182. CIUDADANOS DAL. MUNDO
cen peligro la defensa de esos minimos pertenece al imbito de
lo rechazable y denunciable, No surgen tales minimos de una
tradicién politica decerminada, como la liberal, sino de una
racionalidad imputa, entrada en el mundo dea vida de las
discintas culraras a fines de este siglo 30 De ah que, para ir
dererminandolos, sea necesario entablar didlogos reales entre
las disintas culturas, yno imponerlos desde una cultura poli-
tica determinada.
‘Al Estado cortesponde entonces asegurar, desde ef marco
del liberalismo radical al que antes nos hemos referido, un es-
pacio piblico aurénomo en ef que entablen un didlogo abier-
{o los diferentes grupos culrurales las diversas asociaciones
de distinra cufio. A través del didlogo deberian no sélo luchae
ppor el reconocimienco de sus derechos, sino sobre codo estar
dispacstos a aclararresponsablemente qué aportaciones reali
za su propuesta para un crecimiento de la rigueza humana,
porque las culturas, en el sentido amplio en que las hemos
escrito, son tradiciones de sentido: no sélo del sentido de la
justicia, sino también del sentido de la vida. Ponerlas en dié-
logo es una exigencia de justicia y una necesidad vial en so-
ciedades en que el sentido es un recurso tan doloresamente
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7
EDUCAR EN LA CIUDADANIA,
APRENDER A CONSTRUIR EL MUNDO JUNTOS
Los valores estin de actualidad
Hace ya afios que esti de moda hablar de la educacién en va-
lores. En ef mundo educativo se multiplican los cursos, jorna-
dla, articulos y libros sobre el ema, més alin cuando los valo-
res de los que se trata son los valores morales de la ciudadania.
Sin embargo, una cosa es estar de moda, muy otra estar de
actualidad. En el segundo caso nos referimos al hecho de que
lun asunto que forma parte de nuestro set més profundo, de
nuestra més entraiable realidad, ademds de ser importante de
suyo, ha sido ala luz por uno u otro motivo y las gentes han
dado en hablar de &. No radica tanto su importancia enton-
‘es en que ande de boca en boca, sino en que es un ingredien-
te indispensable de la vida humana, inseparable de nuestro ser
personas,
Esto es lo que ocurre con el mundo de los valores: que son
componentes tan inevitables del mundo humano que resulta184 aUDADANOS DEL MUNDO
imposible imaginar una vida sin ellosY esto es lo que sucede
concretamente con los valores morale, porque la moral la lle
‘vamos en el cucrpor, ya que no hay ningén ser humano que
pueda siruarse mas allé del bien y el mal morales, sino que to-
dos somos inevitablemente morales. Sea actuando de acuer-
do con unos cinones morales determinados, sea obrando de
forma inmoral en rlacin con eos mismos cénones, estando
altos o bajos de moral, en forma o desmoralizados, lo cierto es
que no podemos escapar a exc imbio de la moralidad que
coincide con el de la humanidad. Toda persona humana es
incvitablemente mora.
No quiere deci esto que no sean esenciales los valores esté-
sicos (la belleza, la elegancia) los religiosos (lo sagrado, lo
teascendente), los de a salud (la salud, la agilidad), ls incelec-
tuales (el conocimiento, la evidenci) o los de la utilidad (lo
“fo ec), sino que son los morales los que parecen estar
de actualidad; tal vez porque nos percatamos, con raxéa, de
que desde clos podremos ordenas los restances de una forma
sjustada als exigencas de nuestro ser personas, ya que los va-
lores morales actéan como integradores de los demas, no
como sustitutos de ellos.
Por eso urge educar en ext tipo de valores seaa través dela
seducacién formals, es decir, en la escuela, sea a través de
fa familia, la calle o los medios de comunicacién, Pero como la
tarea, con ser atraciva, resulta a la vez un tanto compleja,
convene irintentando acarar qué son los valores, qué tipo de
valores componen la vida humana y sobte todo, en lo que res-
pecta a ese libro, cudles son ls valores morales propios del ciu-
dadano y por qué. Porque a se ciudadano se aprende como a
casi todo, y ademds se aprende no por ley y castigo, sino por
"Ala Conina, El gab ice, Gla por dain onal Madi, Sunil
1986 p10.
et ae Arnguen, Ei, en Ober Compl Madi, Tor, vol
EDUCAR EN LA CIUDADANTA, APRENDER ACONSTRUIR 185
degusacién. Ayudar a cultivar las fculeades(intelecrualesy son-
ientes) necesavias para degustar los valores ciudadanos es educa
cn la ciudadanta local y universal, Adentrémonos, pues, ca exe
‘mundo, harco compo, de los valores.
Sobre gustos no hay nada escrito?
EI mundo de los valores en general es un mundo escurrdizo y
complejo, en el que todo parece resolverse en el puro subjeti-
vismo del «a mi me gusta, «a mi nos, «yo lo valoro positive
mente, y dl, negativamenters por «los pensadores suclen
sehuir el tema
Y, sin emhargo las cosas no son tan simples. Silo fueran, a
adie le preocupariaeducar en unas costs Iamadas «alores+
que dependen del gusto de cada cual. Los profesores de His-
toria del Arte no se empenarian en defender la valia de Las
‘Meninas, sea cual fuere la opinin de sus alunos, ni los de
Literatura pondrian tanto eelo en asegurar que merece la pena
leer El Quijore
En casos como éstos, cuando alguien se duerme sin rato
cscuchando la Oda « le Alegria de Beethoven, podemos pen-
sar de l que est’ muy cansado 0 que es un zoquete en materia
de musica, pero no culparemos la calidad de la obra, ni nos
conformamos diciendo que éta es una cuestién de gustos, en
la que cada uno es muy duefio. Por eso, frente al refén que
aboga por el subjeivismo de los gustos, alegando que sobre
ellos no hay normas, no hay nada escrito, es imposible discu-
tir, est el que mantiene que alguna norma sidebe haber, por-
due «hay gustos que merecen pass
Y¥ es a este segundo relrén al que se acogen cuantos se «s-
fuerzan por educar, sea en euestiones de miisca, de literatura,
de aritmética (que también la utlidad caloulada es un valor),
de artes plisticas 0, por supuesto, de éica. Porque aunque186 aupApanos pet. MUNDO
aqut no podamos aeanza el tipo de unanimidad que logran
algunos hechos fehacicntes —cosa que, todo hay que decir,
sucede fara ver, quien aprecia determinados valores esti
convencido de que valen, y de que también las demas perso
as gous con el, sempre qe podian degsars en
Yes que la cuestiin de los valores no es slo una cusstén
de capracén personal del valor, sino también de culivo de las
predisposiciones neces para apreiarl, para desustario.
Como se degusta un café o se paladea un buen vino, que a
cabo importa tence un paladar selective, capae de aprecia lo
aque realmente merece In pens. Edvcar o7 valores eonssirta
pues en cultivar ees condiciones que nos preparan para degustar
ciertos valores, prcisamente esos —en ese easo— de los que
no significa lograr un acuer-
do tora, pros deel cod lo que ya tenemos en co
‘iin y nos permite ir precisando desde ahi en qué no
concordamos y por qué
6. Un didlogo serio exige, por tanto, ue todos los interlo-
cutores puedan expresa sus puntos de vista, aducie sus
argumentos, replica a otras intervenciones
7. La decisin final, para se justa, no debe atender a inte-
reses individuales 0 grupales, sino a inteeses universli-
ables, decir, alos de todos os afectados.
8, Lasolucién final puede estar equivocada y por eso siem-
pre iene que estar abiera a revsiones. Pero cuando las
personas estin dispuestas a determinar qué es lo justo
en seri, en cuanto &a es su acttud, ectifcar el ero
cometido es lo més senillo del mundo.
‘Verdad es que los didlogos estin de moda en nuestras so-
ciedades, las «Cumbres» se suceden, y en ellas se retinen los
poderosos de la tierra para hablar de los problemas que @
todos afectan, Sin embargo, rara vez participan en ellas los
débiles, nunca tienen sus inteeses el mismo peso que los
de los Fuertes, bien pocos esti dispuestos en Serio a poner210
por obra las decisiones adopradas, una vez rerminada La
Cumbre
Esto, obviamente, nada rene que ver con lo dilogas com-
promeridor de que aqui venimos hablando. Nada tiene que
‘er con exa bisqueda cooperativa dela justics, emprendida
por gentes conscientes de que ls palabra pronunciads com
promete hasta li raie a quien la expresa, Nada tiene que ver
«on la palabeacreadora de la eadiién biblica ni com ef alum-
bramienro dela justciaen que pensaba Séerates.
“Tal vez porque para tomar el didlogo en las Carmbres en s&-
fio conviene pasa por lo Valles, com-padecer el sulrimien-
to, con-vivi la miscra.Sélo desde ahi se despierta el afin de
Justicia, un valor del que no hemos hablado expresamente
‘porque ests en ol easfondo de coco lo dicho. Esta es la forma
mds humana de ir acondicionando juntos nuestra existencia
compartids, acondicionandola con los valores que la hacen
realmente humana”
Aa Contin Et dee abn cod cap. 1.
EptLoco.
EL IDEAL DE LA CIUDADANIA COSMOPOLITA
Un proyecto comin y reais
ice ya dos sigs aftmaba Kane en sus tratados de Pedangte
que no se debe educar a los nfios pensando en el presente,
sino en tna stuacin mejor, posible en el fucuro. La profecia
que se cumple asf misma vendria aqut a colacién, porque no
hay mejor modo de macerializar un ideal que edicar para al-
canzarlo, ayudando a converilo en realidad. Obvigmente,
se idea debe estar de algin modo entratado en la naurleos
humana ya que, ep caso contrac, mal podria extaerse de
ella por mucho que nos esforcemes. Per, afortunadamen-
te lo est y consise en fraguar una ciudadania cosmopoita,
un mundo en que todas ls personas se sepan y sientan cas
dadanas.
‘Grto que, como aventuramos desde el comienzo de exe
libro, un ideal semejante parece contadiceori, porque los
iudadanos de una comunidad politica se idnsifican precisa