You are on page 1of 31
& Azulejos NINOS RICARDO MARINO Sangre india TLUSTRACIONES DE ALBERTO PEZ apoyando la educacion LS vjaaou vy 109] ap sandsap eieg eg “* OMeSOS, or SOIPNyso STU ap OZUATUIOD Ty *Z 6 joperowreug? “9 €€ * 090] Aout 1a “¢ le aquarp sownd [3 “p id 10} [> eNOS eYDN TW “¢ 91 vjonge WW 7 6 * UgISNdSIq] “TL 9621 Ua seyEDso ‘olareS apy ueqarsy ap SeHOWID)Y vrpur arueg 9 ~ royne fy ¢ * JeuO]OD peparos eT r emuojoo ey ap eo0d9 ey aorpuy “gv'sz KERL'LL Soho) so) bso A o1naid ostusiad j2 Ws ‘sopoieus ‘oo1upaus 0 or1upnDaje eas ‘orpau ‘ o uoisusuen 1 0 jen1ed uoHanposds e} ayuiad 35 ON L-PoL-L0-056-826 Nast eunUabay u! pau ‘eunvabay e] ue oseidu EZLUL Ao1 € e2xew and ov seany ap o1pe19q [9p [euoDeN U9HDaNIG e| Ue epes se Wo? epeNisajeuoUps MWA 9UIALUL souang ap epuinoud ‘oxpsi ues ‘poL epeye2u3 oauejgrepay ‘uel UDeW odrup 9p aed euHo} y's epenisa jeHOUPS “co0z "v's epens3 ieuoups @ y eee a0 ona ‘oupuclory ‘ousayeg | "ezueyasua ap seypany jeuaxeW “1 ‘eunuasy SOUIN - solajnzy Uo!2a]0D, OL -Lo-os6-ac6 Nast {oy oun sofainzy) uo v1 x 61 "d yo 'St0z ‘epensy :ouBonog - duos x8 -P9 ot + 8uua|ed oxpuefary 20d opiBup ‘ouew opve>e ep -zanbuspoy soy Pa UOPINpoi K esuasdadg 9p ayUaI95 Sses911e) 'y Ob1:poy :ouasig ap owewenedag Jap aya", “1804 expuelayy e}.ey) ze2ye46 uopeuounoog “BIeIA O40 oy :e2ye6 uoDeZH ay "2u2S OUeUIEW :uoHr—1I0D “ApSFEROIOM OneIsND K OUR epUeUD’ sapePIARIY “ouLs9jeg ospuela}y :49p>9}0> ap 401>2H10 ‘0)66e>0es ospag ap e1aU06 uoPeUIp100> 21 oleq “v's epensa jeuowp3 ap odinba ja sod epezijeas any e190 e1s3 La época de la colonia La novela que van a leer cuenta la historia de un chi- co. Es una historia que sucedi6 hace muchos aftos, en la €poca de la colonia, Luego de su llegada a América en 1492, los esparioles avanzaron hacia el interior del continente. En pocos aiios, alrededor de cincuenta, lograron ocupar vastas zonas y dominar a la mayoria de los pueblos que habitaban estas tierras. Con tan extensos territorios bajo su dominio, el rey de Espania decidis organizarlos en virreinatos y esta- blecer autoridades que los gobernaran. Estas autoridades eran los virreyes. A su vez, las numerosas ciudades que los espanoles fundaron en América eran administradas por instituciones llamadas cabildos. A fines del siglo xvit, la época en la que transcurre la novela, el actual territorio argentino pertenecia al Virrei- nato del Rio de la Plata. La sociedad colonial En la época de la colonia no todas las personas eran consideradas iguales ni tenfan los mismos derechos. El color de la piel, el lugar de nacimiento y la riqueza mar- caban notables diferencias dentro de la poblaci6n. Los esparioles y los criollos (es decir, sus descendien- tes nacidos en América) eran los que gozaban de los ma- yores privilegios. Ellos se dedicaban al gobierno, al comer- cio, eran propietarios de grandes estancias, sacerdotes, militares 0 abogados. La mayoria de la poblacién estaba constituida por los indigenas, que, aunque eran conside- rados hombres libres, estaban obligados a trabajar para los espafoles. El escalén més bajo en la sociedad colonial estaba ocupado por los negros. Traidos de Africa como dere- esclavos, los negros no gozaban de libertades chos. Tenian un duefio que habia pagado por ellos y al que debian obedecer. 96Z1 ua seyrOsa ‘olare8jayy Uegaisy ap SeLIOUIay, VIGNI JUONVS (6661) vas vj ua opspaag A aqnu vp A ozoypayy ap mu O1SIHT (8661) Sosopundsa sojuan> “(g661) soyuans soxjo fe 204 PILI “(8861) 40 jw vIj2}0g 240s Soxqy sns. op sounS,y “Sour zarp sown so] ua sopeseysap SPUuI SaIO}LDS9 So| v OB10}0 98 anb ugpzeyeS “,jruaan{ ein} “PIO, PHOSI}e9 P| UD OHLIaYY [e BUUO|dIg [a UO oMEUH “SIP 0] XOUOY uoHepung | FOZ UA “sopraIpu sojuan> o1q “ALns tod gg6r seouigury se| ap ese> onuaeg fa ‘sorja aus ‘Somurard sosozsuinu g1qis01 —sauaaol & sooryp vsed Souq “H eus}98 ap SPU ap Jo\Ne sa— eLLeIDyT] vIGO Ns Jog “ugPoatiq ap ofesuoD, ns ox8aqur ‘Z661 A 9661 anua ‘K DypUBY YT kYSLAAx ey ap Sazopepuny soaquiaru soy ap oun ang “somes & zap 7-y “unyy ‘sojjans souops0 ‘opsloy wy ‘uaxtyg ow -09 ‘saqHueyur soquswaydns ¢ sestaaz seuea Aes ered orogejoD ‘estuom$ & ystportad ‘10149 | fy “9 aman op onmneungpopan eee 9S6I ap o1so8e op F Jo ODeU oULEYY opzvoRy, qoyne [q Las definiciones de las palabras resaltadas aparecen en el Glosario de las paginas 54 y 55, 1 Discusi6n Mee tiamo tsteban Melgarejo y, segiin mi madre, cuando yo estaba por nacer se armé una discusi6n entre mi padre, que era hijo de espa- fioles, y mi abuela, que era india. Mi madre estaba en el suelo, sobre una man- ta, y a su lado se peleaban mi padre y mi abuela. Cada uno tenia una idea de como debia realizar- se el parto y la explicaba a gritos: mi padre de- cia en catalan que mi madre debia permanecer acostada, y mi abuela decia en el idioma de los quilmes que debia tomarse de una rama del om- bu que habia afuera y permanecer colgada has- ta que el bebé, yo, por su propio peso, bajara. Mientras ellos peleaban yo vine al mundo por mi cuenta y eso —en opini6n de mi madre— me hizo “independiente y de pocas pulgas”. Mi padre, en cambio, decia que yo era “un potro sin domar’, “un caso perdido” debido a que por mis venas corre sangre india. U9 eRA ap sorand A znysaav ap seumnjd Jopuda ap owtuy [9 uos 4 sodni8 soyanbed ua ueTudA sre zod ueqesed onb sorpur soy ‘o8requia urs ‘arp “PU [UP BANNLD BALAI] as £ BSED L| LAUTAN SoU ugyeur un expou vun anb opuarwiy ‘safesed soy -enbe ap pepajos v] ua sour sozourtid so] aseq “opraaey ap Opl4jo as A apuess aory aut sandsap ‘ajuawem3 ~98S OPTED [ep sonsiSar so] ua opejoue tu opez “Hneq opts eAey ou oA anb agap as osa v A ‘sary souang v odway un sod sou aquapnid 9 far arp -ed TW ‘quruma} ofpo8au Jenbe 4 osadjnd |e osard UoreAa|] as SonSuapuey So] apze} seu Sasa “SOIpur soy e sepiqryord sejoueosour Seso PJPUAA SaJ Z9A Ns v UaINb ‘exa}UOY eT e OULD ~190 oradqnd un vsed seune A ayuarprenSe ouod -suey aiped ru anb v seises8 pepuiadsosd uex9 ep OyuaWOUT UN UOJIAN} sarerTUey sopoSau So] exa1eu oA anb ap saque sasaun ‘acared Iv “SOND Japuaa v eyaLIeD | Ud eq? Opuend sarry souang ap eyen of 0 aaped fur eqeotaqes o eqeyey sou anb oy A ‘trata ered ons ~PS909U O] Opo} soueyUD} TITY ‘OAOe uM ap eoIa9 ‘epeuasug ap ins je seu en8ay eun v eqeysa anb 9gope ap oypues un ua “G//] ua Joeu ‘uy Uy OUHYY opreoRy OF 12. Ricardo Marino Buenos Aires. Las pocas veces que se detuvie- ron, mi padre los trat6 con altaneria, quizés pa- ra impresionarlos porque él también debia te- merles, y le pidié a mi abuela que hablara un po- co en su lengua, para que los visitantes vieran que habia uno de ellos en nuestra familia. Para felicidad mia y de mi hermano Manuel, tres afios mayor, un dia mi padre dijo que nos iriamos a vivir a Buenos Aires, donde levantaria- mos una casa en una parcela que le habia cedido un primo. Alla nos fuimos un dia, cargando todo en la carreta y seguidos por un par de caballos y los quince perros que teniamos. Cuando Ilegamos, mi hermano y yo nos desilusionamos... Eso era Buenos Aires? ;Un desierto apenas més habita- do que el que habiamos dejado? Nos equivoc4bamos. La parroquia més cer- cana empezaba a un cuarto de legua de alli, asi que seguiamos viviendo fuera de Buenos Ai- res, en el campo, aunque mi padre se obstinara en decir que ahora si estébamos en la ciudad. A la verdadera ciudad la conocimos al dia si- guiente, cuando mi padre nos Ilevé a la Plaza Mayor. Sangre india 13, Cuando Hegamos a las primeras cuadras de empedrado, mi hermano y yo enmudecimos: nunca habfamos visto casas como aquellas y ese tipo de gente paseando tranquilamente por las aceras, con sus trajes elegantes, y tantos carrua- jes y caballos, y los negocios casi pegados uno al lado de otro. Después, en la Plaza Mayor el mo- vimiento se multiplicaba y nuestros ojos no tu- vieron descanso: al lado de un puesto de licores una negra vendia empanadas, y enseguida ha- bia un turco que ofrecia telas, otro hombre que yvendia una montura, una vieja que ofrecia ver- duras, y por todos lados carretas que entraban y salian, y perros y olores y gritos y movimiento. Recuerdo que pensé: “jLa ciudad es algo mara- villoso! “o8ed sou ou £ ofeqen un o8reoua sou ajueSaya 1oues un anb ZA vyjonbe oltp ve] UgIqure} X ‘SoTTeS ap SeUTT SL] ua osaurp ns eypaad jg anbrod axduiars 1se0 “0] -ange Tt uoD sauOIsNosIp se] Ud Eqesn P| aUEUT -eJos eIpUT asey BsOURS NG “ezaquD LI Ue epeUt -ed epna eun uoo exeyrede sou onb soweqrid -o| ojos oxad se exejqey anb exed serqes epresey ap soureyey OURULIaY TUE UOd sadaA SeyNyA, “saquatied sosapepia sns ued -91Anjsa apuope seBaq]] PIseY OALEpPE RUIN PIT -edoyeS £ oyjeqeo un ua eyzeyuoUT ayoou eUN anb eppap ejange ej SOsed Sosa Ud anb arpeut fu oy> -Ip eiqey aur oxad ‘euorpr ns eypudyue OU OX “serpur saseay seSue] UD SOpepIZaUu SOPLU -na8 soueyxe e90q Ns Ud URparede PsorAJaU PFU -od as opuens o1ag “sepm3as sviqeyed sao sop ap spur eqepunuord eounu 4 ‘jourdsa jo ayuour -esonpayap eqeiqey “Idepind eqeweyy SG ejange I C 16 Ricardo Marifto Para entonces hacia dos afios que viviamos en las afueras de Buenos Aires, donde mi padre se dedicaba a salar cueros y mi hermano Ma- nuel hacia changas esporddicas. El sefior aquel necesitaba limpiar una caballeriza para montar allf un negocio de muebles y vino a buscar a mi hermano para que hiciera el trabajo. Manuel nos ofrecié a mi abuela y a mi dos reales a cada uno si lo ayudabamos, asi que una madrugada fuimos con él hasta aquel sitio. Es- tuvimos todo el dia sacando bosta de caballo y acarreando pesados trastos hacia el fondo del terreno. En una parte del galp6n se acumulaban herramientas de labranza,batiles despanzurra- dos, paquetes con amarillentas estampas Viejas, mantas apolilladas, espuelas y todo lo que se Pueda imaginar. Mis bolsillos se fueron llenan- do de pequeftas cosas inservibles para los due- Ros, tesoros para mi. Ala tarde, armados con escobas, les dimos una mano de cal a las paredes. Mas que traba- jar, Manuel organizaba la tarea, reganiandome a mi porque me veia lento, e indicandole a mi abuela —la que mas trabajaba— lo que tenta que hacer. OX ¢ \ 5 *erpul vjange eun Jaua} eIseI8sap uo see ae “ey aw sur v oysnf anb sod A ayuas eyjonbe es saqueSaja A sooti sourerg ou gnb rod yu a ‘efange nw e ye ap reyrede v guye eromby qu £ ezuanSiaa epunyoud eun pues ‘ox out ser -e10p SOZLI ap PUTU P| OPUEND ‘a[e> PI seni aqyuawiar8aje opuart A ‘soxosou ue opelty x a -ey as Tu ugdye8 jap ezarduuty e] soumty an vip Ja anb eA ‘uoratDOUOdAA PT OU SAIOYS ee ns -sourersouod aj anb erp 3 -uy aseyy vuenxa eyjanbe oltp A ezaqeo e] oypese 61 epur azsues ‘eSed ensonu zeurepoz v eqt a] anb eared op -uens 4 arquioy ja ajue oquerd as efange “POU ap BID OU eJARpo} anbune jorey [3 eq ~eaaq] anb eprosoy zureu ap oavjosa un £ ery ely 4 ns ‘esodsa ns ueqeueduiose 07 “10uas jenbe operede uy sod anb eysey “oquesaya Anu ayua e ayes A equa sous oer wang un ayuemng “erquioy [e J[]e TeqUODUa Opuesadsa ‘opiey ey e o8unuop [a paorayy e| Pp eIsa]3] P| ap epres vy P eIprens seyuOW v wt ap vapr PL ap Ja oA my ‘opeynsax unSuru urs ‘oo Te AaquamnSis PEP [P SOUIIATOA “equysa OU JOUas [a anb oftp sou eper eun o1ad ‘oxaurp J reurepsar ® Pjenge ru e guedutose ‘seyp say sopeseg “@quangis vip [e eseo eysanu uo eSed PJ eLezued “Ie sou jg anb ‘sourexeypreut sou anb oftp 4 ovo “S0 un oUulA “eare} exSanu soureUTLLI] opueN> “eIpoyout aa8aye £ a37p eun |g ua 920} operop ojaqeo 9p euru vuN opueNd opesaraquia a}usuerapep ~12A gpanb x ‘oun ojsta eiqey seuref jouerd un! eysey 4 eyeid ap sorqejapues ‘sorpend ‘seiquioy Te ‘sopeyyey ayusUesOULIaYy safqenur eiqey ey ~es e[ ua anb 1A ‘oyjonbe opo} ap ouenp Jap ese> R] etoey eqeidsa oA ‘ego X eso> eun anuy ouney opin} gt 3 Mi lucha contra el toro A los nueve afios mi padre empezé a ha- cerme trabajar con él en el pequejio saladero que tenfa al fondo de nuestra casa. “Hoy te ganaste la comida, Esteban”, me decia al final de una lar- ga jornada y esa era toda la paga que yo recibia. Por eso a veces me levantaba temprano, me iba de casa y regresaba recién al anochecer. Va- gabundeaba por la ciudad, me metia en las cha- cras vecinas a robar una fruta, o iba a curiosear en las pulperias, donde siempre habia peleas 0 alguna otra diversion. Asi, yendo de un lado a otro, un dia observé como un lechero ordefiaba sus vacas. Pensé que esa podia ser la forma de ganarme unos reales. Solo tenia que conseguir una vaca —y por ahi habia muchas que andaban sueltas—, Ilevarla a mi casa, sacarle la leche y venderla en la ciudad. Mi primer intento terminé mal. Me acerqué con sigilo a una vaca que pastaba y traté de ~e sns sepo} anb orpuodsax aiquioy [q “eyjans eqepue anb ‘arpeu ap via ou eoea esa anb altp & eaqeyed ey auIOy, ‘seoea sns ap eun opeqoi a}iaq “ey ep auped te osnoe £ oraypay 49s oftp anb auquioy Un esed ua o}uasaid as ayDou eT y “se}08 svood seun ajaeoes A esojasau ejiauod masuoa ojos ofeq ~eQ oYpnuL sexy A oxoYpaT Je JaDey O}SIA LIqeYy ay anb of opo} nadax sandsaq “eseo Twap erasey a} ~aed e] ua aye ey jenSt ord ‘esueur ue} erany anb QURDXE a] ‘sauO!IpuoD sesa vaTUNaI anb ed -PA BUN IMB8asuod ua seu PULUIAS BIO 9prey, ‘sapurs8 Anur saiqn uejuay anbiod BqUAND asrep [ovy P19 aNd “OrdUId} UN J9Ua} ap ueqeoe anb sey wos aypay woo seoea se] anb god ~X9 alu expeut tun o1ad ‘aypay P| a]xeDes apuop sod anbsngq 4 anbsng ‘ese tur eysvy eova vun qeAay] 9180] eIp un ‘soyuayuT soysnur ap sandsaq “ervfeq of anb opursadsa joqre Tep aid je erp orpaw opanb as 010) Ta -zedeo eq -es aut ou anb ey ap zapidex eun uos aday anb re Toque un oajes ay ‘opidea esa oaeaq ap spurape anb ‘ox0} un eiqey souoerpawur se] ua anb uo 2e]UOD UTS ‘RakI Jas OYNSAI voeA e] OJag ‘ap -ed nu e opeoes eiqey aj anb WAH uN uod epee ouneyy opresry Zz 24 Ricardo Marino cas vivian sueltas y que a la noche regresaban a su casa porque él mantenfa atadas a sus crias, Mi padre me dio una buena paliza delante del mismo lechero. Entre golpe y golpe de re- benque, me records el asunto de la sangre india que anda por mis venas. Al verme llorar, el buen hombre se apiado y dijo que yo era un muchacho muy inteligente y que él me iba a ayudar: se lev “mi” vaca y me presto otra, la peor que tenia, la mas vieja, y me explic6 cémo ordefarla. La Ilamé “La Peor”. Era gorda como una ca- sa, solo mugia por las majianas y se espantaba las moscas con su larga cola. Daba una buena cantidad de leche, de la cual una cuarta parte la empecé a dejar en casa. Solo a mis padres les gustaba tomar leche. A la abuela Quilapi y a mi hermano les causaba repulsion: a ella porque era india y a él porque la vaca era mia. Pero a mi madre se le dio por hacer queso y en eso consu- mia una buena cantidad. En verdad tampoco a mi me gustaba demasiado pero, siendo yo el Productor, me sentia obligado a decir que la le- che de “La Peor” era exquisita, la mejor del mundo, y a tomarla con entusiasmo. Sangre india 25 Viéndome tan interesado en aquel asunto, mi padre un dia me acaricié la cabeza y me dijo: —Estoy muy orgulloso de verte trabajar, muchacho. Dentro de tu cuerpo la sangre espa- fiola est venciendo a la sangre india. EI dia que ordené por primera vez a “La Peor” y sali a caballo hacia la ciudad dispuesto a vender la leche, fui todo el camino tratando de calcular cudntos reales iba a ganar. Debo a aque- lla vaca mis conocimientos iniciales sobre los numeros. -yapuan ered via aypa] PJ anb sayuarpo stu & Sa] -ap anb eyuay oyvaurour gnb ua eqeyunsaid ay -eqelaye as ody janbe ap ejyaxted e] OWIg> OpuLI -1w ‘eumbsa esa ua oes uang un apenb ayy -ourures oin8is £ saXanq soy v ozeSyey uN om," Sees8 , UN UD Opepszaut oaNnSre3 ns ap opm un nu epey orsimp A o1re} J 9rATOAap our ‘o8vqy ajqeutuayur asa ap sgndseq “ourdura 0} as sputou se A ‘oljeqeo Jap ooueyy un ua sopes -[o9 eqeaat of anb vyeyeloy ap sore} so] ap oun ore8e A oueur e] O1yse ayuedsad Ja apsaq arn? — Zaypa] seaayy? — :oqunSaad aur sepudr sey eruaysos anb asq -woy Jo £ oanyap as OpMTYaA [y “SesOd ap epeIT -oqye oyend jap eyuaa anb eyazed eun 1A fos saqfeo se] Jog “OUTUTeD Ja aiqos sepeSreye uEU Ip SaLIO], Se] Ap a[]e9 P| ap serquuos svj A [Os ]o vI[es ugar OpueNd saary souang e a aqyuarp Jourtd [q V 28. Ricardo Marino Me sacé de aquellos pensamientos un sacerdote. — ¢Qué hace un nifio de tu edad a esta hora? éQué edad tienes? ;Como te Hamas? —grit6, con tono de amonestacién, Después, cuando co- oct bien al padre Julio, entendi que siempre hacia las preguntas a gritos y de a tres. —Me llamo Esteban —le dije— y tengo tre- ce afios. ~cTrece? {Tienes trece aitos? Estas seguro? —Doce —dije, con tono inseguro—. Bueno, once... diez, diez bastante bien cumplidos. Refunfuns un poco y me pidi6 que le dejara probar la leche. ~Primero tendra que pagarme —le dije—. Ami me engafian una sola vez por dia. ~—Y hoy ya te engafiaron? {Tan temprano? éFue el contrabandista ese de la carreta? El religioso me explicé que queria probar la leche para ver si yo le agregaba mucha agua co- mo hacian todos los lecheros, y que solo des- Pués de probarla decidiria su compra. —¢Le echan agua? jNo se me habia ocurri- do! —exclamé, —iY que tampoco se te ocurra ahora! —bra- m6—. Hum... parece buena... QdIqhosa Tu Jaa] 95 OU Js PfONDse ET BITE Koa ow? orag *—altp a[— arped ‘seierg — ‘erpnysa apuop vjanssa eun amSasuos eypod aur anb 4 uarg eye aj of anb ofp aur oynf axped ya “ezueyuod ey -sa1d vrua} aw eA Opuend ‘oduay un opeseg “ep -eiquinysooe eprpaul e[ eqep ou ,Joag ey, anb ua sapeprunyiodo sey ua ojos A en8e ap oood un seuade uoo ‘oyn{ arped ye aye] ap sefyoq 04 -end gral] a] aJuaWeNqund ‘erp janbe apseq, {ugjseq aysa ap adjo3 ja 4as apand anb omp o| saqes? {9}u08 ej v reues -ua sapand anb saarD? gu ap seping ay,?— Te. eIpur arBueg “PIS O Stas 2p Spur Leas OU PzINZ) ‘soysNUT UOs Orag “9]U09 SO] POUNN “92I07e9 vas OU Z—dA |e} ‘oUaNg — omBes syisq? z104eur Ja sara sour za1p uod anb so owi9D? Zya ‘“soueunzay aor0je? — “aype] Japuaa v ayes ogap 08a 10g “04 anb sarouawy sopo} ‘solny 2910} -e2 soqo auay A epnta sa anb eyoarpeur arqod fw e Jouajueur anb o8ua} x *—altp aj— 1g— gourzigny sary? ¢sofay Anur saaty? Zolry ‘searl aq ou anb asey oyupn5? jor soiq! — ‘1p 10d opepne ojfeqe> jap afeg “Sopupry wos vo rE}s9} -Uo2 OLepuaa Jap soxiad soprea anb ayrany uey 9n48 — jo18ajoo 2459 ap souru soy ered sq!— “soyonut Jau ~9} OFBIND “a}UAT] OJOS uN Jadu} OJaMb ou “pep “AVA PT Zaye] }Sa BPO} PUIO] OJOS pays? — jayualp> owod sezapsad aut! en8e UOd dYo9J P| aISepr08ua anb sejou e oar] eyp uN 1s A ‘exoy eursrur eysa v arduuats atuaa anb saualy Ora “seaat] anb of Opoy rerdwiod ve Aoa ay — ‘olrp aw ren, “Ua ap sayuy “oyuaauod uN eared anb szeSny un v soureday] A sezpend seyuend seun mas 07 UL OpreORT o¢ 5 El virrey loco A los doce afios me Ilevaron preso. Por entonces yo trabajaba para aquel lechero que dos afios antes me habia regalado a “La Peor” ~y que ahora tenia como veinte vacas. Cuatro niftos le haciamos el reparto entre sus clientes, la mayoria de ellos gente de dinero. Entre esos clientes, habia un inglés que im- portaba telas. Adems de leche, yo le llevaba también queso y manteca para su familia. Aquel inglés, feo, alto y colorado, siempre esta- ba de mal humor y decia de los criollos —a quienes Iamaba “nativos” — que eran los mas haraganes y desorganizados del mundo. Otra de las familias a las que Ilevaba leche era la de los Garcia Garcilazo, compuesta por cinco viejos solterones, hermanos del padre Ju- lio. Uno de ellos tenia una pata de palo y se crefa virrey. Los cinco habian trabajado en el Cabildo en distintas tareas menores. “OPHqRD [ep ozogeyeo un ua Opeda.ua my apse} eun ‘sy ‘saIOUBUT SO] Be UeqeAaT] as A OstAoAd -W] ap UPJeD sopepjos so] oyu} eped ‘anb Isy ‘opiqryord equisa o1ad ‘seyradind sey e sourer -gny sorayoe] souru soy anb unuos ayuryseq vay “oaqes aut osuospy Aaua ja A ‘eriadynd eun ua so]je8 ap svajed se] ua opurjsode sanSuapueyq so] uoxatpuardios aut eyp un ‘oSsequia uIG jOVeUTALTA Jap sayueyqey sPUIDp soy aod peprioyne ows opiouosar any eounu osuoy -1V anb eumsey! ‘oursduray asxeque aay anb ue8 Ua} OU sorsyDa] SouTU soy anb aMTuIed { soue 9094] ap SaIOUaW so] Sopo} axyUa sa2_np ANIed -o1 A ‘ese Tu & ayuayy eun ’s010} ap seprut0d vi -ed sezejd spur eaid ‘ese> tw 10d eqesed anb py aquawyeredsa ‘sayeo sey sepo} rexpaduua ‘eseo fur eysey oognd opeiquinye ja szeydure seprp -aur sns aqua oAnpout sofasuos stu e sees) “pepnip ey rexofaur ered yeoey erpuaiaud ‘Kaxsta ooo ‘19 anb sexgo sey dAgos sauoIsesi9AUOD JoudjUeUT apnd A giquiny -sooe aur sgndsaq ‘opuryquiay ayday e] eqe8ay -ua aj anb oparur oyu} eqep aut ordiourd ye £ os -uosTy eqeweyy as AeA vjard as anb 090] [q oUHPYY Opry FE 36 Ricardo Marino Eramos cuatro muchachos: Tobias, de trece afios, los mellizos Toledo, que tenian once, y yo, que ya habia cumplido los doce. Nos Ilevaron a empujones, nos insultaron y nos hicieron lim- Piar patios y calabozos. Al anochecer nos ence- rraron; pero enseguida se fueron los mellizos Toledo porque los vino a buscar su padre, que se los Ilev6 a rebencazos. El otro, Tobias, ya habia estado varias veces en esa misma situaci6n y parecia bastante diver- tido. Yo, en cambio, estaba aterrorizado y pen- saba en lo que dirfa mi padre. Quise avisarle, pero me dijeron que mi casa estaba demasiado lejos. Si yo hubiera sido un nifo rico, seguro ha- brian enviado un mensajero a mi casa. Claro que a un nifio rico no se le hubiera ocurrido ira una pulperia. Me pregunté cuanto tiempo me dejarian alli, muerto de frio y asustado. Al rato, Tobias se escap6, aprovechando una distraccién de los guardias. Cuando estos advir- tieron la fuga, se pararon ante mi y me dieron puntapiés y golpes con una vara. Me dijeron que yo pagaria por la huida de mi amigo y que me mandarian a las islas Malvinas. Sangre india 37 Yo no tenia la menor idea de donde queda- rian esas islas, pero imaginé que deberia ser un lugar horrible si era peor que ese calabozo. Des- pués me dejaron solo y cuando no tuve a nadie a la vista me largué a llorar. Estaba acostado en el piso, tiritando de frio, cuando escuché el inconfundible golpeteo de la pata de palo de Alfonso sobre el empedrado. Me trepé hasta la ventana y lo Ilamé. Alfonso tard6 en reconocerme como al joven lechero que lo ayudaba en sus tareas de gobier- no, pero cuando entendié bien mi situaci6n me prometié que daria las 6rdenes necesarias para que me sacaran de alli. Enseguida escuché fuertes risotadas, gritos de burlas y pasos. Varios guardias con Alfonso se acercaban a mi calabozo. Un poco por seguir- le el juego y también porque Alfonso habia tra- bajado alli hasta que lo retiraron por loco, los soldados permitieron que me fuera con él. Ya era bastante tarde y todavia tenia que ir hasta la pulperia donde habia quedado mi caba- Ilo, pero igual acompafié a mi salvador. —Le estoy muy agradecido, excelencia —le dije a Alfonso. +010 ap SOjTY UOD sousope A ser -urjq sezjeo ‘ordau ojadoroiay ap ugzyed ‘eoesed od sopysaa sayuepriqes A sajqejou seuosiad ap PAID LUN ap O}SAI J? OTUN say aS OZTPRAdT o} -uand ja ug “ezae}10,4 e] ap UOIaTTes Opeaye|d af -e4] UOD Peay Zaz9gTV [2 A [eosLIeU ap auos1UN ns u0d Aaii, J2 ‘Ug|seAqa{ao Be] ap apse} eT “SUIBIA PIP un ze8ny uozarany uy ye enb sofeysay soyjanbe eq -epunue oxauo8ad 1q ‘saroqure; A soueyid eu -os uerey anb sopepjos ap ejueduros eun 10d opmnSas saqyed se] vy109a1 oreuo8asd un seyp souea vioey apsap anbiod ayueyiodur Jos eq -ap o1ad ‘Tend opsandar ou ‘eysary PUN PIQeEL “eIpul vjange tw woo sourerduny onb esvo ej ua ourrd J2 eqeoo} anb sopesop sojjeqe2 ap ejjenbe eu -IU YT & JaA v Jaajoa ap sandsap 911Md0 aN “auireroweus Jad eIp un 0 gopeioureuq? o e i j090] ueras9 aur anb gsuad! “oyuaur ~our un Jog ~**Zueqa}sy ‘sod eun saqes? ‘op “TqeD |? ua eurfdiosrp ap seprpow seun8ye eur -07 anb gapua} ’o4s14 ay anb of sod x -—9}sayu09 au— vioysnf ey e ogap aur AaustA ow0>— oun opreay gg 40. Ricardo Marini Detallo aspectos de la vestimenta porque has- ta ese dia, aunque ya tenfa trece afios, jams ha- bia reparado en que las personas se visten de una u otra manera. Al ver aquellos trajes, miré mi rota y sucia vestimenta y senti vergiienza. Estaba entre los primeros del cordén que se ha- bia formado para ver pasar aquel desfile y al no- tar eso me escabulli hacia atras, avergonzado. El cortejo se detuvo en el Cabildo y sobre un tablado se ley6 una proclama. Alli, entre la gen- te distinguida, via la nina de pelo dorado, que levaba puesto un largo vestido rosa. Of que a la noche habria una fiesta de gala en el mismo Ca- bildo y supuse que ella asistiria. Me dije que también yo irfa a ese baile aun- que mas no fuera para volver a verla. ;Sin invi- tacion y con esa ropa harapienta? “Bueno”, me dije, “para qué tengo sangre india, si no soy ca- paz de conseguir ropa adecuada y de encontrar la manera de entrar en esa fiesta?”. Decidido, me dirigi a la pulperia del turco Jabif, a quien yo le vendia leche. En la misma puerta abracé al fiel caballo de mi padre que ha- bia hecho el reparto conmigo durante tres afios, y luego se lo ofreci en venta al turco. *eseo Tu eIDeY OpueuTWRD ‘sa110], SC] BP af[vd e] Ud eqeysa OX sandsap sop -un8as soup ‘sepTeq & UOTDRPAUT Tu OU oO g}dade ! PUIU e] IS 98 ON jePHEWoua eleta EHP! “eurpue vy oyunSard— zor9ypaq Ja OURE aysa 89 ON? — jopresey oueyd stu ue viges ou of x! jaepreq eB ayAut ey vqejsa ou anb o8}e aory aepreq & uoLaTTes sarped sns opuens & ejopupztur gpanb ay ‘oyUeTULL -nqe ap elour as anb oyprp ezarqny vratnbyeno £ “euerue eun A sarped sns ud eqe}s9 PUTT eT] “eprwiod ey aq, -os goury aur A eysazy esa & epequa TU ap OATOUT [2 oyafduoo sod 9prajo ‘opeurseutr erzsiqny spur -ef anb saoqnp spur soze(ueur sof Uo> ado} aut op -uend saouojud any “reurures & gute at soynuU -tur soun ap o8any A ugour un ersey advosy “sojja owos opysa A pepnid e| ap sarquIol, sopmnSupsip seur soy aqua ‘o.quape gjuosue ou ojuoid ap anb ysv sw ua oxedaz ou osayiod 1g “weg -equa anb serpy sop aqua gpzour aun 4 ‘,,jetpur auSues!,, :awopugDIp guuTuR aut OJTAUIOU OY91D ua anb pysey ‘Sope}1AUT So ap ePRAUA PI OPUAIA Py -sayy B] ap SejULdIa SL| UA OYeI UNG UN aAN|SH €p vipur axBueg my aur £ orauIp [2 Opo} afap a7.‘ayueBaja euosiad evun ap sordoid soysa8 soy uesa sayeno A reurut -e) BIgap OWS OSOW ou sandsaq ‘sepefesre> B lar sgouRy Ja sequatw ‘oprpuasdios apanb 9 ‘eJaA ou oypnur wey anb ye oor Anu oyur owrid un v ayuayy 1e}sa ou10d wag jr ev Opared! “-opeured ayqeoadurr a opmBuysrp ayiod ‘eI -ueaje a[qiaiour ap outu un 1a oladsa Ja ug ‘ofedso un ajue osnd aw oyuawow opeurwayop ua 4 edox opuegoad any au o8anq ‘auieutad v £ aumreary e O3TIGO aut y]]e A o1D08au Jap erase] 9} -aed x] eysey ozeag Jap oaa|] au oroUTTTY ‘ofequy ueg3 un ozry anbeAuex uop anb sap oqaq “auiap ~uaze P OUBIP as OFaUTp eqeaay] anb ajopue.ysour OJOS “epeu reoydxe ev odwey awuep uts sauol -ndura e eypa aut ised (nvartg sanboe{ uvaf eqeur -e]] 8s anbsod Ise uesap aj) anbeduex uog “opeisewap apreyiodut eared ou ve} -sayj P| uainb e saouey un ap [a souaut ‘sope.iad ueqejsa sopoy, ‘sedox ap oo8au un anbsnq £ SaLIO], SE] ap aye e] esey guIWeD ‘sandsaq ‘gadaoe [er osad ‘oypeqes 9 eyfea anb of ap peyur ey ru ea ou osndoad aw anb osaurp [q oun opiesry Zp 44° Ricardo Marino Hice esa legua y media por calles oscuras, a pie, pasando por lugares que en otro momento me hubieran atemorizado, sin siquiera darme cuenta. 7. El comienzo de mis estudios E afio que sigui a aquella noche en que perdi mi trabajo como lechero fue muy impor- tante en mi vida. Mi padre no me dirigi6 la pala- bra durante dos meses y mi hermano se burl6é de m( todo lo que pudo. Sin un real en el bolsillo y viendo cémo poco a poco mi ropa tan fina se iba deshilachando, pasé por situaciones muy tristes, nunca acepté trabajar en el saladero y muchas ve- ces me acordé de aquella chica de cabello dorado. Finalmente una tarde —una tarde muy es- pecial porque en la madrugada de ese mismo dia habia ocurrido algo muy triste—, fui a ha- blar con el padre Julio. Me recibié con una mez- cla de enojo y curiosidad. —;Por qué tienes esa cara? Ya no eres le- chero? 2A qué has venido? —Esta mafiana murié mi abuela india, no soy més lechero y quiero aprender a leer y a es- cribir —le contesté, como enojado. “yew erez10d aur sadaa ev anbune ‘oypeypnut ues8 un via of anb o8ai8y ‘ueriey -daov aut ayuauremas apuop 07189109 un ua sas -ep eqeyIp anb o8ture ajopseoes un uod eneyq -ey [2 anb osad “ara apuop eseo eun osodurey fu eres un uesUa} OU anb soy ‘son1sodxa sounr ered ea ejanosa ns anb oftp aut 4oAepy vzeIg P| v souresai8az opuend ‘Teuy |e X “aULTeUU]Ld ap 0} ~daj2 [2 UOJaIANy sezqejed sns anb sap opand ys o1ad ‘axped [2 orp aut anb souorseoyjdxo sey sa -uojua Oprpuaqua eAey anb pep opand on, ‘yes ueqeyi0od ~sueq anb sejazzeo ap odna8 ajqvurunayut un ap ted vj v ‘23890 Jo 10d sounajoa A ay10U Jaaod pep “NID U] Op soumes ‘oy Ja eyseY soUMeBaT] “sor; ap ezeid e] soureapiog :eyeurures ap sexoy saa} 9p sew orumsur azped Jap ugIesayUOd eT] Ze]aNge tw UoD seyUODUAAL e KoA UU? eIONU OL opuen>? {soyranut soy uea apugpy? gsouensio so onb oa} oursrur je wea sorpur so7?— uraqes asinb ‘“1e8ou1ayur ap esau -eur ns 1od oper8eyuod owoD seurues e souny, -es 4 oxquioy tur argos oze1q un gsed ‘o1ajoa ep -InSasug ‘oyuowour un eresadsa oJ anb ofp aur A sozezaqeo soLrea ud onUIse oln{ axped pq OULTEWY OpreaR gp 48. Ricardo Marifio —Es que tengo sangre india —le dije. — iBah, qué tonterfa! jNo tiene nada que ver! Ademas, he observado que eres la tinica perso- na que trata con respeto a mi hermano Alfonso, y eso para mi vale mucho. — {El loquito? —jNo lo llames asi! {Mas respeto! Antes de ingresar a la escuela que me cons guid el padre Julio tuve que obtener un cert cado de pobreza y anotarme en los registros del Cabildo, ya que hasta entonces yo no tenia pa- peleta de identificacién. Ingresé a la escuela en 1788 y asisti a clases hasta 1790. El dia que terminé la escuela, tenia dieciséis aftos y fama de ser el mejor alumno en cuentas y el peor en disciplina. Los maestros nunca pudieron acusarme de no saber algo que fuera obligatorio saber. En cambio, muchas ve- ces me enrojecieron las piernas a varillazos y en tres oportunidades me expulsaron: la primera Porque me tomé a golpes con un compafiero que era hijo de una persona importante del Ca- bildo, la segunda porque levanté apuestas para una rifta de gallos, y la tercera porque robé una sotana para disfrazarme. Sangre india 49 Solo la decisiva participacion del padre Julio permitié que yo llegara al fin de mis estudios. Mi padre, a quien siempre tuve bien infor- mado sobre mis progresos en la escuela y a quien jamés le hablé de las tres expulsiones, cansé a todos sus conocidos hablando de cé6mo habia cambiado yo, de cémo la sangre espanio- la habia prevalecido sobre la sangre india y en qué persona importante me convertiria en el futuro. De modo que cuando Ilegé el ultimo dia de clases, antes de que yo tuviera tiempo de volver a vagabundear, el padre Julio me dio un largo sermén sobre cémo conducirme en la vida, me consiguié un trabajo y me hizo un curioso pedi- do personal: que algan dia contara mis andan- zas de nifto para que él pudiera leérselas a los internos de su escuela. En aquel momento le dije que si, aunque es- taba seguro de que jamas me tomaria semejante trabajo. La ocupacién que tuve a partir de en- tonces gracias a la intervencién del padre Julio fue la de ayudante del administrador de los fon- dos del Teatro de la Rancheria. Alli se represen- taban obras a beneficio de los niftos expésitos. oxaypay ouru un ve aqquansua outed Ja Ua PyRIO “Yes B ezaidwa 10S [a *,copueuos Kojsa ON?,, ,ZBTULIUT ap SPL -owraur smy uos?,, “,,gIpad ay anb oy aysiquosq?,, rajdiuy eyunSaid eun uo sWqper ev LA oUt anb ourSewy ‘jw sod ozry anb oypnur of apraoapesse v & ofn{ arped je sajaded soysa apreaayy & Koa ouisnu eioyy ‘serowau sepe v jeuy ojund o8uod A soyjeS soy ueyue> eX +, Ug ISNdsIP un gue as Jaoeu 10d vquysa of opuend ‘arpeut qr un8ag,, :aseay BUN IqLIDs9 OpudHuOS ‘opep -n&e eiqey aut anb of opoy A sayy ev ap eIsey anb sejunSaud sv] ‘ejonosa ns espuayap oyn{ axped J anb uos ugised e] gps0IaI A eumyd vy slow oxdwur seysa “eIURJUT Iw ap SOpraNdaI $O}sa IqLID -sa v goadura ‘ojautiguodosd urs Isvo ‘ugTouny Py ap soynumur soy ueqeSaq] our sequen A ‘seau =p} STU JaoeY eNOS apuop ‘oaqea} JEP OWENS |e ua opequas eqrise ox ‘ourtasue Amur eqeayuosud as orfn{ axped ja anb uoxesrav aur aysou euy) -pepnp pe] ap opmsunsip osrqnd ja ered ueqey -uasaid as anb svigo se] ap ezainbyens ap soxesua so] J9A optuajaqua Anut eqeyjnser aut oyqures US osad ‘varey Ww ud savy anb oysnur eIqey ON 1g eIpur aiues, GLOSARIO Sn 9 FATES Se weqeiptl seuosiod sees o wun anb ua ==, soqnse}sadsq “so10) ap septio> "ERLL UO ZEHBA 2p sof uen{ Kaui ja sod opepuny Teeuson seyso ap ones; oud [9 a8utp Jo}NpUOD [a epuop Jp ang “eHaysueY | ap OHEAL opsop 1ONAHX O]UaISY “ayHEDsad L v eye zon ua ep “eiajgo¥P ‘Saropesed ‘sezuaN ‘S07 as anb jeroyo osanssiq ‘eurepposd -vj 19984 exed aazis anb snin> “wuvdsy ap fax jap aurepueyse ya —_ ls or9n9 ap epesjap vary “OWA eqeaay] anb [ey Tey ZI251V ‘seprearasuod esed soure> “oyaugts jap a} Uees as apuop sen] “oxapeyes cuepoduay Anus jeoyo “Tesseut € ‘sareyr]u sepueg Sey uo epesn opnsie “epessao ez ‘PEBALIOSUOD| -pjd oun ua oge> v ueqeaayt ag sed ouseD vy Jes UD FUE “seTeS ss ‘soypo8 ap wuss vupy “U9 -eigod eun dqusurenysardios © epee anb soipur ap odnu8 -uoyeur ZSLL U2 OpeUtOs sopep -[08 9p ojwonuisay-sonuapueyq ‘wuadynd oun “oun 10d eysande aqua ey anb ua ‘soqye# sop au} “ua epusiaduio5 ‘soype8 ap eu z &§ ae vevq oy v eae ‘opnana 13 = Ta ‘soye — -oua8 sores ap jeans upseuipe ‘eyzadjnd eun ap ouang ‘oradind eoroyorre epiqag “aquatprense ‘san IV souang ap ans ye sonawoy “PLOS soun “eyeIg P| ap ony Jap ¥}809 P| a1qos ope|qod “epeuasug, 04 bun ua opueurures auioo91 9s aqusunein ar anb opaxex fo tod epruyap ¥isq ‘Sonewt zze'¢ weapmey © afeamnba anh eprpopy “ensay 1 { yang ja “oppge> ja ueq —_“opides vloua as anb “erauatzed -equonuaas eye eajuaiy ‘sopo "od auaN and -se8fnd sesod ap B eqeisoye anb euxajqoud undje ‘ugumany ap voutaoid augos AnNDsIp v erunad as aquas —_ [ENDL P| ap uoras e| eqeuqey PB] apuop 4 sofaysay soy seu — anb eua8ypur odnss -saumpinb oiauaa sapueas se] ueey as ‘euedsg ua ‘upSery ap ow apuop ze8n] J ery “samy sou — “PX JAP OMO}L} onSqUe ‘euny “ong ap pepnp vj ua ‘ose ap -PED Ua epE|geY enBuy -uppeyEs ezv[q [eNDK LI sy OAL wzEIA 7 L ts PARA DESPUES DE LEER LA NOVELA queuasua sp] as sauginb A ojnyjdeo ayso uo eystuoSejoud [p apuasde ses0> 9? *s + pypuy aBues eye opuarouoa piso vjouedsa auSues eL,,aseaj e| uanbyidia zomydes ayso ua expur axSues v] ap euro) [a aaredeas ouIgD? *€ rurey ns v aypoy seaaq] exed vaea vun zeqou [| -aypa| Pj apuaa ezed eoea eun Teqoy B -sesopuda vied Seva seq0X, oraup r0ue8 exed uvgarsa ap opagoud fo $9 12"? 7 gpepnip ej sod eapungeSea opuend teqaisa 2° 9ND? “TL OUOL Td VALNOD VHONT IW "€ O1NLidVD jojnydeo ays9 uo uvgarsa e uezUaNBIOAE SesO9 9D? gaseyy esa eoyTUsIS uN? *Z and? cerpuy asexy euesyxo e] Bjange e| eounuosd opuend’ gormyde ayso ua uanarede sofeuossad sonanu 9nO? “TL vianav IA ‘7 o1nlidvD ‘oparut ueS9} say sorput soy anb exed [_] redas anb ered [] : Saqut un Avy eyure) ns ua amb ‘orput ayuesSaqut a 3] opens apuanua ou jp anbuod [7] genua] eidoud ns uo sorpur 2 so] uoo 9jqey anb eange ej 8 apid aj axped 9 anb 20d? 8 guegarsa ap eypurey ey uexSayur SeupIND? ‘vonugUOD9 4 JeID0s UO!DeNAIS A owanmeu ap se8ny ‘owuarueu ap our :eistuosejord P aigos sopep sajuatnBis so] uoD ey>Y eUN UeSeH “9 “vouesrow espuan aj anb ye orodjnd je osaid sayauu ap ueqeqeoe anbiiog ["} ‘afer [9 s1uemp uoyeur un ap anbere jo enusy onbiog ] “pqaq un uo vratte9 ua zwfer4 [oyIp w19 X sola] equisa pepni> vj anbiog [] -ueqaisq ap alped jap oanow [9 sofew esardxa anb aseyy e] uanbipuy g[tap ansiSar P uo opejoue tu opezrineg any ou uegaisy anb 104? °¢ (o1pur.a eaSau ap ofty) oquiez « “(jouedsoX eaSau ap ofty) orem « (Touedsa 4 erpur ap ofty) ozysaur « (sajouedsa ap ofty) offo1> « ouau + ompur : jouedsa « quegaisg epauayad sodnu8 sojsa ap [pnd y? “ua8LI0 ns unas seuosiod se] & asiuayor eged sppryroadsa sarquiou uensixa sodwiay sosa ug.“ zeded jap ja x? gueqaisg ap pureUL e| ap Ua8LO J $9 [pN5? ‘euosrad wun ap sauped so] ap ua8r0 [e eiouejodunt eqep aj as eruojoo vj ap vs0d9 vy ug “¢ gsouorsi9A ou Avseidord sersusata renzeu v ezarduia ojnyjde> Jap ojuauour anb ap anued y? gojuanuniseu ns uegaisg v oyu0d af ugINe)? °z EvJPAOU E] ap eLOISHY Pf LIEU UQIND)? “| NOISASIq "E O1N.LdVD_ 9 60 CapiTuLo 4. EL PRIMER CLIENTE 1. ¢Qué ensefianza le deja a Esteban el hombre de la carreta? 2. gQué personaje de gran importancia para el protagonista aparece en este capitulo? ;Qué ofrecimientos le hace a Esteban? {Cudl acepta y cual rechaza? 3. ¢Por qué a Esteban le sale mal la mentira sobre stu orfandad? Capiruto 5, EL VIRREY Loco. 1. Qué prejuicio hacia los criollos muestra el inglés? 2. 2Qué otro titulo podria tener este capitulo? 3. ¢Quién es Alfonso? Mediante este personaje, la novela relaciona este capitulo con uno anterior. De cual se trata? 4. Por qué detienen al protagonista y lo llevan preso? Porque es menor y esta vendiendo leche. Porque lo encontraron haciendo apuestas, [] Porque vagabundea de noche. CapiruLo 6. ZENAMORADO? 1. Expliquen la frase “Para qué tengo sangre india, si no soy capaz de conseguir ropa adecuada y de encontrar la manera eS entrar en esa fiesta?”, ;Qué opinién de Esteban revela esta fase? 2. cQuién es el personaje clave para el cambio de aspecto de Esteban? {Qué le ensefta? ¢Qué tuvo que dar Esteban a cam 3. @De qué se avergitenza Esteban en este capitulo? ol Carituto 7, EL COMIENZO DE MIS ESTUDIOS 1. gCuantos aftos tiene Esteban cuando empieza este capitulo y cudntos, cuando termina? 2. ,Qué hecho provoca el deseo del protagonista de aprender a leer y escribir? 3. (Por qué el protagonista decide escribir sus recuerdos de infancia? 4. Comparen las opiniones del padre Julio, de Esteban y del padre de Esteban sobre la sangre india y la espanola. TODA LA NOVELA 1. Esteban siente vergiienza de si mismo varias veces. Traten de descubrir si se avergiienza de su origen indio, de su analfabetismo, de su pobreza o de su condicién de nifio, y den tres ejemplos tomados de tres capitulos diferentes. 2. Hagan una lista con todos los personajes de la novela distinguiéndolos en principales y secundarios. 3. Expliquen por qué Sangre india es una novela autobiografica. 4, Busquen informacion en los libros de Historia y ‘confeccionen una linea de tiempo (desde 1770 hasta 1810) en Ja que aparezcan indicadas las siguientes fechas. * Nacimiento de Esteban + Esteban ingresa en la escuela. * Esteban termina sus estudios. * Esteban escribe sus memorias. era invasion inglesa. * Segunda invasi6n inglesa. + Revolucion en el Rio de la Plata.

You might also like