incorporacién de las masas; d] capacidad empresarial, piblica y privada, para expandir la economia interna; ¢] un mfnimo de eficiencia y de responsabilidad en las administraciones estatales; f] capacidad para consolidar un liderazgo politico que logre presentar los contradictorios intereses de los dis- tintos grupos como una conciliacién en funcién de la “Nacién", NACIONALISMO Y POPULISMO 107 Sin embargo, bésicamente la disposicién de capitales y de divisas esta en manos del sector exportador y para obtener Ia materializacién del esquema apuntado tendran que movilizarse en contra de sus intereses la burguesia industrial, Ia burocracia estatal y los sectores obrero- populares. El éxito de semejante movilizacién estard condicionada, por un lado, por la presencia de coyun- turas favorables de precios en el mercado internacional, que permitan politicas de sustentacién del valor de los productos de exportacién y, a la par, politicas que im- pliquen alguna forma de retenciones sobre el tipo de cambio; y por otro, también. estén condicionadas —en Jo que se refiere a la “alianza desazrollista” entre los sectores industriales y los sectores obrero-populares— por la posibilidad de mantener una politica arancelaria y una politica monetatia que permitan, en detrimento del conjunto del sector agrario y de los grupos medios tradicionales, sostener simulténeamente el ritmo de las inversiones industriales y, si no asegurar un elevamiiento ignificativo de los salarios reales, por Jo menos un aumento, en términos absolutos, del niimero de in viduos provenientes de Jos sectores populares que se van incorporando al sistema industrial. Chocan, por tanto, los grupos que controlaban, o presionaban para controlar, las fuentes de acumulacién y los sectores sociales que influian en los organismos piblicos para reorlentar las politicas de precios y fiscales con el propésito de permitir la capitalizacién de las empresas privadas 0 piblicas. La experiencia histérica determinaré cémo se combi nan concretamente estas condicionantes de Ia industriali- zacién y dar origen a los “modelos” politico-econémicos del desarrollo. Sin embargo, s6lo con un sentido un tanto abusivo de la libertad expresiva, y utilizando con otro sentido conceptos ya consagrados, podemos hablar en este trabajo de “modelos de ordenacién de variables”. Del examen precedente puede colegirse que los rasgos distintivos de las politicas de industrializacién estarian de- terminadas segiin como se acuerdan 0 concilian los 108, NACIONALISMO Y POPULISMO Papeles del Estado y de las burguesfas industriales; on Ia accién del Estado no sélo son importantes Tas fun- clones econémicas que éste puede desempefiar, sino tam- bién, y muy principalmente, la forma en que éste expresa, como instrumento de dominacién, la accién de los distintos grupos que lo conforman. . ‘Ademis, Ia presencia de las masas —hecho ya im- Portante en este periodo— significa que éstas aparecen, Por una parte, como condicién necesaria para el proceso de industrializacién (y no s6lo como mano de obra, sino ademis, como parte integrante del mercado de consu- mo) ; y por otra, que las masas deben ser tomadas en cuenta por los grupos de poder, en cuanto lo afianzan © rechazan. Respecto a las relaciones entre las burguesias indus. triales y el Estado éstas aparecen de manera “tipica” cen los distintos paises —sean éstos de economia de en- clave 0 con produccién controlada por grupos nacio- nales—, de la siguiente forma: a] Industrializaci6n “liberal”, es decir, basada en la conduccién de sectores empresariales privados; esto su- pone, como es obvio, la precxistencia de iin sector agro- exportador vigoroso y hegeménico, y el que de algin modo se encuentre también vinculado al mercado in- terno; b] industrializacién “nacional-populista”, es decir, orientada por una voluntad politica que expresa la pu- janza de fuerzas sociales, como la burguesia, los sectores medios y los populares (sindicatos), vinculados al “apa- rato” de poder, quienes junto al sector agroexportador- importador —y aun en pugna con él— comparten, en diverso grado, la conduccién del proceso de desarrollo; ¢].industrializacién orientada por un “Estado desa- rrollista”, proceso en el cual la debilidad de un sector capitalista exportador-importador interno capaz de pro- ducir la acumulacién de capitales y de reorientarlos hacia el mercado interno, es compensada por un “pro- grama” estatal que a través de un sistema impositivo reorienta las inversiones y sienta las bases de la economia : ECONOMIA DE LIBRE EMPRESA 109 industrial; este caso aparece de preferencia en las si- twaciones de enclave, Como es evidente, cn cualquier caso el problema de a industrializacién consiste en saber qué grupos podran tomar las decisiones de inversién y consumo y reorientar Jos cauces corrientes por los que fluye la inversién hacia el mereado interno. Grave problema, ademis, es el de la “incorporacién” de los amplios sectores. que tal pro- ceso de industrializacién moviliza socialmente. Esta es la raz6n por la cual la tematica del “nacionalismo” y del “populismo” expresan orientaciones fundamentales en funcién de las que se han tratado de organizar las sociedades “en vias de desarrollo”, para concertar los intereses de grupos opuestos pero unidos entre si con el propésito de encontrar un nuevo eje para el poder nacional Las diferentes situaciones hist6rico-estructurales en los, paises que lograron iniciar un proceso de industrializa- cién, con sus consecuencias tanto a nivel de grupos dominantes como a nivel de masas populares, explican las diferencias de los intentos de lograr una base indus- trial a la economia? 1. poputismo Y ECONOMEA DE LIBRE EMPRESA Esta situacién se refiere tipicamente al caso de Argen- tina, donde, como vimos, tanto la fase de desarrollo hacia afuera como el perfodo de transicién expresan el dinamismo de una sdlida capa empresarial agroimpor- tadora hegeménica, y que englobaba en su sistema de dominacién a los grupos que, @ nivel regional, aparecfan como diferenciados. En tales condiciones, cuando los efectos de Ia crisis 2. En las pfiginas que siguen las referencias a paises toman fen consideracién preferentemente aquellos en los que el prow ceso de industrializacién tuvo caracterlsticat mie _marcadas « ‘que por sus rasgos muestran con mayor claridad las distinias alternativas.posfbles Fe 110 INAGIONALISMO Y POPULISMO del mercado internacional empiezan a hacerse sentir y cuando la segunda guerra mundial acelera las condi- iones favorables a la industrializacién, ya existia una burguesia industrial —vinculada al sector agroexporta- dor a través del sistema financiero—, como asi también una clase media, incorporada al juego politico, y capaz a su vez de movilizar, por fo menos electoralmente, sec- tores populares urbanos (radicalismo), y ademas, secto~ res obreros sindicados que intentan. conseguir una repre~ sentacién propia, principalmente a través de las centrales sindicales obreras y, en algunos casos, vinculados a par- tidos tales como el socialista, en especial en los grandes centros urbanos como Buenos Aires y Rosario. En efecto, el dinamismo y el éxito del sector expor- tador permitieron la creacién, como levamos dicha, tanto de un sector industrial, de él dependiente, como de un fuerte sector financiero importador. En consecuen- cia, el desarrollo econémico sera intentado bajo el con- trol de esos grupos; el problema politico radicaba en el aprovechamiento de las perspectivas favorables del mer- cado interno (derivadas de la coyuntura econémica posterior a la crisis mundial y especialmente durante la segunda guerra), para expandir la economia bajo el control de los sectores mencionados y, al mismo tiempo, contener la presién obrero-sindical representada por las agremiaciones organizadas desde comienzos de siglo; a esto se agregaba la presién de sectores radicales de ins- piracién “yrigoyenista” de las clases medias. No son extrafios a la politica argentina de este perfodo intentos de formacién de un frente popular (1944-1945) similar a los constituidos en Europa y en América Latina (caso de Chile). Tal intento, aunque no concretado, destaca el contenido de clase del enfrentamiento politico que expresa la existencia de una dominacién de tipo bur- gués y su correlativa contraposicién obrera. Sin embargo, el continuo predominio de la domina- cién de clase —que desembocaba incluso en la exclusién de Ia oposicién—, y simulténeamente el dinamismo de la economia, produjeron como consecuencia un callején ECONOMIA DE LIBRE EMPRESA a sin salida, debido a Ia continuada movilizacién e incor- poracién de nuevos contingentes a la fuerza de trabajo Tequerida por la expansién econémica, y a Ia no incor- poracién politica de estas mismas masas, lo que por ‘iltimo desembocaré en la quiebra tanto de la exclu- yente dominacién burguesa como de la estructura sin- ical de los antiguos sectores de Ja clase obrera® Més -aGn, esta estructura tampoco logra aparecer como repre- sentativa de los nuevos contingentes de la masa obrera, puesto que si bien es cierto que su incorporacién am- pliarfa la base de sustentacién de Ja politica obrera, por ‘tro lado pondria en peligro algunas de las ventajas econémicas gremiales ya alcanzadas. A tales problemas intenta dar solucién el populismo peronista, que trata de dar continuidad a la expansién ‘econémica, respetando el empuje propio del sector em- presarial privada, pero imponiéndole cauces generales que aceleran la incorporacién de las masas ya no s6lo econdmica sino también social y por ende politicamente. de la pugna entre las clases, se Je utiliza como virtual mecanismo de redistribucién, tanto dentro de la clase empresarial como hacia abajo, La canalizacién de los conflicts entre los distintos sectores —principalmente entre la masa obrero-popular y la burgiiesfa— se planted més bien como un enfren- tamiento formal de los sectores populares contra la “oligarquia”, sin que se atribuya contenido concreto a ese enfrentamiento a nivel politico, més alla de la reivindicacién antiextranjera, en el plano abstracto del enfrentamiento internacional y de Ia reivindicacién sa- larial. ¢Por qué aparece, entonces, como si fuera el dato 3. Sobre las caracteristicas de este proceto véase Gino Ger- mani, Politica y sociedad en una época de tranticién. De da sociedad tradicional a la sociedad de masas, Buenos Aires, P és, 1962; también Toreuato Di Tella, El sistema politico ar- gentino y ta clase obrera, Buenos Aires, Eudeba, 1964. 112 NAGIONALISMO Y POPULISMo fundamental de 1a reorientacién politica, un enfrenta. miento oligarquia-pueblo? Desde luego, en un proceso de desarrollo en el cual se forma un sector agroimportador dindmico, la hege. monia de ese grupo se ejerce, como vimos, en alianza con sectores rurales a él subordinados; éstos bsicamente son de dos tipos: los grupes latifundistas no directamen. te vinculados al sector exportador y los sectores rurales ligados al mismo, pero que no lo controlan. En el caso argentino el primer sector es residual, dado el grado de capitalizaci6n en el agro, pero el segundo es significa. tivo; aqui se incluyen los agricultores del mercado in. temo, la “burguesfa rural” tipica, es decir, no vinculada al sector agroexportador y, en la medida en que se diversificaba 1a economia exportadora, él sector criador de vaeunos, pero no invernador, ademas de los sectores cerealeros desvinculados de los grupos comercializadores, Por otra parte, el grupo hegeménico esta constituide Precisamente por los sectores locales vinculados al esque- ma exportador-importador; este iiltimo es bisicamente extranjero y, cada vex mas, monopolist El grupo hegeménico del sector agroexportador ex- Presa, tanto en términos econémicos como en términos de dominacién politica, una doble vineulacién: por una Parte, por sus inversiones en el mercado interno se cons, tituye en sector dindmico y desarrollista; por otra, por su vinculacién externa constituye el nexo dé la depen- dencia. A partir de tal situacin, la nueva “coyuntura de poder” que representa el peronismo serd efectiva en la medida en que pueda conciliar los intereses de la acumulacién del sector econémicamente dominante con los intereses de la “participacién” ereciente de las ma- sas. Tal posibilidad se dio como consecuencia de la situacién favorable originada por Ia guerra, cuando fue posible, merced a los saldos acumulades, mejorar los salarios y las condiciones sociales del sector obrero po- pular y de grupos de empleados de clase media, e incre- mentar la inversién industrial sin daiiar mas alld de un minimo tolerable, el sector econémicamente hegemé- gcONOMIA DE LIBRE. EMPRESA 13 : etapa anterior. Lo cual en modo alguno tee goo Karan do clocens ke intereses de los sBlantes sectores subordinados al niicleo econémicamen- Te hegeménico, tanto del agro, como de la “clase media tradicional” urbana. Los sectores que en el Tenguaje rico serin denominados “la oligarquta’, no. sélo ian en forma creciente los = de la — = ra de poder”, y esto a medida que se iban ran ee tis favorables de a eccnomnla exportadora, Sino que también soportarian el peso de la critica poli- fica a un sitema de poder acusado de reaccionario, y del cual, en realidad, en el pasado, habfan participado apenas como subordinades. Esa coyuntura de poder, expresada por el peroniso iba a imponer caracteristieas peculiares al proceso de desarrollo, tanto en lo que se refiere a las decisiones de inversién como a las formas de consumo. En efecto, pot lo que se refere a las primers, cabe subrayar que la industrializacién se hacia en funcién dos corrientes complementarias; por un lado, el sector exportador-importador y financiero trataria de regular fl impulso de la industrializacién de tal forma que le hiciese soportable la transformacién industrial, actitud que frenaria obviamente una répida y amplia politica de sustitucién de importaciones, por lo menos en aque- lies productos cuya importacién estaba controlada por Jos intereses del sector hegemnico en su faz importa dora. Por otro lado, el antiguo sector industrial no vinculado al grupo agroimportador trataria de expandir su base econémica, ampliando el area de Ja industria lizaci6n sustitutiva y creando sus propios mecanismos de financiacién, punto tradicionalmente endeble del grupo. Para ambos el Estado constitula una institucién Vital, pero visto desde angulos distintos; en el primer caso, porque por su intermedio todavia se controlaba fl mecanismo cambiario y el sistema arancelario, ins- trumentos fundamentales de una politica “equilibrada’ | ae'intereses industriales © intereses agroimportadores; en el segundo caso, no s6lo porque la politica arance- A NACIONALISMO Y POPULISMO laria también era importante, sino porque el Estado representaba el gran instrumento de crédito y de répida formacién de capitales. Sin embargo, en ese modelo de desarrollo las distin- tas fuerzas sociales no presionan lo suficiente como para que el Estado se transformara de un instrumento de regulacién econémica en otro de accién produetiva di- recta: la base econémica anterior permitia a los sectores privados evar adelante Ja diferenciacién econémica interna sin que se tornara indispensable la formacién de un sector piiblico en el sistema productivo. Es decir, Para crear una economfa industrial la acumulacién pri vada requeria solamente una redistribueién de la renta, a través del Estado, hacia sus propios canales de inver- sidn; y el dinamismo de esos sectores creaba las oportu- nidades de empleo para la masa urbana con un ritmo mAs 6 menos suficiente para incorporarla al sistema econémico. En realidad ‘ese modelo de desarrollo era posible no sélo porque habla recursos suficientes para sostener la industrializacién, sino también porque la economia tuvo el dinamismo suficiente para transformar en asalariado al trabajador agricola y luego, al provocarse la migra- cién hacia la ciudad, logré una expansién que permitié en escala considerable la incorporacién de los migrantes. Por supuesto, este ‘iltimo proceso trajo aparejada una fuerte presién sociopolitica, pero sin que esa presién apuntara hacia reivindicaciones de control del sistema de decisiones econémicas, a través de la creacién de una base productiva estatal. Y aun cuando la presién por la redistribucién Mevé a una accién econémica directa del Estado, ésta terminé por robustecer el sector privado dada 1a vinculacién corporativa de la burguesia con Jas nuevas empresas estatales. La presencia de las masas se hacia sentir como la presién de quien aspira a ser promovido como un nuevo socio que reconoce la validez de las reglas del juego del sistema anterior respecto a cémo llevar adelante el pro- ceso de industrializacién, aunque por cierto exige sus ba __— SS ECONOMEA DE LIBRE EMPRESA 115 derechos. Las reivindicaciones en materia salarial y la presién por el reconocimiento de los derechos del tra- bajador son fuertes, pero Ja presién politica, que desde luego existe, no excluye Ia posibilidad de que en la nueva “‘coyuntura de poder” se entreveren intereses de grupos distintos. Pues el hecho mismo de que la movili- zacién de las masas se efectie basicamente a través de los sindicatos, y més como masa empleada que como clase oprimida, simboliza una politica de cnfrentamiento y de coincidencia de intereses, a cuyo través los sectores populares establecen sus relaciones con Ia burguesta in- dustrial, Estos dos sectores juntos expresan su existencia activa al lado del grupo monopolista agroimportador con el cual ya no actian precisamente como aliados, aunque si como participantes del mismo juego de poder, inte~ grando una “coyuntura de poder”. Esa posibilidad tan fluida y compleja de viniculacién politica estuvo garan- tizada por la comin disposicién de no plantear Ia rei- vindicacién estatista a nivel econémico; el monopolio privado no se veria amenazado por el monopolio estatal. Y como coyuntura favorable para tal arreglo dabase el hecho de que la prosperidad suscitada por la economia durante la guerra, y el rapido proceso de sustitucién de importaciones, permitia tanto ampliar el consumo de Jas masas y elevar sueldos como lograr la capitalizacién de las empresas industriales, sin perjudicar las ganan- cias de los monopolios. Como limite para el funcionamiento de ese modelo de desarrollo advertianse en Ia gama de posibilidades (desde el inicio de la industrializacién sustitutiva den- tro de este marco politico), tanto el agotamiento crecien- te de lo que se conoce como el proceso de sustitucién rapida de los bienes de consumo inmediatos y duraderos, ‘como la contradiceién entre una participacién creciente de las masas en la distribucién de Ia renta nacional y la formacién acelerada de capitales sin que afecte dema- siado las rentas de los demés grupos sociales y, prin- cipalmente, de los sectores monopolistas agroimporta~ dores. 116 NAGIONALISMO Y POPULISMo El agotamiento relativo del proceso de sustitucién fGcil de importaciones y el fin del populismo como forma de sustentacién del poder dentro de un cuadro de eco. nomia “liberal”, destacan aqui sus nexos recfprocos. La polémica “estatismo o gran empresa” comienza, enton. Ces, a superar las simples teorizaciones para transfor. marse en la encrucijada prdctica del desarrollo; los es: quemas de sustentacién politica del perfodo anterior se deshacen rapidamente, y ahora surgen en remplazo de la aparente polarizacién oligarquia-pueblo que encu. bria la “alianza desarrollista”, un nuevo tipo de enfren. tamiento donde algunos valores de clase sirven como catalizador de Ja conducta popular y, de igual modo, se atentia el hincapié nacional en el comportamiento efectivo de los grupos empresariales, que se reorganizan y tratan de reorganizar el Estado para expresar en su conjunto ya no sélo sus intereses politicos vinculados @ Ios intereses de los sectores populares, sino y més di- Tectamente sus particulares intereses econémicos. 2. POPULISMO Y DESARROLLO NACIONAL :Distinto fue el “modelo de desarrollo” de Brasil, donde Ja etapa de expansién hacia afuera no consolidé un sec. tor empresarial hegeménico suficientemente fuerte y mo- demo como para nevtralizar el poder de los sectores agrotradicionales, y mucho menos para unificar los sec. tores populares, rurales y urbanos, como “masa asala. riada”.? Como vimos al analizar el momento de la “transicién”, a partir del cual empieza la industrialic zacién sustitutiva, la situacién de poder engloba tanto a Ssectores “‘tradicionales-oligdrquicos” —expresién tue vial para designar en su conjunto a diversos segmentos del sector exportador y de los grupos latifundistas no exportadores—, como a grupos medios que tienen acceso al control del Estado y la burguesta industrial y comer. cial urbanas. En su conjunto, los sectores dominantes se diferencian de los de aquellos paises que siguieron una pauta “liberal” de industrializacién por el hecho popULISMO Y DESARROLLO NACIONAL 7 de que el Estado surge como un instrumento no sélo de Jlacién del sistema industrial, sino también como Te rncate directo de su constitucién, a través de la Ueaein de empresas piblicas, autarquicas © paraesta tales. "Y, a nivel de Ia situacién de masas, se Ga Gel caso argentino antes descrito porque al peso del sector obrero, necesariamente menor, se agrega un am- jo sector de masas urbanas no obreras.(masas mar- jnales). La diferencia se agudiza més todavia por la presencia de un amplio sector de masas rurales, las que Fiyen una situacién radicalmente distinta de la que corresponide a los sectores populares urbanos, En Brasil, el populismo aparece como el eslabGn giacias al cual se vinculan las masas urbanas moviliza- das por la industrializacién —o expubadas del sector agrario como consecuencia de sus transformaciones 0 de su deterioro— al nuevo esquema de poder; y se convertiré en Ia politica de masas que trataré de im- pulsar el mantenimiento de un esquema de participa- cién politica relativamente limitada y basada principal- mente en una endeble estructura sindical que no afect6 a las masas rurales ni al conjunto del sector popular urbano? La inexistencia misma de un sector agroimportador que hubiese dado origen a una economia industrial sub- sidiaria de importancia y la imposibilidad del sistema de poder anterior para seguir controlando el Estado, después de la crisis de la economia exportadora, sefia- Jaron el comienzo de la industrializacién sustitutiva. Esta industrializacién, de cardcter sustitutivo, se alcanz, Por una parte, a través de la accién directa del Estado, y por Ja otra, impulsada por una “burguesia industrial” tn gran medida no vinculada al sector agroimportador. Y lo que es todavia més notable, no solamente las ramas tradicionales de las industrias bdsicas fueron fomentadas ¢ incluso ereadas por el poder piblico, sino hasta indus- trias de bienes de consumo duradero, como 1a automotriz Y las industrias de bienes intermedios, encontraron en. el Estado, durante las fases iniciales de la instalacién 118 NAGIONALISMO Y POPULISMO de esos ramos industriales, su propulsor directo. Adernés, las politicas de industrializacién obedecieron en este caso y durante esta fase, a una linea de orientacién de “nacionalismo econémico”+ ¢Qué fundamentos estructurales posibilitaron tal tipo de orientacién en una “situacién de poder” en la cual, como vimos, la alianza politica basica abarcaba sectores tan distintos —algunos de ellos, de cardcter “tradicio- nal— como grupos terratenientes, sectores populares urbanos, clases medias y grupos empresariales de la industria y del comercio? No es suficiente, en este caso, insistir sobre la ausencia de grupos privados de expresién nacional e internacional capaces de servir de instrumentos de capitalizacién para el desarrollo industrial, puesto que estos grupos ya exis ‘ian. La diferencia en comparacién con la situacién argentina no est4 dada por su inexistencia, sino por su menor gravitacién econémica y, principalmente, por su imposibilidad de imponer una politica de industriali- zacién liberal. Y esa imposibilidad, como se vio en el lugar correspondiente, debidse al hecho de que la in- dustriatizacién adquiere impulso cuando los grupos agro- exportadores pierden el control del aparato estatal, y Jos grupos que a él tienen acceso no comparten intereses que puedan satisfacerse mediante un desarrollo de tipo liberal. En cierto sentido, Jas influencias politicas prevalecie- ron sobre las econémicas en la definicién del proceso de industrializacién por parte de los grupos que legaron al poder después de 1930, La preocupacién por formar un mercado interno capaz de estimular el desarrollo y de conducirlos posteriormente hacia una expansién auto- sustentada no surgié ni se transformé en politica efec- tiva a partir de los sectores empresariales; slo en un segundo momento los grupos empresariales —cuando 4. Véase Carlos Lessa, “Dos experiencias de_polftica eco- rnémica: Brasil Chile (una tentativa de confrontacién)", B Tri- mesire Econémico, vol. xxx1y, nim. 135, 1967, pp. 145-407. LL POPULISMO Y DESARROLLO NACIONAL. 119 ya el impulso industrialista estaba dado— volearon sus intereses hacia ese tipo de politica.’ La explicacién, a nivel politico, de la gravitacién gu- bernamental sobre el surgimiento del sector industrial consiste en que la existencia de masas movilizadas sin la efectiva contrapartida de un régimen de empleos que las incorporase, creaba real o virtualmente una situacién fluida y peligrosa para quienes detentaban el poder y, en cierto sentido, para los sectores politicamente orga- nizados de la nacién. La dimensién nacional del desa- rrollo, es decir, Ia. reivindicada en nombre de los inte- reses de todo el pueblo, y 1a conduccién clara de! Estado hacia una situacién de prosperidad era un imperativo para un pais que se urbanizaba, que tenia su economia agraria anterior deteriorada y no disponia de un sector capitalista que hubiese acumulado lo suficiente para res- ponder répidamente a los requerimientos masivos de empleo, El esquema de poder que Hlevaria adelante esa nueva politica estarfa basado en un sistema de alianza, que en un comienzo incorporarla a los grupos terrate- nientes més atrasados, los agricultores que producian para el mercaclo interno, la clase media urbana, sectores industriales ya existentes y la masa urbana, sin que par- iciparan de él ni los grupos agroexportadores hegemé- nicos del sistema anterior a Ia revolucién del 30 (los cafetaleros), iii la masa rural en su conjunto. Después de dicha revolucién quedan excluidos de la coyuntura de poder los sectores agroexportadores, aunque s6lo en un primer momento, y los sectores campesinos a los que se excluye permanentemente de la “alianza desarrollista”. También en Brasil el sostén politico del desarrollo interno lo integraban grupos con intereses contradicto- rios; se necesita una alianza politica con los_sectores més atrasados de la estructura productiva brasilefia (los latifundistas no exportadores), para dar paso a una politica de creacién de sectores econémicos modernos 5. Véase, Fernando H. Cardoso, Empresdrio Industrial ¢ rnvolvimento econdmico no Brasil, op. cit. de

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