El cáncer está aumentando debido al crecimiento y envejecimiento de la población, así
como la prevalencia de factores de riesgo como el tabaquismo, el sobrepeso, la inactividad física y los cambios en los patrones reproductivos asociados con la urbanización y el desarrollo económico. En el mundo, aproximadamente uno de cada 600 niños, es tratado por cáncer. Al tener tratamientos invasivos como la quimioterapia existen efectos colaterales que provocan cambios físicos, como la disminución significativa en la densidad mineral ósea, cambios en la ingesta alimentaria, náuseas, vómitos y principalmente la fatiga. Con estos cambios el niño presenta obstáculos y dificultades mayores en la recuperación. La práctica de actividades físicas ha sido señalada como coadyuvante en tratamientos de cáncer infantil. Los beneficios demostrados son mejoras en la movilidad funcional y la fuerza muscular, aumento del VO2 máximo, disminución de la frecuencia cardíaca de reposo y mejoras sobre el sistema inmune que direccionan hacia un progreso en la calidad de vida. En cuanto a la población no diagnosticada el cumplimiento de las pautas de promoción de la salud para la dieta, la actividad física y el mantenimiento de un peso corporal saludable puede disminuir la incidencia de cáncer y mortalidad de la población.