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4 Cuando despierte el viento Maria Fernanda Heredia 2 Jorma ‘wor eeonesnoma.convargentina Bogotd, Buenos Ales, Guatemala Lina, ‘México, San Juan Santiago de Chile Cuando despiee el vento (© Maa Femanda Heredia, 2018 (© 2018, Edoial Neema ‘AV Lead N. Alem 720 (C1001 AR) ‘Cudad Auténoma de Buenos Ales, argentina alclon ssicaRodiguer Revisin de esto: David Abanto Diseio de potada y diagramacén: Sandra Trjlo Fotografia de porta: Gety Image CGerencia de poducn: Geegoio Branca Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina Primera einen la Argentina: noviembre de 2018 Reservas todos los derechos, roi a reproduccén toa parcial, por cualquier medio, sin peso esto de la etal “Marcas ysignosditintivos que continen la dnominacin ‘aviNormasCarvaja bajo lec de Grupo Cazvsal (Colombia. oc e1085265 ISBN: 978-612-02-1186-1 CAPITULO I AHinde A queta matan, tas palabras que con fe cuencia servian para definira: rara, solitara, obstinada... parecieron diluirse en la memoria de los demas como si munca hubiesen existido, En cuestion de minutos, fueron reemplazadas or cuatro palabras lo sufcientemente rotun- das como para no dejar espacio a ninguna mas: Josefina es una salvaje. ra-la hora de la salida y todos caminaban hacia los autobuses para volver a casa, En un equefio patio junto a la portria estaba Oso, el cachorto que tres meses atrés habia sido abandonado en la puerta del colegio y que, Maria Fernanda Heredia Dor fuerza y entusiasmo natural, se habia convertido en el consentido de todos. Hacia fifo, loviznaba y qui- 24 por eso al hijo de la portera se le habia ocurrido Vestira su mascota con una camiseta, la de su equipo favorito, el que estaba disputando el primer lugar en la liga nacional. Al pasar por ahi, Josefina vio a un grupo de chicos que rodeaba a Oso y escuché una discusién. Se acereé justo en el momento en que uno de ellos. Te daba un puntapié al cachorto mientras el hijo de la portera sollozaba y le pedia que no le hiciera dafio. ‘jEntonces no vuelvas a ponerie la camiseta de ese equipo de porguerial, le respondi6 el grandulon con actitud déspota Josefina corri6, se enfrenté al agresor y le git6 que no volviera a acercarse ni al nifio nial cachorro. ~iNo te metas en donde no te han lamado sino quie- res que. “iQue qué! A mi también me vas a golpear? jNo me asustas! Je contest Josefina tratando de disimular que estaba asustada, ~iNo me provoques, puedo olvidarme que eres una chica estipida y darte tu merecido! ~iAtévete, cobarde! Josefina, a sus diecisis ais, era ata y delgada, pero tenia brazos fuertes. Mité a su oponente y aunque sen- tia el coraz6n acelerado por los nervios, supo que el mie- do era un fujo no se podia permit en ese momento Algunos estudiantes percibieron la bronca que se ave~ cinaba y se acetcaron cutiosos a ver o6mo terminaba el espectdculo. EI muchacho, turbado ante una Josefina 8 Cuando despierte el viento desafiante que amenazaa con hacerle quedar en rdicu- Jo, la mird con atencion y parecié reconocetla Peto miren nada més quién es la salvadora del perro rmugtoso, qvienes a dartelas de digna, ti? zAcaso no eres la hermana de esa tipa? zLa que se metié en un escindalo con varios hombres hace aiios? Josefina sintié que perdia el equilro, CéllateliCiera la boca! {No te permito que... -No necesito que me permitas nada, sé quién eres, ‘mi primo conocia bien a tu hermana... demasiado bien dia yo, de seguro eres igual de resbalasa que esa zor, Josefina no pens. Josefina no aleanzé a calibrar las consecuencias. Josefina sini6 por primera vez que po- dia caerle a golpes a ese dolor, a ese monstruo que la habia atormentado en silencio durante aiios. El rostro de aquel chico se convirtié como por arte de magia en el rostro de su pesadilla. No permitiria que nadie hablara asi de Analuisa y por eso se abalanz6 con todas sus fuerzas, logré tumbar al muchacho, se sent6 encima de Ly comenzé a darle un purtetazo tras otto desbordada de dolore indignacién. «jNunca masts, le grit y con las palabras entrecortadas mientras lo seguia golpeando afiadié: «jNun-ca mas, vuel-vas a ha-blar asi de ellal». ‘Yani siguiera escuchaba las voces y los gritos a su alrededor de los que animaban morbosos el espectaculo yy de los que le pedian detenerse. Fueron necesarias dos personas y un esfuerzo fisico inusual para lograr suje- tala y levantarla, Josefina parecia una maquina cuyos brazos mecénicos no queria frenar la paiza. Consiguie- ton apartarla y solo entonces ella se dio cuenta de lo que 9 Maria Fernanda Heredia habia hecho: el muchacho tenia la nariz rota, el labio partido, una hemorragia que no cesaba y un hematoma ‘oscuro que le cera el ojo derecho. ‘Una persona apuntaba hacia ella con su teléfono mo- vil... La morbosa aficién a tegistrarlo todo: desde una hhamburguesa con papas fitas hasta una pelea san- srienta en la escuela, ‘Uno de los maestros que habia intervenido para se- pararlos qued6 con el joven que seguia sangrando en cl piso, mientras que la otra maestra acompai6 a Josei- na a la calle, para que tomara un taxi Pero qué has hecho! Qué barbaridad, na! ;T4 no eres asi, por Diost ~iEI me provoc6t js un miserable! 1a profesora abrié la puerta del taxi, pagé por ade- lantado al conductor y vsiblemente preocupada le dijo: ~Vete a tu casa, mafiana ya se vera. Al dia siguiente fue expulsada sin posibilidad de que su caso fuera revisado. Con tal de librarse de ella y ante el riesgo de que el colegio fuese demandado ante los tribunales por parte de los padres del muchacho herido, se le avis6 al padre de Josefina que le entre- garian los documentos de su hija con el pase de alo certficado y ninguna referencia al acto violento que ella habia protagonizado, No queremos perjudicariaen su biisqueda de otro colegio, pero tampoco quetemos que regres, ;que se vaya hoy mismo! ~dijo el director, pese a que faltaban, dos meses para que terminara el afto escolar. Nece- sitamos que nos deje un cheque en garantia por los 10 Cuando despierte et viento {gastos médicos. Hemos hablado con los padres del mmu- chacho, Estamos tratando de trangulizarios, pero no esté siendo nada facil, Han mencionado una cirugia de natiz, siete puntos en el labio, un diente que habré que reponer y estén exigiendo rehabilitacién fisica y psico- légica. ;Agradezca que no hayan lamado a la policia! iHla sido teriblet Lo lamento, Jo lamento tanto ~decia el pad de Jo- sefina avergonzado en un tono casi inaudible y con las ‘manos temblorosas-. No sé cbmo ha podido pasar esto, de seguro hay una explicacon, Nada explica ni justfica esta violencia salvaje, se- fior Abelén, nada! Si, perdone, quise decir que mi hija tendré algo que decir El director hizo un gesto para dar por terminada la reunién_y mencioné las instrucciones finales: -Si necesita algin documento més, avisenos por correo electrénico y se lo haremos legar a su domiciio. "Noes necesario que regresen ms. Antes de sali, el padre de Josefina firmé un cheque con més cifas de las que tenia en su cuenta y la secre- taria los acompafi hasta la puerta para asegurarse de (que se marcharan. Ningiin maestro, ninguna amiga, ningin compatiero pared Los ojos de su pare estaban vencidos por la decep- ion y la vergtienza, No podia entender cémo su hija se hhabia envuelto en un incidente de ese calibre. Cuando le pidis explicaciones de lo que habia ocurido, Josefina u Maria Fernanda Heredia decidé ocultarle lo que ese tonto le habia dicho sobre su hhermana. No habria podido decirselo, estaba segura de ue su padre se habria venido abajo. “Fue por una tonteria, papa, me provocd y yo respond El padre meneé la cabeza ile desviaste el tabigue, le rrancaste un diente de lun codazo! No entiendo, no entiendo, jcémo has podido legar a esto! ¥ ahora las cuentas por pagar... un nuevo colegio... Justo cuando todo esta tan dif ~Lo siento ~jo ella y no mentia, Aungue no estaba afrepentida de la paliza, si lamen- taba el dolor y preocupacién que les ocasionaba a sus padres, Habian pasado por tantas cosas y ahora ella ve- nfa.con esto. El padre levanté los hombros, se acomod los pocos cabellos que le quedaban y le dijo: Vamos a casa, a ver cémo se lo decimos a tu madre. Al cruzar pot la portetia, O50 ladré y movié la cola. Josefina se acces, le acaricié las orejas y le dj: «iNo te dejes, geh? La prdxima ver muestra tus colmillos y no te dees. Si no aprendes a defenderte solo, te seguirén lastimando por siempres. 12 CAPITULO IT Lia retain de Leo on su padre estaba fac- turada, como si un terremoto huubiera removi- do irremediablemente sus estructuras. Durante afios, Leo se habia debatido en una duda, relle- nar las gretas o esperar lo inevitable: que todo se desplomara. Desie nifio, siempre supo lo que pasaba en la habitacion de sus padres. El orden era siempre 1 mismo: primero los grits, después los golpes, un portazo y después silencio, Un silencio que lo invadia y Henaba de angustia porque no sabia st su madre estaba bien, si estaba viva, st habria sabido esquivar, si habria logrado defenderse ‘Maria Fernanda Heredia ‘Norberto, el padre, era un hombre que dsfrazaba sus ‘complejos y sus fracasos con soberbia Durante afios se habia ensafiado con Beatriz que, a fuerza de justfcarlo, habia terminado por colgarie @ cada agresin la etiqueta de normal. Ella encajaba los golpes y callaba. «No digas nada, Leo, estas cosas pa- san en un matrimonio, es normal, ademés la cuipa la he tenido yo porque...» ‘Aungue Beatz intentaba disimular, no todo lo podia cubrir ef maqullaje. Cuando Leo era pequefio, una ma- fhana encontré a su made en la cocina con un moreton cen el pomulo, ella se secé las lagrimas con la manga y |e dijo: eNo es nada, no te asustes, estoy bien». Leo fue cortiendo al baiio a buscar la pomada, esa que ella le ponia cuando llegaba a casa con un golpe después de jugat fitbol, esa que decta «Alivio inmediato» y que ella frotaba con suavidad sobre su piel mientras sonreia y le prometia: ea vas a ver, hijo, que en un ratio te habrés clvidado del dolor. Sin embargo, un dia Leo supo que no, que el dolor de su madre no era de aquellos, que no se olvidaba fa- cilmente ni se quitaba con una crema o con una bolsa de hielo. Intent6 hablar con ella, dcirle que no podian seguir as, peo Beatriz -experta en eludir el horror lo abrazé y cambid de tema. ‘Aflos después, cuando Leo tenia catorce, una tarde al regresar del colegio la encontré semiinconsciente en la cocina. Tras una paliza, Norberto la habia dejado ahi tirada, Desesperado, Leo acudié a la seftora Ofelia, la vecina septuagenaria, que siempre los salvaba de cual- 14 Cuando despierteel viento ‘quier necesidad. Bla llamo a la arnbulancia y los acom- pafié al hospital ‘cuando la enfermera le pregunt6 qué le habia ocurr- do, Beatriz respondis: «Ln mareo... no sé, debo haberme desmayado cuando bajaba las escaleras». Al escuchatla, Leo sintié que la rabia se hacia por un momento mas grande que el dolor. No le cabia que su madre siguiera defendiendo a Norberto, que fuera capaz. de seguir en ese juego sinlestro. Por eso tomé una decisién, y aquella tarde, conteniendo su dolor, llega la comisaria, se sen 1 frente @ uno de las agentes de policia y le dijo: ~Wengo a poner una denuncia, Elpolcia a cargo lo miré de arriba abajo, le pregunté: ~1Qué quieres denunciar? -Maltrato, Quiero denunciar a mi padre El polcia hizo una mueca como si acabara de escu- char un mal chiste. Eran més de la seis dela tarde y no tenia ganas de perder su tiempo con un muchachito en bertinche contra su papa porque no le habia comprado el celular o el videojuego que queria. “Nadie diria que te han maltratado, no veo sangre. Mejor vete a casa a jugar Play 0 a divertite ti soito hhaciendo cosas en el bao, jandal Los demas policias de la comisaria se rieron del co- mentario gracioso. ~Mi padre e dio una paliza a mi mama, Ella esté en el hospital Nuevamente hubo miradas entre los policias, de se guro escuchaban denuncias de todo tipo cada dia, y un golpe més, un robo mas, una pelea callejera mas, no 15 ‘Maria Femanda Heredia ‘cambiaban demasiado la rutina, El policia bostez6, miré eleloj y con pocas ganas dijo: Mira, muchacho, si ese es el caso, lo mejor sera que lo dejemos para el dia lunes porque... ‘Leo intenrumpid, lo miré con rabia y grit: ~INo quiero esperar! ;Quiero poner una denunciat iMe bajas el tono, muchacho majadero! ~. Yo soy inocente ~. Hasta que Bruna se atrevié a hablar: =No ha pasado nada. ~iHaz silencio! Solo hablaras cuando haya un testi- 0 y para eso he mandado llama a la coordinadoral “Pero es que no ha pasado nada de nada! =iLo he visto con mis propos ojos, Bruna (No estoy Aispuesta a perdonar esa fla! jHanfirmado su sentencal eo, intent6 decir algo, pero la suma de todas sus cexpresiones no logré transmitr ni una sola idea clara: “No, sefiora, yo, nosotros, perdone, no fue €50, lo que pasa es que, a ver cémo lo digo, nosotros. Bruna con fastidio le ordené: ~iQuieres callate? Después miré ala directoray le dijo: —Entramos a su despacho y nos dimos un beso. Una travesura inocente, nada més. ~igUn beso?! {gUna travesura inocente?! iSé lo que vi, Bruna! No, no lo sabe ~igMe ests amando loca?! “Le estoy diciendo que est muy nerviosa. $i mere ‘cemos un castigo por es0, bueno, aplique el castigo y asunto resuelto, Leo seguia hecho un papel, incluso parecia que en. cualquier momento se desplomaria. No es tan sencillo, Bruna -le dijo la directora-, es- toy aqui para formar estudiantes que sepan comportar- or Marta Fernanda Heredia se de manera correcta, que tengan limites, que sepan pproceder con sentido comin y moderaciOn. Ustedes than desafiado todas las reglas y han entrado a mi des- acho a, En ese momento enti la coordinadora, asustada ante la urgencia del tamado, y la doctora Bricefio le puso al tanto de lo ocurrdo, Conciuyé com la frase: “Bn este momento te paso al teléfono la foto que tomé de estos dos muchachos cuando entré y los pillé en una situacién de intimidad muy, muy delicada, El sonido de notifcacion en el teléfono de la coordi- nadota confirm que la foto habia llegado. “LY qué pasard con ellos? ~pregunté con gesto de desconciet. Llama de inmediato a sus padres a una reunién ur- gente esta misma tarde, La falta es muy grave. Después volvié a mirar a su asiento y grit ~iMarthita, que venga el sefor de la limpieza! Leonardo intent disculparse con la sefiora Bricefo, pero ella solo repetia: «Demasiado tarde, demasiado tar- de, deberian haber pensado antes en las consecuencas» ‘rina insistié: Pero fue solo un beso, no hicimos nada més. jgNos vva a expulsar por un beso?! =iNo, Bruna! ;S¢lo que vi y no me obligues a que lo expligue! Si disculpo esto, equé sera lo siguiente? .Que todo el colegio arme un pandeménium en mi despacho? sta tarde hablaré con sus padres. Ahora retirense. ‘A punto de salir, Bruna cay6 en cuenta de un detalle ‘muy importante y se dio media vuelta. 68 Cuando despierte el viento “Usted, sefiora directora, ha cometdo también una falta grave contra Leonardo y contra mi, y de eso también deberian estar al tanto nuestros padres ¥ el Ministerio, ~4De qué hablas? zHas enloquecido? “Usted nos forograié sin autorizacton y, ademés, ‘compartié esa foto con otra persona, Esta vez quien se puso palida como un papel fue la sefiora Bricefio que cayé en cuenta de su error, y de lo delicado y peligroso de aquella acusacion. El propio colegio habia dedicado horas de charlas y de- bates sobre la importanca de no fotografar a nadie en cir ‘cunstancias que atentaran contra su intimidad y, en caso de recibir una imagen de ese tipo, borrarla de inmediato y jamés propagarla. La directora y la coordinadora se miraron entre si y ‘amas se fijaron en las pantallas de sus teléfonos en las que se veia una imagen algo desenfocada de dos chicos beséndose, ella sentada en las piemas de é. tubo un momento de silencio y tensién. La coordi- nnadora no sabia qué hacer ni qué deci. La diectora hizo célculos y fnalmente, arrugando los labios por la rabia, concluy6: Es solo un beso. Enseguida borré la imagen, les mostré la pantalla para que lo verifcaran y la coordinadora la imit. ~Cancela la reunion de esta tarde ~dijo con seriedad Regtesen a clases y que no vuelva a pasar Enelpasillo camino del aula, ya aliviado, Leo intent to- ‘mara Bruna de la mano, pero ella se solté con un sacudén. 69 Marta Fernanda Heredia ~ePasa algo? -pregunté él sorprendido por su reaccién, ‘Bruna lo mité altiva y respondié con rabia No, Leo, entre ti y yo no pasa nada -y recaleb~: 0 entendiste? Nada, 70 CAPITULO XH Tes meses wascureron desde a rptiraen- tte Leo y Bruna, é se habia animado a s{ mismo pensando que las vacaciones de verano habrian actuado como un analgésico y que las heridas ya habrian cicatrizado, pero al legar de vuelta al salon de clase le bast un minuto para darse cuenta lo equivocado que estaba. Bruna seguia siendo la reina absoluta de sus neuronas y de + suis hormonas. «Hola, Leftov, fue la nueva manera que ella habia elegido para saludarlo cada mafiana, PPasaba por delante de € mirandolo como si fuera un hamster y Leo oflaba el diminutivo, ‘Maria Fernanda Heredia porgue precisamente asi se habia sentido cuando ella termin6 con él: poquita cosa, insignifcante, diminuto. Durante meses Leo se habia echado a culpa dela rup- tura, se habia machacado pensando que en el incdente en el despacho de la rectora, Brana habia sabido actuar com seguridad e inteligencia, mientras que él habia reac- cionado como un nifo asustado que ni siquiera habia po- ido juntar cuatro palabras coherentes para defenderse No termines conmigo, anda, nos esperan ms mapas del tesoro “le pidi6 una y otra vez al salir de la oficina de Ia directora. ila, harta por la insistencia, le contest alo pocos dias: =No, Leo, lo dejamos donde estaba y ya. Fue divertido, certo? Lo pasamos bien, gno? Bueno, Game Over. ~4Pero por qué dejalo, si funciona? “iPorgue no funciona! Ademés, yo no me quedo en. Jas relaciones a ver cémo se rompen -le habia dicho lla. Yo me voy antes de que todo se amine. ‘Tengo ieciocho atios y ti, diecstis, Leo, No estoy para dra- ‘mas, Pasa la pagina, yo ya lo hice. Bruna siempre conseguia que la diferencia de edad pareciera un abismo, ella erd grande; él, un diminutivo, Billa era resueltae independiente; , un diminativo. (Qué difcil se le hizo sobrevivira la ruptura, Mas de tuna vex él estuvo tentado de acercarse y decisle «Ya? 1a te pasé el enfado? 2Podemos dejamos de tonterias yy Tetomar esto donde lo dejamos?», pero el miedo a que ella volviera a rechazatlo lo disuadi6. ‘A veces, se quedaba largos minutos apretando el te- léfono entre sus manos, a punto de marcar su nimero, R Cuando despierte el viento imaginando todo lo que queria decir, pero al final desistia porque le parecia que todo el discurso que iba a soltar lo haria verse cuts y patétic. ‘No era bueno para el chat porque sus dedos pulgares no tenian la pericia que los de sus compatieros, pero en tuna ocasién desperté en mitad de la noche, agarté su celular y con los ojos entreabiertos escribié tn mensaje: | Las buenas historias merecen una | segunda parte. No crees? uaiaiae late neal SUBEEEEEOE | Presioné Ja tecla enviar y durante unos minutos aguardé a que el sonido de la notifcacion le avisara de la respuesta, pero nada ocurts A dia siguiente, tan pronto desperts, se puso los an- teojos, revis6 su telefono y se dio cuenta de que to que habia escrito entre el suefio, la torpeza de sus dedos, el corrector automatico y el error de no haberse puesto los anteojos, era lo siguiente: Las buebas hsitorias mejecen uma salchipapa, ano crees? Si no se hubiera sentido tan tonto hasta le habria ‘encontrado la gracia a la anéodota. Quién sabe si por _gentilezao por indiferencia Bruna jams se lo mencion6. tubo dias en que logré ignorarla, la vio pasar cerca de 4 sin que su pulso se alborotara. Esos dias llegé a casa como un triunfador, desbordado de energia, convencido 73 Maria Fernanda Heredia dde que la batalla contra el coraz6n habia terminado y él hhabia regresado magullado, pero entero. «Me resbalal Bruna, me resbalals, se repetia a si mismo como un ‘mania Sin embargo al dia siguiente recaia y de muevo sentia que las rodillas le temblaban. El cronémetto cana- lia fo devotvia al punto de parti. EL ator se le presentaba como tn juego de obsti- culos con demasiadas trampas ocultas en el camino, ‘cuando pensaba que pisaba sobre terreno firme, se des- barrancaba otra vez por culpa de una sonrisa o de unos jos que lo enviaban a las profuundidades. Y por eso a veces la odi6, la vio en clases con fastidio, y alguna noche sof6 que le gritaba en la cara que ya estaba bien que fo dejara en paz que ahora era él quien no queria tenerla cerca, Regresar de las vacaciones de verano y volver averla fue el sacudén que le demosté lo poco que habia avan- zado en el camino a olvidar ‘Un mes después de inciadas las clases, Bruna volvié a serel centro de a aencion, Se paré en mitad del salon {les contd a sus compatieros que se habia hecho un ta- tua debajo del ombligo. Se notaba que distutaba de la atencién que recibia, y cuando capt6 todas las miradas, se levanté la camiseta, bajo ligeramente el borde de su pantalén y dej6 ver un dibujo de trazos geomeétices y ‘slizados, era un ave con las alas extendidas. ~Un pajarito ~. ‘Maria Fernanda Heredia Si a vida con sus extrafios laberintos la habia leva- do al reencuentro con el malo del cuento, Josefina no rehuiria al desafio: lo condenaria, Record el cuento que con Analuisa lefan cuando eran nifias, aquel en que un flautista con el sonido magioo de su instrumento con- dca alas ratas que habianinfestado el pueblo, directo al despefiadero. Mins el portarretratos de su herman y, secindose las lagrimas, le prometié: «Cambiaremos el final de nuestro cuento, levaremos a las rata al destino que se merecen>, Leo la llamé y Te escrbié varios mensajes, pero no cobtuvo respuesta. Se habia quedado preocupado por su reactin y no entendla qué habia ocurtido, Habia Uega- do tan ihisionada y cuando su padte la presenté a todos en el salén de su casa, Josefina parecié entrar en shock Leo llegS a pensar que se desvaneceria, Sin embargo, @ Jos pocos minutos la vio acercarse anche y se puso a chatlar animadamente con él. Después la perdi de vista porque Norberto aproveché que su hijo estaba ah, de pe, sin hacer nada para pedile ue fuera a la cocina a buscar unas bebidas y algo para picat’ No pasaron més de diez minutos y cuando volvi6 al salon, Josefina ya no estaba, ‘Se habia ido, al parecer, Thinche la habia acompatiado. -Dijo que tenia prisa, habia olvidado que tenia el ccumpleafos de su abuela -le explio5 Notberto-,Trinche Ja acompafé a la parada del autobis, me pidis que te avisara, Aldia siguiente al legar al colegio Leo la intercept: 176 Cuando despierte el viento ~LEstés bien? Te lamé, te envié mensajes y no me contestaste. “Lo siento, Leo, me quedé sin bateria y no me di cuenta, ~tHias llorado? Tienes los os hinchados. -No, no he lorado... conjuntivitis. Me he puesto unas gotas, ya se me pasar ~1Puedes explicarme lo que te pas6 ayer? Todo fue muy rato “Nada, Leo, no pasé nada. Tenia el cumpleafios de mi abuela, se me habia olvidado, perdona no alcanoé a especie. No me refiero a eso, Josefina, sino aw acttud. Nada, inadal -tespondi6 exasperada-, solo que me impresioné conocer al candidato. Lo he visto antes en la tele, nunca habia tenido tan cerca a una persona famo- sa, no sé... quizA tt ests més familiarizado, pero para mi es extrafio. Me puse nerviosa es0 es todo, Leo quiso abrazarla, pero ella se separ cure algo, Josefina? No. “Peto es que te noto extaiia, zHice algo? ¢Dije algo? -No, Leo, todo esté ben. Enese momento el Gordo apareci y los interrumpié Qué bueno que los encuentro a los dos juntos. Querfa avisarles que en dos semanas es mi cumpleafios y habré fiesta Los dieciocho hay que celebralos a lo grande zn0? ~iQué bien! ~dijo Leo- ,Nos estas invitando? No, solo les informo para que se mueran de ganas de asst. Claro que les estoy invitando, qué cosas dices, 177 Maria Fernanda Heredia Leo! Tomen nota, seré el sabado diecinueve a partir de las diez de la noche en la discoteca Zuluah. ~Liscoreca? 2¥ cbmo se supone que vamos a entiar {os que atin no hemos cumplido dieciocho? ~iComo has entrado hasta hoy, Leo! Con el documen- to de algim primo o algin vecino, no te haga el difil. ~Bso ya no funciona, Gordo, el tinico primo que ten- £80, Antonio, se ha dejado barba de néufrago y en la foto patece de treinta. No me dejardn pasar. -2Y no tienes alguna prima con menos barba que se parezca ati? Puedes entrar diciendo que te amas Lil Qué dificil nos lo pones siempre, Zeh? El afo ante- rior por tu cumpleatios se te ocurti lo de la barbacca en Ja montafta y nos cay6 una tormenta feroz Pero lo pasamos muy bien, no? Bueno, no se asus- ten... La verdad es que la discoteca Zuluah es de mi primo Manolo y la ceraré ese dia para celebrar mi cum- pleafios y el suyo. Serd una festa privada solo para invi- tados, la polica no puede armar bronca. Se puede tener sms nivel? jlesta pri-va-dal Josefina te espero, ge? ~Gracias, Gordo -respondié ella y con cierta incomo- didad agregé~: puedo preguntat algo? Si, claro. ~aPuedo levar a un amigo? I Gordo sonrié pensando que se trataba de una bro ma, £1 mismo los habia visto, a Leo y a ella, besarse en elrecreo, gl amigo al que quieres llevar se llama Leo? Hiubo rsas de los ds. No -

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