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IBN ARABI TRATADO Te AMOR Version de Maurice Gloton _ARCA DE_ AVON a dn Titulo del original: TRAITE DE L'AMOUR Director de la coleccién: SEBASTIAN VAZQUEZ JIMENEZ © De la waduccién: ALFONSO COLODRON Versién castellana y citas del Cordn corregidas por Abu Bakr. © 1986. Editions Albin Michel, S.A. . © 1996. De esta edicién, Editorial EDAF, S.A., por acuerdo con Editions Albin Michel, Paris (France). Editorial EDAF, S. A. Jorge Juan, 30. 28001 Madrid hutp://www.edaf.net edaf@edaf.net Ediciones-Distribuciones Antonio Fossati, S.A. de C.V. cf Sierra Nevada, 136 -Colonia Lomas de Chapultepec C.P. 11000 México D-F. edafmex @edaf.net Edaf del Plata, S. A. Chile, 2222 1227 - Buenos Aires, Argentina edafdelplata@ edaf.net Edaf Antillas, Inc Av. J.T. Pifiero, 1594 - Caparra Terrace (00921-1413) San Juan, Puerto Rico edafantillas@edaf.net Edaf Antillas 247 S.E. First Street Miamil, FL 33131 edafantillas@edaf.net Edaf Chile, S.A. Huérfanos, 1178 - Of. 506 Santiago - Chile edafchile@edaf.net Queda prohibida, salvo excepcién prevista en la ley, cualquier forma de reproduc- cidn, distribucién, comunicacién publica y tansformacién de esta obra sin contar con Ja autorizacién de los titulares de propiedad intelectual. La infraccién de Jos derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (art. 270 y siguientes del Cédigo Penal). El Centro Espaiiol de Derechos Reprogrificos (CEDRO) vela por el respeto de los citados derechos. 5." edicisn, septiembre 2006 Depésito legal: M-36.203-2006 ISBN: 84-414-0079-2 PRINTED IN SPAIN IMPRESO EN ESPANA Gniificas COFAS, S.A. -Pol. Ind. Prado de Regordofio- Méstoles (Mactrid) TRATADO DEL AMOR, DE LOS NOMBRES DEL AMAN- Capitulo 12. Prefacio La presente traducci6n ha sido hecha segin las dos ediciones arabes de El Cairo de 1293H y 1329H del Kitdb al-Furihdt al-Makkiyya. El texto arabe presenta dificultades de lectura y de interpretacién bastante grandes, particularmente en los poemas. Ademas, se han deslizado en el texto drabe faltas de los copistas y de tipografia. Asi pues, hemos hecho releer nuestra traduccién, en aquellos pasajes de lectura dificil, a personas bilingiies competentes a las que les damos las gracias, en particular, a uno de nuestros amigos con el que hemos revisado el conjunto del tratado y que ha que- rido mantener el anonimato. También estamos agradecidos a algunos de nues- tros amigos, musulmanes y no musulmanes, que han lefdo la traducci6én manuscrita con espiritu critico posi- tivo, En gran medida, hemos retenido las sugerencias que nos han hecho para hacer el texto mas accesible. Hemos aligerado la introduccién y las notas para dejar al lector la tarea de meditar el texto, especial- mente los pasajes doctrinalmente mis dificiles, pero TRATADO DEL AMOR, en definitiva bastante accesibles. Este tratado de Ibn Arabi es una obra maestra totalmente lograda en su conjunto como en los detalles y, bajo su pluma inspi- rada, surgen con frecuencia los temas doctrinales deli- cados para poder ser asimilados con mayor facilidad. Este Tratado del Amor es sin duda alguna un logro en la literatura espiritual musulmana. Recapitula y supe- ra todo lo que ha podido ser dicho sobre este tema esencial al islam antes de Ibn Arabi. Ningdn autor espi- ritual ha expuesto desde entonces puntos de vista tan realistas, originales, profundos y completos sobre este tema. La opinién general erréneamente extendida en Occidente, tanto en la actualidad como en el pasado, de que el islam es Gnicamente la religién del rigor y del formalismo en fa que la trascendencia divina absorbe todo hasta el punto de excluir la participacién del ser en el amor, deberfa ser rectificada con la publicacién de esta obra. Damos gracias a Dios que nos la ha hecho acabar, esperando que El le dard sus bendiciones y que sera de gran provecho para el lector dispuesto a recibir la ensefianza y la virtud que contiene. 10 Introduccion El Tratado del Amor de Ibn Arabi, del que presen- tamos una traduccién integra, se inserta en la inmensa obra que el autor titulé: Kitab al-Furihdt al-Makkiyya fi Ma’rifat al-asrar al-Malikiyya wa al-Mulkiyya, el Libro de las conquistas espirituales de La Meca relativo al conocimiento de los secretos del Rey y del Reino. Este trata- do no constituye, pues, una pieza aparte y al margen de la composicién magistral e inspirada del Maestro. Puede consultarse con provecho los estudios siguientes sobre Ibn Arabi: — Miguel Asin Palacios: El Islam cristianizado. En esta obra, Palacios ha reproducido en parte y de modo parcial cerca de una décima parte del Tratado del Amor. — Ibn Arabi: La profesién de fe. — Ibn Arabi: Los sufis de Andalucia (Rh al-Quds). — Henry Corbin: L’Imagination créatrice dans le Soufisme d’Ibn ‘Araki, Paris, 22 edicién, 1976. En este estudio, H. Corbin ha restablecido los temas doctrinales esenciales de Ibn Arabi, que Asin Palacios desnaturaliz6. A él quedamos especialmente agradecidos. ll TRATADO DEL AMOR Antes de introducir el Tratado del Amor, presen- tamos a continuaci6én los acontecimientos principales de la vida del Maestro, que darn al lector algunos puntos de referencia. Ya hemos compuesto este mismo esquema en nuestra traduccién del L’Arbre du Monde de Ibn Arabi, Paris, 1982. Ciudades de a ge Acontecimientos y obras residencia Primera parte de su vida: Epoca andaluza 1165 Murcia Su nacimiento: el 17 Ramadan del afio 560 de la Hégira. 1173 Sevilla Hacia donde parte tras la ocu- pacién de Murcia por los almo- hades. Estudia el Coran, el Taf sir coranico, el Hadith’, la Sha-ri‘a?, gramatica y retérica. 1179 Cérdoba Encuentra a Averroes (Abu-I- Wahid Ibn Rushd). 1184 Sevilla Es iniciado a la Via sufi. Segunda parte: sus viajes a Africa del Norte 1193 Tunez Deja Espaiia por Africa del Nor- te. En esta ciudad visita al Sheikh al-Mahdawi, a quien dedicara su obra: Rah al-Quds. Encuentra a al-Khadir. ' Tradicién formada por los hechos y dichos del Profeta. (N. del T.) ? Ley coranica. (N. del T.), 12 INTRODUCCION ‘ree - residencia 1196 1197 1200 Marraquech 1201 Fez Murcia, Granada y Almeria Cérdoba Tanez El Cairo Jerusalén Predice 1a victoria del almohade Ya/‘Qub al-Mansur sobre los cristianos, De regreso a Espaiia, estudia el Hadith con su tio. Ascenso nocturno y acceso a la Estacién de la Luz: escribe el Libro del viaje nocturno - Kitab al-Isré’ ila Magdm al-Asra. Dios le revela que él es el Sello de la Santidad mahometana. Por mandato divino, escribe su tratado: Mawdqui‘ al-Nujim - Los lugares del ocaso de las Estre- Has. Asiste al entierro de Averroes. Alcanza la Estacién de la Proxi- midad o Identidad suprema. Tiene la visin del Trono divino. Recibe la Orden de partir para Oriente. Bou Jaia se une a las Estrellas y a las letras divinas. Redacta La produccién de las esfe- ras - Inshé ad-Dawé’ir. Parte para Oriente. 13 TRATADO DEL AMOR. Ciudades de Fechas 7 - residencia Acontecimientos y obras Cuarto periodo: Damasco De 1223 Damasco _ Se instala definitivamente hasta su a muerte en 1240 (638 de la Hégi- 1240 ra) en esta ciudad, invitado por su soberano al-Malik al-‘Adil. Acaba de componer su importan- te obra de las Aperturas espiri- tuales: al-Futibat al-Makkiyya. Redacta su libro de las Gemas de las sabidurias: Kitab Fusis al- Hikam, verdadera suma conden- sada de sus posiciones doctrinales fundamentales. Termina su reco- pilacién de poemas: Diwdn al- Akbar. La obra de Ibn Arabi no puede ser disociada de su caso espiritual dnico. Sello de la santidad musulmana, expresa perfectamente el tipo completo de la santidad totalizadora del dltimo de los profetas: Mohamed. Mubhyi ad-Din Ibn Arabi, el vivificador de la reli- gidn, llamado el Maestro mas grande, Ash-Shaykh al- Akbar, la pluma guiada por el Espiritu Santo, nos pre- senta un tratado orginico, exhaustivo y atrayente sobre el amor enfocado bajo todos los aspectos posibles: divinos, espirituales y naturales o fisicos. Lo expone de una manera especialmente viva, inclu- yendo en él poemas de gran belleza, anécdotas de santos musulmanes, tanto hombres como mujeres, y describiendo los diferentes atributos de los verdaderos 16 INTRODUCCION amantes. Lo hace como enamorado experto que expre- sa de forma convincente los estados que él mismo ha vivido y saboreado intimamente. También expone las diversas perspectivas sobre el amor que han sido pre- sentadas antes de él por otros auténticos maestros y poetas. EI lector menos experto en los problemas del amor se sentira directa y profundamente interesado por todos los aspectos que éste reviste, desde el aparentemente mas humilde hasta el mas sublime. Algunos podrian pensar, no obstante, que tienen un origen y una naturaleza demasiado inaccesible para poder vivirlo integramente y en los pequefios hechos de la vida cotidiana. Es por esta raz6n por la que en esta corta introduc- ci6n nos gustaria recordar las diferentes modalidades principales que comporta el amor, desde la mas concre- ta hasta la mas elevada en Dios mismo, origen, vida intima y finalidad del amor universal a la que nadie puede escapar. Porque ninguno de esos aspectos es disociable desde el punto de vista divino que valora al amor de forma inmediata y ultima. Segan el autor y otros maestros del Tasawwuf [sufismo], el amor no es definible. Es una aspiracién, una energia que atrae a todo el ser hacia su origen divi- no, ya sea esta atraccién provocada directamente en el individuo, o lo sea por mediacién de otras personas 0 de otras causas que no son mas que el pretexto de la actualizaci6n de sus virtualidades, o que dicha afeccién sea pura o aparentemente pervertida. Cada uno lleva en si las posibilidades del amor y nadie puede sustraerse al mismo, como ninguna criatura puede existir sin su Creador y ningun servidor sin su Sefior. 17 TRATADO DEL AMOR jSin duda alguna pueden encontrarse muchos ejem- plos y situaciones para ilustrar los temas del amor univer- sal! Pero los mas significativos y los inmediatos siguen siendo el amor materno, el amor conyugal y la caridad. ¢Acaso no reproduce la madre, consciente o in- conscientemente, todo el proceso amoroso de la crea- cién? Ella concibe al hijo, fruto del amor, lo desea lo mismo que a Dios le gusta conocer el Tesoro, escon- dido en su Esencia, que quiere dar a conocer por amor, como asi lo dijo por boca de Su Profeta bendito. Y cuando el nifio nace, la madre no deja de darle carifio y de protegerlo en virtud de una ley innata y espontanea del amor. El hombre y la mujer estan inexorablemente some- tidos a esta ley universal del amor. La atracci6n que les impulsa uno hacia el otro tiene como mévil principal, confesado o no, reconocerse intimamente en el otro y llegar a una uniOn que supera durante un tiempo la diferencia de cada uno. Porque, en el origen de la dua- lidad y de la multiplicidad, existe la Unidad de ser, de la que todo el mundo conserva una conciencia mas 0 menos clara a la que no puede sino aspirar y a la que se est4 invenciblemente atraido, se quiera o no. En este acto de uni6n de los espiritus y de los cuer- pos, como lo formula Ibn Arabi en uno de sus poemas al principio del tratado, cada elemento de la pareja es creador, cada uno a su manera, cumpliendo asi, en un instante de plenitud, la funcién sublime del Creador de todas las cosas por amor de darse a conocer y de reco- nocerse en Su creacién. En el extremo aparentemente opuesto de este pro- ceso amoroso se encuentra la aversién de los seres hechos en principio para completarse y unirse. Este 18 INTRODUCCION caso frecuente representa una uni6n no realizable por los seres en cuestién, que ni siquiera pueden desarrollar uno por otro las virtudes del amor que portan en si. Sin embargo, el amor es siempre positivo en si mismo y lo acepta todo sin excepcién en su excelencia santificante. En su esencia, es unificador y vivificante, pero actualizandose en el mundo de la multiplicidad, encuentra apoyos que lo reciben con m4s o menos pureza y limpidez. Cuando, por su propia voluntad, los seres lo desnaturalizan, se convierte en ellos en aversién y perversién y se transforma en odio. A Dios no le gusta ver actualizarse tales comportamientos. Los san- ciona, pues, para marcar claramente que el amor exige armonja para desarrollarse y para que los seres se vuel- van hacia Dios por él mismo, Fuente tnica del que pro- cede, Origen que es del mismo Amor. Sin embargo, este doble movimiento que toma el amor —atraccién y repulsién, expiracién e inspiracién, desarrollo e involucién, dilatacién y concentracién— es necesario para la creacién; se reproduce en cada fase recurrente del proceso de la manifestacién universal, cuyo origen sigue siendo el Amor. Al lado de estos dos ejemplos del amor, se deja un gran espacio al amor enfocado en los modos de relacio- nes que los seres tienen con sus semejantes. Este es el sentimiento de caridad universal que deben impulsar las criaturas entre s{ para que la piramide del amor sea per- fecta. Es la razén por la que el Libro sagrado del islam, el Cor4n, recomiende con tanta insistencia esta virtud cardinal de la compasién, de la misericordia y del afecto reciproco entre todos los miembros solidarios de la Comunidad, no sélo humana, sino de la que esté com- puesta por todos los seres creados por Dios. 19 INTRODUCCION bajo la forma que conviene al amante? Puede. incluso afirmarse que este fenémeno de expresién universal de Amor existe por el hecho de que el ser producido por él es el mismo amor y sdlo puede evolucionar en él llevandolo hacia el fin Gltimo de todas las cosas, alli donde el Amante, el Amado y el Amor no son sino una sola y misma realidad, reabsorbiéndose finalmente en su esencia comin e¢ incondicionada. Cuando el amante se orienta de este modo hacia la Belleza, expresién acabada del Amor, cuando concentra su principio a través de ella, ya nada lo puede detener en los grados ascendentes de ese amor y la visi6n unita- ria de Dios a través de las realidades que El produce por y en el Amor. La criatura se libera entonces progre- sivamente de la conciencia extravagante y condicionada de las cosas, para acceder al conocimiento universal de la Realidad vivida. Esta contemplaci6n de la Unidad de la Belleza de Dios en todas las cosas le impide para siempre condicionar el Amor y enfocarlo segan los modos restrictivos y desviados que conducen aparente- mente a pervertirlo. El ser, que esta hecho para amar y ser amado, busca en el Amor la unién esencial, fuente de su amor y de su propia realidad, por medio de las demis criaturas igual- mente frutos del Amor. Viviendo de esta manera, no deja de valorizarse y de contribuir a perfeccionar a los demas mediante su conducta adecuada que engendra prosperidad y felicidad. No descuidara ni dejar4 a nadie, no excluyendo ninguna de las manifestaciones del Amor, sino que rea- lizaré la identidad de su ser con su Principio de amor, y cada actitud y afecto sera para él ocasién de llegar a esta meta. 21 Capitulo 1 Fundamentos del amor (1) El amor es esa relacién que atane tanto al hombre como a Dios, aunque nuestra ciencia ignore esta relacion. Porque el amor es saboreado, pero su esencia permanece incomprendida. {Dios mio! ;Oh, Dios mio! ;Acaso no es asombroso? Las razones del amor me revisten de su esencia con el habito de los modelos opuestos (2) como lo presente y lo ausente. El mismo Ser de Dios se basa en el amor, EL, que ve en nosotros como en El, sin que seamos principio de analogia. jPerdéname, oh, Dios mto mis palabras sobre el amor, porque me expreso a veces para darte las gracias! 23 TRATADO DEL AMOR 24 Sobre el mismo tema, recito los siguientes versos: iHe amado mi ser esencial con ese amor que el Uno tiene hacia el Dos! El amor asi engendrado es natural y espiritual. Pero también es amor divino. Palabras de luz y de guia, a propdsito del amor, que fueron relevadas en las palabras del Coran. Me has preguntado, sin que yo haya, no obstante, comprendido a qué amor, a qué razén debia referirse tu pregunta. El amor tiene un principio que mi ciencia verifica, excepto el amor del Senor que no tiene igual. El amor tiene un principio pero no tiene fin, salvo el amor natural. Dos amores que no puedes describir una vez que has saboreado lo que ambos son. Pues no pueden sufrir ni fin ni deficiencia. EL fin del amor humano es realizar la union: la union de dos espiritus y la union de dos cuerpos. FUNDAMENTOS DEL AMOR iPero querer como fin la union con el Misericordioso shlo puede ser efecto de un puro sacrilegio! (3) jTambitn la excelencia del amor es el efecto de la Excelencia! Si sigo incapaz de representirmeLo, imi alma ignora entonces a aquel que yo quiero! iPorgque Su representacién esth lena de pruebas! He compuesto los siguientes versos, siempre rela- cionados con este tema: El amado de la pasion soy yo, jst supierais! La pasion es lo que amo, ist pudierais comprender! Si entendéis mis palabras, jalabad a Dios por Su magnificencia! iTomad conciencia de ella! 4Por qué los que me rodean se burlan de mis palabras, pues son incapaces de captar su sentido? 3Por qué estan cegados por lo que dejo vislumbrar del Ser bienamado de un modo tan patente? 25 TRATADO DEL AMOR 26 iA nadie he amado de esta creacién! No, en verdad, jsalvo a mi mismo! jQuisiera que pudierais entenderlo! Desde que fui investido de los caracteres divinos descubro ser Su lugar de aparicion que nunca he dejado de ser. Untos desde ese instante a mi, pues soy el vinculo de Dios en vuestra creacién. Permaneced, pues, a mi puerta, en calidad de siervos, istempre dispuestos al servicio! Si yo llegara a decir: jOh, cuanto deseo a Zaynab, a Nizham oa Inanl, ipodria entonces pronunciaros! Aqui se halla un signo perfecto y sin igual bajo el que se muestra un vestido de gala. Pues yo soy la librea sobre aquel que la leva. Es por ello por lo que éste iseguira siendo desconocido! Sélo Dios esta bajo el manto, habia proclamado Al-Hallaj (4), un dia a propésito de esto. Ast que jalegraos! jLo juro por el amor! Si yo Lo contemplase, El se presentaria ante mt para que yo os contemple. FUNDAMENTOS DEL AMOR Te ruego, oh, Tt que no tienes igual, que quicra yo lo que Tt Poder decrete. «Mi Mandamiento —me dijiste, es que veas Mi Poder que puede ser rechazado por Mi propio Poder.» Por parte de un profeta os ha sido informado lo que puede apartar la orden ast decidida, iy 40 que hace posible prolongar tu vida! Dices cosas extranas ique son todas perlas! jDemos de nuevo esta pura joya a quien posce Tus gemas! Cantemos ahora al amor del amor: Cuando supe que el amor era inestimable, sin que pudiera, no obstante, dominarlo hasta el fin de mi vida, jme enamoré para siempre del amor del amor! Sin embargo, no me atrevo a afirmar que el bien que me otorga me basta por completo, st, jme colma ampliamente! El Amado me hizo aparecer el resplandor de Su union que hizo brillar mi ser y mi esencia mas intima. 31 TRATADO DEL AMOR Estos datos de la revelacion conciernen, pues, a los actos de los servidores. El Mensajero de Dios —que la paz y bendiciones sean con él— dijo: «Es Dios quien ha dicho: “Los que se acercan a Mi lo hacen por la obra que Yo mas amo, la de cumplir los actos prescritos. El siervo se acerca constantemente a Mi por las obras supererogatorias (nawafil) hasta que le ame. Y cuando le ame, Yo soy el oido por el que oye, la vista por la que ve, la mano con la que coge y el pie con el que avanza”.» Es en raz6n de esta revelacién divina (tajalli) como se ha podido sostener la doctrina de la unificaci6n (ittihad) (15). ¢Acaso no dijo Dios?: No eras th quien tirabas, cuando tirabas (Corin, VIII, 17). Es Dios quien os ha creado a vosotros y lo que hacéis (Corin, XXXVI, 96). Encontramos también estos textos proféticos: «Dios ama al sedicioso que se arrepiente». «Amad a Dios por el bien que dispensa por Sus favores». «Dios es hermoso (jamil). Ama la Belleza (jamal).» «En verdad, Dios ama que le alaben.» «Se me ha hecho amar tres (cosas) de vuestro bajo mundo: las mujeres, la oracin de gracias y los perfumes suaves.» Abundan los textos proféticos sobre este tema. Has de saber que la morada (magam) del amor es una distincién elevada y que el amor es el principio (as?) de la existencia universal (wajud). Del amor hemos nacido. Segun el amor hemos sido hechos. Hacia el amor tendemos. Al amor nos entregamos. 36 Capitulo 3 Los efectos del amor Yo mismo he sentido la extrema sutileza que puede encontrarse en el amor. Sientes un afecto intenso ( %shq), una pasién penetrante (hawa), un deseo ardiente (shawgq), un poder del amor (gharam), un agotamiento total (wubul), una imposibilidad de conciliar el suefio y de saborear la comida. No sabes en quién ni por quién sucede esto. Tu Bienamado no se muestra aqui de una manera distinta. Tal es la gracia més deleitable que yo haya sentido por experiencia directa (dhawg) (21). Otros estados similares pueden producirse después de éste. A veces una Manifestacién divina (tajalli) se presenta a ti en una revelaci6n espiritual (kashf) (22) y estos sindromes de amor se ven entonces afectados. A veces ves un personaje, y esta emocion extatica (wajd) (23) te embarga en el momento en el que ta le ves y sabes que ese ser es tu Bienamado, aunque nunca antes habias tenido conciencia de él. También a veces, se menciona a una persona y sientes inclinacién (mayl) hacia ella, por esta pasién que te invade. Entonces sabes que ese ser es tu amo (sahib). Se trata, en este caso, de una experiencia hecha con las sutilezas mas inaccesibles, que permite a las 41 TRATADO DEL AMOR ese estado y le hablé con estas palabras: «No soy la que reclamas, soy la que deseas, soy tu bienamada, soy el reposo de tu ser, jyo soy Layla!» Qays se volvié hacia ella exclamando: «Desaparece de mi vista, jpor- que el amor que tengo por ti me solicita al punto de desatenderte!» Este estado es el mas delicioso y el mas fino que se pueda sentir en el amor. Es, no obstante, un deleite menos sutil que el que hemos descrito anteriormente. Nuestro maestro, Abu-!-‘Abb’as Ja‘far al ‘Uryani (28) —que Dios le tenga en su misericordia— pidié una vez a Dios que le otorgase la pasion del amor (shahwat al-hubb) pero no el amor mismo. Se han propuesto definiciones del amor, pero no conoci a nadie que haya podido definir lo que es en si. No se puede ni siquiera concebir que se puedan dar definiciones validas. Quien quiera que intentara definirlo sdlo lo haria con ayuda de los frutos que produce, las huellas que deja y las consecuencias que le son intrinsecas, puesto que sigue siendo un atributo del Poder perfecto inac- cesible que es Dios Mismo. Lo mejor que he oido, a este respecto, nos ha sido relatado por varias personas, que lo habian oido de Abu-l-‘Abbas ad-Dahaji. Al preguntarle acerca del amor, respondié: «Los celos (ghayra) (29) son uno de los rasgos del amor y éstos desdefian todo, salvo velarse pidicamente. Asi que no pueden ser definidos.» Has de saber que las realidades cognoscibles son de dos clases. Algunas pueden recibir una definicion y otras no. Ahora bien, el amor, segtin las personas doc- tas en la materia que lo han tratado, no entra en los datos que puedan definirse. Lo conoce aquel en quien 46 LOS EFECTOS DEL AMOR en su espléndida belleza y magnificencia. Pero conviene entonces que guarde con el amado un lazo de afinidad en su exuberancia, cuando ante la hermosura crece en él una union concordante plenamente expandida. Me refiero aqui a la Epifania (tajalli) (32) de Dios —glorificado sea— bajo las formas diversas que El asume, tanto en la vida futura para Sus siervos como en esta vida a favor de los corazones de Sus adoradores, asi como consta en la obra segura de Muslim, sobre las metamorfosis (tahawwul) de Dios —glorificado sea— bajo formas que convienen a Su Realidad esencial (dhat) sin, no obstante, que sea necesario considerar en El la existencia de relaciones de analogfa (tashbih) o de modalidades (takyif). jLo juro por Dios! ;Si la Ley revelada (shari‘2) no hubiera aportado tales noticias divinas, nadie habria conocido nunca a Dios! Y si hubiéramos dispuesto de pruebas racionales mediante las cuales los intelectuales elaborasen un conocimiento de la Realidad esencial de Dios para pretender que El no esto ni eso, ninguna criatura Lo habria amado. Pero los textos divinos (a los cuales acabamos de aludir) confirmaron, mediante leyes reveladas, que Dios —glorificado sea— era asi con las cosas cuyas modalidades extrinsecas se oponen a los argumentos racionales. Es, pues, gracias a los atributos positivos (sifat thubutiyya) de Dios que Lo amamos. Después de que Dios presentase de este modo las relaciones de analogia (isab) y afirmado las causas y las relaciones que deben regir el amor, precisa: No hay nada que se le asemeje... (Coran, XLII, 11). Confirmé asi las causas (asbab) obligadas del amor que la raz6n 51 TRATADO DEL AMOR recer la existencia efectiva (idam) del ser concreto (mawyud) grato. Sin embargo, no es posible que coexis- tan el cese de la existencia de un individuo y su realiza- cién efectiva (wagi’). De ello se deduce que el caracter virtual (‘adam) del aspecto de ser concreto al que el amor debe adherirse puede realizarse sin que se esté obligado a hablar de la existencia de una irrealidad 0 de un cese de existencia (wajd al-idam), porque tal for- mulacién es muestra de ignorancia (38). He precisado claramente que el amante desea la rea- lizacién concreta, 0, mejor atin, la realizaci6n de la cosa grato, porque, en verdad, el objeto del amor sdlo es vir- tual 0, en realidad, no existente (#a‘dum). En efecto, el amante tiene una atraccién voluntaria por el amado que le obliga a unirse a un idilio determinado, sea el que sea. Si éste es de los que pueden recibir el beso, le gustara besarlo; o bien, si puede unirse a él por matrimonio, encontrar placer en ello; si siente amistad por él, le gus- tara sentarse en su compajfiia. Asi pues, su amor sdélo estara apegado a un aspecto de esta persona no poseido en realidad. Se imagina que su amor es tributario de este individuo, pero no es asi, puesto que con su comporta- miento sdlo desea encontrarle o verle. Si amase a la per- sona en si o la existencia en si del ser amado, es decir, la persona en si o su realizacion, el afecto de amor no seria entonces de ningiin provecho. Si, no obstante, objetases que amamos la compaiiia de una persona si nos gusta besarla o tener temura por ella, intimidad en su presencia, o también conversar con ella, comprobamos que realizar todo ello no hace cesar el amor, aunque el afecto y la unién sean efectivos (wujub). éNo deberiamos llegar a la conclusién de que la cosa grata puede muy bien no ser virtual o inexistente? 56 Capitulo 4 Del amor divino En el amor divino, Dios nos ama por nosotros y por El mismo. El amor que nos tiene por El mismo esta explica- do en este hadith santo: «Yo era un Tesoro (oculto) y Yo no era conocido. Ahora bien, quise ser conocido. Creé, pues, a las criaturas, a fin de hacerMe conocer de ellas. Entonces ellas Me conocieron.» De este texto se deduce que Dios nos creé por El mismo, a fin de que Lo conociésemos. El versiculo siguiente encuentra aqui su aplicacién: No he creado a los genios y a los hom- bres sino para que Me adoren (Coran, LI, 56). En con- secuencia, nos ha creado anicamente para Si. El amor que Dios tiene por nosotros se expresa a través de la ensefianza que nos da para que nos com- portemos adecuadamente con el objeto de llegar a la felicidad, evitando los actos no conformes a nuestra finalidad y a nuestra naturaleza (41). Dios —alabado sea— ha creado las criaturas para que Le glorifiquen. Y las ha destinado a pronunciar Su Gloria y Su Alabanza y a prosternarse ante El. Es asi como Ilegamos a conocerLo. He aqui c6mo habla: Los siete cielos y la tierra celebran Su Gloria y todo 61 TRATADO DEL AMOR Nos proporcioné también las pruebas de la lealtad de ese Mensajero y nos present6 sus signos patentes. Propagé la luz de la fe en nuestros corazones, nos la hizo agradable y la embelleci6é en nosotros; pero nos hizo sentir repulsién por la infidelidad, la impiedad y la desobediencia. Asi pues, nosotros hemos creido, dando pruebas de sinceridad. Nos garantiz6 la continuacién de Su grato auxilio y nos pidié cultivar Su amistad y buscar Su satisfacci6n. Nos ensefié que si El no nos hubiera amado, no habria existido ninguno de estos beneficios. También nos informé de que Su misericordia pre- cede a Su ira, incluso si el desgraciado asume su parte de desgracia, porque su caso esta necesariamente inclui- do en la universalidad de la misericordia y en la provi- dencia, asi como en el amor esencial que afecta a los fines Gltimos (awagib) de los seres y, finalmente, nos revelé que el amor es primordial, la palabra divina ver- dadera y la misericordia universal. La morada de este mundo esta hecha de realidades dispares y de velos, determinados en funcién de la medi- da asignada por el Todopoderoso-Inaccesible ¢ Infinita- mente-Sabio. Creé la morada futura y nos condujo hacia ella, donde las falsas pretensiones no pueden diri- girse. Hizo reconocer al conjunto de los seres Su seiorio (rububiyya), al igual que Lo hizo por la descen- dencia de Adan, en el pufiado de polvo fino procedente de sus rifiones (43). En la vida de este mundo estamos, pues, en una situaci6n intermedia (precaria) entre dos posiciones extremas: la de la Unidad divina (tawhid) y la del reconocimiento de la Autoridad. Es por esta raz6n por la que la asociacién (shirk) ocurre en este campo intermedio con Ia afirmaci6n incluso de la existencia efectiva, de modo que ésta se vuelve inconsistente. 66 DEL AMOR DIVINO concedido —joh, Mohamed!— por revelacién un espiri- tu procedente de Nuestra Orden. Ti no comprendias ni lo que era el Libro ni lo que era la Fe. Sin embargo, hemos hecho de él una luz por la que Nosotros guiamos a los siervos que queremos. Eres Ti quien guias en una Via inmutablemente recta (Coran, XLII, 52). Ahora bien, por la gracia de Dios, nos ha elegido entre los servidores que El ha querido guiar. Tras esta doble divisién relativa al amor que tene- mos por Dios, nos queda considerar cuatro diferentes maneras de amar: — Amamos a Dios por El mismo. — Lo amamos por nosotros mismos. — Lo amamos por estas dos razones. — Lo amamos por alguna de las razones que aca- bamos de mencionar. Pero, entonces, surge otra consideracién en la mente: spor qué Lo amamos, puesto que acabamos de afirmar que Lo amamos, pero no por El ni por nosotros mismos?; ;cual es, entonces, esta cuarta divi- sién que sera objeto de otro examen? Existe una altima divisién: — Si amamos a Dios, ;Lo amamos por nosotros (bina) o por El ( BiHi)? — O también, Lo amamos por nosotros y por El al mismo tiempo? — O, finalmente, ;Lo amamos, pero por ninguna de las dos razones de amor que acabamos de men- cionar? Cada una de estas clasificaciones recibira un comentario que haremos si Dios quiere. En este suplemento, también trataremos las cues- tiones siguientes: 71 TRATADO DEL AMOR uno de tus instrumentos y no muestras ninguna con- sideracién por mi. jUtilizame, pues! «Es verdad, le respondié el alma, jpero no me reprendas porque ignoro tu valor! Te permito actuar libremente segiin las disposiciones de ‘tu naturaleza, para que yo pueda verificar de lo que eres capaz y dis- poner de ti segiin tus posibilidades.» La raz6n le respondidé: «jAcepto!» Se volvidé hacia el alma considerandola su maestra y le hablé de esta forma: «No has tenido cuidado de tu esencia ni de tu existencia. {Es que nunca has dejado de ser en tu esencia en tu estado actual o bien no existias y a con- tinuaci6n fuiste?» El alma respondidé: «jNo existia y a continuacién fui!» La raz6n respondi6: «Y el que te dio el ser, zeres ta o es otro? Medita bien esto, date cuenta de esta verdad y sirvete de mi, jporque estoy hecho para esto!» El alma entonces se puso a reflexionar y reconocié lo bien fundado de este argumento; no habia sido creada por si misma, sino por otra realidad. La necesidad de tener un creador le parecié esen- cial cuando sintié que estaba sometida a afectos natu- rales que podian desaparecer o utilizando Gnicamente los medios habituales. Esta indigencia le hizo com- prender que su ser se debja a un principio, causa de su existencia. Cuando el alma qued6 convencida de su imper- manencia y estaba segura de tener una causa, origen de su persistencia, se puso a meditar. De ello dedujo que este principio no debia serle andlogo, ni necesita- do como ella, sino, por el contrario, que no presenta- 76 DEL AMOR DIVINO Llegada a este nivel, el alma quiso conocer el alcance y la finalidad de este amor. Se adhirié a esta narracién divina: «Yo era un Tesoro y no era conoci- do. Quise entonces ser conocido...» Sin embargo, ella habfa conocido al Ser verdadero cuando El se le mani- fest6 bajo una forma tomada de la naturaleza. En raz6n de esta forma bajo la cual El se manifesté, ella supo que le correspondia verdaderamente el nombre de «El Externo» (zhahir) y el de «El Interno» (batin). Supo también que el amor por el cual El deseé ser conocido estaba relacionado con El a través de Su nombre El Interno. También supo que el amante, por su condicién, al asumir una forma, le gusta suspirar (tanaffasa), puesto que en ese aliento consolador (tanaffus) encuentra el deleite buscado. Ese aliento (nafas) se escap6 de la fuente de su amor a través de las criaturas, ya que el Ser verdadero quiso darse a conocer a éstos para que éstas Le conociesen. Hubo entonces la Nube opaca (‘ama’) (48), que se llamé «el Ser verdadero por El que existe el mundo creado» (al-hagg al-makhlug bibi). Esta Nube opaca que es la Sustancia primera (jawhar) del mundo reci- be sin cesar todas las formas de éste, asi como los espiritus y las entidades sometidas a la Naturaleza uni- versal (taba’i’) sin excepcion. Ese fue el origen de Su amor por nosotros. El origen del amor que tenemos por Dios debe encontrarse en la audicién y no en la visién, en virtud de esta Palabra que Dios nos dirigié cuando estaba- mos en la sustancia primordial de la Nube opaca: ;Sé! (KuN). Ahora bien, la Nube opaca procede del Alien- to (tanaffus) divino y las formas —o del mundo, segin otra formulaci6n— _ han salido de esta Palabra 81 TRATADO DEL AMOR Vamos ahora a abordar, si Dios quiere —exaltado sea—, el capitulo siguiente, ya que el que trata del amor divino, que se termina aqui, bastara por el momento. 86 DEL AMOR ESPIRITUAL amado, en consecuencia lo ama forzosamente por él, el amante, como ocurre en el amor natural. Si, por el contrario, el objeto del amor no se reali- za sino en el ser capaz de actuar deliberadamente (sobre el amante), como Dios —exaltado sea—, una doncella o una adolescente, el amante puede ser afec- tado por estos seres gratos que acabamos de mencio- nar. Por ello es plausible que el amante ame el afecto de un tal ser, en el cual, y solamente en él, se cristaliza el objeto de su amor. Pero si sucediese que este ser no quisiera lo que ama ese amante, éste se quedaria en su estado primero, es decir, en el amor (no actualizable) que tiene por el amado, dado que el amado no puede ejercer su voluntad sobre él, lo que equivale a lo que expusimos anteriormente. Esta ultima reflexion no significa que el amante deba vincularse a lo que este individuo ama, puesto que éste no ama (necesariamente) lo que le gusta al amante, porque este individuo no es el objeto mismo del amor, sino sdlo el lugar en el que este objeto grato se realiza. En efecto, no esta dentro del poder del amante actualizar el objeto de su amor en este individuo, salvo si puede hacerlo por si mismo. Si, por el contrario, lo que es grato no encuentra modo de ejercerse en un individuo, no lo sera nunca posible al amante realizar este objeto grato sin que intervenga una ayuda especial de Dios para permitirle, si lo quie- re, realizar un acto creador (takwin), al modo de Jestis —que la paz sea con él— y de otros servidores de Dios. Si El les otorga tal gracia, el amor obliga al amante a dar la existencia al objeto grato. No encontraras en ning&n otro tratado este punto doctrinal analizado de una forma tan realista, porque 91 TRATADO DEL AMOR cién— impone que el ser grato, que es todavia poten- cial (ma’dum), ¢ incluso si tuviera que seguir siendo virtual, pueda representarse en la imaginacién. Porque se trata, en este caso, de una de las formas posibles de existencia captada por la mirada imaginativa del mundo imaginal (fi al-hadrat al-khayaliyya), pero con el ojo (‘ayn) que es propio de ese mundo intermediario. Cuando dos amantes se besan intimamente, cada uno aspira la saliva del otro, que penetra en ellos. Cuan- do se besan o abrazan, la respiracion del uno se expande en el otro y el hilito asi exhalado compenetra a ambos. El espiritu animal que actia en las formas naturales no es diferente del halito, de forma que éste es el espiri- tu (animal) de cada una de las dos personas que respiran y que vivifica en el momento del beso y de la respira- cién. Es asi, por ejemplo, como el espiritu animal de Zayd se convierte en el mismo espiritu de ‘Amr. Este aliento, una vez exhalado por el amante, transmite cierta forma de amor preiiado de deleite. Cuando este aliento se convierte en el espfritu de aquel hacia el que ha sido transmitido y cuando el halito de la pareja se convierte de la misma forma en el espiritu del primero, puede hablarse de identificacién (ittihad) por parte de los dos seres implicados, segtin lo que el poeta ha dicho: Yo soy aquel a quien amo yaquel a quien amo, jsoy yo! Esta es la finalidad del amor espiritual en las formas sensibles, tal como lo he cantado en uno de los poemas introductorios de este tratado: ... La meta del amor en el hombre es la union. La union de dos espiritus es la union de dos cuerpos... 96 DEL AMOR NATURAL (‘alam al-tabi’a) y de los elementos fundamentales (‘anasir) (59) por su cuerpo, cuando se considera al hombre bajo el aspecto del desarrollo de su economia formal (#ash’a). Asi, en su esencia, el hombre ama las condiciones unidos a los elementos fundamentales y a la naturale- za. (Tres planos de realidades estan, pues, en cues- tién): el dominio de los cuerpos (‘alam al-ajsam), el de las entidades sutiles incorporadas (ajsad) (60) y el de los espiritus. Algunos espiritus estén constituidos por cuerpos elementales (ajsam ‘ansariyya), y todo cuerpo ele- mental es natural. Otros estan constituidos por cuer- pos naturales (aysam tabi’iyya) no elementales; porque todo cuerpo natural no es (por fuerza) elemental, sino que, por el contrario, los elementos fundamentales, por su parte, estan incluidos en los cuerpos naturales de los que no se dice que'sean (por fuerza) elementa- les, tales como las Esferas celestes (aflak) y las Domi- naciones (amlak). De esta clasificacién recordaremos que los seres del Pleroma* supremo ( mala’ a’la) rivalizan entre si, y que la siguiente palabra divina se aplica a ellos: (Si t% Seftor lo hubiera querido, habria establecido los hombres en una Comunidad tinica. Pero éstos no dejan de oponerse unos a otros, con excepcién de aquellos a los que tu Senor ha hecho objeto de su misericordia. ;Y es por ello por lo que il los cred) (Coran, XI, 118 y 119). Ahora bien, éstos se oponen a aquellos mismos que han sido el objeto de su misericordia y que se sublevan contra ellos. Es por ello * La filosofia gnéstica utiliza este término como la plenitud del ser o el conjunto de los cones. ( N. del T.) 101 Capitulo 7 De los nombres del amor (62) Has de saber que el amor, tal como lo hemos expuesto anteriormente, recibe cuatro nombres principa- les, A cada uno de ellos va unido un estado espiritual que no comparten los otros. Vamos ahora a tratar de ellos. 1, AL-HAWA: LA PASION SUBITA DE AMOR, . OLA INCLINACION REPENTINA DE AMOR Este término tiene dos acepciones principales que se aplican al amor. El primer significado expresa lo que cae o surge (sugut) en el coraz6n procedente de la realidad no manifestada del ser (ghayb) que lo penetra hasta su reali- dad exterior (shahada) en su sede. Por ejemplo, se dice que la estrella desaparece (hawa) cuando (parece) caer. Dios —exaltado sea— ha dicho: Por la estrella cuando ésta cae (Coran, LIII, 1). Cuando este estado interior (Aad) se realiza de este modo, este nombre en inclinacién repentina es uno de los dados al amor. El verbo que lo expresa es entonces HaWiYa vocalizado en el futuro YaHWa, y el nombre 107 TRATADO DEL AMOR La dltima meta de todas es, pues, la fe (en Dios), y podemos verificarlo de nuevo, dado que la Misericordia de Dios precede a Su Ira (65). El significado del término HaWa, la inclinacién stibita de amor, te parece ahora evidente. 2. AL-HUBB: EL AMOR ORIGINAL En este afecto, el ser purifica la inclinacion amorosa (bawa) adhiriéndose Gnicamente al Camino de Dios, con exclusién de cualquier otro. Cuando ha realizado asi esta purificacion y ha adquirido una naturaleza limpi- da, tras haberse desembarazado de las impurezas causa- das por la asociacién de dioses miltiples en direcciones divergentes, puede hablar de él en términos de amor original (4ubb) en virtud de esta misma clarificaci6n y de esta purificacién que lo caracteriza. Por la misma raz6n, se llama habb al recipiente que recibe el agua turbia para que se haga limpida y clara por precipitacién de sus impurezas en el fondo de la vasija. Ocurre igual con el amor original (4b) en las cria- turas. Cuando éstas se apegan al Ser verdadero —gloria a El— y cuando, por El, el alma se libera del afecto puesto en los dioses rivales, que constituyen otras tantas asociaciones de Dios, esta actitud es llamada amor origi- nal (66). Ademas, Dios —exaltado sea— ha dicho: Quienes creen tienen un amor més intenso por Dios (Coran, II, 165). En efecto, cuando se retire el velo, quienes han sido seguidos le dirdn a los que les seguian y los que les 112 Capitulo 8 Los sofismas sobre el amor Son muchos los sofismas sobre el amor. Comenza- mos por el que ya hemos expuesto, en el que se imagina que el objeto del amor tiene una existencia efectiva (amr wujudi), cuando en realidad es pura potencialidad (amr ‘adami). El amor se empeiia en considerarlo como presente (mawjud) en una persona (‘ayn mawjuda). En cuanto el] amante ve al amado, su amor se renueva para que persista este estado del que ama su existencia efecti- va (wujud) y que tiene esta persona por origen. Es por ello por lo que el objeto del amor esta siempre en potencia (ma’dum), aunque la mayoria de los amantes no tengan conciencia de ello, con excepcién de los gndsticos que conocen las realidades fundamentales (del amor) y las consecuencias que le son intrinsecas. Pero ya hemos tratado esta cuestién (75). En esta parte del tratado, la mayor parte de nuestra exposicion se referira al desbordamiento de amor que obnubila la razon, provoca el adelgazamiento y la obse- sin mental, la preocupacién obsesiva, la lentitud, el insomnio, el deseo ardiente amoroso, la llama de la pasion y la vigilia. También es el amor que provoca la alteracién del comportamiento y aliena las facultades, 117 TRATADO DEL AMOR de suefio. Este estado le proporciona un gozo mas intenso que el que podria asegurarle la imaginacién, porque la unién que obtiene asi es para él mas fuerte que la que podria realizar por medio de la imaginacién. Sin embargo, unirse mediante la imaginacién colma més que unirse fisicamente, es decir, por medio de los senti- dos. Esta es la raz6n por la que también el goce intelec- tual produce una unién mis intensa que la unién de la imaginacién. Este amante esta entonces desorientado ante los medios que le permitirian realizar la unién fisica con el bienamado. Para llegar a ella, plantear4 cuestiones a este respecto, a quien posee alguna experiencia en la materia, esperando encontrar asi una estratagema para resolver su caso, sobre todo porque ha oido este verso que trata de ello: Si tu pasion de amor estuviera fundada, ise te habria preparado para las artimanas del amor! Porque procurarias unirte con el amado. 122 DE ALGUNOS ESTADOS DE LOS AMANTES rompiis el contrato de confianza (Coran, II, 40), porque habéis convertido a Dios en vuestro garante (kafil). Esta es la causa que provoca el decaimiento de sus cuerpos. 2. EL DETERIORO (DHUBUL) Es una caracteristica verdadera que afecta a los amantes en su espiritu y en su cuerpo. E| deterioro que se apodera de su cuerpo se debe al abandono de los alimentos agradables y apetecibles, untuosos y refrescantes, delicia para el alma y que pro- porcionan al cuerpo el brillo de la salud y del bienestar. Estos amantes —que Dios los acepte— consideran que el Bienamado (hadib) les ha impuesto la obligaci6n de mantenerse despiertos en Su presencia y de conservar confidencias durante la noche en el momento de Su teofania, cuando los seres estan inmersos en el suefio. Son plenamente conscientes de que los humores segregados en su cuerpo producen vapores que suben al cerebro embotando y obnubilando sus sentidos. EI suefio se apodera de ellos hasta el punto de impedir- les mantenerse ante el Bienamado en estado de vigilia, para el dialogo intimo en Su Sola Presencia, en su retiro solitario. Ademias, estos vapores suscitan en su cuerpo energias que se expanden en todas sus facultades de accién (jawarih), provocando la incontinencia, cuyo libre ejercicio le ha sido prohibido por el Bienamado. Llegan a despreciar la comida y la bebida que no sean de primera necesidad. Los humores que emanan de su cuerpo acaban, por este hecho, reduciéndose, pero 127 TRATADO DEL AMOR bienamado, cuando éste tiene la misma forma especi- fica que el amante. Si éste encuentra a semejante ser, cualquiera que sea el objeto del amor, halla entonces un reposo a su agitacién que lo deja, no obstante, tur- bado. ¢Por qué, en efecto, vuelve a surgir de nuevo esta turbacién a pesar del encuentro efectivo del amado? Siente esta agitaci6n con mis intensidad y el temor sobrevenido y el estado de unién le invade al mismo tiempo que esta atraccién de amor. Helo, pues, aqui poseido por esta aprensién motivada por la expectativa de la separacién, sintiendo al mismo tiem- po que este impulso exige la continuidad del estado de unién ¢ incita a un nuevo encuentro. En este senti- do alguien ha dicho que esta disposicién: éAcaso hay algo més suave que la pasion de un dia cuando las moradas del amor y del temor estan cercanas? Alguien declamé los siguientes versos sobre esta aprensién que surge en estado de uniédn y que acabamos de mencionar: Cuando estan lejos de mi, los lloro de amor. iY cerca de mi también, por el temor de ser alejado! Cualquiera que vea a otro que no sea El es retri- buido de esta forma por haber puesto asi su afecto en Ja realidad exterior. Si hubiera amado a Dios, no hubiera sido un juguete de este estado. El que Lo ama no puede comprender ser separado de El, pues gcdmo podria desapegarse de una cosa que le es inhe- rente, esta bajo su dominio y, ademas, el Bienamado ve constantemente? En efecto: Esté més cerca de él que su yugular (Coran, L, 16). No fuiste th quien lanzaste 132 DE ALGUNOS ESTADOS DE LOS AMANTES Es una tristeza que descubre en si mismo, que no es provocada por la expropiacién ni la incapacidad, pero cuya causa ignora y que caracteriza a los amantes, siendo su dnico mévil el amor, su Gnico remedio la unién con el Bienamado. La obsesién que tiene del Amado obnubila en él toda percepcién sensible por esta tristeza que lo abruma. Si la unién con el amado no se realiza de manera personal y el amado es de los que dan 6rdenes, encontrara una ocupacién ejecutan- dola y disfrutar hasta el punto de disipar su melancolia que llega a redoblar su intensidad cuando no se estable- ce entre él y el amado ninguna relacién que podria dis- traerle de si mismo. De todos los atributos del amante, inicamente la melancolia es susceptible de cesar cuando encuentra algo en que ocuparse. Las manifestaciones del amor son numerosas. Cite- mos algunas de ellas: E! pesar (asaf), la nostalgia (walah), el asombro (baht), la estupefaccién (dahash), la perplejidad (hayra), los celos (ghayra), el mutismo (kharas), la enfermedad (sagam), la emocién (galag), la inmovilidad (jumud), los llantos (baka’), la pena (tabrih), el insomnio (suhad) y todas las que los amantes han cantado en sus poemas. . En este capitulo nos hemos propuesto tratar del amor que Dios tiene especial y exclusivamente por Sus servidores y del amor que éstos tienen por El. Dios —glorificado sea— enumeré los seres a los que ama describiéndolos por las cualidades que deben 137 TRATADO DEL AMOR este volatil, crea los medios de su mantenimiento en la atmosfera. Por el contrario, cuando el hombre penetra en el aire y camina por su sola voluntad, no hay medios aparentemente normales para ello. Este ultimo caso se asemeja, pues, a la operacion del Ser verdadero cuando genera las cosas por Su propia Voluntad. Aqui radica toda la diferencia entre el acto productor divino y la lle- gada de las cosas a la existencia por medio de causas ocasionales (ashab). El fundamento de esta capacidad se encuentra en la realizaci6n por conformidad. El que sigue las leyes ins- tauradas es Dios, y Quien respeta el orden de las cosas, conforme a Su Voluntad, jsigue siendo Gnicamente Dios! Y todo esto sucede por la asistencia providencial (‘Sinaya) y la Voluntad creadora (mashi’a) de Dios. No hay més Dios que El, el Muy-Inaccesible y el Muy-Sabio (Coran, III, 6). 2. EL AMOR DE DIOS HACIA LOS ARREPENTIDOS (TAWWABUN) El amor que Dios siente por quienes no cesan de volver a El mediante el arrepentimiento proviene de esta conformidad. El atributo divino: el-que-no-deje-de-volver (a Sus siervos) forma parte de Sus Nombres perfectos. Es asi como Dios dijo acerca de Si mismo: En verdad, El, Dios, es Aquel-que-no-deja-de-volver (Corn, IX, 104). De los arrepentidos dice: Dios ama a quienes vuelven (a El) arrepintiéndose (Coran, II, 222). En definitiva, El sélo ama Su Nombre y Su Atributo y ama a Su sier- 142 DE LOS ATRIBUTOS DE LOS AMANTES EN EL CORAN excelente servidor! Estaba continuamente arrepintiéndose (Coran, XXXVIII, 44), y ello a pesar de la queja que dejaba escapar. Aqui tenemos, pues, la prueba de que el ser resigna- do sdlo se queja ante Dios. ;Y atin diremos mas! Se debe actuar asi, porque el paciente que no se queja ante Dios, en la lucha que entabla contra el Poder reductor divino, carece de conveniencia hacia El. Ahora bien, los Profetas —que la paz divina sea con ellos— son seres de educacién perfecta y dotados con una ciencia propia- mente divina. Ta sabes ahora que tu paciencia sélo sera por Dios y no por ti mismo ni por tu propia virtud, tal como Dios lo especifica: Sé constante, pero tu constancia sblo serd por Dios (Corin, XVI, 127). 2 de qué podrias enorgulle- certe entonces cuando no posees nada propio? Es asi como Dios pone a prueba a Sus siervos exclusivamente para que recurran Unicamente a Su protecci6n y no a la de otro y, con esta tinica condicién, son situados entre los resignados. El que se comporta de esta manera es el bienamado de Dios. El Muy-Constante (sabur) es uno de los nombres que califica a Dios —alabado sca—. Dios sélo ama al siervo en el que ve Su propio adomo. Aqui radica un secreto: El te ha investido totalmente con Su propia funcién (agama fili magamahn). La resignacién sdlo puede existir en aquel que ha sufrido un perjuicio. Ahora bien, sabemos bien que algunas criaturas hacen dajio a Dios y a Su Mensajero. Dios nos los ha descrito para que los reconozcamos con el fin de alejar el dafio de El —alabado sea— comba- tiéndolos o ensefidndolos si, sin saberlo, jbuscan la cien- cia! Por ello, Dios, al designarse como el Muy-Constan- 149 DE LOS ATRIBUTOS DE LOS AMANTES EN EL CORAN no discerniendo entre la unién y la separacién; esclavo en la familiaridad de Aquel que le somete; en dejar de estar en la confusion; sobrepasando la medida; profiriendo fuera de si que él es el Bienamado; desenraizado y agotado, no pregunta a su Bienama- do: «Por qué haces esto, por qué dices esto?»; habiéndose descubierto vergonzosamente, su secre- to se ha hecho notorio puesto que no puede servirse de la discreci6n; no sabiendo lo que es ser amante. Enumeremos mis atributos del amante: Sus deseos son intensos sin comprender, no obstan- te, a quiénes van dirigidos; su emoci6n es intensa sin saber, no obstante, sobre quién se ejerce; su Bienamado no se le aparece claramente; est4 alegre y triste a la vez, calificado por los contra- rios; su condicién habitual (magam) es el mutismo y su estado pasajero (hal) lo expresa; no le gusta utilizar la comprensién (con el Bienamado); es penetrado por una embriaguez espiritual, sin lucidez; tiene mil delicadezas con el Amado para satisfacerLo; tiene influencias sobre el Bienamado; es misericordioso y tolerante hacia el Bienamado cuando Lo obsequia; es testigo de su estado; esta afligido, languidece cuando no tiene nada que hacer, 167 ANECDOTAS SOBRE LOS ESTADOS DE LOS AMANTES natural debido a su corporeidad. Esto es asi porque los cuerpos (raramente) naturales no dependientes de los elementos fundamentales no pueden sufrir cambios de estado, a diferencia de los cuerpos salidos (normalmen- te) de los elementos fundamentales. Unicamente estos Ultimos cuerpos pueden alterarse, puesto que proceden de componentes esencialmente corrompibles. Pues no est4 en el poder de la naturaleza modificarse a si misma por el hecho de que las esencias concretas salidas de las realidades principales no son convertibles. EI amor se apoderd, pues, de la Gabriel, pero la sus- tancia de su entidad (excepcionalmente) corporal no pudo disolverse, al contrario de lo que le sucedié a la persona de la que habla esta anécdota. Es por ello por lo que fue subyugado bajo el efecto de las modalidades del amor natural que estaba en él, mientras que su ser (per- manente) subsistié a través del aspecto divino de su amor. De ahi se deduce (esquematicamente) que el aman- te divino es espiritu sin cuerpo y el amante natural cuer- po sin espiritu, mientras que el enamorado espiritual engloba cuerpo y espiritu. EI ser tributario del amor natural elemental no posee, pues, este espiritu que le preservaria de la altera- cin. Por esta raz6n, las palabras sobre el amor produ- cen sus efectos en el amante prendado del amor natural y no en aquel cuyo amor es divino, pero dejan algunas huellas en el amante prendado del amor espiritual. eo ko & Mohamed ibn Isma’il, el yemenita, nos conté en La Meca que Yusuf ibn al-Husayn habia ofdo la siguiente anécdota: 175 TRATADO DEL AMOR midad de Tu Compaiiia? ;Por qué, entonces, oh refres- co de mi alma, por qué?» Entonces afiadié: Con la separacion asustaste mi corazén, pues no encontraba nada que fuera mas amargo ni dolor mds vivo que la separacion. 3No bastaria que esta disposicion hubiera podido ser la causa de nuestra desunion? jEsto es, no obstante, lo que me temia hace tiempo!» Dhun-n-Nun concluyé: «Me dirigi hacia ese ser y vi que se trataba de una mujer.» DEL AMANTE QUE DIVULGA EL SECRETO DEL BIENAMADO Mohamed b. Isma’il b. Abu-s-Sayf nos conté el siguiente hecho que se remonta a Dhun-n-Nun al- Misri: «Un joven tenia la costumbre de asistir a las sesio- nes espirituales dadas por Dhun-n-Nun. Durante algan tiempo dejé de asistir y después volvid. Su tono se habia vuelto livido y su cuerpo habia adelgazado. Llevaba las marcas de la practica de la adoracién y del combate espi- ritual. Dhun-n-Nun le pregunté: “jOye, joven!, ¢qué dones has recibido de tu Sefior mediante los cuales te ha favorecido especialmente para el servicio que ti Le has consagrado y por los esfuerzos espirituales que has realizado?” El adolescente respondié: “j;Oh, maestro!, gconoces a algun siervo de que su Sefior haya formado entre otros y que El haya clegido, a quien ha ofrecido fas Haves de los Tesoros y a quien, finalmente, ha confia- do un secreto, que piense que es bueno divulgarlo?” 180 ANECDOTAS SOBRE LOS ESTADOS DE LOS AMANTES Finalmente, en tercer lugar, ese ser dijo: «Su espiritu es de la misma naturaleza que el velo.» En efecto, cuan- “ do Dios hubo moldeado perfectamente la forma corpo- ral, se ocult6 (en ella), o mejor, disimulé el espiritu manifestandose a través del receptaculo corporal tal como Dios lo menciona: Infundi en él (Adan) Mi Espi- ritu (Corin, XV, 29). El espiritu de los seres creados se produce a partir de este Espiritu bajo la forma de oculta- cién. Contemplan su principio sabiendo que se oculta, Pues conocen a Aquel que se muestra a través de su esencia concreta; saben también que se llama Fulano y por qué es designado asi. Aqui radican los secretos suti- les. Las anécdotas sobre los amantes gndésticos son muchas. 187 DE LOS NOMBRES DEL AMANTE Esta comprensién surge de una teofania rara y pre- ciosa que se realiza en una inmensa morada nupcial, final en el que se encontraba Abu Yazid al-Bistami, con fines que relacionaba con su propio caso de esta manera: «Se acercé a mi por algo que no me pertenecia.» Esta es la parte que su Sefior le habia destinado y que vio como un término, Ocurre asi con el amante, cuya extincién es un término y no el Término en si. Pero la realizacién del Término mismo constituye otra teofania que sdlo he visto producirse en los Santos que son profetas y envia- dos. Se ha descrito a Dios —glorificado sea— en la cien- cia religiosa oficial (‘%/m rusum), mediante la expresién: atributos de inmanencia (sifat al-tashbih). Se pens6 que el Ser divino se describia con los atributos de las criatu- ras, de forma que fue preciso volver a interpretar este aspecto doctrinal (110). El 4mbito en que tiene lugar esta contemplaci6n impone que cada nombre de la criatura se aplique, en su principio, a Dios verdaderamente y a ésta simb6licamen- te, sin significaci6n real. Solo asi la criatura queda caracterizada por los nom- bres. jCompréndelo! 4, EL ESTADO DEL AMANTE ES SER MOVIL COMO PAJARO ( TAYYAR) La movilidad es un rago del amante. Auténtica ciencia que no debe empanarse. Este verso ha sido improvisado y se refiere a lo que acabamos de exponer sobre los nombres de la criatura, que se imagina que todos éstos son para ella como. nidos (wikar). Pero cuando se le hizo evidente al aman- 193 ‘TRATADO DEL AMOR Dios manifiesta hacia Sus siervos por el amor que les tiene. En efecto, Dios no quiere que haya ningan apego entre ellos y El, por lo que cre6 la muerte mediante la que los probé para que su pretensién de amarLo fuera verificada y purificada (113). Llegada la hora del Juicio divino, el profeta Juan Bautista (yahya), cuyo nombre drabe significa «el que vivira» (114) —la paz sea con él—, inmolara la muer- te entre el Paraiso y el Infierno y ningan huésped de las dos Moradas podra ya morir. Este es el mévil que empuja a los amantes a que- rer salir de este bajo mundo para encontrarse con el Bienamado, porque los celos (divinos) son como una estela erigida para la inmolacién. Dios volvera a dar vida a la muerte inmolindola para suscitar una vida privile- giada, tal como lo precisé el Profeta al referirse al esta- do que asumimos después de la muerte: «El hombre vive dormido, pero al morir despierta.» 8. EL ESTADO DEL AMANTE ES SENTIR HASTIO AL VELO INDISOCIABLE (SUHBA) QUE SE INTERPONE ENTRE EL Y EL ENCUENTRO (LIQA’) CON SU BIENAMADO Este atributo presenta en el amante un cardcter mis general que el precedente. Unicamente la ausencia de existencia real o pura potencialidad (adam) (de amor), que en si no es una realidad efectiva, viene a interponerse entre (el aman- 198 DE LOS NOMBRES DEL AMANTE por Dios, el Bienamado verdadero, porque éste no es forzosamente reconocido por todo el mundo en algunas circunstancias, aunque lo es por otros como los gnésti- cos. Pero todos, en definitiva, aman sdlo a Dios, aunque también tengan afecto por si mismos, su familia y sus amigos. jEntiéndelo bien! A propésito de esto, sucediéd que una persona santa nos contd que Qays, el loco, uno de los enamorados de Dios, que habja hecho de Layla su velo, era uno de aquellos a los que el amor habia subyugado por comple- to. En cuanto a mi, tengo por ciertas las siguientes pala- bras pronunciadas por Qays a Layla en este relato: «jAléjate de mi! jEl amor que tengo por ti me preocupa al extremo de apartarme de ti!» Asimismo, no pudo encontrar reposo cerca de ella y no pudo acercarse. {No es acaso una de las condiciones del amor justamente la de exigir que el amante se una al amado? Ahora bien, jel comportamiento de Qays era completamente el contra- rio de este principio de amor! El amante ha de desfalle- cer sGbitamente de amor en el momento del encuentro con el amado y quedar perturbado. Sin embargo, Qays no estaba ni subyugado ni desfallecia cuando gritaba a Layla: «jAléjate de mi!» En cuanto a mi, pienso que es totalmente verosimil la actitud de Qays, el posefdo por el amor de quien me habia hablado ese gnéstico, porque esta actitud esta lejos de ser imposible. Por todas estas razones, los amantes buscan el reposo en las palabras y la mencién del Amado, y ésta es claramente la funciédn del Coran (120) que une estos dos atributos. No prefieren, pues, ninguna otra cosa, a esta recitacién, porque al actualizarla se ponen en lugar de Dios como si El Mismo hablase tal como 203 TRATADO DEL AMOR 14. UNO DE LOS ESTADOS DEL AMANTE ES DEDICARSE A OBEDECER A SU BIENAMADO Y EVITAR DESOBEDECERLE Un poeta dijo: A Dios te opones aunque Le muestres amor. jLa légica excluye esto como algo incompatible! Si amas verdaderamente, Lo obedecerias, jpues el amante se adapta a Aquel al que ama! El amante sigue siendo siervo y, como tal, esta obli- gado a ajustarse a las érdenes de su Dueiio y evitar con- travenir Sus mandatos y prohibiciones. En efecto, el amante no puede verLo cuando El se lo prohibe. Pero Lo encuentra alli donde El lo decide, porque el amante esta siempre a Su disposicién. Si el Amado le da una orden, el amante reconoce que El quiere su bien actuando de esta manera con él y ordenandole de ese modo, poniendo en evidencia dicha actitud hacia él la solicitud que el Ser amado tiene por él. Si, por el contra- rio, es sustraido a la visién y a la contemplacién de su Bienamado que le obliga a actuar asi, permanece, a pesar de todo, en el bienestar y en la dulzura procuradas por el asentimiento deliberado a los edictos de su Duefio, conduciéndose de esta forma con Su permiso. Si el Amante es Dios, el amado Le dirige sus peti- ciones y comunica sus deseos mas caros y que le inci- tan a actuar de esta forma. Ademis, la aversién que siente por algunas cosas le hace formular sus peticio- nes de modo negativo, con ayuda de la propia palabra de Dios: No hagas que nuestros corazones se desvien... (Coran, III, 8)... No les impongas una carga mds alla 210 DE LOS NOMBRES DEL AMANTE, nuacién a Su siervo: Sé constante, pero tu constancia sélo seré: por Dios (Corin, XVI, 127). Al nombrarse El Muy- Constante (sabur), Dios le sugiere esto: «Por el Poder irresistible y Mi Majestad, Yo Me describo como el mas perjudicado, el mas magnanimo y el mas constante (que cualquiera), aunque no se me ordene ni obligue. Me he compenetrado intimamente con las criaturas y renuncia- do a Mis prerrogativas para hacer lo que les conviene por amor y misericordia hacia ellas. Sin embargo, joh, criatu- ras!, tenéis mas motivos que Yo para ser constantes en la adversidad, es decir, ante la prueba que os he decretado, pero también ante el hecho de que, Yo soy siempre cons- tante frente al dafio que Me hacen Mis criaturas atri- buyéndoMe lo que no conviene a Mi Majestad.» Ahora bien, esta actitud de Dios se debe al hecho de que El es el Ser amante, a pesar de la manifestacion de la adversi- dad. Cuando Dios es calificado asi, Le obliga a Su amado a dominar su condici6n natural. Si el amado es la criatura y el Amante es Dios, la forma que adopta de imposici6n es la misma que el sier- vo solicita de su Duefio debido al conocimiento que posee del ser amado por EI que pretende se encargue de sus intereses, a condicién, no obstante, que estén con- formes con los designios y el amor de Dios. El Ser ver- dadero actia entonces de acuerdo con él. Este es el sig- nificado unido a este atributo del amante. 18. ES CONDICION DEL AMANTE TENER EL CORAZON DE AMOR (HA’IM AL-QALB) El coraz6n del amante, que recibe esta designacién por la riqueza de los modos de su libertad de accién y 215 TRATADO DEL AMOR los cuales aquellos que El habia creado podian glorifi- carLo. Los ensefié, pues, a Adan, que canté Su Gloria por ellos. Asi que pregunté a los angeles que iban en procesién alrededor del templo (de La Meca): «;Qué pronuncidis?» Los angeles respondieron: «Durante nuestra rondas rituales pronunciamos en tu presencia: “jGloria a Dios, Alabado sea Dios, no hay mas Dios que Dios, Dios es infinitamente grande!”» Adan les precisé: «jOs voy a dar mas!» Y afiadié: «j;No hay fuerza ni poder sino por Dios!» Dios dio esos nombres a Adin de un Tesoro depo- sitado bajo el Trono, y los angeles no lo supieron. Si interpretamos la expresi6n: la escudilla grande o pequefia, como nombre divino concemiente a todas las realidades ya sean humildes o importantes, significa que, en efecto, el ser insignificante puede, en su pequeiiez, glorificar a Dios alli donde el ser importante no puede hacerlo a causa de su importancia, y entonces nosotros hemos entendido bien el problema. En cuanto al nom- bre: la escudilla grande 0 pequefia, asi escogido, no es respetable en si, sino que es consagrado por el uso, puesto que este utensilio se designa en cada lengua con ayuda de una palabra compuesta por letras que no per- miten confundirla con otra. El cardcter utilitario de este instrumento es el que los angeles se opusieron a la cele- bracién de la gloria y de las Santidad de Dios por orgu- llo respecto al hombre. Asi pues, Dios les hizo ver la excelencia de Adan en el momento en el que ellos mani- festaron su pretensién. Esto y no otra cosa es lo que hemos querido co- mentar, porque, entre los seres creados, nadie es mas noble que el angel, pero a pesar de esta nobleza que le caracteriza, Dios favorecié al Hombre perfecto (insan 220 DE LOS NOMBI 3S DEL AMANTE 23. EL ESTADO DEL AMANTE ES NO ENCONTRAR SOLAZ (NAEFAS) EN EL BIENAMADO Dice no hallar reposo (mustarih) en el Bienamado, debido a la vigilancia que mantiene en Su presencia en cada aliento. Discierne dénde esta el objeto de su amor y se determina, en consecuencia, sin cesar a quedar en la expectativa, bajo el efecto del celo extremo que es suyo, para satisfacer al Amado. Ahora bien, no puede encon- trar reposo alguno a causa de su incapacidad por con- tentarLo. Esta es la significacion de la expresion que hemos utilizado anteriormente, a saber, que no encuentra reposo alguno, puesto que no puede extenderse por ata- raxia 0 alivio (tanfis), ya que este estado exige la desapa- rici6n de la constriccién (karb) y de la tensi6n (shidda). Esta disposici6n es la del amante sincero en su amor. El Amante es Dios, quien dijo: Cada dia esta en una accion (Corin, LV, 29). Sélo actia en interés de Sus siervos y sdlo se dedica a los que ama, participando Ginicamente los demas del favor divino por simple con- formidad natural. Dios garantiza a aquéllos lo que les corresponde (140) en esta vida y en la otra morada sin que El sienta cansancio segan los términos de estos versiculos: Hemos creado los cielos y la tierra y lo que hay en ella, en seis dias, sin sufrir cansancio (Coran, L, 38). sAcaso nos debilité la primera creacién? ;No, pero estan obnubilados por una creacién nueva! (Coran, L, 15). Se puede, pues, interpretar que Dios, en cada aliento, se halla en un Acto permanente de creacién recurrente a través de Sus siervos, tal como El lo dijo: Cada dia esté en una accién (Coran, LV, 29). Se expresa del mismo modo a propésito de la suerte de los Bienaventurados: 225 TRATADO DEL AMOR 26. EL ESTADO DEL AMANTE ES ENCONTRAR DELEITE EN EL DESASOSIEGO (DAHSH) Este desasosiego es provocado por la llegada repen- tina e imprevisible del Amado, fendmeno designado con la expresiOn: el asalto o ataque sorpresa (bujum) del que trataremos mis adelante en esta obra (143) Cuando Dios atrae hacia Si el corazén de Sus sier- vos y les traza el camino que da acceso a Su revelacién y que ademés Se da a conocer de ellos a través de las pruebas (que El da de Si Mismo), ellos Lo reconocen. Se hace grato a sus ojos prodigandoles favores de modo que llegan a amarLo. Cuando Dios se les manifiesta, sin promesa por Su parte, es decir, inopinadamente, y ellos llegan a Su pre- sencia, aunque permanecen en la ignorancia de que estén accediendo a El, Su Manifestacién los coge de improviso, aunque la reconocen por un signo claro. Caen en el desasosiego ante esta llegada imprevisible de la Manifestacién, al tiempo que sienten felicidad en su fuero interno, porque saben que ese signo no es otro que el Amado y el Deseado. Tal es el deleite que en- cuentran en este desasosiego. Cuando el Amante es Dios, les atribuye la capacidad de elegir (khtiyar), puesto que El es omnipotente en todas las cosas (Coran, II, 20) y si bubiese querido (Coran, VI, 112), lo habria hecho, y si lo hace, no es por obliga- cién, puesto que El es veraz en Su Palabra y en Su Deci- sién sabia que El Se impone. Ademis, Dios es el Susten- tador (mugit) de todas las cosas establecidas segin el orden exigido por la Sabiduria. El no vuelve sobre Su Sabia Decision, El que, en todas las circunstancias, hace lo que conviene, como conviene y cuando conviene con 230 TRATADO DEL AMOR Salom6én convocé al pajaro y le dijo: «Qué es lo que te he ofdo decir?» «No te apresures a castigarme», le contest6 el martinete, «porque el amante se expresa en un lenguaje del que sdlo se sirven los locos. Ahora bien, yo amo a esta hembra y le he dicho lo que has oido. Los amantes locos de amor no tienen ley y hablan la lengua del amor, jno la de la razon!» Salomon se puso a refr y tuvo piedad del pajaro y no lo castigo. El comportamiento de esta criatura es claramente una herida que Dios declara inocente o cura sin tener que reclamarle el precio de la sangre a ese siervo al que no castiga. Ocurre lo mismo con el ser que ama a Dios, a quien no se tiene rigor por los desérdenes aparentes causado por la intimidad de amor y el afecto sincero. Tal es la virtud del amor, amor que obnubila la razén. Ahora bien, Dios reprende tGnicamente a los seres que tienen el libre ejercicio de esta facultad, no a los amantes que se hallan bajo el yugo del poder autoritario del amor. EI Amante es Dios, y la herida que El lleva es repa- radora o inocente, El que es veraz y que amenaza con castigar la falta tal como lo ha prometido. Después, es indulgente y no reprende ni siquiera al desobediente que no lamenta su falta (154). Ademas, por benevolen- cia y favor, Dios no reclama compensacién a aquel que se habria hecho merecedor de sancién. La herida come- tida por el ofensor es de naturaleza inocente y la amena- za que Dios hace de vengarse no se cumple por exen- cién. Pues Dios, que es indulgente con él, no tiene en cuenta la ofensa de ese ser desprovisto de razén y no tiene, por tanto, intencién de dajfiar a los siervos por carencia de esta facultad. La herida que lleva es entonces 238 TRATADO DEL AMOR, amado lo desea. Su tinica disposicién es de la ser tal como se espera de él. Ahora bien, jél ignora esto! Tal es el despojo de sus atributos. El Amante es Dios que es perfecto en Su Esencia, El cuya Perfeccién es susceptible de aumentar y que no tiene modalidad ni atributo puesto que ninguna cosa es como El (Coran, LXII, 11). Gloria a tu Senor, el Senor del Poder inaccesible mas alld de lo que ellos (Le) atribu- yen (Coran, XXXVII, 180). 35. EL ESTADO ES PERMANENCER ANONIMO (MAJHUL AL-ASMA’) Un poeta dijo: Cuando ella me llama, es para decirme: «;Oh esclavo mio!» jPor eso este nombre es el mas noble que poseo! Este tema es el mismo que hemos expuesto pre- viamente, a saber, el amante est4 despojado de sus atributos. La sumisién adoradora ( ‘ubudiyya) es asi esencial para él y su Gnico nombre es aquel por el que le designa el Bienamado. Cualquiera que sea el nombre por el que El lo designa o llama, éste Le responde y se apresura hacia El. Cuando se le pregunta: «;Cudl es tu nombre?», responde: «Pregunta al Amado. Lo que El me ha llamado es mi nombre, pues ning&n otro nom- bre me pertenece. Soy aquel a quien se ignora y que es desconocido, jsoy la indeterminaciédn que no es determinable!» 244 DE LOS NOMBRES DEL AMANTE propagacién de los secretos del Amado, pues las almas estan hechas para amar los presentes, los dones y las prodigalidades. Por otra parte, el amante no sabe si esta difusién de los secretos convendr4 o no al Bienamado. Esta es, pues, la causa que perturba el coraz6n de los amantes de Dios (161). El Amante es Dios cuya Orden se realiza respecto al ser que deberd creer o no, conforme al Decreto preexis- tente en la Ciencia eterna. Ahora bien, la Palabra (gawl) y la Ciencia de Dios son una sola y dnica reali- dad, pero cualquiera que ésta sea, El habla dando érde- nes. Aquel que sabe que no puede ajustarse a Su Orden se encuentra enfrentado a la desobediencia, si bien Dios es sabio y omnisciente. De alli proviene la confusién constatada en el mundo, asi como la oposicién de ten- dencias y conflictos. 40. EL ESTADO DEL AMANTE ES SOBREPASAR TODA MEDIDA EN SU COMPORTAMIENTO En efecto, el amante se aparta de las reglas sensatas citadas por la sana raz6n. Pero no se preocupa de medi- tar sobre la gestion del mundo, pues su tinica aspiraci6n y su sola preocupacién consisten en conservar el recuerdo del Bienamado y en mencionarLo, con la imaginacién desbordada, incapaz de ponderar las cosas en su justo valor. Si el Bienamado es Dios, el coraz6n del amante Lo contiene (162). Ahora bien, esta capacidad sobrepasa la medida (wazn = beso) de forma que nada puede valorarla. éNo te has dado cuenta de que la formula sagrada: No hay més Dios que Dios (la tlaha illa Allah) es una Palabra 249 TRATADO DEL AMOR 6. Véase Ibn Arabi: Fusus al-hikam, capitulo sobre ¢l profeta Shu‘ayb. The Bezels of Wisdom, traducido ¢ introducido por R. W. J. Austin, Londres, 1980. 7. Son numerosos los hadiths sobre la forma de Dios. Citemos los siguientes: «Alé determin6 la creacion de Adan segiin Su Forma.» Ibn ‘Umar cuenta que el Mensajero de Dios dijo: «No critiques el Rostro, porque Al4 determiné la creaci6n de Adan segan la Forma del Todo-Misericordioso.» «El Dia de la Resurreccién, Adan se presentara a los siervos bajo una forma que éstos lo reconoceran. Entonces les dira: “jYo soy Vuestro Sefior!” Ellos responderan: “;Buscaremos refugio por Ala segan nuestra condicién habitual hasta que nuestro Scior venga a nosotros!” Es cierto que entre nosotros y El existe un signo en la conciencia por el que reconoceremos a nuestro sefior cuando venga a nosotros. Entonces Ala acudira a ellos bajo la Forma que ellos conoceran y dirin: “;Eres Ta nuestro Sefior!” Y desde ese ins- tante, Le seguiran.» En Muslim. «He visto a mi Seftor bajo la mas bella de las Formas.» 8. Diyar: plural de dar, procede de una raiz que significa: ir alrededor, girar. Los diyar son las tiendas de los beduinos, circulares y dispuestas en circulo alrededor de la del jefe. El Halc6n tiene, pues, aqui un sentido de proteccién y de inviolabilidad. 9. La forma de un ser o de una cosa esta constituida por todas las posibilidades que expresa; asi pues, no es tinicamente su aspecto exterior cl que lo delimita y lo distingue aparentemente de otro. Aplicado a Dios, el término forma (s#7a) alude a todas las perfec- ciones que se determinan y se realizan en y por la Imaginacién divina, en el mismo Ser de Dios. Cuando el amante percibe la forma de su Bienamado, no hace sino proyectar, en realidad, en su imaginacién creadora, su propia forma, es decir, sus propias posibilidades 0 perfecciones, implicitas en El, el Amado, en su arquetipo. 10. Alusi6n al siguiente hadith: «Ala tiene setenta mil velos de luz y de tinieblas. Si los revelase, las Glorias trascendentes de Su Ros- tro consumirfan todas las cosas que alcanzase Su Mirada.» Ibn Han- bal, Musnad, IV, 401. 11. Referencia al sura: El Misericordioso, XV, 31. 12. El Nombre divino al-Wadud esta construido sobre el para- digma del Fa’UI, que tiene el doble sentido activo y pasivo. Al-Wadud esa la vez el Amante y el Amado fiel y constante. 258 NOTAS creyentes ¢ irreductibles con los infieles. Combatiran en el Camino de Als sin temer el reproche de agquel que critica. Tal es la gracia insigne que Ald concede a quicn El quiere. Ald es omnipresente y omnisciente. (Corin, V, 54.). 41. Porque el hombre esta hecho segiin la Forma de Dios es por lo que El lo ama totalmente y el hombre ama a Dios totalmente. Ninguna de sus modalidades puede, pues, sustraerse 0 escapar, no s6lo a la adoracién fundamental ¢ integra de Dios, sino también al Amor. En consecuencia, toda forma de amor que implique conformi- dad a la norma divina del hombre es legitima, liberadora y santificante. La continuacién del tratado lo demuestra abundantemente. La restitucién a Dios del propio amor que El nos manifiesta constituye el acto de reconocimiento que engendra por si mismo un amor cada vez mayor por Dios sin que este proceso sagrado tenga fin. 42. No te obstines tras aquello que ignoras. Seguramente, el vido, la vista y el corazin serdn sometidos al cuestionamiento. (Coran, XVII, 36.) En ese Dia, su lengua, sus manos y sus pies dardn testimonio de lo que hacian. (Coran, XXIV, 24.) 43. Se trata de un Pacto o Alianza primordial enunciada en el Coran en el versiculo CLXXII del sura 7, Al-A‘raf: Y cuando tu Senor tomé una descendencia de las entranas de los bijos de Addn y les hizo dar testimonio sobre si mismos: «;Acaso no soy Yo vuestro Sehor?» Respondie- ron: «Si! ;Damos testimonio de ello!», de forma que no podréis decir el Dia de la Resurreccién: «En verdad, éramos indiferentes a ello.» Para ilustrar este punto doctrinal expuesto por Ibn Arabi, cite- mos este hadith santo contado por Anas y transcrito por Bukhari: «En verdad, Allah dir4 a aquel de entre los huéspedes del Fuego que sufra el castigo mas leve: “Si hubicras tenido en tu posesién todo lo que se encuentra sobre la tierra, jlo habrias utilizado para redimirte?” “Sin duda alguna”, jrespondera! “Sin embargo, yo te habia pedido algo mis facil que esto cuando estabas en las entrafias de Adin: que no Me asocies con nadie. Ahora bien, jta has rechazado (todo) salvo hacer acto de asociacién!”.» 44, Esta tltima reflexién deja entrever toda la diversidad de los estados pdéstumos del ser y de su paso de un estado a otro, paradisiaco © infernal. El versiculo en el que se basa esta doctrina es el siguiente: ... los que estardn perpetuamente (khalidun) en el Fuego infernal mien- tras que dure los cielos y la tierra, a menos que Dios lo quiera de otro modo, Tu Senor acta segtin Su buen Querer (Coran, XI, 107.) 263 TRATADO DEL AMOR 82. Este versiculo puede comprenderse y traducirse de dos maneras. Esta doble interpretacién permite captar mejor la continua- cién inmediata de la exposicion: Ninguna cosa se asemeja a El,o: Nin- guna cosa es como Su Semejante. La primera versién excluye todo semejante a Dios, la segunda afirma el Semejante incomparable, tinico y singular. Ibn Arabi con- cluira de ello, en numerosos pasajes de su inmensa obra, que ese Semejante no ¢s otro el Hombre universal o Perfecto (insan kamil). Si Dios no tiene semejante, conoce el «Contenido» de su Ciencia por Si Mismo. Si se entiende que nada es como Su Semejante, Dios conoce el Mundo por el Mundo, que es la manifestacién de las posibi- lidades incluidas en Su Ciencia infiniva. La raiz verbal ‘A. L. M significa: saber; distinguir por signos de reconocimiento. El ‘alam, palabra derivada de esta raiz, o mundo, es ante todo el conjunto de posibilidades o signos, de namero infinito, contenidos en la Ciencia de Dios y todos distintos unos de otros. Representan la primera discontinuidad ontolégica por la que el conocimiento se hace posible. Cuando este término ‘a/am esta en plural en la forma ‘alamun que se aplica a los seres animados afectados por la Ciencia divina, puede traducirse por: mundo, o por: seres del mundo, como en este hadith protético contado por Ibn ‘Abbas: «Los ‘Alamun son los Genios y los Hombres, porque estan sometidos a la predicaci6n.» 83. Referencia implicita a estos dos versiculos: ... Si les sucede algo bueno, dicen: «Esto procede de Dios!» Pero si les Solpea el mal, dicen: «;Esto viene de ti (ob Mohamed)!» Di: «Todo pro- cede de Dios!» ;Por qué, pues, esas gentes esthn casi desprovistas de com- prensién ante lo que les sucede?» El bien que te alcanza procede de Dios, ;pero el mal que te afecta procede de ti mismo! (Corn, IV, 78 y 79.) 84. Pues el ser humano en el Paraiso conserva la intencién recta y la energia espiritual que son las causas primeras del buen com- portamiento exterior en este mundo. 85. Véase el capitulo XII, 25 y 26. 86. Las realidades siguen siendo simples potencialidades mien- tras que no son actualizadas por la existencia del mundo y es entonces cuando adquiere la consideracién de realidades necesarias, pero por otro, tal como lo ha expuesto el sheik cn cl capitulo VI, p. 98. De igual modo, la recuperacién posible de la salud por medio del medicamento se hace efectivo por la virtud de éste. 270 TRATADO DEL AMOR caso presenta cierta analogia con el del angel Gabriel, cuando adopta- ba la apariencia humana y se aparecia, por ejemplo, bajo la forma del hermoso arabe Dahya al-Kalbi. 152. El término ‘@q/ tiene el mismo significado etimolégico que la palabra inteligencia (interligere). ‘Ag! es la facultad que permite unir los conceptos y las ideas entre si y vincularlas a su causa comtin. En todo este pasaje, Ibn Arabi establece perfectamente la distin- cin entre la inteligencia en acto y la inteligencia en potencia. El ser humano, en estado de disponibilidad mental y que no hace acto de reflexién, es susceptible de recibir todos los significados principales y arquetipicos en su inteligencia racional. Unicamente 1a actividad dis- cursiva del hombre, cualesquiera que sean los temas, sustrac a la inteli- gencia esta receptividad y la priva asi de un conocimiento cierto de carcter intuitivo, 153. Literalmente: que reduce o cura las heridas que lleva. Dios anula o compensa las consecuencias de acciones aparente- mente perjudiciales del amante verdadero que actia sin tener en cuenta las reacciones que provoca en el entomo en donde él se desenvuelve. En esta ocasién, Ibn Arabi plantea implicitamente el problema de la accién y de las reacciones concordantes, segin la expresion muy justa de Matgioi, producidas por el ser que evoluciona en su medio y que esta obligado a tomar en éste todos los elementos para su desarro- Ilo y su supervivencia. Para que el hombre no sea objeto de la Célera divina, en virtud de las heridas que lleva en su medio de evoluci6n, es necesario que éstas sean producidas segin el Orden de la Ley que Dios ha previsto, en Su Sabiduria normativa, compensar las reacciones que parecen per- judiciales cuando se detiene uno en Ja apariencia. 154. En este caso, es el mismo Dios quien compensa 0 anula directamente los efectos de la desobediencia aparente, sin tener en cuenta la Ley general que 1 revela, pudiendo el amante auténtico ser liberado de ella en ciertas circunstancias. 155. Para explicar esta afirmacién, referirse al capitulo X, 8, el amor de Dios por la Belleza. 156. Véase: Le Mémorial des saints, ob. cit., en el capitulo con- sagrado a esta célebre santa. 157. He aqui el versiculo completo: jQué Dios te absuelva! ;Por qué los has dispensado (de ir al comba- te) antes de estar en disposicion de reconocer los que eran leales y los que eran falaces? (Coran, IX, 43.) ° "282 —ARCA DE_ SABIDURIA BN ARABI (Murcia, 1165-Damasco, 1240) esta conside- rado el maestro mas importante de la espiritualidad islamica y uno de los mas grandes misticos de todos los tiempos. Este Tratado del Amor, extraido de su monumental obra Las conquistas de La Meca, es sin duda la expresién maxima del amor plasmada en la literatura. En él, Ibn Arabi nos describe los elementos del amor, los estados de los amantes, y nos muestra todos los aspectos posibles: divinos, espirituales y naturales o fisicos. Y su contenido gira sobre la idea de que si Dios es al mismo tiempo el Amante, el Amado y el Amor, el ser humano, como criatura suya y manifestaci6n de este amor, se siente impelido a vivirlo y expresarlo de un modo inexo- rable, ya que es su origen y meta. Este texto, envuelto en la mas calida belleza y sustenta- do por el mas profundo conocimiento, dejara en el lector la honda impresi6n de estar ante uno de los grandes tratados de la literatura sagrada. ‘Traduccién al espaiiol: ALFONSO COLODRON. EDAF

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