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O Y CLASIFICACION blancas son los instrumentos lesivos manejados qualmente que atacan la superficie corporal por un filo, punta o ambos a la vez. De acuerdo con este mecanis- aacciGn se clasifican las heridas que producen en los ntes tipos: Horidas por instrumentos punzantes. " Heridas por instrumentos cortantes. Heridas por instrumentos corto-punzantes. Horidas por instrumentos cortantes y contundentes. POR INSTRUMENTOS PUNZANTES aman asf las producidas por instrumentos de forma da, de un diémetro variable, pero nunca muy consi- e seccién circular o elfptica, que terminan en una {mis o menos aguda. Se trata, pues, de cuerpos cilin- ‘alargados de punta afilada. (os instrumentos pueden ser naturales o artificiales. os primeros figuran las espinas, los aguijones y otras, ide animales. Son més frecuentes, sin embargo, los , entre los que deben citarse: alfileres, agujas, punteros, flechas, floretes, lanzas, etc. mentos punzantes, perforantes, penetran en actuando a modo de cutia, disociando y recha- latoralmento los elementos anatémicos del tejido do, Pero cuando el instrumento tiene cierto grosor, jun verdadero desgarro, al vencer los Ifmitos dad. Jo fundamental en la accién de estos instru- ‘esd punta que concentra la fuerza viva en una su- muy limitada, 32 Lesiones por arma blanca J.A.GISBERT CALABUIG Caracteres de las lesiones Las heridas por instrumentos punzantes se definen por la existencia de un orificio de entrada, por un trayecto més ‘©. menos largo y, cuando traspasan por completo una zona del cuerpo, por un orificio de salida, El orificio de entrada radica de ordinario en la piel, con ‘mucho mayor rareza en mucosas, Cuando el instrumento es tan fino que, al dislocar los tejidos, no sobrepasa su limite de elasticidad, queda reducido.a un. punto rojizo o roséceo, ccuya huella desaparece en 2 0 3 dfas. La levedad del orificio de entrada no prejuzga el pronéstico de la herida, puesto que lesiones de apariencia insignificante pueden tener con- secuencias graves por alcanzar Grganos profundos importan- tes. Complicaciones infecciosas son también susceptibles de agravar el pronéstico. Por iltimo, a veces el instrumento se rompe y quedan partes de éste en el fondo de la lesién. Si el instrumento es més grueso, con lo que su diémetro sobrepasa el limite de elasticidad de los tejidos, el orificio adopta la forma de una hendidura de éngulos ligeramente redondeados, dicho de modo més gréfico, de. ojal. Los én- gulos son nitidos e iguales (fig. 32-1). La direccién del ojo mayor de la hendidura esté condicionada a la que tengan las fibras elésticas de la regiGn en que asienta la herida. La forma y direccién del orificio de entrada son de una gran importancia médico-legal, ya que en ello reposa en buena par- te el diagnéstico del instrumento responsable. De ahi que mo- tivara investigaciones experimentales, hoy clisicas, y cuyo re- sultado se sintetiza en las lamadas leyes de Filhos y Langer: Leyes de Filhos: 1. La lesién producida por un arma cilindracénica siz mula la que producirfa un arma aplanada y con dos filos. 2. En una regidn determinada, las lesiones producidas por este tipo de arma tienen siempre la misma direc- ccidn, mientras que las producidas por armas corto- punzantes con dos filos pueden presentar las més diversas direcciones. 350 Patologia forense especial Fig. 32-1. ojal correspond entrada de una herida punzante. Ley de Langer. Cuando un instrumento punzante lesiona ‘un punto en el cual convergen diversos sistemas de fibras de direccién divergente, la herida toma una forma triangu- Jar o en punta de flecha. La direccién del orificio esta determinada por la que ten- gan las fibras eldsticas de la dermis cutdnea. Si se conoce este dato, puede preverse la direccién del ofificio en las distintas regiones del cuerpo, y si coinciden ambas direc- ciones, sirve como comprobacién de que la herida ha sido producida por un instrumento punzante, diferencidndola asf de las originadas por instrumentos bicortantes. Los es- quemas de LANGeR, resultantes de los experimentos hechos or este autor, en 1881, sefialan la direccién de las fibras, elésticas en los distintos territorios cutdneos. El trayecto de las heridas debidas a instrumentos pun- zantes viene constituido por un canal que atraviesa los dis- tintos tefidos interesados por la lesi6n. En el cadaver este trayecto se sefiala por una linea rojiza qué resulta del de- rrame de sangre en su interior. Pero lo caracteristico de esta clase de heridas, cuando el trayecto interesa varios te- jidos superpuestos formando planos, es que la direccién del ofal que forma en cada uno de ellos es diferente, sogin sea la de sus respectivos elementos elésticos. Se mantiene aquf la misma regularidad que para el orificio cuténeo. El orificio de salida, cuando existe, es de ordinario mas irregular que el de entrada, pues la piel, al perforarse de dentro afuera, da lugar a una especie de estallido, con lo que suelen producirse fistras y roturas atfpicas. Su tamatio suele ser menor que el del orificio de entrada, lo que es de- bido a la forma cilindrocénica del instrumento, por lo que su extremidad libre es de menor didmetro que la parte mas préxima a la empufiadura. Pronéstico Aunque por lo general es bueno, depende considerable- mente de los siguientes factores: grosor del instrumento, zona herida, profundidad de la lesién, limpieza del arma, etc. Las circunstancias que agravan el prondstico son: que la herida sea penetrante en una cavidad, que haya interesa- do érganos vitales 0 de importancia funcional y que por la contaminacién del instrumento se produzca una infeccién en profundidad. HERIDAS POR INSTRUMENTOS CORTANTES Los instrumentos cortantes se definen por la existencia de una hoja de poco espesor y seccién triangular que obre sélo por el filo. Ciertos objetos actiian accidentalmente como instrumentos cortantes: ldminas delgadas de metal o trozos de vidrio. Los verdaderos instrumentos cortantes es tan representados por cuchillos, navajas, navajas de afeitar, bisturfes, et. Mecanismo de accién Como se ha dicho, estos instrumentos actian por el filo, que penetra en los tejidos a modo de cufia y los divide pro- duciendo soluciones de continuidad. El corte es facilitado cuando el filo aborda oblicuamente la superficie, pues el dngulo cortante resulta tanto més agudo cuanto mayor sea la oblicuidad. La accién del instrumento puede levarse a cabo por simple presién o por presién y deslizamiento; en el ultimo supuesto los efectos son mucho mayores. Caracteres de las lesiones Las heridas por instrumentos cortantes, 0 heridas incl sas, responden en general a tres tipos: heridas lineales, he ridas en colgajo o heridas mutilantes. Heridas lineales Las heridas lineales se producen cuando el instrumento penetra de forma perpendicular a la piel produciendo una simple solucién de continuidad. Por efecto de la elastici dad de los tejidos seccionados, la-herida tiende a abrinse adquiriendo la forma de 6valo alargado, cuyos extremos es frecuente que se hagan més superficiales, legando a pro: longarse por un verdadero arafiazo superficial que no siempre tiene la misma direccién que el resto de la inci sin. Cuando los extremos presentan estas caracteristicas, reciben el nombre de colas. Los caracteres diferenciales de estas heridas son: 1. Bordes. Las heridas incisas se caracterizan por la te gularidad y limpieza do sus bordes que, al retraerse, dan a la herida una forma fusiforme. Los bordes se separan més o menos segiin la direccién del trauma tismo y la zona interesada. La retraccién es méxima cuando el corte afecta en sentido perpendicular la direcci6n de las fibras eldsticas cutdneas. También influye la posicién de la regién en el momento de l herida, por lo que,’si es distinta a la que se hace adoptar para la observacién, puede aumentar o dis minuir la separacién de los bordes, como ocurre en las heridas que asientan en la rodilla, codo, huect axilar, etc. Depende asimismo de que existan adhe. rencias a tejidos profundos, como sucede con la piel del créneo, que se separa poco en las heridas super. ficiales y mucho, en cambio, cuando es lesionada ls aponeurosis subyacente, Extremos. Como hemos dicho, suelen terminar ha- ciéndose superficiales, formando las lamadas colas. Las colas son més aparentes cuando en el corte de la piel predomina el mecanismo de deslizamiento. Hay una cola de ataque, que corresponde a la inicia- ién del corte, y una cola terminal. Ambas colas pueden ser iguales o desiguales y aun faltar en uno de los dos extremos del corte; en todo caso, la cola ‘més larga es la ultima producida en el corte, al ir perdiendo contacto el instrumento con los planos cuténeos, carécter éste que puede servir para indicar la direccién o sentido en que fue producido el corte. Paredes. Las heridas cortantes tienen, a veces, una notable profundidad, dando lugar a la formacién de dos paredes que confluyen hacia abajo, dibujando tuna seccin triangular de vértice inferior. Las pare- des son lisas y regulares. No obstante, dentro de esta caracteristica, cuando el corte ha interesado capas superpuestas de distinta estructura y, en su caso, elasticidad, la diferente retraccién de estos tejidos puede dar una cierta desigualdad a la pared, efecto, la piel y el tojido muscular se separan mu- cho, sobre todo si el instrumento ha cortado las fi- bras en sentido perpendicular a su direccién; se se- paran poco, en cambio, los tejidos fibroso, cartilagi- noso, hepatico y esplénico; no se separa nada el teji do 6seo, No hay nunca puentes de sustancia que uunan las paredes. almente, cuando en la zona herida hay un plano éseo superficial, se detiene en 61 el corte, for- mando el fondo de la herida, idas en colgajo ‘las heridas en colgajos se producen cuando el instru- cortante penetra mas o menos oblicuamente, con lo juno de los bordes queda cortado en bisel obtuso, mien- que por el otro resulta una lémina 0 colgajo de seccién lar con el borde libre fino, que puede ser amplia 0 ida, larga o corta, gruesa o delgada, dependiendo es- jcaractores de la longitud del arma, de la oblicuidad del xyde su profundidad. las mutilantes producen cuando el instrumento ataca una parte sa- ‘del cuerpo (Ia oreja, la extremidad de los dedos, la de la nariz, el pez6n mamario) dando lugar a su sepa- ‘completa. Si el arma no esté muy afilada, es corrien- se unan mecanismos de arrancamiento 0 traccién. idas incisas atipicas determinadas circunstancias pueden producirse tam- ciertas heridas incisas atipicas, de las que las més ha- son las siguientes: Rozaduras o erosiones, Se otiginan cuando el ins- ‘trumento no hace més que rozar tangencialmente la superficie cuténea, en la que s6lo produce una ero- sién o el desprendimiento parcial de la epidermi Heridas en puente y en zigzag. Se deben a las carac- toristicas de la region. Cuando en ésta hay pliegues Lesiones por arma blanca 351 cuténeos o se trata de una zona de piel laxa (pérpa- dos, escroto) que forma pliegues con facilidad, aun con la simple presién del instrumento, el arma acta linealmente, pero, como consecuencia de haber for- mado un pliegue cuténeo, al extender la region se von dos cortes separados por un puente o una herida on zigzag, 3. Heridas irregulares. La falta de filo del arma o la existencia de melladuras da lugar a que la herida presente irrogularidades, dentelladuras, hendiduras y laceraciones. Segiin el mimero e intensidad de és- tas, se modifica més o menos la forma de las heridas incisas, lo que, a veces, hace muy dificil ol diagnés- tico de su naturaleza Pronéstico Es muy variable de caso a caso, dependiendo del instru- mento (la finura de su filo, la limpieza del arma) y de la zona herida (vascularizacién de la regiGn, érganos subcuté- neos que puedan resultar interesados por el corte) Las heridas cortantes pueden ser répidamente mortales por hemorragia o por embolia gaseosa (heridas del cuello que interesen las venas) (fig. 32-2). La hemorragia, en efec- to, es constante en este tipo de heridas, ya quo la finura ‘con que lesiona los vasos no provoca ningiin tipo de retrac- ci6n; la cuantfa de la hemorragia dependerd de la vascula- rizacién de la regin herida, También es posible una muer- to tardia si hay complicaciones infeceiosas. Si la muerte no tiene lugar, la duraci6n de estas lesiones suele ser corta, porque la cicatrizacin es répida general- mente, dando lugar a cicatrices lineales 0 elipticas, més o ‘menos alargadas. Sin embargo, pueden quedar estados re- siduales y trastornos funcionales permanentes consecuti- vos a la lesién de troncos nerviosos, tendones, miisculos, etc,, que no se hayan unido o se hayan consolidado vicio- samente, Esto es, e tratamiento levado a cabo condiciona seriamente el pronéstico. HERIDAS POR INSTRUMENTOS. CORTOPUNZANTES La parte lesiva de los instrumentos corto-punzantes esté constituida por una lémina més 0 menos estrecha termina- da en punta y recorrida por una, dos 0 més aristas afiladas y cortantes. Segtin el ntimero de estas aristas, los instru- mentos se Ilaman monocortantes, bicortantes 0 pluricor- tantes, Entre los instrumentos corto-punzantes més fre- cuontes en la préctica médico-legal deben citarse las nava- jas, los cuchillos de punta, los pufiales, los estiletes, etc. Mecanismo de accién El modo de obrar de los instrumentos corto-punzantes puede considerarse como la suma o término medio de los instrumentos punzantes y los cortantes, por cuanto actiian simulténeamente por la punta y por el filo filos. En efec- to, al abordar el cuerpo por la punta, ejercen una accién en cufia en la forma dicha para los instrumentos punzantes. Pero al mismo tiempo el filo (0 filos) queda situado en po- Fig. 32-2, sici6n 6ptima para cortar, es decir, en direccién casi para- lela al sentido en que ejerce su accién la fuerza con. que esté dotado el instrumento. Cuando se trata de instrumentos pluricortantes, al ir au- mentando el niimero de aristas va disminuyendo el éngulo que forma cada una de ellas (salvo que se hayan vaciado las caras intermedias), lo que hace que su filo sea menos agudo. Si su mimero se multiplica excesivamente, llegaria @ confundirse con el instrumento cilindrocénico tipico de Jos instrumentos punzantes. Caracteres de las lesiones Las heridas corto-punzantes, de acuerdo con su meca- nismo de produccién, se asemojan en parte a las punzantes y en parte a las incisas. De la'misma forma que en las pri- meras, en éstas puede distinguirso un orificio de entrada, un trayecto y, eventualmente, un orificio de salida, Orificio de entrada Puede sor tipico y atfpico. Kn cuanto al primero, su mor- fologia.es variable-con la forma del instrumento: Hoja plana y bicortante. Cuando el instrumento po- seo una hoja plana y bicortanto, la herida que produ- ce tiene la forma de una fisura, parecida a la de un instrumento cortante, pero més profunda (fig. 32-3). Su direccién sigue la del didmetro transversal del instrumento y, por tanto, cambia segin la posicién de éste, con independencia de la orientacidn de las fibras elasticas de la piel. Puede no tener cola si el arma entr6 y salié perpendicularmente; tener una s al entrar o salir formé éngulo agudo, y tener dos cada vez lo forma por un lado. 2. Hoja plana monecortante. Forma también una fisura, pero de sus dos extremos uno es més agudo y, a mo: nudo, presenta una cola evidente, mientras quo ol otro es més romo, como redondeado (fig. 32-4). Esta Complicaciones de la heridas cortantes en el cuello. diferencia entre los extremos de la fisura se difumina cuando la herida es perpendicular a la direociGn de! las fibras eldsticas cuténeas, por lo quo la retraccién de los bordes de la herida se hace muy acusada y ade ‘quiere entonces una forma oval alargada, En estos ce ‘0s, basta aproximar los bordes de la herida para hie Cor evidente la diferencia de los éngulos. Hoja gruesa monocortante. Lo caracteristico de este tipo de arma es la presencia de un lomo, opuestoal borde cortante. Como consecuencia, la herida forma un verdadero ojal, uno de cuyos extremos es aguda y en cola; el otro es casi cuadrado, por presentar das pequefias hendiduras debidas a los éngulos que el borde romo forma con las dos caras de la hoja... Hoja pluricortante. El orificio de entrada en estos ce 508 tiene forma estrellada, con tantas puntas como bordes cortantes, posea el instrumento (fig. 32-5), Debe hacerse constar, no obstante, que a veces alge no de los bordes no marca su corte, por lo que no siempre se puede deducir de la herida la forma dal instrumento. Es més, un mismo instrumento puade producir heridas con un mimero diferente de éngu- los cuando hiere reiteradamente en una misma zona Ademds de estos orificios tipicos pueden encontrar. se heridas atipicas. Las causas principales que dan’ Fig. 32-3. Herida corto-punzante por arma bicortante. 32-4. Herida corto-punzante por arma monocortante. A ) ¢ ZN oO 0 Oe 4 i9. 32-8. Heridas corto-punzantes por instrumentos de va- os. Formas que pueden aparecer en el orificio de entrada segiin et instrumento. Grigen a estas heridas atipicas radican en el instru- mento o en Ia forma de producirse la herida. or lo que respecta al instrumento deben sefialarse aque- ;cuya hoja es de superficie irregular y el corte, o cortes, psafilados, de los que son ejemplo representativo las li- En este caso el angulo de la herida correspondiente al cortante no es muy agudo y no presenta cola, mien- milos bordes de Ja herida se observan numerosos y pe- jimos desgarros. ‘cuanto a la forma de producirse la herida, le da caréc- satipico el hecho de que la victima o el arma se muevan, m que la herida deja de ser rectilinea, describiendo curva, quobrada o mixta, to, trayecto de las heridas corto-punzantes puede adoptar formas: Losiones por arma blanca 353. 1. Es tinico 0 miltiple, segin que el instrumento haya realizado més de una penetracién, aun sin haber sa- ido del todo. 2. Bs perpendicular al plano de la piel u oblicuo. En este tiltimo caso, si el arma ha abordado oblicua- mente los tejidos, con oblicuidad paralela a las caras, del arma, el bisel producido permite diagnosticar desde fuera la direccién del trayecto. 3. Por tiltimo, el trayecto puede ser en fondo ciego o en canal completo, traspasando en su totalidad la parte anat6mica y dando lugar a un orificio de salid: De la misma manora que en el orificio cuténeo, los is- tintos planos atravesados por el trayecto de las heridas cor- to-punzantes presentan los correspondientes orificios siempre orientados en el mismo sentido, lo que permite di- forenciar éstas do las heridas’ piinzantes. Algunas veces el trayecto puede no aparecer como rectilines debido a la di- ferente elasticidad de los distintos tejidos y a la eventual movilidad de algunos érganos. Orificio de salida No es constante. Cuando lo hay, suele ser de menores jensiones que el de entrada, pues las armas corto-pun- zantes son ordinariamente més finas y aguzadas por la punta, Es también habitual que cuchillos y navajas sean bicortantes en la punta y monocortantes en la base; por 16 ‘que la forma del orificio de entrada y el de salida seré dis- tinta Si el arma tiene suficiente longitud y la herida recae ext ciortas regiones, es posible encontrar dos orificios de en- trada y uno de salida para una misma herida, cuando el instrumento ha atravesado totalmente una parte del cuer- poy ha alcanzado otra subyacente, por ejemplo, una heri- da que interese el t6rax después de haber traspasado el brazo. Pronéstico Sigue las mismas directrices que para las heridas pun- zantes. En algunas regiones corporales (cuello) pueden darse complicaciones de suma gravedad. HERIDAS POR TWERAS. Las tijeras constituyen un instrumento corto-punzante que por su especial morfologia da lugar a lesiones con ca~ racteres propios, que permiten individualizarlas. ‘Tales caracteristicas radican en el orificio de entrada cu- téneo, que aparece bajo dos aspectos distintos, segiin el modo como haya entrado el instrumento. Si éste se intro- duce con las dos amas cerradas, produce una herida-tinica en forma de ojal o incluso de rombo, @ veces com una me- Hladura en uno o ambos lados, que resulta de la accién cor- tante del borde afilado de cada rama de la tijera. Si, por el contrario, se’ha introducido con las ramas abiertas, se pro- ducen simulténeamente dos heridas en forma de fisura li- neal que dibujan en conjunto una V completa o incomple- ta, sogiin que se unan totalmente, 0 no, en el vértice. En las extromidades proximales de ambas fisuras, que correspon- 354 Patologia forense especial den a los bordes cortantes de las ramas, es posible la for- macién de una pequena cola. Debe hacerse constar, sin embargo, la frecuencia con que se producen heridas atfpicas, que se confunden unas veces con heridas punzantes y otras con heridas corto-punzan- tes. Las heridas por tijeras, pese al frecuente uso que de ellas se hace en la vida ordinaria, son poco abundantes en la ca- suistica médico-legal. Dos excepciones deben sefalarse: el infanticidio y las riftas y agresiones entre gitanos. En el ui timo caso porque muchos de ellos se dedican a esquilar ‘animales, lo que les hace levar consigo ordinariamente sus tijeras de esquilador, que se han acostumbrado a utili- zar como arma agresiva. HERIDAS POR INSTRUMENTOS CORTANTES Y CONTUNDENTES Se llaman asf aquellos instrumentos provistos de una hoja afilada, pero que poseen un peso considerable, por lo que a su efecto cortante se aiade el propio de una gran fuerza viva. Son ejemplos representativos de esta variedad de instrumentos los sables, los cuchillos pesados, los aza- dones y, sobre todo, las hachas. Mecanismo de accién Los instrumentos cortantes y contundentes retinen la ac- cién contusiva y la propiamente cortante, predominando una u otra segiin las caracteristicas del arma, Cuanto mayo- res sean la masa y. por consiguiente, el peso, tanto més prepondera la fuerza viva sobre el filo cortante. Si el arma es muy afilada, predomina la acciGn de diéresis, pero siem- pro incrementada en sus efectos por la fuerza viva que re- sulta del peso del instrumento y de la fuerza con que es ‘manejado. Con este tipo de arma no suele darse la accién de deslizamiento. Caracteres de las lesiones Las heridas producidas por instrumentos cortantes y contundentes, también llamadas heridas inciso-contu- sas, retinen los caracteres de las heridas cortantes a los producidos por ciertos tipos de armas contundentes, como se desprende de su mecanismo de accién. Po to, sus rasgos esenciales consisten en la existenc una diéresis histica, ala que se unen la contusién y la laceracién. Una w otras prevalecerén segiin el espesor de la hoja y el estado del borde cortante. Pero, en todo caso, la profundidad de la herida supera sensiblemente a las producidas por instrumentos cortantes y se da en ella el fenémeno de no respetar, en general, las partes duras, lo que era una caracteristica tipica de las heridas inci- sas. Cuando ¢1 instrumento esta bien afilado, las heridas in- ciso-contusas aparecen iguales que las heridas de corte, ‘aunque més profundas, y llegan a interesar el esqueleto. Es més corriente, sin embargo, que el filo no'sea muy agudo, pues el arma suele tener un cierto espesor que impide que sea muy afilada. En este caso, la herida presenta los bordes irregulares y el contorno contundido, como las heridas contusas. Dados estos caracteres se impone, con frecuencia, el diagnéstico diferencial con las heridas incisas en unos ca- 508 y con las heridas contusas en otros. Con las heridas incisas Los rasgos propios de las heridas inciso-contusas que sirven para esta diferenciacién son los siguientes: 1, Carecen generalmente de cola, 2, Los bordes de la herida presentan siempre huellas de contusién bajo la forma de un borde equimético y, a veces, de pequeiias irregularidades de su contorno. Con las heridas contusas La diferenciacién entre las heridas inciso-contusas y las heridas contusas propiamente dichas puede sistematizar- se, segiin ROYO-ViLLANOVA, en los siguientes puntos: 1, Las contusiones de los bordes de las heridas inciso- contusas nunca son muy acentuadas, pues la solu- cién de continuidad de los tejidos se hace siempre por seccién, aunque sea poco neta. En cambio, en las verdaderas heridas contusas, las contusiones de los bordes de la herida son mucho més acentuadas, ya que fueron producidas por un mecanismo disla. cerante. 2. En las heridas contusas se observa, a veces, que cier- tas partes de tejidos, por su mayor elasticidad, resis- ten sin romperse, permaneciendo a manera de pe- quefios puentes de unién entre los bordes y paredes de la herida, como vimos en el capitulo 30, lo cual no se observa nunca en las heridas producidas por instrumentos cortantes, aunque tengan una accién contusiva sobreafiadida. 3... En las heridas inciso-contusas se observan vastos colgajos y lesiones de los huesos que, aun cuando irregulares, no lo son tanto como en las heridas pro- ducidas por instrumentos contundentes, los cuales, su vez, nunca determinan lesiones tan profundas y al mismo tiempo con cierta irregularidad. Pronéstico El pronéstico de las heridas inciso-contusas es mucho mis grave que el de las cortantes por: 1, Su mayor extensién y profundidad, por lo que con frecuencia interesan partes esqueléticas y también 6rganos internos. 2, Su mayor facilidad de complicaciones infectiv andlogamente a las heridas contusas. Con frecuencia las heridas inciso-contusas son mortales, unas veces por lesionar grandes vasos, produciéndose he- morragias masivas, y otras por interesar directa o indirecta mente drganos vitales. Si la herida no es mortal, pueden quedar graves secuelas, como se dijo para las heridas cor- tantes. E MEDICO-LEGALES LAS HERIDAS POR ARMA BLANCA 6stico del origen vital o posmortal la herida {rata de la aplicacién a este caso concreto del prob ;general que ha sido estudiado con amplitud en el capi 028 os datos principales en que hemos de apoyar este juicio i la existencia de hemorragia externa o interna; la em- {gaseosa en las heridas que interesen las venas del j la retraccién de los bordes de la herida y su intensi- dvastcomo de los elementos anatémicos interesados por én; la propulsién del tejido adiposo subcuténeo en- Jos bordes de la herida, y la presencia de codgulos san- intimamente adheridos a las mallas de los tejidos, ‘esisten a la prueba del lavado. Todos estos signos tituyen pruebas del origen vital de la herida, por lo |swausencia debo interpretarse en favor de haberse pro- cido después de la muerte. En los casos dudosos deberé recurrirse a las pruebas es- descritas: métodos histol6gicos y métodos bioqui- os, en sus distintas variantes técnicas. del origen suicida, homicida existe ninguna regla general que permita en todos los ‘establecer con certeza la etiologia médico-legal de sherida por arma blanca. Este diagnéstico es, en reali- ‘un juicio valorativo de los caracteres que presentan ‘en cada caso particular, a los que deben unirse ivados del lugar del hecho y aun los antecedentes les, si se quiere que aquel juicio se ajuste fielmente hhechos. Es por ello que en este diagnéstico tiene un an interés la fntima colaboracidn entre el juez instructor [perito médico. ‘elementos de juicio de cardcter estrictamente médi- son los siguientes: oa punzantes y corto-punzantes En estos tipos de heridas el diagndstico etiolégico se de- ce del sitio en que se radican, de su niimero y de las ca~ jcas que presenten los vestidos de la victima. Localizacién de la herida. El sitio en que ¥ herida s6lo proporciona datos de probabili que a veces resultan altamente significativos. En ‘efecto, el suicida elige para herir ciertas zonas por encontrarse en ellas érganos de importancia vital (togién precordial). Esto, sin embargo, no es absolu- 10; pues las mismas zonas pueden haber sido ataca- das por el homicida, mientras que-algunos suicidas tligen sitios distintos (abdomen, pared anterior del térax). Es més corriente que la localizacién se sopare do’estos sitios en el homicidio, pues ef agresor no siempre puede elegir la zona a herir, sobre todo si ha - hiabido lucha, caso en que la herida puede interesar ‘cualquier regién. Un dato muy importante es la ac- cosibilidad de la region herida, que excluye el suici Lesiones por arma blanca 355 dio:si las heridas estén localizadas en puntos que la victima no puede alcanzar por sf misma, Orientan también el juicio en el mismo sentido cuando, ade- ‘més, se observan heridas en otras regiones que, si bien la victima pudo alcanzar, no hay raz6n para que las presente en caso de suicidio. Ast, por ejem- plo, heridas en la cara palmar de las manos o en el borde interno de los antebrazos, Ilamadas heridas de defensa, ya que se producen al intentar protegerse la victima o desarmar al agresor, que son muy tipicas del homicidio. 2. Niimero de heridas. Los golpes multiples son més frecuentes en el homicidio que en el suicidio. Ahora bien, en este tiltimo caso no puede excluirse la posi- bilidad de que se produzcan varias heridas, aun cuando por su localizacién y profundidad hayan de considerarse mortales, cuando todas ellas radiquen en la misma zona. La multiplicidad de las heridas, ‘en especial cuando son graves, radicadas en diver- sas regiones corporales, excluye el suicidio y sefala su etiologia homicida. 3. Examen de los vestidos. El suicida suele abrirse los vestidos 0 quitérselos para alcanzar con el instru- mento la regi6n desnuda. En el homicidio, en cam- bio, los vestidos no han sido quitados y en ellos se encuentran también desggtros y roturas producidos por el arma en zonas correspondientes a las heridas ccuténeas. En cuanto al:diagnéstico deb origen accidental pueden darse muy pocas normas de cardcter gonoral. Asi, una heri- da de direccién descendente no puede considerarse acci- dental, salvo circunstancias muy exceptionales; lo mismo puede decirse para una herida con trayecto doble o multi- ple que indica que el arma fue retirada en parte y de nuevo hundida en distinta direccién. En la préctica, las heridas punzantes y corto-punzantes de origen accidental se pro- ducen en tan variadas circunstancias, que este diagnéstico sélo puede deducirse del estudio especial y circunstancii do de cada caso. El perito debe abstenerse de sentar hipste- sis acerca de cémo se han podido producir las lesiones es- tudiadas, limiténdose a estudiar los caracteres de las heri- das y ponerlos en relacién con el mecanismo a que se atri- buyen. En sus conclusiones bastaré con que seflale si tales caracteres contradicen la versién dada o si, por el contra- rio, su localizacién, su direccién y su profundidad hacen atendible que dichas heridas se hayan producido de un modo accidental en las circunstancias indicadas por los antecedentes sumariales. Heridas incisas e inciso-contundentes En Kineas generales son igualmente vélidos para estas le- siones los criterios expuestos para el diagnéstico etiolégico de las heridas punzantes y corto-punzantes. Sin embargo, ‘algunas localizaciones especiales requieren una considera- cién particular. 1, Degitello. Se conoce con este nombre la lesién de la regién anterior del cuello con arma cortante, que a veces alcanza una profundidad verdaderamente notable, intere- sando todos los érganos de la regidn hasta los planos pre- vertebrales. Su origen puede ser tanto homicida como si 356 Patologia forense especial ida, siendo muy importante precisar los elementos de jui- cio para establecer el diagndstico diferencial. ‘Gomo en el homicidio pueden darse muy variadas mo- dalidades de herida, segiin las circunstancias en que haya tenido lugar la agresién, nos limitaremos a sefalar las ca- racteristicas del degitello suicida. @) Direccién. La herida suole dirigirse de izquierda a derecha y de arriba abajo (en los zurdos, al contra- rio). 4) Topografia. La localizacién de la herida, més que anterior, es anterolateral izquierda, pues se inicia en Ja cara izquierda del cuello y suele terminar antes de Megar a la cara derecha. ©) Profundidad. 61 punto de iniciacién de la herida (0 sea su extremo izquierdo) suele ser sensiblemente ‘més profundo que su parte final, en donde el suicida ya tiene mucha menos energia. Como consecuenci los grandes vasos del cuello s6lo suelen estar seccio nados en el lado izquierdo. Las vias aéroas suelen estar cortadas casi siempre, completa 0 parcialmen- te, més a menudo a nivel de la laringo en su parte su- perior. En ocasiones, el corte Hlega a la columna ver- tebral, en donde queda marcada la huella del instru- mento. Hay gran retraccién de los tojidos blandos, quedando un amplio hueco entre las paredes de la herida, que aparenta como si se hubiera hecho la es- cisi6n de un bloque triangular de la regién anterior del cuello. ) Uniformidad. La herida suicida raramente es unifor- me. Son muy caracteristicas las pequetias heridas de tanteo, situadas en las inmediaciones del punto de iniciacién de la herida principal; son poco profun- das y en ntimero variable. Los tojidos profundos tampoco suelen ser seccionados de un solo trazo, ob- sorvéndose desigualdades debidas a los movimien- tos inciertos de la mano. '¢). Vestidos. Toda la parte anterior de los vestidos apa- rece-caracteristicamente manchada de sangre que forma una capa espesa, lo que se debe a que, de ordi- nario, el suicida se secciona el cuello estando de pie y,amenudo, delante de un espejo. f) Mano. Por wiltimo, la mano que ha empufado el, arma, que recibe directamente el derramamiento de Ja sangre de los grandes vasos, aparece siempre en- sangrentada, 2. Secciém de venas. Bs éste un tipo de herida cortante pica del suicidio. Fue el método elegido por el gran poeta romano Petronio. Tiene ciertas zonas de eleccién: en pri- mer lugar, la regiGn anterior de la mufieca izquierda, segui- da por la flexura del codo izquierdo; estas localizaciones se trasladan al lado derecho en los zurdos. No estén excluidas tras localizaciones, como el hueco popliteo, si bien son ‘mucho més raras. En un caso hemos visto estas lesiones en el plieguo inguinal. En general, las heridas suelen ser poco profundas, por lo que no Hegan a interesar tendones ni troncos nerviosos. As{se explica que, con frecuencia, después de haberse sec- cionado el suicida Ja mufieca izquierda, pueda con esta ‘mano seccionar las venas de la mutieca derecha.. 8. Decapitacién. Se llama ast la soccién de la nuca con un instrumento cortante o cortante y contundente, que pue- de interesar s6lo los tojidos superficiales o Hogar hasta'la columna vertebral y aun abrir la cavidad raquidea y section nar la médula. En su origen puede corresponder tanto aun suicidio como a un homicidio, sin estar excluida tampoco la etiologia accidental. No obstante, las heridas suicidas no pueden tener una gran profundidad, por la dificultad de al Canzar esta regiGn anatémica la propia victima con la nece- saria energfa. Pese a todo, en la literatura médico-legal se. ‘encuentran algunos casos de suicidio en alienados con he- ridas de decapitacién muy profundas, por lo que en cada ‘caso habré de tomarse en consideracién esta posibilidad. Las heridas de decapitacién homicida corresponden or- dinariamente a instrumentos cortantes y contundentes (hae cchas). Cuando se trata de armas cortantes, os raro que las heridas de decapitacién sean tinicas, sino que acompaiian lesiones de degiiello o de otras localizaciones. 4. Seccién de las paredes abdominales. En nuestro pafs el suicidio por seccién de las paredes abdominales.¢s muy raro, excepto en enfermos mentales. La etiologta hor micida de este tipo de lesiones es muy propia de los del tos sédicos, acompafiada frecuentemente de eventracién y aun evisceracién. Identidad det arma La identificaci6n del arma que ha producido una ost rias heridas por arma blanca es problema de muy dificil so lucién en la préctica. De ordinario, a lo mas que se puede aspirar es a determinar si un arma concreta ha podido pro- ducir las heridas que se estudian. No obstante, del mini cioso andlisis de la herida pueden deducirse ciertas indica ciones generales acerca del instramento que la produjo, in- dicaciones que, en los casos favorables, legan a permitit su identificacién. Clase de instrumento Los caracteres generales de las heridas producidas por los distintos tipos de armas blancas estudiados en las pagi- nas anteriores son, en general, lo bastante demostrativos para determinar si el instrumento productor es punzanto, cortante, corto-punzante o inciso-contundente. Anchura del arma Este problema se refiere exclusivamente a las heridas. corto-punzantes, pues en las incisas es insoluble y en las punzantes s6lo puede apreciarse en términos muy vagos, a ‘menos que la lesién interese cartflagos, que suelen conser var una huella muy exacta del arma productora. En las he- ridas corto-punzantes con un solo borde cortante, la long tud de la herida coincide con la anchura del arma s6lo si ésta ha penetrado perpendicularmente y ha conservado esta direccién al salir, pues, en caso contrario, si el sentido de la penetracién.¢s oblicuo, la herida es més larga que la anchura real del arma. Data Vouta ha propuesto un méto- do geométrico para determinar la anchura real de la hoja del arma, segiin la longitud de la herida y el. éngulo de pe- netracién (figs. 32-6 y 32-7). Para tomar las dimensiones de esta herida deben aproxi- ‘arse primero sus bordes, pues, en otro caso, la retraccién de los tejidos puede modificarlas sensiblemente. fig. 32-6." Heridas corto-punzantes. La longitud del orificio de 1. entrada no coincide con a acura del arma. fs |de un arma corto-punzante introducida oblicuamente. $e mencion6 al estudiar las heridas producidas rumentos con varios bordes cortantes; no siempre faristas se marcan en la herida, por lo que-a veces Lesiones por arma blanca 357 podré confundirse e} instrumento agresor. Si el nimero de heridas es multiple, aumentan las posibilidades de deter- minar la forma del instrumento. El estudio microsc6pico de los tojidos cuténeos seccionados por el arma facilita in- formacién complementaria sobre la forma del instrumento (Datta Voita y Det. GaxPio). Es muy itil, y més sencillo dosde el punto de vista técnico, incluir en parafina el blo- que de la herida y realizar unos cortes perpendiculares al eje del trayecto, en los cuales se ve'¢on mucha nitidez la forma de la diéresis de los tejidos. Cuando el instrumento ha interesado cartflago, queda en 61 una huella muy fiel de la forma del instrumento. PE- RRANDO estudi6 las huellas éseas producidas por armas cor- to-punzantes, llegando a la conclusién de que la configura- ci6n de la herida es siempre bastante fidedigna en los hue- sos con dos léminas bien distintas y con suficiente sustan- cia esponjosa entre ellas (créneo, pelvis, esternén, cuerpos vertebrales). En algunas ocasiones, armas bastante punti gudas se rompen al herir el huesa, en el que queda la pun- ta clavada, 1o que simplifica, naturalmente, el problema. Longitud del arma De forma elemental podria decirse que la longitud del arma viene determinada por la profundidad de la herida. Pero este hecho sdlo es cierto en contadas ocasiones, unas ‘veces porque no toda-el arma se ha introducido, caso en ‘que la profundidad de la herida seré menor que la longitud del arma, y otras veces porque el orificio de entrada se ha- lla en tojidos blandos o sobre cavidades depresibles, por lo que la profundidad de Ia herida seria mucho mayor quo la longitud del arma. Este tipo de lesidn ha sido Hamada, de forma gréfiea, herida en acordeén (fig. 32-8): Numero de armas cuando la victima presenta varias heridas El tamafio y la forma de las distintas heridas, teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, son lo que permite este

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