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Buscando "vida": hechicería, curaciones por la fe

y conversión religiosa entre los huicholes

George Otis
Instituto Nacional de Antropología e Historia

Abstracto
Entre los indígenas huicholes, la salud personal es una de las claves para comprender
la reciente ola de conversiones al protestantismo fundamentalista. Los huicholes
tradicionales y los evangélicos coinciden en su creencia de que la salud está
determinada en gran parte por las fuerzas sobrenaturales. La combinación de la
hechicería tradicional y las curaciones por la fe practicadas por los cristianos está
empujando a muchos huicholes hacia la conversión. El resultado es un sincretismo
particular huichol-protestante que superficialmente se asemeja al protestantismo
convencional, pero no deja de reflejar preceptos cosmológicos indígenas básicos.

Introducción
En años recientes muchos indígenas huicholes (wixaritari) de la Sierra Madre Occidental en
México han abandonado su religión politeista y shamánica para convertirse en cristianos
"renacidos". Estas conversiones pueden parecer anómalas para un pueblo que ha preservado un
antiguo sistema de creencia naturalista y shamánico básicamente intacto, a pesar de una larga
historia de presión exterior. Después de todo, casi cuatro siglos de evangelización intermitente por
parte de misioneros católicos (franciscanos, josefinos y seculares) ha resultado solamente en la
adición de algunos elementos cristianos a la religión huichola aborigen. En contraste, las
conversiones recientes al protestantismo representan una transformación religiosa y social mucho
más profunda. Los huicholes protestantes (o evangélicos) han dejado por completo sus prácticas
rituales ancestrales, y han limitado severamente su participación en las organizaciones políticas
tradicionales (Otis 1996).
Los evangélicos huicholes se adhieren actualmente a los grupos bautista, apostólico,
adventista e interdenominacional, entre otros. Estos grupos se caracterizan como fundamentalistas,
y comparten una filosofía central. El fundamentalismo, a la vez conservador y populista, lleva un
mensaje relativamente sencillo que consiste en tres cánones básicos: la interpretación literal y la
autoridad definitiva de la Biblia; la salvación personal a través de la entrega total a Dios y a
Jesucristo; y la evangelización, que es el deber de cada creyente para difundir el mensaje de Cristo y
de buscar nuevos adeptos (Stoll 1990:3). Otros aspectos del protestantismo fundamentalista
particularmente importantes para los indígenas de la Sierra Madre incluyen la abstinencia total de
alcohol, tabaco y peyote; el milenarismo, que es la creencia de que el mundo será destruido en un
futuro próximo y que solamente los evangélicos serán salvados; y la curación de enfermedades por
medio de la fe.
Los huicholes en diferentes poblados, no obstante de estar adscritos a diversas
denominaciones evangélicas, entienden el protestantismo esencialmente de la misma manera.
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Además, han adoptado elementos importantes de la doctrina oficial protestante en muchos puntos
de la visión cosmológica, así como en el código moral personal. Sin embargo, la evangelización
protestante en América Latina significa la propagación de una ideología norteamericana dentro de
otros contextos culturales que son radicalmente diferentes. El resultado frecuentemente es una
nueva interpretación del mensaje, que no siempre fue la intención original de los misioneros. La
conversión religiosa es a menudo el resultado de una crisis de fe, pero las causas de tal crisis suelen
ser muy diversas, y muchas veces surgen de factores no estrictamente religiosos. Las razones y
motivos para la conversión protestante, así como la forma local de religión que resulta, dependen en
gran parte de la matriz cultural dentro de la cual ocurren, así como la situación personal en que se
encuentra el individuo en el momento de la conversión. Cualesquiera que sean los motivos, estos
deben ser fuertes para que alguien arriesgue la desaprobación de su comunidad y de sus seres
sagrados tradicionales. Tal es el caso entre los evangélicos huicholes, cuya experiencia presenta
algunos rasgos particulares.
Entre los huicholes existen numerosos motivos para explicar la reciente ola de conversiones
al protestantismo. Entre ellos destacan el deseo de dejar el alcohol, que es consumido en grandes
cantidades en las fiestas tradicionales y cada vez más fuera del contexto ritual; la inconformidad de
seguir llevando a cabo el costumbre (los rituales tradicionales), que suele ser muy complicado y
costoso; y razones familiares, usualmente el deseo de estar con familiares que ya son protestantes, o
de casarse con un(a) protestante. También cabe mencionar que la migración fuera de la Sierra
Madre, al altiplano y la costa nayarita ha llevado a muchos huicholes fuera del contexto social y
económico que constituye la base para la religión tradicional. La importancia de estos factores varía
según el individuo, y muchas personas tienen motivos múltiples para convertirse al protestantismo.
Uno de los motivos más comunes para la conversión religiosa es la salud física personal. Es
evidente que la salud juega un papel clave en la decisión de muchos huicholes de dejar la religión
tradicional y de aceptar la nueva. Según estos conversos, siendo protestantes ya no se enferman
tanto, y se curan más efectivamente de sus enfermedades. En términos sencillos, el nuevo sistema
religioso les proporciona un mejor nivel general de salud que las costumbres ancestrales. Las
curaciones por la fe son practicadas por otros grupos protestantes indígenas y mestizos (e.g. Garma
1987:148-160; Mendoza 1982:89), pero entre los huicholes su papel en la conversión religiosa
alcanza una importancia singular. Este hecho pone en relieve ciertos aspectos de la conversión
religiosa huichola, los cuales pueden facilitar una mejor comprensión de la religión tradicional, así
como la interpretación huichola del protestantismo.
Aunque los huicholes evangélicos conscientemente rechazan las prácticas rituales que
forman la "costumbre" --esto es un requisito estricto del protestantismo-- ha resultado más difícil
cambiar todo el conjunto de premisas cosmológicas que son fundamento del pensamiento religioso
tradicional. Una de las razones principales para la aceptación del protestantismo por los huicholes
es precisamente la concurrencia entre la nueva religión y la cosmología indígena en cuanto al origen
divino de la salud. Aquí examinaremos este fenómeno con base en algunas observaciones en las
comunidades y testimonios de los propios huicholes, tanto protestantes como tradicionales (1).

Shamanismo y salud en la sociedad huichola tradicional


Entre los huicholes tradicionales la salud, tanto individual como colectiva, es inseparable de
la religión, siendo determinada por las fuerzas sobrenaturales que rigen todos los aspectos de la
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vida. El panteón huichol consiste en un gran número de espíritus y poderes, y los dioses principales
son los antiguos ancestros de los propios huicholes, que ahora existen en la forma de fenómenos
naturales. Sus funciones principales, las cuales varían según la deidad, son las de hacer funcionar el
mundo (mandar las lluvias, mantener la fertilidad de la tierra, etc.) para crear las condiciones
ecológicas generales que permitan que la gente prospere (Fikes 1985:102-120). Algunas figuras
católicas, tales como Cristo, la Virgen María y varios santos, también han sido integradas al panteón
huichol, y son veneradas en la misma forma que los ancestros.
Los dioses huicholes no se dividen en categorías ideológicas de "buenos" y "malos": todos
son considerados capaces de actuar de muchas maneras, y sus acciones dependen en gran medida
del comportamiento de los humanos. Este comportamiento no consiste tanto en la conducta moral
entre la gente. Más bien, se trata de honrar, apaciguar y solicitar a los dioses llevando a cabo un
ciclo de rituales, los mismos rituales que realizaron los dioses en los tiempos antiguos (ibid.:122-
128). Estos rituales, que forman el ciclo ceremonial tradicional, incluyen entre muchas otras
actividades, cantos, sacrificios, ayunos, ofrendas y peregrinajes a los lugares sagrados de poder. Las
fiestas se realizan en dos niveles distintos: las mayores y más elaboradas tienen lugar en los tukite
(templos tradicionales), y las menores, aunque similares, en los xirikite (pequeños adoratorios) en
las rancherías.
Además de sus funciones "grandes" de mantener el equilibrio natural del mundo, los dioses
huicholes controlan la salud y el bienestar de la gente. De la misma forma en que dirigen las lluvias
y otros procesos naturales, los dioses pueden obrar en favor o en contra de la gente, mandar una
curación o una enfermedad, según la atención ritual que se les dedica. Para los huicholes
tradicionales casi todas las enfermedades, incluso los accidentes, y sus curaciones son atribuibles a
lo sobrenatural. Aun cuando se pueden aliviar los síntomas visibles con la medicina moderna,
siempre se necesita también una curación espiritual, porque su último origen es divino (Furst
1972:20-22).
En este sistema de relaciones recíprocas entre humanos y dioses, es común que un huichol
pida un favor especial a los dioses. Probablemente los favores más importantes e inmediatos son las
curaciones de enfermedades, pero también pueden incluir la salud a largo plazo, hijos, la riqueza
material (dinero, ganado) o un don personal (el poder de cantar, tejer, curar, tocar música). Los
favores también se pagan ritualmente, con una serie de ritos familiar o individuales. Como estos
ritos están dirigidos a los mismos dioses, incluyen muchos de los mismos componentes que las
fiestas comunales: sacrificios, peregrinaciones, ayunos y ofrendas. Se dice que la persona está
llevando una "manda", como lo explica aquí un huichol; en este caso, para obtener una curación:

Como nosotros aquí lo entendemos, cuando tú estás enfermo, estás en la casa, y un


curandero llega allí, y te saca la enfermedad, y el dios dice que tú te vas a aliviar,
pero hagas esto, y esto, y esto [la manda]. Así lo hace, pues, en la costumbre.

Entonces el bienestar personal --ya sea salud, familia o riqueza material-- depende de la
gracia de los poderes divinos y es obtenido a través de los rituales. Para los huicholes, todas estas
cosas deseables se pueden sumar en la palabra tukari, que se traduce literalmente como "vida". En
el contexto huichol, "vida" contiene varios significados. Quiere decir, por supuesto, lo opuesto de la
muerte --la existencia física-- pero también implica el estado de esta existencia. Una de las
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cualidades más importantes es la buena salud: la fuerza física y el vigor mental. También puede
denotar la "calidad de vida": por ejemplo, tener muchos hijos, cosechas y animales, aunque la
riqueza material no es estrictamente necesaria para tener buena vida. Además, tukari significa el
bienestar espiritual, en el sentido de que uno está en armonía con el mundo. Como abarca casi todo,
los huicholes a menudo simplemente hablan de "vida" cuando se refieren a su estado general y sus
relaciones con los dioses.
A veces sucede que alguien no cumple con sus deberes hacia los dioses, ya sean los rituales
regulares o alguna manda particular. No importa la razón por la que no ha podido cumplirlos: la
persona corre el riesgo de que el dios o los dioses se enojen con él y le manden enfermedades u
otros males como piquetes de alacrán, accidentes, etc. (Furst 1972:20-29). Un evangélico lo explica
así:

Los dioses huicholes también mandan enfermedades, si tú no cumples [los deberes


rituales] lo que te dice allí. Porque el dios te va a decir, "Oye, tú haga esto, mata
borregos, tal día, tal fecha." Pues te va a decir el dios, pero si tú no cumples ese día,
él te va a mandar la enfermedad.

Normalmente se puede rectificar esta situación poniendo más atención a los rituales, pero si
esto no se hace se puede empeorar la condición, a tal grado que la persona se encuentra afligida por
un temor existencial, del cual no puede salir. Para estas enfermedades "espirituales" no hay ningún
remedio de la medicina occidental, y el resultado final puede ser la muerte. Además, la ira de los
dioses puede afligir no sólo al "pecador", pero también a otros miembros de su familia. El
testimonio de un huichol tradicional ilustra las consecuencias:

Así empezaron [los que no cumplen sus mandas], y entonces los engañó a los dioses
ellos, y se pecaron con los lugares sagrados. Entonces se comprometió y ya no se
pagó pues lo que era el pago. Y entonces ya no se pudo... pedir un favor, pues, ya
no se puede. Estando uno [debiendo] ya no se puede conseguir ganado... y sigue
acabamos los capitales y sigue [se acaba] la familia y sigo yo después encima, así se
acaba la gente aquí con la deuda, con la mal , pues, cuando pasa mal ya, así se acaba
la gente por eso, por eso no alcanzaba ya para estar libre, pues...

Entonces, un huichol tradicional debe ser muy cuidadoso y "cumplido" en sus relaciones con
los dioses, porque éstos son capaces de obrar tanto bien como mal. Pero la gente común raras veces
entra en contacto directo con los dioses, ya que es difícil y peligroso. Normalmente sus relaciones
con lo sobrenatural están manejadas por los shamanes (mara'akame, pl. mara'akate), los
especialistas en ritual que sirven como intermediarios entre los humanos y los dioses.
Cualquier discusión de la salud entre los huicholes se centra en los mara'akate. La sociedad
huichola puede ser descrita como shamánica, ya que un alto porcentaje de los hombres-- y algunas
mujeres, también-- se dedica a este oficio, que combina las funciones de sacerdote y doctor. El
shamán huichol goza de respeto y prestigio, y desempeña un papel importante en los asuntos
sociales de la comunidad. El mara'akame en sí no tiene poder en el sentido de un ser divino: más
bien, el poder de los dioses se canaliza a través de él. El shamán huichol posee la capacidad de
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comunicarse directamente con los dioses e influirlos para que realizen lo que pide; y de viajar, a
través de sus sueños y trances, a las regiones del más allá para encontrar las almas perdidas, recibir
mensajes y adivinar las causas de los eventos, incluyendo las enfermedades.
El mara'akame actúa en el papel de sacerdote cuando canta durante los rituales colectivos
(los mara'akate también son llamados "cantadores"), con el fin de "invitar las lluvias" para los
cultivos, y pedir a los dioses buena salud y bienestar general para la comunidad. También puede
actuar con la misma capacidad durante emergencias comunales como epidemias, sequías, etc. En su
calidad de curandero el shamán normalmente adivina la causa de la enfermedad y pide la salud para
el individuo enfermo, una acción que a menudo incluye cantar también. Según la aflicción, el
mara'akame encuentra el alma perdida, saca físicamente el mal del cuerpo y/o realiza una "limpia"
espiritual. También el shamán recomienda al paciente cuáles fiestas y ofrendas debe realizar para
los dioses después; o sea, especifica la manda que se debe emprender.
El camino para hacerse shamán es un riguroso aprendizaje que dura cinco o seis años y lleva
mucho sacrificio personal. Es un camino individual: ciertas personas ayudan a guiar al novato, pero
esencialmente el aprendiz tiene que buscar sus poderes por su cuenta. También después de
"completar" el aprendizaje, el poder personal del shamán es individual y depende en gran medida de
la fuerza de su personalidad y su capacidad de inspirar confianza entre la gente (Bean y Brakke
1978:122-123). Por lo mismo, este poder personal es considerado muy variable entre los shamanes.
El sistema shamánico de los huicholes tiene sus fallas, y existen quejas sobre varios aspectos
de las curaciones shamánicas. Para empezar, éstas muchas veces no funcionan, a pesar de los
mejores esfuerzos rituales del shamán y el paciente. Otra queja común es que las curaciones son
complicadas y costosas. El enfermo o su familia debe de pagar al mara'akame sus servicios, y
frecuentemente debe realizar también una manda a los dioses, porque son ellos la verdadera fuente
de la curación. Estos testimonios de tres huicholes de Zoquipan son típicos:

Se me murieron como tres [niños]... por la enfermedad. Hicimos muchas fiestas [de
curación], todo comprábamos, lo que hay, pues, lo que se hace de la costumbre.
Todo. Y ahí como que no me sirvía, entonces, ahí la cambiamos [de religión].

Mi papa iba por allá, por acá, todos lados para cumplir con la manda. Lo traían en
friega, era muy trabajoso. Pero no sirvió de nada, no nos curábamos.

Cuando todavía no salimos a Cristo, y se enfermaban los chiquillos, pues uno


batalla. Uno tiene que traer el curandero para que le cure, y él va a decir, que según
dice el curandero que el dios va a querer algo, que le lleve a la cueva-- allí te
manda-- o a la laguna, a dar ofrenda, y tiene que hacer muchas cosas para sanar el
enfermo. Así sale doble trabajo: a traer al curandero para que cante, para que cure al
niño, y tú tienes que pagarle; y te dice el curandero lo que se ocupa [para la manda],
y tú tienes que cumplir.

Mara'akate y hechicería
Evidentemente, existe cierto nivel de frustración con la medicina tradicional huichola. Pero
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el aspecto más problemático de los mara'akate tiene que ver con la hechicería. Al igual que con los
dioses huicholes y todo lo sobrenatural en general, las relaciones entre la gente común y los
shamanes son tenues. Todo lo que toca a lo divino es poderoso y, por lo tanto, potencialmente
peligroso, y junto al respeto siempre existe un fuerte elemento de miedo. Aunque sus poderes son
derivados, muchos shamanes son considerados como muy poderosos y, como los dioses, peligrosos,
capaces de hacer bien tanto como mal. De la misma manera en que un shamán puede encontrar un
alma perdida, puede robar el alma de una persona, provocando enfermedades y hasta la muerte.
Una diferencia importante entre dioses y shamanes estriba en que las acciones de los dioses son
consideradas más predecibles, como éstas dependen sobre todo del comportamiento ritual de la
gente. Si una persona se porta bien y hace los ritos como debe, se supone que los dioses la
favorecerán; si le va mal se dice que es porque no ha hecho los ritos correctamente.
En cambio, el comportamiento de un shamán, como es humano, es reconocido como más
caprichoso y sujeto a todas las fallas humanas: un mara'akame es capaz de hacer bien o mal a la
gente a su antojo, sin importar el comportamiento de la gente. Los huicholes tradicionales afirman
que la mayor parte de los shamanes son buenos, o sea, actúan para ayudar a la gente. Pero siempre
hay algunos shamanes que son "malos"-- y según los evangélicos, casi todos son malos. Los
mismos shamanes huicholes raras veces admiten abiertamente que ejercen personalmente esta
práctica anti-social (aunque acusan a otros) porque la reacción de la gente podría ser peligrosa para
ellos. Es posible que la incidencia de hechicería en las comunidades huicholas sea menor de lo que
la gente cree. Sin embargo, la realidad empírica de la hechicería cuenta mucho menos que la
opinión popular, porque la gente tiende a basar sus actos en esta última.
En la sociedad huichola, los hechiceros a veces son cantadores y curanderos que han fallado
o son inferiores: según los huicholes es más difícil cantar y curar que hacer mal, y los shamanes que
no logran hacerse buenos cantadores y curanderos se dedican a la hechicería, que es más fácil. Pero
un buen curandero sabe hechizar también, si así lo desea, porque un mara'akame competente debe
saber manejar el pleno repertorio de técnicas shamánicas. La dósis de miedo que introduce la
brujería también aumenta la imágen mística y poderosa del shamán.
La opinión de que la hechicería es más fácil de manejar que el poder de curar no quiere decir
que la primera sea menos efectiva: un hechicero puede ser muy poderoso, incluso más poderoso que
un buen curandero y aún que los dioses. En la Sierra Madre la tasa de mortalidad es alta, y entre los
huicholes las acusaciones de hechicería son comunes. Muchos huicholes siguen fielmente la
costumbre, que según la lógica común debe proporcionarles la buena salud. Cuando a pesar de
cumplir bien con los dioses, alguien se enferma o se muere, una posible explicación --y para muchas
personas, la única-- es que fue hechizado, porque la hechicería de los shamanes puede funcionar a
pesar de las buenas acciones de los dioses y los curanderos. Los mismos mara'akate contribuyen a
esta creencia, porque los curanderos frecuentemente citan la hechicería como la razón para una
curación fallada. Un evangélico explica su frustración con el sistema tradicional de esta manera:

GO: Y los dioses huicholes ¿no son buenos? ¿No protegen a uno?

FTS: No, casi no. En ese tiempo [cuando seguía la costumbre] pensaba, "Ahora sí
ya fui con los dioses, ahora sí voy a estar sanado, como un año, tres años. Ya
después, pasando tres años vengo otra vez para ofrendar." Pero uno que cumple,
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siempre se enferma de todos modos, por el hechicero.

El mismo informante contó cómo un hechicero puede robar el alma de una persona,
aprovechando las jícaras votivas (xukuri) que son los objetos rituales más importantes de cada
familia:

En aquel tiempo [antes de convertirse en protestantes] nosotros hacíamos jícaras.


Teníamos figuras de nosotros mismos, allí en una jícara, entonces al mismo tiempo
echábamos maíz, como seis colores de maíz en esas jícaras. Entonces ahí te puede
dañar el curandero, porque [la jícara] trae nuestra alma, ahí pertenece. El curandero
ve esa jícara, ahí donde nos va recordadando nuestras vidas. Ahí es donde se
empieza uno a enfermarse. Aunque tú vayas con [otro] curandero, aunque te cure él,
nunca te va a sanar...

La hechicería puede ser usada como arma en todo tipo de pleitos y venganzas, los cuales
pueden durar años. Como en el caso de las enfermedades mandadas por los dioses, la hechicería
puede afectar no sólo a un individuo, sino a su familia, también. La muerte en cadena es una
peculiaridad de las enfermedades espirituales entre los huicholes. A veces se mueren familias
enteras, supuestamente por la brujería, y el asunto es causa de mucha angustia en las comunidades
serranas, como se puede ver en este testimonio:

FTS: Hay curanderos también malos, son hechiceros. Una familia le da envidia, y
[la familia] se enferma, pues, ahí donde ya no puede curarse. Entonces a uno el
curandero le asusta, pues, ya no tienes vida. Se va a empezar desde chiquillo [con
los niños de la familia], y van a morir, y luego sigue otro, y luego la señora, y ahí, y
todos se mueren en una familia, porque estamos hechizados.

GO: ¿Porqué hechizan a la gente, los curanderos?

FTS: Nada más porque algunos, si tú tienes ganado, mucho ganado, y tienes
remudas, algo, verdad, y si tú coamileas mucho, si has tenido maíz y todo, pues ya
ves, yo creo que nada más es envidia, ¿verdad? Para que yo estuviera pobremente.
Entonces, así es.

Entonces, un shamán, por su cuenta o siendo pagado por alguien, puede hechizar a una
persona o a toda una familia simplemente por la envidia de que la víctima esté bien. La hechicería
por motivos de envidia ocurre frecuentemente, según los informantes, aunque ésta no es la única
razón. Un anciano tradicional de la misma comunidad contó cómo un shamán puede enojarse por
problemas de pagos, y también por celos profesionales cuando una familia cambia de curandero:

... Se trae otro curandero, para que canta allí [para curar], y luego le dicen, "te voy a
dar la muchacha" [como pago]... Y después no la dan, y se enoja el cantador. Así
estuvo con Luisa... Se le murió tres muchachas a Luisa... Así ella invitaba a los
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curanderos, los cantadores a cantar allí, todo el tiempo. Y le quitan [al cantador] y
van al otro, más nuevo. Entonces el mara'akame se enoja, lo hechiza, se muere la
muchacha. Así lo ha pasado con ellos, aquí lo sabemos, hasta que lo mataron [al
shamán] a balazos, aquí mismo... También se pasó [lo mismo] a uno de aquí... se le
acabó toda la familia. Le daba una [muchacha], le daba otra [al curandero], y a la
gente la hechizaba. Todas las muchachas, se acabó... Ahora nomás se quedó Teresa,
que vive en La Cofradía [con los evangélicos].

Con este relato se ilustra otra vez la hechicería en serie, además de la práctica de pagar a los
shamanes con mujeres jóvenes de las familias, entregándolas como esposas para ellos. Se puede
notar también que los shamanes tienen su propio conjunto de riesgos con la hechicería. Cuando
muere alguien, sobre todo si muere joven, frecuentemente hay acusaciones de brujería, sean ciertas
o no, y éstas pueden provocar reacciones violentas por parte de los familiares del occiso (2).
Además, la brujería entre los mara'akate parece ser intensa, y un shaman puede perder sus poderes
de esta manera (ver apéndice).
Para sintetizar, en la sociedad huichola las dos maneras principales de enfermarse son el no
cumplir sus deberes rituales con los dioses, o por brujería. En el primer caso, la curación consiste
normalmente en una "limpia" espiritual por un mara'akame, y en redoblar el esfuerzo haciendo
correctamente los ritos y ofrendas. Con la brujería, no hay más remedio que buscar a un curandero
más fuerte que el hechicero. En ambos casos la medicina occidental puede ayudar algo, pero la
intervención del mara'akame es esencial.
Es interesante notar que los evangélicos y los tradicionalistas difieren algo en sus
explicaciones de porqué se enfermaban los primeros antes de su conversión. Los evangélicos
tienden a echar la culpa sobre la hechicería y la falta de protección divina contra los shamanes
malos y las enfermedades, implicando que es culpa del sistema de salud tradicional en general. En
cambio, los tradicionalistas, aunque no niegan que la hechicería exista, son más dados a decir que
los que se convirtieron se enfermaban porque no estaban cumpliendo con los dioses, con la
implicación que fueron fallas personales las que causaron sus problemas. Ambos grupos encuadran
sus argumentos en términos tradicionales de las dos formas de enfermarse: cada explicación apoya
al grupo que la ofrece y, al mismo tiempo, culpa al otro.

Salud y conversión religiosa


Los huicholes que se han convertido al protestantismo casi nunca critican abiertamente a las
autoridades tradicionales que mantienen los templos y patrocinan las fiestas religiosas, ni a los muy
respetados ancianos que escogen a las autoridades religiosas. Tampoco hablan mal, al menos
directamente, de las deidades ancestrales del mundo religioso tradicional. En cambio, los
mara'akate con frecuencia son amargamente criticados por los evangélicos. Las quejas más
comunes son que los curanderos no curan bien, que cobran caro, y sobre todo que hechizan a la
gente. Hay algunos casos en que un huichol admite que se enfermó por no haber cumplido una
"manda" con los dioses, pero es mucho más usual que la gente se queje de la brujería, o las fallas
curativas de los shamanes. Algunos evangélicos dicen que todavía existen algunos buenos
curanderos tradicionales; sin embargo, ningún protestante va con ellos, quizás por el temor de la
hechicería, o por la censura de otros evangélicos.
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Aunque uno sea buen tradicionalista y cumpla con los dioses, haciendo fiestas y llevando
ofrendas, se puede enfermar por la hechicería de todos modos. Esto sugiere que para mucha gente,
el problema reside no tanto en la estructura ni en la filosofía de la costumbre, sino más bien en un
mal elemento dentro de ella. Otras personas no han tenido problemas especiales de hechicería, pero
a pesar del cumplimiento ritual sus familiares siguen enfermándose y a veces se mueren: la
costumbre no les está proporcionando "vida", no está funcionando. Cualesquiera que sean las
razones, mucha gente queda desilusionada con el sistema huichol de salud, y ansiosa por el futuro
de sus familas. Como es difícil separar la fuente de sus males del sistema religioso tradicional en
general, muchos huicholes llegan a la conclusión que quizás la mejor opción para salvarse de la
hechicería y otras enfermedades es un cambio más drástico.
Los evangélicos tienen una explicación alternativa para las enfermedades que es más
sencilla y radical. En vez de las ambigüedades de los dioses y shamanes tradicionales, que pueden
actuar en favor o en contra de la gente, los evangélicos explican el mundo en términos simples y
absolutos de vicio y virtud: Dios y Jesucristo representan todo lo que es bueno, y Satanás es todo lo
malo. Estas entidades opuestas no se mezclan ni se confunden, ni cambian de papeles. "La palabra
de Dios" es también atractiva por su certeza total, y en manos de un predicador competente se
convierte en un mensaje poderoso y convencedor.
El cristianismo es un sistema de creencia universalista que pretende explicar todo,
incluyendo otros sistemas de creencia. En el mundo dicotomizado de los fundamentalistas, el
problema de las enfermedades yace no solamente en las acciones de algunos shamanes malos, sino
en que toda la religión huichola tradicional es en sí la obra de Satanás. Entonces, no importa qué
tan cumplido sea uno en los rituales ancestrales: mientras uno sigue tales prácticas diabólicas, no
puede haber otro resultado más que la enfermedad, la muerte y la condenación. A este mundo de
perdición los evangélicos ofrecen una solución clara, definitiva y sobre todo favorable. La única, e
infalible, manera de resolver todos los problemas es abandonar estas prácticas en su totalidad para
entregarse a Dios y a Jesucristo.
Este mensaje es bien recibido por muchos huicholes porque enfrenta directamente, en
términos familiares, la causa de su angustia. Al igual que los huicholes tradicionales, muchos
grupos evangélicos también creen en las causas sobrenaturales tanto de las enfermedades, como de
las curaciones. Ahora en el contexto huichol protestante, la hechicería es el trabajo del Diablo, y
son Dios y Jesucristo los que protegen a los cristianos de la hechicería y también curan las
enfermedades. Entonces, entre el Diablo y la enfermedad, o Dios y la salud, la solución es obvia.
Frecuentemente, la búsqueda de la salud es el motivo principal, cuando no el único, para la
conversión al protestantismo. En el caso típico, un huichol tradicional está enfermo --muchas veces
hechizado-- y no se ha podido curar con los métodos tradicionales, ni con la medicina occidental.
Entonces, ya desesperado, va en busca de los evangélicos, que lo reciben bien y oran colectivamente
a Dios y a Jesucristo para que él o ella se sane. Milagrosamente, el enfermo se cura, y queda
convencido de que esta religión es la más fuerte y benéfica. Otros conversos ya han perdido
familiares por la hechicería y, hartos del sistema de shamanes y curaciones complicadas y caras, se
dirigen a los evangélicos con la esperanza de dejar lo que para ellos es un ciclo de enfermedades y
muerte que muy posiblemente los incluirá pronto a ellos.
La entrevista que sigue muestra más detalladamente lo que parece formar un patrón clásico
de la conversión religiosa huichola:
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GO: ¿Cómo llegó el evangelio aquí?

RSC: Yo, con mi papá, antes éramos muy tradicionalistas. [El] creía en sus
costumbres, hacía lo que hacen ellos, iba para Real de Catorce, allá muy lejos, para
traer peyote, eso fue su trabajo...

GO: ¿Tenía cargos?

RSC: Sí, tenía cargos... Hacía este costumbre que era su vida... que iba a tener
mucha vida, haciendo sus fiestas, pero se enfermó.

GO: ¿Lo hechizaron?

RSC: Sí, pues, lo iba bien, con sus costumbres, y con sus trabajos, y todo eso, y ya la
gente diera, pues, que vivía bien, y la misma gente, o sea el curandero, él que sabe
más bien, pues, ahí salió la enfermedad.

GO: ¿Alguien pagó al curandero para que lo hechizara?

RSC: No, por su cuenta nomás, fue el curandero, por su cuenta, nada más.

GO: ¿Y se sabe cuál curandero fue?

RSC: Sí, sí se sabe. Según mi papá, ya que sabía bien, más adelante [mi papá] iba a
ser curandero. Iba bien, pues, para eso, iba a ser buen curandero. Entonces, lo
vieron los mismos curanderos [rivales], le quitaron eso, para que no se hiciera
[curandero].

GO: ¿Cuantos años llevaba tu papá en camino [para hacerse curandero]?

RSC: Llevaba como cinco años ya. Ya le faltaba poquito.

GO: ¿Ya sabía curar?

RSC: No curaba todavía, pero ya mero... Y así como te digo, se enfermó. Primero
tuvo calenturas, y le llevamos con los doctores, a ver si se quitaba eso, pero nunca se
quitó. Con los curanderos también. Y los mismos curanderos decían que estaba
mal, que estaba hechizado. Y los otros, los curanderos, decían que no se podía
quitar [la enfermedad], que iba a morir. Bueno, la primera, pues, cuando se empezó
a enfermarse, [los curanderos] decían que se iba a aliviar, pero por último, como no
podían [curarlo], le dijeron que ya no...

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GO: ¿Cuanto tiempo duró enfermo?

RSC: Cuatro años. Y ya por último, [los curanderos] no quisieron cantar, que ya no
había lucha. Entonces, ya al último, lo llevamos a Tepic, pero allá no podían hacer
nada tampoco. Decían los doctores que iba a morir. Y mi hermana, ya te dije que
era evangélica, vive en Colonia [Huanacaxtle]. Vino ella, pues, estaba mal su papá,
vino ella a platicar con él, a ver si podía aceptar a Cristo. Y dijo que sí, porque ya no
había lucha con los curanderos y los doctores, faltaba nomás eso [Cristo]. No le
quedaba de otra. Al principio no quería [aceptar el evangelio], decía que no, pero
por último aceptó.

GO: ¿En dónde lo curaron?

RSC: En la Colonia Huanacaxtle, lo llevaron para allá. Pues allá lo curaron... Allá
como eran puros hermanos [evangélicos], allá tienen su templo, y allí estaba el
pastor... Allá oraban por él, le compraban pastillas... Allí en la iglesia hicieron todo.

GO: ¿Fue el pastor que le curaba?

RSC: No, pues, según lo más [gente] que oraba. Pedían a Dios para que lo ayudara,
para que se aliviara al enfermo, y así por eso ayunaban. Nomás para el enfermo,
porque su enfermedad era muy grande... Era hechizado, pues, era trabajo del
Diablo. Por eso, solamente Dios podía salvarlo... Y así fue, pues, ya de ahí se fue
calmando, poco a poquito. Dentro de un año estaba bien.

GO: ¿Cuanto tiempo duró la curación?

RSC: Nomás curaron como unas dos semanas. Dos semanas ayunando, estando ahí.
Ya, de ahí fue y se cambió a una casa particular con mi hermana, ahí estaba con mi
papá. Y ahí lo enseñaron para que oraba también él, el enfermo, que pide a Dios a
que le ayudara. Y así estaba, cada ocho días iba a la iglesia, mi papá. Y así se
alivió... Después llegó a la casa [en la sierra] y nos dijo que estaba bien, que Cristo
lo había salvado a él. Estaba mejor. Que [ya] no estaba bien aquí en el costumbre,
tantas cosas que él hacía, que hacía fiesta, costumbre, pero, pues, no era para nada...
Se enfermaba de todos modos. Y entonces nos dijo, "Mejor aquí nos cambiamos. Y
aquí, sin hacer nada [de costumbre], si un día nos enfermamos, solamente quien
sabe... Yo no quiero que mis hijos vayan por allí lejos, que hacen costumbre, y
menos si no saben nada [de la costumbre]. Yo, sabiendo de todo [de la costumbre],
me enfermé... Yo ahorita no quiero que anden tomando [alcohol], que anden de
vagos [en las fiestas]. Yo quiero ahorita que todos aceptan a Cristo..."

GO: ¿Y qué dijeron ustedes?

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RSC: Que sí, todos, a partir de ese momento.

GO: ¿Ustedes por qué aceptaron eso?

RSC: Pues, nomás porque vimos que mi papá fue salvado por Cristo. Porque
nosotros no pudimos aliviarle a mi papá. Nosotros trabajamos mucho a traer los
curanderos a ver qué. Gastamos dinero, teníamos animales por ahí, y [los]
vendíamos para poder pagar a los curanderos...

GO: ¿Y los curanderos ya no les pueden hechizar?

RSC: Nosotros, ya no somos del mundo. Como ellos [los curanderos] están en el
mundo, allí sí se puede [hechizar], pero nosotros, que ya estamos cambiados en otro
mundo, creo que ya no se puede. Nosotros también sabemos que no nos va a pasar
nada. Como que ya no hay curandero. Siempre con lo que estamos enseñando de la
Biblia... así estamos bien, como que no va a pasar nada. Pensamos que [los
shamanes] son gente, pues, que no hacen nada. Pero antes, cuando todavía
estábamos en el mundo, les teníamos miedo a los curanderos. Cuando va llegando
uno a la casa, nos daba miedo. Ahorita nada.

Este relato reúne varios elementos claves en la conversión por motivos de salud. El enfermo
estaba en el camino para hacerse mara'akame: muchos conversos son shamanes que han fallado en
su camino de aprendizaje, o novatos con poca experiencia, aunque también ha habido mara'akate
experimentados y exitosos que se han convertido al protestantismo (ver apéndice). La víctima fue
hechizada por envidia y no hubo remedio, ni entre los shamanes ni con los doctores egresados de la
universidad. El ayuno que emplearon los evangélicos es también una parte importante de los
rituales tradicionales, siendo un tipo de sacrificio personal para hacer una petición. La curación por
medio de oraciones, así como la conversión subsecuente del enfermo, constituyen la parte central de
la experiencia. La conversión masiva de toda la familia extendida después de una curación exitosa
también es común entre los huicholes. En este caso los cinco hijos del hombre curado, junto con
sus familias --unas treinta personas en total-- se hicieron bautistas y fundaron una colonia
protestante dentro de una comunidad tradicional serrana. Y finalmente, los conversos son inmunes
a la hechicería: están transformados por su conversión, y ahora viven en un nuevo estado que no
pueden tocar los brujos.
Para los evangélicos huicholes el protestantismo lleva varias ventajas en cuanto a la salud.
Para empezar, ellos pueden obtener buena salud sin la pesada tarea de realizar tantos rituales
complejos. La opinión de esta mujer es muy típica: "... ahora, sin hacer alguna otra cosa [ritual]
estoy bien de salud." Además, las curaciones tradicionales pueden ser costosas, ya que hay que
pagar primero a un mara'akame, y realizar una manda (que también implica gastos) después:
"pagábamos doble", dijo un evangélico. Para los protestantes las curaciones son gratis, pues no hay
intermediario entre los humanos y lo sobrenatural, y no hay mandas. El enfermo, y cualquiera que
desea ayudarle, puede rezar directamente a Cristo para pedir la curación. Y no es peligroso: aun si
la curación no funciona, ya no hay la posibilidad de enredarse en problemas con un shamán u otro
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ser poderoso.
Para muchos conversos, la diferencia más grande e inmediata del cristianismo es que ellos
ya están protegidos de la hechicería. Como explica un evangélico: "Los curanderos malos trabajan
con el Diablo, pero ellos no pueden entrar por el lado de Dios". A diferencia de las deidades y
curanderos huicholes, Jesucristo siempre es más fuerte que los hechiceros, y los buenos cristianos
gozan de su protección. Pero la protección funciona porque los evangélicos también se han
transformado personalmente. Ellos consideran que han logrado, a raíz de su conversión, un estado
más elevado y moralmente superior, que les fortalece contra la gente inmoral. "Ya no somos del
mundo", dijo otro evangélico, "Bueno, el mundo es igual, pero nosotros nos cambiamos". El
protestantismo fundamentalista lleva un fuerte sentido de rechazo al mundo material y actual,
cambiándolo por el espiritualismo y el futuro reino de Jesucristo. Los evangélicos todavía viven
físicamente en el mundo sucio y corrupto donde obra el Diablo, pero espiritualmente están en el
mundo limpio --y protegido-- de Dios. Otro lo dice así:

[Estamos protegidos] porque Dios es grande. Acá [entre los evangélicos], ya es


como nos escondimos [de los hechiceros]. El Señor Jesucristo va a estar al frente de
nosotros, y nosotros atrás de El. Aunque te hechicen, ya no te llega, porque estamos
en la luz.

Los evangélicos ya se sienten protegidos de la brujería principalmente por Dios y por


Jesucristo, pero hay otros factores que contribuyen también a su sentido de seguridad. Los
"hermanos" normalmente están alejados físicamente de los shamanes, porque la mayoría se ha
mudado de sus hogares originales para formar colonias evangélicas, donde siente la solidaridad del
grupo (Otis 1996:11-15). Otro factor es que un converso tiene que quemar sus jícaras y flechas
votivas tradicionales para poder ser bautizado como protestante, lo que significa que los brujos ya
no pueden robar su alma o dañarle a través de sus objetos rituales. Un evangélico opinó que, como
ya no toman alcohol, los protestantes son físicamente más fuertes y resistentes a la hechicería. Pero
el alcohol es también un símbolo de la inmoralidad, y para los huicholes el evangelismo funciona
principalmente por la fuerza moral de la gente, unida con un dios moral.

Manteniendo la salud
Los evangélicos son unánimes en su opinión de que ahora gozan de mejor salud física.
Aparte de la protección contra la hechicería, según los protestantes huicholes sus curaciones divinas
son más efectivas. Para ellos, Cristo ha reemplazado a los mara'akate como el mejor curandero del
mundo. Las referencias a las curaciones milagrosas de Cristo en la Biblia refuerzan la fe de los
evangélicos, quienes ven muchas similitudes entre sus experiencias personales y las historias
bíblicas. Un huichol apostólico contó la historia bíblica de cómo Cristo curó e hizo caminar a un
inválido, terminando su relato sobre el hombre con las palabras "y cuando se curó, creyó". El hecho
de que la gente en la Biblia se convierta al cristianismo solamente por una curación milagrosa tiende
a validar las conversiones de los huicholes.
El mecanismo de curar y de mantener la salud entre los evangélicos es relativamente
sencillo, comparado al sistema tradicional, en la medida en que no incluye mandas, ni gastos, ni
especialistas. Aquí un evangélico cuenta cómo cura a sus niños ahora:
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RSC: Cuando [un niño] tiene calentura, le compro pastillitas y con esto se le quita.

GO: ¿Ya no ocupan doctores?

RSC: Bueno, si la enfermedad es muy grave, nosotros le llevamos [al enfermo] con
él [doctor]. Y a parte, como nosotros somo evangélicos, rezamos a Dios, porque
sabemos que Dios también ayuda.

GO: ¿Cómo piden una curación?

RSC: Por ejemplo, si se enferma mi niña ahorita, si mañana amanece con calentura
--mala, pues-- yo la puedo curar, a pedir a Dios directamente, yo no ocupo a un
pastor, ni otro hermano, yo mismo. En el caso que no se puede, yo puedo ocupar a
otro hermano. Así nos ayudamos.

GO: ¿El pastor tiene más poder de curar?

RSC: O sea, el Dios, a todos nos escucha, no nomás al pastor...

En efecto, el poder de curar se ha democratizado entre los evangélicos. Cada persona, sea
mujer u hombre, puede rezar directamente a Dios para pedir una curación. Con este acceso directo
a lo divino, cada evangélico ha adquirido algo de los poderes de un mara'akame ("yo la puedo
curar"). Esta capacidad, así como el poder de la oración de cada individuo, es más o menos igual
entre todos: no hay curanderos o pastores más poderosos o especializados entre los evangélicos ("el
Dios, a todos nos escucha"). De acuerdo con esta interpretación, el poder de la curación depende
sobre todo del número de personas que rezan. Para curar una enfermedad menor uno puede orar
solo. Si esto no funciona, o para curar una enfermedad más grave, se reúne más gente en el lugar de
culto y oran todos juntos. Al igual como los tradicionalistas, los evangélicos también recurren a la
medicina moderna, cada persona combinándola con la curación divina de su propia manera (3).
Se mantiene la salud asistiendo regularmente a los servicios religiosos, cantando y orando en
voz alta, con mucha emoción. Muchos evangélicos cuentan que principalmente rezan por la salud
durante los servicios. Además, es popular cantar canciones religiosas en cualquier momento, pues
éstas también son una forma de oración. Mientras solamente los mara'akate saben los largos y
complicados cantos sagrados tradicionales, todos los evangélicos, incluso los niños, cantan las
canciones cristianas (4).
Los protestantes creen que el simple acto de abandonar las costumbres tradicionales les
proporciona mejor salud, pero no todos están igualmente protegidos. Al igual que para los
huicholes tradicionales, para los evangélicos el nivel de protección y el estado de salud física
personal están determinados por el tipo de relación que el individuo mantiene con lo sobrenatural, y
por su manejo de la sabiduría sagrada, que en el contexto nuevo quiere decir la Biblia.
Generalmente, piensan que entre más crean en Dios, recen y conozcan la Biblia, más protección
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tendrán contra la hechicería y las enfermedades. Uno se hace más fuerte personalmente, "como un
foco bonito prendido", en palabras de un protestante. Y si uno cree lo suficiente se hace casi
invulnerable: "En este evangelio, que crees tú, que verdaderamente creíste en la palabra de Dios,
nunca te va a mandar Dios una enfermedad", contó otro.
Aunque todos los evangélicos huicholes coinciden en que ellos están más saludables que los
tradicionalistas, difieren en su comprensión de cómo funciona el cristianismo en este aspecto. Tal
vez estas diferencias se deben a que el protestantismo haya sido propagado por diversos grupos
norteamericanos y mexicanos, al interior de diferentes comunidades huicholas. Además, la mayoría
de los huicholes evangélicos no tiene mucha experiencia con el cristianismo, y como muchos viven
en rancherías aisladas y pocas veces hablan con pastores entrenados, tienen que forjar ciertos puntos
teológicos por su propia cuenta. Las diferencias que resultan parecen reflejar más al individuo que a
la comunidad o la denominación protestante particular.
Unos huicholes evangélicos juran que simplemente ya no se enferman tanto como antes, o
que ya no se enferman nunca. Otros dicen que todavía se enferman, pero que se curan mejor ahora,
o que ya sólo se enferman de cosas menores, como gripas. Un informante comentó que Dios decide
si una persona se cura o se muere, pero que de todas maneras el asunto se decide más pronto. Según
él, las enfermedades de los protestantes no duran meses o años como las de los tradicionalistas.
Unos piensan que el Diablo es el que manda las enfermedades, a la manera de un hechicero. Para
muchos evangélicos, aflojar la fe cristiana significaría volverse vulnerable al Diablo, quien siempre
está esperando a la gente espiritualmente débil. Algunos dicen que Dios manda las enfermedades
cuando se enoja, y otros dicen que las enfermedades “nomás están ahí, en el aire, en la tierra”, y que
no son culpa de nadie.
Por cierto, los huicholes protestantes todavía se enferman, pero ahora que no están sujetos a
la brujería de los mara’akate, parecen estar más dispuestos a aceptar su suerte:

Si se enferma uno, hay que orar a Dios para que lo sane. Sino, que sea la voluntad, si (Dios) lo
quiere llevar de una vez, pues que se lo lleve. Para el Señor, ¿verdad? Que sea la voluntad de
nuestro Dios. Si se va a morir, que se muera; sí no, si quiere sanarlo, que lo sane. Dios cumple
todo.

Los evangélicos huicholes conciben a su Dios cristiano como una deidad benigna y
protectora, sin embargo El puede también cambiar de humor. Si alguien se enferma o se muere
ahora, algunos lo atribuyen a Dios y no a un brujo, pero seguramente Dios tiene una mejor razón
que el brujo. Una de las razones principales es que una persona puede estar atrasada en sus
oraciones. Los evangélicos todavía tienen que honrar ritualmente a Dios para mantener su salud, al
igual que con la costumbre tradicional. El concepto de un Dios potencialmente colérico que manda
enfermedades a los pecadores e infieles está también bastante integrado en muchas corrientes del
pensamiento cristianismo, y es una parte importante del milenarismo fundamentalista. Los rituales
protestantes son mucho más sencillos que los tradicionales pero siempre hay que llevarlos a cabo, y
la idea básica detrás de ellos es la misma.
Como ejemplo, un anciano evangélico, notando que su pierna le estaba doliendo desde hacía
algún tiempo, concluyó que había que hacer más servicios religiosos en su rancho, porque
seguramente Dios no estaba contento con los pocos que se realizaban allí. Un joven tradicional que
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1
estaba contemplando cambiarse a la religión protestante, opinó que las diferencias entre las dos
religiones en realidad no eran tan grandes, porque "de todas formas, hay que cumplir" con cualquier
dios que se escogiera. Según un evangélico de Zoquipan:

Ahora casi la mayor parte estamos sanados. Hay veces que nos enfermamos, pero
por lo mismo, también porque a veces uno no va a orar, a decir al Señor. Uno
mismo tiene falla, falla delante de Dios, por eso hay veces que se puede enfermar.

La idea de que el cumplimiento de rituales, en este caso las oraciones, determina las
acciones de Dios no concuerda con otras declaraciones expresadas arriba de que la intensidad de la
fe es el factor determinante. Quizás esto refleja un proceso aún incompleto de transición de la
cosmología tradicional --en la cual las relaciones entre humanos y dioses están determinadas por
acciones físicas (rituales)-- a la cosmología cristiana, que funciona principalmente con base en la
ideología (fe). Los evangélicos huicholes se refieren a ambas, y a veces escogen una u otra
explicación, según las exigencias del momento.
La práctica de utilizar la salud como criterio único para escoger su religión naturalmente
puede funcionar también en contra del protestantismo. Después de todo, a pesar de sus
declaraciones los evangélicos no son inmunes a las enfermedades: muchos tradicionalistas notan
que los evangélicos todavía se enferman y se mueren igual que ellos, "como cualquiera". Si ellos
siguen enfermándose, tarde o temprano algunos empezarán a cuestionar el poder de su nueva fe.
Los evangélicos ya se quejan de que muchos hermanos "se hacen para atrás"; o sea, vuelven a la
costumbre huichola tradicional después de alguna enfermedad que no pudieron curar orando a
Cristo.
En un caso típico, una mujer de una familia ganadera (y, por lo tanto, rica) se convirtió al
protestantismo, por motivos de salud. Sin embargo, después de varios años de ser evangélica, su
ganado empezó a enfermarse, y ella no lograba sanarlo orando a Dios. Un mara'akame local le dijo
que ella tenía que volver a la costumbre y hacer fiestas y sacrificios si quería curar sus vacas. La
mujer empezó a hacer rituales tradicionales, se sanó su ganado y ahora ella sigue la costumbre otra
vez.
Otras personas, totalmente hartas del sistema tradicional, buscan otros grupos evangélicos
cuando el primero les falla, probando uno y otro hasta que encuentran el bueno que puede curarles.
Ellos admiten que todos los grupos evangélicos adoran al mismo Dios cristiano, pero lo que marca
la diferencia entre la eficacia de sus curaciones es el tipo de oración y ritual que practican. En
cambio, cuando un grupo pierde a un adepto por una curación fallada, sus miembros lo atribuyen no
a los ritos mal llevados, sino a que el desertor no tenía suficiente fe. Entonces, la salud sigue siendo
un factor que contribuye a la inestabilidad de los grupos protestantes huicholes.
La salud puede también constituir un poderoso motivo para no convertirse al protestantismo.
Cuando muere un evangélico, los tradicionalistas a menudo dicen que su muerte se debe a que la
persona quemó o destruyó sus flechas y jícaras sagradas. Este acto es para los tradicionalistas un
sacrilegio enorme que deja desprotegida y vulnerable a la gente y seguramente ofende a los dioses
ancestrales. Aunque algunos huicholes encuentren atractivos ciertos aspectos del protestantismo, no
abandonan la costumbre precisamente por temor a las posibles consecuencias (5).
Las curaciones por la fe pueden llevar a uno a preguntarse qué tipo de cristianismo se está
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formando en las comunidades huicholas. La fe cristiana de los evangélicos ciertamente no carece
de fervor, pero algunos huicholes protestantes que viven fuera de la Sierra Madre opinan que los
que se convierten por motivos de salud no son buenos cristianos porque "no entregan sus corazones
a Dios, nomás están aprovechando". Esta es una acusación de que los huicholes practican una
forma "pragmática" del protestantismo, rindiendo culto a un dios a cambio del bienestar físico, de la
misma forma en que seguían la costumbre tradicional. La teología cristiana, sobre todo en sus
versiones fundamentalistas, exige que los creyentes adopten una ideología moralista y totalizadora,
que se entreguen en cuerpo y alma a Dios. El sistema recíproco de la costumbre indígena no hace
tales exigencias, al menos no a tal grado, y esto marca una gran diferencia entre las dos
cosmologías.
El mismo líder de los bautistas huicholes es un protestante de tercera generación que nunca
practicó la religión tradicional, y el único huichol evangélico que estudió formalmente en un
seminario. Según él, "Cualquiera puede ser salvado, aun si está enfermo. Pero aunque [los
conversos] se curen, no se salvan si no hay arrepentimiento por sus pecados". Para él, la preferencia
de los huicholes para la curación sobre la salvación es algo herética. La teología evangélica se basa
en la salvación eterna, que rechaza al mundo material pecaminoso en favor de un paraiso futuro
utópico. Esta evaluación negativa y el consecuente rechazo del mundo actual es un principio central
de las grandes religiones mundiales (Bellah 1980:238-239). En contraste, la curación es una
preocupación inmediata y material que tipifica las religiones shamánicas y locales de las pequeñas
sociedades, como la huichola. Estas sociedades generalmente no comparten el concepto de un
paraíso celestial, sino que se preocupan por la harmonía y el bienestar en este mundo (ibid.:239).
Las curaciones por la fe están normalmente asociadas con los pentecostales, los grupos
protestantes más populares y exitosos en América Latina en los últimos años. Los pentecostales han
sido muy criticados, precísamente por las curaciones por la fe y otras prácticas carismáticas (e.g.
milagros, hablar en lenguas), que son consideradas como poco cristianas por los demás grupos
evangélicos (Wilson 1994:92). La misma iglesia bautista, que no se caracteriza como carismática
pero representa la mayor agrupación de los huicholes protestantes, describe estas prácticas como
"inquietantes", ya que pueden llevar a "actitudes extremas y peligrosas" (Robleto 1986:31). En las
propias palabras de los bautistas, "Resaltar la sanidad divina como la caracterización del evangelio
de salvación es manejar un poco inescrupulosamente la dinámica de la evangelización" (ibid.:30-
31). Sin embargo, las curaciones por la fe han sido toleradas, y muchas veces promovidas, por los
pastores y predicadores huicholes de varias denominaciones, en parte porque han atraido a grandes
cantidades de conversos.

El sincretismo huichol-protestante
La cuestión de la salud muestra que, a pesar de su afán por liberarse de todas las costumbres
antiguas, los huicholes protestantes han preservado ciertos aspectos de la religión tradicional, y de
hecho han creado una religión sincrética huichol-protestante. Sin embargo, éste es un tipo de
sincretismo bastante particular, que merece ser analizado.
El sincretismo es un tema básico en el estudio de las religiones mesoamericanas. El tipo
clásico, que surgió a partir de la Conquista Española y la evangelización forzada de las poblaciones
indígenas, es una mezcla de creencias aborígenes y católicas, en la cual figuras sagradas católicas
(Jesús, María, los santos) substituyeron a los dioses nativos, pero conservaron sus papeles. Por
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1
ejemplo, en el caso de los coras, que son vecinos próximos a los huicholes, Cristo fue superpuesto a
Tayau, la deidad solar cora; y la Virgen del Rosario asumió el identidad de Tatí, la diosa del maíz
(Hinton 1972:35-36). Este tipo de substitución directa y substantiva no solamente dejó inalterados
muchos preceptos cosmológicos indígenas, sino que también permitió que la práctica ritual
tradicional continuara.
El protestantismo huichol constituye obviamente un gran cambio comparado con la religión
tradicional sincrética. A primera vista, parecería difícil encontrar dos religiones más
diametralmente opuestas que la altamente ritualística, casi barroca costumbre huichola y la
iconoclasia puritana del fundamentalismo protestante. Los mismos huicholes tradicionalistas y
evangélicos ven una división muy amplia entre sí, sin intereses o creencias mutuas. Los
protestantes huicholes han sido muy exitosos en erradicar casi todas las formas externas del
ritualismo tradicional, y no han substituido a los dioses del panteón tradicional, lo que indica que
esto no es un sincretismo religioso al estilo clásico mesoamericano. Los siguientes puntos resumen
la información presentada arriba y sugieren que, efectivamente, está ocurriendo una mezcla de
religiones, pero ésta no se percibe a primera vista.
Primero, los evangélicos huicholes no han dejado de creer en los orígenes divinos de la
salud y las enfermedades; más bien, ellos han transferido este aspecto de su cosmología tradicional
a otro sistema religioso que encuentran más eficaz y benéfico en este aspecto. En el caso de la
denominaciones carismáticas que practican la curación por la fe, se trata de un punto importante de
concurrencia entre los dos sistemas de creencia, que facilita la conversión. Esta es evidentemente
una necesidad vital para los indígenas, porque aun cuando la postura oficial de su denominación
cristiana no comparta tal creencia, como en el caso de los bautistas, los huicholes han
"carismatizado" su práctica para satisfacer sus requisitos.
Los evangélicos huicholes a menudo y enfáticamente repiten que "ya no hacemos fiestas",
pero el mismo hecho de no realizar los rituales tradicionales es en sí significativo. Para muchos
evangélicos, los ritos antiguos no estaban funcionando y a veces hasta resultaban en la muerte y
enfermedad de sus seres queridos. Aceptar cualquier parte de estos ritos en su nueva práctica sería
entonces no solamente inefectivo pero posiblemente peligroso. En este sentido el rechazo total de
los ritos tradicionales, como el rechazo del shamanismo, puede ser visto como una medida
consciente y protectora. Las tradiciones no se han vuelto cosas neutrales sin poder, más bien, son
cosas negativas que todavía pueden dañar. Esto también concuerda muy bien con la condenación
absoluta de los ritos "paganos" y "demoníacos" no-cristianos por parte de los protestantes
fundamentalistas.
Como se mencionó antes, en la nueva religiosidad protestante parece haber un cambio desde
el ritual hacia la fe --desde la práctica hacia la consciencia-- como la manera de relacionarse con lo
sobrenatural y obtener la buena salud y el bienestar. Las enfermedades y las curaciones en este
nuevo contexto son de carácter más ideológico y moral: ahora la causa de una enfermedad, así como
el éxito de una curación, a menudo dependen más de la fe de la gente que de la manera en que se
realizan los ritos. Pero este proceso ha sido sólo parcial cuando mucho: como lo implican muchos
de los testimonios arriba mencionados, el ritualismo, aunque muy reducido y alterado en su forma,
sigue siendo importante y hasta determinante para muchos evangélicos.
Finalmente, a pesar de sus declaraciones de que "ya no somos del mundo", el hecho de que
los evangélicos huicholes enfaticen la curación física inmediata sobre una mística salvación futura
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también sugiere una continua orientación a la vida material "mundana" lo cual, aunque sea antitético
para muchos protestantes ortodoxos, es enteramente consistente con la cosmología huichola
tradicional.
En su conjunto, entonces, la presencia de estos elementos de la religión tradicional huichola
--la creencia en los orígenes divinos de la salud, la importancia del ritual para relacionarse con lo
sobrenatural y la orientación hacia el mundo material actual-- sugieren que la porción indígena del
sincretismo huichol-protestante puede ser descrita mejor como epistemológica. Aunque los
aspectos más visibles de la costumbre huichola han sido rotundamente rechazados, el carácter
huichol de la nueva religión se encuentra en las ideas fundamentales de cómo funciona el mundo.
También ha habido algunos cambios epistemológicos importantes. Los más notables aquí son la
separación moral del mundo entre lo bueno y lo malo, y el énfasis en la fe. Sin embargo, estos datos
indican que, aunque los evangélicos huicholes ya no practican ningún rito antiguo, su nueva religión
está profundamente marcada por la filosofía que subyace a la costumbre tradicional (6).

Conclusiones
La conversión religiosa entre los huicholes revela que la salud y la religión siguen siendo
inseparables, tanto entre evangélicos como tradicionalistas. Pero la buena salud a través de la
protección divina --el triunfo, aunque temporal, sobre la muerte-- siempre ha sido clave en la mayor
parte de las religiones. Quizás no debería sorprender el hecho que, en una región tan áspera y
aislada como la Sierra Madre, donde la gente tiene que enfrentar directamente la naturaleza con
pocos recursos, y donde la muerte nunca está lejos, la salud siga siendo una gran preocupación y la
gente continúe buscando alternativas para mejorarla.
Es obvio que muchos huicholes evangélicos tengan una visión profundamente pesimista
sobre las condiciones de salud en la sociedad tradicional, que les empujó a abandonar la costumbre.
Según esta visión, aunque los dioses huicholes y los shamanes pueden curar tanto como matar, y
hacer bien tanto como mal, predomina el mal. Una buena parte de los mara'akate son considerados
por los evangélicos como meros asesinos, quienes pueden negar cualquier beneficio proporcionado
por un dios. Aunque no hay muchas quejas directas acerca de los dioses ancestrales, los
evangélicos han perdido el respeto por la capacidad curativa del sistema traditional en su conjunto.
Existe la posibilidad de que la hechicería y la salud sean meras excusas o justificaciones para ocultar
otros motivos verdaderos. Sin embargo, el gran número de informantes que discuten este tema
indica que éste no es el caso.
Quizás estas quejas vienen de una minoría que tuvo experiencias particularmente
traumáticas, y cuya mala suerte no es representativa de la cultura huichola tradicional. Después de
todo, los huicholes tradicionales no parecen mostrar el mismo grado de temor acerca de la
hechicería, y la mayoría evidentemente considera todavía a los rituales ancestrales como un medio
efectivo para mantener la salud. En las dos comunidades de la Sierra Madre investigadas aquí, los
evangélicos indican que el número de conversos se ha estabilizado, lo que sugiere que la mayoría de
los que son susceptibles a convertirse ya lo ha hecho.
Sin embargo, la importancia de la hechicería en las conversiones al protestantismo sugiere
que el lado oscuro del shamanismo en la sociedad huichola es más profundo de lo que se pensaba.
Muchas descripciones de los mara'akate (e.g. Benítez 1968, Furst 1978, Fikes 1985) enfatizan su
influencia positiva en los rituales y curaciones, pero el nivel de miedo e inseguridad que existe
19

1
alrededor de ellos, que también admiten los tradicionalistas, ha contribuido al abandono de la
cultura tradicional por un segmento considerable de la sociedad huichola.
En cambio, para los evangélicos, el Dios cristiano cura muy bien y protege contra la
brujería, pero no (o casi no, según el informante) manda enfermedades. Es decir, con el evangelio
protestante uno puede tener todos los beneficios de la protección divina, sin los peligros mortales
que forman una parte integral del poder sobrenatural tradicional. El Dios cristiano es visto como
poderoso, pero justo y generalmente benigno: si El realiza una acción "negativa", ésta es merecida.
Además, el cristianismo ofrece lo último en protección personal: la garantía de la vida eterna
después de la muerte.
Algo que queda inconcluso aquí es la cuestión de si la salud entre los huicholes protestantes
es en realidad mejor que entre los tradicionalistas. Sus declaraciones de tener mejor salud pueden
atribuirse en parte al entusiasmo que siempre muestran los conversos por su nueva religión, así
como la necesidad de justificarse. Los huicholes tradicionales, así como los doctores del sistema
mexicano de salud en las comunidades serranas, hasta ahora no han percibido una diferencia
notable. Sin embargo, los evangélicos ya no fuman tabaco ni toman alcohol, elementos que han
llevado a muertes y heridas como consecuencia de riñas entre borrachos. Además, el sentido de
seguridad y alivio que resulta de estar libre de los hechiceros puede contribuir a un estado más
equilibrado. “Ahora me siento mejor”, dicen muchos evangélicos, lo que significa estar mejor tanto
mental como físicamente. Los factores psicológicos son claves para determinar el poder real del
shamanismo –tanto en las curaciones tradicionales como en la hechicería—y no hay razón para
creer que esto no sea el caso también en las curaciones de fe de los evangélicos. La ayuda espiritual
que proporciona la fe regigiosa está cada vez más reconocida en la comnidad científica como
físicamente benéfica (Wallis 1996).
La investigación sobre la salud provee nuevas perspectivas sobre la sociedad huichola
tradicional, el proceso de conversión religiosa, la naturaleza del protestantismo huichol y las
interrelaciones entre ellos. La salud es solamente un aspecto de la conversión religiosa huichola y el
estudio de otros motivos para la conversión bien podría revelar un panorama más complejo de esta
importante transformación cultural.

Apéndice: Testimonios de conversión al protestantismo

Estos tres testimonios, de un hombre (anciano y ex-shamán) y dos mujeres, fueron recogidos en la
comunidad de Santa Rosa, Nayarit. Fueron grabados en idioma huichol y traducidos al español por
Vicente Carrillo López.

Testimonio 1.

Yo era cantador en cualquier parte, por mis cantos en la noche se podían cazar venados, yo estaba
muy bien en las costumbres tradicionales, nada de maldición, todo estaba en paz... Yo podía curar
la enfermedad del maíz, la piedra del mal, la ceniza del fuego, así como muchas otras. Yo era
bueno para todo tipo de enfermedades, es por eso que ellos me vieron todos estos dones, por eso es
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1
que ellos me persiguieron, los cantadores como yo...

Después de que me fueron persiguiendo los curanderos, yo ya no podía cazar los venados. Yo sí
[todavía] podía curar, aliviar todas las enfermedades en el ser humano, es por eso que me dió tanta
tristeza por lo que me decían los otros curanderos... Mis hermanos huicholes me empezaron a
criticar, que yo les embrujaba, que yo me les estaba comiendo. Así me criticaban. En ese entonces
cuando me criticaban así, cuando ya me querían matar entonces yo pensé --porque yo ya sufría
mucho-- se hablaba de algunas palabras, entonces yo fui en busca de esas palabras...

Esta fue la razón por la que yo me haya cambiado a estas creencias... Ahora que ya lo encontré [la
palabra de Dios] aquí ando muy bien, ahora estoy vivo. Si allí en donde estaba, si le hubiera
seguido creo que ahora ya no existiera.

Testimonio 2.

Lo que nosotros hacíamos antes [la costumbre], eso no fue nada. Yo creía que eso era verdad, y eso
no fue nada. Mi compañero andaba muy lejos, yo creía que eso era verdad, y eso no fue nada. A
pesar de todos los trabajos que cumplía él falleció. Ahora por eso yo escuché esta palabra... De lo
que me dijeron me recuerdo muy bien, porque yo me encontraba muy triste, yo ya había perdido la
fe [en la costumbre], y yo ya no podía, tenía muchas preocupaciones...

Ahora estoy bien de salud. Ahora sí tengo a mis hijos, ahora que no hago nada [de ritos
tradicionales] pero mis hijos están muy bien. Yo aunque no esté haciendo nada tengo vida, y mis
padres que hicieron tantos trabajos [rituales], a pesar de eso fallecieron, ahora ya no existen. Es por
eso que ahora yo creo en esta palabra, por eso estoy contenta que existe el Creador.

Testimonio 3.

Yo tenía a mis papás, todos con vida, cuando yo fui cre!)e.d/. b\l%gó el tiampo en qu! yo me hice
grande, y nos juntamos dos en una pareja, yo y el hombre que yo encontré. Trabajábamos mucho
[en la costumbre] que según así era la vida de un pueblo, que así vivía la gente, esto nos dijeron los
ancianos. Mi compañero empezó a caminar lejos, como a Real de Catorce. Yo le ayudaba, todos
trabajábamos, que según haciendo todo eso era vida, que estabámos bien, que así cumpliendo todo
esto se tenía familia, dinero, animales, maíz, eso era lo que nos decían los ancianos. Nosotros todos
les obedecíamos y todo estaba bien. Yo ya había creído que todos nos ayudábamos, todos
tomábamos, todos trabajábamos.

De allí en adelante como que nada de cierto fue, a los niños que tuvimos todos se murieron. Allí
anduvimos solos. Cada niño que nacía moría, esto fue lo que a mi me dió tristeza. Ya no tengo
hijos, yo perdí a doce hijos, desaparecieron, chicos y grandes. También en ese entonces falleció su
padre, ahora ya no existe tampoco, como que se fue encima, se fue junto con ellos, y también
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1
desaparecieron mis padres, me quedé sola.

Ahora que se habla de esta palabra lo acepté, empecé a escuchar poco a poco, y me fui acercando
poco a poco, escuchándoles cada que se reunían, dándome cuenta cómo esta palabra sí me gustaba,
como que sí tenía buen sabor, como que estaba dulce, le tomé buen sabor, así me sentía. Me
entregué, me hicieron la cuenta, me sumergieron dentro del agua. Ahora aquí ando de verdad, ya
creyendo en esto. Creo que sí es trabajoso aunque uno no cumpla con los requisitos, pero sí de
verdad estoy contenta porque todo [está] con vida, me cuida [Dios] día y noche, ahora únicamente
me agarro de una sola fuerza. En aquel entonces como que no era así, como que éramos agarrados
en varias fuerzas y ahora no, esto es lo que yo he notado. Ya es todo lo que yo dije, yo no sé qué
más se puede decir.

Notas

(1) El trabajo de campo para esta investigación se realizó principalmente en dos comunidades
huicholas nayaritas, Santa Rosa y Zoquipan (incluyendo varias rancherías de cada
comunidad) en una serie de visitas entre mayo de 1996 y febrero de 1997. Estas zonas
antiguamente formaban parte de San Andrés Cohamiata, una de las tres comunidades
huicholas originalmente reconocidas por la corona española. También se entrevistaron
huicholes radicados en dos asentamientos cercanos a Tepic: la colonia El Huanacaxtle, en el
pueblo de Jesús María Corte y la colonia La Trompeta, en el pueblo de Atonalisco. Algunos
de los informantes son especialistas o líderes de sus respectivas áreas, pero muchos no lo
son; de esta manera se pudo recoger las opiniones de la población en general. La mayor
parte de los protestantes entrevistados pertenecen a los grupos bautista e
interdenominacional.

(2) Palafox Vargas, en su obra "Violencia, droga y sexo entre los huicholes" (1985), trata varios de
estos temas sobre las complicaciones que pueden ocurrir entre los mara'akate y la demás
gente, incluyendo la muerte en serie, los celos profesionales, el deseo de algunos curanderos
de ser pagados con muchachas y el asesinato de curanderos acusados de haber hechizado a
alguien. Aunque su libro ha sido acusado como sensacionalista, la información acerca de
los problemas con el shamanismo concurre con los datos proporcionados por mis
informantes en la sierra.

(3) Es interesante comparar estos puntos con el caso de los protestantes totonacas del estado de
Puebla (Garma 1987:149-160). Aunque los pentecostales totonacas y los huicholes
evangélicos en general comparten muchas creencias sobre la salud, existen importantes
diferencias. Por ejemplo, entre los huicholes protestantes no se considera que los pastores
poseen facultades especiales para curar; por lo tanto, no se necesita la presencia de un pastor
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o predicador como intermediario para curar, como en el caso totonaca. Los totonacas
parecen privilegiar el papel del pastor como intermediario poderoso entre lo sobrenatural y
los humanos, tanto en las curaciones como en los ritos de la iglesia (de una manera muy
semejante a un mara'akame huichol), mientras los huicholes piensan que cualquier
evangélico puede comunicarse directamente con Dios. Otra diferencia es que muchos
totonacas evangélicos rechazan la medicina moderna, algo que no hacen los huicholes.

(4) Los evangélicos huicholes cantan dos tipos de canciones. Los misioneros trajeron el
primer tipo; éstas son canciones en español, que se acompañan con instrumentos
mexicanos típicos de la música ranchera (guitarra acústica, guitarrón, bajo, etc.). El
segundo tipo se parece mucho a la música huichola tradicional, con melodías
indígenas, letra en huichol, y la guitarra kanari y violín xaweri de fabricación
huichola. Los huicholes protestantes graban los dos tipos de música evangélica, para
escucharla en cualquier momento.

(5) Un incidente ocurrió recientemente en un pueblo cora, donde un evangélico huichol había
logrado la conversión al protestantismo de un hombre cora --con toda su familia extensa--
porque el hombre estaba enfermo y no se podía curar con otros métodos. Poco después, el
hombre murió, y su familia, asustada, volvió a la religión cora tradicional. Después de esa
muerte, ningún cora en este pueblo se ha atrevido a convertirse al protestantismo; la gente
dice que quemar o tirar al monte su maíz sagrado (el equivalente a las jícaras huicholas)
hace enojar a los dioses y los antepasados. Aparte de mostrar que el evangelio protestante
puede cruzar las barreras étnicas en la Sierra, este episodio sugiere que por lo menos algunos
coras interpretan el protestantismo de una forma similar que los huicholes.

(6) La cuestión del sincretismo indígena-protestante también ha sido explorada por otros
investigadores, de los cuales dos hacen analogías interesantes entre el sincretismo católico
de la época de la Conquista y el sincretismo protestante contemporáneo. Algunas mayas han
incorporado directamente rituales pre-colombinos en su liturgia protestante, substituyendo el
Dios cristiano por deidades mayas—de la misma manera que el sincretismo maya-católico
(Fortuny 1994:55). Coyle (1995) describe el miedo milenario relacionado con los
antepasados como un factor común en la conversión religiosa cora al catolicismo y al
protesntismo, un sincretismo que conserva ciertos aspectos substantivos de la religión
tradicional cora (los antepasados) así como algunas consideraciones epistemológicas (la
intervención de los antepasados en los asunto humanos).

Referencias.

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