La inmunidad, como estado derivado
de la esencia de la vida
Por GUSTAVO BUENO MARTINEZ
Faustino Cordén, Jefe del La-
boratorio de Bioquimica del Insti-
tuto Ibys, ha publicado una teoria
de la inmunidad que rebasa am-
pliamente el ambito cientificopo-
sitivo en el que fué meditada—a
saber, los estudios experimentales
sobre anafilaxia en cobayos—para
alcanzar la categoria de una au-
hyioldgica general, de
téntica teori
rica y aun floséfica (|).
La presente nota, cuva fi
dad es principalmente informativa.
ofrece los primeros pensamientos
que un filésofo. interesado siem-
pre por los problemas biolégicos,
ha recogido en la obra profunda,
sutil y revolucionaria de Faustino
Cordén. En el § | procuro situar
Ia ideotogia de Cordén dentro de
las grandes corrientes biolégicas.
En el § 2, expongo sucintamen-
te la nueva teoria de la inmuni
dad, En el § 3, sus consecuen
yen el § 4, unas reflexiones cri-
ticas.
grandes principios para organi-
zar los fendmenos de su campo:
Tove des titiioe cease ce
girié Leibniz, siguienda la tradi-
cién aristotéliea—pueden consi-
derarse como complementarias en
la ordenacién de los hechos bio-
jicos ; pero se contraponen mu-
chas veces, histérics dan-
do lugar a interpretaciones de los
fenémenos incompatibles entre
(1) F. Cordén: Inmunidad y avtomel-
prrofeica, Biblioteca Ibyx de
Ciencia Biolégica. ‘Madrid, Revista de
Occidente, 1954, Conatituye el IX tomo
de esta Bliblioteca, que hn side iniciada
por lus Die Immunititsforachung de
R. Doerr traducidas por el propio Faust.
ne Cordén,
si, Ciertamente, esta incompatibi-
Tidad no ha de considerarse de
necesariamente de los
, sino de la defectuosa
argo, I hlad ie
embargo, la gran lid
exer “aplicaciones defectiosse,
casi inevitables, ha sido Ia razén
de que los bidlogos auelan prefe-
aalguno de los dos
mentales
este modo, di
Indo, de tna Biologia, teleol6
ca (E. R. Russell ha defendido
como es sabido, la
fee eeectdal al mde-de Jor
dan). y por otto lado, de una Bio-
logla scartesianay, que propende
inicamente de los con-
ceptos ffsicoquimicos para pl
tear y resolver los problemas bio.
légicos.
En rigor, las categorias teleolé-
gicas_y las fisicoquimicas—que
coinciden en ser modos de unifi-
sharecetin dal oral
te. Es indudable que las catego-
teleolégicas se recogen ori;
nariamente en la percepcién «ma-
croseépica»—en la «conducta mo-
lary de los animales y del hom-
bro—, aplicéndose _ulteriormente
a los procesos y regiones inobser-
vables del organise. La clés
teorfa de la fagocitosis (Metschni-
koff) explicar los procesos de
inmunizacién, esth inequivoca-
mente construfda a partir de con-
coptos molares intuidos en la con-
ducta humana, Al igual que, en-
tre los hombres, admitimos socie-
dades militarmente organizadas,
que, ante las primeras. patrullas
enemigas, movilizan todas las re-
servas disponibles para. prevenir
nuevos ataques, asf también ima-
mar «teorfa militar de Ja inmuni-
I», wn organi siempre aler.
ta, que, ante Ins més minimas
agresiones (Ia recepeién del anti:
geno) moviliza, en virtud de un
mecanismo fandamentalmente au-
tnomo, todas las reservas que
puede reclutar (anticuerpos) apres-
tandose luchar con las invasio-
nes ulteriores.
Esto podra parecer antropomor-
fismo 0 teleologia burda y tos
pero no por razones generé
—incapacidad de los conceptos
teleolégicos para organizar los he-
ncretas y particulares—mala
licacién de las categorias teleo-
Vagicas—, Me parece evidente
que muchas regiones de la vida
sélo pueden ser construidas cien-
tificamente a partir de conceptos
emolaress. Es de todo punto ev
dente que a partir de la defin
cién de célula como glébulo esfé-
rico que contiene un medio hidri-
co coloidal (Rhasewky), no po-
dremos jamés llegar a construit
a forma de un fémur. Aniloga-
mente, resultarta ridiculo tratar de
lada que Bruto dié
a César a partir de las secreci
nes de las nobles glindulas »
prarrenales de aquél, La necesi-
dad de partir de otros conceptos
mis préximos a la estructura que
ee quiere explicar es, en el fon-
do, una exigencia de los proce
dimientos operacionales de medi-
da, «Con toda su predileccién por
la unidad de Angstrdm, el fisico
prefiere que le digan que para si
nuevo traje se necesitan seis yar-
das y media de tela, en lugar de
75.000 millones de Angstrsm de
telan (Schrédinger: ¢Qué es lo
vida?, |, 4).
Ademas, tampoco los biélogos
mecanicistas pueden [il to-
talmente de los datos originarios,
fenomenolégicos, sobre los orga
nismos. Aun cuando éstos se
afronten en tanto qué son sistemas
fisicoquimicos, es evidente que la
unidad misma de estos sistemasy gracias a es:
tas unidades conocemos la pecu-
liaridad de los procesos biolégicos
wenua y origina
idad de construirlos
por mos fisicoquimicos.
Esta peculiaridad queda recogi-
da, es cierto, dentro de catego:
rias fisicoguimicas, cuando se di
ce que los procesos orginicos
ton procesos fisicoquimice
arrollados graciag a catalizadores
singulares (v. gr. los enzimas),
como le prueba el que in vitro,
puedan reproducirse ciertos pro-
ceans biolégicos cuando hemos lo-
grado extraer el catalizador y ope-
rar con él, como si se tratase de
otra sustancia quimica cualquie-
ra, Pero entonces hay que exten-
der la funcién catalizadora a las
mistnas formas macroscépicamen.
estructura anatémica del orga
mo es capaz de obrar como cata
lizador de las reacciones quit
{Lecomte du Notiy: Sur l'unit
la méthode dans les Sciences phy-
siques et biologiques comparées,
Paris, Hermann & Cia, A. S 1
namero 389, pig. 7).
Las precedentes consideracio-
‘nes no tienen otro objeto que de-
bilitar Ia confianza excesiva que
los mecanicistas suelen poner en
loa conceptos fisicoquimice co-
mo conceptosoriginariamente
adaptados a la explicacién biolé.
gica. Los conceptos fisicoquimi
os, son, asimismo, meramente
aproximatives y en modo alguno
independientes. Aun cuando sea
posible obtener in eltro ciertas 1e-
acciones biolégicas genuinas, no
puede olvidarse nunca que Ia
diastasa o Ia alexina empleada en
el experimento ha sido segregada
por un organiamo viviente y, por
tanto, es solidaria de éste en su
ignificacién ontolégica. Por con-
iguiente, aun cuando prescinda-
mos de la peculiarisima forma de
unidad brindada por las catego-
vias telealégicas no podemos pres-
cindir de ciertas categorias ¢s-
tructurales, de ciertas formas de
unificacién también caracteristi-
cas de los seres vivos. y que im-
piden confundir los procesos bio-
[ggicos con, los meramente fisico-
quimicos. El organismo no es un
simple sistema de procesos fisico-
quimicos: tiene una unidad onto-
Idgica més profunda, manifesta-
da ya en la naturaleza de las dias-
tasas, en cuanto reguladora de la
tunidad de los individuos, de las
THEORIA
cies y de los géneros viv
tes. (Aun cuando los enzima
como sugiere Cordén, puedan
erearse a instancias del medio del
animal, erigiéndose en vel cauce
del medio para actuar en el cito-
plasma», es evidente que estos en-
zimas nuevos sdlo se configure
Ton gracias a otros previ.
gen de la unidad orginica),
En conclusién: desde las mis
mas categorias fisicoquimicas com-
probamos su_insuficien
aleanzar, por construccién,
mas bioldgicas.
La fisicoquimica
que opera sobre sistemas acofa-
dos previamente, segiin intuiciones
que, en tltimo extremo, estén mas
préximas a la unidad teleoklina
que al sistema fisiquimico.
Hay, pues, un punto de vista
que, en cierto modo, es interme-
dio entre el teleologismo exagera
do y el mecanicismo extremo, y
que puede lamarse estructuralis:
41, los procesos biolégi-
instrumentos fisicoquimicos,
son posteriores a las unidades es-
tructurales (v. gr. las células), y
no reciprocamente. El concepto
de estructura es, asi, un concepto
que permite trabajar en los orga-
nos sin presuponer una teorié
metafisica de la vida, en el se
do del vitalismo 0 del mecanici
mo, al propio tiempo gue deja
abierto el camino a las investiga-
ciones metafisicas sobre Ia esencia
de estas cstructuras y unidades
bialégicas, en cuanto no es posi-
ble construirlas a partir de los
conceptos fisicoquimice
Seguramente que el outor del
libro sobre la inmunidad que re-
seiio, F, Cordén, no tendria in-
conveniente en suscribir la acti-
tud estructuralista. Pese a algunas
manifestaciones antiteleoldgicas,
exageradas a mi ver:
sas ocasiones F. Cordén deja ver
hasta qué punto esta libre de las
categorias atomisticas, en benefi.
cio de una consideracién total. es-
tructural de los procesos biolégi-
cos. ala existencia de manifesta
ciones de vida, de origen induda-
blemente comin, en condiciones
muy diversas y adoptando forma:
muy variadas (dentro de su seme-
janza esencial) y la extraordinaria
continuidad de todas las mar
taciones de vida, nos afirman en
nuestra idea de que los rasgos
esenciales de la vida en nuestro
planeta han de ser inteligibles,
pero a con
con ctiterio
endo por observacién bio-
légica de los seres vivos (por ob-
servacién de los procesos que tie.
nen lugar en ellos a nivel de la
vida) lo que tengan de comin los
procesos biolégicos, y forzando
ae jin de los concep-
tos fisicoquimicos generales para
que comprendan tales procesos; y
no hacer lo contrario. es decir,
desmenuzar tales procesos—ha-
clendo asi que caigan por debajo
del nivel de organizacién de lo
conseguir que obe-
plemente a supuestos
‘oquimicos de sistemas ya es-
tudiados én vitrow (pags. 217-218),
§2
Las teorias vigentes coinciden
en Ia consideracién de los anti-
cuerpos como el fenémeno prima.
Yio de la inmunizacién. En virtud
de la capacidad de produccién de
anticuerpos (capacidad que ec ac
tualizada por el estimulo antigé-
nico). el animal se encuentea
spreparado» para resistir Ine i
siones patégenas. La inmunidad
seré, segiin esto, un caso particu-
lar de digestién intracelular de los
gérmenes y de sus venenos (fago-
citosis). pero, sobre todo, un efec-
to de la disgregacién extracelular
de I mtigénicas (se-
teoria humoral).
Esta disgregacién (en el sentido
mas amplio de Ia palabra: lists,
aglutinacién, etc.) se hace posible
gracias a los anticuerpos, que son
segregades en virtud de tna espe-
cial funcién celular (al menos, de
has eélulas productoras de seroglo-
bulinas), puesta en actividad ante
lz primera y, a veces, infinitesi
mal alarma antigéni
ticuerpes, pese a su
ténoma», son especificos—adapta
dos a cada invasor—, esto xe ex-
plica, sobre todo. porque el anti
geno. que «desencadenay Ia for-
macién de anticuerpos. rctiéa. al
propio tiempo. como un moide,
confiriende @ aquéllos una singu-
lad consigo mismo, Des-
tigeno. Ia célula
seguiré produciendo auténoma-
mente globulinas, como por iner-
cia, configuradas segiin el primer
patron). La inmunizacién pasiva
parece confirmar bri
esta teorfa de la inmunidad por
log anticuerpos—cuando inyecticustpos, te
ramos armaa para eomba
patSgenos, que se
suman a las suyas propias. La in-
munidad consiste teo-
tins clésicas, en In especial dispo-
sicién del animal para eliminar el
tantigeno, lo que consigue en vir-
tud de tn capacidad de segregat
anticverpos. La Inmunologia
gente es Serologia (pig. 120),
La de F. Cordén se
tobre principios diame.
puesto
1) Segiin Cordén, Ia inmuni:
dad no serd un estado resultante
de la capacidad de eliminar anti-
‘genos. sino, por el contrario—po-
driamos decir—de la capacidad
de las células para identificarse
Ente es e! fendmeno
mario de Ia inmunizacté
2) Como esta identificacién ex
anterior a la formacién de los an-
ticuerpos, wun causa de ella, se-
in la original teorfa de Cordén,
el procewo de segregacién de an:
ticuerpos no ha de computarse
como el fendmeno primario de la
inmunizacién, sino como un fené-
meno secundario que incluso pue-
de faltar (pig. 172), pero que,
cuando se produce, no hace sino
contribuir al proceso inmuniza-
dor, de acuerdo, eto si, con los
mecaniamos clisicos (phy. 171).
3) El fendmeno primario de In
inmunizacién, en virtud de la na-
turaleza de ‘su concepto, ya no
puede ser reducido a la condi
cién de una sfuncién especial
dav del viviente, sino que consie-
te en un proceso que, en sustan-
ia, se confunde con la misma
ida celular y, por tanto, guarda
cestrechas relaciones con lon pro-
cesos ontogendticos y de heren-
F, Cordén repite varias veces
que las teorias vigentes sobre la
inmunidad estan inspiradas por el
burdo esquema teleolégico. segin
el cual animal se prepara, ante la
primera alarma, para |as ulterio-
res invasiones mediante le forma.
cién de los anticuerpos. Esta afir-
macién, enunciada sin di sio-
nes, es muy discutible, y sélo se
adapta a Ins teorfas tipo Metschni-
off y Ehrlich; pues la Harada
weoria humoral» opera con cate
gorias que son mas bien fisicoqui.
micas que teleolégicas; y, por
otra parte, la propia teoria de
Cordén es compatible, sin violen-
THEORIA
con una interpret
cién finalistica, como procuraré
mostrar al final de esta not
En consecuencia, estimo que no
son los esquemas teleoldgicos los
que desvirtéan lus teorias vigen-
tes sobre Ia inmunidad, sino otras
dificultades concretas, y que el
propio Cordén sefala’ agudamen-
te (1). Entre destaco las que
son, para mi punto de vista gene-
ral, més importantes:
1° El propio mecaniemo de
wwegregacién» de los anticuerpos
por las células correspondientes,
Habria que suponer una especial
wreactividads en estas células—lo
que no deja de ser una qualites
occulta,
20° La desproporeién, en
siones enorme, entre Ia. cantidad
de estimulo antigénico y la canti-
hd de anticuerpos especificos #e-
fregndos. Habria que concebir la
aceién del antigeno como un es-
timulo misterioso—el ictus inmu-
nissatoriue—que desencadenaria,
segiin la ley del todo o nada,
formacién de anticuerpos espec
ficos, El ictus inmuniaatorius nos
tbordinndo al «Treffer-
Prinzip», ya de suyo misterioso,
de Timofésff y Resowaki
3." Si el antigeno fuese una
sustancia (proteiniea) somatoestea-
fia Ing célulay productoras de
anticuerpos, habria que conceder
a éataa_ una capacidad singular
para distinguir las protet per>
tenecienies a cualquier de
tun animal de 9u misma especie, y
Jas pertenecientes @ un animal de
especie distinta, Pero esta capa-
cidad es completamente imagina-
() La fica difcwhad, dnectunente
derivada de Ins eategorias teleoligicas,
cin ningu
“destinadon. pot hie
Pena
futuras invasiones,
inyecclin desencadenante
(oor que Ia
Aermina of choave anaflctice? (Por
‘qué Top anticuerpor te vurlven co
€l_ propio otganismo? Se dink qu
protealtices, produ
fenibilizadors) con abun
de producioe téices, Pero,
te snd dite) Pan
‘ota digenion parentérica en Ton caton
Sovmnler nil, antndas "a. grok
‘nmanidad y no el choque anallicic
‘Ahorw bien (acaso, laa disteleolig
taclayen lh directivided en lor enaos now
inalee? "Seta fo. miemo ave decir que
‘etin' notmalinente
155,
ria, pues las propias proteinas no
ofrecen ninguna caracterittica co:
min, y hay profundas onalogias
entre algunas proteinas propias ¥
‘otras extrafias, Asimismo, hay ca-
08, como es sabido, en que s
tancias de Ia propia especie ac-
tian como antigenos.
Todas estas dificultades se ba-
san en estos presupuestos sobre.
entendi
1) Que el antigeno sctiia como
tal en la medida en que es un ex:
trafo al organismo.
2) Que Ke anticuerpos se for-
man en vittud de un proceso re-
lativamente auténomo, del cual
el antigeno x fundamentalmente
mero desencadenante.
F. Cordén niega formalmente
estos dos presupuestos, Niel an-
tigeno acta ex cuanto tal en la
medida en que es una eustancia
extraiia al organismo, sino en
cuanto tiene analogia con él, ni
los anticuerpos se forman por una
sucrte de secrecién auténoma,
sino gracias a la accién continua:
da del antigeno, Por consiguiente,
ta distancia entre la accin del
tigeno y la
Po, caracteristica de las teorias vi-
fentes, queda sustituida, en Ia
teoria de Cordén, por una fatima
colaboracién, que explica el me-
canismo de asegregaciins de an-
ticuerpos, la desproporcién, enor-
me a veces, enite el extimulo an-
tigénico y la masa de anticuerpos
resultantes, y los fendmenos de
autoinmunizacién que—podrfamos
decir—dlejan de wer env
lures anémalos para erigirse on
paradigmas del proceso de inmu-
nieacién,
Seqiin la original hipétesis de
F. Cordén, cunndo el antigen
netra en el medio coloidal cito-
pléamico, lejos de ser «xepelidan,
rmina un movimiento—de na:
leza més bien fisica que qui-
mica y que deberia ser puesto en
relaci6n con In capacidad del car-
bono de enlazar sus atomos en-
tre si, formando macromolécu-
las—, en virtud del cual au propia
estructura (la del antigeno) tiende
@ propagarse, a multiplicarse por
todo el medio, citoplésmico. pu:
diéndose decir de algin modo que
se produce una identificacién en-
tre el citoplasma y el antigeno. in:
tegrindose éste en aquél, y con:
fgurindolo segin su estructura
Para esto hay que suponer, natu-196
talmente, que el medio eitoplés-
mico es capaz de recibir esta es-
tructuracién (es decir, que tiene
una sustancia whomélogan a la del
antigeno)..
Pero. como se comprende de
suyo, si el antigeno, «por su sola
presencia, determina un movi-
miento de organizacién protoplés-
maticn de acuerdo con ot propia
las estructuras resultan-
el proceso. Esto per-
Ia aceién del anti-
eno con Ia de un eatalizador, pa-
digndose afirmar que el antigeno
lizador de su pro-
ia produccién. Si el antizeno Ag
penetra en un’ medio citoplésmi-
co que contiene las sustancias A
y B, podremos escril
ae
A+B Ag
Segin Cordén, esta multiplica-
‘eién autocatalitica de la proteina
somato-extrafia (que tiene una
ran semejanza con la propaga-
cién de los virus) se verifica exclu-
sivamente a expensas de proteinas
de citoplasma ya sintetizadas. con
io cual queda respetada la eélula
en cuanto unidad de las manifes-
taciones vitales. A y B no han de
interpretaree, por tanto, como ele-
mentos de materia proteica de
bajo peso molecular que, en esta-
do de disolucién verdadera (es
decir, no de dispersion coloidal)
tl medio hidrico
To se ex:
plicaria, entre otras cosas. la enor-
e velocidad de muchos proce-
tos inmunolégicos. pues la sfate-
sis de proteinas a partir de pépti-
dos sencillos y aminodcidos, ha-
proteinas propias preexistentes en
Erctoplasme (en estado coloidal)
a la estructura de la proteina ho-
que penetra en el citoplas-
», atendiendo
a la velocidad de la propsgacién,
el proceso de automultiplicacién
del antigeno, parece semejarse,
més que a una biosfntesis propia-
mente dicha, a los efectos de ce-
bamiento por un cristal de une
sustancia de una disolucién s0-
bremturada de ella o a fenémeno
andlogo» (pag. 86).
La posibilidad de que las es-
tructuras propias se adapten a las
posibilid m
tura propia varie hacia formas
THEORIA
nuevas. Esta posibilidad ha de po-
nerse en relacién con Ia singular
Plasticidad de las proteinas, en
virtud de la cual la proteina ho-
méloga del antigens sev capaz
de adoptar un nimero mayor o
menor de estados distintos (de es
tereoisémeros); el estado de las
proteinas citoplasmaticas mis fre-
‘cosnte (0 dominante) define la ca
tructura presente, pero sin excluir
otras estructuras.
Ahora bien: en el proceso de
propagacién del antigen por el
medio citoplasmitico sucede
—aunque no es necesario que esto
suceda siempre—aue ciertas mo-
Iéeulas del antigeno, cuya estruc-
tura resulta «extrafiay para los en-
zimas intracelulares, caerin en di-
solucién y se irin acumulando en
el medio intracelular hasta que,
tuna concentracién de-
serdn eliminadas y ver-
tidas por las células a los medios
humorales, como residuos. Estos
residuos serdn precisamente los
‘que conforman directamente los
anticuerpos. Con esta atrevida hi-
potesis queda explicado admira-
blemente lo que no explican las
teorias vigentes, segin antes he-
mos sefalado: “Ij El mecani
de segregacién de los anticuerpos.
2) La desproporcin entre el esti-
mulo antigénico, infinitesimal y
efimero a veces, y la form
de anticuerpos, masiva y perseve-
ante, En efecto, supuesto que
sigue el proceso de automaltipli-
cacién del antigeno, asi también
continuara el proceso de forma:
cién de moléculas residuales. ori-
gen —udeterminante inmunolégi-
cor—de los anticuerpos. Asimi
mo, queda explicada la especifi-
cidad de los anticuerpos y el al-
cance de Ia conformacién de k
globulinas por !a protefna extraiia
integralmente considerada. Pues
Ja afinidad especifica de los ant
cuerpoa se limita a aquellas por
cione: la prot extrafia usa
da como antigeno, por las que
éste difere de la propia del a
mal inmunizado. homéloga del an
tigeno (pag. 123); el anticuerpo
nunea reacciona con la molécula
Por tanto, lo que confoi
i es el adetermi
geno completo. 3) Se comprenden
perfectamente les dificultades de
las proteinas propias (0 de espe-
cies flosénicamente inmediatas al
I) para. formar anticuerpos.
asi como también la posibilidad de
una inmunizacién sin anticuerpos
(cuando el antigeno Hegue a me-
tabolizarse en a eélula hufsped
de un modo perfecto. sin dejar
residuos).
€Qué es, pues, la inmunidad?
Sencillamente — podriamos decie
ido las ideas de Cor.
un estado del animal
se ha hecho csemejan-
tev al invasor, de suerte que éste
ya no pueda afectarle, chocar con
ély transmutar mortalmente su es:
tractura. Este estado de semejan-
za con el wenemigon (con el ex-
trafio} se logra. primariamente. en
Ta automultiplicacién intracelular
del antigeno; secundariamente,
en Ia formacién de anticuerpos
Pero tanto el primer proceso como
el segundo, si son posibles. se
debe a que la dindmica realidad
del protopiasma, puede construir
tales estructuras proteicas—es de-
cir, producir la automultiplicacién
proteica—y. por tanto, puede con-
cebirse que las hava producido,
aungue efimeramente, antes del
clus inmunisatorius. Segtin ent
adlo inmuniza lo propio: y k
munizacién es a actualizacién
(crigiéndoss en estado precomi-
nante) de uno de los estereoiséme-
ros preexistentes effmeros. por
efecto de la incorporacién del an-
tigeno.
$3
«De modo andlogo a como la
disposicién de las rayas del espec-
tro ha permitido penetrar en los
procesos que jugan en el interior
del tomo, podemos decir que los
stulados baxicos establecides so-
la inmunidad parecen const
tuir una clave que permite indi
cir el acontecer intracelular.»
Sobre las linzas de su teoria de
Ia inmunidad, Cordén levanta dos
generalizaciones de extraordinario
interés biologic, que son los si:
guientes:
1° No sélo el antigeno inmu-
nizante se automultiplica: todas
las proteinas tienden a eutomul-
iplicarse, constituyendo esta ten-
dencia una ley sustancial de la
materia viviente, el quehacer pro-
pio de la vida.
22 No séto los antigenos i
munizantes tienen una eustancia
homéloga en el inmunizado, sino
también, reciprocamente, a toda
sustancia proteica—es decir, a
viviente—le corres-
homéloga, con In quepuede entrar en relacién de anti:
geno.
Veamos brevemente ol alcance
biolégico de estas atrevidas gene-
1. LA: AvTOMULTIPLICACIGN. GENE-
RAL. PROTEICA
La automultiplicacién general
de las proteinas constituye un
proceso sui generis que no debe
confundirse con el aumento cuan-
titative del sustrato viviente (mer-
ced al alimento), ni con el proce-
£0 de sintesis proteica intracelular
(ditigido por enzimas, no aut
talitico).
La automuttiplieacién proteiea
refleja el proceso mismo del vivir,
Propi lad vital del cito-
plasma (hecha abstraccién de su
Wento a expensas del _me-
actividad, pueden
jedades esen-
dad de adoptar
b) La coherencia. 0 5
dencia de la forma adoptada en
tun punto (a consecuencia de un
estimulo exterior) a propagarse por
todo el Ambito protoplismico sin
destruir Ia continuidad espacio-
temporal del viviente,
De esto te infiere que si el ci-
toplasma tiende a recuperar de
primitivos, tien.
de a Is estabilidad de wu estructu-
ra originaria, es porque sus movi-
mientos estan regulados por una
porcién intracelular, principio de
Ja permanencia, na por su fjeza
inmutable (pues también ella se
encuentra, segin Cordén, en mo-
jento incesante), sino por el
juego reeiproco con los movimien-
tos del citoplasma (ambos movi-
mientos marchan a distinto tem-
po). Esta porciés jracelular son.
los cromosomas. :
+ como quiera que
la estabilidad en el
es el
decir.
vaciia olesuteciocd dal create
mo consigo mismo, después de la
alteracién producida por el me-
dio—y, como eata estabilidad, o
mejor, esta continuidad en me-
dio del cambio, es el contenido
mismo de la herencia (que es, #0-
bre todo, per ia y_conti-
nuidad de la estructura celular a
través de los individuos), podre-
mos concluir que inmunidad y he-
THEORIA
rencia son dos axpectos del mismo
proceso: el juego mutuo entre los
fentos del citoplasma y los
del niicleo, que permite a la eé-
Jula_continuar su estructura en
inedio de los estimulos del medio
e incorporar formas nuevas sin
perder su continuidad (lo que ex-
plica la evolucién de las especies
a base de las alteraciones produ-
cidas en el soma}. La Inmunologia
y Is Genética, hasta ahora sepa-
radas, debe! un diflogo fe-
cunda, ya que los fenémenos que
cada una estudia dimanan de In
mis fuente, que es
lular. «Un mismo mecanismo per-
mite Ia amonia dl desarrollo on
y, por iitimo, corrige las
perturbaciones del organismo
adulton (pag. 97). La estructura
nuevo :
propagindose de
por el mbito de un
jido, determinaré la constitu:
cién de éstos, estando la uniformi-
dad y permanencia de los mismos
garantizada por la ley de los gran-
des nimeros. Los tumores queda-
rian explicados, asimisms, como
tuna de las posibles consecuencias
de este desarrollo estadistico del
movimiento proteico, a
cuando en un punto del (
mience @ prosperar una estructu:
ra no conveniente en el
del mismo (los tumores or
por virus se adaptan muy bien a
esta explicacién). La evolucién de
las especies queda explicada como
adquisicién de nuevos caracteres
(los cromosomas) por via sométi-
ca, conciliéndose las exigen
de la genética mendel y de la
persia, amarchinte (Escuela: de
xysenko)..
IL La AFINDAD ENTRE TODAS Las
CELULAS ViVIENTES
‘Si el animal cado puede re-
accionar gracias a las protefnas
homélogas del antigeno que él po-
see, como los antigenas son gene
ralmente proteicos, podemos pen-
sar en que toda célula, por rela-
cién a las demas, es inmunizante
y toda célula es inmunizable. La
vida es homogénea, en medio de
mu diver y. por encima de
Ta lucha por la vida,
ner In frate
vivientes, la adaptacién y ayuda
187
de los unos a los otros. El concep-
to de homologia de Ia célula por
respecto a la proteina que recibe
como antigeno, hace sospechar,
no en una agresién por un orga”
nismo extrafio (y, consiguiente-
mente. en una preparaci
In defensa), sino en la afi
og seres vivos que permiten Ia in-
cubacién por unos de proteinas
procedentes de otros.
expuestos en los dos pirrafos an-
ses res—que, aparte de su cohe-
‘ern, explican muy bien
muted de hechor—conatituyen,
sin embargo, ateevidas cenerali
zaciones que, a su vez, s¢ fundan
en hipétesis plausibles, pero no
demostradas, Cordén fuerza, au-
dazmente, las leyes légicas de la
consecuencia, las proposicio-
‘nes particulares [9(x)] pasa a las
universales ((x}o(x)] ; asf, de la
tesis de multiplicacién del antige-
no,
‘aaca como consecuencia in-
a» Ta automultplicacion ge
roteica (pagina 205), De las
implicaciones directas (p—>q). y
sin haber demostrado las condicio-
nes de Hauber, pasa a las recipro-
cas (q—>p):, ueste efecto del cro-
mosoma sobre el citoplasma im-
jlica la posibilidad del efecto re-
ciproco» (pégina 92), 0, bie
naturaleza proteica del antigeno
conduce a Ia naturaleza antigéni-
ca de toda protefna» (pig. 204).
Nada més lejos de mi ment
que reprochar a Cordén
tos lesn légicos ;
contrario, aplaudo si
gracias a la cual puede brindarnos
tun hermoso sistema bioldgico que
es, ciertamente, hipotético, como
todo sistema cientifico, pero que,
ademés de explicar much{simos
hechos y de constituir, segur
te, el punto de ps
merosas investigacior
bre al tedrico ampliat
cuajadas de sugeren-
ola
1 Cordén, nos es dado
con serios fundamentos
In totalidad de las sus-
tancias vivientes (la biosfera, para
utilizar la cémoda expresién de
Leonardi) como un éter extraordi-
nariamente flexible y elistico, ea
da uno de cuyos puntos (células
jidos, organismos) resiste los in-
fujos (casi tanto meciinicos como158
quimicos) de low demas puntos,
¢ 0 ellos, pero recu-
sometiée
Cordén) de la sustancia viviente,
considerada, no tanto en abstrac-
to, cuanto en las interpretaciones
de Ina sustancias vivientes. La
biosfera se nos presen
como el medio eléstico
tienen h i
dulatorion de vaiven, ql
can simulténeamente Ia estabili-
dad de los organismos y la propa-
acién de las deformaciones cn
forma continua, Las consecuen:
clas que esta concepeién deten
nna por respecto a fa ley ented
ca, aplicada a lox vivientes, pue:
den ser importantisimna
Sin embargo, hay hechos, sewin
creo, que se oponen directamen-
te a las conclusiones de Cordén.
La anafllaxia parece contradecir
formalmente Ia tendencia de las
células a su coherencin ; la guerra
quimica entre los vivientes (por
ejemplo, el veneno, al parecer de
naturalezn albuminoidea, que la
cobra utiliza como arma ofensiva)
deatruye el equilibrio de Ia
THEORIA
fera, concebido como afinidad.
Con impactencia esperumos la
Teoria de la Anafilaxia que F.
Cordén anuncia en su libro (pigi-
na 54),
Por dkimo, haré una observa:
cién de naturaleza gnoseolégica.
Cordén pretende haber eliminado
de su pensamiento Ins reliqi
aburdamente teleolégicass que
torpecen y enmascaran !n investi
gacién cientifica de Ja inmunidad,
Pero ¢ha eliminado con ello toda
categoria metafisicn, sin Ia cual
no hubiera podido avanzar en su
Erillante carrera? Ha despojade o
Ja teoria de la inmunidad de fos
conceptos antropomérficos tales
como vlucha», epreparaciéns y
udefensa», pero a cambio de sus:
fituirlos por categorias tales como
wunidads, «permanen
renciay, sdesarrollon. Ciertamen-
te, estas categorius estén més lim-
pias de la ganga antropomérfica.
hombre no ba
porque las aplica con mayor faci-
lidad a campos no humanos, Y es-
tas categorias obligan al hlésofo a
meditar profundas cuesiones en
las que ¢s probable que resurin de
‘nuevo. inevitablemente, la teleo
logia (a propésito de la estructura
Permanente, como sustancia, en
el sentido formal «leibnizianon) si
bien de un modo mucho més refi-
nado. A fin de cuentas, e! con:
cepto de fin ex un mado de ex-
presar la unidad entre Jos functo-
hes separadas por un tiempo t,
cuando una se postula como acon-
tecimiento futuro asi como la cau-
salidad expresa esta unidad 1
rida--en In causalidad mecén
@ acontecimientos pasados),
Precisamente este es el mayor
clogio Sid ‘como filésofo, se me
ecurte hacer a la obra de Cor-
dén: que 1us ideas, no solamente
parecen Hamadas a fomentar las
investygaciones eaperimontales en
este campo de la Biologia, sino
que también van a obligar a los
fildsofos 9 plantearse un impor-
tante conjunto de problemas que
suelen tener muy descuidados
No me parece muy otriesyado
pronosticar que el libro de Cor.
dén va a aciuar, en el mundo del
expiritu, como antigen fecundo,
automultiplicado indefinidamente
en multitud de investigaciones
que, aun cuando volviesen de nue-
Yo a sus cauces, supondrian una
wibraciém, wn trozo de vida, en
‘esta parte del cosmos viviente que
es el Pensamiento humano,