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LA ETICA DE LA MATERNIDAD Vicroria Sau (Universidad de Barcelona) Es ésta una reflexién sobre un tema de la maxima importancia para las mujeres: el de que fa maternidad no existe. ¥ les incumbe no desde la posicién de madres reales o de futuras madres, sino de la de hijas. ¢Por qué esta distincién? Porque antes de entrar en la discusién sobre los métodos anticonceptivos, el aborto, las nuevas técnicas en reproduccién humana; antes también de que las mujeres se separen 0 se diferencien por sus opciones sexuales y/o materna- les/no-maternales, est pendiente su encuentro en un espacio comtin, en Ja gran casa comin de ser todas ellas hijas, en tanto que nacidas de mujer. La no existencia de la maternidad afecta a las mujeres en tanto que hijas porque es desde este lugar que evolucionan al de adultas con todos los compromisos psicolégicos y sociales que ello comporta. De como se ubique en tanto que hija cada mujer depende el futuro de todas y cada una. El vacio de la maternidad es obvio, y no obstante es necesario tomar conciencia del mismo para poder saber, por fin, qué se ha perdido: la madre. Y, lo que es casi peor, el conocimiento de dicha pérdida. 1, LAS FUNCIONES REPRODUCTORAS DE LA MUJER, FfSICAS Y PS{QUICAS, ENTRE LA NATURALEZA Y LA CULTURA Hoy por hoy, todavia, nos encontramos con que el contrato social en virtud del cual se reconoce el bien comtin y nuestra conducta toma debido a ello un sentido ético, es todavia un contrato mascu- lino, entre varones, en el que todo asunto es reenviado de un hombre © grupo de ellos a otro hombre o grupo de hombres. La distribucién del trabajo, que implica también la de nuestro tiempo libre, la pla- nificacién del mundo productivo, y la planificacién asimismo de la 177 reproduccién humana, o sea, el control sobre la demografia, no son cosa de todos/as, o de mujeres en la medida en que les concierne de forma especifica, sino del colectivo masculino que es quien toma las decisiones al respecto. En la medida en que las mujeres no toman decisiones de cardcter social sobre todos los asuntos, pero muy espe- cialmente sobre aquellos en los que estén como individuos tan inti- mamente involucradas como es el caso de la maternidad, las mujeres no son seres sociales sino rebafio humano que no ha superado el estado de naturaleza; y si no ha superado el estado de naturaleza su conducta no es social ni ética, no tiene una intencién ni una direc- cién social que le dé sentido. No es parte contratante, asi que otros contratan, dirigen y*tienen intenciones por ella, reducida a la pura animalidad de sus funciones biofisiolégicas. Y es desde este punto de vista que nos permitimos afirmar categéricamente que /a mater- nidad no existe. No queremos decir con ello que las funciones antes mencionadas naturalizan o animalizan a las mujeres; esto seria tanto como repetir el discurso patriarcal por excelencia. Muy al contrario. Podria de- cirse que cuantas mds funciones naturales tiene un individuo tanto més trabajo cultural ha tenido que hacer, o tantas mas ocasiones de hacerlo, o més embebido de cultura esta si cabe, pues no hay ningdn ser humano que no sea una permanente combinacién de naturaleza y de cultura todo

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