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LOS ESTUDIOS SOBRE | LA CULTURA OBRERA EN MEXICO Maria Eugenia de la O. Enrique de la Garza y Javier Melgoza coordinadores VIII. Propuesta metodol6gica para el estudio de sujetos sociales: notas Hugo Zemelman Desafios del conocimiento El tema de los sujetos sociales es parte del estuerzo por alcanzar una mejor comprensi6n de la realidad hist6rica, en tanto conforma un horizonte que articula diferentes planos de la realidad social. El punto de partida de cual- Quier reflexion metodolégica sobre los sujetos sociales tiene que ser el reconocimlento de la complejidad que re- viste su consideracion como simple producto histérico, a causa de Ja propia naturaleza dinémica que se manifiesta en su constante despliegue en el tlemipo. Debemos con- ceptualizar, pues, cualquier sujeto como productor de nue- vas realidades, lo que exige la inclusion de distintos ritmos temporales y escalas de espacios asociados con esta con- dicién generadora, Ast, nos colocamos ante la necesidad de organizar un recorte de observacién que permita cap- tar la realidad como articulacién de niveles heterogéneos, circunstancia que configura la situacién de objetivacion del sujeto; esto es, la situacién que garantice evitar las; distorsiones propias de los parémetros cuando se mane- Jan implicitamente. Es necesario partir de tal situacién para evitar alejarnos de las complejidades del sujeto que se pre- tende analizar. Cuando la realidad es concebida como una articulacién entre producto y productor, establece una relacién de co- nocimiento que sirve para ubicar el problema del sujeto, Se ait parte de que hay sujetos que, como tales, son capaces de construtr realidades, sin restringirse a la condicion de pro- ducto histérico, pues constituyen una expresi6n particular de la subjetividad social; de ahi que permanezca como trasfondo del desafio cognitivo la dialéctica entre determi- nismo y voluntad humana creadora o rutinaria, transfor- madora o reproductora, de un orden socioeconémico y cultural establecido. Entendemos que el concepto de ding- mica reproductora es propio de los organismos vivos.! En oposicion a éstos, tenemos los dinamismos de cambio que no s6lo pueden dar lugar a reproducciones y crecimientos, sino que, ademés, definen su particularidad por quedar so- metidos a la voluntad de direcci6n de los hombres en térm nos de opciones que se pueden reconocer y elegir. Desde esta perspectiva, siempre que no se aborde con criterios reduccionistas, la subjetividad representa una si- tuaclén convergente de planos de realidad, pudiéndose rastrear desde cémo desembocan micropreeesos-(por ejemplo, los de indole psicolégica), hasta la apertura ha- cia ambitos sociohist6ricos caracterizados por su inclusién de otros planos, los cuales pueden con. el contexto particular del sujeto concreto que se estudie, Estos tlti- mos planos de la realidad pueden estar asociados con otros ritmos temporales y escalas de espacios. Por ello, la subje- tividad constituye una realidad que articula diferentes ni- veles de concrecién de la realidad, lo cual plantea la necesidad de problematizar el recorte de observacién de! fenomeno para dar cuenta de su condicin de productor, esto es, de sus exigenclas de despliegue temporal. En efecto, el recorte es parte de una secuencia que carac- teriza la situacién de objetividad que hemos apuntado. En consecuencia, tenemos que partir de la premisa de que la complejidad de los procesos sociohistéricos en general, y de los sujetos en particular, no se puede resolver recu- triendo a procedimtentos de simplificacién arbitrarios. Una Confrontense los planteamlentos de Humberto Muturana que desde Ia fisio- {ogta han sido trasladados al plano del andi socal por Niklas Lasimann, to osc Permits aclarar ia funcioneplstemologiea que puede curnplr nuestra datincln 212 de las pocas afirmaciones que com, ipartimos con Luhmann, €s aquélla sobre la necesidad de renovar i con: es agua sob istantemente ef constructos tericos; de los cu: transforman en verdaderos “d Una caracterizacion de la : i bropuesta puede ser det @ partir de los siguientes aspectos? ‘er definida 1. Larealidad sociohistérica constitu lye una articulacion SZ movimiento que obliga, en cualquier recorte de che Bewacion, a distinguir entre to dado y lo dandose 2, Esta exigencia, en cuanto se reflere 41a construccion que cumplen objetividad. ese Hugo Zemeinan, Razones paraun date ene on fen Revi: ‘ologt, thar, 0% 4 Sociol, na, 1 voL ALIX, ano KLIK Mexoo ose eee 213 4, La funcin epistemoldgica se desdobla y: a) constitu. ye la base para recuperar la histor! lad de la razon. Zognoselente, con base en la critica de lo dado; b) consciente de objetivarse para poder asin impulsa la apertura de la raz6n mediante el esfuerz0 lar lo no dado de la realidad, que es su movimiento. 5. Lo anterior significa que la formulacion. dela teoria se subordina al esfuerzo de reconstruccién de! proble- ma que ha servido como punto de partida para apror marse a su especificidad histérica. 6. La reconstruccién mencionada permite delimitar la 1. 8 base real desde la cual se pueden definir opciones de teorizacién para transformar el problema iniclal en objeto tebrico de estudio. Por lo tanto, el razonamiento sobre la realidad hist6- riea tlene que ubicarse en un campo de la realidad mas vasto que el de la teoria; esto es, en un horizonte histérico que abra paso a la delimitacién de un cam- po de objetos, antes que restringirse a un objeto par- Heular que, por lo general, queda circunscrito a una estructura teérica. : La recuperacion de la historicidad del problema se ‘acompajia de un necesarlo control de los sesgos te6- tieo-ideolégicos para evitar la reduccién del proble- jnaa-un"esquema predeterminado. La adecuaci6n historica de tna teoria es un esfuerzo por resolver, ya que no se soluciona satisfactoriamente a través de Tas distintas modalidades de la prueba. Por adecua- cién hist6rica de una teorfa entendemos su capaci- dad para dar cuenta del modo de articulacién de una fealidad particular, en un tiempo y un espacio deter- minados, asf como de sus potencialidades de trans- formacién. 9, Para un uso de la teoria hist6ricamente adecuado, 214 debemos distinguir entre el pensar constitutivo del razonamiento tebrico y, en sentido estricto, el razo- namiento teérico. El primero alude a la formaci6n de Tas categorias de analisis, més que a la formulacién de enunciados de contenido sobre la realidad. La cons- tituctén de las categorias se refiere al problema pertinencta de la teoria; esto.es, que ésta sea cue da a la historicidad del problema. De ahi que el pen- sar constitutivo del razonamiento te6rico exprese el esfuerzo por aprehender el cambio de la realidad en todas sus formas yen todas sus escalas de temporali- dad y de espacio, antes que encuadrarlo en una es- tructura de explicacién teérica que tiene lugar en un 1, RHE de condiciones preestablecidas. |. En la historla de las clenclas sociales, es né fepatat dos tipos de procesos acumulativos por una parte, la acumulacién sustantiva (de conocimiento te6ricamente construldo) y, por la otra, las formas de organizacién del razonamlento y de sus recursos Especificidad de la problemdtica Las exigencias cognitivas que plantea el suje Ieconcibe como productos obliga a articular dimensiones enla perspectiva temporal del momento (en tanto produc- to de un proceso hist6rico-genético) y dela secuencia (en tanto el momento es parte de una secuencia temporal), como forma de incorporar los distintos dinamismos que constituyen al sujeto. Ello se traduce en la exigencia de destacar el movimiento interno sobre las condiciones ex- ternas, aunque ambas estén articuladas. En este marco debe distinguirse entre la necesidad del sujeto y sus posl- bilidades de viabilidad. El sujeto queda enmarcado en una relacién de conocimiento que abarca diferentes modalida- des de concrecién, de tal manera que se pueda recuperar al sujeto en tanto producto y productor. Pero la considera-/ cién del sujeto en esta relacion supone su comprensién desde sus mismas dindmicas constitutivas, segtin sean los ‘modos de concrecién de la subjetividad social, Como manifestacién de la relacién entre producto y pro- ductor, no parece posible reducir el sujeto a la condicién 215 de un objeto completo y claramente delimitado, Esto sig- nifica entender la subjetividad no como un campo defini doen términos de sus manifestaciones, ya sea conductuales © de expectativas o percepciones, sino, de manera més profunda, desde su misma dindmica constitutiva; lo cual remite a un 4mbito de realidad muy amplio que no es facil reducir a un campo teéricamente consistente, pues, de suceder, puede correrse el riesgo de lograr los planos mas superficiales del fenémeno. En verdad, al expresar el proceso de la subjetividad cons: tituyente, el sujeto es siempre un campo problemético an- tes que un objeto claramente definido, en la medida en que hay que estudiarlo bajo las potencialidades y modali- dades de su desenvolvimiento temporal. De ahi que su abordaje conceptual tenga que consistir en desentrafiar Jos mecanismos de esta subjetividad constituyente, asi co- mo aclarar los alcances que posee el mismo concepto de subjetividad constituyente. Diremos por el momento que tal concepto nos permite recuperar la distincién entre pro- ducto histérico y productor de nuevas realldades aplica- do al estudio de los sujetos sociales. Por consiguiente, el sujeto, en cuanto expresi6n de la subjetividad social constituyente, debe observarse como proceso que se puede especificar en distintos recortes de ‘observacién respecto a sus contenidos; en otras palabras, segtin diferentes parémetros. Es decir, que la observacion no se puede agotar en un solo momento en fa medida que su “objetividad” consiste en una diversidad de modos de concrecién de la subjetividad, lo que obliga a considerar la relacion entre momento y secuencia; de ahi el riesgo de manejar un concepto a priori sobre lo que es la subjet dad. A cambio, vale la pena considerar el hecho de que la subjetividad puede reconocer distintos planos para mani- {estarse, como los propios de la cotidianidad que se mues- tra en la situacion de vida y de trabajo; o bien, los planos tiempo-espactales, donde se manifiesta la relacion memo- rla-utopia y el propio sistema de necesidades. Por eso nos parece importante recuperar el concepto de ritmo de cons- titucion de la subjetividad social, pues serén esas diferen- 216 Clas las que marquen la distinci6n entre el micro y el macro Proceso social, En esta direccién, parece sugerente traba. jar metodolégicamente las. distinclones temporales hechas bor Braudel y establecer un vinculo con laidea gramsciana de movimiento molecular, La principal dificultad de lo expresado consiste en sa- ber resolver las dindmicas ‘constitutivas, a causa de laten- dencia, presente en muchos ani jistas, de reducirlas a mecanismos propios de la subjetividad individual 0, en su defecto, a una reconstruccién de las condiciones “ex. ternas” que, eventualmente, la determinan. La cuestin Principal se encuentra en no manejar un concepto de determinacion que no considere las mediaciones entre estas condiciones y la emergencia de subjetividad, lacual NO necesariamente se somete a una evolucién Progresi- Va. Por eso, el desafio consiste en encontrar un concepto de subjetividad constituyente que no sea operativo por reducciones al plano de las variables psicolégicas y que tampoco se resuelva como. simple expresién de Procesos macrohist6ricos. Sila subjetividad es un campo problemético que conju- ga las dimensiones micro y macro sociales, debe enten. derse en una dialéctica que incluya ambas dimensiones, 10 cual exige reconocer mecanismos ‘que, pudiendo darse en un plano de la realidad, sean productores de realidades inclusivas. La necesidad 'y la experiencia articulan lo micro y lo macro social, pero en su Teproducci6n se proyectan a micro planos, asi como es Posible que en su concrecién reflejen dinamicas macrosociales. En esta direcci6n, es necesarlo profundizar en los meca- nismos constitutivos de la subjetividad para no congelar la problemética en una tipologia de conductas, Bajo la mis- ma perspectiva se pueden destacar. algunos momentos en este proceso de la subjetividad social. Debemos comenzar Por aquello que puede ser bisico de la subjetividad segin un enfoque no psicologista: a saber, ef mundo conformado de las necesidades en un sentido genérico, sin caer en el Particularismo de ninguna demanda concreta, Este mundo: etd constituido por dos sectores bdsicos de la génesis de. 217 necesidades: la memoria (tradici6n, inercia), y las visiones de futuro, {a wtopta por algo. El punto de tensién entre estas dos grandes polaridades delimita el primer ambito de po- sibles necesidades. Este momento es el propio de la dialéctica memoria-uto- pla, al que sigue otro en el que esta dialéctica llega a vincu- larse con ef reconocimiento de opciones con base en el desarrollo de la capacidad para construir proyectos, En este aso, el sujeto representa una potencialidad realizada en términos de determinadas alternativas de sentido: pasa de la pura potencialidad, propia del primer momento que con- iene miiltiples posibilidades de sentido, a la concrecién de una alternativa particular de sentido, Pero este momento puede estar fuerte mente moldeado por factores externos (Ideologias, exigencias politicas concre- tas, distorsiones organizativas, etcétera) que alteren su di- ndmica interna, Es posible que se impongan determinadas interpretaciones de la reatidad, las que pueden moldear un deseo de futuro sobre lo que hay de potencial en el sujeto. La utopfa se convierte entonces en una meta externa al movi- miento constitutivo de la subjetividad, pues responde a una ideologia acerca de lo que significa trascender la real dad dada, en vez de ser un mecanismo de reconocimiento dela potencialidad que se contiene en dicha situacin.Nos encontramos en un momento diferente del proceso de consti tucién de la subjetividad: el que es propio del sujeto movi zado y que puede romper con sus potencialidades internas efectivas, pues este tipo de desenvolvimiento de la subjetivt- dad dependerd de lo que pretenda hacer el suieto como agente externo, Su transformacién en fuerza se hace con base en la construccién de un proyecto que es Impuesto, sin que medie el desenvolvimiento de su capacidad para recono- cer opciones y establecer su viabilidad. Enfrentamos la constituci6n de la subjetividad en la me- dida en que se vincula con la dialéctica memoria-utopla, la cual se traduce en un determinado sistema de necesidades y se relaciona con la exigencia de proyectos para su reso- iucién, con lo que se incorpora la Idea de direccién en el movimtento constitutivo de la subjetividad. Deesta manera 218 se pasa del marco interpretativo de la intersubjetividad al plano de lo politico, en tanto éste involucra la necesidad de direccién del proceso constitutivo. El pianteamiento de la direccién se expresa en que la constitucién de la subje- tividad como simple movimiento entre memoria y utopia; y entre estas dimensiones y las necesidades, propone ‘como caracteristica de! sujeto lo que conclerne a su capa- cidad para reconocer opciones viables, lo cual representa una transformacién cualitativa del sujeto. En este marco, la subjetividad es apropiacién en funcién de un sentidi pero en tanto no se haya traducido en practicas, es todavia una direccionalidad potencial, ya que puede variar su sen- tido. La prdctica, en cambio, es una direccién realizada y, por Io tanto, una determinada resolucion de tiempo y es- pacio segtin determinadas opciones reconocidas y ele- Bidas. Cuando enfrentamos la constitucién de la subjetividad (con base en la dialéctica necesidades, experiencia y utopia: NEU), sin vincularla al reconocimiento de opciones viables, esto es, en el puro momento de la dialéctica memoria-uto- pia, estamos en presencia de un nivel de desarrollo de la subjetividad que denominaremos el momento del sujeto potencial. Cuando éste madura hasta alcanzar la capacidad de reconocer opciones y construlr proyectos, se transforma en el sujeto actuante, que también podemos denominar sujeto como poder. Enesta perspectiva, planteamos algunos problemas con- ceptuales particulares. Entre éstos, el més importante es el culdado de imponer los parémetros de despliegue de un sujeto particular para analizar las potencialidades de otro sujeto. En efecto, jun sujeto se puede realizar transforman- dose en otro? (Un movimiento social via un actor politico; o bien, un actor politico via un actor social o de comunica- cién, como un periédico o una cadena televisiva.) La pre- gunta nos obliga a aclarar el significado mismo del concepto sujeto actuante, Si lo confrontamos con la idea del sujeto que es todavia pura potencialldad, encontramos que el Sujeto es la potencialidad realizada en funcién de determi- nadas alternativas de sentido, El sentido equivale alacon- 219 creci6n 0 construccién de una alternativa particular de sentido, lo cual implica una selecci6n de sentidos, aunque, desde luego, sin estar sometida a un plano de estricta rae clonalidad. Sin embargo, ocurre que este sweto actuante puede ha- arse fuertemente influido por factores externos (ideol~ gicos, politicos, organizativos, etcétera) que alteren su dinémica constitutiva, Ocurre que se confunde con frecuen- cia lo deseable (en términos ideolégicos) con lo necesario; esto ocasiona que se Impongan determinadas versiones de la realidad a partir de opciones que respondan al de- seo Identificado con la potencialidad contenida, opcio- hes que reemplazan a esta necesidad como lo que es posible de ser potenciado, En tal situaci6n, la utopia cons- tituye una meta externa al movimiento constitutivo de la subjetividad; responde, més bien, a una ideologia acerca de lo que significa trascender la realidad dada en vez de ser un mecanismo de reconocimiento de lo potencial con- tenido en la situaci6n dada. Percibimos entonces una ter- cera modalidad de sujeto: la del sujeto movilizado, al que también podemos denominar sujeto como proyecto. La consideracién del sujeto como proyecto puede im- pllcar una ruptura con las potenclalidades sefialadas, pues la “potencialldad” de este tipo de sujeto dependera de lo que pretenden de él agentes externos: su transformacién en fuerza sin atender a la efectiva capacidad para recono- cer opciones y establecer su viabilidad, sino, mas bien, a ja que sea funcional para una determinada construccién social impuesta, Lo Ideolégicamente deseado se impone como sentido de la propia subjetividad constituyente, la cual es separada de sus mismas posibilidades de sentidos alternativos. Todo lo expuesto puede resumirse en el planteamiento de que, en el trasfondo de las diferentes modalidades que Puede asumir el proceso de constituci6n de la subjetivt dad (sujeto potencial, sujeto actuante y sujeto movilizado), se encuentra como categoria central del andlisis lade cons- trucel6n de la realidad, lo cual significa asumir la utopla como desafio para el conocimiento de la historia, 220 La presencia o ausencia de la memoria-utopia nos lleva a la cuestién de la historizaci6n de la utopia. Cabe formu lar la siguiente interrogante: zCémo se siente la “utop Por el “sujeto"? Esta claro que en este nivel de discusion aparece la Inclusién de dimensiones psicosociales, lo que nos obliga aestablecer un vinculo entre esta cuestion yun planteamiento acerca de la subjetividad constituyente que Sarantice articular distintos planos de ésta, cuando me- Ros dos: el individual y el.colectivo. En este marco, nos Parece que la idea de igvimiento moleculabpuede ser dtil en la medida en que-pretenidé abordaf la cuestién de la mediaci6n entre los dos extremos sin buscar, precipitada~ mente, por comodidad te6rica y metodolégica, una reduc. clén hacia lo psicol6gico o lo social.$ Lo anterior se debe a" que no basta con “describir el sentimlento” que se tenga de la utopia, pues el problema reviste su verdadera significacién cuando se examina si tal “sentimiento” se transforma en términos politicos; esto es, en proyectos de construcci6n a partir de la conversién de la utopia en ne. cesidad de précticas que, por definicién, son siempre par- te del presente. Desde nuestra perspectiva, el movimiento molecular re- presenta la construccién misma de la historia. Consiste en una concreta articulacién entre necesidades, experiencias y utopia en determinados recortes tiempo-espaciales. En este sentido, la articulacién conforma la especificidad de la subjetividad en un momento de observacién, pero sin omitir la dimensi6n de su secuencia temporal. Es necesa- rio aclarar el significado heuristico de cada uno de los ele- ‘mentos conceptuales que constituyen esta articulacién: a) lanecesidad es una exigencia del dandose, pues se abre a “nln xan, pcs read eau nacho ms compa pro {ie ndicamos a manera de clemplo provitona La constrvccondie oe pee, {4 metodolégica muestra que es muy complelny que, de hecho Saree eae lis principales dlicades en ucaocratee {Entrolos cisco os parece muy sugerentes ls planteamlents de imme eh ovanto ale relacin etre navi yelura, asf como laa ess ee a cil desarrla) de ia tei sobre Fauerbahsreclentomente desaee ech ce tls aportacones de Thompson en cus extudos sobrelacass oboe ire 221 { varlos planos de la realidad (micro 0 macro como expre- siones del desenvolvimiento temporal); b) la experiencia es una exigencia de lo dado, yc) la utopia es una exigencia de lo posible de darse. Pero veamos con més detenimiento al ddndose como ruptura del presente. E] déndose puede concebirse en funcién de un futuro 0 no, segtin el peso de los componentes de la relacion pre- sente-futuro. En efecto, el presente puede contener su fu- turo como deseable, o bien como un posible o un imposible. Lo deseable determina relaciones del presente con el pasado: el pasado puede constituir una version, o inter- pretaci6n, de lo dado como definitivo, o bien en el que lo dado puede asumir un carécter de déndose como simple repeticién del pasado. Por su parte, lo posible determina relaciones del pre- sente con el pasado como simple memoria, pero no de manera estética o inhibitoria, sino como mecanismo de fuerza que potencia el presente, En tal caso, el dandose sucede en el despliegue de lo dado como apertura hacia lo, nuevo; lo que puede suponer ya sea continuldades 0, lo mas probable, discontinuidades respecto al pasado. En cambio, lo imposible determina relaciones con el pasado como versi6n, o interpretacién, completa y tinica de lo da- do como posible de darse. Lo anterior se relaciona con el problema de la historl- zaclon de la utopia, pues el futuro como deseable, o bien como posible o imposible, conforma distintas modalidades del movimiento molecular. Las dindmicas constructoras de historia pueden reducirse a un “estado fundante’ (en laacep- clon de Alberoni), o puramente emergente y coyuntural (en laacepcién de Rosa Luxemburgo), o bien reconocer una tra- duccién de la concepcién de futuro en términos politicos, o sea, de proyectos (en la acepcién de Gramsci Lanecesidad representa un modo de concreci6n del vin- culo entre lo micro-cotidiano-individual y el contorno que le sirve no sélo de contexto sino de espacio y que, en tan- to lees ajeno, constituye parte de sus desafios. En cambio, Ja experiencia es la decantaci6n, como vivencia, de un de- rrotero conformado entre determinados pardmetros de 222 tiempo y espacio; por supuesto, desde la realidad del pre- sente, puede abrirse hacia otros derroteros segan diferen- tes pardmetros, 0 bien repetir los mismos en funcién de una idea de presente atrapada en el pasado. Por su parte, la vision de futuro es una referencia a un ambito de reali dad de vida posible que tiene una discontinuidad respecto ala realidad cotidiana. De este modo, la necesidad, la experiencia y la vision de futuro, 0 utopia, conforman mecanismos de articulacion entre los planos micro o macro sociales en tanto represen- tan diferentes modos de apertura de ia situacion més par- ticular del sujeto: la necesidad —de una situacion dada de presente; la experiencia desde el recuerdo de un pasado; y la utopfa, desde una articulaci6n presente-futuro. Es decir, de una situacion de producto, una situacién de causa y Potencialidad, respectivamente. En este sentido, la necesi- dad conjuga pasado y futuro, es la bisagra de la apertura hacla el pasado y el futuro que depende de la situacion de ambos en el presente, de la experiencia de presente que es funcién de la relacin pasado-futuro. De ahf que a lo micro tengamos que concebirlo como el presente vivido y alo macro como la linea de pasado-futuro percibida como un contorno de posibilidades. Esta es la dinamica de la subjetividad como campo problematico, conformada a la vez por la concrecién y el despliegue del presente en tanto apropiaci6n de la situacion de vida (la cual entendemos constituida por el trabajo, la cotidianidad, la familia, que apuntan a distintas bases desde las que tie- ne lugar la aproplaci6n). Si entendemos la constitucién de la subjetividad a par- tir de los mecanismos anteriores (que podemos sintetizar enla dialéctica memoria-utopfa), se plantean diversos pro- blemas que deben ser develados para su comprension. La subjetividad la concebimos como una capacidad de apro- piaci6n centrada en la construccién de realidades, lo que supone una determinada articulacion de tiempos y es- pacios. En esa medida, puede expresarse en distintos re- cortes, esto es, en diversos contextos. La apropiaci6n- construccién se objetiviza en su misma especializacion. 223, ‘Sin embargo, en la medida en que ésta puede tener lugar en diversos recortes, da pie a diferentes modos de concre- cién de la objetividad del sujeto. El modo de apropiacién de lo real conforma lo sentido por el sujeto, en la medida en que la aproplacién se haga en funcién de una determinada articulacton entre pasado (memoria) y un futuro deseable (utopia). En todo colecti- vo se pueden observar clertos “anudamientos” que vincu- Jan estas dimensiones. Su ponderaci6n en las practicas del sujeto determinar las potencialidades de éste. En efecto, toda prctica conecta pasado y futuro en su concrecién presente, ya que siempre se mostrar una doble subjetivi- dad: como reconstruccién del pasado (memoria) y como aproplaci6n del futuro, donde la constituclén del sujeto depende de la articulacién de ambas. Por ello, la subjetivi- dad contiene una direccionalidad potenclal segén la dimen- sién sobre la que descanse la aproplacién de la realidad. En el estudio de las dindmicas constitutivas, debemos reconocer que los individuos ubicables en una identidad mayor participan de una complejidad de relaciorles e Interacciones (familia, vecindarlo, comunidad, etcétera), que no son ajenas a la constitucién de una subjetividad compartida. No se trata de que la relaci6n se vaya negan- do para superarse en una identidad mayor, més bien las relaciones se moldean, se reformulan e incluso se orlen- tan, pero permanecen como parte de esas micro dinémi- cas que constituyen la subjetividad social. Se debe respetar la especificidad de los comportamlentos individuales y colectivos, sin Incurrir en reducclonismos con pretensio- nes expllcativas. Antes que nada enfrentamos el clésico problema de tener que entender el plano de la subjeth dad social como una articulacién entre lo individual y lo colectivo. En efecto, lo que se puede definir como la dimensién colectiva de los individuos no es una realidad dada en tér- mings de una estructura social y/o de valores, sino mas bien una realidad que reconoce sus propias posibilidades de realidad objetiva; posibilidades que dependerdn de la naturaleza del nticleo de lo colectivo (familia, comunidad, 224 region, tipo de unidad productiva y estructura de clase). De ahi que definir lo colectivo como exclusive de un plano de la realidad represente un corte arbitrario que elimina las otras modalidades en que se puede manifestar lo co- lectivo, Pero también porque esa fijacién de su realidad en un plano particular significaria perder la posibilidad de entender la complejidad oculta detrds de los distintos nd- cleos dello colectivo, reduciéndolo a un producto predeter- minado segin preferencias teéricas o Ideolégicas (clases, regiones, etcétera), pero sin llegar a comprenderlo como lun proceso que transforma la subjetividad del individuo segtin sea la naturaleza del nticleo que sirva de apoyo a la constitucién de la subjetividad social Cuestiones metodolégicas La dificultad de teorizar a los sujetos sociales reside, prin- cipalmente, en resolver la posibilidad de reflejar adecua- damente su naturaleza de proceso, pues, como hemos ‘observado, la tendencia ha sido definirlos como produc- tos histéricos y no como productores. Sin las exigenclas del movimiento, el andlisis de la subjetividad termina por reducirse al émbito de sentido que impone el discurso cuya vision de la realidad actual y de su devenir se ha converti- do en el marco de referencia tnico y, en consecuencia, obligado. En tanto productores, los sujetos revisten la dimensi6n de su potencialidad, lo cual obliga a amplificar el concepto mismo de lo que entendemos por objetividad. En esta If- nea se plantea la necesidad de relacionar el concepto de realidad, en cuanto objetivacion que resulta de las practicas sociales, con la capacidad de los sujetos para reconocer ‘opciones de viabilidad (a lo que no son ajenas sus repre~ sentaciones simbélicas). Ahora bien, la conceptualizacion del sujeto como una relaci6n entre producto y productor implica entender que la concrecién de la subjetividad social, en distintos paré- 225, ] { nnn metros de tlempo y espacio, supone una particular rela- cién de lo dado con sus posibilidades de devenir, lo cual plantea la necesidad de rescatar la influencia de las con- cepciones de futuro del sujeto sobre la dindmica constitu- tiva; pero también de como la situacién de presente, o dada del sujeto, puede ser bloqueada, o bien potenciada, segin sea el papel que cumpla la memoria histérica del sujeto, Esto es, cémo la utopia y la memoria se transforman en necesidades del sujeto, y como a su vez éstas se traducen en pricticas. Lo anterior plantea dos cuestiones: una te6rica y otra metodoldgica, En la primera enfrentamos la tarea de anal zar como est presente la necesidad del futuro en la relacién entre presente y futuro, que, asu vez, nos remite ala cues- tion de cémo la memoria y/o la utopfa sirven de base a ia constitucién de las practicas. Por su parte, a metodologia se obliga a complejizar las coordenadas de observacion, pues ésta no puede reducirse al plano de las manifestaclo- hes empfricas del problema ya que debemos ubicar al su- Jeto en su momento histérico, aquél en que se incorpora toda la riqueza de sus multiples coordenadas de observa- clon. Complejidad de momento que se expresa en la simul. taneldad entre distintos tiempos y espacios, los cuales no Pueden dejarse de lado en tanto el momento histérico ubi- ca el problema en su contexto de articulaciones. En efecto, la concepcién del sujeto como proceso obliga aconsiderar su despliegue en el tiempo, lo cual, a diferen- cla de jas eclosiones que un conglomerado social puede experimentar en, un momento dado, obliga a Incorporar los contextos en‘que el sujeto se especifica, tanto en sus dindmicas conio en sus demandas. Por eso nos parece vae lido recuperar la nocion de coyuntura en cuanto establece una diferencia entre un simple hecho empirico y un acon- tecimiento. El primero no traspasa los limites temporales del evento, mientras que al segundo lo caracteriza su trans- formacién en una tendencia histérica. De ahf que el desplie~ gue temporal no esté mediado solamente por momentos, en cuanto recortes de observaci6n, sino que los momen- tos son también expresiones de la propia dindmica consti- 226 tutiva del fenémeno; por ello, lo ‘que subyace en el desplie- Bue es la dialéctica producto-productor del mismo sujeto social, Por consiguiente, es necesario distinguir varios planos en el recorte de observacién; a) el nivel morfolégico, que corresponde a lo que propiamente es el nivel de enuncia. cién de un tema con sus limites conceptuales pues éste, Por definicién, es difuso; b) el nivel problematico, que co- rresponde a la transformacién del tema del sujeto en un campo problematico y en consecuencla, en tanto el cam- Po problemético puede contener diferentes modalidades de concreci6n del ‘sujeto, resulta més dindmico que el pri- mer nivel de observacién, y c) el nivel de cierres ‘concep- tuales posibles del Propio campo problematico, que corresponde a la transformaci6n del Problema-sujeto en un objeto que refleje, lo mas articuladamente posible, su naturaleza dindmica, De lo anterior se desprence la necesidad de revisar el manejo de los parmetros de tiempo y espacid, pues lo importante es el despliegue del fenémeno. En cada: uno de los niveles de observacién’ anteriores se reflejan distintas. modalidades de concrecién que plantean, a su vez, dife- rentes posibilidades de contenidos, En este sentido, debe- ‘Mos tener claro que la manera en que se construye el sujeto como objeto de estudio dependerd de la funcion que se eSpera cumpla el conociminto; esto es, de la opcién de futuro que determina al inves! ‘igador, ya que el objeto. opto] funcion del dinamismo —o bien de su ausencia— propio del recorte de observacién que el investigador delimite, | Silo que importa es el despliegue del fenémeno, en vez de limitarse a un estado particular en que asume la condi clon de producto historico, la conceptualizacion de la sub- Jetividad es parte del esfuerzo de apropiacién del tiempo ¥ espacio: es la historizacién como mecanismo que acta sobre lo potencial. El tiempo deviene en constituclon de sentido de la construccién social, por lo que prelerimos hablar de ritmo més que de temporalidad abstracta y ex. terna al sujeto. Sin embargo, en la medida en que el tiempo €8 constituclén de sentido de construcci6n, el espacio es 227 la materializacién del tiempo en términis de distintos ti- Pos de practicas orientadas a construir el presente por parte del sujeto, Algunas Implicaciones particulares presentes en el in- tento por captar los procesos constitutivos de los sujetos, se relacionan con la necesidad de dar cuenta de la relacion entre lo dado y lo dandose, entre lo determinado y lo inde- terminado en la reconstruccién de las practicas y discur- 808 de los colectivos, para reconocer el tipo de relacién que éstos establecen con la realidad. Creemos que para avanzar en esta direcci6n resulta im- prescindible establecer una primera diferenciacion entre los tlpos de contenidos que se pueden reconocer en las manifestaciones colectivas. Distinguimos fundamental mente dos clases: /os contenidos de determinacién y los de posibilidad. Puesto que ambos pertenecen también a estructuras tedricas previamente establecidas, nos pare- ce necesario discutir su relacién. Los contenidos de determinaci6n se refieren a situaciones estructuradas, mientras que los contenidos de posibilidad aluden a situaciones de potencialidad susceptibles de estructurarse si se entiende la perspectiva de su despliegue temporal, Los contenidos de posibilidad incorporan lo real no como objeto denotado, sino como experiencia-conciencia connotada en las representaciones simbdlicas. La conju. Saclon de ambos tipos de contenidos permite cuestionar las situaciones estructuradas, es decir, problematizar lo dado en tanto se conforma por experiencia-conciencla de construccion de realldades. La incorporacién de los con. tenidos de postbilidad se pueden lograr a través de las re- Presentaciones simbdlicas, las cuales permiten, ademés, enriquecer el contenido de las teorfas. En efecto, su con. ucién consiste en incorporar més realidad, una realidad que se plantea como necesaria de apropiarse, pero no en cl sentido limltado de un objeto de explicacién, sino como to posible de imaginarse como nueva historicidad, Como una anticipacién que sirva de umbral al inicio ‘de un giro en a reflexion epistémico-metodologica se pus- 228 de-sostener que el estudio de los sujetos sociales supone re considerar su dimension de blema dela “objetividad” que si lo clreunscribiérai obien de determinacién, sion est4 presente, pero sélo cot unilateral, en las relaciones de de- elconcepto de subjetivi- resolver exclusivamente nterlores, sino que requie- Productor, Por eso, el pro- asume un carécter mas complejo mos a la relaci6n de causa-electo, . No se puede negar que tal dimen. mo una entre otras, de la del resto de las exigencias cognitivas anilisis reduccionista o de naturaleza Nuevas dimensiones de la objetividad Si por subjetividad social Pacidad para construir sentidos, el clén de realidades en diferentes en la medida e1 °n que la construc asumir estas caracteristicas, signi Social puede concretarse en Jetos sociales, Sujetos representa modos de con base en la teal problema En este marco se plantea q tenciarse a tra ma de razonar: aquello indeter: Jetivizables, El sujeto soci Constituyente entendemos la ca- llo supone una construc- ifica que la subjetividad distintas modalidades de su- Desde esta perspectiva, la constitucion de aproplacién de la realidad Construceién de sentidos, lo cual nos remi- del reconocimiento vés de proyectos, que consiste en abt ‘minado, para recon ial sera realmente a& tinguir entre lo que resulta viable deseable; aunq jue dotar de sentido de opciones, lue uno de los desatfos en la to reside en reconocer op- objetivas susceptibles de po- lo cual obliga a una for- sea la realidad, como. jocer estas opciones ob- \ctivo si es capaz de dis- y lo que es puramente alas practicas sociales 229 no signilica asegurar su capacidad para construir opcio- nes y viabilizarlas, Solo en el piano de la experiencia puede Teconocerse la posibilidad de transformacién de la reali. dad porque la nocién de experiencia da cuenta de la objetivacion de lo potencial; es decir, de la trasmutacion de lo deseable en posible, dando lugar a que la utopia se convierta en proyecto mediante el cual se pretende impo. ner una direcci6n al presente o situacion dada. No obstante, para resolver !a viabilidad, resulta impres- cindible determinar el contexto en el que se ubican los Sujetos sociales, mediante la reconstruccién de la trama derelaciones que conforman su realidad concreta de suje- to: el conjunto articulado de relaciones que se correspon: de con procesos de diversa indole, cuyas manifestaciones franscurren en distintos tiempos y espacios. Este grado de complejidad hace indispensable un estricto control de los condicionantes teéricos, ideol6gicos y de experiencis durante el proceso de anélisis, pues es factible que inspi. ren Sesgos en el momento de la conceptualizacion. Se trata de impulsar una discusion metodolégica cen- trada en la idea de conjugar objetividad y sentido de reall. dad, en tanto el analisis siempre responde a angulos de lectura que representan diferentes finalidades del conock. miento de los sujetos. Es lo que consideramos que consti. tuye la pertinencia del conocimiento, en cuanto capacidad de reconocer opciones, y que nos enfrenta con la respon sabilidad de proporcionar a los movimientos sociales Ins. trumentos de diagnéstico que cumplan la funclon de estimular su autocrecimiento; de ahi que el conocimiento sobre los movimtentos sociales deba su pertinencia a lo que se busca impulsar con estos movimientos, Conocimiento y praxis La incorporacién del sentido obliga a considerar la rela- clon de conocimtento y praxis como dimensi6n del pro- pio conocimiento. Nos coloca ante la tarea de tener que resolver cuestiones metodolégicas propias de la praxis 230 Sion entre el conocimiento y la praxis, esta ditima detinn Ta aPertinencia de aquél, dé manera que la profundisacton del conocimiento fuera concomitante con el de Ie praxis co, medida en que determina la necesidad de su provi conocimiento, For otra patte, si el conocimiento se circunscribiera alos limites de la praxis que lo determina, se expordein © lenge rosa deformacién en cuanto tributario de los prox Plemas més inmedlatos, pero que pueden no ser los cng a Interpretacion total, definitiva y idad sino, més bien, una necesidacl reccién a los procesos, 2 exigencia del proyecto interesa en tanto define les Fllaclones sociales en el marco de sus posibilidades as Uansformacién, El proyecto es la conciencia de construe 231 ici desarroliar la capacidad que le permita construir realida- des con una direccién conscientemente definida, Esquematizaci6n metodologica Una sintesis de las consideraclones metodolégicas esbo- zadas (que apuntan més a sugerir la posibilidad de un di. sefio antes que serlo), exige destacar ios siguientes puntos como base de reflexiones: 1. La organizacién del andlisis, a partir del supuesto det movimiento, plantea rescatar de la realidad (aquello Indeterminaco que nos rodea) temas sustantivos que permitan dar cuenta del movimiento constitutivo de Jos fenémenos particulares que interesa conocer; de ahi que se privilegie la subjetividad constituyente, 2. La subjetividad constituyente, cuando se rescate en el ambito particular de los sujetos sociales, plantea concebir a éstos con base en la relacién producto-pro- ductor que, desde e] angulo de la observaci6n, se tra- duce en la necesidad de subordinar el recorte al despliegue de! fenémeno en distintos tiempo-espacios, 3. De esta manera, la solucién del recorte de observa: clon debe resolverse a partir de una determinada re- lacion entre momento y secuencia; es decir, segtin los modos de concreci6n de la subjetividad en una deter minada secuencia; tiempo-espacial: a) sujeto poten- cla, b) sujeto actuante, yc) sujeto movilizado. 4, Las delimitaciones fljadas no pueden ocultar él movi- miento interno del recorte, movimiento que expresa los modos de conerecién de la subjetividad constitu- lende al recorte, En esta linea de argu- ion, el tiempo se transforma de pardmetro en ritmo, y el espacio de territorio en materializacién del ritmo temporal del despliegue segdn determinados ti pos de practicas sociales. De este modo tiene lugar la transformaci6n de los parémetros en propiedades del fenémeno para captar su despliegue. Tanto el tiempo Seine c! espacio permiten comprender la articulacté: Gel fendmeno con distintos planos de la reslidade Simiento de précticas que, a partir de expresar al faugdo conformado por la relacién memoriacutopin, fundante del andlisi: + expresa una subjetividad que trasclendé los limites de Jo estrictamente intersubje- tivo. En verdad, cuando las practicas traducen uireon, tido desde el cual se resuelve la insercién en las fondiclones externas al sujeto, a subjetividad deltas, fondo pasa del plano uramente Intersubje interactivo) a otro cuallt ome ee ‘presenta una potencialidad mo, esto es, una capacidad de reconocimiento 3 fambién de construccién de sus proplos objetives, obien, sise limita a responder a una meta impuesteci conglomerado social por un agente externo- Eleran desatio epistémicometodoldgico que subyacea todo Io expuesto consiste en poder subordinar las discesieges con significaciones cerradas (el discurso ideolégico, inclu- S0elte6rieo) aun discurso designificantes orientadoa cap. 233 tar la potencialidad de lo constitutivo como forma de recu- erar, frente a cualquier problematica particular (la de los Sujetos es una entre otras), el angulo de lectura del movi- miento constitutivo de realidades concretas, Observaci6n final Por ello decimos que detrés de este esfuerzo metodol6gico se pretende, mediante la significacion que revisten los su. Jetos, enfatizar como clave te6rica de las clencias sociales el tema de la subjetividad social, pues expresa la historici. dad de la realidad en tanto movimiento que transforma y se transforma pero que, stmulténeamente, reviste sentido como problema siempre que se asocle a los esfuerzos por construir la realidad social desde opciones que traduzcan referencias axiolégicas derivadas de visiones utopicas, aunque con el sello de ser objetivamente posibles (en la acepclén de Bloch). Es a este respecto que asume su fun- clén la construccién de conocimiento que sea pertinente 2 las opciones elegidas; de lo contrario, bastaria con las formulaciones Ideol6gicas, Si estamos de acuerdo con que hoy en dfa es una obliga- clon ética buscar nuevos horizontes de vida, ello es posible solamente al desentrafiar el movimiento interno que mueve las estructuras sociales, Tal es la significacién que atribul- mos a los esfuerzos por conocer a profundidad la proble- mética de la subjetividad social constituyente, asi como ‘Sus manifestaciones en la variedad de sujetos sociales que Se pueden reconocer en los diferentes contextos sociohis- t6ricos, Bibliografia Zemelman, Hugo, Conocimiento y sujetos sociales, México, El Colegio de México/Universidad de las Naciones Unidas (Jor- nadas It), 1987, 234 + Eluso crttico de ta teorta, México, El Colegio de México/ Universidad de las Naciones Unidas, 1989. » “Razones para un debate epistemolgico", en Revista Mexicana de Sociologia, vol. XLIX, afio XLIX, México, enero- marzo de 1987, , De la historia a ta politica, México, Siglo XXI/Universi- dad de ias Naciones Unidas, 1989. 1 Los horizontes de la razén, Madrid, Anthropos, 1992, 235

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