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UAl la trania de los valores eh, Car, 1868-1985, Schmitt, Cast Latiranie de os valores con prtogo de Jorge E- Dott ed. Buenos Aires: Hydrn, 2009, Jop., 2115 em ‘Traducido por Sebestign Abad ISBN 078-987 24066-040 ofa Paitin, I. Dotti, Jorge B., polag. I. Abad, Sebastin, tra. IIL Titulo cpp 820. Coleceién Filosofia Politica Serie alemana onyara Von Weraicke 3088, 1" B 1642 San Isidro, Bis ceditorialhydracapacitacion.c ‘Titulo den eiein original: Die Trranned der Werte (© 1979 Lutherisches Veelagehaus, Hamburg Alemania Pralogo Jorg E Tvontigaciny Gorreceién: Marian Santingelo Disefo den coleceidn: Gustavo Pelrora Dingramacidn: Svana Foevaro Ana Kaschnie Hecho el depSsito que etabloce ls Ley 11.728 Taro de edicign argentina, Nose peri la reproduc ler Ia remiss a te or cual Aigtalizacin w otros mstdon, sn el per Sunfraoen até penal por las lees S q SAA S64 S3ec¢ ca SAW Carl Schmitt La tirania de los valores Prélogo de Jorge E. Dotti HYDRA 310002 indice Filioque. Una tenaz apologia de la mediacién teolégico-politica, por Jorge E. Dotti Nota del traductor.. 87 La tirania de los valores Introduccién (1967) 91 La edicién privada de 1960.. 125 Nota complementaria: Schmitt lee a Borges, por Jorge E. Dotti. 149 Filioque. Una tenaz apologia de la mediacién teolégico-politica Al ocuparse de los valores, Schmitt retoma cues- tiones vertebradoras de su pensamiento, ya trata- das en las obras de la década en que deviene una autoridad reconocida, Sélo que ahora lo hace de una manera que deja sin tematizar expresamente determinados elementos que conformanel horizonte de sentido en mayor o menor medida presupuesto, por sus consideraciones criticas sobre la axiologia, En rigor, este ensayo -tal vez el més filoséfico, en un sentido algo acotado de este término, de su en- tera produccién intelectual- tiene su marco doctri- nario en los planteos clave que teorizé durante los afios veinte, cuyos conceptos conforman el trasfondo de estas paginas, las cuales, por asi decir, los reac- tualizan. En ellas propone, entonces, aspectos re- levantes que profundizan ideas anteriores, si bien en algunos casos Jo hagan mediante una retorica de la mera alusién. JORGE F. DOTT Adelantemos algunos elementos interpretativos.! EL derrumbe de las grandes sagas modemas no ha afec- tado la persistencia de la remisién a valores 0 a ins- tancias funcionalmente anflogas. Mas bien sucede lo contrario; lo cual es coherente con laimpronta mer- cantil que distingue a la cultura global. Ya sea en la forma de un mesianismo secularizado, apto para todo uso, en la de anhelos de purificacién colectiva o en Ia de reformismos enervados por el desengaiio; o bien como prescindencia y basqueda de un distancia miento personal de la masificacién mediatico-te nolégica; o en las variadas configuraciones en que optimismo resignado y pesimisma na paralizante pu- dieren combinarse; en suma, en estas variantes y otras semejantes, hay una constante invocacion del valor justicia, sin que esto genere incoherencias con el pluralismo postidentitario y la desustancializacion. Schmitt entiende que en todas estas situaciones, quie- nes se presentan como defensores de los valores en peligro se justifican invocando abstraceiones ¢ ide- ales despolitizantes, pero de hecho los ejecutan y re- alizan como les conviene, en la medida en que su po- tentia les permita actualizarlos como se les ocurra. 1: Interpretacin mie que presentacin,quizés quepoleer estas Gel breve y supeative ensayo de Schmit; leerlas como un epilogo ‘eno un pogo. naslcge ‘ae 10 mILi09uE Este es el cogollo hobbesiano de la cuestién que anima la reflexién schmittiana: alli donde la me- diacién alto/bajo no es institucional, o sea donde la articulacién es sélo vertical e inmediata (sin repre- sentacién) 0 sélo horizontal y mediada en elave in- manentista (representacion utilitaria), no en cruz, alli impera la dialéctica de la complementacién entre una universalidad vacua y la arbitrariedad del particu- larismo faccioso con mas poder para imponerse como suintérprete y ejecutor. El modelo antitét elde Hobbes: la articulacién cristiana de la mediacién so- berana (el dios mortal legisla y ejecuta las normas po- sitivas que son la interpretacion y aplicacién de las le- yes naturales o divinas) disuelve la racionalidad valida en la condicién natural, pero suma causa de conflic~ tividad en la condicién civil, porque se asienta en la conviccién de que la respuesta primera y dltima al qu: iudicabit radica en el fuero interno més personal, siem- pre y en toda forma de convivencia, por ende también, en la civil. Con su doctrina, Hobbes busca inmuni- zar al cuerpo politico de ese «veneno de las doctrinas sediciosas» que sostienen que «cada individuo en su privacidad [private man] es juez de las acciones ma- las y buenas» y que «lo hecho en contra de la prop’ conciencia es pecado», y asf alientan la hybris de la desobediencia, consistente en hacerse «a sf mismo juez del bien y del mal», también y fundamentalmente en un orden soberano. n JORGEF, OTT Mas aun, sila tarea del Estado es mantener a raya el imperio de la excepcién, no Ia leva a cabo como, dispositive meramente instrumental, sin otra iden- tidad que su utilidad represiva. No podria desacti- var el fermento revolucionario insito en la creencia en un advenimiento mesifnico, susceptible de ser acelerado en la tierra mediante la prerrogativa in- dividualista de apelar al cielo (como la teorizaré Locke). Y si bien Schmitt destaca los componentes veterotestamentarios y pragmético-instrumentales en a construccién leviatdnica, el aspecto mis inte- resante de su hobbesianismo pasa por lo que (con algfin retraso en Ja formulacin, no en la idea) Hama Ia apertura a la trascendencia en el techo del «cris- tal de Hobbes». La legitimacién trascendente del so- berano como deus mortalis es antagénica respecto de la reduccién de la soberania a la endiadis repre- sién/excepci6n, Por el contrario, justifica la funcién legislativa y ejecutiva como secularizada concili cién de la verticalidad y la horizontalidad, a la par que actividad retardataria y proteetiva (catejéntica) ante la amenaza del estado de excepeién, de la cri- sis extrema e irregulable normativamente. La resig- nifieacién estatal de la convivencia humana en ana- logia con la mediacién cristolégica (Cristo/Iglesia, soberano/Estado) entra en antitesis incompatible con la vision de la historia como situacién excep- cional, como una condicién irredimible hasta tanto 12 ILIOQUE no sobrevengan la regeneraciones mesiénico-revo- lucionarias y/o libertarias post-politicas Hacia fines de los afios cincuenta, Schmitt advierte sobre la fragilidad del cuerpo republieano ante la arbitrariedad del todo vale, pues entiende que la violencia distintiva de la era de masas, irrestricta ¢ ilimitable, encuentra su soporte conceptual y doc- trinario en la vitalidad de los valores; y que éstos, lejos de conformar una alternativa al derrumbe ni- hilista del Estado, lo confirman, pues presuponen y a la vez alientan el pluralismo de facciones y cor- poraciones que instrumentalizan lo universal a sus propios intereses y buscan imponerlos del modo que. fuere. Delo cual deriva el aspecto (anti)politico cen- tral inherente a la axiologia: quienquiera niegue 0 contradiga la légica de los valores deviene inhumano y debe ser tratado como tal, climinado sin mira- mientos ni contencién. El modo como se ejecutan los derechos humanos en el contexto internacional es suficientemente ilustrativo. sg Dentro de este contexto, el hilo conductor de estas reflexiones es que la filosofia de los valores leva a conclusion el derrumbe de la mediaci6n eristolégica como fundamento teoldgico-politico del orden esta- 13 JORGE E, DOTTIE tal. Schmitt fue consciente de la muerte del esquema westfaliano una vez que irrumpe la sociedad de ma- sas (zc6mo podria haber sobrevivido a la de Dios?). ‘Los escritos con que interviene ex las discusiones so~ bre la eventualmente novedosa y/o revolucionaria institucionalidad juridica del régimen hitleriano en sus comienzos (sin excluir los trabajos ¢ intervencio- nes donde la opinién de Schmitt sobre la ciencia del derecho y su antijudaismo teol6gico-politico, meta- fisico si se quiere, se desplazan hacia la fraseologia del antisemitismo nazi, con el cual no sin algén com- ponente oportunista~ termina mimetizdndose mal- hadadamente); estos articulos de los afios 1933-1937, entonces, revelan la expectativa schmittiana en que elnuevo orden pudiera llegar a configurar wna suerte de superacién para-hegeliana de la estatalidad cla- sica, sin abandonar la lgica de la soberania ni caer enel totalitarismo que Schmitt mismo califica como cuantitativo y antipolitico. Su desengafio (agravado por el peligro de las denuncias e investigaciones de 1aSS y del Servicio de Seguridad sobre su persona ¢ ideas) no desdibuja su erftica a la inmediatez me- signica y revolucionaria (més aun a su combinacién) y ala mediacion economicista. En la posguerra, su apologia post mortem del Es- tado adopta en La tirania la estrategia del con- traataque: no defiende lo que puede sobrevivir de la estatalidad fenecida, sino que muestra el efecto 4 FILIOQUE, o resultado real de las alternativas a la soberania Ieviaténica; en este caso: la constituida por la Ha- mativa y publicitada filosofia de los valores. Este corolario efectivo consiste en el incremento cuali- tativo (intensidad de la eapacidad destructiva) y cuantitativo (extension plinetaria) de la guerra to- tal polimorfa para destrnir al enemigo rebajado a «no-valor», alegando que la vigencia del valor de- fendido lo exige y legitima. De aqui la anacrénica actualidad de la polémica schmittiana. Por cierto, pone en discusién un filosofema intangible a causa de su omnipresencia, de su visibilidad absoluta y su aceitada cireulacién mediftica: el valor (casi medio siglo después de la escritura de La tirania, 2qué ser humano miembro de un Poder estatal, modelo pu- blicitario, periodista, politico, comentarista de portivo, integrante de las fuerzas armadas, diag- nosticador-pronosticador de coyunturas y largos periodos, consejero ideol6gico, ciudadano bien pen- sante, analista comunicacional, faro medistico for- mador de opinién, o personal trainer espiritual no invoca valores?). Pero el hecho de que la axiologia se haya vuelto la muletilla mas apta para aliviar ren- gueras tedricas y practicas de todo tipo es precisa~ mente lo que recicla el texto de Schmitt, acentita su vigencia ante Ia agudizacion urbe et orbi de uma lencia irrefragable (terrorista-estatal, estatal-te- rrorista), acompaiiada por la ereciente vacuidad de 16

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